Tecnociencia deporte sociedad vol2

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TECNOCIENCIA, DEPORTE Y SOCIEDAD 多VICTORIAS DE LABORATORIO? VOLUMEN 2

SOCIEDAD


Corporación Colombia Digital Alberto Pradilla, Director Ejecutivo Comité editorial Luis Germán Rodríguez, Coordinador Ignacio Ávalos Iván De La Vega Coordinación general Adriana Molano Rojas Directora de Contenidos Autores Ignacio Ávalos Gutiérrez Mari Montes José Luis Solleiro Norma Solís Corrección editorial Adriana Molano Diseño gráfico Jorge Luis Velandia Tecnociencia, Deporte y Sociedad: ¿victorias de laboratorio? - Volumen 2 ISBN 978-958-58088-6-7 Se autoriza la libre consulta, descarga y distribución total o parcial de este documento con fines no comerciales y obras no derivadas. Bogotá D.C. - Colombia Julio de 2015


CONTENIDO Página

04 Página

06

Prólogo del Director Ejecutivo de Colombia Digital

Página

05

Acerca del Volumen No. 2

Perfil de los autores

Página 10 Capítulo 1

El dopaje genético (O qué diría el Barón Pierre de Coubertin)

Página 32 Capítulo 2

Béisbol: ciencia y esencia

Página 48 Capítulo 3

Hitos, alcances y limitantes de la aplicación de la tecnología en el deporte de alto rendimiento


PRÓLOGO La Corporación Colombia Digital promueve el uso y apropiación de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) para el desarrollo social y económico del país; bajo este marco promueve iniciativas y proyectos orientados desde la comprensión del papel de la tecnología en beneficio de la calidad de vida de las personas. Así, surge la colección ‘Tecnociencia, deporte y sociedad: ¿victorias de laboratorio?’, compendio de reflexiones de autores hispanoamericanos, quienes aportan miradas panorámicas a la relación tecnología – deporte, y las implicaciones de ésta en el crecimiento de deportistas amateur y de alto rendimiento. El primer volumen de esta colección sirve de abrebocas para entender que el desarrollo de la tecnociencia no se limita a la medición o la disposición de mejores condiciones para la práctica deportiva, sino que, por el contrario, tiene implicaciones sobre la propia vida de deportistas, colaboradores y espectadores. El segundo volumen de ‘Tecnociencia, deporte y sociedad: ¿victorias de laboratorio?’ se adentra en el debate sobre cómo los avances, no solo médicos, se convierten en arma

de doble fijo ante la posibilidad de un dopaje genético; así mismo, aborda el eterno debate entre el béisbol ‘old fashion’ y los llamados ‘sabermétricos’, y cómo ambas maneras de ver el juego de pelota a lo largo de su historia lo han enriquecido y contribuido con su evolución; para concluir, se analiza una serie de hallazgos en la ciencia y la tecnología, y su aplicación al deporte. Al igual que en la arena deportiva, los estándares de competencia están fijados pero solo el lector podrá determinar los verdaderos límites de los nuevos juegos en los que la tecnociencia hace parte del equipo.

Dirección Ejecutiva Corporación Colombia Digital


bles. En este sentido se advierte que las autoridades que gobiernan el deporte parecieran encontrarse sorprendidas y ese factor afecta el diseño de políticas para encarar las transformaciones que se están generando, entre ellas las asociadas a las innovaciones genéticas creadas para mejorar el rendimiento de los atletas.

TECNOCIENCIA, DEPORTE Y SOCIEDAD: ¿VICTORIAS DE LABORATORIO? ACERCA DEL VOL.2 Este es el segundo volumen de esta serie de publicaciones sobre la relación entre la tecnociencia y el deporte en el marco de la Sociedad del Conocimiento. Los tres ensayos que lo integran muestran desde diversos puntos de vista la importancia creciente de las innovaciones tecnológicas en la actividad deportiva, así como las diferentes maneras y condiciones como éstas se producen, al igual que su impacto. Ignacio Ávalos Gutiérrez, sociólogo, ha dedicado su actividad profesional al estudio de las relaciones entre tecnociencia y sociedad, principalmente desde la perspectiva de las políticas públicas. En su ensayo aborda un tema que es tan viejo como el deporte mismo, pero bajo una visión propia de los tiempos más recientes. Se trata del dopaje genético, entendido como parte de una oleada de innovaciones radicales, algunas de las cuales ya se han comenzado a utilizar en el ámbito deportivo. Se origina en el espectacular desarrollo de la tecnociencia a partir, sobre todo, de un nuevo paradigma tecno – científico, fundado en torno a la nanotecnología, desde el cual comienza a insinuarse la aparición del deporte transhumano. Se alerta una señal de que el futuro está llegando más rápido de lo que se creía, mientras las claves para pensarlo aún no están disponi-

Mari Montes, comunicadora social, es considerada una autoridad en el periodismo deportivo y el béisbol es su foco de interés. Su relato capta la atención del lector en una apasionante travesía que vincula este deporte con la tecnología. Su ensayo muestra cómo el béisbol, desde que fue inventado, ha estado estrechamente vinculado con avances tecnológicos que aluden a los más disímiles aspectos, tales como los implementos que se usan para jugar (uniformes, guantes, bates, zapatos de gancho, gorras y cascos, entre otros), la forma de analizar el juego y evaluar a los peloteros y sus capacidades (que se ha llevado a lo que hoy se conoce como ‘sabermetría’), las herramientas para seleccionar los talentos, las características mismas del espectáculo y las bases del arbitraje. El ensayo recoge la opinión de jugadores y exjugadores, managers, gerentes, periodistas, quienes aportan elementos y visiones para el análisis del impacto de la ciencia y la tecnología en la esencia del juego de pelota. El ensayo aborda el eterno debate entre el béisbol ‘old fashion’ y los llamados ‘sabermétricos’. José Luís Solleiro, es ingeniero y Director General de Vinculación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). También es investigador del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico. Sostiene en su ensayo que vivimos un tiempo en el que se está produciendo la modificación sustantiva de los contenidos científicos y tecnológicos en los que se basa la organización de la sociedad humana. Se trata de una verdadera revolución que forma parte, promueve y condiciona profundas repercusiones en las dimensiones económicas, sociales, culturales, educativas, poblacionales y políticas de la totalidad de los sectores y países, así como de las relaciones entre ellos. Señala que el deporte no escapa, desde luego, a las transformaciones mencionadas y analiza una serie de hallazgos en la ciencia y la tecnología, y su aplicación al deporte, asumido cada vez más como negocio y espectáculo, al igual que el impacto que tiene en los logros de los atletas de alto rendimiento.


PERFIL DE LOS AUTORES

ignacio ávalos gutiérrez Sociólogo egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), con curso de especialización en Política Científica y Tecnológica en el Centro de Estudios para el Desarrollo (UCV). Fue Presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT) (1994-1999), Miembro del Consejo Directivo del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) (1995-2000) y Miembro del Directorio del Consejo Nacional Electoral (2000-2001). Actualmente es Directivo de Innova, organización de asesoría e investigación, Miembro del Consejo Asesor de la RICYT (Red Internacional de Indicadores de Ciencia y Tecnología), Miembro de la Red Venezolana de Nanotecnolo-

gía, Directivo del Observatorio Electoral Venezolano (OEV) y Consultor, tanto a nivel nacional como internacional en el área de políticas públicas y gerencia de ciencia, tecnología e innovación. Así mismo es profesor de la Facultad de Economía y Ciencias Sociales (Escuela de Sociología) de la UCV, dictando alternativamente materias electivas, vinculadas al tema Ciencia, Tecnología e Innovación, así como a la Sociología del Deporte. Es articulista semanal del el Diario El Nacional. Ha publicado libros y artículos relacionados al tema Ciencia, Tecnología e Innovación. Tiene, así mismo dos libros recientes, próximos a publicarse, uno sobre béisbol y otro sobre futbol.


mari montes Nació en el municipio Baruta, Estado Miranda, Venezuela, el 20 de mayo de 1967. Estudió comunicación social en la Universidad Central de Venezuela (1985-1991), mención audiovisual. Por 22 años locutora y ancla de Radio y Televisión, especialista en beisbol venezolano y de Grandes Ligas. Conferencista. Articulista del diario El Universal, El Diario de las Américas y los portales digitales “Prodavinci” y “Pelota pimienta”. Anunciadora oficial del equipo Leones del Caracas desde 1995 hasta 2002.

Autora de la obra teatral “Tania en pelotas” y los libros “Por la goma: 2004, un año por encima del promedio” y “2005: El año de Guillén y otras alegrías”, “Mis Barajitas, crónicas de beisbol”, editados por Editorial Alfa y el cuento infantil “Lucía, la pelota que soñaba con llegar al Salón de la Fama” recomendado por el Banco del Libro como “lectura entrañable”, editado por Ediciones B Venezuela. Co-guionista junto al escritor y periodista César Miguel Rondón del documental “Galarraga, beisbol puro beisbol”, dedicado el grandeliga venezolano. Miembro del Círculo de Escritores de Venezuela. Presidenta del Caracas Press Club desde 2011-2013 y reelegida para 2013-2015.


josé luis solleiro Investigador Titular “B” del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (UNAM) a partir del 2000. Su producción como investigador comprende más de 175 trabajos publicados, entre artículos, capítulos de libros y ponencias publicadas en memorias de congresos internacionales. Ha asesorado empresas privadas, públicas, universidades, organismos internacionales y asociaciones empresariales en diversas cuestiones relacionadas con la gestión de la innovación. Fue Director General de Vinculación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) entre 2008 y 2012. Recibió las medallas Gabino Barreda de la Unam y la del Mejor Estudiante de México, la distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos, el Premio Jesús Silva Herzog de Investigación Económica, el Premio Cidecyt, el de Anfeca por la dirección de la mejor tesis doctoral, el Arturo Fregoso Urbina por la mejor tesis de posgrado de la Universidad Autónoma Chapingo y el Premio Ernest Feder de Investigación. Doctorado Honoris Causa del Consejo Iberoamericano en Honor a la Excelencia Educativa. Ha impartido cursos de licenciatura, maestría, doctorado y educación continua en múltiples instituciones de 17 países. Es fundador y presidente de Cambiotec, a.c., una organización privada sin fines de lucro dedicada a la capacitación, investigación y consultoría especializada en política y gestión de la innovación tecnológica. Actualmente coordina el proyecto sobre Sistema Estatal de Innovación en el Estado de México.


norma solís Llicenciada en Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), institución donde también estudió la Maestría en Historia. Su experiencia en el ámbito periodístico la inició en 1998 con prácticas profesionales en la Agencia Mexicana de Noticias (Notimex). Entre 1998 y el año 2000 colaboró como freelance para el periódico Excélsior, en la sección de “Ciencia y Humanismo”. Del 2001 al 2003 fue reportera de la Gaceta UNAM Comunidad, de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán-UNAM, cubriendo eventos y temas académicos, científicos y deportivos. En la Fonoteca Nacional trabajó en el control de calidad tanto del inventario como del catálogo de dicha institución. En las Suprema Corte de Justicia fue coordinadora en el proyecto de catalogación de expedientes judiciales (1917-1994). Desde el 2012 colabora con el Grupo de Gestión Estratégica de la Innovación del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico de la UNAM, en donde, se encarga de la corrección de estilo y la edición de libros así como de la coordinación del diseño editorial de diversos documentos de difusión.


Capítulo

01

El dopaje genético (O qué diría el Barón Pierre de Coubertin) Autor: Ignacio Ávalos Gutiérrez

“¿Qué puede ser para mi más fantástico y más inesperado que la realidad, e, incluso, qué puede ser más inverosímil que la realidad?” Fedor Dostoievsky



12 | Capítulo 1

RESUMEN El dopaje ha sido siempre un dato en el panorama deportivo, presente desde cuando se usaban unas yerbitas, cuyo consumo surtía efectos casi ridículos, hasta el sofisticado menú de Lance Armstrong, señal, entre otras muchas, de que la actividad deportiva no transcurre bajo la inspiración de los valores predicados en el evangelio olímpico, sino, más bien, bajo la despiadada obligación de conseguir la victoria, más o menos a como dé lugar. En este marco, el dopaje genético significa un brinco notable dentro de una larga historia que registra la búsqueda permanente de maneras, santas y no tanto, con el propósito de mejorar el rendimiento deportivo. Su aparición ha replanteado la discusión entre quienes creen que el dopaje debe legitimarse, bajo ciertas condiciones, y quienes se inclinan por la aplicación, con sus variantes, de políticas prohibitivas ya conocidas. El dopaje genético forma parte de una oleada de innovaciones radicales generadas en diversos campos y con distintos propósitos, algunas de las cuales ya se han comenzado a utilizar en el ámbito deportivo, mientras que otras forman parte de un pronóstico bastante probable. Son el fruto del espectacular desarrollo de la tecnociencia a partir, sobre todo, del paradigma que conforman la biotecnología, la nanotecnología, las tecnologías de la información y las ciencias cognitivas. Tales innovaciones han comenzado a trazar el dibujo de un escenario, el del deporte transhumano, que plantea la urgente necesidad de contar con esquemas de análisis que permitan comprenderlo y calibrarlo, a fin de diseñar políticas idóneas y eficaces para encararlo. El caso de Oscar Pistorius, con el uso de sus prótesis, y los avances en cuanto al dopaje genético revelan que el futuro está llegando más rápido de lo que se creía, mientras las claves para pensarlo parecieran encontrarse demoradas.


Tecnociencia, Deporte y Sociedad: ¿victorias de laboratorio? | 13

INTRODUCCIÓN Por más que sea ya un lugar común señalarlo, e incluso suene a perogrullada, resulta imposible no decir que la sociedad contemporánea vive tiempos de muchas transformaciones, muy radicales y muy aceleradas. Suele afirmarse, por vía de una expresión muy manida pero acertada, que no se vive una época de cambios sino un cambio de época. La humanidad se ve obligada a inventar nuevos mapas, tanto teóricos como políticos, que sustituyan a los viejos y le vayan aportando las señas necesarias para comprender los tiempos que corren y así poder actuar en ellos. El conocimiento tecnocientífico tiene mucho que ver con lo anterior. Es, visiblemente, un motor de gran peso en la configuración y desempeño de las sociedades del presente y desde ya deja perfilar un escenario futuro en el que, según algunos analistas, cabe pensar en una civilización transhumana. Al deporte de nuestros días hay que comprenderlo, en buena medida, en el marco anterior, identificando y sopesando el impacto que tiene el desarrollo tecnocientífico en sus diversas disciplinas a partir de innovaciones que emergen en el seno de un nuevo paradigma, armado en torno a la biotecnología, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), la nanotecnología y las ciencias cognitivas. Se trata de innovaciones radicales que tocan

sus bases mismas, al punto de que se llega a hablar de los atletas transhumanos. El dopaje, que siempre ha sido un ingrediente de la actividad deportiva de alta competencia, ha aparecido ahora en su versión genética, convirtiéndose en una pieza clave dentro de las modificaciones que se vienen operando y, aún más, en las que se presagia que podrán suceder. Este ensayo se escribe a sabiendas de que es un momento que se encuentra a caballo entre el presente y el futuro, un momento en el que, si bien asoman algunos hechos que sugieren tendencias, aún predominan hipótesis preliminares y no pocas conjeturas. Se escribe también bajo la presunción de que la tecnociencia evoluciona más de prisa que nuestras intuiciones intelectuales y morales para poder entenderla y aquilatarla en sus secuelas. Se trata, igualmente, de un texto que busca no ser valorativo (¿es posible tal cosa?) y que, si bien aterriza en conclusiones, las mismas son válidas solo por ahora, pues las dudas existentes no dan, como digo, para muchas certezas. De paso, escribiéndolo volví a saber que los novelistas, más que los expertos, son los que conocen mejor en qué dirección y a qué velocidad soplan los vientos del conocimiento y sus aplicaciones, dejando prueba de que desde la ficción se puede saber más acerca de cómo va a ser la realidad. Lo digo por Aldous Huxley, claro, pero no solo por él.


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LA SOCIEDAD ‘DEPORTIVIZADA’ (El deporte debería dar más que pensar) El deporte es, sin lugar a dudas, un fenómeno social distintivo de los tiempos que corren. Su importancia social, económica, política y cultural es difícil de exagerar y tiene, seguramente, muy pocos equivalentes en otros ámbitos de la existencia humana1. Forma parte de la vida de cada día de casi cualquier terrícola, esté donde esté, al margen de su edad, sin importar su raza o religión, sea hombre o mujer, adulto o niño, hable el idioma que hable e independientemente de la naturaleza de sus inclinaciones políticas. Así las cosas, se ha dicho que la actual es una sociedad ‘deportivizada’. Sin embargo, paradójicamente – o tal vez alguien diría que no tanto, pues esto suele suceder con las cosas que se nos vuelven paisaje –, el deporte no ha recibido desde las ciencias sociales toda la atención que amerita. Incluso cierta intelectualidad se dio el lujo hace unos cuantos años, de relegarlo y hasta despreciarlo como, por ejemplo, Jorge Luis Borges con el fútbol2. Sin embargo, en los últimos tiempos el deporte ha cobrado gran importancia para sociólogos, economistas, psicólogos, politólogos y hasta filósofos, llegando incluso a considerarse una metáfora de la sociedad actual y de sus transformaciones.

Pero, no obstante los más o menos recientes esfuerzos, todavía no son suficientes en comparación con el tamaño del asunto y de su trascendencia. Parodiando al escritor Javier Marías, el deporte debería dar más que pensar. No olvidemos, entre otras cosas, lo que está ocurriendo en su ámbito al abrigo del desarrollo tecnocientífico.

El deporte moderno El deporte es tan viejo como la historia de la humanidad. Algunos exagerados creen que tuvo lugar cuando Adán se dio cuenta, antes de dar el infausto mordisco, de la redondez de la manzana y empezó a patearla, concibiendo al fútbol. Pero, fábulas aparte y aunque los historiadores han sentado algunos antecedentes relevantes en ciertas culturas antiguas, lo que hoy en día se conoce como deporte tuvo su origen en Inglaterra, a partir del siglo XVIII,

y se fue difundiendo internacionalmente hacia el final del siglo XIX y principios del siglo XX, mientras se iban conformando los mercados de la época, vía la expansión imperial (Duning y Elías, 1986). En una síntesis que seguramente deja de lado explicaciones y eventos de gran significación y que resultarían imprescindibles en un texto de carácter histórico, podría decirse que originalmente el deporte fue una práctica elitista de naturaleza amateur, basada en un compendio de valores morales (temperamento, fuerza de voluntad, disciplina, respeto a las reglas...), asociado, dicho sea de paso, a la masculinidad3. A principios del siglo XIX, tales valores fueron en buena medida recogidos en la célebre frase del Barón Pierre de Coubertin, aquella de que “Lo importante no es ganar, sino competir”, una definición del deporte que con el paso de los años ha ido quedando como una de las afirmaciones más desmentidas de todos los tiempos. Mientras la sociedad inglesa fue integrando en su cultura conceptos y prácticas tales como la racionalización, la estandarización o la precisión de las mediciones, surgidas a lo largo del proceso de industrialización, estos rasgos fueron impregnando, a su vez, la práctica deportiva, orientándola hacia el logro de una eficacia susceptible de probarse estadísticamente, como sucedía con la manufactura y, también, aunque en otro grado y de otra manera, con el comercio. En ese marco afloró el deporte profesional, se masificó en cierto grado y disminuyó su talante lúdico (Duning y Elías 1986). Finalmente, vale la pena advertir que el deporte se fortaleció alrededor de la figura del Estado, siendo un elemento muy útil para estimular la integración simbólica, indispensable en la conformación de la identidad nacional y, desde esa plataforma, se universalizó bajo un formato que, con sus lógicas transformaciones, ha permanecido hasta el presente.

En el plano económico, por decir algo que sirva para ilustrar, sus dimensiones se tutean con la de complejos industriales asociados al petróleo, a la producción de fármacos y a la fabricación de armamentos. 1

En una de sus frases peyorativas más famosas, le declaró a un periodista que el fútbol era un deporte de estúpidos. 2

Cabe destacar el mantenimiento hasta nuestros días de la idea hipócrita del amateurismo como fundamento básico de la práctica del deporte olímpico. 3


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Sus rasgos definitorios son los siguientes (Gutman, 1980, en García Ferrando, 1990): • El secularismo, como opuesto a la relación de los juegos antiguos con los rituales religiosos. En efecto, hay pruebas de sobra que ponen de manifiesto que en lo que pudiera llamarse la larga prehistoria del deporte se incorporaban a las ceremonias y rituales religiosos eventos de carreras, saltos, lanzamientos e inclusive juegos de pelota. Por ello los primeros Juegos Olímpicos estaban culturalmente más cercanos a esa concepción que las olimpíadas modernas. Una característica del deporte actual es, así pues, su desvinculación de la religión. Es un fenómeno colectivo netamente secular. • La democratización, en el sentido de acceso a la práctica deportiva, durante mucho tiempo reservada a determinados grupos sociales. Si bien es cierto que hay todavía diversas expresiones de exclusión, no lo es menos que en el deporte moderno las mismas han sido reducidas de manera drástica. • La igualdad de oportunidades, concepto de acuerdo al cual se establece que las condiciones para la competencia deben ser similares para todos los contendientes, esto es, no puede haber ventajas que inclinen la balanza en el resultado de la misma. Expresa la idea de que solo el mérito garantiza el éxito, y el deporte se vuelve, entonces, un espacio democrático en donde no queda descartado de antemano que el débil pueda vencer al poderoso. • El ‘fair play’, vale decir, que la competencia se desarrolle de forma honesta, sin trampas, sometida a unas normas que deben cumplirse y cuya inobservancia ocasiona sanciones. • La especialización, que muestra que, como correlato de lo (que se produce en el mundo del trabajo, el deporte se hace, así mismo, una práctica que corre a cargo de especialistas, condición que no solo alude a los atletas sino también a los diversos actores relacionados con ella: entrenadores, dirigentes, periodistas, médicos, entre otros. La especialización se ha acentuado en la actualidad hasta niveles inimaginables.

