Día del animador juvenil parroquial

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DELEGACIÓN ARZOBISPAL PARA LA PASTORAL INFANTIL Y JUVENIL

DÍA DEL ANIMADOR JUVENIL PARROQUIAL

MEMORIA DE SAN JUAN BOSCO - UNA VIDA PARA LOS JÓVENES

Nuestra Iglesia particular ha hecho una opción por los jóvenes a partir de los programas pastorales presentados el año anterior. Dentro de los grupos y comunidades juveniles, la presencia de los animadores y coordinadores es fundamental para la vida y la continuidad de los procesos y trabajos pastorales a favor de los jóvenes. Por eso en el día de san Juan Bosco, patrono de la evangelización de los jóvenes, deseamos que en todas las parroquias sea resaltado y apoyado el trabajo de aquellos que gastan sus vidas por llevar a la juventud al encuentro con Jesucristo. Este modelo se puede emplear para la celebración eucarística o para un momento de oración. COMENTARIO INICIAL “Decid a mis jóvenes que los espero en el paraíso”. Esta fue una de las últimas expresiones de san Juan Bosco antes de morir. Él siempre pensó en los jóvenes y le costaba separarse de ellos, tanto que en alguna ocasión les dijo: “Jóvenes, por vosotros estudio, por vosotros trabajo, por vosotros estaría dispuesto, incluso, a dar la vida”. Hoy a nivel de nuestra Iglesia Local oramos por quienes trabajan en la parroquia con y por la juventud, para que gracias a la intercesión de Don Bosco, puedan seguir acompañando desde la alegría a nuestros jóvenes para llevarlos a ser protagonistas de la construcción de la Civilización del Amor. PISTAS PARA LA REFLEXIÓN (Se pueden utilizar en cada momento imágenes propias de los personajes que se describen. Si se realiza un espacio de oración pueden emplear los textos bíblicos para un trabajo grupal) Dios confía en los jóvenes. Así lo vemos en el llamado que Él hace a algunos profetas, que a pesar de su corta edad les da una misión. (cf Jeremías 1,1-10.17-19). El ángel Gabriel anuncia a una joven de Nazaret la gran misión de ser Madre del Salvador. (cf Lucas 1, 30-38) Nuestro Señor Jesucristo se rodeó de jóvenes que fueran después a extender su mensaje. La comunidad de los doce es un grupo de jóvenes que permanecen con el Maestro para aprender de sus palabras y obras. (cf Mc 3,13-15) Nuestra Iglesia ve en la juventud la esperanza para transformar el mundo. El mismo Papa Francisco ve en la fuerza, tenacidad y riesgo que viven los jóvenes, las cualidades que necesita Cristo y la Iglesia. De manera especial, el Papa destaca en ellos la sensibilidad frente a la naturaleza, frente a la guerra y la pobreza. “¡Jóvenes! ...les digo, no tengo ni oro, ni plata para darles, sino algo mucho más valioso, el Evangelio de Jesús, ¡vayan con coraje! Con el Evangelio en su corazón y en sus manos, sean testimonios de la fe con su vida: lleven a Cristo a sus hogares, anúncienlo entre sus amigos, acójanlo y sírvanlo en los pobres.” (cf Mensaje del Papa Francisco en Asís. Octubre 4 de 2013) Don Bosco puso su vida en manos de Dios y la Virgen María. Invitamos a los animadores y coordinadores a confiar siempre en Jesús siguiendo su ejemplo, y mirando el testimonio de los santos que han amado a los jóvenes con el mismo corazón del Maestro, confiando siempre en Él. Nuestra Iglesia de Medellín necesita, confía y reconoce los jóvenes que se dejan seducir por el mensaje del Señor y se convierten en evangelizadores de otros jóvenes, siendo testigos de Aquel que todo lo puede.


Existen muchas personas que como Don Bosco animan a los jóvenes para que no desfallezcan en su fe. Sacerdotes, religiosos, religiosas, catequistas y jóvenes, que proponen a los muchachos en los colegios, en las universidades, en la calle, en el sitio de deporte o de encuentro, que conozcan a Jesús. Son personas que invitan a los jóvenes a vivir una experiencia de vida en Cristo, no solos sino en compañía de otros a partir de la oración, la vida comunitaria, la caridad y los sacramentos, que los llevan a tener una verdadera alegría en sus corazones. ORACIÓN DE LOS FIELES Don Bosco llevó constantemente en su corazón al Señor, a la Virgen María, y al prójimo, en especial a los jóvenes. Oremos por ellos, por nuestros familiares, hijos, sobrinos, amigos, para que vean en la Iglesia un lugar de encuentro con Jesús, donde siempre son bienvenidos. Don Bosco dedicaba enteramente su tiempo a estar con los muchachos, para asistirlos y ganarse su amistad. Oremos al Señor por los sacerdotes, para que desde las comunidades parroquiales, colegios, universidades y demás instituciones, promuevan la evangelización de la juventud. Don Bosco amaba lo que amaban los jóvenes. Oremos para que el Señor nos permita comprender y acompañar la vida juvenil con propuestas claras de amor, solidaridad y responsabilidad, que les permitan a los jóvenes ser verdaderos creyentes, discípulos y misioneros comprometidos con sus realidades. Por los animadores juveniles, coordinadores y demás jóvenes entregados al trabajo juvenil en nuestras comunidades, para que sean ejemplo de vida, experimentando el amor de Dios reflejado en nuestra parroquia, donde reconocemos y alentamos su trabajo. Oremos para que siempre sientan el amor de Dios que los acompaña, y unidos entre sí conformen redes de fraternidad que revitalicen la Pastoral Juvenil. Don Bosco propuso a los jóvenes la vida de santidad. Oremos por los jóvenes que se encuentran en caminos de oscuridad para que vean en la santidad el camino que conduce a la verdadera felicidad. Oremos por los que estamos aquí reunidos, para que nuestro trabajo sea una misión continua, y hacer realidad lo que dijo Jesús en el Evangelio: “Vete a anunciar lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia”. Opcional. Oremos por (nombrar lo animadores, coordinadores, y demás líderes juveniles de la parroquia). Hoy damos gracias al Señor por cada uno de ellos y pedimos para que al igual que san Juan Bosco, su trabajo esté lleno de la alegría que nace de la entrega, la oración y el compromiso. (Después de la comunión, los animadores y quienes están en formación, dicen juntos:) ORACIÓN DEL ANIMADOR JUVENIL Maestro bueno, gracias porque me has llamado a cooperar contigo en la evangelización de mis hermanos. Como el joven rico, vengo ante Ti con el deseo de alcanzar vida eterna. Concédeme desprendimiento para dar siempre lo mejor de mí, no teniendo nada como mío. Mírame siempre con amor para transmitir tu mirada en la mía. Lléname de tu Espíritu para no perder el entusiasmo del fuego de tu amor, de tu alegría, de tu presencia, y así animar a los jóvenes que me has encomendado. Que como el beato Juan Pablo II y Don Bosco, pueda entregar mi vida a tu servicio, y como ellos coloco mi vida en tus manos y en las de tu Madre. Revitaliza constantemente con tu resurrección la Pastoral Juvenil para hacer de esta acción eclesial un encuentro personal contigo, el Eternamente Joven, el mismo ayer, hoy y siempre. Amén. COMENTARIO FINAL: La memoria de san Juan Bosco nos invita a poner nuestros ojos en los jóvenes y, de manera especial, en aquellos líderes que el Señor nos ha dado en nuestra comunidad parroquial. Continuemos nuestra jornada seguros de que el buen Dios siempre les acompaña y guía.


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