La Palabra

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Encuentro con Jesucristo

“RUEGUEN, PUES, AL DUEÑO DE LA MIES QUE ENVÍE OBREROS A SU MIES” (Lc. 10,2) Mons. Felipe Aguirre Franco Arzobispo de Acapulco

N

o quisiera que transcurriera el Año Jubilar Sacerdotal, sin convocar a la Arquidiócesis a una abierta e intensiva campaña de oración por las Vocaciones, en especial por las consagradas, aprovechando el espacio de la revista del Seminario, La PALABRA; pues deseo escribir una palabra sobre la urgencia del mandato que encierran estas palabras de Jesús: “Rueguen, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Lc. 10,2). Estas palabras de Jesús dirigidas a los Apóstoles, muestran la solicitud que el Buen Pastor tiene siempre por sus ovejas. Lo hace todo para que “tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10). Después de su resurrección, el Señor confiará a sus discípulos la responsabilidad de proseguir su

misma misión, para que se anuncie el Evangelio a los hombres de todos los tiempos. Y son muchos los que han respondido y siguen respondiendo con generosidad a su constante invitación: “Sígueme” (Jn 21, 22). Son hombres y mujeres que aceptan poner su existencia totalmente al servicio de su Reino.

A pesar del materialismo en que vivimos, se descubre una exigencia generalizada de espiritualidad, que en gran parte se manifiesta precisamente en una renovada necesidad de oración. En dicha necesidad de oración se inserta nuestra petición común al Señor para que “envíe obreros a su mies”.

Ha transcurrido la XLVII Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que se celebra tradicionalmente el IV domingo de Pascua, el pasado 25 de abril, con la Santa Misa y la Ordenación de un Diácono en nuestro Seminario del Buen Pastor. Todos los fieles nos unimos en una ferviente oración por las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada y al servicio misionero. En efecto, nuestro primer deber es pedir al “Dueño de la mies” por los que ya siguen más de cerca a Cristo en la vida sacerdotal y religiosa, y por los que Él, en su misericordia, no cesa de llamar para esas importantes tareas eclesiales.

Me he dado cuenta con mucha alegría que en numerosas Parroquias y Comunidades de la Arquidiócesis, se celebran Horas Santas por las vocaciones. Así como también se llevan a cabo frecuentemente Jornadas Juveniles Vocacionales y diferentes encuentros con esa finalidad. Que ya existen varias familias y grupos que con la Cruz Vocacional, promovida por el Club Serra, reúnen a sus miembros como pequeños “cenáculos” de oración, ayudando a los jóvenes a responder con valentía y generosidad a la llamada del Maestro divino. La vocación al servicio exclusivo de Cristo en su Iglesia es un regalo inestimable de la bondad divina, que es


preciso implorar con insistencia, confianza y humildad. Es particularmente valiosa la oración unida al sacrificio y al sufrimiento. El sufrimiento, vivido como quien completa en su propia carne “lo que falta a la Pasión de Cristo en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1, 24), se convierte en una forma de intercesión muy eficaz. Muchos enfermos, en todas las partes del mundo, unen sus penas a la cruz de Jesús, para implorar vocaciones santas. También a mí me acompañan espiritualmente en el ministerio episcopal que Dios me ha encomendado, oraciones y dolencias de muchos enfermos y personas que

ofrecen sus padecimientos por los Seminaristas, Sacerdotes y la promoción vocacional; todo lo expresan diciendo: “¡Por las Vocaciones!” En la Arquidiócesis de Acapulco han quedado establecidos los Equipos Vocacionales, los cuales promueven que se intensifique cada vez más la oración por las vocaciones; una oración que ha de ser adoración del misterio de Dios y acción de gracias por las “maravillas” que Él ha hecho y sigue haciendo, a pesar de la debilidad de los hombres; una oración contemplativa, llena de asombro y gratitud por el don enorme del Sacerdocio Ministerial. La Eucaristía está en el centro de todas las iniciativas de oración. El Sacramento del altar tiene un valor decisivo para el nacimiento de las vocaciones y para su perseverancia, porque en el sacrificio redentor de

Cristo los llamados pueden encontrar la fuerza para dedicarse totalmente al anuncio del Evangelio. Conviene que a la celebración eucarística se una la adoración del santísimo Sacramento, prologando así, en cierto modo, el misterio de la santa misa. Contemplar a Cristo, presente real y sustancialmente bajo las espe-

cies del pan y el vino, puede suscitar en el corazón de quienes están llamados al sacerdocio o a una misión particular en la Iglesia el mismo entusiasmo que, en el monte de la Transfiguración, impulsó a Pedro a exclamar: “Señor, es bueno estar aquí” (Mt 17, 4) y si se reza el Santo Rosario Vocacional ante el Santísimo Sacramento, se trata de un modo privilegiado de contemplar el rostro de Cristo con María y en la

