Sumario
A r iq ue
Desde la Atenas de Cuba No. 22 Enero/ Marzo 2007
Edición artesanal de muy limitada tirada, sólo para el intercambio con poetas amigos Editores: Iván Suárez Merlín Matanzas, Cuba Email: ivansuarezmerlin@gmail.com Ángel Antonio Moreno Miami, E.U.A. Email: Mpq24@aol.com Raúl Tápanes López Valparaíso, Chile Email: ariquemail@gmail.com En internet: http://arique.50webs.com Para correpondencia: Iván Suárez Merlín Calle 336 No. 10506 e/ 105 y 107, Naranjal Norte Matanzas, Cuba El título Arique es una idea original de Angel Antonio Moreno
Reinaldo Cedeño Pineda: José Martí, entre Carmen y María/ pág.4 Pedro Alberto Assef: El padre/ Los sonetos del amor desgarrado (I, II)/ pág.14 Elba Torres: Desde mi atalaya/ Retorna vida mía/ I.S: Merlin/ pág.16 Ángel Antonio Moreno: De cuando Charlot visitó la ciudad de Matanzas, Cuba/ pág.18 Leonora Acuña de Marmolejo: Inquietud/ pág.20 Emilio Mozo: Exilio (Exile)/ Mujeres (Women)/ pág. 21 Conchita Cambeiro: Impotencia/ pág. 23 María Cristina Azcona: Oración del cartonero/ pág. 24 Óscar Wong: Piedra que germina/ pág.25 Lucero Balcázar: La Carroza/ El Mago/ pág.27 Ismael Sambra: Breve impresión del fotógrafo/ pág.28 Intento de Psicoanálisis del Homo Hispanus/ pág.30 Portada y contraportada: Reproducciones de obras de Ángel Antonio Moreno
Definiciones ARIQUE.– N.s.m. – Voz. ind. – Tira de Yagua para atar o asegurar cualquier cosa; a cuyo efecto se moja la Yagua haciéndola más flexible. YAGUA.– N.s.f. – Voz ind. – Produccion que a manera de cuero o corteza cubre la parte superior de la Palma Rela (...) Esteban Pichardo Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas (1875) (...) para nosotros, americanos, el mito es una búsqueda, una anhelante y desesperada persecución. Mito y lenguaje están para nosotros muy unidos, no pueden ser nunca recreación, sino verbo naciente, ascua, epifanía. tenemos que situar y crear un rostro en el fuego, en el aire, en el agua, en el remolino que asciende. José Lezama Lima Introducción a Esfera Imagen (1970)
E n este núm ero:
L eonora Acu ña de M arm olejo Pe d ro Alberto Assef M aría Cris tina Azcona L u cero Balcázar Reinaldo Ced e ño Pined a Conch ita Cam beiro ÁngelAntonio M oreno E m ilio M ozo Ism aelSam bra E lba Torres Óscar Wong De los editores Hace nueve años comenzó a gestarse Arique, en la Atenas de Cuba. Hoy hace siete años que la estamos publicando, a pesar de todo. Gracias a amigos que confían en ella, más allá de los desencuentros. Entre los que comenzamos hace tanto tiempo también ha habido dispersión. Pero también, como hermanos pródigos, reencuentros y compartidos amores: la poesía y Cuba. Como dijera el gran poeta ruso Joseph Brodsky: los poetas siempre vuelven, en carne y hueso o en papel: celebramos en número anterior la aparición pública de uno de los iniciadores: Iván Suárez Merlín. Hoy traemos a estas páginas a Ángel Antonio Moreno, periodista, editor y poeta matancero que fuera otro de los fundadores de Arique, y a quien debe la revista hasta su propio nombre. Ya en un número anterior (No. 13, Abril-Septiembre de 2003) escribimos acerca de aquellos tiempos fundacionales, por lo que no volveremos a hacerlo. Hoy damos la bienvenida a Moreno, que regresa con derecho propio de fundador y co-editor, con el derecho de todo poeta cubano, matancero y de los que vienen de todas partes y hacia todas partes van, de los que creen en la poesía, en el hombre y en la utilidad de la virtud, como dijera el Apóstol, a quien rendimos homenaje en el nuevo aniversario de su natalicio. Así seguiremos haciendo caminos, a pesar de la oscuridad y de la incertidumbre, rompiendo cerrados montes y acercando auroras de poesía.
José Martí, entre Carmen y María Por Reinaldo Cedeño Pineda
Retrato al óleo de José Martí, tomado del natural por el pintor sueco Herman Norman en Nueva York, 1891
?Exploraciones sobre la hermosa relación entre el Héroe Nacional Cubano, José Martí (1853-1895) y la niña María Mantilla ?Dos amores en las antípodas: Carmen Zayas Bazán y Carmen Miyares ?Las cartas de la ¿polémica? ? El 9 de abril de 1895, José Martí tiene un pie en suelo haitiano y otro a bordo del carguero alemán Nordstrand, presto a zarpar hacia costas cubanas. Las primeras palabras del Diario que la posteridad conocerá como De Cabo Haitiano a Dos Ríos, son notas de apremio, apenas una línea, como quien marca un destino. Sin embargo, ese propio día, escribe a María Mantilla una de las cartas más tiernas que he leído jamás, y más aleccionadoras. Con toda justeza ha sido considerada como su Testamento íntimo. Habla un padrazo: Y mi hijita ¿qué hace allá en el Norte, tan lejos? ¿Piensa en la verdad del mundo (… ) -en saber, para poder querer- (… ) ¿se sienta amorosa junto a su madre triste? ¿se prepara a la vida, al trabajo virtuoso e independiente de la vida? (… ) Yo amo a mi hijita. Quien no la ame así no la ama: Amor es delicadeza, esperanza fina, mere cimiento y respeto. ¿En qué piensa mi hijita? ¿Piensa en mí? (1) Luego desfilan ante nuestros ojos, palabras hechas para el futuro, sobre la mejor manera de traducir, de enseñar, y sobre todo de ser: Mucha tienda, poca alma (… ) Quien siente su belleza, la belleza interior, no busca afuera belleza prestada. (2) Y ya hacia el final, funde en un abrazo estremecedor a María y a Carmen Miyares, su madre: Pasa callada por entre la gente vanidosa. Tu alma es tu seda. Envuelve a tu madre y mímala, porque es grande honor haber venido de esa mujer al mundo. (3) Un poco antes, el 1 de abril, hay otra esquela ríspida, escrita desde la desolación. Fue dirigida a su hijo José Francisco Martí Zayas Bazán (4), con quien había tenido la oportunidad de vivir pocas temporadas, en la lejanía de su tutela materna. El tiempo había pasado desde aquellos versos vanguardistas de Ismaelillo: Él para mí es corona, / Almohada, espuela (5), cuando espantado de todo (6) buscaba refugio en su pequeño hijo, en su príncipe enano (7). Ahora, esta breve epístola tenía como destinatario a un joven de quince, a quien hacía cuatro años no veía, tras la intempestiva huida de la madre de este, de la ciudad de Nueva York, a finales de 1891, mediada la infausta ayuda de Enrique Trujillo.
