Sumario:
Arique Revista de Poesía No. 27 Abril-Junio de 2008 Edición artesanal de muy limitada tirada, sólo para el intercambio con poetas amigos Editores: Iván Suárez Merlín Matanzas, Cuba Ángel Antonio Moreno Miami, E.U.A. Raúl Tápanes López Valparaíso, Chile En internet: http://arique.50webs.com Para correpondencia: Iván Suárez Merlín Calle 336 No. 10506 e/ 105 y 107, Naranjal Norte Matanzas, Cuba El título Arique es una idea original de Angel Antonio Moreno
—Ignacio T. Granados Herrera: Tímido intento de vindicación del Modernismo... que culmina como del Romanticismo, como siempre/ pág.4 —Portada/ pág.8 —Yolanda Britolvarez: Agustín Acosta, última poesía/ pág.9 —Agustín Acosta: Matanzas/ Valle de Yumurí/ Mi corazón y yo/ Ruina cubana/ Ocio/ pág.10 —A. Croa: Sobre Agustín Acosta/ pág.14 —Raúl Tápanes López: Las Malaras y Glosas Cubanísimas de Francisco Henríquez/ pág.15 —Francisco Henríquez: Décimas/ pág.16 —Diusmel Machado Estrada: El hermano Ulises/ Primera carta/ Disquisiciones de codos en la proa/ pág.18 —Carlos Téllez Espino: La desobediencia a ti debida/ pág.20 —Carlos Esquivel Guerra: Epigramas/ pág.22 —Rolando Estévez: Converso con mi madre en la cocina/ pág.23 —En La Nación, de Santiago de Chile/ pág.24 —Roberto Valero: Dream Weaver/ Conversación telefónica/ pág.25 —Amarilis Terga Oliva: Hetairas/ En la tierra de Uruk/ De cómo Don Quijote y Sancho regresan a la Insula/ pág.27 —Raúl Tápanes López: Norte, No. 461-462/ pág.29 —Ofelia y Cienfuegos/ pág.30 —Convocatoria poética/ pág.31
Definiciones ARIQUE.– N.s.m. – Voz. ind. – Tira de Yagua para atar o asegurar cualquier cosa; a cuyo efecto se moja la Yagua haciéndola más flexible. YAGUA.– N.s.f. – Voz ind. – Produccion que a manera de cuero o corteza cubre la parte superior de la Palma Rela (...) Esteban Pichardo Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas (1875) (...) para nosotros, americanos, el mito es una búsqueda, una anhelante y desesperada persecución. Mito y lenguaje están para nosotros muy unidos, no pueden ser nunca recreación, sino verbo naciente, ascua, epifanía. tenemos que situar y crear un rostro en el fuego, en el aire, en el agua, en el remolino que asciende. José Lezama Lima Introducción a Esfera Imagen (1970)
En este número:
Agustín Acosta Yolanda Brito Carlos Esquivel Guerra Rolando Estévez Ignacio T. Granados Herrera Francisco Henríquez Diusmel Machado Estrada Carlos Téllez Espino Amarilis Terga Oliva Roberto Valero
Tímido intento de vindicación del Modernismo... que culmina como del Romanticismo, como siempre Por Ignacio T. Granados Herrera No puede ser de otro modo que tímida y problemática una vindicación del Modernismo, pues su misma consistencia reside en la palidez de sus mármoles y la gentileza de sus gestos; y es que, con todo, ha de vindicarse, reivindicarse más bien, pues fue una escuela, la escuela más bien dicho en estos lares. Cuando el Surrealismo registraba entre las tumbas románticas, pues no distinguió la arquitectura francesa de los túmulos germanos; no porque desconociera las distintas patrias y cronologías de sus titanes, sino porque le importó el conjunto imponente. Pero ese perfil majestuoso de los simbolistas franco-germanos era como el panteón romano respecto al griego; el mismo, sí, mas con otro sentido, más pleno de humana prepotencia que de divino poder. No es que Jove no sea Zeus, o que Minerva fuera más o menos cruel que Atenea; pero Venus ya no era uránica sino definitivamente olímpica, y la fundación eneida era menos bárbara que la que nació en la hecatombe troyana. Eso es importante para la referencia, por lo sutil, que explicaría como principio otros problemas; y se refleja en la muerte sucesiva de los héroes en Troya, uno a manos del otro, Patroclo por Héctor, Héctor por Aquiles, Aquiles por Paris. La sucesión es escalofriante, la civilización se amanera de modo tal que el gobierno recae en la morbidez de un príncipe irresponsable y pretencioso; pues Paris no sólo es el causante del problema con el rapto de Helena, también con su problemática elección en las bodas de Tetis. Troya no podía menos que desaparecer, siquiera trasladándose en las espaldas esforzadas de Eneas; hacia el Oeste, a donde las Hespérides, cumpliendo ese otro principio fundacional de los éxodos. Así mismo, el Modernismo, como Ascanio, fue una inocencia que creció en los trasiegos; elegante y principesco, pero civil, no vulgar y grosero como los héroes verdaderos de antaño; su padre mismo fue sólo una custodia, el resplandor dorado que guarda la forma santa de los católicos, o el cáliz donde transforman su vino en divina sangre. Cuando 4
surgió el Modernismo, no supo la guerra que habían liberado los románticos, subsumidos al Simbolismo; lo que se comprende, pues aunque informado por ese Simbolismo, su atención la acapara beligerante la paternidad ibérica. Por eso, el Modernismo no supo que su objeto no era real sino trabajosamente elaborado, artificial y artificioso; como una secta que de pronto se traga su doctrina matriz, como el Cristianismo primero y el Islamismo después, por ejemplo. Que la originalidad formal del Modernismo sea técnica, desazonaría a los patriarcas del Romanticismo puro; porque, igual que la religión de Moisés quedó atrapada en las diputas incomprensibles de fariseos e hijos de Sadoc, presentó sus lauros a la pretensión neoclásica. Esas virtudes del ende y el eneasílabo, por ejemplo, fueron la recuperación tortuosa de los estrictos manuales latinos; que todo lo regían, y contra los que se alzó el esfuerzo romántico, por una libertad que se atrevió a liberar al verso en una apropiación de la prosa. La derivación es compleja, y está llena de sutilezas, pues no fue en modo alguno un desfallecimiento; fue, y ya está dicho, una adjudicación a la imagen de toda la responsabilidad por la estructura poética; sin la posibilidad del ripio a que se prestan los énfasis rítmicos del metro en ese vals de las rimas; aunque sí susceptible, como demostrarían después las Postvanguardias, del ripio a que se presta el falso trascendentalismo de imágenes basadas en su inteligencia. Es cierto que los énfasis rítmicos no son gratuitos, sino que son virtudes formales; pero como en las doctrina pastorales, devienen en mezquinas convenciones de parroquia, plenas de chanchullos sobre la moral ajena. Los otros, los imposibles anarquistas del Surrealismo, no lo comprendieron mejor, y sus glorias son parecidas a las del Modernismo; pues tomando las rupturas del ritmo, sumieron a la poesía en una locura ideológica que recuerda a los furibundos fundamentalismos; con muy acertadas intuiciones, es cierto, pero tan excesivo que vuelve a desequilibrar la propuesta y se diluye, como todo anarquismo. Por ejemplo, cuando el desprecio vanguardista de Parra comparó los Veinte poemas de amor de Neruda al lacrimógeno tango, fue impreciso; criticó el Modernismo en él, pero el furor partidista no le permitió ver que también lo vindicaba, al vincularlo a esa trágica performance de la cultura popular; porque, como el falso proletariado del Marxismo —que se conforma de la burguesía depauperada y rencorosa, y relega al proletariado real a la 5
