Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador
Ministerio de Relaciones Exteriores De El Salvador
establecimiento de un sistema nacional integrado de cooperación para el desarrollo ministerio de relaciones exteriores, gobierno de el salvador
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En junio de 2009, cuando iniciamos el trabajo en el Ministerio de Relaciones Exteriores nos comprometimos con la creación de un marco de cooperación para el desarrollo ordenado, articulado, eficiente, transparente pero sobre todo, que respondiera a las metas y prioridades definidas como país. De esta manera, emprendimos un proceso de transformación de la gestión de la cooperación para el desarrollo que respondiera a la nueva arquitectura global, pero que al mismo tiempo estuviese alineada con las prioridades nacionales. Para ello se impulsó un cambio de paradigma en cuanto a la eficacia de la cooperación a través de un proceso inclusivo en el que participó el Gobierno, los socios para el desarrollo y la sociedad civil. A todas luces, El Salvador ha avanzado en esta materia gracias a la gestión y el enfoque adoptados. Un trabajo que se ha visto fortalecido con el papel realizado por Cancillería a través del Viceministerio de Cooperación para el Desarrollo (VMCD), cuya creación sentó un cambio de visión de la cooperación internacional y supuso un precedente político al elevar la importancia que el Gobierno otorgaba a la cooperación, dando así señales muy positivas para los socios y países amigos. Como Gobierno recibimos de administraciones anteriores una cooperación con una trayectoria a la baja, con una gestión totalmente deficiente en el plano nacional e inexistente en el marco internacional. Entonces El Salvador había sido calificado como país de renta media, lo cual había generado una disminución considerable de los flujos de la cooperación y la salida de varios donantes del plano nacional. A esto se sumó la crisis financiera internacional
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y las urgentes necesidades de financiamiento del desarrollo nacional, desafíos a los que nos tuvimos que enfrentar. La puesta en marcha de una política exterior abierta al mundo y de fortalecimiento de las relaciones con países amigos ha dado resultados positivos que se evidencian no solo en el incremento de la cooperación bilateral y multilateral, sino también en el abordaje de nuevas modalidades de cooperación tales como la descentralizada, la Sur-Sur y la Triangular, las cuales han sido aprovechadas por El Salvador para posicionarse como receptor y oferente de cooperación técnica. Asimismo, este cambio de enfoque en la cooperación supuso construir un modelo que ha permitido hacer frente a las nuevas tendencias y desafíos, tanto nacionales como internacionales. En este proceso ha sido clave la adopción de una Agenda Nacional de Eficacia de la Cooperación, que ha guiado con sus principios las relaciones establecidas con los actores del desarrollo, conduciéndolas a una verdadera relación de socios. De esta forma la cooperación pasó a ser un complemento a los esfuerzos nacionales en pro del desarrollo de país, aportando importantes recursos y apoyo técnico en áreas y sectores prioritarios del Plan Quinquenal de Desarrollo. El aporte al desarrollo de El Salvador no es la única razón que nos enorgullece del nuevo enfoque en la cooperación. El haber logrado que la misma tenga
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una visión más integral, que sea eficaz en su gestión, que sea transparente y que esté basada en un dialogo abierto, son realidades que nos llenan de satisfacción. De igual forma nos complace el haber logrado posicionar a El Salvador en los espacios globales de diálogo, haciendo que nuestro país sea reconocido en los debates internacionales sobre el desarrollo y la cooperación. Cinco años han pasado desde que iniciamos esta tarea de contar con más y mejores relaciones de cooperación con el mundo a favor del desarrollo. El hecho que hoy sea una realidad no hubiera sido posible, sin el soporte de la comunidad de socios de cooperación y de organizaciones de la sociedad civil que nos han acompañado de manera incansable y han estado comprometidos en esta tarea. Nuestro agradecimiento a este acompañamiento encuentra su mejor recompensa en la mejora de las condiciones de vida de los salvadoreños y las salvadoreñas. Consideramos vital el compartir nuestra experiencia y la de los socios que han estado a nuestro lado en este recorrido cuyo norte ha sido el contribuir a un mejor El Salvador.
Jaime Alfredo Miranda Flamenco Ministro de Relaciones Exteriores
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Agradecemos el valioso apoyo brindado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) - Centro Regional para América Latina y el Caribe a través del Grupo de Conocimiento, Innovación y Capacidades, el Programa ART PNUD y Afán Centroamérica por generar el primer documento base para esta publicación. Asimismo, agradecemos a los socios para el desarrollo, organizaciones de la sociedad civil, funcionarios de las distintas carteras de gobierno y todos los actores, por sus aportes y comentarios aquí expresados.
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PAA: Plan de Acción de Accra AECID: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo ANEC: Agenda Nacional de Eficacia de la Cooperación en El Salvador AOD: Ayuda Oficial para el Desarrollo ALC: América Latina y el Caribe BID: Banco Interamericano de Desarrollo CAD: Comité de Ayuda al Desarrollo CEPAL: Comisión Económica para América Latina y el Caribe CID: Cooperación Internacional para el Desarrollo COAMSS: Consejo de Alcaldes del Área Metropolitana de San Salvador COMURES: Corporación de Municipalidades de la República de El Salvador CONADES: Consejo Nacional de Desarrollo Territorial y Descentralización de El Salvador CTPD: Cooperación Técnica entre países en Desarrollo CT: Cooperación Triangular CSS: Cooperación Sur-Sur DGCD: Dirección General de Cooperación para el Desarrollo DGCE: Dirección General de Cooperación Externa DCNOD: Dirección de Cooperación No Oficial y Descentralizada DPEA: Declaración de París sobre Eficacia de la Ayuda FOCAP: Fondo Común de Apoyos Programáticos FOCIS: Foro de Organizaciones de Cooperación Internacional Solidaria IDH: Índice de Desarrollo Humano ISDEM: Instituto Salvadoreño de Desarrollo Municipal IEESFORD: Instituto Especializado de Educación Superior para la Formación Diplomática JICA: Agencia de Cooperación Internacional de Japón KOICA: Agencia de Cooperación Internacional de Corea LACAP: Ley de Adquisiciones y Contrataciones de la Administración Pública
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MARN: Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales MODES: Movimiento de ONG para el Desarrollo Solidario OCDE: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ODM: Objetivos de Desarrollo del Milenio OEA: Organización de Estados Americanos OFIs: Organismos Financieros Internacionales OTAF: Oficina Técnica de Administración de Fondos OMC: Organización Mundial del Comercio PIB: Producto Interno Bruto PQD: Plan Quinquenal de Desarrollo PNEC: Plan Nacional de Eficacia de la Cooperación en El Salvador PERE: Presupuesto Extraordinario de Reactivación Económica PNUD: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PRM: País de Renta Media RECODEL: Red de Cooperantes para el Desarrollo Local RIOE: Reglamento Interno del Órgano Ejecutivo SEGIB: Secretaría General Iberoamericana SELA: Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe SICA: Sistema de Integración Centroamericana SICDES: Sistema de Información sobre Cooperación para el Desarrollo en El Salvador SIECA: Sistema de Integración Económica Centroamericana SG-SICA: Secretaría General del Sistema de Integración Centroamericana STP: Secretaría Técnica de la Presidencia UDE: Unidad de Desarrollo Estratégico del VMCD UE: Unión Europea USAID: Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional USDA: Departamento de Agricultura de los Estados Unidos VMCD: Viceministerio de Cooperación para el Desarrollo
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La integración regional, la cooperación para el desarrollo, y las relaciones abiertas al mundo configuraron grandes apuestas de la política exterior del Gobierno de El Salvador al inicio del período 2009-2014. Esta visión dio la pauta para la creación del Viceministerio de Cooperación para el Desarrollo (VMCD) como ente rector de la gestión de la cooperación internacional en el país, elevando, con este hecho, su importancia política. A cinco años de su creación, el VMCD ha generado un enfoque propio de la cooperación basada en el desarrollo nacional y una cultura de eficacia en el uso de los recursos que el país recibe en concepto de cooperación. Asimismo, ha logrado incrementar sustancialmente los flujos de cooperación técnica y financiera no reembolsable que recibe alineándolos con respecto a las prioridades nacionales de desarrollo. En estos cinco años, el país ha logrado, gradualmente ampliar su abanico de relaciones con diversos socios para el desarrollo y jugar un rol importante posicionándose en la agenda nacional, regional e internacional. Así el Gobierno de El Salvador a través del VMCD ha aportado a la actual arquitectura de la cooperación internacional para el desarrollo, a través de una nueva visión de la cooperación consecuente con el objetivo de lograr una sociedad más incluyente y con un mayor desarrollo humano, a la vez que fomenta unas relaciones que promueven un intercambio entre socios y la integración regional. Para socializar dichos avances a nivel regional y global, y generar insumos para la retroalimentación del trabajo en materia de cooperación en El Sal-
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vador, se ha hecho un esfuerzo por recoger los elementos más relevantes de la gestión llevada a cabo por el presente gobierno y en particular por el VMCD. Esta publicación recoge la experiencia de trabajo del VMCD y los esfuerzos orientados hacia la mejora de la eficacia de la cooperación en el país en el período 2009-2014. Asimismo se plantean los desafíos futuros para la agenda de la cooperación en el plano nacional con vistas al nuevo contexto internacional. El documento se estructura en cinco capítulos. El primero de ellos dedicado a situar el panorama internacional de la cooperación y sus implicaciones para los países de América Latina en cuanto Países de Renta Media. Un segundo capítulo que contextualiza el momento del cambio de Gobierno y la creación del VMCD. Un tercer capítulo recoge la experiencia del VMCD propiamente dicha, su enfoque de trabajo, el modelo de gestión construido y su caracterización. Un cuarto capítulo que recoge los logros generados a partir de dicho enfoque y modelo. La visión de los actores del desarrollo en El Salvador: gobierno, cooperantes, sociedad civil, sobre el desempeño del VMCD, se encuentran finalmente recogidos en el capítulo cinco.
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Desde hace aproximadamente 65 años, la cooperación internacional constituye para los países un instrumento complementario a los esfuerzos nacionales de desarrollo y una importante herramienta de relacionamiento con otros países, así como con organismos multilaterales y regionales. El Salvador acoge en 2009 el concepto de cooperación internacional para el desarrollo, dentro del cual la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) juega un papel muy relevante, pero no constituye de forma estricta su única agenda de trabajo. La visión de cooperación se extiende a las relaciones de intercambio con los países del sur, a la cooperación en los marcos regionales y otros mecanismos de financiación del desarrollo. Tanto la cooperación internacional y dentro de ella la AOD, han venido evolucionando con su propia historia, producto también de los profundos cambios acontecidos en el orden internacional que han variado la gobernanza del sistema de cooperación y que ha supuesto la reconfiguración de prioridades geográficas y temáticas, a los que los diferentes actores del sistema han tenido que reaccionar y adaptarse. En el 2000, ante un escenario internacional en donde se generó un consenso ampliamente compartido para reformular la dinámica de la AOD en torno a unos mínimos se acordaban los “Objetivos de Desarrollo del Milenio” (ODM), plasmados en la Declaración del Milenio de la Asamblea General de la ONU. Esta agenda significó una reorientación del enfoque en el sistema de cooperación, en tanto la comunidad internacional definió objetivos acotados,
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indicadores y mecanismos para alcanzarlos en un espacio temporal definido hasta el 2015 y que estaban orientados específicamente a la lucha contra la pobreza. Luego de la Cumbre del Milenio, se sucedieron una serie de encuentros internacionales e intergubernamentales que incidieron en la reconfiguración del régimen. Entre ellos, cabe destacar la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (Consenso de Monterrey), realizada en marzo de 2002. En estrecha relación con los ODM, su objetivo era lograr acuerdos concretos respecto a la movilización y canalización de los recursos necesarios y tipos de financiamiento para su cumplimiento. En línea con el propósito de lograr los ODM, se iniciaron importantes debates sobre cómo mejorar el desempeño de la cooperación para lograr los resultados trazados. Así es como se llevó a cabo el Foro de Eficacia de la Ayuda en París, el cual marcó un punto de inflexión para las reglas, normas y procesos de toma de decisión sobre el desempeño de la cooperación. Más tarde el Plan de Acción de Accra (PAA) abonaría en este mismo sentido dándole mayor contundencia a la agenda de Eficacia de la Ayuda acordada en París. Hay que decir que los ODM son por un lado, valorados como síntesis de los debates en torno a la complejidad del desarrollo en la agenda internacional y representaban una guía para las acciones de cooperación internacional. Por otro lado esta agenda era un paso significativo en cuanto a concretar cuantitativamente resultados comunes bajo un enfoque de pobreza absoluta. No obstante, este paso justificado desde una perspectiva global, dificultaba la adaptación a contextos específicos y limitaba el margen de acción en la AOD orientada a los Países de Renta Media (PRM) como El Salvador, los cuales enfrentan necesidades muy particulares en términos no sólo de pobreza sino también de desigualdad, debilidades estructurales en términos económicos e institucionales y en seguridad, entre otros aspectos. Esta visión se está resolviendo con la agenda Post-2015, pero entonces la sensibilidad ante los problemas de los PRM era limitada. El poco liderazgo de El Salvador y de otros países de la región para mostrar avances en cuanto a la agenda de eficacia puso a países como El Salvador en una difícil situación, en la medida que gradualmente pasaron a ser poco relevantes para la AOD, debido también a su nueva clasificación como país de renta media. De hecho, la clasificación de la mayoría de países de América Latina como PRM, en el contexto de una estrategia global de
focalización de los fondos de AOD en torno a la reducción de la pobreza, ha significado una disminución sensible de dichos financiamientos y, sobre todo, en términos simbólicos la perdida de centralidad de América Latina como participante del grupo de países en vías de desarrollo. Donantes clave como Suecia, Finlandia, Noruega y Reino Unido, entre otros se retiraron de la región en este período, lo cual fue una pérdida importante debido a que se trataba de donantes que precisamente eran conocidos por los esfuerzos en la eficacia-calidad de la AOD. Pero la concentración en los ODM, su cumplimiento y sus efectos, no ha sido el único desafío en la agenda de la última década, la crisis financiera internacional y sus consecuencias, la emergencia de nuevos actores y el desbordamiento del sistema tradicional liderado por el Comité de Ayuda al Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (CAD-OCDE), situaba a la región en los últimos años ante un escenario lleno de incertidumbres, como de potencialidades y desafíos que había que atender. Sumado a esto, El Salvador tuvo que hacer frente a los costes de la total invisibilidad que había tenido por años en la agenda regional y global de desarrollo. Los países de América Latina y el Caribe, incluido El Salvador, debían enfrentarse a estas nuevas realidades como receptores de AOD, al tiempo que asimilaban los compromisos derivados de la Agenda de eficacia de la ayuda, y que comenzaban a jugar un papel más dinámico a través de nuevas modalidades de cooperación. Estas nuevas modalidades de cooperación iban ganando fuerza y posicionamiento en medio de un debate donde se identifican dos cuestiones claves: por un lado, el reclamo de estos países como destinatarios de AOD. Por otro, la responsabilidad que se les atribuye como nuevos donantes y, por tanto, su rol en la cooperación sur-sur y en la cooperación triangular. Bajo esta perspectiva, la cooperación internacional en la región daba un giro importante, poniendo el acento en una revalorización de la cooperación Sur-Sur, donde países como México y Brasil rápidamente pasaron a jugar un papel relevante, y a los cuales les han seguido el resto de la región dado el interés los países por aprender y compartir políticas y prácticas exitosas de sus pares, teniendo en cuenta sus prioridades nacionales. Este era el complejo panorama internacional y regional en el que al nuevo Gobierno le tocaba llevar a cabo la gestión de su cooperación para el desarrollo.