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Hijo: Esta noche salgo para Cuba: salgo sin ti, cuando deberías estar a mi lado. Al salir, pienso en ti. Si desaparezco en el camino, recibirás con esta carta la leontina que usó en vida tu padre. Adiós. Sé justo Tu JOSÉ MARTÍ (8) A María Mantilla no le dedicó un libro; pero cada carta vale por tal. ¿Qué niño cubano no ha leído, ha recitado alguna vez, Los zapaticos de rosa, aquel poema dedicado explícitamente a Mademoiselle Marie, a la señorita María? ¿Quién no recuerda aquellos Versos Sencillos?: Temblé una vez en la reja / A la entrada de la viña, / cuando la bárbara abeja / picó en la frente a mi niña. Es también una historia real, un pasaje de Martí y María Mantilla, un pequeño susto que el talento lírico del cubano supo eternizar y de la que devendrá una fotografía bien conocida. Las dos Carmen El 3 de enero de 1880, llega Martí a Nueva York, luego de un viaje desde España –su segundo destierro- con escala en tierra francesa. Cinco días después encuentra cobija en la casa de huéspedes de la calle 29 número 51 Este, a la sazón la del matrimonio de Manuel Mantilla y Carmen Miyares, ambos nacidos en Santiago de Cuba. Blanche Zacharie de Baralt (9) con juicio de primera mano, apunta del matrimonio Mantilla-Miyares: Mantilla tenía un comercio de tabaco, que según parece, no producía lo suficiente y menos desde que andaba quebrantada su salud al punto de ser casi un inválido. Carmita, más joven y llena de energías, suplementaba las escasas ganancias del marido, aceptando en su casa algunos huéspedes… la vida en la emigración era difícil y los Mantilla tenían entonces tres hijos que mantener: Manuel de nueve años de edad, Carmita de siete y Ernesto de tres. María, la más chica, no había nacido todavía. Había dejado atrás a la esposa, al hijo de su adoración, los padres, la patria y se encontraba sin brújula, sin saber cómo iba a orientarse en una tierra extranjera. La casa de Mantilla se le ofreció como un hogar (… ) (10) María del Carmen Miyares y Peoli, había nacido en Santiago de Cuba, el 8 de octubre de 1848, por lo que al conocerla José Martí, tenía treinta y un años. Su familia era de tradición combativa y América se cruzaba en su sangre. Su padre (Carlos Miyares Egui), era natural de Puerto Rico y sostenía ideas separatistas, en tanto su madre (Socorro Peoli y Mancebo), vio la luz en La Habana y era descendiente de aquellos famosos héroes corzos, los hermanos Peoli (11), quienes habían luchado contra Génova y contra la misma Francia por llevar la independencia a su natal Córcega. El aura de libertad le venía en la sangre. Por su parte, los abuelos paternos tuvieron la cuna en Venezuela y esa fue siempre una segunda patria para la joven, a la que partirá siendo muy niña hasta los doce años. Regresó a Santiago de Cuba y a los dieciséis queda huérfana de padre y madre –ella y sus hermanos-. La vida vuelve a girar cuando contrae matrimonio a los veintiuno (1869) con Manuel Mantilla apremiada posiblemente por el bienestar económico de su familia, pues el novio era varias veces mayor que ella (12) y éste le ayudó a criar el resto de sus hermanos pequeños. En plena guerra, Mantilla decide trasladarse a Santo Domingo y luego a Estados Unidos, alrededor de 1870. Zacharie sabe pintar las bondades de Carmen Miyares: Era animosa... robusta, siempre dispuesta a ayudar a los demás; su gran corazón era refugio y consuelo de tristes… el carácter de Carmita era un champagne... no he conocido un alma más caritativa y abnegada. (13)
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Gonzalo de Quesada dejará sus impresiones, desde la visión masculina: Reside su mayor encanto, más que en su figura airosa, en el poco común equilibrio de carácter, reflejado en la singular serenidad de su rostro, de salientes pómulos, en la gracia natural del ademán y la innata amabilidad (… ) (14) Pero aún Martí volará un tiempo en alas de la felicidad, cuando ve arribar a su esposa Carmen Zayas Bazán e Hidalgo, junto a su hijo. Es 3 de marzo de 1880 en Nueva York. Él mismo había entregado una descripción inequívoca, la del esposo rendido ante su belleza: Tiene el color blanco anacarado, los labios de un punzó natural, con la suavidad de terciopelo, los ojos pardos rasgados, con mirada angelical y el cabello de ese color castaño dorado, como lo pintaba Tiziano (… ) (15) La camagüeyana era hija del abogado Francisco Zayas Bazán, pagado de su alcurnia (16), y la atracción por Pepe fue casi instantánea (17), mientras el visitante compartía con su padre, partidas de ajedrez. Desafió Carmen la oposición paterna y siempre tan fina y elegante (18) contrajo matrimonio con él en México en 1877, un Martí de veinticinco años. Según Mañach, había encontrado en ella la prestancia tradicional y el fragante señorío de las mujeres del Camagüey”. (19) Tras partir de México, va a Guatemala con promesas ciertas de trabajo; pero la estabilidad es efímera. Hombre de honor, entiende su deber renunciar a su único sustento -el cargo de profesoren solidaridad con su amigo José María Izaguirre, gracias al cual ha podido formar parte de la Escuela Normal. Las dificultades económicas se ciernen sobre el joven matrimonio, deben partir inmediatamente hasta Honduras. Y hay sacrificios: Carmen (… ) le entrega sus prendas que empeñan para hacer el viaje. Y a mediados de 1878 atraviesa en una mula las accidentadas leguas desde la capital de Guatemala hasta Livingstone, en duras jornadas para Carmen, bajo cuyo seno late una nueva vida (… ) (20) Lo que parecía amor en botón, se trunca. Carmen nunca logró asimilar la intensidad y altura de la labor patriótica de Pepe. Entendió que le robaba tiempo y recursos para el ámbito familiar, que desde su óptica de esposa y de madre se pintaba como lo imprescindible. Y ante las nuevas carencias, pondrá mar por medio y los reproches serán duros: no se le da la vida a un ser, sino para sacrificarse por él (21), le escribe en 1881. Lo íntimo y lo público se le volverán antagónicos e irreconciliables. Carmen no admite más pensamiento que su casa. Y Martí sueña con una casa más grande. (22) Ella misma viajará tres veces a los Estados Unidos, intentado salvar el matrimonio desde su posición; pero (… ) la situación creada era irreversible (… ) Carmen, no obstante… mantuvo una impecable fidelidad, a pesar del desenlace de aquella unión desdichada. Falleció en La Habana, el 15 de enero de 1928. (23) Leonardo Griñán Peralta asume tesis más arriesgadas, juicios categóricos: Es de creer que el amor que Martí sintió por Carmen Zayas Bazán estuvo más cerca del amor instintivo que el de la amistad amorosa. Diríase que en vez de elegirla, corrió hacia ella (… ) (24) (… ) era ella de aquellas mujeres que ponen a sus maridos en la necesidad de buscar en otra mujer las cualidades que no tiene la que no le entiende su dolor, ni le admira su virtud, ni le estimula el juicio. (25)
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No hay que pasar por alto, sin embargo, que en las cartas a su amigo mexicano Manuel Mercado, al menos en las de 1877, hay un hombre enamorado: Voy lleno de Carmen, que es ir lleno de fuerza (26). Y más: la presencia de Carmen me es indispensable. Ejerce ella en mi espíritu una suave influencia fortificante que creo ahora que bien pudiera ponerse por encima de la misma nostalgia de la patria, la nostalgia del amor. No es pasión frenética (… ) es como atadura y vertimiento de todo su espíritu en mi espíritu (27). ¿Cómo olvidar los versos escritos en ese mismo período?: Es tan bella mi Carmen es tan bella, / Que si el cielo la atmósfera vacía / Dejase de su luz dice una estrella / Que en el alma de Carmen la hallaría. (28) El amor sobrevive todavía cuando avizora lo que a la larga resultará inevitable: la separación. Estas son sus palabras de 1880: Carmen no comparte, con estos juicios del presente que no siempre alcanzan al futuro, mi devoción a mis tareas de hoy. Pero compensa estas pequeñas injusticias con su cariño siempre tierno y con una exquisita consagración a esta delicada criatura que nuestra buena fortuna nos dio por hijo. (29) Mas, las contradicciones se agravan, la presencia de la esposa en la urbe norteamericana apenas alcanzará los siete meses. Mañach intenta resumirlo: Después de su trabajo agotador del día, las noches y la salud se le van en juntas [A Martí] y papeleos. Carmen ceñuda, suspira. Invocará él solemnes compromisos: la dignidad, el destino, la patria. Ella; la tranquilidad, el porvenir, el hijo… (30) El 21 de octubre de 1880, la esposa decide volver a la Isla. Apenas siete días después, nacerá María Mantilla, de quien será su padrino. Martí llevaba poco más de diez meses en Nueva York. “Las compañeras de mi soledad” María Mantilla le remite a Zacharie de Baralt su evocación sobre Carmen Miyares, a una solicitud de ésta. Han transcurrido muchos años, es ya 1944: Él encontró en mamá todo el consuelo, apoyo, cariño y calor que jamás encontró en su propia mujer. Su cariño por mi fue muy grande y yo vivo orgullosa de ese cariño y del privilegio que fue para mí vivir todos esos años de mi niñez a su lado. Hombres como él hay pocos en el mundo. (31) Apuntes que no podrán sobrevolarse, los de Gonzalo de Quesada. Verdad es que se trata de impresiones… mas, ¿cómo aquilatar aquel cariño inmenso que unía a Martí y a Carmen Miyares, después de leer? La referencia es aquí la travesía a bordo del Athos hasta Santo Domingo, un viaje que el Apóstol presentía como el último: Desde el vapor, su corazón se estremecía de nostalgia por la noble mujer lejana, allá en Nueva York, por la única que fue, en realidad, su compañera abnegada, la que supo consolarlo en sus horas de soledad y desespero y caminar con él, la frente alta, calladamente, sin esperanza alguna de fama o recompensa, por la senda de espinas y abrojos. (32) A su madre -ya en pleno padecimiento de sus ojos que le llevará a la ceguera- le escribe en 1894 una misiva, una confesión: Allá dejo a Carmita, en Central Valley, que es un cesto de colinas, donde, en verano, al menos, se puede vivir en pobreza alegre (… ) No he conocido humildad y honradez como la de Carmita. (33) Martí se permite un paréntesis neoyorquino para la llegada de su progenitora a finales de 1887 (permaneció hasta el epílogo de enero del año siguiente). En esa ocasión recibe de sus