escuela de María, a quien, por su actitud interior, puede definirse muy bien como “Mujer Eucarística” (Ecclesia de Eucharistia, 53). Manifiesto con mi propio testimonio de que debo mi vocación sacerdotal a la oración y vida eucarística de mis padres, los cuales me enseñaron desde pequeño a orar ante el Santísimo Sacramento y a tributar un culto fervoroso a la Sagrada Eucaristía. Ellos asistían a Misa y comulga ban diariamente, aún en medio de sus trabajos y mi Papá era el Presidente de la Adoración Nocturna de mi pueblo. Mi gran deseo es que todas las parroquias y comunidades cristianas se conviertan en “auténticas escuelas de oración”, donde se ore para que no falten obreros en el vasto campo de trabajo apostólico. También es necesario que estas parroquias y comunidades acompañen con constante solicitud y en forma organizada a aquellos que Dios ha llamado a la vocación consagrada. Me refiero a los sacerdotes, a las religiosas y a los religiosos, a las Asociaciones Laicales, al Club Serra, en una palabra, a todos los que han recibido el don de la vocación y llevan “este tesoro en vasos de barro” (2 Co 4, 7). Es indispensable orar para que los “llamados” permanezcan fieles a su vocación y den con su vida un testimonio luminoso de santidad. La exhortación apostólica postsinodal “Pastores Dabo Vobis” afirma que “una exigencia imprescindible de la caridad pastoral hacia la pro-


pia Iglesia particular y hacia su futuro ministerial es la solicitud del sacerdote por dejar a alguien que tome su puesto en el servicio sacerdotal” (n. 74). O sea, que el mismo Sacerdote y los Candidatos al Sacerdocio debemos ser los primeros promotores vocacionales; por tanto, sabiendo que Dios llama a los que quiere (cf. Mc 3, 13), cada ministro de Cristo tiene el deber de orar con perseverancia por las vocaciones. Nadie es capaz de comprender mejor que él la urgencia de un relevo generacional que asegure personas generosas y santas para el anuncio del Evangelio y la administración de los sacramentos. Y los

seminaristas serán buenos promotores si saben orar y saben manifestar al mundo el gozo de ser llamados. De la santidad de los llamados depende la fuerza de su testimonio, capaz de llamar y atraer a otras personas, impulsándolas a consagrar su vida a Cristo. Esta es la manera de contrarrestar la disminución de las vocaciones a la vida consagrada, que amenaza la existencia de muchas obras apostólicas, sobre todo en los países de misión. Nuestra oración ha sostenido el nivel vocacional de nuestro Seminario diocesano. De no haber orado y trabajado por las vocaciones, nuestro Seminario sería hoy un “elefante blanco”. Además, la oración de los llamados, sacerdotes y personas consagradas, reviste un valor especial, porque se inserta en la oración sa-

cerdotal de Cristo. En ellos Él ruega al Padre para que santifique y mantenga en su amor a los que, aun estando en este mundo, no son del mundo (cf. Jn 17, 14-16). Deberíamos esforzarnos en poder decir como Cristo: “Yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad” (Jn 17, 19). Imploremos al Espíritu santo que conceda a nuestra Arquidiócesis de Acapulco, ser un pueblo de oración, que eleve su voz al Padre celestial para implorar vocaciones santas para el sacerdocio y la vida consagrada. Oremos para que aquellos

que el Señor ha elegido y llamado sean testigos fieles y gozosos del Evangelio, al que han consagrado su existencia. La ecuación es muy sencilla: a más oración, mayor número de vocaciones en nuestros centros de formación. Concluyamos con esta oración compuesta por el Papa Juan Pablo II por las Vocaciones Consagradas: A ti, Señor, nos dirigimos con confianza. Hijo de Dios, enviado

por el Padre a los hombres de todos los tiempos y de todas las partes de la tierra, te invocamos por medio de María, Madre tuya y Madre nuestra: haz que en la Iglesia no falten las vocaciones, sobre todo las de especial dedicación a tu Reino. Jesús, único Salvador del hombre, te rogamos por nuestros hermanos y hermanas que han respondido "sí" a tu llamada al sacerdocio, a la vida consagrada y a la misión. Haz que su existencia se renueve de día en día, y se conviertan en Evangelio vivo. Señor misericordioso y santo, sigue enviando nuevos obreros a la mies de tu Reino. Ayuda a aquellos que llamas a seguirte en nuestro tiempo: haz que, contemplando tu rostro, respondan con alegría a la estupenda misión que les confías para el bien de tu pueblo y de todos los hombres. Tú, que eres Dios, y vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. AMÉN.


Encuentro con Jesucristo

¿Qué son los Pre-seminarios? PRE-SEMINARIOS 2010 José Alejandro Gómez Hdez. Seminarista

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engo inquietud por el sacerdocio, pero no se ¿será mi vocación? ¿Cómo le hago? Ante esta pregunta de un joven de nuestra parroquia, nuestra respuesta debe ser muy simple ¡pues ve al Pre-Seminario! El Pre-Seminario es una experiencia que busca ayudar a los jóvenes y adolescentes con

y quehacer del sacerdote, conociendo las etapas y áreas en las que se forma un futuro pastor de la Iglesia, convive con seminaristas y sacerdotes, realiza actividades recreativas, hace deporte, disfruta viendo una buena película, hace amistades y comparte su vida de fe y la alegría de seguir al Señor. Experimenta por unos días la expeinquietud por la vida sacerdotal, para discernir con mayor certeza, si el sacerdocio es o no el llamado que Dios les hace. Brindando herramientas y elementos que puedan ayudarles a reflexionar y tomar una decisión más consciente y adecuada. Durante el Pre-Seminario, el joven profundiza acerca de ser


riencia de ser “seminarista”, en una “pre-experiencia” de vida comunitaria. En este año el mes de Julio se llevarán a cabo, como es costumbre, tres Pre-Seminarios, uno para cada etapa respectiva:

tud que deseen cursar la escuela secundaria en lo que lla- Pre-Seminario Mayor mamos precisamente el para quienes la han terminado Seminario Auxiliar del 27 al 30 o estudian la carrera del 12 al 17 de Julio del presente. de Julio.