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El 2009 marcó un hito en la historia de El Salvador. Por primera vez en nuestra democracia se dio una transición política en el Ejecutivo, en la que tras 20 años de gobiernos de derecha, se dio paso a la visión de un nuevo país bajo una administración de izquierda. Con la asunción del Presidente Mauricio Funes, se inició así un proceso de transformación socio-político-económico sin precedentes, que implicó romper con paradigmas del pasado y reenfocar las estrategias y prioridades hacia áreas que tradicionalmente fueron descuidadas por las administraciones previas. El Gobierno del cambio definió objetivos claros, realistas, y sobre todo, factibles, en el arduo camino de la reconstrucción nacional. La prioridades se reformularon y tuvieron como norte el combate a la pobreza, la lucha contra la exclusión y la injusticia social; así como la apuesta por la unidad nacional, el fortalecimiento de los valores democráticos, la promoción y el respeto a los derechos humanos. Pero este rompimiento con los paradigmas existentes hasta antes de 2009 no fue fácil. Para forjar el nuevo país que se propuso el Gobierno del cambio fue necesario un temple conciliador que generara desde el un primer momento un ambiente de estabilidad política, que a su vez diera paso a una transición ordenada y sin amenazas a la estabilidad del país. El gobierno recién electo comprendía que sus posibilidades de éxito dependerían de su capacidad de asegurar la estabilidad y gobernabilidad democrática. Retos que durante los últimos cinco años han sido conquistados.
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Hoy día, se reconocen las medidas de cambio adoptadas desde el 1 de junio de 2009 como graduales y respetuosas del orden constitucional vigente, es decir, en apego al Estado social de derecho y al régimen político democrático. Las grandes directrices plasmadas en el Plan Quinquenal de desarrollo 20102014, herramienta que condensa la visión del cambio seguro, dan cuenta de la responsabilidad y compromiso del Ejecutivo con la estabilidad política y el orden social. Un cambio fundamental de la alternancia ha sido precisamente la forma de hacer gobierno, en el sentido que las grandes decisiones de política económica y social han sido tomadas en función de lo que se consideraba mejor para los intereses generales del país y con un énfasis en los más pobres y vulnerables. Esto supuso un cambio con respecto al pasado, en cuanto se superaron los intereses partidarios y se consolidó la vocación democrática del gobierno.
Una deuda social por saldar Con la asunción del Presidente Mauricio Funes, se planteó como parte de las prioridades para el Quinquenio 2009-2014, el emprender el camino de la reconstrucción social en El Salvador. Una reconstrucción que implicaba profundas apuestas por reparar las deudas en materia social heredadas de administraciones anteriores y que implicaba invertir en salud, educación, capacitación laboral, seguridad alimentaria, así como en conocimiento e innovación y en una reducción sustancial de las desigualdades de género. En 2008, cuatro de cada 10 hogares vivía en situación de pobreza, el 58% del total de la población salvadoreña que vivía en situación de pobreza (1.6 millones de personas) se localizaba en las áreas urbanas. En la década del 2000, El Salvador sólo había variado su Índice de Desarrollo Humano (IDH) en 0.85, muy por debajo de la media de crecimiento que presentaban en su IDH los países menos desarrollados (1.72). El área rural presentaba un rezago histórico incluso en aspectos básicos como una alimentación variada y nutritiva, agua potable y viviendas higiénicas, acceso a la educación y al mundo de los conocimientos, servicio eléctrico y acceso a redes de protección social.
Este débil avance en desarrollo humano ubicaba al país entre los peor situados de América Latina en relación a indicadores relacionados con la esperanza de vida al nacer, la desnutrición, el acceso a agua potable y servicios de saneamiento, escolaridad promedio, tasa de alfabetismo adulto y calidad de la educación, entre otros. Estos hechos eran reflejo de la política social subsidiaria, la cual había sido dependiente de los resultados de las políticas económicas, y que en ningún momento colocaron a la persona como centro primordial del desarrollo. En la medida que las tasas de crecimiento económico y de creación de trabajo decente habían sido bajas, también fueron bajas tanto las contribuciones del gobierno central a la política social como las derivadas de las cotizaciones obligatorias. A esta coyuntura debía dar respuesta el nuevo Gobierno y para hacerlo tenía que echar mano de una estructura estatal debilitada y poco cualificada. En esa misma época, El Salvador había sido colocado en la penúltima posición entre 18 países de América Latina evaluados según el grado de meritocracia en la administración pública, y en la posición 108 de 139 países en la clasificación del Foro Económico Mundial que mide la percepción de favoritismo en las decisiones de los funcionarios de gobierno. Así pues, la deuda social a ser atendida por el nuevo gobierno del cambio era todo un desafío. Con plena consciencia que no era posible avanzar en todos los frentes se tenían que priorizar las apuestas y generar consciencia que los verdaderos cambios solo podían ser producto de medidas de mediano plazo. Junto con las expectativas de transformaciones, también llegaron las expectativas de una mayor participación en la toma de decisiones públicas, sobre todo de parte de los sectores sociales organizados que clamaban por gobiernos que dieran espacios reales para la participación ciudadana. Este era por tanto, otro desafío a atender.
Los desafíos nacionales e internacionales en el nuevo gobierno El nuevo gobierno encabezado por el presidente Mauricio Funes, inició su gestión en medio de una coyuntura nacional e internacional marcada por
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la crisis económica más grave desde la época de la guerra civil, y en el momento en que Estados Unidos se encontraba en la crisis financiera más profunda desde la vivida en los años treinta del siglo pasado, que ocasionó una reducción drástica de la producción, el empleo y los ingresos.1 En el campo de la economía, el modelo de desarrollo económico y social que heredaba la nueva administración estaba totalmente agotado. La economía se encontraba sumida en un ciclo largo de bajo crecimiento, caracterizada por la precariedad del empleo, el estancamiento de los ingresos de amplios sectores de la población, el efecto acumulado de la inflación y el desfase en el ajuste de los salarios nominales. Lo anterior significaba un deterioro del poder adquisitivo de amplios segmentos poblacionales, lo que de no ser por las remesas familiares provenientes de salvadoreños en el exterior, hubiera llevado al país a una situación económica y social más apremiante. Es importante señalar aquí que el binomio migración-remesas familiares se había constituido en el principal soporte no institucional de protección social de importantes segmentos de la población. Por otro lado, el déficit fiscal heredado y la existencia de una crisis de liquidez, ponía al gobierno en incapacidad de cumplir sus compromisos. En ese marco, el entorno para la inversión privada era potencialmente adverso, ya que a la nueva crisis económica internacional, regional y nacional se sumaban las reservas y temores de algunos sectores empresariales sobre el futuro manejo económico del país por parte de la administración, aunque, al mismo tiempo, también existían grupos empresariales comprometidos con los cambios, con los cuales el gobierno podía establecer acuerdos y alianzas. Producto de lo anterior, se registraba un aumento de la pobreza y marginalidad provocada por la disminución de remesas familiares a causa de la crisis en Estados Unidos; por el aumento del desempleo y el subempleo, derivado de la caída de la producción nacional; por la existencia de un deficiente
sistema de servicios sociales básicos, y por la ausencia de una política social efectiva que protegiera a la población más vulnerable del impacto de la crisis económica.2 Asimismo, al haber avanzado poco hasta 2009 en el despliegue de las capacidades de las personas, el país había retrocedido en los campos del empleo, la productividad relativa y los salarios, que son justamente los que permiten el círculo virtuoso entre la política social y económica. Aunado a lo anterior, durante la primera semana de noviembre de 2009, El Salvador —que es uno de los países con mayor vulnerabilidad ambiental y climática en América Latina— sufrió los efectos de la Tormenta Tropical Ida, que causó daños y pérdidas estimadas en 314.8 millones de dólares (1.44% del PIB).3 En suma, la herencia de una pobre política económica y social, los choques internos y externos de naturaleza económica y extra económica que afectaron negativamente al país, así como las condiciones de vida de la población en este primer momento, reducían los márgenes de maniobra de la presente administración para la definición e implementación de políticas estatales, poniendo presiones adicionales a las finanzas públicas. Todo este panorama hacia mucho más relevante la búsqueda de financiamiento externo, complementario a los esfuerzos nacionales, para financiar los planes de desarrollo que el gobierno se había trazado para el periodo y también para contribuir a la compleja coyuntura en la que le tocaba gobernar. Para hacer frente a los desafíos que la situación del país presentaba, el nuevo Gobierno a través de la Secretaría Técnica de la Presidencia (STP), diseñó el “Plan Quinquenal de Desarrollo (PQD) para el período 2010-2014”, resultado de un amplio proceso de consulta con diferentes actores nacionales. Cabe destacar, por ejemplo, “las apuestas estratégicas y las prioridades del país, que fueron sometidas a consideración del Consejo Económico y Social y que todos sus sectores integrantes aprobaron”, así como “propuestas y acciones
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recomendadas en los últimos tiempos por diferentes segmentos de la vida nacional” y la incorporación de “políticas sectoriales que fueron diseñadas en consulta con los sectores empresariales y con los sectores sociales.4
Sobre la base de la apuesta estratégica del PQD que plantea “situar a El Salvador como un actor político relevante en el ámbito internacional capaz de influir de manera decidida en los destinos de Centroamérica y con la suficiente credibilidad para que sus posiciones sean escuchadas, atendidas y respetadas en los foros regionales e internacionales”, se redefinió la visión de política exterior. De esta forma, el Gobierno considera la política exterior como un pilar fundamental que parte de la premisa de que El Salvador sea “reconocido internacionalmente como un país promotor del respeto a los derechos humanos, la paz, la democracia, el desarrollo económico, la integración regional, la cooperación para el desarrollo, el diálogo y las relaciones con todos los países del mundo”.5 Para ello, se definieron tres objetivos: a) Promover las relaciones exteriores, la integración económica, social y cultural y la soberanía e integridad territoriales. b) Coordinar, integrar e incrementar la cooperación para el desarrollo y las relaciones económicas. c) Promover la protección de los derechos de los salvadoreños en el exterior y el acceso a oportunidades para su inclusión en el desarrollo nacional. El PQD ha sido la hoja de ruta en la gestión de la cooperación internacional y la base para establecer una nueva agenda de la cooperación al desarrollo,
con una visión de mediano y largo plazo, articulada a las grandes prioridades y estrategias nacionales y sectoriales de desarrollo, orientada al fortalecimiento de las relaciones con otros pueblos y países y enfocada a un mejor aprovechamiento mutuo de los recursos que se comparten con ellos. Hacer del PQD la guía para el diálogo con la comunidad internacional no resultaba muy difícil, puesto que el Plan establecía no sólo las áreas estratégicas de actuación, lo que permitía un ejercicio fácil de alineamiento de los cooperantes, sino también señalaba las brechas de financiación existente en cada área lo que idealmente también promovía lógicas de división del trabajo entre cooperantes y una priorización más acertada para los encargados de la cooperación internacional en el gobierno.
