REVISTA PD COLOMBIA

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PRODUCTO GRÁFICA ESPACIO

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Agosto 2014

Casa Niquía

q Vázquez Conde tipógrafo q De la inspiración al plagio q Escuela Taller q

Jorge Alderete q Oscar Salinas q Ariadna Cantis & Andrés Jaque q Revista Matera q Gallardo Bikes q Antiguo Matadero de Bogotá

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[primer piso]

Ecuménico

Ambos tienen acento madrileño, buen humor y son arquitectos egresados de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid en generaciones distintas y distantes: del 87 y 98. Ella, hija de inmigrantes que se asentaron en España tras la dictadura que tuvo lugar en la Argentina del año 76. Él, matritense de nacimiento, desde el 71. Ella es comisaria independiente de arquitectura y urbanismo, también es corresponsal para revistas internacionales de arquitectura, su objetivo es generar un pensamiento crítico entre la arquitectura y la cultura contemporánea. Él es profesor en Columbia y Princenton, desarrolla proyectos arquitectónicos con su estudio Andrés Jaque Arquitectos, y de investigación con la agencia multidisciplinar Oficina de Innovación Política. Su objetivo, explorar el papel de la arquitectura en la construcción de sociedades. Ambos parecen sonreír en la ventanita de skype, hablan con una energía prolija y conmovedora sobre su profesión. Los dos, tienen una resiliencia voraz.

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Andrés Jaque Ariadna Cantis Conectora

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Ariadna Cantis es arquitecta y su trabajo consiste principalmente en generar vínculos que de otra manera estarían muy distantes, me refiero a los nexos entre arquitectos, diseñadores, instituciones y ciudadanos del común. Creo que todo este trabajo responde a una necesidad muy actual de hacer que las cosas se conecten en un mundo que tiende a la desconexión y a la fragmentación. Creo que ella es pionera en ese sentido». «Conozco bien a Andrés Jaque con quien he trabajado en numerosas ocasiones. Mantengo con Andrés una conversación desde hace diez años. Considero que es un profesional muy completo a la vez que único. Sus trabajos surgen siempre de una investigación: me interesan sus textos, es un excelente profesor, sus apuestas son siempre arriesgadas... Escribí hace una década en la revista A10 que era el mejor arquitecto de España, entonces mucha gente me criticó por ello; sin embargo, aún lo sigo pensando. Me interesa especialmente su forma de abordar el proyecto arquitectónico, sea un edificio o sea una performance. Siempre me interesó mucho su relación con el arte contemporáneo, su trabajo se sitúa en los límites de las disciplinas». Ustedes han desarrollado proyectos juntos como la plataforma Piensa Madrid y de manera separada desde la comunicación y el arte en el caso de Ariadna, o desde el diseño arquitectónico como Andrés. En ese contexto tan distinto, ¿cuál creen que es la función de la arquitectura? Andrés Jaque: creo que la arquitectura es un mediador entre realidades incompatibles. En el caso de proyectos como la casa Never Never Land, buscamos articular una relación duradera ante un paisaje frágil. En Ikea Disobedients, lo que hicimos fue reconocer, casi que en un plan de preservación, las formas de vida que se dan en la escala de lo doméstico y que toman importancia como escenario de acción política. Creo que ese papel mediador implica una función política al permitir la diferencia sin que sea necesario un consenso, una unificación en las formas de vida, o en las ideologías. Ariadna Cantis: claro, la perspectiva política estaba muy clara en Piensa Madrid.