- Pre-Seminario Menor Joven, ¿qué esperas? Hay para los jóvenes que estén por redes, hay peces, faltan pes- Pre-Seminario Auxiliar cursar preparatoria del 21 al 26 cadores ¡TÚ PUEDES SER SACERDOTE! para adolescentes con inquie- de Julio.



Formación de los discípulos

La formación intelectual en los Seminarios Josué Arroyo Martínez

Diácono

C

uando se habla de formación sacerdotal debemos de entenderlo como un proceso, que a partir de la experiencia, orienta y ayuda al joven a madurar y desenvolverse en las relaciones interpersonales en el medio en que vive. Los años de estudios en el Seminario son los pilares de la formación del futuro sacerdote, si se ponen buenos pilares se podrá construir un gran edificio; en este sentido según sea la formación del seminaristas así será su ministerio satiene, así la formación tiene cuacerdotal. tro áreas (humano-comunitaria, intelectual, espiritual y pastoral). No hay un área más importante que otra, es necesario formar al candidato integralmente en estas cuatro.

En los seminarios se busca formar integralmente a los jóvenes, que con la imagen de una mesa podemos representar: así como tiene cuatro pilares que la sos-

Para este artículo pondremos particular atención a la formación intelectual. En el Seminario se lleva a cabo la formación inicial, ya que a lo largo de la vida ministerial como presbítero llevará una formación permanente que le permita renovarse, actua-


lizarse según los retos de la época. Esta formación inicial quiere proporcionar los elementos que configuren al sacerdote como un hombre que pueda tener claridad en sus fundamentos antropológicos, psicológicos, axioló-

juntamente con la honrada aceptación de los límites del conocimiento humano. Los estudios teológicos han de enseñarse a la luz de la fe y bajo la guía del magisterio de la Iglesia, de modo que los alumnos deduzcan cuidado-

Toda esta preparación sirve de base para entrar en diálogo con los hombres, culturas, situaciones actuales; ya que no estamos anta una cultura homogénea al cristianismo, sino ante un clima adverso, donde se busca desacreditar la autoridad eclesiástica y todo dogma. gicos y epistemológicos y en los instrumentos que le permitan abordar, analizar, criticar y transformar la realidad cultural. La formación intelectual de los futuros sacerdotes debe estar a la altura de los retos y problemáticas actuales, a los cuales el candidato debe dar una respuesta, como invita el apóstol Pedro, “dispuestos a dar una respuesta a quien les pida cuenta de su esperanza” (1 Pe 3,15). Para esto, después del bachillerato el joven que ingresa al seminario se prepara estudiando 3 años de filosofía y después 4 años de teología. Los estudios filosóficos deben sembrar en los alumnos el amor de investigar la verdad con todo rigor, considerarla y demostrarla

Teniendo los principios filosósamente la doctrina católica de la ficos-teológicos sólidos, deberá Divina Revelación; penetren en entrar en diálogo con otras creella profundamente, la conviertan encias, costumbres, para dar en alimento de la propia vida es- cuentas de nuestra esperanza (cf. piritual y puedan en su ministerio 1 Pe 3,15); y en este diálogo ecusacerdotal anunciarla, exponerla ménico buscar instaurar el Reino y defenderla (OT 15-16). de Dios en medio de la sociedad.


Formación de los discípulos

ESTUDIAR, ¿PARA QUÉ? P. Adolfo Silva Pita

Vicario Parroquial de San Cristóbal

Del mismo modo que el faro, al iluminarse, es un poderoso auxiliar para el barco que ha perdido el derrotero, así mismo, en una ciudad combatida por el mal, un hombre íntegro y justo es un faro inapreciable para sus conciudadanos” (Epicteto, Máximas diversas, 7) Esta antigua frase nos resulta, sin embargo, tan actual; sobre todo, en los días aciagos por los que atraviesa nuestro país, sumergido en una ola de violencia y de temor.

El filósofo y emperador Marco Aurelio decía: “Busca en tu interior. Dentro de ti está la fuente del bien, que puede manar de continuo si la profundizas bien” (Soliloquios, VII, 59). ¿A qué fuente puede referirse este pensador romano? Considero que no nos equivocamos si identificamos este manantial con el alma o principio vital racional que anima al hombre.

Pero para que esos “faros” íntegros y justos se erijan, hace falta un trabajo arduo, constante y prolongado de formación, no sólo de las nuevas generaciones sino de cada uno de nosotros. Esta es, sin duda, la labor más importante y urgente que debemos afrontar. La que mejor remuneración nos otorgará y la que más saludable para la sociedad será.

