Arqueología de la macro región sur

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Arqueología de la Macro Región Sur

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Arqueología de la Macro Región Sur

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Arqueología de la Macro Región Sur Investigación, conservación, restauración, registro y gestión de bienes patrimoniales Dirección Desconcentrada de Cultura de Arequipa y Arqueosystems S.A.C. (compiladores) Director de la DDC - Arequipa: Sr. Franz Grupp Castelo Subdirector de la DDC-Arequipa: Sr. Marko López Hurtado Coordinador del Departamento de Arqueología de la DDC - Arequipa: Sr. Arnaldo Ramos Cuba Gerente General de Arqueosystems S.A.C.: Sr. Erik Maquera Sánchez Subgerente General de Arqueosystems S.A.C.: Srta. Milagros Esteban Cajahuanca Edición general: Carlos Reyes Barría Asesores y colaboradores: Gabriela de los Ríos Farfán George Chauca Iparraguirre Milagros Esteban Cajahuanca Marko López Hurtado Erik Maquera Sánchez Rodolfo Monteverde Sotil Arnaldo Ramos Cuba Janina Ticona Bustinza Diseño de portada y diagramación: Alessandra Bonilla Zapata Fotografía de portada: Vista aérea del complejo arqueológico Churajón, por Erik Maquera Sánchez Edición a cargo de: © Arqueosystems S.A.C. Francisco de Paula 100, Urbanización Mercurio, Los Olivos, Lima www.arqueosystems.com informes@arqueosystems.com © Dirección Desconcentrada de Cultura de Arequipa Avenida Ramón Castilla N° 745, Cayma, Arequipa, Perú (054) 340397 - 213171 www.cultura.gob.pe arequipa@cultura.gob.pe Primera edición: agosto de 2016 Tiraje: 200 ejemplares Impresión: PENTAGRAF S.A.C. Jr. Pomabamba 770, Urbanización Chacra Colorada, Breña, Lima, Perú Mes de impresión: agosto de 2016 ISBN N.° ...... Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú N.° .......... Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio o método, de este libro sin previa autorización de Arqueosystems SAC y la Dirección Desconcentrada de Arequipa.


ÍNDICE — Presentación del libro por parte de la DDC de Cultura … 7 — Presentación del libro por parte de Arqueosystems S.A.C. … 8 — PARTE I: ARQUEOLOGÍA DE LA MACRO REGIÓN SUR 1.

El período precerámico en los alrededores del valle de Yarabamba, Arequipa Adán Umire Alvarez … 11

2. Cazadores-recolectores y la domesticación del paisaje altiplánico: el periodo arcaico en la cuenca del Titicaca Luis. A. Flores … 22 3. Quilcapampa la Antigua ¿un sitio administrativo Wari en el valle de Siguas, Arequipa? Willy Jesús Yépez Alvarez y Dr. Justin Jennings … 30 4. La temporada 2014 del Proyecto Arqueológico Nasca-Wari (PANW): Excavaciones en Zorropata, Nasca, Perú Sarah L. Dost Kerchusky y Luis Manuel González La Rosa … 34 5.

Ofrendas de cerámica Huari en la provincia de Chumbivilcas, Cusco Denis Angulo Mendoza, Rina Clares Martínez y Moisés Linares Grados … 40

6. El “Broad Spectrum Revolution” en la Costa Sur del Perú: el periodo precerámico medio en la boca del río Ica George Chauca Iparraguirre, Alexander Pullen, Susana Arce y David Beresford-Jones … 50 7. Inventario arqueológico del valle de Arequipa: Uso de Google Earth como herramienta para evaluar la destrucción de patrimonio arqueológico en los últimos diez años Augusto Cardona Rosas … 59 8. Una maqueta lítica prehispánica en el cerro Chujune – San Juan San June, distrito de Torata - Moquegua - Perú Nelson Ramos Rosales … 65 9. Hallazgo de placas de cerámica pintadas y cantos rodados pintados en las cercanías de la ciudad de Ocoña - Arequipa Alcides R. Alvarez Vela … 70 10. Plataforma ceremonial – Ushnu del sitio arqueológico de Acchaymarca Gonzalo Presbítero Rodríguez … 77 11. Estructuras circulares: tumbas o recintos rituales inadvertidos en las zonas altoandinas de Arequipa Arnaldo Ramos Cuba … 84 12. Conservación y puesta en valor del Conjunto Arqueológico de Uyo Uyo: Sector 1, Recintos 09, 10 y 15 (Yunque - Caylloma - Arequipa) Dr. Rómulo Pari Flores … 92


13. Geoglifos en Huayrapunko, Quebrada Cosos, Valle de Majes Marko López Hurtado y Erik Maquera Sánchez … 106 14. Tras las huellas de los arrieros de Characato Gladys Cecilia Quequezana Lucano … 114 15. Asentamientos prehispánicos en la precordillera de Tacna: Resultados preliminares del Proyecto de Investigación Arqueológico Alto Tacna-2015 Romuald Housse y Oliver Huamán Oros … 122 — PARTE II: CONSERVACIÓN, RESTAURACIÓN, REGISTRO Y MANEJO DE BIENES PATRIMONIALES 1.

Colecciones arqueológicas, material de la DDC-Arequipa Christian García Mamani … 132

2. Colecciones histórico artísticas de la región Arequipa Rocío del Pilar Fuentes Ortiz … 135 3. Conservación de información de restos bioantropológicos sin contexto Tatiana Suárez Patiño … 138 4. “Ecclesiarum museums” - De iglesias a museos: curaduría en templos y conventos religiosos Hugo Gómez Carrasco … 145 5.

La cripta de San Francisco de Asís - la Primera en Bolivia con protocolos internacionales para su museología Ramón A. Delgado Loayza … 148

6. Registro de bienes muebles arqueológicos en Arequipa: memorias a través del tiempo Blanca Cecilia Chávez Gómez … 154 7. Trabajos de conservación en la provincia de Castilla y Condesuyos, Arequipa Gonzalo Presbítero Rodríguez … 161 8. El impacto de las migraciones en el centro urbano de Arequipa (1958-1968) Made Chalco Bedoya … 168


PRESENTACIÓN Quienes se ocupan de trabajar en beneficio del patrimonio cultural suelen ser personas con una gran mística y real vocación por su profesión. Personas que sabiendo que este rubro de trabajo no es una fuente de grandes riquezas se animan a dedicar su vida a salvar, estudiar y conservar los testimonios de la habilidad intelectual y manual de personas anónimas y sociedades de otras épocas, y todo este esfuerzo lo hacen solo por preservar una herencia que es de todos. En el caso de quienes se dedican a la arqueología, la vocación y la mística tienen un tono particularmente interesante, pues la investigación y preservación de los vestigios arqueológicos implica en la mayoría de casos alejarse de su casa, caminar largas horas por parajes inhóspitos, noches a la intemperie, comidas frías y mil penurias más y, todo esto, a cambio de descubrir lo que muchos quisieran que no exista, estudiar e interpretar algo que a pocos les interesa, conservar lo que para algunos es un estorbo, publicar lo que unos pocos querrán leer. Pero allí siguen los arqueólogos, tercos en descubrir las maravillas que obraron nuestros antepasados; acuciosos en estudiar e interpretar los logros artísticos, técnicos y sociales de otros tiempos; cuidadosos en conservar los testimonios de las culturas que nos precedieron; diligentes en publicar y hacernos conocer mejor las extraordinarias maravillas pensadas y creadas en épocas pasadas. Felices de ser quienes se ocupan de proteger y acrecentar una herencia que no es solo de ellos, sino de toda la colectividad. La Dirección Desconcentrada del Ministerio de Cultura en Arequipa agradece a su selecto grupo de profesionales de la arqueología por su gran trabajo en el descubrimiento, conservación, estudio, interpretación y difusión de la historia antigua de la Región, y presenta este libro en el que se recogen las investigaciones de sus especialistas y de muchos de sus colegas externos, nacionales y extranjeros, que fieles a su vocación, invierten su tiempo en conocer y enseñar nuestro pasado, en beneficio de las generaciones futuras. Para terminar esta presentación, agradecemos a la empresa ARQUEOSYSTEMS S.A.C., que generosamente ha contribuido a la organización del Simposio “Arqueología de la Macro Región Sur”, y a la edición de este libro, que será de gran utilidad para especialistas y público interesado en reconocer los logros antiguos como base de nuestro futuro. Franz Grupp Castelo Director DDC Arequipa


Arqueosystems S.A.C. es una empresa dedicada a la gestión del patrimonio arqueológico que viene trabajando en la ciudad de Arequipa desde hace dos años. Como parte de nuestro compromiso con la ciudad presentamos este libro, el cual reúne las más recientes investigaciones arqueológicas de conservación, restauración y gestión de bienes patrimoniales de la región sur del Perú. Si debemos resumir en tres palabras la esencia de este libro, estas serían visión, pasión, y compromiso. Cuando en junio de este año propusimos a la Dirección Desconcentrada de Cultura de Arequipa realizar un evento académico que reuniera a los arqueólogos y conservadores de la región sur, pensábamos que esta era una necesidad ineludible, ya que pocos encuentros académicos se habían llevado a cabo en esta región. Inmediatamente los arqueólogos de esta institución, Arnaldo Ramos y Marko López, tuvieron la visión de proponer la publicación de un libro como parte de las celebraciones del 476° aniversario de la fundación española de la ciudad blanca de Arequipa. La meta parecía improbable y ambiciosa, considerando el poco tiempo que nos precedía a dicha celebración. Sin embargo, la DDC-Arequipa y el equipo de Arqueosystems S.A.C. asumieron el reto con mucho entusiasmo y compromiso. Otro de los valores que resaltamos en esta publicación es la pasión. La pasión por la arqueología y por el patrimonio histórico en general se ve reflejada en todas las investigaciones que forman parte de esta publicación. Pasión que desinteresadamente nos permite remontarnos a épocas remotas, con investigaciones acerca de los primeros cazadores recolectores de la región, o a un pasado más reciente, con artículos tan interesantes como aquel acerca de una de las últimas familias arrieras en Characato. Al mismo tiempo, los proyectos de conservación y restauración, así como las intervenciones realizadas en colecciones y bienes patrimoniales que forman parte de este libro, son ejemplo del compromiso de sus gestores para con la comunidad. Finalmente, queremos agradecer al Director de la DDC-Arequipa, el Sr. Franz Grupp Castelo, por la confianza depositada en nosotros, a los arqueólogos Arnaldo Ramos y Marko López por su visión y apoyo, y al editor de este libro, Carlos Reyes Barría, por su compromiso y por quien esta visión no hubiese sido posible. Erik Maquera Sánchez Gerente General de ARQUEOSYSTEMS S.A.C.


Parte I

Arqueología de la Macro Región Sur



El período precerámico en los alrededores del valle de Yarabamba

EL PERÍODO PRECERÁMICO EN LOS ALREDEDORES DEL VALLE DE YARABAMBA, AREQUIPA THE PRECERAMIC PERIOD AROUND YARABAMBA VALLEY, AREQUIPA Adán Umire Alvarez

RESUMEN El período Precerámico en Yarabamba (ca. 10.000 – 2.000 a.C.), fue una etapa inicial del desarrollo cultural regional en un ambiente semidesértico bastante más bajo que la puna, donde efectivamente este período ha tenido mayores investigaciones con distintos modelos para su explicación en diferentes lugares de la región andina. Los datos recientes, obtenidos de la lectura superficial del sistema hídrico compuesto por las quebradas mayores de Sogay, Quequeña y Yarabamba, además de otras menores que confluyen hacia este sistema hídrico, aportan datos muy importantes para elucidar tentativamente el período de cazadores – recolectores en los alrededores próximos al valle del Chili, específicamente en ambientes disímiles a la puna. En este artículo se evalúa la presencia de sitios arqueológicos precerámicos previamente investigados y ubicados en las pequeñas quebradas que confluyen hacia el río Yarabamba. Del mismo modo, se informa la ubicación de un pequeño abrigo con pintura rupestre en la quebrada de Cachiwasi (tributario estacionalmente seco del río Yarabamba) en el marco geográfico de estos componentes arqueológicos tempranos.

ABSTRACT The Yarabamba Preceramic period (ca. 10,000 to 2000 BC) located southeast of the Historic Center of Arequipa, was an early stage of regional cultural development in one of the semi-desert environments significantly lower than the highlands, where indeed this period had higher research different models for explanation in different parts of the Andean region. Recent data, obtained from a cursory reading of the water system composed of creeks over Sogay, Quequeña and Yarabamba , plus other minor converge towards this water system , provide very important data to tentatively elucidating the period of hunter - gatherers around near the valley of Chili, specifically dissimilar to the high mountain environments. In this article the presence of previously investigated and located in the small streams that flow into the river Yarabamba preceramic archaeological sites was evaluated. Similarly, the location of a small coat with cave paintings in the ravine Cachiwasi (seasonally dry river Yarabamba tributary) in the geographical context of these early archaeological components was reported. INTRODUCCIÓN Una región puede ser poblada como resultado de diferentes procesos; entre ellos el ingreso y la dispersión oportunista, la migración, la colonización y el asentamiento permanente. Cada proceso se expresa de manera diferente en el registro arqueológico, desde elementos culturales muy dispersos y superficiales hasta asentamientos formales y complejos (Rossen y Dillehay 1999: 121).

El período de cazadores – recolectores (ca. 10.000 – 2.000 a.C.), conocido por el inicio del establecimiento de la flora y fauna moderna (Holoceno) y que culmina con la aparición o introducción de la cerámica (Wise 1999: 338,) también se usa para referir a los vestigios culturales de pequeños grupos que vivían en condiciones sociales igualitarias, en constante experimentación con el uso de especies domesticadas y en proceso de domesticación (Rick y Moore 1999: 264).

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Este período, su expresión cultural y, por extensión, la presencia de yacimientos arqueológicos en los alrededores del valle de Chili, es un tema aún inédito, especialmente en las diferentes vertientes que confluyen al río Chili, como el Andamayo, Yarabamba y Socabaya. En gran medida, después de una escueta alusión a los yacimientos arqueológicos y a sus artefactos líticos característicos ubicados superficialmente en Yarabamba, llámese Huanaqueros o Quebrada Honda (Corrales 1986; Linares 1989-90; Neira 1990, 1998), la literatura especializada que aborda y explica esta etapa en el área de nuestro interés la hace con las cuevas de Sumbay en la puna de Arequipa y los conchales de Camaná, Mollendo o Puyenca en el ambiente costero de Arequipa. La configuración geográfica de los alrededores de Yarabamba, con distintas quebradas pequeñas y suaves que confluyen en el río del mismo nombre, además de los antecedentes arqueológicos que sugieren una antigüedad considerable en la ocupación humana de este espacio, nos han permitido formular nuevas interrogantes sobre la posible ubicación de otros yacimientos arqueológicos en las distintas quebradas en las inmediaciones de Yarabamba. Las primeras informaciones producto de las reiteradas visitas de campo, especialmente a Quebrada Honda (tributario seco ubicado al norte de Yarabamba), reportan una serie de talleres y dispersiones de material lítico superficial a lo largo de los márgenes de la quebrada mencionada hasta la base del cerro Molinuyoc (Corrales 1988; 2012). En un eventual reconocimiento sistemático superficial en el margen izquierdo del río Yarabamba, para comprobar la potencialidad arqueológica de esta parte de Arequipa, donde aún se conservan muchos abrigos y aleros en tufo volcánico, se han ubicado varias dispersiones de material lítico en la quebrada El Pedregoso y un pequeño abrigo con vestigios apenas perceptibles de pintura rupestre en la quebrada poco profunda de Cachiwasi (tributario estacionalmente seco del río Yarabamba) (Umire 2012). Junto a los antecedentes de Yarabamba y Quebrada Honda, también con talleres líticos de la época en mención, nos han permitido engranar una aproximación tentativa sobre la importancia de este período arqueológico en los alrededores de la ciudad de Arequipa (Figuras 1 y 2).

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Fig 1. Ubicación del área de estudio, al sur del Centro Histórico de Arequipa.

Fig 2. Contexto geográfico de Yarabamba y la ubicación de sitios líticos mencionados en el texto.

ANTECEDENTES La investigación del período de cazadores-recolectores iniciado en la zona de Yarabamba previo a la década de los 70, no ha continuado con el mismo interés después de las investigaciones de Neira en la gruta de Sumbay, a casi 4000 msnm (Neira 1968, 1990). Salvo aportes descriptivos y aislados sobre “campamentos abiertos”, talleres líticos al aire libre o el hallazgo de una punta tipo “cola de pescado” en el paraje de Tillane, sin la propuesta de modelos de subsistencia o mayores argumentos que la descripción de evidencias superficiales realizados por Corrales (1988, 2012), Díaz (2008), Huancollo (1998), Linares (1989), Neira (1968, 1998), Rodríguez (1983), Santos (1970) entre otros, el avance del estudio del período Precerámico quedó pospuesto hasta nuestros días. En consecuencia al interés y a la cátedra del Dr. Neira durante la década de 1970, estudiantes


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de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (UNSA) evaluaron con un mismo enfoque evolutivo las distintas manifestaciones de la época lítica en todo el departamento. Es de advertir que los trabajos sobre este período fueron enfocados en ambientes de puna, a más de 4000 m de altitud, como en las antiguas estaciones ferroviarias de Pillones (Santos 1970) e Imata (Huancollo 1971, 1983, 1988); en los alrededores de Sumbay (Corrales 1988) y con una aproximación a los ambientes y abrigos rocosos que tienen que ver más con el altiplano de la cuenca del lago Titicaca que con la puna del departamento de Arequipa (Neira 1990, 1998; Rodríguez 1983). Para explicar la búsqueda de evidencias arqueológicas de este período Precerámico en ambientes de puna, se ha venido empleando la perspectiva del modelo “trashumancia estacional”, muy en boga durante los años mencionados (cf. Lynch 1971) aplicado originalmente al movimiento estacional de pastores y sus ganados. Era un postulado bastante aceptable pensar en el hombre del período lítico caminando cientos de kilómetros de distancia en busca de las presas que huían del clima estacional severo de la puna a una zona más templada, como es el caso de las lomas costeras y cuando las condiciones temporales se hacían benignas en la puna nuevamente, presas y cazadores, retornaban a su lugar de origen. Sumado a este modelo, está el hecho general aceptado por los investigadores mencionados, de que la población que vino a la costa procedía de la puna y, por lo tanto, los asentamientos más antiguos deberían buscarse en la sierra, entre los ambientes y parajes de puna. Durante la siguiente década de 1980, y desde otra perspectiva, la del programa profesional de Arqueología de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa (UCSM), se inició un intento más detallado en la aproximación de los estudios del período precerámico, aunque en un camino más solitario que del Dr. Neira. Las investigaciones, esta vez, estuvieron dirigidas hacia los ambientes de la Laguna de Salinas y Tarucani, al este de la ciudad (Barreto y Barreto 1988; Castillo 1987; Chávez 1989), en la misma puna de Arequipa y sobre los 4000 metros de altura respecto al mar. Del mismo modo, exploraciones superficiales en ambientes más bajos y templados, como en las quebradas secas al norte de Yarabamba, específicamente en el área

denominada Quebrada Honda, fueron llevadas a cabo por la misma UCSM (Corrales 1988, 2012); encontrando una serie de talleres líticos y dispersión de material diagnóstico suficiente como para argumentar la presencia de Cazadores-Recolectores en ambientes más cálidos y ajenos a la puna. Las prospecciones sistemáticas de Cardona en Yarabamba adicionan nuevos logros para el conocimiento de esta etapa, ubicando dos nuevos sitios líticos denominados Ccacana y Cambraca, que junto al sitio epónimo de Huanaqueros, en la misma cuenca hídrica de Yarabamba, abren muchas posibilidades para la investigación de este período (Cardona 2002). Por último, las investigaciones sistemáticas efectuadas por Szykulski en la vecina región de Churajón, específicamente en el valle del río Corabaya-Tasata, han arrojado una cantidad moderada de yacimientos al aire libre y abrigos rocosos ubicados en las laderas del valle. Precisamente del estrato inferior del Abrigo III procede una “escultura” que, a decir del investigador mencionado, representa la cabeza de un animal, en este caso la de un canidae (Szykulski 2008; 2010). Aparentemente este “objeto de culto” según Szykulski representa la cabeza de un perro o coyote (Szykulski 2008: 187, Figura 6; 2010: 134, Figura 56). Sin embargo, la forma de la figura parece ser más accidental que un intencionado objeto de culto. UBICACIÓN DEL VALLE DE YARABAMBA Yarabamba se encuentra aproximadamente a 18 km al sureste del centro de la ciudad de Arequipa. Junto a Quequeña, Sogay y Socabaya, son pueblos tradicionales que se han ubicado a lo largo de lo que vendría a conformar el río Postrero o Postrerrío (como fue denominado durante el virreinato), que en épocas tardías cobró un rol central hasta la llegada de los españoles. CONTEXTO GEOGRÁFICO Desde el aspecto geológico, en Yarabamba afloran rocas de tres familias fundamentales: sedimentarias (calizas, pizarras, lutitas y cuarcitas de la Formación Yura), ígneas intrusivas (Batolito de la Caldera) e ígneas efusivas (derrames y tufos volcánicos) (Lazo 1968: 9; Jenks 1945); específicamente, los derrames, tufos volcáni-

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cos y flujos de lodo cubren gran parte del área (Lazo 1968: 9). Precisamente estos materiales han sido erosionados por escorrentías fluviales formando quebradas y acantilados de baja elevación con paredes verticales expuestas a la intemperie (Figura 3).

El avistamiento de guanacos (Lama guanicoe) aún es posible en los alrededores de la zona, aunque cada vez más restringido por la creciente ocupación de estas áreas para actividades de explotación minera y de vivienda. Depredadores como el zorro (Duscicyon culpaeus), aún son comunes en toda la zona. SITIOS ARQUEOLÓGICOS CON DISPERSIÓN DE MATERIAL LÍTICO

Fig 3. Detalle de las quebradas y acantilados de baja elevación.

Asimismo, las paredes de estas quebradas fueron directamente erosionadas por la fuerte actividad eólica de la zona, socavando algunos “abrigos” en los acantilados bajos que, posteriormente debido a su concavidad, sirvieron para la ocupación humana. La flora está representada ampliamente por “cortaderas”, “yaros”, “molle” (Schinus molle), vegetación arbórea en el fondo de las quebradas, dispersión de cactáceas y arbustos bajos en todo el área (Figura 4).

Fig 4 La flora presente en el cauce de las quebradas.

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Al margen de lo que realmente representa una punta de proyectil de tipo Clovis o “cola de pescado” en la literatura arqueológica, vinculada a cazadores – recolectores de épocas tempranas, asociada con la época Paleoindia en base a una tecnología de artefactos de piedra, con una distribución desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, con un fechado radiocarbónico que en algunos lugares tiene un rango entre 11,500 y 10,000 años antes del presente (Morrow y Morrow 1999: 215), la descripción hecha por Díaz sobre la ubicación imprecisa de un ejemplar Clovis o “cola de pescado” en Tillane parece un hallazgo casual antes que sistemático, por lo tanto carente del contexto en la cual fue abandonado o usado (Díaz 2008). Sin embargo, es posible que los alrededores de Tillane y parajes similares, como los de Yarabamba, puedan brindar datos arqueológicos con una antigüedad considerable. Las investigaciones iniciales de Neira para Yarabamba y los talleres líticos ubicados por Corrales en Quebrada Honda, escorrentía seca al norte de Yarabamba, no hicieron mucho eco en el interés de otros investigadores como para que esta zona cobre importancia para los futuros estudios sobre el período de Cazadores-Recolectores. Esta falta de interés quizás se debió a la ausencia de cuevas y abrigos rocosos con vistoso arte parietal en estas quebradas, lo que no ocurrió en Sumbay, Pizacoma o Salcedo, estos últimos investigados en Puno (Corrales 1988, 2012; Neira 1968, 1998). Sin embargo, datos recientes sugieren que el sistema hídrico compuesto por Sogay-Quequeña-Yarabamba y las quebradas secas confluentes como Quebrada Honda, Machaguay, El Tejar y quizás hasta el río Andamayo hacia el norte; además de Cachiwasi, Cerro El Pedregoso, las quebradas del Platanal y Huarangal hacia el sureste y oeste de Yarabamba tienen un potencial antes no previsto para la elucidación


El período precerámico en los alrededores del valle de Yarabamba

de algunos problemas relacionados al período de cazadores-recolectores en ambientes cálidos, disímiles a la puna fría y seca. La presencia de talleres o dispersión de material lítico en “campamentos abiertos” por un lado y la ubicación de aleros rocosos, aún aquellos sin arte rupestre, en toda esta zona sugiere un ambiente propicio con una fauna sustentable (posiblemente camélidos) para el desarrollo del poblamiento temprano en los alrededores de la ciudad de Arequipa. Por tanto, las condiciones geográficas y ambientales de Yarabamba han debido de jugar un rol importante en la permanencia de estos grupos. Actualmente se observan extensas áreas húmedas en la confluencia de quebradas, al noroeste de Yarabamba. El mismo poblado actual de Yarabamba se ubica sobre una planicie suave próxima al río aunque se piensa que en el pasado pudo haber sido parte de la zona húmeda a modo de un bofedal extenso. Esta condición contrasta fuertemente con el aspecto erosivo de otros ríos de la misma cuenca del Chili, que llevan agua permanente durante todo el año, con las márgenes muy erosionadas, profundas y paredes casi verticales, con un matorral de río enmarañado, que no permite acercarse o cruzar con facilidad a la orilla contraria.

la quebrada de Cachiwasi en estos momentos pertenezca a una entidad privada, la cual dificulta próximas investigaciones, en cierta medida, un análisis más detallado a futuro de todos los elementos líticos presentes podría mostrar las especificidades en las tareas llevadas a cabo en estos sitios de la época Precerámica. HUANAQUEROS Es una terraza fluvial alargada en la margen derecha del río Yarabamba en cuya superficie, en 1965, se ubicó una industria lítica de las que se ha recuperado 118 ejemplares (Neira 1990:10); del material colectado existen 59 puntas de proyectil que permitieron a Neira clasificar morfológicamente los siguientes tipos: a) foliáceas de base convexa, b) romboidales simétricas y c) romboidales de pedúnculo triangular (Neira 1990: 10) (Figura 5). Estos elementos líticos fueron elaborados bifacialmente y con retoque marginal a presión, comparados por su similitud a las categorías P3, P4 y P5 de las puntas de Toquepala. Por su parentesco morfológico fue adscrito a una antigüedad de 7,500 años antes de Cristo.

Desde Yarabamba hacia unos kilómetros río arriba, al noreste, se pueden acceder a las áreas húmedas de Pocsi y a los de Polobaya al Este (Villaverde 1991). Desde allí se avizoran las faldas del nevado Pichu Pichu, donde existen abundantes zonas húmedas y extensos bosques de Polilepys (Queñua). Es casi seguro que en el pasado el mismo recurso haya podido ofrecer las laderas bajas del Misti y Chachani, sin embargo, ambas montañas tienen extensas pampas arenosas y desérticas hasta llegar al área boscosa la cual no las hace atractivas para la caza. El patrón de ubicación de todos los sitios arqueológicos con material lítico en Yarabamba y sus alrededores, muestra una cercanía al flujo de agua en los recodos de las vertientes, lo que puede traducirse en sitios específicos con “grupos de tarea” llevando a cabo “actividades logísticas”, con un “campamento base” conformado quizás por el alero de Cachiwasi o varios de ellos con condiciones similares, aunque sin vestigios de pintura parietal ubicados equidistantemente. Aunque es casi probable que

Fig 5. Material lítico de Huanaqueros (Tomado de Neira 1990:10).

QUEBRADA HONDA A 3.5 km al norte de Yarabamba, es una de las quebradas que desciende de cerro Molinuyoc, parte baja de Pajonal, Malpaso y que confluye al sistema hídrico de Yarabamba. En esta quebrada aparentemente desértica y sin mayores recursos el ingreso eventual y estacional de

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agua no refleja mayores indicadores que ponderen la presencia de cazadores - recolectores por estos parajes (Corrales 1988, 2012). Sin embargo, la prospección realizada por Corrales a lo largo de la quebrada inhóspita, específicamente paralela al cauce del río seco, permitió ubicar cuatro talleres líticos con sus respectivas canteras que les proveía de retinita para la fabricación de sus instrumentos, con dispersión de material lítico traducido en artefactos como puntas de proyectil, núcleos, raederas y una cantidad bastante considerable de lascas, producto de la talla y elaboración de los artefactos líticos mencionados (Corrales 1988: 235; 2012) (Figura 6).

Tabla 1 Inventario del material lítico rescatado INSTRUMENTOS

TOTAL

Puntas de Proyectil Raspadores Cuchillos Perforadores Boleadora Yunque Azada Preformas

22 11 8 2 1 1 1 25 Fragmentos trabajados 27

98

MATERIAL DE DESECHO Láminas y lascas grandes

Medianas Pequeñas Núcleos grandes Medianos Pequeñas

15 49 22 6 4 5

TOTAL DE LITICOS Fig 6. Ubicación de los talleres líticos prospectados en Quebrada Honda por Corrales en 1988.

De los artefactos líticos, lo más característico en Quebrada Honda es la punta de proyectil del Tipo 2 de forma lanceolada y lados aserrados, elaborados en retinita (Corrales 1988: 241, Lámina 3f). En general, las puntas de proyectil más importantes de este sitio son piezas grandes, de 4 a 7 cm (Figura 7); los artefactos más pequeños aparentemente fueron retocados posteriormente y aquellos elaborados en otro tipo de material, como cuarcita, obsidiana y calcedonia, posiblemente pertenezcan a un período más tardío. Un recuento del material lítico recogido por Corrales (1988, 2012) nos muestra el siguiente cuadro (Tabla 1).

Fig 7. Muestra del material lítico de Quebrada Honda (Tomado de Corrales 1988:241; lámina 3)

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Fuente: Corrales 1988: 237,238

Como no existe un mapa detallado con los sitios ubicados por Corrales, en visitas de reconocimiento arqueológico superficial sistemático posteriores, se han ubicado talleres líticos adicionales en la parte superior de Quebrada Honda (Figura 8). La materia prima utilizada en los talleres líticos posteriormente ubicados sigue siendo la misma, la retinita de color oscuro, muy abundante en toda la quebrada. El problema con la ubicación de nuevos yacimientos líticos en esta quebrada y sus adyacentes es el rápido poblamiento actual, con invasiones y asentamientos humanos bastante concentrados.

Fig 8. Ubicación de otros talleres líticos superficiales en Quebrada Honda.


El período precerámico en los alrededores del valle de Yarabamba

QUEBRADA EL PEDREGOSO En la zona denominada Quichinihuaya, margen opuesto a la del río Yarabamba, se encuentran unos riachuelos secos que tienen avenidas durante el tiempo de lluvias. Aunque gran parte del fondo de la quebrada siempre mantiene vegetación fresca, algunas zonas tienen afloraciones mínimas del elemento líquido vital. Aún hoy en día es posible observar el suelo húmedo y restos orgánicos de animales en estado silvestre. En todo el margen izquierdo del río Yarabamba se encuentra la cadena de afloraciones de tufo volcánico, cubierto por un estrato grueso de ceniza volcánica. A pesar de tener un panorama geográfico menos abrupto y con colinas bajas, aquí se encuentra una serie de concavidades que no fueron desapercibidas como potenciales abrigos y refugios en el pasado.

partes constitutivas, especialmente de la pared y remoción en el suelo. En el alero pequeño más expuesto al aire, la escena de camélidos en posible movimiento, se ha preservado parcialmente sufriendo una intervención posterior con figuras abstractas en base a golpes o una técnica de picado con percutor, cruzando algunos diseños pintados y “borrando” el 40% de toda la escena pictórica. En el frontis de los aleros se ha podido comprobar dispersión de material lítico criptocristalino (Cuarcitas, calcedonia y horsteno) y lascas de retinita; además de algunos fragmentos cerámicos. Entre el espacio de la base del alero y el cerco de piedras actual también hay dispersión de material lítico. Sin embargo, todo el piso y gran parte del área delimitada se encuentra cubierta por un estrato grueso de ceniza volcánica.

En la parte baja de esta quebrada, próximo al cauce seco, se han ubicado cuatro estaciones con dispersión de material lítico. Los artefactos consisten en raspadores aquillados, cuchillos, núcleos y lascas elaborados en calcedonia y en gran medida en retinita. QUEBRADA CACHIWASI Esta quebrada tributa al río Yarabamba en estaciones de lluvia. Aparentemente es una de las quebradas principales que colecta el ingreso pluvial de otras varias menores en su recorrido. La vegetación y el aspecto geológico es el mismo para toda esta zona, con mucha vegetación arbustiva y de monte próximo a los cauces. A lo largo de esta quebrada se han ubicado tres posibles talleres líticos y un abrigo con escenas de arte rupestre. Los artefactos líticos son similares a los ubicados en quebrada El Pedregoso. La materia prima no cambia, la retinita viene a ser el elemento popular y de mayor trabajo. El abrigo con pintura rupestre fue ubicado muy próximo a la confluencia de una quebrada menor denominada Despachana, en el margen izquierdo y sobre la base de una afloración de tufo volcánico (Umire 2012). El pequeño risco tiene una altura aproximada de 3 m en cuya pared el viento ha venido socavando dos concavidades de mediana dimensión (Figura 9). Lamentablemente, el alero rocoso de mayor concavidad por su aspecto más abrigado fue reutilizado permanentemente, lo que ha ocasionado desprendimientos superficiales de sus

Fig 9 Contexto geográfico del alero de Cachiwasi.

SOBRE EL ESTILO DE ARTE RUPESTRE EL ESTILO DE ARTE RUPESTRE La escena principal consiste en la reproducción naturalista de una tropilla de camélidos en una sola hilera y de posición horizontal, pintada de rojo, conformada por figuras de diferentes tamaños al que interpretamos, aparentemente como camélidos de variada edad, por la desigualdad mostrada en la constitución física de cada una de las figuras que la conforman. Mide aproximadamente dos metros de longitud, con nueve figuras distribuidas a un intervalo regular entre la longitud mencionada. Apuntan a una misma dirección, que en este caso es de sur a norte (de izquierda a derecha). La tropilla está representada en una actitud dinámica, posiblemente de trote suave; las figuras que encabezan y finalizan la escena son más grandes que las ubicadas en medio de la marcha (Figura

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Adán Umire Alvarez

10). Resumiendo, la pared del alero tiene dos escenas distintas en cuanto a su técnica y diseño:

a) pintura con un tema realista y natural, y b) grabados con líneas abstractas.

Fig 10. Dibujo de la escena principal que representa la tropilla de camélidos.

LOS GRABADOS SECUNDARIOS

CRONOLOGÍA TENTATIVA

Son líneas onduladas algunas veces intersectadas con líneas cortas que impactan o superponen sobre cuatro de los diseños naturalistas pintados en un promedio de 50 a 60 %. Aparentemente no existe relación alguna entre las figuras pintadas con los surcos, salvo la antigüedad de la pintura frente a la técnica del grabado (Figura 11). Del mismo modo, los diseños representados en el grabado nos remiten a una abstracción que no tiene recurrencia en la zona (Barriga, 1946). El impacto de estos diseños sobre cada uno de los cuatro camélidos del lado izquierdo no parece fortuito, tampoco se percibe una intención vandálica, sino más bien habría que verificar en otros sitios con arte parietal si existe esta misma superposición.

Corrales en Quebrada Honda, utilizando los estadios de la evolución cultural de la humanidad, sostiene que los talleres líticos ubicados parecen corresponder a “primitivos cazadores recolectores migrantes de sur a norte” pertenecientes al estadio del Salvajismo (Corrales 1988:249). En ese sentido, y por similitudes con los vestigios de Huanaqueros, además de su cercanía, la cronología aproximada de los talleres líticos de Quebrada Honda parece corresponder a 10 mil años de antigüedad. Por su parte, los vestigios líticos de Huanaqueros y su similitud morfológica a las categorías líticas de Toquepala, tienen una antigüedad aproximada de 7,500 años antes de Cristo (Neira 1990:10). En la misma línea, las evidencias superficiales encontradas en las quebradas de El Pedregoso y Cachiwasi, por su similitud morfológica y materia prima con el material de los Cazadores - Recolectores de Yarabamba, en el que se incluyen los sitios arqueológicos de Huanaqueros y Quebrada Honda, es muy posible que la antigüedad de estos campamentos o talleres al aire libre puedan corresponder aproximadamente a la cronología propuesta por Neira, de 7.500 años antes de Cristo (Neira 1990:10).

Fig. 11: Detalle de la escena pintada y la superposición de grabados.

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Por su lado, el abrigo o alero con arte parietal en Yarabamba y los alrededores de la ciudad de Arequipa es un dato adicional muy espe-


El período precerámico en los alrededores del valle de Yarabamba

cial, toda vez que no contamos con otro referente para su comparación. Todas las escenas en cuevas y aleros se encuentran a más de 3.800 msnm y en ambientes muy alejados a la vertiente del Chili. Por ejemplo, las cuevas de Sumbay, en la puna de Arequipa, muestran una mayor complejidad en el trazo y dibujo de cada uno de los motivos representados utilizando preferentemente el color blanco o crema en su ejecución (Neira 1968, 1990; Valdivia 1976). Las escenas en Sumbay no presentan tropillas de camélidos, pero sí una variedad de representaciones (felinos/pumas, aves/suris, antropomorfos/cazadores) no necesariamente en hilera horizontal sino a distintas alturas en toda la pared. En Puntillo, otro de los aleros con escenas de pintura rupestre ubicada en la cuenca alta del río Yura (Cardona 2002; Chávez 1989), muestra una serie de personajes y animales en aparente actividad dinámica circular, por tanto muy diferente a la hilera lineal sencilla de las representaciones en Cachiwasi. CONCLUSIONES El sistema hídrico que confluye en Yarabamba, Quebrada Honda, Machaguay, El Tejar, río Andamayo ubicados hacia el norte de Yarabamba; Cachiwasi, cerro El Pedregoso y las quebradas del Platanal y Huarangal ubicados hacia el sureste y oeste de Yarabamba y que tributan al río Postrero, poseen un potencial hasta el momento no previsto para la elucidación de algunos problemas relacionados al período de cazadores-recolectores en ambientes aproximados a 2,500 msnm, en contraste a los grandes sitios arqueológicos de la puna. Todas las evidencias superficiales ubicadas en Quebrada Honda (Corrales 1988; 2012); Huanaqueros (Neira 1990), Cachiwasi y El Pedregal (Umire 2012), parecen corresponder a un modelo de explotación multiambiental para Yarabamba, con grupos de trabajo alejados temporalmente del campamento base. De acuerdo a los artefactos líticos de cada uno de los sitios arqueológicos mencionados podría sugerirse que se trata de campamentos logísticos donde se venían efectuando tareas específicas, procesando una misma especie cazada, posiblemente camélido, con artefactos especializados. La antigüedad de las evidencias superficiales en todas las quebradas mencionadas parece remontarse a los 7,500 años antes de Cristo.

Respecto a la escena de camélidos pintados en el alero de la quebrada Cachiwasi, parece sugerir una escena de avistamiento con un trote pausado de la tropilla, completamente diferentes a las representaciones de Sumbay y Puntillo. La técnica lineal grabada yuxtapuesta en la escena es de elaboración posterior, aparentemente sugiere algún diseño abstracto en base a líneas onduladas entrecruzadas con líneas rectas y cortas. Se hace difícil calcular su antigüedad por ausencia de referencias análogas. AGRADECIMIENTO Este artículo nace de un postergado Proyecto de Evaluación Arqueológica a ser realizado en la zona de Yarabamba, en límite con la Compañía Minera Cerro Verde. Agradezco al Dr. Bernardo Arriaza del Instituto de Alta Investigación (IAI) de la Universidad de Tarapacá (Chile) por brindarme sus conocimientos sobre la Cultura Chinchorro, al Dr. Iván Muñoz por su apoyo permanente durante el postgrado en Antropología. REFERENCIAS Barreto, M. & Barreto, G. (1988) Investigación arqueológica en el montículo Lesane Mesane, Salinas – Arequipa. Tesis para optar por el grado de Bachiller. Arequipa: Universidad Católica de Santa María. Barriga, M. (1946) Las pictografías y los petroglifos: Los petroglifos de Socabaya. Tesis para optar por el grado de Doctor. Arequipa: Universidad Nacional San Agustín. Castillo, O. (1987) Exploraciones arqueológicas en el sector sur-este de la cuenca de la Laguna de Salinas. Tesis para optar por el grado de Bachiller. Arequipa: Universidad Católica de Santa María. Cardona, A. (2002) Arqueología de Arequipa. De sus albores a los Incas. Arequipa: CIARQ. Corrales, E. (1988) Quebrada Honda en la prehistoria de Arequipa. Revista Historia, 3, 232254. Arequipa: Departamento Académico de Historia, Geografía y Antropología de la Universidad Nacional San Agustín. Corrales, E. (2012) Quebrada Honda en la prehistoria de Arequipa. Prospección arqueológica

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Luis A. Flores

CAZADORES-RECOLECTORES Y LA DOMESTICACIÓN DEL PAISAJE ALTIPLÁNICO: EL PERIODO ARCAICO EN LA CUENCA DEL TITICACA HUNTERS-GATHERERS AND THE DOMESTICATION OF THE ALTIPLANIC LANDSCAPE: THE ARCHAIC PERIOD IN THE BASIN OF THE TITICACA LAKE

Luis A. Flores

RESUMEN En los últimos años se ha dado a conocer información muy relevante sobre el periodo Arcaico en la cuenca del Titicaca, aunque aún sigue siendo escasa. No obstante, en el lado peruano se han dado avances importantes, tales como extensas prospecciones arqueológicas, estudios paleo-ambientales, al menos una excavación intensiva en la cuenca de Ilave y otras restringidas en toda la región (Aldenderfer 2002, 2012; Craig 2005, 2012; Craig et al. 2009; Stanish et al. 2002). En este escrito se pretende realizar un estado de la cuestión sobre el periodo Arcaico de la cuenca del lago Titicaca, que en realidad es una profundización y actualización a otros ya realizados (Aldenderfer 2012; Craig 2012; Flores e.p.). A partir de estos antecedentes se intenta encontrar algunos patrones que permitan esbozar líneas de investigación que podrían desarrollarse en la región a futuro. ABSTRACT In the last years, very relevant information has been released on the Archaic Period in the basin of the Titicaca Lake, although, this is still very scarce. However, by the Peruvian side of the lake very important advancements have been achieved, such as extensive archaeological prospections, paleo-environmental studies, at least one intensive excavation on Ilave basin and some others restricted throughout the region (Aldenderfer 2002, 2012; Craig 2005, 2012; Craig et al. 2009; Stanish et al. 2002). This article develops a state-of-the-art review on Titicaca Lake basin during the Archaic period, which is, actually, a more profound updating to previous studies (Aldernfer 2012; Craig 2012; Flores e.p.). From all this background and records it is pursed to find new other patterns which will allow to trace new lines of research, that might be developed in this region in the future. I. INVESTIGACIONES DEL ARCAICO EN LA CUENCA DEL LAGO TITICACA Antes de 1990, la mayoría de los estudios sobre el Arcaico en la cuenca del lago Titicaca (Figura 1) fueron generalmente descriptivos y se circunscribieron a una representación breve de los objetos de superficie, sin profundizar en los contextos arqueológicos (Aldenderfer 2012: 28). Entonces, el registro existente consistió en una serie de hallazgos y descripciones del material cultural (Menghin y Schreoder 1957; Palacios Ríos 1984; Palao 1989; Piu Salazar 1977). Uno de estos primeros trabajos fue el realizado en el sitio de Viscachani, del Altiplano oeste boliviano (Ibarra Grasso 1957; Muscio 2001; Patterson y Heizer 1965). Este yacimiento ha servido como base para las comparaciones con otros asentamientos arcaicos y sus colecciones de artefactos, con localidades tan lejanas como el norte del Perú y los Andes centrales. Las tipologías

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construidas a partir de la colección de bifaciales y puntas de proyectil de Viscachani han dado una visión de las posibles conexiones de larga distancia a través de los Andes. La tecnología de herramientas de piedra reducida ha servido como punto de partida para los esquemas evolutivos del cambio cultural. Todo esto se logró a pesar de un gran problema con el sitio: nunca se había excavado intensiva y estratigráficamente el yacimiento. Además, ninguno de sus componentes había sido radiométricamente datado y, por lo tanto, la cronología del sitio “flotaba” en el tiempo, convirtiéndose en una tipología relativa. Viscachani sigue siendo importante, pero ya no tiene el brillo que tuvo hace cuarenta años (Aldenderfer y Flores 2011). A finales de los años 80 se dio el gran cambio en el conocimiento del Arcaico en la cuenca del lago Titicaca. Aldenderfer documentó el arte de Qillqatani (Klarich y Aldenderfer 2001), un


Cazadores-recolectores y la domesticación del paisaje altiplánico

abrigo rocoso amplio. También hizo un reconocimiento de los alrededores (Kuznar 1989) y una excavación sistemática del abrigo (Aldenderfer 1999). Estas investigaciones resultaron en el descubrimiento de una larga secuencia habitacional del sitio, que va desde el Arcaico hasta el tiempo moderno y la identificación de otros sitios Arcaicos en su vecindad. A pesar de los intensivos trabajos de Aldenderfer y sus colegas, llama la atención las pocas evidencias excavadas del Arcaico Medio o incluso evidencias más tempranas. Hasta hace pocos años, Qillqatani, ubicada en el drenaje del río Chila, era la única evidencia del Arcaico Medio cerca de la cuenca del Titicaca, con dataciones de 7500 a.p., con construcciones de pequeñas estructuras junto a las paredes del abrigo, que ciertamente no pueden haber acomodado más que unas cuantas personas (Aldenderfer 1999; 2005). Recientemente, las investigaciones realizadas en el sitio Soro Mik'aya Patjxa, en la cuenca del río Ilave, suplen en parte este vacío, demostrando que entre los 8000-7000 años los grupos cazadores-recolectores empezaron a tener patrones residenciales más vinculados al territorio (Haas 2014). Hasta un mejor conocimiento de estos periodos tempranos en la misma cuenca, los investigadores siguen usando como referente al sitio Asana, en la sierra de Moquegua (Aldenderfer 1998). Luego de la década del 90 del siglo pasado, el conocimiento sobre el periodo Arcaico aumentó significativamente para el Altiplano peruano. Entre 1994 y 1995 Aldenderfer inició el primer reconocimiento especializado para identificar sitios tempranos en la cuenca del río Ilave, ubicando 200 sitios y componentes Arcaicos (Craig 2005, 2012; Aldenderfer 2012). Un segundo reconocimiento siguió en 1997 en la cuenca del río Huenque, identificando 151 sitios y componentes del Arcaico (Klink 2005). Si bien los reconocimientos de Aldenderfer y su equipo no fueron los únicos hechos en la zona, fueron de los pocos que descubrieron evidencias de dicho periodo. Los reconocimientos realizados en la región Juli - Pomata al sur del lago (Stanish et al. 1997) y de Chucuito (Frye y de la Vega 2005), ambos enfocados sobre la ribera moderna y los márgenes inmediatos del lago, no ubicaron sitios precerámicos.

Erickson (1988) prospectó en la región al norte de la cuenca del Titicaca y tampoco descubrió sitios del Arcaico, aunque esto no impidió su especulación sobre la presencia de cazadores y recolectores a lo largo de la margen lacustre. Últimamente algunos proyectos, especialmente en la parte norteña de la cuenca, han empezado a descubrir sitios del Arcaico, en particular al interior de los valles de los ríos Ramis, Huancané – Putina, Azángaro y en el triángulo de los ríos Pucara y Azángaro y la cuenca del Ramis (Aldenderfer y Flores 2008; Cipolla 2005; Stanish y Plourde 2000).

Fig 1. La cuenca del lago Titicaca con la ubicación de los principales sitios del periodo Arcaico (el triángulo negro). (En base al plano de Nathan Craig 2011: 369, Fig.1. El recuadro superior está basado en la foto satelital de la Nasa: Topography of Andes from a Digital Elevation Model).

En cuanto a las excavaciones, el panorama no es tan alentador. Se han excavado de manera extensiva tres sitios en la zona de Ilave: Pirco, Kaillachuro y Jiskairumoko (Aldenderfer 1998, 2012; Craig 2005, 2012), además del abrigo de Qillqatani ya referido anteriormente. La ocupación de estos sitios recorre los periodos Arcaico Tardío y Terminal, e incluso el Formativo Temprano y ha proporcionado nuevos datos sobre el proceso de sedentarización, domesticación e inicio de la complejidad y desigualdad social en la cuenca. De estos asentamientos, el más investigado ha sido Jiskairumoko, una base residencial semi-sedentaria (Aldenderfer 2012; Craig 2005,

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2012). El sitio es un palimpsesto de al menos cinco niveles que van desde el Arcaico Tardío hasta el Formativo Inicial (Craig 2005: 413, 2012: 57). Para este artículo solo nos referiremos a las fases del Arcaico. Durante el Arcaico Tardío, el yacimiento estaba compuesto por la Casa Semisubterránea 1, de 20 m2 de área, excavada en el estéril, que parece haber sido parte de un trazado aldeano mayor, del cual se conoce posiblemente una segunda casa (Casa 2); asociado a esta fue encontrado el Entierro 1. Para el siguiente periodo, Jiskairumoko se consolidó como una aldea compuesta por varias estructuras semisubterráneas pequeñas, de las cuales se han reconocido solo tres (Aldenderfer 2012; Craig 2005, 2012) (Figura 2). Cada una de estas estructuras tuvo alguna forma de almacenamiento y un fogón central formado por piedras acomodadas. De estos fogones se han obtenido muestras para fechar. Las dataciones más antiguas provienen de la Casa 2 y van desde 2473 - 2119 a.C. hasta 1784 - 1601 a.C. Ya para este momento, la dieta de sus habitantes consistía también de plantas primigeniamente domesticadas, especialmente el Chenopodium, tal como lo evidencia la presencia frecuente de moledores; también aparece las primeras evidencias de cría de animales, como camélidos (especialmente Lama glama) y cuyes (Cavia porcellus) (Aldenderfer 2012; Craig 2005, 2012). Los límites de las casas se aprovecharon para trabajos de manufactura, como el procesamiento de fibra animal, así lo indica el hallazgo de espadas de tejedor de hueso y una fusayola o piruro de arcilla en las inmediaciones de la Casa 2 (Craig 2012: 78).

Fig 2. Casa semi-subterránea del sitio Jiskairumoko (Ilave, Puno) (tomado de Aldenderfer 2012: Fig.3).

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En las casas de Jiskairumoko se ha detectado, durante los periodos Arcaico Tardío y Terminal, la convivencia de actividades domésticas y ceremoniales de los vivos con prácticas rituales para los muertos, durante al menos 600 años. Se han descubierto cinco entierros de adultos, de los cuales dos de ellos han sido identificados como mujeres. Nathan Craig (2012) sostiene que es posible que todos sean restos de mujeres, y que por su asociación con piedras de moler se esté intentando de dar una valoración sobresaliente al procesamiento de plantas. Aunque se podría pensar que la conmemoración del pastoreo también está presente por la presencia de una efigie de camélido en el Entierro 1 y huesos de camélidos en los entierros 3 y 4. El registro arqueológico funerario de Jiskairumoko, identificado al exterior de las casas semisubterráneas 1 y 2 (Craig 2005, 2012), presenta un rico contexto para inferir las actividades que los vivos establecieron con los muertos (Flores 2014) y evidencia una creciente diferenciación social durante el Arcaico Terminal, debido al uso de materiales exóticos (Aldenderfer et al. 2008; Craig 2012: 105) (Figura 3).

Fig 3. Planta y perfil donde fue encontrado el Entierro 2 ubicado cerca de la Casa Semisubterránea 2 de Jiskairumoko.


Cazadores-recolectores y la domesticación del paisaje altiplánico

Ilave, con sitios como Jiskairumoko. Aldenderfer y sus colegas definieron en este sitio una secuencia local que abarcaba los periodos Arcaico Tardío hasta el Formativo Temprano; incluyéndose, en esta secuencia, el nivel Arcaico Terminal, que marca la transición de un modo de vida de recolector móvil a uno que fue más sedentario, con una economía basada en el pastoreo de camélidos y el uso intensivo del Chenopodium (Aldenderfer 2012; Craig 2005, 2012).

En este contexto fue encontrado un collar de oro y turquesas (Basado en las figuras de Aldenderfer et al. 2008)

II. CRONOLOGÍA DEL PERIODO ARCAICO: UNA DISCUSIÓN Para entender el orden cronológico de la cuenca del lago Titicaca, hay que enmarcarlo dentro de un contexto espacial mayor; los Andes Centro-Sur. Las puntas de proyectil tienen una larga historia de uso como marcador cronológico en esta región. Por consecuencia, los arqueólogos forzosamente tuvieron que comparar las puntas de los sitios superficiales, o de las excavaciones, con las mejores secuencias conocidas para su momento. Esta táctica funcionó relativamente bien para los períodos tempranos, pero las comparaciones resultaron ser forzadas y, por lo general, insatisfactorias para los tiempos más tardíos debido a la regionalización de los estilos de punta; es decir, frente a un número creciente de estilos dentro de un alcance geográfico limitado (Aldenderfer y Flores 2011). Así, sobre la base de un gran volumen de datos estratificados, una mejor información de campo y el uso generalizado de datación radiocarbónica se desarrolló una cronología de puntas de proyectil para las tierras altas de los Andes Centro-Sur (Klink y Aldenderfer 2005), que comprendía cuatro periodos: Arcaico Temprano (9500-8000 a.p.), Arcaico Medio (8000-6000 a.p.), Arcaico Tardío (6000-4500 a.p.) y Arcaico Terminal (45003600 a.p.). Un aporte importante para tener una secuencia local en la cuenca del Titicaca se debe a una serie de proyectos extensos en la cuenca del río

Lamentablemente, más allá del sitio de Jiskairumoko, aún poco se conoce incluso del Arcaico Tardío. Otro gran problema es que aún no existen profundas secuencias estratigráficas, ni dataciones profusas para la cuenca del Titicaca, como se tiene gracias al yacimiento de Asana para la sierra occidental (Aldenderfer 1998). Por tanto, la cronología del Titicaca se ha propuesto principalmente en base a comparaciones y secuencias de localidades serranas cercanas. Como ya he señalado en otro trabajo (Aldenderfer y Flores 2011:540-541; Flores e.p.), si bien muchas de las secuencias generadas por las primeras excavaciones estratigráficas en los Andes Centro-Sur fueron verificadas, tomó algún tiempo antes de que fueran adoptados los nombres de las fases. Simplemente porque muy pocos sitios del período Arcaico se habían excavado y aquellos se encontraban muy dispersos por toda la región. Por lo tanto, los arqueólogos se conformaron con un esquema de periodización del Arcaico (o Precerámico) Temprano, Medio, y Tardío, utilizando datos radiocarbónicos y ubicando los sitios (o los niveles de estos) en los períodos apropiados. El concepto del período llegó a ser una taquigrafía intelectual, no exclusivamente para el concepto del tiempo, sino para algunos aspectos de los procesos culturales dentro del marco evolucionista en general (Aldenderfer 2012). Es importante señalar, por otro lado, que en algunas áreas de los Andes Centro-Sur, específicamente en las tierras altas del extremo sur del Perú y del norte de Chile, los nombres de las fases y sus límites definidos son generalmente compatibles. En esta instancia, las fases están basadas en excavaciones intensivas y extensivas. El sitio mejor dado a conocer fue Asana, además de estar apoyado en excavaciones restringidas en otros siete sitios al aire libre y abrigos rocosos en las cuencas del Osmore y el río

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Chila en Perú (Aldenderfer 1998:69-75, 1999, 2002), y en varios abrigos rocosos en el norte de Chile (Santoro 1989; Santoro y Núñez 1987). No obstante, se ha avanzado poco en nombres de fases, y aún no se llega a entender si existieron tradiciones culturales amplias, aunque la tipología lítica invita a pensar en tradiciones regionales (Klink y Aldenderfer 2005).