Quisimos develar algo que para ese momento —hace más de seis años— era todavía desconocido: todos los movimientos que estaban ocurriendo en la ciudad y de los que nadie hablaba. En este sentido, quiero decir que la función de dar visibilidad con un carácter político, sociológico, es vital para la arquitectura. Significa analizar las realidades de una ciudad en un proceso de cambio. Cuando empezamos con este proyecto en la Casa Encendida, se veían los albores de la crisis —el presupuesto cambió tres, cuatro y cinco veces—; es interesante porque desde que inició hasta hoy, la ciudad ha cambiado tanto, que incluso ahora nos planteamos ya no seguir con él. Los dos coinciden en la función política, ¿es viable pensar que ésa es también la responsabilidad de la arquitectura? Andrés Jaque: durante algún tiempo pensamos que la política era algo que sucedía fuera de los demás terrenos profesionales. Sin embargo, una mirada más detallada ha permitido detectar que lo político se instala en todos los sectores de la sociedad. No sólo en lo que oficialmente es política. Desde este punto de vista, creo que es una gran oportunidad para pensar las prácticas arquitectónicas. Ariadna Cantis: comparto lo que dices, pero me gustaría agregar que vivimos en un momento convulso, donde los cambios ocurren en la esfera social, política, económica, tecnológica, esto baja a la ciudad y también a la arquitectura. En mi trabajo, lo que hay es el deseo de una cierta denuncia, de una cierta visibilidad, y sin duda, un aspecto fundamental que es la responsabilidad. Esto se puede hacer desde una exposición, un performance, un catálogo, un pequeño texto, incluso desde un encuentro, como creo que es Piensa Madrid, que seguramente de todos los proyectos, es el más político. Andrés Jaque: nos vemos obligados a asumir una responsabilidad que siempre es compartida y se da en la interacción con otros agentes, ese es el principal reto ¿no lo crees? Esta forma de entender lo político en medio de la discusión, la interacción y la reflexión sobre nuestra responsabilidad, es para mí, lo más bonito ¿Cómo podemos generar una

verdadera responsabilidad, cuando en realidad nuestro poder es pequeño y está repartido? La arquitectura puede generar unas políticas más blandas, pero no por eso más desactivadas, así sucedió con Piensa Madrid. Esto es ahora mismo lo más interesante para mí y la razón por la cual me gusta tanto la arquitectura. El escenario de Piensa Madrid, ¿se puede vincular al de la crítica política ow arquitectónica? Andrés Jaque: se podría pensar que la plataforma va en contra de determinadas formas de hacer arquitectura y ciudad basadas en teorías de los hechos consumados. Sin embargo, proponíamos todo lo contrario, queríamos que los conflictos inherentes a la preservación y a la vivencia cotidiana de la ciudad, se pudieran discutir, materializarse y escucharse. Era una plataforma para generar discusión, incluso proyecciones sobre la ciudad.

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Ariadna Cantis: yo no lo veo necesariamente como una crítica. Andrés Jaque: para mí es importante decir que esto tiene que ver con una dimensión de tradiciones. La arquitectura no es sólo hacer un edificio en tres meses o un año y transformar la ciudad rápidamente sin consultar a nadie. Existen otras tradiciones que son las que ahora tienen importancia. Me refiero a toda la tradición europea de la participación y también a figuras como Lina Bo. Es importante reivindicarlas, exponerlas, exhibirlas, porque son las que en este momento generan grandes transformaciones en la arquitectura. Ariadna Cantis: eso es lo que está ocurriendo en Madrid, es lo que hacen los jóvenes arquitectos. Andrés Jaque: en la escuela de arquitectura de Madrid, que en algún momento se caracterizó por ser una escuela de tendencia, ahora se ve que gracias a la labor de mucha gente, está reconstruyendo su historia y volviendo sobre figuras que hasta el momento había considerado anecdóticas. Es interesante porque la escuela las está reconsiderando como depositarias de otras tradiciones que son la respuesta a los desafíos evolutivos de nuestra disciplina. Ariadna Cantis: hay dos cosas que estamos omitiendo. Por un lado, que la comunicación de arquitectura —al menos en España, el país donde desarrollo mi trabajo profesional—, es compleja. Por otro, yo diría que aquí prácticamente no hay crítica, ésa que existe en otros espacios. Tengo algunas explicaciones que pueden parecer chistosas como que no puedes criticar a un arquitecto que va a estar en un jurado, porque no te va a dejar ganar un concurso después; o como que la figura del