• La racionalización, como expresión de una evolución que va desde el deporte entendido como una actividad más o menos improvisada, cuya suerte es casi dejada al azar, hasta irse convirtiendo cada vez más en una práctica planificada de manera minuciosa y estricta en función de conseguir la victoria mediante métodos de entrenamiento, y el empleo de estrategias y tácticas diseñadas para orientar la actuación del atleta a lo largo de la competencia. • La burocratización, el desarrollo de una organización crecientemente compleja, cada vez más extendida, encargada de darle gobernabilidad al deporte mediante su organización y administración, poniendo especial cuidado en el cumplimiento de las reglas que lo rigen. • La cuantificación como característica fundamental que transforma cada acción deportiva en algo susceptible de ser medido de alguna manera, mediante criterios cada vez más precisos y métodos de calibración crecientemente sofisticados. • La búsqueda del récord como símbolo del valor intrínseco de una ejecución que trasciende al espacio y al tiempo en los que se realiza, consecuencia de la propensión a combinar la cuantificación con el deseo de ganar. Por ello, desde cierto punto de vista, la historia del deporte se narra a través de los récords. Todo lo anterior puede abreviarse de la siguiente manera: el récord necesita cuantificación, especialización y racionalización, características que, para ser logradas, tienen que producirse en el contexto de una organización burocrática, lo cual tiene sentido en un ambiente democrático, marcado por la igualdad y el ‘fair play’, compatible con un sistema secular (García Ferrando, 1990). Como ya indiqué, los criterios señalados mantienen su vigencia en la actualidad, acoplados, desde luego, a las condiciones que imponen los signos de los tiempos, que valga reiterarlo, evolucionan hoy en día muy de la mano de la tecnociencia.


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LA SOCIEDAD DE LA TECNOCIENCIA (Asoma la era de la nanotecnología)4 Se sabe que las actividades científicas, tecnológicas y de innovación (CTI) constituyen un factor determinante, aunque no único, desde luego, en el trazado del perfil que asoma el mundo contemporáneo. La producción constante y masiva de conocimientos y tecnologías infiltra cada rincón del quehacer humano. Así, en la literatura especializada se hace referencia a la Sociedad Global del Conocimiento, o quién sabe si sea más exacto hablar de la Sociedad Global de la Tecnociencia, queriendo indicar con esto último que las actividades científicas y tecnológicas se hacen cada vez más difíciles de separar, según lo pone de manifiesto la manera drástica como se ha acortado el ciclo de innovación. Tales actividades se encuentran a cargo de actores sociales muy variados (locales y transnacionales), tienen lugar dentro de esquemas inter y multidisciplinarios, y han quedado en buena medida gobernadas por la necesidad de generar, con cada vez más apremio, aplicaciones de diversa índole. La actividad económica lo muestra claramente: la misma está supeditada al conocimiento (en sus disímiles formatos), convertido en un elemento de gran peso dentro del aparato productivo. Por eso Jeremy Rifkin (2000), habla de la ‘economía ingrávida’, subrayando el papel decisivo que actualmente juegan en su funcionamiento los bienes intangibles. Tras la caída del Muro de Berlín – y sin que ello signifique el fin de la historia, como lo predicó con tenacidad Francis Fukuyama –, terminó la etapa del llamado ‘socialismo real’ y, a distintas velocidades y de acuerdo a ciertas variantes, el mundo entero pasó a regirse bajo los cánones de la economía de mercado. China es la demostración más elocuente de lo que digo: con la anuencia del Partido Comunista es, desde hace ya un buen rato, un país capitalista, conforme a un híbrido político – económico que seguramente habría sorprendido (quizá de manera no muy grata) a Carlos Marx. La Sociedad Global del Conocimiento o de la Tecnociencia, es, así pues, capitalista.

No es de extrañar entonces que a nivel mundial la inversión en esta actividad sea, en números gruesos, 70% privada y 30% pública, o que las empresas multinacionales representen aproximadamente el 70% del gasto total en Investigación y Desarrollo en el mundo. Se observa una creciente privatización del conocimiento en sus diversas formas, resguardado por normas de amplia cobertura y alcance mundial, circunstancia que marca el patrón según el cual funciona la generación y el intercambio de tecnologías e innovaciones, no obstante iniciativas importantes que buscan limitar esta situación6. Esta sección se encuentra parcialmente basada en Avalos (2014)

4

Como se sabe, el mercado es un mecanismo torpe e injusto en ciertos ámbitos y con respecto a determinados fines, así como ocurre también con el Estado. 5

En el contexto precedente la empresa figura como el eje articulador del desarrollo tecnocientífico. Para bien y para mal, dependiendo de las circunstancias, éste se encuentra, por tanto, regido por la lógica privada5.

No debe pasarse por alto que el actual modelo civilizatorio ha sido sentado en el banquillo de los acusados bajo múltiples cargos. De lo anterior da buena cuenta una amplia y diversa literatura, una parte importante de ella encargada de recordarnos que la Sociedad Global del Conocimiento (o de la Tecnociencia) es, simultáneamente, la ‘Sociedad Global del Riesgo’, según la expresión acuñada y conceptualizada por el sociólogo alemán Ulrich Beck (1986), quien sostiene que se han creado formas inéditas de peligro, cualitativamente distintas a las del pasado, imputables básicamente a la acción humana. 6


Tecnociencia, Deporte y Sociedad: ¿victorias de laboratorio? | 17

LA SOCIEDAD POST-HUMANA (Al parecer Huxley no andaba tan despistado) Al ser humano siempre lo ha acompañado la pretensión de mejorar sus cualidades físicas y, con el correr de los tiempos, también las intelectuales. Lo hizo siempre a través de mil maneras, antes sencillas y de alcance muy limitado, y en la actualidad mucho más complejas y de efectos de mayor trascendencia. Forma parte de eso lo que, en medio de no pocas críticas, se denomina el progreso. Si para ilustrar lo anterior se recurre a la vida cotidiana, es fácil constatar el grado en que, para esta fecha, el terrícola ha logrado la forma de mejorar su apariencia física7, sacarse de encima una depresión crónica que lo agobia, mejorar su memoria o recuperar la capacidad sexual venida a menos con la edad.

Adicionalmente hay que registrar el surgimiento de un nuevo paradigma, identificado como NBIC (por sus siglas en inglés) e integrado por la Nanotecnología, la Biotecnología, las Tecnologías de la Información y la Comunicación, y las Ciencias Cognitivas. Desde allí se está generando un conjunto de tecnologías convergentes que se refuerza recíprocamente – sobre todo gracias a la nanotecnología –, abriendo inmensas posibilidades a la creación de conocimientos de gran impacto y pronta utilización.

Yendo a aguas que lucen más profundas, en virtud del desarrollo tecnocientífico articulado alrededor del citado nuevo paradigma – orientado hacia el estudio de las interacciones entre sistemas vivos y sistemas artificiales –, se ha vuelto probable el diseño de dispositivos que permiten expandir las capacidades físicas e intelectuales de las personas hasta niveles que causan asombro. “Por ejemplo, ya no es imposible plantearse el vaciado del contenido de la memoria almacenada en un trozo de materia blanda, nuestro cerebro, en una matriz de un material nano-bio-estructurado que contenga interfaces bioinorgánicas. Por supuesto que esto no es equivalente a la vida eterna pero tiene indudables implicaciones para nuestra existencia” (Mujica, 2014). Se abre, por tanto, el camino hacia una vida radicalmente distinta, menos limitada por la madre natura, sentando así las bases de una discusión de gran trascendencia y de múltiples aristas que, hasta no hace mucho, era un tema casi reducido a películas y libros dados a fantasear con el porvenir de la civilización.

La influencia de estos desarrollos conjuntos ha sido asomada como una revolución del conocimiento que está impactando nuestras vidas en modos que, probablemente, contribuyan en alto grado a determinar la manera misma en que nos percibimos como humanos (National Science Foundation, 2002). Huelga decir, en fin, que tales desarrollos influencian (e influenciarán) de manera determinante la actividad deportiva.

En el caso de la mujer, contra quien las presiones por ser bella tienen una desmesura realmente cruel, se encuentra disponible un conjunto de posibilidades médicas para lograrlo: grapa estomacal, rinoplastia, vaginoplastia, modificación de senos, nalgas, pantorrillas, pómulos, nariz, párpados, etcétera. 7


18 | Capítulo 1

De paso, resulta interesante saber que hace pocos años la NASA se dedicó a analizar al menos 40.000 obras de ciencia ficción, con el propósito de encontrar ideas que sirvieran para alimentar sus programas de investigación. Ante todo esto no debe extrañar que muchos crean, por tanto, que el octavo día de la Creación es responsabilidad del ser humano, encargado de corregir las imperfecciones de Dios en su trabajo de siete días, sobre todo la de condenarlo a vivir constreñido por la naturaleza.

Bioconservadores y transhumanos Por supuesto no es un tema que pueda abordarse en estas breves líneas, pero resulta imprescindible hacer ciertas consideraciones muy generales a fin de comprender lo que está ocurriendo en el deporte. Valga decir, entonces, que se ha traído al debate el rediseño de la naturaleza humana, asunto que se topa con la médula de la civilización, suscitando dudas, incertidumbres, así como miedos y esperanzas, y dando lugar a una polémica en la que se han identificado dos puntos de vista contrapuestos: el de los bioconservadores y el de los transhumanos8. Resumiendo hasta el extremo, cabe afirmar que desde la perspectiva de los transhumanos se sostiene que gracias a la tecnología los hombres se encontrarán en condiciones de “liberar a la raza humana de sus limitaciones biológicas”. Se ha sugerido la idea de que en años quizá no tan remotos, comenzará a correr una nueva etapa histórica sobre la base de una metamorfosis profunda de la condición humana. En pocas palabras, se habla de la intervención interna y directa sobre nuestra propia naturaleza a través de, por ejemplo, la modificación de nuestro ADN o de la reconfiguración del cerebro. El ser humano tomaría entonces control de su propio organismo, interviniendo en su propia evolución, de una manera acelerada y al gusto, reemplazando la lenta y azarosa (poco efectiva, por tanto) evolución biológica. Sería, pues, como diseñar el futuro a conveniencia. Por otra parte, desde el punto de vista de los bioconservadores existe el temor de que Huxley haya tenido razón al escribir, hace ochenta años, en su “Mundo feliz”, una quimera literaria que hoy parece verosímil9. Dentro de esta perspectiva se sostiene que el coste moral de modificar la

esencia del ser humano, tratando de obviarla, puede ser muy alto, sacrificando aquello que nos define: la libertad, la igualdad, la dignidad10. Así mismo, se ha subrayado el peligro de que haya un acceso inequitativo a los recursos tecnológicos, creando desigualdades sociales muy graves, y, encima de ello, el riesgo de que se creen diferencias inmanejables entre los seres posthumanos y los ‘normales’. Desde el lado más extremo se sostiene que nos encontramos ante una aberración moral ya que supone ir contra los designios de la naturaleza, con los humanos atreviéndose a hacer las veces de Dios. Sea cual sea el talante intelectual con el que se prefiera encarar los cambios que vienen en camino, el hecho es que asoman temas esenciales en los más diversos planos (político, económico, social, jurídico religioso y ético), conformando un catálogo de cuestiones relacionadas con hechos que han comenzado a pasar sin que aún tengamos la forma de pensarlos cabalmente y, no digamos, de actuar sobre ellos con mediana eficacia. De vivir en este siglo, Paul Valery, intelectual francés, repetiría, con aún más gravedad, lo que dijo en la pasada centuria: “Lo malo del futuro es que ya no es como era antes”. Como señalé, la consideración a fondo de este tema desborda el propósito del ensayo. Concluyo sugiriendo que en la lidia con estos asuntos hay que tener presente una frase simple pero profunda del poeta Octavio Paz, expresada a propósito de las situaciones que derivan en divergencias radicales: “No es esto o lo otro, sino esto con lo otro”.

Algunas referencias bibliográficas importantes, así como una buena síntesis de ambas posiciones, puede encontrarse en Raúl Sebastián Solanes (2013). 8

Por ejemplo, con relación a la civilización eugenésica – temas crucial de Huxley –, la ciencia de nuestros días vuelve su mirada hacia el pasado eugenésico, emprende la búsqueda de la ‘sangre mejor’, de los niños a la medida y los códigos a prueba de error. Como en ‘El mundo feliz” también se nos impone hoy una política genéticamente correcta, una potencia de discriminación genética y un debate utilitario sobre los principales factores que se supone que condicionan al hombre: su naturaleza o su ambiente (Antillano 2011). 9

Francis Fukuyama (2002) sostiene que “(…) Huxley tenía razón en que la amenaza más significativa planteada por la biotecnología contemporánea estriba en la posibilidad de que altere la naturaleza humana y, por consiguiente, nos conduzca a un estado ‘posthumano’ de la historia. Esto es importante, alegaré, porque la naturaleza humana existe, es un concepto válido y ha aportado una continuidad estable a nuestra experiencia como especie. Es, junto con la religión, lo que define nuestros valores más básicos. La naturaleza humana determina y limita los posibles modelos de regímenes políticos, de manera que una tecnología lo bastante poderosa para modificar aquello que somos tendrá, posiblemente, consecuencias nocivas para la democracia liberal y para la naturaleza de la propia política”. 10


Tecnociencia, Deporte y Sociedad: ¿victorias de laboratorio? | 19

EL DEPORTE Y LA TECNOCIENCIA (El consumo de innovaciones) Al contrario de lo que predicaba hace un siglo el célebre y ya mencionado noble francés Pierre de Coubertin, hoy en día en el deporte se compite para ganar. El triunfo es asumido como apremiante obligación, sobre todo, aunque no únicamente, por las motivaciones económicas que arropan a todos sus protagonistas, no solo a los atletas. Y, como resulta sencillo de imaginar, en la Sociedad del Conocimiento o de la Tecnociencia, el deporte se ha convertido, por tanto, en una intensa lucha que se libra cada vez más en el terreno de las innovaciones. No hay aspecto suyo que no sea tocado por la varita tecnológica. La búsqueda e incorporación de mejoras con el objetivo de lograr elevar el desempeño del jugador es ciertamente muy antigua, pero hoy en día la situación tiene una intensidad mayor. El deporte tejido en torno a la competencia, el negocio y el espectáculo, ha vuelto indispensable el apoyo tecnocientífico. De acuerdo a algunos estudios, cuyas conclusiones, sin embargo, aún se encuentran lejos de ser unánimemente aceptadas, se estima que a estas alturas resulta difícil mejorar de ‘manera natural’ las marcas, de allí la necesidad de echar mano de los remedios que contempla el menú tecnológico del momento11. En otras palabras, hoy en día no hay récords que no tengan parte de su explicación en la presencia de alguna innovación.

El dopaje tecnológico El deporte marcha al calor de una estrecha vinculación con el progreso tecnocientífico, principalmente en los niveles de la alta competencia, aunque desde luego su impacto tiene un ‘efecto derrame’ nada desdeñable sobre la práctica amateur, llegando en algunos casos a respetables niveles de masificación. Lo cierto es que el deportista aficionado tiene hoy en día apreciables recursos a la mano para tratar de potenciar su actuación, sin llegar, obviamente, hasta las alturas del refinamiento tecnológico propio de quienes se desenvuelven en el plano profesional. De otro lado, no hay disciplina que escape a su poderosa influencia, amoldándose a sus particularidades, es decir,

tomando en cuenta si se practica de manera individual o en equipo, si priva la resistencia y la fuerza (ciclismo, natación y atletismo) sobre la habilidad (esgrima y tenis de mesa), si es una mezcla de ambas cosas (fútbol, béisbol y gimnasia) o si concierne a actividades en donde es preponderante la expresión estética y en consecuencia los criterios de evaluación guardan un significado diferente (nado sincronizado). Sin embargo, la situación podría ser distinta en el futuro, en la medida en que, como anuncian algunos expertos, resulte factible la introducción de implantes cognitivo – motores que incrementarían las habilidades, las cuales no parecen poder encontrarse en nuestro código genético sino en la experiencia. Por otro lado, las aplicaciones de la tecnociencia se abren a todos los aspectos involucrados en el deporte, vale decir, la vestimenta, la elaboración de equipos y materiales, el entrenamiento, la nutrición y la salud del atleta, las estrategias para competir, el arbitraje de los eventos, el mejoramiento de estadios y canchas, la evaluación del desempeño de los jugadores y la intervención sobre el propio cuerpo humano a fin maximizar sus potencialidades. En síntesis, no hay nada en lo que la tecnociencia no tenga (o vaya a tener) su huella cada vez más decisiva. Emerge incluso lo que tal vez pudiera calificarse de ‘atención tecnológica personalizada’, con lo que no me refiero solo, por ejemplo, a ciertos diseños que mejoran la apariencia de los zapatos de algunos futbolistas, sino a la posibilidad de medir la potencia, geometría y biomecánica del pie y permitir la creación de suelas intermedias a la medida del jugador, útiles para corregir anomalías en el modo de andar o ineficiencias en los tejidos blandos. Se trata, se-

Parece que el ser humano está alcanzando los límites físicos de su especie y que quedan ya pocos récords de altura, velocidad, etc., que batir. Esa es la conclusión principal de un grupo de expertos del Instituto de Investigación Biomédica y Epidemiológica del Deporte en Francia. Los investigadores afirman, en el estudio publicado en la revista de la Biblioteca Pública de Ciencias, PLoS One, que dentro de 20 años no habrá más marcas deportivas porque “se habrá alcanzado el límite de las capacidades fisiológicas de la raza humana”, e incluso aseguran que en algunos deportes esos límites podrán llegar antes. En 2060, si las condiciones no varían sensiblemente, se alcanzaría un valor techo. Los científicos analizaron 3.263 récords mundiales en pista y campo, natación, ciclismo, patinaje de velocidad y levantamiento de pesas, desde 1896, cuando comenzó el cronometraje en las primeras Olimpiadas de la era moderna, hasta 2007. “Si prevalecen las condiciones actuales, la mitad de ellos no mejorarán mucho más de un 0,05% en 2027”, escribe Toussaint en otra de sus publicaciones. 11


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guramente, del anuncio de una tendencia que se extenderá hacia muchos otros aspectos, prueba de ello es que ya se habla, igualmente, de que se conocerá tanto del ser humano que se le podrá estimular de manera personalizada y eficaz para lograr los mejores resultados. Sobra anotar que todo lo anterior viene envuelto en la preocupación derivada del acceso disparejo a la gaveta de las innovaciones. Avanzando en el análisis, el dopaje es comprendido, en su significado habitual, como el consumo de sustancias que aumentan el rendimiento del deportista, violando los límites fijados en los reglamentos. Pero actualmente se ha extendido el uso del término, considerando que dopaje es, igualmente, el hecho de valerse de algún otro medio a fin de obtener una ventaja en la competencia. Se habla entonces, por extensión, de ‘dopaje tecnológico’, aludiendo de esta manera a las mejoras nombradas arriba, alrededor de aspectos tales como la vestimenta, materiales utilizados, métodos de entrenamiento, etcétera, parte de una lista larga de elementos con respecto a los cuales las prohibiciones no se encuentran tan claras como en el caso del dopaje en su acepción común, no obstante de que pueden generar disparidades en la competencia.

En resumen, lo que constituye dopaje tecnológico en un deporte específico es un asunto que en definitiva le toca resolver a los organismos reguladores internacionales, pero que es objeto de intenso debate tanto en los medios deportivos y tecnológicos como la sociedad en su conjunto. En este sentido, la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés) busca mantener un escrutinio cercano sobre todos los desarrollos científicos y tecnológicos que puedan tener un impacto en la práctica del deporte, tarea que, por supuesto, no es nada sencilla. No se olvide, por último, que el rol decisivo que cumple la tecnociencia en las actividades deportivas es posible gracias a un formidable entramado institucional, muy bien lubricado desde el punto de vista financiero e integrado por numerosas y diversas organizaciones (públicas, privadas y académicas), cuyos hilos son manejados fundamentalmente por las más importantes empresas mundiales, para las cuales el deporte constituye un espacio clave desde el punto de vista de sus fines industriales y comerciales. Este hecho le da, obviamente, un sesgo al trabajo innovador que llevan a cabo.


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La cámara hiperbárica de Cristiano Ronaldo: ¿lícita o no? Podría considerarse que el dopaje tecnológico, tal como fue referido en los párrafos precedentes, supone una superioridad que atenta contra los reglamentos y en consecuencia es entendida como trampa. Pero, según se sabe, la realidad es siempre gris, está hecha de ambigüedades y lo que parece tan claro en el papel no lo es tanto en los hechos. Por tanto, en no pocas ocasiones resulta difícil saber dónde se violenta la igualdad de oportunidades y dónde no. Si mal no recuerdo, cuando apareció la figura del entrenador, un invento tardío en el fútbol, hubo quienes lo reclamaron como una ventaja indebida frente a quienes no lo tenían. Para abundar en el punto en cuestión resulta ilustrativo el caso de Cristiano Ronaldo, quien, como es sabido, es un devoto (casi un neurótico) del entrenamiento y de la preparación física. Llevado de la mano por esa devoción compró – y no estamos hablando de un artículo precisamente barato, por cierto – una cámara hiperbárica, la cual utiliza en su casa a fin de potenciar la resistencia en la cancha. De acuerdo al Código Mundial Antidopaje, se trata de un equipo que no se contempla dentro de la lista de prohibiciones y por tanto puede ser utilizado por quien lo desee. Sin embargo, si miramos la situación desde los cánones que mandan en el deporte, no hay duda de que, por esta vía, Cristiano Ronaldo cuenta con una ventaja con respecto a la mayoría de sus colegas, quienes seguramente no pueden tener algo equivalente. Da la impresión, entonces, de ser un caso de dopaje tecnológico.