3.

III. PROBLEMAS, POSIBILIDADES Y COMENTARIOS SOBRE EL PERIODO ARCAICO EN LA CUENCA DEL LAGO TITICACA Aunque los arqueólogos que trabajan en la región han dado grandes pasos en el conocimiento del periodo Arcaico de la cuenca del lago Titicaca, aún se está lejos de alcanzar muchos puntos sobre este proceso cultural inicial. Obviamente, esta situación cambiará a medida en que el trabajo realizado en la región aumente y nos atrevamos a realizar interpretaciones más sociales, pero esto tomará tiempo. Llego al final de este capítulo, luego de haber realizado un estado de la cuestión sobre el periodo Arcaico en la cuenca del Titicaca. Entonces ahora queda, a manera de resumen, definir algunos temas de estudio que debieran ser desarrollados con mayor profundidad: 1.

2.

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EL POBLAMIENTO DEL TITICACA. Para el caso de la cuenca del Titicaca se ha planteado que debió ocuparse recién durante el Holoceno Temprano, y que la población provino del lado occidental, aunque la posibilidad de la ruta amazónica no debe ser desechada (Aldenderfer y Flores 2011). No obstante, ningún asentamiento tan temprano ha sido investigado en el Titicaca, pero sí muchas puntas de proyectil han sido encontradas en superficie, las que fuera de la región han sido datadas generalmente de 10,000 años de antigüedad y asignadas al Arcaico Temprano (Aldenderfer 1998: 131; 1999: 382; Klink y Aldenderfer 2005; Lavallée et al. 2011: 342). EL PROBLEMA DE LOS DATOS. Por nuestra experiencia en el valle del Ramis (Aldenderfer y Flores 2008) se puede señalar que para encontrar sitios atribuibles al Arcaico se requieren proyectos que consideren barridos completos de regiones extensas, porque los asentamientos se presentan como dispersiones líticas en superficie.

EL PROBLEMA CRONOLÓGICO. Si bien la propuesta crono-tipológica de Klink y Aldenderfer (2005) es un camino importante para ordenar cronológicamente el material lítico, incluso complementándose con otras tipologías regionales (Santoro y Núñez 1987; Santoro 1989), aún falta contar con una cronología asociada a largas y claras secuencias estratigráficas locales, en ambos lados del lago Titicaca, que permitan tener intervalos de tiempo específicos. La cronología es un tema aún pendiente.

4. LA DOMESTICACIÓN DE ESPECIES EN LA PUNA. Con respecto al proceso de domesticación de plantas, nuestro conocimiento de ciertas especies es prácticamente nulo. Sin embargo, se han reportado especies como la quinua (Chenopodium quinoa) y la papa (Solanum tuberosum) como las primeras evidencias de domesticación para la región y en general para los Andes (Bruno 2005; Murray 2005; Spooner et al. 2005). El proceso de domesticación del camélido en la cuenca del Titicaca presenta evidencias aún exiguas e indirectas. En el yacimiento de Jiskairumoko se ha señalado que hay evidencia de domesticación de camélidos desde el Arcaico Terminal (Craig 2005, 2011). Mientras, alejado del lago, en Qillqatani, se ha reportado acorralamiento de animales por los 3660 a.p. (Aldenderfer 2011). Desafortunadamente aún no se ha publicado la monografía de este importante sitio. 5.

LOS PRIMEROS PASOS HACIA LA COMPLEJIDAD SOCIAL. La cuenca del Titicaca también fue el escenario donde emergieron las primeras sociedades desiguales de los Andes Centro-Sur (Aldenderfer y Flores 2011). A pesar de contar con datos muy sugerentes (Aldenderfer 2012; Craig 2012), el tema aún sigue pendiente de mayor análisis para entender lo que Aldenderfer (2004) ha llamado “el preludio del poder”. Los datos de las prospecciones en los valles del Ramis e Ilave, sumado a excavaciones en los sitios del Arcaico Medio Quilqatani y Soro Mik'aya Patjxa, así como en Jiskairumoko del Arcaico Tardío-Terminal, permiten notar un patrón interesante y una ocupación recurrente en ciertos asenta-


Cazadores-recolectores y la domesticación del paisaje altiplánico

mientos, es decir, un apego a ciertos lugares en el paisaje (Haas et al. 2015), al menos desde el Arcaico Medio, aunque se establece más claramente al final del Arcaico y llega a desarrollar incluso edificios con arquitectura pública en el periodo Formativo. Esta propensión hacia el crecimiento y disminución de sitios, que podrían estar indicándonos una tendencia hacia la concentración de sitios como reflejo del incremento poblacional, el desarrollo de la vida sedentaria y la complejidad social (Aldenderfer 2002; Aldenderfer y Flores 2008). Toda esta información ha permitido proponer que la aparición de esta complejidad temprana está asociada a la construcción de un paisaje monumental neolítico reflejo de la domesticación de un pensamiento (Flores 2014). Entonces, el inicio de la vida aldeana, la domesticación de especies y el inicio de intercambios regionales en el Titicaca no solo debe entenderse como un cambio en el modo económico de la sociedad; sino sobre todo es el establecimiento de un distinto modo de habitar su espacio, pensar su mundo y también intentar explicarlo (Flores 2014). AGRADECIMIENTOS Siempre estaré agradecido con Mark Aldenderfer y Nathan Craig por permitirme ingresar a la arqueología del periodo Arcaico de la cuenca del lago Titicaca. Además, reconozco a Mark por permitirme usar las figuras 2 y 3 de este artículo. Gracias a Erik Maquera por invitarme a participar en este libro. REFERENCIAS Aldenderfer, M. (1998) Montane Foragers Asana and the South-Central Andean Archaic. Iowa: University of Iowa Press. Aldenderfer, M. (1999) Cronología y Conexiones: Evidencias Precerámicas de Asana. Boletín de Arqueología PUCP 3, 375-391. Lima: Fondo Editorial PUCP. Aldenderfer, M. (2002) Late Preceramic cultural complexity in the Lake Titicaca basin. Ponencia presentada al 67th Annual Meeting of the Society for American. Denver, Colorado. Aldenderfer, M. (2004) Preludes to Power in the Highland Late Preceramic Period. Archaeo-

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W. J. Yépez Alvarez — Dr. J. Jennings

QUILCAPAMPA LA ANTIGUA ¿UN SITIO ADMINISTRATIVO WARI EN EL VALLE DE SIGUAS, AREQUIPA? ANCIENT QUILCAPAMPA, A WARI ADMINISTRATIVE SITE UPON THE SIGUAS VALLEY IN AREQUIPA? Willy Jesús Yépez Alvarez Dr. Justin Jennings

RESUMEN Presentamos los antecedentes y fundamentos de discusión, además del proceso de investigación del sitio arqueológico de Quilcapampa La Antigua, vinculado al tema controversial de la presunta presencia de un sitio administrativo Wari en el valle de Siguas, concepto desarrollado en los Andes del modelo teórico para definir la intervención del Estado Wari. ABSTRACT In this article we present the corresponding background and the process of research in the archaeological site of Ancient Quilcapampa, related to the controversial topic of a presumed presence of an administrative Wari site upon Siguas Valley, a concept developed in the Andes of the theoretical model to define the intervention of a Wari State.

El Horizonte Medio en Arequipa resalta por la expansión de la cultura material Wari, y usualmente es calificada como la frontera sur del Imperio Wari. Definir su influencia en la región implica considerar el incremento de su población y la consolidación de una definida estructura social local, complementando al crecimiento con intensos complejos para la agricultura, además de aplicar intensas actividades rituales con evidente violencia. Estos cambios, junto con la presencia de posibles sitios intrusivos Wari, han sido usados repetidamente a través de los años para construir un caso aparentemente sólido para la conquista Wari de la región (Lumbreras 1974; Chávez Chávez y Salas Hinojoza 1990; Linares Málaga 1990; Neira Avendaño 1990, 1998; de la Vera Cruz 1996; Cardona Rosas 2002; Tung 2007a, 2007b; Tung y Owen 2006; Valdez 2009b; Goldstein 2010). El modelo implícito para Wari describea un Estado Expansionista hasta llegar incluso a conceptuarlo como Imperio, articulado por un sistema ordenado de centros administrativos provinciales donde extraían, almacenaban y redistribuían los bienes que permitían organizar la política económica local; incluso, se preocupaban por redistribuir en parte los bienes excedentes utilizándolos en fiestas a gran escala para corresponder la mano de obra proporcionada por autoridades locales, además de enviar recursos hacia la ciudad Huari.

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El modelo tiene sustento en la difusión de arquitectura en piedra, describiendo espacios arquitectónicos de forma celular ortogonal y habitaciones vinculadas a plazas o patios con amplios pasajes, perfectamente alineados a la retícula que se superpone sobre el plano. Si este fuera el caso, uno esperaría evidencias de sitios administrativos en Arequipa, junto con amplios cambios relacionados a la utilización intensiva de recursos, diseñados para trasladar bienes locales a la zona central de los Wari o a sus colonias. Sin embargo, trabajos recientes no han demostrado claramente la existencia de un único sitio intrusivo Wari en esa región. Además, existe muy poca evidencia de lazos económicos entre Arequipa y el núcleo Wari, y la evidencia de la intensificación de recursos parece apuntar hacia el desarrollo de una amplia economía regional, más que de una basada en la exportación. Arequipa carece de un centro administrativo Wari, expresión que puede sonar sorprendente, ya que la zona está salpicada de posibles sitios administrativos (Chávez Chávez y Salas Hinojosa, 1990; Linares Málaga 1990; Valdivia Manrique y Cornejo Zegarra, 1990). Sin embargo, en la mayoría de estos sitios tan solo se han identificado al reconocer fragmentos de cerámica con afinidad formal a Wari. Por lo que, si


Quilcapampa la Antigua ¿un sitio administrativo Wari en el valle de Siguas, Arequipa?

se incluyen solo los sitios con este estilo de arquitectura posible, solo unos pocos serían candidatos a ser un centro administrativo. Por el momento, ninguno de los sitios publicados con posible arquitectura Wari tiene una fuerte evidencia para respaldar la constatación de que correspondían realmente a sus sitios. El más conocido y posible sitio Wari es Sonay, en la cuenca del río Majes-Camaná (Malpass 2002), incluyendo a Pillistay, Soto y Pampata sugeridos como centros Wari en la misma cuenca. No existe claridad y seguridad representativa contextual al efectuar trabajos donde fueron recuperados tres fragmentos de cerámica con evidente influencia Wari, como las muestras de carbón que conformaron este registro (Jennings e.p.); asimismo, Bruce Owen realizó excavaciones en los otros tres posibles sitios administrativos Wari, demostrando con fechados absolutos que corresponden desde el siglo XIV hasta el XVI de nuestra era (Owen, c.p. 2009), por lo que, con los antecedentes y la falta de profundidad de estudios, nos permite ser escépticos al afirmar que el sitio de Sonay es un centro Administrativo Wari. Por su parte, Charasuta, en el Valle del Colca, ha sido sugerido como un centro de Wari, afirmación deducible por similitudes arquitectónicas con Sonay (Doutriaux 2004: 221), pero el sitio no ha sido excavado y su superficie no presenta muestras de cerámica afines (Doutriaux 2004:213). En este orden de ideas Pablo de la Vera Cruz sostiene que Achachiwa en el Valle del Colca es un sitio Wari administrativo (1987: 97-98) por la presencia de paredes tipo murallas, resaltando su dimensión y orden de uso del espacio, pero efectuada una evaluación contextual de las características de la arquitectura representativa. Corresponde a una peculiar forma singular denominada Murallas Agro-mortuorias (Wernke 2003) y la cerámica permite conocer un estilo peculiar local en el sitio incluyendo muestras de influencia Wari; otros arqueólogos que han realizado trabajos de investigación en la cuenca visitaron el sitio y han expresado dudas sobre la filiación Wari (Brooks 1998:87; Doutriaux 2004: 221; Wernke 2003: 168). Robin Coleman Goldstein efectuó excavaciones en el sitio de Número 8, en el valle de Chuquibamba, y confirmó sus sospechas iniciales de que el sitio no era un sitio Wari intru-

sivo (Goldstein, 2010: 338-348; Sciscento 1989: 266), comprobando los registros con el trabajo del sitio de Collota en el valle de Cotahuasi, el cual determina que este haya sido ocupado durante el Horizonte Tardío (Edwards 2014). De conformidad al panorama evaluado y en resumen, el candidato obvio como centro administrativo Wari de Ayacucho, presuntamente, es el sitio de Quilcapampa la Antigua en el valle de Siguas. Excavado por Eloy Linares Málaga (Linares Málaga 1990: 335-337), sugiere que en el sitio fueron registrados espacios arquitectónicos con presencia de colonos de Ayacucho y que fue "producto de una invasión" desde Wari (1990: 335). En sus apuntes publicados ilustra la esquina de un edificio en el sitio, que es reminiscencia de la arquitectura Wari tipo patio-galería (1990:342) y el sitio cuenta con cerámicas Wari relacionadas al Horizonte Medio (1990:346, 350, 352). Sin embargo, Linares Málaga sugiere también que la cerámica es una mezcla de influencia local y foránea (1990:335), y el conjunto de artefactos, en general, es muy similar a la encontrada en los sitios en la mayor parte de la costa de Arequipa durante el Horizonte Medio (Owen 2007, 2010). Los trabajos iniciados en el sitio (Yépez y Jennings 2013, 2015) han permitido efectuar una primera etapa de reconstrucción de la cartografía y de registro de espacios arquitectónicos que presuntamente describen áreas con definido diseño del patrón arquitectónico Wari, además de la recolección de muestras de superficie, vinculadas a estilos cerámicos Chakipampa B y Wari Negro, y del representativo estilo Viñaque con matices locales (La Real) y La Ramada, en el entorno del área que presentan espacios con arquitectura vinculados a pasajes. Es por ello que el aplicar estudios de investigación en el sitio permite aportar razonamientos con fundamentos materiales para conocer las experiencias sociales de los grupos humanos que ocuparon Quilcapampa la Antigua, en el valle de Siguas. Incluso, nos permite estimular un debate entre el modelo de un Imperio Wari y Cultura Global Wari (Jennings 2010, 2011), que brinde una explicación a la sostenibilidad social al transcurrir el tiempo que encauzó el cambio determinante en la definición de Horizonte Medio en este espacio social en los Andes del Perú.

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W. J. Yépez Alvarez — Dr. J. Jennings

De este modo, hemos presentado los antecedentes, fundamentos de discusión y el proceso de investigación del sitio arqueológico de Quilcapampa la Antigua, vinculado a la presunta y controversial presencia de un sitio administrativo Wari en el valle de Siguas.

Fig. 4. Cerámica Wari proveniente de la Unidad de Excavación N° 04 EA 29

Fig. 1. La cuenca del río Quilca y ubicación del sitio arqueológico Quilcapampa La Antigua, valle de Siguas, Región Arequipa. Fig. 5. Cerámica Wari proveniente de la Unidad de Excavación N° 04 EA 29

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S. L. Dost Kerchusky — L. M. González

LA TEMPORADA 2014 DEL PROYECTO ARQUEOLÓGICO NASCA-WARI (PANW): EXCAVACIONES EN ZORROPATA, NASCA, PERÚ THE 2014 SEASON OF THE PROYECTO ARQUEOLÓGICO NASCA-WARI (PANW): EXCAVATIONS AT ZORROPATA, NASCA, PERU. Sarah L. Dost Kerchusky Luis Manuel González La Rosa

RESUMEN El trabajo de campo arqueológico realizado en Zorropata, localizado en el valle de Las Trancas en la región sur de Nasca, en 2014, estuvo dirigido a investigar la relación entre los pueblos Nasca y Wari. Particularmente, el trabajo de investigación estuvo dirigido a dilucidar el impacto potencial de la invasión Wari en diversas prácticas económicas, sociales, políticas y cotidianas del pueblo Nasca. Este artículo presenta los resultados de los análisis del Acelerador de Espectrometría de Masas (AMS) de muestras de carbono, y algunas interpretaciones preliminares a raíz de las excavaciones en Zorropata. ABSTRACT Archaeological fieldwork conducted at Zorropata, located in the Las Trancas Valley in the SNR, in 2014 aimed to investigate the relationship between Nasca and Wari peoples. In particular, research aimed to elucidate the potential impact of Wari encroachment on various Nasca economic, social, political, and quotidian practices. This paper presents the results of AMS assays from carbon samples, and some preliminary interpretations stemming from excavations at Zorropata. La Cultura Nasca se desarrolló en los áridos valles de Nasca e Ica durante el período Intermedio Temprano (1-750 a.C.) (Tabla 1). A comienzos del Horizonte Medio, el Imperio Wari se expandió desde su tierra natal en las sierras altas de Ayacucho, a unos 360 km de Nasca, y estableció tres colonias: Pacheco, Pataraya e Inkawasi en la región sur de Nasca (SNR) (Valles de Nasca, Taruga y Las Trancas) (Edwards 2010; Schreiber 1999, 2005) (Figura 1). Durante el Horizonte Medio existió una dramática despoblación del área norte de la cuenca hidrográfica de Nasca (los valles de Santa Cruz, Grande, Palpa e Ingenio) (Browne 1992; Reindel e Isla 1998; Silverman 2002). Mientras tanto, en la parte sur de la cuenca, el número de sitios habitacionales disminuyó en los valles de Nasca y Taruga, pero incrementó en el valle de Las Trancas (Conlee 2010; Schreiber 199, 2005). Los sitios en tres de estos valles del sur fueron establecidos en locaciones con mayores posibilidades de defensa (Schreiber 1999). Los datos de un reconocimiento arqueológico respaldan la idea de que las comunidades de Las Trancas fueron tornándose más integradas y sociopolíticamente más complejas durante este período que otras comunidades en la región sur de Nasca durante el período Intermedio Temprano (Schreiber 2005).

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El trabajo arqueológico de campo realizado en Zorropata, localizado en el valle de Las Trancas en la región sur de Nasca, en 2014, estuvo dirigido a investigar la relación entre los pueblos Nasca y Wari. Particularmente, el trabajo de investigación estuvo dirigido a dilucidar el impacto potencial de la invasión Wari en diversas prácticas económicas, sociales, políticas y cotidianas del pueblo Nasca. Este artículo presenta los resultados de los análisis del Acelerador de Espectrometría de Masas (AMS) de muestras de carbono, y algunas interpretaciones preliminares a raíz de las excavaciones en Zorropata.

Fig 1. Mapa de la Región Sur de Nasca (SNR) que marca Zorropata, y otros sitios arqueológicos mencionados en el presente documento.


La temporada 2014 del Proyecto Arqueológico Nasca-Wari

Tabla 1 Los periodos cronológicos de Perú y Nazca. Horizontes y Periodos Intermedios Periodo Intermedio Tardío (LIP) Horizonte Medio (MH) Periodo Intermedio Temprano (EIP)

Horizonte Temprano

Cronología Nazca

Fechas

Tiza Loro, Wari Late Nasca

A.D. 1000 — 1476 A.D. 750 — 1000 A.D. 550 — 750

Middle Nasca

A.D. 450 — 550

Early Nasca Proto-Nasca

A.D. 1 — 450 100 B.C. — A.D. 1

Paracas

800 — 100 B.C.

I. EL SITIO DE ZORROPATA Zorropata es uno de los sitios habitacionales intactos de mayor extensión en el valle de Las Trancas, el cual data del período Horizonte Medio con un área aproximada de 30 mil metros cuadrados y es un probable asentamiento de segundo nivel en la jerarquía local del sitio (Figura 2). Durante las labores de reconocimiento preliminar en Zorropata en 2014 y durante la fase de mapeo del Proyecto en 2014, pudimos identificar 6 sectores. Los sectores fueron designados basados en su aparente función y fueron divididos por sus fronteras naturales, tales como sus quebradas. El Sector 1 es el más grande y consiste en un área habitacional grande, la cual contiene 81 terrazas y un complejo de adobe que parece haber tenido fines funerarios o ceremoniales. Este sector fue el foco principal de la temporada 2014. El Sector 2 contiene una estructura de adobe y una de piedra, pero no terrazas con fines habitacionales. El Sector 3 contiene una gran muralla de piedra, estructuras de piedra adicionales y 7 posibles terrazas con fines ceremoniales. El Sector 4 es un cementerio asociado. El Sector 5 consiste de 29 terrazas habitacionales localizadas al oeste del Sector 1, arriba por la quebrada. El Sector 6 consiste de 9 terrazas habitacionales. El sitio fue confirmado como uno habitacional por la abundancia de antiguos restos domésticos, los cuales incluían pero no se limitaban a: cerámicas finas y con fines utilitarios, numerosos morteros, pilones, manos, superficies para moler, herramientas de piedra lasqueada y una escasez de restos humanos fuera del Sector 4 y del complejo de adobe en el Sector 1. Fueron identificadas un total de 126 terrazas habitacionales. Terrazas más pequeñas tenían una

dimensión de menos de 10 m de largo y 5 m de ancho, mientras que la más grande tenía unos 65 m de largo y 10 m de ancho. Las terrazas más grandes pueden haber albergado varias casas.

Fig 2. Mapa de Zorropata con los muros perimetrales en rojo.

Los trabajos comenzaron en julio de 2014 con un mapeo extenso, seguido de una recolección de superficie una vez que el permiso fue obtenido de parte del Ministerio de Cultura. Durante la recolección de superficie, fueron recuperados 5768 fragmentos cerámicos diagnósticos. La gran mayoría de los fragmentos que pudieron ser identificados estilísticamente fueron Nasca tardío y Loro, sugiriendo que el sitio fue ocupado principalmente durante fines del período Intermedio Temprano y durante el Horizonte Medio (Figuras 3). Las excavaciones se dirigieron a uno de los recintos más grandes en el complejo de adobe y a

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7 terrazas habitacionales en el Sector 1. Asimismo, también excavamos dos áreas en el sector 3 que originalmente se pensó que consistían en terrazas, pero que resultaron estériles bajo la superficie. En cinco de las terrazas del Sector 1 la cerámica diagnóstica fue fundamentalmente Loro. En una terraza solo fueron recuperados materiales de origen Nasca tardío. Fueron identificados también suelos preparados de barro compacto en las cinco terrazas con cerámica Loro (Figura 4).

Fig 3. Frecuencia de Cerámica Zorropata por estilo (abajo) con ejemplos de Nazca Tardío (izquierda) y tiestos Loro (derecha) de la Unidad RA1.

Fig 4. Piso de barro compacto de donde se tomó la muestra de carbono.

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Los codirectores de este Proyecto (Luis Manuel González La Rosa, codirector de PANW; y Sarah Dost Kerchusky, candidata a doctora por la Universidad de California, Santa Bárbara) han trabajado juntos durante el año pasado para exportar una pequeña colección de muestras de Zorropata para su análisis arqueométrico en los Estados Unidos. Estas muestras incluyeron: 9 muestras de carbono para su análisis en el Acelerador de Espectrometría de Masas (AMS) en la Universidad de Arizona, 6 de los cuales han producido datos que serán discutidos más adelante en este texto; 53 cerámicas Loro para su Análisis Instrumental por Activación de Neutrones (INAA) en la Central de Investigación de Reactores de la Universidad de Missouri; 14 lascas de obsidiana para su análisis de fluorescencia en Rayos X, el cual será realizado por Jessica Kaplan, en la Universidad de California, Santa Bárbara; 16 muestras óseas humanas de 7 cabezas trofeo que pasarán por análisis de isótopos con el fin de obtener la dieta y la movilidad de estos individuos; y finalmente, 2 muestras de cabello humano con cuero cabelludo de cabezas trofeo que fueron testeadas para ser analizados sus niveles de cortisol. Los análisis de isótopos y cortisol están siendo dirigidos e interpretados por Corina Kelner en la Northern Arizona University. Aún estamos esperando los resultados para gran parte de los análisis ya mencionados. Sin embargo, el centro de la atención estará puesta en los resultados actuales de los análisis de AMS.

Las muestras de AMS provenían de contextos seguros excavados en el Sector 1, incluyendo las unidades 1, 2, 6, 9, 23 y el complejo de adobe RA1. Identificamos segmentos de un gran muro o un sistema de muros a lo largo de los márgenes oeste y sur del sitio (Figura 5). Uno de estos segmentos de muro colinda con la Unidad 1. Estos segmentos de muro fueron construidos utilizando dos bases de piedra sin labrar con relleno de grava, de un grosor promedio de 1 a 2 m, y puede haber sido utilizado para defensa. Aunque no sea continuo, estos tramos de pared claramente se extienden alrededor del perímetro de la principal área habitacional del sitio. Esto, junto con las 229 piedras de honda recuperadas de la recolección superficial y excavación, son un fuerte indicador de que la vida en Zorropata habría estado fuertemente vinculada a la defensa.


La temporada 2014 del Proyecto Arqueológico Nasca-Wari

riódicamente renovada, resultando en la acumulación de restos domésticos con el pasar del tiempo hasta que el uso de esta terraza como superficie habitacional terminó en el período Nasca Tardío. Unidad/Terraza 6

Fig 5. Muro de piedra construido a partir de dos paramentos con relleno de grava.

Unidad/Terraza 1 Una muestra de carbono fue obtenida de una sección de suelo de barro preparado que colinda con el muro de piedra de la Unidad 1 (Tabla 2). Esta muestra data del período Nasca Medio y parece anteceder a la ocupación del sitio durante el Horizonte Medio. Una muestra de carbono fue recolectada también del relleno de muro, pero aún no ha sido aclarado su fechado. Las cerámicas asociadas a esta unidad fueron principalmente de origen Loro con algo de Nasca Tardío y posiblemente una forma transicional con características de estilo tanto de Nasca Tardío como de Loro (Tabla 3). Esta forma transicional puede ser similar a aquellas identificadas por Christina Conlee en Pajonal Alto en el valle de Taruga en la región sur de Nasca (Connlee 2000) y por Verity Whalen en Cocahuischo en el valle de Tierras Blancas (Whalen 2014). Unidad/Terraza 2 La Unidad 2 estaba localizada en una terraza habitacional, directamente al sur del complejo de adobe RA1. Los artefactos, incluyendo las cerámicas policromas y las herramientas formales de obsidiana recuperadas en este contexto, eran estilísticamente consistentes con el período Nasca Tardío (Tabla 3). Una muestra de carbono, asimismo, fue tomada de ceniza directamente debajo de un piso deteriorado de barro, que también data del período Nasca Tardío (Tabla 2). Este nivel consistió probablemente en una antigua superficie de vivienda que fue pe-

La Unidad 6 estaba localizada en una terraza habitacional al oeste del complejo de adobe. Las cerámicas de este contexto se caracterizaron por ser en un 50% estilo Nasca Tardío y 50% estilo Loro, con posibles cerámicas transicionales (Tabla 3). El carbono para el AMS fue tomado debajo de un bien preservado piso de barro, que data del periodo Nasca Tardío (Tabla 2). Esto, en conjunto con la data del artefacto, sugiere que esta terraza habitacional fue utilizada durante el período Nasca Tardío y su uso probablemente continuó durante el Horizonte Medio. Los suelos preparados en Zorropata fueron usualmente hechos sobre una superficie de desechos domésticos, conchas, artefactos y material orgánico. Si el fechado de esta unidad puede servir como algún tipo de indicador, estos restos pueden ser parte de una vieja superficie habitacional que fue restaurada y reusada durante el período Nasca Tardío y el Horizonte Medio. Unidad/Terraza 9 La Unidad 9 estuvo localizada al suroeste del complejo de adobe. Las cerámicas fueron principalmente Loro, lo cual sugiere para esta terraza un fechado del Horizonte Medio (Tabla 3). La muestra de carbono para AMS de suelo de barro preparado en esta unidad proviene del período Nasca Tardío (Tabla 2). Al menos un fragmento cerámico diagnóstico de la misma superficie habitacional era Loro. Unidad/Terraza 23 La Unidad 23 estuvo localizada en una terraza habitacional hacia el extremo noroeste en el sector 1, al oeste del complejo de adobe. La muestra de carbono de suelo deteriorado de barro indica un fechado de comienzos del Horizonte Medio (Tabla 2). Más de dos tercios de las cerámicas fueron de estilo Loro y un tercio de estilo Nasca Tardío (Tabla 3). Esta terraza puede haber sido construida durante la última etapa del período Nasca Tardío y continuó en uso durante el Horizonte Medio.

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Unidad RA1 Se observó que el complejo de adobe en Zorropata era potencialmente similar a uno identificado por Tello en Huaca del Loro (Tello 2002). En Huaca del Loro este complejo resultó ser un conjunto de tumbas de alto rango estilo barbacoa (Carmichael 1988). Un recinto de este complejo en Zorropata, Unidad RA1, fue excavado durante la temporada 2014 y los resultados preliminares parecen respaldar la idea de que el complejo en Zorropata consistió también en tumbas de estilo barbacoa. El RA1 fue severamente dañado debido a la actividad del huaqueo, la cual ya es evidente a través de las fotografías tomadas en los años 40, lo que sugiere que estos actos ocurrieron o comenzaron décadas atrás. El RA1 consiste en una cámara con muros de adobe, al menos uno de ellos estuvo cubierto de estuque de barro sin rastros de pintura. Esta cámara fue tapada con troncos de huarango con orientación norte-sur, que fueron yuxtapuestos uno con otro y cubiertos con un sello de arcilla o adobe y luego con una capa de gravilla, todo lo cual es similar a lo que Tello describe para Huaca del Loro. Sobre la cámara y visible a ras de suelo, la estructura estaba rodeada por una antecámara cuadrada construida con bloques de adobes. Los huaqueros entraron a este contexto desde múltiples direcciones, provocando un daño significativo a los muros y al techo de la estructura. Afortunadamente, una sección del techo de aproximadamente 1 m por 1 m fue preservada in situ tal como se puede observar en el perfil (Figura 7). Los fragmentos de cerámica de RA1 fueron principalmente de estilos Nasca Tardío y Loro,

Fig 6. Balas de piedra recuperadas de varias unidades en Zorropata.

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sin embargo, dos posibles fragmentos del Nasca Temprano fueron también recuperados (Tabla 3). La muestra de carbono procedente del techo de la tumba data de fines del período Nasca Medio o de comienzos del período Nasca Tardío (Tabla 3). Esta fecha sugiere una larga historia para este complejo, que comenzó en el período Intermedio Temprano, llegando a su punto más álgido al final de ese período, terminando en algún momento del Horizonte Medio.

Fig 7. Tumba estilo Barbacoa en el perfil, Unidad RA1.

DISCUSIÓN El AMS sitúa cronológicamente al sitio de Zorropata a fines del Período Intermedio Temprano y en el Horizonte Medio. En la cronología local este sitio fue ocupado durante los períodos Nasca Medio, Nasca Tardío y Loro (Tabla 2). Cerámica Nasca Tardía y Loro posteriormente aclaran estos resultados y sugieren que este sitio fue ocupado durante el auge de la civilización Nasca en el período Intermedio Temprano y continuó en uso durante el período de la invasión Wari durante el Horizonte Medio (Tabla 3). Tanto la información proveída de las cerámicas como la presencia de una posible forma transicional Nasca Tardía y Loro sugieren que los habitantes de Zorropata tenían acceso a estas cerámicas policromas durante un período de transición estilística e innovación que culminó en el estilo Loro.


La temporada 2014 del Proyecto Arqueológico Nasca-Wari

Tabla 2 Resultados de la datación de carbón. Unidad

AMS Fechas Calibradas

Unidad 1 Unidad 2 Unidad 6 Unidad 9 Unidad 23 Unidad RA 1

AD 420 — 536 AD 592 — 651 AD 589 — 650 AD 596 — 657 AD 646 — 765 AD 416 — 532

Periodos Nasca Medio Nasca Tardío Nasca Tardío Nasca Tardío Nasca Tardío / Horizonte Medio Nasca Medio

Tabla 3 Estilo de cerámica por unidad en porcentajes (Sector 1) Unidad 1

Unidad 2

Unidad 6

Unidad 9

Unidad 11

Unidad 23

Unidad 33

RA 1

Antes Nazca Tardío

0.00%

0.00%

0.00%

0.00%

0.00%

0.00%

0.00%

4.17%

30.77% 33.33% 37.50% 52.08%

Nazca Tardío

16.67%

81.82% 46.67%

0.00%

Nazca/Loro Transicional

16.67%

18.18%

6.67%

21.43

Loro

66.67%

0.00%

46.67% 78.57%

7.69%

0.00%

12.50% 10.42%

61.54%

66.67% 50.00% 33.33%

REFERENCIAS Carmichael, Patrick 1988 Nasca Mortuary Customs: Death and Ancient Society on the South Coast of Peru. PhD Dissertation, University of Calgary, Calgary, Alberta, Canada. Conlee, Christina A. 2000 Late Prehispanic Occupation of Pajonal Alto, Nasca, Peru. PhD Dissertation, University of California, Santa Barbara. 2010 Nasca and Wari: Local Opportunism and Colonial Ties during the Middle Horizon. In Beyond Wari Walls: Regional Perspectives on Middle Horizon, Peru, edited by Justin Jennings, pp. 96-112. University of New Mexico Press, Albuquerque. Edwards, Matthew J. 2010 Archaeological Investigations at Pataraya: A Wari Outpost in the Nasca Valley of Southern Peru. PhD Dissertation, University of California, Santa Barbara. Browne, David M. 1992 Further Archaeological Reconnaissance in the Province of Palpa, Dapartment of Ica, Peru. In Ancient America: Contributions to New World Archaeology, edited by Nicholas J. Saunders, pp. 17-116. Oxbow Books, Oxford. Reindel, Marcus, and Johny Isla Cuadrado

1998 Proyecto Arqueológico PALPA. Informe Final, Instituto Nacional de Cultura, Lima. Schreiber, Katharina 1999 Regional Approaches to the Study of Prehistoric Empires: Examples from Ayacucho and Nasca, Peru. In Settlement Pattern Studies in the Americas: Fifty Years Since Viru, edited by B. R. Billman and G. M. Feinman, pp. 160-171. Smithsonian Institution Press, Washington, D.C. 2005 Imperial Agendas and Local Agency: Wari Colonial Strategies. In The Archaeology of Colonial Encounters, edited by Gil J. Stein, pp. 237-262. School of American Research Press, Santa Fe. Silverman, Helaine, and Donald Proulx 2002 The Nasca. Blackwell Publishers, Malden. Tello, Julio C. 2002 Arqueología de la Cuenca del Río Grande de Nasca. Cuaderno de Investigación del Archivo Tello, No. 3. Pedro Novoa Bellota (ed), Lima, Museo de Arqueologia y Antropologia de la Universidad Nacional Mayor de San Marco. Whalen, Verity 2014 Re-becoming Nasca: A Household-based analysis of the transformation of community and tradition at a Late Nasca Village, Peru. PhD Dissertation, Purdue University, Lafayette.

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OFRENDAS DE CERÁMICA HUARI EN LA PROVINCIA DE CHUMBIVILCAS, CUSCO OFFERINGS OF HUARI POTTERY IN THE PROVINCE OF CHUMBIVILCAS, CUSCO Denis Alberto Angulo Mendoza Rina Clares Martínez Moisés David Linares Grados

RESUMEN Una de las tradiciones culturales más comunes en las sociedades prehispánicas fue la práctica de depositar u ofrendar diferentes tipos de elementos, ya sea objetos suntuosos, restos parciales o totales de animales, alimentos, e incluso seres humanos. Los repositorios contextuales de estas ofrendas son muy variados, sin embargo, guardan en común la noción material de una acción simbólica que tiene un contenido especial y espiritual. El presente trabajo se orienta a estudiar la naturaleza de dos ofrendas de expresión material poco suntuosa, recuperadas en el sitio arqueológico Misayoc V, ubicado en la provincia de Chumbivilcas, Cusco, y que estarían asociadas cronológicamente al periodo Horizonte Medio dado sus características y rasgos estilísticos. Adicionalmente ensayaremos algunas explicaciones de la presencia de este tipo de materiales en la región y su posible origen a partir del análisis estilístico y la reconstrucción de rutas de desplazamiento. ABSTRACT One of the most common cultural traditions among prehispanic societies was the practice of offering all sorts of elements, such as sumptuous objects, partial or total remains of animals, food and even human beings. The contextual repositories of these offerings vary, however, they have in common the material notion of a symbolic action which has a special and spiritual content in it. The following work is aimed to study the nature of two offerings of non-sumptuous material expression, recovered at the archaeological site of Misayoc V, located in the Province of Chumbivilcas, Cusco, which might be chronologically associated to the Middle Horizon Period given its characteristics and stylistic features. Also, we will deal with some explnations for the presence of this kind of materials throughout the region and its possible origin through a stylistic analysis and the reconstruction of displacement routes. I. INTRODUCCIÓN Entre los años 2011 y 2012 se ejecutó el Proyecto de Rescate Arqueológico Constancia, desarrollado en el ámbito de influencia de la Minera Hudbay Minerals, ubicada en el distrito de Santo Tomás, provincia de Chumbivilcas, región Cusco. Como parte de estos trabajos se intervino, a través de excavaciones en el área, un conjunto de asentamientos ubicados sobre los 4500 msnm e inmersos dentro de un ecosistema de puna, donde, dado su emplazamiento, compartieron y aprovecharon recursos naturales en común. La densa presencia de estos recursos naturales como el agua, acumulada en los bofedales ubicados en los alrededores de los sitios, y extensos pastizales, convierte a la práctica intensiva del pastoreo como la actividad principal de los antiguos y modernos pobladores de esta zona. Esto es evidente en los componentes arquitectónicos que forman parte de estos sitios donde destacan principalmen-

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te la presencia de extensos corrales asociados a pequeños recintos adosados a sus intra o extra muros. Dentro de este conjunto de asentamientos se intervino específicamente el sitio Misayoc V. Este sitio abarca un área relativamente poco extensa en relación con los otros que forman parte del complejo, pero guarda la particularidad que en él se identificaron depósitos de vasijas definidas como “ofrendas” donde destaca la presencia de dos vasos con rasgos estilísticos e iconográficos ligados al complejo cultural Huari, que floreció en el área andina durante el Horizonte Medio. Sabemos poco referente a la presencia Huari en esta región, siendo la misma vinculada culturalmente más con el Altiplano andino que con la zona central de los andes o los valles occidentales de esta misma región. En este documento presentaremos los resultados de la excavación de dos hallazgos espe-


Ofrendas de cerámica Huari en la provincia de Chumbivilcas, Cusco

cíficos realizados en el sitio Misayoc V donde fueron recuperados dos vasos cuyos rasgos estilísticos lo vinculan explícitamente al estilo Huari; describiremos sus contextos de procedencia y sus componentes, asimismo, ensayaremos una breve explicación respecto a su presencia en el sitio. II. EL SITIO El sitio arqueológico de Misayoc V se emplazaba sobre una loma de mediana altura que se proyecta desde la ladera noreste del cerro Misayoc hasta las proximidades del río Chilloroya, a unos 4600 msnm aproximadamente. Debido a su ubicación y la presencia de recursos naturales específicos, se definió como un asentamiento de ocupación permanente vinculado a las diversas actividades de la crianza y pastoreo de ganado oriundo de esta región (por ejemplo, auquénidos como llamas y alpacas). (Figura 1)

Este sitio estuvo compuesto por 16 estructuras arquitectónicas, de las cuales siete funcionaron como corrales para la crianza de ganado y las restantes se emplearon como viviendas. Estas edificaciones fueron construyéndose paulatinamente a lo largo del tiempo, apreciándose superposiciones, ampliaciones y abandono de ciertas construcciones que van desde el periodo Horizonte Medio hasta el periodo Colonial, ocupándose ininterrumpidamente incluso durante los periodos intermedios. (Figura 2)

Fig 2. Plano del sitio Misayoc V. Los colores indican las etapas de crecimiento del sitio en orden cronológico, desde el Horizonte Medio hasta el periodo Colonial.

Fig 1. Arriba: vista panorámica del sitio arqueológico Misayoc V con la arquitectura expuesta durante el proceso de excavación. bajo: detalle de la ampliación del corral principal; el muro de la izquierda se vincula al Horizonte Medio dada su asociación a los hallazgos 1 y 2.

Durante el Horizonte Medio se inició la construcción del sitio a partir de un núcleo arquitectónico compuesto por un corral de planta circular que mide 60 m de diámetro aproximadamente y dos pequeños recintos ubicados al sur y norte de la edificación principal. Los cimientos del corral se construyeron con piedras de grandes dimensiones, alineadas en una sola hilera. En los rellenos y superficie asociados a esta primera ocupación se recuperó una alta cantidad de cerámica fragmentada de uso doméstico, artefactos líticos como puntas, raederas, cuchillos, y desechos de talla lítica en diversos tipos de soportes. Por otro lado, se realizó el hallazgo de seis conjuntos de vasijas enterradas intencionalmente en secciones específicas del sitio, en asociación directa con la arquitectura, ya sea a los muros del corral como al interior de los recintos. De estos seis conjuntos, dos de ellos incluían en su repertorio vasijas vinculadas al estilo Huari, lo que nos apoyó para configurar la cronología relativa del sitio; los otros cuatro conjuntos cerámicos contenían vasijas sin decoración y de indudable uso doméstico. Posteriormente, durante los periodos Intermedio Tardío y Horizonte Tardío parte de las edi-

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ficaciones tempranas quedaron en desuso y se realizó la construcción de un corral mucho más extenso pero que seguía la configuración formal de aquel edificado durante el periodo anterior. Adicionalmente, se adosó hacia su lado oeste un conjunto de pequeños corrales que estarían indicando mayor especialización en la crianza del ganado. Los materiales asociados nos indican una fuerte presencia de vajilla proveniente de la región altiplánica, donde destacan grupos cerámicos asociados a las poblaciones Colla (Arkush 2005), acompañados en muchísimo menor densidad de vasijas del estilo Inca (bordes y cuerpos de aríbalos). Asimismo, estadísticamente se aprecia un mayor uso de artefactos fabricados in situ con obsidiana, aunque debemos señalar que esta tendencia creciente ya se apreciaba desde el Horizonte Medio (Paz 2013).

relleno de tierra compacta definida como capa 2, a unos 40 cm bajo la superficie actual del terreno. Este conjunto cerámico se compone de cinco vasijas, cuatro de ellas no presentan decoración y al parecer fueron fracturadas antes de su inhumación. Estas cuatro vasijas fueron colocadas con la boca hacia abajo y en sucesión ascendente, cubriéndose unas a otras y resguardando en su interior un vaso íntegro que presenta decoración pintada con diseños figurativos de diversos motivos y colores, algunos de los cuales recuerdan elementos del estilo Huamanga.

Durante las excavaciones en este sector fueron identificados algunos fragmentos de cerámica posiblemente asociados al periodo Formativo, sin embargo, su escasa presencia y poca clara asociación con las construcciones iniciales del sitio sugerirían que la arquitectura apreciable no fue originalmente erigida durante este periodo, sino durante el Horizonte Medio. 1

Durante el periodo Colonial se mantuvo la arquitectura productiva del sitio y se construyeron cuatro recintos adicionales ubicados en el extremo oeste y sur del mismo. El diseño de estas nuevas construcciones varía notablemente con referencia a sus antecesoras: presentan planta ovalada ligeramente alargada, con accesos bien definidos de cuyo interior se recuperó una regular cantidad de fragmentos de cerámica y loza vidriada de color verde principalmente, en muy pocos casos con diseños figurativos típicos de la vajilla importada de Europa.

Fig 3. Detalle de la situación en que encontró el hallazgo 1 tras su excavación y limpieza.

III. LOS HALLAZGOS Si bien es cierto hemos reconocido el hallazgo de seis conjuntos cerámicos, de posible carácter ofrendario, asociados a la arquitectura del Horizonte Medio en el sitio, para fines de nuestro análisis y por motivos de espacio hemos decidido incluir los contextos y especímenes cerámicos provenientes de los hallazgos 13, 14 y 15 (hallazgo 1 en el texto) y hallazgo 12 (hallazgo 2 en el texto) (Paz 2013: 287). 3.1. Hallazgo 1 (Figura 4) Se localizó al interior del recinto 8, ubicado en la unidad de excavación I1; estratigráficamente se dispone al interior de un

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Fig 4. Vasijas sin decorar que formaron parte del hallazgo 1, organizadas de acuerdo a la descripción brindada en el texto. Esta vista se logró tras su restitución en gabinete.


Ofrendas de cerámica Huari en la provincia de Chumbivilcas, Cusco

Componentes (Figura 5 y 6) •

Elemento 1: Fue la primera vasija en ser retirada. Se trata de una escudilla sin decoración, cuya boca mide 20 cm de diámetro. Se encontró fracturada pero al recuperarse se restituyó casi el 100% de la pieza. Presenta contorno simple, base ovalada, paredes divergentes y labio redondeado. Su manufactura se realizó a partir de la técnica del modelado a mano y aún es posible apreciar las líneas horizontales del proceso. Su acabado final consistió en un alisado simple de su superficie interior y exterior. En la base es posible apreciar huellas de hollín, posiblemente por su exposición al fuego, entendiéndose que pudo haber tenido una original función doméstica.

Elemento 2: Se trata de un cuenco sin decoración cuya boca alcanza un diámetro de 14 cm. Esta pieza se encontró incompleta (-60% de su estructura). Presenta contorno simple, base ovalada, paredes ligeramente divergentes y labio redondeado. Su manufactura se realizó a partir de la técnica del modelado a mano y es posible apreciar las líneas horizontales del proceso. Su acabado final consistió en un ligero bruñido de su superficie exterior que le otorgó cierto brillo. Dado su estado de conservación y las huellas de uso, consideramos que esta pieza debió tener una función doméstica.

Fig 5. Vaso con motivos decorativos afiliados al estilo Huari recuperado al interior del hallazgo 1. (cara 2)

Fig 6. Vistas de la situación en que encontró el hallazgo 2 tras su excavación y limpieza. Se reconoce como arquitectura del Horizonte Medio en el sitio de Misayoc V a aquellos corrales y recintos que presentan asociación estratigráfica y contextual con dos conjuntos de ofrendas de cerámica que incluyen materiales asignados estilísticamente a ese periodo de tiempo. 2

Fig 5. Vaso con motivos decorativos afiliados al estilo Huari recuperado al interior del hallazgo 1. (cara 1)

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En ese sentido, nuestro criterio para fechar la arquitectura se basa en la adaptación de una cronología relativa extensamente usada en la Arqueología Andina.

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Elemento 3: Esta vasija cubría el elemento 5. Se trata de una escudilla sin decoración, cuya boca mide 22 cm de diámetro. Se encontró fracturada pero al recuperase se restituyó casi el 85% de la pieza. Presenta contorno simple, base ovalada, paredes divergentes y labio redondeado. Como elementos adicionales muestra dos asas laterales cintadas adheridas cerca de su borde. Su manufactura y acabado de superficie es similar al elemento 1. Presenta leve desgaste de su base e interior. Elemento 4: Se trata de la sección superior de una botella sin decoración, cuya boca alcanza un diámetro de 3 cm. Presenta contorno compuesto y exhibe una asa lateral cintada parcialmente conservada. Su manufactura se realizó a partir de la técnica del modelado a mano. Su pasta es de color marrón-gris oscuro, sin mostrar brillo en su exterior. Elemento 5: Se pudo apreciar al retirar las cuatro vasijas superpuestas. Se trata de un vaso cuya boca tiene 9 cm de diámetro y una altura de 11 cm. Se encontró levemente fracturado en su borde, lo que no afectó significativamente la preservación e integridad de la pieza. Presenta contorno simple, base plana, paredes ligeramente divergentes y un labio plano levemente oblicuo hacia el exterior. Exhibe decoración pintada en su interior y exterior. En el interior se aprecia una franja de color rojo que llega a cubrir incluso el borde de la vasija. El exterior muestra cuatro paneles, dos de los cuales sirven para separar dos composiciones iconográficas poco definidas: se aprecia un motivo principal de forma circular en cuyo interior se ha plasmado un círculo color blanco con un punto negro; de este motivo se proyectan apéndices a modo de “alas emplumadas” en diferentes direcciones, dos de las cuales aparecen en su parte superior a modo de tocado. Ambos paneles, salvo leves variaciones técnicas, representan la misma composición iconográfica: uno con el motivo central de color rojo intenso y el otro de color azul oscuro. Los pa-

neles intermedios muestran una columna pintada con tres círculos concéntricos con un punto interior de color naranja y blanco. Las franjas que delimitan los paneles son ligeramente anchas (1-1.2 cm) y se han pintado también empleando los mismos colores. Su manufactura se realizó a partir de la técnica del modelado a mano y aún es posible apreciar las líneas horizontales del proceso. Su acabado final consistió en un baño de engobe color rojo intenso sobre su superficie alisada. 3.2. Hallazgo 2 (Figura 7) Se localizó al interior del recinto 10, ubicado en la unidad de excavación K; estratigráficamente se dispone al interior de un relleno de tierra compacta definida como capa 2, a unos 50 cm bajo la superficie actual del terreno. Se encontró parcialmente cubierta por una acumulación irregular de piedras. Este conjunto cerámico se compone de tres vasijas, dos de ellas no presentan decoración y al parecer fueron fracturadas antes de su inhumación. Estas dos vasijas fueron colocadas con la boca hacia abajo y en sucesión ascendente, cubriéndose una a otra y resguardando en su interior un vaso íntegro que presenta decoración escultórica antropomorfa y pintada con diseños figurativos, algunos de los cuales estarían vinculados al estilo Robles Moqo.

Fig 7. Arriba: vaso con motivos decorativos afiliados al estilo Huari recuperado al interior del hallazgo 2. Abajo: Vasija que formó parte del hallazgo 2, descrita en el texto como elemento 2.


Ofrendas de cerámica Huari en la provincia de Chumbivilcas, Cusco

Componentes •

Elemento 1: Fue la primera vasija en ser retirada. Se trata de una olla sin decoración, cuya boca mide 12 cm de diámetro. Se encontró fracturada pero al recuperase se restituyó un promedio del 90% de la pieza. Presenta cuerpo globular, base cónica y cuello recto, ligeramente expandido hacia el exterior, exhibiendo dos asas cintadas adheridas a ambos lados del cuerpo. Su manufactura se realizó a partir de la técnica del modelado a mano y aún es posible apreciar las líneas horizontales del proceso. Su acabado final consistió en un alisado simple de su superficie interior y exterior. En la base y cuerpo se aprecia fuerte presencia de hollín y huellas de exposición al fuego como parte de su original función doméstica.