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crítico y el comunicador desde el punto de vista profesional, no existe. Y creo que eso es muy importante, deberían existir buenos críticos y buenos comunicadores de arquitectura. ¿Cómo se relacionan innovación y democracia en la arquitectura? ¿Quiénes trabajan sobre este escenario? Andrés Jaque: este es un debate muy amplio e interesante, y ahora que estoy dando clases en Princeton lo digo desde la cotidianidad allí, porque es una discusión que me conecta con muchos otros profesionales. Hasta ahora se ha pensado que innovación y democracia eran dominios independientes y que no se tocaban. De manera creciente, los sistemas tecnológicos se están convirtiendo en las plataformas con las que nos relacionamos. Las fronteras estatales han entrado en una crisis tremenda, las instituciones de regulación, incluso de legislación, son incapaces de regular el flujo de información. Creo que esto está generando un enorme desasosiego general, que se hace muy patente en los cada vez más veloces ciclos de crisis en todas las geografías. Ariadna Cantis: Andrés, yo que estoy en España viviendo un momento muy difícil de la historia —y creo que se podría decir también de la propia democracia—, respecto a innovación en la arquitectura creo que aún hay mucho camino por recorrer. Y si bien es un tema súper interesante porque la arquitectura atraviesa a la innovación y a la democracia; como decía, vivo un momento muy sorprendente en el que pensábamos que estaba todo resuelto, en el que por ejemplo, la democracia de cara a la ley del aborto nos hacía pensar que no se podía volver atrás. Y darnos cuenta de que no sólo se puede volver atrás sino que además muy atrás, a veces

me resulta un poco espeluznante. Tanto, que puede superar incluso el discurso arquitectónico. Es una realidad muy preocupante. Andrés Jaque: pero también es apasionante, llevo un tiempo trabajando con muchos otros profesionales en este contexto y si hay algo común, es el entusiasmo que la gente está teniendo. La manera en que los nuevos contextos tecnológicos pueden dar espacio no sólo a los intereses corporativos, sino a la política y a la democracia, son algo muy interesante. Nos estamos dando cuenta de que la política ya no está donde estaba, está en las redes sociales. Los mercados de trabajo transnacionales escapan a las instituciones que hemos conocido hasta ahora. En esto hay un gran desafío para la arquitectura, que está muy dedicada a trabajar en la edificación y que ahora se enfrenta al reto de edificar en espacios que están construidos de otra manera. Hacer que el día a día se convierta en un fundamento para innovar, ¿podría ser una forma de narrar la democracia en este momento? Andrés Jaque: esto no es fácil porque las sensibilidades son diferentes y entonces surgen conflictos todos los días, pero también es cierto que la arquitectura puede hacer mucho para conseguirlo, puede instalar representación donde sólo había hegemonía. Un ejemplo que he venido estudiando junto a mis alumnos de último año, son las funerarias de Nueva York. La ciudad está sometida a un proceso de gentrificación grande, la presión inmobiliaria lleva a que la gente se localice en zonas periféricas mientras que en el centro aparecen torres de apartamentos y condominios para una clase muy homogénea. Bueno, pues este proceso está siendo resistido por cosas que no esperaríamos, como las funerarias. Las funerarias de Nueva York son muy estables porque tienen licencias. Mientras que en los barrios periféricos nadie quiere que se de una licencia a una funeraria porque da mal rollo, las de Nueva York ya las tienen desde los años cuarenta e incluso desde los veinte. Eso ha hecho que en torno a las funerarias hayan núcleos de resistencia frente a la gentrificación. Este ejemplo es muy significativo porque la planificación urbanística y la arquitectura pueden conseguir lo que no pueden los concejales del ayuntamiento o las asociaciones de vecinos: plantear una alternativa al proceso de residencialización de Manhattan. Esto se puede observar como ejemplo, pero también se puede proyectar. A través de la planificación, el diseño y la arquitectura, es posible gestar núcleos que empoderen lo existente y les de resistencia para que soporten los desafíos futuros. Esto para mí es algo que de una manera indirecta, genera las condiciones para vincular la arquitectura con la democracia.