¿Cómo hacer para que mane de continuo el bien? Dice el escritor estoico que en ella hay que “profundizar”; esto, creo que pueda interpretarse como el conocerla, valorarla y con vigor conducirla u orientarla para que actúe según su naturaleza. ¿Y cuál es la naturaleza de este principio interno del que brota la personalidad humana? No es materia, aunque está unido a ella. Es inteligente, aunque actualmente limitado. Es perfección, pero necesitado de crecimiento o expansión. Y

sin ser eterno, tiene la aspiración a la inmortalidad. ¿Es producto de la mera evolución de la materia? Una respuesta afirmativa a esta pregunta no deja satisfecha a la razón. ¿Es entonces un don? Así, parece serlo, siempre según la luz de la razón. Don que hay que agradecer y apreciar, por su grandeza y dignidad.


Recordemos, a propósito de ello, al filósofo y matemático francés Blaise Pascal que nos ha dicho : “El hombre no es más que un junco, el

más débil de la naturaleza, pero un junco que piensa. No es necesario que el Universo entero se arme para aplastarle. Un vapor, una gota de agua son bastantes para hacerle perecer. Pero aún cuando el Universo le aplaste, el hombre sería más noble que lo que le mata, porque él sabe que muere. Y la ventaja que el Universo tiene sobre él, el Universo no la conoce” (Pensamientos, XXVIII, 11)

debe ser cultivada por todos para beneficio de todos. Formarse es una tarea de cada

cando con afán la verdad. Ante los graves problemas sociales del mundo, mucho se ha insistido en que la verdadera y radical solución se encuentra en la educación. Es cierto que en nuestro país, como en muchos otros, hay una cantidad enorme de realidades estructurales que hay que transformar para que la educación crezca en calidad y extensión; pero el primer paso, el más importante, el que no puede faltar y el que, al final de cuentas define el inicio del cambio, es la decisión personal, única e intransferible de querer estudiar para formarse, como una tarea cotidiana e irrenunciable.

hombre, sin importar su edad, su género, su raza, cultura o circunstancia histórica. Dedicar el tiempo, organizar la vida, establecer programas personales de estudio y reflexión es un quehacer ineludible de la persona humana.

Obstáculos puede haber muchos, pero ninguno invencible; así lo ha demostrado la historia de la humanidad, así nos lo han testimoniado los autodidactas, los ciegos, sordos, mudos y minusválidos que con tesón, con entusiasmo, pero sobre todo con responsabilidad han salido adelante y han formado sus almas en una forma admirable, alcanzando alturas insospechadas.

No se trata de cumplir sólo con una etapa “académica” en nues-

Cultivemos, pues, nuestro intelecto, eduquemos nuestra voluntad,

tras existencias; es una responsabilidad cotidiana el continuar estudiando, aprendiendo, perfeccionándose, investigando, bus-

aspiremos a alcanzar la plena estatura humana y hagamos del estudio nuestro trabajo más amado y más esperanzador.

Formar el pensamiento, concentrarlo, estructurarlo, depurarlo, robustecerlo en la búsqueda de la verdad y del bien, he ahí como poner en pie esos “faros” que con tanta urgencia necesita la humanidad. El estudio sereno, profundo, permanente y esforzado es una bella contribución que hoy en día podemos hacer para el bien común. La búsqueda humilde de la verdad es una virtud intelectual que


Comunión eclesial

Los laicos ¿Qué influencia tienen en la formación humana de los seminaristas? Sr. Remigio López R. Colaborador

E

servir a los seminaristas como incentivo para continuar su apostolado.

l hogar es la base y principio de la formación de los valores humanos, donde existe una familia cristiana, se encuentra la tierra preparada para sembrar la semilla de las vocaciones sacerdotales y religiosas.

Es de todos conocido la existencia de una crisis generalizada de vocaciones, debido principalmente a la crisis de valores que se vive actualmente en las familias de todo el mundo, son diversas las causas que

Los laicos son los cristianos que están incorporados a Cristo por el bautismo y forman el pueblo de Dios.

motivan el desinterés por conocer y participar en la obra misionera de Jesús: la comodidad, bienestar social y político, la vergüenza que sienten algunos por realizar actividades evangelizadoras, litúrgicas y otras formas de apostolado, que generan críticas de los amigos, conocidos e inclusive de miembros de la

Es en la familia cristiana donde surgen los laicos que están llamados a participar en las acciones pastorales de la Iglesia, siendo su testimonio de vida ejemplar, un modelo que ha de

propia familia, que se alarman del “ qué dirán” de los demás, como si fuera un acto vergonzoso servir a nuestros hermanos católicos y no católicos con obras y servicios de misericordia que en todos los casos sí son buenos a los ojos de Dios y que de manera sistemática desarrolla la Iglesia católica en favor de sus

comunidades , sin importar las clases sociales o razas de que se trate. El siglo 21 está llamado a ser el siglo de la apertura de la Iglesia, que abre de manera importante los espacios de participación a los laicos, confiándoles ministerios y responsabilidades en tareas evangelizado-


ras, litúrgicas y misioneras que en el siglo pasado eran exclusivas de los pastores de la Iglesia. Es claro también que hoy la Iglesia necesita de la intervención y apoyo decidido de los laicos comprometidos, para realizar tareas que en muchos casos la propia Iglesia se encuentra limitada y a veces imposibilitada de realizar, ya sea por el escaso número de sacerdotes y religiosas consagradas, como también por las limitaciones que les imponen las leyes de su país y las su propio orden canónico. Es pues, una oportunidad dorada para nosotros los cristianos, poder participar conjuntamente con nuestros pastores de la Iglesia católica, de las tareas evangelizadoras que Jesucristo inició y sus apóstoles continuaron. Sin embargo, el compromiso de servir a nuestros hermanos en la mi-