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manos el anillo de hierro, hecho con un eslabón del grillete que llevó en la prisión. Tenía la palabra Cuba grabada, como un recordatorio permanente del horror colonial y de su misión independentista. El testimonio de Gonzalo de Quesada apunta a una comunión familiar: (… ) tiempo ha que Doña Leonor está ganada por la bondad de Carmita Mantilla, siente por ella gratitud de madre por ser aquella mujer generosa, la única que le escribiera siempre sobre el hijo (… ) con rara ternura mima la severa anciana las niñas, sienta con predilección sobre sus viejas rodillas a María (… ) (34) Mañach había apuntado ese consuelo de hogar: Manuel Mantilla había muerto ya, y Carmita, animosa y comprensiva, lograba siempre reparar en el ánimo comprensivo de Martí, los estragos de la soledad. Su hija menor, María, había heredado la simpatía vivaz y la clara inteligencia de la madre, y hacia ella se fueron canalizando los riachuelos de ternura que nunca habían podido anegar a Ismaelillo.Aquella casa era para Martí el hogar sustituto (35) Los investigadores han encontrado una carta que al parecer nunca se envió -un borrador- dirigido a Victoria Smith, prima de Carmen Miyares. Martí se refiere al tema de la afectividad entre él y la patriota: (… ) Carmita no tiene, sean cuales sean mis sucesos y aficiones, un amigo más seguro, y más cuidadoso de su bien parecer que yo (… ) No sólo tiene V. el derecho, sino el deber, de procurar que no sea Carmita desventurada; y si sospecha V. que quiere a un hombre pobre, casado, y poco preparado para sacar de la vida grandes ganancias, haría V. una obra recomendable urgiéndola a salir de su afición desventajosa. (..) Ni Carmita ni yo hemos dado un solo paso, que no hubiera dado ella por su parte naturalmente, a no haber vivido yo, o que en el grado de responsabilidad moral, de piedad, si V. quiere, que su situación debe inspirar a todo hombre bueno, no hubiera debido hacer un amigo íntimo de la casa, que no lo es hoy más de lo que fue cuando vivía el esposo de Carmita (36). Cuando la Miyares se entera por los diarios de la muerte de Martí, destila un dolor inconmensurable que sólo emerge de los afectos profundos. Así escribe a su amiga Irene Pintó: ¡Figúrate que haré de mi vida sin Martí, el afecto más grande de mi vida, toda mi felicidad se ha ido con él: ya para mí el cielo se eclipsó y viviré en eterna tiniebla (… ). (37) No hay razones para creer que son meras palabras. Carmen Miyares sobrevivirá largamente a Martí. Había trabajado para buscar fondos en la Revolución de 1895. Durante la República, clamó ayuda para Doña Leonor Pérez, la madre del héroe, dirigiéndose al mismísimo presidente de la República, Tomás Estrada Palma. Vivió con dignidad hasta el final. El 17 de abril de 1925, la muerte le sorprende a los 77 años. Cuba Contemporánea deja asentado su valor. Confió en la futuridad para barrer cualquier lastre sobre aquella que fue sostén de héroe -del Héroe Nacional-, que supo echar luz por una senda de espinas y abrojos: Cuando el correr de los años nos libre de falsos prejuicios, resplandecerá la verdad, y entonces podremos glorificar debidamente, a los que por su vida noble y patriótica y abnegada, Cuba les debe (… ) (38) José Martí vivió en la agitación neoyorquina, como un alambre vivo, quince años de labor revolucionaria y creadora. Vistas ya las discrepancias conyugales y la intermitente convivencia con su hijo, su familia resultó la de Carmen Miyares y sus hijos, valdrá confirmar. Por eso, cuando el héroe pisa tierra cubana en 1895 –y un poco antes- las cartas se suceden con una carga de ternura indescriptible. En sus líneas, afloran sus valores sagrados.
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Las dirige con delicadeza a Carmen Miyares de Mantilla y sus hijos, aunque Manuel Mantilla ha muerto una década antes, el 18 de febrero de 1885. Son cartas definitivas que -leídas con atención- despejan pasajes de su vida, echan luz radial sobre sus ternuras. El 2 de febrero, le escribe a Carmen Mantilla, la hermana de María: Tú sabes que la pureza y la lealtad son la dicha única. Hay pocas almas tan capaces como la tuya de fidelidad, que es la aristocracia verdadera. Deja que la gente vanidosa e infeliz se entretenga royendo los huesos del mundo (… ) levántate de donde están los malignos y los ociosos y no dejes de crecer un solo día. (39) El ansia paternal se le desborda, la nostalgia rezuma por todos sus costados, cuando se trata de María Mantilla: ¿Y cómo no te querré yo, que te llevo siempre a mi lado, que te busco cuando me siento a la mesa, que cuanto leo y veo te lo quiero decir, que no me levanto sin apoyarme en tu mano ni me acuesto sin cuidar ni acariciar tu cabeza?. (40)
Martí y María Mantilla en 1890, cerca de Long Island, Nueva York
No hay una sola vez que no le recomiende a su niña amada, cuidar a su madre con devoción. Desde Santiago de Los Caballeros, República Dominicana, el papel es consuelo y petición: Yo te necesito más mientras menos te veo (… ) Has tú como yo: has algo bueno cada día (… ) y no le dejes sólo el pensamiento a tu mamá. Rodéala y cuídala. (41) Y desde la otra parte de la isla, desde Cabo Haitiano, insiste: Mi María: ¿Y cómo me doblo yo, y me encojo bien, y voy dentro de esta carta, a darte un abrazo? (… ) Que tu madre sienta todos los días el calor de tus brazos. Que no hagas nunca nada que me de tristeza, o yo no quisiera que tu hicieses. Que te respeten todos por decorosa y estudiosa. (42) Les habla orgulloso de su primera marcha sobre la tierra cubana. ¿Cuántos desafíos físicos para un cuerpo endeble y citadino? ¿Cuántas sacudidas emocionales? Nunca deja de hablar el poeta, pero es el hombre quien toma la pluma: (… ) Y no les he dicho que esta jornada valiente de ayer cerró una marcha a pie de trece días continuos. No sentíamos (… ) la angustiosa fatiga, los pedregales a la cintura, los ríos a los muslos, los días sin comer (… ) No soy inútil ni me he hallado desconocido en nuestros montes; pero poco hace en el mundo quien no se siente amado. (43)
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Unos días antes, el 16 de abril, escribirá una carta trascendental pues en ella acrisola de una vez lo que han sido para él, Carmen Miyares y María Mantilla. Desde la jurisdicción de Baracoa les narra que ya se les secaron las ampollas del remo tras el accidentado desembarco en Playitas. Y llega el testimonio –rotundo, sublime- de puño y letra: ¡Ah, María, si me vieras por esos caminos, contento y pensando en ti, con un cariño más suave que nunca, queriendo coger para ti, sin correo con que mandártelas, estas flores de estrellas, moradas y blancas que crecen aquí en el monte (… ) véanme vivo y fuerte y amando más que nunca a las compañeras de mi soledad, a la medicina de mis amarguras. (44) “Soy la hija de Martí” Sería irresponsable ignorar la correspondencia cruzada entre María Mantilla y Gonzalo de Quesada y Miranda (45) en 1959. La declaración del Doctor Alfredo Vicente [¿Martí?] como presunto nieto del Héroe Nacional Cubano, fue la chispa que encendió la llama. Allí quedará escrito por primera vez –si bien en el ámbito íntimo- el reconocimiento tácito de María Mantilla como hija carnal de José Martí: Yo, como usted sabe soy la hija de Martí, y mis 4 hijos: María Teresa, César, Graciela y Eduardo Romero, son los únicos nietos de José Martí (… ) Y también quiero dar a conocer los nombres de los cuatro biznietos de Martí. Robert y Holly Hope hijos de Graciela y Victoria María y Martí – las hijas de Eduardo… No me quedan muchos años más de vida, quiero dar a conocer al mundo este secreto que guardo en mi corazón con tanto orgullo y satisfacción. (46) En misiva respuesta y también con carácter confidencial, Gonzalo escribe a María Mantilla de Romero: Todos sabemos que usted lo es, y que si por ejemplo nosotros los Quesada nunca lo hemos expresado públicamente es porque no ha sido hasta ahora en que usted autoriza y hasta desea que se haga saber. (47) Emergen inevitablemente tras esas palabras, interrogantes que no escapan al ojo avizor del investigador y hasta se presentan congruentes, si por esa vía mueven a la reflexión, a un análisis múltiple, dejando fuera cualquier especulación irresponsable. Y admito que podrá haber más preguntas que respuestas… . ¿Por qué esperó María la aparición de ese supuesto nieto para revelar el secreto? ¿No lo hubiera dado a conocer nunca, si no hubiese aparecido aquél? ¿Funcionó aquel acontecimiento como el resorte definitivo? ¿Por qué hacerlo justamente a esas alturas de su vida, a los 78 años? ¿Habrá que reducirlo sólo a una iniciativa publicitaria de María Mantilla (48) a raíz del supuesto familiar aparecido? ¿O suscribir la consideración de que su apego hacia Martí parece haber crecido más bien a medida que la leyenda rodeó ascendentemente la memoria del héroe? (49) ¿Podrá ser gratuita, acaso cortés… la afirmación de alguien como Gonzalo de Quesada –tratándose de semejante tema- al asentir sobre la condición de hija de María Mantilla con aquel tremendo todos sabemos que usted lo es? Una segunda carta de la Mantilla, reflexiona más cautamente sobre el tema de la paternidad martiana: Realizo la gravedad de este asunto y quiero evitar toda publicidad innecesaria é incriminante y por este motivo he pensado mejor no publicar esas cartas dirigidas á usted. (50) ¿Por qué queda inconclusa, entonces, la autorización expresa y exclusiva para dar a conocer esa noticia (51) en el ámbito público cubano, tal como le solicita Gonzalo de Quesada? En todo caso, la Mantilla fallece ya octogenaria (1962) en Los Ángeles, California.
