Arquitecturas del Sur N° 47

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047 ARQUITECTURA vern谩cula vernacular architecture

junio 2015/ VOL 33

ISSN 0716-2677 versi贸n impresa ISSN 0719-6466 versi贸n online



AS revista arquitecturas del Sur 047

ISSN 0716-2677 versión impresa ISSN 0719-6466 versión online

Revista del Departamento Diseño y Teoría de la Arquitectura Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile

RECTOR: HÉCTOR GAETE FERES DECANO FACULTAD DE ARQUITECTURA, CONSTRUCCIÓN Y DISEÑO: María Cecilia Poblete Arredondo DIRECTOR DEPARTAMENTO DISEÑO Y TEORÍA DE LA ARQUITECTURA: PABLO FUENTES HERNÁNDEZ EDITOR: HERNÁN ASCUI FERNÁNDEZ / Departamento Diseño y Teoría de la Arquitectura, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile hascui@ubiobio.cl PRODUCTORA EDITORIAL: THERESA ST JOHN / Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile tstjohn@ubiobio.cl DIRECCIÓN DE ARTE Y DISEÑO: NICOLÁS SÁEZ GUTIÉRREZ / Departamento Diseño y Teoría de la Arquitectura, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile nsaez@ubiobio.cl

CONSEJO EDITORIAL: MAX AGUIRRE / Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile, Santiago, Chile SILVIA ARANGO / Escuela de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia IVÁN CARTES / Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño,Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile MARIA CRISTINA SCHICCHI/ Programa de Postgrados en Urbanismo, Pontificia Universidad Católica de Campinas, Campinas, São Paulo, BRASIL HUMBERTO ELIASH / Facultad de Arquitectura y Urbanismo,Universidad de Chile, Santiago, Chile JANE ESPINA / Facultad de Arquitectura y Diseño, Universidad de Zulia, Maracaibo, Venezuela JORGE FIORI / Architectural, Association School of Architecture, Londres, Inglaterra ROBERTO GOYCOOLEA / Escuela Técnica Superior de Arquitectura y Geodesia, Universidad de Alcalá, Madrid, ESPAÑA TRADUCCIONES: THERESA ST JOHN DIAGRAMACIÓN: INMACULADA brugarolas NUÑEZ CORRECIÓN DE ESTILO: OLGA OSTRIA REINOSO FOTOGRAFÍA PORTADA Y CONTRAPORTADA: NICOLÁS SÁEZ GUTIÉRREZ / Capilla San Juan de Dios. Chillán Chile.

PRODUCCIÓN EJECUTIVA: CLAUDIO ARANEDA GUTIÉRREZ / Departamento Diseño y Teoría de la Arquitectura, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile madpro@ubiobio.cl GONZALO CERDA Brintrup / Departamento Diseño y Teoría de la Arquitectura, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile gcerda@ubiobio.cl HERNÁN BARRÍA CHATEAU / Departamento Diseño y Teoría de la Arquitectura, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile hbarria@ubiobio.cl MARÍA DOLORES MUÑOZ REBOLLEDO / Departamento Diseño y Teoría de la Arquitectura, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile mdmunoz@ubiobio.cl ROBERTO BURDILES ALLIENDE / Departamento Diseño y Teoría de la Arquitectura, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile rburdile@ubiobio.cl RODRIGO GARCÍA ALVARADO / Departamento Diseño y Teoría de la Arquitectura, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile rgarcia@ubiobio.cl

RAMÓN GUTIÉRREZ / Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana CEDODAL, Buenos Aires, Argentina JORGE HARRIS / Departamento Diseño y Teoría de la Arquitectura, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile JOSÉ KÓS / Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil PATRICIA MÉNDEZ / Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana CEDODAL, Buenos Aires, ARGENTINA FERNANDO LARA / Escuela de Arquitectura, Universidad de Texas, Austin, Texas, USA LILIANA LOLICH / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Bariloche, ARGENTINA MAURICIO PINILLA / Facultad de Arquitectura y Diseño, Universidad de los Andes, Bogotá, COLOMBIA

DIRECCIÓN: Avda. Collao 1202 CP: 4081112. Concepción, Chile TEL.(56-41)3111409 VENTAS: GUSTAVO ROSSI TORRES grossi@ubiobio.cl TEL.(56-41)3111612 SITIO WEB: http://www.arquitecturasdelsur.cl

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Revista Arquitecturas del Sur está financiada por el fondo de publicaciones periódicas de la vicerrectoría Académica de la Universidad del Bío - Bío y cuenta con fondos del Convenio de Desempeño de Apoyo a la Innovación en Educación Superior (InES), dirigido por la Dirección General de Investigación, Desarrollo e Innovación de la Universidad del Bío - Bío.

Arquitecturas del Sur / Vol 33 / Nº 47 / 2015 / ISSN 0716-2677

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EDITORIAL AS 047 arquitectura VERNÁCULA

VERNACULAR ARCHITECTURE Hernán Ascui Fernández

La arquitectura de los puestos de pastoreo en las tierras altas del norte argentino (Susques, provincia de Jujuy)

The architecture of herding settlements in the highlands of northern Argentina (Susques, Jujuy province) Jorge Tomasi

ARQUITECTURA VERNÁCULA Y TECNOLOGÍA: De la piedra a la nube de puntos, templo nuevo de San Roque de Peine, Salar de Atacama, ChilE Vernacular architecture and technology: From stone to point clouds, the new San Roque de Peine church, Salar de Atacama, Chile. Sergio Alfaro Malatesta, Gino Pérez Lancellotti, Benjamín García Gallardo, Monica Serrano Velásquez

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Lo vernáculo en la arquitectura y el urbanismo de Camagüey

The vernacular in the architecture and urban planning of Camagüey. Adela María García Yero, Oscar Diosdado Prieto Herrera

La arquitectura vernácula como importante manifestación de la cultura

Vernacular architecture as an important manifestation of culture. Mabel Teresa Chaos Yeras

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EL IMPACTO DEL PETRÓLEO EN LA CASA TRADICIONAL DE MARACAIBO. UNA MIRADA DESDE EL ANÁLISIS HISTÓRICO- URBANO

THE IMPACT OF OIL ON THE TRADITIONAL MARACAIBO HOUSE: A LOOK FROM THE HISTORICAL-URBAN ANALYSIS PERSPECTIVE. Dr. Javier E. Suárez AcostA, Dra. Alexis E. Pirela Torres


Los tablados: arquitectura vernácula efímera de los pueblos mayas

Tablados: Mayan ephemeral vernacular architecture Aurelio Sánchez Suárez

Las formas tradicionales de la arquitectura vernácula. Un proyecto mexicano en la Sierra Madre Oriental

The traditional forms of vernacular architecture: A Mexican project in the Sierra Madre Oriental Antonio Lorenzo Monterrubio

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Ficha

CAPILLA SAN JUAN DE DIOS CHILLÁN, CHILE

instrucciones para publicar

submission guidelines

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Arquitecturas del Sur / Vol 33 / Nยบ 47 / 2015 / ISSN 0716-2677 Editorial AS 47 Arquitectura vernรกcula Hernรกn Ascui Fernรกndez / p. 4-5


EDITORIAL AS 47 ARQUITECTURA vernácula vernacular architecture Este segundo número abocado a la arquitectura vernácula en Latinoamérica reúne siete trabajos de investigadores inspirados en reveladoras tradiciones, que surgen directamente de la experiencia de habitar este extenso y accidentado territorio. Obras emanadas del ingenio y creatividad de antiguos habitantes que, en el transcurso de distintas generaciones, conectaron sabiamente las particularidades de su cultura con las condiciones del lugar, movilizados por el loable anhelo de encontrar la mejor y más bella manera de acoger la vida humana, momento a momento, en armonía con las bondades del lugar y protegiéndose adecuadamente de sus amenazas. La arquitectura vernácula es concebida desde un conocimiento construido de modo solidario por una comunidad, la que se preocupa espontáneamente de divulgarlo, reconocerlo, compartirlo y protegerlo. Este conocimiento revela una forma de edificar en sintonía con lo que está alrededor y en sintonía con el otro. Una forma de crear que requiere de humildad y de empatía para poder ver lo que está más allá de los límites del yo. Este “saber hacer” permite finalmente otorgar sentido a la arquitectura y a su arraigo en el territorio. Dichos principios nos han inspirado de tal forma que ya llevamos 17 números publicados desde el día en que nos reunimos como equipo editorial, a fines del año 2005, y nos permiten renovar nuestro compromiso de sostener un nuevo ciclo de esta arriesgada aventura académica, fundada en un viaje sinfín en busca de los valores y singularidades de la arquitectura latinoamericana. A través de esta editorial, compartimos la inmensa alegría que sentimos al recibir el premio “Primera Mención Honorífica en el Concurso de Publicaciones Periódicas Especializadas”, en la XIX Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito. Esta importante distinción es un reconocimiento a una significativa trayectoria impulsada sin descanso durante 32 años por muchas personas que en distintos momentos y circunstancias han ofrecido desinteresadamente su talento y su corazón para mantener con vida este proyecto.

Hernán Ascui Fernández1

[1] Académico Departamento de Diseño y Teoría de la Arquitectura, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile. hascui@ubiobio.cl / Academic Department of Architectural Design and Theory, Faculty of Architecture, Building and Design, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile.

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Figura 0 El trabajo con “pirca seca” en dos estancias. Foto: Jorge Tomasi.

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Arquitecturas del Sur / Vol 33 / Nº 47 / 2015 / ISSN 0716-2677 La arquitectura de los puestos de pastoreo en las tierras altas del norte argentino Susques, provincia de Jujuy Jorge Tomasi / p. 6-15


Secuencia: De Maimará a Tilcara Fotos: Edgardo Manchado

La arquitectura de los puestos de pastoreo en las tierras altas del norte argentino (Susques, provincia de Jujuy) The architecture of herding settlements in the highlands of northern Argentina (Susques, Jujuy province) Jorge Tomasi1

Resumen En este artículo nos proponemos analizar las características que presentan los puestos de pastoreo en las tierras altas de la provincia de Jujuy, en el noroeste argentino. El análisis considerará las lógicas de emplazamiento, las configuraciones y las materialidades de estos puestos. Tomaremos en cuenta particularmente los sentidos que la topografía tiene en la configuración de la arquitectura doméstica. Estas construcciones tienen un sentido específico en el marco de los sistemas de asentamiento de los grupos pastoriles, en relación con las estrategias de movilidad de las familias junto con los rebaños. El estudio se basa en el material del trabajo de campo etnográfico que se ha venido desarrollando desde el 2004 en la localidad de Susques, el cual ha implicado un relevamiento sistemático de los distintos tipos de asentamiento, en el marco de una investigación sobre las espacialidades y la arquitectura pastoril en los Andes. Palabras clave: Territorio; Asentamientos rurales; Arquitectura vernácula; Vivienda; Técnicas

Abstract This paper aims to analyze the characteristics of herding settlements in the highlands of Jujuy province in northwestern Argentina. This analysis takes into account the logic of: siting, spatial layouts, the materiality of these settlements and in particular the way that topography shapes domestic architecture. These buildings have a specific meaning in the context of the settlement systems of pastoral groups in relation to the mobility strategies of families with flocks. The study is based on material from ethnographic fieldwork underway since 2004 in the town of Susques, which has involved a systematic survey of the different types of settlement as part of an investigation into spatiality and pastoral architecture in the Andes. Keywords: territory, rural settlements, vernacular architecture, housing, techniques

Artículo recibido el 5 de julio y aceptado el 27 de noviembre de 2014 [1] CONICET – Instituto Interdisciplinario Tilcara, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina. jorgetomasi@hotmail.com

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Introducción El pastoreo extensivo se constituye como una actividad productiva basada en la crianza de determinadas especies de animales, a partir del aprovechamiento y transformación de los recursos disponibles en ciertos ambientes, a través de la movilidad. El pastoreo tiene una fuerte significación cultural y social para los grupos que lo practican, de manera tal que no constituye solamente “un modo de ganarse la vida, sino que es también un modo de vida” (Khazanov, 1994:xxxiii). La movilidad característica de las sociedades pastoriles implica una cierta lógica de apropiación del espacio fundada más en la idea de recorrer que en la de permanecer. En este marco, las arquitecturas asociadas al pastoreo ofrecen interesantes aristas para reflexionar sobre otras posibles concepciones de las prácticas arquitectónicas. Los estudios etnográficos en el área andina han ilustrado cómo los pastores en las tierras altas combinan una alta movilidad con asentamientos que, aunque tengan un uso temporario, presentan arquitecturas estables que se sostienen en el tiempo. Dependiendo de los casos, cada grupo doméstico puede tener hasta más de diez de estos asentamientos que son recorridos siguiendo un determinado ciclo anual. Esta conformación del espacio doméstico con una infraestructura fija vinculada a lugares específicos implica condicionamientos diferentes a los que existen cuando nos enfrentamos a arquitecturas que pueden ser trasladadas, puesto que se asocia a recorridos más o menos preestablecidos. Este artículo propone indagar en las características que presentan los puestos o estancias, tal como se los conoce en el área de Susques, en la Puna de la provincia de Jujuy (Argentina). Estas características serán trabajadas en base a tres dimensiones: en primer lugar, los emplazamientos que se eligen para la construcción de las estancias, junto a las particularidades que estos presentan tanto en términos ambientales como en relación a la historia de los grupos domésticos; luego, las configuraciones, considerando especialmente el rol que la topografía tiene en el modelado de los espacios; y finalmente, las materialidades utilizadas como parte de su construcción. Si bien este análisis se concentra en la arquitectura de las estancias, lo cierto es que éstas no pueden ser comprendidas por fuera de las lógicas del pastoreo, como tampoco del resto de las prácticas sociales y la comprensión del mundo de quienes las han construido. El poblado de Susques se ubica a 120 km al oeste de la localidad de Purmamarca (Figura 1), tiene unos 1600 habitantes, está emplazado a 3675 msnm, y presenta un área rural de 130.000 hectáreas donde las diferentes unidades domésticas desarrollan sus actividades pastoriles. Esta área comenzó a formar parte de la Argentina en el año 1900, después de un laudo arbitral, ya que había pertenecido a Bolivia, desde su independencia, y a Chile, luego de la Guerra del Pacífico. En términos ambientales, el clima es el usual de las estepas de altura, es decir, frío y seco, con escasas, aunque, con frecuencia, torrenciales precipitaciones, concentradas de diciembre a marzo.

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Metodología El material que nutre este trabajo ha surgido de la investigación que se viene desarrollando desde 2004 en el área de Susques (Tomasi, 2011), la cual ha estado orientada al estudio de espacialidades y arquitecturas vinculadas con los grupos pastoriles. Como parte de ese trabajo, se ha encarado un estudio minucioso de las técnicas constructivas actuales e históricas de la zona. Asimismo, se han desarrollado dos líneas de trabajo en forma paralela: primero, la investigación asumió un enfoque etnográfico, entendiendo que se trata de una aproximación válida para el reconocimiento de los puntos de vista locales en relación con las prácticas sociales de los distintos grupos (Tomasi, 2011). Se recurrió, entonces, a entrevistas semiestructuradas y, especialmente, a la observación participante, que implicó incluso la participación concreta en diversas actividades de construcción. La segunda línea ha estado relacionada con el relevamiento sistemático de los diferentes asentamientos pastoriles en el área, partiendo de un trabajo de cartografía para su análisis en una escala territorial, e incluyendo el estudio en detalle de las conformaciones espaciales y las diferentes técnicas constructivas involucradas. Un aspecto importante ha sido la consideración de la temporalidad de estas arquitecturas, que permite la aproximación a los procesos de transformación que

pudieron haberse llevado a cabo a lo largo del tiempo. En ese contexto, fueron relevados más de 100 asentamientos diferentes, de los cuales 36 correspondieron a puestos o estancias.

Resultados El espacio doméstico pastoril. La propiedad y el aprovechamiento de los rebaños es una responsabilidad de las distintas unidades domésticas. En el caso de Susques, esto está, además, vinculado con la definición de territorios domésticos, de unas 1500 hectáreas en promedio, sobre las que las familias tienen derechos que podríamos considerar como exclusivos. Dentro de estas áreas, conocidas como “pastoreos”, cada grupo maneja sus rebaños mixtos, de llamas, cabras y ovejas, con un promedio global de 120 animales aproximadamente. Si bien las unidades domésticas suelen conformarse como familias extensas con más de diez miembros, lo cierto es que en los últimos años

Figura 1 Ubicación de Susques dentro de la provincia de Jujuy. Elaboración del autor.

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no son más de una o dos personas las que se dedican en concreto al manejo de los rebaños, mientras que el resto reside en el poblado y los asiste periódicamente. En su conformación los pastoreos oscilan entre los 3500 y los 4200 msnm y dentro de estos suelen distinguirse dos ambientes bien característicos que son complementarios para la actividad pastoril. Por un lado, está el campo, las áreas más bajas y abiertas y, por el otro, los cerros, los sectores más entreverados y ubicados a mayor altitud. En cierto modo, la movilidad anual que desarrolla cada familia podría sintetizarse como un movimiento cíclico entre el campo y los cerros. Mientras que durante los meses de lluvia, en el verano, los rebaños suelen permanecer en las partes más bajas, entre marzo y noviembre desarrollan un recorrido por las diferentes estancias en los cerros (Figura 2). Cada familia posee y utiliza una casa principal que se conoce como domicilio y se emplaza en el campo, y una cierta cantidad de estancias o puestos distribuidos en los cerros. La presencia efectiva en cada una es variable, dependiendo de las condiciones que brinda cada uno de los

lugares, pero lo habitual es que no sea menor a 15 días continuos, ni mayor a los tres meses. Como se ha adelantado, los puestos tienen una infraestructura fija con una arquitectura estable, tanto para las personas como para los animales. Algunos rasgos de las técnicas construidas utilizadas han llevado a interpretaciones que se refieren a su carácter efímero y la espontaneidad en su concepción. Por el contrario, el trabajo con los pastores ha mostrado aquí que se trata de construcciones que presentan una notable perduración y una significativa planificación en cuanto a su conformación. Al respecto de este tipo de asentamientos, es posible reconocer rasgos compartidos entre los pastores altoandinos. Es así como, entre otros, Flores Ochoa (1968) observó que en Paratía (Perú), cada familia poseía un asentamiento principal, la “estancia”, y una cierta cantidad de “cabañas”, asentamientos temporarios, a los que describió como más “rústicos”. Palacios Ríos (1977) se refirió a la existencia de las “anaqa” en Chichillapi (Perú), que se ubicaban en los cerros y se utilizaban en las épocas de lluvia, presentando, según lo interpretó,

Figura 2 Esquema con la ubicación de los puestos y el domicilio dentro de un pastoreo. Elaboración del autor.

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una construcción “más precaria”. En Qaqachaka (Bolivia), Arnold (1998) describió las “jant’a”, “viviendas de pastoreo” que se ubican en los cerros aprovechando pisos ecológicos. Asimismo, Nielsen (2000) estudió los puestos de pastoreo del sur de Bolivia, que se conocen como “estancias”, al igual que en Susques. Hacia el norte de esta misma localidad, fueron también advertidos “puestos rurales transitorios”, utilizados dentro de la movilidad estacional (Rotondaro y Rabey, 1984). Zaburlín (2003), por su parte, ha encarado un trabajo importante en el área de Casabindo (Jujuy), poniendo en relación los casos actuales de puestos de pastoreo con las evidencias arqueológicas. Por último, se dispone de las valiosas investigaciones de Yacobaccio, Madero y Malmierca (1998) y de Göbel (2002) concentradas en la misma área a la que se aboca el presente trabajo. Un emplazamiento que se sostiene en el tiempo. Las estancias nos enfrentan a un universo sensiblemente diferente al de los domicilios, las casas principales. Estas últimas, en tanto referencia material de la familia dentro de la comunidad, tienen una cierta condición pública que se enfatiza tanto en su visibilidad como en las celebraciones que allí se desarrollan a lo largo del año (Tomasi, 2011). Al contrario, las estancias y sus lugares suelen ser conocidos solo por el propio grupo familiar y los linderos del pastoreo. Las estancias están más vinculadas a la cotidianeidad e incluso a la intimidad del trabajo constante con los rebaños, de modo que las personas dedicadas al manejo de la tropa2 residen en las estancias la mayor parte del año. La permanencia en el domicilio no suele ser mayor a los tres meses de lluvias e, incluso, puede limitarse a algunas semanas. Cada familia suele tener dentro de su pastoreo entre dos a diez “estancias”, siendo que lo habitual es que entre cuatro y cinco estén activas a lo largo del año. Estas estancias, dependiendo de las dimensiones, topografía y formas del pastoreo, tienden a estar a distancias que van desde los 15 minutos hasta una jornada de caminata desde el domicilio. La lógica de su emplazamiento surge de una compleja trama de factores que involucra: el manejo y acceso a recursos (fundamentalmente pasturas y agua); la minimización del esfuerzo de pastoreo a través de la reducción de las distancias a recorrer diariamente; la contención del impacto de factores climáticos como la lluvia y el frío; la satisfacción de las necesidades de la hacienda; y la apropiación de lugares significativos. Es posible observar que las estancias están insertas de un modo estricto en el mundo de la crianza y manejo de los rebaños en el día a día, y sus configuraciones y emplazamientos están directamente relacionados con esto. De esta manera, las principales estructuras dentro de las estancias son las “casas de la hacienda”, es decir los “corrales”. La inmensa mayoría de las estancias están construidas en los cerros, aprovechando ciertos emplazamientos que brindan una determinada protección, tanto para las personas como para la tropa. El ámbito de las estancias

es el de las topografías más accidentadas, asociadas con las peñas, los aleros o las pequeñas quebradas rocosas que suelen estar incorporadas directamente en la construcción. Las estancias no son tan fácilmente reconocibles y tienden a ser mucho más inaccesibles. Del total de 36 estancias que se han relevado solo 11 (31%) estaban en las cercanías de un camino transitable en vehículo. En su mayoría no tienen disponibilidad de agua, solo 5 (14%) tenían alguna fuente cercana, pero en dos de éstas el agua disponible lo era solo para las personas. Esto implica que durante la permanencia en una estancia la pastora debe conducir a la hacienda hacia alguna fuente de agua, cada dos o tres días como máximo. Esta dificultad se ve compensada por las condiciones de protección generales durante el invierno que brindan las estancias y su emplazamiento en sitios más reparados. La construcción de nuevas estancias no es un hecho habitual, aunque su mantenimiento es casi constante. Al respecto, Göbel (2002) observó que en Huancar, cerca de Susques, la mayor parte de las “estancias” tenían más de 50 años de antigüedad y que las familias eran renuentes a la construcción de nuevas. Al igual que ocurre con los domicilios, en el caso de las estancias también se registra en Susques una notable reocupación y continuidad del uso de determinados lugares. La adición de nuevas estructuras está relacionada con distintas necesidades que se van presentando y no con la puesta en evidencia y consolidación de un cambio en el grupo familiar. Existen estancias que no son usadas en el presente, aunque esto está vinculado a un cambio en las estrategias de pastoreo y nada impide que puedan volver a utilizarse en algún momento. A propósito de ello, el registro aquí llevado a cabo ha mostrado que más del 70% de los puestos fueron construidos por generaciones anteriores a las personas que los utilizan hoy, mientras que solo diez fueron levantados en los últimos años. En un trabajo previo se ha analizado cómo el uso de las estancias históricas actúa como una forma de afirmación de los derechos de las personas sobre las tierras de pasturas, a partir de los lazos de parentesco que los ligan con los constructores originales (Tomasi, 2011). Conformaciones y técnicas. En relación con los domicilios, las estancias presentan diferencias muy importante en la cantidad de estructuras involucradas y en las configuraciones resultantes. Si en el caso de los domicilios se observa un promedio de 4 recintos techados con un máximo de hasta 11, en las estancias el promedio está escasamente por encima de un recinto cubierto en cada una. Es interesante advertir que si se trata exclusivamente de los corrales, tanto los domicilios como las estancias dan un promedio de 1,8 por asentamiento. Los corrales son el centro privilegiado de las estancias y constituyen las estructuras que reciben la mayor dedicación constructiva. La configuración básica de una estancia consiste, entonces, en una serie

[2] El término tropa, al igual que hacienda, se utiliza en la región para referirse a los rebaños.

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Figura 3 Vista general de una estancia (A). En la fotografía B, el detalle de un recinto cubierto, y en la C, el fueguero o kancha. Fotos: Jorge Tomasi.

de corrales y, al menos, un fueguero externo o kancha. Estas kanchas son pequeñas construcciones de hasta 2,5 metros de diámetro, cerradas por un muro bajo de no más de 1,20 metros de altura, que protege del viento y del frío. En el centro se ubica el fogón y las personas se ubican a su alrededor. Es el espacio utilizado en el día a día para cocinar, pero también es el principal ámbito de reunión cotidiano de los miembros de la familia, particularmente en las estancias. Asociado con estos usos, es habitual que entre los muros se materialicen pequeñas hornacinas para el guardado de la mercadería. En cierto modo, los muros de las kanchas se constituyen como completos almacenes con sus bolsas y utensillos de cocina guardados en las múltiples oquedades entre las piedras. Los pequeños bancos de madera o las piedras a modo de asiento se disponen en forma circular en torno al fuego, con un lugar principal destinado a la persona que se encargará de avivar las brasas y cocinar. Yacobaccio Madero y Malmierca (1998) registraron que el 82% de las estancias no contaba con recintos techados. De acuerdo a Göbel (2002), sobre una muestra de 188 “estancias”, el 67% consistía solo en un corral, un dormidero para las llamas y una “kancha” con su “fueguero” sin techar. Ahora bien, la incidencia de esta

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configuración en el registro que aquí se emplea es inferior a la observada por estos autores. El 44% de los casos comparte esta configuración de corrales y fueguero exterior. El resto, en cambio, tiene al menos un recinto techado destinado a dormitorio y, eventualmente, otros usados como cocina cubierta o depósitos. Si se toma la totalidad de la muestra, se notará que el promedio es de poco más de un recinto techado por estancia, con un máximo de 4. En este punto cabe observar que en los últimos diez a quince años se registraron ciertos cambios en las configuraciones de las estancias con la incorporación de cubiertas. Se suele decir, en ese sentido, que “los abuelos no vivían con tanto lujo”, en contraste con la necesidad actual de contar con recintos cubiertos en los puestos. Las conformaciones espaciales de las estancias presentan una notable variabilidad, incluso mayor a la de los domicilios. Una de las características definitorias de las estancias es que su configuración resulta, en la mayor parte de los casos, del aprovechamiento y transformación de un determinado accidente topográfico. En 27 de los 36 casos registrados se usó de alguna manera la topografía, para integrarla a la construcción de la estancia a partir del aprovechamiento de una ladera y


Figura 4 Detalle de un fueguero construido en un alero rocoso. Foto: Jorge Tomasi.