EL DOPAJE GENÉTICO (De las ramitas al ADN) Según ya fue indicado, una parte importante de los nuevos conocimientos orientados a elevar el rendimiento deportivo tiene que ver con el propio cuerpo humano, diluyendo de manera creciente la separación entre lo orgánico y lo cibernético, y dibujando, por ahora en plan de boceto preliminar, la fase transhumana del deporte. Aquí es donde encaja el tema del dopaje genético.

nal, esto es, como el uso de sustancias para elevar el rendimiento en una determinada actividad humana, es cosa de siempre. En lo que se refiere al deporte, tampoco es, desde luego, ninguna novedad. El primer caso oficialmente reconocido se remonta a los Juego Olímpicos celebrados en Los Ángeles en el año 1904, cuando Thomas Hicks, vencedor de la maratón, se desmayó luego de alcanzar la meta, tras ingerir, de acuerdo al dictamen de las autoridades, una mezcla de alcohol y estricnina a fin de reforzar su resistencia. Sin embargo, aunque no aparece en los registros, se sabe, por ejemplo, que los atletas de la Antigua Grecia empleaban plantas alucinógenas para aliviar dolores y mantenerse en buen nivel durante la competencia. No hay duda, así pues, de que el dopaje ha sido siempre un dato infaltable en el entorno deportivo. Creer otra cosa es tener nostalgia por un deporte que, en verdad, casi no ha existido en la forma prescrita en el discurso del movimiento olímpico. El dopaje ha sido asunto constantemente debatido entre las autoridades deportivas, con frecuencia influenciado por ciertos intereses económicos que han logrado sesgar opiniones y decisiones. Así mismo, no se descartan determinados intereses políticos – el uso del dopaje ‘con fines de Estado’, que tuvo lugar durante la Guerra Fría –, cultivado para demostrar, vía el deporte, la supremacía de un determinado sistema ideológico, pretensión que aún no se ha abandonado del todo. El inicio del uso de esteroides replanteó la relevancia del tema. Con su aparición y proliferación, el Comité Olímpico Internacional (COI) se dio a la tarea de construir una organización antidoping que enlazaba y coordinaba a Estados, Federaciones Nacionales y Ligas, dando surgimiento a la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) en 199912. El dopaje pasó a ser, pues, un tema central en la agenda olímpica.

Importa llamar la atención sobre el hecho de que se necesitaba de una gran coordinación internacional, entre otras cosas porque ya no se trataba de controlar a los deportistas en el momento en que se reunían a propósito de un determinado evento, puesto que los esteroides se usaban mucho antes de que se celebraran las competencias oficiales y había que extender la vigilancia de los atletas durante un buen tiempo previo. 12

El dopaje viene desde muy atrás Podría decirse que el dopaje, entendido en su versión origi-


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Watson y crick como punto de partida Desde 1865, cuando el científico Ernest Mendel dio a conocer sus primeros hallazgos en el terreno de las leyes de la genética, son muchas las cosas que han pasado bajo los puentes de la investigación científica. Sobresale, sin duda, el trabajo de los norteamericanos Watson y Crick, a mediados del siglo XX. A raíz de su mapa del genoma humano, conocido como ‘El libro de la vida’, los progresos en la comprensión biológica de nuestro organismo han sido gigantescos en diversos campos de la ciencia, al punto de que hoy en día se puede hablar de la naturaleza como ‘objeto manufacturado’ (Hess 1992), ‘extraída del laboratorio y después transformada en realidad exterior’ (Latour, 2003). No es irreal imaginar que dentro de algunas décadas los implantes cibernéticos aunados a lo anterior permitirán alargar la vida de los seres humanos, mejorar sus estados mentales y emocionales, aumentar su fuerza, su capacidad de visión o su inteligencia. Es decir, habrá la capacidad de manipular y diseñar seres humanos con unos rasgos y condiciones particulares que darían lugar a los ya referidos seres transhumanos. Como cabe esperar, la genética lleva ya un buen rato tocando las puertas del deporte. En su utilización se habla de dos situaciones: de terapia genética cuando se emplea dicha técnica con propósitos curativos13 y de mejora genética cuando se busca el incremento de las capacidades fisiológicas. Con respecto a esta última ya se tienen identificados los genes adecuados que permiten hacerlo con propósitos específicos, bien sea la mayor transferencia de oxígeno a los músculos, el incremento de la masa muscular o el aumento de altura. Por esta vía, los músculos crecen más, se recuperan más rápido y adquieren más fuerza, y las proteínas generadas serán iguales a las generadas de manera normal por el organismo (Pérez Triviño, 2013)14. Adicionalmente, el mejoramiento genético puede tener dos niveles. De un lado, el aumento del potencial natural, realizado dentro del ámbito típico de lo que es un ser humano. Y, de otro, el aumento de las capacidades de una persona por encima del nivel característico de la especie humana. Los mutantes serían ejemplos perfectos de este

tipo de mejoras extraordinarias, con la salvedad de que sus mutaciones van más allá de lo que la tecnología genética puede realizar en la actualidad (Pérez Triviño, 2012)15.

El antidoping como política16 El Comité Olímpico Internacional se opone al dopaje en función de la protección de la salud de los deportistas y de la garantía del juego limpio, entendido éste como equitativo y sin trampas. Su preocupación se ha extremado de cara al dopaje genético, aunque para muchos, vista la experiencia, no queda del todo claro que el control antidoping sea la medida más inteligente y eficaz de alcanzar esos dos propósitos. Un buen número de expertos sostiene, con respecto al cuidado de la salud del atleta, que aún faltan evidencias concluyentes acerca de sus efectos negativos, máxime si hablamos del dopaje genético17. Pero, en todo caso, continúa el argumento, si se comprobaran tales efectos, es claro que bajo condiciones de prohibición los riesgos son aún mayores puesto que el dopaje se lleva a cabo en medio de una vigilancia médica inadecuada, lo contrario de lo que ocurriría si estuviese establecida como obligatoria, formando parte de una política de legalización18, 19. Quizás el caso más conocido en la actualidad es el uso de tecnologías genéticas sobre la hormona del crecimiento. Una de las personas sobre las que se practicó dicha mejora fue al futbolista Lionel Messi, quien a los 14 años medía entre 10 y 15 centímetros por debajo de la media. 13

La WADA entiende por dopaje genético la introducción no terapéutica y consiguiente expresión de un transgen o la modulación de la actividad de un gen existente para lograr una ventaja fisiológica adicional en el deporte. 14

En medios científicos se habla igualmente de organismos transgénicos. Se trata de seres modificados al introducírsele elementos biológicos pertenecientes a otra especie. A pesar de no encontrarnos todavía con seres de estas características, los debates éticos que plantean estas nuevas posibilidades de creación de seres con elementos propios de los humanos y de otros animales son de una gran complejidad (Perez Treviño, 2012). 15

Estas líneas resumen, de manera libre, por así decirlo, lo que he encontrado en la literatura que trata el tema, la cual se encuentra citada en la bibliografía. 16

Visto que la terapia génica es una nueva forma de medicina y hasta hace poco se puso a prueba solo en los pacientes con enfermedades terminales, sus consecuencias a largo plazo son desconocidas. Por lo tanto, de acuerdo a los científicos, las preguntas importantes siguen sin respuesta en el contexto del deporte. Muchos consideran que tal vez el riesgo clave pudiera ser que los transgénicos utilizados en el dopaje afectaran a las células germinales y produjeran alteraciones permanentes, transmisibles a las generaciones futuras. Sin embargo, hoy en día no existen respuestas definitivas a esta pregunta. 17

Siempre se ha dicho que los esteroides se empezaron a emplear apenas salieron del tubo de ensayo, sin que hubiese ocasión de que se probaran con animales y, en general, sin que se cumplieran los protocolos exigidos para la investigación científica. 18

En otro orden de ideas se invoca la circunstancia de que en lo que lleva de vida el control antidoping, la WADA ha recibido denuncias en el Tribunal de Derechos Humanos por considerar que, por la forma como se lleva a cabo, viola los derechos de los atletas, en lo fundamental su derecho a la privacidad. Los atletas de alta competencia, en cada vez más disciplinas, son sometidos a vigilancia durante 24 horas, todos los días del año, a fin de atender por sorpresa el requerimiento de las autoridades del deporte y someterse a un control antidoping (recuérdese en este sentido, que ciertas técnicas ilegales son aplicadas durante largas fases del entrenamiento, previo al día del evento). 19


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En lo que atañe a la igualdad de oportunidades para los competidores, principio esencial de la actividad deportiva, el planteamiento del COI es que el dopaje, y seguramente en mayor grado si es genético, viola esa premisa, pues genera ventajas con respecto a los atletas que no se dopan y, por tanto, debe prohibirse. En contra de lo anterior se advierte, sin embargo, que la historia enseña que ningún conocimiento que tenga la posibilidad de usarse, dejará de usarse. Este pudiera ser casi un axioma de la historia en la ciencia y la tecnología, cuya moraleja en este ámbito es que la eficacia de la prohibición es muy limitada, por decir lo menos. Además, valga la reiteración, el contexto dentro del que se realiza la actividad deportiva moderna implica condiciones que soplan fuertemente a favor del dopaje y, en general, de la utilización de las innovaciones como recurso para poder alzarse con la victoria. A fin de encarar el asunto no queda otra, continúa el razonamiento, que legalizar el dopaje, dado que la injusticia se genera, precisamente, por su prohibición. Por otra parte, y abonando el mismo terreno, se postula que la ilegalización trae consigo el inconveniente de que se crea una suerte de ‘mercado negro’ que encarece el tratamiento y traba la posibilidad de que el acceso sea sobre bases equitativas y en el que todo acontece en medio de una atmósfera de clandestinidad de la que no cabe esperar algo bueno. Resumiendo, si bien el dopaje genético todavía se encuentra rodeado de muchas interrogantes, se sabe de seguro que la situación futura será muy compleja, una vez que la terapia génica alcance el nivel hacia el que apunta el pronóstico de los tecnocientíficos.

Habla Lance Armstrong El deportista representa, al menos por ahora, el caso más emblemático y conocido del deporte en lo que concierne al dopaje. Basta con recordar que, después de haber ganado varios campeonatos, las sospechas que acompañaron su vida como atleta se volvieron pruebas. Armstrong triunfó mediante el fraude gracias a un prolijo menú de sustancias y, en consecuencia, fue borrado de la historia cuando todo indicaba que figuraría allí como uno de los grandes ciclistas de todas las épocas.

“Corrí dopado”, confesó. “Todos mis competidores lo hacen”, explicó. “Sin doparse es imposible triunfar”, remató justificándose. Con estas pocas frases hizo la radiografía. Afirmó lo que casi cualquiera sabe: el dopaje es un aspecto del deporte, particularmente en nuestros días. Más aún, puso de bulto que, si bien en la opinión pública cabría esperar una condena moral al dopaje en todas sus manifestaciones, algunos estudios revelan que no es tal el caso entre los atletas. El investigador Goldman (1988) encuestó durante una década larga a deportistas de élite planteándoles si estaban dispuestos a tomar una sustancia que les garantizara el éxito deportivo, aun sabiendo que dicha droga acabaría con sus vidas cinco años después. El resultado durante


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esos años no varió: más del 50% de los participantes respondió afirmativamente. Sin embargo, cuando este estudio se aplicó a personas sin relación con el deporte, apenas estaba a favor un 1% de los consultados. Por otro lado, y en la misma dirección, recientes estudios en atletas jóvenes de Canadá han demostrado que hasta el 25,8% de los entrevistados admitió haber tratado de levantar su nivel de rendimiento deportivo mediante ingredientes prohibidos o que tenían un uso restringido de acuerdo a lo establecido por el COI. En la misma investigación se comprobó que el ambiente psicosocial del atleta tiene un impacto significativo en la decisión de consumir productos dopantes (Goulet, Valois, Buist y Côté, 2010) y algunos atletas están dispuestos a arriesgar sus vidas si se pudiera garantizar medallas de oro (Citado en Blasco, 2013). Como

se aprecia, Lance Armstrong no es, pues, una ave rara en el pretendidamente diáfano cielo del deporte.

El evangelio olímpico es (casi) letra muerta Los valores recogidos en la Carta Olímpica, promulgada el 12 de Diciembre de 1999 (actualizados, pero guardando su espíritu de siempre), hablan, palabras más, palabras menos, del deporte como una filosofía existencial, que enaltece y combina armónicamente las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu. Al asociar el deporte con la cultura y la educación, el olimpismo se propone crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo y el respeto por los principios éticos fundamentales universales. Se trata así de buscar la excelencia de la persona, a


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partir de objetivos que trascienden la circunstancia de la mera victoria, combinando la consecución de una mejora física con la de una mejora intelectual, de allí el ‘mens sana in corpore sano’.

difícilmente hubiesen podido terciar razonablemente en alguna competencia deportiva. El de Oscar Pistorius es un caso emblemático en este sentido.

Oscar Pistorius en pocas palabras Con motivo de las Olimpiadas del año 1900, en Francia, el Barón de Coubertin condensó lo anterior expresando que el propósito del deporte era “reunir el músculo y el espíritu, viejos divorciados”. De la doctrina anterior deriva la pildorita verbal con la que el bueno de Pierre pasó a la eternidad – aquello de que “Lo importante no es ganar, sino competir” –. Sin embargo, como han ido dejando sentado diversos trabajos (por si las palabras de Armstrong no fueran lo suficientemente contundentes) y según puede percibir cualquier aficionado común y corriente, el deporte se gobierna en buena medida de acuerdo a cánones que lo separan del evangelio olímpico. Siendo un espectáculo montado sobre un colosal negocio, esa buena prédica no tiene (casi) destino alguno en el deporte de alta competencia y en algunas disciplinas se ha despintado, incluso, en los espacios del amateurismo. Así las cosas, para encarar el problema del dopaje genético (y en general, por supuesto, el del uso de las innovaciones tecnocientíficas), lo primero que hay que hacer es situarlo como una pieza que forma parte de este contexto. El dilema entre legalizar y prohibir el consumo de los adelantos tecnológicos debe ubicarse allí.

OSCAR PISTORIUS (¿El ocaso del deporte paraolímpico?) Después del invento de las muletas, más de dos mil años antes de Cristo, son muchos los cambios que han aparecido en función del objetivo de reparar las deficiencias corporales de las personas, bien sea para enmendarle la plana a la madre natura, bien para restañar los daños provocados por determinados accidentes. En lo que se refiere al deporte, la incorporación de las personas discapacitadas ha sido notable a partir de los últimos tiempos, dándole entrada a personas que de otra manera

Comprimiendo al máximo una historia sobradamente sabida, bastaría contar que se trata de un joven de 28 años, perteneciente a la clase media surafricana, nacido sin el peroné en cada una de sus extremidades inferiores debido a una malformación degenerativa. Siendo su futuro más probable una silla de ruedas de por vida, los médicos determinaron que lo más conveniente era amputarle ambas extremidades un poquito más abajo de las rodillas, lo cual se hizo cuando aún no había dejado de ser un bebe, de manera que nunca caminó con piernas de carne y hueso, sino con unas prótesis convertidas en parte de su naturaleza20. Su biografía revela que desde muy niño se las ingenió para poder participar en varios deportes (rugby, críquet, tenis y lucha olímpica), hasta convertirse, un poco más tarde, en el corredor paralímpico más rápido de la tierra. A partir de 2004, cuando solo tenía 18 años, Pistorius se hizo figura destacada durante los Juegos Paralímpicos celebrados en Atenas y, desde entonces, continuó sumando medallas y récords en distintos eventos mundiales en las pruebas de 100, 200 y 400 metros planos.

Las idas y venidas de las autoridades competentes (pero desconcertadas) En el año 2008 se le negó su participación en los Juegos Olímpicos de Beijing, en los que aspiraba a correr contra rivales ‘normales’. Fue, la de impedírselo, la respuesta que tuvieron más a la mano las autoridades deportivas con relación a Pistorius, un ser considerado híbrido que combinaba elementos de carne y hueso con máquinas y dispositivos electrónicos. A partir de entonces su historia tiene varios hitos que, en algunos aspectos, semeja las estaciones de un víacrucis. Iniciando el año 2007 se realizaron algunas pruebas a sus prótesis, consistentes en el análisis de la filmación de sus Hoy en día las prótesis de Pistorius, descritas como una especie de cuchillas en forma de J, son de fibra de carbono, pesan 2 kilos, cuestan unos 35.000 dólares y son fabricadas por la industria islandesa Ossur. Es un invento cuya primera versión se remonta al año 1984. 20


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carreras y la aplicación de test biomecánicos, los cuales determinaron que Pistorius no podía competir en carreras sancionadas por la IAAF (Federación Internacional de Atletismo), debido a que sus implantes le daban cierta superioridad con respecto a sus rivales no discapacitados.

to a los corredores normales; que la capacidad de rebote de la prótesis es de un 90% frente al 60% de una pierna humana y que, al realizar un menor esfuerzo y tener menos masa muscular, acumula menos ácido láctico. Dicho en cristiano, Pistorius corre en una condición favorable.

Cabe llamar la atención sobre el hecho de que anteriormente la misma IAAF lo había invitado a participar en 2005 en un evento internacional en Helsinki (evento al que no pudo asistir) y le permitió iniciarse en competencias ‘normales’ en las pruebas de Roma y Sheffield que se llevaron a cabo dos años después.

Valiéndose de tal examen, en enero del año 2008 la IAAF le niega, por tanto, la participación en las competencias realizadas bajo su auspicio, incluyendo, obviamente, la asistencia al evento olímpico chino, que se celebraría en agosto de 2008.

Pero, en marzo del año 2007 la IAAF prohibió en sus normas – algunos malpensados creen que esta regla fue redactada pensando en el corredor surafricano – el uso de “cualquier dispositivo técnico que incorporara resortes, ruedas o cualquier otro elemento que proporcionara a quien lo usa una ventaja sobre otros atletas que no usaran tal dispositivo”.

Pero la historia da otra voltereta. En mayo de 2008 el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) revoca la decisión de la IAAF al considerar que las pruebas no arrojan evidencia suficiente para demostrar la ventaja generada por las prótesis y, además, no hablan nada de las desventajas que las mismas pudieran suponer. En consecuencia, la opinión da un nuevo viraje y se le autoriza, entonces, a competir en las olimpiadas de Beijing, en las que a la postre no actúa puesto que no alcanza la marca mínima.

Meses más tarde la misma organización llegó a la conclusión, tras haber encargado un nuevo examen sobre Pistorius, que éste mostraba, más bien, una notable inferioridad. Al poco tiempo, en noviembre del mismo año, fue invitado a la Universidad de Deportes de Colonia para someterse, una vez más, a estudios biomecánicos, supervisados por la propia IAAF. Tras el examen, el informe correspondiente remata con una opinión distinta a la anterior, indicando que las prótesis usadas por el atleta surafricano le permiten correr con un consumo de oxígeno un 25% menor respec-

Finalmente, Pistorius concurrió a competencias promovidas por la IAAF el año 2011, en Daegu, y asistió en el año 2012 a la cita olímpica de Londres, clasificando para semifinales en la prueba de 400 metros planos, convirtiéndose así en la primera persona con doble amputación en correr en un evento de este tipo, dando lugar a un hecho insólito: un discapacitado encarando a rivales sin discapacidad, gracias a una pieza metálica que lo rescata de su inferioridad, lo empareja con ellos y, de acuerdo con algunos estudios, hasta


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le otorga ventajas (Sánchez García, 2012). Es bueno advertir que lo anterior no fue obstáculo para que Pistorius mantuviera el permiso oficial para actuar en eventos paraolímpicos. La rapidez con la que se hacen presentes las innovaciones tecnocientíficas ha traído consigo situaciones que cambian de manera permanente, vale la pena añadir a ésta crónica de idas y venidas en el caso de Pistorius un reclamo formulado por él mismo, con ocasión de los Juegos Paraolímpicos de Londres (2012), en los que perdió la medalla de oro en los 200 metros planos frente al corredor brasileño Alan Fonteles Oliveira. A raíz de este hecho Pistorius reclamó que su rival usó prótesis más grandes que las autorizadas, las cuales le permitían correr más rápido. El Comité Paralímpico Internacional (CPI) desestimó su queja21. Aunque se suele afirmar que Pistorius es un atleta ciborg22 transhumano y, si bien los implantes en sus piernas pudieran autorizar a que se lo califique de esta manera, algunos autores sostienen lo contrario, argumentando que no ha mostrado un rendimiento físico posthumano. Su caso muestra que, en lo que atañe a su desempeño, la tecnología se encuentra todavía en fases que se estiman iniciales. No obstante, en el horizonte sigue estando pintado un escenario posthumano. Si alguien tiene alguna duda al respecto basta con recordarle la exhibición, durante el reciente mundial de fútbol de Brasil, de un joven parapléjico chutando un balón, movido por un exoesqueleto robot diseñado para ser controlado por su mente, mediante implantes cerebrales.

Pistorius entra en la historia El de Pistorius ha terminado siendo un caso sorprendente, no solo dentro del mundo del deporte. Su participación en eventos con corredores no discapacitados ha causado un verdadero motín en los medios deportivos, colocando en la vitrina mundial las complicaciones que derivan del brusco desarrollo de la tecnociencia. Las prótesis del corredor se han convertido en un dolor de cabeza, sobre todo, aunque no solo, para los que gobiernan el deporte.

En resumen, Pistorius se ganó merecidamente un puesto en la historia del atletismo pero deja colgado un montón de preguntas que aluden, de manera general, al rumbo y a las secuelas que irán caracterizando al deporte durante el transcurso de los próximos años. Preguntas que, por ahora, no tienen cómo ser contestadas de manera satisfactoria y solo alimentan dudas y polémicas. Preguntas que, más allá del caso del atleta surafricano, muestran un posible futuro marcado por el tecnodopaje e incluso, aunque parezca un ejemplo inadecuado, por lo aparentemente remoto, dejan ver amputaciones deliberadas con el objetivo de mejorar el desenvolvimiento deportivo. Es posible que lo anterior suene a desmesura pero ya despunta en el menú de opciones disponibles para un deportista23. Pistorius entra en la historia. Entra por sus marcas y triunfos de gran atleta. Entra porque fue el portador exitoso de innovaciones tecnológicas impensadas hasta no hace mucho. Entra porque de alguna manera replanteó su condición de discapacidad y pudo competir con brillo frente a deportistas no especiales. En resumen, entra porque deja un hito en el deporte moderno bordado por la tecnociencia y porque mostró un escenario promisorio para otros como él.