Dos antecedentes inmediatos para la cooperación en El Salvador Dos hechos importantes marcaron, en lo que va del presente siglo, la ruta de El Salvador en el ámbito de la cooperación internacional: su inclusión en la lista de países de renta media (PRM)6 y su posterior adhesión a la Declaración de París sobre Eficacia de la Ayuda (DPEA). La clasificación por niveles de renta propuesta por el Banco Mundial, implicaba equiparar el concepto de desarrollo de los países con su PBI per cápita, se dio así la conformación de tres grupos diferentes de países: renta baja, renta media y renta alta. Así, dicha categorización comenzó a utilizarse como criterio de selección para la Ayuda Oficial al Desarrollo, destinada prioritariamente a los países de renta baja. A partir de ello se generó un importante debate internacional acerca de la identidad y del lugar de los países de renta media en la cooperación. El Salvador al ser considerado País de Renta Media según esta clasificación del Banco Mundial, provocó desde el último quinquenio de la década pasada una reducción considerable de los recursos provenientes de la cooperación internacional. Esta situación, que no es exclusiva de El Salvador sino
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de buena parte de los países de América Latina, vino aparejada de la salida creciente de donantes de la región, de la reformulación de estrategias e instrumentos y de una tendencia creciente de reorientación de la cooperación del plano bilateral al plano subregional, al menos en el caso de los países centroamericanos. A pesar de los múltiples debates sobre los criterios de asignación de la AOD y los argumentos planteados en torno a ellos por los PRM sobre la necesidad de buscar criterios alternativos para orientar la cooperación internacional y la importancia en la continuidad del apoyo para consolidar los logros alcanzados, El Salvador era consciente que se enfrentaba a una realidad de reducción de recursos de donantes tradicionales y la entrada de nuevos actores que planteaban además nuevas modalidades de cooperación. Para el nuevo gobierno esto suponía un reto en cuanto a intentar mantener los niveles de cooperación presentes hasta 2008, que ya marcaban una tendencia considerable a la baja, en ese entorno de salida de donantes hacia el plano subregional. Reto que se hacía más imperioso por las necesidades de recursos frescos que suponía atender las necesidades estratégicas plasmadas en el PQD. Por otro lado, y previo a la entrada del nuevo gobierno, en mayo de 2009, El Salvador se adhiere a la DPEA, asumiendo todos los compromisos establecidos en ella (apropiación, alineación, armonización, gestión orientada a resultados y responsabilidad mutua). Dicha agenda, planteaba la necesaria readecuación de la institucionalidad y de las prácticas de cooperación del país, que durante años habían estado marcadas por una relación donante-receptor de total sumisión y poco tendiente a la transparencia y los resultados.
El nuevo gobierno, consciente que la AOD representaba aproximadamente el 25% del gasto social realizado por el Gobierno de El Salvador (GOES), vio en esta agenda la oportunidad para replantear el quehacer de cooperación en el país, promoviendo no sólo la mejora en la eficacia del uso de estos recursos sino también la posibilidad de tomar medidas que garantizaran que los mismos estén orientados eficientemente a apoyar
los procesos
nacionales de desarrollo. El Gobierno se convirtió en poco tiempo en un participante activo del diálogo de la eficacia de la ayuda a nivel internacional, realizando notorios avances gracias al hecho de que existió una coincidencia básica entre los principios de la Declaración y la orientación del GOES en temas estratégicos como la apropiación democrática, la transparencia y rendición de cuentas, la mejora de los sistemas de planificación y finanzas públicas, la gestión orientada a conseguir resultados y el énfasis de los esfuerzos en la reducción de la pobreza y el impulso del desarrollo.
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Creación del Viceministerio de Cooperación para el Desarrollo El 25 de junio de 2009, fue creado por decreto ejecutivo el Viceministerio de Cooperación para el Desarrollo (VMCD), con el fin de mejorar la gestión de los recursos provenientes de la cooperación internacional, alinearla con las prioridades de desarrollo nacional y contribuir a la transparencia en el manejo de la misma. La creación del VMCD materializa un cambio en la visión de la cooperación internacional. Fue el reflejo del reconocimiento e importancia que El Salvador y el nuevo gobierno le daba a las relaciones con sus socios y a lo estratégico que resultaba hacer eficaz los recursos que aún percibía el país en concepto de AOD. Recursos que venían a complementar los esfuerzos nacionales de desarrollo, especialmente en áreas sociales estratégicas. La decisión se veía también influenciada por la adhesión del país a la Declaración de París sobre Eficacia de la Ayuda (DPEA) en mayo de 2009. Ello exigía readecuar la institucionalidad del Estado para dar respuesta a los compromisos asumidos ante la comunidad internacional, pero también implicaba alinear la cooperación en función de los procesos nacionales de desarrollo. Esto demandaba al Gobierno asumir un rol de liderazgo en la orientación y garantía de la eficacia de la misma.
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Juramentación Jaime Miranda Flamenco, Agosto 2013
Con la creación del VMCD, se pretendía fortalecer la gestión de la cooperación internacional mediante los siguientes aspectos: Disminuir la dispersión de la cooperación. Mejorar el monitoreo y focalización de los esfuerzos realizados con base en las prioridades establecidas en el Plan Quinquenal de Desarrollo. Alinear y armonizar los recursos de la cooperación con las prioridades nacionales establecidas por la Secretaría Técnica de la Presidencia (STP). Optimizar la gestión de los recursos provenientes de la cooperación y mejorar la capacidad de seguimiento y rendición de cuentas. Lograr la responsabilidad mutua entre todos los actores de la cooperación. Velar por el cumplimiento de los compromisos adquiridos internacionalmente en materia de cooperación y desarrollo. La creación oficial del VMCD quedó establecida en el Art. 33 del Reglamento Interno del Órgano Ejecutivo, en el cual, se le asignan las siguientes atribuciones: Fortalecer las capacidades institucionales de gestión, ejecución y seguimiento de la cooperación internacional, siendo enlace, coordinador y articulador de la gestión y ejecución de los programas de cooperación, en coordinación con la STP.
Incrementar sustancialmente los flujos de cooperación técnica y financiera no reembolsable que recibe el país. Establecer mecanismos de coordinación a nivel nacional que faciliten los procesos de gestión, ejecución y seguimiento de la cooperación internacional. Construir de forma incluyente la estrategia nacional de cooperación internacional para el desarrollo, en concordancia con los principales compromisos acordados con la comunidad internacional.
El VMCD quedó dispuesto como la instancia rectora de la cooperación en el país y adscrito al Ministerio de Relaciones Exteriores. Esta decisión de país daba cuenta que desde entonces se tenía una visión de futuro sobre el posible rol dual que el país podía cumplir en el mediano plazo y que requería, desde luego, de un planteamiento que combinara el desarrollo y la política exterior.
Primeros pasos del Sistema de Cooperación en El Salvador Más allá de la creación del VMCD, el gobierno era consciente que un enfoque de la cooperación orientado a las necesidades de desarrollo del país y a los desafíos internacionales requería una visión sistémica y por tanto de una arquitectura institucional capaz de coordinar y alinear las prioridades. Estas características se reflejaban en los propios mandatos que el Art. 33 del Reglamento Interno del Órgano Ejecutivo, le instruye al VMCD a: Gestionar recursos ante las entidades de la cooperación internacional, de acuerdo con las orientaciones y prioridades definidas por la STP en materia de cooperación financiera no reembolsable, asistencia técnica y donaciones en especie.
capítulo tres La experiencia: un modelo novedoso de cooperación para un mejor desarrollo en El Salvador
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Trabajar en coordinación con las diferentes Secretarías de Estado, con el objeto de crear sinergias en la gestión y mejorar el aprovechamiento de los recursos provenientes de la cooperación internacional. Monitorear la ejecución de los proyectos de cooperación y evaluar el estado de su cumplimiento en coordinación con la STP. Propiciar la participación activa y coordinada de todos los sectores y actores involucrados con la cooperación internacional: cooperantes, instituciones nacionales, gobiernos locales, universidades, institutos de desarrollo tecnológico, empresa privada, organizaciones no gubernamentales y otras organizaciones de la sociedad civil. Ser el enlace, coordinador y articulador en coordinación con la STP, de la gestión y ejecución de los programas de cooperación en cumplimiento de la DPEA, el PAA y otros compromisos y acuerdos con la comunidad internacional. Coordinar con el Viceministerio para Salvadoreños en el Exterior, con el propósito de aprovechar la red de representaciones consulares y diplomáticas, con el objeto de diversificar e identificar potenciales fuentes de cooperación. Analizar e identificar mecanismos alternos, especiales e instrumentos innovadores de financiamiento externo, con el fin de modernizar el sector productivo, el comercio y la inversión, mediante la concertación y el diálogo permanente con los actores de la cooperación internacional para el desarrollo. El VMCD consciente de este desafío impulsó los primeros pasos en la construcción de un Sistema de Cooperación, que articulara las instancias globales de planificación (STP y Ministerio de Hacienda) con su propio papel de rectoría, así como con las instituciones sectoriales, responsables de ejecutar la cooperación. En este sentido, el Viceministerio llevó a cabo las siguientes medidas: Generó un mecanismo de coordinación con la STP y el Ministerio de Hacienda (MH) para temas estratégicos. Fortaleció la relación con los responsables de cooperación de los ministerios sectoriales a través de espacios de coordinación, de una oferta formativa para los mismos y de medidas de participación en la negociación con los socios, entre otros. Generó los mecanismos para la participación de los socios y de otros actores nacionales en los debates del desarrollo nacional. Encargó estudios que analizaran la posibilidad de institucionalización del Sistema y que reflexionaran sobre la arquitectura institucional necesaria para el futuro de la cooperación del país, basándose en las experiencias
de otros países de la región, pero también en los propios roles jurídico institucional que se le asignan a las instituciones, haciendo énfasis en las funciones más recientes que cobran mayor vigencia política de cara a los avances que la actual administración de Gobierno había venido haciendo sobre la planificación y la coordinación interinstitucional. En algunos países el Sistema de Cooperación ha encontrado su base en Leyes de Cooperación (México, Uruguay) y en otros, en la conformación directa de Agencias de Cooperación (Chile, Perú, Ecuador, Colombia) que se encargan de hacer más operativo todo lo relativo al tema. Otras incluso, en la conformación de fondos específicos de cooperación (Argentina). Todas estas experiencias fueron estudiadas a detalle por el VMCD. En relación a las necesidades específicas de El Salvador, los estudios realizados apuntaban, como primer paso, la institucionalización de un Sistema de Cooperación que en su estructuración permitiese contar con espacios y mecanismos de coordinación interinstitucional y multi-actores, en donde quedara de manifiesto el claro rol del liderazgo del país en cuanto a sus procesos de desarrollo y la necesidad de que la cooperación sea un mecanismo complementario de los esfuerzos nacionales para alcanzar la mayor eficacia del mismo. Lo importante, señalaban los estudios, es contar con un sistema y una organización que claramente retome los roles y competencias de sus integrantes y actores, y establezca las debidas sinergias y coordinaciones para ajustar las estructuras con las que cuenta el país a las nuevas necesidades en cuanto asus propios procesos de desarrollo y cómo la Cooperación se armoniza y alinea a esta coordinación. Para ello, se proponían medidas de fácil aplicación por el ejecutivo. En este sentido, el VMCD dejó planteada una propuesta de modificación del Reglamento Interno del Órgano Ejecutivo (RIOE). En cuanto a las medidas para fortalecer la oferta de cooperación internacional que el país brinda, en la forma de Cooperación Técnica Sur-Sur o de una posible ayuda solidaria de emergencia, los estudios apuntaban a medidas de más largo calado como la necesidad en el mediano plazo de una Ley de Cooperación y posiblemente de la Creación de una Agencia de Cooperación. El VMCD dejó sentado un pequeño avance en este sentido con la constitución de un Fondo de Cooperación Sur-Sur, que mediante recursos de triangulación le está permitiendo al país ofrecer cooperación técnica a países con un mismo nivel de desarrollo, concentrándose en este primer momento sobre todo en los países centroamericanos.
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Adecuación institucional y organizacional del Viceministerio La primer tarea del recién creado VMCD fue iniciar y facilitar el tránsito hacia un nuevo modelo de gestión de la cooperación que, por primera vez, estuviera orientado a las prioridades nacionales de desarrollo, a la eficacia, y a la transparencia. Lograrlo significaba no solo transformar la institucionalidad encargada de dar seguimiento a la Cooperación Internacional para el Desarrollo (CID), sino también, transformar la forma de trabajar y de concebir la cooperación internacional. En ese sentido, se llevaron a cabo una serie de acciones básicas para el despegue, como figuran en los apartados a continuación. Todo lo anterior supuso un proceso de análisis, discusión y generación de pensamiento, en el que se involucróa diferentes actores relacionados con la CID en el país: instituciones del gobierno central, representantes de la sociedad civil, academia, socios para el desarrollo y actores locales.
De una estricta visión de política exterior a una visión de desarrollo Hasta junio de 2009, el trabajo relativo a la cooperación internacional estaba bajo la responsabilidad de la Dirección General de Cooperación Externa (DGCE), cuyo funcionamiento respondía a una estructura organizacional basada en regiones geográficas: América, Europa, Asia, África y Oceanía, tal y como se observa en la figura 1. La DGCE respondía a una lógica de gestión de la cooperación por áreas geográficas de influencia, es decir, unidades divididas de acuerdo al país de procedencia de los fondos, lo que se correspondía con una visión más orientada a las demandas de los cooperantes que a las necesidades de desarrollo del país. Como resultado de esta lógica, los técnicos de cada unidad se especializaban en los procedimientos y formas que establecía cada uno de los donantes, existiendo una desvinculación entre el trabajo de la DGCE y los objetivos de desarrollo del gobierno. A nivel de funcionamiento interno, esta visión por áreas geográficas había generado: Falta de alineación de los cooperantes a los objetivos de desarrollo y prioridades del país.
