El Informador Arquidiocesano 186

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CONTENIDO


LOS COLEGIOS DE LA IGLESIA

Por: + Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

E “Los colegios de la Iglesia no cumplen con ser excelentes centros docentes; esto lo pueden hacer otros. Es preciso, en primer lugar, que formen cristianos. En una sociedad de cristiandad, dábamos por supuesta la evangelización que estaba a cargo de las familias, las parroquias y la misma sociedad. Los colegios se creaban, más que todo, para cumplir una labor social y cultural; hoy existen, en cambio, prioritariamente para evangelizar.”

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l objetivo general y urgente de la evangelización está pidiendo clamorosamente una revisión del proyecto educativo de los colegios católicos. Comencemos, como es de justicia, por reconocer la gran tarea al servicio de las personas, de las familias y de toda la sociedad que han realizado y que están cumpliendo los colegios de la Iglesia. Por eso, son valorados y preferidos aun por padres de familia que no son católicos practicantes. Reconozcamos también las muchas dificultades existentes. Unas provienen de la administración, otras de la falta de colaboración de las familias y de la sociedad, algunas más de la complejidad de educar en el clima de materialismo y superficialidad en el que viven la mayoría de nuestros jóvenes. En ese contexto, trabajan abnegadamente muchos educadores católicos y todo reconocimiento resulta pequeño pensando en los problemas que tienen que soportar y superar. Pero valorando y agradeciendo todo lo que haya que reconocer de bueno, es necesario afirmar que los centros católicos de educación tienen que entrar vigorosamente en el movimiento de la evangelización de la Iglesia. Para un educador cristiano, educar sin evangelizar no es educar, porque sólo Jesucristo es modelo y fundamento de una personalidad verdaderamente humana. Nuestros alumnos tienen derecho a encontrar en sus colegios la ayuda


necesaria para llegar a ser hombres y mujeres que por una identificación con Cristo logren situarse armoniosa y creativamente frente a su proyecto personal, a su familia y a la sociedad. No va contra la libertad de los alumnos que un colegio católico les ofrezca, consciente de que es el mejor aporte que puede hacerles para su vida, una propuesta clara y atrayente de la fe cristiana ante la que ellos puedan tomar sus decisiones. Los colegios de la Iglesia no cumplen con ser excelentes centros docentes; esto lo pueden hacer otros. Es preciso, en primer lugar, que formen cristianos. En una sociedad de cristiandad, dábamos por supuesta la evangelización que estaba a cargo de las familias, las parroquias y la misma sociedad. Los colegios se creaban, más que todo, para cumplir una labor social y cultural; hoy existen, en cambio, prioritariamente para evangelizar. Si en la actualidad son también una obra de servicio social es porque son capaces de entregar algo más: la fe cristiana como eje central y unificador de la formación. La evangelización no se puede suponer en los colegios; es preciso realizarla con mucho cuidado y con perseverante esfuerzo. Dentro de una formación integral, es necesario presentar explícitamente la persona de Jesús y su programa de vida plena y abundante, que fascine, ilumine, inspire soluciones adecuadas a los problemas de la existencia, infunda aliento y esperanza. De otra parte, es necesario que los colegios católicos desarrollen una mentalidad eclesial; en el fondo no son entidades privadas sino entidades de la Iglesia, al servicio de su misión. Sea quien sea el titular inmediato, si son colegios de la Iglesia tienen que sentirse encuadrados en la misión de la Iglesia, que es quien en último término los promueve, los autoriza y los respalda ante la sociedad como colegios ca-

tólicos. Muchas veces su animación y coordinación, más técnica que pastoral, está en una confederación, pero no arraiga, como debería, en la vida y la misión de la Iglesia diocesana. Al terminar sus estudios, la primera identidad de los alumnos no debería ser su condición de exalumnos de tal colegio, sino de miembros vivos de la Iglesia, que los ha engendrado en la fe y les ha ayudado a ser capaces de situarse en el mundo. Tenemos que valorar y defender la identidad católica de nuestros centros, pues es la justificación de su existencia y también el origen de su profunda capacidad educativa. Todo esto implicar pensar en cosas y tareas muy concretas. 1. Es necesario ajustar permanentemente el proyecto educativo del colegio, según los valores del evangelio, a un verdadero proceso de formación cristiana. Con gran respeto, sin fanatismos ni imposiciones, dejando abierto para todos un camino de libertad, el colegio debe crear un ambiente general, debe organizar su vida y enfocar sus actividades, debe realizar de tal manera las clases de religión, debe proponer las prácticas religiosas y algunas experiencias apostólicas, debe dar espacios para grupos de vida, que generen un cuadro bien pensado y equilibrado que favorezca la formación de los alumnos con mentalidad y actitudes clara y decididamente cristianas hasta contrarrestar la influencia contraria del mundo de hoy. 2. No nos podemos quedar viviendo de la secular experiencia de educadores; ella precisamente está llevando a que se cierren muchos colegios católicos, porque al no ver más lejos, al no tener conciencia de una misión eclesial, no se lucha suficientemente para que sean viables en medio de las actuales dificultades. Por falta de 3


coraje apostólico se han cerrado ya muchos colegios católicos. La escuela católica está llamada hoy a una innovación, que no es propiamente una renovación en su calidad educativa, aunque debe descollar en excelencia académica, sino a suscitar y vivir un gran impulso misionero. Se trata de ayudar allí donde está a acoger el don de la salvación que nos ha llegado en Cristo y a vivirlo con seguridad y con alegría en un contexto pluricultural y plurireligioso, marcado frecuentemente por la indiferencia, por la frivolidad y algunas veces también por la agresividad. 3. Los colegios de la Iglesia deben evangelizar a toda la comunidad educativa: profesores, empleados, alumnos, padres de familia. La tarea es promover personas que vivan en este mundo y tengan la cultura del momento presente organizada armoniosamente en torno y a partir de su fe en el Dios de Jesucristo, de la revelación cristiana y de la enseñanza de la Iglesia en materias fundamentales de la vida. Muy concretamente, sin obsesiones, nuestros colegios tienen que ser capaces de educar correctamente en todo lo que se refiere al matrimonio y a la familia. Si la agresión del laicismo a la vida cristiana de los jóvenes se centra hoy en esos puntos, ahí es donde debemos ser capaces de dar una respuesta verdadera, positiva, consistente, con una buena antropología y con fe sincera en el proyecto de Dios. En la formación de nuestros colegios deberían encontrar también sus fundamentos las futuras familias cristianas. 4. El trabajo pastoral del colegio tiene que estar coordinado con la acción catequética de la parroquia y con la pastoral educativa y juvenil de la Arquidiócesis. Esto 4

plantea una seria responsabilidad, tanto para los colegios como para la diócesis y las parroquias. Sólo con esta natural articulación somos honestos con nuestros alumnos, justificamos centros católicos de educación en la sociedad y somos fieles al Señor. Para dar, de un modo aislado, la cultura básica que imparte cualquier escuela pública, no tiene sentido un colegio católico. El proceso educativo verdadero y el crecimiento en humanidad que estamos llamados a suscitar, no se pueden limitar a que nuestros jóvenes sepan cosas, sino a que sean de otra manera y esto implica apoyar su profunda incorporación a la Iglesia, que puede acompañarlos una vez que el colegio termine su tarea. 5. A la vez, las parroquias y los arciprestazgos tienen que pensar en los colegios de la Iglesia que estén en su territorio como instituciones pastorales con las que hay que contar, no para pedirles que hagan cosas distintas de las que hacen, sino para integrar lo que hacen como parte del trabajo pastoral de conjunto. Los colegios pueden llenar muchos vacíos en el apostolado de la parroquia, pueden ofrecer posibilidades de conexión con algunas familias que no se acercan a la Iglesia, pueden ser lugares de convocatoria para los jóvenes en actividades promovidas por la parroquia en el colegio, pueden ayudar a formar asociaciones culturales que abran caminos a la fe. Si se tiene ardor apostólico se ven muchas posibilidades. 6. El tiempo de la formación escolar coincide con el tiempo en el que se ayuda a los niños y a los jóvenes a vivir un proceso de iniciación cristiana. No se trata simplemente de la celebración aislada de algunos sacramentos, como una actividad o servicio


más que desarticuladamente se tiene la costumbre de realizar en el colegio. Da alegría pensar que los colegios católicos pueden ser verdaderamente sedes de un catecumenado especial tanto para los alumnos como para sus padres. Pero esto exige contar con un equipo de auténticos catequistas, crear un espacio apropiado para realizar un serio camino de formación y de experiencia de la vida cristiana, proceder en profunda vinculación con las parroquias que podrían garantizar que esos procesos y experiencias se prolonguen más allá del ciclo escolar. 7. Delante de Dios, no es posible admitir la desarticulación con que frecuentemente funcionan los colegios católicos. Es increíble que el egoísmo que le sugiere a cada uno la “gloria” de levantar su propio feudo se imponga sobre la razón que muestra la fuerza de la unidad y, especialmente, sobre la necesidad de la comunión para poder ser realmente lo que somos: la única Iglesia del Señor que cumple con un solo corazón el mandato de evangelizar. Es posible incluso dudar de nuestra capacidad de aportar a la promoción integral de la persona, de despertar el alma humana y cristiana de nuestros educandos, de fomentar la civilización del amor, que es lo que se propone el mundo de la educación, si llegamos hasta preferir la decadencia y la muerte de nuestros centros educativos más bien que una válida y útil cooperación que nos ayude a realizar la difícil e importante misión que tenemos en el momento actual.

la fe y, con una actitud de permanente conversión pastoral, despertar la capacidad de someterlo todo al servicio de la instauración del Reino de Dios (cf DA 365-366). Sólo de esta manera los colegios católicos entrarán realmente en la nueva evangelización que se empeña en transformar los criterios del juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad que están en contraste con la Palabra de Dios y con su designio de salvación (cf EN 19). Nada de lo que aquí queda dicho será posible si, más allá de implementación de tecnologías, de alianzas estratégicas y de aprovechamiento de ciertas tácticas, en los colegios de la Iglesia no se abre amplio espacio a la luz y al poder creador del Espíritu de Dios.

+ Ricardo Tobón Restrepo Arzobispo de Medellín

La aceptación e implementación de todo lo anterior se orienta, en la línea de Aparecida, a la valentía de abandonar las estructuras caducas que ya no favorecen la transmisión de 5


PARROQUIA SAN FRANCISCO DE LA PAZ Por: John Fredy Gómez Quintero. Pbro.

Ubicación territorial: “En 1962 el señor Hernando Gómez motivó a toda la comunidad para formar una junta que se llamó “Centro Cívico San Francisco de Asís”. Esta junta gestionó la donación de una cuadra de terreno en la finca de doña Matilde, propiedad del señor Pedro Luis Restrepo Botero, después de varias reuniones con don Pedro, este aceptó y regaló una cuadra de terreno a la comunidad para construir una capilla y una sede comunal.”

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a Parroquia San Francisco de la Paz, se encuentra ubicada en Colombia en el departamento de Antioquia , en la ciudad de Medellín, en el sector Pajarito ubicado en el costado occidental de la ciudad, en el altar de robledo, en cercanías del área urbana del corregimiento de San Cristóbal, en terrenos de lo que alguna vez se denominó genéricamente cucaracho. Toda esta ladera era asiento de fincas y casas de veraneo, pero lo que hoy distinguimos como el poblado de pajarito, no es más que el producto de fraccionamiento y ventas de algunas de las fincas que ocupan este territorio.

Historia

La Vereda desde su formación no contaba con una capilla, sus habitantes tenían que bajar caminando hasta san Cristóbal o el pueblo de Ana (hoy robledo), a la Eucaristía de las cinco de la mañana; se unían en grupo y se alumbraban con velas dentro de un tarro de un farol de papel globo. En la ida y venida de la Eucaristía la gente aprovechaba y contaba buenas anécdotas, los más pequeños viajaban al lado de sus padres, ya que les daba miedo pasar por el sitio del chagualón, un árbol grande con piedras, en donde cuentan los antepasados que salía un sacerdote y se sentaba sobre las piedras. En 1962 el señor Hernando Gómez


un anda, la dejaban nueve días en la vereda, se escogían ocho casas para las novenas y la última era en la escuela donde se celebraban las primeras comuniones, bazares, remates agrícolas, y gallinas que no faltaban en el corral de la casa. En las casas donde se recibía la virgen se elaboraban unos arcos en medio de sembrados de maíz, café, habichuela y frijol. El 4 de octubre del año 2001 se dió el decreto de erección y se nombro como primer párroco al Pbro. Germán Andrés Bustamante. motivó a toda la comunidad para formar una junta que se llamó “Centro Cívico San Francisco de Asís”. Esta junta gestionó la donación de una cuadra de terreno en la finca de doña Matilde, propiedad del señor Pedro Luis Restrepo Botero, después de varias reuniones con don Pedro, este aceptó y regaló una cuadra de terreno a la comunidad para construir una capilla y una sede comunal. Los sábados en la noche se quemaban tres voladores que indicaban a los habitantes que al día siguiente tendrían eucaristía. El sacerdote lo traían de Medellín (sacerdotes franciscanos), se levantaba una carpa en cuatro palos y allí se celebraba la eucaristía. La junta empezó la campaña para la construcción del templo con la iniciativa del señor Hernando Gómez su presidente y con 350 pesos en caja. Se solicitaron materiales, adobe y gravilla a la comunidad; y las mujeres piadosas se unieron en un comité con el fin de hacer empanadas y rifas para recaudar recursos para la gran obra, fue así como el 29 de agosto de 1964 el sacerdote redentorista Julián Ladrón de Guevara bendijo la primera piedra para la construcción del templo. En esa época se celebraba la eucaristía en un aula de la escuela de la vereda, eran comunes las famosas romerías con la virgen del Carmen traída al hombro desde robledo en

Sacerdotes que han dejado huella en la parroquia • Antonio Chaparro • Sergio Duque • Jesús Giraldo • Gustavo Ángel • Gabriel Díaz • Gustavo Restrepo • Ramiro Clavijo • Libardo Ángel • Guillermo Elías • John Jairo Álzate • Óscar Marín.