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Poco podremos saber de las conversaciones entre madre e hija, aunque intuimos como natural que hablasen, en la confianza familiar, de aquellos seres caros a sus afectos. Sí, que vivió muchos años en Nueva York con Carmen y que contrajo matrimonio con César Julio Romero, Comandante del Ejército Libertador Cubano. En el espacio privado, sin embargo, todo parece haber quedado a término. Al menos… en todos los anuncios de obituarios de María Mantilla aparecidos en periódicos de Los Ángeles se le puso el apellido Martí. En Gates Kingsley Gates, apareció el 21 de octubre de 1962, en sus funerales como María Martí Romero (52). Pero, todo no queda ahí. La Sarabia reúne todavía un testimonio formidable, el de María Teresa Bances (53), viuda de Pepito Martí, hijo del apóstol. Afirma la periodista que le dio esas declaraciones, bajo promesa de que no se publicarían mientras ella viviera. La aseveración cuenta las impresiones del banquete presidencial al que asiste en enero de 1953, en conmemoración del centenario del natalicio de Martí: Cual no sería mi sorpresa al anunciar la llegada de María Mantilla. Cuando la vi por primera vez en persona y bastante cerca, me impresionó el parecido que tenía con Pepe Martí, mi esposo, ya fallecido. No podía creer que ese parecido físico guardara relación con Pepe. A medida que la veía conversar con los que la rodeaban me percataba que en sus ademanes, su sonrisa, su forma hasta de sentarse, aparte del parecido físico, como la cara, las manos, eran tan iguales a las de Pepe Martí, que no pude por menos que convencerme que existía un parentesco entre ambos. (54) Martí cae entre un dagame y un fustete se cierra el marco de su muerte, deja de latir su corazón, sobre el cual lleva como tierno talismán, un retrato de María Mantilla (55). El 27 de mayo de 1895, mientras el cadáver del héroe era expuesto en una tosca parihuela en el cementerio de Santa Ifigenia en Santiago de Cuba; ese mismo día María Mantilla recibe en Nueva York, la carta que Martí le había escrito semanas antes diciéndole que llevaba su retrato sobre el corazón, como un escudo contra las balas. (56) Y eso no es poco. No lo neguemos: a los héroes el tiempo les quita su condición de comunes mortales y los envuelve en el halo de su grandeza. El caso martiano es aún más extraordinario, porque en él se acrisola justamente nuestra propia nacionalidad, como un espejo. Martí lleva lo arcangélico que le viera Gabriela Mistral; pero la pureza de su obra magna no debe hurtarnos –aunque noblemente sea- al Martí con las apetencias propias de un varón pleno (57) porque sería ignorar sus circunstancias y desgajarle. No deben olvidarse, los apuntes martianos sobre el ámbito del amor carnal y el sexo. Un pensamiento cargado de hondura, despojado de prejuicios, con indudables visos de futuridad, cuando escribe, por ejemplo: Lo que se tiene por lujuria no es más muchas veces que el horror a la soledad, la necesidad de la belleza (… ) Y el pensamiento desolado, por conservar su dignidad y justicia, acude a una nueva distracción, nueva y violenta que le cambie el rumbo y lo salve del encono. Y he aquí una inmoralidad relativa que ayude a la moralidad suprema. (58) Y esta frase de su Cuaderno de Apuntes –cuya rotundidad no pudo soslayar Toledo Sande en su biografía martiana- : ¡Y tantas cosas nobles como pudieran hacerse en vida! Pero tenemos estómago. Y ese otro estómago que cuelga: y que suele tener hambres terrible! (59) En todo caso –amén de que, acaso, pudieran aparecer nuevos documentos o se acojan vías exploratorias de la modernidad- cada interpretación hecha a la luz del tiempo requiere argumentos. Por suerte, la investigación martiana es infinita -y sólida-, como infinita es su figura.
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Se desbordan los ardores; pero no es posible aquilatar al Martí patriota sorteando al Martí de carne y hueso. En ello no cabe aventurerismo alguno; pero tampoco espurias reticencias. Un Martí de todos los cubanos que le quieren, que le queremos. Y por supuesto de los que en su época, supieron amarle o levantarle. Martí nos acompaña en nuestro pensamiento y obrar, nos inspira. Como auscultó esencias, escribió para todos los tiempos; pero vivió en el suyo. Creo firmemente que su humanidad nos lo revaloriza y acerca sin que por ello se reduzca un ápice su estatura. Ese Martí que supo poner en la patria y en su vida íntima, grandes dosis de amor. Ese Martí que funde la desbordante existencia verídica y el extraordinario modelo ideal que continúa siendo. (60) Es el amor múltiple y acrisolado, la ética afincada en las esencias -no en las coyunturas o las apariencias- los que integran la identidad de esta Isla. Notas (1) José Martí: Carta a María Mantilla, 9 de abril de 1895. Obras Escogidas en tres tomos. Tomo III. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992, p. 524. (2) Ibíd., p. 527. (3) Ibíd., p. 528. (4) José Francisco Martí ZayasBazán (Pepito Martí), nació en La Habana el 22 de noviembre de 1898. Al enterarse de la muerte de su padre, se enroló en una expedición para Cuba, se incorporó a la guerra como soldado bajo las órdenes de Calixto García. Participó en la toma de Las Tunas y la explosión de la pieza que operaba le afectó sus facultades auditivas para siempre. Acabó con los grados de capitán por méritos propios. En el período republicano ingresó en las Fuerzas Armadas, manteniendo una actitud de honor y decencia durante 19 años, hasta 1921 en que se resiente su salud. No tuvo descendencia. Falleció en la capital cubana el 22 de octubre de 1945 y siempre se enorgulleció de haber seguido el pensamiento de su padre, de haber estado en la ceja oscura, cara a cara al enemigo. (5) José Martí: Príncipe enano en Ismaelillo (Nueva York, 1882) en Obras Escogidas en tres tomos, Tomo I. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992, p. 267. (6) José Martí. Prólogo a Ismaelillo en Obras Escogidas en tres tomos, Tomo I. p. 267. (7) José Martí: Ismaelillo en Obras Escogidas en tres tomos, Tomo I. p. 267. (8) José Martí: Carta a su hijo, 1 de abril de 1895. Obras Escogidas en tres tomos, Tomo III, p. 523 (9) Blanche Zacharie de Baralt (Nueva York, 17 de marzo de 1865 – Canadá, 16 de noviembre de 1947). Se casó con el patriota e intelectual cubano, también santiaguero, Luis A. Baralt y Peoli. Sus hijos nacieron en territorio norteamericano pero fueron criados en la Isla, a donde regresó tras concluir la guerra. Formó parte de la Cruz Roja Cubana y resultó la primera mujer graduada de Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana en 1902. Publicó artículos y dictó conferencias. El Martí que yo conocí lo escribió en 1945, dando una visión de la dimensión humana de Martí y de sus quince años de emigración. (10) Blanche Zacharie de Baralt: El Martí que yo conocí. Centro de Estudios Martianos/ Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1990. p. 47-48. (11) Op. cit., p. 53. (12) Nydia Sarabia: La patriota del silencio. Editorial Ciencias Sociales, La Habana 1990, p. 27. Según Zacharie de Baralt, Manuel Mantilla nació en 1843, por lo que sólo le llevaría cinco años más a Carmen Miyares. (13) Blanche Zacharie de Baralt: Op.cit. p.55 (14) Gonzalo de Quesada y Miranda: Martí, hombre. Seoane Fdez y Cía, Impresores, Compostela, La Habana, 1940, p. 90 (15) José Martí citado por Gonzalo de Quesada en Op.Cit. p. 90 (no señala otros detalles) (16) Gonzalo de Quesada y Miranda: Op. cit., p. 89. (17) Ibid. (18) Jorge Mañach. Martí El Apóstol. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1990, p.77. // En el excelente prólogo de Luis Toledo Sande, se admiten varias consideraciones sobre el volumen, incluidas los apuntes contrarios de José Antonio Portuondo que le señala al autor su novelización de la vida sentimental de Martí (… ) sustituyendo la estatua de mármol por el hombre transido de pasión insatisfecha que buscó en diversas mujeres el complemento indispensable (… ) . Sin embargo el propio Toledo Sande repara en que estos últimos extremos interpretativos le van mejor a su continuadores que al propio Mañach.Y en que no es necesario ni humanizar ni idealizar lo que a un tiempo fue desbordante existencia verídica y el extraordinario modelo ideal que continúa siendo. Se le señala al volumen la falta de una mayor exigencia historiográfica; más Gabriela Mistral, una autoridad en el conocimiento de El Maestro, alabó como un mérito de Martí El Apóstol, la ración de subjetividad que el biógrafo fino dará siempre. Vuelve a destacar el prologuista: el aporte de Mañach lleva en su práctica, en su método creativo, el sello de una época y por otro lado no debemos dejar de lado que la obra se escribe en 1931-1932, cuando mucho quedaba por investigar sobre Martí. Se extiende en otras consideraciones: La grandeza de Martí, y los aciertos del biógrafo –unidos a una prosa que conserva frescura y eficacia- , le franquearon no sólo las puertas de numerosas casa editoriales, sino también las del aprecio de sucesivas generaciones de lectores (… ) Y aún más: vale insistir en que le corresponde a Mañach el mérito de situarse entre los primeros en haber intentado (… ) la posibilidad de ofrecer a los lectores la posibilidad de un reflejo de conjunto –y con las virtudes ya señaladas- de la vida de Martí. (19) Ibid. (20) Gonzalo de Quesada y Miranda: Op.cit, p. 107 // Ramiro Valdés Galárraga apunta en José Martí, sus padres y las siete hermanas, Editorial José Martí, La Habana, 2002, p. 121, que Carmen tenía ya seis meses en estado de gestación. (21) Gonzalo de Quesada: Op. cit., p. 141. Carta de Carmen Zayas Bazán a José Martí (No señala otros detalles) (22) Jorge Mañach: Martí El Apóstol. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1990, p. 128. (23) Ramiro Valdés Galárraga: José Martí, sus padres y las siete hermanas, Editorial José Martí, La Habana, 2002, p. 12. (24) Leonardo Griñán Peralta: Psicografía de José Martí, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2002, p. 9 // El volumen permaneció inédito por muchas décadas y la investigación posterior lo sobrepasó
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en varios aspectos, como bien apunta el historiador Israel Escalona, su prologuista. Sin embargo también escribe: (… ) el esfuerzo de Griñán Peralta por descifrar el sesgo de las relaciones afectivas sostenidas por Martí conservan su utilidad y novedad (… ) Ninguno de los argumentos expuestos por Griñán Peralta pueden acusarse de ligereza. (25) Leonardo Giran Peralta: Op. cit., p.13. (26) José Martí: Carta a Manuel Mercado, La Habana, 1 de enero, 1877 en Obras Completas, Tomo 20 (Epistolario). Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1973, p.20. (27) José Martí: Carta a Manuel Mercado, 22 de enero, 1877 en Op. cit., p. 20. (28) José Martí: Carmen en Obras Completas, Tomo 17 (Poesía), Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973, p. 133. (29) José Martí: Carta a Manuel Mercado, 6 de mayo de 1880, en Obras Completas, Tomo 20 (Epistolario). p. 222. (30) Jorge Mañach: Op. cit., p. 124. (31) María Mantilla apud en Blanche Zacharie de Baralt: Op. Cit p.56. (32) Gonzalo de Quesada y Miranda: Op cit., p. 251 (33) José Martí: Carta a la madre. Mayo 15 de 1894. Obras Escogidas en tres tomos Tomo III. p. 365. (34) Gonzalo de Quesada y Miranda. Op. cit., p.195. (35) Jorge Mañach: Op. cit., p. 158. (36) Borrador de carta a Victoria Smith, Anuario del Centro de Estudios Martianos, N.12, 1989, Centro de Estudios Martianos, Imprenta Urselia Díaz Báez, Ministerio de Cultura, p. 19-20 (37) Nydia Sarabia: Op.cit., p.70. Carta de Carmen Miyares a Irene Pintó desde Central Valley, junio 19 de 1895 (38) Emilio Roig de Leuchsenring: Notas del Director Literario, revista Social, La Habana, julio, 1925, Vol. X, n.7, p.7 apud en Nydia Sarabia: La patriota del Silencio Editorial Ciencias Sociales, La Habana 1990. // En el libro, la periodista refiere que es Julio Villoldo desde la revista Cuba Contemporánea, el autor de la reseña. (39) José Martí: Carta a Carmen Mantilla, Febrero 2, 1895. Obras Escogidas en tres tomos Tomo III. p. 473 (40) José Martí, Carta a María Mantilla, Febrero, 2, 1895. Obras Escogidas en tres tomos, Tomo III. p.474. (41) José Martí: Carta a María Mantilla, Santiago de los Caballeros, 19 Feb. 1895. Obras Escogidas en tres tomos, Tomo III. p. 500 (42) José Martí: Carta a María Mantilla, Cabo Haitiano, marzo de 1895. Obras Escogidas en tres tomos, Tomo III. p. 503. (43) José Martí: Carta a Carmen Miyares de Mantilla y sus hijos, 28 de abril de 1895, cerca de Guantánamo. Obras Escogidas en tres tomos, Tomo III.p. 573. (44) José Martí: Carta a Carmen Miyares de Mantilla y sus hijos, Jurisdicción de Baracoa, 16 de abril de 1895. Obras Escogidas en tres tomos, Tomo III. p. 571. (45) Gonzalo de Quesada y Miranda. Hijo de Gonzalo de Quesada y Aróstegui, amigo y albacea de Martí, a quien tocó seguir la obra de su padre y seguir dando a conocer la vida del Maestro y su extensa papelería. (46) Carta de María Mantilla dirigida desde Los Ángeles en febrero 12, 1959 a Gonzalo de Quesada en Nydia Sarabia: Op. cit. p. 99. (47) Carta de Gonzalo de Quesada a María Mantilla. 16 de febrero de 1959 en Nydia Sarabia: Op.cit p.100. (48) Luis Toledo Sande: Cesto de llamas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana 2000, p.180. (49) Op. cit., p. 179 (50) Carta de María Mantilla a Gonzalo, Marzo I- 1959 en Nydia Sarabia: Op. cit , p.102. (51) Carta de Gonzalo de Quesada a María Mantilla del 16 de febrero de 1959 en Nydia Sarabia: Op. cit., p.102. (52) Nydia Sarabia: Op. cit., p. 88. (53) María Teresa Bances y Fernández-Criado (Teté Bances) nació en La Habana el 8 de febrero de 1890. Su padre era banquero y fue educada por institutrices extranjeras. Políglota. Contrajo nupcias con José Francisco Martí el 21 de febrero de 1916 y como ya se dijo, no tuvieron hijos. Fue fundadora de la Cruz Roja. Vivió en la casona colonial del Vedado hasta su muerte el 12 de octubre de 1890. (54) Nydia Sarabia: Op. cit., p. 96. (55) Gonzalo de Quesada y Miranda: Martí, hombre, Seaone Fernández y Cía, Impresores, Compostela, 661, La Habana 1940; p. 272. (56) Jorge Mañach: Op.cit., p. 240. (57) Luis Toledo Sande: Cesto de llamas, biografía de José Martí. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2000, p.184. (58) Gonzalo de Quesada y Miranda: Martí, hombre, p.196. Aparece en Fragmentos, Tomo 22, p.280 (59) Luis Toledo Sande: Op.cit., p. 184. (60) Luis Toledo Sande en el prólogo Para una nueva lectura de Martí, El Apóstol en Jorge Mañach: Martí El Apóstol, Editorial de Ciencias Sociales, p. XXIV. Nota General: Salvo indicación de lo contrario, todos los destacados de las citas son del autor del presente trabajo.
Reinaldo Cedeño Pineda (Santiago de Cuba, 1968) es poeta y periodista. Tiene publicados los libros Son de la loma (2001), Cartas a Saturno y El diablo y la luz (2003), y el poemario Los corderos alzan la vista (2005). Algunos de sus poemas pueden ser leídos en la web de Arique. Dirige Ediciones Caserón, en Cuba. Su estudio sobre la vida íntima del Apóstol, hasta ahora inédito, le tomó más de un año de investigación. Al respecto nos escribió: Como cubano quisiera tu opinión. No quiero que se me vaya irreverencia ninguna, sólo análisis y sinceridad... Los que deseen hacerle llegar su opinión, pueden hacerlo a: Aptdo de correos 92 CP 90100 Santiago de Cuba 1, Cuba O por correo electrónico a reinaldocp@cultstgo.cult.cu y también rcperiodista@yahoo.es Por razones de espacio hemos tenido que eliminar la última parte del ensayo, con la visita de las nietas de María Mantilla a la ciudad de Santiago de Cuba en 2004. Rogamos disculpas.