Fragmentación de la cooperación, solapamiento y duplicidades en las intervenciones. Falta de procedimientos nacionales para la gestión de la cooperación y asunción de los donantes con todos los costes de transacción que ello suponía. Imposibilidad para trazar estrategias puesto se respondía a la oferta existente.
organigrama vigente en junio 2009
figura 1
Dirección General de Cooperación Externa y Dirección ejecutiva de SETEFE (1)
Asistente administrativo Subirección general de Cooperación Externa y Subdirección Ejecutiva de SETEFE
Programa de electrificación rural
Asistente administrativo
Subdirección General de Cooperación Externa
Encargado contrato Unión Europea-PMA y contrato APSO
Asesora de Cooperación
Encargado soporte técnico informático
Asesora legal
Dirección de Cooperación de América
Dirección de Cooperación de Europa
Asesora de Cooperación
Dirección de Cooperación de Asia, África y Oceanía
Dirección de Administración de Fondos de Cooperación
Dirección de Importaciones y Comercialización
Dirección de Becas
fuente: informe de rendición de cuentas 2009 -2010 del viceministerio de cooperación para el desarrollo
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A lo anterior se sumaban otras falencias relevantes como: Ausencia de espacios institucionalizados de diálogo con actores de la cooperación y de la sociedad civil. Falta de sistematización en el manejo de la información, especialmente la referida al seguimiento de proyectos, resultando sumamente complicada la generación de estadísticas e informes a partir de la misma. Falta de formalización en la contabilización de las donaciones de algunas fuentes. Gestión administrativa y financiera ineficiente con procesos administrativos largos y engorrosos. Estas carencias constituyeron los principales aspectos a mejorar, por lo que se tomaron dos medidas trascendentales: supeditar la DGCE al nuevo Viceministerio generando una nueva visión de la cooperación apegada a la idea del desarrollo, y el inicio de un proceso de reingeniería al interior de la dirección para acuñar un nuevo modelo de gestión. En este escenario, el plan de transición contempló acciones estratégicas en el sentido de socializar la nueva visión de trabajo del Viceministerio y generar las capacidades para la nueva institucionalidad recién creada. El primer paso fue diseñar una propuesta de modelo de gestión y de organigrama que generara una dinámica organizacional acorde a los retos que marcaba el cambio de visión en la cooperación y que, además, tomara en cuenta las apuestas del Gobierno en materia de desarrollo, transparencia, y eficacia; es decir, una forma de gestión y una organizaciónque respondiera a la gestión de recursos desde una óptica de desarrollo integral del país. Es así como la Dirección General de Cooperación Externa se transforma en la Dirección General de Cooperación para el Desarrollo (DGCD), la cual quedaría organizada por modalidades de cooperación en la forma en que aparece en el organigrama de la figura 2 y que corresponde con los modelos más modernos de las instancias de cooperación de la región. Con esta organización no se pierde la perspectiva de los países y/o zonas geográficas sino que se mantiene, pero hay un enfoque distinto que responderá más al tratamiento diferenciado que requiere cada modalidad de cooperación.
figura 2
organigrama dirección general de cooperación para el desarrollo 2010 Ministerio de Relaciones Exteriores (1)
Viceministerio de Cooperación para el Desarrollo
Dirección General de Cooperación para el Desarrollo
Dirección General de Relaciones Económicas
Encargado contrato Unión Europea-PMA y contrato APSO Encargado contrato Unión Europea-PMA y contrato APSO
Cooperación Cooperación no multilateral, reOficial y Des- gional y Organiscentralizada mos Financieros Internacionales
Encargado contrato Unión Europea-PMA y contrato APSO
Cooperación Bilateral
Estudios, formación y becas
Promoción Económica
Relaciones Económicas
fuente: informe de rendición de cuentas 2009 -2010 del viceministerio de cooperación para el desarrollo
Adicional a esta forma de organización, y para asegurar las prioridades nacionales, se adoptaron enfoques sectoriales que permitían tener una visión del conjunto de la cooperación por las áreas estratégicas de intervención. Los enfoques sectoriales que dieron mejores resultados fueron los relativos a la estrategia de lucha contra la pobreza (apoyos relacionados al Sistema de Protección Social Universal y temas vinculados), cambio climático, reforma fiscal y, en menor medida, educación y seguridad.
Definición de las nuevas funciones y reestructuración interna Con el cambio de visión fue necesario el establecimiento de una nueva cultura organizacional y también la redefinición de funciones y competencias al interior de la Dirección General de Cooperación para el Desarrollo.
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Así la DGCD, asume la misión de coordinar, integrar e incrementar la cooperación para el desarrollo y se le establecen los siguientes objetivos: Avanzar en la alineación de la cooperación internacional con las prioridades de desarrollo y planes del gobierno, especialmente los dirigidos a la población más pobre y excluida. Incrementar los flujos de cooperación técnica y no reembolsable que recibe y que brinda el país. Fortalecer las capacidades institucionales para la gestión del ciclo de la cooperación internacional al desarrollo, con un enfoque de transparencia, rendición de cuentas y uso eficaz y eficiente de los recursos. Establecer mecanismos nacionales de coordinación que faciliten el ciclo de gestión, ejecución y seguimiento de la CID. Sistematizar y actualizar la información sobre la CID en el país (incluyendo la ayuda no oficial), facilitando el acceso público a la misma. Estas funciones, le otorgaban competencias sobre la Ayuda Oficial al Desarrollo y sobre la cooperación sur-sur. Asimismo, quedaría bajo su responsabilidad participar en la coordinación interinstitucional en la recepción de los recursos de ayuda humanitaria internacional que recibe El Salvador en casos de desastres, los cuales son gestionados por el Ministerio de Relaciones Exteriores bajo Decreto de Emergencia Nacional. Para el cumplimiento de las funciones marcadas, la DGCD diseñó las siguientes líneas de acción: Socializar de manera continua con la comunidad internacional, los desafíos en materia económica, política y social del país y los avances de los mismos a lo largo del quinquenio. Construir una estrategia de cooperación, en coordinación con los cooperantes, municipalidades, sociedad civil, y gobierno central. Abrir nuevas relaciones de cooperación en el mundo. Coordinar y alinear a los donantes con las necesidades priorizadas por el gobierno, articulando mesas permanentes como las de Educación, Sistema de Protección Social Universal y Seguridad. Establecer foros continuos de donantes para las estrategias de cooperación con los diferentes sectores. Adaptar la institucionalidad de la cooperación que responda a los retos de desarrollo del país: una nueva estructura, nuevo modelo de gestión y personal debidamente formado.
Velar para que los fondos de cooperación respondan a la transparencia y rendición de cuentas del gobierno. Esto implica: sistematizar la información de la cooperación que se recibe, difundir las acciones y la información sobre los fondos que se están ejecutando. En consecuencia, la DGCD definió funciones para sus 6 áreas de trabajo planteadas bajo la nueva estructura y readecuó perfiles técnicos y administrativos (ver tabla 1). El proceso de reestructuración institucional incluyó dinámicas de reubicación del personal de acuerdo a los perfiles requeridos por las funciones creadas, acompañadas de procesos de formación y capacitación de acuerdo a las prioridades y objetivos establecidos.
objetivos de la dgcd por área de trabajo
tabla 1
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objetivos de la dgcd por área de trabajo (continuación)
tabla 1
Combinando las capacidades técnicas y financieras Además de la reestructuración interna, se identificó la necesidad de contratar nuevos recursos humanos con la formación profesional idónea para impulsar la nueva visión de la cooperación para el desarrollo en la gestión pública. Por ello, el VMCD llevó a cabo el 23 de Diciembre de 2009 lo que denominó la “Primera convocatoria pública y competitiva de empleos”. Se sometieron las plazas a concurso a partir de un proceso que garantizó transparencia, participación e igualdad de oportunidades, con base a criterios de méritos individuales. La convocatoria obtuvo una respuesta masiva: para las 12 plazas ofertadas, se recibieron 290 aplicaciones, las cuales fueron sometidas a un proceso de evaluación de acuerdo a los requisitos exigidos en la convocatoria. Sobre ese total de aplicaciones, se invitó a 146 postulantes a participar en la primera fase del proceso que consistía en la realización de pruebas técnicas sobre conocimientos generales de la realidad nacional del país y sobre conocimiento en temas vinculados al desarrollo y cooperación. El proceso permitió la incorporación de 12 nuevas contrataciones (8 mujeres y 4 hombres), quienes respondían, en general, a un perfil de jóvenes profesionales, con la formación adecuada y vocación de servicio. Posteriormente, se inició un proceso de capacitación de personal para equiparar capacidades (entre el personal nuevo y el que tenía experiencia acumulada) y ponerlos en sintonía con los desafíos de la agenda nacional. Con este proceso de selección y los procesos de formación al personal existente se daba el primer paso para profesionalizar al personal técnico de la DGCD.
Por otro lado, igual de importante era el fortalecimiento de las capacidades financieras del Viceministerio, que contaba con una herramienta de gestión financiera denominada Secretaría Técnica de Administración de Fondos (SETEFE), la cual tiene su Dirección Ejecutiva de forma Ad honorem en la DGCD. Dicha instancia representa una enorme ventaja en el sentido que puede recibir recursos de los socios de cooperación y canalizarlos posteriormente a proyectos prioritarios en función de las necesidades del país. La misma fue creada por Decreto Legislativo para el manejo de los recursos de reconstrucción post guerra. Administra los recursos dentro de los marcos nacionales a través de un Presupuesto Extraordinario de Reactivación Económica (PERE), y es registrado dentro de la contabilidad gubernamental. Para mejorar su efectividad durante este período, se llevaron a cabo una serie de medidas que permitieron su modernización, entre las que destacan: la actualización del Manual para el manejo de recursos del PERE, el proceso de fortalecimiento de la Oficina Técnica de Administración de Fondos PERE (OTAF) y su alineamiento a los procedimientos nacionales; así como la coordinación con las instancias de contabilidad gubernamental y crédito público en el MH, la revisión de la política de colocación en bancos y la incorporación de procesos permanentes de auditoría y de rendición de cuentas. A través de la SETEFE el VMCD gestionó durante estos años importantes montos de cooperación de diversos donantes tales como Japón, España, el Departamento Agrícola de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), el Gran Ducado de Luxemburgo y de la República de China (Taiwán).
La SETEFE aseguró la administración transparente de los recursos de dichas fuentes, al tiempo que promovía una ejecución eficaz en función de las prioridades gubernamentales. Asimismo, fue un mecanismo efectivo de
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transferencia de recursos en el marco de las declaratorias nacionales de emergencia, en donde sirvió de canalizador de recursos de ayuda humanitaria de diversos países amigos y la comunidad de salvadoreños en el exterior que se solidarizaron con los desastres ocurridos en el país en 2009 y 2011.
Fortalecimiento de los Recursos Humanos Como parte de la creación del VMCD y como resultado de la reestructuración institucional, fue necesario fortalecer las capacidades de las distintas Direcciones de área al interior de la Dirección General de Cooperación para el Desarrollo. En ese contexto, el VMCD vio la necesidad de crear en el 2010 un Departamento de Formación y Estudios en cooperación y Desarrollo, en concordancia con el Plan Estratégico Institucional,7 el cual tuviera como objetivo desarrollar acciones destinadas a potenciar las capacidades del recurso humano de la DGCD y del sector público en general en temas vinculados con cooperación internacional y desarrollo, con el fin de desarrollar acciones permanentes de formación a las cuales se convocaría a instituciones públicas, autónomas, así como a organizaciones de la sociedad civil. Como parte del trabajo del Departamento de Formación y Estudios se han llevado a cabo una serie de jornadas y talleres de formación que han estado destinadas a fortalecer las capacidades de distintos actores de desarrollo a nivel nacional y de funcionarios de la DGCD. Entre estas formaciones destacan: El 1er. Diplomado en Desarrollo y Cooperación Internacional, con una duración de 6 meses, contó con la representación de 30 participantes de 23 unidades de cooperación de diferentes instituciones gubernamentales que se formaron con expertos en cooperación de renombre internacional. Dicho diplomado estuvo avalado por la Universidad de la Plata y el Instituto Especializado de Educación Superior para la Formación Diplomática (IEESFORD). Curso semipresencial sobre “Gestión de proyectos de cooperación internacional”, el cual permitió fortalecer el conocimiento en formulación de
proyectos por parte del equipo técnico de 12 instituciones de Gobierno. Dicho curso se realizó en coordinación con la Dirección General de Cooperación Internacional (DGCIN) del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina, en el marco de uno de los compromisos adquiridos en la Primera Comisión Mixta de Cooperación Técnica Argentino-Salvadoreña. Programa Nacional de Construcción de Capacidades en materia de financiamiento climático que ha permitido fortalecer las capacidades de las instituciones del GOES que forman parte del Comité Interinstitucional de Financiamiento para el Cambio Climático, generando una red de recurso humano capacitado para la gestión de recursos internacionales para acciones de adaptación/mitigación del cambio climático en el país. Curso de Formación en Gestión de Proyectos de Cooperación Triangular, el cual contó con la representación de 25 funcionarios técnicos de las 15 instituciones de Gobierno y entidades autónomas oferentes de asistencia técnica publicadas en el Catálogo de Cooperación Sur-Sur en El Salvador. Más de 200 capacitaciones a diversas instituciones públicas, organizaciones de la sociedad civil, Asociaciones de Desarrollo Comunal (ADESCOS) y alcaldías municipales en más de 20 temáticas relacionadas a la cooperación y el desarrollo en las cuales han participado un total de 3 mil 563 personas. Más de 20 cursos dirigidos al personal de la DGCD en temáticas como eficacia de la ayuda, nuevos instrumentos, gestión por resultados, Cooperación Sur-Sur, actualidad del sistema de cooperación internacional, clima organizacional, políticas públicas, etc. Asimismo, se han apoyado a otras instituciones nacionales en la realización de jornadas de formación vinculada a la gestión de la cooperación, entre ellos el primer diplomado en la temática impulsado por el Movimiento de ONG para el Desarrollo Solidario (MODES), “Diplomado de Políticas de desarrollo y cooperación, negociación, incidencia y cabildeo”; así como el Diplomado en Formulación, Gestión y Monitoreo de Proyectos de Inversión Social al Desarrollo, iniciativa de la Universidad Nacional de El Salvador y el “Diplomado en Gestión Cultural”, impulsado por la Secretaría de Cultura de la Presidencia.