Sacerdotes nombrados por decreto Párroco

Decreto

Fecha

Pbro. Germán Andrés Bustamante Tamayo

78/ENP/2001

04/Octubre/2001

Pbro. Ricardo Andrés Gutiérrez García

51/NP/2002

02/Octubre/2002

Pbro. Jorge Alberto Echavarría Enciso

99/NP/2004

10/Noviembre/2004

Pbro. John Fredy Gómez Quintero

10/NP/2006

24/Enero/2006

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Organigrama:

Consejo económico

Párroco

Comunidad Mariana

Comunidad servidores altar Comunidad catequistas

Comunidad Lectores

Ministerio de música

Comunidad de la mujer

Consejo Pastoral La comunidad parroquial esta conformada actualmente por los habitantes de la vereda de pajarito, la urbanización puertas del sol y la urbanización la macarena. Contando en la actualidad con 20.000 habitantes. Ante esta realidad la iglesia ha querido involucrar a la comunidad en la construcción de un nuevo templo casa cural y salones pastorales; proyecto que pretende favorecer y promover la educación en la fe, el crecimiento espiritual y la vivencia de los sacramentos.

Logros

Los feligreses han ido adquiriendo un gran sentido de pertenencia hacia la parroquia, hecho que se evidencia con la participación activa en los diferentes grupos pastorales. Se percibe que es una comunidad que ha iniciado procesos de conversión que les ha permitido crecer en la fe y afianzar sus convicciones religiosas. Los feligreses que han tenido una experiencia con Jesús han asumido compromisos con los pobres y necesitados, por lo tanto, la sensibilidad por lo social cada vez coge más fuerza. 8

Comunidad Juvenil

Comunidad de oración

Ministros de la Comunión

Comunidad de la caridad

Misión Continental

Litúrgia

Gracias al apoyo de la fundación populorum progressio, a la colaboración de los habitantes de la zona y algunos sacerdotes hemos podido culminar satisfactoriamente el salón pastoral Juan pablo II, cuya capacidad es para ciento veinte personas. Los integrantes de los diferentes grupos pastorales viven en permanente formación lo que implica asignar un rubro para dicha formación. Creación de un comedor comunitario al que asisten los niños de escasos recursos de la vereda La presencia de las jóvenes y los jóvenes en las comunidades religiosas es un signo claro de que en la vereda las familias se han convertido en verdaderas escuelas de evangelio. La comunidad ha valorado progresiva mente los sacramentos, están participando de una manera activa.


EDITORIAL

LA NOTICIA DEL DOMINGO Por: Pablo Andrés Palacios. Pbro.

“Dios se caracteriza ante todo por el amor a sus creaturas, manifestado en dar una oportunidad para arrepentirse; en efecto, Él es, como se dice en 11,26, “amigo de la vida” y, tal como afirmaba San Agustín: “odia el pecado, pero ama al pecador”.

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vv. 5 – 6. 9 – 10. 15 – 16. ¿Acaso porque es completamente fiel (“hasid”) a Dios y porque se concibe a sí mismo como su siervo, hijo de su esclava (vv. 1 y 15)? Sobre estos términos hemos ya hablado a propósito de la lectura del Éxodo en la Solemnidad de la Santísima Trinidad. 4 ¿Cómo descubrir a Dios en medio de las dificultades del diario vivir? ¿cómo desvelar su presencia cuando todo parece no dar frutos? Son preguntas a las que este Salmo, la segunda lectura y el Evangelio de hoy tratarán de dar una respuesta. 5 Hecho que se deduce de que en la frase “hacedor de prodigios” (v. 10) encontramos la acción durativa por medio de dos participios hebreos sucesivos. 6 En este caso, más que los primeros frutos de la cosecha, “primicias” parece aludir a la “prenda” o “garantía” de lo que ha de venir, tal como en 2 Cor 1, 22 y 5,5. 1 2 3

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Para el comentario del Evangelio de este Domingo y del próximo, seguimos las conclusiones de este autor en su obra “Cosas Nuevas y Viejas (Mt 13,52) Páginas escogidas del Evangelio de Mateo”. Estella: Verbo Divino, 2006, a la que hemos hecho ya referencia a propósito de los Domingos 1 y 2 de Cuaresma en el presente ciclo. Cita textual tomada de la obra mencionada en la p.146.

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La queja de los norteños a Roboán, hijo de Salomón, era más que justa: «Tu padre nos ha puesto un yugo muy pesado» (12,4). Ya hemos dicho en comentarios anteriores que “pecado”, en hebreo ht‘, indica todo lo contrario: errar el blanco.

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Esto es precisamente lo que Pablo ha querido demostrar en el capítulo 6, cuando habla del Bautismo como la oportunidad de sumergirse en Cristo para hacerse uno con Él. Véase por ejemplo lo que dice Proverbios 31,10: «Una mujer perfecta ¿quién la encontrará? Vale mucho más que las perlas». Igualmente, Apocalipsis 21,21 afirma que cada una de las doce puertas de la Jerusalén celeste está hecha de una sola perla!

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13 Es por eso que en los vv. 38 – 39 se utiliza otra figura retórica, llamada “merismo”, que pretende mostrar la totalidad enunciando los extremos: muerte – vida, presente – futuro, altura – hondura.

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14 Es el historiador judío Flavio Josefo quien nos brinda esta información sobre Juan en su libro “Antigüedades Judías” (Tomo 18, 116 – 119) y que complementa aquella que ofrecen los evangelistas, a saber, que el Bautista murió por sus acusaciones en contra del matrimonio irregular del tetrarca.

Esto es evidente gracias al verbo empleado: “splagxnízomai”, que hace referencia a un dolor físico: Jesús no sólo se entristeció por la aflicción ajena, sino que la sintió en carne propia! La urgencia de la situación es evidente gracias al uso del imperativo aoristo “apólyson”.

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Compárese con el comentario hecho a este salmo el II Domingo de Adviento, ciclo C. El Domingo pasado el Deutero Isaías, anunciando el júbilo del regreso, hacía énfasis en la necesidad de una verdadera conversión, hecho que para algunos pasó desapercibido, tal como nos lo muestra su sucesor: resulta que una vez de vuelta a Palestina, comenzaron a aparecer en la comunidad brotes de idolatría (Is 57, 3ss), abusos de poder y corrupción (56, 9 – 57,2) y crímenes (59, 3 – 8). Cf. igualmente lo dicho por Ageo (1,9) y el primer Zacarías (1,12).

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Véanse las referencias en U. LUZ, “El Evangelio según San Mateo” (vol. II). Salamanca: Sígueme, 2001. pp. 536 – 538.

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20 Años más tarde Pablo afirmará: «Sabed, por tanto, que esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles» (Hechos 28,28) y también en Romanos 11,25, como veremos en la segunda lectura, dice que Israel será salvado cuando la plenitud de los gentiles entre en la salvación. 21 Esta misma idea se repite en el v. 2 en forma afirmativa: «Dios no ha rechazado al pueblo que había elegido» y en el v. 11, de nuevo como interrogación: «¿acaso tropezaron para caer? De ningún modo!».

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Para la primera frase, Cf. Sal 6,3; 9,14; 26,7; 30,10; 40,5; 85,3; 122,3. Para la segunda frase, Cf. 43,27; 69,6; 78,9; 108,28.

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PASTORES QUE DEJARON HUELLA: MONS. EDUARDO TULIO HERRERA HOYOS

Por: Elías Lopera Cárdenas. Pbro

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“Recogemos su perfil y su ministerio sacerdotal donde entregó su vida poco a poco y en silencio, para que el Reino de Dios llegue y se instaure en Medellín... Muchas gracias monseñor Tulio Herrera”

l 16 de abril de 1923 nació en Granada, pueblo del oriente antioqueño, cuna del inolvidable Arzobispo Tiberio de J. Salazar Herrera y que en los últimos años ha sido azotado cruelmente por la guerrilla. Hijo de José María y Ana Julia. Fueron 15 hijos: José María, Carlina, Inés, Maruja, Alberto, Luis Carlos, Enrique, Edelmira, Margarita, Fabiola, Laura,... Los únicos supérstites actualmente son monseñor Tulio y Laura, quien acabó de cumplir 100 años. Fue bautizado el 17 de abril de 1923, en la parroquia de Granada y confirmado el 4 de diciembre del mismo año. Estudió la primaria en la Escuela Urbana de Varones de Granada, recuerda a su profesor Don Enrique Duque, quien lo animó a seguir su vocación al sacerdocio y le pidió que lo escogiera como padrino de su ordenación y así fue. Quiso ser jesuita pero su papá le dijo: “si quiere ser como el padre Polito, sacerdote diocesano ejemplar de su pueblo, usted no puede ser de la Compañía de Jesús sino ser sacerdote secular”, así ingresó al Seminario de Medellín cuando tenía 17 años, donde pasó a hacer la literatura en el patio de chicos, que luego llamamos Seminario Menor. Estudió filosofía y teología en el Seminario Mayor, donde recibió una sólida formación intelectual, moral y espiritual para el sacerdocio. Recibió la tonsura el 21


22 de marzo de 1947, las primeras órdenes menores las recibió el 1 de noviembre del mismo año, las segundas el 13 de marzo de 1948, el subdiaconado el 1 de noviembre de 1949, el diaconado el 25 de marzo de 1950 y el presbiterado el 29 de octubre de mismo año, de manos de Monseñor Joaquín García Benítez, Arzobispo en el entonces de Medellín.

Puerto Berrío y Virginias, donde el calor canicular y los insectos son un azote diario para quienes provienen del oriente antioqueño y de la ciudad de Medellín. Su sacerdocio se distinguió distinguido por su celo apostólico, por su vida de oración, por el testimonio de una vida intachable; de él escuché con alegría de uno de sus feligreses: “Ese sí es un cura de verdad y todo un caballero”.

Sirvió a la Iglesia de Medellín como Vicario Cooperador en El Peñol (1950-1951), de Puerto Berrío (1951-1953), Yolombó (1953-1954), Ntra. Sra. del Rosario en Bello (1954-1958); como Vicario Ecónomo de Virginias (1958-1959); como Vicario Sustituto y Párroco Amovible de Caracolí (19581066), primer párroco de El Santo Cura de Ars en Medellín (1966-1979), de Ntra. Sra. de los Dolores de La América (1979-1980), de San Joaquín (1980-1983), de la Catedral Metropolitana (1983-1986), de San Marcos (1986-1992) y de La Veracruz (1992-1996), Canónigo del Capítulo Metropolitano desde 1996 hasta el 2011. En 1975 fue nombrado delegado arzobispal para la administración de los bienes eclesiásticos, fue Vicario Foráneo de San Felipe y elevado a Prelado de Honor de S.S. el 1 de octubre de 1979.

Animó la formación de la comunidad cristiana y construyó la unidad parroquial de El Santo Cura de Ars, como su primer párroco. Cuando el Sr. Cardenal sacó de San Joaquín al padre Jorge González, que llevaba allá muchos años, le tocó con mucha prudencia asumirla como párroco, afrontando muchas dificultades. Muy fraterno con los sacerdotes a quienes ha tratado siempre con mucho cariño, como lo demuestra con los diminutivos que usa al llamarlos. Ha llevado una vida elemental y simple, pues ha sido muy sencillo y sobrio en sus cosas al orientar su espiritualidad en los consejos evangélicos. Los últimos años ha vivido en la casa cural de la Basílica Metropolitana donde se esmeraba por atender a quienes buscan la reconciliación y la paz en el sacramento de la penitencia.

No hay mejor escuela para el hombre que la interacción en una familia numerosa donde papá y mamá transmiten a sus hijos sus creencias religiosas y sus valores morales. Su infancia en un pueblo católico en su totalidad fue muy feliz, no había en el entonces las zozobras de violencia posteriores. La juventud dedicada en el estudio y formación para el sacerdocio pasó con toda tranquilidad y pleno aprovechamiento. Toda su vida sacerdotal fue dedicada a la pastoral en las distintas parroquias; al comienzo se le pidió la generosidad de ejercer su ministerio en

Recogemos su perfil y su ministerio sacerdotal donde entregó su vida poco a poco y en silencio, para que el Reino de Dios llegue y se instaure en Medellín. Que estas líneas sean un reconocimiento a su vida íntegra como sacerdote, a su fiel servicio a la Iglesia en la Arquidiócesis de Medellín, a sus obras y realizaciones. Muchas gracias monseñor Tulio Herrera.

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LA CONVERSIÓNCONFESIÓN: UNA CATEGORÍA ANTROPOLÓGICA FUNDAMENTAL. Una reflexión desde la obra de Martin Heidegger. Por: Orlando Arroyave Valencia

1. Ser y tiempo, hombre y tiempo.

L “Lo grandioso del sacramento de la confesión es que cuando hacemos una buena confesión vivimos muy profundamente unas categorías antropológicas...”

a obra principal de Heidegger como bien sabemos, lleva por título Ser y tiempo; lo que en dicha obra se denomina ser no es el ser supremo y trascendente, tal y como lo entiende la metafísica desde Santo Tomás, Plotino, desde el uno o desde el motor inmóvil o la causa incausada, sino que lo que Heidegger denomina ser, hace referencia al ser del hombre o como dicho autor dice, elser-del-ser-ahí. Con ello Heidegger opera un giro en el pensamiento occidental asignándole a la filosofía una nueva tarea y un nuevo quehacer o un nuevo derrotero. Según este la tarea del pensar filosófico es la búsqueda de aquellos elementos o características que distinguen al ser humano; con esto entramos en lo que en el mundo contemporáneo se ha llamado la crisis de la metafísica, inaugurando con ello o bien un pensamiento antimetafísico o bien un pensamiento postmetafísico. Heidegger antes de elaborar dicho texto, dictó una serie de conferencias, cursos y seminarios en las universidades de Friburgo y de Marburgo entre los años 1919 y 1925; actividades que sirvieron de antesala para la publicación del texto antes mencionado y que tenían como tarea descubrir la relación que existe entre el ser o sea el hombre y el tiem23


po; lo más paradójico es que dicho autor se sirve de dos grandes pilares de la vida cristiana: San Pablo y San Agustín, para mostrar la relación que existe entre el ser o sea el hombre y el tiempo o en otros términos se puede decir que Heidegger ve en San Pablo y en San Agustín los dos grandes paradigmas para mostrar la relación existente entre el ser y el tiempo, el hombre y el tiempo.