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Los sonetos del amor desgarrado I En llanto voy andando inútilmente porque la sangre es llanto, llanto hervido. En las entrañas mismas del olvido soy el hombre de ayer. El penitente rasguño de la piedra. En mí la aurora dejó sus resplandores, y atrevido seguí de piedra como el bien perdido como llanto de sangre abrumadora. Y entre los muertos a decir yo vengo de una ciudad maldita en la que tengo sangre y piedra y un perro y una llama y unos amores que maldije un día y la dura armazón de la poesía y tu voz que yo busco y que me clama. II Como no dije más de aquel asunto ahora explico las hordas de mi llanto. Mi madre, que es antigua como un canto detuvo su esplendor en este punto. La paloma del juego de la vida se petrifica en todo. Lo que escribo es parte de este reino. No estoy vivo y parece que vuelvo de la vida. La pradera y el mundo alucinante y el crepúsculo abrupto del diamente y el reino de la hoguera en el ocaso. En llanto voy andando inútilmente: pero voy a volver, claro y silente para morirme en ti, si muero acaso.
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Para Fredo Arias de la Canal
Pedro Alberto Assef
El padre Llegaste esa noche a besarme, bajo el oscuro cielo de Miami. Al fin te has hecho un hombre, un hombre con arañas en la piel, un hombre frío. Salimos caminando por esa patria que nunca fue la tuya y hablamos de la Revolución. Amé las cosas parecidas a ti; pero no supe nunca explicarte mi duelo. La noche seguía negra y Miami era como La Habana o como Ciego de Ávila, unos barcos grandísimos miramos regresar. Me fui quedando atrás, y me llamaste como cuando era niño, y entrabas en mi amor como una espada. Volviste a besarme la cabeza, y todo fue luz y esperanza en la muerte. Carolina del Norte, Estados Unidos De El árbol en el mar (inédito)
Pedro Alberto Assef (Ciego de Avila, 1966). Es autor de la tesis Expresión crítica al universo poético de Carilda Oliver Labra. Ha publicado en Cuba los poemarios El libro de arena y El libro del bufón y el Rey y otras lealtades. Actualmente reside en Charlotte, Estados Unidos. Ensayos y otros trabajos suyos pueden leerse en la dirección electrónica http:// www.migenteweb.com/Corazón Profundo
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Desde mi atalaya Te lo mereces, Juan
ELBA TORRES NACIÓ EN CUBA, EN LA CIUDAD DE MATANZAS – Atenas de Cuba- en 1971, en una familia de artistas, poetas y músicos. Trabaja como actriz profesional y directora escénica, sobre la obra de grandes poetas cubanos como Julián del Casal, Lezama Lima y Eliseo Diego, al que conoció personalmente. Fue parte de la llamada Generación de los Invisibles –movimiento poético cubano de inicios de los 90Poemas suyos han aparecido en antologías, revistas y otras publicaciones de Colombia, el País Vasco y Estados Unidos de América. Desde 1997 reside en España (Avenida de Vigo No. 171 3ª, Chapela Redondela, Pontevedra 36320). Su teléfono es 34692810455. Pueden escribirle al correo electrónico irenedegelabert@hotmail.com
DESDE MI ATALAYA SE OBSERVA EL MAR que hay en ti. Se descubren tus etéreas islas de remembranzas. Esta manía de mirar cual autillo sin alas en la noche. Abrevarás conmigo y te haré suponer, que un crepúsculo es hermoso que no agazapas tras las rejas de esa soledad, que también es un país. La bruma es intensa pero luego habrá luz, se argentara tu sombra en plenilunio morará en mis puentes cual azogue en la nevada. Aquí donde el pavor me avaha, yerta roca me salva tal vez un ancora invisible me salvan las piedras donde se trastoca tu nombre. Despacio me transfiguro como estas palabras que alzo al templo en que gimes. Y me deshago la amasia infiel Soy el monje que aguarda Tu voz... tu ira... Tu destello... irrevocable.
“Retorna vida mía....” a Matanzas mi amantísima ciudad
IRENE DE GELABERT
“Recordar no quisiera recordar, más tengo la desgracia de ser hombre” NÁUFRAGO EN EL DESIERTO del exilio agreste y sutil. Náufrago como el Judas en medio de su hipócrita soledad De su imberbe manía de besar en el mismo sitio
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exacto y pueril. Soy yo quien recuerda Quien se arranca de las manos los recuerdos y los sueños “Y tú debes estar triste porque eres un invento de mi trance” Tu trance, tu oscura demencia de recordar a manos llenas de bailar si la Fitzgerald canta. Si él te susurra al oído un poema perdido un agitado discurso nocherniego entre tus senos de amante Esposa y prostituta “Que te importa que te ame si tú no me quieres ya” Que te importa ciudad de ruedas dentadas adoquines mustios Que te importa que te ame Si soy sombra hoy y solsticio mañana He de sembrarte mi son y mi semblanza Te llevaré diez años que sin ti, son algo y los pondré a pie de Valle a pie de Río y Monserrate. Y volveré a dormir desnuda en Medio de tus Parques, de tus Puentes y de tus calurosas frialdades.
I.S. Merlin DESDE ALGUNA CALLEJA DE PARÍS podré acusarte decir que me urges vengarme y hacer que mueras. Por esas aceras tras tus sandalias pierdo el paraíso. En los ocasos del océano musita la nada sumida en la fiebre eterna de tu suerte. Y llegas con la remembranza de lo insólita que soy, que existo sólo por tus ojos, que no tengo ya la dosis exacta, para decir lo que alcanzo, y que si llego me tazan las palabras. Descubres el juego de ser infinitesimalmente algo o alguien. Pero te guardo el sueño y los secretos de la rosa que no supo despertar. Oculto los cristales de tu magia los de Helena y Nadja, la cámara de raras esencias, y aquel loto junto al lago en Egipto. Tengo la llave y la cruz y podré gritar como a Demócrito podré acusarte y te mandaré a encerrar I. S. Merlín para amarte cuando tenga un tiempo.
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De cuando Charlot visitó la ciudad de Matanzas, Cuba… Cálido y menudo fantasma apareció Charlot desde otra galaxia. Viajó de incógnito en el tren eléctrico como cuando lo hizo por los mares de China. Lo primero fue preguntar a un guarda-agujas cuántos travesaños sostienen los rieles desde la terminal de Hersey hasta exactamente frente a El Abra. Desconfiado determinó contarlos, pero en algún recodo del río Yumurí pudo percibir cierto olor a muchacha recién tomada… y ahí perdió la cuenta. Su torpe bastón desbrozaba el camino hasta perderse y encontrarse en su levita de pobre diablo por el mundo, agitado a la brisa como paloma temerosa; y los zapatos de vagabundo intentándolo todo contra el equilibrio. Un nocturno pescador de jaibas lo observó un instante, el necesario instante para percatarse de que estaba en presencia del dueño de la risa en el celuloide. ¿De cuántos menguantes son las nostalgias en Matanzas? ¿Las alegrías de cuántas lunas llenas? Y se abrazaron tan diferentes como iguales, tan sombrero de hongo como gorrita de fanático al béisbol. ¿Cómo se llega a la estatua del poeta José Jacinto Milanés? …Por este largo y estrecho puentecillo, hacia la parte más vieja de la ciudad lo encontrará en su parque. Y Charlot le golpeó suavemente el pecho con la empuñadura del bastón y se hizo sombra. El jaibero recogió las trampas y retrocedió tan presuroso como sus lentas piernas se lo permitieron para contarle a su mujer lo mágico que es soñar con los ojos tremendamente abiertos. ¡Pesquería mejor yo no he hecho nunca! Pocos, pero muy pocos noctámbulos nos percatamos del ángel multifacético hasta que un trovador lo sorprendió por la calle Manzano empujando con su bastón una pelota triste. ¿Podría regalarle mi canción…? Y se untaron de polvo los fondillos a esa hora en que Matanzas es mujer dormida. Charlot, absorto, parpadeaba, sacaba la lengua; y con los pies estirados seguía el ritmo de la guitarra uniendo y desuniendo las punteras de sus grandes zapatos rotos… Ya, frente a la estatua del poeta José Jacinto Milanés, fingiendo espanto echó a correr, dio un traspiés… y en la verja de la catedral quedó crucificado mientras que una risa franca congratulaba tan inusitado homenaje. ¿Qué hace una muchacha sola con la madrugada? …Y la invitó a vagar, a que le demostrara de cuántas ilusiones está la ciudad hecha. Desde la Ermita de Monserrate el paisaje es todo hechizo. El Yumurí y el San Juan son marido y mujer. Cada puente no es más que una zancada. El valle es alfombra para cuentos de hadas. La bahía es un abrazo grande…¡Si me faltara la imaginación soy hombre muerto! Agotados llegaron donde el Canímar se entrega manso al mar olvidándose de las aguas que hasta ese límite le pertenecieron… ¿Si aquí mismo tomáramos té quién podría dudar que es con salitre? Pero la muchacha esquivaba las alusiones a la despedida. Simplemente se negó a decirle adiós, casi al amanecer, cuando Charlot, a cortas y muy rápidas zancadas tomaba impulso sobre los arrecifes y levantaba vuelo hacia los cuatro puntos cardinales. Ángel Antonio Moreno
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Ángel Antonio Moreno (Cárdenas, Matanzas, 1947). Poeta, editor y pintor. Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana. Sus textos han aparecido en publicaciones de Cuba, México, Venezuela y EUA. Es autor de Reconociendo el gesto y la costumbre (poesía), Agua de paso (poesía, 1999) y La otra cama, la del sueño (antología de cuentos cubanos). En colaboración con Margaret Randall publicó Sueños y realidades del guajiricantor (1989). Su obra plástica ha sido expuesta en numerosos países. Reside actualmente en Miami, EUA. En 1998 formó parte, junto a los escritores y poetas matanceros Iván Suárez Merlín, Urbano Martínez Carmenate y Raúl Tápanes, del grupo que dio vida a esta revista.