¿Qué tan necesarios son los arquitectos líderes? Ariadna Cantis: creo que en este momento no lo son tanto, si bien lo han sido históricamente, ahora ya no. Andrés Jaque: creo que hay una figura nueva. Lo que es muy relevante a nivel cultural y para los aspectos más políticos de la arquitectura es el líder queer. Aquel que no es líder por su singularidad, sino que se destaca más por su capacidad para desestabilizar, que para estabilizar. Veíamos líderes como Steve Jobs, por ejemplo, que convencían a todo el mundo; pero yo reivindico otros líderes que han tenido la capacidad para producir extrañeza e instalar la otredad, como por ejemplo John Waters. Propongo líderes queer en el sentido de “aquello que no encaja por ningún sitio y que obliga a la sociedad a reconocer otros contextos”. Creo que allí hay un motor de cambio y un capital social que empieza a reconocerse. Ariadna Cantis: cuando tú hablas de arquitectos líderes, ¿te refieres a arquitectos estrellas? Porque yo creo que en arquitectura, lo que falta son maestros. Estoy de acuerdo con Andrés en que esos maestros o esos líderes, han incluso cambiado su perfil. Me refiero a los arquitectos que están vinculados a esos procesos de innovación y de apertura de escenarios políticos y democráticos, no tanto al concepto de estrellas ¿Se atreven a dar nombres, o a mencionar algún arquitecto que esté asumiendo ese rol de líder desestabilizador? Andrés Jaque: yo hablaría de arquitectos del día a día. En la Oficina de Innovación Política hemos hecho un gran catálogo de personas que hacen arquitectura cotidiana, sin tener título universitario. Por ejemplo, para Ikea Disobedients hicimos retratos de una serie de personas que eran desconocidas para todo el mundo, pero no en su entorno inmediato, porque allí habían generado grandes transformaciones urbanas. Es el caso de Candela, una mujer que con muy pocos recursos económicos ha generado una economía paralela en su barrio, y da de comer a un grupo de viudos que jamás han cocinado. En contraprestación, ellos hacen un montón de cosas para ayudarla. Esto entra dentro de ese liderazgo queer que proponía, y que tiene también sus propios recorridos, porque gracias al proyecto, Candela salió en la portada de los periódicos en España y en muchos otros sitios, estuvo expuesta en el MOMA y en el museo del Londres, y ahora mismo está en Tel Aviv. En el momento en que se anunció que iba a ser desahuciada de su casa por los programas de vivienda social, porque no había pagado algunos de los meses que correspondían, hubo una gran movilización pública.

El caso de Candela tomó una nueva dimensión, y de la misma manera en que fue portada del periódico El País para anunciar su participación en Ikea Disobedients, también fue portada cuando se anunció su deshaucio. En este ejemplo podemos ver que la arquitectura tiene un enorme poder para reconocer liderazgos. Esta es una forma mucho más sofisticada de entender el liderazgo y la arquitectura. Ariadna Cantis: Antes de iniciar la siguiente pregunta, quiero poner la duda sobre la mesa si el líder en ese ejemplo es Candela, o Andrés.

«Creo que la arquitectura es un mediador entre realidades incompatibles» Andrés Jaque. En varios de sus textos e intervenciones en eventos, ambos han hecho referencia al concepto “nueva arquitectura”, ¿de qué se trata? Ariadna Cantis: me gusta hablar de una nueva arquitectura más de entornos, que llevo mucho tiempo estudiando y que en un momento llamamos Fresh Madrid y después Fresh Latino. Me interesa la arquitectura de las nuevas generaciones y lo que hacen estos arquitectos que trabajan con herramientas proyectuales procedentes de otros campos. Esto es algo nuevo que a ellos se les ha formado. Me gustaría dejar claro que no fui profesora, pero tal vez por eso me interesa tanto el trabajo de los jóvenes. Creo que la nueva arquitectura viene de la mano de nuevas generaciones y de nuevos líderes, ¿tú qué piensas Andrés? Andrés Jaque: que lo ideal también es un mundo en evolución, cuyo desafío es pensar qué puede hacer nuestra disciplina para

hacer relevante el cambio con sus conflictos y posibilidades. Las crisis de los recursos, las guerras europeas, la habilitación de espacios de interacción, el auge de la minería, el pensamiento poscolonial, todas las discusiones de los estudios de género y la conciencia ecosistémica, entre otras, son capas de retos para que nuestra labor no siga siendo lo que es. Claro, a veces es mejor quedarse en una burbuja pensando como en los años cincuenta, pero el gran reto es ver cómo le damos expresividad al hormigón. Pero si en verdad queremos que la arquitectura sea relevante, debemos asumir que estamos en este mundo y que estos son los temas que nos tocan. ¿Qué papel jugaba la arquitectura antes de la crisis en España? Andrés Jaque: el modelo entró en crisis en los años setenta, y desde entonces no hemos visto más que una serie de transformaciones de idas y venidas. Las crisis medioambientales con sus corredores de petróleo, están dibujando un nuevo mapa del mundo, y hay crisis que se están dando hace mucho tiempo, como las étnicas. Entiendo que los medios viven de publicar carátulas con temas nuevos, pero creo que es mejor verlo todo en conjunto y con una perspectiva mayor. Respecto al contexto de la arquitectura en España, es cierto que el patrón impuesto por la promoción pública y privada ha generado situaciones muy injustas, y se ha dilapidado un enorme capital; igual que ha ocurrido en Portugal, Italia, Irlanda, o en muchos países del sur de Europa, como antes ha ocurrido en Latinoamérica o en otros sitios. Creo que es una enorme responsabilidad para los gestores de la