CONCLUSIONES (Mientras tanto) Reiterando, pareciera que estos tiempos de transformaciones nos toman por sorpresa y es fácil entender que la sociedad experimente una buena dosis de perplejidad y se perciba a sí misma como desarmada y desorientada frente a lo que ocurre.

Con el propósito de ratificar cómo la realidad se encuentra siempre retándonos con nuevas situaciones, vale la pena contar, igualmente, que en reciente ocasión los entrenadores de Pistorius observaron que la ‘suela’ de las prótesis podría lesionar las rodillas del atleta. Por lo tanto, Nike, que es su patrocinador, se dio a la tarea de desarrollar la solución, vale decir, una ‘suela’ con picos que llevan las prótesis en la parte inferior, una mejora que podría darle una ventaja a Pistorius, pero éste accedió a que fuera disponible para todo atleta que lo necesitara. 21

La palabra ‘ciborg’ fue acuñada por Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline en 1960, aludiendo a la combinación entre los términos cibernético y organismo, para referirse a aquellos individuos cuya naturaleza podría ser una combinación entre lo orgánico heredado y elementos mecánicos, robóticos, y/o eléctricos. 22

Aunque no es, por supuesto, una situación igual a la que se alude, cabe mencionar, por lo sorprendente unas recientes declaraciones del gran futbolista argentino Gabriel Batistuta. “Tras retirarme del fútbol pedí que me amputaran las piernas, porque no podía más”, explicó el máximo artillero de la historia del fútbol argentino en el programa ‘Líbero’ de TyC Sports. “No tengo ni cartílagos ni tendones en las piernas” por las lesiones sufridas durante su carrera deportiva, señaló. “Me he orinado en la cama porque teniendo el baño a tres metros no me quería levantar. Estaba tan desesperado que tomé un avión y fui a visitar al doctor Avanzi”, confesó Batistuta. “Le dije ‘córtame las piernas, que no puedo más’. Vi a Pistorius y pensé que esa era mi solución”, expresó. 23


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Desde la religión se miran con cuidado los poderes creadores desarrollados por el ser humano, en franca rivalidad con los de los dioses. Desde la filosofía y la ética se buscan explicaciones para apreciar el significado de una civilización en la que se toca la que se considera la ‘esencia humana’. Desde la economía se intentan descifrar las maneras y dinámicas cada vez más vinculadas a la demanda y oferta de intangibles, sobre la base de reglas que no terminan de sedimentarse. Desde la sociología, se mira el impacto sobre las instituciones que le dan cauce a la vida colectiva. Desde la política se analizan las consecuencias de las nuevas tecnologías sobre los sistemas de gobierno y los patrones en la distribución del poder, sopesando las tensiones entre la libertad y el autoritarismo. En fin, desde todos lados aparecen escenarios complicados, encima de inciertos, que suscitan a la vez esperanzas y temores respecto a los caminos que va tomando el desarrollo tecnocientífico, a sabiendas de su enorme gravitación en todo lo que está aconteciendo en el planeta.

Nada más práctico que una buena teoría Obviamente, la actividad deportiva ha quedado arropada por parecidas preocupaciones y dudas. En su ámbito también se perciben, desde ya, alteraciones de gran calado y se presumen para el futuro otras aún mayores. El dopaje genético es apenas una muestra en medio de un conjunto de innovaciones que la interpelan en sus propias raíces y no son pocos los que avizoran, por ello, un nuevo concepto de deporte, el que correspondería a la sociedad transhumana. Hasta ahora las autoridades se han visto sobrepasadas, de lo cual han dado prueba, me parece, el trato que se le dio a Oscar Pistorius, así como la manera como parecen estar enfrentando el tema del dopaje genético. Han quedo en ‘off side’, o si se prefiere, fuera de base, como se diría en el béisbol.


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Nada sobresale con más claridad que la urgente necesidad de ir creando nuevos marcos de análisis para estudiar y comprender los lazos que amarran a la tecnociencia y al deporte, a partir del trabajo sinérgico entre las ciencias sociales y humanas, y las ciencias naturales. El intelectual francés Bruno Latour (citado en Medina, 2008) ha caracterizado las innovaciones tecnocientíficas como la proliferación de híbridos, es decir, de realizaciones que embrollan las divisiones esencialistas en un complejo entramado de ciencia, tecnología, política, economía, naturaleza, derecho, etcétera. Según él, en la larga lista de los híbridos actualmente más representativos habría que colocar, entre otros muchos, los implantes electrónicos en el cerebro, los microprocesadores biónicos, la clonación de animales, los alimentos transgénicos, la congelación de embriones humanos, las píldoras abortivas y poscoitales, el Viagra, así como una larga lista de psicofármacos como el Prozak. A pesar de todo ello, afirma el citado autor, nuestra cultura intelectual no sabe cómo categorizar el entramado de los híbridos que la tecnociencia produce. Esto no es de extrañar, añade, pues para ello es preciso cruzar repetidamente las líneas divisorias que separan la ciencia y la sociedad, la naturaleza y la cultura, las cuales se siguen marcando en la actualidad. A partir de lo expresado, huelga señalar que también en el deporte hace falta un gran esfuerzo de comprensión intelectual que proporcione los códigos requeridos para desentrañarlo a la luz de los nuevos eventos.

La democracia como exigencia Al paso en que la tecnociencia se ha convertido en un factor de gran incidencia en la organización y desempeño de las sociedades actuales, desde hace varios años se ha propuesto la participación de los ciudadanos en lo que se refiere a marcar sus derroteros y evaluar sus repercusiones. Se trata de que se asuman las reglas propias de la democracia, de manera que no sea éste un tema retenido en la sala de reuniones de políticos y tecnócratas. En los días que corren se trata, así pues, de una condición de ciudadanía, nada más y nada menos.

El debate público y la vigilancia social sobre las transformaciones tecnocientíficas pasan a entenderse como un valor político propio de la época, a fin de que no se encuentren únicamente supeditadas a la dirección y el ritmo impuestos por el mercado. Debate y vigilancia, que conduzcan al objetivo de que los aspectos éticos, políticos, ambientales, jueguen su papel modulando la producción de conocimientos (infiltrando todo el proceso de creación de innovaciones), lo cual, es bueno advertirlo, no es asunto de estatizar, como con cierta frecuencia se piensa, sino de democratizar. La democratización del deporte reviste, igualmente y por similares motivos, una gran importancia. Así, desde diversos sectores se observa cómo van tomando fuerza algunas presiones que ponen de manifiesto la necesidad de ampliar la mediación de la gente en una actividad que se encuentra regida por estructuras cerradas, frágiles ante la corrupción y que funcionan en clave autoritaria, dicho sea esto último sin exagerar, basta con mirar cómo se eligen sus autoridades, cómo se perpetúan en los cargos o cómo se administran los recursos al margen de la más elemental rendición de cuentas, características que se encuentran presentes, con sus distintos grados y particularidades, en todas las disciplinas deportivas. A partir de este ‘estilo’, el gobierno del deporte se ejerce mediante un gran conjunto de organizaciones con prolongaciones de variado tipo a nivel mundial, continental y regional, puesto en manos de una férrea jerarquía. Por otra parte, las autoridades se encuentran permeadas de muchas maneras por diversos grupos que pujan de acuerdo a sus intereses, principalmente de índole económica. Se trata, sobre todo, aunque no solo, de presiones de las grandes empresas del planeta, las que tercian en el negocio universal del deporte, siendo responsables en altísimo grado, directa o indirectamente, de la introducción de innovaciones. Así las cosas, la administración del progreso tecnocientífico se torna una cuestión trascendental en la gobernabilidad del deporte, haciendo aún más indispensable la creación de mecanismos institucionales que permitan que las decisiones se tomen por la vía más informada y amplia posible,


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con el propósito de que éstas no sean alimentadas exclusivamente a partir de la lógica que hoy en día manda en la concepción y difusión de sus innovaciones. Además, no pueden ser tampoco resoluciones que se tomen de espaldas al gran debate que tiene lugar a propósito de los escenarios que plantea la sociedad transhumana.

competirían atletas ‘ciborgizados’. Irá así perfilándose la cara a una nueva noción del deporte y el evangelio del olimpismo irá desapareciendo hasta de la retórica de los discursos. Tal vez casi nadie se acuerde más nunca del Barón Pierre de Coubertin.

¿Qué diría el Barón de Coubertin?

REFERENCIAS

En lo que atañe al tema del dopaje genético para los venideros juegos olímpicos en Brasil, a pesar de las dudas y las críticas, las autoridades deportivas permanecerán aferradas a la usual política de rechazo, según se ha puesto de manifiesto con la próxima entrada en vigencia de nuevas reglas sancionadas por la Asociación Mundial Antidopaje, de las que, por cierto, se habla informalmente como ‘Código Armstrong’, debido a la influencia que tuvo en su redacción la condena al ciclista norteamericano.

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La idea con el nuevo cuerpo de normas es hacer más estrictas las medidas y más severos los castigos. Se plantea, entre otras cosas, sancionar a las personas del entorno del atleta, así como a los deportistas en pruebas no analíticas (como fruto de la investigación policial o de la delación de otros compañeros) y se establece que se amplíe a diez años la prescripción del fraude, lo cual permite que los laboratorios conserven congeladas las muestras por ese lapso a fin de que vuelvan a ser analizadas si se descubren nuevos métodos de detección con referencia a sustancias antes indetectables. En esa dirección, se han invertido importantes sumas de dinero para desarrollar métodos que descubran el dopaje genético, cuyos primeros avances estarán presentes, sin duda, en tierras brasileñas24. Aun así, da la impresión de que los responsables de la conducción y organización del deporte semejan a esos militares que se encuentran muy bien preparados para la guerra anterior. En otras palabras, piensan ‘a la antigua’ lo que está ocurriendo en la actualidad. En síntesis, pareciera que ya se percibe la posibilidad de unos juegos olímpicos transhumanos, en los que Como cabe esperar, los sistemas de vigilancia actuales se encuentran mucho más enfocados en advertir las violaciones en los sistemas de dopaje más ‘tradicionales’, como los esteroides anabolizantes y las diferentes opciones de dopaje sanguíneo, que en el dopaje genético. 24


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CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS • Fotrografía página 23 Randy Miramontez Shutterstock.com • Fotografía página 24 pcruciatti Shutterstock.com


Capítulo

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Béisbol: ciencia y esencia Autor: Mari Montes

“Los cambios del béisbol a través de los años lo han vuelto más suave” Babe Ruth, enero 1948



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RESUMEN ‘Béisbol: ciencia y esencia’ es un ensayo sobre cómo la tecnología, la ciencia y el desarrollo del béisbol desde su invención, han estado estrechamente vinculados en diversos aspectos que comprenden la evolución de los implementos que se usan para jugar, la forma de analizar el juego y evaluar a los peloteros y sus capacidades, que se conoce como sabermetría, las herramientas para seleccionar los talentos, la comunicación y cómo las redes sociales y los avances informáticos han influido en la forma de llevar la información al público interesado, al igual que el cambio en las reglas que parecían esenciales, como la repetición instantánea para ratificar o contradecir una sentencia de los umpires que están en el terreno de juego. Sobre el tema aún no hay amplia bibliografía disponible, pero en el ensayo son citados jugadores estelares como Miguel Cabrera, exjugadores, managers, gerentes, periodistas, un scout y un médico especialista en medicina deportiva, quienes con su opinión aportan elementos y visiones para el análisis del impacto de la ciencia y la tecnología en la esencia del juego de pelota. El ensayo aborda el eterno debate entre el béisbol ‘old fashion’ y los llamados ‘sabermétricos’, y cómo ambas maneras de ver el juego de pelota a lo largo de su historia lo han enriquecido y contribuido con su evolución.


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BÉISBOL: CIENCIA Y ESENCIA Cuando se habla del ‘béisbol de antes’ se olvida que los cambios han sido la constante del juego desde sus inicios. El béisbol, como un organismo con vida propia, ha experimentado la mayoría de esas transformaciones al compás de los avances de la tecnología. El béisbol cambió cuando las normas permitieron que los aficionados se quedaran con las pelotas. Cambió cuando por primera vez se transmitió un partido por la radio y cuando pudo jugarse con luz eléctrica. La llegada de la televisión y la transmisión vía satélite también provocaron cambios en la duración del encuentro y en la comercialización y ganancias de los dueños del negocio, en los medios de comunicación, y claro, en los peloteros. En los primeros episodios no existían los guantes o las mascotas, los receptores no llevaban los equipos de protección que hoy vemos y que han evolucionado para disminuir riesgos durante el juego, ni tampoco existían los cascos. Los materiales con los que están elaborados los implementos del béisbol han cambiado para dar mayor confort a los jugadores y otros actores como los árbitros y los propios fanáticos. Telas frescas, cómodas, a diferencia de los primeros tejidos de lanilla que eran resistentes pero calurosos. Los bates ahora se elaboran de maderas dependiendo de las características y gustos del bateador. Los guantes y los zapatos de ganchos también se han modificado para hacerlos óptimos. Se trata de un avance constante para hacer más eficiente la práctica del béisbol, el pasatiempo tradicional de los Estados Unidos, Canadá, algunos países del Caribe – entre ellos República Dominicana, Cuba, el Estado Libre Asociado de Puerto Rico –, Venezuela, Panamá, una parte de México y la costa de Colombia, Brasil, Japón, Taiwán, Corea del Sur, China, Australia y otros europeos en los cuales se está comenzando a jugar pelota a modo profesional, como España, Italia, Francia y el Reino de los Países Bajos.

Los números y los peloteros son infinitos Cuenta el periodista estadounidense Jason Stark que el manager de los Rays, Joe Maddon, mientras toma café

en un local de la cadena Starbucks, leyó en su iPad los números de los bateadores y lanzadores a quienes enfrentaría horas más tarde. Las estadísticas reflejan las fortalezas y debilidades de cada hombre, divididos en múltiples números, con fórmulas casi infinitas para definir a un jugador y de ahí dónde colocarlo, cómo neutralizarlo o potenciar sus cualidades. Los números, pareciera, y las cada vez más evolucionadas maneras de mirar a un pelotero, marcan una distancia entre ‘el béisbol de antes’ y éste de la sabermetría. Le dijo Maddon a Stark, en su interesante artículo publicado en ESPN.com ‘Bienvenidos a la era de la información’ (Stark 2011): “El primer renacimiento llegó con Branch Rickey entre las décadas de 1920 y 1940”. En esos años el ejecutivo fue pionero en el uso de los sistemas de desarrollo de jugadores y de las estadísticas para seleccionar los talentos. Incluso para la firma de Jackie Robinson, Branch Rickey estudió meticulosos informes que daban cuenta de las cualidades de otros jugadores de las Ligas Negras, con números más impresionantes pero poco susceptibles a la ponderación, como su coraje, hidalguía, compromiso, fe cristiana metodista, formación universitaria y haber servido en la II Guerra Mundial, lo que terminó de convencer al empresario de que Robinson debía ser el elegido. El momento requería además de buen desempeño a un hombre capaz de soportar toda clase de vejaciones, que asumiera el compromiso de enfrentar el racismo sin violencia, hasta abrir la puerta de la integración. El elegido, sin embargo, debía tener las mismas cualidades de cualquiera que llega a las Ligas Mayores. Las estadísticas han sido siempre parte del juego. Desde su origen hubo la necesidad de traducir a números el rendimiento de sus protagonistas. Para los menos informados sobre el béisbol resulta difícil entender que alguien que falle siete de cada diez veces sea estelar, pero cuando leemos .300 sabemos que se trata de un bateador de cuidado, con habilidad para conectar la pelota por encima del promedio (.300 y más)


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y que si mantiene ese promedio durante varias temporadas, podría llegar al Salón de la Fama de Cooperstown, la meca del béisbol. La tecnología y la precisión de la medición matemática intentan reducir al mínimo la subjetividad para observar y analizar un juego de pelota, lecturas que para los puristas, los cultores del ‘old fashion baseball’, resultan ser visiones del juego que lo desnaturalizan, le restan instinto, una característica de mucho valor para los románticos y conservadores que se resisten a conocer otros promedios distintos al de bateo, jonrones y carreras empujadas, efectividad, ponches, ganados, salvados, fildeo y bases robadas. Pero las estadísticas tradicionales no fueron suficientes para medir todas las capacidades de un jugador en aspectos como el estadio, las carreras evitadas por la defensa y comparaciones con jugadores de otras épocas. El periodista Ignacio Serrano, reportero y columnista del diario El Nacional desde hace 25 años opina: “La sabermetría ha aportado mucho al análisis del béisbol, desde el punto de vista de la detección de talentos, estructuración de equipos y plantearse escenarios probables. Es imposible predecir el futuro, pero es factible conocer tendencias de un jugador o equipos gracias a los números. La prueba es que hoy por hoy todos los equipos tienen un departamento dedicado a la sabermetría. Unos le hacen más o menos caso, pero todos, desde los Atléticos de Oakland (vanguardia en sabermetría) hasta los Filis de Filadelfia (los más conservadores), cuentan con uno”.

Todo está en la palma de la mano El uso de la tecnología y la sabermetría han cambiado la dinámica de la comunicación con los aficionados. La información más detallada dejó de ser un privilegio de los periodistas y escritores especializados. Diversas aplicaciones para dispositivos móviles permiten seguir un juego picheo a picheo desde casi cualquier lugar. Si un jugador resultó lesionado, por ejemplo, es probable que primero se conozca el resultado de la radiografía en Twitter que en el clubhouse.

Los nuevos tiempos retan también el ingenio periodístico para seguir manejando y comunicando información de interés que no esté en las redes o en el casi infalible buscador Google. Las transmisiones cuentan con narradores y comentaristas expertos en béisbol, apoyados en equipos de producción en los que hay numerólogos que llevan las estadísticas al instante para mantener informadas a las audiencias. La cantidad de datos que se pueden aportar en una transmisión ha aumentado a la par de las nuevas maneras de medir a un jugador, hacer comparaciones en tiempo real para saber cuándo se ha establecido un récord, o remontarse a la historia consultando páginas como ‘Elias Sports Bureau’, ‘Baseball Reference’, ‘Major League Baseball (MLB)’, ‘Total Baseball’, ‘Baseball Almanac’, por citar algunas de mucha utilidad. De nuevo buscamos la opinión de Ignacio Serrano, periodista que utiliza la sabermetría para desarrollar sus análisis, y le preguntamos si es posible medirlo todo: “No lo sé. Hay una conversación interesantísima que tuvo hace tres años Bill James (padre putativo de la sabermetría) para el Seattle Times, donde reconocía que hay cosas que realmente, hoy por hoy, son imposibles de medir y que ciertamente existen intangibles que afectan el trabajo de una persona o la actuación de un jugador. Él ponía el ejemplo de una oficina y su ambiente agradable y estimulante, y el desempeño de un empleado y que eso puede trasladarse a un clubhouse. Lo dice nada menos que Bill James. Él admite que esos intangibles son importantes y causan un impacto en el juego y también planteaba que las nuevas generaciones de sabermétricos deben buscar cómo hacer posible medir todas las herramientas, que ya los primeros sabermétricos habían hecho su trabajo y ahora le toca a las nuevas generaciones desarrollar nuevas fórmulas”. Según Serrano, “querer medirlo todo es sano, aunque es un deseo soberbio querer saber más, es el mismo que ha llevado al ser humano a caminar por la Luna, a conocer los océanos y cada fosa de la tierra, a hacer grandes descubri-


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¿Y por qué el debate entre sabermétricos y tradicionalistas? Serrano responde: “Creo que es falso el debate entre sabermetría y tradición, porque hay una continuidad de la tradición en la sabermetría como evolución del conocimiento”. Cuando llegaron los radios portátiles y los fanáticos comenzaron a llevarlos al estadio para seguir la transmisión, se crearon los circuitos, los equipos hicieron sus propias cadenas, luego se sumó la televisión y en estos tiempos vemos en los parques a fanáticos con sus tabletas y celulares con acceso a montones de herramientas para manejar información fascinante, de esas que desde siempre han atraído a los fanáticos.

mientos o a conocer el genoma humano. Es una motivación, es un ansia de conocimiento que nos lleva al progreso y la sabermetría está casada con eso”. Para los comunicadores es preciso ser cuidadosos porque las fórmulas matemáticas para analizar cada aspecto del juego deben traducirse a un lenguaje que pueda ser comprendido por la mayoría de las audiencias, quienes no necesariamente manejan las herramientas para entender esta forma de analizar el béisbol. En opinión de Ignacio Serrano, “es cierto que algunos sobrevaloran ese nuevo análisis y miran por encima del hombro a los tradicionalistas, pero al mismo tiempo pienso que ese deseo soberbio nos ha hecho una civilización más avanzada y eso en un menor grado se refleja en la sabermetría y la forma de ver el juego de pelota. Creo que uno como periodista debe aplicar los conocimientos aprendidos en la universidad, los conceptos básicos. Lo primero que nos enseñan es a escribir para todo el mundo, uno sabe que cuando trata un tema de manera noticiosa, eso debe llegar a un público muy amplio: tanto gente conocedora, como gente que no lo es. Se debe tener esa conciencia muy clara. Algunos parece que hablan en otro idioma y al final no cumplen el objetivo básico de comunicar. No hacen llegar el mensaje. Pero es normal y lógico que haya medios sabermétricos, que sí son para expertos, que conocen y dominan el tema”.

La tecnología no solo ha modificado el juego para jugadores y técnicos. Para los fanáticos ha sido fundamental y para los propietarios y cadenas de televisión se ha convertido en un negocio lucrativo en el mundo del entretenimiento. Como señala Jason Stark en el artículo ya citado: “De repente, mientras usted estaba ocupado lavando su ropa o haciendo el draft para su equipo de fantasía o algo por el estilo, el mundo ha sido invadido por un ejército de magos de las sabermétricas, capaces de calcular el FIP (‘Fielding Independent Pitching’) de Justin Verlander como visitante, contra equipos con récord menor a .500, en juegos en los que más del 20 por ciento de sus lanzamientos son curvas –y que además son capaces de entender todo lo que eso significa –”.