Diseños similares pueden apreciarse en las composiciones iconográficas del estilo Huamanga (Ochatoma 2011). 3

Elemento 2: Esta vasija contenía el elemento 3. Esta pieza se encontró muy dañada y solo pudo restituirse un 40% de su estructura. Es posible que al momento de su depósito ya haya estado parcialmente fracturada. De acuerdo a la observación de su forma, se trataría de un cántaro de medianas dimensiones que presenta el cuerpo ovoide y base cónica. Exhibe dos asas laterales cintadas ubicadas en la parte media superior de su punto de inflexión. Su manufactura y tratamiento de superficie es similar al elemento 1. Se apreció presencia de hollín en su superficie y desgaste causado por efectos de su uso cotidiano. Elemento 3: Se pudo apreciar al interior del elemento 2. Se trata de un vaso cuya boca tiene 10 cm de diámetro y una altura es de 12.5 cm. Presenta contorno simple, base plana, paredes ligeramente divergentes y un labio plano levemente oblicuo hacia el exterior. Se puede apreciar que el interior y exterior están cubiertos por un engobe de color rojo intenso. Esta vasija particularmente manifiesta decoración escultórica y pintada. La decoración escultórica nos revela un rostro antropomorfo y estilizado donde ciertos detalles como una nariz fina,

boca ligeramente torcida y orejas en punta le brindan naturalidad. Adicionalmente se concibieron dos paneles, uno posterior al rostro y otro que lo encierra que resalta el rasgo del cabello en la parte superior posterior al diseño escultórico. El rostro antropomorfo ha sido delineado por la presencia de dos seres estilizados de características zoomórficas que parecen representar dos serpientes zigzagueantes cuyo rostro de perfil contiene los ojos, nariz y boca bien definidos. El interior de su cuerpo presenta un interlineado de donde alternan el color rojo intenso y marrón oscuro. Debemos señalar que de los ojos del ser antropomorfo principal se proyectan líneas paralelas dirigidas hacia dos círculos ubicados en la parte baja. Las franjas que delimitan los paneles son ligeramente anchas (1-1.2 cm) y se encuentran cubiertas por círculos de color amarillo y naranja en cuyo interior se dibujó un punto, similar a los diseños presentes en el elemento 5 del hallazgo 1. Su manufactura se realizó a partir de la técnica del modelado a mano y aún es posible apreciar las líneas horizontales del proceso. IV. COMENTARIOS Como hemos podido apreciar a lo largo de la descripción de los contextos y elementos que componen los hallazgos 1 y 2 del sitio Misayoc V, estos presentan características y condiciones particulares que nos estarían revelando, por un lado, la realización de actividades que están generando productos físicos que no están vinculados directamente a las actividades productivas propias de un asentamiento ganadero; y por otro lado, una amplia red de interacción socioeconómica, donde la población manifiesta consideraciones especiales a ciertos bienes de carácter “exótico” para la región. 4.1. Ofrendas y pastores: Para lo dicho al principio, estamos afirmando la naturaleza “ofrendaria” de ambos conjuntos. Ante la condición de “ofrenda” de estos materiales nos preguntamos a qué nos estamos refiriendo cuando las catalogamos como tal. En ese sentido hacemos referencia a Chacaltana y Nash (2009: 159), donde se indica que

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las ofrendas “…consisten en un conjunto de objetos que contienen un significado simbólico (Fernández 1997). Estos objetos son ofrecidos como parte de la relación recíproca que mantienen los humanos con el mundo sobrenatural (Fernández 1997; Benson y Cook 2001; Kuznar 1999, 2001), la cual es vital para garantizar el bienestar de un grupo de gente y la continuación del orden social”. En este caso particular, resulta además de vital importancia identificar a los antiguos pobladores de Misayoc V, y de los asentamientos aledaños, con sus roles y actividades productivas comunes. Estos pobladores, durante muchos periodos de tiempo, se dedicaron casi exclusivamente a la crianza de llamas y alpacas, implicando una tarea de orden transcendental, mantener el éxito de las diversas actividades que estén ligadas a preservar el bienestar de estos auquénidos. Recordemos que una gran parte del sostén económico de los pobladores de la puna se basa en el intercambio de tejidos manufacturados con pelo animal, o en su defecto de la materia prima, intercambio de carne de origen animal con granos y otros productos agrícolas que complementen su dieta, y el uso mismo de la llama como medio de transporte para lograr estos cometidos mercantiles. Flores Ochoa (1974) como resultado de sus investigaciones antropológicas en comunidades de pastores en el sur andino, reconoce que el control de los aspectos mágico-religiosos adquiere relevancia para estas poblaciones y de allí la gestación de diversas celebraciones y actos rituales, algunos de ellos muy elaborados cuyo fin es garantizar el bienestar común de su sociedad. La importancia de estas actividades, al parecer no fueron soslayadas durante el Horizonte Medio en esta región, donde incluso se puede apreciar que no se escatimó en disponer como parte de las ofrendas a ciertos productos que no necesariamente formaron parte de su bagaje material, pero que fueron adquiridos bajo condiciones de exclusividad. La inclusión de vasijas de aparente carga simbólica y condición exótica para la región, nos señalarían que los participantes de estas celebraciones consi-

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deraron de importancia capital ser escuchados por los dioses ante circunstancias hostiles como fuertes heladas que merman la capacidad productiva de los camélidos. No estamos seguros si ambas ofrendas nos estarían indicando momentos álgidos en las condiciones de subsistencia de los pobladores locales o solo formaron parte del ciclo natural de pagapus. Lo que si estamos seguros es que su presencia no es común y ello estaría revelando condiciones particulares que motivaron estas conductas dentro del proceso de reafirmación de su identidad social a diferentes niveles. 4.2. Definiendo la presencia Huari en Misayoc Durante el Horizonte Medio, según los investigadores, se alteraron las circunstancias sociopolíticas en toda el área andina por el surgimiento de un fenómeno cultural expansivo cuyo núcleo es el valle de Ayacucho y que se difunde bajos distintas modalidades en casi toda la región centro-sur andina (Isbell 2008, Knobloch 2000). Las manifestaciones culturales Huari en Cusco se han estudiado a partir de las investigaciones en los grandes centros como Pikillacta y Huaro, específicamente en el cementerio de Cotocotuyoc, ubicados relativamente cerca de la ciudad de Cusco, que muestran principalmente la presencia de un grupo de élite Huari que controlaba y administraba el territorio, los recursos locales y aquellos procedentes del Altiplano y la ceja de selva (Glowacki y McEwan 2001, Glowacki 2012). Las estrategias empleadas para estos fines no son detalladas dado que no se han estudiado asentamientos del mismo periodo en regiones meridionales próximas al Altiplano. Sin embargo, la fuerte presencia de osamentas de camélidos en depósitos rituales del cementerio de Cotocotuyoc sugeriría que la élite Huari de estos sitios controlaba también la producción ganadera de la región (Glowacki 2012:222). En el sitio La Esquina, ubicado en la localidad de Challwankapampa, provincia de Chumbivilca, se realizó el hallazgo fortuito de un vaso de estilo “Huari Provincial” cuyos diseños y rasgos decorativos mos-


Ofrendas de cerámica Huari en la provincia de Chumbivilcas, Cusco

traban atributos tanto del estilo Huari como Tiahuanco (Chávez 1988:34). La cualidad excepcional de esta pieza y el desconocimiento de su contexto de procedencia debidamente documentado, hace difícil entender su naturaleza y posibles implicancias respecto a contactos poblacionales a distinto nivel. En Misayoc V la presencia Huari estaría asociada al Elemento 5 (hallazgo 1) y Elemento 3 (hallazgo 2) presentes en los dos contextos de ofrendas ya descritos, cuyos rasgos estilísticos vinculados a Huari son evidentes, pero que no terminan de definirlos como tal. De nuestro breve análisis estilístico se desprende que si bien, ciertos motivos se emparentan con los diseños presentes en alguno de los estilos Huari como la presencia de las “alas emplumadas” Huamanga), “serpientes” (Chakipampa) o los motivos escultóricos con pintura facial (Robles Moqo), no es clara su composición iconográfica dado que se adicionan otro tipo de elementos que naturalmente no estarían presentes en su versión “imperial”. Por ejemplo el elemento 3 del hallazgo 2 presenta un rostro antropomorfo escultórico con pintura facial, clásico de la alfarería de Robles Moqo, pero no alcanza la calidad técnica de su manufactura y se adicionan atributos que definitivamente lo definen como una copia local ciertamente burda de ese estilo. Nosotros consideramos que estas vasijas están asociadas al estilo Huari, pero que asimismo son el reflejo de manufacturas locales que incluyen la adaptación de estos diseños en composiciones que recuerdan su origen estilístico, pero que además reproducen motivos y rasgos de acuerdo a las necesidades simbólicas de las poblaciones locales. Ahora, estas vasijas que fueron recuperadas en Misayoc V, no fueron manufacturadas en esta región y estimamos que su origen estaría más relacionado con las poblaciones del Horizonte Medio de Arequipa que con aquellas del Cusco. J. Jennings (2012) hace una reevaluación de las posibles influencias externas procedentes de la región de Ayacucho durante el Horizonte Medio en las comunidades asentadas en la costa y sierra arequipeña. Asume, tras una serie de planteamientos donde se evalúa principalmente la ausencia de centros administrativos Huari que ejerzan el control directo de los recursos, territorio y poblaciones, que las comunidades locales fueron ciertamente independientes y que durante este periodo resurgieron política,

económica y socialmente ante la aparición de nuevos vecinos emparentados con las élites Huari ayacuchanas. Nosotros asumimos que ambas vasijas presentadas en este artículo llegaron a Misayoc V como parte de la dinámica de intercambio y complementariedad de recursos existente entre poblaciones agroalfareras principalmente del valle de Cotahuasi con las poblaciones asentadas en la puna. Muchos investigadores han sostenido la alta movilidad de los agentes ganaderos de la puna debido al uso de la llama como animal de carga que le permitió trasladar diversos productos que normalmente no cargaría un individuo durante largos periodos de tiempo (Greve 1984, Medinacelli 2005, Murra 1975, Núñez 1996, entre otros). Nuestra propuesta se reafirma al notar ciertas similitudes estilísticas entre materiales arqueológicos de Misayoc V con algunos recuperados en el valle de Cotahuasi; un ejemplo de ello es la relativa similitud estilística entre el vaso procedente de nuestro hallazgo 1 con uno recuperado de una de las tumbas de Netahaha (ver Jennings y Yepez 2005: fig 7). Por otro lado, las comunicaciones no se logran sin la presencia de caminos. En ese sentido en la ruta hacia el valle de Cotahuasi, hemos podido apreciar que el camino principal de este valle se articula a otro transversal que se desplaza paralelo a la cuenca del río Velille, el cual, asimismo, se comunica con el río Chilloroya a la altura del poblado de Chamaca, presumiendo que esta sería al menos una de las rutas de desplazamiento empleadas por los antiguos pobladores de la puna hacia la región occidental. (Figura 8) Asimismo, Jennings y Glascock (2002) se refieren al trayecto entre el valle de Cotahuasi y Velille como una de las rutas que servía para conducir materia prima para los asentamientos ubicados en los alrededores de la capital imperial durante el Horizonte Tardío. Además, Jennings et al (2005) menciona que en la sección media del valle de Cotahuasi, aún en la actualidad, se observan caravanas de llameros que se trasladan hacia la parte baja a intercambiar productos en las múltiples ferias locales y regionales. Materiales arqueológicos ubicados durante las excavaciones en el sitio Misayoc V, provenientes del noreste de la región Arequipa (incluye una alta cantidad de obsidianas), región altiplá-

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nica y del Cusco mismo durante el Intermedio Tardío nos sugieren una amplia movilidad estacional y rotativa de estos pobladores, no solo trasladándose hasta ámbitos lejanos, sino también recepcionando influencias posiblemente traídas por otras poblaciones de pastores seminómades que aportan un panorama de fuerte interacción social y cultural a esta zona (Medinaceli 2005).

Ayacucho: Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. Chacaltana, S & Nash, D (2009) Análisis de las ofrendas en los andes sur centrales. Las ofrendas como tradición de origen prehispánico: el caso de Cerro Baúl, valle alto de Moquegua. Andes 7: 155-179. Salta. Chávez, S. (1988) Archaeological reconnaissance in the province of Chumbivilcas. South highland Perú. Expedition Vol. 30 (3), 27-38. Pennsylvania. Flores, J. (1974) Enqa, Enqaychu illa y KhuyaRumi: aspectos mágico-religiosos entre pastores. Journal de la Société des Américanistes N° 63, 245-262. Paris. Jennings, J. (2012) Reevaluando el Horizonte Medio en Arequipa. Boletín de Arqueología PUCP 16, 165-188. Lima: Fondo Editorial PUCP.

Fig 8. Detalle del desplazamiento de los caminos prehispánicos en la parte alta de macro-región sur y su relación con el sitio Misayoc V.

AGRADECIMIENTO Queremos expresar nuestro agradecimiento a Erik Maquera y a su equipo editor por la invitación para presentar los resultados de un trabajo cuyo carácter inédito hacía necesaria su publicación. Asimismo, deseamos agradecer y reconocer el trabajo del equipo de arqueólogos que nos acompañó durante las labores de campo con responsabilidad y eficiencia: Christian Cancho, Zenobio Valencia, David Sumire y Juan Carlos Huisa. Finalmente a Carlos Pinedo Yampufé por su apoyo en la diagramación y edición de parte del corpus fotográfico aquí presentado, nuestro sincero reconocimiento a su arte. REFERENCIAS Arkush, E. (2005) Colla fortified sites: warfare and regional power in the late prehispanic Titicaca basin, Perú. Tesis para optar por el título doctoral. California: University of California, Los Angeles. Clares, R. (2012) Ofrendas Huari en la Provincia de Chumbivilcas, Cusco. Monografía para obtener el título de Licenciada en Arqueología.

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Ofrendas de cerámica Huari en la provincia de Chumbivilcas, Cusco

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EL “BROAD SPECTRUM REVOLUTION” EN LA COSTA SUR DEL PERÚ: EL PERIODO PRECERÁMICO MEDIO EN LA BOCA DEL RÍO ICA ‘BROAD SPECTRUM REVOLUTION’ IN THE SOUTHERN COAST OF PERU: THE MIDDLE PRECERAMIC PERIOD IN THE ESTUARY OF ICA RIVER George Chauca Alexander Pullen Susana Arce David Beresford-Jones

RESUMEN El One River Project de la Universidad de Cambridge se interesa por conocer el desarrollo y colapso del proceso cultural que se originó a lo largo del río Ica. Proceso que ha dejado sus vestigios más antiguos y visibles, hasta ahora conocidos, en las proximidades del estuario del río Ica: La Yerba II y La Yerba III. Ambos sitios arqueológicos fueron investigados por Engel (1957, 1981, 1991), quien con excavaciones restringidas logró fecharlos y contar con una primera imagen de sus antiguos ocupantes. Nosotros hemos retornado a los dos sitios mencionados para evaluar los primeros datos obtenidos por Engel y ampliar el registro arqueológico, todo ello en el marco de nuestro interés por conocer el inicio del proceso cultural originado en la cuenca del río Ica. La información que expondremos corresponde a tres temporadas de campo (2013-2015) e incluye información obtenida de los análisis especializados del material recolectado. Al comparar los registros arqueológicos de los sitios y considerar la distancia temporal (cerca de 1000 años) que los separa; se observa que los cazadores-recolectores del Precerámico Medio (8 000 a 4 500 AP) redujeron su movilidad y desarrollaron sus estrategias de subsistencia para diversificar los recursos que consumían, incluyendo la horticultura de pallares y otras plantas cultivadas, aunque siempre sobre la base de los abundantes recursos que ofrecía el mar. Estos cambios en el patrón de asentamiento y estrategias de subsistencia corresponden a la etapa previa a la emergencia de la agricultura que se vivió en diferentes partes del mundo. Flannery (1969) acuñó el término “Broad Spectrum Revolution” para referirse a la etapa de transición hacia la agricultura.

ABSTRACT University of Cambridge's One River Project is interested in the development and collapse of the culture process originated along Ica river. It is a process which has left its more visible and ancient remains, known until today, close to Ica River's estuary: La Yerba II and La Yerba III. Both archaeological sites were investigated by Engel (1957, 1981, 1991) who managed to set a date for each of them and, also, to have a first overview of their ancient inhabitants. We have returned to those two sites, in order to evaluate the first data obtained by Engel and broaden the archaeological registry, since we are deeply interested in discovering the very beginning of the cultural process originated in the basin of Ica River. The information presented in this article was obtained from our three fieldwork seasons (2013-2015) and it includes information obtained from the specialized analysis of all the collected material. When comparing the archaelogical registries from these sites and considering their time distance (about 1000 years separating each other), we can tell that hunters-gatherers from the Middle Preceramic Period (8000 to 45000 BP) reduced their mobility and developed their strategies of subsistance to diversify the resources they consumed, including “pallares” (lima beans) and other cultivated plants, even though it was on the basis of the abundant sea resources. These changes in settling and the subsistence strategies belong to the early stage of the rising of agriculture in many parts of the world. Flannery (1969) coined the term "Broad Spectrum Revolution" to deal with this transition stage towards agriculture.

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El “Broad Spectrum Revolution” en la Costa Sur del Perú

I. INTRODUCCIÓN Usamos el término “Costa Sur” para referimos a los 250 km en los que se extienden las costas del Pacífico entre los valles del río Pisco, Ica, Río Grande de Nazca y Acarí. Valles que comparten una distintiva trayectoria cultural (ver Willey 1971). La Costa Sur es un desierto hiper-árido atravesado por irregulares flujos de agua (ríos) que inician su recorrido en la parte alta de los Andes y desembocan en una de las zonas más ricas en recursos marinos de la costa del Pacífico. La vegetación que crece a los lados de los ríos da la impresión de tratarse de un oasis, y a ello contribuye el clima árido, la geomorfología y la hidrología tan particular de la costa sur. Esos ambientes (costa, valle, lomas y desierto) tan diferentes fueron los escenarios donde se desarrollaron las manifestaciones “artísticas” conocidas como “Paracas” y “Nazca” (c. 200 a.C. – 600 d.C.) e “Ica-Chincha” (c. 1000 d.C. -1438 d.C.). Por lo tanto, la ecología humana de la región es particularmente sensible a los cambios climatológicos y a los efectos resultados de la ocupación humana. El One River Project (ORP) de la Universidad de Cambridge se ha propuesto conocer y comprender adecuadamente el proceso cultural que se desarrolló a lo largo del río Ica, y en especial del valle bajo, en el contexto de los cambios climáticos acaecidos y, con ello, contribuir a la correcta incorporación de la zona baja del río Ica dentro de la interpretación arqueológica de la costa sur peruana. El área de nuestro interés no ha estado ausente en la agenda de los investigadores. Es posible, incluso, que las figuras más notables de la arqueología peruana, como Max Uhle, Julio C. Tello y Alfred Kroeber hayan visitado los conchales de la boca del río (Arce et al. 2013). No obstante, el primer registro científico de la zona próxima al litoral iqueño fue elaborado por Engel (1957, 1981, 1991). También Cook (1991) y Carmichael (1991) cubrieron con sus prospecciones, además del área de la costa, el valle bajo del Ica. Engel (1957, 1981) registró varios sitios precerámicos en la boca del río Ica, entre ellos: La Yerba II y La Yerba III. La Yerba II es un prominente conchal donde los recursos marinos abundan y

cuyo fechado es el más antiguo (6150 +/- 120 AP, Engel, 1981) en la boca del río. La Yerba III (o 15bVII-55) está compuesto por un conjunto de “casas” semi subterráneas, tumbas, semillas de pallares y tiene una distancia temporal de cerca de 1000 años con La Yerba II: 5430 AP (Engel, 1991). Para los intereses del One River Project, los sitios estudiados por Engel son el punto de inicio del proceso cultural que se desarrolló en el río Ica. En ese sentido, se estableció como objetivo de investigación conocer los cambios en los patrones de asentamiento y en las estrategias de subsistencia que los cazadores recolectores desarrollaron en la boca del río Ica durante el Precerámico Medio (8 000 a 4 500 AP). II. EL PAISAJE DE LA BOCA DEL RÍO ICA EN EL PERIODO PRECERÁMICO MEDIO En la boca del río Ica resalta un amplio espejo de agua (estuario) conformado por el reducido caudal del río que llega a alcanzar, desde las alturas de los Andes, las costas del Pacífico. La forma del estuario cambia a través del año: en verano consigue su mayor dimensión, mientras que en invierno se reduce. En este tiempo, en ocasiones, aguas marinas ingresan tierra adentro para alimentar el estuario. Alrededor del estuario crecen plantas y viven, y anidan, aves. En los meses de verano, y con El Niño, el caudal del río crece tanto que el estuario se extiende hasta el mar, lo cual permite el ingreso de peces pequeños (como el pejerrey, anchovetas y anchoas). Tal es la cantidad de peces que ingresan que es posible pescarlos con canastas. También el fuerte caudal trae consigo árboles y arbustos secos que pueden ser utilizados como combustible. Hacia ambos lados del estuario se extienden playas arenosas. En el lado sur de la boca, las playas parecen bajar de las dunas que están dispuestas de forma paralela al litoral. Hacia el norte la arena corre hasta cubrir la parte baja de la falda del cerro La Gringa. En dirección noreste del estuario, y en ambas márgenes, se puede apreciar especies vegetales propias de los bosques ribereños que crecen a los lados de los ríos. El escenario descrito anteriormente debe ser

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muy cercano al que los cazadores-recolectores del Precerámico Medio conocieron. Esto porque la boca del río Ica se encuentra muy lejos de la ciudad moderna de Ica y para llegar a ella es necesario cruzar una amplia zona desértica, la cual funciona a manera de escudo protector. No obstante, la dinámica propia de la naturaleza se ha encargado de modelar el área de investigación hasta lograr su forma actual. En las siguientes líneas describiremos dos fenómenos naturales que se desarrollaron durante el Precerámico Medio: el comienzo del comportamiento moderno de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) y la estabilización del nivel eustático del mar. Las perturbaciones climáticas que trae consigo el ENOS a lo largo de la costa del Pacífico, y que se identifica por la variación de la temperatura superficial del mar, comenzó a conformarse durante el Precerámico Medio. Así lo indica el modelo sobre el comportamiento histórico del ENOS en la costa sur basados en δ18O, un proxy data de la temperatura superficial del mar que quedó registrada en las conchas marinas recuperadas en depósitos arqueológicos, como La Yerba II (Carré et al., 2012, 2014), corales del Pacífico central (Cobb et al., 2013) y foraminíferos de Galápagos (Koutavas y Joanides 2012). Las investigaciones referidas sugieren que entre 9600 a 4500 AP, cerca de 5000 años, la temperatura promedio de la superficie del mar de la costa sur fue significativamente menor a la actual. Asimismo, indican que el comportamiento del ENOS cerca de los 8000 AP fue parecida a la conducta de El Niño en el Pacífico Este. Mientras que entre 7500 a 6700 AP el comportamiento fue semejante al que se vive hoy en el Pacífico central, aunque con una mayor frecuencia e intensidad de presencia de La Niña. Por último, los datos sugieren que el comportamiento del ENOS fue sustancialmente más discreto entre 5000 a 4500 AP. El ENOS cuenta con dos fases. La fase de calentamiento es conocida como El Niño. La fase de enfriamiento como La Niña. 2 En el estudio paleoclimático un proxy data es un elemento de la naturaleza que guarda las características físicas sobre el medioambiente, los mismos que pueden ser medidos de manera indirecta. Ejemplos de proxy data son el polen fósil, capas de hielo, sedimento oceánico, etc. δ18O o el isótopo estable de oxígeno 18 que se utiliza, entre otras cosas, para medir la temperatura del océano (Rozanski et al., 1990). 1

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En esos mismos tiempos se dio el proceso de estabilización del nivel eustático del mar. El nivel del mar creció durante el Holoceno temprano, alcanzando su mayor nivel cerca de los 7000 AP. Después de ese momento se estabilizó el nivel de mar (ver Sandweiss, 2009). La costa y la zona litoral que rodean al estuario se formaron en esos años de gran actividad tectónica. La Yerba II se ubicaba justo delante de la línea del litoral. Actualmente la zona se encuentra a 2190 msnm y a 1 km de distancia del litoral, esto por la actividad tectónica causado por la subducción de la Dorsal de Nazca, la misma que fue particularmente fuerte en la boca del río Ica (Hsu 1992, Saillard et all. 2011). La estabilización del nivel eustático del mar permitió la formación de las playas entre los años 7000 a 6000 AP. Los sitios precerámicos medios de la boca del río Ica fueron ocupados en los cinco milenios durante los cuales la temperatura de la superficie del mar fue significativamente menor que la actual (Carré et al., 2014: 1045). La temperatura del mar de la costa sur del Perú tuvo 3°C menos a la actual, lo cual influyó en el aumento de la intensidad del afloramiento costero (Ibid.). Ello coadyuvó para lograr condiciones de alta productividad oceánica, y aumentar el volumen de agua en las lomas y su biomasa a causa de la presencia de neblinas más persistentes. Ese escenario es conocido como “fog oasis situation” (Engel 1984) y proporcionó sustento a los cazadores recolectores de la costa sur durante los cinco milenios de mar frío. III. TRABAJOS DE INVESTIGACIÓN EN LA BOCA DEL RÍO ICA Hemos mencionado que los trabajos y los resultados obtenidos por Engel en La Yerba II y La Yerba III son el punto de inicio para nuestras investigaciones. En ese sentido, las labores que hemos realizado deben comprenderse como un recorrido sobre las huellas dejadas por el investigador suizo-francés. Las labores de campo realizadas en tres temporadas (2013-2015) comprendieron las siguientes actividades: 1.

Prospección y registro de los sitios arqueológicos que se encuentran en la boca del río Ica.

2. Reapertura de excavaciones, posiblemente realizadas por el equipo de Engel, para registrar la estratigrafía y tomar muestras


El “Broad Spectrum Revolution” en la Costa Sur del Perú

para la datación de radiocarbono. 3. Excavación de unidades en área abierta para caracterizar el tipo de ocupación (temporal o permanente) mediante el registro de niveles de actividad y elementos que acondicionan el espacio: restos de fogones, estructuras perecederas, etc. 4. Excavación de unidades restringidas y perfilado de secciones expuestas para registrar la estratificación arqueológica. 5.

Recolección de diferentes tipos de muestras en las unidades excavadas y en la estratigrafía arqueológica documentada. Parte de las muestras fueron tamizadas para recuperar macrorrestos. Otro grupo de muestras fueron flotadas para recolectar restos orgánicos, como vegetales. También se tomaron muestras para fechados, análisis geoquímicos y micromorfológicos.

IV. EL SITIO ARQUEOLÓGICO LA YERBA II El sitio es un conchal de forma alargada que mide 175.28 m de longitud por 85.63 m de ancho y alcanza los 4.5 m de altura. Los restos arqueológicos cubren un área de 9166 m2 y el punto más alto se ubica a 2190 msnm. El conchal se ubica sobre una terraza marina, a unos cuantos cientos de metros al norte del estuario del río Ica. Para llegar al mar solo hay que recorrer 1 km sobre playa arenosa. Además, las lomas de Ullujalla se ubican a 15 km al sureste (ver figura 1). El sitio fue registrado por Engel (1981, 1991). Sobre la base de los restos que encontró en superficie, identificó tres sectores. La zona sur del sitio [registrada por Engel (1981, 1991) como 15bVII 40] cuenta con restos de arquitectura construida con piedras de los periodos Horizonte Medio-Intermedio Tardío. La mayor parte de la zona norte del conchal (catalogado como 15bVII 100) es la más antigua y corresponde a la ocupación precerámica. El sitio está cubierto por arena eólica, no obstante, es posible distinguir gran cantidad de fragmentos de conchas de moluscos marinos, en su mayoría Mesodesma sp., y piedras talladas. Como ejemplo de la estratificación documenta-

da vamos a tomar uno de los perfiles expuestos en la unidad trinchera 1. En él se puede ver los diferentes tipos de capas que componen la estratificación del conchal: depósitos erosionados que forman la superficie, densa concentración de ceniza (fogones) o capas con considerable cantidad de ceniza, capas con abundantes desechos de todo tipo, capas formadas de arena y restos arqueológicos acarreados por el viento, y capas estériles compuestas de arena de grano fino con o sin diminutos artefactos. Este último tipo de capa podría corresponder a largos periodos sin ocupación (figura 2). Las capas con mucha ceniza, que generalmente culminan en forma de lente, serían la evidencia del uso de espacios protegidos del viento (con postes y esteras, por ejemplo), a manera de refugios. Al interior de ellos se ubicaban fogones desde donde se dispersaba la ceniza. Los análisis micromorfológicos de las densas concentraciones de cenizas demostraron que ellas fueron el resultado del encendido de fogones. La ausencia de restos de oxidación cerca de las cenizas sugiere la baja temperatura del fuego, aunque eso también podría deberse al tipo de combustible utilizado o a la humedad del suelo. La brasa pudo ser utilizada para cocer alimentos y el fuego para abrir las conchas de moluscos. La evidencia descrita es interpretada como restos de refugios contra el viento por analogía con las ocupaciones históricas de los Yaganes de Tierra del Fuego (ver Lothrop 1928). La elección del lugar para instalar refugios contra el viento se debió, sin duda alguna, al fácil acceso que se tiene de la terraza donde se encuentran el sitio y la superficie formada por arena, la cual permite instalar postes y esteras con mucha facilidad. Otro indicio de la ocupación temporal del sitio es el registro de capas formadas por arena y desechos acarreados por el viento. Estos desechos debieron ser descartados de áreas próximas a donde las depositó el viento. La presencia de capas estériles formadas solo con arena eólica y, a veces, con diminutos restos de desechos, nos sugiere que el lugar no fue ocupado de manera permanente. La abundante presencia de conchas de Mesodesma, junto con la frecuente presencia de restos de especies que viven en las peñas (moluscos, peces, crustáceos y lobos marinos), playas arenosas (aves, crustáceos, muimuis y peces), el estuario (vegetales como rizomas de

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Cyperacea, aves y peces), y lomas (caracoles, venados, guanacos y vegetales), nos sugiere que en La Yerba II, cazadores recolectores complejos, instalaron un campamento base (sensu Binford 1980) desde donde explotaron los recursos que en las diferentes estaciones ofrecían los ecosistemas circundantes (figura 3). Es decir, La Yerba II fue ubicado en un punto de convergencia de ecozonas (Arnold 1995), que proveyó fuentes de agua fresca (un estuario y un río) y fácil acceso a múltiples hábitats, lo cual permitió la explotación eficiente de una amplia diversidad de recursos (Beresfor-Jones et al. 2014). V. EL SITIO ARQUEOLÓGICO LA YERBA III

Engel fue el primero que excavó y registró La Yerba III (15bVII-55) y sobre sus resultados indicó: “Encontramos una aldea con algunas chozas circulares, de 4.50 m de diámetro, ahora cubiertas con desperdicios. Se había utilizado palos para soportar las paredes. Los desperdicios dieron un fechado carbono 14 de 5430 años A.P. y contenían pallares. Este sitio tiene características comparables con el asentamiento 514 de la Pampa de Santo Domingo, y del Osario; además, coinciden los fechados de radiocarbono; los tres posiblemente han sido ocupados por los primeros consumidores de plantas cultivadas” (Engel 1991, p. 157).

El sitio está conformado de “casas” semihundidas y contextos funerarios cubiertos con densas capas de desechos orgánicos. La superficie arqueológica está compuesta de arena mezclada con diminutos restos de conchas y esquirlas de obsidiana dispersas en ciertas zonas. El sitio se ubica en la margen derecha del último recodo que forma el río antes de llegar al mar y al noroeste del estuario (ver figura 1). El área arqueológica mide 189 m de norte a sur por 261 m de oeste a este y se encuentra a 20 msnm. El sitio está dividido por una duna orientada de norte a sur, la cual mide 240 m de longitud por 10 m de ancho y 2 m de altura.

Fig 1. Ubicación de la zona de estudio y los sitios La Yerba II y La Yerba III.

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Fig 2. Estratificación de la unidad Trinchera 1 de La Yerba II.


El “Broad Spectrum Revolution” en la Costa Sur del Perú

Fig 3. Recursos consumidos por los ocupantes de La Yerba II.

Tal como lo describe Engel, el ORP encontró los restos de una “casa” construida con una estructura elaborada con postes y esteras de junco, las mismas que fueron sujetas a los postes de sauce (Salix humboltiana) con cuerdas de tallos de Monocotiledones. La casa tiene planta elíptica y, por el área expuesta con nuestra intervención, estimamos que mide 6 m por 9 m aproximadamente. Para construir la “casa” fueron cortadas densas capas conformadas con desechos de consumo. La diferencia de altura entre el “piso” interior y la superficie exterior es de 50 cm aproximadamente. Al interior de la “casa”, y cerca de lo que habría sido la parte medular, se encontraron varios delgados “lentes” de ceniza y carbón superpuestos, lo cual interpretamos como una clara evidencia vinculada con el encendido continuo de un pequeño fogón. Interpretamos que el fogón pudo servir para calentar el ambiente interior, cosa importante porque durante las noches y muy temprano por las mañanas la sensación térmica baja considerablemente. Al interior también se registraron fragmentos de batanes y manos de moler (figura 4).

Fig 4. “Casa” semi hundida excavada en La Yerba III.

En los diferentes niveles de actividad intervenidos al interior de la “casa” no fueron encontrados pallares ni otras semillas o restos de plantas cultivadas. Además de los fragmentos de la estera que cubrió el armazón de postes, los restos vegetales fueron escasos. Esto quizá por la proximidad de la unidad doméstica a la ribera del río, el cual pudo alcanzar la zona cuando el caudal aumentó o se desbordó en épocas de verano. Esta posibilidad toma fuerza toda vez que en el extremo opuesto del sitio sí fueron encontradas semillas de Phaseolus lunatus, especie que crece en la llanura aluvial. Un detalle importante es que las semillas se recolectaron al interior de capas de basura que contenían abundantes desechos de origen marino. Otras especies cultivadas identificadas fueron semillas de Canavalia ensiformis (“pallar del gentil”) y Psidium guajava (“guayaba”), así como un mate casi completo en un contexto funerario (ver figura 5). La abundante presencia de huesos de pescado, exoesqueletos de cangrejos y muimuis moluscos de peña y arena sugiere que la base de la dieta de los ocupantes de La Yerba III continuó siendo los recursos marinos. La proximidad de La Yerba III a la playa arenosa y las peñas fluc-

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túa entre 1 km a 10 km, distancia que es posible alcanzar en corto tiempo si se va a buen paso.

Fig 5. Recursos consumidos por los ocupantes de La Yerba III.

La presencia recurrente de obsidiana también es una señal de los cambios que se vivieron en esa época. En todos los contextos intervenidos fueron encontrados esquilar y fragmentos de obsidiana cuyas dimensiones fluctúan entre 1 a 5 cm2. Esta constante presencia también se refleja sobre la superficie, como ya hemos descrito al inicio del texto. Otro recurso ajeno al sitio son los restos de animales posiblemente domesticados: Cavia porcellus (cuy) y Canis fammiliaris (perro). Un elemento curioso al interior de la basura excavada es la presencia de huesos de ballenas. En tiempos pasados quizá su llegada a las playas arenosas se debía a que se acercaron mucho a la línea del litoral persiguiendo cardúmenes de peces pequeños. Es difícil pensar que mamíferos de la magnitud de las ballenas fueran cazadas por los antiguos habitantes de La Yerba III. Aunque la caza se siguió practicando, como así lo indica los huesos de lobos de mar, venados y camélidos. Otros recursos de las lomas, también, están presentes, pero en menor número si los comparamos con la Yerba II.

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V. CONCLUSIÓN Tenemos los resultados de 28 muestras fechadas correspondientes a La Yerba II y La Yerba III. Los resultados confirman los fechados obtenidos por Engel (1981, 1991) para los dos sitios. Asimismo, establece rangos temporales para la ocupación de cada sitio, así como determina con mayor certeza la distancia temporal entre las dos ocupaciones. Nuestros fechados calibrados indican que la ocupación identificada en La Yerba II cubrió el espacio temporal que va de 7200 a 6600 cal. AP. Es de precisar que no llegamos a la ocupación más temprana, por lo que es posible que La Yerba II sea aún más antigua. Los fechados de La Yerba III nos proporcionan como rango temporal de ocupación los años que transcurren entre 6281 a 5920 cal. AP. Es decir, que desde la ocupación más antigua de La Yerba II y la más reciente de La Yerba III han trascurrido 1000 años aproximadamente (figura 6). Durante el milenio que transcurrió, los cazadores recolectores desarrollaron cambios en sus patrones de asentamiento y estrategias de subsistencia. Hemos visto que en La Yerba II los restos de ocupación corresponden a la habilitación del lugar para ocuparlo temporalmente. Los cazadores recolectores no construyeron casas en ese momento, eso solo sucedió tiempo después. Como hemos visto, en La Yerba III se construyeron casas semihundidas cortando las capas de desechos acumulados. El registro permite sostener que los cazadores recolectores modificaron su patrón de movilidad desarrollando un estilo de vida sedentario y acercándose más hacia las tierras cultivables. Además, y considerando las 4 ha que abarca La Yerba III, es evidente que con el sedentarismo hubo también un crecimiento importante de la población. Otro cambio es la presencia de vegetales cultivados junto con vegetales recolectados en las lomas, estuario y bosques ribereños. Por ejemplo, semillas de Phaseolus lunatus de gran valor proteico y que pueden ser almacenados están presentes en los depósitos de La Yerba III. A estos nuevos recursos se sumó también la considerable cantidad de obsidianas provenientes de las partes altas de los Andes, lo que nos indica que la esfera de interacción se extendió con respecto a la de los cazadores recolectores de La Yerba II.


El “Broad Spectrum Revolution” en la Costa Sur del Perú

Los cambios a lo que nos referimos también se registraron en otros sitios costeros de características semejantes a La Yerba III tales como Village 514 en Paracas y Santa Ana en el estuario del Río Grande de Nazca (Engel 1960, 1981, 1991, Nicho et al. 2016). Por lo tanto, a lo largo de la costa sur aparecieron grupos sedentarios, como La Yerba III, cerca al final del periodo Precerámico Medio (6 000 cal AP) (ver figura 6). La base de subsistencia de esos grupos aún estaba dominada por la explotación de los recursos marinos, aunque mostraba cambios, los mismos que preceden a la aparición de la agricultura en muchas partes del mundo. Para referirse a esta etapa de transición Flannery (1969) acuñó el término “Broad Spectrum Revolution”, el cual incluye: creciente consumo de recursos, incluyendo los cultivados en las llanuras de inundación y posiblemente animales domesticados, redes de intercambio mucho más extensas y contextos mortuorios (tumbas) como marcador territorial (Beresford-Jones et al. 2015).

Final del Proyecto de Investigación. Lima: Ministerio de Cultura. Arnold, J.E., (1995) Transportation Innovation and Social Complexity among Maritime Hunter-Gatherer Societies. American Anthropologist 97, 733–747. Beresford-Jones, D., Arce, S., Pullen, A. & Chauca, G. (2015). Proyecto de investigación Arqueológica Samaca. Informe Final del Proyecto de Investigación. Lima: Ministerio de Cultura. Beresford-Jones, D., Pullen, A., Whaley, O., Moat, J., Chauca, G., Cadwallader, L., Arce, S., Orellana, A., Alarcón, C., Gorriti, M., Maita, P., Sturt, F., Dupeyron, A., Huaman, O., Lane, K., & French, C. (2015) Re-evaluating the resource potential of lomas fog oasis environments for Preceramic hunter–gatherers under past ENSO modes on the south coast of Peru. Quaternary Science Reviews 129, 196–215. Binford, L. (1980) Willow Smoke and Dogs Tails”: Hunter-Gatherer Settlement Systems and Archaeological Site Formation. American Antiquity 45, 4–20. Utah, Salt Lake City. Carmichael, P. (1991) Prehistoric Settlement of the Ica-Grande Littoral, Southern Peru. Research Report to the Social Sciences and Humanities Research Council of Canada (Unpublished report). Carré, M., Azzoug, A., Bentaleb, I., Chase, B.M., Fontugne, M., Jackson, D., Ledru, M.-P., Maldonado, A., Sach, J.P., & Schauer, A.J. (2012) Mid-Holocene mean climate in the south eastern Pacific and its influence on South America. Quaternary International 253, 55–66. Carré, M., Sachs, J., Purca, S., Schauer, A., Braconnot, P., Falcon, R., Julien, M., & Lavallee, D. (2014) Holocene history of ENSO variance and asymmetry in the eastern tropical Pacific. Science 345, 1045–1048.

Fig 6. Fechados de sitios Preceramicos de la costa sur.

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Inventario arqueológico del valle de Arequipa

INVENTARIO ARQUEOLÓGICO DEL VALLE DE AREQUIPA: USO DEL GOOGLE EARTH COMO HERRAMIENTA PARA EVALUAR LA DESTRUCCIÓN DE PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO EN LOS ÚLTIMOS DIEZ AÑOS ARCHAEOLOGICAL INVENTORY OF THE AREQUIPA VALLEY: USING GOOGLE EARTH AS A TOOL FOR EVALUATING THE DESTRUCTION OF ARCHAEOLOGICAL PATRIMONY IN THE LAST TEN YEARS Augusto Cardona Rosas

RESUMEN Empleando los UTM de los sitios inventariados por el Proyecto de Investigación Arqueológica del Valle de Arequipa en las imágenes satelitales del programa Google Earth, el presente artículo tiene por objetivo brindar una nueva “prospección” satelital, esta vez con la finalidad de estimar el volumen de sitios que se encuentran amenazados y/o han desaparecido en los últimos años, cuáles son las principales causas o factores de su deterioro/desaparición, qué tipo de sitios son y cuál es la cronología de los más afectados. ABSTRACT Using the UTM (Universal Transverse Mercator) data from the sites that were registered by the Project of Archaeological Investigation of the Arequipa Valley into the satellite images of Google Earth, the following article pursues bringing a new satellite “prospection”, with the aim of estimating the volume of endangered and disappeared archaeological sites, their main cause of damage/disappearing, what kind of sites they were and the chronology of the most affected zones. I. UN INVENTARIO ARQUEOLÓGICO EN AREQUIPA

(Imagen 1).

A partir de 1998 el CIARQ (Centro de Investigaciones Arqueológicas de Arequipa) inició el inventario arqueológico de un espacio geográfico que definió como Valle de Arequipa. El concepto se extendió sobre un amplio espacio, extendido desde Quiswarami hasta Sogay (en el eje oeste – este) y desde la base del Batolito de La Caldera (Ej.: cerro Pillo) hasta Chilina. El área propuesta tenía como finalidad el registro de los sitios arqueológicos, establecer una columna cronológica y cultural y estudiar los patrones de asentamiento y relaciones culturales. El inventario arrojó un total de 183 sitios arqueológicos, entre los que destacan cementerios, aldeas, sitios de arte rupestre, terrazas de cultivo, canales y caminos. La metodología empleada consistió en la prospección del terreno por transectos paralelos, donde los arqueólogos se disponían en forma lineal cada 50 m en promedio para cubrir el terreno. De esta manera y en varias temporadas de campo (5 en total) se completó el inventario

Fig 1. Área prospectada por el Proyecto de Inventario Arqueológico del Valle de Arequipa.

La nomenclatura empleada en el registro siguió el siguiente orden: A – Valle de Arequipa A1 Sitio A1 DPA10 Dispersión aislada 10 PA-70 Petroglifo aislado 70 A1 – P12 Sitio A1 Petroglifo 12 PR1 Pintura Rupestre 1

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El registro de cada sitio arqueológico, petroglifo, etc., fue documentado en formularios diseñados para tal fin. Fueron tomadas fotografías en papel y diapositivas, se levantó por lo menos un croquis de cada sitio y se establecieron las coordenadas mediante el uso de un GPS navegador en el sistema de coordenadas UTM con Datum PSAD 56. Para el caso concreto de arte rupestre, fue empleado igualmente un formulario. Además, se calcó y/o fotografió cada panel o faceta. Para efectos prácticos, el valle ha sido dividido en secciones: Sección 1: Quiswarani – Uchumayo Corresponde a la sección más baja y cálida del valle de Arequipa, donde el Río Chili se encajona y forma subsecciones de valle, como Quiswarani, Mollebaya y Uchumayo. Las terrazas superiores correspondientes por el norte a la Plenillanura de Arequipa (Vargas, 1970) y el Batolito de La Caldera encajonan el área. El clima cálido transita hacia el propio de la Yunga Costera. Aunque la actual producción está restringida a frutales como la guayaba, el pepino y algunos pacaes, las excavaciones arqueológicas sumaron ají, algodón, frejol y maní. Los sitios arqueológicos registrados suman un total de 59, entre ellos aldeas, caseríos, caminos, tambos coloniales y republicanos, apachetas, campos de petroglifos, petroglifos aislados y dispersiones de materiales arqueológicos en especial relacionados con senderos y caminos. En esta sección se registran las construcciones domésticas que emplean bloques de dacita ignimbrítica (sillar) más antiguas del valle (Imagen 2).

Fig 2. Sección 1 – Quiswarani Uchumayo. Sitios, caminos y senderos registrados (Calderas en naranja, y senderos en rojo).

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Sección 2: Uchumayo – Socabaya Esta sección comprende la mayor extensión de la actual campiña de Arequipa y de la actual ciudad de Arequipa, incluyendo la parte baja del valle donde se encuentran los terrenos de cultivo llanos asociados a la ocupación Tiwanaku. Incluye el curso del río Chili desde la quebrada de Chilina (por el norte) y el encuentro de los ríos Postrero y Socabaya respectivamente. Se desarrolla entre los 2050 msnm en A91 y 2550 msnm en A171 (Nacaco) en terrenos de la actual Villa Ecológica. A la fecha del inventario arqueológico se registraron 9 sitios arqueológicos, principalmente de tipo aldeano y un abrigo rocoso. Hay que llamar la atención que no se incluyen sitios ya desaparecidos como los cementerios de Challapampa, el Colegio Militar, la Selva Alegre, el Parque Selva Alegre y Nicolás de Piérola, la casa de Vargas Llosa, el Hipódromo de Porongoche, entre otros, actualmente sepultados por la ciudad (Imagen 3).

Fig 3. Sección 2 Uchumayo – Socabaya. Sitios registrados

Sección 3: Socabaya – Yarabamba Se inicia en el sector de los cerros y el sitio arqueológico Pillo, próximo a la confluencia de los ríos Postrero y Socabaya. La sección incluye el sector de Paucarpata, Yumina, Characato. Por el Sureste incluye la Pampa el Pajonal y los cerros y sitio arqueológico de Sonqonata. Concentra después de la sección 1 el más alto número de sitios y petroglifos, con un total de 73. El arqueólogo Gary Vescelius (1958 – 1960) llamaba la atención de un cementerio Tiwanaku ubicado en la parte norte del sitio Sonqonata, sin embargo, a la fecha de nuestro inventario no quedaban rastros del mismo. Respecto a su altitud, se desarrolla entre los 2280 y 2560 msnm, en la zona Quechua de


Inventario arqueológico del valle de Arequipa

Pulgar Vidal. El territorio está conformado por espacios agrícolas rodeados de elevaciones y planicies como Yumina y Characato, contando como recursos además del discurrimiento de los Ríos Yarabamba y Socabaya, de diversos manantiales donde se incluye la quebrada Machaguaya con manantes actualmente disecados. Entre Mollebaya y el actual penal de Socabaya se extendía una enorme zona agrícola abandonada antes de 1600 (Cardona 2002) y sitios arqueológicos arcaicos y formativos, e inclusive, los primeros hornos de tejas (en el Texar) empleados para la cobertura de las viviendas de la ciudad colonial de Arequipa (Imagen 4).

Empleamos para simplificar el análisis solo tres categorías, las cuales son: 1.

Amenaza: cuando se encuentran obras, procesos de urbanización, agricultura, etcétera, muy próximos al sitio arqueológico.

2. Peligro: cuando el sitio ha sido afectado en cualquier grado. 3. Desaparición: cuando no encontramos rastros de su existencia. En las tablas 1 y 2 podemos estimar las principales categorías de amenaza, peligro y desaparición, destacando las obras de infraestructura, en este caso la carretera Arequipa – La Joya, seguida de las irrigaciones, invasiones de terrenos y minería informal (extracción de sillar).

Fig 4. Sección 3 Socabaya – Yarabamba. Sitios registrados

Sección 4: Yarabamba – Sogay Con 28 sitios de distinta temporalidad, al igual que otras secciones del valle, está compuesta por aldeas, campamentos dispersos, conjuntos de arte rupestre y petroglifos aislados. El área del sitio A93 fue un muestreo específico, quedando espacio entre el valle y este sitio aún sin prospectar. El valle de Yarabamba – Sogay es regado por el río Yarabamba y por las aguas del manante de Ccacana. Esta sección se desarrolla entre los 2500 y 2700 msnm. II. PROSPECCIÓN SATELITAL DE LOS SITIOS INVENTARIADOS Empleando los UTM de los sitios inventariados por el PIA del Valle de Arequipa e imágenes satelitales del Google Earth, efectuamos una nueva “prospección”, esta vez con la finalidad de estimar el volumen de sitios arqueológicos, si se encuentran amenazados y/o han desaparecido en los últimos años, cuáles son las principales causas o factores de su deterioro/desaparición, qué tipo de sitios son y cuál es la cronología de los más afectados.

En la Tabla 1 observamos que en la Sección 1, 24 están en amenazados, 12 han desaparecido y 3 se encuentran en peligro o están parcialmente destruidos (Imagen 6). En la Imagen 7 podemos advertir el proceso destructivo, notándose la afectación por la construcción de una importante obra vial y la destrucción de un importante tramo del antiguo camino prehispánico de Calderas.

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sitios formativos como las Caseras, donde además se encontraban los únicos entierros de este periodo para el valle, igualmente han desaparecido sin lograr información valiosa sobre los agricultores más antiguos del valle. Otros sitios como Sonqonata se encuentran en peligro por las actividades mineras informales e invasiones (Tablas 5 y 6). Fig 5. Sección 4 Yarabamba – Sogay. Sitios registrados

En la sección 2, el registro corresponde a una dispersión, siete aldeas como Kasapatac, Alata, Huacuchara, una plataforma ritual que se ubicaba en los Cerros Pasos de Señor (Chiriguana) y un abrigo rocoso con estratigrafía y pinturas rupestres. Como observaremos en las tablas 3 y 4 los riesgos potenciales corresponden a los procesos de expansión urbana, ya sea formal o informal.

Finalmente, en la sección 4 de los 28 sitios registrados se encuentran 2 amenazados, 3 desaparecidos y 4 en peligro. Los sitios más afectados nuevamente corresponden a petroglifos aislados y a concentraciones (Tablas 7 y 8).

En la tercera sección intervienen en el proceso destructivo la expansión urbana principalmente informal. En segundo lugar, se encuentran las actividades mineras informales (ladrilleras). Se han afectado parcialmente o eliminado bloques de arte rupestre, ya sean aislados o en concentraciones. Sitios arcaicos como Huanaqueros y Quebrada Honda han desaparecido, y

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Por otro lado, si consideramos los inventarios de Vescelius (1958 – 1960), limitado a colecciones depositadas en el Museo de la Universidad Nacional de San Agustín, las cuales se encuentran parcialmente revueltas y sin documentación, y el inventario realizado por Linares (1991), con sitios arqueológicos que durante el Inventario del Valle de Arequipa no pudieron ser reubicados, los datos resultarían aún más dramáticos.


Inventario arqueológico del valle de Arequipa

caso nos posibilita revisar rápidamente grandes áreas de terreno y denunciar en este simposio el avance y destrucción sin precedentes del patrimonio cultural, en este caso, de tipo arqueológico.

COMENTARIOS FINALES Cada una de las secciones nos ha mostrado el grado, peligro o destrucción total de sitios arqueológicos en el valle de Arequipa, señalando los principales factores destructivos y llegando casi a la ausencia de sitios arqueológicos en la sección 2, correspondiente al entorno y ciudad de Arequipa. Solamente un reducido número de sitios se encuentra fuera de algún tipo de peligro, siendo la expansión urbana descontrolada e informal la que borra diariamente páginas inéditas de la arqueología arequipeña. Las tablas 9 y 10 sintetizan lo apuntado y nos presentan en perspectiva el futuro no muy lejano su destino. El traslado de los datos del Inventario Arqueológico del Valle (UTM) al Google Earth y su reevaluación a través de imágenes satelitales, permite estimar los principales factores que intervienen en la destrucción de sitios arqueológicos. No son en tiempo real ya que las imágenes se actualizan progresivamente, sin embargo, constituye una herramienta que en este

Fig 6. El círculo verde indica los sitios en peligro o con algún grado de afectación. El gráfico rojo los sitios destruidos.

Fig 7. El círculo verde indica los sitios en peligro o con algún grado de afectación. El gráfico rojo los sitios destruidos.

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Una maqueta lítica prehispánica en el cerro Chujune

UNA MAQUETA LÍTICA PREHISPÁNICA EN EL CERRO CHUJUNE — SAN JUAN SAN JUNE, DISTRITO DE TORATA (MOQUEGUA — PERÚ) A PREHISPANIC LITHIC MODEL IN CHUJUNE HILL— SAN JUAN SAN JUNE, TORATA (MOQUEGUA — PERU) Nelson Ramos Rosales

RESUMEN El siguiente artículo presenta el hallazgo de una maqueta lítica en la zona de Pampa Chujune, ubicada en San Juan San June, anexo de Otora, distrito de Torata, Moquegua. El descubrimiento de la piedra tallada surgió a raíz de un trabajo de prospección arqueológica realizado por la Municipalidad de Torata en la zona alta del mismo distrito. La maqueta tiene 10 m de largo x 3 m de ancho aproximadamente y presenta sobre la superficie de la roca tallas en alto relieve, que representan figuras paisajísticas de los alrededores. Asimismo, es posible distinguir andenerías, canales y probables reservorios tallados, los cuales reflejan un mejor manejo del sistema agrícola e hidráulico. ABSTRACT This paper presents the findings of a lithic model in the area of Pampa Chujune, located in San Juan San June, Torata, Moquegua. The discovery of stone tools occurred as a result of a prospection for archaeological diagnosis by the Municipality of Torata. The model has a dimension of 10 m long x 3 meters wide approximately, and it is characterized by high relief carved figures representing the surrounding landscape (terraces) built on the rock surface. Terraces, canals and species can also be distinguished, which reflect a better management of an agricultural and hydraulic system. I. UBICACIÓN DE LA MAQUETA LÍTICA PREHISPÁNICA DEL CERRO CHUJUNE Está situada muy cerca de la localidad de San Juan San June, un pueblo situado en la zona precordillerana a 3251 msnm, específicamente en el anexo de Otora, distrito de Torata. La roca está emplazada en las coordenadas UTM WG84 19K E: 302156, N: 8121705, según la Carta Geográfica Nacional (34-u) Omate (Hoja 2737, Edición 2).

de San Juan San June —que tiene cinco años de creación—, y la quebrada de Apacheta; por el sur, con el cerro Chujune y el río Sajena; por el este, con estribaciones del cerro Chujune y el río Sajena y por el oeste, con la carretera a Omate y la pampa de Chujune. El acceso es posible a partir de la ciudad de Moquegua, a través de la carretera Binacional hasta el cruce de Omate en el sector Cruz de Flores, para continuar por una trocha carrozable que pasa por los anexos de Quele, Porobaya y Otora, hasta llegar al sector Pampa de Chujune, lugar donde fue hallada la maqueta. Esta carretera continúa a San Juan San June y al distrito de Omate.

Mapa de localización

Al este del sector de Pampa Chujune se sitúa la cuenca del río Sajena, que es tributario del Otora, pertenecientes a la cuenca superior del río Osmore. Limita por el norte con el pueblo

Vista panorámica de cerro Chujune donde se ubica la maqueta

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II. DESCRIPCIÓN DEL AMBIENTE, FLORA Y FAUNA DEL SECTOR

ficial, asimismo, muestra una textura de media a fina.

La flora en este piso ecológico está conformada por hierbas y arbustos como el tire o chire (que recibe el nombre científico Grindelia glutinosa), plantas de flores amarillas que los pobladores de la zona utilizan para construir los techos de sus viviendas, desde épocas prehispánicas. También hay varios tipos de plantas compuestos por cactáceas, entre ellas las corotillas, el cure (Browningia candelaris) y la Opuntia sphaerica. Junto con estos cactus habitan otras especies herbáceas como la tola (Parastephia lepidophylla) y el lloque (Kageneckia Lanceolata).

En la actualidad, toda la zona donde está ubicada la maqueta, así como las planicies y cerros que rodean el área, están formados predominantemente por depósitos de ceniza volcánica producto de la erupción del volcán Huaynaputina en el año 1600 d.C. (Seiner Lizárraga: 2002). Esta escultura lítica se ubica muy cerca del camino prehispánico que viene de Mimilaque con dirección al sector de Alto Sajena y el valle de Otora.

Vista panorámica del Río Sajena y el Valle de Otora. Al extremo derecho de la foto se puede apreciar el imponente Cerro Baúl, ubicado en Yacango, Distrito de Torata. En la foto se aprecia otro sector cercano al sitio de la maqueta donde existen los sedimentos antiguos de un espejo de agua de un posible reservorio, el cual, al parecer, fue utilizado desde épocas prehispánicas.

La fauna es muy variada. Hay lagartijas, perdices, vizcachas, insectos arácnidos y voladores, así como también cérvidos (Hippocamehus antisis) y huanacos (Lama Guanicae) (ONERN 1976: 61-74). Las características climatológicas del área corresponden a un clima templado y seco, caracterizado por precipitaciones reducidas (de 500 a 1000 mm anuales) y temperaturas poco cambiantes durante el año (10º C y 18ºC) debido al efecto termorregulador, típico de un piso geográfico de Montano bajo compuesto por montañas semiáridas y eriazas, correspondientes a dicha formación ecológica. La topografía del sitio presenta un relieve de escarpado a ligeramente ondulado y plano por la misma formación del cerro Chujune. Geológicamente está compuesto por suelos arenosos, arcillosos y rocas sedimentarias, las cuales fueron formadas por origen eólico. El perfil super-

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III. ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS En 1983 las prospecciones arqueológicas realizadas por Stanish y Dolan en la cuenca del Río Otora registraron 17 sitios arqueológicos. Según las excavaciones, los mencionados sitios están vinculados cronológicamente a grupos culturales Estuquiña y Porobaya, pertenecientes al periodo Intermedio Tardío. Los arqueólogos asociaron estos sitios al cerro Colana, que presentaba un gran sistema de andenerías y utilizó un solo canal. “El sistema agrícola está ubicado en una cuesta alta, de aproximadamente 3200 a 3400 msnm, y se compone de andenes en pendientes con una inclinación de 5º a 30º. El sistema Colana tiene dos estanques: el primero tiene un diámetro de 15 m y el segundo, casi lo mismo. Estos estanques fueron revestidos, en los lados en una pared de piedra en doble hilera, asentados sobre un mortero de barro como ahora y construidos para conservar agua para una rotación de uso de campos. El sistema Colana utilizó solamente un canal construido con tierra, aproximadamente a 3 km de su fuente de los primeros campos y a 4 km, el largo total. El ca-


Una maqueta lítica prehispánica en el cerro Chujune

nal siguió el lado sur de la cuesta hasta alcanzar los campos donde se derrumbaron en la cuesta de la cima. El canal desciende desde la cima de la cuesta hasta el final de los campos, donde hay andenes en ambos lados del cerro. La estrategia fue la de ubicar este canal principal en la cima y alcanzar los dos lados, con canales auxiliares. Dentro de los andenes hubo canales verticales, los que tuvieron una pared simple construida perpendicularmente a los contornos de los andenes. Cuando descendió el agua hubo piedras de desviación para empujar el agua en los campos cultivados. Se usa una estrategia similar hoy en día en las chacras de los campesinos” (Dolan: 120). Según las excavaciones realizadas por Stanish, en casi todos los recintos excavados en varios sitios arqueológicos del valle de Porobaya es posible encontrar cerámica incaica. Tales conjuntos de cerámica del Horizonte Tardío en sitios fundados en épocas preincaicas han sido registrados también en otras áreas de los Andes surcentrales. La cerámica Inka fue encontrada en otro tipo de establecimiento, también representado en P-13, P-11 y P-15 (Clasificación de Sitios Arqueológicos según Charles S. Stanish, para el Valle de Porobaya, la letra “P” Porobaya y el número de sitio registrado el año 1983). En estos sitios, la cerámica Inka es más tardía, con indicaciones del estilo Chucuito (a diferencia del estilo Sillustani que predominó en P-1 y P-3). Por eso, los sitios al lado de los ríos en Otora representan la ocupación Inka. Estos datos e interpretaciones se basan en las crónicas, las cuales mencionan que los Inkas trasladaron a poblaciones de los cerros (Pukaras) hacia áreas mejor controladas. Según el Informe del Proyecto Qhapaq Ñan del 2004, fue registrado el hallazgo de otra maqueta lítica en la parte alta de la región Moquegua, asociada al camino prehispánico que provenía de la zona altiplánica. Asimismo, existen evidencias de otra maqueta lítica ubicada en la región del valle del Colca, específicamente en el distrito de Yanque, el cual representa el sistema de andenerías del área y está asociado al periodo Horizonte Tardío. Del mismo modo, en el distrito de Madrigal, del mismo valle, fueron descubiertas diversas maquetas líticas en el sector denominado Cerro La Chimpa. Estas lito-esculturas están relacionadas a un sitio arqueológico cuyas caracterís-

ticas arquitectónicas podrían estar vinculadas a los periodos Horizonte Medio e Intermedio Tardío (Ramos, 2001). MAQUETA LÍTICA CHUJUNE La maqueta de Chujune consiste en un bloque de piedra granita de aproximadamente 3 m x 10 m, la cual se observa en la superficie del sector Pampa de Chujune. La superficie de la roca está ornamentada por una serie de figuras, que representan escenas paisajísticas de andenería y algunos accidentes geográficos, tallados aprovechando los relieves y depresiones naturales de la piedra. Se desconoce el uso y función de esta, lo más probable es que tuviera una significación religiosa, quizás una representación simbólica del universo o del espacio natural. Como sostienen algunos investigadores, pudo estar relacionada con el culto al agua, una especie de gigantesca Pacha, sugerido por los recipientes esculpidos en los cuales podía empozarse la lluvia. Otros elementos que se observan tallados son trazos de canales, escalinatas y estanques. Se pudiera creer también que esta piedra fue una especie de plano o croquis pétreo hecho por arquitectos incas para llevar el control de las obras hidráulicas que realizaban en la zona.