sión evangelizadora heredada de Jesús, también nos compromete a prepararnos de manera responsable para responder con nuestra actitud ante la vida como verdaderos cristianos, siendo y dando ejemplo a los demás de una vida coherente, confirmando con nuestras acciones de respeto, piedad y caridad, con lo que expresamos a través de la palabra en los diversos ámbitos en que nos desarrollamos. Viene al caso señalar la reflexión que el Papa Benedicto XVI propuso

con motivo de la 47 Jornada Mundial de Oración por la Vocaciones el pasado 25 de abril de 2010, cuyo tema fue: “EL TESTIMONIO SUSCITA VOCACIONES”. Que establece que “la cualidad y la riqueza del testimonio personal y comunitario de cuantos han respondido a la llamada del Señor en el ministerio sacerdotal y en la vida consagrada, confirma la fecundidad de la propuesta vocacional, que en efecto, depende primariamente de la acción gratuita de Dios, puesto que su testimonio puede suscitar en otros el deseo de corresponder con generosidad a la llamada de Cristo”. L a tarea principal de los laicos comprometidos, como miembros de la Iglesia de Dios, es principalmente dar testimonio con su vida recta, ge-

ciones, los obispos, los sacerdotes y religiosos son los primeros responsables de ello”. También es cierto que, no obstante la gran necesidad de vocaciones a la vida consagrada, también es cierto que la Iglesia en sus seminarios debe hacer una cuidadosa y meticulosa selección de candidatos, para evitar preparar sacerdotes de débil convicción, es decir, sin una verdadera vocación, que a la postre traiga conflictos y desprestigio en el seno de la Iglesia.

nerosa, siempre al servicio de la misión evangelizadora de Jesús; dando así, un claro ejemplo que sirva para fortalecer la formación humana de los seminaristas, que ha ejemplo de los apóstoles de Jesús, han de tomar en sus manos y en su debido momento, la conducción del rebaño hacia el camino de la salvación.

La vocación a la vida consagrada supone un gran sacrificio personal y familiar, que el seminarista debe valorar para decidirse por el esfuerzo que significa tomar el camino de Cristo Jesús, pero sobre todo, decidir con plena conciencia de que por amor a Dios ha de dejarlo todo, para entregarse pleno de alegría al servicio amoroso a sus hermanos. Así lo refiere el evangelista Lucas en el libro de los Hechos de los Apóstoles: “En aquellos días, volvieron Pablo y Bernabé a Listra, Iconio y Antioquia, y ahí animaban a los discípulos y los exhortaban a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios” (14,21-17).

Como atinadamente lo afirma Monseñor Miguel Romano: “Si bien todos en la Iglesia somos responsables de fomentar y cuidar las voca-

Queridos seminaristas, el esfuerzo es grande, pero la recompensa es infinitamente mayor: El reino de Dios.


Comunión eclesial

La libertad, ese hermoso don de Dios para el hombre Pbro. Lic. Gustavo Alfonso Sánchez Quevedo

bre sea libre porque la libertad del hombre está en su conciencia”. Lo mejor en la vida humana es ser Rector del Seminario libre y tener libertades, pero aún Es necesario distinguir entre cuando exteriormente se pierde la a libertad es uno de los valores más apreciados y bus- “tener libertad” (libertad exterior o libertad, el ser humano tiene la cacados por el ser humano. libertad de) y “ser libre” (libertad pacidad de conservar la libertad Ser libre es una de las aspiracio- interior o libertad para). Una per- interior y no dejarse vencer por las nes que brota desde lo más ín- sona puede gozar de libertades ex- dificultades del ambiente, tal fue el timo de nuestro ser. Admiramos ternas y vivir esclavizada por caso de San Pablo, de San Juan de a los pájaros que libremente sur- algún vicio, odio o capricho. Y con- la Cruz, del Cardenal Van Thuan, can los cielos; quisiéramos ser trariamente, una persona puede entre otros, que en medio de la pricomo el viento que con total sol- haber perdido ciertas libertades, sión pudieron ser libres para amar tura viaja acariciando todo lo como por ejemplo, estando en una e incluso crear hermosos poemas, que va encontrando a su paso cárcel y poder seguir siendo libre, oraciones y pensamientos profunpero cuya fuerza lo impulsa a como el caso del papá (personaje dos llenos de fe y amor. conquistar el horizonte que se de la hermosa película “La vida es LA LIBERTAD COMO bella” protagonizada por Roberto presenta siempre infinito. DON Y TAREA Benigni), que estando con su peTodos queremos vivir con li- queño hijo en un campo de conLa libertad es un don que nos ha bertad, aspirando siempre a tener centración nazi decide hacerle la libertades en nuestra vida. Pero vida agradable, y con todo su dado Dios. Sin libertad, el ser hu¿verdaderamente queremos ser humor y creatividad, le hace creer mano no sería imagen y semejanza libres? ¿No será que la libertad es al niño que todo lo que están vi- de Dios, pues seríamos como los un valor que podemos conseguir viendo se trata en realidad de un animales cuya vida está determia muy alto costo? ¿No hemos, tal juego donde se van ganando pun- nada por su carga genética y el amvez, caricaturizado la libertad tos; esto nos muestra cómo aún en biente en que viven, podríamos pensando que ésta es solamente medio de la crueldad, el hombre decir que ellos tienen una vida ya hacer lo que se quiere, lo que me tiene la capacidad de encontrar un “programada”; sin embargo, el da la gana? ¿No será que en la sentido profundo a su vida, preci- hombre, gracias a su libertad, puede pretendida búsqueda de una li- samente porque es libre. Como ser protagonista de su propia vida y bertad que se confunde con liber- dice una poesía: “los hierros y las disponer hasta cierto punto de ella, cárceles no impiden que un hom- puede elegir y tomar decisiones