Figura 5 Vista de una estancia con sus recintos techados. Foto: Jorge Tomasi.

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Figuras 6 y 7 El trabajo con “pirca seca” en dos estancias. Foto: Jorge Tomasi.

enterrar completa o parcialmente las casas o los corrales, apoyando las estructuras contra una peña con el fin de generar una cierta protección, o bien, usando aleros rocosos naturales para cubrir parte de los corrales o el fueguero. Este aprovechamiento está mediado también por la elección de la orientación preferencial hacia el este, en todos los casos. Hecho que es muy importante, puesto que la orientación al sol de mañana es un rasgo presente en todas las estructuras, incluso en aquellas que no tienen techo, como los fuegueros y los corrales. Dicha forma de encarar la construcción de una estancia tiene implicancias en relación con su configuración, ya que no evidencian la pretensión de ortogonalidad que sí se observa en la construcción de las casas en un domicilio. En las estancias, la lectura e interpretación de la topografía constituye una parte central en su concepción. Podría decirse, desde esta perspectiva, que la morfología de las casas, fuegueros y corrales surge de una articulación con los accidentes del terreno, más que de un mero aprovechamiento. Los aleros, cuevas, peñas, paredes rocosas o laderas, participan en la definición de la morfología de los recintos. Huelga subrayar aquí que la morfología, lejos de ser irregular, nace de una regularidad diferente, que no es ortogonal. La materialidad de las estancias. Las técnicas utilizadas también son diferentes entre los puestos y los domicilios, en primer lugar, debido al ya referido aprovechamiento de la topografía como un recurso constructivo. Por otro lado, el uso de técnicas, tanto en muros como techos, que requieren un consumo importante de agua es muy restringido. Como ya se

ha indicado, las estancias, en general, no tienen fuentes cercanas de agua para consumo y mucho menos para la confección de adobes o la preparación del barro para el mortero. Las dificultades para el acceso suman un problema adicional para transportar materiales hasta las estancias. En cuanto a los muros, en 29 de las 36 estancias (80%) se optó por usar “pirca seca”, es decir, muros de piedras unidas por forma y no por un mortero de barro. En otras cinco se realizaron muros de piedra con mortero y solo en dos casos se usaron adobes. Las construcciones en las estancias suelen ser mucho más bajas, en general, menos de dos metros, y de menor superficie que en los domicilios3. La estabilidad estructural de estas construcciones no descansa solo en la traba entre las piedras, sino más bien en la forma curva que se le da en todos los casos al trazado de los muros, con refuerzos específicos en los puntos de mayor debilidad, como los ingresos. En referencia a las cubiertas, de las 20 estancias que tienen recintos techados, en 13 se optó por soluciones secas a partir del aprovechamiento de aleros, en combinación con tejidos de ramas de arbustos, o por el armado de estructuras de tablas de madera de cardón sin cubierta de terminación encima. En las siete restantes se realizó un torteado sobre una estructura de tola o cardón, y en una de ellas se incorporó calamina. Ciertamente, las expectativas puestas en la construcción de una estancia son diferentes a las de los domicilios, aunque ello no significa que sean efímeras. Por el contrario, los relevamientos muestran que la inmensa mayoría de las estancias sigue siendo utilizadas después

[3] En los domicilios, cada recinto cubierto tiene una superficie promedio por encima de los 12 m2 (aproximadamente 3 m x 4 m), mientras que en las estancias es de menos de 7 m2 (2 m x 3,5 m).

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de muchas décadas de construidas. Si bien es un tema interesante, con la información disponible es complejo avanzar en consideraciones respecto a la profundidad temporal de estas arquitecturas vinculadas con las prácticas pastoriles en el área. A partir de la información etnográfica se ha podido registrar que ciertos puestos de pastoreo presentan antigüedades que superan los 100 años. En términos arqueológicos, se pueden considerar las observaciones de Yacobaccio et al. (2012), quienes observaron, para la misma área, que a partir del 1200 DC las configuraciones de las estancias y la organización territorial han sido muy similares a las actuales. Conclusión Los puestos de pastoreo presentan rasgos arquitectónicos específicos que están vinculados con el rol que les cabe dentro de las estrategias de manejo de los rebaños. La principal infraestructura es aquella destinada a la protección de los animales, es decir, los corrales, y los recintos dedicados a las personas no se diferencian particularmente de estos, pues recuperan las mismas configuraciones y materialidades. Es significativa la relación que se establece entre la movilidad pastoril y la existencia de asentamientos temporarios, aunque estables en el tiempo. Esta característica no implica, por cierto, una restricción en la intensidad de los recorridos -siendo que algunos grupos domésticos llegan a registrar más de 10 desplazamientos anuales-, pero sí el sostenimiento de una movilidad en el marco de un ciclo. Tales sistemas de asentamiento se sostienen en el tiempo y están asociados a una estrategia global que implica un profundo reconocimiento de la territorialidad de cada unidad doméstica.

Vale la pena recuperar la discusión respecto a la aplicación de las ideas de lo “efímero” y lo “espontáneo” que suelen aparecer en las descripciones de estas arquitecturas. En buena medida, dichas caracterizaciones están vinculadas con las lecturas que se realizan respecto a las configuraciones, los materiales empleados y el modo en que las construcciones se articulan con la topografía. Para el establecimiento de una estancia se emplean y optimizan los materiales disponibles en el lugar, buscando dar respuesta a las necesidades específicas que se presentan para las personas y los animales. Los relevamientos aquí encarados evidencian que las estancias suelen tener una significativa profundidad temporal, con un uso más o menos estable en el tiempo, lo que, en efecto, iría en contra de una condición “efímera”. Las estancias surgen de una cuidadosa planificación que involucra la consideración de múltiples variables, tanto a nivel arquitectónico como territorial. Desde este enfoque, se presenta como particularmente interesante la lectura que los constructores hacen de la topografía en pos de detectar aquellos accidentes capaces de actuar como soporte de un nuevo puesto y, así, integrarse a su arquitectura.

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Figura 0 Levantamiento 3D nube de puntos iglesia de Peine noviembre vista exterior e interior de la nave central. Fuente: Laboratorio CILET 3D Escuela de Arquitectura 2012, abril 2014

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Secuencia: Recorrido iniciado en el acceso a la Escuela de Arquitectura de la UCN y concluído en la oficina de Dirección. Fotos: José Caquisane Yáñez

ARQUITECTURA VERNÁCULA Y TECNOLOGÍA: De la piedra a la nube de puntos, templo nuevo de San Roque de Peine, Salar de Atacama, Chile1 Vernacular architecture and technology: From stone to point clouds, the new San Roque de Peine church, Salar de Atacama, Chile.1

Sergio Alfaro Malatesta2, Gino Pérez Lancellotti3, Benjamín García Gallardo4, Monica Serrano Velásquez5 RESUMEN Este artículo expone la necesidad del uso de tecnologías convergentes que permitan el trabajo de conservación del Patrimonio Arquitectónico Vernáculo, generada por la utilización materiales no industrializados y naturales, para su construcción y el uso de procesos basados en técnicas constructivas sostenidas en la experiencia y la tradición oral de sus constructores. La preservación de estos Legados Patrimoniales y Bienes Culturales; requiere de su conservación material más allá de la durabilidad del ciclo de vida natural de sus materiales y condiciones funcionales; a fin de superar exigencias del medioambiente. El diagnóstico de conservación material de un inmueble demanda una serie de niveles de información capaces de definir una estrategia de intervención que restablezca condiciones funcionales, estructurales y estéticas. Desde esta perspectiva, es necesario realizar el registro de todas las características físicas y materiales con la mayor fidelidad. Para obtener una evaluación sistemática es necesario basarse en un levantamiento crítico a partir del reconocimiento directo del edificio. Hoy es posible incorporar herramientas digitales cuyas tecnologías están diseñadas para obtener lecturas detalladas y fidedignas de cada una de las partes y elementos del edificio. La interface entre el edificio y el ordenador es aquí definida como una nube de puntos 3D. Palabras Claves: arquitectura vernacula, asentamientos rurales, autoconstruccion, nuevas tecnologias, laser. ABSTRACT This article states the need for the use of converging technologies in order to make possible conservation work on vernacular architectural patrimony, which is necessary due to the use of non-industrial and natural materials in construction and processes based on techniques derived from the builders´ experience and oral traditions. The preservation of these patrimonial legacies and cultural assets requires their material conservation beyond the durability of the natural life cycle of the their building materials and operating conditions, in order to overcome the demanding environmental conditions. The diagnosis of the physical preservation of a property requires a series of layers of information that make it possible to define an intervention strategy to restore functional, structural, and aesthetic conditions. From this perspective, it is necessary to register all the physical and material features with the highest possible accuracy. To obtain a systematic evaluation, it is necessary to rely on a critical survey based on direct observation of the building. At present, it is possible to incorporate the use of digital tools designed to obtain detailed and accurate readings of each of the parts and elements of the building. The interface between the building and the computer is defined here as a 3D point cloud. Keywords: vernacular architecture, rural settlements, self-build, new technologies, laser. Artículo recibido el 30 de junio y aceptado el 30 de octubre de 2014 [1] Artículo basado en los resultados de investigación financiada por proyecto FONDEQUIP AQ-41 de Conicyt, FIC R 2011. [2] Escuela de Arquitectura, Universidad Católica del Norte, Antofagasta, Chile. salfaro@ucn.cl [3] Escuela de Arquitectura, Universidad Católica del Norte, Antofagasta, Chile. gperez@ucn.cl [4] Fundación Altiplano, Arica, Chile. benja.edu@gmail.com [5] monserrano@gmail.com

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INTRODUCCIÓN - LA IGLESIA DE SAN ROQUE DE PEINE

Hoy existe una creciente preocupación en el mundo académico, profesional y en las comunidades, del deterioro y a veces, pérdida irremediable del Patrimonio de la Región. A factores como acción del medio ambiente, abandono, falta de mantención, crecimiento explosivo de actividades como aquellas ligadas a la minería y a veces por la acción irresponsable de terceros. Para dar respuesta a estas problemáticas, la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica del Norte, en su compromiso de responsabilidad social, ha desarrollado una política de vinculación con el medio, promoviendo en las Comunidades del Salar de Atacama la implementación en sus planes de desarrollo asistencias técnicas y asesorías. Este trabajo se centra en el registro a nivel regional- en la línea de Turismo de intereses especiales contenida en la Estrategia Regional de Desarrollo 2009-2020-, de la localización de sitios de interés arqueológico, edificios Patrimoniales, etc. Este registro, ayuda a la elaboración de políticas de Planificación Territorial, pudiendo ser aprovechadas por los Servicios Públicos e Instituciones que se preocupan del Rescate y Preservación del Patrimonio. La iglesia de San Roque se ubica en el poblado de Peine, perteneciente a la comuna de San Pedro de Atacama, depende administrativamente de la prelatura de Calama y es administrada por la organización “Acción Católica”. La Capilla San Roque de Peine “fue construida hacia 1750 con una torre campanario de piedra y reconstruida en 1940”., (Games y Games 2009:143) Otra descripción relativa a precisar el origen del templo nuevo de Peine señala: “Montandón ha estimado el traslado de la capilla y el pueblo en la primera mitad del siglo XVII, mientras que estima que la actual estructura dedicado a San Roque, corresponde a la segunda mitad del siglo XVII” (Núñez, González y Galeno, 2010:53). Gracias a la restauración de 1940, el templo conserva su aspecto original: una nave central rectangular, a la cual se

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Figura 1 y 2 muestra visita Red ARCOT al poblado de Peine2, noviembre de 2013. Fuente S. Alfaro, marzo 2014

Figura 3 muestra intervenciones indebidas en el conjunto atrial. Fuente S. Alfaro, marzo 2014

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le adosa un pequeño espacio destinado a la capilla lateral, y una techumbre a dos aguas que responde al patrón tradicional atacameño. “El campanario se encuentra adosado a la nave y posee dos cuerpos coronados por una pirámide de base cuadrada en cuya cúspide se levanta una cruz de piedra”. (Games y Games, 2009:143)

DETECCIÓN DE ANOMALÍAS ESTRUCTURALES

Figura 4 muestra exterior colapso de techumbre de la zona central de la nave del templo. Fuente S. Alfaro, marzo 2014

Figura 5 muestra interior colapso de techumbre de la zona central de la nave del templo. Fuente S. Alfaro, marzo 2014

En el 2011 la Escuela de Arquitectura alertó a la comunidad del deterioro progresivo de la estructura de techumbre y muros, que a través de la gestión de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo Tecnológico, la Escuela de Arquitectura realiza un Levantamiento Arquitectónico completo con tecnología Laser 3D, que permitió recabar la información de los elementos constructivos y estructurales. En noviembre de 2013, a raíz de la quinta reunión de la RED ARCOT6, se hizo una visita con especialistas de Arquitectura en Tierra, oportunidad en la que se entrega a la Comunidad indicaciones de apuntalamiento, a fin de evitar entre otros avances en el desplome de la techumbre. Junto a esto, la directiva de la Acción Católica de Peine, envía una carta al Prelado de Calama con copia a la Municipalidad de San Pedro de Atacama, informando del deterioro y solicitando antecedentes al Consejo de Monumentos Nacionales respecto a la condición de resguardo del edificio. Estas acciones preventivas no pudieron oportunamente ser implementadas por la comunidad, produciéndose posteriormente el desplome de parte de la techumbre de la Iglesia.7 A mediados del 2014, la Comunidad Atacameña de Peine y la Acción Católica en conjunto con la Dirección de Obras de San Pedro de Atacama, solicita a la Fundación Altiplano hacerse parte de la evaluación y diagnóstico del estado de deterioro del edificio luego del colapso de su estructura de techumbre. Esta tarea fue abordada por el Constructor Civil, Benjamín García, autor del informe denominado “Estado de conservación8 Iglesia San Roque de Peine”. (García, B. 2014:6)

Figura 6 zona de fractura de la estructura de techumbre. Fuente S. Alfaro, junio 2014

[6] ARCOT, nombre de la Red de Arquitectura y Construcción en Tierra, constituida por 8 Escuelas y Facultaddes de Arquitectura de Chile y Fundación Jofré. [7] Los Arquitectos Marcelo Cortés dela Fundación Jofré y el profesor José Luis Santelices de la Escuela de Arquitectura de la UCN, asesoran en materia de apuntalamiento al presidente de la Acción Católica de Peine, antes del colapso dela techumbre. [8] Los textos que se han utilizado como referencia para describir e interpretar con precisión los daños y causas que afectan el templo nuevo de San Roque de Peine, corresponden a instituciones con gran experiencia en conservación histórica de construcciones patrimoniales de tierra: El Getty Institute, y su Getty Seismic Adobe Project (GSAP) y la Pontificia Universidad Católica de Perú (PUCP). La estructura metodológica de revisión y calificación patológica ha sido diseñada en base a éstas y otros referencias por FAMSV en su “Manual Básico de Restauración y Conservación de Construcciones Patrimoniales de Tierra y Piedra de Arica y Parinacota”.

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Figura 7 erosión por humedad en la base del muro. Fuente S. Alfaro, junio 2014/ Figura 8 desprendimiento total revoque en muro del Evangelio y evidencia de grietas pasantes en torno al vano. Fuente S. Alfaro, junio 2014/ Figura 9 grieta en unidad lítica de mampostería en muro del Evangelio sobre vano existente. Fuente S. Alfaro, junio 2014

Colapso de la estructura de techumbre El colapso, según el informe de Fundación Altiplano se define como el “Derrumbe parcial o total de paramentos, cubiertas y otros componentes constructivos” (García, B. 2014:6), en el caso específico se menciona en esta condición: Colapso techumbre en zona central de la nave del templo. Extensión 6,10 m y el colapso de la coronación de muro del evangelio relacionado con colapso de la techumbre. La Intensidad de los daños, se fundamenta según la clasificación planteada por el ingeniero Daniel Torrealva, de la PUCP. Se indica en el informe que el concepto de “Daño de emergencia se define como la presencia de al menos un colapso parcial, restauraciones integrales con probables desmontajes, restituciones parciales o totales y reforzamiento estructural” (García, B. 2014:6) “De acuerdo a la evaluación de daños y sus causas, se confirma que las patologías persistentes en el templo nuevo de San Roque de Peine, son diversas y de impredecible evolución. Se han identificado colapsos y el asentamiento progresivo de las fundaciones que derivan en daños de emergencia. El edificio, de otra parte, está afectado por, desaplomes sectoriales, desplazamientos en el encuentro entre muros y cubiertas, grietas pasantes en el lado del evangelio y sacristía, erosiones incisivas en las bases exteriores e interiores de los muros, sedimentaciones extendidas en paramentos del templo que configuran un escenario de daños graves.” (García, B. 2014:6)

El Registro mediante tecnología de Lasergrametría El concepto de Lasergrametría proviene de las investigaciones realizadas por la Facultad de Ingeniería del Instituto INSA de la Universidad de Strasburgo, por el Profesor Pierre Grussenmeyer. En el año 2010, la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica del Norte, se adjudicó un proyecto de equipamiento científico y tecnológico, a través de CONICYT FIC R, en la línea de “Turismo de Intereses especiales”. El proyecto consistió en la adquisición de un escáner laser 3D y un sistema de información geográfica. Esto dio origen a la implementación de un laboratorio denominado CILET 3D (Centro de Investigación en Lasergrametría y estudios territoriales en tres dimensiones).

Esta tecnología, asociada a la captura de información, se utiliza para el levantamiento en tres dimensiones de estructuras físicas de alta complejidad, y permite un registro preciso de los edificios a fin de ubicar las patologías que comprometen las estructuras que acusan algún deterioro o deformación. Realizar un registro de estas características de forma periódica permite hacer comparaciones y tomar decisiones y medidas de mitigación y puesta en valor como protección, restauración, etc. Este método de registro y análisis, es parte de una línea de investigación de la Escuela, y que presta apoyo a las comunidades como el caso de Peine. La primera etapa del trabajo se realiza en terreno, con un equipo de dos arquitectos y un experto en manejo de escáner láser 3D, Posteriormente, se trabaja en el laboratorio de Lasermetría, realizando el calce de las tomas. El producto final de este trabajo, se traduce en un registro del estado estructural de cubierta y muros.

Levantamiento y nube de puntos con escáner láser 3D En este caso en particular, el trabajo se centró en el edificio y se calibró el escáner para distancias más cortas, aumentando el registro de detalles. Este trabajo que dio como resultados la obtención de una nube de puntos, que posteriormente fue traspasada a diversos programas de dibujo para su análisis. Se procedió primero a tomar fotos de alta resolución de la Iglesia para el registro, posteriormente se planificaron las “tomas o tiros” y la ubicación de las esferas y/o target, los cuales sirven de referencia para que el programa “Scene” que realiza el ajuste de las vistas lo haga automáticamente basándose en su posición. Se calibra el escáner según tiempo versus resolución del barrido, ajustando los ángulos. La planificación comprendió siete tomas tanto del exterior como del interior de la Iglesia. El trabajo de registro se realizó con una salida a terreno de un total de 6

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Figura 10 evidencia del empuje de los pares sobre el coronamiento del muro del Evangelio. Fuente S. Alfaro, junio 2014 / Figura 11 desplome en muro del Evangelio, encuentro con cuerpo perpendicular a la nave. Fuente S. Alfaro, marzo 2014

horas. Las tomas se concentraron principalmente en las fachadas más deterioradas y del interior con la techumbre derrumbada. Se registraron las vigas existentes y cielos interiores. El principal objetivo de esta etapa fue complementar el diagnóstico que estaba realizando la Fundación Altiplano para la recuperación de la Iglesia. Una vista exterior de la fachada poniente, donde se puede apreciar el sector de colapso de la techumbre en área central de la nave de la iglesia. Se observa también el desplome y deterioro de los muros laterales, el mayor daño lo presenta el muro oriente con grietas de corte originados por esfuerzos perpendiculares en la zona superior del muro producto del empuje lateral de la techumbre sobre el eje longitudinal del muro oriente.

Detección de daños con el sistema láser 3D Una vista desde el interior hacia la zona del alta, muestra el colapso de la techumbre por acción del debilitamiento de muros y sobre carga de la torta de barro. Se decide la posibilidad de recuperar las tablillas de madera de cactus y piezas de chañar que cayeron al suelo. Se propone tomar las medidas de apuntalamiento de los restos de la estructura existente, ya que existe el riesgo de derrumbe de la cubierta que aún no ha caído. Si vemos la zona superior del muro oriente, se aprecia el colapso y debilitamiento del coronamiento del muro sobre la línea superior del dintel en ventana oriente, aquí se observa el efecto del empuje lateral de la techumbre sobre el muro, cuyo desplome supera los cinco grados. En la zona del muro oriente, se aprecian daños por efecto de humedecimiento de la base, debido a que no

existe ningún tipo de sistema de drenaje que permita la evacuación de las aguas que se acumulan en el exterior. En este sector la superficie muestra un alto grado de permeabilidad, situación que facilita la infiltración de aguas superficiales sobre la estructura basal del muro y el piso interior de la iglesia. Se recomienda el diseño y construcción de obras de impermeabilización y drenaje exteriores del perímetro antes de iniciar cualquier operación de reconstrucción. Ya que se contaba con un primer levantamiento 3D realizado en noviembre del año 2012, fue posible advertir las patologías que afectan las condiciones estructurales de la Iglesia. Esto permitió comparar posteriormente los efectos del derrumbe y reconstruir milimétricamente el dibujo a su estado original. Los registros obtenidos en el levantamiento desarrollados en el Laboratorio 3D fueron complementando las diversas vistas y “tiros” registrados por el escáner láser.

Trabajo en Laboratorio Este trabajo de registro de datos demora dos semanas, allí se realiza el calce de las tomas mediante los programas “Scene” y “Constructor”. Como resultado, se obtiene la nube de puntos de la estructura, que permite obtener las diferentes imágenes y puntos de vista, pero también de los acercamientos a los elementos y detalles constructivos escaneados. Dichos trabajos corresponden a la representación gráfica de los edificios escaneados.9 ( Corso y Biere, 2009).

[9] Esta metodología que se utiliza en laboratorio se basa en la colaboración de varios institutos de investigación y el enfoque que realiza Juan Corso, quien va más allá en la interpretación de las nubes densas, llegando a generar aplicaciones a escala urbana, tal como lo señala el título de la investigación desarrollada en el MASTER EN GESTIÓN Y VALORIZACIÓN URBANA “Nuevas herramientas para el análisis urbano, clasificación, segmentación, reconocimiento y mapificación de modelos de puntos densos”.

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Figura 12 Colocación de esferas y ajuste de tomas en interior y exterior de la Iglesia. Fuente: Laboratorio CILET 3D Escuela de Arquitectura 2014

Figura 13 posicionamiento exterior del escáner en torno al volumen del edificio. Fuente: Laboratorio CILET 3D Escuela de Arquitectura 2014

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21 Figura 14 Registro fotográfico del momento en que se efectuó el levantamiento 3D, se compara el nivel de fidelidad entre el registro con nube de punto e imagen real del edificio colapsado. Fuente S. Alfaro, junio 2014 / Figura 15 Registro de daños en techumbre de Iglesia captura de “nube de puntos”. Fuente: Laboratorio CILET 3D Escuela de Arquitectura 2012, abril 2014 / Figura 16 y 17 Levantamiento 3D nube de puntos iglesia de Peine noviembre vista exterior e interior de la nave central. Fuente: Laboratorio CILET 3D Escuela de Arquitectura 2012, abril 2014 / Figura 18, 19 y 20 Levantamiento y corte longitudinal de la nave central de la Iglesia. Fuente: Laboratorio CILET 3D Escuela de Arquitectura 2012, abril 2014

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La nube de puntos puede ser cortada por planos horizontales o verticales (ver figuras n° 21 y 22), a partir de lo cual se generan secciones deseadas y precisas de los detalles de la estructura en todas las escalas. Gracias a lo anterior, fue posible realizar un diagnóstico de la deformación de los muros y cubiertas antes del colapso, calculando desviaciones, grados de inclinación, plomos, etc., y acotar sus dimensiones.

Diagnóstico y Conclusiones Del diagnóstico se puede concluir que es posible establecer las causas principales de su colapso estructural que constituyen una evidencia del estado de este ejemplo de Arquitectura Vernácula. La pérdida de las condiciones de funcionalidad, formal y estructural del edificio, reflejan la acción sistémica del entorno, clima, naturaleza y características de los recursos materiales, sistemas constructivos y técnicas utilizadas por la comunidad. Con respecto a los agentes naturales, la zona del salar de Atacama presenta regularmente una dinámica sísmica activa que afecta las estructuras arquitectónicas, sus evidencias en la fábrica del templo se observan en el área del evangelio y en el colapso de la techumbre. El nivel de vulnerabilidad existente es latente. En relación a los agentes Erosivos Abióticos, las constantes lluvias del invierno altiplánico y las características del suelo rocoso expone las edificaciones a erosiones por humedad, siendo un importante factor de deterioro, patologías en muros y cubierta, perdida de estucos, revoques y encalados. En la cubierta, la torta impermeabilizante se ha desgastado evitando evacuar eficientemente las lluvias. Una de las mayores características de la Arquitectura Vernácula, es la relación natural y cotidiana de la comunidad en el manejo y aplicación de técnicas constructivas, basadas en una aproximación empírica y en la tradición utilizando la prueba y error como método de aproximación, con lo cual es posible detectar fallas en las soluciones y diseño, las que se relacionan como superposiciones de diversos momentos constructivos del conjunto religioso. Otro aspecto deficitario que provocó el posterior colapso de la estructura, se debió a la deficiente calidad de sus materiales, gran parte de los cuales fueron reutilizados en los sucesivos procesos constructivos que evidencia el complejo religioso en los últimos años, su implicancia en la vulnerabilidad se resalta en los detalles específicos. Otro factor concomitante consistió en la serie de Intervenciones inadecuadas realizadas a lo largo del tiempo. Pese a la preocupación de la comunidad, no existe una política permanente de conservación y salvaguarda de parte de instituciones como el Estado o el gobierno local para con este patrimonio. Con el levantamiento se obtuvieron datos relevantes como, tamaños de cada uno de los elementos, estructurales, arquitectónicos, que posibilitaran restituir los

niveles, dimensiones, alturas originales de todos estos elementos. El registro también arroja información sobre las deformaciones de muros, grados de inclinación y zonas específicas de derrumbe y desprendimientos interiores. El levantamiento con escáner láser 3D, permitió analizar toda la estructura dañada, de tal modo que el reconocimiento visual registrados digitalmente permiten comparar su progresión en el tiempo, igualmente fue posible registrara las áreas más comprometidas de la Iglesia, muros laterales oriente, vigas de cubierta, y pavimentos. Y el evidente daño que se observa en la estructura de la techumbre, como se muestra en las imágenes del levantamiento de año 2012. Por último, con la obtención de la nube de puntos, se obtuvo el registro y la información del estado actual de la Iglesia, las deformaciones de los muros y pérdida de verticalidad, determinando con exactitud sus grados de desaplome, análisis que se desprende de los dibujos en corte obtenidos.