En la foto se observan las tallas en la superficie de la roca.

.

Apréciese el paisaje del sector Sajena y Colana sitios arqueológicos en el valle de Porobaya.

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Segmento donde se pueden apreciar las divisiones de las andenerías. Sucesión de andenes representados en los bloques de roca.

IV. CONSIDERACIÓN FINAL

Otros segmentos de la roca tallada.

Teniendo en cuenta la documentación arqueológica presentada por investigadores que realizaron trabajos en el sector y las características de la maqueta expuesta en este trabajo, podríamos suponer que la creación de la misma pudiera no solo estar relacionada con la época Inca sino también por sociedades anteriores a esta, con el fin de desarrollar un mejor manejo agrícola. Sin embargo, eso solo podría confirmarse con más investigaciones en el área y en los alrededores. El Paisaje Cultural Arqueológico Maquetas de Pampa Chujune actualmente se encuentra declarado Patrimonio Cultural de la Nación por el Ministerio de Cultura, con apoyo del Gobierno Regional de Moquegua y el Proyecto Estratégico de la Carretera Moquegua-Omate-Arequipa. REFERENCIAS

En la maqueta se plasman segmentos del Valle de Porobaya.

La cara posterior de la maqueta no presenta tallas y colinda con el despeñadero del cerro.

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Una maqueta lítica prehispánica en el cerro Chujune

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Alcides R. Álvarez Vela

HALLAZGO DE PLACAS DE CERÁMICA PINTADAS Y CANTOS RODADOS PINTADOS EN LAS CERCANÍAS DE LA CIUDAD DE OCOÑA – AREQUIPA THE FINDING OF POTTERY PLAQUES AND PAINTED PEBBLES IN THE SORROUNDINGS OF OCOÑA CITY, AREQUIPA Alcides R. Álvarez Vela

RESUMEN Este artículo trata sobre algunos de los materiales recuperados durante un Plan de Monitoreo Arqueológico realizado en el año 2008 durante la colocación de fibra óptica en los alrededores de localidad de Ocoña por la empresa CICSA. ABSTRACT The following article deals with some of materials found during a Plan of Archaeological Monitoring during the installation of optic fiber in the sorroundings of Ocoña, in 2008, by CICSA Company.

I. LOCALIZACIÓN DE LOS HALLAZGOS Y DESCRIPCIÓN AMBIENTAL El hallazgo de los materiales fue realizado al pie del cerro Azul, topónimo según la Carta Nacional (Instituto Geográfico Nacional, 1996) de superficie rocosa y arenosa, sin vegetación ni fuentes de agua. Se trata de un lugar adyacente a la Panamericana Sur y a terrenos agrícolas, ubicado aproximadamente a 1 km al este del cauce del río Ocoña y a casi 2 km de la línea de playa. Políticamente el hallazgo se realizó en el distrito de Ocoña, provincia de Camaná, departamento de Arequipa. Asimismo, fisiográficamente hablando, el cerro en mención forma parte de la Cordillera de la Costa, constituida por las rocas más antiguas de la región y la presencia de depósitos de limo y arcilla que durante las estaciones lluviosas del año dan origen a vegetación en las lomas (Mendivil y Castillo 1960: 13-15). La hidrografía está representada por el río Ocoña, de aproximadamente 270 km,

uno de los más caudalosos de la costa peruana.

Mapa 1. Desembocadura del río Ocoña, valle adyacente y lugar de los hallazgos.

II. DESCRIPCIÓN DE LOS HALLAZGOS EN CAMPO Fueron tres lugares diferentes donde aparecieron los materiales estudiados, estando dos de ellos a poca distancia de separación y sin más materiales en las cercanías (véase Cuadro 1).

Cuadro 1 Progresivas y coordenadas de ubicación de los materiales hallados Descripción

Progresiva

Coordenadas

Fecha

Cantos rodados pintados 1, 2, 3 y 4

Km 784 + 500 Km 784 + 500 Km 784 + 900

18K 702446 – 8181913 18K 702458 – 8181889 18K 702481 – 8181495

29/04/2008 29/04/2008 02/05/2008

Placas de cerámica pintada 1 y 2 Canto rodado pintado 5

Coordenadas UTM en el Datum WGS 84 tomadas con GPS Navegador Garmin Map 76CSx

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Hallazgo de placas de cerámica pintadas y cantos rodados pintados

El primer hallazgo consistió en un grupo de cuatro cantos rodados pequeños y semiplanos, tres con restos de pintura en uno de sus lados, los cuales se encontraron en la superficie contigua a una zanja, separados a poca distancia entre ellos y en medio de basura moderna (plásticos, bloques de cemento, vegetales) y ripio suelto.

Fig 3. Placas de cerámica en zanja

Fig 1. Cantos rodados 1 y 2.

Fig 4. Vista de acercamiento de placas

Fig 5. Retiro de placa 1

Fig 2. Cantos rodados 2, 3 y 4.

El segundo hallazgo consistió en dos tiestos juntos, con presencia de decoración en la pared interior: uno con pintura monocroma y el otro con figuras antropomorfas y zoomorfas de varios colores. Estos dos tiestos se encontraron a un lado dentro de la zanja a 50 cm de profundidad, en medio de una capa de tierra arenosa color gris con presencia de pequeñas piedras angulosas sueltas sobre la cual está la capa de ripio compacto.

Fig 6. Retiro de placa 2

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Alcides R. Álvarez Vela

El tercer hallazgo consistió en un canto rodado hallado en el material retirado de la zanja (top soil), también plano y con restos de tres (03) líneas rojas paralelas en uno de sus lados.

Fig 7. Canto rodado 5 en top soil

grado de compactación medianamente duro, y espesor de 70 cm (nivel intermedio). En esta capa fue donde se encontraron las dos placas y el canto rodado 5.

Fig 9. Estratificación de tramo de las placas

Fig 8. Detalle de canto rodado 5

III. DESCRIPCIÓN DE LA ESTRATIFICACIÓN La estratificación es la misma para toda la zanja en el tramo de la carretera contigua a la ciudad de Ocoña, con presencia de dos capas que pasan a ser descritas a continuación. Capa 1. Matriz de tierra arcillosa de color marrón claro, inclusiones de piedras angulosas de diversos tamaños, grado de compactación bien duro, y espesor promedio de 10 cm. Capa 2. Matriz de tierra arenosa color gris claro, inclusiones de pequeñas piedras angulosas,

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Fig 10. Estratificación de tramo de canto rodado 5

IV. DESCRIPCIÓN DE LOS MATERIALES RECUPERADOS Para esta labor fueron tomados como modelo algunos de los criterios empleados en el inventario del material (como los aparecidos en la siguiente tabla) recolectado por Federico Kauffmann Doig en el sitio de Chucu-Cupara (Kauffmann 1992: 78-178), agregándose a estos el peso y el color. Los códigos de los colores y su denominación provienen de las Munsell Soil Color Charts (Munsell 2000).


Hallazgo de placas de cerรกmica pintadas y cantos rodados pintados

Fif 11. Placa pintada 1

Fig 12. Placa pintada 2

Grรกfico 1. Placa pintada 1

Grรกfico 2. Placa pintada 2

Fig 13. Uniรณn de placas por uno de sus lados

Fig 14. Reconstrucciรณn de la forma original

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Alcides R. Álvarez Vela

Fig 15. Canto rodado 1

Fig 17. Canto rodado 3

Fig 16. Canto rodado 2

Fig 18. Canto rodado 4

Cuadro 2 Características de las placas de cerámica pintadas

Placa

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Forma

Medidas Máximas

Peso

Descripción

1

Poligonal, 20 cm x 23 cm x con los 6 mm bordes sin desbastar

351 grs

Fragmento de base y cuerpo. Presenta pintura monocroma en casi toda su pared interior (placa cóncava), mientras que la pared exterior es llana. La cocción es oxidante. La pintura es pre cocción.

2

Poligonal, 18 cm x 20 cm x con los 6 mm bordes sin desbastar

259 grs

Fragmento de cuerpo. Presenta pintura policroma post cocción en casi toda su pared interior (placa cóncava), mientras que la pared exterior es llana. La cocción es oxidante. La pintura es post cocción. Iconografía de motivos antropomorfos, geométricos y zoomorfos.

Color(es) y Código

Conservación

Observaciones

Bueno, ya que esta fracturado es seis fragmentos todos los cuales fueron recolectados en campo

Por uno de sus lados comparte el mismo borde de fractura que empata con uno de los lados de la placa 2

Red (10R y Regular, ya que 4/6), Reddish esta fracturayellow (5YR do en varios 7/8), fragmentos de Grayish green los cuales solo (GLEY 1 5/2), se recolectaron White tres, faltando (2,5Y 8/1) por lo menos dos más. Además, los colores muestran cierto grado de pulverulencia por partes, pero no es generalizado.

Por uno de sus lados comparte el mismo borde de fractura que empata con uno de los lados de la placa 1

Pale yellow (2.5 y 8/2)


Hallazgo de placas de cerámica pintadas y cantos rodados pintados

Cuadro 3 Características de los cantos rodados pintados Medidas Máximas

C.R.

Forma

Peso

Descripción

1

Semi ovalado con caras planas

11 cm x 7 cm x 2 mm

546 grs Una cara con píntura en motivo semi circular. Sin huellas de actividad visibles.

2

Semi ovalado con caras planas

10 cm x 6 cm x 2 mm

291 grs

3

Semi ovalado con caras planas

9 cm x 5 cm x 2 mm

4

Semi circular con caras planas

5

Semi ovalado con caras planas

Color(es) y Código

Conservación

Observaciones

Red (10R 5/8)

Bueno

Ninguna

Ninguno

Bueno

Ninguna

254 grs Una cara con píntura en motivo semi circular. Sin huellas de actividad visibles.

Red (10R 5/8)

Bueno

Ninguna

8 cm x 6 cm x 2 mm

213 grs Una cara con píntura en motivo semi circular. Sin huellas de actividad visibles.

Red (10R 5/8)

Bueno

Ninguna

12 cm x 8 cm x 3 mm

648 grs Una cara con píntura formando tres franjas delgadas paralelas trazadas siguiendo el lado largo del canto rodado. Sin huellas de actividad visibles

Red (10R 4/6)

Bueno

Ninguna

Sin pintura. Sin huellas de actividad visibles

V. DISCUSIÓN Los cantos rodados no estaban en su lugar original de deposición, sino que se hallaban en la superficie del terreno, descontextualizados. El caso de las placas es discutible; aparentemente tampoco estaban en contexto. Sin embargo, por encontrarse juntos y de manera vertical parece que fueron dejados ex profeso. La ausencia de algún contexto funerario u otro tipo de materiales en las cercanías debilitan esta posibilidad, por lo tanto, debieron haber llegado de algún modo no determinado y el encontrarse juntos en posición vertical es algo fortuito. Las dos placas cerámicas son fragmentos de la base plana de un cántaro de forma recurrente en los valles occidentales del área centro-sur andina para periodos tardíos, y la unión por uno de sus lados indica que son de una misma vasija. Se observa que la parte interior tiene desgaste previo a su pintado post cocción, y es muy probable que hayan sido reutilizados luego de ser extraídos de algún basural de la época. No son tiestos de alguna vasija manufacturada para ser quebrada intencionalmente, de hecho,

tienen huella de uso. Dicho cántaro presentaba pintura interior color Pale Yellow, estando presente aún en ambos tiestos. Sin embargo, en la placa 2 solo quedaban pequeños remanentes. Estos tipos de materiales han sido reportados como ofrendas asociadas a contextos funerarios (Disselhoff 1968, citado por Linares Málaga 1993; Faron-Bartels 2007) u ofrendas dedicadas a los dioses andinos (Kauffmann 1992). En el caso de los materiales que son objeto del presente estudio, todo indica que fueron ofrendas en contextos funerarios por la presencia de un cementerio arqueológico adyacente que ha sido huaqueado en varias ocasiones y desde hace mucho tiempo atrás. Por ello, los materiales se han desperdigado en los alrededores. El sitio adyacente es mencionado por los arqueólogos José A. Chávez Chávez y Ruth R. Salas Hinojoza como “necrópolis” Chule (AR6-51) (Chávez y Salas 1990). Chule es un cementerio perteneciente al estilo Chuquibamba e Inca en base a su cerámica y textiles, con enterra-

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Alcides R. Álvarez Vela

mientos múltiples, presencia de palos, esteras y muros de piedra y barro (Chávez 1982, citado por Azócar Prado 2012: 37 – 38). Eloy Linares Málaga, por su parte, menciona al sitio de Cobalalto como uno de los lugares con presencia de arte rupestre mobiliar en el extremo litoral sur. Allí, en 1964, extrajo un fardo funerario y objetos semejantes (Linares Málaga 2011: 245 y 249). Por ende, la cronología relativa y la filiación cultural serían las mismas mencionadas por estos investigadores. REFERENCIAS Azócar, R. (2012) Historia de Ocoña, un breve recorrido a su trayectoria histórica. Primera parte: desde la etapa preinca hasta 1876. Tacna: Editorial e imprenta Aguilar. Chávez, J. & Salas, R. (1990) Catastro arqueológico de la cuenca del río Ocoña. Gaceta arqueológica andina, 5, (18/19), 15-20. Lima: Instituto Andino de Estudios Arqueológicos. Faron-Bartels, R. (2007) El poder de los símbolos: lajas pintadas de Pampacolca. Nuevos datos sobre las lajas pintadas del sur del Perú. Actas del Primer Simposio Nacional de Arte Rupestre (pp. 151-175). Lima: Instituto Francés de Estudios Andinos. Instituto Geográfico Nacional (1996) Ocoña. Carta Nacional, Hoja 33-P, escala 1:100,000. (2da edición). Lima. Kauffmann, F. (1992) Pinturas mágicas sobre placas de cerámica (Chucu/Condesuyos, Arequipa). Arqueológicas, 21, 1-204. Lima. Linares, E. (1993) Prehistoria de Arequipa, Tomo II. Arequipa: CONCYTEC. Mendivil, S. & Castillo, W. (1960) Geología del cuadrángulo de Ocoña (hoja 33-P). Comisión Carta Geológica Nacional, 1, (3), 1-56. Lima. (2011) Memorias del arqueólogo Eloy Linares Málaga. 80 años de edad y 60 de investigador. Castilla-Camaná. Lima: Universidad Alas Peruanas.

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Plataforma ceremonial – Ushnu del sitio arqueológico de Acchaymarca

PLATAFORMA CEREMONIAL - USHNU DEL SITIO ARQUEOLÓGICO DE ACCHAYMARCA AN USHNU - CEREMONY PLATFORM AT THE ARCHAEOLOGICAL SITE OF ACCHAYMARCA Gonzalo Presbítero Rodríguez

RESUMEN El presente artículo describe al sitio arqueológico de Acchaymarca (Arequipa) el cual presenta 280 estructuras arquitectónicas construidas en piedra, las cuales están agrupadas al oeste de la plaza. En el lado central (S-E) de la plaza principal, se ubica la Plataforma Ceremonial - Ushnu, construida con piedras canteadas, prolijamente trabajadas de mampostería tipo Inca Imperial. En mal estado de conservación, la primera etapa de intervención consistió en el desbroce y limpieza peri mural, para luego liberar el entorno de la Plataforma Ceremonial y continuar con la segunda etapa de anastilosis, que ha permitido reintegrar y/o restituir al conjunto las piezas colapsadas de la estructura. Para recuperar las características arquitectónicas de la plataforma y de esta manera proporcionar una lectura más clara de la estructura en el proceso de conservación se han utilizado los materiales y técnicas constructivas tradicionales, con la finalidad de conservar las características de la Plataforma Ceremonial. ABSTRACT The following article describes the archaeological site of Acchaymarca (Arequipa) which presents over 280 architectonic structures built in stone, located at the western side of the square. In the central side of the main square (S-E), there is an Ushnu - Ceremony Platform, made of very well crafted masonry stones of the Imperial Inca type. In a clearly poor state of conservation, the first stage of intervention consisted in cleaning all scrubs and unwanted elements around the walls, so the Ceremony Platform could be clear. The second stage was anastylosis, which allowed to reintegrate and restore every collapsed piece of the whole structure. The purpose of this was to recover the main architectonic features of the platform, so there is a clearer view of the structure. During the process of conservation the traditional building techniques and materiales were used to keep the main characteristics of the ancient and original Ceremony Platform. I. LOCALIZACIÓN DEL SITIO El sitio de Acchaymarca está localizado en la Provincia de Condesuyos, a 30 km del actual pueblo de Salamanca (Foto 1), entre los nevados Solimana y Coropuna, a 4030 msnm. Geográficamente se encuentra en las siguientes coordenadas: 72°48’22” Longitud Oeste y 15°30’26” Latitud Sur. El complejo arquitectónico está situado sobre una meseta de la vertiente occidental del Nevado Coropuna y fue descubierto por José Antonio Chávez Chávez y Johan Reinhard en 1989. El sitio arqueológico contiene aproximadamente 280 estructuras arquitectónicas construidas en piedra, la mayoría de las cuales se distribuyen y están agrupadas al oeste de la plaza. Esta plaza principal es de forma rectangular y mide aproximadamente 94.15 m por 89.92 m y está

rodeada por un muro de piedras canteadas sin argamasa. Parte de este muro ha colapsado y en el extremo superior (S-E) existen dos jambas que sirvieron de acceso a la otra plaza. Adyacente a esta se ubican y existen otros recintos, los cuales se superponen parcialmente al espacio de la misma. En el extremo (S-O) se encuentra una estructura tipo Kallanka (estructura rectangular con varias puertas) . En el lado central (S-E) de la plaza principal, por su parte, se ubica una Plataforma Ceremonial – Ushnu, construida con piedras canteadas, prolijamente trabajadas de mampostería tipo Inca Imperial. Es importante señalar que esta Plataforma Ceremonial – Ushnu de Acchaymarca, es la más grande que se encuentra en la región Alto Andina del departamento de Arequipa. (Foto 2)

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Gonzalo Presbítero Rodríguez

Adosada a la plataforma ceremonial, en la parte central se ubica una escalinata de cinco peldaños, los cuales conducen al primer cuerpo de la misma, con 3.58 m de largo y 1.97 m de ancho. En el proceso de excavación fueron hallados los peldaños originales, los cuales estaban dañados y en mal estado de conservación, con muretes laterales de 0.60 m de ancho, adosados a la escalinata. Su función era la de confinar las gradas y evitar su disgregación.

Fig 1. Vista del nevado Solimana

Fig 2. Plaza principal de Acchaymarca

II. ESTUDIO PATOLÓGICO La Plataforma Ceremonial – Ushnu presentaba en su totalidad maleza y material de derrumbe. El elemento ceremonial tiene forma rectangular con 8.76 m de ancho (E-O) y 6.98 m de largo (N-S). Presenta dos cuerpos: el primer cuerpo tiene 1.75 m de altura y el segundo cuerpo está constituido por un muro de 0.90 m de altura y piedra canteada, ambos cuerpos hacen un total de 2.86 m de altura. La superficie de este recinto es de 61.32 m2, el cual se ubica a 3.32 m con respecto al muro pircado de la plaza (Foto 3).

Fig 3. Ushnu de Acchaymarca antes de la intervención, vista norte.

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Gran parte de este elemento arquitectónico (de la escalinata) ha perdido piezas de la configuración original. Y el desplome de piedras de mayor volumen sobre los peldaños ha fracturado las lajas y removido parte de la estructura. En el nivel superior de la escalinata se encontró, asimismo, un gran forado producido por saqueadores de la zona, el cual desciende hasta la base de la Plataforma Ceremonial (de 1.88 m de altura). En el primer cuerpo de la Plataforma Ceremonial, los muros de traba presentan esquinas colapsadas con mortero disgregado, causados en gran parte por lluvias y daños antrópicos. Además, el paramento en torno a la plataforma presentaba varias grietas, fisuras e incluso, en algunos sectores, han colapsado varias piezas, perdiéndose las mismas. Los trabajos fueron realizados por la arqueóloga alemana Anja- Kathrin Meinken. Andes No 6. 1

En el segundo cuerpo de la Plataforma Ceremonial, el estado de conservación es más grave: los muros se encuentran colapsados en un gran porcentaje en torno a la estructura. La superficie es plana en su mayor parte y la restante presenta un desnivel con respecto a la rasante original. Además, presenta evidencias claras de saqueo y destrucción (Foto 4).

Fig 4. Ushnu de Acchaymarca antes de la intervención, vista este.


Plataforma ceremonial – Ushnu del sitio arqueológico de Acchaymarca

III. TÉCNICAS Y PROCESOS DE INTERVENCIÓN Previo al proceso de intervención del complejo arquitectónico, se realizó una evaluación de acuerdo a las normas y técnicas internacionales. Los trabajos emprendidos en la primera etapa consistieron en el desbroce y la limpieza alrededor de la estructura con la finalidad de liberar y remozar el entorno de la Plataforma Ceremonial – Ushnu. Asimismo, fueron mapeadas y ubicadas en un plano las áreas de intervención.

Fig 5. Ushnu de Acchaymarca después de la intervención, vista frontal.

En la segunda etapa fueron intervenidas las es-

tructuras a través del método de anastilosis, lo que ha permitido reintegrar y/o restituir al conjunto de las piezas colapsadas de la estructura. Esta técnica de intervención tuvo como finalidad devolver la configuración original del muro y recuperar las características arquitectónicas de la plataforma. De esta forma, proporciona una lectura más clara de la estructura. Previa sectorización e identificación de las áreas colapsadas de la plataforma, fueron realizados también los trabajos de reintegración de piezas, teniendo cuidado de no dañar la estructura existente. En los sectores reintegrados del paramento fue utilizado un mortero diferente para diferenciarlo del original. La superficie de la plataforma se ha remozado y rellenado con tierra. Lamentablemente, esta presentaba múltiples daños producto de la actividad ilícita del saqueo en la zona. Se ha nivelado la superficie de la plataforma, conservando el nivel antiguo. Del mismo modo, se han realizado trabajos de prevención, rellenándose así parcialmente la superficie de los peldaños, con el propósito de protegerlos del medio ambiente y de la actividad antrópica. En el proceso de conservación han sido utilizados los materiales y técnicas constructivas tradicionales, con la finalidad de conservar las características del monumento. De forma tal, no se alteran las propiedades físico-químicas del material y la estética de la plataforma ceremonial. Las piedras y mortero colapsados y disgregados han sido reintegrados y restituidos respectivamente, previa identificación y codificación de piezas para su relativa reintegración (Fotos 5 y 6).

Fig 6 . Ushnu de Acchaymarca después de la intervención, vista oeste.

Los muros con desplome fueron consolidados en base a reajustes en su estado actual, hasta lograr el plomo del muro original, mientras que los nuevos morteros restituyeron gran parte de los originales, por encontrarse estos en mal estado de conservación. El mortero de barro existente presentaba intemperización y pérdida de su propiedad aglutinante, siendo necesaria una restitución de un mortero reforzado compatible, el cual posibilitara consolidar los muros. Previa a la intervención se han caracterizado y analizado los morteros originales en su composición y dosificación, conservándose así el mortero en buen estado, mientras que el resto ha sido restituido con mortero reforzado compatible al original. Asimismo, han sido consolidados los rellenos de los muros disgregados por restitución, causados por el flujo de agua en época de lluvias. El espesor del relleno es el mínimo necesario, para evitar que el material reintegrado y sustituido se superponga a la piedra. La finalidad de la intervención es proteger y preservar el material, evitando las vías de filtración de agua.

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Gonzalo Presbítero Rodríguez

Consideramos que la restitución del mortero era imprescindible, no solo para asegurar el comportamiento estructural del muro, sino para evitar la posible disgregación o pérdidas de los elementos constituyentes del mismo. IV. CONTROL DE LOS PROCESOS DE DEGRADACIÓN 1.

El primer factor de deterioro es la presencia de hierbas y pastos típicos de las regiones altoandinas como el ichu, la yareta y otras plantas silvestres, y el desarrollo de microorganismos: los líquenes en sus diferentes variedades constituyen los focos de deterioro más extendidos y más persistentes en el proceso de degradación del material pétreo por disgregación.

2. El segundo factor de deterioro es el antrópico. La presencia de pobladores de pequeñas comunidades que se dedican al procesamiento del chuño blanco y negro, así como los pastores de camélidos que vienen en busca de alimentos trasladándose de un lado a otro, dañan continuamente las estructuras, circulando muchas veces por encima de los muros del complejo arqueológico sin importar el daño que ocasionan a la arquitectura existente. 3. El tercer factor de deterioro es la reutilización de los elementos arquitectónicos y constructivos para otras edificaciones como corrales, y la sustracción de las lajas por parte de los pobladores de la zona para la construcción de sus viviendas. 4. El cuarto factor de deterioro son los cambios bruscos de temperatura característicos de la zona, los que han afectado considerablemente el estado de conservación del sitio. El distrito de Acchaymarca está ubicado a 4030 msnm. Durante el día la temperatura aproximada es de 11°; en las tardes, es de 5° C, descendiendo hasta -5° C por las noches. Es común en las zonas altoandinas encontrar problemas con los ciclos de heladas secas, ya que estas se asientan en la madrugada, dejando cargas húmedas dentro de los elementos pétreos, los cuales rápidamente son desplazados a medida de que avanza el día por la fuerte radiación solar de la mañana. Este proceso de mi-

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gración produce alteraciones químicas y físicas en las rocas, generando rajaduras y desprendimientos, lo cual afecta de la misma forma los morteros de barro. V. PROTECCIÓN Y TRATAMIENTO DEL DETERIORO NATURAL Y ANTRÓPICO Como es de esperar, la afluencia de turistas en el sitio podría tener un impacto negativo en la preservación del monumento. Para prevenir el deterioro de las estructuras se han realizado trabajos de acondicionamiento, habilitándose así un acceso provisional en el sector posterior del recinto con la finalidad de facilitar el paso a los visitantes y evitar que accedan por los muros y causen mayores daños al monumento. Se ha dispuesto, en segundo lugar, el desbroce total de la plataforma y el área perimetral más próxima a 2 m de distancia para así evitar el posible crecimiento de vegetación. A fin de obtener mejores resultados, es fundamental y muy importante realizar un seguimiento continuo que permita dar mantenimiento a las intervenciones que se han realizado, ya que de ello depende la conservación del sitio.


Plataforma ceremonial – Ushnu del sitio arqueológico de Acchaymarca

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Gonzalo Presbítero Rodríguez

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Plataforma ceremonial – Ushnu del sitio arqueológico de Acchaymarca

REFERENCIAS Perez, I. (2012) Patrimonio Cultural del Perú: Monumentos arqueológicos de Santiago de Chuco, La Libertad. Lima: CONCYTEC. Protzen, J.P. (2005) Arquitectura y construcción Inca en Ollantaytambo. Lima: Fondo Editorial PUCP. Muñoz, E. (1984a) Trabajo de restauración en el Norte Grande de Chile. Atacama. Muñoz, E. (1984b) Restauración del Pucara de Quitor. Estudios atacameños N° 7, 191-197. Atacama: Universidad Católica del Norte, San Pedro de Atacama. Muñoz, E. (1987) Ruinas de Tulor, conservación y restauración. Hombre y Desierto 1, 37-52. Antofagasta: Universidad de Antofagasta, Instituto de Investigaciones Antropológicas. Presbítero, G., Sobczyk, M. & Woloszyn, J. (2000-2001) Plataforma ceremonial con Ushnu del sitio Maucallacta. Andes – Boletín de la Misión Arqueológica Andina 3 (1), 185-199. Varsovia: Universidad de Varsovia. Presbítero, G. (2005) Trabajos de Puesta en valor de la Plataforma Ceremonial (ushnu) del sitio arqueológico de Acchaymarca. Andes – Boletín de la Misión Arqueológica Andina 6 (3), 337-346. Varsovia: Universidad de Varsovia Ziółkowski, M.,Sobczyk, M. & Presbítero, G. (2005) Sitio Arqueológico Pucara Sinulica: Estudios Preliminares. Andes – Boletín de la Misión Arqueológica Andina 6 (3), 277-299. Varsovia: Universidad de Varsovia.

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Arnaldo Ramos Cuba

ESTRUCTURAS CIRCULARES: TUMBAS O RECINTOS RITUALES INADVERTIDOS EN LAS ZONAS ALTO ANDINAS DE AREQUIPA CIRCULAR STRUCTURES: TOMBS OR RITUAL AREAS IN THE HIGH ANDEAN ZONES OF AREQUIPA Arnaldo Ramos Cuba

RESUMEN En la Sierra de Arequipa así como en las provincias de Caylloma, Castilla, La Unión y Arequipa, al realizar las inspecciones de los expedientes de Certificados de Inexistencia de Restos Arqueológicos, así como de los Proyectos de Evaluación Arqueológica, se han observado estructuras circulares u ovales asociadas a lagunas, bofedales, y caminos prehispánicos, que no están siendo registrados y tomados en cuenta como estructuras arqueológicas ni mucho menos interrelacionados con su entorno. La intensión de este artículo es simplemente el de informar a la comunidad científica que debe tomar en consideración este tipo de evidencias a fin de no obviarlas y que no pasen desapercibidas. También, se sugiere examinar la función específica de dichas estructuras y qué papel cumplen dentro de su ámbito territorial, para que puedan ser comparadas con otras estructuras similares. ABSTRACT In the mountains of Arequipa and the provinces of Caylloma, Castilla, La Unión and Arequipa, after finishing the inspections of both CIRA reports (Certificates of Non-Existence of Archaeological Remains) and the Archaeological Evalutation Projects, it is possible to observe circular or oval structures associated to lagoons, wetlands and prehispanic paths, which have not been registered properly nor taken into consideration as archaeological structures or related with their context or sorroundings. The focus of this article is to simply provide this information to the scientific community and let them know that they should take into consideration this type of evidences in order not to ignore them and leave them out. Also, it is suggested to examine the specific function of such structures and what is their role in their territorial context. Thus, they will be able to be compared with similar structures. I. INTRODUCCIÓN En este artículo se discutirá sobre la problemática que generan ciertas estructuras circulares de piedra, documentadas en las inspecciones que se realizan a las solicitudes de expedición de Certificados de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA) y a los Proyectos de Evaluación Arqueológica (PEA). Estas estructuras circulares de pequeño tamaño originan discrepancias o diferencias de opinión entre los administrados y colegas, los cuales muchas veces manifiestan que dichas estructuras no son más que amontonamientos naturales de piedras o estructuras de carácter contemporáneo, pero que no podrían ser arqueológicas. Las estructuras, al no tener una asociación directa con material arqueológico en superficie (fragmentos de cerámica, obsidiana, restos óseos, etc.), corren el peligro de pasar desapercibidas, lo cual incrementa el riesgo de que estos indicadores arqueológicos puedan desapare-

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cer. Tal es el caso que, en muchos Proyectos de Evaluación Arqueológica, al ejecutar las excavaciones para medir el potencial del área y no hallarse material arqueológico asociado, estas estructuras terminan siendo definidas como no arqueológicas y son descartadas. En consecuencia, nosotros como arqueólogos debemos poner más atención a estos elementos arqueológicos y a su asociación e interrelación con las lagunas, bofedales, caminos prehispánicos y sitios arqueológicos cercanos. Estas estructuras suelen estar ubicadas en las zonas altas de Caylloma, Castilla y La Unión. Desde mi perspectiva, estas estructuras circulares corresponderían a tumbas o recintos rituales de carácter prehispánico, por tanto, se definirían como arqueológicas. En el ámbito arqueológico se tiene el concepto frecuente de que las estructuras circulares de las zonas altoandinas del sur son en su mayoría


Estructuras circulares: tumbas o recintos rituales inadvertidos

tumbas prehispánicas. Si bien se conoce que la mayoría de estas estructuras en el área altoandina están relacionadas con el aspecto funerario, no se puede aseverar que todas ellas correspondan a dicho tipo de arquitectura funeraria. Partiendo de estos planteamientos, nacen las interrogantes: ¿pertenecen las estructuras de planta circular ubicada en las zonas altas andinas a un patrón de enterramiento prehispánico? o ¿corresponden a recintos de uso ritual que están interrelacionadas con las lagunas, bofedales, quebradas y caminos? Para lograr responder estas interrogantes es necesario que existan más proyectos de investigación que permitan analizar el comportamiento de dichas estructuras considerando el entorno en el que se encuentran. Nos inclinamos a pensar que muchas de estas estructuras corresponden tanto a tumbas como a recintos de uso ritual. Las estructuras que cumplirían la función de tumbas se encuentran dispersas y aisladas, asociadas a un entorno por lo general de lagunas, bofedales, quebradas, caminos prehispánicos y relativamente lejanos a sitios arqueológicos consolidados. Normalmente, se consideran como tumbas aquellos contextos en donde existen restos óseos y otros elementos mortuorios. Sin embargo, existen también aquellas estructuras funerarias que no presentan individuo ni elementos mortuorios, indicando que no fueron usadas, si que este hecho le quite el carácter arquitectónico funerario para el cual fueron construidos. Por otro lado, los recintos rituales podrían haber servido para depositar algún tipo de elemento en la época prehispánica, con el propósito de invocar lluvias y mejores cosechas, así como buenos tiempos a sus apus tutelares. Si bien no se puede determinar qué elementos depositaron de forma sólida y visible, probablemente depositaban plantas como la coca, u otros elementos vegetales o minerales de fácil degradación, que estudios de microdesechos podrían revelar. “Los depósitos rituales arqueológicos fueron objetos sagrados (suelen ser jadeíta, obsidiana, concha, huesos de animales, huesos humanos, puntas de raya, objetos de cerámica sílex o pedernal y, en menor cantidad, lítica pulida, minerales diversos y metal) colocados, ya sea solos o sobrepuestos y en conjunto en forma intencional y en espacios delimitados, por piedras o

fosas elaboradas especialmente para este fin; por lo tanto, constituyen el resultado de una práctica ritual (Vázquez 2014)”. Sólo enunciaré que creo posible nombrar estos aspectos mediante un razonamiento científico, siguiendo la interrelación que existe con los aspectos naturales y sitios arqueológicos. Una de las vías posibles de elucidación de este tema es a partir de la función específica que cumplieron dichas estructuras bajo el sustento de los patrones básicos de interrelación con los componentes fundamentales de la naturaleza, tales como la geografía y el hábitat modificado antrópicamente, los cuales han perdurado a través del tiempo. II. DESCRIPCIÓN DE LAS ESTRCUTURAS CIRCULARES En el presente artículo no se describen a minuciosidad las estructuras, sino que se hace una síntesis de su ubicación, las características de las estructuras, su emplazamiento y su posible función, con el fin de ver el grado de recurrencia de ciertas características, las cuales, como habíamos mencionado, se localizan en las zonas altoandinas de Arequipa. Las estructuras descritas son solo una muestra, puesto que existen más estructuras en la región con este patrón, asociadas a las características mencionadas en el artículo.

Estructura circular N° 1 •

Ubicación política: Agua Salada, distrito de Yura, provincia de Arequipa

Ubicación georreferenciada: Coordenadas UTM E 0202834 N8193392

Características: Estructura circular construida con piedras angulosas y redondeadas de tamaño medio, se aprecia claramente la forma de una hilera.

Emplazamiento: Se emplaza en una planicie cercana a una quebrada con escorrentía de agua actualmente seca.

Función tentativa: Tumba – Elemento Ritual

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Arnaldo Ramos Cuba

Estructura circular N° 3 •

Ubicación política: Pallca, distrito de Yura, provincia de Arequipa.

Ubicación georreferenciada: Coordenadas UTM E0224827 E8232758

Características: Estructura que está construida con piedras de tamaño sin cantear y parcialmente canteadas. No se aprecian las hileras bien definidas porque fue desarticulada por acción del tiempo. Las piedras desmoronadas se encuentran dentro y fuera de las estructuras.

Fig 1. Estructura circular N°1

Estructura circular N°2 •

Ubicación política: Pallca, distrito de Yura, provincia de Arequipa.

Emplazamiento: Se emplaza en una planicie cercana a una quebrada.

Ubicación georreferenciada: Coordenadas UTM E0225681 E8230665

Función tentativa: Tumba

Características: Estructura circular construida con piedras angulosas y redondeadas de tamaño regular, no se aprecian las hileras bien definidas puesto que fue desarticulada por acción del tiempo. Las piedras desmoronadas se encuentran al interior y exterior de la forma circular estructural.

Emplazamiento: Se emplaza en una planicie cercana a una quebrada.

Función tentativa: Tumba – Elemento Ritual.

Fig 2. Estructura circular N. 2

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Fig 3. Estructura circular N. 3, se encuentra desarticulada.

Estructura circular N° 4 •

Ubicación política: Imata, distrito San Antonio de Chuca, provincia de Caylloma.

Ubicación georreferenciada: Coordenadas UTM E0278900 E8286584

Características: Estructura construida con piedras en su mayoría redondeadas y muy pocas angulares de tamaño medio. Dicha estructura se encuentra desmoronada. Se aprecian las piedras caídas al interior y exterior de la estructura.

Emplazamiento: Se emplaza en una planicie cercana a una quebrada.

Función tentativa: Tumba – Elemento Ritual.


Estructuras circulares: tumbas o recintos rituales inadvertidos

Estructura circular N° 6

Fig 4. Estructura circular N. 4, se encuentra desarticulada.

Estructura circular N° 5 •

Ubicación política: distrito de Tisco, provincia de Caylloma.

Ubicación georreferenciada: Coordenadas UTM E0218669 E8318526

Características: Estructura de aparente planta circular. Dicha estructura está construida con piedras redondeadas y angulares de tamaño medio. No se aprecian las hileras bien definidas porque fue desarticulada por acción del tiempo.

Emplazamiento: Se emplaza en una planicie al lado de una quebrada y una zona de bofedales.

Función tentativa: Tumba – Elemento Ritual.

Fig 5. Estructura circular N. 5, se encuentra desarticulada.

Ubicación política: distrito de Tisco, provincia de Caylloma.

Ubicación georreferenciada: Coordenadas UTM: E0225125 E8318191.

Características: Estructura circular, construida con piedras de tamaño medio. Se aprecian claramente las cabeceras de muros de una hilera y unas cuantas piedras desarticuladas.

Emplazamiento: Se emplaza en una pequeña ladera cercana a una quebrada.

Función tentativa: Tumba - Elemento Ritual.

Fig 6. Estructura circular N. 6, se encuentra desarticulada.

Estructura circular N° 7 •

Ubicación política: distrito de Caylloma, provincia de Caylloma.

Ubicación georreferenciada: Coordenadas UTM E 0204837 N 8327932.

Características: Estructura circular construida con piedras. Se aprecian las hileras indistintamente, ya que fueron desarticuladas por acción del tiempo.

Emplazamiento: Se emplazan en una pequeña ladera cercana a una quebrada.

Función tentativa: Tumba.

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Estructura circular N° 9

Fig 7. Estructura circular N. 7, se encuentra desarticulada.

Estructura circular N° 8 •

Ubicación política: Umachullco, distrito de Orcopamapa, provincia de Castilla.

Ubicación georreferenciada: Coordenadas UTM E0781900 E8313998.

Características: Estructura circular, construida con piedras angulares y redondeadas de tamaño regular. La estructura no está bien conservada ya que no se notan las hileras bien definidas. La gran mayoría de las piedras están desarticuladas y se encuentran al interior de la estructura.

Emplazamiento: Se emplaza en una planicie cercana a una quebrada con flujo de agua.

Función tentativa: Tumba - Elemento Ritual.

Fig 8. Estructura circular N. 8, se encuentra desarticulada.

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Ubicación política: distrito de Tapay, provincia de Caylloma.

Ubicación georreferenciada: Coordenadas UTM: E0186606 N8298030.

Características: Dicha estructura está construida con piedras de tamaño medio. No se aprecian las hileras bien definidas, sin embargo, la forma sí se mantiene a pesar de haber sido desarticuladas por la acción del tiempo.

Emplazamiento: Se emplaza en una planicie cercana a una quebrada.

Función tentativa: Tumba - Elemento Ritual.

Fig 9. Estructura circular N. 9, se encuentra desarticulada.

Estructura circular N° 10 •

Ubicación política: Ares, distrito de Orcopamapa, provincia de Castilla.

Ubicación georreferenciada: Coordenadas UTM E0806271 N8340076.

Características: Estructura circular construida con piedras angulosas y redondeadas de tamaño medio. No se aprecian las hileras, ya que se encuentran desmoronadas las piedras al interior de la estructura.

Emplazamiento: Se emplaza en una planicie cercana a unos bofedales.

Función tentativa: Tumba - Elemento Ritual.


Estructuras circulares: tumbas o recintos rituales inadvertidos

Estructura circular N°12 •

Ubicación política: Ares, distrito de Orcopampa, provincia de Castilla.

Ubicación georreferenciada: Coordenadas UTM E0805872 N8340479.

Características: Estructura circular construida con piedras angulares y redondeadas de tamaño medio. Esta estructura fue intervenida con una excavación. Antes de la intervención, no se apreciaban las hileras bien definidas, pero durante la excavación se pudo definir mejor la estructura circular y notar claramente el acomodo antrópico.

Fig 10. Estructura circular N. 10, se encuentra desarticulada.

Estructura circular N°11 •

Ubicación política: Ares, distrito de Orcopamapa, provincia de Castilla.

Emplazamiento: Se emplaza en una leve ladera cercana a unos bofedales.

Ubicación georreferenciada: Coordenadas UTM E0805836 E8340231.

Función tentativa: Tumba.

Características: Estructura circular construida con piedras angulosas y redondeadas de tamaño grande y medio. No se aprecian bien definidas las hileras, ya que fueron desmoronadas, provocando que las piedras quedaran al interior y exterior de la estructura.

Emplazamiento: Se emplaza en una planicie cercana a unos bofedales y a un paraviento de pastores contemporáneos.

Función tentativa: Tumba – Elemento ritual.

Fig 11. Estructura circular N. 11, se encuentra desarticulada.

Fig 12. Estructura circular N. 12, antes de la intervención.

Fig 13. Estructura circular N. 13, antes de la intervención.

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Arnaldo Ramos Cuba

III. DISCUSIÓN El registro presentado de estas estructuras circulares nos permite iniciar la discusión, aunque de manera preliminar, de su función en las zonas altoandinas de Arequipa, analizando paralelamente el espacio en donde se sitúan y cómo se integran a un entorno conformado por las lagunas, bofedales, quebradas, caminos o rutas de tránsito prehispánico y sitios arqueológicos más cercanos. Podemos afirmar que estas estructuras se observan recurrentemente en las zonas altoandinas de Arequipa y pueden estar ligadas a prácticas rituales prehispánicas tanto de carácter funerario como ofrendas simbólicas. Estas estructuras circulares no se generan casualmente ni naturalmente, sino que son hechos por el hombre, y deben entenderse en el contexto de su emplazamiento o entorno. Las estructuras circulares de las que nos referimos frecuentemente están asociadas a lagunas, bofedales, quebradas, caminos o rutas de tránsito prehispánico cercanos a sitios arqueológicos, los cuales si bien no tienen un vínculo directo, tienen una correlación y recurrencia dentro de un entorno cercano a sitios arqueológicos. Su distribución espacial, el tipo de soporte y el contexto en el que se hallan nos demuestran que el hombre de esa época construyó esta arquitectura por alguna razón ligada al pensamiento de esa época. Otro punto está relacionado con la función de las estructuras circulares pequeñas. Este tipo de estructuras es recurrente en las zonas altoandinas de la sierra del sur, y no hay referencias en la literatura de Arequipa que se refieran al comportamiento, uso y función dentro de un espacio relacionado a lagunas, bofedales y quebradas. En principio, una hipótesis es que hayan funcionado como tumbas o recintos de carácter ritual. Por otro lado, se está volviendo habitual que estas estructuras circulares u ovales no sean consideradas como arqueológicas por no presentar asociación a otros elementos arqueológicos como cerámica, obsidiana, restos óseos, etc. Desde mi perspectiva, no necesariamente dichas estructuras tendrían que tener asociación con dichos elementos para ser consideradas arqueológicas, puesto que por su propia arquitectura, su recurrencia y asociación a lagunas, bofedales, quebradas, caminos prehispánicos

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y sitios arqueológicos, estarían vinculadas a la época prehispánica. En los casos de algunos Proyectos de Evaluación Arqueológica con medición de potencialidad, se ha tomado nota que cuando se excavan dichas estructuras con las características mencionadas y no encuentran material arqueológico no son tomadas en cuenta; sin embargo, como hemos discutido, no deben ser desestimadas como no arqueológicas. Las características estructurales, su relación con el medio ambiente y con lagunas, bofedales, quebradas y sitios arqueológicos son su mismo potencial. Si dichas estructuras ahora se encuentran desmoronadas y desarticuladas producto del tiempo, es relevante considerar la recurrencia del patrón estructural. No se deben ignorar las evidencias y anular el dato de un ámbito donde las investigaciones arqueológicas aún no se han iniciado con severa minuciosidad. Al contrario, como investigadores tenemos que tomar atención a dichas estructuras, analizar su distribución espacial y correlacionarlas con las diferentes representaciones naturales y antrópicas de la zona. “Los pocos estudios que fueron dedicados a este tipo de tumbas fuera del Altiplano utilizaron también el término de chullpas. Entre otros, Herman Trimbor (1969) exploró las chullpas de Atiquipa, en la costa del departamento de Arequipa. Mabczik Sobckik (2000) hizo un amplio catálogo de las chullpas del Coropuna en el mismo departamento, ya que en los años 60 Máximo Neira (1961, 1964, 1990) había notado sepulturas sobrealzadas en la zona de Collaguas, llamándolas chullpas, a la manera de su homólogas altiplánicas. Al describir unas sepulturas de Coporaque, Wernke (2003) utilizó también ese mismo término. Chullpa está ahora considerada como la palabra genérica para describir cada tipo de torre o casa funeraria edificada sobre un suelo, generalización que a nuestros ojos borra importantes diferencias, tanto funcionales como simbólicas entre tumbas que reflejaban realidades distintas” (Duchesne 2005: 418). IV. CONSIDERACIONES FINALES Se plantea que habría dos tipos de representaciones estructurales: tumbas y recintos rituales. Ambos de forma circular u oval, construidos con piedras, y que pocas veces han sido inves-


Estructuras circulares: tumbas o recintos rituales inadvertidos

tigados o excavados. Los aspectos más trascendentes e importantes que se deben considerar son la interrelación con lagunas, bofedales, quebradas, caminos prehispánicos, y sitios arqueológicos aledaños. Realizando un examen del por qué no se toman en cuenta las estructuras circulares aisladas, creemos que en las últimas décadas solo han sido valorados los sitios arqueológicos que tienen estructuras bien definidas y que presentan asociaciones relevantes, enfatizando lo monumental y suntuoso. El análisis del entorno tampoco es tomado en cuenta en muchas de las investigaciones actuales. Consideramos y creemos que las estructuras circulares de las que hablamos cuentan con un claro carácter arqueológico, en razón a su recurrencia y a su vinculación con las lagunas, bofedales, quebradas y caminos prehispánicos, los cuales, para los pobladores de la época prehispánica, tenían importancia al momento de elegirlos como lugares de entierro y de celebración de ceremonias rituales. Dichas estructuras no pueden ser confundidas con acumulaciones naturales o estructuras contemporáneas. Como arqueólogos tenemos la capacidad de diferenciar bien estos componentes en asociación con el entorno natural y su relación con los sitios arqueológicos del entorno. Así, debemos de proteger los elementos estructurales que se encuentran aislados, sean tumbas o recintos de carácter ritual. Esto, al margen de que tengan una asociación con material arqueológico, puesto que ofrecen una excelente oportunidad para explorar e investigar la interrelación entre el hombre y su entorno, de manera también que podamos comenzar a examinar los sitios arqueológicos de ese ámbito.

de carácter antrópico. Realizando un ejercicio de analogía, si excaváramos andenes prehispánicos y no encontráramos material arqueológico sería descabellado asumir que dichos elementos arquitectónicos no son arqueológicos; asimismo, si se excavara en geoglifos y no se encontrase elementos arqueológicos no se podría decir que no son arqueológicos. En consecuencia, su mismo componente estructural lo define como arqueológico. REFERENCIAS De La Vega, E., Frye, K. & Chávez, C. (2002) La Cueva Funeraria de Molino-Chilacachi (Acora-Puno). Gaceta Arqueológica Andina 26, 121 -137. Lima. Diaz, L. (1999) Estudios de los contextos funerarios de sector 3, montículo 2 del Sitio Arqueológico de Churajon. Tesis para optar por el grado de Licenciado. Arequipa: Universidad Católica de Santa María. Duchesne, F. (2005) Tumbas de Coporaque. Aproximaciones a concepciones funerarias Collaguas. En: T. Bouysse – Cassagne (Ed.), Bulletin de l’Institut Francais d’Études Andines: Los Andes del Centro Sur. Vol 34, (3). (pp. 411-429). Lima: IFEA. Ramos, N. (2005) Estudio Arqueológico y Arquitectónico del Templo del Sol, Churajon Arequipa Tesis para optar por el grado de Licenciatura. Arequipa: Universidad Católica de Santa María. Vázquez, V. (2014) Archaeological Ritual Deposits in Classic Period Campeche. Estudios de Cultura Maya, 44. México D.F.: UNAM, Instituto de Investigaciones Filológicas.

Cabe resaltar que las estructuras pudieron haberse construido y no utilizado y algunas veces no se depositaron individuos. Y en el caso de los recintos ceremoniales las ofrendas o pagos pueden haberse desintegrado, ya que estuvieron conformadas de materiales perecederos. Sin embargo, sí guardan una interacción con los sitios arqueológicos del entorno. La presencia de una estructura ya define un elemento arqueológico por las características exteriores que se visualizan, como la colocación de piedras

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Dr. Rómulo Pari Flores

CONSERVACIÓN Y PUESTA EN VALOR DEL CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE UYO UYO: SECTOR 1, RECINTOS 09, 10 Y 15 YANQUE – CAYLLOMA – AREQUIPA CONSERVATING AND PUTTING VALUE TO THE ARCHAEOLOGICAL COMPLEX OF UYO UYO: SECTOR 1, AREAS 09, 10 AND 15 YANQUE – CAYLLOMA – AREQUIPA

Dr. Rómulo Pari Flores

RESUMEN El presente artículo da a conocer las distintas actividades de conservación y restauración realizadas en el complejo arqueológico de Uyo Uyo, localizado en el Distrito de Yanque, Provincia de Caylloma, Departamento de Arequipa. Este fue intervenido respetando las metodologías de conservación de estructuras arqueológicas adecuadas a la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación y a los principales fundamentos legales y normas de conservación internacionales, tales como los indicados por la Carta de Venecia. ABSTRACT The following article provides information about the several activities of conservation and restoration at the archaeological complex of Uyo Uyo, located in the district of Yanque, province of Caylloma in the Department of Arequipa. The intervention respected and took into consideration the methodologies of conservation of archaeological structures according to the General Law for the National Cultural Patrimony and the main legal foundations and international conservation rules, such as the indications given in the Venice Charter.

Vista panorámica del Conjunto Arqueológico de Uyo Uyo.

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Conservación y puesta en valor del Conjunto Arqueológico de Uyo Uyo

I. INTRODUCCIÓN Los trabajos de Investigación Arqueológica, Conservación y Puesta en Valor del Conjunto Arqueológico de Uyo fueron efectuados desde el mes de diciembre del año 2011 hasta diciembre de 2012, cuyo componente de conservación se realizó entre los meses de marzo a agosto de aquel año, con un periodo de ampliación de tres meses, hecho que finalizó el 28 de noviembre del mismo año. El presente artículo tiene por finalidad dar a conocer las distintas actividades de conservación y restauración realizadas en el lugar. Durante el proceso de intervención fueron aplicadas metodologías de conservación de estructuras arquitectónicas, adecuadas a los fundamentos legales y normas de conservación (Cartas y documentos internacionales), así como también a la Ley 28296 (Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación), las cuales especifican claramente los principios y criterios para la conservación y restauración, elaborados con el único fin de proteger el Patrimonio Cultural de la Nación. También se elaboró un programa permanente de mantenimiento y monitoreo, tal como lo especifica la Carta de Venecia en su artículo número 4: “La conservación de monumentos implica primeramente la constancia en su mantenimiento”.

los sectores y recintos que a continuación se detallan: Sector 1. R7, R9, R10, R15, R16, R21, R22, R23, R27, R28, R29, R30, R32, R33, R34, R39, R40, R42, R43. Sector 2. R1, R6, R7, R8, R13, R14, R15, R16 R21, R22, R23, R25, R57, R26, R30, R31, R32, R33, R34. En el presente artículo presentamos los recintos 09, 10 y 15, los mismos que han sido intervenidos para su puesta en valor. II. UBICACIÓN El Sitio Arqueológico de Uyo Uyo se encuentra localizado en el distrito de Yanque, provincia de Caylloma, Departamento de Arequipa, específicamente en la parte superior de la margen derecha del río Colca, hacia el norte del Distrito de Yanque, a 5 km aproximadamente, por un camino de herradura. Su altitud promedio es de 3530 msnm.

III. DIAGNÓSTICO a.

Mediante la diagnosis realizada se ha logrado identificar las diferentes causas de alteración que han tenido que ver con la inestabilidad en que se encuentran los muros de los recintos, considerando que las estructuras siempre han estado expuestas a la intemperie. El viento, la lluvia y el abandono representan tres de los factores más degradantes que han afectado seriamente el lugar, en especial al mortero de asiento que ha empezado a fallar y permitir la inestabilidad de los elementos constructivos. Cabe mencionar que en el sector “1” de los 19 recintos intervenidos, 6 de ellos se encuentran estables y mantienen aún su altura original.

Teniendo en cuenta que uno de los criterios fundamentales de la conservación es la mínima intervención, ya que el principal valor que se pretende rescatar es la autenticidad del monumento, se trató en todo momento de aplicar técnicas que no lo alteraran, pero además, se requirió de una intervención delicada a través de una reestructuración por razones de estabilidad física y de protección, la cual consistió en la reintegración de elementos recuperados fuera de contexto, procurando en todo momento mantener la autenticidad del monumento sin romper el esquema ni alterar el espacio. Antes de la intervención se realizaron tareas preliminares, como el movimiento de tierras, trabajos de mampostería de piedra, tratamiento de pisos y gradas, estructuras de madera y coberturas, tratamiento de canales, sistema de drenajes, manejo ambiental y limpieza final de obra. Los trabajos de conservación se realizaron en

Estado de conservación

b.

Factores de deterioro En cuanto a la identificación de las causas de alteración y deterioro de las estructuras, se han clasificado en dos grupos, de acuerdo a la naturaleza del que proceden.