2. San Pablo y San Agustín. San Pablo. Todas las narraciones donde San Pablo cuenta su propia conversión del judaísmo al cristianismo están estructuradas con un esquema temporal: primero Pablo narra lo que era su vida en el pasado, antes de la conversión: educado en el judaísmo, perseguidor del cristianismo, etc., luego Pablo narra cómo después de su encuentro con el Señor, este le asigna una tarea, un proyecto que debe cumplir y esto lo estructura en una perspectiva futura o sea que la tarea que el Señor le asigna a Pablo después de su conversión es un proyecto que el apóstol debe cumplir a futuro; pero dichas narraciones Pablo las hace o realiza desde un tiempo presente, desde unas circunstancias precisas que están determinando su narración. En este sentido pueden leerse las tres narraciones de los Hechos de los Apóstoles (9,1ss; 22,6ss; 26,12ss) así como la narración de los Gálatas (1,13ss); sin embargo el hecho decisivo es la conversión del apóstol, hecho este que divide la historia personal del apóstol en dos momentos: un antes y un después, un pasado y un futuro. La conversión de Pablo se va a convertir para Heidegger en una “experiencia fundamental”; experiencia que lo lleva a mirar el mundo de manera diferente, con ojos diferentes; no es casual el hecho de que Pablo insista en que ha perdido la vista y luego la recobra y el hecho de que al perder 24

y recobrar la vista tenga una nueva manera de ver la realidad y el mundo circundante. San Agustín. Heidegger se dedica a estudiar básicamente el libro de Las Confesiones de San Agustín y detalla cómo el Santo para contar o narrar su vida, desde su conversión también la estructura desde un esquema temporal, de modo que del libro I al IX narra o cuenta lo que fue su vida pasada, antes de su conversión al cristianismo; los libros X y XI dan testimonio de lo que es el presente para el Santo y después del libro XII en adelante el Santo cuenta lo que su tarea y su proyecto a futuro; en este sentido Heidegger quiere mostrar como el pasado y el futuro en la vida del Santo, se articulan desde un presente. Tanto Pablo como Agustín, al narrar sus experiencias personales lo que están haciendo es mostrar como el tiempo, en la forma de pasado, futuro desde un presente acontece; pero al mismo tiempo acontece no como un pasado que fue, ni como un futuro que será, ni como un presente que es, sino que el tiempo acontece como un “siendo”; en este sentido se puede decir que el pasado fue-siendo, el futuro será-siendo y el presente es-siendo; el tiempo es siendo, el tiempo es temporalizándose, el tiempo es en la medida en que se hace temporal para el hombre. Cuando Pablo y Agustín meditan sobre su pasado, su futuro y su presente, su conciencia lo que hace es desplegarse hacia lo largo y ancho de toda su vida, desde lo que fue, es y será la vida de cada uno de ellos en la perspectiva del acontecer temporal; en este sentido Agustín dice que el espíritu humano se distiende hacia la vida pasada, futura y presente; es más la vida toda se hace presente en un solo instante temporal: el momento de la conversión.


3. Una categoría antropológica. Heidegger ve tanto en la conversión de Pablo como en la de Agustín dos “experiencias fundamentales”; el término “experiencia fundamental” luego lo traerá a su texto Ser y tiempo utilizándolo como categoría del Dasein, es decir, categoría antropológica; simplemente que en dicho texto no dirá cuál es la procedencia, se hace necesario hacer un rastreo a través de las obras que lo precedieron para concluir que el término viene de su reflexión sobre San Pablo y San Agustín y en general del cristianismo primitivo, ese que viene configurado como modus vivendi en las cartas a los Tesalonicenses, la carta a los Gálatas, la carta a los Romanos y los Hechos de los apóstoles. En otros términos se puede decir que cuando en la vida de todo ser humano acontece una experiencia radical que lo obliga a cambiar de perspectiva y de rumbo en la vida, a transformar radicalmente su modo de vivir, a ver el mundo de modo diferente, a ver su pasado, su futuro y su presente como una articulación de tres éxtasis, entonces en todo ser humano se desarrolla el tiempo no como algo externo a él sino como algo que lo traspasa, el tiempo se ejecuta en él y a través de él. Concluirá Heidegger diciendo que el tiempo se temporaliza en el ser humano y este temporalizarse es una característica que lo constituye como tal, es decir, como ser humano.

4. Una nueva perspectiva del sacramento de la confesión. Durante la pasada cuaresma, cuando se intensifica tanto el sacramento de la penitencia, frente a la necesidad de explicar el sentido de la confesión a los penitentes que a mí se acercaron, intenté explicar el sacra-

mento de la siguiente manera: el examen de conciencia lo hago desde un presente pero dirigido hacia un pasado, pues se trata de recordar lo que he hecho, lo que he dejado de hacer, lo que he hecho mal, lo que he dicho o dicho mal o he dejado de decir y se trata de colocar todo esto delante de la presencia del Señor a través del sacerdote; pero este pasado revisado y este presente puesto en la presencia del Señor, no tiene sentido si no hay un proyecto a futuro, un propósito de enmienda, un deseo de no volver a realizar lo que he realizado mal. Lo grandioso del sacramento de la confesión es que cuando hacemos una buena confesión vivimos muy profundamente unas categorías antropológicas, unas categorías que nos son inherentes: primero: nuestra profunda relación con el tiempo, en otros términos se puede decir que el tiempo se temporaliza a través de nosotros; segundo: podemos decir que la confesión es la vivencia de una experiencia fundamental que trasforma nuestra vida, que nos hace ver el mundo de otra manera y que nos obliga a vivir de modo diferente; tercero: el ver nuestra vida articulada desde la temporalización del tiempo, al mirarnos desde un pasado, un futuro y un presente y al darnos cuenta de lo que hemos hecho y de lo que debemos hacer estamos cuidando de nosotros mismos, por eso podríamos decir que la confesión es medicina para el alma, medicina que tiene sus efectos en nuestra vida concreta. Si Pablo transformó su vida después de la conversión, si Agustín transformó su vida después de la conversión, nosotros y nuestros penitentes no podemos quedarnos en menos que dejarnos transformar por el Señor cada vez que nos acercamos con espíritu penitente al sacramento de la confesión. 25


EL CONFLICTO ARMADO EN MEDELLÍN Y EL ÁREA METROPOLITANA Por: Luis Fernando Arroyave Gutiérrez, Pbro.

Preámbulo “Uno de los fenómenos sociales que más repercute en los altos índices de violencia e inseguridad es el desempleo, las teorías sociales suelen relacionar desempleo con violencia, la incertidumbre frente al futuro y la angustia que genera no conseguir empleo digno y estable es uno de los detonantes de la violencia”.

U

na delgada pared de adobe rústico separa la víctima del victimario. Esther, una pobre viuda vio asesinar a su único hijo en la puerta de su propia casa,1 aquel domingo habíamos leído al profeta Zacarías.2 Esther permaneció en el templo parroquial después de la Misa y me preguntó por el significado de las palabras “derramaré sobre ellos /…/ un espíritu de piedad y de compasión”. Le dije que no se podía extender las manos a Dios (piedad) si no se extendían las manos al prójimo (compasión); ella con dolor expresó que no estaba dispuesta a perdonar al asesino de su único hijo y que esperaba la justicia de Dios. Esther empezó a frecuentar el Estudio de Evangelio3 en la parroquia, sin embargo, afirmaba que jamás perdonaría al asesino de su hijo. Meses después del homicidio del hijo de Esther, el asesino sufrió un atentado que lo dejó gravemente herido, en la madrugada fui a policlínica para la extrema unción, le pregunté si iba a pedirle perdón a Esther por asesinar a su hijo y pidió que la llamara. Esther cuidó de él las semanas siguientes en el hospital, cuando murió puso las cenizas

Barrio Santa Cruz (parte alta). Comuna Nor-oriental de Medellín (Colombia). Zacarías 12,10-11; 13, 1 El Estudio de Evangelio tiene un sentido afectivo, no meramente intelectual. En latín “studeo” expresa una pasión, es un trabajo serio y metódico que compromete la inteligencia y el corazón. Al respecto se puede consultar www.leprado.org

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con las de su hijo. Días después nos enteramos que aquel asesino tenía un hijo pequeño abandonado, Esther adoptó el niño y paulatinamente ha ido acogiendo en su humilde casa a otros niños huérfanos de la violencia. Una mujer que perdió a su único hijo ha ganado otros hijos, ella entendió que no se puede practicar piedad sin compasión, ha vivido intensamente la bienaventuranza de los que lloran y ahora no sólo es consolada sino que vive el ministerio de la consolación, su vida y la de otros creyentes se ha constituido en testimonio de misericordia permitiéndonos experimentar el consuelo como un gran signo de los tiempos que exige al quehacer teológico una hermenéutica histórico-práctica y no meramente interpretativa.

1. Ver

En el año 2006 la Dirección de Carabineros y Seguridad Rural de la Policía Nacional creó una oficina de coordinación institucional e información para realizar tareas de inteligencia y operativos contra las bandas criminales. Esta dependencia de la Policía acuñó el término “bacrim” para referirse a este fenómeno social. Los informes de inteligencia del año 2006 dan cuenta de 22 estructuras armadas que aglutinaban 4.000 personas, entre 2006-2011 se ha incrementado la problemática. Por supuesto que en estas estructuras no se incluyen las guerrillas y milicias urbanas, aunque 4 5

se dediquen a acciones similares como el tráfico de drogas, de armas y la extorsión. La Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación (CNRR) recomendó fortalecer los operativos contra las bacrim debido a la consolidación territorial de éstas,4 tal recomendación se aplazó porque las fuerzas policiales y militares estaban concentradas en la lucha contra la guerrilla. También es innegable que hubo procesos de desmovilización y reinserción que permitieron el reacomodo de grupos ilegales y la aparición de nuevas bandas delincuenciales. Actualmente en el país se identifican 7 organizaciones criminales integradas por unas seis mil personas en 17 departamentos y 152 cabeceras municipales.5 Otros aspectos no menos problemáticos son la presencia de menores de edad en estas bandas y la relación de las bacrim con organizaciones criminales en el exterior. En la ciudad de Medellín y en otros lugares, el fenómeno de la violencia no está aislado de otras problemáticas sociales como la falta de acceso a servicios de educación, salubridad y la dramática inseguridad alimentaria. Uno de los fenómenos sociales que más repercute en los altos índices de violencia e inseguridad es el desempleo, las teorías sociales suelen relacionar desempleo con violencia, la incertidumbre frente al futuro y la angustia que genera no conseguir empleo digno y estable es uno de los detonantes de la violencia.

Cf. CNRR. Primer informe de desarme, desmovilización y reinserción. Mayo de 2007. Cf. RESTREPO, Juan Diego. “La tardía guerra contra las llamadas bacrim”. En: Revista Semana. 9 de febrero de 2011.

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En Medellín y el Área Metropolitana las fluctuaciones del empleo y el fenómeno del desempleo asociado a la economía informal han estado relacionados con las complejas transformaciones de la economía a escala global. Es indiscutible que la tasa de desempleo se corresponde con el índice de inflación que en abril de 2011 fue del 0,12%, una de las más bajas en los últimos años. Este panorama nos permite ser optimistas frente al futuro, la formalización de cien mil nuevos empleos en el actual gobierno es un indicador positivo, muy a pesar de la ola invernal que azota al país el crecimiento económico se mantiene. Parte integral de la solución al fenómeno de la violencia tiene que ver con la generación de empleo. La tesis que relaciona inflación/desempleo la podemos ilustrar observando la evolución histórica de este fenómeno en Medellín. En 1985 Colombia vivió una profunda crisis económica en el ocaso del gobierno Betancur, esto originó el máximo histórico de desocupación en la década de los 80´ en Medellín alcanzando el 17%. El salto del 13% al 17% generó en un efecto dominó niveles inimaginables de violencia y delincuencia. Betancur diseñó políticas de crecimiento económico que implementadas en el gobierno Barco permitieron reducir el desempleo en Medellín hasta el 12.2%, aunque el promedio seguía más alto a nivel nacional hasta finales del año 1987, cifra que se mantuvo inalterable de 1988 a 1989 debido al significativo crecimiento del PIB. Al iniciarse la década de los 90´ el PIB se desaceleró, aumentó la inflación y creció de nuevo el desempleo; la Reforma Laboral del gobierno Gaviria pretendió crear condiciones benévolas para la apertura económica. Otro aspecto que influyó fue el auge del narcotráfico, la ilegalidad 6

Cf. DANE. Encuesta Integrada de Hogares. Trimestre febrero-marzo-abril de 2010.

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dio empleo estable que mejoró la calidad de vida de cientos de familias, no obstante, la mentalidad de la plata fácil permeó todos los estratos sociales y aunque amortiguó la crisis económica en términos financieros ocasionó un gran vacío ético que la sociedad no ha logrado aún llenar. La década de los 90´ fue muy inestable en términos económicos, la guerra frontal al narcotráfico ocasionó que se desarticularan carteles pero se incrementara dramáticamente la delincuencia común, de modo que quienes antes ejercían el sicariato y el tráfico de drogas organizadamente, al caer los grandes capos optaron por continuar con sus actividades ilícitas de manera independiente. En Colombia hay precariedad investigativa respecto a este fenómeno, aún no tenemos teorías sólidas para explicar la incidencia del trabajo ilegal en la economía. Lo cierto es que en el año 1994 se alcanzó en Medellín el mínimo histórico del 8,4%, lo contradictorio es que a finales de esa misma década llegamos al 23,1%, índice récord que bajó al 19,9% en 1999. Iniciar el nuevo milenio con casi 20% de desempleo ubicó a Medellín entre las ciudades del mundo con más alto índice de desocupación y de violencia. Según el DANE6 en este mismo período de 2010, la tasa de desempleo en el país fue del 12,2%; en Medellín y el Área Metropolitana del 14,9%, la meta es reducir a un dígito en el próximo trienio, esto será posible si se mantiene el ritmo de crecimiento económico y baja la inflación; a medida que baja el índice de desempleo disminuye la violencia en todas las esferas sociales, principalmente la violencia intrafamiliar.