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Acercando la gestión de la cooperación a los donantes y a los ciudadanos El tema de la cooperación había sido visto desde siempre como un tema de “expertos” y como una gestión alejada o incomprensible para el ciudadano común. La creación del VMCD quería cambiar esta percepción y hacerla amigable y cercana para todos. Por ello, a través de la DGCD se dedicaron esfuerzos para difundir el trabajo y democratizar los servicios que se prestaban, acercándolos al mayor número de ciudadanos posibles. La DGCD presta al ciudadano los servicios de canalización de la oferta de becas para estudios en el exterior, el registro de las ONG para la canalización de recursos del PERE e información sobre la cooperación oficial que el país recibe. Una de las medidas para dar a conocer el tema de la cooperación fue que la Dirección de Becas, pasara a conformar una Dirección más integral que tuviera como objetivo el fortalecimiento del recurso humano salvadoreño en distintos ámbitos, tanto en aquellas áreas prioritarias para el desarrollo nacional, a través del ofrecimiento de programas de becas para estudios en el exterior, como a través de formación y estudios en áreas vinculadas a la gestión de la cooperación. En ese contexto, se establecieron nuevos mecanismos de difusión de los programas de becas, a través de la generación de espacios informativos
difusión de becas por parte del ministerio de relaciones exteriores en el marco de la cuarta feria de oportunidades “juventour 2013”.
liderados por el VMCD y los propios Socios para el Desarrollo; que permitieron a los ciudadanos acceder a la información de primera mano sobre las diferentes oportunidades que existen de estudios en el exterior. La generación de estos nuevos mecanismos de difusión, han tenido como resultado un mayor conocimiento de las oportunidades por parte de la ciudadanía en general, un mayor acercamiento con los distintos países socios, organismos internacionales y agencias de cooperación que brindan cooperación al país, así como un mayor aprovechamiento de los programas. Estos nuevos mecanismos se han centrado en la promoción de espacios en ferias de universidades, ferias de conocimiento, Feria Nacional de la Juventud – JUVENTOUR, donde la apuesta principal ha sido el de acercar la información de las oportunidades de becas en el exterior a la población a nivel nacional. Durante el período (Del 2009 al 30 de abril de 2014) se publicaron y divulgaron un total de 2,052 oportunidades de becas de estudios en el exterior, obteniendo una aprobación de 1,543 becarios que se han capacitado en diferentes niveles; gracias al apoyo de diversos donantes como: AECID, Estados Unidos de América, OEA, Panamá, India, Tailandia, República de China (Taiwán), Israel, Chile, Egipto, Colombia, Italia, Japón y Corea, entre otros.
canciller jaime miranda flamenco participa de la iii semana de la cooperación realizada en noviembre de 2012
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Más allá de los servicios, otra de las apuestas para acercar la gestión a la ciudadanía fue hacer accesible la información sobre el trabajo de la cooperación. Para ello, se llevaron a cabo diversas actividades de difusión y sensibilización como la Semana de la Cooperación, concepto instaurado desde el primer año de gestión donde se daba a conocer al público el trabajo del VMCD y la importancia de la cooperación en el país. En total se celebraron cuatro ediciones, cada una con un motivo temático que permitió una amplia participación de distintos sectores. Adicionalmente, se promovió el acceso a la información sobre la cooperación y se generó conocimiento especializado en la materia, con el que se pudiesen dar las condiciones para generar opinión en temas relacionados con la cooperación para el desarrollo tanto a escala nacional como internacional. Para ello se creó la Unidad de Atención al Ciudadano y al Cooperante. Se dispuso un mecanismo de consultas on-line y se creó el Sistema de Información de la Cooperación para el Desarrollo de El Salvador (SICDES).
Un enfoque de eficacia para un mejor desarrollo La Eficacia de la Cooperación no fue para el gobierno de El Salvador sólo un listado más de compromisos internacionales que cumplir, sino más bien constituyó el enfoque central para mejorar su cooperación y hacerla más relevante en términos de desarrollo. Ese enfoque permeó la totalidad de sus estrategias y prácticas y se convirtió en la columna vertebral para avanzar hacia los resultados marcados para el período. El VMCD planificó y desarrolló una serie de acciones para acompañar el avance y cumplimiento de los compromisos adquiridos en materia de eficacia: Adaptación de la estructura institucional para responder a las prioridades del país y cumplir con los compromisos que conlleva la aplicación de la DPEA y el PAA. Coordinación interinstitucional, conjuntamente con la STP y el MH, para definir las necesidades de país y coordinar la cooperación en torno a ellas. Facilitación de espacios de coordinación de instancias de gobierno con los organismos de cooperación, con la sociedad civil y los territorios. Fortalecimiento de las capacidades institucionales mediante talleres de formación y difusión de la Agenda de la Eficacia de la Ayuda entre funcionarios públicos, organismos cooperantes, y representantes de organizaciones de la sociedad civil.
El desarrollo de más y mejores instrumentos y modalidades de cooperación basados en los principios de eficacia. Estas acciones llevaron, después de cuatro años, a la concreción de una Agenda Nacional para la Eficacia de la Cooperación, que han logrado reflejarse en planes y estrategias que permitirán a los actores realizar un uso más efectivo y eficiente de los recursos de la cooperación.
Un proceso nacional en concordancia con los compromisos y desafíos internacionales La Agenda Nacional de Eficacia de la Cooperación con la que cuenta hoy El Salvador se construyó sobre la base de un consenso entre diferentes actores que intervienen en los procesos de desarrollo del país y constituye un ejercicio de apropiación incluyente por medio del cual los actores de la cooperación en el país reconocen los nuevos compromisos de la eficacia, proponiendo conjuntamente un marco de desempeño para la cooperación en el país. La agenda construida es coherente con los compromisos adquiridos por El Salvador en la DPEA, en el PAA y los consensos surgidos de la Alianza Global para la Eficacia de la Cooperación acordada en Busan.
A. Compromisos para una Agenda Nacional de Eficacia de la Ayuda El VMCD incluyó la Agenda de la Eficacia de la Ayuda en el debate nacional, iniciando, con este hecho, un proceso participativo para generar la apropiación del concepto y contenido de la misma entre los actores del desarrollo, en el entendido que más allá del hecho formal de la adhesión a la DPEA, al país le favorecería basar la gestión de su cooperación en los principios contenidos en esa agenda.
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El proceso iniciado en marzo del 2010 con motivo de la realización de la jornada “Los países de renta media y la Agenda de Eficacia de la Ayuda: el caso de El Salvador”, dio paso a una serie de talleres de trabajo con instituciones de Gobierno, cooperantes, las plataformas de la sociedad civil nacional e internacional que actúan en El Salvador, el Movimiento de ONGD para el Desarrollo Solidario de El Salvador (MODES),8 el Foro de Organizaciones de Cooperación Internacional Solidaria (FOCIS),9 así como gobiernos locales y entidades del Gobierno relacionadas con el desarrollo local. Los talleres de trabajo buscaron generar un espacio de diálogo entre los actores más importantes del desarrollo para establecer compromisos nacionales en el marco de los principios de la DPEA, promover la apropiación de sus conceptos centrales, y proponer la adaptación de cada uno de los principios a la realidad del país. Los compromisos asumidos durante este proceso de diálogo, dieron como resultado un documento denominado “Compromisos para una Agenda Nacional de Eficacia de la Ayuda”, cuyo objetivo era definir de, manera consensuada, acciones de corto y mediano plazo (2010-2014), coherentes con los compromisos adquiridos en la DPEA y en el PAA. El documento fue ratificado por 83 entidades nacionales, incluyendo organismos gubernamentales, cooperantes y organismos no gubernamentales nacionales e internacionales.1
A partir de estos compromisos se iniciaron una serie de cambios al interior del Ejecutivo tendientes al cumplimiento de los compromisos asumidos por el Gobierno.
B. La encuesta de seguimiento a la aplicación de los Principios de París En el 2010, se realizó por primera vez la Encuesta de Seguimiento a la DPEA del CAD/OCDE, cuyos resultados permitieron contar con la línea de base sobre el estado de la eficacia de la cooperación en El Salvador. La participación en la encuesta sirvió para reforzar el liderazgo nacional en el diálogo con los donantes, para actualizar la base de datos en materia de cooperación y para generar una mayor conciencia entre todos los actores sobre los temas y las habilidades que se requería para mejorar en cuanto a la eficacia de la cooperación. El proceso también involucró la participación de la sociedad civil, academia, fundaciones y sector sindical en los procesos de planificación nacional y, en general, en torno a los temas de eficacia de la cooperación y desarrollo del país.
La fotografía que resultó de la encuesta no fue muy buena, en general el país se ubicaba por debajo de la media global en prácticamente todos
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los indicadores desarrollados para medir el cumplimiento de la DPEA. En particular resultaban llamativos los indicadores de alineamiento, de uso de procedimientos nacionales y de mutua rendición de cuentas. Cabe señalar que la encuesta tomaba datos de 2009, momento en el que se había dado el cambio de Gobierno y sobretodo medíauna coyuntura anterior. Sin embargo, fueron muy útiles en cuanto a orientar a dónde debían ponerse los mayores esfuerzos en cuanto a eficacia y así se hizo.11
C. El camino hacia Busan Desde el levantamiento de la encuesta, el VMCD tomó una serie de medidas a nivel nacional para avanzar en la mejora de los indicadores, que rápidamente redundaron en mejores prácticas y mejores relaciones con los socios. En el plano internacional, el país a través del VMCD fue sumamente activo en las discusiones preparatorias hacia Busan, trazó una estrategia de posicionamiento y buscó el apoyo de diversos países y organismos internacionales para consolidar una posición en la que los PRM, como El Salvador, siguiesen siendo actores relevantes para la AOD. Así, en este marco logró concretar una posición común con la mayor parte de los países centroamericanos, más Bolivia, que fue apoyada en el marco Iberoamericano y que se llevó a Busan, aunque con poco éxito puesto que la agenda de la AOD para entonces se había trasladado ya a otras lógicas. Sin embargo, la activa participación de El Salvador en el IV Foro de Alto Nivel sobre la Eficacia de la Ayuda (Busan, 2012), permitió que el país consolidarasu propia visión y adoptara nuevos compromisos que le significaron el paso para la creación de un marco nacional para el desempeño de su cooperación.
D. Plan Nacional de Eficacia de la Cooperación en El Salvador El VMCD consideró fundamental avanzar en la definición de su propio marco de desempeño para la cooperación, que reconociendo los compromisos globales, hicieran énfasis en los procesos locales que desarrolla la cooperación, generando de forma participativa acuerdos contextualizados que permitiesen a todos los actores del desarrollo hacer sinergia en torno a los principales desafíos de la gestión de la cooperación en el país.
En ese espíritu, y con la finalidad de mejorar la eficacia de la cooperación, el VMCD junto con la STP y el MH, lideraron la elaboración del Plan Nacional para la Eficacia de la Cooperación en El Salvador (PNEC), cuyo contenido recogiera y articulara aquellos compromisos y estrategias que permitiesen a los actores del desarrollo hacer un uso más efectivo y eficiente de los recursos de la cooperación. El PNEC, el primero de toda América Latina, se construyó a través de un proceso en el cual participaron organizaciones de la sociedad civil nacional e internacional representadas por el MODES y el FOCIS, representantes de los socios de cooperación y representantes de instituciones de Gobierno.
Así, el PNEC, cuyo diseño constituyó un ejercicio de elaboración y apropiación incluyente, es un instrumento por medio del cual los actores de la cooperación en el país reconocen como línea base los resultados que se obtuvieron en la Encuesta de Seguimiento de la Declaración de París sobre Eficacia de la Ayuda del CAD/OCDE, y establecen de común acuerdo —integrando a esos resultados los nuevos compromisos surgidos de Busan— un marco nacional para la AOD en el país, que junto a los indicadores globales, plantea nueve principios especialmente diseñados para el seguimiento de los procesos nacionales identificados como estratégicos para el logro de una mayor eficacia de la cooperación en El Salvador. A estos nueve principios se les dará seguimiento a través de 25 indicadores para determinar los avances y mejoras en la eficacia de la cooperación. Se previó realizar dos mediciones del PNEC previstas para 2014 y 2016.
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E. La agenda de eficacia de la cooperación en El Salvador La agenda de trabajo del VMCD no se agota en el manejo de la AOD, por lo que la institución consideró que era necesario avanzar con el enfoque de eficacia en los otros frentes (la Cooperación Sur-Sur, la Cooperación Regional y la Cooperación Descentralizada).
el proceso de construcción de la agenda nacional de eficacia/
Creación del VMCD 02
Adhesión 01 a la Declaración de París
figura 3
Nueva arquitectura de la cooperación 03
agenda nacional de eficacia
Cambio de paradigma 04 en la cooperación nacional
05 Compromisos para una Agenda Nacional de Eficacia
Firma del CdC y FOCAP
Encuesta de Sguimiento a la Declaración de París
Plan Nacional para la Eficacia de la Cooperación
Reforma “Delivering as One”
Participación en el IV FAN en Busan, Corea
Estrategia Nacional de Cooperación Descentralizada
Marco de Desempeño de la Cooperación Sur-Sur y Triangular
Impulso a la Agenda Regional de Eficacia de la Cooperación
Para ello, se desarrolló la Agenda Nacional de Eficacia de la Cooperación en El Salvador (ANEC), que recoge medidas para cada una de estas modalidades de cooperación, además de las contenidas en el PNEC.