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Arquitecturas del Sur / Vol 33 / Nº 47 / 2015 / ISSN 0716-2677 Arquitectura vernácula y tecnología: De la piedra a la nube de puntos, templo nuevo de San Roque de Peine, Salar de Atacama, Chile Sergio Alfaro Malatesta, Gino Pérez Lancellotti, Benjamín García Gallardo, Monica Serrano Velásquez/ p. 16-25

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Figura 0 Espacio abierto con el tablado construido. Vista desde el interior. Hecelchakán, Campeche. Foto: Aurelio Sánchez, 2003.

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Secuencia: Recorrido de la casa en Mérida Yucatán al pueblo de Maní, Yucatán Fotos: Erika Vázquez Tzompantzi

Los tablados: arquitectura vernácula efímera de los pueblos mayas1 Tablados: Mayan ephemeral vernacular architecture1 Aurelio Sánchez Suárez2

Resumen La arquitectura vernácula de los mayas de la península de Yucatán, en su representación de la casa maya, es reconocida no solo por el impacto que la cultura maya ha tenido últimamente, sino también por su historia que deviene desde el periodo mesoamericano, durante el cual esta construcción, que continúa vigente como vivienda en la actualidad, fue reproducida en la ornamentación y bóvedas de la arquitectura monumental. Los saberes constructivos, conservados por siglos en la construcción de la casa maya, fueron también empleados para la creación de una nueva estructura llamada “tablado”, la que se generó durante el proceso de apropiación de la tauromaquia por parte de los mayas peninsulares, asignándole significados propios de su cosmovisión. El presente trabajo detalla una parte de los resultados del proyecto de investigación que propone una mirada a esta expresión vernácula en los estados de Campeche y Yucatán, en México. Palabras clave: arquitectura vernácula, patrimonio cultural, patrimonio intangible, patrimonio tangible, poblados. Abstract The vernacular architecture of the Maya of the Yucatán Peninsula, as represented by the Mayan house, is recognized not only for the impact Mayan culture has had recently, but also for its history. This building, which continues as housing nowadays, began in the Mesoamerican period, during which it was reproduced in the ornamentation and arches of monumental architecture. Building knowledge, preserved for centuries in the construction of the Mayan house, was also used in the creation of a new structure called a tablado, which came into being during the process of the appropriation of bullfighting by the Maya of the Yucatán Peninsula and their assigning it meanings from their own world view. This paper describes a portion of the results of a research project that proposes a way of looking at this vernacular expression in the states of Campeche and Yucatán in Mexico. Keywords: vernacular architecture, cultural heritage, intangible heritage, tangible heritage, villages.

Artículo recibido el 12 de junio y aceptado el 23 de octubre de 2014 [1] Artículo basado en los resultados de investigación “La corrida de toros en la península de Yucatán. Identificación, catalogación y propuestas de conservación patrimonial”, financiada por CONACYT, CB 2009/128598, año 2011-2014. [2] CIR-UCS, Centro de Investigaciones Regionales, Unidad de Ciencias Sociales, Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, Yucatán, México. asanchez@uady.mx

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Introducción La arquitectura vernácula de los mayas peninsulares se distingue no sólo por los más de 3000 años de su existencia, también es muestra de un patrimonio tangible e intangible que se ha mantenido vigente durante este tiempo, sostenido por los saberes constructivos que se han transmitido de generación en generación, procurando su permanencia en las distintas épocas de la historia de los mayas, unas de grandeza y otras de exclusión. La casa de los mayas es la muestra del conocimiento de los recursos naturales; su sistema constructivo garantiza una habitabilidad en un clima caluroso, logrando desarrollar desde hace milenios un diseño que hoy conocemos como arquitectura bioclimática; claro ejemplo de la integración al entorno natural, al grado de poder compararla con el desarrollo mismo de la naturaleza. El sistema constructivo de la casa maya integra conceptos estructurales, bioclimáticos, estéticos y propios de la cosmovisión del pueblo que lo creó. Es una representación del cosmos, con el “sembrado” de sus cuatro horcones que sostendrán la cubierta, evocando la creación del universo descrita en el Popol Vuh (1976:21). Son también los nombres de cada elemento estructural, vinculados directamente a la cosmovisión maya en su alusión a personajes como el ratón, la tortuga y el cuerpo humano (Sánchez, 2006: 89-92), que hacen de este patrimonio tangible un contenedor del patrimonio intangible, una vivienda viva. El conocimiento constructivo del pueblo maya fue útil para los españoles a su llegada a América, les fue práctico durante el reordenamiento territorial para el control de los pueblos, siendo las propias familias quienes construyeron sus viviendas cuando fueron reubicadas en nuevos sitios. Este mismo conocimiento fue utilizado en la construcción de ramadas para las capillas abiertas de la península de Yucatán (Artigas: 1992: 154) y en la construcción de tablados, en torno a la plaza mayor de Mérida, para las funciones tauromáquicas (Ancona, 1978:532-533). Es la construcción de dichos tablados para las corridas de toros, el inicio de la creación de un nuevo género arquitectónico producto de la apropiación de la tauromaquia por parte de los pueblos mayas. Efectivamente, el proceso da como resultado una arquitectura vernácula poseedora de las dos categorías patrimoniales de lo tangible e intangible, con presencia en la mayoría de los poblados que conforman la cultura maya en la península de Yucatán, que además es parte fundamental de las fiestas patronales y del paisaje cultural. El tablado es un sistema de estructuras que reproduce el marco estructural de la casa maya para la construcción de un palco, mismo que se reproduce hasta generar un edificio cilíndrico, dentro del cual se llevan a cabo las corridas de toros, durante la fiesta patronal. Este edificio es construido en los espacios abiertos que permanecen diáfanos durante todo el año, pero que acogen a los tablados por unos días, generando un paisaje cultural efímero que desaparece al terminarse la fiesta. Estas características patrimoniales fueron las que dieron pie a la propuesta y ejecución del proyecto de

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investigación: “La corrida de toros en la península de Yucatán. Identificación, catalogación y propuestas de conservación patrimonial”, financiado por el CONACYT (CB 2009/128598), con el objetivo de registrar y estudiar la construcción de los tablados para la corrida de toros en las fiestas patronales, en poblados mayas de los Estados de Campeche y Yucatán, para identificar los elementos materiales e inmateriales que integran las representaciones de este patrimonio vernáculo.

características patrimoniales que conforman la arquitectura vernácula. Desde los enfoques derivados de las ciencias sociales, se emplearon métodos tales como la observación participante -entendiendo por tal la observación del fenómeno constructivo y las características culturales asociadas que intervienen en su concepción y desarrollo-, así como entrevistas semidirigidas e historias de vida aplicadas en los diferentes poblados que conformaron la muestra a analizar.

Métodos

Resultados

Para lograr la labor de análisis de la práctica sociocultural vinculada a la corrida de toros en poblados mayas de los Estados de Yucatán y Campeche, fue de gran ayuda la conformación de un equipo interdisciplinario que, a su vez, se sometió a la transdisciplina para llegar a resultados más enriquecedores del objeto y sujetos de estudio. Lo anterior llevó al empleo de una metodología mixta, que proporcionó información tanto cualitativa como cuantitativa (Creswell y Plano Clark, 2011), y que obligó, desde luego, a hacer uso de métodos concernientes a diversos campos disciplinares como la arquitectura, la antropología, la etnografía, la economía y la ecología, con el fin de obtener los datos que posteriormente serían analizados y discutidos en seminarios para entender el fenómeno investigado, desde todas sus aristas. El estudio arquitectónico se concentró en el levantamiento arquitectónico, fotográfico, morfológico del paisaje, de las técnicas constructivas y de las

El proyecto se planteó como un acercamiento a un patrimonio no investigado en profundidad, en aras de otorgar una visión general de la situación y características en las comunidades mayas de los Estados de Yucatán y Campeche. El proceso metodológico permitió establecer, en el primer año de trabajo, las diferentes esferas patrimoniales que integran esta expresión vernácula efímera, vinculando el patrimonio material al inmaterial y estos dos al natural, así como a otras expresiones patrimoniales que, en su conjunto, conforman un paisaje cultural fugaz. La magnitud de la expresión vernácula de los tablados y el objetivo de determinar las aristas del mismo, provoca que el proceso metodológico establecido adopte ciertos ajustes durante la investigación, basados en la realidad encontrada en campo. El trabajo de campo realizado en el Estado de Campeche, el cual cuenta con un número reducido de poblados que mantienen la práctica constructiva de los

Figura 1 Espacio abierto donde se construye el tablado. Se puede apreciar el templo al fondo. Hecelchakán, Campeche. Foto: Aurelio Sánchez, 2003.

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tablados (19 comunidades), hace posible adquirir una primera visión del patrimonio y definir los temas por incluir en las entrevistas a realizar en el Estado de Yucatán, que por el gran número de poblados mayas (173 comunidades) que posee y dado el tiempo determinado en el proyecto, no permitiría llevar a cabo una labor similar a la de Campeche. Fue crucial para el trabajo a profundidad en las comunidades, la integración del grupo de investigadores y estudiantes con los pueblos mayas; proceso que posibilitó el acceso a la información real, sin el sesgo del discurso prefabricado para los investigadores. Los resultados pueden ser sintetizados en tres temas generales, que expresan la realidad de esta práctica sociocultural y su lazo con las fiestas patronales. Cabe mencionar que esta síntesis constituye solo una aproximación que procura abrir líneas de investigación a estudios de caso en la península de Yucatán. Los tres grandes temas son: 1. Identificación de los componentes del patrimonio cultural; 2. El patrimonio vernáculo y las prácticas socioculturales; y 3. El patrimonio vernáculo y su relación con el entorno natural.

Identificación de los componentes del patrimonio cultural Para este tema se partió del componente material de los tablados, teniendo como actor principal a los palqueros, quienes hacen posible la materialización del patrimonio vernáculo, cuya existencia es muy breve al estar construidos sólo durante la fiesta patronal, pero, a su vez, perene, por la reutilización de las maderas duras y tablas en los años siguientes. A partir de lo dicho, se fueron identificando los componentes materiales que integran el hecho arquitectónico efímero y que, en su conjunto, recrean el paisaje; de estos componentes, es el espacio abierto el principal elemento, pues debe permanecer diáfano, albergando actividades diversas durante todo el año, para finalmente cumplir su principal objetivo como receptáculo de los tablados y la celebración de las fiestas patronal. Al espacio abierto se le integran otros elementos del paisaje cultural, como el templo, más espacios abiertos, el árbol de ceiba en algunos poblados, el palacio municipal y el espacio destinado para el baile de la vaquería (Figura 1 y 2). Lo anterior parte de la premisa de que los tablados no son construidos para corridas como acto taurino exclusivamente; su vinculación inseparable a la fiesta patronal es una invariante en todas las comunidades entrevistadas (192 en total). Asimismo, las fiestas patronales son llevadas a cabo con las corridas de toros y el baile de la vaquería como elementos esenciales de la identidad regional, acompañados de otras actividades como los bailes populares, juegos mecánicos, eventos culturales y sociales, procesiones y liturgias en honor al santo patrono o virgen. En lo que concierne a la dimensión inmaterial, los elementos patrimoniales van girando en torno a la cosmovisión maya y cristiana católica. Al ser la tauromaquia una tradición europea, su arraigo en la zona maya tuvo necesariamente un proceso de apropiación, al igual que otras prácticas. Fue, de este modo, vinculándose a

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ritos o prácticas mesoamericanas, como una forma de encubrir sus tradiciones prohibidas por los españoles y la religión cristiana católica. Ello generó elementos patrimoniales inmateriales únicos en el mundo. La ceiba es, en este sentido, un elemento que se integró al ruedo y que es ícono de la identidad de la cultura maya (Figura 3); la ceiba sacraliza el espacio abierto y establece el orden del universo en la medida en que a través de ella se hallan presentes los tres niveles: cielo, tierra e inframundo (Jardow-Pedersen, 1981:60). Lo lúdico de la tauromaquia fue posiblemente vinculado a prácticas de caza, ritos relacionados con la provisión del alimento que el monte proporciona, entre ellos, el ganado. En la cultura maya, a dichos animales se les atribuye un dios que los cuida y proporciona fertilidad para su reproducción: H’wanTuul. Ubicado en el inframundo H’wanTuules, además de protector del ganado, es el que da la destreza para ser torero; está vinculado al mestizaje, a las cuevas, cenotes y al árbol de ceiba, así como a su representación simbólica que es el poste al centro del ruedo, donde se amarra al toro antes y después de la corrida (Sánchez, 2011). En la sacralización del espacio abierto también está involucrado el santo patrono o virgen, quien realiza el recorrido dentro del ruedo después de ser bajado de su altar, como signo de bendición y protección a los toreros (Figura 4). Que los tablados, en efecto, se materialicen depende también de lo inmaterial, esto es, del conocimiento constructivo y el trabajo comunitario sin los cuales estas estructuras no se harían realidad. De ahí que los palqueros posean un carácter ciertamente patrimonial, pues son ellos los que mantienen vigente la sabiduría constructiva que va más allá de organizarse y construir el ruedo, involucra el conocimiento sobre el monte, el saber reconocer las maderas adecuadas, cortarlas en el momento preciso, conservar por décadas las maderas duras y reciclar las que crecen cada año, en un sistema de reciclaje y sabio aprovechamiento de los recursos naturales (Sánchez, 2004 y 2009; Medina y Rivas, 2009) (Figura 5). Prosiguiendo con este punto, hay que añadir otro elemento fundamental que es el recurso natural, el que no es visto como un simple banco de material, sino que tiene una carga cultural que debe considerarse. Dentro de la cultura maya, todo tiene un dueño, por lo que los procesos de aprovechamiento de los recursos naturales tienen una connotación cultural más amplia. De todos los elementos mencionados, el principal lo conforma el conocimiento constructivo, que por el carácter transitorio de los tablados, requiere de un proceso de transmisión a las nuevas generaciones, sin el cual no hay materialidad del patrimonio, aunque existan los materiales constructivos y el espacio abierto. Es en sí, un complejo sistema patrimonial que va más allá del concepto de la tauromaquia, la cual pasa, por ende, a un tercer plano (Figura 6). Recapitulando, en este primer tema se identificó los elementos patrimoniales culturales, a partir de lo cual además fue posible concebir los tablados y, por ende, a la casa maya, como un patrimonio biocultural de los mayas.


Figura 2 Espacio abierto con el tablado construido. Vista desde el interior. Hecelchakán, Campeche. Foto: Aurelio Sánchez, 2003.

Figura 3 Ceiba sembrada al centro del ruedo previo a las corridas. Kimbilá, Yucatán. Foto: Aurelio Sánchez, 2003.

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Figura 4 Procesión del santo patrono alrededor del ruedo. Buctzotz, Yucatán. Foto: Aurelio Sánchez, 2002.

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Figura 5 Anciano palquero sentado en la entrada de su palco. Hecelchakán, Campeche. Foto: Aurelio Sánchez, 2003.

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Figura 6 Vista de la construcción comunitaria del tablado, desde el templo. Nunkiní, Campeche. Foto: Aurelio Sánchez, 2003.

El patrimonio vernáculo y las prácticas socioculturales.

en su traslado al espacio abierto y en la construcción, que dura aproximadamente tres días.

En lo concerniente a este punto, se puede mencionar cinco aspectos del patrimonio vernáculo que se relacionan estrechamente con las prácticas socioculturales del pueblo maya peninsular:

Identidad con los tablados y sus materiales tradicionales. La población ha generado una identidad cultural con los materiales y el sistema constructivo de los tablados. En las entrevistas realizadas a profundidad, se detectó casos en los que la misma población recriminó a los palqueros un uso de materiales distinto a los tradicionales (mantas, lonas y estructuras metálicas), obligando a los propios palqueros al cambio respectivo de materiales. Esto es el reflejo de la continuidad de los saberes constructivos que por siglos han pasado de generación en generación, pero que hoy día ya presentan un cierto deterioro.

Trabajo comunitario. La existencia de los Comités de Palqueros para el trabajo comunitario es esencial en el desarrollo, tanto de la fiesta, como de la construcción de los tablados, que por su diseño de palcos y para lograr la estabilidad estructural del edificio, debe construirse al mismo tiempo, erigiendo una sola estructura; de manera que el poste conjunto de un palco sirve al palco contiguo, hasta terminar en la entrada, que se construye entre todos, colectivamente. La organización varía, pueden ser apoyados por sus familiares (esposa, hijo, hija, nietos, sobrinos, etc.) o por los mismos palqueros. El trabajo comunitario se enfoca comúnmente en construir la parte más pesada, que es el “sembrado” de los horcones y amarre de las vigas de cada palco, continuando con el trabajo familiar que corresponde al armado de la celosía y al recubrimiento con la palma. Este trabajo es el escenario del aprendizaje de los saberes constructivos; sin ello el patrimonio empieza a sufrir un deterioro que puede conducir a su desaparición. En este contexto, se establecen lazos entre familiares y avecindados, tanto en la recolecta de los materiales como

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Planeación y ejecución de la fiesta patronal (administrativo, económico, cultural, esparcimiento). Los palqueros no sólo son los constructores de los tablados, sino además quienes mantienen vigente la fiesta patronal, pues son los encargados, en muchos casos, de organizar la fiesta junto con la Iglesia y el gobierno. Ellos son los responsables de financiar la fiesta taurina, comprar toros de muerte, rentar vaquillas, contratar toreros y vaqueros, organizar la vaquería y, como compromiso extra, apoyar a la Iglesia. Dicha contribución varía, dependiendo del presbítero, mismo que puede pedir desde una ayuda en las reparaciones del templo, hasta una cuota o un día para organizar la corrida de la Iglesia;


actividad que exhibe la mayor asistencia por parte de la población. Sustentabilidad. Los saberes constructivos son la base de la sustentabilidad, pues han permitido el adecuado aprovechamiento de sus recursos naturales al mantener una práctica en la selección, cortado, conservación o reutilización de las maderas empleadas en la construcción de los tablados; práctica presente en todos los poblados entrevistados. Ello ha permito la permanencia de la tradición constructiva, a pesar del deterioro del entorno natural producido por causas ajenas a los palqueros y campesinos, como son la ganadería y el monocultivo, que están poniendo en peligro la tradición en zonas donde esto ocurre. Paisaje cultural efímero. El dicho “no hay corrida de toros sin fiesta, ni fiesta sin corrida de toros” es muestra de la construcción de un paisaje cultural que se identifica con las fiestas patronales de los pueblos mayas, conformado así por las manifestaciones culturales compuestas por la religiosidad, los bailes tradicionales, eventos culturales y la construcción del tablado, las que otorgan un carácter fugaz a ese paisaje cultural maya yucateco. Este patrimonio vernáculo efímero ha sido siempre parte esencial de las fiestas patronales, pero no del paisaje cultural atribuido a los mayas, que históricamente se había concentrado en la casa maya, la que, si bien afronta actualmente un periodo de desaparición debido a la

casi nula actividad constructiva evidenciada, cimentó las bases para la construcción de los tablados.

El patrimonio vernáculo y su relación con el entorno natural. Se identificaron aquí vínculos directos e indisolubles entre los tablados y el entorno natural, los que se pueden resumir en cuatro puntos: Aprovechamiento de recursos naturales. Es clara la vinculación de los saberes constructivos de los mayas -así como de otros ligados a la siembra y la medicina- con relación a su entorno natural. Los saberes bióticos conforman uno de los pilares que sostiene el patrimonio vernáculo, no sólo de los tablados, sino también de la casa maya. Ante la realidad ambiental que enfrentamos hoy, son estos saberes los que han mantenido el patrimonio vigente y que poco a poco están siendo revalorados por investigaciones de diferentes disciplinas. Declaratorias de zonas protegidas y reservas de la biósfera. La práctica ancestral del aprovechamiento de los recursos naturales se ha visto criminalizada ante las declaratorias federales de reservas de la biósfera. La falta de información por parte de algunos funcionarios estatales, han criminalizado una actividad que no fue

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considerada al decretar los polígonos de las reservas. Por otro lado, los estudios realizados por dependencias federales han protegido estas prácticas tradicionales y fomentado la conservación del patrimonio vernáculo. Lo legal e ilegal de las prácticas tradicionales. La Ley de Equilibrio Ecológico, en su art. 20 BIS4 fracc. III y en su artículo 45 fracc. VII, establece la importancia de considerar los saberes constructivos como actividades sustentables para el equilibrio ecológico, lo cual, según hemos constatado, no se considera para la elaboración de planes estatales y mucho menos municipales. La Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, en su cap. II, art. 7, frac. XLVII, Uso Doméstico, protege las actividades de aprovechamiento de los recursos naturales sin fines de lucro. En este sentido, vale la pena destacar la invariante respuesta en toda la península sobre el aspecto económico en la realización de las corridas, por parte de los palqueros: “no es por negocio, es por mantener la tradición”. En muchos casos, ganan apenas lo suficiente para cubrir los gastos de inversión, en otros ni siquiera, pero su compromiso hace que el patrimonio vernáculo efímero se mantenga vivo. Los recursos naturales afectados por factores diversos que los deterioran. También es clara la percepción de los palqueros ante el deterioro del monte, ya no se encuentran maderas cerca del poblado, cada año hay que ir más lejos a conseguirlas, lo que incrementa el costo. Ante tal realidad ecológica, la construcción de los tablados que anteriormente no afectaba al monte, ahora lo está haciendo al no tener la suficiente selva para poder reforestarse por procesos naturales, lo que ocasiona que las maderas duras estén cada vez más lejos o ya no existan algunas especies. La práctica tradicional que se basa en el cuidado del monte para tener los recursos sin la necesidad de reforestación, no está funcionando eficazmente en la actualidad, debido a que el monte está sufriendo deterioros por factores externos a los campesinos y palqueros. Es necesario que se empiece a reforestar, en una dinámica que contribuya a la reposición de las maderas endémicas, pues los intentos de reforestación empleados por varios de los palqueros entrevistados dejan ver resultados desfavorables para la reposición de maderas.

Conclusiones Los tablados y las corridas de toros han conformado un elemento fundamental dentro de las fiestas patronales de las comunidades mayas, por lo mismo han sido estudiados por la antropología y la etnología y, no obstante, olvidados por la arquitectura, la biología, la economía, entre otras disciplinas. Los estudios etnológicos no exploraron a profundidad todas las aristas del patrimonio, enfocándose exclusivamente en descripciones generales, centradas en su mayoría en la zona oriente del Estado de Yucatán. El realizar el estudio de las corridas en pueblos mayas, con énfasis en lo patrimonial, ha develado para la comunidad académica y el gobierno la riqueza de este patrimonio, muy claro para la comunidad maya poseedora de él, pero no para los demás, que la han etiquetado con el estigma de la tauromaquia o

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del deterioro ambiental. De manera general, es posible enumerar aquí los grandes temas abordados que contribuyen a la generación del conocimiento en el ámbito patrimonial, y los cuales requieren el estudio minucioso por regiones culturales dentro de la zona maya: 1. El patrimonio vernáculo efímero como parte del paisaje cultural de los pueblos mayas. 2. Los componentes patrimoniales que lo integran. Patrimonio cultural material e inmaterial y patrimonio cultural: patrimonio biocultural. 3. Vinculación de este tipo de patrimonio con otras manifestaciones culturales del pueblo maya. Asimismo, es de vital importancia enfocarse en el estudio de las problemáticas que enfrentan estas tradiciones debido a las políticas públicas, la realidad ecológica regional y mundial, la economía de las comunidades, el impacto de la globalización en sistemas tradicionales de organización. A pesar de todo, es claro su arraigo en la población maya que considera los tablados como parte primordial de su identidad cultural. Finalmente y lo más importante, la base que sustenta todo el patrimonio vernáculo de los mayas de la península de Yucatán lo constituyen los saberes constructivos. Este elemento patrimonial está en riesgo, lo que pone en peligro, a su vez, las dos manifestaciones de patrimonio vernáculo maya; peligro que, de no atenderse, podría conducir a realidades de destrucción, como ha sucedido y está sucediendo con la arquitectura vernácula en otros lugares de México.


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Figura 0 Grabado del artista Diego Rivera, sobre la construcción de una vivienda indígena mexicana. Fuente: http://xroads.virginia.edu/~ma02/rodriguez/rivera/chase.html, [Consulta el 17 de junio de 2014].

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Secuencia: Entrada a una cascada en la Sierra Alta Hidalguense. Trabajo de campo para el libro “Naturalmente Hidalgo”, 2009; Trabajo de campo en Metztitlán, Hgo., 2011; Registro de pintura mural en el convento de Apan, 2010; En el interior de la casa de piedra, Zacualtipán, Hgo., 2006; Uno de los muros de las dependencias de San Gabriel Azteca, Zempoala, 2010. Fotos: Aldo Viggiano, Rosario González, Antonio Segovia Núñez, Fernando Pérez Quiróz, Antonio Lorenzo Pérez.