2. Juzgar/Discernir La bienaventuranza de “los que trabajan por la paz” se ha constituido en nuestro contexto actual como un signo de los tiempos. El Documento conclusivo de Aparecida comienza con una “mirada de los discípulos misioneros sobre la realidad”,7 en continuidad con las Conferencias de Medellín ´68 y Puebla ´79, Aparecida implementa el método ver-juzgar-actuar teniendo como horizonte hermenéutico la categoría teológica de los signos de los tiempos. Mt.16, 1-4 se refiere a los signos de los tiempos: “1Se acercaron los fariseos y saduceos y, para ponerle a prueba, le pidieron que les mostrase una señal del cielo.2 Mas él les respondió: “Al atardecer decís: Va a hacer buen tiempo, porque el cielo tiene un rojo de fuego,3 y a la mañana: Hoy habrá tormenta, porque el cielo tiene un rojo sombrío. ¡Conque sabéis discernir el aspecto del cielo y no podéis discernir las señales de los tiempos!4 ¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide y no se dará otra señal que la señal de Jonás”. Y dejándolos, se fue”. Los exegetas coinciden que el contexto del texto es un signo realizado por Jesús,8 lo que reclaman los interlocutores de Jesús9 es una señal contundente del cielo, la reacción del Señor en Mc. 8, 12 es muy expresiva: “dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser dice…”; en Lc. 12, 56 utiliza la dura expresión “hipócritas”; y en el texto de Mt. 16, 1-4 dice “generación malvada y adúltera”, lo cual es muy duro si consideramos que en Mateo los interlocutores son los fariseos y saduceos.

La categoría de los signos de los tiempos10 ha sido utilizada en el Magisterio de la Iglesia11 y ha cobrado relevancia y nueva significación en diversos trabajos teológicos. Los pobres se constituyen en el gran signo de los tiempos en América Latina y el Caribe, pobres que en el contexto de violencia tienen el rostro de desplazados. En varios escenarios y publicaciones, Monseñor Ricardo Tobón, Arzobispo de Medellín, ha iluminado esta realidad. Recientemente afirmó que “nosotros como Iglesia tenemos que sentir tristeza ante esta realidad. Después de tantos años de evangelización y de administrar la gracia del Señor, un pueblo en su mayoría cristiano no sabe respetar la vida, no logra convivir, no se encamina pacífica y progresivamente hacia un desarrollo integral. No podemos, sin embargo, perder la esperanza; por el contrario, debemos acrecentar el sentido de responsabilidad y el celo apostólico”.12 La sociedad colombiana ha reconocido las iniciativas por la paz y la reconciliación del Arzobispo Emérito de Medellín, Alberto Giraldo Jaramillo, quien participó en procesos de paz. En la Doctrina Social de la Iglesia encontramos abundante reflexión que nos ilumina para las acciones pastorales en la búsqueda de la paz;13 para discernir esta problemática del incremento de la violencia en la ciudad de Medellín y el Área Metropolitana, recordemos el “Decálogo de la Reconciliación” propuesto por Monseñor Alberto Giraldo como línea de dirección y aporte para la paz: Examina las rupturas en el mundo que te rodea y en ti. Descubre la nostalgia de la reconciliación.

Cf. CELAM. Quinta Conferencia del Episcopado Latinoamericano. Aparecida Núm. 33-100 Ver Mt. 12, 31-40; Lc. 11, 29-30 (curación de un endemoniado mudo) En Lc los interlocutores de Jesús son “las multitudes”, mientras que en Jn 2,8; 6,30 son “los judios” y “las multitudes”, respectivamente. En Mt son los fariseos y saduceos como lo hemos visto, y en Mc son sólo los fariseos. 10 Sobre el uso y sentido de los signos de los tiempos en la Sagrada Escritura y el significado de la expresión en las Conferencias de Medellín, Puebla y Santo Domingo, recomiendo la lectura de CADAVID DUQUE, Álvaro. Los signos de los tiempos en la Biblia, en la teología y en el magisterio episcopal latinoamericano. 11 Cf. PIO XII. Radiomensajes del 24 de diciembre de 1947 y 21 de abril de 1957. JUAN XXIII emplea la expresión al convocar el Concilio Vaticano II y en la Encíclica Pacem in terris. PABLO VI en Ecclesiam suam también habla de “la vigilancia a los signos de los tiempos”. EL CONCILIO VATICANO II utiliza esta categoría en GS 4a, 11a, 44b; PO 9b; UR 4a, AA 14c. 12 TOBÓN RESTREPO, Ricardo Antonio. Editorial: “Aumenta la violencia”. Disponible en: www.arquidiocesisdemedellin.com 13 Cf. PONTIFICIO CONSEJO JUSTICIA Y PAZ. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia. Índice analítico pág. 504-506; 556. Edición del CELAM. Bogotá, 2005. 7 8 9

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Trabaja por educar tu conciencia. Reconoce la tragedia del pecado: te distancia de Dios y de los hermanos. Vuélvete a Dios y déjate perdonar. Valora la obra reconciliadora de Dios en ti. Colócate al lado de las víctimas. Ejercítate en el perdón. Organiza tu vida en justicia y en solidaridad. Intégrate a la Iglesia, comunidad reconciliada y reconciliadora.

3. Actuar

El Decálogo lleva a la acción. En nuestra Arquidiócesis de Medellín valoramos el trabajo que en este sentido se realiza desde el Centro de Reconciliación y la Fundación Apoye, que tienen precisamente como lineamiento el anterior Decálogo. Una vez analizado el problema social de la violencia e iluminado con las Enseñanzas de la Iglesia, y en la realidad local con las directrices de Monseñor Ricardo Tobón, conviene especificar algunas líneas de acción pastoral: Toda iniciativa de paz debe ser consultada con el Señor Arzobispo y ejecutada a través de las instancias arquidiocesanas creadas para este fin. Los agentes pastorales y especialmente los párrocos no actuamos solos, toda intervención social la hacemos con la Iglesia y más aún en cuestiones tan delicadas como el conflicto armado y el diálogo con personas que están al margen de la ley. El trabajo por la paz y la reconciliación supone respeto a la jurisprudencia colombiana y especialmente en lo que se refiere a procesos penales. El Primer Anuncio, las homilías, catequesis y demás acciones pastorales deben encaminarse a la consecución de la paz y la reconciliación. Entre tantas tareas que nos urgen es 14

Vereda de la Parroquia San Félix, Arquidiócesis de Medellín.

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necesario dar prioridad a la bienaventuranza de “los que trabajan por la paz”. Hay que entender que la violencia es transversal a otros problemas sociales, por lo tanto se deben buscar soluciones integrales, específicamente en la línea de la justicia social.

Epílogo.

Los campesinos de la vereda Sabanalarga14 llegan después de sus labores a la casita campesina de tapia techada con teja puesta sobre cañabrava, sostenida por cargueras de pino y corredores exteriores con barandilla de macanas y pasamanos de madera, y vigas de donde cuelgan los cuernos, las begonias, los novios, los besos y los geranios. Sentados unos en la sala, otros en el corredor en la silla de brazos y los taburetes de cuero, otros en el patio debajo del eucalipto o el sietecueros escuchan la Palabra de Dios. La catequista, una mujer de brazos fuertes por los duros trabajos del campo lee con voz serena, y al final proclama “Palabra del Señor”, y en un acto de fe los campesinos responden “¡gloria, a Ti, Señor Jesús!”. No tienen estudios bíblicos, la mayoría ni siquiera ha culminado básica primaria, sus reflexiones se distancian de cualquier especulación académica, simplemente hablan de la vida, de cómo esa Palabra ilumina sus preocupaciones, anhelos y esperanzas. Contemplando sus rostros fatigados por la dura jornada del día y escuchando la sencillez de sus reflexiones se comprende porqué Jesús “se llenó de gozo en el Espíritu Santo y dijo: Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes y se las has revelado a los pequeños” (Lc.10, 21). Esta es la Iglesia, Pueblo de Dios, la Iglesia que se alimenta y vive por la Palabra, la Iglesia de los hijos de Dios que trabajan por la paz.


EL SACERDOTE EN MEDIO DEL CONFLICTO Por: Carlos Arturo Gil Yepes. Pbro.

E

“Padre, usted es nuestra Moral…. Parce usted es una fuerza, gracias.” “Padre, yo lo iba a matar a usted en enero, creímos que era un torcido, perdóneme parce.” Dos frases de dos jóvenes, en dos momentos, pero en una misma parroquia. La primera y la segunda surtieron el mismo efecto: “Motivación para seguir adelante en medio de la alegría y el miedo, pero teniendo a Dios como escudo”.

n algunos barrios pobres y violentos se encuentra el siguiente cuadro: A nivel familiar encontramos estructuras donde predomina la madre cabeza de familia, casi todos viven con su madre, hermanos y algunos parientes (tías(os), sobrinos, abuelos) con quienes tienen buenas relaciones en términos de no discusión frecuente, pero no hay comunicación entre ellos. Falta de dialogo, unión y un mayor interés por comprender al otro frente a sus sentimientos, sensaciones, búsquedas y pensamientos. Respecto al padre o padrastro hay relaciones bastante conflictivas; es una figura muy desvalorizada y en muchos casos ausente. Es visto como obstaculizador del propio desarrollo, autoritario, apático, hostil y agresor. En la mayoría de los casos hay oposición ante sus normas y mandatos, y es allí donde comienza la violencia. A nivel económico, dentro de las familias de estos muchachos se plantea una situación regular, esto es acorde los requerimientos básicos para suplir necesidades primarias, y en alguna forma y en algunas de ellas tienen la posibilidad de acceder a elementos accesorios para su vivir. En estas familias solo trabajan algunos miembros y con una baja remuneración, por esto la situación económica específica del joven oscila entre regular y mala con consecuencias en rela31


ción a su estado afectivo y mental: preocupación, mal genio, impaciencia, tristeza y constante insatisfacción. El desempleo y la falta de dinero los lleva a cometer actos delictivos -robar- y aun buscar formas alternativas y llamativas de ocupar el tiempo libre: futbol, combo, droga, parranda. Para ellos sus problemas son la falta de dinero, de empleo y de estudio en primera instancia. Luego encontramos la rebeldía, incomprensión, la familia, discusión, la situación judicial y la droga en algunos casos. Siendo su causa, relaciones conflictivas en su hogar, el tiempo libre, el desempleo, la falta de estudio, el medio social y la droga. SOLUCIONES QUE LOS JOVENES ENCUENTRAN: Estudiar, buscar trabajo, diálogo, la voluntad y las ganas de salir adelante, robar, cometer homicidios o hacer cruces para resolver lo económico. Cuando ellos hacen una descripción de si mismos, hablan en términos positivos: amables, espontáneos, lo que resumen con las expresiones: normal y bien. Drogadicción, desamor, rabia, miedo, ansiedad, resentimiento, hostilidad, inestabilidad, confusión, maltrato, soledad, carencias, olvido, dependencia, necesidades, pobreza, desempleo, ignorancia, desescolaridad, sueños, anhelos, esperanzas, frustración, búsqueda, inquietud, falta de afecto, sentimientos ambivalentes y contradictorios que sumergen en un caos y desorden existencial; en una incomprensión personal, familiar y social en la cual solo parece encontrar refugio en la droga y la amistad; un extremo de la polaridad muerte-vida, el de la muerte como posibilidad de mantener la propia vida y asegurar el bienestar. Estos jóvenes que desde muy temprana edad 12, 13 y 14 años comienzan un proceso de búsqueda de alternativas para 32

solucionar sus conflictos. En un medio donde no encuentran satisfacción a sus necesidades básicas primordiales de estabilidad afectiva, familiar y social se generan procesos alternativos para dar cabida a dichas necesidades, comprensión, pertenencia, estabilidad, etc. Debido a su propia inestabilidad y confusión, eligen desde las posibilidades que encuentran, una postura formada a partir de una identificación, un retomar elementos de un otro que es un modelo digno de imitar. Al necesitar un soporte para su existencia de elementos que permitan construir una identidad, un concepto de sí o una definición de quien se es; encuentran en el grupo de amigos este factor y lo defienden a como de lugar. El grupo es un referente, un ideal, un modelo para la propia definición y esto da estabilidad, calma la angustia, permite sentirse alguien en la vida, importante, que vale y puede tener un lugar. Es así que el muchacho actúa a partir de referentes grupales antes que personales. Estos jóvenes han presentado dificultades al momento de expresar su sentir y pensar en cuanto a sus relaciones tanto dentro del grupo, como con la comunidad en general, se manifiesta todo esto en su falta de profundización al momento de hablar de tales relaciones. De alguna forma estos jóvenes dan cuenta de un reconocimiento de lo perjudicial que les resulta el consumo de droga tanto a nivel mental como físico y social, saben que tales sustancias son un elemento posibilitador de conflictos y violencia entre ellos mismos y con otros. Sin embargo, el grado de adicción alcanzado por estos jóvenes es tal que, aunque manifiesta deseo de dejar la droga, no les permite apartarla de su vida.


Además que la droga (cualquiera que sea) los abstrae de su mundo hostil y les sume en estados de intensa calma “amplia” su capacidad operativa (afina los reflejos) y les permite percibir su mundo de una manera mas amable a como se les presenta en su estado normal. Algunos muchachos viven solos y esta casa se convierte en un sitio predilecto de reuniones, pues allí hay libertad para realizar sus actividades, compartir sin una persona que contradiga, imponga normas o regañe. Este lugar, como el “parche” de la esquina, se convierte en su “oficina”. En todo esto hay una contradicción, les gusta el vicio, les ayuda en sus problemas y, a la vez, quieren dejarlo para ser hombres de bien; esto les sume en un círculo vicioso: querer y no dejarlo. Esto podría leerse como una lucha entre el deseo interno: seguir fumando, vida fácil, irresponsabilidad y un querer insertarse en la dinámica social, salir adelante, trabajar, ser un hombre de bien, tener familia. Salir adelante en términos de una buena vida: plata, trabajo, moto, fierro, familia. El acercamiento, y lo he hecho, es visitar cada parche, presentarse como el párroco, y aunque se siente algo de temor, es bueno proponerles un algo, un sancocho en donde uno se hace presente para que al entrar en confianza poder escucharlos en cuanto a sus proyectos y lo primero que manifiestan es acabar con la guerra, quitar fronteras. Es ahí donde se les propone crear un campeonato de microfútbol para el acercamiento, y uno como párroco hablar entre jefes para hacer las paces (no todo lo aceptan, por temor, pero si la mayoría). Durante el campeonato estar muy atentos haciéndoles tomar conciencia de que el mejor trofeo no es una copa metálica sino que el trofeo será la amistad, el perdón, la hermandad; cuando esto

se logra se organizan convivencias con cada combo, donde hay manifestaciones de algunos que quieren trabajar, estudiar y dejar la droga. En cada parche se puede colocar una imagen de María Auxiliadora y allí con sus familias celebrar eucaristía y hacer hincapié que María Auxiliadora no es la cómplice de los robos y fechorías, sino la madre que vela por sus hijos y desea que salgan del mal y les propone pactos de convivencia barrial. En torno a estos encuentros con los jóvenes por medio de algos, sancochos, futbol, sienten los muchachos que la Iglesia los ama, no los juzga, los apoya, les abre puertas, y en ningún momento, como lo dicen algunos de mala intención se esta “Premiando la Delincuencia”, pues Jesús multiplicó los panes y les dio a todos y, a lo mejor allí también había fariseos y por esto no estaba premiando el fariseísmo sino atrayéndolos, y así se quita el concepto que muchos barrios violentos tiene de que la Iglesia como institución es reconocida solo como elemento religioso, pero para muchos no tiene papel protagónico, ni su papel de actor social desde Jesucristo que determina sobre la suerte del barrio y por ende de sus vidas propias. La Iglesia es pues el referente a su religión, a su fe. Solamente y aprovechando este elemento se inicia el acercamiento visitando cada parche, teniendo siempre en cuenta que nuestro aporte es mas espiritual y la esperanza expresada por sus papas es de que la Iglesia en su intervención y desde el evangelio pueda guiarlos para que sus familias los vean salir adelante y encuentren tranquilidad y proponen sus familias, que la Iglesia los apoye, capacite, aconseje y acompañe.