La ANEC implica también una gestión capaz de posicionar al país en los espacios internacionales de diálogo. Esta agenda da seguimiento y actualiza los compromisos adquiridos por los actores del desarrollo al inicio de este Gobierno y que están recogidos en el documento nacional construido conjuntamente por el Gobierno de El Salvador, cooperantes y sociedad civil nacional e internacional en mayo de 2010. La misma aún está en pleno desarrollo y su plena implementación será, sin duda, un desafío para la próxima administración.
capítulo tres La experiencia: un modelo novedoso de cooperación para un mejor desarrollo en El Salvador
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El proceso de cambio en la relación donante-receptor a una de socios para el desarrollo El VMCD concibe la cooperación como un complemento de los esfuerzos nacionales en pro del desarrollo, entendiendo a su vez que el desarrollo no proviene de decisiones unilaterales, sino que requiere de diálogo, participación y articulación entre los diferentes actores: gobierno central, gobiernos locales, sociedad civil, sector empresarial y cooperantes. Requiere además de procesos que alineen la cooperación con el desarrollo nacional, que promuevan la eficacia en sus resultados y que aporten a la construcción y aplicación de políticas públicas tendientes a mejorar la calidad de vida de los salvadoreños. Pasar de un modelo de cooperación donde prevalecela relación “donantereceptor”, a uno donde esa relación se transformara en un “asocio para el desarrollo”, requería de un esfuerzo centrado en cuatro líneas de acción: Una visión clara de las necesidades de desarrollo nacional. Replantear la relación con los cooperantes. Diseñar nuevos y mejores instrumentos. Definir nuevas instancias de coordinación interinstitucional y promover espacios de coordinación. Un abordaje de este tipo implicaba orientar la política de cooperación de manera tal que pudiera atender y entender las prioridades nacionales,
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reresentantes del focap presiden entrega oficial del primer desembolso para comunidades solidarias
comunicarlas oportuna y claramente a la comunidad de cooperantes, y promover la apropiación y alineación por parte de éstos con las políticas y planes nacionales.
Basada en el enfoque de eficacia, la cooperación para el desarrollo se enfocó a las prioridades nacionales contempladas en el Plan Quinquenal de Desarrollo 2010-2014, e inició con sus socios procesos de diálogo y alineamiento, algunos con mayor éxito que otros. El éxito de estos procesos con los socios dependía en gran medida del grado de apertura de cada uno de los cooperantes a las necesidades nacionales y de su propio compromiso
con la agenda de eficacia. Ejemplar resultó en este sentido el Marco de Asociación firmado con la cooperación española, el Programa Indicativo de Cooperación firmado con el Gran Ducado de Luxemburgo y la concreción de los apoyos presupuestarios con la Unión Europea, entre otros. La expresión de esta nueva relación de socios, no sólo tenía que ver con alinear intervenciones, sino de establecer mecanismos conjuntos para un mejor diálogo y mutua rendición de cuentas, así como la disposición a utilizar mecanismos nacionales e innovar con nuevos y mejores instrumentos. Además del compromiso en términos amplios contemplados en la ANEC, la Agencia Española de Cooperación Internacional jugó un papel clave al punto de convertirse en punto focal de la comunidad de donantes para este tema.
Una mejor cooperación bilateral y multilateral El hecho de concebir la cooperación como un complemento para los procesos nacionales de desarrollo tiene como prerrequisito reconocer como interlocutores a una multiplicidad de actores, con los cuales se hace imprescindible promover espacios de diálogo que generen sinergias para potenciar el desarrollo. En ese sentido se idearon reformas estructurales a nivel institucional que fueron la base para instaurar nuevos y mejores instrumentos de cooperación. En el plano bilateral y multilateral, se impulsó una nueva visión de cooperación internacional basada en la percepción de ser verdaderos “Socios para el desarrollo”, lo que permitió el establecimiento de un diálogo privilegiado entre las Instituciones nacionales, como entre el Gobierno y los Socios para el Desarrollo, a fin de garantizar que la gestión de recursos de cooperación se realizara a través de canales más efectivos, lo que contribuyó y dio paso a una nueva arquitectura de la cooperación en el país. Se dio prioridad a la alineación de las agendas del Gobierno y de los cooperantes, con el propósito de atender de forma más eficiente las necesidades de la población salvadoreña, especialmente de la más vulnerable y aquella que tradicionalmente había sido excluida. Uno de los primeros pasos bajo el liderazgo del VMCD, se dio en la realización de diversos encuentros entre instituciones nacionales y cooperantes,
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los cuales tenían como objetivo presentar las líneas estratégicas y programas que se impulsaban desde cada una de las instituciones, a fin de buscar sinergias y apoyos con la comunidad de cooperantes para orientar los recursos de la cooperación en función de las necesidades y prioridades establecidas en el PQD. Bajo ese contexto, la dinámica con los países del norte (contribuyentes tradicionales de AOD) se enmarcó en la revisión y mejoramiento de los mecanismos e instrumentos de cooperación que en su momento existían, con el objeto de implementar acciones concretas que se enfocaran en el desarrollo a nivel nacional. En ese sentido, se suscribió en el 2010 el Marco de Asociación para el Desarrollo España-El Salvador, estableciéndose las áreas prioritarias en las que se concentraría la ayuda oficial española durante los 4 años siguientes, comprometiendo un monto de cooperación de 205 millones de dólares, enfocándose en tres de las diez áreas prioritarias del PQD: 1. La reducción significativa y verificable de la pobreza, la desigualdad social y de género y la exclusión social. 2. La reforma estructural y funcional de la administración pública, la desconcentración y la descentralización de la misma y la implementación de un pacto fiscal que garantice finanzas públicas sostenibles y favorezca el crecimiento económico, el desarrollo social y el fortalecimiento de la institucionalidad democrática. 3. La construcción de políticas de Estado y la promoción de la participación social organizada en el proceso de formulación de las políticas públicas. Además, se logró una extensión de cuatro años más del Programa de Cooperación Bilateral de Luxemburgo con El Salvador, para el período 2012-2015, el cual se centra a nivel bilateral en el apoyo a Comunidades Solidarias, con un monto de 12 millones de euros (aproximadamente 16 millones 401 mil 358 dólares de Estados Unidos de América), a través del FOCAP. Por otra parte, se realizaron gestiones para reactivar la Cooperación Bilateral con algunos países europeos, asiáticos y nórdicos, mediante espacios de diálogo que permitieran a El Salvador dar a conocer a éstos la necesidad de acceder a recursos de cooperación, a fin de complementar los esfuerzos que el gobierno realiza a favor del desarrollo.
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Es así como el constante interés del GOES por fortalecer sus relaciones de cooperación con los Socios para el Desarrollo, permitió obtener durante el quinquenio 2009 – 2014, un monto de AOD Bilateral de 718, 914,188.65 millones de dólares y una cifra total de 1,308.87 millones de dólares para ese mismo período.
Bajo ese contexto, el VMCD ha logrado que la cooperación que se ha recibido se oriente en las prioridades establecidas en el PQD, alcanzando la cifra récord de cooperación de 1,308.87 millones de dólares, resultado de los
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convenios y acuerdos con países amigos, firmados a través de sus agencias de cooperación y organismos multilaterales; a partir del cambio de paradigma de la ayuda, que ha direccionado el GOES, tornando la cooperación hacia un enfoque inclusivo, donde ésta se alinea con las prioridades nacionales. Se han logrado en promedio 206.51 millones de dólares anuales, cifra reportada entre junio 2009 y mayo 2014, la cual es superior a la reportada por las dos administraciones gubernamentalesanteriores. La orientación de los fondos de cooperación comprometida se ha focalizado durante la presente gestión en las cinco áreas prioritarias del PQD del GOES, principalmente en el área de “Equidad, inclusión social y reducción de pobreza”, que ha captado el 44%. A nivel sectorial se señala, que el “sector” de Protección Social ha recibido el 16.2% del total de estos fondos, equivalente a 210.78 millones de dólares, donde se incluyen los siguientes compromisos: Apoyo al Programa
de Comunidades Solidarias (Unión Europea), Marco de Asociación (España), Programa Indicativo de Cooperación (Gran Ducado de Luxemburgo); y Asistencia humanitaria y respuesta a crisis financiera global (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional). Es importante mencionar que tanto en la cooperación bilateral como multilateral se buscó construir un marco de cooperación para el desarrollo ordenado, articulado, eficiente, transparente y que respondiera a las necesidades del país, mediante un rol más propositivo y participativo, permitiendo que el país concretara cada vez más cooperación técnica y financiera para el desarrollo de proyectos dirigidos a los sectores más necesitados. Para definir las apuestas en el ámbito multilateral de cooperación, el VMCD hizo un análisis de los puntos de agenda internacional y de las posibilidades de adecuarlos a la realidad salvadoreña. Además se partió de la histórica desatención y falta de liderazgo que se tuvo por parte de El Salvador en muchos de los espacios multilaterales, así como su pasividad en la relación con el Sistema de Naciones Unidas en el país. Este análisis les permitió tomar decisiones que se convirtieron en sus apuestas estratégicas: A partir de la necesidad de contar con una estrategia de posicionamiento en cuanto a la cooperacióna nivel internacional se han realizado diversas acciones importantes para posicionar al país en determinados espacios de cooperación, para lo cual, ha sido relevante la participación activa en diversos espacios multilaterales y regionales, así como el fortalecimiento y relanzamiento de relaciones bilaterales de cooperación con países de América Latina y el Caribe, África y Asia. Ha sido relevante además la apertura y fortalecimiento de las relaciones con los Socios para el Desarrollo.
Lo anterior, ha permitido que se reconozca al país dentro de la comunidad internacional como un actor importante en la nueva arquitectura de la cooperación, donde el reconocimiento de las acciones en temas de cooperación
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implementadas en el país y el apoyo de los socios para el desarrollo (NorteSur y Sur-Sur) ha potenciado este posicionamiento, en instancias regionales y multilaterales de abordaje político y técnico. Este posicionamiento le ha merecido al país la participación activa en espacios como la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA), Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (CELAC), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Foros de Alto Nivel sobre Eficacia de la Ayuda (Declaración de París), Alianza Global para la Eficacia de la Cooperación al Desarrollo, Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y Secretaría del Comité Regional del Proceso de Diálogo Latinoamericano sobre Financiamiento Climático, entre otros. Una mejor coordinación con el Sistema de Naciones Unidas (SNU) también fue uno de los objetivos del trabajo en el ámbito multilateral. Para esto, se necesitó reforzar y capacitar al equipo técnico a cargo de esta tarea y se inició el fortalecimiento de la relación entre el Gobierno y el Sistema de las Naciones Unidas, por medio del trabajo activo en la formulación y definición del Marco de Asistencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo, conocido como UNDAF (por sus siglas en inglés). El fortalecimiento del trabajo conjunto y coordinación entre el Gobierno y el SNU, también se logró sobre la experiencia obtenida en los espacios de coordinación que se crearon, tales como los Comités Directivos Nacionales de los tres Programas Conjuntos que fueron ejecutados en el país, misma que dio paso a la creación del Comité Directivo GOES-United Nations Country Team (UNCT). Este último, se reviste de importancia, dado que es el espacio de dialogo al más alto nivel político, donde participan los titulares tanto de las Agencias, Fondos y Programas del Sistema de las Naciones Unidas presentes en el país, como del Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Secretaría Técnica de la Presidencia. Aunado a lo anterior, se cuenta con un Comité Técnico GOES-Proyect Management Team que operativiza el trabajo mandatado por el Comité Directivo GOES-UNCT. En el marco del trabajo conjunto, también se trabajan informes nacionales de relevancia internacional. En este sentido, se trabajó conjuntamente en el seguimiento al cumplimiento de los ODM en el país, como muestra de ellos fue la presentación conjunta del 3° Informe de Avance de los ODM en El Salvador. También, se trabajó conjuntamente en la consulta sobre la
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canciller jaime miranda flamenco realizó presentación del programa unidos en acción (dao por sus siglas en inglés)
Agenda de Desarrollo Post-2015, la cual tuvo como resultado la construcción de un informe nacional que recoge, tanto las aspiraciones y prioridades de la población salvadoreña en una agenda Post-2015. La mayor apuesta de la coordinación con el SNU fue la aplicación de la reforma Unidos en la Acción (Delivering As One, DaO, por sus siglas en inglés). Esto implicó una decisión política del GOES de reafirmar su compromiso por impulsar la Agenda de la Eficacia a través del acompañamiento e implementación de la reforma “Unidos en la Acción”, que consiste en mejorar la dinámica de trabajo de todas las agencias, programas y fondos del SNU bajo cuatro pilares: Un Programa, Un líder/Un Equipo, Un Marco Presupuestario y Una Oficina; pero, para el caso de El Salvador, se tendrá el pilar adicional de “Un Gobierno”. La decisión por esta reforma, fue parte de un análisis realizado por el VMCD, en cuanto a la manera en que el SNU planifica y ejecuta sus distintos programas de cooperación a través de sus distintas oficinas y programas. En tal sentido se observó la necesidad de mejorar los esquemas de coordinación interna entre dichas oficinas y programas, disminuir dispersión y duplicidad en algunas de las iniciativas y reducir los altos costos de transacción. De lo anterior, surgió por parte del VMCD, la necesidad de implementar el DaO con el objetivo de fortalecer además la apropiación y el liderazgo del Gobierno, en las acciones y proyectos que el SNU ejecuta. Para garantizar la aplicación de la reforma, se constituyó el Comité Directivo GOES/SNU compuesto por el Equipo País (SNU), STP y VMCD como espacio de seguimiento al proceso de reforma. Al mismo tiempo, el VMCD firmó un
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Memorándum de Entendimiento con la Agencia Uruguaya de Cooperación Internacional, para recibir asistencia por parte de ésta, en cuanto a la experiencia uruguaya en la implementación del DaO. Bajo ese contexto, El Salvador ha dado grandes pasos dentro de la gestión de la propia Cooperación Internacional para el Desarrollo, y en particular ha logrado posicionar su agenda y visión en nuevas modalidades como la Cooperación Sur-Sur y Triangular tanto a nivel nacional, como regional e internacional.