Lo primero que nos llama la atención en la pintura de Moreno es exactamente la riqueza de texturas que logra extraer a partir del óleo, acrílico, tintas, acuarelas… y con ese empaste (técnica mixta muy suya) crea tales atmósferas poéticoneoexpresionistas --y hasta a veces surrealizantes— , dadas fundamentalmente a través de la manipulación del color, hilvanando puntos de contacto con la vanguardia pictórica cubana; o estableciendo recurrente diálogo con el mismísimo Wifredo Lam en la excelente serie que a manera de homenaje le dedica al más grande pintor cubano de todos los tiempos. Moreno, en síntesis, tiene un estilo único que lo caracteriza... Lic. Moisés Rodríguez Matanzas, Cuba
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Leonora Acuña de Marmolejo
Inquietud ¿En dónde está la musa que no viene? ¿Será por mi tristeza que se aparta? ¿Por la voz de metal de mi quebranto? ¿Por el grito abisal de mis agravios? ¿En dónde están las pomas y las rosas? ¿En dónde la alborada áurea y serena? ¿El misterioso atardecer de fuego? ¿En mi grito subiendo hacia la estrella? Mis atávicos sueños lo denuncian: Vengo desde pretéritos quebrantos, con una queja dolorosa y fiera donde mueren la rosa y las estrellas. Vengo desde mis penas insulares; desde la niña que perdió el ensueño; con un recuerdo a cuestas que me duele; con un dolor feral que me calcina. Voy a buscar de nuevo el sueño de oro, a buscar con la musa delirante la canción sibilina y anhelante, las pomas y las rosas y el tesoro. Premio de reconocimiento Concurso Internacional "Mi mejor Poema “ Club Cultural de Miami Atenea”(1998)
Leonora Acuña de Marmolejo (Valle del Cauca, Colombia). Profesora, poeta y pintora. Ha publicado Poemas en la red (1992), Brindis por un poema (1995) y Baraja de poemas (2002) y otros libros. Es columnista de varias publicaciones periódicas. Reside en Long Island, New York.
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Emilio Mozo
Exilio congelado en precipicios está mi triste exilio no de un país ni es la lejanía de una isla es ese otro profundo en su verdad de estrellas olorosas donde la esperanza es peor que el amor sombras de espíritu flotante de noches calurosas y vibrantes donde el cuerpo duerme buscando la mano que no llega consuélame tierra abrázame de llanto bésame de agonía imprégname de soledad floto en la monotonía de las cosas
Exile frozen in a fragment is my sad exile not being from a country nor the distance from an island it is the other profound in its truth of fragrant stars where hope is worse than love shadows of a floating spirit of hot and vibrant nights where the body sleeps seeking that hand that does not arrive console me earth embrace me crying kiss me in agony impregnate me with solitude I float in the nothingness of things
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Mujeres mujeres que no encuentran el vestido mujeres del silencio que prefieren un lado pero no el otro mujeres de un momento hermanas del silencio cerradas mujeres avasalladoras como metáforas mujeres que se desvisten solas de pezones como lanzas clandestinas sin manos para vestir al desnudo mujeres que cepillan el cabello cuando entra la noche
Women women who can't find a dress women of silence who like one side but not the other women of a moment with tired breasts sisters of silence with closed nostrils overbearing metaphors women who undress themselves with pallid nipples like concealed lances women without hands who clothe the naked women who brush their hair as the night walks on Emilio Mozo (Camagüey). Poeta, escritor y profesor cubano. Autor de los poemarios: Desde el ojo de la hormiga; Marginalmente literario; Una como autobiografía espiritual; En el ala del mosquito, entre otros. Ha escrito también literatura infantil. Es profesor de Phillips Academy en Andover, Massachussetts.
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Conchita Cambeiro
Impotencia Usted es un hombre feliz. Lo siento por usted señor, por ser feliz tan fácilmente. Un hombre tiene que haber caído muy bajo para considerarse feliz. Baudelaire Se desplomó el caballo en el asfalto. El carretón lleno de humanos abatió sus fuerzas. En silencio, sin un requiem al sol, se desligaron sus bríos. Él cargaba la esperanza, las promesas, los pesares y anhelos tras sus espaldas al templo de El rincón. Bello, hermoso y rígido desplomó ante mí su tragedia. Cuando es la muerte la que llega para traducir verdades, mal anda el propósito del día que nos inventamos. Desasosiego, hambruna y hediondez asola los viejos que ven acelerar el fin de sus días con estrépito. El desfalco a la vitalidad no deja al apresurado ojo captar la anomalía del deterioro prematuro. El viejo se ha convertido en objeto inservible, y así, sin dientes polares para mascar pieles, a los setenta años esperan estoicos, famélicos y confusos en un tren estático que combustiona sus huesos. y es que nos ha faltado darnos la paz. El egoísmo de los intentos arroja tras de sí la barbarie y la desolación. Lo sabemos. nos ha faltado darnos la paz nos ha faltado clemencia nos hemos negado el amor. Viaje a La Habana, noviembre 2006
Conchita Cambeiro (Ciudad de La Habana, 1964). Pintora, periodista y licenciada en Artes y Letras. Su poemario Escorzo, poesía cósmica fue publicado por el Frente de Afirmación Hispanista de México. Reside en España.
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María Cristina Azcona
Oración del cartonero Señor que sin desprecio me miraste el día que encontré una cruz de acero, a Ti no te repugna un cartonero si hasta a los pecadores Tú salvaste. Jesús, te juraría que me hablaste y no me digas que no soy sincero. de mi pobreza nunca te burlaste. Sólo dijiste bajo "Yo te quiero". Que a tu Santa María Madre quiero que le encargues para mí un recado. que si de pronto sin querer me muero dspués de cometer pecado, no dejes que me lleve el cartonero hasta el infierno del desocupado.
María Cristina Azcona Argentina. Es poeta y directora de la rama argentina de IFLAC (Foro Internacional de Literatura y Cultura de la Paz). Ha publicado las obras Mundo postmoderno (poesía, 2000), Dos talles menos de cerebro (poesía, 1999), La voz del ángel (novela, 2002) y Estar de novios, hoy (ensayo, 2003).
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Ó scar Wong
Piedra que germina Después que me miraste que gracia y hermosura en mí dejaste San Juan de la Cruz Como raudo rayo fecundado el Amor desciende. Con sus garras abre surcos en la tierra. Y crece el musgo, el limo blanco, el árbol venerado por la tribu. Y la ternura crece sobre el alba. Y el corazón del día surge como denso susurro de la roca. Y el océano inicia impetuosa danza consagrada. aquí el fulgor renace. Si pusieras tus ojos en mis ojos. Si pusieras tus labios en mis labios. Si tu boca afuera abeja enardecida O aguja voraz hurgando en la sangre. Si te posaras, sedienta, entre mis piernas, te amaría densa, torva, tiernamente, como quien por primera vez asoma al mundo, como quien por primera vez desgarra una violeta. Todas las cosas arden si te miro. Todas las piedras germinan si te amo. Como gorjeo intempestivo vienes y tu presencia bebo cual arroyo donde los ángeles se inclinan. Como una lenta danza que seduce, como rocío fértil en la arena, como la castidad del santo que crepita ante la suave perfección de la figura inmaculada vienes. Qué arduo trabajo el tuyo, Amada: ser hermosa. El graznido del cuervo me estremece, el vuelo del pegaso me seduce, el gorjeo de tu voz me satisface. Sin ti, abeja tierna, el Universo carece de sentido. Como un patriarca fiero me conduzco, como un profeta sabio te profano. Amada Reina del Valle de Jovel, La del Rostro Dulcísimo y Terrible, Sé que vienes de donde crecen los manzanos Y que en tus ojos anidan las colmenas. Ay cuánta miel derramándose en el iris Y cuánta perfección en tu figura.