LA TECNOLOGÍA PARA MAYOR EFICIENCIA Mientras buena parte de los fanáticos atribuye a los controles del uso de sustancias prohibidas la notable disminución del número de cuadrangulares, también hay que darle valor al uso de las estadísticas y la comunicación. La información y la facilidad de acceder a ella han influido en ese cambio. Un lanzador puede saber por dónde no tirar la bola a los bateadores que enfrentará durante una temporada, que lo logre es otra cosa. Mientras entrena en la caminadora puede analizar en una tablet las zonas frías y calientes de la alineación que verá unas horas más tarde, o también podrá hacerlo desde su celular camino al juego.


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En los primeros años del béisbol, cuando no existían las pistolas para medir la velocidad de un lanzamiento, bastaba con un apodo como ‘Smokey’ (Joe Wood) para saber que el lanzador tenía un picheo meteórico casi imposible de conectar y con una palabra se describía el sonido del cuero de la pelota contra el cuero de la mascota después de un swing fallido. El uso de la tecnología ha tocado todos los ámbitos del béisbol desde que el juego existe formalmente; organizado según Norman Chadwick, quien se encargó de darle mejor sentido con reglas básicas y esenciales para hacer comprensible un duelo complicado que consiste en, para empezar, arrojar una esfera confeccionada con un centro de corcho, hule, lana y dos tapas de cuero de vaca entrelazadas por una costura de 108 puntadas de hilo rojo sobre el espacio de un pentágono, espacio que, según la regla, debe tener 17 pulgadas quitando 2 de las esquinas en tal forma que solo uno de sus lados sea de 17 pulgadas de largo, 2 lados adyacentes de 8 ½ pulgadas, y los dos lados restantes de 12 pulgadas formando un ángulo que termina en punta, fijado en el terreno, de tal forma que el bateador no pueda conectar la pelota o si lo hace no pique a terreno de nadie.

¿Batear es más fácil que antes? Batear es una de las acciones más difíciles de ejecutar en el deporte. Se trata de golpear una bola de unos 26 centímetros de circunferencia y entre 5 y 5.25 onzas de peso (entre 141.75 y 148.84 gramos), que viaja a más de 90 millas por hora (160 Km/h) en fracciones de segundo (0.44), con un mazo de madera lisa y redonda de no más de 2 3/4 pulgadas (7 cm) de diámetro en su parte más gruesa y no más de 42 pulgadas (1,07 m) de largo. El bateador debe comenzar su trabajo en cuanto el lanzador inicia sus movimientos y juntar vista, velocidad, fuerza y ritmo en el tiempo que tarda el envío en llegar al plato para impactarla o escuchar el sonido de la captura del receptor y el canto del umpire: “¡Strike!”. La pelota sale de la mano del pitcher milésimas de segundo antes que el bateador pueda ajustarse y calcular el tipo de picheo, velocidad y trayectoria, y en los últimos milímetros hasta que llega al guante del receptor es casi invisible, eso sin hablar de la cantidad de giros que puede hacer una pelota según las habilidades del lanzador. Walter Johnson, pitcher miembro del Salón de la Fama, estrella de los Senadores de Washington desde 1907 hasta 1927, legendario por la velocidad de sus envíos decía: “No puedes batear lo que no puedes ver”. Por eso bateadores de la talla de Ty Cobb, Honus Wagner, Babe Ruth, Ted Williams, Willy Mays, Stan Musial, Mickey Mantle o más recientemente David Ortíz, Miguel Cabrera o Mike Trout son vistos casi como súper hombres; bateadores extraordinarios entre grandes toleteros, legendarios por sus hazañas con el bate de madera.


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“Batear es un arte, no una ciencia exacta”, dijo Rod Carew, el panameño miembro del Salón de la Fama de Cooperstown, ganador de siete títulos como líder bate, a quien le da gusto explicar que tenía siete maneras diferentes de pararse en el plato. Carew era un estudioso de los lanzadores y sabía qué podía esperar para ajustarse, en tiempos en los que no había sabermetría o videos. Miguel Cabrera, ganador de la Triple Corona de Bateo en 2012 (el primero en hacerlo desde 1967, cuando lo logró Carl Yastrzemski), nombrado jugador más valioso, líder bate en tres temporadas consecutivas, ha sido evaluado desde su aparición en el béisbol como ‘un natural de habilidades sobrenaturales’. A Cabrera – consultado para este ensayo – le sorprende que no haya bibliografía sobre el tema o trabajos más extensos sobre el uso de la tecnología en relación con este deporte ya que para él, herramientas como videos, medidores de velocidad y sabermetría, son cotidianas desde que llegó al béisbol profesional con 16 años en 1999, cuando comenzó a destacar por su fuerza e instinto para batear, comparado con los mejores de todos los tiempos. Los pronósticos y proyecciones sobre la carrera de Miguel Cabrera no se equivocaron. Ha sabido potenciar su talento con trabajo que incluye el uso de la tecnología. “En todos los clubhouses desde que yo empecé en esto, los técnicos se apoyan en el video para mejorar los aspectos defensivos y ofensivos del juego. Pero siempre hay que descifrar a los pitchers, ellos buscarán poncharte, sacarte out. Lo esencial de este juego ocurre en ese momento del duelo entre lanzador y bateador; hay que dar jonrones, hits, impulsar carreras y ayudar a la victoria”, cuenta Cabrera. Todo lo que ocurre después del batazo es también difícil de explicar, lo que debe hacer la defensa para evitar que el hombre que se embasó anote una carrera, las estrategias, las decisiones que sorprenden, el obtener provecho, en el mejor sentido, de cada uno de los hombres del juego. Johan Santana, uno de los mejores lanzadores zurdos de su generación, ganador por unanimidad en dos ocasiones del Premio Cy Young, galardón que distingue al mejor pitcher

de una temporada, y autor de un juego sin hits ni carreras antes de ser víctima de lesiones que lo han tenido fuera en dos temporadas completas, cuenta que para estudiar a los bateadores que debe enfrentar recurre a los números y videos que analiza varias veces para definir la estrategia para intentar dominarlos. “Es interesante – advierte Santana – pero en realidad es una adivinanza. El bateador no sabe qué picheo usaré y a veces aunque lo sabe no es posible que la conecte, y otro día o al inning siguiente, ese envío ya no funciona”. Entonces cabe preguntarse cuánto cambia la esencia el hecho de disponer de todos esos avances cuando se quedan frente a frente pitcher y bateador. En realidad es poco. Por más que aparecen fórmulas e inventos, el trabajo del lanzador siempre será tratar de mantener la pelota lejos de donde el bateador pueda conectarla a zona buena. A finales de la década de los ‘80s, cuando aún existía el sistema de video VHS, Andrés Galarraga, el slugger, campeón de bateo, impulsador de jonrones en las Grandes Ligas, retrocedía muchas veces la cinta que le hacía un amigo en sus primeros desafíos como profesional. Ahora los buscadores de talento usan radares para medir la velocidad de los picheos, del tiro del cátcher a las bases, del brinco antes de salir a robar segunda, gracias a que casi todo lo ejecutable puede ser medido con exactitud y de acuerdo con esos resultados se establecen bonos para contratar a un prospecto. En el pasado remoto, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando no era imaginable disponer de esos aparatos, el instinto, lo obvio y herramientas que hoy parecen rudimentarias, como un simple reloj, permitieron la contratación de hombres como Walter Johnson, Cy Young, Nap Lajoie o Babe Ruth. Puede que los puristas digan que no hacía falta entonces y que tampoco hace falta ahora. Para Félix Luzón, economista, Presidente del Grupo 9 Stars, asesor financiero de jugadores de la MLB, agente autorizado por la Asociación Única de Peloteros Profesionales de


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Venezuela (AUPPV) y Agente ‘General Certification’ de la Asociación de Jugadores de Grandes Ligas (MLBPA), “la influencia de la tecnología en la captación y preparación de talentos es esencial, como ha sido siempre en la evolución del béisbol: los aspectos del juego, tan llenos de números y aproximaciones, deben ser siempre catalizados dentro de un espectro que conjugue esos números con la realidad y permita obtener resultados a corto plazo”. El agente Luzón explica cómo funciona la captación de nuevos talentos en lo que él llama ‘el béisbol aguas abajo’, es decir, en las ligas profesionales del Caribe y América Latina, donde se descubren esos jugadores que luego se negocian con los equipos de las Grandes Ligas. “Su influencia no es de carácter sabermétrico, pues no se cuenta con estadísticas de juego, pero sí hay una gran influencia de análisis de crecimiento y variables de las herramientas que debe tener un talento”. Ahora para los cazadores de talento, como en el caso de Félix Luzón, “esas cifras y tendencias de crecimiento se proyectan según los valores del método conocido como ‘Overall Future Potencial’ (OFP) y con el uso de tecnología de punta para medir habilidades”. Nada que mejore el desempeño dentro de las reglas, siempre que sea honesto y legal, debería ser desestimado; pero Moisés Alou, exjugador de Grandes Ligas y ahora gerente, dijo el 24 de junio de 2013 en una entrevista publicada por la página de la Liga Dominicana, “yo no soy enfermo con la sabermetría. A mí me gusta conocer a los jugadores. El día que puedan medir los testículos a un jugador, ese día voy a creer, porque hay que tener mucho corazón para jugar béisbol”. Ciertamente hay intangibles en el béisbol. No podía ser distinto porque hay cualidades o debilidades que no son evidentes para un radar ni cuantificables matemáticamente, pero tampoco la tecnología resta esencia al juego. Alfredo Pedrique, exjugador y exmanager de las Grandes Ligas y de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional, coincide con Alou, pero explica que “la tecnología le ha aportado algo positivo al béisbol: el sistema de los videos, por ejemplo, ayuda mucho a la hora de enseñar y corregir a los peloteros, sobre todo en Ligas Menores”.

Respecto a las estadísticas para medirlo todo, Pedrique es un poco más conservador, aunque no las desestima: “La sabermetría es interesante y consigues muchas informaciones, aun cuando no estoy de acuerdo con que sea tomada en cuenta 100% para evaluar a un pelotero o hacer cambios. Me gusta la sabermetría, pero me llevo más por la intuición y lo que veo a diario en el terreno. No todas las habilidades de un jugador pueden medirse. Hay que verlo jugar bajo presión, qué habilidad tiene para tomar decisiones claves, la anticipación antes de que las cosas sucedan. Se ignoran muchas veces a la hora de firmar o subir de categoría a un pelotero, las cualidades intangibles, su control emocional, la responsabilidad, preparación, actitud y deseos de superación. Para mí son un riesgo altísimo los


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‘showcases’ (exhibiciones), donde solo ves el talento físico. No sabes nada de la parte mental, inteligencia, actitud, conocimientos e ideas de cómo jugar el béisbol”. Para los conservadores el uso de la tecnología es casi una herejía, mientras que para los defensores de los adelantos tecnológicos y sabermetría, se trata de eliminar en lo posible los errores humanos y una cosa no debe excluir a la otra. Yo estoy de acuerdo con eso.

LA REPETICIÓN Y LA AUTORIDAD “Señores, él fue puesto out porque yo lo dije”, eso lo aseveró Bill Klem, legendario árbitro de las Grandes Ligas, elevado al Salón de la Fama de Cooperstown, una vez que le insistieron con una fotografía que evidenciaba haber cometido un error dejando fuera a un corredor que quedó quieto. Una de las reglas que se pensaba sería inquebrantable es la que otorga a los umpires la última palabra. La apreciación de un árbitro era, hasta hace poco tiempo, indiscutible, sentencia definitiva. Si el umpire apreciaba que el corredor llegó a la base primero que la pelota, pues ese hombre quedaba quieto y si alguien se atrevía a reclamar podía ser expulsado de inmediato por discutir lo indiscutible. Ahora, con el uso

de la repetición, se ha alterado esa potestad que tenían los árbitros en el terreno y que por más de cien años fue esencia. En su libro ‘Las reglas’, el economista y miembro de la Sociedad para el Análisis y la investigación de la Historia, y fundador del Museo del Béisbol y Salón de la Fama de Venezuela, Bruno Egloff, explica el papel del árbitro como legislador para concluir que: “A pesar de contener las reglas centenares de normas que definen el correcto comportamiento para juzgar la acción del juego, la mayoría de las decisiones que se toman están basadas en el juicio personal que de un hecho se forma el árbitro y en la opinión que de una norma tenga él mismo”.


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Según Egloff, “la tecnología está siendo incorporada para mejorar la calidad de las decisiones. Cámaras para ‘Instant replay’ (repetición instantánea) fueron incorporadas en agosto de 2008, pero solo en relación a cuadrangulares discutibles”. Por años el béisbol de las Grandes Ligas se negó a usar el video para verificar decisiones arbitrales, de hecho, fue el último deporte profesional en los Estados Unidos que implementó el sistema para usarlo únicamente con el fin de revisar si una pelota había salido o no del terreno en zona buena. A partir de la temporada 2014, casi cada jugada puede revisarse en repetición, son diez las situaciones que pueden ser revocadas o ratificadas después de ver un video.

La MLB invirtió más de 10 millones de dólares para conectar la oficina ubicada en Park Avenue en Nueva York con cada uno de los estadios. Por una señal de cable se transmiten las imágenes con cámaras que permiten ver el juego desde 12 ángulos diferentes.

Los críticos de la innovación argumentaban que la repetición provocaría retrasos notables, pero la MLB aseguró, antes del inicio de la temporada, que solo tomaría 400 milisegundos que las imágenes lleguen al Centro de Operaciones de Repeticiones.

Como explica el periodista venezolano Fernando Conde en su artículo ‘Regla del sistema de repetición’ (Conde s.f.): “Además del cuadrangular, dobletes por regla; interferencia por un fanático; decisiones arbitrales por jugadas en los límites del terreno de juego (por ejemplo, pelotas capturadas en las gradas por un jugador a la defensiva, determinación de la bola muerta); forzado en base (excepto la jugada de toque al pisar la segunda base en medio de la ejecución de un dobleplay); robos de base y movimiento del lanzador para sacar out a un corredor en una almohadilla; determinar si una bola pasó en zona fair o de foul en las líneas del jardín; atrapadas a la defensiva difíciles de determinar en el outfield, bateador golpeado por el lanzamiento de un pitcher hacia el home; el tiempo de juego (para captar si un corredor anota antes de un tercer out); tocar una base (requiere apelación), por ejemplo, advertir cuando un corredor pisa o no una base, dos jugadores en una base al mismo tiempo, etc.; determinar si un corredor pasó a otro en las bases, precisar registros (conteo de bolas y strikes a un bateador en su turno ofensivo, número de outs en un inning, anotación de carreras y otras situaciones). Todas las demás jugadas no serán retadas, impugnadas ni revisadas mediante repetición instantánea, aunque los umpires podrán convocarla después del sexto inning”.

La práctica, a unos meses de implementada la norma que incorpora la repetición, es que en algunos casos dura un poco más - hasta 6 minutos se ha demorado una decisión - y tampoco el apoyo de la imagen vista de nuevo y cuadro a cuadro son infalibles, ni los árbitros del terreno, ni los de Manhattan. Al final es una decisión humana, aunque ahora los errores de los árbitros son reversibles y los aciertos ratificados en la pantalla principal del estadio.

No se revisan en repetición conteo de bolas y strikes, o la apreciación de si el bate cruzó el home, o si un infielder hace el debido contacto con la segunda base en jugadas potenciales de dobleplay.

Una información de la agencia Associated Press publicada el 27 de marzo de 2014 en las páginas deportivas de El Universal de Venezuela describió: “En un área de 84 metros cuadrados, llena de pantallas y equipos de última tecnología con

Fredi González, manager de los Bravos de Atlanta, declaró a AP en una información replicada por la página en español de la MLB, que los juegos no sufrirían mayor retraso: “En cuanto vean que algo ocurre, pueden ir directamente a esa jugada. Creen que habrá una respuesta cuando el umpire se ponga los audífonos... no habrá demora”. Ocho umpires trabajan en la oficina en Nueva York, donde cada uno atiende dos juegos, acompañados de técnicos que los asisten con el ángulo de las jugadas y las diferentes cámaras. “Lo que vamos a hacer es algo realmente grande”, dijo el Comisionado de la MLB, Bud Selig, el día que se anunció la aprobación de la nueva regla.


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conexión directa a los 30 estadios de Grandes Ligas, está el Centro de Operaciones de Repeticiones (ROC, por sus siglas en inglés) el cerebro de la nueva política de revisiones de video que a partir de esta temporada tendrá la MLB”. En 2010, el lanzador venezolano Armando Galarraga estuvo a un out de lanzar el juego perfecto número 21 de la historia. Había dejado fuera a 26 bateadores, nadie se había embasado hasta que el árbitro de primera, Jim Joyce, cantó quieto a Jason Donald aunque en el video se vio claramente que el pitcher, en poder de la pelota, pisó primero la almohadilla. Aunque el propio umpire reconoció su error y se disculpó con el lanzador, la decisión quedó así. “Por mi culpa ese muchacho no logró un juego perfecto. Yo estaba convencido de que el corredor le había ganado al disparo hasta que vi la repetición. Fue la decisión más importante de mi carrera”, dijo después de ver el video de su error garrafal. Con la nueva regla el derecho venezolano estaría inscrito en la selecta lista de quienes han hilvanado la gran joya del picheo. En aquel momento llegó a discutirse la posibilidad de revertir el error de Joyce apoyados en el video que demostraba el out. Incluso el presidente Barack Obama opinó en favor de revisar la decisión, pero todo quedó como establecía la norma vigente. Según publicó ESPN.com el 8 de junio de 2010, en nota tomada de AP (Galarraga 2010), “El presidente Barack Obama dijo en Washington que el error de un árbitro que costó a Armando Galarraga un juego perfecto, pone de manifiesto la necesidad de que las Grandes Ligas estudien la posibilidad de más revisiones video grabadas instantáneas”. Bud Selig opinó al día siguiente (3 de junio de 2010) sobre histórico error: “A pesar de que el elemento humano es una parte integral del béisbol, es vital que los errores en el terreno de juego sean analizados. Tomando la decisión de anoche y otros eventos recientes, examinaré nuestro sistema de arbitraje, el uso más amplio de las repeticiones instantáneas y otros elementos relacionados”.

Armando Galarraga dijo entonces: “Dejen al béisbol como está”, para responder a una pregunta que planteaba la revisión de la jugada. Los zapatos que llevaba el lanzador la noche de la hazaña negada por un error de apreciación, son exhibidos en el Museo Nacional del Béisbol y el Salón de la Fama de Cooperstown, con una placa que explica por qué el juego no fue perfecto. Los defensores de la decisión de ratificar la sentencia de Jim Joyce alegaron que las jugadas de apreciación son la esencia del juego; para los detractores también es esencial que si la pelota llega primero que el corredor es out.


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LA MEDICINA: CURACIÓN Y ATAJOS “Cuando me operaron el brazo, le dije al doctor que le pusiera la recta de Koufax. Y lo hizo, pero me puso el de la señora Koufax”. Tommy John. La medicina ha sido determinante en el béisbol. Antes de que el doctor Frank Jobe realizara la operación de trasplante de ligamento al lanzador Tommy John, las lesiones en el codo solían acabar con la carrera de los pitchers. El 25 de septiembre de 1974 Jobe realizó la innovadora cirugía al lanzador de los Dodgers, quien presentaba ruptura de ligamento colateral medial en su codo izquierdo. La operación se conoce con el nombre del primer pelotero intervenido por Frank Jobe, fallecido en marzo de 2014 a los 88 años de edad. Al principio el galeno creía que solo había 5% de probabilidades de que John volviera a las Grandes Ligas. Luego afirmó que entre 92 y 95 por ciento de sus pacientes volvían a lanzar, igual o mejor que antes de la intervención quirúrgica. La rehabilitación ameritaba cerca de un año para los lanzadores y seis meses para jugadores de otras posiciones. Inicialmente se requerían cuatro horas para llevar a cabo la intervención quirúrgica que ahora se realiza apenas en 60 minutos. Según el fisiatra venezolano Luis Parada, especialista en medicina deportiva y terapia del dolor, “la llamada operación de Tommy John es un procedimiento para reconstruir el ligamento medial del codo con la colocación de un injerto del mismo sujeto. Si bien, después de una larga rehabilitación, se han visto casos de mejoría en la velocidad, no hay reportes conocidos de pacientes sin lesión que hayan mejorado sus velocidades o desempeño profesional. Durante el proceso de rehabilitación se aprenden nuevas estrategias y ejercicios que logran fortalecer los músculos, no solo de la zona intervenida, sino también de las cadenas cinéticas de forma más efectiva y se adquieren mejores conocimientos de todo el cuerpo y de sus capacidades, y por ende de su recuperación”. “La operación de Tommy John – continúa explicando el fisiatra – se planteó como un experimento con un porcen-

taje muy bajo de eficiencia y revolucionó el mundo de la medicina deportiva. Aquí se puede hablar en el mundo médico y deportivo de investigación, creatividad y aciertos. Un pitcher amerita una intervención Tommy John por fallas en la técnica, la mecánica, el uso inadecuado de la cadena de lanzamiento (relación brazo – muñeca – hombro) y pie de apoyo, y por otro lado el sobreuso del lanzador (el inconveniente reposo o descanso). Es importante un entrenamiento adecuado y una vigilancia en los periodos de preparación – descanso – alimentación. He allí la relevancia de los entrenadores para corregir la técnica y no buscar soluciones mágicas”. El acceso a la información de voces autorizadas contribuye a la divulgación de importantes trabajos que apuntan a mejorar la práctica del béisbol en todos los niveles. La Academia Americana de Medicina Podiátrica Deportiva (‘American Academy of Podiatric Sports Medicine’) publicó en su página web un artículo sobre las lesiones que se producen por el uso indebido de zapatos, desconocimiento o falta de entrenamiento en situaciones como barrerse en las bases o pisar las almohadillas, y la importancia del conocimiento para la prevención de riesgos, especialmente para los jugadores de la pelota menor y los ‘peloteros de fin de semana’. Es un aporte que debe ser tomado en cuenta. Junto a la medicina y el béisbol también aparece el espinoso tema del uso de las sustancias para mejorar el rendimiento, incluso el asunto fue investigado por el congreso de los Estados Unidos. Hubo peloteros estelares involucrados, salieron a la luz pública los nombres de los laboratorios productores de los esteroides y anabolizantes, y en los noticiarios y espacios deportivos se hicieron polémicos debates sobre la validez de los números de quienes quisieron tomar el atajo. Fue un escándalo, el gran escándalo del béisbol. Una sombra en tiempos en los que los jonrones le dieron brillo al juego. Lo cierto es que la ausencia de controles permitió el abuso de las sustancias ilegales para mejorar el rendimiento con riesgos para la salud. En agosto de 2014, Anthony Bosch, dueño de la Clínica Biogénesis, ubicada en Coral Gables (Florida), se entregó a la DEA admitiendo su culpa en el suministro de sustancias


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(testosterona y hormonas de crecimiento humano) para mejorar el rendimiento a un grupo de peloteros que encabeza Alex Rodríguez, uno de los jugadores más importantes de la historia, destinado, desde que era un adolescente, a las más altas cumbres a las que pueda llegar un pelotero. Rodríguez fue tentado para usar las sustancias ilegales y a pesar de su magnífica carrera, es posible que no llegue al Salón de Fama, al igual que ha sucedido hasta ahora con jugadores de números extraordinarios como Barry Bonds, Mark McGwire, Sammy Sosa, Rafael Palmeiro y el lanzador Roger Clemens, quienes sin la sombra de los esteroides en sus historias ya deberían tener una placa en Cooperstown (Nueva York).