El despegue de la Cooperación Sur-Sur y Triangular: el paso de un país receptor a un país dual En cuanto a la Cooperación Sur-Sur, es importante mencionar que la misma adquirió una importancia clara y estratégica, principalmente dentro de la renovada visión de la política exterior y las perspectivas del país de instaurar una nueva dinámica dentro de los procesos políticos, los cuales buscaban generar cambios estructurales vinculados al progreso económico y social a nivel nacional y regional. En ese sentido, El Salvador ha sido un claro ejemplo del recorrido que ha implicado el salto cualitativo de la llamada Cooperación Técnica entre Países en Desarrollo, a la actual Cooperación Sur-Sur, incluyendo un enfoque más integral de la misma. Es así, como esta modalidad estableció un nuevo paradigma no solo en su gestión, sino en su entendimiento a nivel institucional, su relevancia y aporte a los procesos de desarrollo nacional y regional, sumando y aportando en definitiva, a la dinámica de creación de metodologías y espacios de diálogo político y técnico claros, que permitieran un mejor aprovechamiento de la Cooperación Sur-Sur que el país buscaba concretar durante el quinquenio, tanto como receptor así como actor en transición gradual a ser oferente hacia otros Socios para el Desarrollo de América Latina y el Caribe principalmente. Bajo el anterior escenario y con el objetivo de implementar ese nuevo paradigma dentro de la gestión de la Cooperación para el Desarrollo, El Salvador hizo una apuesta significativa por cambiar la visión que el país tenía en relación a la Cooperación Sur-Sur, considerando que la misma es una fuente de cooperación técnica y política de importante valor agregado debido a los siguientes parámetros:
Permite a los países del Sur, –desde un ámbito local, nacional y regional- compartir sus mejores experiencias de gestión, formación e implementación de políticas públicas para el desarrollo desde una relación horizontal y con una diversidad de principios como la reciprocidad, solidaridad y hermandad. Propicia esquemas de integración política y técnica para que los países del Sur se posicionen con más fuerza en el escenario internacional e incidan en el debate sobre la construcción de una nueva arquitectura de la cooperación para el desarrollo que fomente relaciones más justas, horizontales y simétricas; que ponga en valor los avances de las políticas públicas de los países en desarrollo y que realice aportes estructurales al proceso de fortalecimiento de las capacidades institucionales y locales de los Estados. Promueve la generación de acuerdos parciales en torno a agendas temáticas y flexibles, considerando que dicha modalidad se integra en un mundo multipolar con diversidad de visiones políticas del desarrollo. Con la Cooperación Sur-Sur se trata de afianzar la construcción de una gobernanza global más participativa e inclusiva mediante el fortalecimiento de los vínculos de cooperación y mediante la oferta de experiencias exitosas que podrían replicarse en otras sociedades, adaptándolos a sus contextos y realidades.
Desde la propia visión del país se proyecta a la Cooperación Sur-Sur como un instrumento que promueve la integración y que, de cierta forma, puede ser catalizadora de un marco institucional que se desenvuelva desde los ámbitos nacionales y regionales, así como que permita estrechar los lazos de amistad y definir socios a partir de intereses comunes en materia de desarrollo.
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cooperación sur - sur, enero 2009 - mayo 2014 (número de proyectos como receptor)
Por todo lo anterior, la Cooperación Sur-Sur es una importante herramienta para países como El Salvador. Durante el quinquenio 2009-2014, El Salvador a través del VMCD, reporta un acumulado de 328 iniciativas de Cooperación Sur-Sur, entre las cuales destacan proyectos de naturaleza integral, así como iniciativas puntuales conducentes a objetivos específicos de desarrollo. De manera gráfica se podría presentar un balance de lo acumulado en el periodo 2009-2014, correspondiente a proyectos de Cooperación Sur-Sur como receptor (ver gráfico 4). Por otro lado, en el mismo periodo correspondiente a 2009-2014, el acumulado de proyectos de Cooperación Sur-Sur como oferentes puede observarse en el gráfico 5. Algunos ejemplos de políticas públicas nacionales fortalecidas mediante esta dinámica son: la política fiscal, - reforma al sistema nacional de salud, - políticas de prevención y gestión de riesgos, políticas de niñez y adolescencia, políticas de igualdad y empoderamiento de la mujer, - Plan de Agricultura Familiar, - política de seguridad a través de mecanismos de prevención de la violencia juvenil y fomento de policía comunitaria y la política de administración pública a través del apoyo al Sistema de Formación en Gestión Pública Salvadoreña, entre otros.
cooperación sur - sur, enero 2009 - mayo 2014 (número de proyectos como oferente)
Por tal razón, el éxito de la Cooperación Sur-Sur se debe, en parte, a que El Salvador tuvo la capacidad de dialogar políticamente con sus Socios para el Desarrollo y sobre esa base invitarlos a alinear sus aportes a lo establecido por el PQD, así como a la Agenda de Eficacia de la Cooperación al Desarrollo y a los procesos de integración y cooperación intrarregional, en los que El Salvador participa y busca posicionarse de forma positiva. Por otra parte, se encuentra la Cooperación Triangular modalidad relevante para impulsar proyectos de Cooperación Sur-Sur y que ha cobrado un gran auge en los últimos años gracias al aporte y acompañamiento por parte de países desarrollados, ya sea a través de financiamiento o de asistencia técnica conjunta proporcionada por ambos países. En ese sentido, el enfoque fundamental de la Cooperación Triangular viene definido por la actuación conjunta de dos actores a favor de un tercero, generando una asociación igualitaria en pro de un objetivo común de desarrollo. En el quinquenio 2009-2014, el país presentó un singular desempeño dentro de iniciativas bajo el esquema de la Cooperación Triangular, mayoritariamente bajo el rol de Socio para el Desarrollo receptor de proyectos de cooperación técnica. A continuación se presenta de manera gráfica:
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Además, el país se ha posicionado a nivel iberoamericano y ha aportado al debate estratégico sobre esta modalidad de cooperación. Así en 2012 fue sede del taller “Avances y retos para la gestión de la Cooperación Triangular en Iberoamérica”, el cual tuvo lugar en El Salvador en el marco del Programa Iberoamericano para el Fortalecimiento de la Cooperación Sur-Sur.12
Por otro lado, la Cooperación Triangular ha motivado no solo a la construcción e institucionalización de herramientas que facilitan la incorporación de nuestro país como actor oferente de asistencia técnica a nivel regional e internacional, sino que además la remarcada voluntad política y técnica de la red de instituciones nacionales oferentes y su reconocimiento a través del desempeño de sus políticas públicas de éxito. En cinco años de trabajo a través de esta modalidad, El Salvador ha logrado: Fortalecimiento y relanzamiento de relaciones de Cooperación Sur-Sur países de América Latina y el Caribe, así como de Asia, África y Medio Oriente, en concordancia con la nueva visión de política exterior nacional. EI incremento cualitativo y cuantitativo de iniciativas de Cooperación Sur-Sur y Triangular, figurando El Salvador como el principal país receptor de este tipo de iniciativas, de acuerdo a ejercicios regionales como el Programa Iberoamericano para el Fortalecimiento de la Cooperación Sur-Sur de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) de2011, hecho que se ha sostenido en los últimos ejercicios correspondiente a 2012 y 2013-2014, en los que el país se posiciona en tercer lugar, luego de otros Socios para el Desarrollo de la región como Paraguay y Bolivia, y figurando destacadamente entre los principales 5 países de la región que más proyectos de Cooperación Triangular ha logrado concretar. Lanzamiento del primer Informe nacional de Cooperación Sur-Sur, el cual recoge las actuaciones del período 2009-2012.13 Sistematización de la oferta oficial de experiencias técnicas y políticas públicas de desarrollo en el Catálogo de Cooperación Sur-Sur de El Salvador,14 que muestra lo que el país puede ofrecer a los socios de la región y fuera de ella. Sentar las bases para la implementación del Marco de Desempeño de la Cooperación Sur-Sur y Triangular, con el fin de contar con un espacio institucionalizado de diálogo permanente a nivel político y técnico con los socios del sur. El tránsito gradual de un país netamente receptor a uno oferente de asistencia técnica.
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Introducción de nuevas modalidades: la Cooperación No Oficial y Descentralizada y la Cooperación Regional La Cooperación No Oficial y Descentralizada en El Salvador no es un fenómeno reciente, sin embargo se reconoce su impacto y aporte al desarrollo en El Salvador a partir de la llegada del VMCD y la instalación de una Dirección específica orientada a trabajar con esta modalidad de cooperación. La instalación de la Dirección de Cooperación No Oficial y Descentralizada (DCNOD) reflejó un cambio de paradigma, visible a partir de la relevancia que se atribuyó a todas aquellas iniciativas solidarias que desde hace varios años habían sido impulsadas y concretadas en nuestro país por diferentes actores, tales como organizaciones de la sociedad civil y gobiernos locales, quienes tradicionalmente habían sido excluidos del diálogo oficial de la cooperación. Desde una nueva visión, el VMCD a través de la DCNOD, destaca la importancia de establecer acciones de articulación entre estos diferentes actores que participan de la dinámica de país, con los cuales se hace imprescindible promover espacios de diálogo que generen sinergias para el trabajo conjunto y en consecuencia un mejor impacto en el desarrollo nacional. Así la DCNOD se perfila como una entidad que asesora, recomienda, acompaña, facilita procesos, enlaces e intercambio de información en dicha materia. También reconoce que existe un buen número de iniciativas territoriales dispersas a lo largo del país que es necesario involucrar de manera coordinada al proceso de desarrollo nacional.
firma de acuerdos de cooperación con el departamento de morazán y la asociación de municipios los nonualcos, en el marco del primer encuentro de cooperación descentralizada en el salvador, noviembre de 2012.
Por lo anterior, la DCNOD inició un proceso de acercamiento con los gobiernos locales y organizaciones de la sociedad civil con el fin de impulsar una serie de iniciativas encaminadas a fortalecer la cooperación no oficial y descentralizada en los territorios, entre las que se encuentran: Conformación de la “Red de Información de Alcaldes y Alcaldesas”, que surge como un espacio de resolución de consultas de los gobiernos locales respecto a la cooperación descentralizada y como un mecanismo de comunicación e intercambio de información entre el VMCD y las alcaldías. La organización del “Primer Encuentro de Cooperación Descentralizada”, celebrado en noviembre de 2012. Este espacio permitió establecer un primer contacto con actores nacionales e internacionales de la cooperación descentralizada con sede en el país y sentar las bases para elaborar la Estrategia Nacional de Cooperación Descentralizada. La elaboración de manera participativa de la “Estrategia Nacional de Cooperación Descentralizada” que define, por primera vez, la ruta de trabajo desde el Ministerio de Relaciones Exteriores con los municipios en materia de cooperación descentralizada, obteniendo un apoyo significativo por parte de los actores para su apropiación e impulso. Promoción y acompañamiento de nexos entre municipios, en función de fortalecer sus capacidades y su relación con el exterior.15 Estas relaciones han permitido a los gobiernos locales contar con un espacio para intercambiar experiencias así como generar desarrollo cultural y económico en sus territorios. La elaboración de una comisión de diálogo permanente (Comisión Tripartita) y una agenda de trabajo con las organizaciones de la sociedad civil, en áreas como la transparencia, el intercambio de información, la articulación de las acciones de cooperación que se realizan a nivel sectorial y territorial y el fortalecimiento de capacidades institucionales de cada una de las partes. Desarrollo del primer Fondo Concursable para Organizaciones de la Sociedad Civil Salvadoreña, como una iniciativa inédita, de carácter abierto, transparente y participativo, donde esta Cartera de Estado realizó un concurso público para que ONG salvadoreñas legalmente constituidas pudieran participar de una convocatoria de proyectos que fueran complementarios a acciones estratégicas del Gobierno.
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Por otra parte, El VMCD decidió desarrollar un liderazgo y participación activa en los espacios regionales de discusión sobre cooperación y desarrollo. Para esto la DGCD tuvo que distribuir las tareas de seguimiento a los distintos foros regionales, y desarrollar las capacidades respectivas para generar análisis y propuestas al desarrollo de los mismos y en particular para el tratamiento de la Cooperación Regional. Con este objetivo, se trabajó activamente en el espacio de Responsables Nacionales de Cooperación de la Secretaria Iberoamericana (SEGIB), así como en el espacio de Responsables de Cooperación del Programa Iberoamericano para el Fortalecimiento de la Cooperación Sur-Sur (PIFCSS) de esa misma secretaria. En este último, El Salvador pasó a formar parte del Comité Ejecutivo del mismo, marcando un liderazgo en la discusión relacionada a la Cooperación Sur-Sur en la región. En el marco de la CEPAL, El Salvador también marcó su liderazgo, tomando en 2013 la presidencia pro-témpore de la Mesa Directiva del Comité de Cooperación Sur-Sur de dicho organismo. De igual forma, acompañó el inicio de actividades del Grupo de Trabajo de la CELAC y fue de los principales promotores de la búsqueda de sinergias entre los distintos espacios regionales, surgido en torno a los temas de cooperación y desarrollo.