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FACTORES INTRÍNSECOS Situación geotopográfica. El deterioro es inevitable debido al abandono y a la exposición a la intemperie en que se encuentran los monumentos, siendo la ubicación de estos uno de los factores gravitantes para el deterioro, aunque al parecer el suelo es estable en el lugar. Sin embargo, por estar el sitio ubicado en un plano inclinado y por la presencia de una quebrada profunda hacia el lado oeste que permite la presencia de vientos fuertes desde esta dirección, existen problemas de erosión en las superficies de los muros y especialmente de los emboquillados. El sistema constructivo. La buena aplicación en las técnicas y el uso de materiales constructivos son determinantes en el comportamiento físico – mecánico de los muros, cuyas técnicas mal aplicadas han tenido que ver mucho en el deterioro evidente de los muros de los recintos, en los cuales se puede apreciar la falla producida por la mala disposición y amarre de los elementos constructivos (piedras) que han permitido el colapso en algunos de los sectores y especialmente en las esquinas. Otro de los problemas es que los muros han sido construidos en dos filas verticales de piedras para conformar los dos paramentos (interno y externo) y que internamente no mantienen un amarre y engranaje. Esto ha provocado el colapso de uno de los paramentos, puesto que no cuentan con cobertura de protección de cabecera de muro, permitiendo así el ingreso de elementos extraños como las aguas de lluvia que han facilitado el colapso de los paramentos. FACTORES EXTRÍNSECOS Humedad y temperatura. Considerando que cada material tiene un punto de saturación o resistencia a los factores climáticos, la humedad, que es la capacidad de la atmósfera para absorber agua, depende de la temperatura ambiental y ambos son dos factores muy variantes. La temperatura al bajar por las noches permite que se eleve la humedad, produciendo que las arcillas, que son un componente importante en los morteros, se expandan. Por el día esta humedad es baja, pero la temperatura se eleva durante las primeras horas de la mañana, haciendo que las arcillas o silicatos de las superficies al secar se contraigan. Esta acción

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permanente de expansión y contracción provoca la exfoliación, fisuramiento y debilitamiento de los morteros y enlucidos, considerando además que la humedad permite la activación de las sales las cuales afloran a la superficie. Asimismo, al secarse la humedad durante el día se produce la cristalización superficial de las sales que poco a poco van pulverizando las superficies. También la presencia de humedad en las estructuras permite el crecimiento de líquenes y hongos. Las lluvias. Son un factor muy negativo que ha ocasionado daños muy notables en las estructuras: a pesar de que la piedra es un material resistente, las estructuras han sido asentadas con mortero de barro, el cual carece de impermeabilidad y, al caer la lluvia sobre ellas, ha penetrado erosionando y lavando al mortero. Además el agua de las lluvias facilita el crecimiento de plantas y yerbas que se suman al deterioro. Biodeterioro. Dentro de este grupo se encuentran causas de origen tanto vegetal como animal. En cuanto a los problemas causados por vegetación se hallan las plantas arbóreas, rastreras y herbáceas que al crecer cerca de las estructuras han extendido sus raíces. Estas penetran dentro de los muros produciendo pequeñas fisuras y luego grietas y finalmente el colapso de algunos elementos. Se ha podido determinar que el alojamiento de insectos, arácnidos, lagartijas, ratones, entre otros, que se alojan en el interior de los muros, ha producido muy poco daño a las piedras aunque sí a los morteros. Factor humano o antrópico. El daño causado por este factor también es evidente en los recintos intervenidos. En este caso, mayormente por personas que en su afán de acondicionar los espacios para la práctica de la agricultura han desmontado los elementos constructivos de algunos recintos. El desmoronamiento de la base de los recintos se puede apreciar por la colocación de estos en otros espacios fuera de su ubicación original o pircando como muros de contención para formar nuevas y más amplias terrazas. También seguramente por los llamados huaqueros y por el uso turístico mal controlado y falta de concientización a los visitantes y lugareños en cuanto a los valores que representa cada elemento constructivo de nuestro patrimonio.


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c.

Tecnología constructiva Hemos podido identificar aspectos importantes referentes a las técnicas y material constructivo, empezando por las técnicas constructivas, las cuales tienen como elemento principal la piedra asentada con mortero, con piedras de mayor tamaño ubicadas en las bases de los muros; y otras de menor e irregular tamaño ubicadas sobre las bases hasta la parte superior en ambos paramentos de los muros que conforman los recintos. Otros recintos presentan una mampostería sillarezca en sus paramentos, con piedras de canto rodado trabajadas y colocadas por hiladas. Otra de las características constructivas en los paramentos es que tanto el paramento interno y externo de los muros se levantan de manera separada, sin mantener un amarre interno con las piedras. Lo único que los une internamente es el mortero de asiento. En las esquinas externas se puede apreciar que las piedras son trabajadas y canteadas en ángulos de 100° a 120° para darle la forma rectangular a los recintos. En cuanto a los vanos de acceso, estos se encuentran localizados hacia los lados sur o este, y presentan hornacinas en las partes internas en forma desordenada y sin guardar simetría. En la parte superior de los muros que mantienen una mayor altura, se puede apreciar una hilada de piedras en voladizo, trabajadas en forma de lajas formando cornisas que han podido ser utilizadas como una especie de tumbadillo.

IV. MARCO TEÓRICO DE LA CONSERVACIÓN DE MONUMENTOS El mantenimiento y conservación de monumentos está orientado bajo las normas y principios de documentos y cartas internacionales, tales como la Carta de Venecia, la Carta del Restauro, la teoría propuesta por Cesare Brandi y la Declaración de Nara sobre Autenticidad del Patrimonio Cultural. En consecuencia, la conservación de los monumentos debe desarrollarse dentro del concepto fundamental de la mínima intervención, apli-

cando su propia metodología y procedimientos de acuerdo a las características constructivas del monumento, como el que nos toca intervenir. Por ello, se propone el reconocimiento minucioso y sistemático de los materiales utilizados, sobre todo de sus patologías, caracterizando su sistema constructivo y detalles arquitectónicos y artísticos, los cuales permitirán identificar sus defectos en su conjunto. Este planteamiento se fundamenta en el primer principio de Cesare Brandi, cuando define a la restauración como el “momento metodológico del reconocimiento de la obra de arte en su consistencia física y en su doble polaridad, estética e histórica, para su transmisión al futuro” (Brandi 2002). Por ello, reiterando, debemos identificar plenamente y en su integridad aquello que vamos a intervenir. Es más, tratándose de materiales arqueológicos expuestos a la intemperie, este reconocimiento es de suma importancia. En esta propuesta hay un aspecto relevante e imprescindible, que el mismo Brandi se encarga de explicar en el capítulo de la restauración según la instancia de la historicidad. Se trata de discutir las características de estas evidencias y su definición como ruina, es decir, “todo lo que da testimonio de la historia del hombre, pero con un aspecto bastante diferente y hasta irreconocible respecto a lo que fue primitivamente” (Brandi 2002). Ahora bien, en cuanto a la categoría de la obra de arte en actual estado de ruina, tenemos la obligación de rescatar sus valores documentales y estéticos, por ser el sustento de su monumentalidad y de su transmisión al futuro. La restauración “no puede ser más que consolidación y conservación del statuo quo, pues en otro caso la ruina no sería tal, sino una obra que todavía contendría una implícita vitalidad, suficiente para emprender una reintegración de la unidad potencial originaria” (Brandi 2002). Para efectuar los trabajos de Conservación y Puesta en Valor del Conjunto Arqueológico de Uyo Uyo se aplicaron los términos fundamentales de las Cartas Internacionales de Atenas y Venecia. Acerca de la Restauración, la Carta de Atenas en el capítulo IV indica que “cuando se trata de ruinas, se impone una escrupulosa labor de conservación y cuando las condiciones

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lo permitan es recomendable volver a su puesto aquellos elementos originales encontrados (anastilósis) y los materiales nuevos necesarios para este fin deberán siempre ser reconocibles.” La Carta de Venecia, en el Artículo 9° recomienda lo siguiente: “La restauración termina donde comienza lo hipotético; de allí en adelante, todo trabajo complementario reconocido como indispensable respetará la composición arquitectónica y llevará el sello de nuestra época”. En resumen, la restauración de las estructuras y superficies será planificada y ejecutada a nivel de conservación en su mínima intervención, por lo que las reconstrucciones arbitrarias se deberán evitar definitivamente. V. OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN •

Estabilizar preventivamente elementos constructivos y arquitectónicos mediante la consolidación y apuntalamiento.

Realizar una limpieza general que nos permita eliminar materiales ajenos a las estructuras.

Devolverle la estabilidad estructural a los sectores de los muros de los recintos en peligro de colapso, realizando una intervención adecuada de acuerdo a la necesidad.

Proteger las cabeceras de los muros mediante el uso de material de sacrificio e implementar un sistema de drenaje para evitar y/o aminorar el daño causado por futuras lluvias.

Darle una presentación adecuada a los sectores intervenidos logrando una textura que minimice el impacto visual de lo moderno.

Realizar una documentación detallada de manera gráfica, fotográfica y descriptiva del monumento en su proceso de intervención.

VI. ANÁLISIS ARQUITECTÓNICO Las técnicas constructivas tienen como elemento principal la piedra asentada con mortero, dando en su mayoría un aspecto rústico a la mampostería de los recintos en Uyo Uyo,

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cuyos cimientos o bases presentan piedras irregulares de mayor tamaño. Por encima de estos se encuentran los elementos líticos de menor tamaño y de orígenes variados, colocados indistintamente con amarre de mortero. Otros recintos presentan una mampostería sillarezca en sus paramentos con piedras de canto rodado trabajadas y colocadas por hiladas. Otra de las características constructivas en los paramentos es que tanto las partes interna y externa de los muros se levantan de manera separada, sin mantener un amarre interno entre los líticos. El mortero de asiento lo único que los une internamente. En cuanto a los vanos de acceso en los recintos, se pudo observar que estos en su mayoría se encuentran hacia el lado sur o este, dependiendo de la posición en la que se distribuye. Asimismo, presentan hornacinas en las partes internas de los muros, y hacia la parte superior de algunos que aún mantienen su altura original se aprecia una hilada de piedras en voladizo trabajadas en forma de lajas, llamadas cornisas, las cuales probablemente sirvieron para sujetar rollizos de madera con el fin de usar como tumbadillo o algún elemento propio de amarre para el techo. VII. METODOLOGÍA El Conjunto Arqueológico de Uyo Uyo, requirió un reconocimiento a detalle antes de la intervención. Esto, debido a las características que tienen cada uno de los frentes, a fin de programar un trabajo orientado al tratamiento adecuado de las estructuras para su recuperación y consolidación en un nivel de mínima intervención con aplicación de la técnica de la anastilosis. El reconocimiento implica la observación del sitio a intervenir luego de haberse realizado la investigación arqueológica. Si se trata específicamente de conservación también se deberá realizar el diagnóstico correspondiente a cada una de las partes con el fin de determinar las acciones a tomar. Estas acciones son la limpieza superficial, la limpieza de paramentos, los trabajos preventivos (como apuntalamientos para evitar colapsos), la limpieza de paramentos para ejecutar la cuadriculación, el registro gráfico de planta, las elevaciones, los cortes, el levantamiento fotográfico y la determinación


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de la patología de sus elementos para su tratamiento adecuado. También se ha considerado la eliminación del mortero fatigado, emboquillado de juntas con mortero estabilizado a base de arcilla, cal y arena, humectando los elementos líticos con agua y alcohol para su mejor adherencia.

ello, en el trazado de los ejes se ha tomado en consideración a los niveles de piso. Realizándose esta acción antes y después de los trabajos de arqueología. b.

Al iniciar las actividades conservativas, se ejecutarán labores de limpieza de las malezas y arbustos, así como limpieza de elementos extraños.

Las labores de intervención fueron ejecutadas de acuerdo a las cartas internacionales y normatividad vigente, teniendo en cuenta los principios básicos sobre materia de restauraciones. Nuestra propuesta, por ende, es la siguiente: Los trabajos de conservación y restauración se desarrollaron en los sectores 1 y 2. En los paramentos de las estructuras correspondientes a los recintos, en estos sectores se realizaron trabajos de recomposición, especialmente en las secciones de muros que sufrieron desplomes en años pasados, cuyos elementos líticos se encuentran caídos. En otras áreas en donde los paramentos ya no existen serán ejecutados trabajos de restitución de elementos líticos de igual tamaño, de tal forma que se integren contextualmente. Para ello, serán dejados testigos para una lectura fácil. En cuanto se refiere a recomposiciones, esto se iniciará con la colocación de crucetas de rollizos, donde serán tesados alambres por encima de la cabecera de los muros de forma horizontal, los cuales servirán como puntos guía que permitan mantener la inclinación de los muros. Luego, se realizará el reticulado de paramentos en cuadros de 0.25 x 0.25 m. Posteriormente se efectuará un registro minucioso para luego desarmarlo, realizando nuevamente el armado en seco previo a un registro gráfico y fotográfico. Luego se realizará el montaje, para el asentado de los elementos líticos con mortero preparado y el emboquillado respectivo. VIII. ESPECIFICACIONES TÉCNICAS PARA LOS TRABAJOS DE CONSERVACIÓN a.

Niveles, trazos y replanteo durante el proceso Esta labor se ha ejecutado manualmente utilizando nivel aéreo, wincha y plomada, con la finalidad de ejecutar planos de planta, elevación y cortes de las estructuras descubiertas por las excavaciones. Para

Limpieza inicial de obra

Para la ejecución de esta partida será necesario la ayuda de herramientas manuales, como escobilla, escoba, baldes, alcohol, thinner, escalera, brochas, palas, carretillas y andamios. c.

Eliminación de maleza y arbustos en paramentos Una importante tarea para evitar interferencias en las labores de conservación y restauración ha sido el corte de vegetación existente en los paramentos, vegetación que se desarrolló a nivel de las cabeceras y paramentos de los muros internos y externos. Este trabajo se ha ejecutado con la finalidad de evitar el daño gradual que ocasiona a las estructuras arquitectónicas. Esta cobertura vegetal ha sido eliminada como una medida de conservación inicial para el registro estructural y posteriormente realizar su respectiva restauración. Asimismo, esta labor nos ha permitido el registro fotográfico en detalle de los elementos líticos y las juntas. Los elementos vegetales extraídos generalmente han sido, paja, quikuyo y cactus.

d.

Apuntalamiento de muros Los trabajos de apuntalamiento se realizaron antes y durante la intervención restaurativa en casi todos los recintos. Para ello, se utilizaron rollizos de madera para los puntales, los mismos que se colocaron de preferencia a 45 grados con relación al nivel del piso actual. En el contacto con los elementos líticos que forman la estructura fueron colocados tablones de madera, de 1.5 pies de espesor. Se fijaron estas a los

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puntales mediante clavos y tornapuntas, igualmente a 45 grados, con relación a los primeros elementos. e.

g.

Descripción. Una labor muy importante dentro del proceso de conservación y restauración de las estructuras arquitectónicas consiste en la preparación de mortero como elemento de cohesión de las unidades líticas.

Balizas y crucetas de rollizo Esta partida se ejecutará con la finalidad de controlar la inclinación de verticalidad del interior y exterior de las estructuras arquitectónicas a recomponer y restituir, utilizando para ello balizas continuas de madera de rollizos de 4 x 3.5 m, los cuales serán colocados siguiendo el diseño original de los muros antes de desarmar las estructuras que serán intervenidas. Entre baliza y baliza colocadas al inicio y al final de las estructuras y a una altura suficiente por la parte superior de las cabeceras de los muros se correrá alambre N°18 en forma horizontal, el que se sujetará a determinadas distancias siguiendo la inclinación de los paramentos. Estos puntos permitirán la correcta colocación de los elementos líticos que forman parte de las estructuras.

f.

Proceso de ejecución. De acuerdo a la experiencia y pruebas efectuadas en el proceso anterior, se ha podido definir una proporción de mezcla “ideal” en baldes, constituida por 9 baldes de tierra cernida, 5 baldes de arcilla, 5 baldes de arena y 4 baldes de cal pulverizada. Antes de mezclar tales materiales se humectará la arcilla, para posteriormente mezclarla con el tradicional sistema de pisado con los pies. La cal debe hidratarse durante por lo menos 15 días, adicionándole agua hasta formar una mezcla uniforme. Esta mezcla debe aglutinarse hasta hacer desaparecer la cal. Luego, se debe dejar “dormir” mínimamente 5 días. Antes de las 48 horas finales se procederá a revolverla, quedando lista para su utilización. Sin embargo, es conveniente efectuar pruebas de campo periódicas que determinen posibles variaciones en las proporciones antes señaladas, considerando variables como composición del material, temperatura, humedad y tiempo de secado o dormido.

Registro gráfico de mampostería de piedra Es necesario realizar el registro detallado del muro a intervenir, debiendo documentarse gráficamente durante todo el proceso de restauración, para lo cual es necesario el dibujo de los paramentos. Los elementos pétreos que conforman los paramentos son de pequeñas dimensiones y formas diversas, dificultando el registro gráfico. El proceso de registro será más adecuado y real. Proceso de ejecución. Con la ayuda de cámara digital, computadora e impresora, se efectuará el registro gráfico de campo, documento necesario previo a la intervención restaurativa. El registro será fotográfico, para luego proceder al digitalizado en los programas para dibujo conocidos en el mercado. Con esta técnica de registro, la información será más precisa y rápida, mejorando el proceso de recomposición de los paramentos a intervenir. Se utilizó el metro cuadrado (m²) como unidad de metrado y valorización.

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Preparado de mortero con cal y arcilla

h.

Reticulado y codificado de muro Esta acción se refiere al registro gráfico del muro donde se efectuaron trabajos para la recomposición. El proceso de reticulado es de 25 centímetros cuadrados. El marcado de las retículas se realizó tomando como punto de referencia las líneas horizontales y verticales, partiendo de un eje creado por un nivel de línea de acuerdo a la altura del muro. Es bueno recalcar que no todo el paramento se ha reticulado y codificado, sino solo las secciones que han sido consideradas en mal estado. Esto nos permitió realizar adecuadamente las labores indicadas. La nomenclatura de cada elemento lítico corresponde a letras del alfabeto y números, los que se colocaron con pintura reversible (pintura de cal mezclada con un poco de sal yodada y agua natural).


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i.

Consolidación de muro de piedra Esta tarea es ejecutada en recintos rectangulares. Consiste en la eliminación del mortero degradado, para lo cual se ha usado un mortero estabilizado. Este mortero se ha empleado en las juntas y uniones de los líticos al nivel de paramento, luego de haber retirado los morteros degradados.

j.

Consolidación de enlucidos Consistió en el tratamiento de los muros enlucidos que se encontraban fisurados o rajados y/o en proceso de desprendimiento. Fueron pegados uniendo las superficies de cada una de las partes rajadas mediante el uso de un mortero de barro preparado, el cual fue aplicado uniformemente sobre las superficies, humedeciendo con agua para luego enseguida aplicar el mortero de barro preparado cuidadosamente in situ.

k.

Consolidación de elementos líticos El tratamiento de los elementos constructivos fisurados y fracturados consistió en unir las superficies de cada uno de los fragmentos desprendidos mediante el uso de un pegamento epóxico llamado pox bond. Este es aplicado uniformemente sobre las superficies para unirlas, previo lavado y secado de las mismas. Posteriormente es presionado, dejando secar por un lapso de 24 horas. El tratamiento de pegado fue realizado a los elementos desmontados que presentaban fracturas, así como a otros in situ.

l.

Desmontado y armado de muro reticulado

Esta labor corresponde al proceso de desarmado del área reticulada y su armado en seco. Proceso de ejecución. Luego del proceso de reticulado y codificación, se procedió a desarmar el área reticulada, teniendo sumo cuidado en no variar la ubicación de los elementos líticos de forma tal que el posterior armado sea una labor fácil. El desarmado de los muros se efectuó sobre una superficie plana, distribuyendo en el área los elementos interiores y en otra los elementos exteriores, conformando muros

en seco. Generalmente se asume como método que los elementos superiores se coloquen en la parte inferior y los inferiores en la parte superior. El proceso de armado se ejecutó en los elementos superiores desarmados en seco, colocándolos en la base estabilizada del muro y en la parte inferior que es su posición original. Así sucesivamente se armó con mucho cuidado hasta llegar a la base del muro armado en seco, tratando de que no varíe la posición horizontal y vertical, cuidando la cara vista del muro. m. Recomposición de muros de aparejo rústico Esta labor corresponde a los trabajos de mayor importancia en cuanto al volumen y al presupuesto, así como al empleo de mano de obra. Proceso de ejecución. Las estructuras que requieran una intervención total o parcial por su mal estado de conservación debido a pérdida de su verticalidad original, peligro de colapso por factores de filtración de agua o crecimiento de vegetación, serán sometidas a un proceso de consolidación estructural. Para ello, serán efectuados los trabajos de desarmado y armado en seco mediante el proceso de anastilosis a través de los siguientes pasos: Registro. Etapa que consistió en la documentación básica mediante los dibujos y fotografías de las estructuras que van a ser intervenidas en base a un reticulado que nos permitirá definir para su rearmado su posición original. El proceso de reticulado es de 25 centímetros cuadrados para el marcado de las retículas tomando como punto de referencia las líneas horizontales y verticales, las mismas que por ningún motivo deberán ser desarmadas en su totalidad, sino que más bien nos permitirán realizar adecuadamente las labores indicadas. La nomenclatura de cada elemento lítico corresponde a letras del alfabeto y a números, los cuales se colocarán con pintura reversible (pintura lavable). Una vez realizado el proceso de registro se efectuará el registro gráfico (dibujo en papel milimetrado y fotografías pormenorizadas).

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Desarmado. Luego del proceso de reticulado y de nomenclatura, los elementos líticos se desarman teniendo sumo cuidado en no variar su ubicación, de forma tal que el posterior armado sea una labor fácil. El desarmado de los muros se hará sobre una superficie plana, distribuyendo en el área los elementos interiores y en otra los elementos exteriores, conformando muros en seco. Generalmente se asume como técnica que los elementos superiores se coloquen en la parte inferior y los inferiores en la parte superior.

Restitución de algunos elementos. Por factores de estabilidad dentro de un contexto arquitectónico se utilizará material lítico trabajado específicamente para la respectiva restitución de muros, para lo que fue necesario que la intervención haya sido efectuada con el fin de darle consistencia a las estructuras necesarias. Para estos casos se considerará la marca de la intervención de evidencia, tallando el año de intervención y un signo que permita diferenciar lo original de lo intervenido. En caso de estructuras. En las cuales por solicitaciones estructurales se realizaron completamente con nuevos elementos líticos y que soportaron presiones laterales por restitución de material inerte. Utilización de elementos líticos de dimensiones ligeramente menores a los originales, las cuales se asentarán con mortero nuevo y siguiendo la morfología de los paramentos. La restitución de elementos nuevos se ejecutó después de haber utilizado aquellos elementos originales que eventualmente se hallaban al pie de la estructura, los mismos que se colocarán nuevamente en el muro, respetando la composición arquitectónica y llevando el sello de nuestra época.

Armado. Consiste en colocar el elemento lítico conformante de la estructura que se haya intervenido en su posición original o primigenia en base a la anastilosis, para lo que se realizó el registro gráfico y fotográfico en forma comparativa con la finalidad de realizar el armado definitivo de las estructuras. n.

Restitución de muros de aparejo rústico con mortero de arena y cal La intervención de restitución de los muros y/o estructuras arquitectónicas es la acción de devolver a la estructura aquellos elementos líticos de cuya ubicación se tiene certeza. Para ello, se utilizará el mismo tipo de material, el mismo tipo de piedra y las marcas que permitan diferenciar lo que viene a ser una estructura original de la intervención realizada, de acuerdo al artículo N° 09 de la Carta de Venecia. En este sentido, la restitución del muro se ceñirá estrictamente a la acción física de colocar o devolver a su sitio original los elementos que se hallan colapsados. Es necesario indicar que en el proceso de intervención se tomará en consideración los siguientes aspectos: Elementos líticos conformantes de la estructura. De ellos no se tiene seguridad de su ubicación, por lo que los elementos líticos representados por mampostería serán colocados mediante la anastilosis. En caso de estructuras de elementos líticos regulares será necesario efectuar un análisis exhaustivo de su ubicación exacta, tomando en consideración por ejemplo las juntas y cintas de asentamiento.

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o.

Cubertinas de protección en cabeceras de muro Durante el proceso de las intervenciones en todos los recintos programados con trabajo de consolidación, recomposición y restitución, se procedió a colocar una capa de mortero estabilizado que contiene cola (acetato polivinilo) al 5% para la protección de la cabecera de los muros intervenidos, a manera de “chicoteado”, con la finalidad de evitar infiltraciones hacia el núcleo del muro por efecto de aguas pluviales. Esta protección se efectuó sobre la base de mortero: arcilla, tierra cernida y cal, dando de esta manera una mejor apariencia y estética sin romper el esquema constructivo.

IX. TRABAJOS DE CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DE LOS RECINTOS EN EL SECTOR 1: RECINTOS 09, 10 Y 15 DEL CONJUNTO ARQUEOLÓGICO DE UYO UYO RECINTO N° 09 SECTOR 1


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El Recinto N° 09 del Sector “1” es de una sola planta o nivel, de forma rectangular, con 6.5 m de largo por 6 m de ancho. Presenta muros con mampostería de aparejo rústico con mortero de barro y elementos líticos de origen volcánico. Se encuentra en muy mal estado de conservación. Los muros tienen un ancho que varía de 0.80 a 0.75 m, sus esquinas exteriores son angulares, las esquinas interiores hasta una altura de 1.5 m son angulares para la parte alta y las esquinas son ovaladas. En este caso, solamente se observan las esquinas internas de lados sureste, suroeste y noreste. Los muros exteriores tienen una inclinación que varía del 5% al 6% hacia el interior del recinto; los muros interiores tienen una inclinación en la esquina del 7%; los muros tienen una inclinación hacia el interior del recinto de 4%, característica típica de los recintos en este sitio arqueológico. En el muro lado este se ubica el vano de acceso de forma trapezoidal de un ancho de 0.6 m de ancho en la base o dintel y de 0.5 m en la parte alta o dintel. Este vano tiene una altura de 2.67 m. •

MURO LADO ESTE: Este muro tiene una altura de 3.05 m promedio y se encuentra en muy mal estado de conservación, por lo que fue desmontado el muro hasta el nivel de cimiento por debajo de la cabecera del muro. Se ejecutaron trabajos de desmontado de muro reticulado y codificado, recomposición de muros de acuerdo a los planos de elevación y restitución de muros para estabilizar el muro este, dejando la evidencia de la intervención,

MURO OESTE: Este muro tiene una altura de 1.20 m hacia el lado norte y hacia el lado sur de 2.1 m de altura. Este muro se desmontó en su totalidad hasta el nivel de cimiento por debajo de la cabecera de muro y se encuentra en mal estado de conservación. Fueron ejecutados trabajos de desmontado de muro reticulado y codificado, recomposición de muro, restitución de muro en el lado norte para estabilizar el muro lado oeste, consolidación de muro, emboquillado de muro, acabado de paramento.

MURO LADO NORTE: En este lado, el muro se encuentra en mal estado de conservación. Tiene una altura hacia el lado

noreste de 2.90 m y en la parte noroeste la esquina tiene una altura de 1.4 m. Previamente se han ejecutado trabajos preliminares como registro gráfico y fotográfico, reticulado y codificado, colocado de balizas crucetas de rollizo; luego, se han ejecutado las actividades de desmontado de muro reticulado y codificado hasta el nivel de cimentación por debajo de la cabecera de muro. Luego, se han ejecutado las labores de recomposición de muro en las esquinas y cabecera de muro, dejando la huella de la intervención de acuerdo a las Cartas Internacionales de Restauración “Carta de Venecia”. También se han ejecutado trabajos de consolidación de muro, acabado de paramento, emboquillado de muro con barro preparado. MURO LADO SUR: Este muro en el lado sur se encuentra en mal estado de conservación. En la esquina suroeste tiene una altura de 2.10 m y hacia el lado sureste el muro tiene una altura de 1.30 m. Este muro se tiene que desmontar hasta el nivel de cimentación y se han ejecutado las actividades de registro gráfico y fotográfico, reticulado y codificado, recomposición de muro de aparejo rústico, restitución de muro de aparejo rústico, consolidación de muros y emboquillado de muro. En este recinto, asimismo, se han ejecutado en forma general la cubertura de la cabecera de muro, el relleno y compactado con material propio en el lado interior y exterior del recinto, nivelación y apisonado con tierra cernida, la limpieza final de obra, la instalación de sumidero para captación de aguas pluviales, la instalación de tubos de desagüe para evacuación de aguas pluviales y la limpieza final de obra.

Fig 2. Vista panorámica del recinto N° 09. Fotografiado de noroeste a sureste antes de la intervención. Se observa que el muro lado este se encuentra invadido por plantas arbustivas Kactus.

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en muy mal estado de conservación, por lo que fue desmontado el muro hasta el nivel de cimiento por debajo de la cabecera de muro. Además, fueron ejecutados los trabajos de desmontado de muro reticulado y codificado, recomposición de muros de acuerdo a los planos de elevación y la restitución de muros en las esquinas lado norte y sur para estabilizar el muro dejando en evidencia la intervención en el muro lado sur, de 2.30 m; luego, en la esquina lazo norte se ejecutó 2.35 m de potencia también para estabilizar el muro; en el muro exterior solamente quedaba de pie 1.50 m de ancho y una altura de 3.05 m. Respecto a las esquinas lado sur, parte central y a la esquina lado norte se ejecutaron trabajos de restitución de muros. Por último, han sido ejecutados los trabajos de emboquillado de muro y acabado de paramento. Luego, se ha pintado con barro mejorado las juntas de los muros para darle el color de tierra, puesto que el mortero de barro por la alta cantidad de cal le da un matiz de color crema.

Fig 3. Vista del recinto N° 09. En proceso de intervención, se observa que los muros del recinto fueron desmontados y armados en seco de acuerdo al reticulado y codificado.

Fig 04. Vista del recinto N° 09. Después de la intervención, se observa el muro del recinto con trabajos de acabado.

RECINTO N° 10 SECTOR 1 Recinto N° 10 del sector “1” es de una sola planta o nivel, de forma rectangular, con 7.92 m de largo por 6.25 m de ancho. Presenta muros externos de mampostería de aparejo concertado semirrústico, los muros interiores tienen aparejo rústico con mortero de barro y elementos líticos de origen volcánico. Se encuentra en muy mal estado de conservación. Los muros tienen un ancho que varía de 0.80 a 0.70 m, las esquinas exteriores e interiores son angulares, los muros exteriores tienen una inclinación del 5%, los muros interiores tienen una inclinación del 3% hacia el interior del recinto. En el muro lado sur se evidenció parte de un de acceso. •

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MURO LADO ESTE: Este muro tiene una altura de 3.05 m promedio y se encuentra

MURO OESTE: Este muro tiene una altura de 2.10 m hacia el lado norte y hacia el lado sur. Fue desmontado en su totalidad hasta el nivel de cimiento por debajo de la cabecera de muro y se encontraba en mal estado de conservación. Por ende, se ejecutaron trabajos de desmontado de muro reticulado y codificado, recomposición de muro, restitución de muro en el lado sur y norte para estabilizar el muro lado oeste, consolidación de muro, emboquillado de muro y acabado de paramento.

Fig 5. Vista panorámica del recinto N°10. Fotografiado de este a oeste antes de la intervención, se observa que el muro lado este se encuentra invadido por plantas arbustivas Kactus.


Conservación y puesta en valor del Conjunto Arqueológico de Uyo Uyo

MURO LADO NORTE: Este lado del muro se encuentra en mal estado de conservación, tiene una altura hacia el lado noreste de 2.50 m, en la parte noroeste su esquina tiene una altura de 2.30 m y en la parte central del muro 0.90 m. Previamente se han ejecutado trabajos preliminares como registro gráfico y fotográfico, reticulado y codificado y colocado de balizas en crucetas de rollizo. Luego, se han ejecutado las actividades de desmontado de muro reticulado y codificado hasta el nivel de cimentación por debajo de la cabecera de muro y la recomposición de muro. En la parte central del muro, se ha ejecutado trabajos de restitución de muro dejando la huella de la intervención de acuerdo a las cartas internacionales de Restauración “Carta de Venecia”. Finalmente se ejecutaron tareas de emboquillado de muro y acabado de paramento, con mortero de barro preparado. MURO LADO SUR: Este muro lado sur se encuentra en mal estado de conservación. Antes de la intervención tenía una altura de 0.60 m. El muro se tiene que desmontar hasta el nivel de cimentación y se han ejecutado las actividades de registro gráfico y fotográfico, reticulado y codificado, recomposición de muro aparejo rústico y restitución de muro aparejo semirrústico en el lado hacia el este de 2.00 m. El lado oeste, de 1.50 m, se realiza con el objetivo de estabilizar las esquinas de los muros que sirve como soporte, emboquillado de muro y acabado de muro.

Fig 6. Vista del recinto N° 10. En proceso de intervención, se observa que los muros del recinto fueron desmontados y armados en seco de acuerdo al reticulado y codificado.

Fig 7. Vista del recinto N° 10. Después de la intervención, se observa el muro del recinto con trabajos de acabado.

En este recinto se hna ejecutado en forma general la cubertura de cabecera de muro, el relleno y compactado con material propio en el lado interior y exterior del recinto, la nivelación y apisonado con tierra cernida, la limpieza final de obra, la instalación de sumidero para captación de aguas pluviales y la instalación de tubos de desagüe para evacuación de aguas pluviales. En la parte central se ha instalado una roca de forma cilíndrica. RECINTO N° 15 SECTOR 1 Este recinto N° 15 del sector “1” es de una sola planta o nivel, de forma rectangular, tiene 7.20 m de largo por 6.60 m de ancho, presenta muros con mampostería de aparejo rústico con mortero de barro y elementos líticos de origen volcánico. Se encuentra en un estado de conservación de regular a malo. Los muros tienen un ancho que varía de 0.8 a 0.6 m, las esquinas exteriores de lados noreste, noroeste y suroeste son ovalados, la esquina sureste es recta, las esquinas interiores hasta una altura de 1.50 m son angulares para la parte alta, las esquinas son ovaladas, los muros exteriores tienen una inclinación que varía del 5% al 6% hacia el interior del recinto, los muros interiores tienen una inclinación en la esquina del 7%, los muros tienen una inclinación hacia el interior del recinto de 4%, característica típica de los recintos en este sitio arqueológico. En el muro del lado este se ubica el vano de acceso de forma trapezoidal, de un ancho de 0.60 m de ancho en la base o dintel y de 0.50 m en la parte alta o dintel. Este vano tiene una altura de 2.50 m. En el muro del lado norte se encuentra el muro interior con restos de revoque o enlucido de barro en aparente estado de haber sido quemado de

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Dr. Rómulo Pari Flores

color rojizo. De la cabecera de muro del mojinete a 0.40 m de potencia para abajo se ubica una ventana de forma rectangular de 0.20 m de largo por 0.30 m de altura. •

MURO LADO ESTE: Este muro tiene una altura de 2.70 m promedio, se encuentra en muy mal estado de conservación, por lo que se desmonté el muro hasta el nivel de cimiento por debajo de la cabecera de muro. Solo ha quedado de pie parte del vano de acceso hacia el norte, de 1 m de ancho por 2 m de altura; asimismo, se ejecutaron trabajos de desmontado de muro reticulado y codificado, la recomposición de muros de acuerdo a los planos de elevación, la restitución de muros en el lado sur, con una potencia de 0.80 m para estabilizar el muro este, dejando la evidencia de la intervención.

MURO OESTE: Este muro tiene una altura de 3.00 m hacia el lado norte y hacia el lado sur de 2.20 m. Este muro fue desmontado 1.50 m por debajo de la cabecera de muro y se encuentra en mal estado de conservación. Además, se ejecutaron trabajos de desmontado de muro reticulado y codificado, recomposición de muro, restitución de muro en el lado sur para estabilizar el muro, consolidación de muro, consolidación de elementos líticos, emboquillado de muro, acabado de paramento.

MURO LADO NORTE: Este lado el muro se encuentra de regular a mal estado de conservación. Asimismo, en este lado se encuentra el mojinete, el cual tiene una altura de 4.80 m a la altura de la cabecera del mojinete. Este muro del lado norte tiene un estado de conservación de regular a malo. En la parte de la cabecera de muro se ejecutaron trabajos preliminares, tales como registro gráfico y fotográfico, reticulado, codificado y colocado de balizas crucetas de rollizo. Luego se han ejecutado las actividades de desmontado de muro reticulado y codificado a una altura de 0.50 metros. Posteriormente, se han ejecutado las labores de recomposición de muro y restitución de muro, dejando la huella de la intervención de acuerdo a la carta internacional de restauración “Carta de Venecia”. También se han ejecutado trabajos de consolidación de muro, acabado de pa-

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ramento, emboquillado de muro con barro preparado. •

MURO LADO SUR: Este muro del lado sur se encuentra en mal estado de conservación. En la esquina suroeste tiene una altura de 2.50 m y hacia el lado sureste tiene una altura de 0.25 m. Fue desmontado hasta el nivel de cimiento y se han ejecutado las actividades de registro gráfico y fotográfico, reticulado y codificado, recomposición de muro aparejo rústico y restitución de muro de aparejo rústico. En el lado sureste, donde el muro tiene 1 m de altura para estabilizar el paramento lado también se ejecutan las actividades de consolidación de muros, consolidación de elementos líticos, emboquillado de muro, acabado de paramento.

En este recinto se han ejecutado en forma general la cubertura de cabecera de muro, el relleno y compactado con material propio en el lado interior y exterior del recinto, la nivelación y apisonado con tierra cernida, la limpieza final de obra, la instalación de sumidero para captación de aguas pluviales, la instalación de tubos de desagüe para evacuación de aguas pluviales y la limpieza final de obra.

Fig 8. Vista panorámica del recinto N°15. Fotografiado de este a oeste antes de la intervención, se observa que el muro este se encuentra invadido por plantas arbustivas Kactus.


Conservación y puesta en valor del Conjunto Arqueológico de Uyo Uyo

conservación, protección y difusión. (pp.187-190). Lima. Instituto Nacional de Cultura (2007) Carta de Venecia: Carta Internacional sobre la Conservación y la Restauración de monumentos y Sitios (CIAM, Venecia, 1964). En: Documentos Fundamentales para el Patrimonio cultural. Textos internacionales para su recuperación, repatriación, conservación, protección y difusión. (pp.137-140). Lima.

Fig 9. Vista del recinto N° 15, en proceso de intervención. Se observa que los muros del recinto fueron desmontados y armados en seco de acuerdo al reticulado y codificado. Además, se puede apreciar el rearmado del muro, con trabajos de recomposición.

Instituto Nacional de Cultura (2007) Convención sobre la protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural (UNESCO, París, 1972). En: Documentos Fundamentales para el Patrimonio cultural. Textos internacionales para su recuperación, repatriación, conservación, protección y difusión. (pp.61-71). Lima. Instituto Nacional de Cultura (2007) Declaración de Budapest sobre la Universalidad (UNESCO, Hungría, 2002). En: Documentos Fundamentales para el Patrimonio cultural. Textos internacionales para su recuperación, repatriación, conservación, protección y difusión. (pp.191-194). Lima.

Fig 10. Vista del recinto N° 15, después de la intervención. Se observa el muro del recinto con trabajos de acabado.

REFERENCIAS Instituto Nacional de Cultura (2007) Carta de Atenas: Conservación de Monumentos de Arte e Historia (Conferencia Internacional de Atenas, Grecia, 1931). En: Documentos Fundamentales para el Patrimonio cultural. Textos internacionales para su recuperación, repatriación, conservación, protección y difusión. (pp.130-135). Lima. Instituto Nacional de Cultura (2007) Carta de Cracovia. Principios para la conservación y restauración del Patrimonio construido. (Conferencia Internacional sobre Conservación, Cracovia, 2000) En: Documentos Fundamentales para el Patrimonio cultural. Textos internacionales para su recuperación, repatriación, conservación, protección y difusión. (pp.221-225). Lima. Instituto Nacional de Cultura (2007) Carta de ICOMOS sobre los principios que deben regir la conservación de las estructuras históricas en madera (ICOMOS, México, 1999). En: Documentos Fundamentales para el Patrimonio cultural. Textos internacionales para su recuperación, repatriación,

Instituto Nacional de Cultura (2007) Documento de Nara sobre la Autenticidad (UNESCO, ICOMOS, ICCROM, Japón, 1994). En: Documentos Fundamentales para el Patrimonio cultural. Textos internacionales para su recuperación, repatriación, conservación, protección y difusión. (pp.427-429). Lima. Instituto Nacional de Cultura (2007) Normas de Quito (Quito, 1967). En: Documentos Fundamentales para el Patrimonio cultural. Textos internacionales para su recuperación, repatriación, conservación, protección y difusión. (pp.409-421). Lima. Instituto Nacional de Cultura (2007) Principios para el análisis, conservación y restauración de las estructuras del patrimonio arquitectónico (ICOMOS, Zimbabwe, 2003). En: Documentos Fundamentales para el Patrimonio cultural. Textos internacionales para su recuperación, repatriación, conservación, protección y difusión. (pp.191-194). Lima. (2007) Declaración de Tlaxcala. (Primera Jornada Mundial de Arte Público y Muralismo, 1997). Recuperado de: http://www.planmaestro.ohc.cu/recursos/papel/ cartas/1982-tlaxcala.pdf

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M. A. López Hurtado — E. E. Maquera Sánchez

GEOGLIFOS EN HUAYRAPUNKO, QUEBRADA COSOS, VALLE DE MAJES GEOGLYPHS IN HUAYRAPUNKO, COSOS CREEK, MAJES VALLEY Marko Alfredo López Hurtado Erik Edson Maquera Sánchez

RESUMEN Se presenta un estudio preliminar con datos empíricos de un sitio arqueológico con presencia de geoglifos localizado en la quebrada Cosos, el cual forma parte de la cuenca del valle y río de Majes. Aparentemente por su ubicación, se encuentra asociado a una ruta o camino que unía el valle de Majes con Chuquibamba y Yanaquihua. Por la diversidad de figuras que aparecen representadas en Huayrapunko, con escenas recurrentes de camélidos, se sugiere que podría estar vinculado al intenso intercambio de productos a largas distancias, desde el Periodo Intermedio Temprano hasta el Horizonte Medio (100 d.C. – 1000 d.C.). ABSTRACT This is a preliminary study with empirical evidence of an archaeological site with geoglyphs, located in Cosos Creek, which is part of the Majes river valley. Apparently, due to its location, it is associated to a route or path that linked the valley of Majes with Chuquibamba and Yanaquihua. For the diversity of figures represented in Huayrapunko, with recurrent scenes of camelids, we suggest that they might be related to the intense exchanged of products in long distances, from the Early Intermediate Period until the Middle Horizon (100 AD – 800 AD). I. INTRODUCCIÓN La presencia de geoglifos en el sur del Perú y norte de Chile es bien conocida, sobre todo en la zona de Nasca, donde los estudios han demostrado que su presencia data de épocas muy tempranas, asociadas en su mayoría a las culturas Paracas y Nasca. Los Nasca, cultura prehispánica cuyo ámbito de ocupación se encuentra básicamente en el departamento de Ica y ubicado temporalmente en la época de los Desarrollos Regionales o Periodo Intermedio Temprano (Siglos I – V d.C.), fueron los más conspicuos en la creación y elaboración de geoglifos. Las representaciones comprenden seres zoomorfos como orcas, arañas, aves, monos y camélidos; seres antropomorfos; representaciones fitomorfas como la flor de seis pétalos, la jiquima, y trazos y líneas de diversa forma entre las que destacan imágenes radiales, meandros o grecas, espirales, etc. Las interpretaciones sobre la función que habrían cumplido varían. Algunos investigadores piensan que sirvieron para propiciar y/o controlar por medios mágico religiosos el ciclo anual de las aguas (Makoswki 2004: 98), en tanto que Lumbreras expresa que “…las marcas de las pampas estaban ligadas a asentamientos

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vecinos trazadas en torno a ellos y claramente dependientes de la población que allí vivía. Eran pues, recursos ceremoniales ligados a los pueblos, grandes o pequeños, que hacían y rehacían geoglifos, muchas veces en los mismos lugares, lo que hace que hayan figuras y líneas superpuestas; en los “trapecios” estaban los altares” (Lumbreras 2013: 184-185). En el norte chileno, sobre todo en la región de Tarapacá, se han identificado y estudiado varios geoglifos, asociados a rutas, pascanas, estructuras de corrales y entierros, “vinculados con tráfico caravanero de larga distancia… Entre estos despoblados se elaboraron durante las jornadas del tráfico de larga distancia estos íconos compartidos y comprendidos por todos los grupos caravaneros, dispuestos para augurar el buen desenlace de estas largas travesías transdesérticas. En este sentido, abras, rutas, pascanas, cerros sagrados, cargas y la recua en acción o pasiva (descanso y abrevaje) eran los únicos referentes de los caravaneros en el contexto de rituales y rogativas, en espacios donde la recua va inmersa en un inmenso despoblado, como una animación solitaria” (Briones et. al. 2005: 195 - 223). Las investigaciones arqueológicas en el valle de


Geoglifos en Huayrapunko, Quebrada Cosos, Valle de Majes

Majes, por su parte, nos indican ocupaciones desde la época del Horizonte Medio (500 - 900 d.C.) (Jennings y Yépez 2012; García y Bustamante 1990) hasta épocas tardías (Incas) (García Márquez 1990: 25 - 40), y evidencias de ocupación más tempranas (100 – 500 d.C.) con presencia de rasgos culturales Nasca han sido registradas en el sitio arqueológico de Huacapuy, en el valle de Camaná (Manrique, et. al. 1990). En relación a la presencia de geoglifos en este valle, Manuel García Márquez y Rosa Bustamante Montoro (1990: 25-40) han registrado en el Cerro del Gentil varios geoglifos con motivos de aves, camélidos y crustáceos, emparentados al estilo Chuquibamba (Periodo Intermedio Tardío). Un geoglifo muy particular ha sido registrado en el anexo de El Pedregal, margen izquierda del río Majes, muy cerca de la ciudad de Corire. “…Tiene la forma exacta de un 8 que está inserto dentro de un círculo perfecto, sobre el cual se unen parte de las líneas curvas u oscilantes que forman la figura del 8 (Fig. 1). El diámetro exterior del geoglifo es de 22.40 m, el cual se mantiene en todas las direcciones; el ancho de las líneas del círculo es de 1.50 m y el de las líneas del dibujo con forma de 8 es de 1.40 m; la profundidad de las líneas varía desde 5 a 10 cm” (Álvarez s/f). Por la forma y su asociación, se le ubica en el periodo Horizonte Medio (500 – 900 d.C.).

Los petroglifos de Toro Muerto, localizados aproximadamente a 24 km al sur de los geoglifos de Huayrapunko, en la margen derecha del río Majes, distrito de Uraca – Corire, constituyen un importante “complejo arqueológico”. Los grabados en piedra (tufo volcánico o ignimbrita) en Toro Muerto se pueden entender desde varias ópticas: a.

Parecen estar vinculados a una ruta que unía el valle de Majes con Chuquibamba.

b.

Los grabados parecen tener una cronología de ocupación desde el Periodo Intermedio Temprano hasta el Horizonte Tardío. Esta deducción se realiza por comparación tipológica de los diseños, con algunos elementos decorativos similares hallados en textiles, mates pirograbados y cerámica de distintos periodos.

c.

Su elaboración podría estar relacionada a algunas prácticas sociales, ceremoniales y/o rituales en diferentes momentos cronológicos, a juzgar por la excepcional cantidad de diseños que existen en esta zona.

d.

Como parte de sus asociaciones, en Toro Muerto se han registrado también geoglifos.

Los geoglifos de Huayrapunko presentan una temática diversa, con representaciones antropomorfas, zoomorfas (camélidos, aves, serpientes) y geométricas (líneas). Estos fueron elaborados con la técnica extractiva y aditiva, sobre una colina que emerge en medio de la quebrada Cosos. Dicha configuración puede interpretarse como una locación especial vinculada probablemente a lo sagrado y ceremonial. Su asociación con caminos, apachetas y estructuras que aún están por investigarse, enfatizan este hecho. Finalmente, si bien este tipo de evidencias han sido poco investigadas científicamente en la zona, cabe resaltar su trascendencia cultural como parte de la cosmovisión e identidad del valle de Majes. II. LOCALIZACIÓN Y ENTORNO DE LOS GEOGLIFOS

Fig. 1 asociaciones relevantes, enfatizando lo monumental y suntuoso

Se localizan a 8 km al noroeste de la ciudad de Aplao, en la margen derecha del río Majes, es-

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M. A. López Hurtado — E. E. Maquera Sánchez

pecíficamente en la quebrada Cosos. Dicha quebrada puede ser considerada como un cauce y/o quebrada secundaria del mismo valle. El cerro Huayrapunko tiene una forma alargada que se proyecta de noroeste a sureste, con un largo aproximado de un kilómetro, un ancho de 200 a 400 metros, y una altura de 20 a 50 metros respecto al nivel del piso de la quebrada, ésta última conformada por depósitos aluviales (Fig. 1). Los geoglifos están distribuidos entre sectores planos, laderas de cerro, quebradas y fueron elaborados con la técnica extractiva o de raspado. La quebrada Cosos, donde se halla un conjunto de colinas naturales, entre ellas el cerro Huayrapunko, consiste en formaciones del cuaternario de edad reciente, cuyas unidades estratigrafías son depósitos aluviales. “….En la torrentera de Cosos la litología consiste de arenisca arcósica intercalada con areniscas arcillosas de color gris chocolate y rojizas, variando a una coloración amarillenta al meteorizarse. También se intercalan algunas capas delgadas de conglomerados finos, y dentro de todo el conjunto se hallan capitas y venillas de yeso irregularmente distribuidas” (Pecho y Morales 1969: 39). Por otro lado, la colina natural donde se registraron las evidencias arqueológicas corresponde a formaciones del Jurásico Superior e Inferior y del Cretáceo Superior, cuya unidad estratigráfica corresponde a la formación “Yura”. “…las mejores exposiciones se encuentran en el valle de Majes (Hoja de Aplao), desde la localidad de Corire hasta La Barranca…en forma general, la litología de los afloramientos del valle del Majes, de abajo hacia arriba, es la siguiente:

mediano y areniscas blancas con cuarcitas masivas de color blanco grisáceo, a veces, con un aspecto bandeado; •

En la zona de Torrentera de Cosos, al Noroeste de Aplao, una parte de los afloramientos se encuentra levemente ondulada y disturbada, con un rumbo predominante al noroeste y un buzamiento variable entre 10° a 30° al SO. Sin embargo, por efecto de pequeñas fallas, cambia el rumbo al noreste y su inclinación alcanza a más de 60° al SE.

En el cerro El Gentil, en su flanco noreste hacia Torrentera de Cosos, en la parte superior se observan cuarcitas con algunas areniscas intercaladas; en cambio, la parte inferior está constituida por lutitas con fósiles vegetales intercalados, con algunas capas de cuarcitas y areniscas. El conjunto alcanza un grosor de 750 m aproximadamente. El grupo Yura en el valle de Majes forma un anticlinal afectado por pequeñas fallas normales y numerosas intrusiones andesíticas y dioríticas, presentándose además, entre Cosos y La Barranca, pequeños stocks de granodiorita hornebléndica conjuntamente con un flexuramiento de rumbo y buzamientos variables” (Pecho y Morales 1969: 27-29). III. RECONOCIMIENTO AÉREO DEL SITIO ARQUEOLÓGICO DE HUAYRAPUNKO

Lutitas grises a gris verdosas intercaladas con areniscas y cuarcitas grises;

Lutitas beige claro y lutitas gris verdosas yesíferas;

Cuarcitas blanquecinas con lutitas brunas modulares y carbonosas con abundantes restos de plantas;

Como parte del trabajo de reconocimiento arqueológico en el área del cerro Huayrapunko, se probó por primera vez en la región una nueva metodología de exploración superficial usando vehículos aéreos no tripulados conocidos como drones. Estos vehículos vienen usándose como herramienta de registro fotogramétrico en arqueología con amplia aceptación y buenos resultados (Reindel y Wagner 2009, Castillo 2014). Sin embargo, para el caso del reconocimiento arqueológico de Wayra Punku, además de realizar un detallado registro fotogramétrico del área (Fig. 2), fue utilizada la transmisión en vivo de la cámara hacia un monitor de visualización en tierra, desde el cual se pudo explorar la zona hasta en un radio de dos kilómetros a la redonda.

Lutitas grises a gris verdosas con un banco grueso de areniscas blancas de grano

Hasta el momento del reconocimiento aéreo realizado por nosotros, solo se conocía de la

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Geoglifos en Huayrapunko, Quebrada Cosos, Valle de Majes

existencia de algunos geoglifos en la zona, los cuales pudimos constatar a nivel del suelo o desde la parte superior de un promontorio aledaño. Del recorrido a pie por el área fue difícil reconocer otros más, de modo que se hizo necesario un registro aéreo para descartar o comprobar la presencia de nuevos elementos arqueológicos en el área.

Al elevar el dispositivo a una altura de 120 m desde la superficie, inmediatamente se reconocieron nuevas figuras, y mientras el drone realizó su recorrido por el resto del área se visualizaron cada vez más una gran cantidad de representaciones. El reconocimiento aéreo permitió finalmente identificar un extenso campo de geoglifos que apenas había sido advertido durante el reconocimiento a pie del área. Finalmente, una vez identificada el área de las evidencias arqueológicas se procedió a la captura de imágenes fotográficas desde una cámara instalada debajo del drone. La captura de las imágenes se realizó siguiendo una línea o transecto de vuelo en la cual cada fotografía tuvo un traslape mínimo del 30% entre sí. El traslape de la imágenes asegura que el procesamiento fotogramétrico permita la generación de un modelo tridimensional y la producción de una ortofotografía (imagen plana sin distorsiones). Los datos obtenidos nos permitieron en pocas horas de trabajo de campo, generar un plano y levantamiento topográfico con curvas de nivel a detalle, así como una fotografía aérea georeferenciada. IV. SECTORIZACIÓN Para una mejor ubicación y descripción de los geoglifos, estos se han dividido en dos sectores:

Fig. 2 Ortofotografía aérea tomada en el cerro Huayrapunko en donde se aprecian los dos sectores en los cuales se divide el sitio.

La exploración del área se realizó con un drone de la marca DJI, modelo Inspire 1, con autonomía de vuelo de quince minutos por batería. Fueron utilizadas 7 baterías, sumando un tiempo de sobrevuelo de una hora con cuarenta y cinco minutos. Las condiciones meteorológicas fueron las adecuadas para realizar el trabajo. El cielo estuvo despejado, con brillo solar y vientos moderados no mayores a 20 km/h. En algunas ocasiones, se registró nubosidad que pudo ensombrecer parte de la superficie registrada. La sesión se realizó entre las 12:30 pm a 3:30 pm, intervalo de tiempo en el que la posición del sol generó progresivamente sombras sobre los surcos de los geoglifos, ayudando a su visualización.

SECTOR A. Se localiza tanto en la parte central como al suroeste del cerro Huayrapunko. Tiene sectores planos, pequeñas quebradas, colinas naturales de mediana altura y laderas de cerro. En la parte central y plana se hallan los geoglifos más grandes del área, los cuales son dos espirales donde en uno de sus lados sobresalen bandas que terminan en un círculo y una banda más delgada en punta. Dentro del círculo se aprecian dos círculos pequeños, que dan la apariencia de dos ojos. Los espirales tienen un diámetro aproximado de ocho metros y están conformados por diez círculos concéntricos. Toda la representación mide aproximadamente 15 m. Uno de estos geoglifos se halla en la parte central del sitio y sus “ojos” se orientan hacia el noroeste (Fig. 3, 4, 5 y 6), en tanto que el otro espiral es más pequeño, de aproximadamente 13 m y se orienta hacia el suroeste (Fig. 7).

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Fig. 3 Fotografía aérea del geoglifo principal de Huayrapunko Fig. 6 Detalle de la sección final del geoglifo principal de Huayrapunko.

Fig. 4 Representación gráfica del geoglifo principal de Huayrapunko.