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¿Qué hacían ustedes dos antes de la crisis, en qué proyectos estaban trabajando? Ariadna Cantis: hacía lo mismo que hago, ¡lo que pasa es que me pagaban mucho más de lo que me pagan ahora! Andrés Jaque: ante la crisis —llevamos mucho tiempo en muchas crisis—, me niego a hablar sólo desde el punto de vista financiero, pero lo puedo aceptar como un periodo temporal, creo que es importante separar dos cosas. Primero, que mi trabajo ha sido siempre relacionarme con este tipo de realidades, y nunca he participado de las euforias celebrativas de los momentos del boom inmobiliario. Desde ese punto de vista, digamos que he sido muy constante, sigo exactamente en los mismos temas y aún más interesado en los espacios de fricción, esto no ha cambiado. Segundo, que desde un punto de vista profesional, he tenido una evolución muy particular junto a mi oficina. Algunos temas han tomado más importancia, y se han convertido en buenas herramientas para interpretar fenómenos que estaban sucediendo. Desde ese punto de vista, lo que hemos visto es que la posición que construimos desde hace algún tiempo, ha sido adecuada para tomar relevancia ante las incertidumbres que ha generado toda la evolución de estos acontecimientos históricos —por decirlo de alguna manera—. Podemos trabajar ahora con más recursos y apoyo para continuar con las líneas de investigación que teníamos abiertas, y también podemos conectarlas con otros contextos como Princenton o Columbia. ¿Qué opinión les merece la crítica, en gran parte mediatizada, que está teniendo el trabajo de Santiago Calatrava? Ariadna Cantis: no me importa decirlo y que salga en la entrevista, porque Calatrava es un personaje que no forma parte de mi imaginario, no me interesa lo que hace, no me interesa su arquitectura, el lenguaje que utiliza, la forma en que se desenvuelve, simplemente es como si fuera otra profesión. No es que me parezca malo o bueno, simplemente es que me parece otra profesión.

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Miguel de Guzmán.

Miguel de Guzmán.

Unión Europea, quienes han apostado por un modelo de diferencias frente a uno de integración, que es el que rige su concepto original. Pero también es cierto que mucha gente ha desarrollado una capacidad autónoma para realizarse, hay quienes están explorando cómo relacionar la arquitectura con las transformaciones que estamos teniendo, esto es algo que debemos valorar. Ariadna Cantis: me gustaría agregar una cosa en la que estoy de acuerdo y que considero importante. Pertenezco a otra generación y veo la crisis como una oportunidad, pero además tengo que reconocer el boom inmobilliario; si hubiéramos seguido construyendo a la velocidad que íbamos, entonces nos habríamos quedado sin suelo, esto sucedió en España, pero es algo que también atañe al mundo. Lo que intento decir puede sonar contradictorio porque por un lado veo la crisis como oportunidad para la reflexión, investigación, atender las cosas de una manera nueva; sin embargo, no puedo dejar de decir también que en España hay un 50% de estudios de arquitectos cerrados. A la vez, no hay ningún sector de la economía que haya caído un 96% como fue el de la construcción, que pasó de construir trescientas mil, a tres mil viviendas al año. Por eso me gusta hablar de la contradicción. Cuando me refiero al tema generacional, lo hago en mi propia experiencia. Terminé la carrera a finales de los años ochenta y durante los noventa los compañeros arquitectos, como se les decía en ese entonces, construyeron España: museos, centros cívicos, centros comerciales, hospitales, universidades... y yo veía cómo ellos construían así el país mientras yo construía una profesión un poco marginal desde el comisariado y la comunicación. Siempre estuve muy acostumbrada a inventarme mi propio trabajo y hoy, seguramente las nuevas generaciones ya terminan la carrera con esta idea de reinventarse. Por eso me gusta hablar de la crisis como oportunidad para reinventarnos y reinventar la profesión.

