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LAS RASTREADORAS
Ellas, las Rastreadoras aparecen cuando su ser amado fue notificado como, “no localizado”. Solas, sólo con su alma salieron a buscar. Soportando, además del dolor que de por sí ya cargaban, la violencia burocrática, la estructural y la institucional.
Llegan los judiciales, después de ellas haberles llamado, después de que ellas rastrearon y encontraron la irregularidad; y todavía así, los señores se bajan de las camionetas escupiendo y vociferando regaños moralistas, hinchados de triunfalismo por hacer nada.
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Estas misiones de búsquedas molestan a los cárteles del crimen.
Nos dicen que dejemos de hacer esto, porque nos va a pasar lo mismo, que algún día nos van a encontrar en una fosa. Tenemos mucho miedo, pero es más grande el amor, es más grande la incertidumbre por saber dónde están los nuestros.
Mirna Medina
El amedrentamiento es otra realidad que viven quienes participan en búsquedas de personas desaparecidas. No resulta lo mismo salir a buscar desaparecidos de varias décadas atrás y en zonas un tanto arqueológicas como en otros países, o buscar con todo el equipo de profesionales y resguardadas