Las formas tradicionales de la arquitectura vernácula. Un proyecto mexicano en la Sierra Madre Oriental1 The traditional forms of vernacular architecture: A Mexican project in the Sierra Madre Oriental1 Antonio Lorenzo Monterrubio2

Resumen La valoración del patrimonio vernáculo es un acto de justicia y reconocimiento de la dignidad de los pueblos indígenas. Es un legado cultural sujeto a fuertes depredaciones económicas y sociales. El presente artículo precisa algunas cuestiones teóricas para definir ciertos aspectos referentes a estas problemática. En aras de ofrecer una alternativa viable para su recuperación, se plantea un proyecto arquitectónico para la Sierra Alta, en las estribaciones de la Sierra Madre Oriental Mexicana. La propuesta tiene dos vertientes: la creación de espacios comunitarios -salón de reuniones, lavaderos compartidos y taller de autoconstrucción- y la posibilidad de mejoramiento de la misma vivienda vernácula, a través del saneamiento, ampliación y diversificación de los espacios existentes. El sustento formal del proyecto se realiza con la incorporación de objetos cotidianos ancestrales. Con la autogestión y evaluación de las mismas comunidades, se pretende que la iniciativa posea un carácter abierto y democrático. Palabras clave: arquitectura vernácula, diseño arquitectónico, identidad cultural, patrimonio rural, viviendas aborígenes. Abstract The appreciation of vernacular patrimony is an act of justice and recognition of the dignity of indigenous peoples. It is a cultural legacy that is subject to strong economic and social depredations. The present article specifies some theoretical issues to define certain aspects of these problems. To provide a viable alternative for recovery, an architectural project is proposed for Sierra Alta, in the foothills of the Mexican Sierra Madre Oriental. The proposal has two components: the creation of community spaces including a meeting room, shared laundry rooms and a self-build workshop; and the possibility of improving the same vernacular dwellings, through sanitation measures, expansion and diversification of existing spaces. The project´s formal support comes from the incorporation of everyday ancestral objects. It is intended that through the self-management and self-assessment of these communities, the project will be open and democratic in nature. Keywords: vernacular architecture, architectural design, cultural identity, rural patrimony, aboriginal dwellings.

Artículo recibido el 12 de junio y aceptado el 23 de octubre de 2014

[1] Artículo basado en los resultados de investigación “Mejoramiento de la vivienda indígena de la Sierra Alta” financiado por el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, CECULTAH, año 2005. [2] Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo, Hidalgo, México. antonlor@hotmail.com

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Introducción La arquitectura vernácula de los pueblos originarios de América constituye una parte fundamental del paisaje cultural iberoamericano, entendido éste como un bien cultural que representa las obras conjuntas del hombre y la naturaleza (UNESCO, 2008:16). Se trata de un paisaje evolutivo resultante de condicionantes sociales desarrolladas en respuesta al medio ambiente natural; un paisaje continuo en el tiempo que sigue teniendo un papel social activo en la sociedad contemporánea, junto con la forma tradicional de vida (ibídem, 96). Como vemos, la arquitectura vernácula continúa vigente en varias comunidades, ligada al hábitat cotidiano de comunidades ancestrales. Los principios fundamentales que rigen al manejo de los paisajes culturales son el diálogo; la concertación; la necesidad de conservar sus valores propios; el hecho de estar integrados a un contexto mucho más amplio; la interacción entre los habitantes y el medio ambiente; y la sostenibilidad (Mitchell, Rössler y Tricaud, 2009:35-36). Los esfuerzos por documentar la arquitectura vernácula no deben quedar solamente en una recopilación estéril, meramente académica. Los datos obtenidos deben fundamentar planes sociales a favor de las mismas comunidades en donde se encuentra dicho patrimonio, y con el objetivo claro de elevar su calidad de vida. Se trata, en tal sentido, de las poblaciones depositarias de tan importante patrimonio cultural, y usuarias de un vasto legado, el cual podría aportar lecciones valiosas para la práctica arquitectónica de hoy. Indudablemente, la memoria histórica contenida en la permanente interacción con los recursos naturales es una muestra del genio humano en su capacidad de transformación y superación de obstáculos. Conforma así notables experiencias de incontables generaciones, transmitidas dentro de una práctica que incluye la memoria oral, tesoros de información legados a nuestro presente.

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Figura 1 Pueblo de Polintotla, Hidalgo, México. Foto: Antonio Lorenzo Monterrubio (1990).

De acuerdo a la filosofía anterior y después de varias experiencias de catalogación del patrimonio arquitectónico en algunas regiones de México,3 fue realizado un proyecto integral de vivienda indígena para contribuir a alcanzar el objetivo señalado. Es necesario exponer inicialmente varias consideraciones teóricas para lograr una efectiva aportación a la discusión crítica, metodológica y teórica de la conservación del patrimonio histórico arquitectónico. En primer lugar, es importante incluir el contexto rural, aspecto de la realidad tan entrañable al ámbito latinoamericano. De esta forma, se puede evidenciar, una vez más, las contradicciones imperantes entre lo rural y lo urbano, visiblemente patentes en los crecimientos caóticos y desordenados de varias ciudades, impulsados, entre otros factores, por la industria de la construcción asumida como un inmenso negocio. Este ocasiona el empleo indiscriminado de materiales de construcción estandarizados en todo el territorio, los cuales no responden a las condiciones climáticas de cada hábitat, desarrolla, asimismo, prácticas que atentan contra el equilibrio ecológico de regiones enteras, y, por último, fomenta rupturas en las diferencias regionales que han caracterizado los diferentes ambientes geoculturales de las naciones. Todo ello, en virtud de una brutal homogeneización que surge como una cara no deseada del liberalismo económico. El patrimonio vernáculo es uno de los más frágiles que existen, incluso más que las

edificaciones contextuales asentadas en ciertos centros históricos. Tal situación establece una prioridad para su cuidado y conservación (Figura 1). Por otra parte, ha existido una fuerte dicotomía entre tradición y modernidad transformada, en muchos casos, en ruptura tajante. Se ha creado una perjudicial confrontación histórica entre pasado y presente, traducida en una necesidad de renovación a través del método de la tabla rasa, con la consecuencia de negar el legado cultural en aras del progreso. El malentendido se sustenta, en parte, en considerar el pasado como algo superado, estático, una historia que ya nada aporta; lo que constituye un grave error. El pasado vive en nosotros, en nuestra lengua, tradiciones, costumbres y creencias. Nuestra sociedad actual ha sido conformada por su historia. Nosotros mismos, a su vez, vamos transformando al pasado. Su comprensión, en el presente, siempre va a cambiar, debido a la incorporación de nuevas metodologías de análisis, el hallazgo de fuentes nuevas o por la mutación de nuestras propias subjetividades. Por tanto, el pasado nunca será estático. Queda, de este modo, anulado ese lugar común. Además, hay una lección subyacente en las formas humanas de apropiación de los recursos naturales, en su recreación y la armonía que guardan con su entorno, y las maneras cómo se vinculan con las creencias, simbolismos, tradiciones y costumbres de los grupos humanos que han construido estas arquitecturas. Algunas comunidades

[3] Varias investigaciones han sido publicadas en torno a esta temática, como la publicada en ocho volúmenes (Lorenzo et al., 19911998) y la de Lorenzo y Artigas (2002). Una versión preliminar del presente proyecto se presentó en el Forum UNESCO – Universidad y Patrimonio, 11º Seminario Internacional, Florencia, Italia, en septiembre de 2006.

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Figura 2 La tipología arquitectónica de las viviendas indígenas en las comunidades de la Sierra Alta Hidalguense es de gran interés y fue objeto de estudio para la realización del proyecto de México. Casa indígena en la comunidad de Atezca, Sierra Alta de Hidalgo. Croquis de Antonio Lorenzo Monterrubio (1991).

pueden considerarse como ámbitos sagrados, donde conviven armónicamente las creaciones naturales y humanas. Los recintos familiares –las viviendas– y los espacios colectivos –plazas, mercados, edificios religiosos– se conjuntan para esa búsqueda de un equilibrio natural. Si extraemos esa experiencia para aplicarla en nuestro presente, el resultado seguramente enriquecerá las propuestas de rescate y valorización del patrimonio arquitectónico rural, e incluso podría servir para determinar políticas para una mejor convivencia en el medio urbano. Acerca de la arquitectura vernácula podría construirse un esquema aparentemente utópico a través de esa lección, proveniente de la vigencia de sus preceptos para otros espacios (Figura 2).

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La reflexión sobre la arquitectura vernácula puede contener varias lecturas, cuyas significaciones son sumamente interesantes: Un sentido comunitario de trabajo en común, en beneficio de la colectividad. La autoconstrucción es un factor constante en la realización de la arquitectura vernácula. La puesta en valor de la solidaridad en pos de un mejoramiento social y material es de gran importancia como llamada de atención a recuperar valores parcialmente olvidados en la actualidad. Trabajos colectivos, esfuerzos compartidos, las labores en faenas,4 son mecanismos sociales contra el egoísmo individualista propio del mundo contemporáneo. La puesta en valor de la solidaridad en virtud de un mejoramiento social y material es de gran importancia a la hora de recobrar aquellos valores que otorgan esa dimensión humana, inherente a toda comunidad y tan imperiosa de ser rescatada.


La búsqueda de un sentido de lo universal. A través del suministro de materiales naturales, tanto animales, vegetales y minerales, se ha formado una base común, construyendo soluciones arquitectónicas similares en diversas culturas y geografías. ¿Por qué razón se han planteado soluciones tan parecidas en territorios tan diversos? Algunos autores han aventurado hipótesis sobre el particular, considerando argumentos con diversas bases, desde la biológica hasta la social. 5 En el fondo, subyacen las mismas motivaciones de protegerse de la intemperie, conservar el calor ante los rigores invernales, mantener fresco el habitáculo en verano; en fin, contar con un espacio familiar que permita además la transmisión de valores y la perpetuación de las raíces históricas. Estos objetivos comunes a todas las culturas, aunados a una sensibilidad nacida de un humanismo constante, han originado opciones arquitectónicas asombrosamente parecidas en diversas latitudes del mundo. Tal punto de contacto debe emplearse para establecer redes de intercambio entre los pueblos indígenas del mundo, quienes, asimismo, comparten otra característica más desgarradora: su pobreza y marginación. ¿Cómo lograr, entonces, su identificación para un futuro diálogo cultural? Una posibilidad es a través de foros públicos, donde se multipliquen las voces de los sectores sociales más olvidados. La identificación y comprensión de una conciencia global puede lograr a mediano plazo un intercambio fructífero de experiencias entre pueblos de distintas latitudes. Los cambios globales sin precedentes que afectan al mundo contemporáneo deben ser aprovechados para lograr disminuir desigualdades económicas.6 La concordancia plena y total con los recursos del medio ambiente. El hombre a lo largo de la historia, entre lo transitorio y lo perenne, frente a problemas que requieren la generación de espacios arquitectónicos, ha provisto de soluciones acordes con su entorno. Son respuestas probadas con el tiempo, las que, con un mínimo de ajustes, permanecen ciertamente invariables, probando ser recursos adecuados. En efecto, las representaciones indígenas de la arquitectura vernácula se remontan a épocas anteriores al primer milenio de nuestra era, y puede constatarse que las edificaciones prácticamente no han sufrido cambios con el paso del tiempo, con lo cual se evidencia su condición de perfectas soluciones arquitectónicas (Figura 3). El resultado es la formación de conjuntos arquitectónicos respetuosos de la naturaleza, que no rompen el equilibrio ecológico, al proponer arquitecturas elaboradas a partir de y con la misma naturaleza (Figuras 4 y 5).

Una serie de problemas graves han acosado a la Tierra en la época contemporánea, los cuales presagian agudizarse en un futuro cercano.7 La situación amerita continuar las reflexiones sobre estos temas para determinar rumbos de acción, por ejemplo, el uso racional de los recursos naturales sin contaminar el medio ambiente. Favorablemente, se ha avanzado en la discusión. Por ejemplo, varias naciones han suscrito la Carta del Patrimonio Vernáculo construido (1996), donde se otorga a dichas creaciones una importancia capital en la generación de identidades comunitarias y de diversidades culturales.8 La comprobación de la vigencia del patrimonio arquitectónico vernáculo, mediante un proceso de documentación serio y, al mismo tiempo, creativo sólo puede verificarse en la práctica específica con las mismas comunidades. A través de una participación activa de los habitantes, escuchando propuestas y correcciones, es posible realizar un proyecto conjunto, sin autoritarismos. La recuperación de valores arquitectónicos tradicionales, lejos de inscribirse solamente en una búsqueda nostálgica, debe ajustarse a la regeneración de las condiciones de vida de los habitantes rurales de México. La arquitectura hecha por los pueblos marginados es un tema arquitectónico prioritario para nuestro país. Revalorar la existencia de ese patrimonio cultural y establecer su vigencia con la posibilidad conjunta de mejorarlo, es el objetivo principal de la propuesta arquitectónica que se explicará a continuación.

Método Para elaborar un proyecto de mejoramiento de la vivienda indígena, específicamente de la región denominada Sierra Alta de Hidalgo, se requirió analizar los datos obtenidos de los trabajos de catalogación del patrimonio histórico arquitectónico realizado en todas las regiones del Estado de Hidalgo, México9, desde el año 1990. Gracias a ello se contó con un panorama general, profundizado con posterioridad. Así, se ha podido determinar los géneros arquitectónicos más relevantes en las regiones del Estado: conventos mendicantes del siglo XVI, haciendas dedicadas a la explotación de las minas y de la agricultura,10 y la arquitectura civil, popular y vernácula que ahora nos ocupa. Se realizaron levantamientos arquitectónicos y fotográficos, y se llevó a cabo

[4] Como los jornales voluntarios, sin paga, propios de las comunidades marginadas. [5] Véase, Levi-Strauss (The Savage Mind y El hombre desnudo); Mircea Eliade (Myths, Dreams and Mysteries o Lo sagrado y lo profano) y Joseph Campbell (The Mythic Image). Una excelente revisión del estructuralismo se halla en el trabajo de Beatriz de la Fuente (1988). [6] Varios son los autores que han definido la problemática. Pradilla (2004: 20-25), entre ellos, propone la formación de una Comunidad de Naciones de América Latina y el Caribe, para unir ideales y esfuerzos. [7] Sobrecalentamiento global, pérdida de la capa de ozono, destrucción acelerada de bosques, contaminación de mantos freáticos, etc. [8] Ratificada por la 12ª Asamblea General del ICOMOS (México, octubre de 1999), la carta fue apoyada por España, Italia, Estados Unidos, Alemania y Brasil, como miembros activos de la organización. Otro documento importante, en este sentido, ha sido la “Carta de Tlaxcala”, elaborada en el III Simposio Interamericano de Conservación y Revitalización de los Pequeños Poblados, organizado por el Comité Nacional Mexicano del ICOMOS, que tuvo lugar en La Trinidad, Tlaxcala, México, del 25 al 28 de octubre de 1982 (Carta de Tlaxcala 1987:141-142). [9] El estado de Hidalgo es uno de los 31 Estados de la República Mexicana. Localizado al norte de la ciudad de México, posee varias regiones geográficas que le otorgan una gran riqueza biótica y cultural. Su población para el año 2010 asciende a 2,665,018 habitantes (Instituto Nacional de Estadística e Informática). [10] Es característico el aprovechamiento de una variedad del maguey en la zona del Altiplano Mexicano, del cual se obtiene una bebida fermentada, el pulque, otrora llamada la bebida nacional.

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Figura 3 Detalle de un sector restaurado de las pinturas del templo de los guerreros, en Chichén Itzá. Fuente: Paul Gendrop (1982:207). Figura 4 Templo del monolito. Dibujo de Medellín Zenil (1962). Fuente: Schávelzon (1982:281).

Figura 5 Armazón de cubierta sobre horcones, con bejuco y otate. Cuazahual, Tepehuacán de Guerrero, Hidalgo. Foto: Antonio Lorenzo Monterrubio (1991) / Figura 6 Planta arquitectónica de una casa actual en San Antonio, municipio de Molango, Hidalgo. Dibujo de Antonio Lorenzo Monterrubio (1991).

Figura 7 Troje o almacén (depósito de granos y semillas), Sierra Alta de Hidalgo. La solución arquitectónica del elemento está realizada con una estructura de horcones (troncos) de madera. Sabiamente, el espacio fue levantado del piso para evitar la humedad que afectara la cosecha. En la parte inferior se diseñó un corral para animales de granja. Croquis de Antonio Lorenzo Monterrubio (1991).

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un proceso de recopilación de la memoria oral, entre otras actividades (Figura 6 y 7). A partir del desarrollo del proyecto, se ha participado en varias reuniones con comunidades interesadas en la conservación de su patrimonio cultural, formulándose diversos dictámenes con recomendaciones sobre su preservación. La sexta línea de acción promovida por la Carta del Patrimonio Vernáculo, indica los cambios en el tiempo, como parte integrante de tal patrimonio, por lo que no puede reducirse a un sólo periodo histórico el objetivo de su conservación. Se trata de agregados y modificaciones, por lo demás naturales, que constituyen intentos de mejoramiento en las soluciones empleadas. Siguiendo este criterio, el proyecto realizado establece una visión contemporánea de los espacios indígenas, basados en su idiosincrasia y cultura. Antes bien, se requiere, para lograr una mayor precisión conceptual, elaborar una distinción entre arquitectura vernácula y arquitectura popular. La primera ha sido fruto del trabajo razonado de comunidades relativamente aisladas, el que da origen a una arquitectura sin referencias al lenguaje occidental; a diferencia de la arquitectura popular, donde el intercambio de varias culturas ha generado una recreación de lenguajes cultos. La propuesta arquitectónica ha de tomar en cuenta, para su realización, las formas ancestrales que las comunidades han concebido para acometer su diaria supervivencia. Con la experiencia alcanzada, se presentó el proyecto Mejoramiento de la vivienda indígena en la Sierra Alta, (Lorenzo, 2005), en el Festival de Arquitectura 2005 de Parma, Italia.11 Sus objetivos generales han sido la elaboración de un proyecto arquitectónico al interior de una población rural que guarda todavía valores sociales y culturales tradicionales, generando un programa integral de vivienda indígena, para mejorar sus condiciones de vida y revalorar su cultura en relación con el medio ambiente y sus recursos naturales. Dicho trabajo tiene como premisas fundamentales: •

El respeto a los valores inherentes a las comunidades rurales, especialmente las indígenas.

La convicción de que la desigualdad social, de la cual son víctimas estas comunidades, se debe a algunas causas estructurales, y que es la injusta distribución de la riqueza, producto del sistema económico capitalista dominante, la raíz de aquel problema.

La principal complejidad de los proyectos aplicados en ámbitos ajenos al del origen del arquitecto, es precisamente su carácter impositivo, desligado de la idiosincrasia local y carente de puentes de comunicación con el usuario final. En este caso, el papel que juega el orgullo y, con frecuencia, la prepotencia del proyectista es notable, más aún si es alimentado por la xenofobia o por el afán de dejar una impronta personal a toda costa. Así, se han ocasionado atentados irreversibles contra el tejido histórico arquitectónico, en todos los ámbitos, rurales y urbanos. Este distanciamiento se origina, en parte, por las limitaciones impuestas desde la época moderna a la disciplina arquitectónica, que ha dejado de tener esa plena formación humanista, tan clara en el Renacimiento. Desde hace varios años, se han realizado loables esfuerzos, provenientes de diversas fuentes12, por tratar de mejorar la vivienda rural. Esos trabajos interdisciplinarios han acompañado también el deseo de intervenir en otros géneros de edificios, como las escuelas.13 La principal aportación del proyecto que aquí se expone es mostrar la riqueza de la supuesta arquitectura pobre, realizada sin la intervención de arquitectos. La región donde se inserta la propuesta es conocida como la Sierra Alta, al centro del país, que ocupa parte de los Estados mexicanos de Hidalgo y Veracruz. Es una región enclavada en la Sierra Madre Oriental, lo que produce una topografía de grandes contrastes, caracterizada por fuertes diferencias biológicas y climáticas. Sólo avanzado ya el siglo XX fue posible concluir la carretera a la Huasteca, región al norte, salvando obstáculos diversos. La forma de construcción tradicional en la región no ha sufrido variantes significativas a lo largo de centurias. La abundancia de madera -pino y encino, particularmente-, gracias a la explotación de los bosques circundantes, ha facilitado la adopción de muros y cubiertas fabricados con dicho material. De ello resultan elementos constructivos flexibles y livianos. Suele emplearse barro para cubrir los intersticios dejados por los entreveramientos de las maderas. Para las cubiertas, se emplea zacate o palma sobre una estructura radial de troncos. La pendiente es bastante acusada, con el fin de lograr un adecuado desalojo del agua pluvial. El clima interior logrado con dicha técnica es muy confortable en el verano y térmico en invierno. No puede decirse lo mismo de los nuevos materiales utilizados con la llegada de la modernidad: láminas metálicas galvanizadas o de cartón, concreto y block. Su empleo ha roto la tradición constructiva y ha degradado la calidad de vida de las comunidades.

[11] El encuentro fue llevado a cabo como parte del programa de actividades del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo y su temática, Riqueza y Pobreza, aludió a los contrastes de la producción arquitectónica y a sus múltiples significados. [12] Por ejemplo, el manual de Bonfil (1963), que hace hincapié en el saneamiento a través de la higienización de los componentes estructurales y de equipamiento. [13] Fue el caso del programa CAPFCE del gobierno federal. De igual forma, varios arquitectos mexicanos han procurado realizar mejoras dentro del ámbito de las instalaciones educativas rurales, como Carlos Leduc y Pedro Ramírez Vázquez. El alcance de los buenos propósitos ha estado, por supuesto, limitado a la introducción de redes de infraestructura. Y en el México posrevolucionario han continuado las desigualdades milenarias.

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Resultados El proyecto en cuestión tiene dos grandes líneas de acción: La creación de espacios comunitarios, cuyo fin es otorgar mayores elementos de cohesión e identificación sociales. Además, se desea contribuir a formar espacios comunitarios, como los siguientes: •

Salón de reuniones. Sitio para toma de decisiones colectivas y para otras actividades (Figura 8).

Lavaderos compartidos. Zona, tanto de trabajo, como de convivencia social (Figuras 9 y 10).

Taller de autoconstrucción. Este último se presentó como una necesidad derivada del requerimiento de contar con un sitio para realizar los arreglos, mantenimiento y ampliación de los hogares de la comunidad, de acuerdo a un esquema de colaboración, basado en un concepto cooperativo (Figuras 11 y 12).

El mejoramiento de la vivienda vernácula. Saneamiento, ampliación y enriquecimiento de los espacios existentes. En general, las plantas arquitectónicas son de una extrema sencillez, formadas por un solo cuarto llamado redondo, esto es, un solo espacio doméstico que alberga todas las actividades domésticas, haciendo las veces de cocina, comedor, recámara e incluso corral para animales. Es cierto que, por las mismas limitaciones económicas, se generalizó el uso de este “cuarto redondo”, lo que origina un hacinamiento y disminución de la sanidad necesaria para un desarrollo libre de enfermedades, en la medida en que animales y humanos conviven directamente. Además, la contaminación generada por el humo de la cocina de barro, cuyo combustible es, por lo general, la leña recopilada diariamente de los montes circundantes, es nociva para los habitantes, dado que no existen las condiciones para una adecuada ventilación. Adicionalmente, la disposición tampoco ofrece la necesaria intimidad a los miembros de la familia (Figura 13). Dentro del mejoramiento integral de la vivienda rural, los criterios básicos de diseño del proyecto son: la ampliación y enriquecimiento de los espacios domésticos y comunitarios, la compartimentación interna razonada y la incorporación de tecnologías alternativas (Figura 14). Se desea enriquecer los espacios internos de las viviendas, a través de una compartimentación y segmentación, que posibiliten un eslabonamiento de distintos espacios, readecuando las funciones domésticas. Dentro del respeto a las tradiciones constructivas de la región, los criterios anteriores desean no solamente imprimir un beneficio a la estética de la comunidad, creando un conjunto arquitectónico de formas variadas, sino lograr una eficaz mejoría en las condiciones de salubridad de la población (Figura 15).

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Hay varias formas comunitarias arquetípicas utilizadas desde tiempos remotos en la región -probablemente desde la época prehispánica-, para solucionar necesidades cotidianas. Éstas son: cestos tejidos de fibras vegetales, con gran habilidad, empleados para cargar y depositar comida o utensilios; trampas para peces, llamadas poxteras, depósitos o contenedores de forma elipsoidal tejidos con ramas, fijados en el fondo de los arroyos, que constituyen formas pasivas de pescar (Figura 16); y batea de madera, bandeja rectangular tallada en madera, útil para transportar ropa o para colocar fruta (Figura 17). Estos son los objetos que han servido de modelo para el diseño de los espacios comunitarios señalados. Las formas arquitectónicas del proyecto se inspiran en el entorno natural y cultural de las mismas comunidades indígenas. El cambio de escalas que implica la traslación de objetos cotidianos hacia un ámbito arquitectónico no es sencillo. Sin embargo, la continua manufactura de aquellos ha establecido un lazo duradero y efectivo, debido a la satisfacción que se posee al hacer cosas útiles y bellas con las propias manos, y al ser parte del conocimiento que se transmite de padres a hijos por incontables generaciones. Se pretende repetir tal retribución emocional, considerando que serán los mismos habitantes los creadores de los espacios. La autoconstrucción jugará un papel de gran importancia para la consecución de los objetivos planteados. La propuesta está en consonancia con la Carta del Patrimonio Vernáculo construido, anteriormente citada, donde se indica como una línea de acción la posible sustitución de partes o elementos originales, bajo las siguientes condiciones: “Las intervenciones que respondan legítimamente a las demandas del uso contemporáneo deben llevarse a cabo mediante la introducción de técnicas y materiales que mantengan un equilibrio de expresión, apariencia, textura y forma con la estructura original” (1996). En cuanto a la compartimentación razonada, se pretende, como un primer paso, ubicar canceles al interior de los “cuartos redondos”, para propiciar una delimitación clara de funciones. La acción requerirá la construcción de sencillos corrales en el patio de la vivienda, para separar completamente a los animales. De acuerdo a una futura evaluación y entrevistas con los usuarios, podrá establecerse la posibilidad de incorporar al núcleo doméstico básico más unidades habitacionales, espacios que se vayan interrelacionando, de manera que de otorgar mayores alternativas de uso, diferenciando las distintas actividades domésticas, sin perder el carácter tradicional del ámbito. Otros aspectos merecen comentarse. Tal como la evaluación final del proyecto, que deberá tomar en cuenta tanto la habitabilidad de los recintos, relacionada por supuesto con la funcionalidad en su sentido vitruviano, como la aceptación del usuario, dada en parte por el punto anterior, pero también por la estética y por la aportación respetuosa y sensible con el entorno, esto es, por la ampliación del repertorio formal sin alteración sensible de la tradición cultural y el ámbito natural.