categoría de lumpen—, su suficiencia intelectualista lo sobreponía a todo. El tango, como trova más o menos citadina y cuartelaria, popular, era eso; la esencia problemática y contestataria del romanticismo, justamente filtrada por el amaneramiento burgués del Modernismo, en la mimética incorporación que lo purificaba en la realidad popular. La diferencia entre Surrealismo y Modernismo, pues, es triste, porque es sólo de forma, no de contenido; ambos contienen el mismo suprematismo ético, el mismo intelectualismo banal, aunque en uno sea más obvio que en el otro. La virtud del Modernismo frente al intento surrealista, es que desciende a la frescura popular y deja allí sus formas, que crecen como frutillas silvestres; pero esa virtud es falaz, pues lo hace en el mismo afán intelectualista del Surrealismo, y aún con estrecheces de pintoresquismo local. Peor aún que todo eso, porque se trata de la misma ambigüedad de los patricios criollos; que se separan del vientre forzoso de la metrópolis, sí, pero para considerarse iguales y no distintos; y de ahí que se dieran a defender un perfil de supremacía intelectual, a la vez que se legitiman en sus localismos, en una suerte de esquizofrenia seudo religiosa. Si el gran padre reconocible del Modernismo es Darío, su mejor obra es Martí, ese héroe; aún si eso significa trastocar las fechas y las biografías, pues se trata del otro tempo en que se trasvasan los influjos y las legitimidades. Pero ese héroe, todo de mármol ya antes de su muerte — romántica sin dudas, pero a la manera simbolista de los alemanes, cargada de significados, no con la patética vacuidad de los primeros franceses, y mucho menos la de los ingleses—, con la misma altivez incluso femenil de su virilidad; ese siempre hablar en verso, incluso atiborrándose la prosa con florones y alambicamientos. Blasfemando de Martí, porque con Martí la cosa es religiosa, desde la óptica romántica sólo se tomarían algunos versos, entre los libres y los sencillos; aquellos en que es amargo y existencial, no en los que pontifica y es sacerdotal, con esa boda mística en el ara de la patria invisible con su minuciosa moral. De los Versos libres, por ejemplo, aquellos donde el discurso cede ante la imagen, como el que dedica al vino de Chianti; de los sencillos, aquellos donde la amargura se adensó tanto que sobrepuso la imagen a la obviedad del ritmo, como en el que dedica al amigo muerto. Pero como el Modernismo exigía ese martirologio sacerdotal, o la palidez del laico, no tiene otra mejor obra o 6
modelo para la obra; fuera del rosario de convenciones, que se dictan desde los púlpitos catedralicios de las universidades; sólo Martí, él mismo, y Darío, pero no por sí mismos sino por sus testamentos. La virtud verdadera del Modernismo sería paradójica, y es cuando comunica pretensiones intelectuales al formalismo popular; ojo, no a la inversa, no cuando se apropia de ese formalismo, tomando las tradiciones populares ibéricas para su propia proyección intelectual, convencionalista y corta; sino cuando no puede evitar la confusión de lo pueblos, tan groseros o ingenuos que, como Marsias, se creen el Tú a tú y rescatan el ideal romántico en la legitimidad de sus formas propias. ¡Oh!, ¡qué prodigio ese de aventureros bastos como los héroes clásicos de verdad!, ¡de trovadores trashumantes como los provenzales!; ¡qué derroche de amores trágicos, de vírgenes violadas o fugadas de los claustros, de bandoleros redentores, de comediantes frescos!. Ese es el tiempo del tango y los bailes escandalosos de las islas, de la alegría pueril de los borrachos amargos; y todo eso por fuera de las rejas altas, tras las que los modernistas festejaban sus juegos florales ante el aburrimiento de las musas, pobres comprometidas con galanes altaneros. El problema, pues, en esencia, es, sería o podría ser la creciente intelectualización en la poesía; pero no en ese sentido al que los modernistas y los surrealistas, como los simbolistas, reducen el mundo de el inteligencia. En efecto, el Romanticismo surgiría como una crítica del intelectualismo neoclásico, apegado a esos manuales de Aristóteles, Platón y compaña; y en ese sentido, todo movimiento posterior pretendería legitimarse recogiendo el batón del anti- intelectualismo. Lo raro, o paradójico, es que la crítica del Romanticismo francés al intelectualismo neoclásico era intelectual; y esa sutileza no se percibe, porque la inteligencia se reduce para todos al concepto genérico de la Razón neoclásica. No hay que olvidar, tampoco, que aunque también un fenómeno literario, la poesía tiene otra naturaleza que la novela; y esta última se benefició de la trifulca populista de los neoclásicos, con el realismo, tanto como de las sordideces psicológicas de los románticos; pero la poesía no, ella decayó con los intentos racionales de la crítica realista, tanto como con el formalismo estricto que quiso repetir a los romanos, ni siquiera a los líricos griegos. 7
Por eso, lo que critica el Romanticismo —el verdadero, el primero, antes inglés y después el de los pioneros en Francia— no es lo inteligente en sí sino el falso trascendentalismo en que deviene como una falsa religiosidad, la fatuidad de su elitismo; y cuando los alemanes asumen esta crítica, sentando el canon ya para todo el mundo, incluso la posteridad del Modernismo americano, no hacen esta distinción. Cuando a partir de los alemanes se critica lo intelectual, incluso en Francia, lo que se critica es toda pretensión de inteligencia; se postula el imposible Irracionalismo como opuesto suficiente, y ya nadie se preocupa de aquella primera protesta de los franceses, que es la que produce el esplendor de la Forma. Ignacio T. Granados Herrera (Ciudad de la Habana, 1963) Escritor, poeta y traductor. En 1995 hace votos como fraile en el Oratorio de San Agustín. Dirige el proyecto editorial Ediciones Itinerantes Paradiso, en el que ha publicado diversos poemarios y ensayos. En 2004 tradujo "El Diamante de la Hierba" de Xavier Forneret, y "Textos de los Complementos a Gaspar de la Noche", de Aloysius Bertrand; es autor del libro de ensayos "La Torre de Marfil", sobre el romanticismo francés.