Los defensores de esas figuras estelares insisten en que esas ‘sustancias de ayuda’ no mejoran el rendimiento. Entonces vale preguntar ¿por qué las usan?, ¿por qué se esconden?, ¿por qué tanta vergüenza al admitir sus culpas si no está mal consumirlas?

El fisiatra Luis Parada explica el efecto en los deportistas: “El uso de esteroides y de otras sustancias para mejorar el rendimiento siempre ha estado en el campo deportivo, con verdades y mitos. En los años ‘60 el uso de estas sustancias, sobre todo entre los deportistas que practicaban halterofilia, se hizo frecuente, tanto así que en 1986 la Comisión Médica del Comité Olímpico Internacional prohibió el consumo de cualquier sustancia como esteroides anabolizantes, estimulantes del sistema nervioso, anabólicos no esteroideos como hormonas de crecimiento, insulina y eritropoyetina”. “¿Qué conduce a un deportista a buscar o solicitar el estudio de sustancias anabolizantes para mejorar su rendimiento o sus marcas?”, se pregunta Parada. Para ello es necesario valorarlo desde un enfoque bio-psico-social.


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Existen mecanismos para mejorar el desempeño atlético en los que la eficiencia se ve incrementada al mismo tiempo que ciertos efectos sobre el sistema nervioso central como euforia, disminución de la fatiga, acortamiento en el tiempo de recuperación entre sesiones de trabajo. Los principales efectos adversos podemos dividirlos en 4 categorías: en el hígado, en el sistema reproductivo, en el sistema cardiovascular y alteraciones psiquiátricas. Los efectos adversos dependen de la dosis y de eso no hay data cierta, aunque son famosos los estudios de Archier en los ‘90 donde relaciona los niveles de testosterona en la sangre con conductas competitivas agresivas y dominantes. También pueden presentar elevación en la presión arterial por la retención de líquidos.

Los efectos en el corazón son más importantes e incluyen isquemia y falla cardiaca súbita con el uso de anabólicos. Existen otras sustancias utilizadas para reducir la fatiga durante los eventos competitivos como las anfetaminas, cocaína y cafeína. Algunos atletas las usan como supresores del apetito para el control de peso. La menos frecuente es la cocaína debido a la corta duración de su acción. Los efectos adversos de las anfetaminas incluyen manifestaciones del sistema nervioso central como intranquilidad, mareos, temblores, irritabilidad, confusión, sobresaltos, paranoia, alucinaciones; efectos cardiovasculares como taquicardia, palpitaciones, arritmias, angina, alteraciones de la presión sanguínea y colapso cardiovascular. También se han reportado síntomas depresivos asociados a la supresión de estas drogas. Así que la vinculación de la ciencia con el deporte no debería considerarse como una perturbación a la esencia del juego. No es la medicina, se trata del negocio, de la ética.


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Sobre eso también fue consultado el doctor Luis Parada: “No podemos perder el ojo crítico, el pensamiento científico en cada una de nuestras actividades, esa es la verdadera ciencia. No es la operación sola lo que mejora un lanzamiento, es todo un proceso de equipo, de trabajo, de conocimientos sinérgicos en busca de un objetivo común”.

¿CUÁL ES LA ESENCIA? El béisbol, como todos los deportes, no es ajeno a la vida y por ende no ha estado nunca al margen de la ciencia, de los adelantos tecnológicos y hasta de las perversiones. Pero ha sido posible mantener su esencia en cada cambio, incluso los que al principio recibieron rechazo por parte de la afición ‘old fashion’ que ha existido desde los primeros tiempos. Si bien la incorporación de la repetición aún no termina de ser aceptada, la norma siempre será susceptible de alteraciones para ajustar los tiempos y evitar retrasos. El instinto del que hablaba Connie Mack para referirse a Casey Stengel, es una cualidad que debe tener un manager. Pero no es concebible en estos tiempos que los técnicos del béisbol desestimen las herramientas que brinda la tecnología o no echen mano de la sabermetría para tomar decisiones, aunque no lo hagan siempre y no lo hagan todos. La esencia del béisbol es el duelo. El que se establece entre el pitcher y el bateador, el de un estratega contra el otro, el que se plantea el bateador consigo mismo cuando llega al plato, el del fildeador que trata de leer el batazo, el del corredor que le toma el tiempo al lanzador para salir al robo de la siguiente base, el de dos equipos que deben engranar más allá del rendimiento individual para buscar la victoria. El duelo entre los fanáticos con sus cantos y señas. El béisbol, a lo largo de su historia, ha incorporado cambios derivados de los avances tecnológicos, pero siempre un ganador de la Triple Corona será fenomenal y por más que existan videos para conocer el repertorio de un lanzador, los bateadores serán sorprendidos por un cambio y se poncharán viendo pasar una recta. Quienes no han incorporado a su visión del juego a la sabermetría, es probable que se estén perdiendo de algo que

podrían disfrutar; y también como dijo el escritor y periodista Jimmy Breslin: “El béisbol no es estadísticas, el béisbol es Joe DiMaggio doblando por la segunda base”.

REFERENCIAS • Conde, Fernando. Beisbol.about.com. s.f. http://beisbol. about.com/od/reglas_y_principios/ss/Regla-del-sistema-de-repeticion-instantanea-en-Grandes-Ligas.htm (último acceso: 2014 de septiembre de 4). • Egloff, Bruno. Las reglas. Los Nardos Editores C.A, 2010. • Galarraga, Armando. ESPN. 6 de agosto de 2010. http:// sports.espn.go.com/mlb/news/story?id=5263364 (último acceso: 2014 de septiembre de 4). • Stark, Jayson. ESPN. 30 de agosto de 2011. http:// espn.go.com/mlb/story/_/id/6908844/information-age-changing-way-game-played (último acceso: 2014 de septiembre de 4). • Vené, Juan. Cinco mil años de Bbéisbol. Venezuela: Ediciones B, 2007.

CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS • Fotografía páginas 40 - 41 Eric Broder Van Dyke Shutterstock.com


Capítulo

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Hitos, alcances y limitantes de la aplicación de la tecnología en el deporte de alto rendimiento Autores: José Luis Solleiro y Norma Solís

“…El deporte se ha convertido en un sector relativamente autónomo: el de la teoría y la práctica científicas del cuerpo como potencialidad de rendimiento máximo (…), en la ciencia experimental del rendimiento corporal, y ha exigido la creación de laboratorios de medicina deportiva, la puesta a punto de material experimental y de equipos diversos, la apertura de institutos deportivos especializados”. Jean-Marie Brohm



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RESUMEN De acuerdo con Tangelson (2010), “en algunas circunstancias de la historia humana, la modificación sustantiva de los contenidos científicos y tecnológicos en los que se basa la organización de la producción, constituye una verdadera revolución y forma parte, promueve y condiciona profundas repercusiones en las dimensiones económicas, sociales, culturales, educativas, poblacionales y políticas de la totalidad de los sectores y países, y de las relaciones entre ellos. En la actualidad se está desarrollando un proceso de transformación tan intenso y generalizado que es posible reconocer en nuestros días una revolución de esas características; un punto de inflexión a partir del cual habrán de modificarse todos los aspectos de la realidad”. En efecto, somos testigos de una era en la que la generación de conocimiento científico y tecnológico crece exponencialmente, incentivada por inversiones crecientes en el marco de un nuevo proceso socialmente distribuido en el que ya no solamente participan laboratorios universitarios, sino también empresas de diversos tamaños y orígenes, gobiernos, emprendedores, trabajadores y organizaciones no gubernamentales. La búsqueda por la competitividad en los negocios globales se ha convertido en el gran impulsor, lo cual confirma la vieja frase de Lincoln: “El combustible del interés que aviva la llama del ingenio”. Esta búsqueda no es ajena al negocio del deporte, que se ha convertido en una actividad económica de gran trascendencia por su impacto en el empleo, pero también por su influencia mediática. En este artículo se analiza una serie de hallazgos en la ciencia y la tecnología y su aplicación al deporte, así como el impacto que tienen en los logros de los atletas de alto rendimiento. Se incluye también una breve reflexión sobre la pertinencia ética de esta exigencia extraordinaria sobre el individuo a favor del éxito deportivo y económico.


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DE LA CIENCIA DE LABORATORIO A LA TECNOLOGÍA EN LA INDUSTRIA DEPORTIVA Los avances dentro del marco conceptual de la física, con sus respectivas implicaciones en el desarrollo de la electrónica, la nanotecnología y en la revolución de las tecnologías de la información y las comunicaciones; los grandes descubrimientos de la biología molecular y las aportaciones de la química en la producción de nuevos materiales y la mejora de los procesos de producción, son conceptos propios del análisis de la relación entre la innovación y la competitividad de diversos sectores industriales; hoy también lo son para la emergente industria del deporte. El panorama actual para quien busca ser un deportista destacado se ha transformado significativamente, al tiempo que las oportunidades para alcanzar semejante anhelo se han multiplicado, justamente gracias a los conocimientos científicos traducidos en aplicaciones tecnológicas que no solo coadyuvan a que un individuo sea más veloz, más preciso, más fuerte y más ambicioso. Más aún, el desarrollo de las ciencias naturales que distinguió al siglo XX, impregnando la vida cotidiana sobre todo a partir de los últimos 25 años de dicha centuria, ha logrado acortar, en el ámbito deportivo, la brecha entre las limitaciones y el potencial humano al posibilitar que personas con alguna discapacidad física compitan en las más diversas disciplinas, incluyendo aquellas con exigencias como las de un triatlón. ¿Cuáles han sido las innovaciones producto de la tecnociencia que han impactado de manera tangible el deporte en las recientes cuatro décadas?, ¿qué conocimientos o estudios subyacen detrás de ellas?, ¿qué tanto han ayudado a aumentar los récords?, ¿cuáles son los aspectos del desempeño humano en los que no han podido incidir? En este artículo se analizan las grandes corrientes de innovación para impactar el desempeño deportivo, llevando al humano a rebasar constantemente sus límites. “Ningún otro período de la historia ha sido más impregnado por la ciencias naturales (…) que el siglo XX” (Hobsbawm, 1998: 516); de hecho, en ellas se basan los progresos de la tecnología revolucionaria que ha permeado y redefinido la vida humana, sobre todo desde el último cuarto de dicho

siglo y en lo que va de la actual centuria. Aunque la tecnología basada en las modernas teorías científicas, como la relatividad, la física cuántica o la genética, era perceptible desde antes de 1914 – señala Hobsbawm – no fue sino a medida que concluía el segundo milenio que su irrupción en la vida cotidiana se tornó más frecuente y tangible. “La experiencia de las investigaciones realizadas durante la guerra, entre 1939 y 1946, que demostró, por lo menos a los anglo-norteamericanos, que una gran concentración de recursos podía resolver los problemas tecnológicos más complejos en un intervalo de tiempo sorprendentemente corto, animó a una búsqueda tecnológica sin tener en cuenta los costes, ya fuese con fines bélicos o por prestigio nacional, como en la exploración del espacio. Esto, a su vez, aceleró la transformación de la ciencia de laboratorio en tecnología, parte de la cual demostró tener una amplia aplicación a la vida cotidiana. El láser es un ejemplo de esta rápida transformación. Visto por primera vez en un laboratorio en 1960, a principios de los ochenta había llegado ya a los consumidores a través del disco compacto. La biotecnología llegó al público aún con mayor rapidez: las técnicas de recombinación del ADN, es decir, las técnicas para combinar genes de una especie con genes de otra, se consideraron factibles en la práctica en 1973. Menos de veinte años después la biotecnología era una de las inversiones principales en medicina y agricultura” (Hobsbawm, 1998: 521). En opinión de Zbigniew Oziewicz, por un lado, y de Leonel Pineda1, por otro, no obstante los adelantos que se hacen en la ciencia ocurren lentamente, es innegable que la metodología desarrollada por los científicos experimentales, a pesar de cuestionarse en muchos casos, ha propiciado avances significativos en términos tecnológicos, extendiéndose con el tiempo a muchas otras áreas que esperan obtener la misma eficacia en los resultados. “Y muchas de las aplicaciones consideradas modernas nacen de la física, tanto de la teórica como de la experimental” (Pineda, comunicación personal, 2014). Además, la innovación centrada en la aplicación y difusión amplia del conocimiento, se ha extendido a los más diversos campos de uso, incluido el deporte como se ilustra en la Figura 1. El Dr. Oziewicz es profesor del Departamento de Física de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, de la Universidad Nacional Autónoma de México. El licenciado Pineda estudia actualmente la Maestría en Ciencias de la Computación en el Centro de Investigación e Innovación Tecnológica del Instituto Politécnico Nacional. 1


52 | Capítulo 3

Figura1: Hechos científicos y tecnológicos relevantes en innovaciones en el deporte de alto rendimiento

Invención del transistor

1948

Se publican el artículo sobre la Teoría Matemática de la Información, y el libro 'Cibernética o el control y comunicación en animales y máquinas', que retoma dicha teoría. Este último será uno de los pilares de la literatura en el estudio y desarrollo de la Cibernética propiamente y, a partir de ésta, de campos de investigación como la informática, la biónica y la robótica.

Primera mitad del siglo XX Se desarrolla en su forma básica la mecánica o teoría cuántica cuyo objeto es el estudio y comportamiento de la materia a escala reducida, ésta será en lo subsecuente la teoría subyacente en los campos de la física y la química.

1955 Se publica 'Scientific Principles of Coaching' considerado el primer libro de mecánica aplicada al deporte.

1953 James Watson y Francis Crick proponen el modelo de la doble hélice del ADN.

1952 Los rusos L. V. Radushkevich y V.M. Lukyanovich dan cuenta de la existencia de nanotubos de carbono.

Década 1950

1959 *Richard Feynman, en su conferencia "Hay mucho espacio en el fondo", se refiere a la posibilidad de manipular las cosas átomo por átomo.

1969 Honeywell desarrolla el primer sensor inteligente.

1960 - 1965 1958 Desarrollo del microchip. se acuña el término biónica, "la ciencia de los sistemas cuya función se basa en sistemas vivos o parecidos a éstos".

Puesta en órbita de los pimeros satélites de comunicaciones.

1960 Isaac Asimov acuña el término robótica.

1957 Lanzamiento del primer satélite artificial, Sputnik I.

Década 1950

Década 1960 Crece el interés por la investigación en torno a la mecánica del movimiento humano y hacia la mecánica de las técnicas deportivas; aparecen las primeras revistas especializadas en Educación Física.


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Nacimiento del primer bebé probeta.

1989- 1990

1978

1975 Primera computadora personal, Altair 8800, para armar en casa.

1974 Norio Taniguchi acuñó el término nanotecnología para referirse a la tecnología aplicada al diseño, síntesis, caracterización y aplicación de materiales y dispositivos a escala atómica y molecular. El comportamiento de los materiales con dimensiones en el rango de los nanómetros se rige por las leyes de la mecánica cuańtica.

1971 Intel lanza al mercado el primer microprocesador digital integrado en un chip, el 4004. El hecho es un salto tecnológico en la evolución de la electrónica y de la computación, ya que estos circuitos integrados, capaces de ejecutar instrucciones indicadas por los programas computacionales, permiten la miniaturización de las computadoras.

1970 Hamilton Smith y Daniel Nathans descubren una enzima capaz de reconocer y cortar el ADN en secuencias específicas, descubrimiento clave en el desarrollo de la ingeniería genética o ADN recombinante.

Década 1970 Resultado de la investigación continua en física de particulas, se completa la descripción de tres de las cuatro fuerzas básicas (electromagnética, fuerte y débil), mediante las cuales interactuan las partículas que son los componentes básicos de la materia en el universo. *Comienza el auge de la nanotecnología, cuya precursora es la física de superficies.

Timothy Berners-Lee desarrolla la World Wide Web, la cual será liberada al público en 1992.

1985 Se crean moléculas de 60 carbonos (fullerenos); una de sus aplicaciones tecnológicas son los dispositivos de grabación.

Década 1980 Se desarrolla una amplia gama de microscopios de sonda de barrido que logran imágenes a escala atómica, lo que favorece el avance en la nanotecnología.

Clonación de una oveja.

1997

1991 Sumio Lijima descubre oficialmente los nanotubos de carbono, láminas muy finas de grafito enrolladas en forma de tubo, entre cuyas propiedades fisicoquímicas destaca su extraordinaria dureza y el ser muy ligeras. Los nanotubos suelen utilizarse para sistemas de almacenamiento de energía embebidos en los tejidos.

Década 1990 Desarrollo y aplicación de la terapia génica, un método para tratamiento de enfermedades basado en la transferencia de material genético a las células de un individuo.

2004 Se aisla el grafeno, material fino (de un átomo de espesor), resistente, flexible, transparente y superconductor, utilizado para fibras ópticas, computadoras más rápidas, pantallas flexibles, páneles solares y sensores de diferentes tipos.

2003 Se termina de secuenciar el genoma humano.

Década 2000

Fuente: elaboración propia con base en Martínez (1984), Soberón (1997), Custorio, Bragos y Pallás (1999), Bizberg y Meyer (2003), Ruíz y Sangro (2005), Asimov (2007), Miralles y Giullano (2008), Izquierdo (2008), Alario (2009), Espinoza (2011), Díaz del Castillo (2012), Morán y Rodríguez (2012).


54 | Capítulo 3

Así, por ejemplo, los hallazgos y el entendimiento alcanzado hacia la década de 1970 en cuanto a la estructura molecular de los seres vivos y respecto a las propiedades físicas y el comportamiento de la materia, fueron determinantes para desarrollar métodos, técnicas y dispositivos tecnológicos que salieron de los ámbitos de investigación y académico para impactar, entre otras realidades e inquietudes, en ese histórico afán por mejorar las cualidades físicas del cuerpo humano que ha encontrado su expresión por excelencia en las competencias deportivas. No es casualidad que a la frase que desde finales del siglo XIX identifica a los Juegos Olímpicos de la era moderna, “Más rápido, más alto, más fuerte”, se le haya asociado en años posteriores con la idea de ser un estímulo para la mejora de los récords2. Con ese sentido, dicho lema ha pasado a ser una expresión metonímica del objetivo de ese tipo de encuentros que se caracterizan por reunir a hombres y mujeres de diferentes países del orbe con condiciones genéticas, características fisiológicas y psicológicas que les permiten llevar al límite su rendimiento en aras de erigirse como los mejores en su categoría. En la actualidad, tal élite dispone cada vez más y con mayor frecuencia, de medios e instrumentos tecnológicos para alcanzar el referido anhelo; en las últimas cinco décadas sus posibilidades se han multiplicado continua y exponencialmente. Situación en la que, paralelamente a las aplicaciones derivadas del avance del conocimiento científico y tecnológico, subyace la propia evolución sociocultural de la actividad deportiva que, de la mano del desarrollo de medios de comunicación masiva, se convirtió en uno de los fenómenos sociales distintivos del siglo XX3 (y con ese sello ha transitado por los tres lustros del XXI). Pasó de ser el entretenimiento de unos cuantos aficionados al espectáculo de masas en el que sus protagonistas ganan sueldos de estrellas de cine y se convierten en personajes dignos de admiración, en figuras públicas a escala nacional e internacional, idóneos para promocionar no solo la disciplina deportiva que practican sino también todos los productos relacionados. La expansión del deporte, de acuerdo con Capretti (2011) “puede ser considerada una de las primeras manifestaciones de la mundialización, con respecto del incremento del

número de participantes, de los intereses mediáticos y de las inversiones económicas (Hobsbawm, 1991)”. Desde su nacimiento, el deporte moderno fue incluido en la red de relaciones económicas. Su institucionalización a lo largo del siglo XX favoreció y acentuó su carácter comercial hasta consolidarse como el principal producto de la industria del entretenimiento. Porque constituye un negocio que, simultáneamente a la venta de derechos de difusión de las competencias y los acuerdos de patrocinio de los atletas, comprende la venta de equipamiento, alimentos y ‘souvenirs’ dirigidos tanto a estos como al público en general, despertando siempre una idea aspiracional. “La industria del deporte tiene una incidencia cada vez mayor en la economía mundial, concretamente en la creación de empleo, en la inversión en infraestructura pública y en la movilización de recursos. Se prevé que los ingresos mundiales que genera (…), incluidos los acuerdos de patrocinio, los beneficios de taquilla, los derechos de los medios de comunicación y la comercialización, asciendan a 133 mil millones de dólares en 2013, en comparación con los 114 mil millones de dólares registrados en 2009” (OMPI, s/a:1). Es esa característica de ‘actividad rentable’ la que explica el que ésta resulte económicamente interesante para empresas de diversos sectores: los clubes y ligas deportivas, los medios de comunicación y, por supuesto, los fabricantes de artículos que posibilitan el deporte de máximo nivel. El interés, sobre todo de estos últimos, los ha llevado a vincularse con instituciones académicas, con expertos en diferentes disciplinas científicas y tecnológicas; y, destinar recursos y establecer sus propios centros de investigación en pos de realizar estudios que les permitan dotar al atleta de los aditamentos propicios que lo ayuden a alcanzar el éxito (Tabla 1). Establecida como lema de los Juegos Olímpicos por el Barón Pierre de Coubertin, la frase fue originalmente utilizada por el padre dominico Henri Martin Dideon (Prefecto de Colegio de Arcueil, localidad cercana a París. Este pedagogo la pronunció el 7 de marzo de 1891 durante la entrega de los premios anuales de la Asociación École Albert le Grand, de la que era director. Señala Jesús Castañón Rodríguez que “el verdadero sentido de la frase corresponde a una invitación a ser más digno, más alto, más fuerte en la mejora personal y progresiva del perfeccionamiento moral” (Castañón, 2000: 1). 2

Señala Silvia Capretti, doctora en Sociología e Investigación Social, que en las últimas décadas (desde 1970 y sobre todo a partir de 1980) el deporte ha sido revaluado por las ciencias sociales, que lo han llegado a considerar como una metáfora de toda la sociedad y lupa de la mutación social. 3


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Tabla 1. Empresas de artículos deportivos que invierten en investigación Nombre

Vínculo con actividades de investigación

Valor según Forbes 2013

Nike

En la década de 1970 Nike diseñó unos zapatos para correr que resultaron más ligeros y de mejor tracción que los que había en el mercado. Tal innovación la distinguió de sus competidores. En esa misma época creó el Nike Sport Research Lab (NSRL), laboratorio donde el trabajo de científicos, ingenieros, diseñadores y atletas se centra en la biomecánica, la fisiología, la percepción y el rendimiento deportivo.