Figura 8 Propuesta para la cubierta del salón comunitario. Cuenta con una abertura cenital, abierta a los elementos, recordando la geometría tradicional de las viviendas y objetos de uso cotidiano como las bateas, instrumentos de madera utilizados para diversos usos. Croquis de Antonio Lorenzo Monterrubio (2005).

Figura 9 Croquis de los lavaderos comunitarios, basados en la tradicional poxtera. Para el proyecto es crucial contar con un sistema de saneamiento y reciclaje del agua residual, para actividades de riego. Dibujo de Antonio Lorenzo Monterrubio (2005). / Figura 10 Planta de la cubierta. Lavaderos. La sección elíptica de la trampa para peces (poxtera) ofrece el trazo general del espacio. Croquis de Antonio Lorenzo Monterrubio (2005).

Figura 11 Taller de autoconstrucción. Planta general. Croquis de Antonio Lorenzo Monterrubio (2005). / Figura 12 Perspectiva del taller de autoconstrucción. Croquis de Antonio Lorenzo Monterrubio (2005).

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Figura 13 Croquis de posible distribución de una vivienda. Croquis de Antonio Lorenzo Monterrubio (2005). / Figura 14 Criterios básicos de diseño. Croquis de Antonio Lorenzo Monterrubio (2005).

Figura 15 Compartimentación de viviendas. Algunos bocetos de sus implicaciones en el diseño. Croquis de Antonio Lorenzo Monterrubio (2005).

Figura 16 Poxtera o trampa para peces. Sierra Alta de Hidalgo. Dibujo de Antonio Lorenzo Monterrubio (1990).

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Figura 17 Artesanos de la Sierra Alta, Hidalgo, México, mostrando bateas de madera fabricadas por ellos mismos. Foto de Antonio Lorenzo Monterrubio (1993).

En ese sentido, la incorporación de tecnologías alternativas resulta una solución conveniente, por su economía, facilidad de mantenimiento y bajo impacto hacia el medio ambiente. Generadores eólicos, fosas sépticas, deshidratadores solares de vegetales o frutas, constituyen otras opciones (Figura 18).

Conclusiones. En el contexto de una relación interminable de expoliaciones, vejaciones y subordinación a las que se han sometido históricamente las etnias indígenas en el país, se revela la importancia de acercarse a su cultura para efectuar las reivindicaciones necesarias y así entender su cosmogonía en un ambiente de total respeto. En un sentido elemental de justicia, es necesario incorporar a estas comunidades como interlocutores imprescindibles en la construcción de una nación mejor, tomando en cuenta las enseñanzas provenientes de su vinculación tejida entre el mundo natural y social: •

el acercamiento consciente a la naturaleza y sus múltiples beneficios, que provee casa, vestido y sustento;

la práctica del diálogo, tolerancia y solidaridad en-

tre los pueblos para enfrentar más eficientemente, mediante redes sociales consolidadas, los retos derivados de su pobreza. La documentación del patrimonio arquitectónico adquiere su plena justificación si concluye en la recuperación del mismo, con una activa participación social. El conocimiento que se obtiene a través del trabajo documental y de campo deberá sustentar su propia recuperación. Para ello se requiere capacitar a investigadores humanistas dentro de un amplio equipo interdisciplinario, puesto que además de la Arquitectura, se encuentran involucradas disciplinas como la Antropología, la Sociología y la Historia. La inserción de los profesionales en las comunidades deberá resolverse con gran sensibilidad y capacidad de atención al entorno. El involucramiento con la comunidad y el desarrollo de un compromiso social son ineludibles. La participación del usuario es, por tanto, fundamental. Sumar los esfuerzos indicados es el primer paso para lograr la conservación de tan importante patrimonio cultural (Figura 19).

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Figura 18 Croquis de la estructura de cubierta de una vivienda indígena, Sierra Alta de Hidalgo. Las soluciones ancestrales pueden proveer de alternativas formales al proyecto. Croquis de Antonio Lorenzo Monterrubio (1991).

Figura 19 Grabado del artista Diego Rivera, sobre la construcción de una vivienda indígena mexicana. Fuente: http://xroads.virginia. edu/~ma02/rodriguez/rivera/chase.html, [Consulta el 17 de junio de 2014].

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Figura 0 Vista de construcciones de fuerte impronta vernácula en el primer tramo del Cementerio General de la ciudad. Fuente: Adela María García Yero

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Lo vernáculo en la arquitectura y el urbanismo de Camagüey The vernacular in the architecture and urban planning of Camagüey. Adela María García Yero1, Oscar Diosdado Prieto Herrera2

RESUMEN Camagüey, ciudad que obtuvo en el 2008 la condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad, cuenta con un rico fondo de edificaciones vernáculas, a lo cual se une un peculiar trazado urbano, el empleo de técnicas constructivas tradicionales, la adecuación climática y contextual, donde se combinan tradición, praxis, pragmatismo y raíces culturales. El objetivo del presente trabajo busca profundizar en las características de la arquitectura y el urbanismo vernáculos presentes en Camagüey. Para ello fue empleado un enfoque cuanticualitativo, el método observación y el análisis intratextual. Como principales conclusiones se constató la existencia de una fuerte impronta de lo vernáculo en la ciudad, heredada hasta la actualidad, que abarca sus respuestas urbanas y arquitectónicas, en particular en el repertorio doméstico, pero que resulta extensiva hasta su cementerio. Palabras claves: vernáculo, arquitectura, urbanismo, cementerio, identidad

ABSTRACT Camagüey, declared a World Heritage City in 2008, has an important base of vernacular buildings, to which is connected a peculiar urban layout, the use of traditional building techniques, and adaptation to climate and context, where tradition, praxis, pragmatism and cultural roots are combined. The objective of this paper is to delve into the characteristics of vernacular architecture and urban planning present in Camagüey. To this end, a quantitative approach, observation and intratextual analysis were used. The main conclusions confirmed the existence of a strong imprint of the vernacular in the city, which is inherited up to the present and that encompasses its urban and architectural responses, particularly in the domestic repertoire, but that extends even to its cemetery. Keywords: vernacular, architecture, urban planning, cemetery, identity

Artículo recibido el 23 de julio y aceptado el 19 de diciembre de 2014 [1] Facultad de Construcciones, Universidad de Camagüey, Cuba. adela.garcia@reduc.edu.cu [1] Facultad de Construcciones, Universidad de Camagüey, Cuba. adela.garcia@reduc.edu.cu [2] Facultad de Construcciones, Universidad de Camagüey, Cuba. oscar.prieto@reduc.edu.cu

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INTRODUCCIÓN

Las ciudades son fenómenos complejos, en ellas se transfigura una madeja incesante de interrelaciones: ambiente, naturaleza, historia, tensiones, juegos de poderes, los deseos y sueños de sus habitantes. Combinan estas la tradición y la contemporaneidad, lo nuevo y lo viejo; proceso que se visibiliza a través del recorrido de sus fachadas, en la escala de sus paisajes urbanos y en las características identitarias de sus barrios, que expresan sus memorias y andares, el paso del tiempo que es también el tiempo del hombre. En la ciudad se unen realidades e ideales, vivencias y pragmatismo, necesidades e imperativos. Las ciudades son el tronco y el árbol, son el hombre y la mujer social, fundamento de las naciones. Es por eso que quienes intervienen en su crecimiento, urbanistas, arquitectos y también el ciudadano común, son diseñadores de utopías. Pero hoy es un imperativo para el hombre latinoamericano trazar los caminos que marcan su identidad. Quizás este sea de los puntos más complejos en el debate postmoderno. Las respuestas, en este sentido, no son nada simples y, para el arquitecto actual, los derroteros hacia donde encaminar sus obras, se vuelven sumamente difusos. En un medio agobiado por la globalización y la generalización de las experiencias, en un afán reduccionista, los espacios nacionales o regionales tienden a ser minimizados y con ellos sus costumbres ancestrales, lo cual implica, además, el irrespeto hacia las técnicas, materiales y modos de construir. Quizás en estos contextos, los términos “arquitectura y urbanismo vernáculos” sean vistos más como una utopía que como una respuesta sustentable al mundo de hoy. Los mismos vocablos traen en sí las paradojas del hombre contemporáneo, que pueden ser traducidas en el debate modernidad / permanencia, y exteriorizadas en el aparente carácter cotidiano y simple de estas propuestas vernáculas; carácter que lleva a restarles importancia y catalogarlas como arquitectura y urbanismo “de segunda mano”. Sumado a esto, la relación de ambos términos con lo autóctono y, por consiguiente, las costumbres y modos de vida, los materiales y técnicas de construcción derivados de las comunidades, se vuelven asimismo aspectos controversiales. De esa forma, se da, por ejemplo, la tendencia a confundir o simplificar el urbanismo y la arquitectura vernácula como segmentos de la cultura popular que los genera y en ocasiones suelen ser diluido en ella, al considerar sus respuestas como sinónimo de soluciones kischt. No obstante, la Carta del Patrimonio Vernáculo Construido (ICOMOS, 1999) destaca, además de los elementos anteriores, “[…] el reconocible carácter local o regional ligado al territorio; una coherencia de estilo, forma y apariencia, así como el uso de tipos arquitectónicos tradicionalmente establecidos; la sabiduría tradicional en el diseño y la construcción, que es transmitida de modo formal; la respuesta directa a los requerimientos funcionales, sociales y ambientales y la aplicación de sistemas, oficios y técnicas tradicionales de construcción”. Así, se distingue su carácter como expresión de la identidad de las comunidades, regiones y países, su aplica-

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bilidad como respuesta natural a los requerimientos sociales, sin exclusión del ambiente, en concordancia con su tiempo. Valoración que Laura Sepúlveda (2002:14-15) explica así: La arquitectura vernácula pertenece a un sitio. Ha estado ahí toda la vida, no tiene una idea de temporalidad, ha permanecido ahí, en la memoria colectiva. Es una arquitectura hecha a mano, que en algunos casos adopta y reinterpreta el misterio del manejo de la luz y los espacios. Materiales naturales como la madera, cantera y mármol, se usan en diferentes espacios, lo que evoca el estilo compositivo de la arquitectura de nuestras ciudades y pueblos, y se logra así una arquitectura con identidad y alto valor estético.

Se trata de una arquitectura que respeta e incorpora colores, como componentes activos y distintivos del acervo cultural de las regiones, y donde las formas volumétricas logradas, el uso de los sistemas constructivos, la adecuación a la función, el diálogo que establece con los espacios exteriores –ya construidos o naturales–, la vinculación de saberes, generalmente empíricos y transmitidos a través de generaciones, la creación de ambientes interiores que generan microclimas en la búsqueda de lugares confortables, con incidencia en la temperatura, la iluminación, la ventilación, los grados de humedad, etc., constituyen aspectos que permiten, a su vez, conformar rasgos reconocibles capaces de denotar e identificar a quienes los producen y en los cuales, si bien es difícil apreciar filiaciones teóricas o estilísticas, es posible observar variaciones estéticas y culturales de un lugar a otro. En el caso del urbanismo vernáculo, se coincide aquí con los criterios perfilados por Ángela Rojas (2005), quien lo define como: “[…] aquella implantación no arquitectónica basada en una tradición, en una decisión pragmática o incluso en una decisión profesional, siempre que pueda ser considerada propia del lugar y no obedezca a patrones exógenos”. Incluyendo los componentes urbanos, esta proyección resulta además interesante por cuanto valora soluciones que no necesariamente son espontáneas e, incluso cuando esta proyección urbana es espontánea, su connotación de respuesta propia, natural y práctica, es capaz de generar espacios y entramados de cierta magnitud (como la trama de Santa María del Puerto del Príncipe, actual Camagüey), y excluye, de cierto modo, los trazados urbanos implantados, ya sea por la experiencia del colonizador, su tradición, por reglamentaciones o por influencias foráneas, y excluye, de cierto modo, los trazados urbanos implantados. Es válido señalar en todos los casos un aspecto común, esto es, una misma razón de existencia, de desarrollo: respuestas (propias, identitarias, generalmente anónimas) a la búsqueda de protección, en concordancia con el clima local, mediante materiales y técnicas vinculados a los recursos del entorno.

MÉTODOS

Se asume, en este estudio, un enfoque epistemológico en el cual se integran perspectivas cualitativas y cuantitativas. Se emplea el método de la observación desde sus variadas aristas: directa, documental -la cual permite la lectura de textos escritos, planos y monumentos- y el análisis de contenido, donde se emplea una estrategia extensiva al análisis intratextual. Todo ello como parte del enfoque cualitativo, que permite inferir las distintas conexiones o contextualizaciones que establece el campo investigativo. Además, se recurre también a técnicas de corte cuantitativo, como la tabulación (Álvarez y Barreto, 2010:138-141).

RESULTADOS

Desde la llegada del colonizador europeo a América, se detectan rasgos particulares, “propios” o distintivos en la arquitectura y el urbanismo del continente, donde aún existen lagunas considerables en el análisis de su comportamiento. Camagüey es una de las primeras villas instauradas en Cuba. Fundada el 2 de febrero de 1514 y conocida originalmente como Santa María del Puerto Príncipe, parte de su centro histórico posee la condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad otorgada por la UNESCO, desde el 2008, debido a las características excepcionales de su trama urbana y lo singular de su cultura, entre otros aspectos. Existe un criterio que tiende a igualar la arquitectura y el urbanismo desarrollados en la etapa colonial con lo vernáculo, desconociendo el alcance que el propio término implica. Lo vernáculo asimila las aportaciones europeas (las cuales pueden traer la impronta de lo vernáculo) pero, en su adaptación a las condiciones, necesidades locales y en su respuesta práctica, les impone un sello local, pragmático, que excluye lo estrictamente académico. Así sucede con el urbanismo fundacional: se implanta la plaza con las estructuras de poder establecidas en Europa, sin embargo, las construcciones se adaptan a las condiciones del terreno y a las características climáticas. De igual forma, se incorpora al proceso el pragmatismo en la delimitación de los lotes, sin el uso de la línea recta, y la comodidad del uso de los materiales propios, de la mano de obra sin especializar, dirigida por la experiencia. Todo ello da lugar en Camagüey, a la pérdida de la traza original, que respetó la cuadrícula pero buscó las vías más prácticas para desarrollarse.

El urbanismo Si asumimos que en el urbanismo vernáculo es posible hallar un entramado que no siguió las implementaciones europeas (Rojas, 2005), sino que surgió de la necesidad y la respuesta pragmática de trazar las villas fundadas en el camino de la conquista y colonización,

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entonces no se puede obviar el peso de la memoria o del ideal portado por los hombres, como tampoco la influencia de los núcleos poblacionales aborígenes existentes anteriormente, tal como sucedió en Cuba. Se trata, por tanto, de un trazado modificado por las características del contexto cultural y natural en el cual se insertan. Desde esta perspectiva, es posible comprender que buena parte de aquel trazado urbano generado en los primeros años de la colonización en América y en el Caribe, tiene sobre sí la impronta vernácula. A la par, es fácil reconocer la habilidad de Felipe II, como rey de España, al validar por ley lo que la práctica, la experiencia y la necesidad convirtieron en imperativo a la hora de las fundaciones en las colonias de ultramar. Puerto Príncipe se asentó originalmente en Punta del Guincho, en la bahía de Nuevitas, al norte de la isla, contraviniendo la recomendación de fundar las villas al sur, por el desconocimiento de las posibilidades que ofrecían estas costas como puertos favorecidos por la corriente del Golfo. Su traslado posterior al interior del territorio con carácter de ciudad mediterránea -distante de los centros de poder, Santiago de Cuba y La Habana, así como de las villas más cercanas en los siglos XVI y XVII, Sancti Spíritus y Bayamo-, posibilita el desarrollo de una cultura endógena, distinguiéndose por las peculiaridades de su trazado urbano, el carácter e idiosincrasia de sus habitantes y el uso cuidadoso del lenguaje, donde persiste el voceo. Se debe agregar la existencia de un terreno singularmente llano, con abundante pasto y economía básicamente ganadera, que repercute en las características de la ciudad. El planteo de las viviendas urbanas no requirió de grandes espacios para la servidumbre por la existencia de pocos esclavos. Con el asentamiento definitivo de la villa entre los ríos Tínima y Hatibonico, respetando la toponimia aborigen, empieza un proceso que culminará con la consolidación de la estructura urbana y cultural de sus habitantes. Pero ¿qué sucede con su entramado? Lo más cómodo hubiera sido, en un terreno prácticamente llano, implantar una cuadrícula perfecta como matriz generadora del espacio urbano, sin embargo, su crecimiento lento, aparentemente carente de regulaciones u ordenanzas, dispuso el empleo de un trazado irregular, en forma de plato roto, que deforma la cuadrícula original, gestada desde la Plaza de Armas, en sus nexos y funcionalidad con el resto de los componentes urbanos (Gómez, 2006), creando una compleja madeja de relaciones entre los distintos puntos de la villa, hasta quedar convertida en una especie de laberinto. Las motivaciones de este curioso desarrollo quedan abiertas al campo de la especulación, facilitada por la inexistencia de planos originales que recojan elementos de la fundación. La ciudad se complejiza con el paso de los siglos: primero, la ubicación entre dos ríos dificultó la creación de puertos y, con ello, las comunicaciones, lo cual facilitó el aislamiento, el fomento de rasgos identitarios y un rico imaginario popular. Luego, la trama se convirtió en laberíntica, expresión del caos y el desorden, lo que, como se ha dicho, engendra una serie interrogantes: ¿se trató de una solución pragmática?, ¿fue una estrategia defensiva, que sirvió para escamotearle el paso a piratas y corsarios en sus fugaces apariciones? o ¿fue, acaso, resultado de concesiones arbitrarias de solares y una lenta ocupación de ellos, unido a un crecimiento desen-

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Figura 1 Vista aérea de la ciudad, desde la plaza de San Juan de Dios. Nótese la irregularidad del trazado urbano de la zona y la prevalencia de las techumbres de tejas de barro, como adaptación climática y aprovechamiento de los recursos locales. Fuente: Archivos del Centro de Estudios de Conservación y Desarrollo de las Construcciones (CECODEC).

frenado hacia nuevos sitios? Pero las preguntas pueden ser vinculadas a fines más precisos y prácticos: si este trazado fue una consecuencia de los caminos impuestos por el traslado de ganado hacia las vastas llanuras que rodeaban a la villa o si fue un entramado derivado de la ubicación originaria de la villa, entre los ríos Tínima y Hatibonico que generó el empleo de puentes de comunicación obligatorios y pasos reales como el Puente de la Caridad, Paso Chiquito o el Puente Caballero Rojo, hacia los cuales derivaron las calles cercanas provocando la irregularidad de su desarrollo urbano. El carácter vernáculo del trazado urbano de Puerto Príncipe se manifiesta desde sus orígenes y es apreciable en la angostura de las calles, la alineación de las edificaciones a diferentes alturas y anchos de aceras, el papel determinante de la praxis sobre la trama unida a la particularidad de su imagen urbana, donde las maderas de sus ventanas voladas –sobrevivientes a las regulaciones del siglo XIX– marcan el paso del transeúnte y permitiendo apreciar los valores de su peculiar arquitectura y percibir la rica variedad de sus ambientes urbanos. Inicialmente, esta imagen estuvo marcada por materiales precarios como la madera, la yagua, el guano, los que fueron sustituidos de modo gradual por el barro, material abundante en la región y base de una temprana industria alfarera, registrada desde 1544 (Cuevas, 2001:3) (ver Figura 1). La trama se distingue por la configuración de sus espacios, en los cuales se genera un sistema de plazas


principales y secundarias, así como por la convergencia, dilatación o ensanche de vías que dan lugar a plazuelas o plazoletas, las que adquieren especial significación, al relacionarse con construcciones importantes, como las iglesias que nombran y distinguen las barriadas. La relación entre las plazas y las iglesias estructura los recorridos urbanos, mediante una disposición radioconcéntrica y un dominio en torno a la Plaza Mayor, donde, en consecuencia, se ubicó tempranamente la catedral, el cual facilita, dado lo enrevesado del trazado, el desarrollo de peculiares cierres de perspectivas, con visuales que irrumpen ante el caminante, otorgándole una plasticidad singular a la imagen de la ciudad. En tanto, las relaciones básicas funcionales serían establecidas por el nexo económico y la religión. Al respecto, Lourdes Gómez (2005:35) expresa: “[…] para la primera [economía], (este desarrollo urbano) encuentra respuestas a la necesidad de relaciones externas hacia el territorio (hatos, corrales, estancias y haciendas) y hacia la salida y entrada de mercancías, en menor medida por tierra y casi fundamentalmente por mar. Esto genera un grupo de caminos hacia las afueras como extensión de la estructura urbana desarrollada y que va a marcar tendencias lógicas de crecimiento”. Asimismo, los templos conforman nodos importantes y denotan la estructura social de la villa, que desde el siglo XVIII permitió la edificación de grandes construcciones religiosas en un espacio relativamente pequeño y el establecimiento de la red interna de caminos, organizados a partir del vínculo iglesia-iglesia, iglesia-plaza e iglesia-vivienda. Las iglesias construidas en plazas o dilataciones del espacio urbano, de donde salían generalmente las calles, crean cruces de caminos y de perspectivas. Pero la ausencia de reglamentaciones urbanas, o su incumplimiento, establecieron que estas vías se trazasen por los recorridos más cortos, y se lo-

grase un trazado singular por la sinuosidad de las calles, su pequeñez y, en ocasiones, estrechez. De esta forma, dicho trazado se caracterizó por la presencia de plazas presididas por templos, con primacía de construcciones de una o dos plantas, la preponderancia de los arcos presidiendo los accesos, la diversidad de aleros, donde destacan los elegantes tornapuntas, las pilastras flanqueando las grandes puertas clavadizas y, hacia el interior, los frescos patios y los tinajones, solución implementada ante la carencia de agua de la zona (ver Figura 2). Durante el período colonial, los grandes temas urbanos en Puerto Príncipe estuvieron signados por los repertorios religiosos y habitacionales, en los cuales se expresan elementos distintivos de la arquitectura vernácula. El primero, con sus elegantes construcciones, símbolo de la religiosidad de sus habitantes, estableció un recorrido fácilmente distinguible desde diversos puntos de la villa: las torres y campanarios trazan, aún, los pasos de sus ciudadanos. El segundo, establecido por las costumbres, las formas y modos de vida, las necesarias adecuaciones climáticas, mostró la interiorización de sus habitantes, el empleo de materiales locales y un estudio espacial a partir de la respuesta natural a la irregularidad de sus lotes, delineados originalmente a lienza y cordel.

El hábitat En la vivienda principeña se exterioriza la expresión vernácula de la ciudad. Las viviendas del período colonial camagüeyano fueron construidas de una o dos plantas, trazadas en lotes irregulares que dificultaban la implementación del ángulo recto en los interiores, con el empleo de patios interiores, con galerías leñosas o de

Figura 2 Vista de la villa de Santa María del Puerto del Príncipe desde el puente de La Caridad. Grabado antiguo perteneciente a la Biblioteca Nacional de Cuba (Fondo de Grabados). Obsérvese el predominio de las manzanas irregulares, las visuales hacia las torres campanarios de los templos y la presencia de una arquitectura primigenia de fuerte carácter vernáculo. Fuente: Mabel Teresa Chaos Yeras: ”El lenguaje de poderes en la estructura física de Santa María del Puerto del Príncipe. Siglos XVI-XVIII”, Tesis Doctoral, (2001:60).

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Figura 3 Planta y elevación de vivienda del período formativo de la arquitectura de la villa de Santa María del Puerto del Príncipe. Ubicación en Lugareño # 102, esquina Ángel. Fecha más antigua: 1720. En su trazado trapezoidal, casi triangular, se traduce la irregularidad del lote. Fuente: Archivos del Centro de Estudios de Conservación y Desarrollo de las Construcciones (CECODEC)

mampostería que servían no solo como pretexto para el paso, sino también como adaptación climática, al permitir la protección solar y de la lluvia, y crear un ambiente fresco. El empleo de las techumbres de madera, con cubiertas inclinadas de barro -desde el elaborado techo de armadura o alfarje, hasta el rústico colgadizo que guiaba las aguas al patio, facilitando el drenaje de las aguas recogidas en ventrudos tinajones o en aljibes, y el aislamiento térmico-, aportaron ese color rojizo que distingue el paso por la ciudad. Fue común la utilización de las paredes medianeras de ladrillos cocidos de barro –gracias a la vasta presencia de la arcilla en la zona, material versátil, con gran plasticidad y resistencia–, tablas de yaguas, embarrado, mampuesto o tapial y los pisos de losas de barro (ver Figura 3). El desarrollo simple de la planta de una crujía paralela a la calle, el uso del zaguán, la inevitable presencia de los arcos y su rica variedad -donde destacan el mixtilíneo, los medios puntos y los carpaneles-, la diversidad de aleros, como necesidad apremiante de la región; todo ello denota el tratamiento íntimo del hábitat, considerado tradicional y conservador en la arquitectura colonial cubana. Los elementos decorativos se colocaban en relación estrecha con el estatus social. Resulta interesante, en tal sentido, el frecuente empleo del arco, como principal elemento no solo arquitectónico-funcional, sino de jerarquización social del espacio habitable. Las

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evidencias demuestran cómo los primeros arcos fueron producto de un conocimiento empírico de los maestros constructores; su terminación imperfecta y aspecto atectónico dan fe de ello. Luego, estos alcanzarán un alto nivel de perfección, con los mixtilobulados de gran diversidad y complejidad propios del esplendor del siglo XIX, distinguiéndose en la arquitectura cubana por su elegancia y proporciones. Su originalidad le ha permitido, en efecto, ocupar un lugar preferencial en la vivienda tradicional camagüeyana hasta la actualidad (ver Figura 4). En toda esta arquitectura vernácula desarrollada en la ciudad destaca el peso de la praxis y la experiencia de los maestros albañiles, quienes con su sapiencia y, muchas veces sin disponer reglamentaciones, hicieron el trazado de una ciudad peculiar, donde se conjuga armoniosamente el sabor de la espontaneidad con elaboradas soluciones académicas e, incluso, con la impronta de lo moderno. La ciudad es eso, encanto, provocación, sorpresa, folclor, urdimbre de barro y polvo, de vida y tiempo.