Fig. 5 Vista a nivel del suelo de la sección espiral del geoglifo principal de Huayrapunko.

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Fig. 7 Representación gráfica de un geoglifo similar al principal.

Asociado al geoglifo de la parte central, se observa también lo que podrían representar figuras de serpientes o culebras, asociadas a un pequeño camino que cruza parte de estos trazos (Fig. 8).

Fig. 8 Fotografía aérea de un geoglifo con forma de serpiente.


Geoglifos en Huayrapunko, Quebrada Cosos, Valle de Majes

Fig. 8 Representación gráfica de un geoglifo con forma de serpiente.

En la ladera oeste de los cerros de este sector y muy cerca de los espirales se ha logrado divisar un conjunto de geoglifos más pequeños, con representaciones humanas de camélidos y geométricas (líneas onduladas y rectas). Estas figuras se encuentran en mal estado de conservación debido al tránsito de personas y animales en la zona, a través de caminos que están aledaños a estos petroglifos (Fig. 9 y 10).

Fig. 9 Fotografía aérea de geoglifos ubicados sobre la ladera de una colina del cerro Huayrapunko (Sector A).

Fig. 12 Vista aérea oblicua del Sector B del cerro Huayrapunko, en esta sección se encuentran una gran cantidad de geoglifos.

Los diseños son variados, consistentes en figuras humanas de perfil, de frente, culebras, camélidos, zorros, aves, líneas en zigzag, rectas, onduladas, geométricas, etc. La técnica de la elaboración de los geoglifos es también aditiva y extractiva (Fig. 11).

Fig. 11 Detalle del Sector B en donde se aprecian varios geoglifos.

V. DISCUSIÓN Y COMENTARIOS El valle de Majes, que forma parte de la cuenca del río Majes, tiene su naciente en el Colca, a una altitud de 4400 msnm, recorriendo unos 450 km hasta llegar al Pacífico. A lo largo de su recorrido su nombre cambia primero a río Majes y luego a río Camaná, hasta desaguar en el océano.

Fig. 10 Representación gráfica de geoglifos ubicados sobre la ladera de una colina del cerro Huayrapunko (Sector A).

SECTOR B. Se localizan en el extremo noroeste de esta colina, en donde las representaciones en el suelo se ubican en diferentes áreas: en sectores ligeramente ondulados y laderas de cerro asociados a un pequeño camino que se proyecta desde el sector A (Fig. 12).

Esta cuenca presenta un largo proceso de ocupación desde las épocas de los cazadores recolectores (10,000 a.C.), en las cuales los instrumentos de uso cotidiano estaban conformados por puntas de flecha, cuchillos, raspadores y buriles fabricados con jaspes, retinitas y obsidianas. Se han registrado también sitios con pintura rupestre al interior de cuevas con representaciones de caza, las cuales incluyen diseños de camélidos, además de pumas y zorros.

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A partir del año 3000 a.C. aproximadamente, la población pasó de una economía basada en la caza y la recolección a una basada en la ganadería y la agricultura, transformando los cerros y quebradas áridas en zonas productivas y de vida. Es así que, conociendo mejor su entorno, las fuentes de agua, las lomas, la trayectoria de los ríos y arroyos, la “asociación ideológica sobre la relación cerro y planicie de valle” fue gestada de manera “inconsciente”. “De allí que, en su cosmovisión, perpetuaron la organización de diversos espacios sagrados, asimilando por observación las impresiones y contrastes captados de la naturaleza, para incorporarlos sustancialmente en su forma de vida” (Castillo y Corcuera 2007). El particular emplazamiento del cerro Huayrapunko en medio de la quebrada Cosos articula aparentemente una ruta de conexión entre el cerro El Castillo, el valle de Majes y Chuquibamba – Yanaquihua. Por tal motivo, este espacio fue seleccionado para la representación de geoglifos, cuya función probablemente era plasmar lo mágico y religioso, lo sagrado y ceremonial y el culto a las deidades titulares. Por otro lado, se han identificado fragmentos de cerámica, emparentados morfológicamente al periodo Intermedio Temprano, lo que podría indicar que la quebrada de Cosos formaba parte de una ruta de conexión entre la costa de Nasca, Acarí, Yauca, Atico, Ocoña, Camana y el valle de Majes. La filiación del área de Camaná con un ámbito de influencia Nasca es plausible. El Arqueólogo Alemán Hans Disselhof en 1966 excavó tumbas en el sitio de Huacapuy en Camaná, encontrando textiles que define como del “puro estilo Nasca Temprano. En el mismo lugar encontró también momias con deformación craneana, que denominó ‘cabezas achatadas’, y con una datación radiocarbonica de 100 d.C.” (Manrique y Cornejo 1990: 21-22). Por otro lado, haciendo comparaciones estilísticas de algunos de los geoglifos de Huayrapunko con otros diseños en diversos soportes, estos parecen corresponder aparentemente a inicios del período Horizonte Medio. Este hecho nos indicaría que el uso de este cerro para la representación de geoglifos trascendió a la época Nasca y continuó siendo utilizado en la época posterior. Los geoglifos de Huayrapunko que se localizan en la quebrada Cosos formaron probablemen-

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te parte de un complejo y extenso sistema de redes de caminos, senderos y pascanas que se vinculaban entre sí. La recurrencia de figuras de camélidos en los geoglifos de Huayrapunko (Fig. 13) podría asociarse al tránsito de estos animales en caravanas que circulaban desde el valle de Majes hacia el Chuquibamba - Yanaquihua y al sur a Camaná, llevando y trayendo productos locales.

Fig. 13 Detalle de un geoglifo representando a un camélido. Nótese el cuerpo seccionado, estilo que se encuentra presente en otras representaciones de Huayrapunko.

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Gladys Cecilia Quequezana Lucano

TRAS LAS HUELLAS DE LOS ARRIEROS DE CHARACATO FOLLOWING THE PATH OF CHARACATO'S MULETEERS Gladys Cecilia Quequezana Lucano

RESUMEN El siguiente artículo documenta la tradición del arrieraje en el pueblo de Characato, Arequipa, a través del testimonio de la familia Bejarano Herrera, una de las últimas familias de arrieros de la zona, en su ruta desde Characato hasta Mosopugio. Los caminos, majadas, tambos, cerros y los rituales asociados a esta actividad nos permiten comprender que esta tradición tiene profundas raíces prehispánicas, y nos sugiere cómo pudo ser el transporte e intercambio de bienes a través de diferentes pisos ecológicos en tiempos prehispánicos. ABSTRACT The following article documents the tradition of muleteering in the town of Characato, Arequipa, through the testimony of the Bejarano Herrera family, one of the last muleteering families around the area, in a route from Characato to Mosopugio. The roads, sheepfolds, tambos (Incan structures), hills and the rituals associated to this activity allow us to realize that this tradition has deep Prehispanic roots, and it suggests us how could transportation and goods exchange exist through different ecological floors in Prehispanic times. I. INTRODUCCIÓN El término “arriero” está asociado a personas que trasladaban grandes caravanas de ganado, atravesando límites de países como Argentina, Chile y Bolivia, y límites entre pueblos de un mismo país. Esta actividad se desarrolló con mayor intensidad en la época colonial y republicana, generando importantes implicancias sociales y económicas. Los arrieros en Arequipa intercambiaban su ganado vacuno, equino, ovino, caprino, e inclusive llamas y alpacas de las partes altas de Polobaya, Pocsi y Mosopugio, por diversos productos de la costa. Así también aprovechaban uno de los principales recursos sostenibles de la costa: las lomas, sobre todo las de Tambo, Mejía, Mollendo y Quilca. Adaptarse al medio geográfico no fue fácil. Descubrir tramos de caminos o cruzar los existentes hasta llegar al punto deseado, reconociendo puntos resaltantes en el paisaje para asegurar el retorno fue todo un reto para el arriero. Usualmente se seguían las huellas del… “arriero que caminó antes”, guiándose por quebradas con ojos de agua, tambos, petroglifos, venciendo la oscuridad de la noche y cualquier otro problema que se les podía presentar durante su traslado.

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Esta actividad, de acuerdo a tradiciones y fuentes orales, se transmitía de generación en generación, incluso, debiendo haber heredado y utilizado rutas prehispánicas de intercambio o trueque. Es por eso que considero de importancia dar a conocer una fuente oral, la de la familia Bejarano Herrera del distrito de Characato, una de las pocas familias de arrieros que queda en la región y que merece rescatarse como parte de la cultura viva de Arequipa. Dicha familia me permitió participar con ellos en el tramo Characato - Mosopugio, que documentaremos en este artículo. En Arequipa son conocidos el intercambio de productos de la sierra a la costa, tal es el caso particular de las rutas de los pueblos cercanos al Pichu Pichu (Pocsi Polobaya, Yarabamba, Mollebaya, Characato). Estos pueblos se caracterizan por poseer extensas áreas de andenerías y todo un su sistema hidráulico, con captaciones de agua de manantiales provenientes de los deshielos del Pichu Pichu, que les permitió el cultivo de maíz, calabazas, zapallo y tubérculos para intercambio a través de los caminos de Cerro Verde (Quebrada Linga), Lomas de Tambo, Lomas de Mejía, Mollendo y Quilca. Sin embargo, los efectos del cambio climático en estas últimas décadas hacen que gran parte de esta andenería haya quedado abandonada, y


Tras las huellas de los arrieros de Characato

las lomas de la costa no tengan la misma intensidad de años anteriores. Así, muchos de los caminos desaparecieron o fueron reemplazados por carreteras, provocando que los arrieros y las nuevas generaciones cambien de actividad, quedando muy atrás a lo lejos las huellas de los arrieros de Characato. II. LOS ARRIEROS CHARACATOS Cuando arribaban al valle de Tambo se les conocía como “los arrieros Characatos”, pero integraban estas caravanas arrieros de Pocsi, Polobaya, Yarabamba, Mollebaya, Characato, Mosopugio, entre otros. Según la tradición oral y las versiones de la señora Zumilda Bejarano Herrera, nacida en el Distrito de Characato, quien desde muy joven acompañó a su padre, el señor Mariano Bejarano Guillén; las rutas de los arrieros comenzaban en la plaza de Characato en donde “…los arrieros ensillaban sus caballos, con sus ponchos y gorros para las noches de frío y sus alimentos para el camino. La ruta en los seis primeros meses atravesaría las cuevas de la Rinconda, las majadas de la Rinconada y la ladera Conga en donde hay cuevas en la parte alta...” (Comunicación personal: Zumilda Bejarano). “También existe un sector de andenes en donde desde la época prehispánica se cultivaba aprovechando la lluvia. Se cruza por el panteón de piedras, que se caracteriza por enormes piedras en donde en cada base existen pequeños muros también de piedra. Es allí en donde se enterraban a los antepasados. Llegando a las cuevas de la Pampilla Verde, se divisa a los lejos el tutelar Cerro Condealonso o Condealonsio, como le llaman en el pueblo de Characato” (Comunicación personal: Zumilda Bejarano). De acuerdo a lo conversado con la señora Zumilda, este cerro era de mucha importancia ya que se le consideraba como “guía”. Al poder ser divisado a lo lejos orientaba a los arrieros, inspirando acogida, respeto, admiración y ruego. El entorno a Condealonso se caracteriza por una cadena de cerros en donde se ubican cuevas, majadas y corralones, también existen caminos de herradura que van a Mosopuquio o Mosopugio, Pichu Pichu y Puno. Al parecer Characato era el eje que articulaba rutas o caminos hacia las partes altas y hacia la costa.

Zumilda Bejarano refiere que “en los meses de enero, febrero, marzo, abril, mayo y junio, en las lomas de Characato se criaba ganado vacuno, toros, chivos, y ganado ovino. El ganado maltón se llevaba a las lomas de Chucarapi, a las lagunas de Mejia, Matarani, Mollendo y Quilca. La ganadería se daba desde los 3000 metros de altura hasta el nivel del mar, y se vinculaba a la crianza de ovinos, caprinos, vacunos y caballos, también se habla de llamas y alpacas”. Interpretamos que el ganado requería el cuidado de estos arrieros a fin de que comieran, bebieran y se guardaran en las majadas hasta el día siguiente. Había que hacer seguimiento al ganado para que se reproduzcan sin dificultad, para que no se pierdan o se enfermen. Se tenía que vigilar a las hembras que estaban por parir y asistirlas en el parto, sea de día o de noche. Se dedicaban a la esquila, al degüello cuando era necesario, al recojo de la leche y a la elaboración de queso y mantequilla. Asimismo, de acuerdo a la versión oral de la Señora Zumilda Bejarano, “…el inicio de la vida es el Pichu Pichu y en Quilca muere el río cuando entra al mar… desde la puna al mar era territorio Characato. En los cerros hay plantas medicinales como el pinco pinco para los riñones y capo blanco para curar la tos”. También menciona a la pampa Alpaso, Conde Alonso, Pampa Valdivia de Characato y a Alto Conde Alonso, zonas accidentadas resguardadas por espinos. El área tiene una forma majestuosa y menciona que existe una ciudadela antigua. El traslado de los ganados hasta Quilca duraba una semana, hasta Tambo cuatro días, y a la selva un mes. Se llevaba maíz, papas y se traía, pescado seco, fruta seca, caña dulce y chancaca. III. LAS MAJADAS Las majadas son estructuras habitacionales que pueden ser incluso cuevas o abrigos rocosos naturales. Eran refugios estacionales para cuidar y embernar el ganado por temporadas o durante su traslado. Éstas siempre presentan corrales para el ganado (Foto 2). Se ubicaban en lugares estratégicos en donde permanecían los arrieros para divisar el ganado, asimismo, estas áreas se caracterizaban por estar proveídas de buena cantidad de forraje y cerca de cursos de agua (quebradas, manantiales, ríos y arroyos) (Foto 3). Estaban formados por habitaciones de mu-

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ros de piedra, en el interior se ubicaba la cocina y una área para dormir (Foto 1). Caso particular es la majada de Condealonso, ubicada en una formación rocosa o cueva (Foto 4).

Fig. 4 Cueva utilizada como majada.

IV. LOS TAMBOS Fig 1. Majada conformada por una estructura cuadrangular de piedra.

Fig 2. Corral asociado a una majada.

Los tambos tenían otra connotación diferente de uso y se ubicaban en los caminos principales. Eran construcciones con habitaciones de piedra que servían para la permanencia o descanso durante el traslado. Allí coincidían los arrieros tanto de ida o de retorno. No solo eran espacios para el descanso, sino lugares de tertulia, de encuentros, de libación de chicha y de narraciones. Generalmente era una familia la que atendía el lugar y se ubicaban cerca a cursos de agua. En la ruta de Characato a Tambo estaba el Tambo Linga, Tambo San José, Tambo Jaway y Tambo Cachendo. En estos habían familias que atendían a los arrieros “…proveyéndolos de alimentos, asimismo, proveían de forraje para el ganado a cambio de dos o tres cabezas de cabras y de algunos productos de intercambio, no había el dinero solo productos” (Comunicación personal: Zumilda Bejarano). V. LA TINKA Los arrieros guardaban un gran respeto por su entorno y por los cerros. “De los cerros vivían”, me comenta la señora Zumilda Bejarano, porque ellos proveían el alimento para los animales, para sus familias y para la comunidad a la cual pertenecían.

Fig. 3 Ganado caprino estacionado en torno a una majada.

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Así, una de las creencias religiosas más afianzadas de los arrieros era la tinka o pago a la tierra, el cual se realizaba el día 24 de junio. El propósito era propiciar la lluvia con la finalidad de que crezca la vegetación y que los animales puedan alimentarse y reproducirse. Para dicho


Tras las huellas de los arrieros de Characato

pago a la tierra, se solía escoger “el mejor lugar del cerro”. Durante mi participación en el recorrido desde Characato a Mosopugio se realizó la tinka. El hermano mayor de la familia, Florencio Bejarano Herrera, junto a sus hermanas Zumilda Bejarano, y sus hijos Alex, Nicolás y Rodrigo Ticona Bejarano; la hermana de Zumilda, la señora Carmen Bejarano Herrera, el resto de la familia y la comunidad se reúnen en un espacio de la majada (Foto 6). Traen chicha de maíz, la colocan sobre “la mesa” que es una lliclla o manta de color rojo (Foto 5). Se complementa con vino, pisco, coca, chancaca, maíz y pan. Se prende un sahumerio, con cunuja y piedra de alumbre. Se colocan también una manta de colores, los chullos de los arrieros, los látigos, los cuchillos en sus vainas de cuero, y algo muy curioso, caracoles de mar, los cuales han venido portando durante sus largos viajes. En ellos sirven el vino y la chicha. Todos estos objetos van pasando de padre a hijo, de hermano a hermano, y tienen mucho significado para cada familia.

Fig 5. “Mesa” para oficiar la tinka.

Para comenzar la ceremonia, primero se invoca a los nevados. El hijo mayor se pone el poncho y el chullo y empieza tomar el vino, la chicha y el pisco. Luego chaccha la coca acompañado de la llipta (masa de cal y ceniza), bebe y come, pero siempre ofreciendo a la tierra con mucho respeto y agradecimiento. Para esto se abre un hoyo en donde cada uno agradece y ofrece a la tierra lo mismo que bebe y come. “Gracias, tierra bendita, por todo lo que me das” exclaman. Este pago también se hace a la tierra para pedir y agradecer la fertilidad de los animales, se hace en los corrales invocando a los cerros y volcanes, apus tutelares como el Misti, Chachani y Pichu Pichu. Los arrieros de Characato celebran la ceremonia de la tinka con mucha comida. El plato principal es el chivo al vino, un plato que se preparaba con carne de chivo tierno, ají, pasas, maní, vino dulce, rocoto, papas hervidas y cocinado a leña. Este plato también es conocido como “la comida del arriero” (Foto 7).

Fig 7. Chivo al vino, conocido como la comida de los arrieros characatos.

VI. LOS CERROS QUE PROVEÍAN DE PASTO Y PAJA DE PUNA PARA EL “ENVERNE”

Fig 6. Familia Bejarano reunida para oficiar la tinka.

Cabe mencionar que los arrieros conocían claramente su entorno, los cerros y sobre todo la sostenibilidad que les podía ofrecer el área en cuanto forraje y agua. Tenían clara la orientación de estos cerros y su accesibilidad, así como los cursos de agua cercanos. Para el caso de los arrieros de Characato, estos cerros se encuentran circundantes o cercanos al pueblo e incluso a pueblos vecinos como el de Yumina y Mollebaya. La señora Zumilda Bejarano señala la existencia de los siguientes cerros:

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Cerro Ccallata, Cerro Quisco en Cerrillo (existe un panteón pre Inca y andenería pre Inca), Cerro La Cruz, Cerro Pajonal (andenería prehispánica), Cerro Charsandillo (andenería), Cerro Ccañuma y Cerro Ccajeña (andenes, majadas y pueblo antiguo, Cerro Yanayaco, Cerro La Sirena, Cerro Los Huecos del Infiernillo, Cerro La Pampilla Verde, Cerro Las Cuevas (majada y cuevas), Cerro Gordo (andenería pre Inca), Cerro Grande (andenería). Cerro Los Estanquillos (poblado y estanque de agua, majadas), Cerro Amarillo (majadas y cerco grande para el ganado) y Cerro Mamayaca (majadas).

VII. EPÍLOGO: UNO DE LOS ÚLTIMOS ARRIEROS EN CHARACATO Se ha documentado la presencia de una amplia red de caminos desde la época prehispánica (Cardona 2002, 2015), desde Arequipa hasta los valles de la costa, como el valle de Tambo. Asimismo, se han ubicado evidencias de petroglifos, tramos de caminos, apachetas y tambos, como el Tambo Linga, Tambo Jaway y Tambo San José. Estos caminos han sido utilizados frecuentemente por los arrieros y es posible suponer que su uso se remonte a tiempos prehispánicos, en donde los pueblos de las partes altas traían en recuas de camélidos sus productos hasta la costa entre ellos el charqui, el chuño, la sal, la cañihua; intercambiándolo por pescado seco, ají y frutos secos de la costa. De acuerdo a datos históricos (Galdós, 1995; Flores Galindo, 1977), durante la época colonial los arrieros mantenían una posición social importante en la sociedad, debido a que criaban ganado equino y vacuno en grandes cantidades. Estos eran utilizados para la venta o el traslado de productos a grandes distancias, incluso llegaban a Arequipa arrieros de Bolivia, Chile y Argentina, con ganado que se alquilaba o vendía para la minería en Perú. Luego retornaban a sus países con productos como la coca, algodón y el tocuyo. En esta actividad participaban arrieros con amplio conocimiento en la crianza de ganado, conocedores de las razas de caballos, del ganado vacuno, así como de los caminos; siempre viajaban en equipo, el dueño, los ayudantes y los comerciantes de productos.

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Muchos cambios generaron la pérdida progresiva de esta tradición. Durante la época republicana comienzan a construirse más vías de comunicación terrestre tales como el ferrocarril, y nuevos puertos en la costa, los cuales incrementaron el traslado de productos y la comercialización de bienes a mayor escala. La migración de las poblaciones rurales a otras ciudades, así como cambios climáticos desfavorables provocaron la disminución de pastos tanto en las punas altoandinas como en las lomas costeras, contribuyendo a la disminución significativa de arrieros. El hermano mayor Florencio Bejarano Herrera menciona que “…antiguamente se llegaba a criar hasta 10000 cabezas de ganado entre chivos y otros, aproximadamente habían 30 familias de ganaderos. Nuestra familia llegó a tener 500 cabezas de ganado caprino, 100 cabezas de borregos y caballos. En tiempos de lluvia se llevaban los terneros a los cerros Condealonso y la Pampilla Verde, en donde había abundante paja de puna, pasto de raíz y yerbas. A medio año se llevaba el ganado a las lomas cercanas al mar, para ello existían diferentes majadas cerca a cursos agua con cuevas para pernoctar y vivir una temporada” (Comunicación personal: Florencio Bejarano). A pesar de todo esto, como hemos visto, uno de los últimos arrieros de Characato quien mantiene viva esta tradición es el señor Mariano Bejarano Guillén, casado con Doña Meri Herrera Linares. Ambos son los progenitores de los hermanos Florencio, Teresa, Domingo, Catalina, Zumilda, Carmen, Ángela, Marcos, Julio y Jessica. Hemos documentado cómo los arrieros de Characato todavía recorren las antiguas rutas hacia la costa, así como los rituales asociados a dicha actividad. Creemos que el arrieraje tiene antiguas raíces prehispánicas, por lo que su registro actual nos permite acercarnos a cómo eran las rutas de intercambio de bienes de diferentes regiones en el pasado. Finalmente, queremos agregar que el espíritu del arrieraje aún se preservará un tiempo más a través de una nueva generación de arrieros representada por el joven Alex Ticona Bejarano (Foto 8), hijo de Zumilda Bejarano, quien junto a sus hermanos y primos continúan esta tradición. (Foto 9)


Tras las huellas de los arrieros de Characato

3. Ruta Quebrada Linga, Lomas de Ccaccahuara (caminos de herradura que van desde Ilo, cruzando el río se llega a Puerto Viejo y se llega a Lomas se hacían grupos Characatos, Mollebayas, Yanahuaras, Yarabambas, Polobayas, Piaca, Pocsi, Cerro Colorado, familias como los Tapias, Bejaranos, Guillen, Pintos. Gallegos Acosta, Linares y Portilla).

Fig 8. Alex Ticona Bejarano, quien representa la nueva generación de arrieros y que continúa cada año trasladando sus caravanas hasta el valle de Tambo.

Fig 10. Camino de arriero

Indumentaria de los arrieros Fig 9. Familia Bejarano, últimos arrieros de Charato.

VIII. ANEXO

A continuación se pone a disposición un registro fotográfico de la indumentaria tradicional de los arrieros de Characato.

Las rutas de los arrieros characatos 1.

Ruta Characato, Mollebaya, Yarabamba, Jaway, Subilaca, Quebrada Linga, Pampa Linga (pampa en donde hay sal roja y blanca), Las Cuchillas, Río Seco, estación de Cachendo, Cahuintala, Cerro Bronce y Cerro Gordo.

2. Ruta Cerro Chasca, Cerro Pedregoso, Yarando, Agua Salada, Lomas de Mejía, La Ensenada, Caballo Blanco, Mollendo, Matarani y Quilca.

Fig 11. Sobrero de arriero

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Fig 12. Alforjas para llevar alimentos y objetos personales

Fig 16. El señor Mariano Bejarano Guillén, patriarca de la familia y uno de los últimos arrieros de Arequipa, acompañado de sus dos hijas.

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R. Housse — O. Huaman Oros

ASENTAMIENTOS PREHISPÁNICOS EN LA PRECORDILLERA DE TACNA: RESULTADOS PRELIMINARES DEL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICO ALTO TACNA-2015 PREHISPANIC SETTLEMENTS IN THE PRE-ANDEAN MOUNTAIN RANGE OF TACNA: PRELIMINARY RESULTS FROM THE PROJECT OF ARCHAEOLOGICAL RESEARCH ALTO TACNA-2015 Romuald Housse Oliver Huaman Oros

RESUMEN El PIA Alto Tacna realizó prospecciones y excavaciones arqueológicas en la sierra de Tacna, entre los distritos de Sitajara y Tarata, logrando identificar 74 sitios arqueológicos en el área de estudio, en su mayoría correspondiente a los periodos Intermedio Tardío (1000 – 1450 d.C.) y del Horizonte Tardío (1450 – 1532 d.C.). La presencia de estos diferentes asentamientos en la zona de estudio demuestra una convivencia entre las poblaciones prehispánicas al parecer por el aprovechamiento de los recursos locales, intercambiando tradiciones alfareras como arquitectónicas. ABSTRACT The Project of Archaeological Research Alto Tacna did archaeological prospections and excavations in the mountains of Tacna, between the districts of Sitajara and Tarata. This allowed us to identify 74 archaeological sites in the study area, most of them belonging to the Late Intermediate Period (1000 - 1450 AD) and Late Horizon (1450 - 1532 AD). The presence of these different settlements in the study zone shows us a coexistence among the prehispanic inhabitants, most likely, due to the use of the local resources, exchanging pottery and archaeological traditions.

I. UBICACIÓN Y DESCRIPCIÓN DEL ÁREA El área de estudio se ubica entre los distritos de Sitajara y Tarata, en la provincia de Tarata, departamento de Tacna, a una altura de 2800 y 4300 msnm. La coordenada UTM referencial del área es la siguiente: 384903,26 E y 8072579,10 N (Datum WGS84). El sector elegido corresponde a las cuencas de los ríos Malleraco, Salado y Tala, que se reúnen para formar el río Sama a 2200 metros de altura. Los diferentes pisos ecológicos (Pulgar Vidal, 1981) que se encuentran en el área ofrecen una gran diversidad de medio-ambientes, con zonas bajas propicias para las actividades agrícolas en donde existen miles de terrazas cultivables, y zonas altas ideales para la ganadería de camélidos. En esta área intervenimos arqueológicamente en dos zonas específicas, que corresponden a dos quebradas de la cuenca superior del río Sama, la de Sitajara y la de Tarata, alejadas cada una de ellas por 10 km en promedio (Figura 1).

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Fig 1. Área centro-sur Andina en rojo, la zona de estudio "Alto Tacna" corresponde a la cuenca superior del río Sama.

Zona A - Sitajara: Sitajara es la capital del distrito epónimo ubicado a 3160 msnm. La zona de intervención, que corresponde a la quebrada del río Salado, tiene una superficie de 25 km2. La coordenada UTM referencial de la zona A es: 379583 E y 8079102 N (Datum WGS84).


Asentamientos prehispánicos en la precordillera de Tacna

Zona B - Tarata: Tarata, capital de la provincia del mismo nombre, ubicada a 3080 msnm, es una zona más amplia y fértil y es más benigna que Sitajara. Se extiende sobre una superficie de 35 km2 y corresponde a la cuenca superior del río Tala. La coordenada UTM de la zona B es: 389134 E y 8067582 N Datum WGS84). II. ANTECEDENTES ARQUEOLÓGICOS Y PROBLEMÁTICA DE INVESTIGACIÓN El departamento de Tacna es una región con pocos estudios arqueológicos, si los comparamos por ejemplo con las regiones periféricas como Moquegua o Arica (Chile). Los primeros trabajos arqueológicos de la precordillera de Tacna fueron realizados por Max Uhle en 1919. Luego, en los años 70, el arqueólogo Hermann Trimborn levantó y describió los sitios más importantes de los valles de Sama y Caplina (Trimborn, 1975, 1981) basándose sobre los estudios de Uhle.Años después, el arqueólogo peruano Jesús Gordillo trabajó en los sitios del Intermedio Tardío en Sitajara (Gordillo, 1996), y actualmente está desarrollando un proyecto en el sitio Inca de Moqui Tacna, en la quebrada de Locumba. El INC (ahora MC) en el año 2007 realizó un reconocimiento arqueológico que dio inició al primer mapa arqueológico de las zonas de Sitajara y de Tarata. Estos trabajos fueron realizados por los arqueólogos Alicia Pilares y Carlos Strobach (2007). Estos datos permiten constatar que la mayoría de las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo se han concentrado en las zonas de Tarata y Sitajara.

marcano, y desta causa no había comercio ni comunicación alguna entrellos; y en cada valle había su lengua distinta de la del otro » (Santillán 1968 [1563]). Estudios arqueológicos en los Andes centrales (Lavallée 1973, Hyslop 1976, Bonnier & Rozemberg 1982, Parsons et. al. 2001, D’Altroy & Hastorf 2001) caracterizaron este periodo, entre otras cosas, por los asentamientos fortificados en la cima de los cerros, que han sido denominados pucara (en las idiomas quechua y aymara), lo cual se traduce como fortaleza, castillo o fuerte. En efecto, estos pucara son para los investigadores el reflejo de una inestabilidad política por múltiples causas: crisis climáticas, crisis sociales, presión demográfica, etc. (Kolata 1993, Chepstow-Lusty et. al. 2003). Ahora bien, aunque se trata de una característica del Intermedio Tardío, el pucara, cuya aparición es generalizada en todos los Andes (Ruiz & Albeck 1997), permanece poco entendido así también como sus funciones y sus rasgos. De hecho, estos pueblos fortificados plantean muchas preguntas. En primer lugar, y aunque este periodo es conocido por su aparente homogeneidad desde Ecuador hasta Chile, las diferencias entre los pucara son numerosas. Todos no siguen un esquema constructivo análogo, creando así desigualdades de un punto de vista de sus sistemas defensivos, de su implantación en el territorio, y también de su misma capacidad de proteger a los hombres y/o los recursos (Arkush & Stanish 2005).

La información etnohistórica indica que en el área centro sur andina, el periodo Intermedio Tardío (1000-1450 d.C.) es, según los cronistas (Cieza de León, 2005 [1553]; Guaman Poma de Ayala, 1980 [1615]), una época muy caótica y marcada por los conflictos y por la necesidad de protegerse. Los Andes están ocupados y divididos por varios pequeños señoríos, los cuales se encontraban en constante guerra, unos contra los otros. Según el cronista Santillán:

Además, sin ser herméticos los unos con los otros, los diferentes señoríos del Periodo Intermedio Tardío practicaban los intercambios a gran escala. Así, el envío de colonos en territorios periféricos localizados sobre las vertientes orientales y occidentales de los Andes, permitió a los señoríos establecidos sobre el altiplano andino del Perú y de Bolivia adquirir productos indispensables para su sobrevivencia. Esta teoría de explotación sobre un territorio discontinuo fue definida por Murra (1972, 1983) como “el Archipiélago Andino”, sin embargo, en 1978, Nuñez y Dillehay propusieron una alternativa a este modelo con la “movilidad giratoria”.

“antes quellos [los Incas] comenzasen a señorear no había esa orden ni policía; antes en cada valle o provincia había su curaca, señor principal, y tenían sus principales mandones subjetos a el curaca, y cada valle destos tenía guerra con su co-

Es entonces que para entender los conflictos en la zona de estudio, nuestro tema de investigación plantea la cuestión de las relaciones entre tierras bajas y tierras altas. La presencia de estilos cerámicos distintos en la región de Tacna

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R. Housse — O. Huaman Oros

lleva a los arqueólogos a considerar esta zona como un enclave ecológico donde venían para instalarse, por algunos meses o más, colonos nacidos en otras culturas y otras zonas ecológicas de los Andes (Gordillo 1996). Sin embargo, los trabajos arqueológicos de Stanish en la región de Moquegua permitieron, por ejemplo, mostrar la ausencia del “control” Lupaca durante el periodo Intermedio Tardío en favor de un desarrollo propio, estableciendo solo por redes económicas con el altiplano (Stanish 1992). Si esta visión es válida, durante una época donde aparentemente la situación política estaba muy dividida, la coexistencia de diferentes grupos en la misma región puede ser problemática. Por ello, se plantea la cuestión fundamental de las modalidades de relaciones pluriétnicas dentro de los "archipiélagos" andinos (Platt 2010). Si la visión particularmente caótica dada por los cronistas españoles es real ¿cuál podía ser la naturaleza de las relaciones de comunidades en guerra, reunidas en el mismo "archipiélago"? ¿Se trataba de guerras, de conflictos, de pillajes o de simples tensiones en regiones casi pacifistas? (Owen 2005).

tamientos, como es, por ejemplo, el caso del sitio Para-T012. Las estructuras funerarias adoptan dos formas bien claras en las zonas de estudio: las tumbas enterradas llamadas “cistas” o las torres funerarias llamadas “chullpas”. En total, son 10 los sitios compuestos exclusivamente de tumbas, con 3 sectores ubicados dentro de sitios residenciales. La primera categoría es la más representada en la precordillera de Tacna. Son cistas subterráneas circulares y construidas con piedras. Sus profundidades pueden variar de cincuenta centímetros a casi un metro. Las chullpas descubiertas en el área de estudio adoptan dos formas distintas. Pueden ser pequeños edificios de piedra cuadrangular, con una altura máxima de 80 cm / 1 m con una cámara de entierro de tamaño reducido, que adoptan la forma externa de la estructura (S036-Kileqollo). O pueden ser edificios más importantes, construidos utilizando bloques de arcilla, técnica que podría ser comparada con el tapial, proceso constructivo presente en abundancia en la costa del Perú con pocos ejemplos en la sierra (Muelle 1978, Ibarra 2009). (Figura 2).

III. RESULTADOS PRELIMINARES E INTERPRETACIONES Los trabajos de prospección en los casi 38 km2 han permitido registrar 74 sitios arqueológicos. En la gran mayoría de los casos (46 sitios en total) el lugar de emplazamiento de los sitios son prominencias topográficas. Los 28 sitios restantes se ubican en pendientes, en pisos de valle o en zonas planas. Los sitios residenciales del periodo Intermedio Tardío representan la categoría más importante de nuestro corpus, con un total de 39% (n=29). En todos los casos, los sitios se encuentran en la parte superior de las prominencias topográficas. A veces, solo algunos metros por encima de las más altas terrazas, como en Tarata o en muy altos espolones rocosos como es el caso más frecuente en Sitajara. Todos los sitios residenciales de esta época se encuentran en el piso ecológico quechua, entre 2900 y 3500 msnm, cerca de las terrazas de los ríos, de los canales y de los ejes de comunicación. Así también, se han encontrado sitios con arte rupestre, alejados de los asentamientos residenciales y sectores funerarios dentro los asen-

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Fig 2. Las quebradas de Sitajara y de Tarata en la zona de estudio y sitios arqueológicos registrados durante las prospecciones


Asentamientos prehispánicos en la precordillera de Tacna

La cronología de los 74 sitios es muy desigual, con una preponderancia de las épocas Intermedio Tardío (PIT) y Horizonte Tardío (HT). Eso podría resultar de nuestra metodología empleada durante las prospecciones, con quizás demasiado enfoque sobre las partes superiores de los cerros. Sin embargo, esta repartición cronológica parece ser igual a la que podemos ver en Arica, donde las investigación de más de 50 años ha permitido entender mejor la ocupación prehispánica del extremo norte chileno (Bird, 1946, Dauelsberg 1995, Muñoz & Chacama 2006). Así, en la precordillera no hay ningún asentamiento de filiación Tiwanaku. Durante el Horizonte Medio, en los Andes Centro-Sur, los sitios Tiwanaku se concentran en los valles costeros como el de Caplina en Tacna o de Azapa en Arica (Berenguer 2009). Durante esta época, la sierra parece ser ocupada muy débilmente y es solamente alrededor de los siglos XI y XII que aparece el desarrollo de una cultura específica a estas áreas, a través de la difusión de la cerámica Charcollo en Arica y de su variante tacneña: la cerámica Sitajara. La época Inca está bien representada en nuestros estudios. Aunque la ocupación Inca parece ser más débil que en Sitjara y Susapaya, donde hemos registrado varios sitios Inca residenciales o administrativos, creemos que esta distinción viene de la situación geográfica de Sitajara, vinculada con el Altiplano, pero también del valle de Ilabaya, más al norte y donde se encuentra el centro Inca más importante del sur Peruano, el sitio de Moqui, trabajado ahora por Jesús Gordillo y su equipo. Así, suponemos que Sitajara tenía un papel de intersección entre la costa y el altiplano pero también entre los valles septentrionales de Illabaya y de Moquegua. Esta ubicación privilegiada, como lo prueban los numerosos caminos Incas registrados en esta área, ha permitido un desarrollo más importante de la presencia Inca que en la zona de Tarata. Esta fuerte presencia Inca en Sitajara hace suponer a Gordillo que se podría tratar de la presencia de un mitimae cuzqueño al final del periodo Intermedio Tardío (Gordillo 1996: 14). Al respecto, nosotros pensamos lo contrario, que la llegada de los Incas se hace en dos momentos distintos (Williams et al. 2009) con una primera llegada desde el altiplano al fin del periodo Intermedio Tardío, asociado a una cerámica Inca-altiplánica, muy presente en los sitios residenciales (por ejemplo en los sitios SO42, S040 y SO38); y después, una llegada al

inicio del Horizonte Tardío desde el Cuzco, mas estatal (y vinculada quizás con el sitio de Moqui) y con la construcción de Tambos (S039), de Kallankas (S036) y de colcas (S049), los cuales están asociados a cerámica imperial. MATERIAL DE PROSPECCIONES Cerámica del periodo Intermedio Tardío: Se ha logrado identificar tres grandes grupos culturales del periodo Intermedio Tardío y que están representados arqueológicamente por sus estilos cerámicos: •

La cultura Arica, cuyo centro nuclear se encuentra en la costa del Pacífico y en los valles costeros de baja altitud, se compone de los estilos Pocoma, Gentilar y San Miguel (Dauelsberg 1995). Estos fueron denominados como el “Grupo Arica” según los trabajos pioneros de Bird (1946), antes de ser refinado por Percy Dauelsberg quien, basándose sobre los distintos motivos, va a diferenciar los tres estilos mencionados en su secuencia cronológica de 1960 (Dauelsberg 1995).

La cultura altiplánica, originaria de la cuenca del lago Titicaca en Bolivia y Perú, es visible en las áreas de estudio a través de la presencia de la cerámica Negro sobre Rojo (Hyslop 1976, Julien 1983, Lecoq 1999, Stanish 2003, Arkush 2011). Romero (2002, 2005) define a Chilpe como una variante dentro del grupo estilístico Negro sobre Rojo, e incluye otra variante, Vila-Villa, que corresponde a motivos perpendiculares al borde, en donde encontramos líneas rectas, entrerejados, dispersión de puntos, motivos similares a una “B”, entre otros. Hemos encontrado estos distintos estilos durante las prospecciones.

La cultura Charcollo, según Romero (2005: 134) es llamada así por el estilo cerámico del mismo nombre que también toma su nombre de un sitio del Intermedio Tardío cerca de Tignamar en Arica (Romero 2005). La cultura Charcollo, según el mismo autor, sería originaria de la precordillera de Arica, centro agrícola de este grupo.

La cultura cerámica denominada Sitajara fue reconocida por primera vez por Gor-

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dillo (1996) que la asocia al grupo humano nativo de la precordillera de Tacna. Se caracteriza por una pasta semi-compactada y no homogénea, de color café, con granulaciones medianas y fuertes de cales, micas y de cuarzo, de cocción oxidante incompleta (Gordillo 2010:89). Pero a diferencia de la cerámica Charcollo, cuya decoración consiste solo en unas pocas líneas y puntos rojos pequeños (Romero 2005: 134), la cerámica Sitajara por su parte tiene un engobe rojo completo en su cara externa, y veces interna. Estas características le indican a Romero que la cerámica Sitjara podría ser un sub-grupo de la cerámica Charcollo (Romero, comunicación personal del 18/02/16). (Figura 3)

mente a difundir durante el Horizonte Tardío (Cremonte et al. 2015). El otro estilo regional que parece abundar en la región es el estilo Chucuito Lupaca, cuyo origen se concentra en las márgenes sur del Lago Titicaca (Pärssinen 1997; Hyslop 1979). La gran cantidad de cerámica inca imperial encontrada durante las prospecciones demuestra la ocupación importante de estas regiones en el HT. La forma recurrente es el aríbalo con diseños geométricos, que consisten en líneas muy finas y perfectamente simétricas (Baue, 2002). La presencia de dos tipos de estilo Inca, altiplánico y cuzqueño, podría ser una evidencia de dos momentos distintos de la llegada de los Incas en la región, primero desde el Altiplano antes de un control más estatal desde el Cusco como lo sugieren Williams, Santoro, Romero, Gordillo, Valenzuela y Standen (2009: 644). (Figura 4)

Fig 3. Tipos de cerámica del Intermedio Tardío

Cerámica del periodo Horizonte Tardío: La cerámica de época Inca está representada en la zona de Sitajara. Esto es inicialmente un Inca regional, desde el altiplano y representado a través del estilo Saxamar o Pacajes, estilo de cerámica cuya antigüedad podría remontarse al inicio del Intermedio Tardío en el área circum-Titicaca (Albarracín y Mathews 1990, Lecoq 2003a), pero que los incas van amplia-

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Fig 4. Cerámica Inca.

IV. RESULTADOS DE LAS EXCAVACIONES Las excavaciones arqueológicas del proyecto Alto Tacna se realizaron sobre los sitios fortificados fechados en base a la cerámica encontrada en superficie del Intermedio Tardío y se


Asentamientos prehispánicos en la precordillera de Tacna

concentraron en las estructuras residenciales y defensivas. Los sondeos exploratorios de dos metros cuadrados tuvieron como objetivo no solo entender la ocupación de los sitios, sino también las técnicas de construcción de las estructuras defensivas y la búsqueda de posibles índices de conflictos. La excavación de los muros perimetrales de los pucaras es un tema que nos interesa mucho, porque hasta hoy día, ninguna excavación ha abordado estos tipos de estructuras en los Andes, sobre todo para la época pre-Inca, a pesar de que ésta es una de las principales características de este periodo.

presencia de cerámica correspondiente al Horizonte Tardío, pero en menor proporción. Lo que se ha confirmado en 10 de las 12 unidades es la presencia de ceniza del evento volcánico del Huaynaputina, que sabemos se dio en febrero de 1600. (Figura 5)

Los pucaras fueron seleccionados no solo de acuerdo a la datación relativa de la cerámica de superficie, sino también a través de la presencia de fortificaciones. Estas, tenían que cumplir varios criterios, el más importante era que sean estructuras construidas solo con el fin de defenderse. Esto nos permitió así excluir ciertos sitios que tenían la reputación de ser pucaras (por la población local, en particular), pero que no tenían ninguna estructura defensiva, solo unas altas terrazas residenciales (como es el caso S033-Kilemarka, también conocido como "pucara"). Así, son solos 6 sitios que cumplen con estos criterios en las dos áreas de estudio. Entre ellos, los sitios excavados fueron: • • • •

T011-Parmarka T029-Jaylliña Pucara S037-Paxchamarka S042-Huankarani

Estos pucaras se distribuyen de manera igual en las áreas de intervención, con 2 sitios en cada uno. En cada pucara, se instalaron tres sondeos: dos en estructuras residenciales y uno en los muros defensivos. Las estructuras residenciales fueron elegidas teniendo en cuenta no solo sus ubicaciones dentro del sitio, sino también de su estado de conservación. En la medida de lo posible, hemos privilegiado estructuras alejadas la una de la otra, una en la periferia del sitio y otra en el centro. Los sondeos sobre las estructuras defensivas se han excavado en zonas en las que pensamos eran estratégicas, tales como el acceso, las paredes más accesibles, o asociados a elementos arquitectónicos específicos, tales como parapetos. Las excavaciones indicaron que los sitios tienen cerámica del Intermedio Tardío, corroborando lo propuesto al inicio; además, se ha encontrado

Fig 5 Unidad de excavación en Jailiña Pucara

V. CONCLUSIONES En el área de Tarata, lugar con la mayor presencia de sitios con recolección superficial (26), como también con una alta densidad de material cerámico, se registran los 9 grupos cerámicos propuestos. Por su parte, el área de Sitajara, lugar con menor presencia de sitios y material cerámica, presenta igualmente los 9 grupos cerámicos. En ambas áreas el grupo sin decoración es el de mayor presencia a nivel de

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cantidad. La zona de Tarata concentra una alta presencia del grupo Arica, en cambio, Sitajara concentra una importante densidad del estilo incaico. Otro punto a destacar es la similitud en densidad de los grupos Sitajara, colonial, Charcollo y Negro sobre Rojo. Cronológicamente, ambas zonas muestran algún tipo de presencia tanto directa como indirecta de estilos asociados al Periodo Intermedio Tardío y Horizonte Tardío. En este sentido, los grupos cerámicos Arica, Charcollo, Negro sobre Rojo y Sitajara nos hablarían de fases del periodo Intermedio Tardío y Desarrollos Regionales. Para el Horizonte Tardío lo asociamos a los grupos: Inca Cuzqueño, Inca Altiplánico y Colonial. El grupo de cerámica sin decoración se asocia a una producción más doméstica, por lo mismo, puede corresponder tanto al periodo Intermedio Tardío como al Horizonte Tardío. Siguiendo esta pauta y revisando los resultados de cada sitio en ambas zonas, podríamos decir que los sitios T003, T008, T011, T028, T029, T030, S032 y S033 son sitios con una clara ocupación del periodo Intermedio Tardío, mientras que los sitios T009 y T019 son de una posible y exclusiva ocupación del Horizonte Tardío. Sin embargo, la mayoría de los sitios presenta una clara ocupación más prolongada, es decir, están presentes ambos momentos cronológicos.

Fig 6. Plano de sitio arqueológico de Jailiña Pucara, en Tarata

Por otro lado, los sitios de Paramarka (T011) y Paxchamarca (S037) muestran presencia del grupo Sitajara. A un nivel macro-regional la zona de la precordillera de Tacna no defiere mucho de lo que ocurre más al sur, es decir, al norte de Chile. Ambas zonas muestran los mismos estilos decorativos, lo que nos hablaría de que dichas zonas corresponderían a un espacio multiétnico, en donde poblaciones costeras y altiplánicas, así como también locales, han utilizado esta zona de manera directa como indirecta para algún fin social, económico y también religioso.

En el contexto de la excavación hay puntos a destacar. El hecho de que en todos los pozos encontramos los grupos sin decoración y Sitajara. El primero en su mayoría presenta las mayores densidades, en cambio, el estilo Sitajara es más variable. Otro punto a destacar es lo que ocurre en el sitio de Jaylliña (T029), el cual concentra una alta densidad del estilo Arica en ambos pozos, siendo en términos generales el grupo con mayor presencia en este sitio. Algo similar ocurre en el sitio de Huankarani (S042), el cual concentra una importante presencia incaica, sin embargo, dicha concentración sólo está en un pozo de sondeo, el 11. Relacionándolo con el aspecto cronológico, el sitio de Jaylliña (Figura 6) habría tenido una fuerte presencia en el periodo Intermedio Tardío, principalmente por poblaciones costeras, mientras que en el sitio de Huankarani, la situación sería inversa, con una fuerte presencia incaica.

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Fig 7. Kallanka Inca y estructuras residenciales en el sitio S036 - Kileqollo

REFERENCIAS Albarracín-Jordan, J. V. y J. E. Mathews 1990 Asentamientos prehispanicos del valle de Tiwanaku, Vol. I, CIMA, La Paz. Arkush & Stanish, 2005 Interpreting Conflict in the Ancient Andes. Implications for the Archaeology of Warfare. En Current Antropology Volumen 46, Number 1. 3-28pp


Asentamientos prehispánicos en la precordillera de Tacna

Arkush, E.2011 I against my brother: Conflict and Confederation in the South Central Andes in Late Prehistory. En Embattled Bodies, Embattled Places –War in Pre Columbian Mesoamerica and the Andes. 199-226pp. Bauer, B. 2002 The Development of the Inca State. University of Texas Press, Austin. Berenguer, 2004 Caravanas, Interacción y Cambio en el Desierto de Atacama. Ediciones Sirawi, Santiago de Chile. Dauelsberg, P. 1983 Investigaciones arqueológicas en la sierra de Arica, sector Belén. Chungara Revista de Antropología Chilena 11:63-84. D’Altroy, T.1992 Provincial Power in the Inka Empire. Smithsonian Institution Press, Washington and London. Gordillo, J. 2010 Arqueología y Etnografía en la cabecera de la cuenca hidrográfica del Río Sama Gordillo, J. 1996 Desarrollo regional tardío y ocupación Inca en la pre-cordillera de Tacna. Ciencia y Desarrollo 3:96-111. Housse, R. 2013 Guerres Et Fortifications Dans Les Andes Centrales À L’intermédiaire Récent. Tesis para optar grado de Master. Université Paris 1 – Panthéon – Sorbonne U.F.R 03 – Histoire de L’art & Archéologie. Huaman, O y Housse, R. 2016. Informe Final del Proyecto de Investigación Arqueológica Alto Tacna – Temporada 2015. Manuscrito presentado al Ministerio de Cultura.

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Arqueología de la Macro Región Sur

Parte II

Conservación, restauración, registro y gestión de bienes patrimoniales

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Arqueología de la Macro Región Sur

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Bach. Christian García Mamani

COLECCIONES ARQUEOLÓGICAS, MATERIAL DE LA DDC-AREQUIPA ARCHAEOLOGICAL COLLECTIONS, RESOURCES FROM THE DDC-AREQUIPA Bach. Christian García Mamani

RESUMEN En el presente texto se detalla la labor que realiza hoy en día el Área de Registro de Bienes Muebles de la DDC-AREQUIPA, en cuanto a la conservación y el registro de las piezas que se hallan en los almacenes de esta Dirección. Existe una cantidad aún no numerable de piezas arqueológicas en nuestras dependencias, tales como cerámicas completas, fragmentos de cerámica, fardos funerarios, material óseo, textiles, metales, entre otros. ABSTRACT The following text describes the daily tasks of the Registry of Movable Assets Area at the DDC-Arequipa (The Division of the Ministry of Culture of Peru in Arequipa), which consists in the conservation and registry of the archaeological pieces found in its warehouse. There is a big number of pieces which have not been recorded yet, such as complete ceramic pieces, ceramic fragments, funerary bundles, bone remains, textile material, et cetera.

Actualmente existe una relativa preocupación por la protección y conservación patrimonial por diferentes motivos que tienen que ver con las diversas concepciones que sobre él se tienen. Un gran problema es el desconocimiento de la ley que protege a los bienes arqueológicos, lo que se traduce en su lamentable depredación o destrucción. En el presente texto detallaré el trabajo que se viene realizando en la actualidad en el Área de Registro de Bienes Muebles de la DDC-AREQUIPA, en cuanto a la conservación y el registro de las piezas que se hallan en los almacenes de esta Dirección. Cabe resaltar que en los almacenes de la DDC-Arequipa hay una cantidad aún no numerable de piezas arqueológicas, tales como cerámicas completas, fragmentos de cerámica, fardos funerarios, material óseo, textiles, metales, entre otros, los cuales fueron adquiridos producto de las intervenciones y excavaciones realizadas por los Arqueólogos de la DDC en diversas partes de la región Arequipa; por incautaciones hechas a manos del personal policial que contribuyó a la recuperación del material arqueológico y por donaciones hechas porpersonas que tienen claro su importancia cultural.

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Cada objeto o material arqueológico que posee la DDC-Arequipa en sus almacenes es un mundo en sí mismo, el cual presenta una problemática particular y reacciones específicas ante los tratamientos aplicados. Cada objeto posee características independientes y un estado de conservación que lo diferencia de otro. Por tal razón, no es posible enmarcar un objeto en el mismo rango de deterioro que otro. De este modo, se opta por tratar cada objeto como un caso independiente, considerando sus deterioros particulares. En muchas ocasiones, al intervenir cada pieza arqueológica se puede observar la presencia de rasgos culturales, como restos de alimentos, semillas de frutos, colores que empleaban para su decoración, el modelado que se les da a las cerámicas, etcétera. Todos estos rasgos son de vital importancia, ya que ayudan a proporcionar información de cada contexto y las huellas sobre el uso que pudo darse a cada pieza. El material arqueológico que custodia la DDC-Arequipa pertenece a culturas que se desarrollaron en la región, tales como Churajón, Chiribaya, Chuquibamba, estilo La Ramada; así como también a culturas que tuvieron influencia en esta región como Nazca, Wari e Inka, entre otras.


Colecciones arqueológicas, material de la DDC-Arequipa

I. INTERVENCIÓN Y METODOLOGÍA UTILIZADA PARA El REGISTRO Y CONSERVACIÓN DE LAS PIEZAS ARQUEOLÓGICAS EN LA DDC-AREQUIPA La manera en que se vienen interviniendo las cerámicas —en cuanto a la limpieza y restauración—es a través de dos formas: a.

Limpieza seca, la cual consiste en el uso de una brocha o pincel adecuados para la limpieza de hollín, tizne, polvo y tierra adheridas en las piezas arqueológicas;

b.

Limpieza húmeda, que consiste en el sumergimiento de las piezas de cerámica exfoliadas en un recipiente con agua ionizada, para luego ser secadas en sombra alrededor de 4 a 5 días, lo que facilita en este caso la recuperación del material arqueológico.

vas para el pegado de cajas, cola sintética, y otros. Para el Ministerio de Cultura el registro de los bienes culturales muebles consigna aspectos muy importantes, como la identificación, descripción, localización y documentación fotográfica de un bien cultural. De esta manera, al tener conocimiento de la existencia de una pieza como parte de nuestro patrimonio, se da un paso previo para su protección, conservación y difusión. Una de las razones por la cual el registro se hace necesario e indispensable es su función como instrumento eficaz para prevenir el robo y el tráfico ilícito. Al encontrarse un bien registrado, su ficha técnica facilita la gestión y tutela del mismo. De esta manera, si se produjera una sustracción o exportación clandestina de cualquier bien cultural, la información y documentación fotográfica que se consigna en cada ficha de registro contribuirá eficazmente a la recuperación del mismo.

El método de trabajo de conservación y registro de los bienes que posee la DDC-Arequipa consiste en: 1.

Recopilar antecedentes escritos como informes o cualquier tipo de documento que ayude a tener una referencia del sitio o del lugar exacto de donde se rescató el material arqueológico para, de este modo, obtener la información referente al tipo de material a tratar. Esto, debido a que cada grupo cultural existente en la región Arequipa tuvo ciertas características y peculiaridades en el material que utilizaron.

2. Tener en cuenta cuáles son los frecuentes procesos de deterioro que sufren las piezas y la descripción que estas poseen. 3. Registrar visualmente las vasijas cerámicas, como instancia previa a la directa intervención, para evidenciar niveles de deterioro y crear una fuente de datos para futuros estudios y posteriores procesos de intervención, como medio de archivo fotográfico digital en formato ya detallado. 4. Terminado el proceso de registro y restauración, se resguardan adecuadamente las piezas arqueológicas mediante un sistema de embalaje especializado que utiliza materiales como cajas de cartón, papel sedita, bolsas de polietileno, ligas, cintas adhesi-

Fig 1. Limpieza de los bienes arqueológicos antes de ser inventariados.