Portada Estaba caminando a lo largo de un sendero con dos amigos. Se estaba poniendo el sol, y de pronto el cielo se tornó de un color rojo sangre. Hice una pausa, sintiéndome exhausto, y me apoyé en la cerca. Había sangre y lenguas de fuego sobre el fiordo de color negro azulado y sobre la ciudad. Mis amigos siguieron caminando y yo me quedé ahí temblando de ansiedad y sentí un g r it o i nf in it o qu e at ra ve sa ba l a n at ur al ez a... Edvard Munch (1863-1944) "El grito" es una de las pinturas más famosas y reproducidas del mundo. Es parte de la serie "El friso de la vida", que el autor consideró "un poema de vida, amor y muerte". "El grito" es considerado todo un símbolo de la enajenación del hombre moderno. (Portada: Composición y detalle sobre "El grito" / Contraportada: "Madonna", de Munch).
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Agustín Acosta: Última poesía Por Yolanda Brito Álvarez Sirvan ahora estos nuevos poemas que hemos encontrado, del conocido “poeta de las carretas”, no sé si por perseverancia o por casualidad, para que hagamos un nuevo acercamiento a su poética y a su personalidad, mucho más desprejuiciado y frío, sin que ni una ni otra cosa nos impidan reconocer y valorar la importancia del legado que nos hiciera, mientras nos detenemos a mirar la frescura o la violencia con que descargó su imagen sobre el papel, confiando con nitidez a la cuartilla extraviada los cambios sentimentales, filosóficos o emocionales escapados de su ser y de su época. Leer estos versos será, además de una nueva alternativa en el conocimiento de la poesía cubana, un reto para nosotros mismos, si pensamos que, de cualquier manera, el sentimiento del poeta es él mismo y uno más: hoy es una cosa y mañana puede ser otra totalmente distinta, un día canción y otro lágrima, un día odio y otro amor, un día creyente y otro profano, un día volcán y otro abismo que se pierde en las entrañas del mundo, en la medida que el tiempo va echando su carga sobre los hombros. Así vivió y murió Agustín Acosta, por eso alguien le llamó “el poeta de la dualidad”, aunque el mismo, en repetidas ocasiones, se había auto juzgado, analizando la manera en que se desarrollaban los acontecimientos: “Me siento extraño a mí mismo: como si yo fuera otro.../ Sólo sé que soy yo mismo por el dolor de ser otro..! Claro que, para un hombre de la profundidad filosófica de Acosta, no podía ser de otra manera. Viajero cansado e incansable del camino, trasbordado él mismo entre las sombras – de las que dijo “eran siempre un mirador” – el río y las aguas muertas, como el “caracol que se escucha a sí mismo, sonoro de su propio oleaje”, es Acosta uno de los poetas cubanos de más interesante trayectoria tanto por la vida que le toco vivir, como por su obra literaria. 9
Matanzas Ciñe orgullosa de Minerva el casco. El ideal que en su leyenda flota traduce un aislamiento de gaviota desmayada en un sórdido peñasco. Decir su nombre es como abrir el frasco de un perfume que anuncia en cada gota un espejismo de ciudad remota: Roma... Jerusalén...Tebas... Damasco... Germen de luz sobre su campo prende; y heraldo de esa luz que la defiende, nunca el laurel su excelsitud le aparta. Y en sus cumbres graciosas y serenas, al clarín vencedor que grita: ¡Esparta! el arpa ilustre le responde: ¡Atenas! Valle de Yumurí ¡Valle de Yumurí...! ¡Inmenso valle mío!... Verdor que es una ofrenda de gratitud al río: al Yumurí risueño que te besa y fecunda, que no es Ganges copioso o Nilo que te inunda, sino deslizamiento de tímidas cautelas que ha desdeñado el lento desfile de las velas, y aún escucha el isócrono chichás de las piraguas, ahogado en el inquieto murmullo de sus aguas. Peñón sagrado, abrupto guardián de tu belleza, la Ermita es atalaya que anuncia tu grandeza. Desde la Cumbre, altivo balcón sobre tu alfombra, sorprende el desafío de la luz y la sombra; 10
y veo cual transforma los oros del poniente en violeta traslúcida tu niebla evanescente. Y ya no advierte el ojo, absorto o conmovido, si eres un valle o eres un sueño suspendido. ... Mi corazón y yo Mi corazón y yo dejamos la ciudad. Atrás, piedra labrada a cincel, aguas muertas, estrechos callejones, suntuosos paseos, multitudes, atrás... Mi corazón y yo dejamos la ciudad. Pálidos rostros; prismas en el andar; tumulto heterogéneo, multicolor; indiferencia y estruendo y rapidez y fuga, y catarata de cristales y espumas de odio. Y la mentira, vencedora aparente de la eterna verdad. Mi corazón y yo dejamos la ciudad. Quede atrás la desecha ilusión; la esperanza ha de reaparecer en otra parte, más vestida de verde que en los parques urbanos, más de luz que en los tristes focos de las esquinas. Mi corazón y yo dejamos la ciudad. Dame la mano, corazón, o tómame de ella. No sabemos quien ha de ser el guía. Tú o yo, ¿qué más da? – somos la misma cosa. La diferencia es una: cielo o tierra. 11