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Que el oro de mis besos te sostenga. Que la roca de mi canto te consagre). A TI NO TE DERRIBARÁ la muerte. A ti jamás te tocará el olor maldito de la tumba aunque las leyes de la flor, la insobornable rueda del verano se deslice, y perturben y acosen tu belleza. Gacela, grulla o corza como una madre tierna te cobijo, pero tiemblo si un golpe lúgubre de realidad te toca. Conjuro la presencia de lo eterno. Brillante lágrima de sol: yo desperté a la serpiente, yo vi temblar al unicornio, yo desaté al dragón enfurecido. Frágil, perturbado, para cantar escucho el ritmo lento del silencio, para amar me sumerjo en el vacío. ¿Quién dice que el terror calcina? Desde la esfera más alta entrego mi voz en el océano. Y palpito y me erizo y me consagro ciego. Turbo la turbia tarde. El corazón alberga rosas, muñones agrios, amargas fauces que devoran. También es puño enronquecido. Pero me doy a ti cual caracol sediento. Delirio, purificada brasa que palpita, ¿ante la Luz qué hacen los ciegos? Me inclino, hierba endeble, si me miras. Mi corazón naufraga en ola súbita. Fulgor sonoro al mediodía eres, arena humedecida la ternura. México-Tenochtitlán, enero 5 de 1998 Del libro Razones de la voz
Oscar Wong (Chiapas, México,1948) es poeta, narrador y ensayista. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 1988 con el libro Enardecida luz. Es autor de A pesar de los escombros (1995), Espejo a la deriva (1996), Rubor de la ceniza (2002) y otros cuadernos.Ha colaborado con diversos medios de comunicación social. Radica en la ciudad de México.
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Lucero Balcázar
La Carroza Porque de músico poeta y loco todos tenemos un poco nos trepan al mismo barco: La Carroza imagínate y resígnate ya que llevo tu nombre y llevas mi nombre tatuado en la frente Que sicólogas y siquiatras que te rodean sigan luchando tachonando, reprobando a las dos esfinges que en esta carta somos (que curas y santeros nos protejan)
El Mago Preso de hondos dolores de amor desde niño, dices, te dejaron solo te rompieron tus muñequitos: magos indios Hatuey brujos, soles estrellas con las que poblaste tu mundo Los cuerdos tus más queridos cuerdos a golpes te quitaron tus amores Por eso ahora eres violento Niño Loco eterno buscador de La Gran Sacerdotisa
Lucero Balcázar nació en la ciudad de México. Es poeta, pintora, ilustradora, editora y dramaturga. Ha publicado los libros María Luciérnaga y Semillas para la Ciudad (1997), Piel de Poema (2002), Amores Carniceros (2003) y Mi Caníbal Poeta (2005). Es autora de la obra de teatro Caja de ReZonancias, que se escenificó en la Casa del Lago de la UNAM y en el Gran Teatro de La Habana, Cuba, en 2004. Se han realizado exposiciones individuales de su obra pictórica en la Universidad Pedagógica de Santiago de Cuba (2005) y en el Centro Cultural Juchitán de la Ciudad de México (2006).
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Ismael Sambra
Breve impresión del fotógrafo En la foto aparecemos todos mamá papá mi hermano yo y el patio de la casa es una imagen de cuando rodaba más o menos los ocho años mi cara sugiere compasión y rectitud como quien tenía que estar así derecho porque si no... en parte me veo fácil con mi raya al medio mi guayabera de mangas y mi lazo negro padre y madre sentados en el sofá de madera contra el tablado y yo delante derechito como cuando mi primera comunión (ésta es otra historia) mi hermano da risa con la nariz arrugada y los cachetes contraídos en mueca ajeno a todo con los codos apoyados en las rodillas de mamá y papá mi padre en pullover ancho y calvo como un padre mi madre con un ademán discreto suave luciendo su "permanente" la foto respira una atmósfera de quietud entre las plantas florecidas de aquella tarde astronómica todo quedó perfecto como en una familia de perfecciones ¿quién va a decir que una hora antes cuando llegó el fotógrafo nadie estaba bañado ni vestido? ¿quién va a decir que mamá gritaba
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huracana y severa que la casa parecía venirse abajo? ¿quién va a decir que hasta cogí mis pescozones mis galletazos mi halón de orejas? ¿quién va a decir si lloré o no lloré? pero si se fijan bien si se acercan bien verán en mi entrecejo cierto aire de protesta una vaga sensación de apuros de todos modos fue una buena impresión familiar y en vez de quedar en el álbum bien pudo haberse colgado en la pared
Ismael Sambra, cubano, es escritor, actor, director y poeta. Ha publicado numerosas obras de narrativa, teatro, ensayo y poesía, entre ellas Los pájaros del sol (teatro, 1978), Para no ser leído en recital (poesía, 1991) y Los ángulos del silencio, Trilogía poética (2001). Es miembro de honor del PEN Club de Escritores de Canadá, donde reside actualmente.
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Intento de Psicoanálisis del Homo Hispanus Por Pedro Alberto Assef El Frente de Afirmación Hispanista de la Ciudad de México, una entidad sin fines de lucro, que durante más de setenta años se ha dedicado a preservar y a editar lo más significativo de la literatura hispanoamericana y universal, acaba de publicar en una edición de 600 ejemplares, el volumen Intento de Psicoanálisis del Homo Hispanus, del ensayista Fredo Arias de la Canal, un texto que trata de definir algunas de las expresiones espirituales y socioculturales del ser español, y por extensión del individuo latinoamericano. “Quiero seguir las huellas de todos aquellos investigadores españoles e hispanoamericanos que han brindado toda su capacidad intelectual y su tiempo vital a la más sublime de todas las investigaciones: aquella que trata de dilucidar la razón del carácter y de la conducta de los pueblos hispánicos”, nos dice el escritor en el prólogo del libro. El texto cuenta con una selecta bibliografía, donde se destacan los clásicos del pensamiento español: Ortega y Gasset, Menéndez Pidal, Américo Castro y Madariaga, quienes son citados por el autor para lograr un interesante contrapunteo filosófico. Grandes poetas como León Felipe y Rafael Alberti, también son llamados por Arias de la Canal a dar testimonio poético de la guerra, la pérdida de la República y el arduo exilio de los hombres de España. Si usted desea consultar o conocer otros detalles sobre esta obra, puede comunicarse al correo pedro@migente.us Tomado de http://www.migenteweb.com con autorización del autor
Poema de Jorge Carrera Andrade, 1903-1978. El país del exilio no tiene árboles. Es una inmensa soledad de arena. Sólo extensión vacía donde crece la zarza ardiente de los sacrificios. El país del exilio no tiene agua. Es una sed sin límites, sin esperanza de cercanas fuentes o de un sorbo en el cuenco de una piedra. El país del exilio no tiene aves que encanten con su música al viajero. Es desierto poblado por los buitres que esperan el convite de la muerte. Alza el viento sus torres deleznables. Sus fantasmas de arena me persiguen a través de la patria de la víbora y de la zarza convertida en fuego.
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Isla Cósmica
La web de la poesía cósmica cubana y puertorriqueña en http://islacosmica.cu.tc
"Porque Cuba y Puerto rico son de un pájaro las dos alas..."
Poeta peruano
Gonzalo Luis Torres Hernández ganador del XI Certamen Literario Carta Lírica
A la izquierda el poeta ganador, Gonzalo Luis Torres Hernández, con los miembros del Jurado: Luis Ángel Casas, Orlando Tijerino y Francisco Henríquez.
El XI Certamen Literario Carta Lírica, correspondiente al 2006, otorgó el primer premio al poeta peruano Gonzalo Luis Torres Hernández. El jurado, integrado por Luis Ángel Casas, Orlando Tijerino y Francisco Henríquez, director de la revista, reconoció con el segundo premio a la cubana Crescencia Estévez y con el tercero a la poeta argentina Martha Angelillo. En el concurso tomaron parte 45 trabajos porvenientes de España, Cuba, México, Chile, Argentina, Perú, Uruguay y Estados Unidos. El certamen es convocado anualmente por la revista de poesía Carta Lírica, que dirige desde hace más de una década el decimista matancero Francisco Henríquez, radicado en Miami. (A.Croa)
Poesía de I.S. Merlin El blog del poeta Iván Suárez Merlín
http://ismerlin.blogspot.com Prólogo/ Memorias del infierno/ El carpintero de Belén/ I/ María/ La meditación de Judas/ El discurso del loco/ Los días del payaso... y otros