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Bach. Christian García Mamani

II. MUESTRA DE BIENES PERTENECIENTES A LOS ALMACENES DE LA DDC-AREQUIPA

• • •

Denominación: Cuenco Cultura: Wari Periodo: Horizonte Medio

• • •

Denominación: Vaso Cultura: Churajón PERIODO: Intermedio Tardío

• • •

Denominación: Botella Cultura: Chiribaya Periodo: Intermedio Tardío

• • •

Denominación: Cuenco Cultura: Chuquibamba Periodo: Intermedio Tardío

III. CONCLUSIÓN

REFERENCIAS

El Estado peruano, a través del Ministerio de Cultura, protege y conserva el patrimonio cultural tanto material como inmaterial, pues considera que estos son fuente de identidad de un grupo cultural. Por ello, agota todos los medios y esfuerzos para erradicar la depredación cultural y el tráfico ilícito del patrimonio.

(2005) Glosario para Inventarios de Bienes Culturales Muebles - Ministerio de Cultura. Bogotá – Colombia.

Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, continuaremos con los procedimientos de registro y conservación, con el fin de minimizar los procesos destructivos e incluso recuperar información que de otra forma se hubiese perdido indefectiblemente. Esto, además, permitirá en un futuro la disponibilidad del material en mejores condiciones, para su uso responsable y su transmisión a las futuras generaciones.

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(1991) Manual para Inventario de Bienes Culturales - Instituto Colombiano de Cultura. Bogotá: Editorial Escala. (2004) Manual de Registro de Bienes Muebles - Ministerio de Cultura. Lima: Biblioteca Nacional del Perú. (2015) Marco Legal de Protección de Patrimonio, Ministerio de Cultura. Lima: Biblioteca Nacional del Perú.


Colecciones histórico artísticas de la región Arequipa

COLECCIONES HISTÓRICO ARTÍSTICAS DE LA REGIÓN AREQUIPA HISTORICAL-ARTISTICAL COLLECTIONS OF THE AREQUIPA REGION Rocío del Pilar Fuentes Ortiz Arquitecta

RESUMEN El objetivo del presente artículo es hacer un recuento general de algunas de las colecciones histórico artísticas más importantes de nuestra región, destacando, entre ellas, el Templo de Santa Marta, localizado frente a la plaza España de la Ciudad Blanca. Se trata de una edificación que se remonta a mediados del siglo XVI y que necesita urgente atención luego del terremoto de 2001 que azotó la zona. ABSTRACT The purpose of the following article is to provide a general overview of some of the most important historical-artistical collections found in the city of Arequipa, particularly about the Temple of Santa Marta, a XVI-century building located at España Square in the “White City”, which needs urgent care due to the earthquake of 2000. Dentro del patrimonio histórico artístico existente en nuestra región son valiosas las colecciones de los diversos templos católicos, los cuales desde hace siglos tienen presencia dentro de la vida cotidiana del arequipeño y que de una u otra forma han sabido resguardar y conservar la valiosa herencia dejada por artistas de diversas áreas y épocas.

3. Objetos litúrgicos: copones, acetres, cubre corporales, navetas, palias, tabernáculos, cálices, etc.

El arte sacro en nuestro país, que en un primer momento sirvió para adoctrinar a las comunidades indígenas luego de la colonización española, es aún símbolo irremplazable de fervor e identificación religiosa, por ello la importancia de su preservación.

5.

4. Mobiliario: atriles, mesas de altar, confesionarios, retablos, púlpitos de madera tallada, pintada o dorada, pilas bautismales de piedra tallada, sillones y sillas tapizadas. Indumentaria religiosa: casullas, manípulos, estolas, mitras, etc.

6. Instrumentos musicales. 7. Orfebrería: coronas, potencias, resplandores, de plata vaciada, custodias y varales.

Estas colecciones están constituidas por: 8. Cristalería y vidrio. 1.

Esculturas: imágenes en bulto, de vestir, por lo general de cuerpo entero, representando diversos personajes de la iconografía religiosa. Es posible encontrarlas en materiales como la madera tallada, la tela encolada para el vestido y yeso o pasta modelada, colocadas sobre peanas de material diverso.

2. Pinturas: representaciones de la Sagrada Familia, de santos, pasajes de la biblia, etc. En diversos formatos, con marcos de madera pintada, tallada o dorada y de molduras de pasta de yeso, usando por lo general la técnica del óleo sobre lienzo o tela. Aquí se incluye también la pintura mural.

9. Luminarias: candelabros y arañas de estilo diverso. 10. Metales: campanas, de bronce fundido, algunas con decoraciones en relieve de símbolos religiosos en el medio o con inscripciones en el pie, estas referidas a su año de fabricación o frases relacionadas con el culto. Como ejemplo se encuentra el templo de Santa Marta, en la provincia de Arequipa, cuya edificación necesita urgente atención, luego de sufrir el terremoto de 2001. El fenómeno telúrico dejó graves problemas estructurales, que aún no han sido resanados.

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Rocío del Pilar Fuentes Ortiz

Este templo fue erigido en 1582, pero sus antecedentes se remontan a 1565. Se trataba de una pequeña ermita dedicada a administrar los sacramentos a los indígenas, ampliada en 1566, gracias a la acción de Don Diego Gutiérrez, uno de sus mayordomos. Llegó a ser la segunda en importancia en la ciudad. El templo de Santa Marta toma importancia al albergar la imagen de la santa que le da su nombre. Sobre esto, Carlos Zeballos Barrios escribe: “Santa Marta fue elegida por sorteo en 1558, como la protectora de Arequipa contra los terremotos. Su imagen estuvo en San Lázaro hasta que en 1582 se erigió la parroquia de Santa Marta como la segunda de la ciudad...” (Zevallos, 1980). Actualmente el templo es administrado por los Padres Carmelitas Descalzos, quienes la embellecieron y agregaron a la fachada la escultura de Santa Marta. Dentro de su colección, destaca la imagen del Señor de la Caridad, la que se dice fue donada por el rey Carlos V, Patrono Jurado de la ciudad. Aún sale en procesión.

Fig 2. Señor de la Caridad

Esta es una imagen en bulto, de cuerpo entero, que representa al Cristo crucificado. Frente al espectador, la imagen presenta el rostro atribulado, con la cabeza inclinada hacia su derecha. Lleva una corona con tres potencias de forma romboidal unidas a un medio arco de plata vaciada, cada una con diez rayos biselados que terminan en punta. La pieza está decorada con piedras de colores; la potencia central, por su parte, lleva un relieve dorado y en su base un orbe decorado con la señal de la cruz. El personaje porta barba y peluca de cabello natural. Asimismo, presenta heridas sangrantes en la frente, costilla derecha y rodillas; las manos y pies están atravesados por clavos de plata vaciada y viste un paño de pudor de terciopelo morado, con decoración y flecos dorados.

Fig 1. Templo de Santa Marta

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La cruz es de madera, decorada con plata repujada y con relieves que representan flores, volutas y follaje. Destacan en la parte superior una paloma, que representa al Espíritu Santo con la representación del sol tras de ella; un corazón rodeado de hojas, con una inscripción alusiva al Señor de la Caridad y el monograma INRI en relieve. En una de estas aplicaciones se


Colecciones histórico artísticas de la región Arequipa

lee: “EL AÑO DE 1757”. Otros objetos que forman la colección son: 1.

Pinturas sobre tabla, que escenifican la visita de Jesús a Marta y a Lázaro y otra representando a Cristo conversando con el joven rico, ambos pasajes de la Biblia.

2. Pinturas de caballete, con la técnica del óleo sobre lienzo. Entre ellas, distinguimos al Señor de los Milagros, con un imponente marco de madera calada, con adornos de volutas; otros cuadros de similar manufactura son La Piedad y El Señor de la Sentencia. 3. Esculturas de vestir, de madera tallada con modelado de pasta de yeso y policromados de la Virgen de la Candelaria, San Juan y la Virgen Dolorosa.

9. Asimismo, cuenta con cuatro campanas de bronce fundido. La Iglesia de Santa Marta es sólo una muestra de la riqueza artística que albergan los templos, monasterios y conventos asentados en nuestra ciudad desde su fundación española. Estos bienes son el recuerdo de una época, que ha sobrevivido a las generaciones y que no sólo son un elemento decorativo, sino que hablan de nuestro pasado, nuestra rica historia cultural, del modo de vida y los ideales de nuestros ancestros. REFERENCIAS Bayard, E. (1920) Arte de Reconocer los Estilos: arquitectura-amueblamiento. París: Casa Editorial Garnier Hermanos. Gisbert, T. (1994) Iconografía y mitos indígenas en el arte. La Paz: Editorial Gisbert y CIA.

4. Esculturas en bulto redondo de Santa Teresa del Niño Jesús, Jesús Nazareno, la Sagrada Familia, el Sagrado Corazón de Jesús, el Divino Niño Jesús de Praga, la Inmaculada Concepción, Santa Teresa de Ávila y Santa Marta.

Neira, M., Galdos, G., Málaga, A., Quiroz, E. & Carpio, J. (1990) Historia General de Arequipa. Arequipa: Fundación M.J. Bustamante de la Fuente.

5.

Zevallos, C., (1980), Arequipa en todo su valor. (2ª ed.). Arequipa, CONATUR

Objetos litúrgicos como un palio de tela blanca, decorado con hilos dorados y de colores; el ambón de madera tallada, dorada y con altos relieves, la credencia que combina materiales como la madera y la piedra; la mesa del altar y la pila bautismal, ambas de madera tallada y dorada.

6. Piezas de orfebrería. Entre ellas están una corona con potencias, de plata laminada y vaciada; cantoneras de metal plateado; un tabernáculo decorado con láminas de plata repujada, candeleros, porta turíbulo, custodia, acetre, crismeros, hisopo y recipiente, todos de bronce vaciado. 7. Luminarias, como candelabros y arañas de bronce vaciado. 8. Mobiliario, como un confesionario, tallado en madera con decoración en bajo relieve; una pila bautismal en piedra tallada, sillones de estilo francés, con tapiz de terciopelo y declinatorios de madera tallada y pintada.

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Tatiana Suárez Patiño

CONSERVACIÓN DE INFORMACIÓN DE RESTOS BIOANTROPOLÓGICOS SIN CONTEXTO PROCESSES TOWARDS THE CONSERVATION OF INFORMATION BELONGING TO CONTEXTLESS BIOANTHROPOLOGICAL REMAINS Tatiana Suárez Patiño Técnico en Conservación

RESUMEN El siguiente texto pretende esquematizar recomendaciones dirigidas para los conservadores que se enfrentan por primera vez con restos bioantropológicos sin contexto. Sintetiza de forma breve los procesos de conservación para el levantamiento de muestras, el almacenamiento de información y la limpieza de restos óseos. Asimismo, procura facilitar recursos que propicien una posible restauración del contexto a largo plazo. La creación de un banco de información supone una solución a los problemas de investigación que se presentan en Bolivia y otros países de Latinoamérica, los cuales carecen de laboratorios especializados. ABSTRACT In the following text we will propose recommendations for conservators dealing for the first time with bioanthropological remains without a proper context. It summarizes the processes of conservatorship for sampling, information managements and the cleaning of bone remains. In the same way, it brings resources for a possible restoration of a context in a long term. The creation of an information bank is the solution for any investigation issue presented in Bolivia and in any other Latin American country without specialized laboratories. Dentro del patrimonio histórico artístico existente en nuestra región son valiosas las colecciones de los diversos templos católicos, los cuales desde hace siglos tienen presencia dentro de la vida cotidiana del arequipeño y que de una u otra forma han sabido resguardar y conservar la valiosa herencia dejada por artistas de diversas áreas y épocas.

I. INTRODUCCIÓN

El arte sacro en nuestro país, que en un primer momento sirvió para adoctrinar a las comunidades indígenas luego de la colonización española, es aún símbolo irremplazable de fervor e identificación religiosa, por ello la importancia de su preservación.

En la zona de Tiwanaku (Albarracín Jordan, 1986) y sus alrededores, así como en muchos lugares del mundo, es muy común encontrar restos arqueológicos a simple vista. Basta con mirar en el suelo para notar fragmentos de cerámica sembrados como flores.

Estas colecciones están constituidas por:

El crecimiento de las ciudades y la expansión urbana traen consigo construcciones civiles y carreteras que modifican el paisaje de la zona. El ladrillo combinado con la paja brava ya es una composición recurrente en el imaginario colectivo. Las calaminas y los tinglados son lugares comunes en la pampa: este es uno de los nuevos contextos que impide poder visualizar los anteriores contextos.

1.

Esculturas: imágenes en bulto, de vestir, por lo general de cuerpo entero, representando diversos personajes de la iconografía religiosa. Es posible encontrarlas en materiales como la madera tallada, la tela encolada para el vestido y yeso o pasta modelada, colocadas sobre peanas de material diverso.

2. Pinturas: representaciones de la Sagrada Familia, de santos, pasajes de la biblia, etc.

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En diversos formatos, con marcos de madera pintada, tallada o dorada y de molduras de pasta de yeso, usando por lo general la técnica del óleo sobre lienzo o tela. Aquí se incluye también la pintura mural.

En Bolivia, antes de la promulgación de la Ley del Patrimonio Cultural (2004), la creación o ampliación de las carreteras se realizaban sin


Conservación de información de restos bioantropológicos sin contexto

las debidas prospecciones arqueológicas. Todo lo que se encontraba en la ruta de cimentación era destruido, robado o en su defecto enterrado nuevamente en fosas al costado del camino. De la misma manera ocurría y ocurre con la gente del lugar que construye sus viviendas: quien es dueño de un terreno es libre de construir en él. Hoy todavía la gente de la zona rural mantiene una relación de respeto y temor con las antiguas civilizaciones; por esta razón, muchas veces, cuando llegan a ser encontrados restos bioantropológicos o cerámicas en sus predios, estos son trasladados a otros sectores; lejos de la comunidad. Los movimientos poco sistemáticos de los restos se constituyen en un problema para la arqueología, pues al perder el contexto del suelo, pierden también información sobre el tiempo al que pertenecían.

territorios. Se encuentran los restos desnudos, sin ajuar mortuorio; no existen cerámicas, cuentas de collares, ofrendas o algunos otros indicadores de tiempo. Quizá los siguientes planteamientos puedan resolver algunas de las dificultades que entorpecen los progresos de las investigaciones. Mediante la conservación de la información que traen consigo los huesos (fibras, residuos de larvas, polen, etc.) se pueden establecer científicamente algunos valores temporales, que proporcionen ideas sobre el contexto. Quizá los siguientes planteamientos puedan resolver algunas de las dificultades. Mediante la conservación de la información que traen consigo los huesos (fibras, residuos de larvas, polen, etc.) se pueden establecer científicamente algunos valores temporales, que proporcionen ideas sobre el contexto.

Este fenómeno es bastante común en estos

Vista del levantamiento de muestras al interior del individuo I (Fotografía Alice Pringle)

II. CONSERVACIÓN Y DOCUMENTACIÓN

signos plausiblemente interpretables.

a.

Cuando se trata de entierros removidos, existe una menor presencia de bacterias sujetas a la descomposición y, en este caso, el clima del Altiplano no coopera para la proliferación de colonias (Valgañón, 2008) de hongos y otros. Las medidas de seguridad deben ser rigurosas al momento de trabajar con estos bienes.

Metodología: La conservación juega un papel decisivo: una limpieza muy agresiva y poco sistemática puede eliminar información vital sobre el tiempo al que pertenecían los homínidos que se estudian. Una limpieza demasiado ligera también puede ocultar

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Tatiana Suárez Patiño

Guantes de nitrilo, mangas plásticas, redecillas para el cabello, barbijo, antiparras y una bata impermeable tienen que ser usados todo el tiempo que se esté en contacto con los huesos. Un ambiente ventilado, seco, con los niveles de humedad y de luz controlados son los más adecuados para atender correctamente a este tipo de restos. Un ambiente ventilado, seco, con los niveles de humedad, temperatura y de luz controlados son los más adecuados para atender correctamente a este tipo de restos.

de aumento. Se buscan evidencias no perceptibles por el ojo humano: fibras, polen, esporas de hongos, etcétera. En caso de hallarse algún rastro de los mencionados, se debe separar, colocar en un portaobjetos para el posterior análisis que realizará el profesional correspondiente a cada área.

Al menos en la primera parte de documentación y levantamiento de muestras, debemos ser estrictos con las medidas de seguridad pues trabajaremos sin hacer desinfecciones previas. Algunos químicos empleados para matar bacterias suelen dejar residuos que pueden comprometer los resultados finales. De tratarse de un entierro encontrado in situ mortem y con otras características climáticas, es recomendable antes de empezar introducir los restos dentro de la cámara de anoxia para desinfección. b.

Documentación: Los restos arqueológicos se trasladan normalmente dentro de bolsas de rescate. Adheridas a ellas, está una etiqueta que indica el locus, el rasgo y el hito de donde fueron hallados los restos. Es importante respetar el orden de estas bolsas y sus contenidos, pues responden a los sistemas de rescate que han empleado los arqueólogos. Es imperativo realizar un archivo fotográfico previo exhaustivo. Los huesos se caracterizan por tener caras, bordes y extremos. Cada una de estas regiones se califica ordinariamente con un adjetivo: interna, externa, anterior, posterior, superior, inferior, según su orientación. Es necesario realizar una fotografía de alta calidad de todo lo mencionado, utilizando siempre una escala. El archivo patológico se debe realizar de igual manera en todas las caras donde hubiese daños. Se busca documentar pérdidas en la continuidad del tejido óseo, deformaciones, cuerpos extraños y otra alteración que resalte a la vista. Posteriormente, es de vital importancia complementar este archivo con las fotografías capturadas por un microscopio USB de alta definición, de al menos 600x

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Vista de una mandíbula después de la limpieza, en ella se observan con detalle patologías y paleopatologías. (Fotografía Alice Pringle)

c.

Recopilación y documentación de muestras: Este es el paso más importante de todo el trabajo. Del éxito de este procedimiento depende la posible restauración del contexto al que pertenecen los restos. Se precisa contar con sobres hechos de papel de aluminio y bolsas de cierre hermético para realizar la recolección. También es necesario tener varios pares de guantes para evitar la contaminación de algunas muestras, así como pinzas estériles, porta y cubre objetos, agua destilada, hisopos y tubos de ensayo con tapón, marcadores indelebles y etiquetas que contengan la información del sitio, locus, denominación, análisis a realizar, fecha y código. En la siguiente tabla se exponen algunos de los exámenes que se pueden realizar para establecer la datación. Estos no son del todo concluyentes, pues están sujetos a muchas variables que dependen de la sistematización al momento del rescate y de que las muestras no hayan sido contaminadas antes de llegar al laboratorio.


Conservación de información de restos bioantropológicos sin contexto

Análisis Isotopos de estroncio.

Descripción

Muestra

El estroncio (Sr) es un elemento de la tabla periódica. Existe en la naturaleza con cuatro isótopos estables: 88Sr, 86Sr, 87Sr y 84Sr, de los cuales 88Sr es el más abundante y 87Sr es en parte radiactivo. El estroncio se incorpora a los seres vivos a través de la cadena alimentaria, lo que proporciona una señal característica del área de origen de la comida y el agua consumidas. De esta manera, plantas, animales y personas llevan en el organismo una especie de GPS geológico que conduce a establecer de qué lugar geográfico provienen.

Primer, segundo o tercer molar del individuo y fragmentos de su cráneo.

Recientes avances en el análisis de los isótopos de estroncio permiten identificar movimientos y viajes con precisión de meses. Nuestros huesos, dientes, uñas y pelo crecen a velocidades distintas, lo cual crea una línea de tiempo que señala dónde hemos estado durante diferentes períodos de nuestra vida. Por ejemplo, el esmalte dental se forma durante la infancia y no cambia una vez formado, pero los huesos siguen creciendo y remodelándose durante toda la vida. El cabello crece a una velocidad aproximada de un centímetro por mes y da la posibilidad de estudiar movimientos geográficos mes a mes. El esmalte de los dientes crece a base de capas a lo largo de la vida de la persona, de modo que en cada capa queda una cantidad de estroncio variable. Entomología forense.

La entomología forense es aquella especialidad dentro de la Entomología Aplicada que se ocupa del estudio de los insectos y otros artrópodos como evidencias científicas.

Cascarones de larvas y rastros de otros insectos.

Datación polínica.

Todas las plantas que poseen flores engendran unos granos casi indestructibles llamados polen, y su conservación en turberas y sedimentos lacustre han permitido que los especialistas en polen (Palinólogos) elaboren frecuencias detalladas de la vegetación y el clima del pasado.

Rastros de polen que pueden estar dentro fisuras de los huesos.

Carbono 14.

Isótopo radiactivo del carbono que se usa como trazador en la investigación bioquímica y en la técnica de la datación, que permite estimar la edad de los fósiles y otras materias orgánicas.

Muestras de carbón.

ADN

El análisis de moléculas de ADN mitocondrial en muestras esqueléticas de diversa antigüedad permite estudiar la variabilidad genética de los grupos sociales de homínidos pasados. El análisis del ADNmt en tejido antiguo presenta una ventaja fundamental frente al nuclear, debido a su alto número de copias por célula.

Primer, segundo o tercer molar del individuo.

Un grupo sanguíneo es una clasificación de la sangre de acuerdo con las características presentes en la superficie de los glóbulos rojos y en el suero de la sangre. La reacción de la muestra con los diferentes reactivos puede sugerir una filiación cultural.

(Momias)

Clasificación de grupo sanguíneo.

En caso de momias; un cabello.

Fragmento de piel de la zona glútea.

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Tatiana Suárez Patiño

muestras al vacío y mantener una cadena de frío constante debajo de los 8 grados centígrados. e.

Vista general del archivo fotográfico de los restos sin previa limpieza (Fotografía Alice Pringle)

La realidad de los laboratorios de conservación en Bolivia es bastante pobre, y en la mayor parte de Latinoamérica este escenario es recurrente. Pero esto no es motivo para dejar de gestionar este tipo de indagaciones científicas.

Limpieza y conservación Una vez almacenadas las muestras se procede con la desinfección (Valgañón, 2008) de los mismos. Se recomienda utilizar productos que no dejen residuos ni que su neutralización demande daño para las piezas. Las campanas de anoxia son las mejores opciones, pero si no se cuenta con una, la mejor elección será el paradiclorobenceno (Valgañón, 2008) y relativos. La limpieza (Valgañón, 2008) debe realizarse de forma metodológica, avanzando por tercios. Con un pincel de cerdas duras se iniciará la limpieza mecánica y en seco, hasta eliminar todo el polvo asentado superficialmente. Una vez eliminado, con un hisopo de algodón remojado en agua destilada, libre de cloro y con el PH nivelado (De la Viña Ferrer et al., 2009), se procede a retirar la tierra más adherida. Se deben cubrir porciones pequeñas de superficie para controlar los niveles de humedad.

El “Banco de Conservación de la Información” es parte de la solución a las carencias de los laboratorios. Se precisa mantener las muestras en condiciones óptimas para su permanencia indefinida en almacenamiento. La falta de medios de análisis en la actualidad no es motivo suficiente para destruir información a título de limpieza. Las limpiezas agresivas en aras de la estética pueden vulnerar los ámbitos de la investigación. d.

Almacenamiento El almacenamiento de los restos bioantropológicos de preferencia debe realizarse según los estándares internacionales (Ramos, 2003). De no contar con los insumos y las áreas controladas, es necesario recurrir a la conservación preventiva periódica y el control del ambiente. En cuanto al almacenamiento de las muestras, se precisa mantener su vida útil la mayor cantidad de tiempo. Cerrar las

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Vista de la extracción del tercer moral para realizar el análisis de isotopos de estroncio (Fotografía Alice Pringle)


Conservación de información de restos bioantropológicos sin contexto

Una vez limpios, se pueden establecer cuantificaciones biológicas: sexo, edad, particularidades genéticas y paleopatologías. El estudio metodológico de las paleopatologías (VV AA, et Cuéllar, 2008) puede brindar coincidencias genéticas con otros grupos relativos previamente identificados. Algunos desgastes en los dientes, en otros huesos o modificaciones en general pueden acercarnos a una posible afiliación cultural. Algunos desgastes y malformaciones en los huesos pueden estar relacionados con la división social del trabajo. Los primeros intentos de medicina también constituyen un rasgo particular. Asimismo, se debe procurar de no realizar limpiezas muy profundas por las siguientes razones: • La tierra que recubre los huesos de alguna manera funciona como una capa de protección. Dejarlos completamente limpios los expone demasiado si es que su almacenamiento no será en un centro con las condiciones adecuadas. •

En muchos casos, la tierra ha ingresado dentro del hueso por alguna fractura y empieza a funcionar como un sistema de apuntalamiento interno.

Dejar información para próximas investigaciones. Brindar evidencias para que en el futuro con una tecnología más desarrollada se puedan presentar nuevos resultados.

III. CONCLUSIONES Es demasiado prematuro asegurar que la restauración de un contexto es del todo posible y no falible, pero con la observación constante de los rastros y la meticulosidad al momento de analizarlos, pueden acercarnos a la generación de nuevas teorías y contra-teorías al respecto, y en medio del diálogo profesional se encontrará la respuesta. La tarea de esta nueva mirada de la “Conservación de la información” es abrir una puerta para que a futuro pueda realizarse tal vez un trabajo que nosotros no podremos hacer. Esta nueva dimensión de la profesión conjetura un distinto entrenamiento, procurando especialidades forenses y arqueológicas que puedan complementarse con los conocimientos químicos que posee la conservación. La restauración de un contexto no solo supone la fijación de un objeto en el tiempo, sino la apertura y fortalecimiento de nuevos espacios para teorizar sobre el pasado. Cada pieza que se encuentra arma un pedazo del rompecabezas histórico que intentamos descifrar.

Vista de limpieza mecánica en seco. (Fotografía Alice Pringle)

REFERENCIAS Albarracín-Jordán, J. (1986) Tiwanaku: Arqueología regional y dinámica segmentaria. La Paz: Editorial Plural.

Vista de resultado final de la limpieza. (Fotografía Alice Pringle)

Alconini, S. (1993) La cerámica de la pirámide de Akapana y su contexto social en el estado de Tiwanaku. Tesos para optar por el grado de licenciatura en arqueología. La Paz: Universidad Mayor de San Andrés, Facultad de Ciencias Sociales.

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Tatiana Suárez Patiño

Castells, M. (1972) Proposiciones teóricas para una investigación sobre los movimientos sociales urbanos. Revista Mexicana de Sociología, 34 (1). México D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México. Cinta, R. (1968) Enfoque socioeconómico de la urbanización. Demografía y Economía, 11 (1). Mexico D.F.: El Colegio de México. De la Viña, S., & San Andrés, M. (2009) Fundamentos de química y física para la conservación y restauración. Madrid: Ed. Síntesis. Lambert, G. (1984) La radiactividad atmosférica. Mundo Científico, 41, 1060-1070. Ramos, O. 2003.Normas básicas para la conservación preventiva de los bienes culturales en museos. México D.F.: Instituto Nacional de Antropología e Historia. Sotomayor, H., & Cuéllar-Montoya, Z. (2008) Aproximaciones a la paleopatologías en América Latina. Bogotá: Convenio Andrés Bello. Valdivia, L. (1988) Odontoantropología peruana. Anomalías dentarias y paleopatología dentomaxilar en cráneos de antiguos peruanos. Lima: Concytec - Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología Valgañon, V. (2008) Biología aplicada a conservación y restauración. Madrid: Ed. Síntesis. (2012) Jornadas sobre Antropología de la Muerte. Identidad, creencias y ritual. España: Ministerio de Educación Cultura y Deporte. Los sistemas de datación en arqueología. En: Histórico Digital (web) Recuperado de: http://historicodigital.com/los-sistemas-de-datacion-en-arqueologia.html

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"Ecclesiarum museums" — De iglesias a museos

“ECCLESIARUM MUSEUMS” — DE IGLESIAS A MUSEOS: CURADURÍA EN TEMPLOS Y CONVENTOS RELIGIOSOS “ECCLESIARIUM MUSEUMS” — FROM CHURCHES TO MUSEUMS CONSERVATORSHIP IN TEMPLES AND RELIGIOUS CONVENTS Hugo Gómez Carrasco

RESUMEN El presente artículo señala la importancia que tiene la curadoría y la conservación para convertir a las iglesias, verdaderas joyas arquitectónicas de nuestro patrimonio, en museos que reflejen la herencia cultural a los cientos de turistas que visitan ciudades como Arequipa, declarada como ciudad patrimonial por la UNESCO en el año 2000. ABSTRACT This article deals with the importance of conservatorship for transforming churches, unvaluable architectonic pieces of our patrimony, into museums that both conserve and exhibit the cultural heritage to hundreds of tourists that visit cities such as Arequipa, declared as a patrimonial city by the UNESCO in 2000. Una de las principales funciones de recibir el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad es la de salvaguardar todos los bienes muebles e inmuebles en todos los lugares y ciudades nombradas por la UNESCO. Este es el caso de Arequipa, la denominada “Ciudad Blanca”, declarada como ciudad patrimonial en el año 2000, la cual durante el gobierno de Lizardo Montero en 1883 supo ser capital de la República del Perú. Hoy, más de 120 años después, es una de las ciudades peruanas más importantes del país. La ciudad de Arequipa tiene una afluencia grande de turistas y gente que está de paso, por lo que todos nuestros monumentos arquitectónicos, así como iglesias, instituciones, plazas, cementerios, conventos, museos, etc, tienen que demostrar la identidad de la ciudad. Cabe resaltar aquí el valor de los templos, los cuales no son solamente espacios de culto religioso, sino también recintos de grandes colecciones invaluables, ejemplos de la herencia cultural exhibidos a los visitantes. Un gran porcentaje de los monumentos arquitectónicos, entre ellos iglesias de culto católico, forma parte fundamental del conjunto patrimonial y poseen la declaratoria de Monumento Nacional. Específicamente a la fecha están declarados 571 Monumentos. Una de las alternativas para darle una nueva dinámica a estos espacios es la de proyectar la implementación de usos acordes y comple-

Fig 1.

mentarios que cumplan la función de museos, cuando estas no desempeñen su labor principal, la de profesar la fe católica. Con el fin de poder aprovechar los recursos histórico artísticos socioculturales establecidos en cada equipamiento religioso, es necesario establecer como prioridad su proyección como recintos cultu-

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Hugo Gómez Carrasco

el público a través de las distintas actividades culturales que allí se desarrollan, tales como: conciertos de música, desfiles de modas acordes a las funciones del templo, talleres didácticos, proyección de videos, teatro, títeres, almuerzos, proyección de documentales, curso de pinturas, etc.

Fig 2.

rales capaces de conservar, rescatar, estudiar, investigar y dar a conocer al público el testimonio material que como cultura pueden recoger todas las ciencias o las artes, cumpliendo con las características de un museo, lo cual significa convertirlo en un núcleo científico que constituya una institución permanente.

Independientemente de ser un atractivo turístico para el visitante, tanto del interior como del exterior, se beneficiarán directamente las unidades educativas, sirviendo estos recintos culturales como un aporte didáctico a las diversas materias e incentivando a los colegios y universidades a la investigación.

Por la importancia que merece se dan a conocer algunos preceptos del Consejo Internacional de Museos ICOM (1947), oficializando la concepción precisa del término “museo”, fundamentalmente en su Título 1.1, el cual, entre otras apreciaciones, señala: Art. 3º.- Se reconoce en la calidad de museo a toda institución permanente que presenta y conserva colecciones de objetos y especímenes de carácter cultural o científicos, y cuya finalidad es el estudio. Art. 4º.- Dentro de la versión vertida, se consideran como museos: a.

Las galerías de exposición didáctica de especímenes de todas las artes las artes y todas las ciencias.

b.

Los Monumentos o Bienes Muebles e Inmuebles de orden Histórico-Arqueológico (Riviere, 1961).

Es en este entendido y respaldados por todos los conceptos mencionados, que estos centros eclesiásticos tienen las condiciones para albergar un uso alternativo como museos, pero no en la lógica de ser considerados repositorios culturales de simple contemplación y admiración de sus fondos museológicos. Hoy, son verdaderos centros dinámicos y activos donde no sólo se expone, sino también se interactúa con

146

Fig 3.


"Ecclesiarum museums" — De iglesias a museos

Es por ello que los templos religiosos contienen la riqueza de cada una de sus colecciones, sus extensas instalaciones y el desarrollo de la cultura que desde allí se genera. Hacen de las iglesias-museos lugares ideales para generar conocimiento, para crear un espacio de deleite y para extender los atractivos turísticos de la cuidad. En este marco, es importante reconocer la potencialidad de estas históricas parroquias y conventos para el fortalecimiento mediante una curaduría acorde a las necesidades de estos centros religiosos.

Guichen, G. (1974) Catálogo de la exposición itinerante sobre el control de clima en los museos. Roma: ICCROM.

Se considera la curaduría como una actividad fundamental en los procesos de crear discursos y manejar las colecciones. En ella se sugieren los objetos que deben exponerse, se elabora la documentación completa relativa a los mismos, se comprueba el estado de conservación en que se encuentran, se establecen las medidas especiales que deben tomarse para protegerlos de la luz natural y artificial, así como la temperatura y la humedad y se especifican los sistemas de seguridad y de prevención de robos y siniestros.

Orvhela, M. Conservación y Restauración de Papel. Caracas: Museo de Bellas Artes.

Otorgar una nueva funcionalidad supone dar una diferente sinergia a la oferta turística de la ciudad, convirtiéndola en una más diversa y atractiva y en un aporte importante al desarrollo en la urbe como un ente de educación al servicio de su comunidad. La riqueza de cada una de sus colecciones, sus extensas instalaciones y el desarrollo de la cultura que desde allí se genera hacen de los museos lugares ideales para generar conocimiento, crear un espacio de deleite y extender los atractivos turísticos de la cuidad y de mostrar a estos centros eclesiásticos como una opción para la población estante y visitante.

Guichen, G. (1984). El clima en los museos. Roma: ICCROM. Ministerio de Culturas y Turismo (2009). Reglamento de Bienes inmuebles y muebles de Interés Nacional – Monumento Nacional. Bolivia.

Szikossy, F. (1983) Museografía e Historiografía del pasado reciente. Museum, 138 (vol. 35 N° 2). Paris: Unesco Torres, B. (2006- 2012) Investigaciones y apuntes. (1978) Museología y Patrimonio Cultural. Críticas y Perspectivas. Bogotá: UNESCO-PNUD-Instituto Colombiano de Cultura. (2003) Plan de rehabilitación de las áreas históricas Sucre. Plan Maestro del Centro Histórico de Sucre. Sucre – Bolivia. (2005) Manual para Museos de Venezuela. Sistema Nacional de Museos de Venezuela CONAC.

REFERENCIAS Cavero, M. (2006) Museología General: (Conceptos a la introducción del estudio). La Paz: Producciones CIMA Díaz, M del M. & Ruiz, I. (2006) Museología y Museografía. Galería de Arte Nacional. El Guión Expositivo: Síntesis del Guión Museológico y el Guión Museográfico. Caracas: Galería de Arte Nacional.

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Ramón A. Delgado Loayza

LA CRIPTA DE SAN FRANCISCO DE ASÍS — LA PRIMERA EN BOLIVIA CON PROTOCOLOS INTERNACIONALES PARA SU MUSEOLOGÍA SAINT FRANCIS OF ASSISI’S CRYPT — THE FIRST CRYPT IN BOLIVIA WITH PROPER INTERNATIONAL PROTOCOLS FOR ITS MUSEOLOGY Ramón A. Delgado Loayza Restaurador ICCROM

RESUMEN Desde que se inició el proyecto de refuncionalización de la cripta de San Francisco de Asís en la ciudad de Sucre, Bolivia, se han llevado a cabo trabajos de investigación que dan referencia sobre la construcción de dicho lugar, la función y las personas que yacen en ella. El presente trabajo da cuenta de la catalogación, tratamiento y protocolos de bioseguridad realizados a los restos óseos provenientes de la cripta de la Basílica San Francisco. ABSTRACT Since the project of refunctionalization of Saint Francis of Assisi’s crypt in the city of Sucre (Bolivia) began, researchers have been investigating about the building this place, its functionality and the people who were buried in it. The following article deals with the catalogation, treatment and biosecurity protocols of the bone remains coming from Saint Francis Basilica’s crypt. I. FUNDACIÓN Y ANTECEDENTES Poco tiempo después de la fundación de la Villa de la Plata, hoy ciudad de Sucre —Capital Constitucional del estado Plurinacional de Bolivia— se da inicio a la construcción del convento de San Francisco. Cabe resaltar que esta se trata de una de sus primeras edificaciones, según refiere el cronista de la Orden Franciscana Fr. Diego Hurtado de Mendoza en su libro intitulado Crónica de la Provincia de San Antonio de los Charcas. La Basílica Menor de San Francisco de Asís, cuya ubicación se encuentra en pleno

centro de la ciudad, adquirió el terreno en 1539 para la construcción del templo y el convento, resultado de la donación de dos familias. Fue concluido en 1581, incluida su cripta según datos de Mons. Julio García Quintanilla. La cripta de San Francisco de Asís —tema de interés del presente artículo— consiste en una cámara abovedada de cal y ladrillo, situada bajo el piso principal del templo y delante del presbiterio, la cual tenía como finalidad el entierro de los difuntos tal como hacían los primeros cristianos en las distintas catacumbas y criptas

Fig 1.

148


La cripta de San Francisco de Asís

existentes en el mundo. La palabra “cripta” proviene del griego de κρύπτη, término que posteriormente heredó el latín y convirtió en crypta, con el significado etimológico de “oculto”. Así, este espacio subterráneo de edificios destinados al culto tenía el propósito de resguardar los restos mortales de personajes de gran importancia. Las criptas aparecieron como evolución de las catacumbas. En la época colonial y hasta la República, las fosas de los pobladores, ya sean de españoles o naturales del lugar, eran realizadas en los templos previo pago de derechos. Estas capillas y bóvedas eran construidas en el interior y subsuelo de los templos, donde generalmente eran enterradas las personas pudientes, personas que podían realizar el pago de este derecho, pensando que estarían más cerca de Dios y gozarían de su gracia. Es por ello que en la Basílica de San Francisco se construye una cripta debajo del Altar Mayor. Por el contrario, las personas de menor categoría social y de pocos recursos económicos o indígenas, eran enterrados en los camposantos ubicados en los atrios que los rodeaban. Esta basílica poseía su cementerio, conocido hoy como plazuela San Francisco. II. LA CRIPTA E INSIGNES PERSONAS El templo de San Francisco de Asís y la cripta son de gran importancia, pues fueron protagonistas de la primera revolución latinoamericana del siglo XIX. El 25 de mayo de 1809 se dio allí el Primer Grito Liberatorio y sobre su torre se dio aquel célebre tañido de campana que le otorgó el nombre de “Campana de la Libertad”. Además, en su cripta, ubicada exactamente debajo del Altar Mayor, yacen insignes personajes de la época. Entre los más notables se encuentran los restos de los conquistadores españoles y fundadores de la ciudad que fueron trasladados en 1581 según el Reverendo Padre Franciscano Santiago Mendizábal en su libro Acción Franciscana en Sucre. Ese año, con gran solemnidad religiosa, regocijos públicos y con la asistencia de las autoridades eclesiásticas y civiles, del pueblo e indígenas, se inaugura el templo. Ese mismo día fueron traslados los restos de estas personas a la cripta del templo. Asimismo, el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, conservan las primeras escrituras

Fig 2.

públicas de la ciudad de La Plata (Sucre), en las que se dan a conocer a las personas que fueron enterradas en esta cripta. Entre ellos están los restos del licenciado Juan López de Cepeda, persona de importancia, pues es hermano de Santa Teresa de Ávila y oidor de la Audiencia de La Plata. También se conoce de la voluntad del último cacique del linaje Aymara, cacique del pueblo de Yotala, de ser sepultado en este lugar. Al lado del presbiterio de este templo, es posible apreciar una placa con el nombre de Don Juan José de Segovia, oidor del Rey, primer presidente criollo de la Real Audiencia de Charcas, Rector de la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca y precursor de la emancipación americana, cuyos restos descansan en esta cripta. El 25 de enero de 1826, durante el gobierno del Mariscal Antonio José de Sucre, ordena mediante una ley efectuar los enterramientos lejos de las iglesias y poblaciones por dos razones: la primera por sanidad, pues la insalubridad de los pueblos depende en gran parte de la falta de limpieza, y la segunda, porque al ser enterrados al interior de las iglesias, lugar de reunión de

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Ramón A. Delgado Loayza

una gran cantidad de fieles, hace que el lugar se cargue de emanaciones por la falta de aire circulante.

encontrados registros ni documentación en cuanto a la topografía y/o gráficos a escala sobre el hallazgo de los cuerpos y sus posiciones. Tampoco se encontró documentación sobre la forma de inhumación de los restos. A nivel de suelo fueron hallados restos óseos y piezas dentarias, lo cual hace suponer que no hubo un cribado del terreno excavado, con una pérdida de evidencias mínimas de los restos, tales como piezas dentarias, epífisis no fusionadas, falanges, tarsos, joyas, pendientes, entre otras. En primera instancia, se procedió al recojo de los restos óseos bajo protocolos de bioseguridad y condiciones de desinfección, mediante el uso de barreras de protección y el uso de desinfectantes.

Fig 3.

III. TRABAJOS PREVIOS En 1996, a cargo del Instituto Nacional de Arqueología y Antropología (INAR), se realizan los primeros trabajos de excavación. Estos primeros informes indicaban que los restos humanos, compuestos por una población desconocida, proceden de varios reentierros, pero ninguno estaba completo. Por lo mismo se puede aseverar que estos fueron trasladados de algún lugar. A ellos se les conoce como “entierros secundarios”. Asimismo, en los informes del INAR, figura que los restos estaban “asociados a fragmentos de cerámica, algunas de producción indígena; a pesar de los pocos restos, podían pertenecer a una vasija entera de color gris o cocida a reducción. Asociada a esta última existen dos restos de cerámica colonial: una de ellas es de tono mate y la otra, con vitrificación, ambas pintadas”. IV. TRATAMIENTO Y PROTOCOLOS DE BIOSEGURIDAD REALIZADOS A LOS RESTOS ÓSEOS Los restos óseos fueron hallados en sacos de yute compactados unos sobre otros, sin ningún tipo de identificación, rotulado o medidas de conservación. Cabe hacer notar que no fueron

150

Además, se contabilizaron cuatro bolsas grandes negras, cinco bolsas pequeñas blancas de yute, una bolsa negra plástica, una caja de cartón que contiene restos óseos de un infante y restos óseos amontonados alrededor de las bolsas de yute, las cuales fueron posteriormente recogidas. Seguidamente se procedió a la codificación de las distintas bolsas de yute. Al mismo tiempo, se pudo evidenciar el estado de deterioro grave en el que se encontraban, tomando en cuenta que estuvieron expuestos bajo condiciones climáticas extremas y niveles altos de humedad del suelo, uno de los medios más corrosivos para la preservación de los restos óseos. Posteriormente, fueron trasladados al garaje de la iglesia. Allí se montó un laboratorio para el desarrollo del trabajo, donde fue realizada la catalogación de las piezas óseas. Consistió en una contabilización de 1245 piezas correspondientes a un NMI de 60 individuos, representados por ambos sexos y diferentes categorías etarias, y la valoración del estado en el que se encontraban, vale decir, en un estado lamentable, pues se encontraban fragmentados en su gran mayoría. De la misma forma, se procedió a la identificación de los diferentes objetos hallados, como hilos de plata y oro, restos textiles provenientes de las vestimentas de los individuos enterrados en la cripta, restos de cabello, fragmentos de cuero, arcilla, etcétera. Estos fueron posterior-


La cripta de San Francisco de Asís

mente depositados en bolsas plásticas esterilizadas de polietileno con cierre zip, rotuladas y etiquetadas tal como indican las normas, para posteriores estudios. El trabajo consistió en documentar, clasificar, limpiar, desinfectar y preservar los restos óseos, del modo que se detalla a continuación:

REGISTRO Y CATALOGACIÓN La documentación y el registro se realizaron mediante el llenado de fichas para una mayor contabilización y clasificación de los mismos a través de su nomenclatura ósea. Asimismo, se empleó otra ficha para el registro de las piezas con mayor relevancia, realizando las respectivas medidas antropométricas para su identificación, tal como sigue en el siguiente cuadro:

CONTABILIZACIÓN DE LOS RESTOS ÓSEOS

Catalogación de restos óseos Huesos

Lado izq.

Lado medio

Lado der.

Total

Extremidades superiores Clavícula Omóplato Húmero Cúbito Radio Huesos de la mano: — Carpo — Metacarpo — Falanges

20 20 64 62 63

26 18 61 64 64

46 38 125 126 127

15 37 36 43 1

13 42 82 66 88 2

Extremidades inferiores Sacro Íleon Fémur Peroné Tibia Rótula Huesos del pie: — Tarso — Metatarso — Falanges Huesos de la cabeza: — Cráneos completos — Cráneos fragmentados Cara: — Vómer — Maxilar inferior — Nasales Unguis — Malares — Cornetes — Palatinos — Maxilar Superior Columna vertebral: — Vertebral — Costillas — Esternón Restos óseos de infantes TOTAL

13 27 45 30 45 1

7 23

7 23

60

60

120 54

40 2 185

120 94 2 185

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Ramón A. Delgado Loayza

V. EPÍLOGO: CURADURÍA PARA UNA CRIPTA MUSEABLE Al no existir información exacta del tipo de recojo de datos de los elementos óseos (inhumaciones) se realizaron reconstrucciones falsas para una mejor interpretación de los entierros antiguamente. Para el montaje de las piezas no fue utilizado ningún tipo de material como siliconas, tornillos, alambres, resortes, adhesivos en líquido o nylon. Se prefirió, en cambio, dejar sueltas estas piezas para posteriores remodelaciones, así como también enterrar los restos triturados y fragmentados con geotextiles y capas de cal con el fin de evitar los daños de las piezas y así lograr su conservación. Con los demás huesos se procedió a la formación de figuras colocadas artísticamente para formar la decoración del ambiente. Del mismo modo, se instaló un piso de madera, luces LED ultravioleta y velas para que el visitante pueda tener una experiencia inolvidable.

Fig 4.

Respecto a la desinfección del ambiente, esta tarea se realizó con desinfectantes altamente eficaces a base de compuestos cuaternarios y glutaraldehído, los cuales asociados actúan mucho mejor, ampliando su poder desinfectante, bactericida, viricida y fungicida.

NORMAS DE BIOSEGURIDAD Se procedió a la limpieza de los restos óseos con el uso de dupladim al 10%, un método rápido y de muy baja toxicidad, fácil de aplicar y de costo relativamente bajo en comparación con otras técnicas. Además de proporcionar una limpieza, el dupladim brinda una desinfección y blanqueo en baja intensidad a las piezas. Se realizó una inmersión en dupladim / agua en una proporción de 1/10, por un lapso de 30 min a 45 min. Posteriormente, se procedió a limpiarlos con el uso de guantes y a su enjuague con agua. Las piezas fueron deshidratadas mediante la aplicación de alcohol por aspersión. Por último, se procedió a la preservación de las piezas tratadas mediante la inmersión en hidróxido de calcio en una proporción de 1/4 por un lapso de 45 min a 1 hora, lo cual provoca una deshidratación en la pieza evitando la proliferación de microorganismos y evitar su descomposición, además de proporcionarle dureza al mismo.

152

Fig 5.


La cripta de San Francisco de Asís

Finalmente, fue empleado como desinfectante el paradiclorobenceno, un desinfectante gaseoso efectivo para matar hongos en ambientes y superficies, así como para controlar la humedad del ambiente. Además se procedió al colocado de dos extractores para una mejor circulación del aire del ambiente. La naturaleza del sistema de ventilación/extracción juega un papel preponderante en el momento de suministrar aire fresco en cantidad y calidades suficientes para mantener la calidad del aire en el interior de la cripta, y por otra parte modificar las condiciones termohigrométricas del aire exterior, el cual se introduce al interior del ambiente para conseguir un clima confortable y saludable. REFERENCIAS Azuma,R. (1997). A survey of Augmented reality. Presence: Teleoperator and Virtual Environments, 6 (4), 355-385. Castro i Jimenez, N. (2003) La momia de oro. El retorno a la vida. Barcelona: Museum Egipci de Barcelona., Fundación Arqueológica Clos. Catalano, P., Rapinesi, I., Gerardi, G., Giuliani, M. & Verginelli, F. (2003). Studio del microclima per la conservazione della Mummia di Grottarossa. Materiali e Strutture,1 (2), 135-161. Ceballos, L. (2008) Materiales y productos usados en museos. En: 1° Jornada del grupo de conservación preventiva del GEIIC, reflexiones sobre la Conservación Preventiva planificación competencias y aplicaciones (en línea). Madrid: Museo Nacional Centro de arte Reina Sofía, 14 de noviembre de 2008. Manjarrés, J. de (1867). Nociones de Arqueología Cristiana. Barcelona. Marcon, P. (2009) Fuerzas Físicas. ICCROM (edición en español), Canadian Conservation Institute. Recuperado de: http:// www.cci-icc. gc.ca/caringfor-prendresoindes/articles/10agents/chap01-spa.pdf. Consulta: 7 de mayo de 2014.

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Blanca Cecilia Chávez Gómez

REGISTRO DE BIENES MUEBLES ARQUEOLÓGICOS EN AREQUIPA: MEMORIAS A TRAVÉS DEL TIEMPO REGISTRY OF ARCHAEOLOGICAL MOVABLE ASSETS IN AREQUIPA: MEMORIES THROUGH TIME Blanca Cecilia Chávez Gómez Arquitecta

RESUMEN El presente artículo relata las labores de registro de bienes muebles en la Dirección Desconcentrada de Arequipa, con el fin de generar conciencia en la población sobre la importancia de contar con un catálogo riguroso y detallado de cada uno de los bienes arqueológicos muebles hallados en la región. En específico, este artículo narra los casos del Museo Provincial de Condesuyos, el Templo de la Inmaculada Concepción de Arcata y el Templo de San Francisco de Asís de Huarhua, así como también da lugar a un apartado dedicado a las normativas y proceso de registro de bienes muebles, de acuerdo a las procedimientos del Ministerio de Cultura. ABSTRACT The following article deals with the works of registry of archaeological movable property in the region of Arequipa, with the purpose of creating awareness of the importance of having a detailed and rigorous catalog of every single archaeological asset. Specifically, this article deals with the tasks of registry in the Local Museum of Condesuyos, the Temple of the Immaculate Conception in Arcata and the Temple of Saint Francis of Assisi in Huarhua. Also, there is a special section of this article dedicated to the regulations and processes of registry of movable cultural property, according to the Ministry of Culture. Como encargada del Área de Registro de Bienes Muebles de Arequipa, puedo manifestar que a lo largo de los cinco años que me designó esta Dirección he visto con mucho interés lo invaluable de nuestro patrimonio. El Área labora directamente involucrada con su preservación, conservación y cuidado. Bienes —que son el legado que nos dejaron nuestros antepasados—, vestigios del momento, valiosos objetos plasmados con materiales disponibles en aquella época, obras plasmadas que evocan los contextos históricos de entonces, su quehacer del día a día, apreciado y a su vez desvalorizado e ignorado en nuestros tiempos.

cuidado que merecen. En el Área de Registro de Bienes Muebles sentimos el compromiso de sensibilizar a la sociedad con el fin de cuidar su patrimonio, teniendo muy en cuenta el lema que nos moviliza día a día: “no se ama lo que no se conoce”. Para ello, compartimos a continuación tres experiencias de conservación realizadas en el Departamento de Arequipa y posteriormente nos referimos a las normativas y proceso de registro de bienes muebles en la Dirección Desconcentrada de Cultura de Arequipa. I. EXPERIENCIAS

Bienes de infinito valor informativo, artístico, histórico, cultural; bienes albergados por recintos, tan fascinantes como los elementos en sí, de una arquitectura local mestiza, con materiales y un sistema constructivo local, ideados para evangelizar en aquellos tiempos a la población indígena mediante la iconografía. Quienes trabajamos directamente con el patrimonio, amamos y respetamos nuestro legado y denunciamos a aquellas personas inescrupulosas que hurtan estos bienes o no les brindan el

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a.

Museo Provincial de Condesuyos En el Museo de Condesuyos, situado en la provincia arequipeña del mismo nombre, en el distrito de Chuquibamba, fueron registrados 415 bienes de tipo arqueológico. La labor fue realizada en cuatro días en compañía del antropólogo Cristiam García. La mayoría de estos bienes pertenecen a la Cultura Chuquibamba, destacados ceramistas y tejedores. En la muestra intervenida, es posible apreciar características


Registro de bienes muebles arqueológicos en Arequipa

de la iconografía local, como la estrella de ocho puntas. Destacan asimismo los mantos plumarios en su policromía, decoración y disposición de las plumas, pertenecientes a la cultura Nazca; y gran cantidad de material lítico: piedras planas con pintura rupestre, manifestaciones de figuras ondulantes, personajes en diferentes posiciones, animales, y escenas de caza.

Del mismo modo, dentro de las actividades del Área de Registros Muebles se encuentra la de sensibilizar a la población adulta y escolar en temas de patrimonio cultural, especialmente sobre aquel que se halla en su propia comunidad.

Uno de los bienes que destaca de toda la colección es una cabellera ceremonial, una peluca con surquillo hecha a base de cabello humano, entrelazado con hilos de algodón formando una especie de vinchas de color blanco, y unida a un textil en fibra de algodón de colores verde, amarillo, rojo, de forma circular y en la parte superior. A los costados, llevan trenzas que terminan con adornos de plumas rojas y una placa de cobre con orificios atada a hilos de fibra de algodón.

Sensibilizando a los niños y a la juventud en el Museo de Condesuyos

b.

• • • •

Dimensiones: 335x180 mm Cultura: Chuquibamba Periodo: Intermedio Tardío (1000-1476 a.C.) Técnica: Entrelezado, atado.

Templo de la Inmaculada Concepción de Arcata Se realizaron trabajos de conservación en la provincia de Cayarani, donde se encuentra el Templo de la Inmaculada Concepción de Arcata. Dicha edificación fue construida a mediados del siglo XVIII, con un frontis de anagramas dedicados a Jesús y a la Virgen María, fechado en 1746. Frente a ella se encuentra una laguna natural cercada por cerros; hacia el lado izquierdo se encuentra el antiguo cementerio y al derecho el poblado de Arcata. Este recinto alberga en su interior bienes muebles de gran valor histórico; de hecho, fueron registrados 136 bienes histórico artísticos, entre los que destacan esculturas, mobiliario, indumentaria religiosa y orfebrería. Los bienes se encontraban en mal estado

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Blanca Cecilia Chávez Gómez

de conservación debido a la alta humedad y temperatura del ambiente. Esto creó un ambiente favorable para la proliferación de hongos, perjudicial tanto para las personas como para los bienes. Primero, desvestimos a las esculturas de su indumentaria religiosa, apreciando la belleza de su creación, una técnica escultórica con empleo del maguey, que fue adoptado sistemáticamente en la zona ante la escasez de madera. Fue utilizado como soporte el tallo leñoso de las plantas cactáceas y a ellas se les adhería el yeso modelado, dando forma a la escultura. Posteriormente, eran aplicadas las capas de tela encolada y estuco necesarias para dar forma a la escultura, y sobre la capa final de estuco se ejecuta la policromía y el acabado final. Una de las que llamó la atención fue la escultura de Cristo Crucificado, de bulto tallado en madera y con estuco de yeso.

Muchos de los bienes carecen de extremidades y craqueladuras en su base de policromía y pérdida del encolado en tela. Las patologías que presentan son muy variadas y cada una de ellas requiere de una intervención distinta.