Figura 4 Empleo del arco mixtilíneo como elemento decorativo que jerarquiza el espacio interior de la vivienda, situada en Lugareño # 57. Su imperfección denota el status social de sus moradores y la ausencia de una mano de obra especializada. Fuente: Archivos del Centro de Estudios de Conservación y Desarrollo de las Construcciones (CECODEC).

El Cementerio General El Cementerio General de Camagüey fue bendecido en mayo de 1814 y actualmente es uno de los más antiguos del país. En sus inicios contó con plano de construcción pero trasladó de modo espontáneo la irregularidad de la traza citadinas, es decir, aquí se mantiene el diseño de la manzana compacta, no obstante, su desarrollo interior traduce el caos de la espontaneidad: pocos fueron los proyectos exigidos para la construcción de los monumentos. Las tumbas más antiguas conservadas corresponden a la tipología de panteones adosados a paredes de la Iglesia y limítrofes al camposanto. Las construcciones alcanzan 1,50 m de altura media; de diseño simple y con el empleo de nichos abovedados que alcanzan hasta tres niveles de enterramiento. Usan el ladrillo de barro para levantar los paramentos, bóvedas y techos, junto con horcones de madera con función estructural y losas de barro como revestimiento de cubiertas. Las fachadas simples denotan macicez en el planteo de la elevación, resaltado por la terminación de los revestimientos, el detalle simple de la decoración y el diseño de las pilastras –con preferencia por las corridas–. Existe una correspondencia de época entre las construcciones edilicias y las funerarias de Puerto Príncipe. En la primera mitad del siglo XIX, las edificaciones se caracterizan por

una coherencia constructiva y la persistencia de la casa tradicional con pocos detalles estilísticos, se mantiene el tipo pero se introducen variaciones tipológicas que enriquecen las fachadas, con predominio del ancho sobre el alto; en la necrópolis existe igual predominio del ancho sobre el alto, característica afianzada en las construcciones más antiguas, donde persisten elementos de la arquitectura del siglo XVIII. En el cementerio, lo vernáculo se mezcla con lo folclórico y lo popular, de una manera tal que su fronteras se difuminan. Además, se halla marcado por la inoperancia de las regulaciones, las cuales entonces solo exigían el cumplimiento de horarios, requisitos de enterramiento e inhumación, y monumentos elaborados con decoro, acorde a la función del lugar. El hecho de adecuar el camposanto parroquial de la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje con las necesidades de la villa y de no buscar un nuevo espacio, implicó una solución práctica, ajena a estudios profundos en relación a las condiciones del lugar. El trazado dejó expedito el camino para la espontaneidad y el gusto de los ciudadanos, quienes optaron por asimilar fórmulas establecidas en la ciudad del XVIII, aprovechando la expresividad del barro. Un aspecto connotativo es la inexistencia de información sobre estos primeros constructores o sobre quienes proyectaron estos primeros monumentos.

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Figura 5 Vista de construcciones de fuerte impronta vernácula en el primer tramo del Cementerio General de la ciudad. Fuente: Adela María García Yero

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CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA

En Camagüey es posible apreciar el tratamiento de la arquitectura vernácula en el uso de las técnicas y materiales de construcción, la composición volumétrica, los rasgos tipológicos de las edificaciones, manifestados en los inicios efímeros e inexpertos. La respuesta pragmática al contexto natural determinó no solo el desarrollo peculiar de su trazado urbano, sino también las características de sus viviendas, cuya introspección refleja, a su vez, el carácter de sus habitantes. De este modo, el arraigo a lo vernáculo es expresión de identidad extendida hasta la actualidad.

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Es aquí fundamental el papel jugado por la praxis y el conocimiento empírico en la conformación de una arquitectura, tanto doméstica como civil, y en el desarrollo de trama de la ciudad y su imagen urbana, distintivas y fieles a las raíces culturales que las originan. En este trabajo fue posible, finalmente, dilucidar criterios acerca de qué entender por vernáculo y no equipararlo a la arquitectura y al urbanismo colonial; reconociendo, de todas formas, el peso del primero dentro de los segundos, y otorgándole a lo vernáculo el valor que poseen la praxis, la adecuación a las características climáticas locales y la espontaneidad, en la búsqueda de soluciones en función del hombre. La ciudad se vuelve incitación en su urdimbre, mezcla fundente de una cultura propia, identificada con sus valores y tradiciones, que valida el barro como material idóneo por su abundancia y plasticidad, por su don de vida, como símbolo que la identifica y distingue.

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Figura 0 Actual Centro de Convenciones Santa Cecilia en Camagüey. Fondo Fotográfico Biblioteca CECONS.

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Secuencia: Huellas de mi ciudad. Fotos: Alberto Mancebo Socarrás.

La arquitectura vernácula como importante manifestación de la cultura1 Vernacular architecture as an important manifestation of culture. Mabel Teresa Chaos Yeras2

RESUMEN La arquitectura vernácula es considerada una importante manifestación de la cultura, sin esta claridad no es posible brindar aportes que garanticen su continuidad en el contexto actual. Para ello el análisis de la relación cultura-ciudad debe realizarse desde el factor humano y desde la cultura heredada. En la arquitectura contemporánea es posible apreciar un deterioro y, a la vez, un retroceso por la proliferación de elementos carentes de estética. Este fenómeno abre una interrogante derivada también del hecho de que el pueblo considera a la cultura popular como propia y constitutiva de su tradición, de modo que el dilema radica en definir de qué se trata, en realidad, ¿de “neoeclecticismo”, arquitectura vernácula o kitsch? Mediante un abordaje histórico-arquitectónico y social, que se apoya en el empleo del método de la observación exploratoria, se indaga en el fenómeno para comprender el término “vernáculo”, en su relación con la cultura y, de esa manera, identificar alternativas viables para afrontar la problemática actual. Palabras claves: cultura, identidad cultural, arquitectura vernácula.

ABSTRACT Vernacular architecture is considered an important manifestation of culture; without this clarity it is not possible to make contributions that guarantee its continuity in the present context. To this end, the analysis of the culture-city relationship should be carried out from the point of view of: the human factor and the inherited culture. In contemporary architecture, it is possible to perceive a deterioration and at the same time a regression due to the proliferation of unaesthetic elements. This phenomenon also raises a question derived from the fact that people see popular culture as constitutive of their own tradition, so that the dilemma lies in defining what it really is--is it “neoeclecticism,” vernacular architecture or kitsch? By means of a historical-architectural and social approach, which relies on the use of the exploratory observation method, the phenomenon is investigated to understand the term “vernacular” in its relationship with culture, and thus identify viable alternatives to address the current problem. Keywords: culture, cultural identity, vernacular architecture.

Artículo recibido el 30 de julno y aceptado el 29 de diciembre de 2014 [1] Artículo basado en los resultados de tesis doctoral “Lenguaje de poderes en la estructura física de Santa María del Puerto del Príncipe. Siglos XVI-XVIII.” Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, España. [2] Centro de Estudios de Conservación del Patrimonio (CECONS), Universidad de Camagüey Ignacio Agramante Loynaz, Camagüey, Cuba. mabel.yeras@reduc.edu.cu

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INTRODUCCIÓN El ser humano, como ente social y hacedor de su propia cultura, aporta valores a esa ciudad que reconoce como “el mayor hecho cultural, el más masivo y perdurable, y también el más inclusivo porque incorpora a todos los sectores de la población y a todas las generaciones que nos antecedieron” (Coyula, 2000). Las creaciones que se materializan en el espacio urbano, identificando los momentos históricos-concretos de la vida del hombre, hoy han alcanzado una connotación global, que pone en peligro la diversidad cultural y la esencia misma de la cultura (Moya, N. Brito y J. Brito, 2001:36). La creciente internacionalización de los procesos económicos y tecnológicos induce a la uniformidad, la imitación y el deterioro de las culturas nacionales. En las ciudades se expresa, con la importación de modelos urbanos y arquitectónicos, la introducción de tecnologías no apropiadas al contexto local, la pérdida del espacio urbano y la destrucción del patrimonio heredado. La pérdida de referentes de identidad como la arquitectura vernácula es un fenómeno que requiere del debate y la acción, si no queremos perder tan importantes exponentes de nuestra identidad. Ante esta problemática, el debate en torno a la arquitectura vernácula como alternativa abre un camino factible de recorrer si se consideran elementos conceptuales y prácticos bajo criterios contemporáneos. La arquitectura de este tiempo se ha apartado de sus raíces, olvidando aspectos tan sensibles como la adaptación al medio, el régimen de brisas, la trayectoria solar y los materiales y técnicas locales; todo lo cual se traduce, en ocasiones, en una serie de problemas como: encarecimiento de las obras por costos de importación, consumo de energías no renovables y otros muy relacionados con el ciclo de vida de los edificios. La tecnología mal entendida, que ha deslumbrado al mundo, es en gran medida la responsable del olvido de nuestros orígenes. Se ha obviado la relación del hombre con la naturaleza, se ha creado una enorme confusión como resultado de la gran cantidad de materiales y sistemas constructivos, industrializados, de tal forma que lamentablemente la edificación ahora no identifica al hombre con su medio. El inicio del siglo XXI, marcado por la especulación y los criterios comerciales, ha creado una arquitectura anónima de gran uniformidad constructiva, carente de elementos capaces de ambientar y hacer más agradable la vida, de manera que se han destruido los hábitos de vecindad y comunicación espontánea entre los hombres, con lo que también se ha afectado significativamente el orden social. Muchas construcciones contemporáneas aíslan al hombre de su medio, no solo natural sino social, afectando las prácticas cotidianas de intercambio y generando barreras que se ven reflejadas ya no únicamente en la estructura física de las ciudades; además, en la estructura de la sociedad. Hoy se busca en la arquitectura vernácula un medio para mejorar estas condiciones, encontrando no en la repetición o imitación, sino en la inspiración de lo autóctono, una guía de comunicación con el medio ambiente natural y una mayor armonía espiritual en el contacto con la naturaleza.

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Figura 1 Faro del Comercio, ciudad de Monterrey, México / Fuente: http://commons.wikimedia.org/wiki/ File:Farodelcomercio.JPG

METODOLOGÍA La posición asumida aquí se fundamenta en la idea de correlación entre los procesos y objetos, y de la interdependencia de los mismos; así como por la máxima de que “los hombres mismos hacen su historia, pero no la pueden hacer a su libre albedrío, pues cada nueva generación actúa en determinadas condiciones objetivas, creadas antes de su aparición” (Diccionario de Filosofía, 1984:279). Por ello, el objeto de la investigación se aborda partiendo de él mismo, de su relación con los diferentes fenómenos que lo condicionaron y los que lo condicionan en la actualidad. Asimismo, el estudio se apoya en el análisis crítico de conceptos y tendrá un en-

foque práctico, con el fin de mostrar alternativas viables para la solución de la problemática abordada. La metodología general se basa en el Método de Investigación General de las Ciencias Sociales, con el auxilio de la observación exploratoria. Se combinan elementos técnicos propios de la arquitectura y las ciencias sociales para concebir al hombre como ente hacedor de su propia cultura, capaz de aportar valores a ella. En definitiva, se evidencia una interrelación entre las variables arquitectónicas y sociales que conforman el espacio.

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Figura 2 Exponentes de la arquitectura vernácula de Camagüey. Estudio de caso CHAOS, Mabel T. Lenguaje de poderes en la estructura física de Santa María del Puerto del Príncipe. Siglos XVI-XVIII. Tesis Doctoral inédita. Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, España. 2005.

Concretamente, se da inicio con la fundamentación teórico-metodológica que incluye la revisión de la documentación, la observación de la problemática general y la valoración del comportamiento del objeto de estudio. Para el análisis y síntesis de los componentes de la arquitectura se hizo indispensable utilizar técnicas gráficas como el levantamiento fotográfico.

RESULTADO Un recuento necesario Aunque el interés en la arquitectura vernácula ha crecido en épocas recientes, este se mantuvo, en realidad, latente por muchos años, desde al menos 1839, cuando la expresión fue usada por primera vez en Inglaterra. El concepto de arquitectura vernácula no es totalmente revolucionario, aun cuando la expresión y otras con las que ella se asocia puedan parecer novedosas. En la literatura sobre el tema pueden encontrarse indistintamente términos como: arquitectura primitiva, arquitectura indígena, arquitectura anónima, arquitectura popular, rural o tradicional, entre otras (Arboleda, 2006).

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Los arquitectos empezaron a interesarse en incorporar la construcción vernácula a la teoría de la arquitectura alrededor de los años 1950. En 1964, una influyente exposición de edificaciones tradicionales en el Museo de Arte Moderno de Nueva York propuso elevarlas a la categoría de bellas artes. Para finales de 1960, sin embargo, los estudios empezaron a concentrarse menos en la belleza de las tipologías vernáculas y más en el contexto social, tecnológico y ambiental en el que estas eran producidas. En 1976, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) formó un comité especial para promover la cooperación internacional en la identificación, estudio y protección de la arquitectura vernácula. El creciente interés en el tema alcanzó su punto culminante en 1997, con la publicación, bajo la dirección del folclorista británico Paul Oliver, de la Enciclopedia de arquitectura vernácula del mundo, considerado hasta ahora el trabajo de referencia más importante sobre el tema. Algunos autores plantean que lo vernáculo es aquello que el poblador autóctono incorpora a su construcción, en respuesta a sus necesidades y atendiendo a su capacidad económica; que refleja las costumbres y formas de vida de una nación y trasmite sus tradiciones de una generación a otra; que es un testimonio de la cultura popular con elementos de creación y valores propios


Figura 3 Exponentes de la arquitectura vernácula de Camagüey. Fondo Fotográfico Biblioteca Centro de Estudios de Conservación del Patrimonio. (CECONS)

que, además de ser visto como un patrimonio construido, forma parte de la idiosincrasia de cada pueblo, por tanto, de su cultura, y se adapta a las condiciones climáticas y a los recursos naturales del entorno donde se enclave, utilizando técnicas de construcción muy simples y una serie de materiales autóctonos. Cuando se habla de arquitectura vernácula, Javier Rangel (Sin fecha:34), por ejemplo, la define como aquella que nace de las necesidades funcionales y formales de una región, como también del aprovechamiento de los recursos naturales que permiten su construcción. Amos Rapoport (Sin fecha:12), por su parte, plantea que la arquitectura vernácula trabaja con el lugar del emplazamiento y con el microclima; respeta a las demás personas y sus casas y, en consecuencia, al ambiente total, natural o fabricado por el hombre, y trabaja dentro de un idioma con variaciones dentro de un orden dado”. En otras palabras, como la entiende Jimmie L. King (Sin fecha:4), la arquitectura vernácula es aquella que se distingue de las demás porque dadas sus formas, su función y su calidad espacial, constituye un producto directo de la reflexión de sus ocupantes acerca de su entorno y sus necesidades. Todo lo anterior se refleja en la utilización de los materiales que ofrece el lugar, la carencia de elementos superfluos e influencias estilísticas

-que no implica el abandono de la estética-, la construcción de espacios útiles y la consideración del clima. Laura Sepúlveda Velázquez realiza una valoración en su artículo “Al rescate de la arquitectura vernácula” (2002:14), donde plantea: “La arquitectura vernácula pertenece a un sitio. Ha estado ahí toda la vida, no tiene una idea de temporalidad, ha permanecido ahí, en la memoria colectiva. Es una arquitectura hecha a mano, que en algunos casos adopta y reinterpreta el misterio del manejo de la luz y los espacios”. En el mismo texto, Alma Rosa Radillo Enríquez (Sepúlveda, 2002:15) plantea: “Es ahí donde está nuestra verdadera identidad. La arquitectura vernácula es aquella que respeta e ingresa a cuestiones funcionales tipológicas, al manejo de materiales y a uno de los aspectos más ricos de nuestro acervo cultural: los colores. A medida que respetemos nuestras raíces y tradiciones, encontraremos la veta más rica y la mayor inspiración para hacer la mejor arquitectura posible. […] Las imitaciones mal hechas nunca han tenido mucho eco en el campo de la arquitectura, pero las versiones mediante los ojos de una persona, esas siempre han tenido un enriquecimiento muy especial”.

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Asimismo, Teresa de Jesús Estrada Lozano, en la 76ª Asamblea Nacional de Asinea, apunta: “Arquitectura vernácula, es el conjunto de edificaciones en las que se reconocen sistemas constructivos locales, y que son realizadas mediante la utilización de materiales regionales, distinguiéndose además, porque sus formas volumétricas, color, función y espacios exteriores e interiores forman un conjunto de rasgos reconocibles, que permiten identificar a quien la produce” (2005:7). En tanto, Pavel Humberto Tiburcio escribe, citando a Gabriel Arboleda sobre las características de la arquitectura vernácula: “Es testimonio de la cultura popular en donde el uso de materiales y sistemas constructivos son producto de una buena adaptación al medio […] basada en el conocimiento empírico evolucionado de generación en generación, resultando en una tradición constructiva, reproducida y conservada viva por las nuevas generaciones. Sus características estéticas y estructurales difieren entre un lugar y otro entre una cultura y otra, sin embargo sus esenciales características parten de la misma raíz. Responde a una protección acorde al clima local y contiene materiales según los recursos existentes en el entorno” (2007:2). Para Eliana Cárdenas (2009a), la valorización de la arquitectura popular y tradicional es un fenómeno recurrente, que aunque se vincula a varios procesos, se enfoca fundamentalmente en el estudio de soluciones insertadas en la tradición, en los saberes populares, como también en la evaluación de modelos validados por esa tradición y en la búsqueda de métodos para mejorarlos. Plantea la autora que la aceptación de la arquitectura vernácula como fuente de soluciones para la contemporaneidad y expresión genuina de identidad, tiene antecedentes importantes en arquitectos de distintas etapas y diversas regiones. Desde inicios de la modernidad, hay ejemplos significativos de reinterpretación de constantes de la arquitectura popular en la arquitectura profesional: William Morris y Philiph Webb revalorizan, así, la vivienda rural tradicional, al igual que Frank Lloyd Wright, la del “pionero” estadounidense. Alvar Aalto, Kenzo Tange, Luis Barragán, Mario Romañach, Charles Correa, Fruto Vivas, conjugan tradiciones locales con el lenguaje y técnicas modernas. La necesidad de países como México (Sandoval, 2011:99) de estar a la altura de la modernidad ha llevado a que los arquitectos exploren nuevas tecnologías constructivas y materiales que terminan desplazando a la arquitectura vernácula. De esta forma, algunos materiales locales, a pesar de sus posibilidades y de su costo, son rechazados, para utilizar otros. Pero no se trata solo de la selección de los materiales, otros factores como las condiciones climáticas de un sitio terminan por ser olvidados y resueltos con las nuevas tecnologías, que permiten climatizar espacios con la consiguiente pérdida del intercambio natural y el aumento de los costos energéticos. Otros aspectos como la imagen urbana también pierden integridad al importarse modelos llamados “contemporáneos”. Resulta significativo, en este sentido, el caso de Barragán como continuidad o adaptación de lo vernáculo; su obra retoma los valores de la arquitectura vernácula mexicana para enriquecer la arquitectura contemporánea y reconsidera las bases que originaron la primera,

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entre ellas, la adaptación al sitio y el uso de materiales locales, con el fin de recrear una arquitectura contemporánea que no ha perdido su identidad y que bajo la estética de las expresiones mínimas logra una coherencia con su tiempo. Identidad cultural como concepto dialéctico La identidad es una construcción social vinculada a los acontecimientos que ocurren en el seno de la propia comunidad. Desde esta perspectiva, es preciso buscar elementos de cohesión social en torno a sus valores y símbolos. La arquitectura constituye probablemente una de las expresiones del genio humano con mayor significación social. La identidad cultural no existe sin la memoria, sin la capacidad de reconocer el pasado, sin elementos simbólicos o referentes que le son propios y que ayudan a construir el futuro. Es un fenómeno sociocultural, en el cual una comunidad reconoce sus valores específicos y se identifica con ellos, es el “conjunto de circunstancias culturales que distinguen a una sociedad de las demás” (Cárdenas, 2009b). La identidad cultural se asocia a un factor social en un determinado contexto, por lo que no solo comprende las huellas de la historia sino también los procesos evolutivos de cada núcleo; de allí la importancia de un análisis integral del fenómeno: “La identidad es un problema de conciencia. Incluye, pues, una asimilación del pasado, una comprensión del presente y una voluntad hacia el porvenir, en un todo continuo” (ibídem). La concepción social del espacio lleva implícito un cambio en el entendimiento del medio natural. El asentamiento geográfico definitivo de una ciudad está condicionado por múltiples factores que influyen en la forma resultante que la define. Las características geográficas del paisaje condicionarán el desarrollo de una ciudad y definirán rasgos morfotipológicos. Es preciso entender el espacio como el resultado del proceso de transformación de la naturaleza por el hombre. Los procesos de significaciones están siempre circunscritos al ámbito social. Para Henri Lefebvre (1973), lo urbano no se limita a la morfología urbana, se trata de algo mucho más complejo que es la manera de vivir una sociedad a partir de la base económica, social y cultural. Afirma Valera (1996: 67) que entendiendo el espacio como una construcción social, el conjunto de significados asociados a ese espacio simbólico urbano es un producto fruto de la interacción entre los grupos o comunidades que se encuentran implicados y el propio espacio, siendo este un producto siempre inacabado en tanto estos significados evolucionan a la vez que va evolucionando el grupo; de allí que se considere a la identidad como un concepto dialéctico. El caso cubano, algunas reflexiones La conformación de la identidad nacional cubana se define a través de una fusión cultural en la que la metrópolis española definió rasgos esenciales. Se trata de un fenómeno cultural apreciable en la arquitectura y el urbanismo de la nación, que conformó una identidad propia. En la arquitectura, la influencia directa transmitida por maestros de obra y las referencias visuales directas de Cádiz, Andalucía y otras ciudades españolas, generaron rasgos típicos en la arquitectura del período


Figura 4 y 5 Capitolio Nacional, La Habana, Cuba. Fondo Fotográfico Biblioteca Centro de Estudios de Conservación del Patrimonio. (CECONS)

colonial con una marcada influencia hispano-mudéjar. El enfoque vernáculo del repertorio doméstico en el interior de la isla y en ciudades como Camagüey, se ve reflejado precisamente por las técnicas de construcción utilizadas, por los materiales empleados, por su composición volumétrica y por los rasgos tipológicos que la evidencian y que, en sus orígenes, fueron muy precarios e inexpertos, pero que con el curso del tiempo se fueron modificando. El patrimonio vernáculo es la expresión fundamental de la identidad de una comunidad, de sus relaciones y, al mismo tiempo, es la manifestación de la diversidad cultural; constituyendo además el modo natural y tradicional en que cada ciudad ha producido su propio hábitat. Forma parte de un proceso continuo, que incluye cambios necesarios y una permanente adaptación como respuesta a los requerimientos sociales y ambientales. En Cuba, para citar solo otro ejemplo, el eclecticismo define un cambio cualitativo en la arquitectura, para estar a tono con el pensamiento de la época. Elementos como los balaustres, los pretiles decorados, las platabandas, la herrería de diseños elaborados, son aquellos que popularmente serán reconocidos como significativos y que definirán las futuras prácticas culturales. Así, ciertos elementos arquitectónicos cobran popularidad como parte de un análisis estético, y su reinterpretación

acertada hace ver que la arquitectura vernácula sigue siendo un referente obligado aún en intervenciones contemporáneas. Lamentablemente, esto no ocurre no en todos los casos, pues en ocasiones más que destacar su reinterpretación, la intervención propuesta se convierte, muchas veces, en agresiva e inarmónica. En Camagüey, el máximo exponente de la arquitectura ecléctica lo constituye el antiguo edificio de la Sociedad Santa Cecilia, luego conocido como La Popular y actual Centro de Convenciones Santa Cecilia. Otra de las edificaciones representativas lo conforma el Centro de Antropología Cultural. Dos tendencias caracterizaron aquí el eclecticismo: la académica y el ecléctico popular basado en el empleo de elementos de corte repetitivo, acompañado de innovaciones locales que incorporan detalles con influencias estilísticas de edificios de gran connotación. En la actualidad, y debido, en ocasiones, a la evolución de las técnicas constructivas actuales, estos referentes desaparecen día a día, siendo sustituidos por nuevas y modernas edificaciones que eliminan una expresión de nuestra cultura material como fruto de talento del pueblo. En la Carta del Patrimonio Vernáculo Construido (1999), ratificada por la 12ª Asamblea General en México, en octubre de 1999, se plantea que:

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Figura 6 Exponentes de la arquitectura vernácula de Camagüey. Fuente: Fotografía Alberto Mancebo Socarrás.

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Figura 7 Actual Centro de Antropología Cultural. Fondo Fotográfico Biblioteca CECONS.

“El patrimonio tradicional o vernáculo construido es la expresión fundamental de la identidad de una comunidad, de sus relaciones con el territorio y, al mismo tiempo, la expresión de la diversidad cultural del mundo. Este patrimonio vernáculo construido constituye el modo natural y tradicional en que las comunidades han producido su propio hábitat. Forma parte de un proceso continuo, que incluye cambios necesarios y una continua adaptación como respuesta a los requerimientos sociales y ambientales. La continuidad de esa tradición se ve amenazada en todo el mundo por las fuerzas de la homogeneización cultural y arquitectónica. Cómo esas fuerzas pueden ser controladas es el problema fundamental que debe ser resuelto por las distintas comunidades, así como por los gobiernos, planificadores y por grupos multidisciplinarios de especialistas. Debido a esa homogeneización de la cultura y a la globalización socio-económica, las estructuras vernáculas son, en todo el mundo, extremadamente vulnerables y se enfrentan a serios problemas de obsolescencia, equilibrio interno e integración. Es necesario, por tanto, establecer principios para el cuidado y protección de nuestro patrimonio vernáculo” (ICOMOS).