L

tinaje, terminamos siendo aún más esclavos de las cosas y de nuestros caprichos?


trascendentales en su vida. La libertad es, además, una tarea, pues requiere de ir aprendiendo a ser libre, de conquistar su libertad. El hombre tiene la capacidad de ser libre, pero su libertad no es simplemente hacer lo que le venga en gana, seguir lo que le indiquen sus caprichos o de elegir arbitrariamente algo, sino que éste será más libre cuando se proponga a ser más persona, elegir aquello que lo lleve a engrandecer su dignidad como ser humano, en fin, cuando más se entregue al bien y al amor de los demás. LA LIBERTAD ES UN GRAN VALOR, PERO NO ES ABSOLUTO Muchas veces se ha querido mitificar la libertad, considerándola como la fuente de todos los valores y el mayor valor de la vida; se olvida que la libertad es un medio y no un fin. Hay también quienes tratan de negarla y considerar que el hombre es un ser determinado por sus circunstancias y por sus mismas limitaciones biológicas y psicológicas. Ambas posturas no hacen justicia al valor de la libertad, pues su mitificación no toma en cuenta los límites humanos donde ésta se puede ejercer, y la negación no permite entender que el hombre es capaz de trascender muchas de sus limitaciones y de ir más allá de lo que aparentemente podría realizar en medio de situaciones adversas. Podemos decir que la libertad humana no es absoluta, sino que está condicionada. Condicionada no significa que esté determinada, si fuera así estaríamos negando la libertad, pero el hombre es un ser frágil y está limitado por factores psicobiológicos y socioculturales; sin embargo, en medio de sus limitaciones la persona puede elegir y decidir su vida (aquí no cabe el dicho de que “el que nace para maceta no sale del corredor”). El hijo de

un hombre alcohólico, por ejemplo, no está ya determinado a ser también alcohólico, pues él tiene la capacidad de decidir otro rumbo en su vida, precisamente porque es libre. Cuidado con los determinismos que hacen del hombre un esclavo de las circunstancias, de aquí el peligro de pensar que nuestra vida está ya determinada por los astros, por el destino o, incluso, por Dios mismo. Dios nos ha hecho libres y nos llama a la salvación pero no nos la impone a la fuerza, como decía San Agustín “el que te creó sin ti, no te salvará sin ti”, por algo nos dio Él la libertad.

alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra bienaventuranza” (CATIC 1731). Por ser libre el hombre tiene la capacidad de decidir su vida, de darle un sentido más profundo y optar por los más grandes valores. Si hay dos valores hacia los que debe tender la libertad es hacia la verdad y hacia el amor. Nos dice Jesús que la “la verdad los hará libres” (Jn 8,32) y cuando la razón y la voluntad tienden hacia el amor, la persona está en condiciones de ser y vivir más libre. En la verdad y en el amor se afirma y crece la libertad.

El ser humano es libre, pero lo es limitadamente; él ejerce su libertad pero dentro de un conjunto de condiciones y referencias. Estas condiciones limitan su libertad

El problema en la vida humana se da cuando en la libertad se va optando por el mal, por falsos valores y por seguir sólo los impulsos y caprichos que van conduciendo al ser humano a vivir como esclavo. Mientras más se aleja el hombre de la verdad y del bien, más se va esclavizando de las cosas, de los demás y de sí mismo, ya lo advertía San Pablo: “Es cierto hermanos que han sido llamados a la libertad. Pero no tomen la libertad como pretexto para sus apetitos desordenados, antes al contrario, sírvanse por amor los unos a los otros” (Gál 5,13).

pero no la destruyen; hay rasgos de su persona y de su vida que él no elige, pero en medio de ellas puede ejercer su libertad.

La libertad es un don y una conquista; es una semilla que necesita ser cultivada para que crezca. Hoy el mundo vive en medio de muchas esclavitudes como la droga, la violencia, la sexualidad desordenada, la pobreza, las injusticias, etc., que apremian al hombre a construir verdaderos espacios de libertad. El mundo necesita de personas verdaderamente libres, pues una libertad madura es una libertad responsable y comprometida. Necesitamos descubrir en Dios al gran donador de esta libertad y responder libremente en el amor a su proyecto de salvación que plenifica nuestra vida y que en Cristo nos hace más libres, pues “para ser libres nos libertó

PERO ¿QUÉ ES LA LIBERTAD? A todo esto, ¿Qué entendemos por libertad? Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica que “la libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas. Por el libre arbitrio cada uno dispone de sí mismo. La libertad es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La libertad


Misión

Acciones y frutos pastorales del Año Sacerdotal 19 de Junio 2009 - 11 de Junio de 2010 Pbro. Lic. Pedro Torres G.