¿Cuál es el cielo de los dos? Tú eres el cielo cuando late tu bondad invisible y yo la tierra cuando las pasiones te humillan. O yo el cielo cuando canto si es que no cantas tú, porque, bien visto, si canta el corazón cielo es la tierra. Si canta sólo el hombre el canto es sombra. Dame la mano corazón; ahora voy a cantar: tú cantarás más tarde, cuando mi oscuridad te necesite. ¡Lo que tenemos que cantar, hermano! Ruina cubana De este batey, que el ojo contempla conmovido, Metrópoli minúscula de viejos cafetales, Hoy sólo queda el viejo caserón derruido Y las losas oscuras de los anchos portales. Muros rotos denuncian el incendio y la guerra; Secos pozos acusan una sed milenaria. Emigraron los gallos, de su hogar, a la sierra, Que les ofrece grata vivienda hospitalaria. Nada turba la paz de estas horas tranquilas. Gatos de lomo eléctrico rondan por los tejados, Y hay en la incandescente fuga de sus pupilas La idiotez novelesca de los cuartos cerrados. Golondrinas de antaño duermen en los aleros. La luna ha amortiguado su pasado derroche. Valleinclanes barbudos triscan en los potreros, Y unamunos de nieve atraviesan la noche. 12
Zigzaguea en el aire un aletear esquivo; Perros aspaventeros ladran sin causa cierta. Y colgado a su poste, pobre globo cautivo, Enmohece, apagado, el farol de la puerta. Ocio Tres de la tarde. Aburrimiento. Flota Suave olor de jazmines en mi estancia. En mi mesa un león de terracota Es frágil negación de la arrogancia. Literaturas clásicas apenas Logran turbar lo grato de mi ocio: Hoy no soy acólito de Atenas, Y olvido las injurias de beocio. Virgilio, Homero, Píndaro... No aprecia Mi juicio los hexámetros de Grecia, Ni las campestres églogas latinas... Y como en nada mi inacción se afana, Me pongo a contemplar por la persiana Una alegre invasión de golondrinas. 1971 Yolanda Brito Álvarez es poeta y ensayista. Dirige la Biblioteca Municipal de Jagüey Grande y la revista "Limón, limonero". Estos fragmentos de su investigación "Agustín Acosta, última poesía" fueron recientemente dados a conocer en la revista digital "Mar desnudo", que dirige el poeta matancero Abel G. Fagundo. (http://jaguey.atenas.cult.cu/mar/index.htm)
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Sobre Agustín Acosta En Jagüey Grande, al sur de Matanzas, en la casa donde viviera el Poeta Nacional Agustín Acosta, ha sido presentado el libro de la investigadora Yolanda Brito "Agustín Acosta, última poesía", que recoge una serie de textos poco divulgados del autor de "Las carretas en la noche" y de los que ofrecemos acá tanto un fragmento de la introducción de la antologadora, como algunos de los poemas recogidos, gracias a la gentileza del joven poeta matancero Abel González Fagundo. Agustín Acosta (Matanzas, 1886-Miami, 1979), Doctor en Leyes, sufrió prisión por su oposición al gobierno de Gerardo Machado y ejerció diversos cargos públicos como gobernador provisional de Matanzas (193334), Secretario de la Presidencia durante el gobierno de Carlos Mendieta y senador de la República (1936-44). Miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras de Cuba, y de la Academia Cubana de la Lengua, fue nombrado Poeta Nacional en 1955. Colaboró con numerosas publicaciones como El Fígaro, Orto, Social, Carteles, Diario de la Marina, Ariel y Archipiélago entre otras. Aunque nunca pudo alejarse totalmente de sus orígenes románticos y la influencia que sobre él ejerciera la poesía de Rubén Darío, Acosta es, junto a Regino Boti y José Manuel Poveda, uno de los grandes referentes del movimiento postmodernista que marcó el inicio de la poética cubana del siglo XX. Su libro "La zafra", lo vincula además y desde temprano, al movimiento vanguardista y al tratamiento de la temática social de la que fuera Regino Pedroso (1896-1983) el más perfilado exponente. Su último libro, "Caminos de hierro", aparece en 1963. Diez años después el poeta se marcha a otras tierras, donde muere en 1979. (A.Croa) Presentación del libro "Agustín Acosta, última poesía", en la casa del poeta en Jagüey Grande, Matanzas.
