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EL VINO , EL FINO ALIMENTO... Era una vez en un pueblo, perdido entre las montañas, rodeado de parrales que entre sus aficiones era beber sin mesura, y todos eran borrachos, excepto JUAN EL PALOMO. Y cansado de tal desatino se dicto una ley extrema.. Ninguno del vino beba. Aplaudieron con entusiasmo, los sobrios viejos de antaño, que no veían , con buenos ojos que los borrachos medraran, por las esquinas tirados. Dejando sus húmedas huellas, en forma de riachuelos Pero como toda ley tiene su trampa.. interpretaron a su modo, diciendo... solo han prohibido el tinto.
(2).Y se vertieron en todos los bares , torrentes de vino blanco. Y viendo que lo prohibido no tenía buen efecto. Añadieron una enmienda, poniendo tampoco se beba el blanco. Pero nuevamente interpretaron la enmienda, y el dulce del vino generoso, tomaron en las bodegas de los toneles , abrieron prestos los grifos. Nuevamente se corrigió la ley por parte del escribiente, no se tome ni tinto, ni blanco ni dulce.
Pero como del vino hay tantas variedades, seguían los borrachos abundantes, buscaron el aguardiente. En su estado mas puro. De nuevo el escribiente puso otra vez el pasquín, ni blanco, ni tinto, ni dulce , ni aguardiente.
(3).Pero como el pueblo es sabio y el eminente escribano, siempre en la letra tiene un fallo.. buscaron del vino la madre el alcohol sin mezclar, a sustituir al néctar del lagar, acabado de pisar, en la uva su manjar. Y BACO, con lisonjera sonrisa les ofrecía degustar de la uva sus riquezas.
Se reunieron de urgencia los que dictaron las enmiendas, y en un gran discusión, acalorada tensión, se dijeron mil y una solución. Ninguna tenía firmeza, que acabara con el vicio del alegre contubernio del apego al zumo y del vino trasegado. Dijo el presidente de la mesa, es muy listo este pueblo nuestro que las leyes no entiende, o se hace el muy zoquete. Y siempre con maestría se busca mil vericuetos, para evadir con listeza las leyes establecidas..
(4).por ello he de concluir, que nunca la ley frena a la sapiencia del pueblo ,que si se le obliga, buscara siempre el recurso, que le abra siempre una puerta, y así poder hacer hacer lo que a lo que a el le venga en gana.
Y cerrando la carpeta, con enfado y golpe sonoro en la mesa, dio por finalizada, la presente reunión. Dando libertad total. Dejando por suspendida la citada prohibición, y que cada uno de su capa hiciera un sayo. Y así escribió el escribano con pluma de fina punta, y sacó del cajón una botella de tinto que puso a disposición. Arnoldo Rodriguez Cabrera.- D.R.