ticular de Acapulco por el llamado de niños, adolescentes y jóComisión Diocesana para el Año Jubilar venes al sacerdocio y por el Sacerdotal servicio ministerial de nuestros espués de conocerse la sacerdotes. Carta del Sumo Pontífice Benedicto XVI en la que En la mayoría de las Parroconvocaba a celebrarse un Año quias se celebraron las Horas Sacerdotal, con ocasión del 150 Santas Vocacionales, promovidas Aniversario de la muerte del por los Equipos de la Pastoral VoSanto Cura de Ars, S. E. Mons. Fecacional Parroquiales, quienes en lipe Aguirre Franco, conformó en esta Arquidiócesis de Acapulco La Comisión Diocesana para el Año Jubilar Sacerdotal. Dicha Comisión quedó integrada por el Club Serra, la Pastoral de Pastores, la Pastoral Vocacional y el Decanato Uno San Juan María Bautista Vianney.

D

¿Cuáles han sido las acciones y frutos pastorales de este Año Sacerdotal?

estrecha relación con las Pastoral Vocacional Diocesana trabajan no solo por la búsqueda de vocacioTuvimos la oportunidad de cones a la vida consagrada, sino nocer a través del Semanario Mar además en este Año Jubilar enAdentro la vida de San Juan María causaron un esfuerzo especial en Bautista Vianney; los artículos fuepedir por la santificación de los ron escritos por el Sr. Cura Don sacerdotes. Blandino Bárcenas Agatón, PáEl Club Serra promovió la Cruz rroco de San Antonio de Padua. Vocacional que recorre actualmente los hogares de nuestra ArSe elaboró la Oración con la quidiócesis. Se trata de una Cruz imagen del Santo Cura de Ars de madera que tiene al centro la para pedir en nuestra Iglesia Par-

imagen de Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote; en la parte superior la imagen de Nuestra Señora de la Soledad; en los extremos los escudos del Año Sacerdotal y del Seminario del Buen Pastor; en la parte inferior el escudo de la Pastoral Vocacional Diocesana; por la parte posterior se colocó la Oración por el Año Sacerdotal y el escudo del Club Serra. S. E. Mons. Felipe Aguirre Franco en la presentación del Manual que acompaña a la Cruz Vocacional señaló: “La presencia de la Cruz en el hogar pretende recordarnos que Cristo cumplió plenamente con su Vocación al entregar su vida en la Cruz por nosotros, por eso al contemplar la Cruz lo haremos pidiendo por la fidelidad de nuestros Sacerdotes, para que a ejemplo de Jesús sean fieles en su Vocación Sacerdotal”. La Cruz Vocacional permanece en cada familia durante una semana, teniendo así la oportunidad de reflexionar sobre la vida del Sacerdote, orar por su santificación y por los llamados al sacerdocio ministerial; de este modo se sensibilizan las familias en la responsabilidad que todos tenemos de promover las vocaciones.


Un momento cumbre del Año Jubilar fue el Primer Encuentro Nacional Sacerdotal, celebrado en este puerto de Acapulco. Participamos 500 Sacerdotes de varias Diócesis de la República Mexicana, 9 Obispos, y tuvimos la presencia durante toda la semana de Su Excelencia Cristophe Pierre, Nuncio Apostólico en México. El tema fue: “Fidelidad de Cristo, fidelidad del Sacerdote”; el ponente principal de este Encuentro fue Su Eminencia el Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, Arzobispo de Tegucigalpa, Honduras.

Pastoral, celebrada los días 4, 5 y Anda y con la Actuación de los 6 de Mayo, dedicamos un mo- alumnos del Seminario Mayor. mento de oración, donde pediFinalmente en el Encuentro Samos al Señor por el aumento de las vocaciones sacerdotales y la cerdotal del mes de Julio, meditasantificación de los Sacerdotes. remos algunos aspectos de Durante la semana del 3 al 9 de nuestro proceso de conversión sacerdotal y tendremos la oportunidad de fomentar la convivencia fraternal.

El pasado Martes Santo tuvimos la oportunidad de Renovar Solemnemente nuestras promesas sacerdotales en la Misa Crismal, celebración litúrgica que mejor manifiesta y visibiliza lo que es la Iglesia: comunidad congregada en torno al Obispo, para celebrar la Eucaristía, de la que vive, y en la que se bendicen los óleos y se consagra el crisma. En esta celebración litúrgica los sacerdotes estuvimos ubicados en semicírculo en torno al Obispo para man i f e s t a r visiblemente la comunión con nuestro pastor, al cual le debemos respeto y obediencia. En esta ocasión la Comisión de la Pastoral de Pastores entregó por escrito las ponencias y la síntesis de la crónica del Primer Encuentro Nacional Sacerdotal a todos los Sacerdotes de la Arquidiócesis.