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¿CÓMO ENCARNAR LOS VALORES DEL EVANGELIO, DE LA VIDA, EN LA ACTUAL CULTURA? Por: Carlos Arboleda Mora. Pbro.

“Un humanismo exclusivo es un humanismo inhumano». Si Dios desaparece, como hace decir Fiodor Dostoyevski a uno de los personajes de Los hermanos Karamasov, «todo es lícito, todo se puede hacer», y «todo está permitido». Es ésta la encrucijada del ser humano al iniciarse el siglo XXI.”

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Boudon, Raymond. El escepticismo posmoderno. En Metapolítica. Vol 1, Nº 1.

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1. La crítica a la posmodernidad.

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a posmodernidad es una época que empieza a ser criticada y que incluso ya deja de ser la forma actual de hacer cultura. Grupos y personas han comenzado a darse cuenta de la magnitud de la crisis humana que significa la posmodernidad no sólo para el hombre concreto, sino también para la política y la religión. Como radical desconfianza en la ca pacidad del ser humano implica que no se podría hacer frente a las situaciones que afectan a los individuos concretos especialmente a aquellas creadas por la racionalidad instrumental y estratégica. El hombre unidimensional, la tecnificación de la acción política y la pérdida de sentido son algunas de esas situaciones. Cuando el hombre comenzó a darse cuenta de que estaba completamente alienado, se acordó de volver a pensar y se dio cuenta de lo que estaba viviendo: nihilismo (los valores como ilusiones), sociologismo (los valores producidos socialmente), culturalismo e historicismo (los valores son un encubrimiento del contexto social relevante, aquí y ahora).1 Y por eso también comienza a pensar distinto y a reconocer:


El reconocimiento de los límites del saber. La necesidad de un fundamento para la ciencia, la religión y la ética. La existencia de un telos personal y social. La dignidad esencial y fundamental de la persona humana La alegría de vivir. Muchos son los autores que comienzan una crítica fuerte a la posmodernidad e imaginan en qué consistirá esa pos-posmodernidad.2 Estas críticas se pueden agrupar en tres grupos:3 Los neoconservadores (D. Bell, M. Novak, Th. Luckmann, J.R. Neuhaus...) que frente a la crisis espiritual proponen recuperar una ética puritana y desde esa ética legitimar el capitalismo democrático. Se trata de recomponer el sistema capitalista a partir de la recuperación de la tradición judeo cristiana. Los legítimos posmodernos. (Lyotard, Nietzsche...). Si la racionalidad instrumental y la razón ilustrada han causado la crisis, pues hay que vivir en el pluralismo inconmensurable de los juegos del lenguaje, renunciando a los metadiscursos y viviendo el presente. La teoría crítica. (Horkheimer, Marcuse, Benjamín, Adorno, Fromm). Hay que hacer de la razón y del sujeto elementos primordiales en la construcción de una sociedad justa, racional y humana. Estos representantes de la Escuela de Frankfurt se diferencian de los neoconservadores en que son racionales-ilustrados y no se referencian a lo tradicional-religioso, y de los posmodernos en cuando al problema de la fundamentación filosófica.

2. la crítica de Juan Pablo II a la cultura actual El problema metafísico y epistemológico está en el centro del conocimiento y de la verdad. Por eso la Iglesia se preocupa tanto de este problema. Y ese problema filosófico lógicamente plantea problemas de orden ético, social y teológico. Especialmente la discusión antropológica se ve afectada por dicho problema, pues el centro de la creación es el hombre. Si todo se queda en nihilismo y autopoiesis, no hay fundamento ni para el ser, ni para el conocimiento, ni para la verdad, ni para los valores. Se va hacia una disolución total. En la enseñanza del Papa Juan Pablo II, encontramos unas críticas fuertes a esa disolución, que él llama la cultura de la muerte:4 «Una cultura privada de lo trascendente”. Una cultura «relativizadora, a veces agnóstica e historicista” Una cultura «que subestima y margina el mensaje salvífico de Cristo” Una cultura «utilitarista». «Una cultura materialista y secularista” «Una cultura de la violencia y de la muerte. Una cultura «de la droga». Una cultura «masificante Una cultura «de lo provisional, que conduce a rechazar los compromisos a largo plazo». Una cultura «de la crisis», «falsa cultura de apariencias, resultado de una desenfrenada mentalidad consumista dañina para las necesidades más profundas de los individuos y las comunidades». Una cultura «que ofrece la superación de la concepción de la estabilidad de la familia como una conquista y una emancipación social».

Cfr, por ejemplo: Rodríguez, Rosa María, Africa V., María Carmen (Eds). Y después del postmodernismo qué?. Barcelona: Anthropos, l998. González, Luis Armando. Neoconservadores, posmodernos y teóricos críticos. en Metapolítica . Enero-Marzo de l997. Vol 1, Nº 1. http://www.metapolitica.com.mx/meta/metapass/1/ gonzalez.html 4 Buela, Carlos M. Inculturar el evangelio. http://www.iveargentina.org/pbuela/sacerdotes/P2_C3_01.htm 2 3

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Una cultura «de la sospecha». En fin, se trata de una cultura del placer, del tener, y del poder. Por eso, «lo que está en juego es la orientación y el sentido mismo de la peregrinación de la familia humana a través de la historia».

3. Antropología trascendental crítica Para enfrentar esa cultura de la muerte, lo primero es apropiarnos de una ANTROPOLOGÍA TRASCENDENTAL CRITICA. La aceptación de las limitaciones de la razón, del sujeto y del pensamiento, ha llevado, en algunos casos, a hacer del cristianismo una religión light, a confundir inculturación con subjetividades y a cambiar la liturgia por aplausos, desmayos e histeria. En consecuencia, también a una moral suave que casi se reduce a buena educación cívica, sin asomos de esfuerzo y de cruz. De ahí la necesidad de volver a una antropología fuerte y abierta:5 El hombre como ser en el mundo.6 El hombre ser con otros. El hombre ser histórico. El hombre y su dimensión de sentido. La comprensión ontológica. El hombre como persona y sujeto El hombre como el ser de la trascendencia. El hombre como el ser que al preguntarse abre a un horizonte infinito. El hombre como el ser de la responsabilidad y la libertad. La cuestión personal de la existencia como pregunta por la salvación. El hombre ante el misterio: la posibilidad de la relación con Dios y posibilidad de irse contra Dios.

El hombre ante el misterio: la posibilidad de relación con el otro y posibilidad de irse contra el otro. Estos elementos filosóficos pueden entrar a dialogar con la antropología cristiana, por ejemplo con las siete tesis de Santo Tomás sobre el hombre: 1. El cristiano es un hombre que, por la fe,

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llega al conocimiento de la realidad del Dios uno y trino. Y así se reconoce creatura pero con dignidad excelsa.7 El cristiano anhela-en la esperanza-la plenitud definitiva de su ser. Se reconoce no terminado, como un proyecto que tiene su modelo en Cristo. El cristiano se orienta-por la caridad-hacia Dios y su prójimo con una aceptación que sobrepasa toda fuerza de amor natural. Esta relación complementa su finitud en la apertura a los otros (familia, sociedad, grupos...) El cristiano es prudente, es decir, se guía por la verdad de las cosas. Tiene un sentido crítico para no perder su humanidad. El cristiano es justo, es decir, puede vivir en la verdad con el prójimo y con la creación entera. El cristiano reconoce los derechos de todo ser humano y la mayordomía de la creación en un recto orden de justicia. El cristiano es fuerte, es decir, está dispuesto a sacrificarse por la implantación de la justicia. En un mundo todavía por perfeccionar, el cristiano busca la implantación del Reino de Dios. El cristiano tiene temple para no obrar desordenadamente. El cristiano tiene sentido crítico frente a la publicidad, el mercado,

Ruiz, J. “Espíritu en el mundo. La Antropología de K. Rahner” en Antropologías del siglo XX, Sígueme, Salamanca, 1983. 180-201. Rahner, K. Curso fundamental de la fe, Madrid, 1986. Levinas, E. Totalidad e Infinito, Ed. Sígueme, Salamanca, 1987. Heidegger, M. El ser y el Tiempo, FCE, México, 1988 7 El hombre es llamado a la vida mediante un acto creador de Dios asociado a la transmisión de la herencia biológica; recibe la “forma” de Adán y es constituido como una nueva imagen de Dios. Por el pecado se aleja de Dios pero en Jesucristo tiene la salvación, el modelo y la vía para recuperar la salvación y la vida. 5

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la objetivación del ser humano, la desnaturalización de las relaciones humanas...8 Todo esto, nos permite proponer para hoy una TEOLOGIA DE LA VIDA. Creemos que no es otra la intención de la Evangelium Vitae de Juan Pablo II. Ha habido muchas teologías sectoriales que han servido mucho a la obra de la evangelización. Pero una teología de la vida, en el contexto actual, daría mucho impulso a la obra del evangelio y permitiría un diálogo con las otras confesiones cristianas y con los no creyentes. Dios es vida, da la vida, conserva la vida, ordena la vida. “Para que el Evangelio llegue a humanizar la cultura, es necesario aproximarse a la tarea de ser persona humana desde un antropocentrismo abierto a Dios, un antropocentrismo teologal, que al mostrar la íntima armonía entre la gloria de Dios y la realización del hombre, responde a la raíz de las rupturas presentes en la cultura hodierna.”9 “La exclusión de Dios- como afirmaba el Papa Pablo VI, recogiendo unas reflexiones del que luego sería Cardenal Henri de Lubac - no puede dejar de tener consecuencias: «Un humanismo cerrado, insensible a los valores del espíritu y a Dios mismo, que es su fuente, podría aparentemente triunfar. Es indudable que el hombre puede organizar la tierra sin Dios: pero sin Dios, al fin y al cabo, no puede organizarla sino contra el hombre. Un humanismo exclusivo es un humanismo inhumano». Si Dios desaparece, como hace decir Fiodor Dostoyevski a uno de los personajes de Los hermanos Karamasov, «todo es lícito, todo se puede hacer», y «todo está permitido». Es ésta la encrucijada del ser humano al iniciarse el siglo XXI.”10

“En ese antropocentrismo teologal todas las realidades terrenas adquieren su auténtico sentido y consistencia. Superando toda «ilusión de autonomía que ignore la dependencia esencial de Dios de toda criatura —incluido el hombre—», se debe proclamar con claridad que «la vida humana y el mundo tienen un sentido y están orientados hacia su cumplimiento, que se realiza en Jesucristo». En el misterio de la Encarnación, que es el misterio del Señor Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, «alcanza su culmen el sentido de la existencia. En efecto, se hace inteligible la esencia íntima de Dios y del hombre. En el misterio del Verbo Encarnado se salvaguardan la naturaleza divina y la naturaleza humana, con su respectiva autonomía, y a la vez se manifiesta el vínculo único que las pone en recíproca relación sin confusión».11 Esa antropología debe estar señalada por el signo de la alegría. El encuentro con Dios da alegría porque está fundamentado en el amor: Dios creador y dador de vida. El antiguo Testamento describe la creación con canciones de oración, como una explosión del amor de Dios, en una estética perfecta. Dios creó la humanidad a su propia imagen, hombre y mujer, pues vió que no era bueno que el hombre estuviera solo sino en comunión. Somos criaturas sociales, creadas para vivir en la alegría que dan las buenas relaciones. La alegría es algo que sentimos juntos. El matrimonio como creación inmediata de Dios se da para la mutua alegría al contemplar la creación repitiendo la obra de la misma creación. En síntesis, Dios nos creó alegremente para que viviéramos alegremente en las cuatro relaciones fundamentales: Dios, los demás, consigo mismo y con la

Pieper, Josef. La imagen cristiana del hombre. http://www.arvo.net/includes/documento.php?IdDoc=5627&IdSec=607 La dignidad humana en el umbral del Tercer Milenio (editorial), en Vida y Espiritualidad. Septiembre-Diciembre de 1999, año 15, No. 44. http://www.vidayespiritualidad.com/revista/ edi/44ed.htm 10 Ibidem. 11 Ibidem. 8 9

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creación.12 Esta antropología tiene que ser crítica, en cuanto no acepta ningún hecho deshumanizador, debilitante o que oscurezca al hombre, imagen del Dios vivo. Mantiene así una actitud de vigilancia para que ninguna teoría, investigación, institución, gobierno, poder... pueda afectar al hombre, y en especial a cada hombre. Una teología de la vida de cada uno para no caer en una abstracta teología de la Vida teórica.