No deja de ser cierto que la ciudad y su arquitectura están sometidas a un uso dinámico, donde con el transcurso del tiempo hay que asimilar los cambios que imponen una sociedad en continuo desarrollo. Sin embargo, frecuentemente se aprecia la desintegración de la arquitectura que, en consecuencia, pasa a integrar las filas de las agresiones irreversibles. Es necesario, por tanto, lograr una adecuación a las condicionantes socioculturales, ambientales y una búsqueda de alternativas con el adecuado uso de materiales y técnicas locales. La continuidad formal y reinterpretación de valores auténticos, constituyen los verdaderos aportes a la arquitectura contemporánea. Varios son los ejemplos de importantes autores que demuestran que existen alternativas, entonces, ¿por qué no formar arquitectos capaces de lograr una arquitectura propia, anclada a sus raíces y, a la vez, actual? Los fenómenos apreciables en la arquitectura contemporánea constituyen alertas frente a una identidad alterada y en peligro; las soluciones son posibles y urgentes si queremos mostrar nuestra singularidad, reflejo de identidad, frente a la diversidad de nuestras ciudades. Es allí donde radica el reto de las actuales y futuras generaciones.

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CONCLUSIONES Se coincide con Eliana Cárdenas cuando plantea que los intentos de búsqueda de soluciones más adecuadas a las condiciones de cada sitio, han ido articulando varios aspectos, tales como: las propuestas de una arquitectura que sea menos consumidora de naturaleza, cuyas soluciones impliquen menor gasto energético, considerando el concepto de ciclo de vida; las tecnologías alternativas con empleo de materiales adecuados a las condiciones económicas de los lugares y las tecnologías tradicionales capaces de aprovechar las experiencias locales; los conceptos de arquitectura bioclimática y uso de la energía pasiva; la arquitectura saludable. Las posiciones más lógicas sostienen lo imprescindible de buscar un balance entre las necesidades comunitarias y las repercusiones del fenómeno de globalización en el ámbito urbano, lo cual se traduce en políticas donde la economía, la ecología urbana, el ambientalismo, la búsqueda de soluciones donde se limite el derroche, tratan de encontrar equilibrio, en fin, un desarrollo sustentable, aun cuando las contradicciones sean muy fuertes (Campos, 1995: 163). Todo ello forma parte de un enfoque que se vincula a una visión identitaria. El uso de materiales locales fue considerado siempre un factor expresivo de identidad, mas el desarrollo tecnológico ha proporcionado nuevos materiales de construcción que difieren de los tradicionales, circunstancia que no debe limitar o impedir una arquitectura que responda a los valores de un sitio; lo más importante es el empleo eficiente de los recursos disponibles. En resumen, es posible alcanzar una expresión válida desde el punto de vista identitario si los diseñadores son capaces de asimilar coherentemente los avances científico-técnicos. Esta sabia arquitectura es una importante manifestación de la cultura, la tradición, la identidad y la historia, y corresponde a una comprensión integral, que poseían quienes la crearon, respecto del medio ambiente y las condiciones de comodidad buscadas a través de dicha arquitectura.

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Arquitecturas del Sur / Vol 33 / Nº 47 / 2015 / ISSN 0716-2677 El impacto del petróleo en la casa tradicional de Maracaibo. Una mirada desde el análisis histórico- urbano Javier E. Suárez Acosta / Alexis E. Pirela Torres / p. 74-83

Figura 0 Plano del Centro Urbano de Maracaibo y sus alrededores en 1936, luego del impacto petrolero. Fuente: Plano de Maracaibo de 1936. Ministerio de Obras Públicas, Dirección de Cartografía Nacional. Ejemplar conservado en la Colección Mapoteca de la Biblioteca Nacional, Caracas.


Secuencia: Caminando hacia el despacho para iniciar la semana. Fotos: Alaisa Pirela.

EL IMPACTO DEL PETRÓLEO EN LA CASA TRADICIONAL DE MARACAIBO. UNA MIRADA DESDE EL ANÁLISIS HISTÓRICO- URBANO THE IMPACT OF OIL ON THE TRADITIONAL MARACAIBO HOUSE: A LOOK FROM THE HISTORICAL-URBAN ANALYSIS PERSPECTIVE. Javier E. Suárez Acosta1 Alexis E. Pirela Torres2

RESUMEN La arquitectura residencial tradicional de Maracaibo ha devenido en la memoria colectiva del venezolano en símbolo de identidad y en una suerte de imagen cultural perdurable. Arquetipo considerado por los locales como modelo de su arquitectura colonial, en el ámbito académico se entiende como ejemplo del modernismo del siglo XIX. Este artículo tiene como objetivo argumentar que fue en el marco de la coyuntura de la explotación petrolera del siglo XX y durante el período gubernamental de Vicencio Pérez Soto, presidente del Estado Zulia (1926-1936), cuando se generaron las condiciones económicas y políticas que viabilizaron, a través de las ordenanzas, la imagen que hoy se reconoce de su arquitectura tradicional. En este trabajo se aplicó el método histórico-urbano, dado su enfoque interdisciplinario, que permite alcanzar la rigurosidad procedimental del uso de fuentes escritas de la mano de las operaciones propias del análisis urbano. Palabras clave: arquitectura vernácula, viviendas vernáculas, viviendas urbanas, planificación urbana, ordenanzas. ABSTRACT The traditional residential architecture of Maracaibo has been known in the collective memory of Venezuelans as a symbol of identity and as a kind of enduring cultural image. It is an archetype considered by locals to be a model of their colonial architecture; while in academia, it is understood as an example of nineteenth-century modernism. This paper aims to argue that it was in the context of the twentieth-century oil exploitation and during the government of Vicencio Pérez Soto, President of Zulia State (1926-1936), when economic and politic conditions were generated that made viable, through ordinances, the image that is now recognized as its traditional architecture. In this study, the historical-urban method was applied, which in its interdisciplinary approach achieves the procedural rigor of using written sources together with the operations typical of urban analysis. Keywords: vernacular architecture, vernacular dwellings, urban housing, urban planning, ordinances.

Artículo recibido el 12 de julio y aceptado el 27 de noviembre de 2014 [1] Laboratorio de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Regional. Facultad de Arquitectura y Diseño de La Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela. arqjesa@hotmail.com

[2] Laboratorio de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Regional. Facultad de Arquitectura y Diseño de La Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela. alexispirela2000@yahoo.es

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Introducción Es ineludible iniciar este trabajo presentando las acotaciones necesarias que permitan ubicar desde lo geográfico e histórico al lector. Maracaibo es una ciudad de fundación hispana, situada al noroccidente venezolano, en la entrada de la boca del Lago de Maracaibo, estuario que se conecta con el Golfo de Venezuela y se abre al Caribe. Posee un clima en extremo cálido y húmedo. Su génesis está asociado al establecimiento de una precaria “ranchería” de avanzada en la exploración del territorio, instalada por Ambrosio Alfínger hacia 1529. El poblado logra estabilizarse en1569, luego de ser abandonado en dos oportunidades. Se insiste en mantener el lugar de su fundación, a pesar de las condiciones geográficas poco favorables y de la presencia de aguerridas parcialidades indígenas, por su propicia ubicación para instalar un puerto que permitiera la salida de los productos de la cordillera andina y de los provenientes del norte del Santander, hacia el Atlántico. Este carácter de puerto estratégico la convirtió prontamente en capital de provincia. Luego, en la República, cumple un importante rol como centro de la naciente economía liberal, liderada por el elemento alemán, y posteriormente en el siglo XX se transforma en el más importante centro petrolero del país. Esta dinámica económica determinó el contexto en que se gestó su arquitectura. Referirse a la casa tradicional de la ciudad de Maracaibo, implica hablar de un modelo que a pesar de su modestia, ha devenido en la memoria colectiva local en un símbolo de identidad regional y en una suerte de imagen cultural perdurable. Este arquetipo, complejo y múltiple en sus variantes y en los diferentes procesos a los que se vincula su origen, es considerado en el medio popular local como su modelo de arquitectura colonial, mientras que en los ámbitos académicos ha sido entendido como ejemplo del modernismo propio del Siglo XIX. Con el ánimo de generar una nueva discusión y explorar en el impacto que el periodo petrolero tuvo en esta casa, este artículo se propone argumentar que fue en el marco de la coyuntura de la explotación petrolera del siglo XX, cuando se generaron las condiciones de orden económico que viabilizaron el crecimiento y la consolidación del medio urbano heredado de los siglos anteriores. Y que durante el período gubernamental de Vicencio Pérez Soto, Presidente del Estado Zulia (1926-1936, período que coincide con la instalación de la mencionada industria) es cuando se construye la imagen que hoy se reconoce de la casa de Maracaibo. La misma se define a partir de las ordenanzas urbanas y de la arquitectura promulgada en dicho régimen. En este trabajo, el análisis se limita a los aspectos compositivos que determinan su imagen urbana, dejando los aspectos relacionados con la organización interior para futuros estudios. En esta investigación se aplicó el método históricourbano como proceso adecuado para trazar una ruta clara sobre cómo operar desde el análisis histórico de la ciudad y evaluar el impacto en su arquitectura. Se emplea este método de enfoque interdisciplinario, teniendo muy en cuenta, en la línea de Quijano (2004),

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que la complejidad de los hechos urbanos y su explicación sólo es posible de lograr conjugando la rigurosidad en el rastreo de las fuentes propias del método histórico con las operaciones propias del método de análisis urbano.

Consideración acerca de lo tradicional, popular y vernáculo La casa tradicional es aquella ubicada en el centro fundacional. Tal como dejan establecidos los trabajos de Pirela (2007), hunde su raíz en el modelo doméstico de las ciudades y pueblos de la Andalucía Occidental, impronta donde se gestó su particular estética compositiva. Por el carácter anónimo e intemporal de sus orígenes, el modelo doméstico marabino ha sido calificado por algunos autores como de “arquitectura popular”. Sin embargo, este adjetivo, en el ámbito arquitectónico, suele estar asociado a la arquitectura de pueblos menores y del ámbito rural, criterio que no puede aplicarse a Maracaibo, ya que aun siendo una ciudad muy pequeña, no poseía un carácter rural ni periférico. Tampoco encaja en lo que tanto la crítica como la historiografía clásica entienden como arquitectura “culta” o “académica”. A pesar de haberse elaborado por alarifes, su estudio compositivo y su evolución en el tiempo demostraron que, sin duda, la casa está asociada al impacto de las corrientes académicas europeas posteriores a las de origen hispano. Por tanto, se la concibe aquí como una construcción de carácter vernáculo, en la medida en que mantuvo un sistemas constructivo local (el bahareque zuliano), empleando materiales naturales combinados con productos industriales y semiindustriales adaptados, y cuyo resultado volumétrico y sus relaciones espaciales internas y externas, el color y el detalle, sirven para identificarla como tal, según establece el Plan del Gran Caribe para los Monumentos y Sitios (CARIMOS) (1984). Así, desde el punto de vista de los procesos culturales, la concepción propuesta resulta adecuada en tanto vincula la arquitectura a sus procesos sociohistóricos. En consecuencia, se entiende por casa tradicional a aquella que se ubica en el actual perímetro del centro histórico, y cuyo carácter vernáculo deviene de la suma de los procesos históricos que la impactaron hasta mediados del siglo XX, cuando el modelo entró en desuso. Lo que sigue se ha estructurado en tres partes: la primera, referida a las condiciones de la ciudad al momento de los inicios de la explotación petrolera; la segunda, que contiene un análisis del impacto de la Ordenanza de Terrenos Ejidos de 1926; y la tercera, que presenta un estudio de la huella que sobre la vivienda tradicional tuvo la Ordenanza sobre Arquitectura Municipal y Ornato Público del Distrito Maracaibo de 1927.

Maracaibo en los inicios de la explotación petrolera. La ciudad vorágine. Es difícil imaginar el impacto que sobre una pequeña ciudad-puerto de apenas 34.740 habitantes, en 1891, y dependiente de una modesta economía agroexportadora de provincia, tuvo la implantación repentina de una economía petrolera de repercusión mundial. El término “vorágine”, en su acepción de “aglomeración confusa de sucesos, de gentes y de cosas en movimiento”(DRAE: Tomo II, 2000: 20106), parece el más adecuado para representar lo que vivió Maracaibo entre 1915 y 1925. El crecimiento poblacional fue violento; el censo de 1920 establece que la ciudad albergaba a 46.099 habitantes, mientras que el de 1926 señala que la ciudad contaba con 88.589 habitantes, lo que indica un descomunal incremento del 92% de su población en un lapso de seis años. Este violento aumento demográfico estuvo determinado por la inmigración atraída por el trabajo petrolero. Ingleses, norteamericanos, holandeses, antillanos y orientales venezolanos irrumpieron repentinamente en el escenario urbano heredado del siglo anterior, aún dominado por el Alto Comercio Alemán. Maracaibo, entonces, se ve transformada en una babel petrolera donde además de los foráneos y criollos también convergían las etnias indígenas locales. En la ciudad, la instalación de los petroleros provocó la aparición de improvisados hoteles y pensiones, ubicados en los primeros espacios suburbanos gestados desde mediados del XIX. Estos apacibles suburbios que albergaban principalmente a la élite comercial maracaibera, repentinamente fueron invadidos por las oficinas y residencias de los petroleros quienes alquilaban en grupo las quintas existentes en las afueras. Esta localización periférica pronto propició la localización de bares y prostíbulos frecuentados por el personal de las compañías (Quijano, 2002:106). El régimen del presidente de Venezuela, Juan Vicente Gómez, durante este primer decenio del petróleo, fue incapaz de ordenar la situación de caos que se vivía, incluso podría decirse que sus representantes la fomentaron. Todo lo cual contribuyó al alza de los crímenes violentos, a un nivel tan sorprendente que la propia policía se sentía atemorizada. Ante el clima de descomposición, es enviado don Vicencio Pérez Soto como nuevo presidente del Estado Zulia a su capital Maracaibo. Es recibido en 1926 en un ambiente de reclamos y de críticas formuladas primordialmente desde dos diferentes grupos: por un lado, los petroleros, quienes expresaban sus quejas por “una ciudad sucia, caliente, superpoblada, incómoda” (Mc Beth, 1985:543); y por otro, las élites locales, que llevaban algunos años expresando su descontento por la poca diligencia del sector gubernamental para enfrentar los problemas que la vorágine petrolera había generado en la apacible ciudad mercantil. Los cuestionamientos críticos fueron compartidos por Pérez Soto, tal como deja ver una carta dirigida al Ministro de Obras Públicas, sobre la ciudad: “Al ensanche brusco e inesperado que la ciudad ha tenido en estos

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últimos tiempos, en Maracaibo ha quedado retrasada la labor oficial, necesitándose un gran esfuerzo i grandes recursos para realizar lo que hay suma premura de hacer, debido en primer término a las numerosas colonias extranjeras que aquí viven3” (Archivo Histórico del Zulia, 1927, Tomo II: 9). Frente a esta situación de cambios y descontrol urbano, la gestión de Vicencio Pérez Soto impulsó a través de ordenanzas y de normas, así como del proyecto del ensanche, el modelo de ciudad nueva y moderna requerida por los petroleros y el ordenamiento de la ciudad heredada demandado por las antiguas élites mercantiles. Ordenanza de Terrenos Ejidos de 1926. La preparación del escenario urbano petrolero. En 1926, se sancionó una nueva Ordenanza sobre Terrenos Ejidos (Consejo Municipal del Distrito Maracaibo, 1952) en la cual se dividían por primera vez los terrenos del Distrito Maracaibo en tres zonas: la Zona Urbana, la Zona de Ensanchamiento de la ciudad y la Zona Rural. De esta ordenanza resulta interesante el empleo de los términos “zona urbana” y “zona de ensanchamiento”, pues se trata de vocablos con importantes connotaciones técnicas que sugieren la presencia, o cuando menos, la asesoría de profesionales calificados 4 para la generación de los instrumentos jurídicos y técnicos que materializarían la vieja aspiración de un verdadero ordenamiento de la ciudad. La Zona Urbana comprendía el núcleo fundacional y los primeros barrios de la ciudad. Es, en este sentido, entendida y reforzada como centro político y comercial. Esta zona se halla rodeada por otra denominada Zona de Ensanchamiento, la cual se dividió en 6 diferentes secciones, para una mejor administración catastral. Las secciones 1, 2, 5, 6 delimitaban las áreas constituidas por los crecimientos suburbanos heredados del siglo XIX y comienzos del XX. Mientras que las secciones 3 y 4 correspondían al lugar destinado a los espacios urbanos petroleros y en los cuales se instalaron sus enclaves desde 1932 (ver Figura 1). Esta disposición jurídica fue seguida de otra promulgada en 1927: La Ordenanza sobre Arquitectura Municipal i Ornato Público del Distrito Maracaibo, que fue acompañada del Plano de Maracaibo de 1927. Ambas herramientas de la planificación urbana, la ordenanza y su plano, servirían para concretar la imagen de ciudad prefigurada en la ya citada ordenanza de ejidos de 1926. Con estos instrumentos, Maracaibo se insertó a mediados de 1920, por presiones de la vorágine petrolera, en un proceso de diseño de planes que ya se habían iniciado en las principales ciudades de América Latina desde 1910.

Figura 1 Plano que muestra las diferentes secciones que se limitan en la Ordenanza de Terrenos Ejidos de 1926. Fuente: Quijano, 2002:252.

La observación de este plano de 1927 conduce a la conveniencia de diferenciar dentro de la Zona de Ensanchamiento establecida en los ejidos de 1926 lo que debe entenderse como el ámbito destinado al desarrollo de un nuevo modelo de ciudad, que es posible denominar aquí como Proyecto de Ensanche Petrolero. De ese modo, a partir de 1926, Maracaibo se proyectó como dos ciudades diferentes: la ciudad heredada, con su centro urbano y su periferia de ensanchamiento constituida por los viejos suburbios y los primeros crecimientos espontáneos -también de carácter suburbano-, todos los cuales fueron delimitados en las zonas 1, 2, 5 y 6. Y la futura ciudad petrolera, concebida como un área de geometría ortogonal ordenada y una periferia habitacional de patrones geométricos de carácter más orgánico. Trazados urbanos a los que aún se debe un estudio profundo (ver Figuras 2 y 3). La Ordenanza sobre Arquitectura Municipal y Ornato Público del Distrito Maracaibo, de 1927. Impacto en la casa tradicional. En la Figura 4 es posible observar la imagen de la casa urbana a mediados del siglo XIX. En ella se observa la imagen de un caserón robusto donde la ventanería y

[3] Destacado de los autores. [4] En diciembre del año 1925 el gobierno nacional reguló el ejercicio de los profesionales dedicados a la construcción y diseño de edificaciones, al promulgar la Ley de Ejercicio de las Profesiones de Ingeniero, Arquitecto y Agrimensor. Dado que para los legisladores era una consideración importante alcanzar “el progreso artístico”, en el artículo 10 se determinaban las condiciones indispensables para toda obra que se pusiera al servicio público: la corrección, la eficiencia y la seguridad.

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Figura 2 Detalle del Plano de Maracaibo de 1927, donde puede observarse la propuesta de cuadrícula del ensanche donde se implantaron desde 1932 los enclaves petroleros. Fuente: Suárez, 2010:132. Figura 3 Detalle del Plano de 1927. Puede apreciarse el tejido orgánico propuesto en el área que posteriormente se bautizó como El Paraíso. Fuente: Suárez, 2010:132.

Figura 4 Fotografías que muestran el modelo de la casa urbana tradicional a finales del siglo XIX. Fuente: Irragorry, 2007:160.

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portada establecen su severo ordenamiento compositivo. Destaca el empleo de ventanas de cajas cuadradas, techumbres de tejas de canutillo rematadas en aleros no muy refinados y muros toscos, en su mayoría blancos. Imagen que se relaciona con el origen español de sabor morisco que formalizó el modelo que pervive como una huella arcaizante detrás de la profusa decoración que adquirió en el siglo XX. En cuanto a las regulaciones anteriores que determinaron el modelo tradicional urbano, Pirela (2007) indica que en 1916 se publicaron las Ordenanzas sobre Arquitectura Civil, basadas en la corrección de las de 1890 que ya habían sido revisadas en 1902, dada la necesidad de higienizar la ciudad. Estas primeras ordenanzas del novecientos regularon los alineamientos en la manzana, las alturas de fachada, los grados de inclinación de las techumbres, al tiempo que establecieron disposiciones para regular las proporciones y la decoración que debía seguirse en las ventanas y puertas. Según la autora, estas disposiciones no son más que “un reflejo de que en la ciudad todavía está vigente el sistema heredado de la colonia, y que son los derroteros de su traza y acomodo los que todavía rigen la conformación urbana” (92). En 1927, con la sanción de la Ordenanza sobre Arquitectura Municipal i Ornato Público del Distrito Maracaibo (Consejo Municipal del Distrito Maracaibo, 1935), por primera vez se establecen restricciones regulatorias diferenciadas para el medio urbano y el suburbano. Este importante documento regulador, debía aplicarse a todas las construcciones que se realizaren a partir de su puesta en vigencia. Un primer acotamiento interesante consiste en que, si bien este instrumento demanda que exista un proyecto firmado por un profesional ingeniero o arquitecto, también permite que sea presentado por un maestro de obras calificado o alarife, siempre que esté visado por un titular y se halle debidamente registrado como tal ante el municipio. Elementos no contemplados en las ordenanzas anteriores, donde sencillamente no se mencionaba este aspecto. Entre las disposiciones de orden morfológico que reglamentan la disposición de la arquitectura de Maracaibo para la Zona Urbana, se establecía que: •

Todos los edificios que formaban cuadra debían mantener el alineamiento a la calle y seguir la altura de los demás, o sea, la reglamentaria de cinco metros.

El ancho de las casas en la zona urbana debía ser mínimo de siete metros y podría ocupar más de las siete octavas partes del área disponible, debiendo destinar el resto para patios y desahogos.

Todo edificio en esquina debía conformar fachadas ochavadas.

En términos estéticos, la ordenanza de 1916 ya había definido el ordenamiento de las fachadas y el tipo de coronamiento decorativo de sus vanos, introduciendo una cierta imagen clasicista en el modelo tradicional pero donde aún persistían elementos constructivos propios de la impronta andaluza. Sin embargo, el impacto de la

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ordenanza de 1926 será la que definitivamente define la imagen que actualmente se reconoce de este modelo. De acuerdo al análisis de la ordenanza de 1927, lo que más impacta en la casa tradicional tiene que ver con tres aspectos: •

Lo que se prohíbe. En este sentido, llama la atención la prohibición del mezclote de barro en su construcción, el empleo de aleros a la vía pública, el uso del color blanco en las fachadas tanto en pinturas al óleo como en encalados, el empleo de azulejos y adornos hechos en arcilla blanca, el uso de losas de ladrillo en pisos y de portones de mampara que dieran a la calle.

Lo materiales que son obligatorios en su construcción. El empleo obligatorio de pisos de mosaico o cemento, y el uso del cemento en la construcción de paredes, sean estas de mampostería, concreto armado, bloques u otro material.

Los elementos arquitectónicos susceptibles de transformación. Se estimula la utilización de cornisas coronadas por áticos, en sustitución de aleros; las esquinas cortadas en ángulo, en sustitución de las de ángulo recto; el empleo de la ventana de caja con peana y sobradillo redondeado, en sustitución de los de sección cuadrada; y los desagües empotrados al muro de fachada, en sustitución de gárgolas

Los cambios introducidos en esta ordenanza definen la cancelación de muchos de los aspectos del modelo heredado del periodo hispano que se mantuvieron hasta inicios del siglo XX. Entre ellos, el empleo del sistema de muros de bahareque de mezclote de barro, los tradicionales aleros coloniales, la clásica ventana de caja exenta de sección cuadrada y la presencia de muros encalados; todo lo cual definió durante largo tiempo la imagen hispana de esta casa. Más allá de las condiciones de resguardo de la salubridad y seguridad urbana y de la calidad constructiva que podían motivar estas disposiciones, es indudable que se impuso el empleo de nuevos materiales constructivos y acabados industriales derivados del cemento para la ornamentación decorativa y el uso del color como expresión estética de una nueva imagen urbana. La emergente economía petrolera permitió, según se desprende del análisis de la prensa local, que en el mercado se encontraran disponible una oferta de materiales como: teja plana en múltiples modelos y variantes, ornamentación prefabricada de cemento, mosaicos de cemento para pisos, así como pinturas al óleo en variedad de colores brillantes que eran los requeridos para el uso en las petroleras. Ello permitió materializar el contundente ordenamiento que impuso taxativamente la ordenanza.


Figura 5 Fotografías que muestran el modelo de la casa urbana tradicional que corresponde a la imagen de la ordenanza de 1927. Fuente: LABORATORIO DE HISTORIA DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO REGIONAL (LHAUR), 2005.

Reflexiones finales El período 1926-1936 se concibe como la fase donde se generan las condiciones urbanísticas que presionan para que se uniformice la arquitectura doméstica local heredada. En esta etapa se generaron, asimismo, las reformas que impulsaron el cambio de la imagen del novecientos al modelo doméstico urbano tradicional. En estudios anteriores se ha señalado que sobre la impronta colonial se adicionó otra, la huella modernista del modelo, que define su aspecto republicano. Sin embargo, la revisión de este lapso (1926-1935) demuestra que la cara modernista del modelo doméstico tradicional urbano tiene más que ver con las posibilidades y recursos derivados del auge económico petrolero y de las regulaciones del momento (ver Figura 5).

El énfasis decorativo que adquiere la casa desde este momento se asocia, sin duda, a la necesidad de expresar el boato, actitud de ingenua fastuosidad de esta arquitectura que no puede separarse del momento de mayor auge económico de la región: el de la explotación petrolera. No obstante, el liberalismo nunca brindó a Maracaibo las posibilidades financieras suficientes para lograr un acento decorativo lo suficientemente profuso y expandido capaz de incorporar a todas las viviendas construidas en la ciudad. La estricta regulación que se estableció sobre las fachadas explica la uniformidad que alcanzó la arquitectura residencial urbana y la traslación de sus valores compositivos a la casa de los suburbios, ubicada en las Zonas de Ensanchamiento 1,2 5, 6 (ver Figura 6); permitiendo, a partir de ese momento, que la ciudad alcanzara en la zonas señaladas una unidad morfológica en la imagen de su arquitectura doméstica, que ha sido irrepetible.

