flamenco ilustrado

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Oibur Selbor Flamenco Ilustrado



Oibur Selbor es

Nuria Rubio, cuasi arquitecta, amante bandida del pincel arsamia@hotmail.com oiburselbor.wordpress.com/




No te mires en el río

En Sevilla había una casa y en la casa una ventana, y en la ventana una niña que las rosas envidiaban. Por la noche con la luna en el río se miraba. -¡Ay, corazón, qué bonita es mi novia!-¡Ay, corazón, asomá a la ventana!-



Ay, ay, ay, ay, no te mires en el río, ay, ay, ay, ay, que me haces padecer, porque tengo, niña, celos de él. Quiéreme tú, ay, quiéreme tú bien mío, quiéreme tú, niña de mi corazón, matarile, rile, rilerón.



De la feria de Sevilla él le trajo una alianza, gargantilla de corales y unos zarcillos de plata. Y parecía una reina asomada a su ventana. -¡Ay, corazón!- le decía su novio. -¡Ay, corazón!- al mirarla tan guapa.



Una noche de verano cuando la luna asomaba vino a buscarla su novio y no estaba en la ventana. Él la vio muerta en el río y que el agua la llevaba. -¡Ay, corazón, parecía una rosa!-¡Ay, corazón, una rosa muy blanca!-



Ay, ay, ay, ay, ¡Cómo se la lleva el río! Ay, ay, ay, ay, ¡Lástima de mi querer! Con razón tenía celos de él. ¡Ay, qué dolor! ¡Qué dolor del amor mío! ¡Ay, qué dolor! ¡Madre de mi corazón! Matarile, rile, rilerón.







Francisco Alegre

En los carteles han puesto un nombre que no lo quiero mirar. Francisco Alegre ¡y olé! Francisco Alegre ¡y olá!



Desde la arena me dice: -¡Niña morena!, ¿por qué me lloras, carita de emperadora?





Salomé

Por Juan Romero, rumí de Oriente, bebe los vientos la Salomé, gitana pura de sangre ardiente que está loquita por su querer. Su hermoso cuerpo de bronce vivo quiere en la danza darle al rumí, pero el gitano, despreciativo, cuando ella baila se va de allí.



Y José, que bien la quiere, al verla que está penando, aunque de celos se muere, así le dice cantando: Baila y ríe, Salomé, bajo la luz de la luna, que ya que tuyo no fue, no será para ninguna. Con la sangre suya teñiré mis manos, pa vengar con creces tus celos gitanos. Olvida, mujer, y alegra esa cara; baila, Salomé, bajo el plenilunio de la luna clara.



Luna de sangre que abrió el verano sobre la noche de los calés. Pagana fiesta que los gitanos rinden al culto de Salomé. Y mientras ella baila sin velos, Juan El Romero de allí se va. José lo sigue, loco de celos, y entre la sombra brilla un puñal. Salomé sigue bailando con miedo y escalofríos y José se va cantando por la orillita del río





María de la O

Para mis manos tumbagas, pa mis caprichos monedas, y pa mi cuerpo lucirlo mantones bordados, vestidos de seda. La luna que yo pida, la luna que me dan, que pa eso mi payo abiya más parnés que tiene un sultán. -¡Envidio tu suerte!me dicen algunas al verme lucir, y no saben, pobres, la envidia que ellas me causan a mí. María de la O, qué desgraciadita, gitana, tú eres teniéndolo to. Te quieres reír y hasta los ojitos los tienes morados de tanto sufrir. Maldito parné, que por su culpita dejaste al gitano que fue tu querer. Castigo de Dios es la crucecita que llevas a cuestas, María de la O.




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