4. Los ocho grandes desafíos que incluyen ocho grandes tareas para la teología de la vida.13 1. Defensa de la vida humana como algo absolutamente sagrado en toda situación. No es sólo defender la vida en sus fases preliminares o en lo que se refiere a la experimentación genética. Claramente lo ha dicho Juan Pablo II que ser incondicionalmente pro-vida significa defender, servir y celebrar la vida en toda circunstancia... un signo de esperanza es el mayor reconocimiento de que no se puede quitar nunca la dignidad de la vida humana, incluso cuando alguien haya cometido un gran mal. La sociedad moderna tiene los medios para protegerse, sin negar definitivamente a los criminales la oportunidad de reforma... Escoger la vida implica rechazar toda forma de violencia: la violencia de la pobreza y del hambre, que oprime a demasiados seres humanos; la violencia de los conflictos armados, que no resuelve, sino que agrava las divisiones y las tensiones; la violencia de armas parti-

cularmente horrendas, como las minas antipersonales; la violencia del tráfico de droga; la violencia del racismo; y la violencia de los irresponsables daños al ambiente natural. Según la mentalidad del Papa, la defensa de la vida es la defensa de toda vida y de toda la vida. Y la vida sólo se puede garantizar desde el Dios de la vida: ”Resumiendo podemos decir: la raíz última del odio y de todos los ataques contra la vida humana es la pérdida de Dios. Cuando Dios desaparece, desaparece también la dignidad absoluta de la vida humana. La sacralidad intocable de la persona humana se revela a la luz de la creación del hombre como imagen y semejanza de Dios. Sólo esta dimensión divina garantiza la plena dignidad de la persona humana... En la lucha por la vida, el tema «Dios» es indispensable. Sólo así aparece el fundamento metafísico de la dignidad humana, el valor de la vida débil, de las personas disminuidas físicamente, no productivas, de los enfermos sin esperanza de cura, etc.; sólo así se puede aprender de nuevo y redescubrir el valor del sufrimiento: la cruz de Cristo sigue siendo la más grande lección sobre la dignidad humana; nuestra salvación tiene su origen no en el hacer, sino en el sufrimiento del Hijo de Dios, y quien no sabe sufrir no sabe tampoco vivir.”14 2. Promoción de la familia. La familia es una realidad humana y social antes que ser problema ético o religioso. Es una realidad donde se superan las relaciones meramente formales y conde cada uno es persona, no meramente un número o un consumidor. No es un fenómeno privado, ni está desprovisto de modelos. La aparición

12 Fritzson, Arne. Reasons to rejoice: Christian joy in a secularized world.(“Turn to God - Rejoice in Hope”: Unfolding the Eighth Assembly Theme), en Ecumenical Review. April, 1998. http://www.findarticles.com/ 13 El estado del planeta en el discurso del Papa al Cuerpo Diplomático. Intervención ante los embajadores acreditados ante la Santa Sede. Zenit. 10 de Enero de 2002. http://www. zenit.org/spanish/ . Cfr. Colina, Jesús. Ocho retos que se resumen en uno: poner al hombre en el centro. En Alfa y Omega, 307/ 16-V, 2002. http://www.alfayomega.es/estatico/ anteriores/alfayomega307/default.htm. 14 Ratzinger. Joseph. La sacralidad de la vida humana. http://www.arvo.net/includes/documento.php?IdDoc=4523&IdSec=607

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de nuevas formas de familia, no justifica la erosión del concepto de lo que es una verdadera familia. Es en ésta donde, de una manera especial, se configura la obra de la Trinidad: dar la vida, ser vida, conservar la vida, anunciar la vida. Tristes y grandes son los efectos de la desintegración familiar en todo el mundo. 3. Eliminación de la pobreza. El tercer desafío para Juan Pablo II es «la eliminación de la pobreza, mediante esfuerzos constantes en favor del desarrollo, de la reducción de la deuda y de la apertura del comercio internacional». Pobreza que ya no se define únicamente en términos de falta de ingresos sino de capacidades para desarrollar libremente sus capacidades, todo el potencial humano dado por Dios a cada hombre y a cada mujer. 4. Derechos humanos. Como cuarto desafío, el Papa presenta «el respeto de los derechos humanos en todas las situaciones, con especial atención a las categorías de personas más vulnerables, como los niños, las mujeres y los refugiados». Urge que las legislaciones sean objetivas y morales y no sólo expresión subjetiva de quienes tienen poder e intereses de grupo, como sucede cuando se legisla a partir de la sola mayoría, de los sondeos de opinión o de la posición fundamentalista de un sector social. 5. Desarme. La quinta prioridad actual mencionada por el Papa es «el desarme, la reducción de las ventas de armas a los países pobres y la consolidación de la paz una vez terminados los conflictos». Las armas nucleares no son compatibles con la paz que se busca y son una ame-

naza para la totalidad del género humano. Y las armas ligeras son las que producen más muertes en los países donde hay problemas sociales. 6. Medicina para todos El sexto reto es «la lucha contra las grandes enfermedades y el acceso de los menos pudientes a las curas y los medicamentos básicos». Conocemos muy bien los altos costos de la medicina para las clases menos favorecidas pues se hace de ella, una aberrante comercialización. La Iglesia propone, en este sentido, «la entrada en vigor de un sistema innovador de precios diferenciados», donde «a los productos de lujo y no esenciales, por ejemplo, los cosméticos, se les podría cargar con la mayor parte del peso de la investigación y la elaboración de los medicamentos esenciales». 7. Conservación del ambiente El séptimo desafío es «la salvaguardia del entorno natural y la prevención de las catástrofes naturales». El 16 de enero de 2001, en una Audiencia General, el Papa llamó a una conversión ecológica. «Especialmente en nuestro tiempo, el hombre ha devastado sin dudarlo llanuras y valles boscosos, ha contaminado aguas, ha deformado el hábitat de la tierra, ha hecho irrespirable el aire, ha trastornado los sistemas hidro-geológicos y atmosféricos, ha desertizado espacios verdes, ha establecido la industrialización salvaje, humillando –por usar una imagen de Dante Alighieri (Paraíso, XXII, 151)– ese huerto que es la tierra, nuestra morada». Por eso, según el Santo Padre, «es necesario estimular y apoyar la conversión ecológica que, en estas últimas décadas, ha hecho a la Humanidad más sensible con respecto a la catástrofe hacia la que se estaba enca39


minando». «No está sólo en juego una ecología física –aclaró–, atenta a tutelar el hábitat de los diferentes seres vivientes, sino también una ecología humana, que haga más digna la existencia de las criaturas, protegiendo el bien radical de la vida en todas sus manifestaciones y preparando a las generaciones futuras un ambiente que se acerque más al proyecto del Creador». 8. Aplicación del Derecho El octavo y último desafío es «la aplicación rigurosa del Derecho y de las convenciones internacionales». Curiosamente la Iglesia católica, y en particular Juan Pablo II, que ha criticado las políticas malthusianas o relativistas de ciertas agencias de la ONU, es al mismo tiempo uno de los aliados más convencidos de esta institución, como foro en el que el diálogo entre las naciones se hace operativo y se convierte en instrumento para el desarrollo y la salvaguarda del Derecho internacional. De lo

contrario, sólo queda la ley del más fuerte.15

5. El gallo, la gallina y los pollitos. teología de la vida en la familia. Conocemos de sobra la situación actual de la familia, son muchos los diagnósticos que se han hecho y que podemos resumir en esta frase: “Ya no hay un modelo de familia, sino que hay modelos de familia”, o “No es que los valores familiares se hayan acabado, sino que la familia ha cambiado”.

Hay crisis que han afectado la familia como nos dice el profesor Carlos Díaz:16 Reducción de la estabilidad Reducción de los componentes Reducción de los espacios domésticos. Reducción de los tiempos de relación Reducción de la normatividad axiológica Lo que nos lleva a varios modelos de familia: “varón sin hijos y transexual; madre separada e hija, con hombre separado e hijo; lesbiana con dos hijos y lesbiana con tres hijos de anteriores matrimonios, pareja lesbiana con hija inseminada, monogamias breves que equivalen a poligamias sucesivas o sincrónicas (esta última ganando adeptos en países como Suecia), matrimonios abiertos compuestos por parejas múltiples, uniones sin formalización jurídica religiosa ni civil (nupcialidad descendente), etc., por todo lo cual una larga vida monogámica empieza a ser una rareza en la sociedad actual”17 Eso se debe a que, tal vez, no hemos educado a la familia con sentido nómico y teocéntrico (trinitario) y que estamos reduciendo la iglesia a una ONG. Será que la “Iglesia está menos centrada en el seguimiento exigente del Evangelio de Cristo que en el mantenimiento de familias escultistas cuyo ideal es el hijo boy-scout, o la participación en las ONGs y en sus neocaritativas presencias con cargo a los presupuestos generales del Estado, el cual, de esta forma indirecta, se reafirma como religión civil.”18 La propuesta es, para una verdadera familia de la vida: Familia, sacramento de salvación Familia, sacramento de esperanza Familia, sacramento de misión Familia, sacramento de unidad

Cfr. También las siguientes direcciones URL: http://www.elportaldelavida.com.ar/”http:/www.alfayomega.es/estatico/anteriores/alfayomega307/enportada/enportada.html/” Díaz, Carlos, Cultura familiar para la construcción de la sociedad. http://www.archimadrid.es/princi/menu/notdirec/docu/2001/nov/html/18.htm Ibidem 18 Ibidem. 15 16 17

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Familia, sacramento de amor Familia, sacramento de alegría Familia, sacramento de personalización. Familia, sacramento de alegría Podríamos resumir toda la idea en una metáfora campesina: Dios, para que fueran felices los animalitos, los creó gallo, gallina y pollitos.

6.Los objetivos de una teología de la vida. La inculturación del evangelio es introducir la vida en las culturas y en la cultura actual. El evangelio de la vida se hace realidad en la vida concreta de los hombres. La iglesia, portadora de la vida, la entrega a las culturas para que tengan vida y vida abundante. Los objetivos de una teología de la vida son: Crear una cultura de los derechos del hombre «fundada en el valor trascendente de la persona humana. Cultura de la solidaridad. Cultura del trabajo. Cultura de la paz Cultura de la concordia Cultura de ascesis Cultura del ambiente Cultura social, en la que las tecnologías estén al servicio del hombre Cultura fraterna Cultura del amor.19 Sólo una cultura que reconozca al Dios de la vida y llena del espíritu del Verbo, puede ser plenamente humana, pues en lo profundo de la vida del hombre se manifiesta Dios y, de alguna manera, el hombre manifiesta la totalidad de Dios. a. Respetaré a mi familia como grupo y a cada

persona con su libertad y autoridad. No violaré los derechos, dentro o fuera de casa, de

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cada uno de los miembros que componen mi familia. Tampoco los instrumentalizaré ni seré desagradecido. Renunciaré a utilizar la familia para hacer trampa a la sociedad. b. Seré fiel a mis compromisos como cónyuge, padre-madre, hijo o hermano. En el caso de que desapareciera mi amor, por lo menos cumpliré con las exigencias de la justicia y de la fidelidad, para que todos puedan llevar una vida digna y realizarse como personas. Jamás haré a los de mi familia lo que no quiero para mí. c. Manifestaré mi amor y confianza. Con la base de la justicia, colaboraré para que mi familia sea una comunidad de amor, con mis obras y mis palabras. Procuraré que cada uno se sienta aceptado, valorado y amado por mí. No descargaré mi agresividad y procuraré tratar a todos como lo hago con mis amigos. Como prueba de mi amor ofreceré mi confianza y lucharé contra la autosuficiencia, que desconfía de las ayudas ajenas o de las intenciones de los demás. d. Estaré dispuesto al diálogo comprensivo. Daré facilidades para mantener una mesa redonda familiar. Regalaré mi comunicación de centro a centro y no esperaré a que los demás se abran a mí. Me esforzaré por comprender al otro con su mentalidad y sus problemas. No me cerraré viendo las cosas exclusivamente desde mi punto de vista. Sumaré las verdades parciales para obtener la verdad total, que me enriquecerá. e. Practicaré el arte de criticar y de motivar. Me esforzaré en ser suave en mis críticas, exigencias y correcciones. Procuraré actuar con oportunidad, moderación, amor y serenidad. Sabré recibir con humildad la verdad amarga. Además, procuraré motivar a cada miembro de mi familia. Elogiaré los progresos y no multiplicaré los defectos. Me consi-

Buela, Carlos M. Op. Cit. Allí se encuentran las fuentes de cada una de estas afirmaciones.

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deraré como un apoyo en la realización de todos. Aceptaré los defectos y las faltas de los otros, hasta con buen humor. Dominaré mi agresividad en los contratiempos, para que en mi familia resulte un ambiente de paz y bienestar. Igualmente aceptaré con valor mis carencias, procurando luchar por mi realización según mis posibilidades. Tendré cuidado de no culpar a los otros de mis limitaciones y fracasos. Procuraré reconciliarme cuando ofenda o haya sido ofendido. Por lo tanto, sabré reconocer mis errores, pedir perdón por las ofensas y omisiones y otorgar un perdón generoso. También me esforzaré en corregirme con diligencia en los defectos que me señalaren. Ayudaré a los de mi familia con participación en las tareas de casa, con la sonrisa cuando esté enojado, con el olvido de las injusticias que me hicieren y con humildad al ceder un poco en lo que yo creo que es verdadero y justo. Desde mi familia, serviré al prójimo más necesitado. Testimoniaré la entrega generosa de mi persona con sus dotes y bienes materiales. Contemplaré el servicio como una exigencia de la fraternidad humana y de mi condición de cristiano. Agradeceré a Dios cuanto de bueno recibí en mi familia, trabajando por otras familias que carecen de bienes materiales o espirituales. Sin vergüenza alguna testimoniaré mi fe ante mi familia, y con valor compartiré con padres, hijos o hermanos mis experiencias religiosas. Con esperanza rezaré para que mi familia sea hogar de realización personal y ambiente donde se realice el Reino de Dios, que es de justicia, libertad, amor y paz” . Añadamos este breve código como norma de conducta dialógica: tú y yo vivimos en una relación que valoro y quiero conservar. 42

Sin embargo, cada uno de nosotros es una persona diferente con sus propias y únicas necesidades y el derecho de satisfacerlas. Cuando tú tengas problemas para satisfacer tus necesidades, trataré de escucharte con una aceptación auténtica, con el objeto de facilitar el que encuentres tus propias soluciones, en lugar de depender de las mías. De la misma manera, trataré de respetar tu derecho a escoger tus propias creencias y a desarrollar tus propios valores, aunque sean diferentes de los míos. Cuando tu actividad interfiera con lo que debo hacer para la satisfacción de mis necesidades, te comunicaré abierta y honestamente cómo me afecta tu conducta, confiando en que tú respetes suficientemente mi persona para cambiar la conducta que me es inaceptable. De la misma manera, cuando alguna de mis conductas sea inaceptable para ti, espero que me comuniques abierta y honestamente tus sentimientos. Te escucharé y trataré de cambiar. En las ocasiones en que descubramos que ninguno de los dos puede cambiar su conducta para satisfacer las necesidades del otro, reconozcamos que tenemos un conflicto que requiere una solución. Comprometámonos a resolver cada uno de estos conflictos sin recurrir cualquiera de nosotros al uso del poder o de la autoridad para tratar de vencer a expensas de la derrota del otro. Yo respeto tus necesidades, pero también quiero respetar las mías: ninguno será derrotado; ambos venceremos. De esta forma, tú podrás continuar tu desarrollo como persona mediante la satisfacción de tus necesidades, y yo también podré hacerlo. Nuestra relación podrá ser lo suficientemente saludable para que en ella cada uno de nosotros pueda esforzarse por llegar a ser lo que es capaz de ser. Y podremos continuar relacionándonos el uno y el otro con respeto, benevolencia y paz mutuos.