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Las Malaras y Glosas Cubanísimas de Francisco Henríquez (Frente de Afirmación Hispanista, A.C., México, 2008) Por Raúl Tápanes López Al hablar hoy de la décima en Cuba no es posible obviar el nombre del poeta matancero Francisco Henríquez. Su más reciente cuaderno es prueba de ello. Con un verso grácil y una rima que fluye sin rebuscamientos, sus textos parecen -aún más con este último librohaber alcanzado ese particular estado de gracia que sólo consiguen los grandes y que marca una obra. Henríquez, guajiro de Unión de Reyes, pueblo de campesinos al centro de la Isla, y que aún no suelta sus ariques a pesar de residir en la cosmopolita ciudad de Miami, se codea a través de sus malaras y glosas con lo más representativo de la décima cubana, juega con las imágenes, describe, resalta y usa la palabra con la misma facilidad que un buen pintor sus pinceles o, para decirlo de otra manera, con la misma naturalidad con que se mecen las palmas reales en los campos cubanos. Es de notar que a contrapelo de su excepcionalidad, el poeta no pretende -mal extendido entre los hacedores de versos de hoydeslumbrarnos con afectadas originalidades, con falsos descubrimientos o transgresiones que sólo demuestran irreverencia o ineptitud: precisamente en su particular brillo dentro de los cánones aceptados por la tradición, en su afán de decir y de servir, no de arrebatar y deslumbrar, está la raíz de su éxito: como el tubérculo debajo de la planta, que hay que desenterrar para degustar en un maravilloso plato de yuca con mojo. La temática, por tanto, es el clásico repertorio de todo buen decimista: los héroes de la patria, la patria misma, el entorno y los sentimientos. Todo eso abarcan los primeros doce textos, que componen 15
ochenta décimas y un soneto (“José Martí”). El resto de las décimas -la mayor parte del libro- son excelentes contrapuntos en que el poeta glosa los textos de quienes le han precedido en el tiempo o comparten el camino con él: El Cucalambé -unas cuantas a él dedicadas-, Fornaris, Hilarión Cabrisas, Sanjurjo, Mirta Aguirre y Rita Geada, entre otros. Francisco Henríquez, uno de los tres cubanos que han sido honrados con el Premio Vasconcelos que otorga el Frente de Afirmación Hispanista -Salvador Bueno, ya fallecido, y Carilda Oliver Labra son los otros-, muestra, a sus ochenta años, una obra sólidamente afianzada en la décima cubana, que no es posible ignorar y que espera por un merecido estudio y una divulgación mucho más amplia, especialmente en la Isla. Porque como dice en sus versos “Es que Cuba sigue allí”... y la décima es una de las grandes vertientes de la poética cubana y Francisco Henríquez es uno de sus más destacados cultivadores, a la altura -ya maduro en edad el árbol y en su esplendor el fruto- de un Cucalambé, de un Angelito Valiente o de un Indio Naborí.
Décimas de Francisco Henríquez "Y Carilda Oliver Labra, como Palas de Atenea, a los huérfanos de idea les remienda la palabra". Sergio Mederos Pérez
Yo de Matanzas recuerdo cada momento y segundo, cuando en el pasado mundo de mis memorias me pierdo. De sus tres ríos me acuerdo; de sus puentes y de El Abra; de aquel guajiro que labra sus tierras de costa a costa; recuerdo a Agustín Acosta "y Carilda Oliver Labra". 16
En cada ciudad de Cuba, de una poeta muy grande, la luz del pensar expande su verso para que suba... ¡Holguín la tuvo!: la incuba en Lalita..., y la hermosea...: Lalita Curbelo crea, junto a sus cosas un mito, que domina el infinito... "como Palas de Atenea". Así la tuvo Cienfuegos, en Mercedes Matamoros, que iluminó los tesoros de la idea con cien fuegos. Les dio visión a los ciegos del alma, y fue su tarea lograr que en esa odisea, con mieles de pluma clara, la luz del saber llegara "a los huérfanos de idea". ¡Entonces la hispana loa tuvo un momento feliz, cuando Jesús Orta Ruiz le nace a Guanabacoa! De conuco y barbacoa, pastores de oveja y cabra, gritaron: ¡Abracadabra! Porque con una cuarteta un campesino y poeta "les remienda la palabra".
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Diusmel Machado Estrada Todos estamos en el exilio, porque nunca estamos donde tenemos que estar. Carlos Esquivel Guerra
El hermano Ulises Él era un soplo de arena en los ojos. Pobre Ulises, soñando lentas perdices en la noche de la cena. ¿Qué cantos de la sirena lo perdieron? Nadie sabe, solo una familia grave que, en el fervor de su rezo, extiende en el aire un beso para que todo se acabe. Una vela arde en el mar. Arde otra vela en la casa. Penélope hila su escasa obstinación(ah, el hogar). Un hombre se va a jugar su tiempo, el brazo y el codo. Sabe el rey que en un recodo tiene el reino su frontera. Un hombre es una bandera levantada sobre todo. Primera carta Hermano Ulises: La casa está bien, pero te sueña 18
como una sombra pequeña que en las noches se disfraza. Mamá reparte la escasa luz, en el lento concilio donde un pan -lágrima, idiliocorta las manos, los codos. Todo está bien, porque todos estamos en el exilio. Disquisiciones de codos en la proa ¿Será porque nunca estamos donde tenemos que estar? ¿Hubo, una vez, un lugar o será que lo soñamos? ¿Quiénes somos? ¿Dónde vamos? ¿Por qué tan viejas preguntas desangrándose en las puntas de los dedos inconformes? ¿Quién las hizo tan enormes? ¿Siempre vienen todas juntas? Diusmel Machado Estrada (Camagüey, Cuba, 1975). Es poeta y narrador. Ha publicado los libros Casa Primera (2001) y Libro de Titi y Mamita (poesía para niños, 2003, en coautoría con Miriam Estrada Medina).Ha sido antologado en Rumor de aguas (México, 1999), Antología de la poesía cósmica cubana (México, 2002) y De tu reino la ventura (La Habana, 2003). Su poemario "Otros viajes de Ulises" fue premiado en Canarias en 2005 y a él pertenecen los textos presentados.