Quiero terminar este recuento del Año Jubilar Sacerdotal en Mayo, la mayoría de las Parro- nuestra Arquidiócesis con palaquias realizamos la Semana de bras tomadas de la carta enviada a todos los sacerdotes con ocasión Oración por los Sacerdotes. de la conclusión de año sacerdotal El IV Domingo de Pascua, en el por el Prefecto de la Congregación marco de las Bodas de Oro de la para el Clero, el Cardenal Claudio Erección Canónica del Seminario Hummes: “La conclusión del Año del Buen Pastor, se llevó a cabo la Sacerdotal no constituirá propiaCelebración Eucarística en las insta- mente una conclusión, sino un laciones del mismo, donde recibió nuevo inicio. Nosotros, el pueblo la Ordenación Diaconal el semina- de Dios y los pastores, queremos dar gracias al Señor por este perista Josué Arroyo Martínez. riodo privilegiado de oración y de reflexión sobre el sacerdocio. Al mismo tiempo, nos proponemos estar siempre atentos a lo que el Espíritu Santo quiera decirnos. Mientras tanto, volveremos al ejercicio de nuestra misión en la Iglesia y en el El 7 de Mayo se presentó en el Se- mundo con alegría renovada y minario del Buen Pastor la Obra de con la convicción de que Dios, el Teatro “Proyecto Ars”, del Autor Señor de la historia, permanece Pbro. Álvaro Sánchez Quevedo, con nosotros, tanto en las crisis bajo la Dirección de la Lic. Norma de como en los nuevos tiempos”.

En la Asamblea Diocesana de

La clausura del Año Jubilar Sacerdotal en nuestra Arquidiócesis se efectuará el Miércoles 7 de Julio a las 12:00 hrs., en la Catedral de Cristo Rey.


Misión

Nuestra experiencia pastoral en la parroquia de San José, La Poza Juan Pablo Ortega Avilés, Mario Rodríguez Cruz, Luís A. Piza Fajardo

L

el mismo clima de fraternidad, nos hace sentirnos en casa, al ver a las personas con que devoción asisten y la manera en que salen transformadas a dar testimonio de Cristo.

Seminaristas

a opción del candidato por la vida y ministerio sacerdotal debe madurar y apoyarse en motivaciones verdaderas y auténticas, libres y personales. Las experiencias pastorales discernidas y acompañadas en el proceso formativo, son sumamente importantes para corroborar la autenticidad de las motivaciones en el candidato y ayudarle a asumir el ministerio

como un verdadero y generoso servicio, en el cual el ser y el actuar, persona consagrada y ministerio, son realidades inseparables. (Ap. 322). En nuestro equipo hemos tenido la oportunidad de insertarnos en el trabajo pastoral de esta parroquia cuyo párroco es el Pbro. Gerardo Solís ynos ha enseñado a trabajar en coordina-

ción con él y además nos ha brindado confianza y libertad para desenvolvernos en el apostolado, estamos en continua comunicacióny nos ha encomendado trabajar con el Movimiento Familiar Cristiano (MFC) y la pastoral juvenil de la parroquia. Nuestra pastoral la realizamos específicamente en cuatro lugares: en La Poza, ciudad Luis Donaldo Colosio, en la Unidad Vicente Guerrero y en el Parque Ecológico. El día domingo participamos en la Eucaristía (en la Colosio a las 8:00 a.m.) la cual nos fortalece y nos hace tener una experiencia de comunidad, porque

El trabajo con el MFC (sector poza) concretamente en la Colosio,es una experiencia verdaderamente interesante y emotiva porque nos ha ayudado a valorar la vocación al matrimonio y a estimar aún más la vocación al sacerdocio, nos damos cuenta que un sacerdote puede hacer mucho bien al dar un buen acompañamiento a este movimiento, es impresionante ver la organización con la cual trabajan, por la persona, pareja, familia y sociedad, encomendándose


siempre al Espíritu Santo, a la Sagrada familia y a la Reina de los apóstoles. Los temas son iluminados por la Palabra de Dios y el Magisterio, principalmente por la Familiaris Consortio de S.S. Juan Pablo II. Nos ha tocado estar con ellos los sábados por la tarde donde preparamos el tema con los coordinadores de los distintos equipos de los tres niveles y el domingo en la mañana nos ha tocado acompañar a un equipo del primer nivel, con el temario “Creo en la Familia”, con este equipo es con el que estamos en contacto más cercano ya que todos los domingos estamos con ellos.Ante un mundo tan adverso, de mentalidad divorcista y antivida, es admirable ver a los matrimonios que se interesan por tener una formación cristiana más cercana mediante este movimiento, recordemos las palabras de S.S. Juan Pablo II “la familia en tiempos modernos, ha sufrido quizá como ninguna otra institución la acometida de las transformaciones amplias, profundas y rápidas de la sociedad y de la

cultura. Muchas familias viven así que nos insertamos en el proesta situación permaneciendo ceso donde los jóvenes están fieles a los valores que constitu- muy entusiasmados por seguir a yen el fundamento de la institu- Dios y este seguimiento lo tratan ción familiar”. (F.C. 1). de testimoniar con su vida; en la Unidad Vicente Guerrero, estaEn la ciudad Luis Donaldo mos formando un grupo juvenil Colosio existe un grupo juvenil, los domingos por la mañana, donde notamos un interés por parte de los jóvenes para seguir a Cristo de una manera más cercana y acompañada; de la misma forma en el Parque Ecológico hemos iniciado la formación de otro grupo juvenil, notamos que los jóvenes buscan a Dios, quieren encontrar una respuesta a las constantes interrogantes en su vida y por nuestra parte queremos ayudarlos a encontrar esas respuestas mediante la luz del Evangelio; en La Poza tenemos algunas reuniones de programación para trabajar propiamente en la pastoral juvenil y participamos de la Eucaristía dominical.




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