Andrés Jaque: que hay dos velocidades para hablar de este tema. Obviamente su oficina ha formado parte de proyectos muy mal medidos en la movilización de recursos y en los efectos sociales, y creo que eso enfada a cualquiera. Lo segundo es que claro, está ahí la sospecha de que desde muchas posiciones no siempre se ha intervenido con buenas intenciones, y es lógico que esa sospecha enfade y genere debate. Pero creo que haría falta un debate más lento, sobre cuál es el papel que la arquitectura juega en la construcción de las ciudades, cuáles son las economías que hacen relevantes un cambio cultural, cuál es la importancia de la visibilidad, y qué tipo de visibilidad es necesaria para generar actividad y excitación cultural y social. Y creo que ese debate requiere más tiempo. Es cierto que proyectos como el Guggenheim o la preservación de conjuntos históricos como el de Cartagena de Indias, ha tenido efectos que para mucha gente son positivos porque han generado presencia a nivel internacional; pero también es cierto que lugares como Barcelona, han canalizado muy mal esta relevancia global a largo plazo y sus ciudadanos sufren a diario el estar en un escenario de turismo low cost. Allí se ve cómo esto en realidad no genera un beneficio. Creo que la crítica rápida —que cae dentro del dominio de los medios de comunicación— a Calatrava o a ese tipo de proyectos es necesaria, pero debería estar acompañada también por otro tipo de debates más lentos. Porque es habitual que se critique de forma automática a Calatrava, pero también que después, muchas de las ideas y formas de analizar lo urbano se repitan. Creo que un segundo trabajo más detallado y más lento, es el más conveniente para estos momentos.

Ariadna Cantis: bueno, en cualquier caso, yo sí separaría lo que es arquitectura icónica del trabajo de Calatrava, creo que son temas independientes, pero comparto contigo que ambos requieren otro tipo de conversaciones y de debates más lentos.

«No hay ningún sector de la economía que haya caido un 96% como fue el de la construcción, que pasó de construir trescientas mil, a tres mil viviendas al año, por eso me gusta hablar de la contradicción». Ariadna Cantis. No obstante este panorama de cambio y renovación que ustedes han descrito, las Bienales y los Premios de arquitectura tradicionales, continúan teniendo una gran vigencia, atención y afluencia de arquitectos ¿Qué piensan sobre este tipo de eventos? Ariadna Cantis: me parece que son una ventana para ver qué está sucediendo, son la rediografía de un país. Claro, hay muchas que están mal planteadas desde la curaduría, o desde su difusión, porque hay varias fases intermedias ante lo que se presenta y lo que el público ve, pero así como hay malos ejemplos, también los hay muy buenos y muy relevantes para la comunidad de arquitectos, tanto así, que dejan huellas importantes. Es el

caso de la Trienal de Arquitectura de Lisboa, donde tuve la oportunidad de hacer curaduría de Performingarchitecture, un proyecto que se propuso desdibujar las fronteras entre arquitectura y arte contemporáneo, desde temas como la ciudad, el espacio público, el tiempo y la memoria. La relevancia de esta trienal casi que fue inmediata al incluir propuestas nuevas, y después, con todos los debates que generó, incluso desde la crítica. Andrés Jaque: las bienales dependen de todas estas fases de las que ha hablado Ariadna para tener una serie de garantías y compromisos de los comisarios frente a qué es lo que está ocurriendo, y qué trabajos pueden representar mejor el momento actual; pero claro, no podemos ser inocentes, el poder y la visibilidad que genera una bienal muchas veces puede ser utilizado como herramienta para la consolidación de poderes fácticos. Pero creo que el público es aquí la clave. Hay bienales que convocan a un público masivo, interesado, que sigue hablando de esa bienal durante mucho tiempo, discutiendo sus contenidos, y otras que se extinguen en sí mismas. Las bienales generan un enorme debate, lo digo porque lo ha citado antes Ariadna con el caso de la Trienal, siguen alimentando en medio mundo las discusiones sobre arquitectura; y sin embargo, otras bienales que se organizaron como homenaje a los poderes ya consolidados, pasaron sin pena ni gloria, y después te encuentras que sus catálogos se venden a tres euros y nadie los quiere. Creo que la clave está en los públicos y en los recorridos que también tienen las bienales.

4. Casa Never Never Land, proyecto de Andrés Jaque. 5. IKEA Disobedients, proyecto performativo de Andres Jaque Arquitectos y la Oficina de Innovación Política.

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