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La desobediencia a ti debida (Fragmentos) Por Carlos Téllez Espino Conversar es de humanos. Conversar con personas inteligentes es un acto histórico. Hoy, les proponemos un encuentro con dos de los hombres que hacen la cultura en Las Tunas, Cuba, ahora mismo. Uno de ellos, Carlos Esquivel, ha publicado ya 13 libros, todos de poesía, polémicos, distintos, únicos. El otro, Argivaldo Acevo, concertista y compositor, ha dado disímiles conciertos, donde la guitarra siempre es protagonista. Porque lo humano obliga, siempre obliga, comparto entonces esta conversación humana, histórica. Carlos Esquivel, tu ultimo libro publicado, Toque de queda, premio Concurso Iberoamericano Cucalambé en Décima, 2005. es como un resumen de esos temas que ya son habituales en tu poesía. De estos temas, el de la muerte, sin dudas, fue el primero que me llamó la atención, pues viene a través de poetas que te importan y que murieron todos por vías del suicidio. ¿Es que la muerte te motiva, te llama la atención? Yo creo que la muerte como tema es bastante atractiva, aunque en sí no tenga nada de atractiva. Como dicen, en casi todos mis libros están fusionados esos temas que ya son capitales para mí, y la muerte es uno de ellos. Sin dudas también la guerra, la familia, el viaje, la imposibilidad de dejar atrás las cosas que significan o que son importantes para la trascendencia de uno. En mis libros, por ejemplo, el viaje es la conclusión de algo, que termina muchas veces en la muerte. Y esto es un juego que, mas allá del simbolismo, me está atrayendo mucho, porque además estoy tratando de buscar, de renovar, de lograr una ruptura a partir de un tema tan tratado ya por los escritores de todos los tiempos y, que, por supuesto, es uno de los grandes temas de la historia, que es la muerte. En el caso de los textos dedicados a suicidas, fueron poetas que se mataron de una manera muy brutal, por inmersión, ahogados. Es el caso de Alfonsina Storni, de Paul Celan, que fue capaz de suicidarse siendo campeón de natación...Murió en el Sena, sin salir a flote... Son varios poetas y es un homenaje por lo que para mí es un gesto de valentía, aunque otras personas lo nieguen como un acto de pesimismo, de cobardía. Yo creo que esa manera de morir, tan distinta, hace un poco heroico el acto de búsqueda de la muerte. 20
¿Le preocupa entonces la muerte a Carlos Esquivel? Yo no pienso en eso... Sólo a veces... Una persona como yo, que estuve en una guerra, que vi morir personas, un poco como que podía estar curado, o, quizás, enfermo de eso... Pero a mí, en verdad, me preocupa más la muerte como significación de todo un acto ulterior. Incluso, en la novela que tengo escrita, los personajes se burlan de la muerte. Dulce María Loynaz, Lorca, Juan Ramón Jiménez, demuestran que están vivos, y sé que no van a morirse. Por eso es una novela que se burla de la muerte. Carlos, en Toque de queda una especie de prólogo antecede a cada décima. Es como si con ello quisieras dar una seña sobre lo que sucederá o de lo que se hablará en el texto. Es como si dieras la clave de lo que quieres decirle al lector. ¿Esto es poco frecuente en la poesía y mucho menos en la décima que hoy se escribe en Cuba.? Para mí el acto de creación es un acto de desobediencia, es un acto de ruptura, es un acto de cambiar las cosas. Para mí, creación es crear algo nuevo. Entonces me parece muy importante que el creador esté asumiendo nuevos códigos. Yo quise hacerlo en la décima porque es un género mal_tratado por los escritores cubanos, ya que muchos han asumido un discurso bastante homogéneo, muy parecido, muy esquematizado, quizás, y yo siempre, cuando voy a entregarme a la escritura, trato de hacerla distinta, y este planteamiento es una manera de unir dos discursos que pueden parecer, y lo son, muy diferentes, el discurso de la poesía y el de la narrativa. En Toque de queda cada décima tiene, como dices, una especie de prólogo que está definiendo lo que va a decir el texto, y a veces tiene una concentración, una síntesis, mientras en otras es más extenso. Hay algunas de estas décimas en que el prólogo es más extenso que la décima misma. Ya te dije, es una manera de hacer distinta la décima, de proyectarla con otro sentido de búsqueda, en un siglo que necesita eso, trascender cambiando, rompiendo reglas, buscando siempre lo distinto. _________________________ Esta entrevista al poeta Carlos Esquivel se realizó en el programa La Tertulia, de la Televisión de Las Tunas, Cuba, conducida por Julio Gómez Molinet, escrita y dirigida por Carlos Téllez Espino, por cuya cortesía publicamos este fragmento. 21
Carlos Esquivel Guerra Epigramas Hace mucho tiempo que está escrito en el libro de las fábulas, sin que por eso los hombres se hayan corregido. Malos eran, malos se han quedado. Fausto. Goethe
Antes de escribir y antes de hacer el amor no me lavo las manos. Sé que voy a hacer un trabajo sucio. Muchas mujeres quisieron quemarme. Faltó el gas, la chispa, el incendio. Pero las mujeres se sobraban. Y donde estaba el poema, escribí otro poema; y donde estaba tu nombre, manchando de oscuridad al poema, entonces, escribí otro nombre, para que le diera luz al poema. Los amigos son aquellos que te necesitan. Los enemigos son aquellos a los que necesitas. Carlos Esquivel Guerra (Las Tunas, Cuba, 1968). Es miembro de la UNEAC (Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba) y la A.H.S. (Asociación Hermanos Saíz). Ha obtenido varios premios nacionales. Sus textos aparecen incluidos en múltiples revistas literarias de España y Latinoamérica, y en antologías realizadas en Canadá, México, Argentina, España, Puerto Rico, Estados Unidos y Cuba.
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Rolando Estévez Converso con mi madre en la cocina Hoy es mil novecientos setenta y nueve. Hoy es diciembre. Hoy es Cuba. Matanzas. Volviste con un sombrero beige, un traje sastre, una mirada que redescubrí dentro de la congregación del aeropuerto. Por encima de los hombros, las cabezas, las sombrillas de todos los ajenos. Es decir, por encima, por debajo, por dentro de aquella multitud de mis hermanos, los que vinieron como yo ...................a esperar (te) ...................a besar (te) ...................a llorar conmigo. Ha caído la noche y junto al campanario este balcón ajeno para ti, desde donde puede verse la bahía plateada como un espejismo en el desierto, condenado a partir. Partir sin saber, sabiendo a ciencia incierta. Partir en dos tu cuerpo, el mío para que viviésemos como medias naranjas agrias destinadas a enjugar platos ajenos. Y junto al campanario hablamos de los muertos. Y junto a la cocina, el agua, agua salada, azul, saliendo por la pila, bautizando las conversaciones. Agua salada, azul, agua de sirenas y de ahogados. Agua de mar saliendo por la pila. 23
Agua de mar del muro. ..........................Y tu mitad perdida ..........................y mi mitad perdida. Hacen un solo cuerpo ..........................abierto, ..........................extraño, ..........................ajeno. Cuerpo de mar, de muro de agua donde ..........................flotan, ..........................pasan, ..........................mueren los barcos que nos prometieron tantas cosas. Rolando Estévez (Matanzas, 1953) . Diseñador principal de la Editorial Vigía, su obra como artista de las artes pl ást ic as ha si do r ec on oc i da naci on al e internacionalmente. Ha publicado entre otros títulos de poesía "Suite para voz y corazón en traje negro", (1989) y "La cáscara profunda". (1994).