LA CONVERSIÓN PASTORAL DE LAS PARROQUIAS Por: Jaime Alberto Rios. Pbro.

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“La renovación parroquial, en el contexto de un mundo en continuo cambio, consiste en buscar respuestas creativas y congruentes a las nuevas situaciones que interpelan a la comunidad cristiana en el ejercicio de su misión”

a Iglesia de América Latina y el Caribe, y con ella nuestra Arquidiócesis, está comprometida en la realización de una gran misión que busca avivar y fortalecer la fe de los creyentes y suscitarla en quienes no conocen a Cristo o enaquellos que, habiéndolo conocido, han marginado su vida del Evangelio. El eje central de este nuevo pentecostés serán las parroquias, desde donde se espera irradiar lavida que nace de la adhesión a Jesucristo. Las parroquias serán comunidades vivas y dinámicas, implicadas en la misión evangelizadora de la Iglesia en la medida en que se comprometan en un proceso de conversión pastoral. Este proceso conducirá a una renovación, que marcará el paso de una pastoral de conservación a una pastoral decididamente misionera. Los obispos reunidos en Aparecida fueron conscientes de que el empuje y la vitalidad misionera que se promueve con la Misión Continental pasa a ser una conversión y renovación pastoral de las parroquias. Al respecto afirman que “La renovación de las parroquias, al inicio del tercer milenio, exige reformular sus estructuras, para que sea una red de comunidades y grupos, capaces de articularse logrando que sus miembros se 43


sientan y sean realmente discípulos y misioneros de Jesucristo en comunión”.(D.A. 172) Sostienen, además, que “la renovación misionera de las parroquias se impone tanto en la evangelización de las grandes ciudades como del mundo rural de nuestro continente, que nos está exigiendo imaginación y creatividad para llegar a las multitudes que anhelan el evangelio de Jesucristo” (D.A. 173) Sobre este asunto de la conversión y renovación pastoral de las parroquias quiero compartir algunas inquietudes y reflexiones que he podido abordar a lo largo de mi ejercicio pastoral en diferentes parroquias del continente.Anteriormente he tenido el gusto de presentarlas en unas fichas que se realizaron para la Asamblea del SINE. Espero que estas pistas, a cerca de la conversión pastoral, contribuyan a suscitar el diálogo a cerca de la necesidad de una renovación de las parroquias. A fin de que puedan cumplir fielmente el encargo del Señor de anunciar la Buena Nueva.

La Conversión: signo de fidelidad a Cristo Jesús al comienzo de su ministerio público hace un llamado urgente a todos: “El tiempo se ha cumplido, y el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en el Evangelio” (Marcos 1, 15). Es esta una llamada que se repite constante y vigorosamente a lo largo de todo el Nuevo Testamento, para indicarnos que vivir la existencia en clave cristiana es estar en estado permanente de conversión. Conversión a la que están convocadoscristianos y no cristianos junto a la Iglesia Universal.

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Convertirse es renovarse, es dejarse tocar y modelar por la experiencia del encuentro con Jesús. De este modo su ejemplo y su palabra se convierten en los criterios inspiradores de una transformación creativa y dinámica,capaz de transformar al creyente, a las comunidades y la Iglesia en general en testigos auténticos y creíbles de la fe. La conversión no esun simple retoque;es un renovarse profundamente hasta que podamos decir como el Apóstol: “ahora no vivo yo, es Cristo que vive en mi” (Gálatas 2, 19). Desde esta perspectiva es preciso afirmar quela renovación pastoralno obedece meramente a la necesidad de sintonizar con la cultura y la época actual.Ante todo, es una respuesta al encuentro con Jesucristo vivo que orienta nuestra vida hacia el horizonte del Evangelio. La conversión pastoral es por tanto, un signo de fidelidad al Señor que nos lleva a vivir de un modo nuevo según los valores que Él nos propone.

Conversión realizada y vivida en la historia La razón última de la conversión o renovación no es una simple adaptación al mundo contemporáneo para evitar los anacronismos y el sentirse juzgados a una desaparición. La razón última es la fidelidad a Jesucristo; pero no se puede entender un proceso de conversión que deje de considerar y atender las realidades predominantes de cada época (signos de los tiempos); porque es allí donde la Iglesia Diocesana y la parroquia desarrollan su misión. ¿Y cuál es la realidad predominante de este tiempo? Se trata de un asunto complejo; pero si existe algo que la define es “el cambio”.


Vivimos inmersos en una realidad que se identifica por su dinamicidad, versatilidad y capacidad de mutación permanente. La hondura, rapidez y multiplicidad de los cambios es evidente en todos los campos. Estos cambios profundos nos convierten en testigos de una verdadera transformación multidimensionaly nos indica que estamos ante un cambio de época. Una época que se diferencia de las otras, porque los cambios que en ella se dan son de alcance global, con resultados positivos y negativos, que afectan a toda la humanidad. Los cambios que hoy vivimos afectan a todas las personas, comunidades, culturas y por ende, a lasinstituciones. Cuestionan su modo de actuar y las obliga a reformular sus funciones. La Parroquia no es ajena a esta realidad de cambios.Como cualquier otra institución constantemente está siendo cuestionada y condicionada por esta realidad.Ella hace parte del mundo, comparte su suerte y su destino; ya que es precisamente en este mundo cambiante donde desarrolla su misión evangelizadora. Cabe entonces preguntarnos ¿Tiene futuro una institución tan antigua como la parroquia, en el contexto de una sociedad en constante cambio?La parroquia tiene validez si es capaz de replantearse su modo de actuar ante los desafíos de los tiempos. En otras palabras, la vigencia de la parroquia es posible si ella se reinventa constantemente, de tal modo que realice una evangelización fechada y situada que le permita actualizar y hacer operante el mensaje que proclama. Es en estemomento histórico de incesantes cambios a escala mundial, con repercusiones en todas las esferas de la vida,donde el

Señor llama a la comunidad parroquial a dar testimonio encarnado de la fe. Por eso esnecesario comprender el mundo en que vivimos, para responder a las nuevas exigencias misioneras con creatividad apostólica, con una renovada mística y con la certeza de que con nuestro compromiso estamos construyendo el Reino, los “cielos nuevos y la tierra nueva” (Apocalipsis 19, 11). La comunidad parroquial, sin olvidar su identidad esencialde ser una comunidad eclesial evangelizadora, debe leer e interpretar el acontecer del mundo y con la mirada aguda de la fe vislumbrar las tendencias de ese acontecer, para descubrir cómo seguir cumpliendo su tarea evangelizadora de un modo atrayente y creíble. Por eso, no puede“excusarse de entrar con todas sus fuerzas en los procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no favorezcan la transmisión de la fe” (D.A. 365). La renovación parroquial, en el contexto de un mundo en continuo cambio, consiste en buscar respuestas creativas y congruentes a las nuevas situaciones que interpelan a la comunidad cristiana en el ejercicio de su misión, marcando los acentos y las opciones que reclaman los nuevos escenarios donde ejerce su labor evangelizadora.

Algunas líneas de acción impulsoras de la renovación parroquial Iniciar un proceso de renovación parroquial consiste en articular el Evangelio ayer, hoy y siempre (Cfr. Hebreos 13, 8) con los desafíos que se nos presentan en el momento histórico actual. En efecto, la renovación 45


parroquial será posible en la medida en que volvamos nuestra mirada al Evangelio y a la realidad en que Dios sigue manifestándose e interpelándonos; porque sólo desde esta interrelación entre Evangelio y realidad podremos formular las orientaciones pastorales que vivifiquen nuestra Iglesia diocesana y cada comunidad parroquial en particular. En todo caso, es oportuno afirmar que nuestras parroquias no pueden seguir con los mismos esquemas del pasado, por válidos que hayan sido en su momento. Se requiere el diseño de una pastoral con una nueva metodología de evangelización, inspirada en la eclesiología de comuniónen consonancia con los lineamientos de la Iglesia Particular y las directrices de la Iglesia Universal. La validez y el futuro de la parroquia dependerán de su capacidad de renovarse constantemente para poder realizar su vocación de ser una comunidad eclesial evangelizadora en una realidad en permanente cambio. A continuación propongo algunas líneas de acción generales que, a mi juicio, deben considerarse a la hora de emprender este proceso de renovación parroquial. Seguramente habrá otras líneas de acción. Mi propuesta la presento con la esperanza de que cada parroquia, teniendo en cuenta su historia, sus circunstancias y el momento en que vive, determine mediante el diálogo participativo de toda la comunidad los puntos aresaltary los lineamientos para impulsar este proceso. 1. Promover un conocimiento permanente de la realidad El cabal cumplimento de la misión evangelizadora requiere un conocimiento constante de la realidad (Cfr. Puebla 85), que va más allá de conocer los efectos de las situacio46

nes.El conocimiento profundo de la realidad implica que la parroquia se preocupe por saber qué es lo que está pasando en la realidad local y global; determinando así, cuáles son los hechos más significativos del acontecer e investigando el origen de estos fenómenos. La parroquia será expresión profética y contemporánea de la fe cuando sea sensible a la situación concreta de la gente, a las nuevas realidades sociales y culturales, dejándose interrogar y transformar por los signos de los tiempos y de manera particular, por la realidad de los pobres. La separación del mundo es contraria al Evangelio. Por eso, la parroquia necesita ponerse al día para actualizar el Evangelio en el presente momento histórico. Ella, como toda la Iglesia, “está llamada a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales” (D.A. 11). La atención a la realidad implica que la propia comunidad analice las circunstancias concretas en las que vive, para obtener un conocimiento amplio y objetivo de esa misma realidad. Este análisis, aunque se apoya en los datos que aportan las ciencias sociales, se hace desde una mirada creyente, que busca ir identificando la presencia de Dios en medio de la ambigüedad de la historia. El análisis creyente de la realidad no se contenta con ver sólo los efectos de determinadas situaciones, sino que indaga por sus causas, surgiendo así un juicio objetivo de la realidad social. Este juicio nos lleva a determinar las opciones pastorales desde la novedad histórica de cada comunidad parroquial, en el contexto de la realidad latinoamericana en la era de la Globalización. Conviene entonces concretar lo antes dicho mediante un estudio de la realidad que


nos ofrezca un diagnóstico objetivo. Éste se debe actualizar constantemente para determinar los desafíos que la realidad plantea y establecer las respuestas pastorales a estos retos. Preguntémonos: ¿Estamos atentos a lo que sucede en nuestros barrios? ¿Conocemos la historia de las localidades donde está inserta la comunidad parroquial? ¿A la hora de planear y programar tenemos en cuenta los retos y desafíos que nos ofrece la realidad? 2. Desarrollar un plan pastoral que apunte a procesos Los desafíos presentes en el mundo actual, donde vive y desarrolla su misión la comunidad parroquial, exigen una adecuada respuesta; y sólo es posible responder mediante una acción planificada. Por eso, una pastoral parroquial que se limite a iniciativas espontáneas, sin coordinación, objetivos, ni metas es errónea. “La planeación pastoral es un sistema (es decir, un conjunto de pasos concatenados) flexible, adecuado a las necesidades, objetivos y recursos” (Medellín, Pastoral de Conjunto N.36), que requiere, entre otras cosas, desarrollar una nueva mentalidad. El desarrollo de una pastoral que apunte a procesos implica, establecer un plan de acción coherente y progresivo, que articule, como parte de un solo proceso, las distintas etapas de una pastoral de conjunto: planear, organizar, coordinar, controlar y evaluar. Implica, por otro lado, favorecer el diálogo, el encuentro, el intercambio de experiencias, la evaluación conjunta y la concertación de criterios que inspiren el trabajo de toda la comunidad. Hay que pasar de una pastoral de eventos y actividades a una pastoral planificada, es decir, de procesos. Cabe preguntarnos: ¿Con-

tamos en nuestras parroquias con un plan pastoral? ¿Sabemos qué queremos y hacia dónde vamos a corto, mediano y largo plazo? ¿Tenemos indicadores de gestión que nos permitan evaluar lo planificado constantemente? 3. Estar permanentemente al servicio de la misión La Iglesia existe para evangelizar (Cfr. E.N. 14) Por eso, la parroquia ha de preocuparse por salir al encuentro de todas las personas, especialmente de los alejados, los indiferentes o los que no creen, evitando el peligro de conformarse con los que van al templo. Se trata depasar de una pastoral de conservación a una pastoral misionera. La parroquia es una comunidad enviada por el mismo Jesús, a través del obispo diocesano, a todas las personas y ambientes donde se desarrolla la vida. Esto la compromete a estar en permanente contacto con la vida y los acontecimientos del barrio, con sus situaciones concretas, sin quedarse centrados en la propia organización y funcionamiento interno, como a veces suele suceder. Vale decir que la parroquia sólo podrá tener vigencia en la medida en que recupere su genuina vocación misionera. Preguntémonos: ¿Nuestras parroquias tienen centrada toda la actividad pastoral en el templo? ¿Qué iniciativas desarrollamos fuera del templo para atraer y convocar a quienes no frecuentan este sitio? ¿Tenemos estrategias, recursos y planes para llegar a las distintas cuadras y sectores de la parroquia? 4. Desarrollar la corresponsabilidad misionera