U$17.3 mil millones

Adidas

Con la experiencia de fabricar calzado deportivo desde los años veinte, Adolf Dassler creó la empresa en 1948. En 1954 trascendió por proporcionar a los futbolistas germanos calzado hecho de piel más ligera y con clavos metálicos que le brindaron mayor adherencia al suelo mojado durante la final de la Copa del Mundo, elemento al que se atribuyó en gran parte el triunfo de la escuadra alemana en aquel día lluvioso. Su centro de investigación y desarrollo se encuentra en Alemania y tiene un centro de medicina deportiva en la University Park, St Johns (Auckland).

U$7.1 mil millones

Under Armour

Su origen se remonta a mediados de la década de 1990, cuando el jugador de fútbol americano Kevin Plank diseñó una camiseta de microfibra que mantiene al deportista seco y actúa como una segunda piel dado el ajuste que reduce la vibración del músculo y la fatiga de los tejidos. La marca se ha distinguido por la innovación textil al desarrollar en su laboratorio fibras para prendas con funciones como las de resistencia al agua y la lluvia, manteniendo el cuerpo protegido y seco; evaporación de la humedad para que el atleta permanezca fresco; protección ultravioleta, etc.

U$3.7 mil millones

Reebok

El producto que marcó el inicio en 1895 de la empresa fue las 'Spike of fire' ('Clavos de fuego'), las primeras zapatillas en la historia diseñadas para correr. El atleta inglés Joseph W. Foster las fabricó para sí mismo a fin de tener un mejor agarre en las pistas de arena y, posteriormente, las produjo para otros deportistas. Muestra de que la compañía ha incorporado avances tecnológicos a sus productos es que en 2010 lanzó en el mercado mexicano el calzado 'ZigTech', cuya premisa es evitar lesiones al reducir el desgaste y desgarre en músculos clave de la pierna. Dicha tecnología es responsabilidad del equipo de Innovación Avanzada de Reebok, liderado por el ex ingeniero de la NASA, Bill McInnis.

U$1.1 mil millones

Speedo

Fundada a principios del siglo XX, en Sydney (Australia), Speedo se ha dedicado principalmente a la fabricación de artículos para nadar, destacando sus innovaciones en la confección de trajes de baño. En la década de 1970 se convirtió en la primera compañía en producir trajes de baño hechos con nylon y elastano. En 1992 lanzó el traje 'S2000', el cual presentaba un 15% menos de resistencia al avance en comparación con el tejido de los bañadores convencionales. Aqualab, su departamento de investigación y desarrollo, cuenta con expertos de distintos sectores y disciplinas como la industria aeroespacial, ingeniería y medicina, así como líderes en ciencias del deporte y construcción de la tela del vestido.

Forbes no la incluye en su lista de las 10 marcas deportivas más valiosas en el 2013

Fuente: Elaboración propia con base en Smit (2007), Schaefer (2012), Forbes (2014) Speedo (s/a) y Adidas (2014).


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De hecho, los principales fabricantes de artículos deportivos, como Nike, Puma, Asics, entre otros, destinan más del 1% de sus ventas anuales a investigación y desarrollo (Shaefer, 2012), además de mantener redes de colaboración que les facilitan el acceso a conocimientos creados en diversos ámbitos institucionales.

ser suficiente. “Hoy se compite para ganar, ganar casi a como dé lugar, pues la moral deportiva se ha vuelto acomodaticia, acoplada a la urgencia del triunfo” (Ávalos, 2005:1 citado en De la Vega, 2005).

Es evidente el acercamiento que ha tenido en los últimos 50 años el deporte moderno y postmoderno con la ciencia y la tecnología en aras de encontrar satisfacción a las demandas inherentes por las características esenciales del primero: la constante persecución del récord, el creciente interés por la velocidad y la obsesión por lo mensurable (Brhom, 1982). El ritmo al que se ha movido la relación ha sido directamente proporcional al grado de exigencia de tales necesidades.

Las innovaciones tecnológicas han sido una constante claramente identificable en la historia del deporte profesional de alto rendimiento, a raíz del impulso sostenido que éste empezó a tener tras la instauración de los Juegos Olímpicos Modernos en 1896. Y sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el deporte adquirió una dimensión mundial con la multiplicación de competencias, su extensión a un mayor número de países y el incremento en la cantidad de atletas participantes (Gillet, 1971; Brohm, 1982).

Reflejo de esa dinámica es la paulatina pérdida de vigencia, conforme fue avanzando el siglo XX e iniciando el XXI, del credo olímpico pronunciado en los Juegos de Londres en 1908: “Lo importante en la vida no es el triunfo sino la lucha, lo esencial no es haber vencido sino haber luchado bien” (COI, 103:1); y, consecutivamente, la transición a un contexto en el que contender dejó de

LOS MEDIOS TECNOLÓGICOS: PROYECCIÓN Y EXTENSIÓN DE LAS CAPACIDADES HUMANAS

Es justamente en este proceso de expansión del deporte, de su posicionamiento como fenómeno sociocultural y económico distintivo de la época moderna y, por supuesto, de la Sociedad de la Información, donde se evidencia la presencia de las innovaciones tecnológicas en materia de información y comunicación. Ese grupo de sistemas o


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dispositivos que se caracterizan por procesar datos (texto, imagen y audio), cuyo manejo influye directamente en la organización y difusión del evento deportivo. Al respecto, el primer gran referente es, sin duda, la televisión que, como medio de comunicación masiva, vino no solo a reforzar el trabajo de darle una dimensión pública al deporte, el cual había empezado, con sus respectivos alcances y limitantes, la prensa escrita y la radio al difundir las confrontaciones deportivas y sus resultados. Más aún, la televisión (que aunque empezó a funcionar a finales de la década de 1920, su auge ocurrió a partir de los años cincuenta) llevó a los hogares las imágenes en movimiento y con ello contribuyó a hacer del deporte un espectáculo (Hobsbawm, 1998; Brohm, 1982), lo que, a su vez, propició un público numéricamente mayor. “… La verdadera fascinación del espectáculo que se apodera de las multitudes proviene del poder de la retransmisión generalizada de las competencias. Retransmisión que – desde un único punto del mundo, un estadio, hacia todos los puntos posibles, a cada hogar – respeta el estilo propio de estos espectáculos: lo directo, lo instantáneo, la cámara lenta y la repetición de todos los ángulos” (Brohm, Perelman y Vassort, 2004:9). A la popularización del deporte y a “convertirlo en una industria del entretenimiento con cobertura global” (De la Vega, 2005: 1)4, contribuyeron también las transmisiones en vivo que fueron posibles, a partir de la década de 1960, gracias a los satélites artificiales de comunicación; y, por supuesto, 30 años después el paradigma de las Sociedades de la Información: Internet, un ejemplo más de la rapidez con la que las novedades tecnológicas han tocado la gestión de los acontecimientos deportivos. A menos de un lustro de que la ‘tripe w’ fuera liberada al público, el Comité Internacional Olímpico abrió, en 1995, su página web; un año más tarde, en la celebración del centenario de los Juegos Olímpicos Modernos en Atlanta, por primera vez se incorporaron masivamente sistemas de información que sirvieron para la difusión y organización de los juegos. IBM creó un sistema para proveer, tanto a los atletas como a los profesionales de los medios de comunicación, de información sobre los participantes; además de un servicio

de correo electrónico interno para coordinar la logística del evento. Según datos de IBM, la web oficial de Atlanta 1996 permitió la venta de 130.000 localidades y tuvo un total de 190 millones de visitas durante los 16 días que duró el evento (De Pablos Pons, s/a)5. De hecho, en el rubro de innovaciones orientadas a la organización para ofrecer un mejor espectáculo, destacan las cámaras como la ‘Ref Cam’ que se probó en el 2013 en juegos de rugby, cuyo objetivo era que el público tuviera imágenes del juego desde la perspectiva del árbitro; las cámaras robóticas controladas remotamente para lograr imágenes de lugares que son inaccesible para los fotógrafos humanos (implementadas en las Olimpiadas 2012); y la transmisión en tercera dimensión de diferentes encuentros deportivos a partir del 20106 (Peralta, 2012).

Tecnologías para hacer eficiente la medición de pruebas y potenciar el rendimiento humano La muestra clara de que, en las últimas cinco décadas, el deporte ha retomado para sus propios fines gran parte de la metodología e instrumentos que la ciencia y la tecnología han desarrollado en el último siglo (Pineda, comunicación personal, 2014) yace principalmente en dos actividades: • El diseño de instrumentos que pueden ayudar a definir, a nivel arbitral, el resultado de la competencia. • La adopción y creación ex profeso de técnicas o dispositivos que impactan directamente en el rendimiento del competidor.

Instrumentos de precisión para la toma de decisiones arbitrales Sistemas que captan y registran el movimiento de los deportistas y de los objetos que se utilizan durante la competencia a fin de brindar información clara y precisa sobre las variables involucradas (velocidad, trayectoria, etc.), que influyen en los resultados, y a partir de las cuales se puede determinar el ganador de una prueba; la Tabla 2 ilustra algunos de los más relevantes. Uno de los primeros eventos a nivel mundial que se transmitió por televisión fue precisamente los Juegos Olímpicos que se celebraron en 1936, en Berlín (Alemania). 4

Fue en la década de 1960 cuando se empezó a utilizar computadoras para almacenar y procesar datos sobre los deportistas y los resultados, o a fin de coordinar la logística de los eventos. 5

Entre los primeros encuentros transmitidos en tercera dimensión figuran el de rugby entre Francia e Inglaterra del Torneo Seis Naciones (20 de marzo de 2010) y el de la Liga Nacional Americana de Hockey entre los New York Ranger y los NY Islanders (25 de marzo de 2010), y ese mismo año el Mundial de Fútbol efectuado en Sudáfrica (Casanova, 2010). 6


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Tabla 2. Principales instrumentos de precisión para la toma de decisiones arbitrales Nombre del sistema o dispositivo

Tecnología base

Aplicación

Repetición instantánea

• Cámara de televisión y video.

Se utilizó por primera vez en los Olímpicos de Invierno de Squaw Valley 1960, para definir si en la prueba de eslalon un esquiador se había saltado una puerta. Pero fue en el fútbol americano que se implementó de manera continua en esa misma década. Sistemas similares se implementaron en el rugby ('Video ref') y en el baloncesto de la NBA.

Paneles tácticos

• Sensores que se activan al contacto con el dedo de un nadador. • Computadoras que reciben la señal de activación del sensor y registran tiempos parciales y totales en la prueba de natación.

Estos dispositivos de cronometraje automático y electrónico, que registran el tiempo de un nadador al participar en una competencia, se empezaron a utilizar en la década de 1960.

Tacos de salida completamente electrónicos

• Sensores que se activan al contacto con el pie del corredor y se combinan con un disparo de salida que se transmite a través de un pequeño altavoz en la parte posterior de cada bloque de salida por lo que cada corredor oye exactamente al mismo tiempo.

Estos sistemas, estrenados en los Juegos Olímpicos de 2012, detectan el tiempo de reacción y la fuerza ejercida en un margen más preciso que la tecnología utilizada desde los Juegos de Montreal en 1976, la cual requería que los atletas empujaran los bloques cinco milímetros para registrar una salida.

Ojo de halcón

• Cámaras de video que funcionan a una velocidad de 500 tramas por segundo para detectar la trayectoria de una pelota. • Computadoras que analizan tanto las imágenes que se registran en tiempo real como su posición respecto de un área de juego predefinida conforme a las reglas de éste.

El sistema, desarrollado inicialmente en 1999, es utilizado por los jueces principalmente para determinar y comprobar la zona o línea en la que cae o golpea una pelota dentro del área de juego. La primera prueba se hizo durante un partido de Críquet en 2001 y a partir del 2006 se utiliza principalmente en el tenis.

Balón electrónico (Sistema Cairos)

• Sensor dentro del balón que detecta campos magnéticos al entrar en contacto con ellos. • Cables en el césped del área de penalti y de meta con corriente eléctrica que genera un campo magnético. • Computadora para análisis y transmisión de datos. • Radio reloj para recibir señal en caso de que el balón cruce la línea de meta.

El sistema Cairos, diseñado en 2006 y probado por primera vez en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2007, en Japón, envía una señal al radio reloj del árbitro cuándo el balón cruza la línea de meta.

Petos electrónicos

• Sensores de impacto y proximidad en el peto y/o protectores de pie que identifican los golpes válidos y transmiten los datos respectivos a un ordenador. • Software que registra los datos y señala la puntación inmediatamente.

La Federación Mundial de Tae Kwon Do decidió incorporar esta tecnología después de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, la cual ayuda a definir casi en tiempo real si un contendiente consigue determinada puntuación en función del golpe efectuado, zona de impacto y potencia.

Fuente: Elaboración propia con base en OMPI (2010), Azcona (2012), Alperín (2006), Sutter (2012) y Howard (s/f).


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Técnicas o dispositivos de impacto directo en el desempeño Son, en esencia, aquellos utilizados por el equipo de entrenamiento del atleta o por este último, durante la etapa de entrenamiento o en plena competencia, con el objetivo de mejorar su rendimiento al potenciar sus cualidades físicas.

obtenidos, establecer la adecuada periodización de las cargas de actividad física en el entrenamiento, los movimientos o posiciones técnicas a corregir por parte del atleta, los ejercicios a realizar, entre otras acciones encaminadas a maximizar la probabilidad de obtener mejores resultados.

En cuanto al equipo empleado durante la etapa de entrenamiento, muchas de las opciones disponibles tienen un estrecho vínculo con la investigación biomecánica en tanto que ésta “estudia los fenómenos físicos (un lanzamiento, un desequilibrio, el impacto con el suelo en la carrera, etc.) necesitando de las tecnologías para medir diferentes variables biológicas y mecánicas” (Moya, Vera-García, López, Aracil, Reina, Gutiérrez y Paredes, 2007b); y, a partir del análisis de los datos

Al respecto, hasta mediados de los años sesenta la tecnología básica utilizada se circunscribía a la cinematografía y la electromiografía. Pero los avances tecnológicos de la época (entre ellos, las computadoras que facilitaron la concentración, manejo, y análisis de datos) ampliaron, desde la siguiente década, la gama tanto de dispositivos como de técnicas en la investigación biomecánica, incluyendo algoritmos, equipos y software para simulación. Algunos de los más representativos se refieren en la Tabla 3.

Tabla 3. Técnicas y dispositivos para maximizar el rendimiento deportivo Nombre

Función

Goniometría electrónica

Sistema de sensores que se colocan sobre las articulaciones para registrar el movimiento de éstas; ayudan a calcular aceleraciones y velocidades como la de rotación o flexión de un hombro durante el lanzamiento.

Plataformas de fuerza

Dispositivos que se encajan en una superficie para que al ser pisados pueda conocerse el impacto que supone el apoyo del pie en el suelo. Son empleadas en diferentes disciplinas deportivas (carreras de fondo y de velocidad, baloncesto, gimnasia) ya que ayudan a determinar la eficacia de técnica del deportista en la amortiguación. Es uno de los principales instrumentos utilizados por las marcas de zapatos deportivos en busca de sistemas de amortiguación.

Realidad virtual

Sistema informático que simula una situación para que sea percibida como real desde el punto de vista del participante. Los ciclistas australianos lo utilizaron para entrenar con miras a su participación en Londres 2012.

GPS

Registran frecuencia cardiaca, así como posición, velocidad, pendiente o altitud a la que se encuentra el deportista en pleno esfuerzo. De especial interés para deportes extremos como esquí, windsurfing, paracaidismo, etc.

Analizadores portátiles de lactato

Se utilizan para efectuar una valoración metabólica del deportista.

Electroestimuladores

Funcionan con corriente eléctrica para estimular los músculos y desarrollar la fuerza en los deportistas.

Caminadoras antigravedad

Reducen el impacto en articulaciones y músculos. Tecnología desarrollada en la NASA y probada por Nike en corredores de distancia. La corredora Shannon Rowbury entrenó en una caminadora de este tipo para su participación en los Olímpicos de Londres 2012.

Fuente: Elaboración propia con base en Moya et ál. (2007), Univisión (2009), Shutter (2012) e Ingenet Bitácora (2012).


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Un caso destacable de cómo la aplicación del conocimiento de los principios biomecánicos repercute en la mejora de la técnica y rendimientos deportivos es el del tenista español Rafael Nadal, uno de los mejores del mundo en la última década. En el 2010, luego de efectuar un estudio biomecánico de la ejecución corporal del jugador al realizar el saque, su equipo de entrenamiento introdujo una ligera variación en el grip (posición de la mano en el agarre de la raqueta) del jugador (Antena 3.com, 2010). El resultado: “Nadal llegó a sacar a 217 kilómetros por hora, récord absoluto en su carrera… Para él son cifras que hace unos días parecían impensables” (Mateo, 2010: s/p).

• Zapatos para correr que se distinguen por su ligereza. Una gama es la ‘Adizero’ creada por Adidas, la cual se caracteriza, por tejidos transpirables, una plataforma de carbono de 1.3.mm para minimizar la pérdida de energía, tachuelas de nanocerámica a fin de optimizar la propulsión y lograr mayor velocidad (Shaefer, 2012). El hilo sintético es uno de los materiales clave en zapatos como estos ya que envuelve el pie como si fuera un calcetín para crear así zapatos ligeros (aproximadamente 110 gramos) que brindan soporte y ventilación, destinados a corredores de distancias largas (Peralta, 2012).

Como el entrenamiento, la competencia en sí se ha visto permeada por las innovaciones tecnológicas que acompañan al deportista en ese momento decisivo, el de la prueba; y son éstas principalmente las que remiten a la idea de que las tecnologías surgen como metáforas del cuerpo humano, son una prolongación del mismo e incrementan sus capacidades.

A la lista de equipamiento innovador también se suman:

Hablamos ahora de la indumentaria y de artículos indispensables para participar en una prueba deportiva determinada: calzado, camisetas, gafas, guantes, jerseys, cascos, bicicletas, raquetas, palos de golf, etc. En su diseño convergen conocimientos y tecnologías de diversas áreas científicas, una de las más jóvenes, pero de mayor impacto en la carrera por obtener el producto que catapulte al deportista al punto más alto del pódium, es la nanotecnología, cuyos ejemplos de uso se encuentran en múltiples disciplinas: • Palos de golf más resistentes y ligeros gracias a que los cubrimientos de los nanometales con estructura cristalina son hasta mil veces más pequeños que los metales tradicionales, pero cuatro veces más resistentes. Con esas características se presenta la posibilidad de pegarle a la pelota con más fuerza y precisión (Oaleta, s/f ). • Bicicletas más ligeras pero con mejores niveles de rigidez y mayor resistencia gracias a su biela y cuadro construidos con nanotubos de carbono, como las utilizadas por primera vez en el Tour de Francia 2005, las ‘Pro Machine’ (Nanotecwe.org, 2005).

• Diversas prendas elaboradas con base en tejidos de compresión y bandas de poliuretano para lograr precisamente la compresión de vasos sanguíneos, incremento del flujo sanguíneo y mejora en la distribución de oxígeno y la expulsión del dióxido de carbono y el ácido lactático que emiten los músculos. Lo que representa, entre otros beneficios, la disminución de pérdida de energía ocasionada por los músculos que se mueven o agitan durante la práctica del deporte (Peralta, 2012). La compresión fue introducida por Adidas en 1998 en la natación, al emplearla para confeccionar el primer traje de baño de cuerpo entero. Uno de los atletas que utilizó los productos con esta tecnología fue el nadador australiano Ian Thorpe, medallista en los campeonatos mundiales de natación 1998, 2001 y 2003, y en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000 y Atenas 2004. • Las raquetas de tenis cuya evolución tecnológica ha sido determinada por obtener dos características fundamentales: rigidez y ligereza. Bajo ese eje se han probado diversos materiales: grafito, cerámicas, fibras de vidrio, titanio. Por ejemplo, la tenista rusa María Sharapova, ganadora de los cuatro abiertos del Grand Slam, utiliza una raqueta construida a partir de un compuesto híbrido para reducir la vibración de la pelota. “La delgada geometría de la cabeza de la raqueta también aumenta su maniobrabilidad, lo que permite mayores velocidades de swing” (Shaefer, 2012).