En La Nación, de Santiago de Chile Con la coordinación del gestor cultural cubano Raúl Tápanes, la Empresa Periodística La Nación S.A., exhibirá una muestra pictórica de la chilena Marlis Schulen y artistas cubanos. Durante su estada en Hamburgo y New York, Marlis afianza su vocación plástica autodidacta. Además, es cientista política de la UCH y ha viajado a Cuba en una constante interacción con artistas de la Isla y hoy, junto a Jesse Ríos, Martha Oliva Fonseca, Guillermo Horta, Angel Antonio Moreno y Rogelio Serrano, exhibe sus obras en el hall central del diario La Nación. Esta empresa les desea un éxito total en esta interesante muestra y les extiende para un futuro próximo la invitación a cada uno de ellos a exhibir en forma individual. Martín Huerta La Nación, 1ro. de marzo de 2008
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Roberto Valero Dream Weaver A Maru
Penélope sabiendo que usted aguarda en algún sitio tejiendo la esperanza recordando mis besos, la mirada, apresuro mis pasos mi cóncavo bajel entre la espuma la sonrisa y toda mi añoranza marinera. Su vida va escapando entre los mármoles en tanto la remota Ítaca se quiebra. Si usted no me guardara sus más ingenuas ilusiones, su primavera, ¿Qué sorpresa animaría el cielo huracanado al cíclope deiforme la embravecida mar, en fin, la noche? Conversación telefónica Nuevamente tu voz cruzando el Mar Caribe, la Florida que sólo has visto en láminas y fotos, tu voz cruzando por Virginia, 25
las Carolinas, toda la primavera, las márgenes tranquilas del Potómac, “Virginia is for lovers”. Tu voz después se trepa a mi edificio, me despierta, temblamos, queremos engañarnos, decirnos frases cursis, alentadoras. ¡Tanto amor controlado por oficiales, por mediocres amantes! Permisos, firmas, papel y tinta inútil, tu voz entrando a Washington, jugando bajo los cerezos, comiendo uvas en las rojas aceras de Georgetown. Ya estás comprando los juguetes que se quebraron hace veinte años, dale a la niña besos, fresas, muñecas, flores... en cuatro horas entramos en Manhattan, The Cloisters te esperaban, mañana la nieve habrá cubierto cada palmo de otoño, tu voz pequeña, cálida, distante: –“No me dejan salir.” Roberto Valero (Matanzas, 1955-Washington, 1994). Abandonó la Isla en 1980 durante el éxodo del Mariel. Doctor en Literatura Hispanoamericana, ejerció como profesor en la Universidad George Washington en EE.UU. Miembro del consejo editor de la revista "Mariel", publicó los poemarios "Desde un ángulo oscuro" (1982), "En fin, la noche" (1984) y "No estaré en tu camino" (1991), entre otros. Su novela "Este viento de cuaresma" fue finalista de los premios Nadal (1989) y Planeta (1992). 26
Amarilis Terga Oliva Hetairas En Lesbos actuamos desnudas ante los dioses. Vimos ir a los hijos de Apolo convertidos tiernamente en lluvia. Tocamos el arpa entre pinceles y evocamos a Zeus.Vinimos del otro lado del mar después de plantar vides en praderas del Mediterráneo. Estuvimos en Creta, Samos y Lesbos -toda el Àtica sabía nuestros nombres-. Comerciantes y tahúres nos visitaban, éramos estatuas a orillas del mar. En las tabernas danzamos hasta el tedio: provocamos el amor. Los rostros sobre nuestros cuerpos creían llevar nubes negras. En Tarento fuimos vendidas y codiciadas en islas del Egeo. El camino infinito reveló que el amor está a un paso de las estrellas. El amor con su olor a jazmín flota más allá de la luz. Llega y nos deshace en cada átomo para luego ser pretérito. Durante siglos hemos servido a la sombra de los dioses que para siempre nos vigilan sumergidos en el vino. Desde sus templos celestiales acudimos al amor. Como rosas de agua enlazamos la serpiente entre danzas y canciones. Los ángeles regresan y observan la claridad. Por fin hemos vencido esa humedad de flor, por fin somos eternidad en mitad del sueño. En la tierra de Uruk En la tierra de Uruk las estrellas caen sobre mí. Despierto entre calles angostas. Busco en la ciudad aromas tibios que rondan mis pies. La arcilla pasa y me encuentra cada mañana apacentando las cabras. Voy con el cortejo de himnos por los montes de Uruk. 27
La lluvia coloca tus ojos en asientos de grana. Te busco entre las piedras. Las estrellas caen sobre mí y no puedo evitar recordarte esta mañana. Regresamos de siglos escritos en un testamento apócrifo. No puedo tocarte desde la arcilla. Pertenezco a una edad sin luz. Mi nombre pudo ser Ninsun, Leda, Gilgamesh. Te cuento historias de hombres que anclaron barcas y plantaron la tierra. Me levantas del polvo con manos que pueblan de higos la huerta. He contado a mi madre este sueño. Regresas a la tierra de Uruk y caminas feliz junto a mí. De cómo Don Quijote y Sancho regresan a la ínsula Sancho amigo, volvamos a la Ínsula para aquietar los vientos. Entre almenas y cariátides descubramos hombres maniatados. Por la ruta de mariposas y doncellas, seamos eternidad. En barro y fuego hallemos la ínsula: porción sin fin bajo el agua. Libremos otra batalla más allá de los molinos. Como extraños pastores guardemos el árbol, la viña, los puertos. Partamos ya, pues duelen las palabras demasiado cuerdas sin ti. Amarilis del Carmen Terga Oliva (Granma, Cuba, 1970). Ejerce como Profesora Asistente de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas de la Universidad de Granma. En 2002 fue editada su Antología Cósmica y Lírica de Amarilys del Carmen Terga Oliva por Fredo Arias de la Canal en Ciudad de México. Sueño de hetaira, el cuaderno al que pertenecen estos poemas, obtuvo el Premio Fidelia de poesía en Bayamo, Cuba, 2005. Su dirección postal: Ave. Francisco Vicente Aguilera No. 253 A (Interior), e/ Ave. de los Mártires y calle 10, El Cristo, Bayamo, Granma, Cuba, C.P. 85100.Su email: atergao@udg.co.cu 28