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La misión no es cuestión de unos cuantos. Toda la comunidad es evangelizadora. Todos de una manera diversa, tienen una tarea que ha de converger en la realización de la única misión de toda la comunidad parroquial: anunciar la Buena Noticia de la Salvación. En la parroquia nadie sobra. Todos son miembros necesarios en el ejercicio evangelizador. Lo cual quiere decir que la misión no es un privilegio de unos cuantos sino un derecho y un deber de toda la comunidad cristiana que ha recibido diversos carismas y que ejerce, consecuentemente, diferentes ministerios y funciones. La corresponsabilidad supone el compartir con otros aquellas funciones, decisiones y acciones que tienen que ver con la vida de la comunidad y con su compromiso misionero. Implementar esta línea de acción significará, en primer término, el reconocimiento de que en la parroquia todos sus miembros son iguales pero con diferentes responsabilidades en la misión común de la comunidad, que es la evangelización. En segundo lugar, conllevará a que se desarrollen mecanismos de participación circular y no vertical, en donde las responsabilidades que existen en la parroquia sean entendidas no como potestades sino como servicios. Y en tercer lugar, implica dar la importancia que corresponde a los laicos, para que no sean meros ejecutores o suplentes de los ministros ordenados, sino verdaderos apóstoles que, corresponsablemente con los sacerdotes y religiosos, realicen la misión evangelizadora como un derecho y un deber común. Todo lo anterior será realidad en la medida en que se concrete en estructuras de participación, como el Consejo Parroquial Pastoral y la Asamblea Parroquial, entre otras. ¿Existe en nuestra parroquia el Consejo Pa48

rroquial? Si existe, ¿se propicia en éste el dialogo, la participación y la corresponsabilidad misionera? ¿Qué papel tienen los laicos en la parroquia? ¿Cómo ejerce la autoridad el párroco y los ministros ordenados? 5. Replantear la pastoral más allá de los límites parroquiales Una parroquia por sí sola no puede dar respuesta a los enormes desafíos del momento actual.Las parroquias necesitan insertarse dentro de un marco vital más amplio que el puramente parroquial. El mundo globalizado, con dinámicas que trascienden los distintos límites geográficos, exigen parroquias con capacidad de enfrentar los problemas de una forma más global, que no fragmenten los recursos y esfuerzos. La interacción de las parroquias, su coordinación y apoyo a nivel vicarial, zonal y diocesano es clave para lograr una mayor incidencia evangelizadora que lleve a transformar los corazones y la realidad, según los valores del Reino. La renovación parroquial en estos tiempos de la globalización requiere desarrollar una pastoral de conjunto que promueva una red evangelizadora capaz de responder a los enormes desafíos del mundo actual, los cuales trascienden los límites de la parroquia territorial. Ir más allá de los limites parroquiales significa entonces asociarse con otras parroquias que viven realidades similares y emprender planes conjuntos de acción. Significa también fortalecer la vicaria zonal, haciendo de éstas espacios de comunión espiritual y pastoral. Es reconocer que en el barrio, en el municipio y la región no somos los únicos comprometidos en el trabajo con la comunidad. Hay otros grupos voluntarios, ONGs e instituciones gubernamentales que también


trabajan decididamente por el bienestar común. La vocación misionera de la parroquia se evidenciará en la disposición de salir de los límites eclesiales, entablando canales de diálogo y estableciendo mecanismos de cooperación mutua con otras instituciones, que sin estar ligadas a la Iglesia, desarrollan igualmente una labor humanizadora. Preguntémonos: ¿Nuestra parroquia conoce y tiene un diálogo y una colaboración constructiva con los grupos, instituciones y ONGs que están presente en el territorio donde desarrolla su misión? ¿La Vicaría Zonal es efectivamente un espacio de diálogo y concertación en orden a la evangelización? ¿En la Vicaría Zonal se plantean y debaten las distintas realidades que viven las parroquias, buscando creativamente respuestas pastorales? ¿La parroquia acoge las decisiones, criterios y acciones que promueve la Vicaría y la Zona Episcopal? 6. Optar firme e irrevocablemente por los más pobres y excluidos La caridad vivida es el “test verificador” de que la comunidad está animada por la fraternidad evangélica, que es capaz de transformarse a sí misma y de transformar a las personas con las que interactúa, proyectando su influjo a toda la sociedad. En el servicio afectivo y efectivo a todos -de manera especial a los pobres, los predilectos de Jesús- se juega la comunidad cristiana su credibilidad y prepara el camino para que el mensaje proclamado sea acogido. La entrega gratuita e incondicional de la comunidad parroquial a los pobres tiene que ser percibida como Buena Noticia por la sociedad donde ella está inserta. Al respecto, el Papa Juan Pablo II sostiene que “el testimonio evangélico, al que el mundo es más

sensible, es el de la atención a las personas y el de la caridad para con los más pobres y los pequeños, con los que sufren” (Juan Pablo II, RedemptorisMissio 42). Redescubrir y asumir el amor al estilo de Jesús, exige una nueva imaginación de la caridad; que significa tener claridad para ver, lucidez para discernir y capacidad de inventiva para imaginar y determinar las acciones que corresponden realizar en cada momento histórico. Las nuevas situaciones propias del mundo actual retan a la parroquia a explorar nuevas respuestas pastorales donde se exprese sin ambigüedad el Evangelio del amor de una manera creativa. Interroguemos: ¿En nuestras parroquias existen planes, programas para atender a los sectores más vulnerables de la población? ¿La actividad pastoral desemboca en una proyección social tendiente a la construcción de una sociedad acorde a los valores del evangelio? ¿Estamos comprometidos en la pastoral en la tarea de la dignificación de todo ser humano, trabajando con las demás ciudadanos e instituciones en la promoción de la justicia social? ¿Se evidencia en el actuar pastoral de la parroquia la opción firme e irrevocable por los más pobres? 7. Hacer de la parroquia una comunidad de comunidades La parroquia es una comunidad donde los creyentes pueden y deben vivir la experiencia de la fraternidad cristiana. Por eso no puede darse en ella el anonimato; sus miembros deben reconocerse como hermanos y trabajar por construir entre sí un grupo desólidas relaciones interpersonales. Un grupo donde todos se ayuden desinteresadamente y exista unanimidad de sentimientos y voluntades para dar testimonio de la fe. 49


Pero para lograr este espíritu fraterno en el interior de la comunidad cristiana es necesario que la parroquia sea una red de comunidades vivas y dinámicas, donde los fieles puedan conocerse efectivamente y manifestar su hermandad en el recíproco servicio y la caridad constante. De lo contrario, se corre el peligro de que la parroquia se convierta en una masa enfocada en actividades cultuales, donde sus miembros se sentiríandesvinculados entre sí, y no seríancorresponsables en la tarea evangelizadora. Sólo una parroquia organizada “de modo comunitario”, es decir, como una red de comunidades, será un lugar privilegiado para que los fieles tengan una experiencia concreta de la Iglesia. La parroquia es promotora de la comunión en cuanto pueda llamarse y ser una comunidad de comunidades; capaz de crear un tejido de pequeños grupos apropiadamente interrelacionados entre sí y con ella misma. Grupos en los que es más posible acoger a todos y favorecer el encuentro y la convivencia entre todos, fomentando relaciones personales cara a cara y el trabajo grupal codo a codo. Todo esto requiere un cambio de mentalidad para pasar de un modelo de parroquia centralista a un modelo de parroquia sinodal y misionero, en que la parroquia sea realmente una comunidad de comunidades en estado de comunión y de misión (Cfr. D.A. 226 b). Cuestionémonos: ¿Propiciamos en nuestras parroquias la vida fraterna, el encuentro y la solidaridad entre los fieles? ¿Apoyamos y acompañamos los grupos pastorales? ¿Qué hemos hecho para descentralizar la labor pastoral y favorecer la creación de pequeñas comunidades?

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CONCLUSIÓN La conversión pastoral será posible si escuchamos con atención y discernimiento“lo que el Espíritu está diciendo a nuestras Iglesias”(Ap 2, 29) a través de las realidades históricas en las que Dios nos habla.(Cfr. D.A. 367). El desafío es pasar de una pastoral de conservación a una pastoral decididamente misionera que responda a las exigencias evangelizadoras del mundo actual. Sintamos el momento actual como un tiempo de gracia en el que la Arquidiócesis y sus parroquias se abren a la acción del Espíritu que la convoca a la Misión Continental. La Misión Continental es la oportunidad de implementar con la colaboración y aporte de todos algo nuevo: una pastoral realmente evangelizadora, que suscite el encuentro con Jesucristo y lleve a la conversión, al discipulado, la comunión y la misión como partes integrantes del único proceso de la fe. Dejemosque el Espíritu Santo conduzca nuestras vidas y las de nuestras comunidades parroquiales; para que impulsados por su acción renovadora edifiquemos un nuevo paradigma de Iglesia, recomenzando de nuevo, desde Cristo.


DECRETOS Y NOMBRAMIENTOS

DECRETOS DE NOMBRAMIENTOS: 1. Se nombra al Presbítero JOSÉ HALLÉN RAVE GARCÍA Párroco de la parroquia “Nuestra Señora del Carmen” – San Javier (DecretoN° 200N/11) 21 – Jun – 11. 2. Se nombra a la Doctora GUDIELA IRENE EUSSE SAAVEDRA rectora encargada del Colegio “Nuestra Señora del Sagrado Corazón” (Decreto N°199N/11) 21 – Jul – 11. 3. Se nombra a la Doctora GUDIELA IRENE EUSSE SAAVEDRA rectora encargada de la “Escuela Normal Superior Antioqueña” (DecretoN° 198N/11) 21 – Jul– 11. 4. Se nombra al Presbítero EDWARD ANDRÉS POSADA GÓMEZ administrador parroquial de la parroquia “San Juan Crisóstomo” (DecretoN° 197N/11) 11 – Jul – 11. 5. Se nombra al Presbítero RAFAEL POSADA SOTO Capellán del Hospital General de Medellín (DecretoN° 196N/11) 11 – Jul – 11. 6. Se nombra al Presbítero LUIS FERNANDO DÍAZ GUEVARA S.F. administrador parroquial de la parroquia “Jesús, maría y José” (DecretoN° 195N/11) 28 – Jun – 11. 7. Se nombra al Diácono ARLES DE JESÚS ARIAS OQUENDO para la parroquia “Nuestra Señora de Chiquinquirá” (Barrio Simón Bolí-

var), al Diácono YEISON ANDRÉS BUSTAMANTE ÁLVAREZ para la parroquia “Santa Inés”, al Diácono JUAN DAVID CARVAJAL ACEVEDO para la parroquia “Santa Ana” (Sabaneta), al Diácono MICHAEL GEORGE CADHIT GONZÁLES para la parroquia “Jesús Amigo”, al Diácono JOHN DAIRO CORREA JIMÉNEZ para la parroquia “La Resurrección”, al Diácono JOSÉ DANIEL CHALARCA MARÍN para la parroquia “Nuestra Señora del Rosario” (Bello), al Diácono FABIO FAROM DE REZENDE para la parroquia “San Pío de Pietrelcina”, al Diácono JUAN PABLO FLECHAS GUERRA para la parroquia “Nuestra Señora de la Asunción” (Santa Cruz), al Diácono GIOVANNI GALVIS RAMÍREZ para la parroquia “Nuestra Señora del Rosario” (Itagüi), al Diácono EDGARD ZADIS PAÚL GBAKA para la parroquia “San Atanasio”, al Diácono YERSON HENRY GARCÍA GARCÍA para la parroquia “Nuestra Señora de Belén”, al Diácono JESÚS DAVID GÓMEZ BARCO para la parroquia “El Divino Maestro”, al Diácono ANDRÉS FELIPE GUZMÁN GUZMÁN para la parroquia “Nuestra Señora de los Dolores” (Las Estancias), al Diácono ANDRÉS FELIPE HERRERA GARCÍA para la parroquia “Nuestra Señora del Carmen” (San Javier), al Diácono JOSÉ HERIBERTO HERRERA SALAZAR para la parroquia “La Sagrada Familia”, al Diácono FABIÁN ANDRÉS LOAIZA SÁNCHEZ para

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la parroquia “El Santo Evangelio”, al Diácono JUAN GUILLERMO LÓPEZ TAPIAS para la parroquia “Nuestra Señora de la Providencia”, al Diácono JOSÉ FERNANDO MARÍN FLÓREZ para la parroquia “La Presentación de Nuestra Señora”, al Diácono JESÚS MEZA PÉREZ para la parroquia “Santa Ana de la Quiebra”, al Diácono ALEXANDER MONTOYA VALENCIA para la parroquia “San Blas”, al Diácono JUAN DAVID ROLDÁN ARENAS para la parroquia “La Milagrosa”, al Diácono EVER CAMILO SÁNCHEZ PATIÑO para la parroquia “Nuestra Señora del Rosario” (Bello), al Diácono JOSÉ MIGUEL ÚSUGA CASTRO monitor del año propedéutico del seminario de la asociación misionera San José y para la parroquia “Santa Cecilia”, al Diácono YESID AUGUSTO VÉLEZ MESA monitor del año propedéutico del Seminario Conciliar y para la parroquia “El Sagrario”, al Diácono REINEL DANILO ZAPATA QUICENO monitor del año propedéutico del Seminario Conciliar (DecretoN° 194N/11) 22 – Jun – 11. 8. Se nombra a los Diáconos CARLOS MARIO MARTÍNEZ OROZCO, YEISON ALEJANDRO SUÁREZ SOSSA y CARLOS ALBERTO VARGAS GONZÁLEZ, para prestar sus servicios ministeriales en la Pastoral Vocacional de la Arquidiócesis de Medellín (DecretoN° 193N/11) 22 – Jun – 11. 9. Se nombra al Presbítero CESAR AUGUSTO RAMÍREZ GARCÍA Capellán del Cementerio Jardines de la Fe (DecretoN° 192N/11) 22 – Jun – 11.

DECRETO DECRETO Nº 32G/11 RICARDO TOBÓN RESTREPO POR GRACIA DE DIOS Y VOLUNTAD DE LA SEDE APOSTÓLICA ARZOBISPO DE MEDELLÍN CONSIDERANDO Que recientemente he estructurado la Arquidiócesis de Medellín en cuatro Vicarías Episcopales de Zona, integradas por los Arciprestazgos existentes. Que además de lo ya determinado por las normas canónicas universales para los Vicarios Episcopales y para los Arciprestes, las funciones concretas, las relaciones con otras instancias arquidiocesanas y los medios de que disponen para realizar su misión hacen necesario establecer un pertinente Estatuto, que siempre quedará abierto a la orientación y cambios que quiera darle el Arzobispo. DECRETA ARTÍCULO ÚNICO: Se aprueba el Estatuto de las Vicarías Episcopales de Zona y de los Arciprestazgos de la Arquidiócesis de Medellín cuya copia se anexa al presente Decreto.* COMUNÍQUESE Y CÚMPLASE Dado en la Ciudad de Medellín, a los veinticinco días del mes de julio del año dos mil once, Fiesta de Santiago Apóstol. + RICARDO TOBÓN RESTREPO Arzobispo de Medellín Pbro. ÓSCAR AUGUSTO ÁLVAREZ ZEA Canciller Arquidiocesano

*Edición especial proximamamente

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