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• En el abanico de este tipo de innovaciones no podía faltar el Speedo LZR Racer, un traje de baño de tres piezas, con mezcla de poliuretano y nylon que, resultado de la combinación de un conjunto de tecnologías y análisis, impactaba favorablemente en la velocidad del nadador ya que producía un 5% menos de resistencia al contacto con el agua que el modelo anterior de la misma marca, el ‘FS Pro’ (lanzado en el año 2007 y usado por nadadores que rompieron 21 récords en seis meses) (Brooke, 2008). De acuerdo a Speedo (s/a) se trataba del traje con mayores avances técnicos en el mundo. La ventaja que se le atribuyó al LZR Racer como elemento diferenciador al momento de ganar una medalla condujo a la controversia de qué tanto el uso de este modelo y de los subsecuentes Arena X-Glide y el Jacked (100% poliuretano) ponían en desigualdad de condiciones a los competidores que no los podían portar, entre otras razones, por su alto costo. La polémica terminó con la decisión de la Federación Internacional de Natación (FINA) de regular el uso de trajes de baño de alta tecnología y prohibir, a partir de 2010, aquellos modelos que cubrieran el cuello o se extendieran más allá de los hombros y los tobillos. Para poder utilizarse en competencia, además, se estableció que los trajes deberían tener un efecto de flotabilidad que no podría ser superior a los 100 gramos (Adnmundo.com, 2009). Lo que no cesó fue el trabajo de las empresas de productos deportivos en pos de nuevas opciones apoyadas en las tecnologías de punta para las siguientes competencias.

Una cuestionada impronta de las innovaciones tecnológicas Agosto de 2008, en el Centro Acuático Nacional de Pekín (China), romper récords se vuelve una constante. Del 9 al 17 de agosto, atletas provenientes de diferentes países compiten, en el ‘cubo de agua’, en pos de la presea dorada que los distinga como los mejores nadadores en su estilo. En el intento, Michael Phelps, César Cielo Filho, Aaron Peirsol, Kosuke Kitajama, Britta Steffen, Federica Pellegrini y Kirsty Coventry, entre otros, superan los límites; acompañados por las marcas deportivas trascienden los deportistas y pasan a la historia como los hombres y las mujeres más rápidos del mundo en deslizarse sobre esa superficie acuática.

La natación en la XXIX edición de los Juegos Olímpicos dejó la impronta de 25 nuevos récords: atrás quedó incluso la marca más antigua y legendaria, la que impusiera en 1989 Janet Evans en 800 metros libres, que en estas olimpiadas fuera superada por Rebecca Adlington al registrar un tiempo de 8:14,10, es decir, dos segundos menos que Evans (ABC.es, 2008). Más aún, en aquella ocasión por primera vez en el haber de los Juegos, un atleta obtuvo ocho medallas de oro en eventos individuales en una sola cita olímpica. “Phelps en la capital china ha ascendido un peldaño en el Olimpo”. Ha pasado del grupo de los grandes a “la categoría de los mitos del deporte, donde no hay más de diez personas y es con 14 medallas de oro el mejor atleta de la historia del olimpismo” (ESPN Deportes , 2008). En el conjunto de hazañas destacó un común denominador: los trajes de baño Speedo LZR Racer que fueran utilizados por varios de esos ganadores (entre ellos Adlington y Phelps), los cuales se distinguen por tener características de alta tecnología que ayudan a aumentar la velocidad de sus portadores. Desde las décadas de 1920 y 1930 los diseños de trajes de baño Speedo se han asociado al nombre de deportistas de alto rendimiento, entre los primeros el del sueco Arne Borg. Patrocinadora incluso de equipos en competencias olímpicas, la empresa se ha caracterizado por recurrir a las innovaciones tecnológicas y a la asesoría de expertos para la confección de sus productos. El diseño del LZR Racer es una muestra clara de este tipo de vinculación: aplicación de técnicas de institutos internacionales de investigación como la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y de Ansys, compañía líder en programas informáticos de simulación para diseño (Tabla 3); asesoría del doctor Herve Morvan, de la ‘School of Mechanical, Materials and Manufacturing Engieneering’, de la Universidad de Nottingham. En este proyecto Herve, especialista en mecánica computacional de fluidos (CFD, por sus siglas en inglés), se desempeñó como Consejero del Departamento de Investigación y Desarrollo de la compañía Aqualab.


62 | Capítulo 3

Figura 2: Tecnologías en el diseño del LZR Racer

Nombre

Institución vinculada

Dinámica de fluidos computacional (CFD) para analizar la fricción, presión y el flujo de fluidos, y de esta manera identificar las áreas del cuerpo de los deportistas en que se producía una mayor fricción con el agua al momento de nadar. Con los datos obtenidos los diseñadores pudieron ubicar un tejido de baja fricción en lugares estratégicos del traje.

Ansys-The University of Nottingham

Túneles de viento para probar la resitencia de la superficie de 60 tejidos y elegir el LZR Pulse, un tejido de nylon y spandex que ayuda a repeler el agua y reduce la vibración del músculo y la piel debido a la compresión que proporciona.

NASA

Soldaduras ultrasónicas para unir las tres piezas que constituyen el traje.

Estabilizador de núcleo interno que ayuda al nadador a mantener una posición correcta en el agua. Test de corriente para medir la resistencia pasiva del traje.

Pruebas con nadadores

Universidad de Otago, Nueva Zelanda

Australian Institute of Sport

Nota: La dinámica de fluidos computacional es una rama de la dinámica de fluidos, un conjunto de técnicas numéricas en computadora que permite reproducir y predecir procesos físicos relacionados con la transferencia de calor y masa, interacciones sólido-fluido, reacciones químicas, cambio de fase y radiación. Fuente: Elaboración propia con base en Brooke (2008) y Castro (2008).


El entrenamiento La condición física de los atletas es esencial para destacar y formar parte de una selección mundial. Correr y hacer un ejercicio solía ser parte de los entrenamientos comunes, pero hoy no es suficiente. Lo que los atletas necesitan ahora es fuerza y resistencia extraordinarias. La energía suficiente para resistir las condiciones de las competencias actuales se logra con una dieta estricta combinada con un entrenamiento conocido como pliometría (‘plyometrics’ en inglés). El entrenamiento pliométrico surgió en los años 60 en la Unión Soviética, donde se utilizaba para preparar de forma óptima a los deportistas, particularmente a los que realizaban saltos de longitud y de altura. Gradualmente, la técnica se fue aceptando como una herramienta valiosa para muchos deportes que involucran el arranque y los saltos, como es el caso del cabeceo en el futbol. Tagüeña y Flores (2006) ilustran está técnica. “La base científica de este entrenamiento se centra en los diferentes tipos de contracción que pueden llevar a cabo los músculos: la concéntrica, donde los músculos se acortan, y la excéntrica, donde los músculos se alargan y se mantienen juntos por tensión. Cuando un músculo de la parte alta del brazo se contrae concéntricamente, la mano se mueve hacia el hombro a medida que el músculo se acorta. Las contracciones excéntricas entran en acción cuando el cuerpo se desacelera y mantienen la estabilidad; es decir, si un jugador corre para alcanzar la pelota y frena súbitamente, los músculos de sus piernas sufrirán una contracción excéntrica. Dada la multiplicidad de movimientos que los jugadores realizan con las piernas a lo largo de un partido, sus músculos tienen que cambiar constantemente de la contracción concéntrica a la excéntrica y eso ocurre en fracciones de segundo. El objetivo del entrenamiento pliométrico es lograr que esas fracciones de tiempo sean sensiblemente menores en los jugadores que en las personas comunes, ya que no solo se enfoca en desarrollar y dar mayor capacidad de respuesta a los músculos, sino también a las fibras nerviosas que los controlan. Debido a que este entrenamiento implica un trabajo de condicionamiento del sistema nervioso del jugador, debe

aplicarse con mucho cuidado por parte del preparador físico del equipo. Si los jugadores realizan los ejercicios antes de haber adquirido suficiente fuerza, los riesgos de lesiones son muy altos. Los ejercicios incluyen saltos de profundidad, que implican saltos desde plataformas de 1.5 m hacia el suelo y volver a saltar esta altura tan pronto como han tocado el suelo, saltar repetidamente con una pierna y rebotar hacia delante con las dos piernas juntas”.


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La dieta Un plan de alimentación para un deportista es similar que el de cualquier otra persona, en cuanto a variedad y tipo de nutrientes, pero las necesidades de energía si se deben incrementar. Ninguna bebida o alimento por sí solo contiene todo lo que un deportista necesita para mantenerse saludable y vigoroso. La dieta es un factor esencial en el buen rendimiento de los atletas. La mayoría de las dietas para deportistas excluyen los azúcares, las carnes rojas y las comidas fritas, y reducen los lácteos con grasa. Los alimentos más aceptados y que se incluyen en mayor cantidad son carnes blancas (pollo, pescado), frutas y verduras, y agua en abundancia. Por otro lado, el aumento de las reservas de glucógeno muscular, por medio de la manipulación de la dieta, puede mejorar de manera significativa el rendimiento de resistencia en algunos atletas, esto porque cuanto mayor es el nivel inicial de glucógeno, mayor será la capacidad de resistencia. Los carbohidratos se digieren fácilmente y ayudan a mantener los niveles sanguíneos de glucosa. Existen en el mercado una serie de fórmulas líquidas o en polvo, utilizadas como complementos alimenticios gracias a los diferentes nutrientes que contienen, por lo que pueden ser de utilidad para entrenadores y atletas. Cuentan con características como la variedad sabores, la facilidad con que se digieren, el brindar sensación de saciedad controlando el hambre, que contribuyen a la hidratación y a la incorporación de energía.

ACORTANDO LA BRECHA ENTRE LAS LIMITACIONES Y EL POTENCIAL HUMANO En la búsqueda por potenciar sus capacidades físicas, el ser humano del siglo XX encontró una propuesta significativa en el deporte y su estrecho vínculo con la tecnología “sobre la cual descansa una confianza inquebrantable dada su capacidad de reestructurar el mundo de manera continua” (Martín Reyes, 2012:3). Los progresos científicos traducidos en aplicaciones tecnológicas no solo potenciaron capacidades en el deporte convencional de alto rendimiento, más aún, contribuyeron a que lo que empezó, en la década de 1940, como una actividad física con fines terapéuticos para personas con discapacidad, trascendiera a deporte de alta competencia. ¿En qué medida los conocimientos científicos y tecnológicos han contribuido a que personas con alguna alteración en sus funciones físicas o intelectuales puedan practicar los más diversos deportes? Una respuesta podría proporcionarla, además del creciente número tanto de atletas participantes como del tipo de discapacidad, la cantidad de deportes que se han practicado en las 14 ediciones de los juegos paralímpicos de verano y las 11 de invierno. En cuanto a los paralímpicos de verano, en los primeros juegos celebrados en Roma en 1960, los atletas, todos con lesiones medulares, participaron en 8 deportes. Para los Juegos de Londres 2012, esta última cifra fue de 19 disci-


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están desarrollando nuevas tecnologías no previstas o anticipadas por la naturaleza. La biónica explora la interacción entre la biología y el diseño. (…) Hoy voy a contar historias humanas de integración biónica, cómo la electromecánica unida e implantada dentro del cuerpo está empezando a cerrar la brecha entre la discapacidad y la capacidad, entre la limitación humana y el potencial humano” (Herr, 2014).

plinas deportivas y el tipo de discapacidad comprendía, además de minusválidos físicos, a personas ciegas, sordas, con debilidad visual, limitaciones auditivas y parálisis cerebral (CPI, 2014). En el caso de los Juegos Paralímpicos de Invierno, en su primera edición, realizada en la ciudad sueca de Örnsköldsvik en 1976, solo se practicaron el esquí alpino y el de fondo. Mientras que para Sochi 2014, el programa incluyó cinco deportes: esquí alpino, esquí nórdico, biatlón, curling en silla de ruedas y hockey sobre hielo; con la novedad de que dentro de las pruebas del esquí alpino se incluiría el snowboard. Independientemente de la importancia de los indicadores numéricos, es relevante observar la creciente integración de personas discapacitadas al deporte, la factibilidad de que alguien sin una pierna esquíe o corra los 400 metros planos, por ejemplo, ha ido en aumento de la mano de la propia evolución de disciplinas como la biología sintética, la medicina y la biónica. “Buscando profundamente dentro de la naturaleza, a través de la lupa de la ciencia, los creadores extraen principios, procesos y materiales que forman la base de la metodología del diseño de constructos sintéticos que se asemejan a materiales biológicos, a métodos computacionales que emulan los procesos neurológicos, la naturaleza está guiando al diseño. El diseño también está guiando a la naturaleza: en áreas de la genética, la medicina regenerativa y la biología sintética, los diseñadores

Hug Herr, Jefe del Grupo de Biomecátrónica del MIT Media Lab, declaró lo anterior mientras, al dictar su conferencia “La nueva biónica que nos permite correr, escalar y bailar”, caminaba fácilmente con sus prótesis robóticas, esos miembros especializados que le permitieron volver a escalar montañas después del accidente debido al cual, en 1982, le fueron amputadas ambas piernas. Sin olvidar el hito que representa el desarrollo de la silla de ruedas, es innegable que los adelantos en materia de investigación y fabricación de prótesis han sido uno de los principales hitos en la historia reciente del deporte para personas minusválidas. Un antecedente cercano en la materia es el trabajo del diseñador biomecánico Van Philips quien, dado el deficiente ajuste y escasa sensibilidad de la prótesis que debió usar tras perder su pie izquierdo al practicar esquí acuático, se asoció con Dale Abildskov (un ingeniero especializado en materiales compuestos para la industria aeroespacial) a fin de encontrar una mejor opción. Philips y Abildskov se percataron que al cortar la fibra de carbono en forma de C se lograba “el máximo aprovechamiento de la resistencia y flexibilidad del material, lo que facilitaba la reproducción del efecto de resorte de un pie normal y permitía al usuario correr y saltar (OMPI, 2008)”. La invención, comercializada hacia 1984 con el nombre de ‘Pie de guepardo’ imitaba la función de una pierna orgánica y resultó tan eficaz que permitió a Oscar Pistorius, quien tiene las dos piernas amputadas, competir incluso contra los mejores velocistas del mundo en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. El caso Pistorius resulta emblemático en el desempeño de los deportistas discapacitados, aunque no es el único.


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“El nadador Philippe Croizon, amputado de las dos piernas y ambos brazos, es una estrella en gran parte gracias a sus prótesis. Este deportista ha sido capaz de conectar a nado los cinco continentes atravesando cuatro estrechos gracias a sus aletas disimétricas fruto de la colaboración entre múltiples actores del mundo deportivo y universitario” (Thomas, 2012: s/p.). En la antesala de los Juegos Paralímpicos de Londres 2012, la exposición derivada del concurso ‘Sport Innovation Challenge’7, es una muestra del interés que suscita el generar nuevas propuestas que continúen ampliando el número de este tipo de atletas, su incursión en más disciplinas deportivas y mejorando su rendimiento. En el evento fue presentado el ‘Ghost’, un dispositivo de entrenamiento personal, para llevarse en la mano y muñeca del codo, cuyo objetivo es ayudar a los atletas, como los nadadores que no pueden ver, a perfeccionar su estilo y técnica mediante la emisión de sonidos y vibraciones que le avisen cuando realizan un movimiento determinado en forma correcta. Destacó, asimismo, el ‘Brainslead’, un trineo que puede ser manejado mediante impulsos mentales captados a través de unos auriculares especiales, innovación que – de acuerdo a sus creadores – propicia que la fuerza deje de ser el factor fundamental y que permite a personas con discapacidad física grave poder competir en igualdad de condiciones con aquellos que no la padecen (OMPI, 2012). La comprensión que, a partir del último cuarto del siglo XX, se ha logrado progresivamente en el funcionamiento biomecánico del cuerpo humano, la manipulación de materiales más ligeros, resistentes y flexibles, y el perfeccionamiento de técnicas en ingeniería y diseño, ha transformado radicalmente el escenario del deporte de élite, ampliando los horizontes de deportistas con alguna deficiencia física, mental o intelectual. A diferencia de los años sesenta del siglo pasado, hoy las alternativas tecnológicas y el contexto sociocultural hacen posible que compitan deportivamente entre sí y en modalidades tan exigentes como el Ironman, e incluso que disputen medallas enfrentándose a los mejores exponentes del deporte convencional.

LOS RIESGOS EN LA CARRERA POR SUPERAR LOS LÍMITES DEL RENDIMIENTO HUMANO En el 2009 un ser humano, identificado con el nombre de Usain Bolt, demostró que puede correr una distancia de 100 metros planos en 9.572 segundos, mientras que en 1968, cuando se introdujo el cronometraje electrónico para medir este tipo de pruebas, Jim Hines lo hizo en 9.95. Lejos había quedado la marca que registró Thomas Burke, de 12 segundos, al iniciarse el movimiento olímpico en 1896 (IIEH, 2012). Detrás de éste y otros logros alentados por una constante dinámica en la progresión de los récords, “que son la historia real, materializada del deporte” (Brohm, 1982: 37), se asoman elementos y circunstancias distantes a la faceta positiva de recurrir a los adelantos científicos y las innovaciones tecnológicas. El primer y quizá más antiguo aspecto que, asociado a la explotación máxima de las capacidades del deportista, se ha descalificado, es el recurso denominado doping, término que a principios del siglo XX se empezó a utilizar para aludir al uso de sustancias que provocan un aumento artificial del rendimiento físico. No obstante que en 1928 la Federación Internacional Atlética Amateur prohibió tal práctica, en 1968 el Comité Olímpico Internacional (COI) tuvo que empezar a realizar controles obligatorios, que condujeron a que en las Olimpiadas de Atenas 2004 se estableciera por primera vez el control antidopaje sistémico, los casos siguieron presentándose entre los deportistas de élite (Sebastián y Páramo, 2014). Los velocistas Ben Johson y Marion Jones, los tenistas Petr Korda y Martina Hingis, el saltador Javier Sotomayor, el futbolista Diego Armando Maradona y el ciclista Lance Armstrong, pasaron a formar parte de ese grupo de individuos cuyas extraordinarias capacidades y habilidades fisiológicas los llevaron a alcanzar metas deportivas casi inhumanas, pero quienes en el afán de ganar partido tras partido, de erigirse como los mejores prueba tras prueba, de darle continuidad a su éxito, En el concurso, que contó con el patrocinio de la organización Río Tinto y el apoyo de Ottobock, empresa líder en el sector de la fabricación de prótesis, participaron alumnos de ingeniería y diseño del ‘Imperial College London’ y del ‘Royal College of Art’ de Londres (OMPI, 2012). 7


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ingirieron sustancias prohibidas. Esto lleva ciertamente al cuestionamiento de la obsesión por el triunfo aunque éste se dé mediante el uso de sustancias prohibidas. Más allá del cuestionamiento ético que se ha hecho al dopaje, en tanto que implica el engaño y representa una forma de obtener el triunfo con el menor esfuerzo, el rechazo también obedece a los riesgos de salud que supone. “Muchos deportistas de alto nivel han muerto brutalmente estos últimos meses. Las autopsias practicadas dieron como conclusión ‘muertes naturales’, una explicación calificada como insostenible por el profesor Jean Paul Escande, ex presidente de la Comisión de la Lucha contra el Dopaje” (Le Monde citado en Brohm, Perelman y Vassort, 2004: 16). Independientemente del dopaje, que ahora ya contempla el de tipo genético, en las últimas dos décadas el escenario deportivo se ha visto desfavorablemente impactado por diversos casos de muerte súbita cardiaca en jóvenes atletas de diferentes nacionalidades. Entre ellos figuran los de Gabriel Riofrío, de 23 años, víctima de un paro cardíaco sufrido el 7 de enero del año 2000 mientras jugaba un partido de baloncesto para el club Estudiantes de Bahía Blanca, Argentina; Antonio Puerta, defensor del Club Sevilla, murió el 28 de agosto del 2007, a los 22 años, tras varios paros cardíacos mientras jugaba un partido de Liga (Pérez, Resnik y González, 2014); Vigor Bovolenta, jugador de voleibol y medallista olímpico que, en el 2012, no pudo ser reanimado después de desvanecerse en pleno partido.

¿Realmente tiene sentido forzar a un individuo hasta su eventual muerte en pro del éxito deportivo y económico? Ante ese panorama, en el que persiste la lógica de que lo importante es el triunfo y su continuidad, el reto se trasladó al campo de la genética y a la capacidad de sus especialistas para diagnosticar y evaluar el riesgo de una enfermedad hereditaria asociada a la muerte súbita en los atletas, a fin de tener una práctica deportiva segura. Se ha planteado que el deporte contribuye a mejorar la relación, el conocimiento y la expresión corporal. Es un factor de integración social, fuente de disfrute, salud y bienestar. La realización de estos valores permite la participación en la sociedad con guías como la del respeto a las distintas nacionalidades y razas, al medio ambiente y a la calidad de vida como factores de convivencia social. Pero, ¿en un ambiente hipercompetitivo como el del deporte profesional actual es posible preservar estos valores y ponerlos por encima de la motivación económica? La preservación de estos principios hace necesario que el deporte recupere algunos de sus elementos tradicionales y que, por tanto, el respeto a las reglas del juego, la lealtad, la ética y la deportividad sean elementos vertebrales de los participantes en cada disciplina8.

Al respecto, uno de los hechos que mayor conmoción causó fue la muerte del futbolista camerunés Marc-Vivien Foe, cuya caída en el estadio de Lyon fue captada en directo por las cámaras de televisión el 26 de junio de 2003. “No fue víctima de ninguna patada criminal. Nadie lo había tocado. Foe murió por extenuación. El ritmo de la Copa Confederaciones, un partido tras otro, acabó con él” (Galeano, 2004: 7). Tales sucesos replantearon varias cuestiones: las condiciones médicas y de salud en las que se encuentran los deportistas al participar en las competencias; el esfuerzo que les demanda la multiplicación de entrenamientos y encuentros deportivos, y el aumento de la carga de trabajo vinculado a la elevación del nivel de las pruebas y los récords.

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Código Ético del C.S. Conferencia Mundial Deportiva. Berlín. 2003.


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