Norte, No.461No.461-462 EneroEnero -Abril de 2008 En 1997 vio la luz la Primera Antología de la Poesía Homosexual, de Fredo Arias de la Canal. Cuando fue publicada la antología -en una cuidada edición digna de un coleccionista-, el análisis de Arias de la Canal fue objeto de las discusiones que acompañan a todo evento que marca un antes y un después. El propio autor escribe ahora que “la antología de marras provocó reacciones de toda índole entre los poetas lectores”: más de diez años después el humanista mexicano vuelve a abordarla en el más reciente número de la revista Norte. Es imprescindible entonces, para aquellos que seguimos desde hace años, el análisis sistemático que hace aquél de la poesía a tenor de las leyes de la creatividad poética, revisar con detenimiento cada texto, cada ejemplo que va marcando el estudioso en esta 17ma. entrega de la serie “El Mamífero Hipócrita”, específicamente dedicada a los arquetipos cósmicos asociados al ojo, la luz y a la punción. Textos de más de medio centenar de poetas recoge este estudio desde Nietzsche y Martí hasta Rubistein Moreira y Octavio Paz- bajo el título de “Más sobre la poesía homosexual”. Y es que, como bien se aclara en cierta parte del trabajo, la demostración de la existencia de un complejo arquetípico homosexual no implica necesariamente la condición personal de los poetas. Arias de la Canal no trabaja con personas, sino con símbolos, específicamente con arquetipos de origen oral-traumáticos que se refieren al inconsciente colectivo y se remontan a los albores mismos de la especie humana. En este nuevo ahondamiento en la temática homosexual Arias amplia algunos aspectos de la antología de 1997 e incluye textos que no fueron recogidos entonces, como el soneto “A mi madre” de Julián del Casal, o los símbolos poéticos homosexuales de Eugenio Florit en “Martirio de San Sebastián”. El estudio, selección y análisis de los textos más representativos de estos arquetipos es adecuadamente complementado por la edición (a cargo del poeta y pintor mexicano Daniel Gutiérrez Pedreiro) que incluye 29
ilustraciones de Goya, Urs Graf y Geronimus Bosh, además de variaciones del propio Gutiérrez Pedreiro basadas en la obra de éstos últimos. Si la antología de la poesía homosexual de 1997 tuvo el impacto de un estudio novedoso y audaz, esta vuelta al tema luego de una década más de arduo trabajo y difusión de sus análisis por parte de Fredo Arias de la Canal, es una muestra del decantado, profesional e incuestionable pensamiento que le ha llevado un profundo conocimiento de los símbolos arquetípicos y al enunciado de las leyes que rigen la creatividad poética. Para quienes no tienen la suerte de recibir la revista Norte, le invitamos a leerla en formato digital, visualizándola en pantalla en la dirección http://islacosmica.50webs.com (Raúl Tápanes López)
Ofelia y Cienfuegos En la ciudad de Cienfuegos, al centro de la Isla, en el paseo de Independencia, tramo comprendido entre San Fernando y Arguelles, hay un sencillo monumento consistente en un busto de la poeta, en cuyo pedestal se encuentra la siguiente inscripción: "Mercedes Matamoros (Ofelia). La desventurada cantora del dolor. Su Ciudad natal. Ofrenda del Sr. Pedro Modesto Hernández". (...)El último amor de Safo es en opinión general de los críticos la mejor de las obras de Mercedes Matamoros. Lo componen veinte sonetos que consagran a la autora entre los grandes cultivadores de este género poético. Sus versos son fáciles, armoniosos y rotundos. Cada soneto dentro del poema encierra un pensamiento completo y se enlaza con los anteriores y con los siguientes solamente por el estado anímico que representa dentro del proceso de la pasión sentida por la protagonista de la obra. Algunos son primorosas joyas que se diría labradas para lucimiento de antologías si no se supiera que la autora, enemiga del artificio hasta hacer un culto de la expresión primigenia, los escribió con su presente compostura y se negó a introducir en ellos modificaciones de forma que críticos amigos le aconsejaron después de leer por primera vez el poema. Hortensia Pichardo Viñals Mercedes Matamoros, su Vida y su Obra Cárdenas y Compañía, La Habana, 1952
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Convocatoria poética A los mejores tres sonetos Al natalicio de Mercedes Matamoros (1848-1906) El Frente de Afirmación Hispanista, A.C., a través de la Revista Hispanoamericana Norte, invita a participar a los poetas de habla castellana, residentes en cualquier país. 1. Se podrá participar con uno o más sonetos. Forma clásica, endecasílabos. 2. Cada autor enviará escrito en su soneto, al pie, su nombre y dirección completos. (Teléfono, Fax, E-mail). 3. La fecha límite para el concurso será el 31 de agosto de 2008. 4. No se mantendrá comunicación con aquellos que no hayan sido seleccionados. 5. A los tres primeros lugares se les avisará oportunamente. 6. El jurado estará integrado por poetas e intelectuales, quienes darán su fallo inapelable. 7. De ninguna manera se podrá declarar desierto. 8. Premios: Primer Premio 10,000 pesos mexicanos Segundo Premio 5,000 pesos mexicanos Tercer Premio 2,500 pesos mexicanos 9. La participación presupone la aceptación de las cláusulas. Los sonetos deberán enviarse a la siguiente dirección: Frente de Afirmación Hispanista, A.C. Castillo del Morro 114 11930, México, D.F. Fax: 55 96 24 26 E-mail: ivanfah@prodigy.net.mx