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Una vez terminado el registro, fue revisado el coro alto. Para ello, salimos del recinto y subimos a unas gradas laterales. Allí encontramos partes de brazos y piernas, que fueron resguardadas y que servirán para una posible restauración futura. Entre ellas encontramos una tabla —parte de la estructura de madera del Retablo mayor, específicamente del Sagrario— consistente en un documento histórico pegado a superficie, escrito y firmado por Monseñor Manuel Segundo Ballón Manrique, quien fue Obispo de Arequipa, nacido en el distrito de Tiabaya el 31 de mayo de 1854 y fallecido en la ciudad de Lima, el 27 de agosto de 1923, a los 69 años. El documento fue escrito el 7 de agosto de 1905, dirigido a la Capilla de Arcata. Posee más de 100 años de antigüedad. Este bien corre el riesgo de deteriorarse aún más. Por este motivo, fue retirado del coro y posteriormente cubierto con papel seda blanco, protegiéndolo así de los agentes climáticos. Asimismo, se recomendó que, para su intervención específica, deberá contar con mano de obra calificada, especialista en restauración de papel. nida, es posible apreciar características


Registro de bienes muebles arqueológicos en Arequipa

c.

Templo de San Francisco de Asís de Huarhua Del mismo modo, procedimos a registrar la pintura mural, el retablo mayor y los bienes muebles del templo de San Francisco de Asís de Huarhua, anexo y distrito de Pampamarca, departamento de Arequipa. El poblado de Huarhua tuvo gran relevancia en las épocas prehispánica, virreinal y republicana, puesto que era un centro de abastecimiento de sal. Venían desde Ayacucho, Cusco y Apurímac a realizar trueques por ella. Hasta el día de hoy, los pueblerinos se dedican a esa actividad. Durante la colonización española, el proceso de evangelización de los naturales se realizó mediante el adoctrinamiento. Por orden del Rey, todos los encomenderos debían tener un clérigo o persona capaz de enseñar la religión cristiana a los indígenas, al cual se le abonaban los correspondientes estipendios. Distintas órdenes religiosas llegaron a conquistar almas al Nuevo Mundo. Los encargados de la primera evangelización fueron los dominicos y los franciscanos, quienes iniciaron formalmente su trabajo con los indígenas a partir de su establecimiento en el Perú (1530), esparciéndose rápidamente por los distintos rincones de nuestra geografía. Es así que la Orden Franciscana se expandió

por toda la provincia, llegando, incluso, a los confines de Huarhua. Una manifestación evangelizadora consiste en la pintura mural, encontrándose en la totalidad de los muros portantes. Un ejemplo se encuentra al interior del muro testero: un retablo fingido, cubierto por el retablo mayor de estilo Barroco, de madera revestida con pan de oro. El interior de los templos doctrineros estaba casi siempre dotado de gran riqueza, con retablos y altares en madera tallada, gran abundancia de esculturas y lienzos. La pintura en los templos se utilizaba de acuerdo a su importancia simbólica. Por ejemplo, casi siempre hay pinturas en el presbiterio, lugar privilegiado en donde se disponían las imágenes más importantes del programa iconográfico o principales santos de la orden que controla la doctrina. En la zona del presbiterio se visualizan en cada lado las imágenes de los cuatro doctores de la Iglesia, dos a cada lado: San Ambrosio de Milán, San Agustín de Hipona, San Jerónimo de Estridon y San Gregorio Magno. Es usual que la pintura mural fuera empleada en las iglesias para imitar elementos arquitectónicos que no podían construirse. La pintura mural provoca así una doble ilusión en función de dos posibilidades de representación: la imitación material de lo arquitectónico y la realidad propiamente pictórica. Asimismo, es frecuente la aparición de retablos fingidos, muchos de los cuales aún siguen ocultos hasta el día de hoy

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Blanca Cecilia Chávez Gómez

bajo otros realizados en madera, como es el caso del Templo de Huarhua.

OBRAS DE TEODORO NÚÑEZ URETA

El Templo de Huarhua presenta una planta muy sencilla, con una única nave cubierta con armadura de par y nudillo. Elevado sobre gradas, se emplaza su presbiterio, existiendo un arco toral para separar este espacio del resto de la nave. En la parte posterior de este retablo de madera existe la policromía de una pintura mural, la cual recrea el altar original de los inicios de la creación del templo. Allí es posible apreciar escenas de la vida de Cristo. Cuenta con un 90% de integridad de la pintura, ayudada por el retablo de madera que de alguna manera lo protege. Sin embargo, el soporte, el muro testero, presenta un desplome vertical a causa de grietas en las esquinas. El muro “cedió” hacia el exterior.

"Mancillar así el honor..." • •

Miranda Pinto Acuarela sobre papel 40 x 49 cm

La pintura mural existente en este templo presenta un interesante programa iconográfico aún por descubrir. Vestigio también de ello es el resto de la nave, donde se encuentran un listelo negro que bordea todo el contorno, con jarrones y flores de color rojo y escenas de Cristo flagelado. Sin embargo, todo ello ya no es posible de percibir, debido al mal estado de conservación de la cubierta provocado por los factores atmosféricos, la inclemencia de las lluvias, la desidia de las autoridades y el ataque de xilófagos en los listones de madera de la cubierta. II. REGISTRO DE BIENES MUEBLES

"Don Quijote Arequipeño"

NORMATIVA y PROCESO DE TRAMITACIÓN • ANTECEDENTES El Área de Registro de Bienes Muebles de Arequipa ha inventariado 2530 bienes, colecciones de personería jurídica (templos, museos), personería natural y los bienes de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Arequipa. Entre las colecciones están las del artista plástico Teodoro Núñez Ureta, con 444 obras inventariadas; los templos el Centro Histórico de Arequipa, como el Templo de Santo Domingo, Santa Marta, San Agustín y los de los distritos de Yanahuara, Carmen Alto, Paucarpata, etcétera, y los bienes muebles de tipo arqueológico de los almacenes de la DDC-Arequipa.

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Acuarela, lápiz y tinta sobre papel 58 x 27 cm

"Emigrantes de la guerra" •

Acuarela sobre cartulina 30 x 45 cm


Registro de bienes muebles arqueológicos en Arequipa

Dicho Registro se puede realizar en el Ministerio de Cultura de oficio o a solicitud del usuario. Según el Tupa institucional, el trámite es totalmente gratuito, bajo los siguientes requisitos: 1.

Formulario FP07DGM, Inscripción en el Registro de Bienes Muebles, integrante del Patrimonio Cultural de la Nación.

2. Relación de Bienes Culturales a registrar, detallando procedencia y/o modo de adquisición. Registro de bienes muebles, trabajo de campo

3. Archivo fotográfico digital en formato JPG, de 2MB, como mínimo, empleando un fondo neutro, de preferencia de color blanco, negro y gris. 4. En caso que el propietario sea una personería jurídica, se deberá adjuntar el poder vigente de su representante legal, emitida por la Superintendencia Nacional de los Registros Públicos. Habiendo presentado tales requisitos, se procede posteriormente al registro. El Área de Registro de Bienes Muebles es la encargada de procesar tal información, contando con un Área de Gabinete. Ellos ingresan los datos al SINAR (Sistema Nacional de Registro de Bienes Culturales Muebles). Cada bien cuenta con una Ficha de Registro específica para cada uno de los tipos, tales como bienes etnográficos, industriales, arqueológicos e histórico-artísticos. Como tal, la ficha de campo, se consignan: •

Datos de identificación (Material, cultura/ estilo, tipo de bien, periodo).

Datos técnicos (Técnica de manufactura, descripción, técnica de decoración, dimensiones, estado de conservación, estado de integridad).

Datos de origen (sitio arqueológico, datos de campo).

Datos del propietario

Datos de ubicación actual

Datos de catalogación

Una vez ingresados los datos consignados de un bien mueble, la Sede Central del Ministerio de Cultura, asigna un número de Registro Nacional. Así, este queda amparado y protegido por la Ley N.° 28296, la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación, con todos sus alcances y limitaciones a los poseedores de dichos bienes. Ahora bien, una vez ingresado, el poseedor tiene las siguientes obligaciones de acuerdo al artículo 7 de la Ley N.° 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación, “Propiedad de los bienes muebles”: 7.1. El bien mueble integrante del Patrimonio Cultural de la Nación de propiedad privada conserva su condición de particular. 7.2. El propietario está obligado a registrarlo, protegerlo y conservarlo adecuadamente, evitando su abandono, depredación, deterioro y/o debiendo poner en conocimiento del organismo competente estos casos. 7.3. Toda acción orientada a la restauración o conservación del bien debe ser puesta en conocimiento del organismo competente. 7.4. El incumplimiento de las obligaciones señaladas en los incisos 7.2 y 7.3 por actitud negligente y dolosa, acarrea responsabilidad administrativa, civil y penal, según corresponda. Asimismo, los propietarios poseedores de bienes integrantes del Patrimonio tienen incentivos tributarios, al amparo del Artículo 46 de la misma ley (Impuestos Municipales), el cual indica que las personas naturales y jurídicas que sean propietarias de bienes culturales muebles o inmuebles gozan de los siguientes beneficios:

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Blanca Cecilia Chávez Gómez

1.

No están gravados por el impuesto predial los predios declarados monumentos integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación, por el Ministerio de Cultura, de conformidad con lo dispuesto en el segundo párrafo del inciso I) artículo 17 de la Ley de Tributación Municipal aprobado por el Decreto legislativo Nº 776 y normas modificatorias.

2. No están gravadas con el impuesto de alcabala las transferencias a título gratuito u oneroso de bienes inmuebles integrantes del Patrimonio Cultural de la Nación que efectúe el Gobierno Central, Regional y las Municipalidades, de conformidad con la presente ley, a favor del Ministerio de Cultura, la Biblioteca Nacional y el Archivo General de la Nación. Por todo lo expuesto, el Área de Registro de Bienes Muebles mantiene un compromiso doble e inacabable con el registro de bienes de toda la región Arequipa. Al inventariar todo nuestro patrimonio no solo estamos protegiéndolo, sino también permitimos concentrar toda nuestra atención y nuestros cuidados en cada bien como objeto único. El segundo compromiso es el de dar a conocer a la comunidad entera la significancia de cada uno de los bienes que registramos. Estos forman —ineludiblemente— parte de la identidad del lugar donde residen y de su identidad como habitantes: aunque muchos de ellos no lo perciban como tal, es deber nuestro fomentarles el interés en el patrimonio. REFERENCIAS Constitución Política del Perú § 29 de diciembre de1993. Ley 28296 - Ley General de Patrimonio Cultural de la Nación. Perú §- 21 de Julio de 2004. Manual de Registro de Bienes Muebles. Ministerio de Cultura § 2009.

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Trabajos de conservación en la provincia de Castilla y Condesuyos

TRABAJOS DE CONSERVACION EN LA PROVINCIA DE CASTILLA Y CONDESUYOS AREQUIPA CONSERVATION WORKS AT THE PROVINCE OF CASTILLA AND CONDESUYOS, AREQUIPA Mg. Gonzalo Presbítero Rodríguez

RESUMEN El Proyecto de Puesta en Valor del Sitio Arqueológico de Maucallacta, de la provincia de Castilla, departamento de Arequipa, se suscribe en el macro del Proyecto Arqueológico Condesuyos, (Convenio de Cooperación Técnica Científica de 1996), mediante Resolución Nº 3631-R-96. Desde el 2005 hasta 2012, se ha trabajado en el proyecto del Sitio Arqueológico de Maucallacta obteniéndose resultados muy significativos, que nos ha permitido la recuperación del complejo arqueológico de Maucallacta, a través de la intervención de importantes sectores; posibilitando a su vez entender e interpretar la complicada organización espacial y funcional del sitio. ABSTRACT The Project of Revalotization of the Archaeological Site of Maukallacta, in the province of Castilla, Department of Arequipa, is under Condesuyos Archaeological Project (Scientific – Technic Cooperation Agreement), under Resolution No. Nº 3631-R-96. From 2005 until 2012, there has been archaeological Works at Maucallata Site, from which very significant results were obtained. These results allow us to recover the archaeological complex of Maucallacta through the intervention of very important sectors. This provides us information to understand and interpretate the complicated functional and spacial organization of this site. El Proyecto de Puesta en Valor del Sitio Arqueológico de Maukallacta, de la provincia de Castilla, departamento de Arequipa, se suscribe en el macro del Proyecto Arqueológico Condesuyos, (Convenio de Cooperación Técnica Científica de 1996), mediante Resolución Nº 3631-R-96. Desde el 2005 hasta 2012, se ha trabajado en el proyecto del Sitio Arqueológico de Maucallacta obteniéndose resultados muy significativos, que nos ha permitido la recuperación del complejo arqueológico de Maucallacta, a través de la intervención de importantes sectores; posibilitando a su vez entender e interpretar la complicada organización espacial y funcional del sitio. En el proceso de conservación se han realizado tres tipos de trabajos: liberación, consolidación y reintegración de piezas de piedra colapsadas; aplicando el criterio de la mínima intervención. Se ha consolidado hasta el momento algunos sectores que están ubicados en la zona de elite, que constituyen entre el 8 al 10 por ciento del Complejo Arqueológico de Maucallacta; al margen de los trabajos de limpieza de las áreas

libres como las plataformas, plazas y unidades (Foto 1). Las áreas intervenidas son las que a continuación se detallan: La Cámara o Chullpa N° 4, la Antecámara o vestíbulo, el edificio A y B de la plaza N° 5, el edificio y banqueta del edificio A de la plaza N° 3, el muro frontal y vértice del edificio A de la plaza N° 7, el vértice del edificio B de la plaza N° 7, los tramos 1 y 2 de las graderías de las plazas N° 7 y 8, el conjunto de las colcas, la estructura del Ushnu, el muro de contención de la plataforma N° 2, las graderías ubicas en el muro de contención plataforma N° 1 y 2, corredor de la plaza N° 3 y los trabajos de limpieza de la plaza (Foto 2).

Fig 1. Sitio arqueologico de Maucallacta

161


Mg. Gonzalo Presbítero Rodríguez

Fig 2. Sectores intervenidos

CÁMARA/CHULLPA N°4 El mausoleo se encuentra ubicado al nor-este de la plataforma, denominado al principio como chullpa N°4. Dicha estructura se encuentra dentro del complejo arquitectónico, presenta dos secciones una antecámara (espacio abierto) y una cámara techada por grandes dinteles (Foto 3). La cámara presenta un vano arquitrabado pequeño de 0.65 m de altura por 0.55 m de ancho, constituido por una jamba de dos piezas por lado semi labradas y un dintel de una laja de piedra, con corte rustico de 0.75 m de longitud y espesor de 0.18 m semi labrada, a la que se accede a través del patio. (Foto 4). La cámara al interior tiene 5.25 m de longitud y 2.75 m de ancho y de 2.10 m de altura. La cobertura está conformada por grandes lajas de piedra, que cubren el nivel superior de la cámara, estas fueron movidas por huaqueros. De las tres lajas, una por acción del saqueo colapso y se cayó al interior de la cámara, la cual sin embargo se encuentra en buenas condiciones debido a sus dimensiones y al peso que posee.

Fig 3. Vista de la estructura de la cámara

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Fig 4. Acceso arquitrabado a la cámara

ESTADO DE CONSERVACIÓN La estructura del mausoleo se encuentra disturbada dentro y afuera de la tumba, en el interior se observaron piedras colapsadas desde la cobertura. La mampostería está constituida por grandes piedras y presenta rasgos de una capa fina de hollín, la presencia de hollín al interior de la cámara posiblemente tenga relación con la presencia de los saqueadores. En el elemento superior las piedras tienen la apariencia de una falsa bóveda (Foto 5). El nivel de la superficie se encuentra totalmente disturbado, muy removido por efecto de los saqueos. Presenta en sus intersticios argamasa de arcilla, la cobertura se compone de lajas grandes con corte rustico y sobre ellos se recubre con una capa gruesa de arcilla. El saqueo ha afectado la parte superior de algunas vigas del techo, fracturándose dos de ellas, a su vez han provocado la desestabilización de la estructura de la cámara. Al exterior los muros están en regular estado de conservación, el muro frontal tiene 0.75 m. El muro oeste presenta 2.56 m de altura, el cual nos permite inferir la altura real de esta estructura. En el lado este se halló un muro de 0.60m de altura y 0.45m de ancho que estaba adosado al muro de la estructura. Todo indica que sería un elemento tipo banqueta, adosado a ambos lados que forman el espacio de la antesala. El aparejo de la mayoría de las estructuras es uniforme. Se usaron como elemento constructivo piedras semi canteadas y mortero de


Trabajos de conservación en la provincia de Castilla y Condesuyos

arcilla, mezclada con hematina y limonita. Las esquinas están frecuentemente consolidadas con bloques de mayor tamaño. En las bases se usan piedras grandes y en los niveles superiores piedras de menor tamaño. La cámara está techada por lajas las cuales descansan en tres ménsulas (Foto 6).

Fig 5. Vigas faltantes de la cobertura

Fig 6. Cobertura se soporta por ménsulas

ANÁLISIS PATOLÓGICO Se ha identificado a través de un análisis y diagnóstico in situ, los diferentes agentes y se ha identificado los siguientes factores: a.

La disgregación de piezas.

b.

La pérdida de elementos constituyentes, como resultado del colapso de muchas de ellas y la manipulación antrópica.

c.

La disgregación y perdida del mortero de junta y de la argamasa de apoyo, debido a factores tanto endónenos y exógenos, producto de los constantes cambios climáticos propios de la zona.

d.

Otro factor de vital importancia es la pérdida de la verticalidad original del muro y el ángulo de inclinación con respecto al plano tangencial (H-V) es de -26°50".

e.

El empuje de grandes y robustas raíces que se desarrollaron al interior del muro, resultando en el desplazamiento y remoción de algunas piezas del muro. Las mismas raíces provocaron también el desplazamiento de la argamasa y mortero, provocando la filtración de lluvias y por ende fuertes cambios térmicos al interior del muro. Tal es así, que durante la noche el agua filtrada puede convertirse en una gruesa capa de hielo a temperaturas que descienden de -8 a -15º C. Y en contraste, durante el día el sol produce un fenómeno de contracción térmica sobre las piedras provocando roturas, fisura y/o agrietamiento de las piezas.

TRABAJOS PRELIMINARES Se ha realizado un sistema de apeo que permita sostener toda la estructura dañada de la cobertura evitando el colapso de la misma. El apuntalamiento está diseñado en dos direcciones tanto horizontal como vertical con sus respectivas trabas, estos elementos son cuartones de 4 x 5 pulgadas. En el plano horizontal están dispuestas a cada 0.25 m y en el vertical a cada 0.50 m. A éstos se les ha acoplado una base plana con el objetivo de no alterar la superficie de apoyo de la cámara. Seguidamente, se introdujo todo el material de apuntalamiento por la sección superficial aprovechando una abertura dejada por los saqueadores, para luego ser armado y colocado de acuerdo a las especificaciones técnicas señaladas en el plano y la memoria descriptiva. Se ha instalado el soporte con el propósito de reintegrar las vigas sustraídas y colocarlas en su posición original. Antes de clausurar la abertura se ha realizado la tarea de codificar cada pieza que conforma la cobertura. Asimismo, se ha podido identificar claramente la presencia de raíces y hasta donde se expandían éstas, con la finalidad de definir la sección alcanzada por las mismas. Se han utilizado métodos modernos, que nos permitan actuar rápidamente en el proceso de evaluación, previa a la intervención. Para ello se han utilizado diagramas digitales en escala 1/10 en Auto Cad, Archicad y Revit, estos programas ayudaron a obtener imágenes fotográficas digitales para

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encontrar la ubicación exacta de las unidades y de las condiciones que presentan los muros existentes. Finalmente se ha determinado el porcentaje de las piezas colapsadas (67% de unidades colapsadas). Gracias a la codificación se ha desmontado solo la cara exterior del muro, de la cara interior de la antesala no fue necesaria la remoción de ninguna pieza, ya que presenta daños en el sistema constructivo. Se ha logrado liberar en el paramento las grandes y gruesas raíces, con la finalidad de recuperar el espacio original para proceder con la reintegración de las piezas.

A través de esta intervención se ha consolidado el muro, logrando estabilizar la estructura del mismo, devolviendo el plomo inicial y respetando los planos verticales adyacentes de la estructura integral. Así mismo, se ha logrado descombrar y desbrozar toda el área inmediata. Segunda Etapa. se procedió a consolidar la cobertura de la cámara, con la siguiente metodología. 1.

TÉCNICAS Y PROCESOS DE INTERVENCIÓN Primera Etapa. Una vez liberado el muro, se prepara el mortero utilizando el mismo material del muro colapsado, el cual se pasa por un tamiz de ¼ de pulgada, mezclado con gravilla. A esta mezcla se añade tierra blanca para lograr la diferenciación cromática deseada. El secado de este mortero se realiza gradualmente y no de forma abrupta ya que puede traer inconvenientes. Debemos por consiguiente evaluar en corto plazo los resultados, a través de un monitoreo se observara los efectos de la capacidad portante del mortero utilizado. A medida que se incorpora la argamasa se reintegran las piezas en su lugar. Para estabilizar el elemento se usan las llamadas cuñas que van en posición horizontal y vertical. Se emplean piezas más pequeñas llamadas “pachias” y luego se rellenan los vacíos existentes con el nuevo mortero. La altura máxima a establecer obedecerá estrictamente a los diagramas de ajustes isométricos. Debemos por consiguiente observar los resultados a corto plazo, de los efectos de la capacidad portante del mortero utilizado y la pérdida de agua en la argamasa. Habiendo consolidado el muro, el siguiente proceso es la reconstrucción de la parte faltante del muro, es decir; toda aquella parte colapsada, usando el material apilado y el procedimiento anterior. La altura promedio de este segmento de forma triangular es de 1.95 m de altura por 1.20 m de base y la hipotenusa de 2.70 m. Sin embargo, debido al poco tiempo disponible en los trabajos de campo no se continuó con ésta fase.

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Se ha procedido a liberar la carga de la cobertura, que fue colocada años anteriores con la finalidad de proteger la estructura y el ambiente interior de la misma. Al liberar se ha hallado dos lajas fracturadas y una laja faltante, por donde ingresaron los huaqueros al interior de la cámara.

2. Una vez determinada la zona afectada y las lajas dañadas, se ha analizado el estado de conservación y la posibilidad de reutilizarlas (Foto 7). El resultado del análisis ha permitido determinar las medidas de cada laja y se ha determinado la longitud de rotura de cada pieza, ello es importante para el cálculo de la sección conservada. La sección conservada nos permite ejecutar una simple comparación entre las longitudes, para determinar la longitud libre de apoyo. La primera laja tiene 0.50 m, la cual se reparte equitativamente en 0.25 m por lado. Esta dimensión es aconsejable por la magnitud de la laja. Sin embargo, la tercera laja no alcanza las dimensiones requeridas. En ambas zonas se ha determinado reforzar las ménsulas, permitiendo un adosamiento adecuado. Una vez liberada toda la superficie se ha observado lajas colocadas no simétricamente, esta situación fue interesante porque permitió ubicar correctamente cada pieza. De acuerdo a la luz libre entre las dos ménsulas, se calcula un peso aproximado de 750 a 800 kg por pieza de piedra. El índice de evaporación del agua es más fuerte en los niveles de sierra sobre los 3,800 msnm, a diferencia que en la costa, La irradiación solar es más incidente en la sierra donde la humedad es baja, y en sentido opuesto en la costa la irradiación solar es de menor intensidad pero con 80 a 90 por ciento de humedad. La humedad relativa es un factor muy importante que nos permite consolidar mejor y en menor tiempo, sin que la argamasa pierda su índice de humedad. De esta manera se obtienen mejores 1


Trabajos de conservación en la provincia de Castilla y Condesuyos

resultados, los que serán evaluados a través de un monitoreo. Hay que agregar que, el índice dependerá de la calidad de la arcilla, cuanto más pobre sea el material se vuelve más secante y por ende necesita más agua (Presbítero 2008).

3. Una vez colocadas las piezas en su lugar, se procedió a sellar la superficie con mortero como sobrecarga en toda la superficie con declive, la cual evitara la acumulación de agua en la superficie. En el muro posterior se ha adecuado una gárgola con características antiguas la cual permitiera el desfogue del agua en épocas de lluvia en la región. La altura de la reconstrucción del muro corresponde directamente a la altura de la cámara, se ha reintegrando las piezas colapsadas a una altura promedio según las alturas existentes. (Foto 8).

mara se ha reintegrando previa consolidación de la cámara y el segmento inferior donde se ubica el vano arquitrabado se encuentra en perfectas condiciones, no presenta daño en su estructura, conserva sus elementos estructurales, la cuales han ayudado a mantener en buen estado de conservación el muro frontal. A nivel de la cobertura se observa el colapso de algunas piezas, las cuales han sido reintegradas por anastilosis. EL MURO DE LA ANTE-CÁMARA El muro tiene 4.88 m de longitud y 3.90 m. de ancho. El muro frontal presenta una mampostería de piedras semi canteadas asentadas con mortero de barro. Los muros están en buenas condiciones y el muro frontal presenta una altura promedio de 1.10 m. El muro posterior presenta 3.00 m en la parte más baja y asciende a 3.98 m, el muro norte presenta una altura de 2.94 m y el muro sur 2.83 m. El ancho de los muros oscilan entre 0.45 a 0.48 m. El acceso del muro frontal tiene 0.89 m de ancho y está constituido por unidades de tamaño regular, con traba adecuada. PROCESO DE INTERVENCIÓN

Fig 7. Reubicando las vigas de cobertura

Fig 8. Consolidando la cobertura

El muro lateral orientado al sur está bien conservado, el porcentaje parcial de colapso es del 8% y este nos permitió obtener la altura promedio. En el muro norte de similar condición se reintegró algunas filas permitiendo consolidar la estructura integral. El muro frontal de la cá-

En el muro frontal se han realizado los trabajos de consolidación, el acceso presenta un ancho de 0.80 m y 1.70 m de alto. Primero se ubicaron las piezas colapsadas dentro y fuera del recinto. Por el tamaño de las piezas se ha determinado su ubicación. No se ha hallado la viga original superior, por lo tanto solo se ha insinuado la posible ubicación de esta viga. (Foto 9). El muro medio está adosado a los muros laterales, el mismo que presenta 1.68 m de altura y 0.46 m. de ancho. La abertura del vano está alineada al acceso principal, el muro mostrado se encuentra en buen estado de conservación por estar cubierto por el desmonte, se observa una hornacina pequeña de 0.15m por 0.10 m. Se han realizado trabajos de reintegración de mortero de juntas y algunas piezas colapsadas (Foto 10). ALGUNAS PRECISIONES Entorno a este contexto no existe ninguna laja que pueda ser utilizada como viga superior o dintel. Se ha revisado el material colapsado de otras estructuras vecinas y no se ubicó ningu-

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na viga. Al parecer después del terremoto de 1958 y de 1960 los pobladores del distrito de Pampacolca trasladaron algunas piedras del sitio arqueológico para la reconstrucción de sus hogares. Este hecho coincide con la promulgación de una ordenanza municipal en dicho distrito para la reconstrucción del poblado. Es interesante la versión oral de los pobladores que mencionan que antes de 1950, el sitio arqueológico conservaba gran parte sus muros altos y que la gente que vivía en Pampacolca o San Antonio visitaba el sitio, pero que después

de los terremotos quedo muy destruido. Entonces se puede confirmar que en la destrucción del pueblo de Maucallacta contribuyó la propia población de Pampacolca, quienes utilizaron el sitio como una gran cantera, para reparar sus casas o construir nuevas. En estos últimos años se han identificado muchas de las piezas alrededor de la Iglesia Matriz de Pampacolca, en las plazas, en veredas, en los pórticos, en patios internos y en otros espacios.

PRESBITERO RODRIGUEZ, GONZALO, informe temporada 2006. Se ha contabilizado más de un centenar de bloques que están fuera del área de colapso, esto nos induce a pensar que gran parte de la destrucción de la kallanka, obedece a factores antrópicos y no naturales. Debido al enorme peso de las mismas, seguramente no fue posible trasladarlos a lomo de mula y fueron dejados en la plaza. En el análisis preliminar se observa que en la cara exterior del muro frontal han sustraído algunos bloques de piedra con herramientas de mano (pico, barreta y pala), perjudicando la estructura del edificio. 2

Fig 9. Vista frontal de la cámara después de la intervención

Fig 10. Vista muro posterior de la cámara después de la intervención

ESPECIFICACIONES TÉCNICAS DE LA CÁMARA Descripción

Longitud (m)

Ancho (m)

Espesor (m)

Rotura (m)

1era Laja 2da Laja 3era Laja

2.60 2.98 2.62

0.369 0.297 0.327

0.185 0.452 0.382

0.75 / Sección Sup. 0.48 / Sección Inf. 1.30 Sección Central

Fuente: Propia y provocando el colapso del paramento interior. Según pobladores del lugar, el sitio fue usado como cantera para construir algunas viviendas del pueblo más cercano.

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Trabajos de conservación en la provincia de Castilla y Condesuyos

Descripción

Longitud (m)

Rotura (m)

Longitud Conservada (m)

Longitud Cobertura + mensulas (m)

Espacio de apoyo con la cobertura (m)

1era Laja 2da Laja 3era Laja

2.60 2.98 2.62

0.75 0.48 1.30

1.85 2.50 1.32

1.35 1.35 1.35

0.50 (*0.25) 1.15 (*0.57) - 0.03

Fuente: Propia PLATAFORMA CEREMONIAL USHNU DE MAUCALLACTA Es una estructura de planta rectangular de 8.32 m de longitud por 4.60 m de ancho. Esta unidad fue trabajada desde 1998 hasta 2007. La estructura está compuesta por una plataforma alargada central cuyos bordes están bastante colapsados. Su ancho es de 2.70 m por una longitud de 4.10 m. Presenta en su fachada tres escalinatas por donde se accede a la plataforma por medio de tres peldaños cuyos pasos varían entre 0.38, 0.40 y 0.52 m y sus contrapasos mantienen un promedio de 0.26 m. La estructura se encuentra rodeada por muros bajos de piedra trabajada y concertada a una altura de 0.60 m en el lado lateral izquierdo y 0.48 m en el lado lateral derecho. Los muros tanto laterales como el posterior no existen y debido a esto se plantea que el proceso constructivo de esta estructura no fue concluido. En la sección del muro posterior a la plataforma y al ushnu se adosaba un volumen de graderías en perfectas condiciones de conservación (Foto 11).

La otra sección del lado derecho presenta una mampostería de tipo almohadillado pero diferente a la anterior donde las piezas están ubicadas en posición vertical, notándose claramente ambos tipos de muros. ANÁLISIS PATOLÓGICO La estructura fue excavada en temporadas anteriores , la estructura fue parcialmente recubierta por vegetación y basura. Nuestro primer objetivo fue el de retirar todo material extraño de la estructura y el segundo fue, excavar internamente para retirar el relleno que se encontraba cubriendo la estructura rectangular de la plataforma. A raíz de esta tarea hallamos un murete que rodea la superficie interna de la plataforma del ushnu compuesta por una sola hilada de piedras de tamaño regular que rodea el espacio de la plataforma. Es posible que se trate de un murete que tuvo una altura no mayor de 0.90 m. En los muros laterales hemos reintegrado las piezas que colapsaron, las cuales fueron asentadas con mortero. La función de estos dos espacios laterales, dentro de la unidad del ushnu, que se encuentran adosados a la plataforma, no ha sido determinada.

Fig 11. Vista frontal del ushnu de Maucallacta

En esta estructura los muros tienen 0.58 m de ancho. La sección a la izquierda presenta una mampostería de tipo almohadillado con las piezas trabajadas asentados con argamasa de barro y la distribución de hilada es homogénea.

Fig 12. Muros consolidados del ushnu, vista lateral este.

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Gonzalo Presbítero, Maciej Sobczyk y Janusz Z. Woloszyn, En: Andes Vol. I N°3 Boletín de la Misión Arqueológica Andina – Universidad de Varsovia. Pág. 185 3

REFERENCIAS Perez, I. (2012) Patrimonio Cultural del Perú: Monumentos arqueológicos de Santiago de Chuco, La Libertad. Lima: CONCYTEC. Protzen, J.P. (2005) Arquitectura y construcción Inca en Ollantaytambo. Lima: Fondo Editorial PUCP. Muñoz, E. (1984a) Trabajo de restauración en el Norte Grande de Chile. Atacama. Muñoz, E. (1984b) Restauración del Pucara de Quitor. Estudios atacameños N° 7, 191-197. Atacama: Universidad Católica del Norte, San Pedro de Atacama.

Fig 13. Muros consolidados del ushnu vista frontal al norte.

ALGUNAS PRECISIONES Se ha logrado obtener un mortero nuevo con las características tradicionales que nos ha permitido consolidar y recuperar diferentes edificios. Los resultados han sido evaluados y monitoreados durante las diferentes jornadas y ha permitido diferenciar claramente nuestra intervención. Durante las diferentes jornadas de consolidación, el sitio arqueológico se ha convertido en un taller de conservación y restauración experimental para el personal que labora en el proyecto, los cuales en su mayoría pertenecen a las comunidades andinas de San Antonio y Rio Blanco. En los trabajos de campo desarrollados en Maucallacta se ha realizado una detallada documentación, análisis y diagnósticos para determinar los procesos de deterioro que permitan dirigir una adecuada estrategia de conservación y restauración del sitio. (Foto 12 y 13). Hemos puesto énfasis también del empleo de una rigurosa y detallada codificación y registro de cada unidad intervenida, que nos ha permitido generar planos de las unidades arquitectónicas trabajadas. Así mismo, se acompañan estos registros de con modelamientos tridimensionales de las estructuras. Cabe señalar que todo el tratamiento implementado cumple con los criterios de reversibilidad, dado el método empleado como por los materiales utilizados.

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Muñoz, E. (1987) Ruinas de Tulor, conservación y restauración. Hombre y Desierto 1, 37-52. Antofagasta: Universidad de Antofagasta, Instituto de Investigaciones Antropológicas. Presbítero, G., Sobczyk, M. & Woloszyn, J. (2000-2001) Plataforma ceremonial con Ushnu del sitio Maucallacta. Andes – Boletín de la Misión Arqueológica Andina 3 (1), 185-199. Varsovia: Universidad de Varsovia. Presbítero, G. (2005) Trabajos de Puesta en valor de la Plataforma Ceremonial (ushnu) del sitio arqueológico de Acchaymarca. Andes – Boletín de la Misión Arqueológica Andina 6 (3), 337-346. Varsovia: Universidad de Varsovia Ziółkowski, M.,Sobczyk, M. & Presbítero, G. (2005) Sitio Arqueológico Pucara Sinulica: Estudios Preliminares. Andes – Boletín de la Misión Arqueológica Andina 6 (3), 277-299. Varsovia: Universidad de Varsovia.


El impacto de las migraciones en el centro urbano de Arequipa

EL IMPACTO DE LAS MIGRACIONES EN EL CENTRO URBANO DE AREQUIPA 1958 – 1968 THE IMPACT OF MIGRATION IN THE URBAN CENTER OF AREQUIPA 1958 - 1968 Made Chalco Bedoya

RESUMEN Las migraciones son un fenómeno que origina cambios sociales y culturales, no solo en los lugares de procedencia de las poblaciones desplazadas, sino también en las nuevas áreas de desplazamiento. En el Perú del siglo 20 se produjo un nuevo tipo de migraciones, que Héctor Martínez denomina como migración interna (Martínez 1970). Estos fenómenos resultan sumamente interesantes por su complejidad, ya que plantean diversas interrogantes y variados problemas para el desarrollo de las ciudades en la actualidad. Arequipa no es ajena a este fenómeno social y por ende se considera de vital importancia definir si este proceso migratorio resultó ser positivo o negativo para la ciudad, tomando como delimitación espacial la zona monumental y, como rango temporal el año de 1958. Hemos elegido esta fecha ya que en este año se produjo un gran terremoto en la ciudad y la posterior creación de la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa la cual posteriormente en 1968 perderá autonomía administrativa y económica debido al golpe estado y ascenso al poder de la Junta Militar. ABSTRACT Migration is a phenomenon which causes social and cultural changes, not only in the places of origin of the displaced people but also in the new areas of residence. In 20th century Peru a new type of migration was produced, the one that Héctor Martínez denominates "intern migration" (Martínez 1970). These phenomena are highly interesting due to its complexity, because they deal with diverse questions and problems for the development of cities in the present day. Arequipa is not exempt from this social phenomenon. This is why it is considered to be of vital importance to define if this migratory process was either positive or negative for the city, taking into consideration the monumental zone of Arequipa and the year of 1958. We chose 1958 because in that year a strong earthquake hit the city and, after that, the Division of Recovery and Development of Arequipa was created. This organization, ten years later, in 1968, loses all administrative and economic autonomy due to the coup d'état and the rise in power of the Military Junta. I. ANTECEDENTES: EL PLAN REGULADOR DE 1956 Quizás un antecedente inmediato al proceso migratorio en el Perú fue la creación de la Oficina Nacional de Planeamiento y Urbanismo (ONPU) “…creada el 26 de noviembre de 1946 y cuya atribución principal era la de formular los planes reguladores de las ciudades de la República y la de ser de Consejero Técnico a las diversas reparticiones de la administración pública en materias relacionadas con el planeamiento y el urbanismo” (Acuña 1998: 25). Seis años después, en 1952 se crea una oficina local de la ONPU en la ciudad de Arequipa, debido a la importancia de esta ciudad en la economía nacional y a la urgencia de sus problemas.

El Plan Regulador de Arequipa, aprobado por Resolución Ministerial N° 926 el 16 de octubre de 1956, se refiere explícitamente a las migraciones que se desarrollaban en nuestra ciudad: “…no puede considerarse como un proceso en sí mismo negativo, por cuanto señala espíritu de empresa y voluntad para mejorar las condiciones de vida que en la campiña se habían hecho difíciles de soportar…” (Plan Regulador 1956: 1). Por otra parte, se considera importante la posición geográfica de Arequipa, convirtiéndola en la capital natural del sur del Perú, una región rica de recursos naturales y lugar obligado para la prestación de servicios públicos, sociales e industriales para todos los departamentos sureños.

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Made Chalco Bedoya

Sin embargo, Arequipa, al contar con un estupendo trazado original, perfectamente adecuado a las necesidades urbanas de una sociedad sin automóviles, sin bullicio y sin actividad industrial, se enfrentó a la necesidad de modificar su estructura para dar paso a los nuevos requerimientos de una ciudad moderna. El análisis realizado en 1956 ayudó a ver el incremento de actividad que experimentó el casco antiguo, así como su rápida transformación, todo esto causado por la construcción cada vez más numerosa de estructuras de varios pisos, el aumento del comercio y la conversión paulatina de casonas antiguas en edificios comerciales o en unidades multifamiliares. En dicho informe también se exponen los problemas de intervención en la ciudad: “…como uno de los problemas más difíciles de resolver, pues es necesario conservar ese formidable ambiente urbano…el problema es arduo, puesto que algunos ensanches y ampliaciones de calles requieren la demolición de edificios de valor arquitectónico, sin embargo, se ha procurado ejercer el mayor tino y cuidado posible, dirigiendo estas ampliaciones por los lugares de menor valor” (Plan Regulador 1956: 5).

Mapa N° 1 Sismos más destructivos ocurridos en Perú Fuente: Instituto de Geología y Minería

Así, se ve expresamente la necesidad de formular ordenanzas y establecer un procedimiento que proteja el patrimonio y, por otro lado, la necesidad de definir los edificios y ambientes a conservar.

En el contexto regional, los sismos han venido provocando continuos cambios en el aspecto urbano y arquitectónico de la ciudad, a la vez que le imprimen un mayor dinamismo, acelerando el ritmo de desarrollo a partir del proceso de reconstrucción.

El Plan Regulador de 1956 fue una de las propuestas coherentes del desarrollo urbano de nuestra ciudad, ya que no solo proponía mejoras en el área central del casco histórico, resaltando la importancia de poder definir monumentos a conservar por sus características particulares, sino que daba pautas también para el desarrollo armónico de las áreas colindantes.

La ciudad de Arequipa, hasta antes de 1958, había gozado de un proceso de desarrollo planificado, logrando también consolidar su casco histórico; asimismo, los planes reguladores propuestos planteaban perspectivas de crecimiento urbano para Arequipa hacia las zonas periféricas de la ciudad.

II. LOS TERREMOTOS DE 1958 y 1960 El Perú muestra un alto índice de sismos: conviene indicar que el 55% de los sismos registrados se concentraron en el periodo de 19501970. Se puede observar gráficamente en el Mapa N° 1 que toda la costa peruana, la zona subandina norte (llamada ceja de selva), la zona central y sur del Perú tienen significativa actividad sísmica.

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El 15 de enero de 1958, a las 14 horas y 15 minutos, se produjo repentinamente un movimiento telúrico de grado VII y VIII en la escala de Mercalli, con una magnitud de 7.3 en la escala de Richter, causando 28 muertos y 133 heridos. “Todas las casas antiguas de esa ciudad, construidas a base de sillar, sufrieron averías de diversas magnitudes, resistiendo solo los inmuebles construidos a partir de 1940 y los edificios modernos. La destrucción estuvo acentuada en las viviendas


El impacto de las migraciones en el centro urbano de Arequipa

humildes de los distritos de Tiabaya, Sabandía, Miraflores y Yarabamba. Serios daños experimentaron las Iglesias de La Merced, Santo domingo y Santa Rosa…” (Silgado 1976: 93). Los efectos del terremoto se pudieron sentir no solo en la ciudad, sino en las provincias, distritos alejados y en todos los pueblos tradicionales o barrios; estos últimos por ser más antiguos habían sufrido en mayor grado las consecuencias del terremoto, así como las iglesias y casonas del centro de la ciudad construidas en sillar. El Consejo Provincial declararía a la ciudad en estado de emergencia, ya que la ausencia de agua por la ruptura de las tuberías había desabastecido del servicio de primera necesidad a diferentes zonas de la ciudad. “… cerca de un minuto intensamente trágico ha bastado para voltear el giro de la vida de nuestra provincia y las actividades normales han sido suspendidas, la vida comercial detenida indefinidamente, la prestación de servicios públicos como agua y desagüe anulados por lo menos durante cuatro días…Arequipa es a la fecha, una ciudad semiparalizada…” (El Pueblo 17/01/58: 3). El apoyo proporcionado días después al terremoto se institucionalizó con la creación de un organismo que no solo buscase la reconstrucción de la ciudad, sino también su desarrollo. “…la bancada de la Democracia Cristiana, encabezada por Héctor Cornejo Chávez, presentó un proyecto de ley para la formación de una Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa (JRDA), ley que fue aprobada y posteriormente promulgada el 3 de marzo de 1958…” (Acuña, 1998: 38).

mano con la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa. “Los primeros años después de los terremotos se caracterizan por la expulsión de miles de familias del área central tugurizada de la ciudad, quienes al verse desprotegidos por los efectos del terremoto optan por trasladarse a nuevas zonas urbanizadas o por urbanizarse” (Acuña 1998: 41). Sin lugar a dudas, los terremotos de 1958 y el de 1960, influenciaron en la formación y estructuración urbana de la ciudad. A partir de estos sismos se generarán y consolidarán un sinnúmero de urbanizaciones populares en la periferia urbana de Arequipa, descongestionando, demográficamente hablando, el centro de la ciudad y transformando las estructuras urbanas tradicionales de la ciudad.

III. JUNTA DE REHABILITACIÓN Y DESARROLLO DE AREQUIPA (JRDA) Las condiciones económicas para 1958 no eran favorables. Aunque la industrialización se desarrollaba a un proceso lento, la población desocupada era alta. Sumado con el crecimiento de la población migrante, desatan una crisis de relativa importancia que cambiará el espectro político, social, económico y urbano de la ciudad. La Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa fue creada por ley N° 12972, el 11 de marzo de 1958, “…con carácter de persona jurídica de derecho público interno… con un término de duración de veinte años…y con autonomía económica y administrativa dentro de las funciones y atribuciones que le señala la ley” (Ley Nª 12972, 1958: 1).

El 13 de enero de 1960, a las 10 horas y 40 minutos, se produjo otro terremoto, destruyendo todos aquellos edificios aún maltrechos por el terremoto de 1958 e inclusive, algunos de los construidos posteriormente a este. El sismo tuvo una intensidad de IX en la escala de Mercalli, con un radio medio de 750 km de percepción en los departamentos de Cusco, Apurímac y Ayacucho. Perecieron 63 personas y quedaron centenares de heridos. Nuevamente los pueblos tradicionales serían los más afectados, junto con las provincias de Castilla, La Unión, Condesuyos y Chuquibamba. La Municipalidad Provincial de Arequipa vuelve a tomar la dirección de la reconstrucción, pero esta vez de la

Tenía como fines: •

La reconstrucción y construcción de viviendas

La reconstrucción y reparación de los edificios públicos afectados

La creación de estudios y programas de promoción agrícola, industrial, minera y comercial del departamento

El brindar solución a los problemas de viviendas y urbanismo

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Made Chalco Bedoya

La acción coordinada con los poderes públicos (Dongo, 1962: 8).

La creación de la JRDA significó para Arequipa la posibilidad de llevar a cabo un desarrollo autónomo del Departamento. Julio Acuña distingue tres momentos principales de la JRDA: •

Etapa de reconstrucción (1958 – 1961), en la cual los esfuerzos estaban dirigidos a la reconstrucción y construcción de viviendas, edificios públicos y monumentos históricos, llevándose a cabo grandes proyectos de viviendas unidos al desarrollo de las urbanizaciones populares que modificarían la estructura urbana de la ciudad.

Solo en la refacción y restauración de edificios públicos y monumentos históricos se gastaron $22´056,063.12 (Memoria de la JRDA, 1968: 88). Ocuparon el principal rubro de gastos los templos e iglesias dañados por el sismo, siendo estos conjuntamente con los edificios públicos los únicos exonerados, puesto que no generaban reembolso. Este no fue el caso de otros rubros. La función principal de la JRDA en sus primeros años fue la de habilitación urbana y saneamiento legal de las asociaciones de vivienda y urbanizaciones populares de Arequipa, junto con brindar apoyo a las cooperativas de vivienda. •

Etapa de transición (1962 – 1963). En la cual se limitaron a gestionar los programas de habilitación urbana y de vivienda, a la vez que se iniciaba un ambicioso, pero necesario, programa de desarrollo industrial y agropecuario. Etapa del desarrollo industrial (1964 – 1968). En este período se lleva a cabo la ejecución de las obras de desarrollo regional, la instalación de nuevas industrias, el Parque Industrial, APIMA y el apoyo para mejorar las industrias ya existentes y fomentar la artesanía.

El golpe militar del 3 de octubre de 1968 refuerza el centralismo de la capital. La Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa pierde su autonomía, en una franca etapa de crisis y extinción (Torres 2010: 57).

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IV. MIGRACIONES Y SU IMPACTO EN EL CENTRO URBANO “…las características de esta expansión urbana las darán las mismas condiciones económicas y sociales de la época…” (Acuña 1998: IX). Existen tres ámbitos a través de los cuales se explicaría el fenómeno de la migración en Arequipa: el nacional, el regional y el local. •

Nacional: La caída de las exportaciones. Para 1960 el país inicia una crisis que se agudizará en el gobierno de Belaunde, pero que para esta fecha (durante el gobierno de Prado) ya afectaba a un porcentaje de la población.

Regional: La intensa sequía que experimentó la región del Altiplano agudizó la crisis por la que pasaba el sur del Perú, lo cual fue un catalizador del fenómeno migratorio. Asimismo, esta zona olvidada del país enfrentaba una realidad llena de injusticias, pobreza y sobretodo exclusión. Así, el inmigrante tuvo que desplazarse hacia las ciudades y adaptarse al contexto que se le ofrecía, encontrando soluciones dentro de sus posibilidades, de manera que pudiera escapar de la pobreza (Matos 1984: 77).

Local: Arequipa sufría también de un golpe de la naturaleza: los terremotos de 1958 y 1960, los cuales traerán la destuguración del centro de la ciudad y un proceso de industrialización.

En 1958, Arequipa había logrado un lento proceso de expansión. El desglosamiento del área central de la ciudad desde los primeros años del siglo XX con la apertura de nuevas vías de comunicación o la pavimentación de esta, relacionadas a la construcción de urbanizaciones fuera del centro. El flujo migratorio hacia Arequipa ya era notorio en 1940. En el Censo de ese año, la población migrante representaba el 16.19% de la población total del departamento. Es decir, 39981 habitantes, de los cuales el máximo porcentaje eran puneños con 15974 habitantes, seguido por migrantes del departamento de Cusco con 6432 habitantes; Ayacucho con 2740 habitan-


El impacto de las migraciones en el centro urbano de Arequipa

tes, Moquegua con 2382 habitantes y Apurímac con 2022 habitantes. Los 10131 migrantes

restantes provenían de los diferentes departamentos del Perú.

Tabla N°1 Crecimiento por distritos Distrito

1940

1961

1972

Arequipa Cayma Characato Chiguata Paucarpata Pocsi Quequeña Sabandía Sachaca Socabaya Tiabaya Uchumayo Vitor Yanahuara Yura Miraflores S. J. de Siguas S. I. de Siguas C. Colorado S. R. de Siguas Polobaya Yarabamba Mollebaya M. Melgar S. J. de Tarucani

62,222 7,834 2,440 3,164 2,915 2,825 4,848 1,555 3,618 3,311 3,375 2,164 3,375 2,164 4,020 5,058 1,630 16,184 831 815 ---------------------

83,882 6,758 2,702 3,400 11,187 1,300 659 1,664 8,054 5,630 5,284 2,509 8,807 1,422 52,142 660 1,182 13,152 645 1,826 1,826 1,470 734 ---------

96,914 12,515 2,695 1,927 57,925 942 651 1,660 7,318 25,443 6,848 3,453 2,147 11,535 1,666 44,133 648 1,175 25,742 879 2,517 1,117 521 32,328 1,384

Fuente: Censo 1940 INEI, Censo 1961 INEI, Censo 1972 INEI. Según la tabla N° 1 de crecimiento por distritos, podemos observar que el Cercado de Arequipa va a ser el que sostiene el mayor crecimiento poblacional de 62222 en 1940 a 96914 en 1971. Seria entre 1940 y 1961 donde la población se incrementaría un 300%. Para la década del 40 la población de Arequipa representa el 15.19% del total de la población del departamento, mientras que para la década del 60 representa el 31,1% del total de la población del departamento. Las migraciones jugarán en este proceso un rol muy importante, ya que serán las masas

migrantes quienes presionarán y participarán directamente en la creación de las urbanizaciones populares de Arequipa. Tenemos así que dichas poblaciones pasarán por dos etapas o momentos en la ubicación espacial de la ciudad. •

Un primer momento será el de “aclimatación” a la vida urbana, periodo en el cual se ubican en los tugurios o casas de alquiler del centro de la ciudad.

El segundo es el de “desplazamiento” de estas poblaciones a las áreas periféricas de la ciudad, en el cual van a pasar a la ocupación de

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terrenos baldíos y agrestes de propiedad pública, en pocos casos privada (Acuña, 1998: 47). Los pobladores que en un primer momento llegaban al centro urbano de la ciudad con el fin de “aclimatarse” se quedaban en él, produciendo tugurización. Sin embargo, los terremotos producidos en la ciudad fomentaron las destugurizaciones del área, provocando el desplazamiento de los migrantes a zonas periféricas de la ciudad. Hugo Berrio sostiene que existe un común denominador en las ciudades de fundación española como Arequipa. Durante la revolución industrial las fábricas se instalaron en diferentes lugares de la ciudad, pero al tener la necesidad de vender sus almacenes o centros de expendio se trasladaron a la zona central de la urbe. Esto generó que las casonas del centro se convirtieran de viviendas a almacenes o centros de expendio. Por otro lado, la aparición de vehículos motorizados y, por consiguiente, del transporte público en los centros urbanos, trajo como consecuencia que las clases pudientes de la ciudad también se desplazaran a los alrededores de la urbe (Berrio 1970: 30-31). El centro histórico de Arequipa se caracterizaba por presentar un entorno ordenado y tranquilo, pero los efectos de la revolución industrial, el crecimiento del comercio en la ciudad y el incremento del parque automotor empiezan a transformarla. La importancia de analizar el impacto de las migraciones en el centro histórico o área central de la ciudad desde el crecimiento y consolidación de este, permite entender cómo la ciudad se fue expandiendo generando otras áreas urbanas. Si bien éstas se mantuvieron siempre articuladas al centro a través de nuevas vías de transporte, el área central conservó los centros de poder político, religioso y económico de Arequipa, a la vez que mantuvo un gran porcentaje del comercio de la ciudad. V. CONCLUSIONES •

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El Plan Regulador de 1956 sentaría las bases para el posterior desarrollo urbano de la ciudad, además de proponer la formación de nuevas áreas nucleares urbanas tales como las ciudades satélite, fomentando así la destugurización del centro urbano.

Se desarrollaron también áreas nucleares económicas con la creación del Parque Industrial, el cual permitió darle mejor calidad de vida a la población, generando ingresos económicos alternativos que permitieron a la población ahorrar para la construcción de viviendas. •

Las migraciones en el centro urbano causarán impactos positivos, al dinamizar económicamente la ciudad, pero también negativos, al tugurizar casonas con valor histórico que merecían protección y conservación. Sin embargo, debido a que muchos de los migrantes después de un momento de “aclimatación” decidían quedarse, la tugurización fomentaría el desorden, apareciendo con mayor intensidad el comercio informal.

Tras los devastadores terremotos de 1958 y 1960 aparece una institución con carácter descentralista, la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa (JRDA). Esta se encargará de la reconstrucción urbana, la cual trajo consigo una alta demanda de mano de obra, ocasionando una masiva migración, pero además creando el Parque Industrial, ayudando al mejoramiento de las vías de comunicación y fomentando la inversión en el departamento.

REFERENCIAS Acuña, J. (1998) La Revolución de Arequipa 1958 – 1968. Tesis para optar el título de Licenciatura. Arequipa. Berrio, H. (1970) Algunos aspectos sociales de la expansión urbana de Arequipa. Un intento de interpretación social de ciertos problemas de las urbanizaciones populares. Arequipa. Caparo, J.D. (1960-1961) Guía Manual auxiliar de la ciudad de Arequipa. Arequipa: La Colmena. Caparo, J.D. (1970) Guía Manual Auxiliar de la ciudad de Arequipa. Arequipa: Editorial Universitaria. Dongo, L. (1962) JRDA, Irrigación La Joya, cooperación de Saneamiento de Arequipa: Legislación, concordancias y disposiciones


El impacto de las migraciones en el centro urbano de Arequipa

ampliatorias y modificatorias. Arequipa: Editorial universitaria. Gobierno Regional de Arequipa (2009) Boletín Epidemiológico semanal, N°30. Recuperado de: http://www.saludarequipa.gob.pe/epidemiologia/bole_epi/2009/Bolet_30.pdf Ley N°12972 – Ley de Creación de la Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa Recuperado de: http://docs.peru.justia.com/federales/leyes/12972-mar-11-1958.pdf Martinez, H. (1970) Las migraciones internas en el Perú: Ensayo. Caracas: Monte Ávila Editores. Rodriguez, G. (1960) Arequipa Clandestina. Reflexiones acerca del crecimiento urbano. Arequipa: CONCYTEC. Ortiz, Á. (1982) Migraciones internas y desarrollo desigual. Perú 1940 – 1972. Lima: Centro de investigaciones socioeconómicas (CISE) Portillon, J. (1954) Guía de la ciudad de Arequipa y sus alrededores. Arequipa: s.e. Quiroz, E. (1991) Visión Histórica de Arequipa. 1540 – 1990. Arequipa: UNSA. Silgado, E. (1978) Historia de los sismos más notables ocurridos en el Perú (1513 – 1974) – Boletín, Serie C: Geodinámica e Ingeniería Geológica N° 3. Lima. Torres, V. (2010) Cosas de Arequipeños. Arequipa: Editorial Penguin. (1958) Distrito en ruinas. En: El Pueblo – Informe periodístico publicado el 17 de enero de 1958. (p. 3). (1960) Junta de Rehabilitación y Desarrollo de Arequipa (JRDA). Memoria de la jrda, (1956) Oficina Nacional de Planeamiento y Urbanismo (ONPU). Plan regulador de Arequipa.

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