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Figura 6 Fotografías que muestran el modelo de casa-quinta denominada “Villa Marabina”, en su imagen correspondiente a la imagen de la ordenanza de 1927. Fuente: LHAUR, 2005.

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CAPILLA San JUAN DE DIOS CHILLร N -CHILE

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Proyecto , en diferentes etapas: Don José Gambino, Fray José Rosauro Acuña, Orden Hospitalaria de San Juan de Dios Año de Construcción: 1874 – 1904 (aprox.) Ubicación: Avda. Libertador Bernardo O`Higgins Nº 1651, Chillán Región: 8va Región del Bio Bío Protección Legal: Monumento Histórico Superficie Edificada: 638,95 m2 Levantamiento Crítico Capilla San juan de Dios Chillán1 Texto: Pablo Fuentes2/ Guillermo López3 Planimetría: Consorcio Trianera de Arquitectura Chile Ltda.2 / Arquitectura y Construcción Guillermo López Bravo E.I.R.L.2 Escáner Láser: Getarq Arquitectura Ltda. Fotografías: Nicolás Sáez4

[1] Actualmente se desarrolla el proyecto “Restauración Capilla San Juan de Dios de Chillán, 3º llamado” por el programa FNDR “Programa Puesta en Valor del Patrimonio” del Gobierno Regional del Bío Bío-Chile, a cargo de la Consultora “Consorcio Trianera de Arquitectura Chile Ltda.2 y “Arquitectura y Construcción Guillermo López Bravo E.I.R.L.” Equipo Principal: Guillermo López Bravo (arquitecto coord. general9 / Dr. José María Jiménez Ramón (arquit. restaurador) / Dr. Pablo Fuentes Hernández (arquitecto historiador) / Óscar Bustamante Cataldo (ingeniero calculista) Colaboradores: Patricio Zeiss Pérez / Nelson Poblete Troncoso / Daniel Monsalve Jara / Pablo López Vivar 7 Ricardo Flores Jofré / Getarq Arquitectura Ltda. (escáner láser) [2] Departamento Diseño y Teoría de la Arquitectura, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile. pfuentes@ ubiobio.cl [3] Departamento Diseño y Teoría de la Arquitectura, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile. gmo.lopez.b@ gmail.com [4] Departamento Diseño y Teoría de la Arquitectura, Universidad del Bío-Bío, Concepción, Chile. nsaez@ubiobio.cl

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El conjunto arquitectónico de la Capilla y el Hospital de San Juan de Dios, fundado en 1874 era una composición que articulaba dos funciones esenciales: la sanación del cuerpo y el abrigo del alma cristiana. Esta duplicidad funcional, parece un sistema connatural interdependiente propio de una arquitectura anterior al racionalismo arquitectónico y coherente con el pensamiento social y político del período colonial chileno que se extendió hasta el principio de la vida republicana. Originalmente se trataba de una composición axial más o menos simétrica donde volúmenes regulares paralelepipédicos eran articulados por patios interiores que aportaban higiene y luz a la función sanitaria de los edificios. Su primera fachada era un pórtico neoclásico de albañilería de ladrillo de unos 11 metros de altura que colapsó con el terremoto de 1939. La Capilla del Hospital es prácticamente la única pieza sobreviviente a los terremotos de 1939 y 2010. Su posición axial determina la totalidad de las decisiones originales del diseño. Su fachada principal en la actualidad dispone de un corredor porticado detrás del cual se ubica de norte a sur: Sala y Oficina Parroquial, luego un zaguán al patio lateral norte de la capilla, la fachada de la capilla y sus correspondiente acceso, otro zaguán al jardín sur de la capilla y al sur el pensionado. En conjunto forman un atrio aporticado en “C”. La iglesia cuenta con una sola nave de planta rectangular de exquisita proporción. Sobre la exclusa de acceso se dispone el coro apoyado en dos esbeltos pilares de madera. El altar es el espacio más elaborado de la edificación. Es un hemiciclo donde se ubican 10 columnas de madera sobre las cuales, encima de sus capiteles, se desarrollan arcos cuya repetición forman una cúpula de arista con 12 arcos en total, 3 de los cuales se encuentran con el arco escarzano de modo irregular. Detrás del presbiterio se ubican dos salas que sirven de sacristía y contrasacristía al templo. El muro posterior de la sacristía da paso a un zaguán, un pasadizo de circulación confinado con otro muro solitario, que comunica transversalmente el cuerpo de la capilla y con los dos jardines adyacentes al templo que facilitaba las conexiones y circulaciones necesarias a la funcionalidad del establecimiento.


ELEVACIÓN NOROESTE

ELEVACIÓN SUROESTE

PLANTA PRIMER NIVEL

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INSTRUCCIONES PARA PUBLICAR ASPECTOS GENERALES POLÍTICA EDITORIAL Arquitecturas del Sur es una revista del Departamento de Diseño y Teoría de la Arquitectura de la Universidad del Bío-Bío creada en 1983 que publica artículos derivados de investigación que den cuenta de una contribución concreta al campo del conocimiento de la arquitectura latinoamericana. Los artículos deben ser presentados en español, ser originales e inéditos, y no estar postulados para publicación simultáneamente en otras revistas u órganos editoriales. La revista posee una periodicidad semestral y se publica los primeros 15 días de los meses de junio y diciembre. Los trabajos se presentarán en español. El envío de manuscritos presupone, por parte de los autores, el conocimiento y cumplimiento de estas condiciones así como del resto de las normas editoriales descritas en este documento. La revista posee una convocatoria abierta que define las líneas temáticas de los próximos números anunciadas a través de la propia y revista y su página web. La revista elabora además en cada número una ficha técnica que presenta una obra de arquitectura patrimonial latinoamericana a través de un trabajo visual de registro fotográfico y planimétrico dirigido por su equipo editorial. POLÍTICA ÉTICA DE PUBLICACIÓN La revista Arquitecturas del Sur se compromete a cumplir y respetar las normas de comportamiento ético en todas las etapas del proceso de publicación. Eso incluye: 1. Publicación y autoría: Los artículos deben ser presentados en español, ser originales e inéditos y no estar postulados para publicación simultáneamente en otras revistas u órganos editoriales. El manuscrito debe incluir una sección de Referencias en formato ISO 690, que corresponde a la totalidad de las referencias bibliográficas efectivamente citadas en el texto. Además, se debe indicar las fuentes de financiamiento de la investigación. Arquitecturas del Sur se opone al plagio académico y, por ende, rechazará a todo artículo con datos fraudulentos u originalidad comprometida. Los autores cederán a Arquitecturas del Sur los derechos de comunicación pública de su manuscrito para su difusión a través de Intranet, y cualquier portal que escoja el editor, para consulta en línea de su contenido y su extracto, para su impresión en papel y/o para su descarga y archivo; todo ello en los términos y condiciones que consten en la web donde se halle alojada la obra. Por otro lado, Arquitecturas del Sur autoriza a los autores de los trabajos publicados en la Revista a que ofrezcan en sus web personales o en cualquier repositorio de acceso abierto una copia de esos trabajos una vez publicados. Junto con esa copia ha de incluirse siempre una mención específica de Arquitecturas del Sur, citando el año y el número de la Revista en que fue publicado el artículo y añadiendo, además, el enlace a la web de Arquitecturas del Sur. 2. Responsabilidades del autor: Todos los autores de un artículo deben haber contribuido significativamente a la investigación. Al enviar el manuscrito, ellos declaran que los datos de la investigación son originales, propios y auténticos. Tras la recepción del artículo, se somete al proceso de revisión de pares evaluadores, después del cual todos los autores están obligados a proporcionar correcciones de errores o retracción de su texto. 3. La revisión por pares: Los artículos deben enviarse sin ninguna referencia a la identidad del autor o autores. Después de una evaluación preliminar por parte del Comité Editorial, éstos serán sometidos a un arbitraje anónimo por medio del sistema doble ciego, conformado por investigadores especialistas del área externos a la entidad editora, los cuales no presentarán ningún conflicto de intereses con respecto a la investigación, los autores y/o los financiadores de la investigación. Todas las evaluaciones serán objetivas y los artículos revisados serán tratados de forma confidencial.

4. Responsabilidades editoriales: El Editor tiene la autoridad completa para aceptar o rechazar un manuscrito si este no se ajusta a la temática declarada para cada convocatoria, la cual será publicada en su página web. Por otra parte, solo se aceptarán aquellos textos que cumplan con los requisitos y nivel de calidad requeridos por la revista en sus normas de publicación. En todo momento el Editor preservará el anonimato de los evaluadores y el carácter académico de la publicación. En caso de encontrar errores en material publicado, promoverá su corrección en fe de erratas. Los artículos rechazados sólo podrán ser reenviados a partir de la próxima convocatoria. El Editor no deberá tener ningún conflicto de interés con respecto a los artículos enviados. 5. Asuntos generales: El Consejo Editorial es responsable de monitorear y velar por la ética durante todo el proceso de publicación. Con tal fin, no permitirá ni el fraude académico ni la inclusión de datos fraudulentos. Siempre pondrá los estándares intelectuales y éticos antes que los fines económicos y estará dispuesto a publicar correcciones, aclaraciones, retractaciones y disculpas cuando sea necesario. Asimismo, garantizará la calidad y experiencia de los evaluadores con respecto a los temas tratados en cada una de las convocatorias de la revista. SISTEMA DE ARBITRAJE Y SELECCIÓN DE ARTÍCULOS El envío de artículos deberá realizarse sólo a través de la Página Web, iniciando sesión a través de la plataforma OJS sin ninguna referencia a la identidad del autor o autores dentro del texto, incluyendo las figuras con su respectiva fuente. Los trabajos recibidos son objeto de una evaluación preliminar por parte del Comité Editorial que podrá rechazarlos si considera que no se ajustan a la temática definida en la convocatoria. Una vez establecida la pertinencia de los artículos, éstos son sometidos a un arbitraje anónimo por medio del sistema doble ciego1 conformado por investigadores especialistas del área externos a la entidad editora para una evaluación definitiva que plantea tres categorías: PUBLICARSE (cambios voluntarios), PUBLICARSE CONDICIONADO A (cambios obligatorios) NO PUBLICARSE (rechazado). Los autores deberán considerar las observaciones de los evaluadores y del Comité Editorial de la Revista que pueden solicitar correcciones, tanto formales como de contenido. En este caso, los autores deberán enviar una versión corregida y un breve texto justificando cada corrección incorporada u omitida ambos en formato Word. El visto bueno definitivo será comunicado vía correo electrónico por el editor. En caso que los autores omitan las indicaciones realizadas en la evaluación sin una justificación adecuada, el artículo será rechazado. Los artículos rechazados podrán ser reenviados a partir de la próxima convocatoria. DERECHOS DE AUTOR Los autores cederán a Arquitecturas del Sur los derechos de comunicación pública de su manuscrito para su difusión a través de Intranet, y cualquier portal que escoja el editor, para consulta en línea de su contenido y su extracto, para su impresión en papel y/o para su descarga y archivo, todo ello en los términos y condiciones que consten en la web donde se halle alojada la obra. Por otro lado, Arquitecturas del Sur autoriza a los autores de los trabajos publicados en la revista a que ofrezcan en sus webs personales o en cualquier repositorio de acceso abierto una copia de esos trabajos una vez publicados. Junto con esa copia ha de incluirse siempre una mención específica de Arquitecturas del Sur, citando el año y el número de la revista en que fue publicado el artículo y añadiendo, además, el enlace a la web de Arquitecturas del Sur.

1 Por medio de éste se garantiza el anonimato tanto del autor como del evaluador, identidades que sólo son conocidas por el Editor de la revista.

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INSTRUCCIONES PARA EL TEXTO 1. TÍTULO Debe ser conciso e informativo, considerando que con frecuencia es empleado para índices de materias e incluir una traducción al inglés inmediatamente debajo de la versión en español. Los subtítulos se deben incluir tras el título, separados por dos puntos y espacio (: ) 2. RESUMEN O ABSTRACT El resumen debe estar escrito en español e inglés, no debe superar las 150 palabras, y sintetizar los objetivos del trabajo, la metodología empleada y las conclusiones más importantes, poniendo énfasis en las aportaciones originales. Debe incluir 5 palabras clave que deberán ser escogidas de acuerdo a la Tabla de Materias para Arquitectura definida por la Red de Bibliotecas de Arquitectura de Buenos Aires Vitruvius. Disponible en http://www.arquitecturasdelsur.cl 3. TEXTO Se utilizará un estilo claro y correcto poniendo especial atención en la ortografía y la puntuación. Los artículos deben estar escritos en castellano con letra Arial Nº 8 a espacio sencillo y no superar las 4.000 palabras. Deben estructurarse según las siguientes secciones: Introducción, métodos, resultados, conclusiones y referencias bibliográficas. Además del texto sólo existirán tablas y figuras con sus respectivas fuentes. Una vez aprobado el artículo, deberán ser enviadas en archivos independientes en formato JPG o TIFF y tener una resolución mínima de 300 dpi. La calidad y tamaño de estas imágenes deberá permitir su adecuada reproducción. 4. NORMAS GRÁFICAS Arquitecturas del Sur se caracteriza por la inclusión de imágenes de calidad esencialmente fotográficas para apoyar visualmente el contenido de cada artículo. Este cuidado nos ayuda a garantizar una identidad visual como fórmula en la representación del conocimiento y la investigación en torno a la Arquitectura. Todas las imágenes deberán entregarse en un archivo independiente del texto Word según las siguientes indicaciones: 4.1 FIGURAS Las fotografías, planos, mapas, gráficos e ilustraciones se denominarán figuras. Se enumerarán correlativamente con cifras arábicas al interior del texto en el lugar que les corresponda aludiendo a ellas. Ejemplo (Figura 2). Se deberán entregar un mínimo de 5 figuras. Deberán tener un mínimo de 1200 pixeles en su lado mayor (Por ejemplo una imagen de 1200 pixeles corresponde a una impresión de 10 cm en la revista). Al menos una imagen deberá tener un mínimo de 2500 pixeles en su lado mayor (Figura 0 de presentación de cada artículo). Los planos deberán entregarse en formato editable DWG. Cada archivo digital deberá nombrarse según su número (Figura Nº). Las imágenes que no cumplan con dichos requerimientos no serán incluidas en la diagramación. 4.2 TABLAS Las Tablas estadísticas y cuadro de datos se denominarán tablas. Se enumerarán correlativamente con cifras arábicas al interior del texto en el lugar que les corresponda aludiendo a ellos. Ejemplo (Tabla 2). Serán entregado en formato editable original (Word, Photoshop, Excel, Power Point, Indesing, ilustrador, dwg). Cada archivo digital deberá nombrarse según su número (Tabla Nº) 4.3 PIE DE IMAGEN Cada pie de imagen deberá estar escrito en el mismo archivo Word del artículo y deberá estar ubicado según el correlato definido por el autor. Su contenido será: Figura o Tabla Nº: Contenido y fuente. Todas las imágenes deberán estar referenciadas dentro del artículo.

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5. CITAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Las citas y referencias bibliográficas se basan en la norma ISO 690 que se resume a continuación. 5.1 CITAS La totalidad de las referencias bibliográficas debe corresponder a obras efectivamente citadas en el texto según la siguiente estructura: a. Para citar al autor de una publicación: (Araneda, 2011). b. Para especificar una página concreta: (Alder, 2007:61). c. Para mencionar más de una obra publicada en el mismo año por el mismo autor se incluye una letra minúscula junto al año: (Bermúdez 2009a; 2009b). d. Si se quiere incluir las páginas concretas de obras publicadas en el mismo año: (Bermúdez, 2011a: 369; 2011b: 25). e. Si se quiere citar dos publicaciones del mismo autor en diferentes años: (Lefebvre, 1991; 2008). f. Si el nombre del autor ya aparece en la frase, se incluye sólo la fecha de la obra: “Prandi (1995) dice que en Brasil…”. g. Cuando se quiere citar a dos o tres autores de una publicación se incluye todos los nombres: (García, González y Zalazar, 2006). h. Si la publicación pertenece a más de tres autores: (Varela et al., 1993). i. Si se quiere citar a distintos autores en diferentes años: (Bourdin, 2003; Agnew, 2005; Jain, 2006). j. Cuando se cita por primera vez a un autor corporativo o institucional debe incluirse el nombre completo de la institución (Instituto Nacional de Estadística, 2009). En las siguientes citas pueden aparecer las siglas: (INE, 2009). k. Si se quiere mencionar a dos autores con el mismo apellido debe indicarse la primera inicial de su nombre: (D. Baeriswyl, 2003; S. Baeriswyl, 2008). l. Si se quiere especificar tablas: (Lolich, 2012, tabla 1). m. En una cita en el texto cuya entrada en las referencias es el título, se mencionan las tres primeras palabras del título, seguido por puntos suspensivos y el año de publicación, separados por una coma: (Structure and genetic…, 2005). n. Las citas directas breves deben ir entre comillas en el cuerpo del texto. Si son extensas (cuatro líneas o más), en renglón aparte, con margen adentrado y sin comillas. o. Si se quiere omitir una parte del texto citado, dicha elipsis se expresa con puntos suspensivos entre corchetes […], respetando la puntuación de la obra. De igual modo, si se quiere intercalar en el texto citado una palabra o idea propias, debe indicarse dentro de corchetes. p. Si se cita exactamente la misma referencia (obra y página) de manera inmediata en el texto, se debe indicar (ídem). Si se cita, de manera inmediata, otra página de la obra recién citada, se indica (ibídem, 245). 5.2 NOTAS Las notas serán las imprescindibles y se situarán al final de cada página. En ellas se puede aludir a la bibliografía en forma abreviada: autor, año y número de página. 5.3 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Las referencias deberán aparecer completas al final del artículo, ordenadas alfabéticamente y, para cada autor, en orden cronológico, de la obra más antigua a la más reciente. Si el autor es una entidad, se indicará el nombre de la misma, tal y como aparece en la fuente. En caso de “autor desconocido” se comienza la referencia directamente por el título. Si la obra no posee fecha de publicación conocida se indica “sin fecha”. A LIBROS Y MONOGRAFÍAS: APELLIDO(S), Nombre. Título del libro. Nº de edición. Lugar de edición: editorial, año de edición.


MORALES, José Ricardo. Arquitectónica: Sobre la idea y el sentido de la arquitectura. 2ª ed. Santiago: Editorial Universitaria, 1999. B CAPÍTULOS DE LIBROS Y MONOGRAFÍAS: APELLIDO(S), Nombre. Título del capítulo. En: Responsabilidad de la obra completa. Título de la obra. Edición. Lugar de edición: editorial, año de edición, páginas.

REQUENA SÁEZ, María del Corpus. Rafael Altamira, crítico literario [en línea]. Tesis doctoral. Universidad de Alicante, 2002. [Consultado 10 septiembre 2012] Disponible en: http://hdl.handle. net/10045/10119 I. INFORMES: APELLIDO(s), Nombre. Título del informe. Lugar de publicación: editorial, año.

PÉREZ, Fernando. Christian De Groote: Entre el rigor y la poética. En: MUÑOZ, María Dolores (coord.), Premios Nacionales de Arquitectura Chile. Concepción: Ediciones Universidad del Bío-Bío, 2000, pp.182187.

INSTITUTO PARA LA DIVERSIFICACIÓN Y AHORRO DE LA ENERGÍA. Eficiencia energética y energías renovables: marzo 2004. Madrid: IDEA, 2004.

C ARTÍCULOS DE PUBLICACIONES EN SERIE: APELLIDO(S), Nombre. Título del artículo. Título de la revista. Año, volumen y/o número del fascículo en que está incluido el artículo, primera y última páginas del artículo.

J. PLANOS: TÍTULO del plano, autor(es) (institución o persona), número de edición (excepto la primera). Datos matemáticos (escala, proyecciones, etc.). Lugar de publicación: editor, año de publicación. Número de planos, dimensión, color (cuando lo tiene).

ALDER, Caroline. Agua y experiencia espiritual. Revista AS Arquitecturas del Sur, 2007, nº 33, pp. 58-67. D

PONENCIAS Y DOCUMENTOS DE CONGRESOS:

D.1 Publicadas en actas: APELLIDO(S), Nombre. Título. En: APELLIDO(S), Nombre. Título de la obra completa. Nº de edición. Lugar: editorial, año de publicación. CODINA BONILLA, Lluís. Parámetros e indicadores de calidad para la evaluación de recursos digitales. En: VII Jornadas Españolas de Documentación (Bilbao, 19-21 de octubre de 2000): la gestión del conocimiento: retos y soluciones de los profesionales de la información. Bilbao: Universidad del País Vasco, 2000, pp. 135-144. D.2 Documentos no publicados presentados en Congresos: APELLIDO(S), Nombre. Título del documento. Documento presentado en Nombre completo del congreso, asamblea o conferencia con iniciales en mayúscula, lugar, fecha del evento. HORTTMAN, L. y GOLDBERG, H. Cybernetic and the post modern movement: a dialogue. Ponencia presentada en el Segundo Congreso Mundial de Tratamiento en Familia, Dublín, Irlanda, 14-18 de julio 1999. E. TESIS Y TRABAJOS FIN DE ESTUDIOS NO PUBLICADOS: APELLIDOS, Nombre. Título. Clase de tesis. Institución académica en la que se presenta, lugar, año. MAHIQUES, Myriam. Morfología urbana y diseño fractal. Tesis doctoral inédita, Universidad de Buenos Aires, 2012. F. TEXTO ELECTRÓNICO: APELLIDO(S), Nombre. Título del artículo. Título de la revista [en línea]. Año, volumen y/o número en que está incluido el artículo, primera y última páginas del artículo. [Fecha de consulta: día mes año]. Disponibilidad (DOI si lo tiene). DÍAZ-NOCI, Javier. Medios de comunicación en Internet: algunas tendencias. El profesional de la información [en línea]. 2010, noviembre-diciembre, vol. 19, n°6, pp. 561-567. [Consultado 13 septiembre 2012]. DOI: 10.3145/epi.2010.nov.01 G. SITIOS WEB: Autor. Título [en línea] [Fecha de consulta: día mes año]. Disponibilidad y acceso. Biblioteca de la Universidad de Alicante [en línea]. [Consultado 8 septiembre 2010] Disponible en: http://biblioteca.ua.es/ H. TESIS EN LÍNEA: APELLIDOS, Nombre. Título [en línea]. Clase de tesis. Institución académica en la que se presenta, lugar, año. [Fecha de consulta: día mes año]. Disponibilidad y acceso.

COMUNA Ñuñoa y La Reina: nudo y Sector Río: levantamiento planimétrico desde Puente Rodríguez Ordoñez hasta puente la Capella, Ministerio de Obras Públicas de Chile, Dirección de Planeamiento y Urbanismo, Departamento de Estudios de Transporte Urbano. Escala 1:1.000. Santiago, Chile: MOPT, 1969. 1 plano, 1,3 x 0,2 cm. K. ENTREVISTAS Y COMUNICACIONES PERSONALES Las comunicaciones personales se incluyen solamente como notas al pie de página. En el texto: “...sin duda la situación de la pequeña empresa, entre ellas las empresas familiares, atraviesan tiempos difíciles. Estoy casi segura que en los próximos meses la situación se va a poner más complicada.”2 Al pie de página: 2 GRANADOS HERNÁNDEZ, Manuel. Situación de las empresas familiares en Pocora de Guácimo [entrevista]. Entrevista realizada por: Aída Fonseca. 10 marzo 2008. Comunicación personal. L. Otros registros audiovisuales (VIDEOS, DVD, CD-ROM) Título, indicación del tipo de material entre paréntesis cuadrados [ ]. Autor principal (productor, director, etc.). Número de la edición (excepto la primera). Lugar de publicación: Editorial o casa productora, año (duración). APLICACIÓN de la tecnología del hormigón al vacío [videograbación]. Santiago, Chile: Cámara Chilena de la Construcción, 1999 (62 min.).

CONTACTO:

Hernán Ascuí Fernández - Editor Teléfono: (56-41) 3111409 - hascui@ubiobio.cl

SITIO WEB:

http://www.arquitecturasdelsur.cl

Números 2015: N° 47 ARQUITECTURA VERNÁCULA (junio 2015) N° 48 ARQUITECTURA Y ARTE (DICIEMBRE 2015) Próxima convocatoria: Enseñanza de la Arquitectura Fecha de cierre: 17 de agosto de 2015.

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CONVOCATORIA 2015 El próximo número de Arquitecturas del Sur a publicarse en diciembre de 2015 tendrá como tema “Enseñanza de la Arquitectura”. Se invita a presentar artículos derivados de investigaciones formales vinculadas a experiencias de enseñanza/aprendizaje de la arquitectura, de preferencia, derivadas de la práctica docente personal, grupal e institucional. En la era de los altos índices de arquitectos per cápita, de la pérdida de autoridad del mismo en los procesos de hacer ciudad, del acortamiento de los planes de estudio, nos interesa explorar el límite- si es que lo hay- entre la práctica profesional y la práctica académica docente. ¿Qué sería aquello que las vincula y aquello que las distingue? O bien: ¿Qué sería aquello que garantiza la subsistencia del fenómeno enseñanza/aprendizaje de la arquitectura; aquel contenido o experiencia que torna la enseñanza de un individuo propiamente arquitectónica, contenido sin el cual la enseñanza de la arquitectura es imposible? Los trabajos deben ser enviados antes del 17 de agosto de 2015, ajustándose estrictamente a las políticas y normas de Arquitecturas del Sur detalladas en la sección Política ética y Normas de publicación para autores.

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El Doctorado en Arquitectura y Urbanismo de la Universidad del Bío-Bío (Concepción, Chile) es un programa de formación avanzada destinado a arquitectos, diseñadores e ingenieros afines, para promover el desarrollo productivo en las líneas de Gestión Urbana, Hábitat Sustentable, Enseñanza de Proyectos y Construcción en Madera. El doctorado está basado en la capacidad e infraestructura de la U.Bío-Bío, que cuenta con académicos especialistas, laboratorios y centros tecnológicos, publicaciones, proyectos de innovación y desarrollo, colaboración internacional, carreras profesionales acreditadas y programas de Magíster en estas áreas. Más información en www.ubiobio.cl/dau

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