Todo lo anterior sentó una forma de trabajo, caracterizada por el análisis continuo de la discusión en torno a la cooperación, en el ámbito latinoamericano e iberoamericano, siendo esto ya parte de las funciones específicas del quehacer de la DGCD y su equipo técnico. Especial relevancia se le dio a la cooperación en el ámbito centroamericano a partir del 2010, entre otras razones por la creciente tendencia en la
regionalización de la cooperación. El Salvador obtuvo la Presidencia ProTémpore del SICA, ostentando así la presidencia Pro-Témpore del espacio de Encargados de Cooperación del SICA. En dicho espacio, y a partir de análisis previamente realizados, le apostó fuertemente a introducir una Agenda de Eficacia en el marco de la Cooperación Regional. En ese sentido, se valoró la posibilidad de ejecutar proyectos regionales y de promover una instancia de diálogo con los donantes en torno a la integración centroamericana. Esta línea de trabajo, también se institucionalizó, colocándola como uno de los ejes de la ANEC, además de formar parte de las competencias formales de la DGCD y de los manuales de funciones del equipo técnico. Como resultado de este proceso, El Salvador se ha vuelto un referente en materia de la búsqueda de avances en materia de eficacia de la cooperación regional que recibe el SICA.
Contar con Instrumentos exitosos de cooperación El enfoque de eficacia impulsó el establecimiento de mecanismos e instrumentos alineados a los procedimientos nacionales que han permitido gestionar y administrar la cooperación de una mejor manera en coordinación con los diversos actores del desarrollo, entre estos instrumentos se puede mencionar: El Fondo Común de Apoyo Programático al Programa Comunidades Solidarias, el cual se establece con el objetivo de apoyar la Estrategia Nacional de lucha contra la pobreza y exclusión social del Gobierno, a través de la implementación del Programa Comunidades Solidarias, destinado a mejorar las oportunidades y condiciones de vida de familias y personas en situación de extrema pobreza, en áreas urbanas y rurales de El Salvador, identificadas en los mapas nacionales de pobreza. La importancia del FOCAP radica, en el hecho de ser un instrumento que permitió poner en práctica lo que implica la Agenda de Eficacia, implementando una total alineación de los cooperantes a los planes de Gobierno en materia social y una importante utilización de los sistemas nacionales de administración financiera; contemplando además esquemas de armonización en el cual los cooperantes realizaban misiones y estudios conjuntos, desarrollando un espacio de revisión y seguimiento unificado, evitando dispersión e importantes costos de transacción.
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El FOCAP propuso una nueva forma de Apoyo Programático Sectorial que se ha desarrollado desde 2011. Los recursos del Programa Comunidades Solidarias han sido gestionados de acuerdo a la planificación realizada por la STP e implementados por las instituciones de Gobierno involucradas en el programa, de acuerdo a las leyes y procedimientos nacionales y lo establecido en el documento de formulación y en la Resolución de Concesión de Subvención, con libre disponibilidad de los fondos, siempre que éstos se empleen en la ejecución de los planes operativos anuales que implementen el PCS.
Este fondo se vincula directamente con la firma de un Código de Conducta suscrito con los socios para el desarrollo con el propósito de impulsar la eficacia de la cooperación y la complementariedad de las intervenciones. Este código, establece las bases, principios y mecanismos que rigen la coordinación entre los cooperantes y entidades nacionales e internacionales, involucradas en el desarrollo del programa. La instancia diseñada para hacer operativos los acuerdos ha sido el Grupo de Trabajo (GdT) conformado por los SPD que apoyan al programa y es liderado por el Gobierno. Las funciones y atribuciones del GdT y sus mecanismos de acción se plantearon en función de la existencia de las siguientes instancias: -Una plenaria del grupo de trabajo, el núcleo de trabajo, -el punto focal de los SPD, -reuniones internas de los SPD en el marco del GdT. Además, se han estructurado una serie de mecanismos para facilitar el pleno y eficiente funcionamiento de este fondo como: Mecanismos de coor-
dinación y armonización de los Socios para el Desarrollo, - Mecanismos de seguimiento y evaluación del programa, -Mecanismos de seguimiento del avance del diálogo de políticas en relación al avance del programa y al desempeño del Gobierno, -Mecanismos para el desembolso de fondos, -Mecanismos de información y discusión sobre los indicadores y su verificación. Por otro lado, se encuentra el Fondo Salvadoreño de Cooperación Sur-Sur (FSCSS), el cual es el primero de su naturaleza en la región centroamericana. El Salvador, a través del VMCD, tenía dentro de sus prioridades facilitar todos aquellos elementos institucionales que permitieran al país dar un salto de calidad dentro de la Cooperación Sur-Sur y Triangular, al dejar atrás conceptos y una visión reduccionista de gestionar la cooperación técnica nada más como un actor-receptor, promoviendo en esta nueva coyuntura la corresponsabilidad con principios universales como la horizontalidad, solidaridad, equidad y reciprocidad al proyectar al país como actor “oferente” de asistencia técnica a sus Socios para el Desarrollo. Para ello, era necesario contar con una oferta identificada de proyectos y/o políticas públicas exitosas a nivel de los diversos sectores del desarrollo salvadoreño, lo cual se consiguió a través de Catálogo de Experiencias Técnicas y de Cooperación Sur-Sur de El Salvador presentado en 2013. No obstante, dicha oferta de cooperación técnica, debía acompañarse de una herramienta financiera que permitiera concretar de manera realista, programática y en coherencia con las realidades nacionales, estas iniciativas donde el país figurara como actor con rol dual dentro de la Cooperación para el Desarrollo. Con esa idea y luego de generar desde el 2011 diversos intercambios estructurados de experiencias con países Socios Cooperantes como México, Uruguay, Argentina (entre otros), se determinó que El Salvador estaba en condiciones técnicas, administrativas e institucionales para constituir un “Fondo Salvadoreño de Cooperación Sur-Sur (FSCSS)”, el cual tendría como objetivo estratégico el de facilitar la ejecución de proyectos e iniciativas de Cooperación Sur-Sur y/o Triangular donde el país figurara como oferente de asistencia técnica. Es así como se da vida por Acuerdo Ejecutivo N° 527/2013, el Fondo Salvadoreño de Cooperación Sur-Sur (FSCSS). A partir de ese momento, uno de los primeros pasos fue la construcción del instructivo de funcionamiento, donde se establecen los procesos y procedimientos especifícos aplicables a
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la administración técnica y financiera del fondo. Posteriormente, fue necesario la estructuración del procedimiento de gestión para el financiamiento, así como la identificación, negociación y ejecución, más la evaluación de proyectos de oferta de Cooperación Sur-Sur a financiar a través del FSCSS. Además del marco de funcionamiento, el FSCSS cuenta con una base conceptual y legal sustentada en el pensamiento y visión estratégica de la Cooperación Sur-Sur y Triangular en El Salvador. Desde su creación se ha llevado a cabo la negociación con Socios para el Desarrollo que tuvieran el interés de formar parte de este fondo común para financiar iniciativas, proyectos y acciones de Cooperación Sur-Sur y Triangular, logrando con ello que países como España y Estados Unidos pudieran formar parte de los primeros socios que han realizado aportes al Fondo, estableciendo planes de acción concretos para llevar a cabo acciones específicas en el marco de la Cooperación Sur-Sur y Triangular. Un tercer instrumento digno de reseñar es el Fondo Concursable para Organizaciones de la Sociedad Civil Salvadoreña. El Fondo fue impulsado por el VMCD para complementar, fortalecer, proyectar y dar mayor sostenibilidad a los programas sociales que realiza el GOES en las poblaciones más desfavorecidas, en una estrecha coordinación, participación y diálogo entre el Gobierno, la sociedad civil y la cooperación internacional.
El mismo es apoyado financieramente por el Gran Ducado de Luxemburgo como parte del Programa Indicativo de Cooperación (PIC III) 2012-2015. La iniciativa, reconoce la importancia de las OSC como socias para el desarrollo, con capacidad para proporcionar servicios, abogar por la protección de los derechos humanos, la inclusión social y de género, así como por su inci-
dencia en las políticas públicas, con las cuales debe potenciarse un trabajo conjunto que permita generar sinergias con mayores impactos en aquellas poblaciones con mayor pobreza y vulnerabilidad. Está alineado al PQD y actúa en el marco de la estrategia de lucha contra la pobreza. En tal sentido la iniciativa, se constituyó como un trabajo conjunto con la STP quien tiene bajo su coordinación el Sistema de Protección Social Universal, definiendo las siguientes áreas de intervención: Educación y desarrollo integral de la Primera Infancia. Desarrollo del Tejido Productivo a través de la estrategia “Un Pueblo Un Producto”. Salud, nutrición y desarrollo en los primeros mil días de vida. Mujer, individuo, familia y comunidad (MIFC). Con el propósito de lograr un mayor impacto, se estableció que los municipios de intervención tendrían que corresponderse con las 125 municipalidades que fueron seleccionados con la ayuda del Mapa de Pobreza de El Salvador. Las ONG fueron convocadas mediante convocatoria nacional de forma abierta y transparente. Así el 22 de Octubre del 2013 se recibieron 25 propuestas de proyectos, de los cuáles 15 fueron seleccionados en noviembre del mismo año, los cuales están siendo ejecutados por las ONG en coordinación
presentación de las entidades ejecutoras del fondo concursable para organizaciones de la sociedad civil salvadoreña otorgado por el gran ducado de luxemburgo, noviembre de 2013.
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con el VMCD, Ministerio de Educación (MINED), Ministerio de Salud (MINSAL) y la Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (CONAMYPE), con duración de un año. Entre otros instrumentos relevantes desarrollados por el VMCD en este período se tiene una línea de trabajo en apoyo a la STP y al MH para atender la cooperación reembolsable, entre los que figuran créditos en condiciones concesionales catalogados como AOD; mecanismos como canjes de deuda y mecanismos novedosos de carácter mixto (créditos y donaciones), como la Facilidad de Inversión para América Latina (LAIF por sus siglas en inglés), de la Unión Europea. En este sentido, se desarrolló un trabajo conjunto con la STP y MH para analizar también desde una óptica de cooperación, dichos instrumentos, y aplicar a los mismos elementos de la agenda de eficacia de la ayuda. Se trabajó con organismos financieros como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y el Banco Mundial (BM). De igual forma se trabajó en la gestión de esta modalidad de cooperación con socios bilaterales como Japón, España, Alemania e Italia. Bajo esta línea de trabajo, el VMCD logró gestionar instrumentos de Cooperación Financiera Reembolsable como el Canje de Deuda “Deuda por Salud” con el Gobierno de Alemania; programa “Caminos Rurales” bajo la facilidad LAIF, uniendo créditos y donaciones de España y BID, entre otros.
Más allá de la AOD: incursionando en el financiamiento para el cambio climático En los primeros tres años de la actual administración, El Salvador sufrió cinco fenómenos climáticos de gran magnitud: cuatro tormentas tropicales –Ida, Agatha, Álex y Mathew- y la Depresión Tropical 12E. Los daños materiales ocasionados por estos fenómenos fueron de gran envergadura (1,329 millones de dólares, equivalentes al 5.9% del PIB), y pusieron en evidencia que el país es uno de los más vulnerables de la región y que el Cambio Climático representa un gran desafío para el desarrollo. Este fenómeno ha impactado de manera importante al país, retrasando los procesos de desarrollo y afectando a los grupos más vulnerables a nivel na-
cional, incluyendo a grupos indígenas, mujeres, niños, niñas y ancianos. En este sentido, el Cambio Climático se ha establecido como una de las prioridades a nivel nacional, de manera tal que el mismo ha sido incorporado como una de las líneas prioritarias del PQD a partir del cual las instituciones gubernamentales han venido trabajando estrategias enfocadas a la adaptación a las variaciones climatológicas. Frente a esta realidad, la labor del VMCD a través de la creación de la Oficina de Gestión de Financiamiento Climático se orientó al abordaje integral del mismo, especialmente enfocado en la búsqueda de financiamiento para apoyar el trabajo de adaptación ante este fenómeno en coherencia con las prioridades establecidas en el PQD. Una de las primeras acciones desarrolladas fue la conformación, al interior de la Dirección General de Cooperación para el Desarrollo, de una Mesa Intersectorial de “Medio Ambiente y Cambio Climático” en 2011, con el objetivo de transversalizar el abordaje de la temática de Cambio Climático al trabajo desarrollado por las diferentes direcciones. Por otra parte, con el objetivo de ampliar el trabajo técnico en materia de Cambio Climático y su financiamiento, se conformó el Comité Interinstitucional de Financiamiento Climático (CIFCC), el cual estaba conformado inicialmente por trece instituciones, bajo la conducción de un “núcleo coordinador” formado por el VMCD, STP, y el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN). Asimismo, se desarrolló el Estudio de Barreras a las Finanzas del Clima, el cual fue el primero en la región destacando las principales debilidades que enfrenta El Salvador para el acceso, manejo y rendición de cuentas a las finanzas del clima en el país. Desde el CIFCC, se logró diseñar un Plan de Trabajo en torno al cual se estableció el desarrollo de un Programa Nacional de Construcción de Capacidades que tuvo entre sus primeras acciones la realización de un Diplomado en Financiamiento Climático, que permitió formar capacidades en los equipos técnicos de las instituciones sobre esta temática y su financiamiento, logrando incluir además a la sociedad civil y a la academia a una discusión profunda sobre el tema. A raíz del diplomado, se cuenta con representación de la sociedad civil y la academia en el Comité Interinstitucional de Financiamiento para el Cambio Climático, de tal manera que el mismo actualmente
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está constituido por veinte instituciones gubernamentales y es abierto a la participación de todos los actores del desarrollo.
La Primer Mesa de Diálogo con la Comunidad Internacional sobre Cambio Climático fue una de las acciones que permitió dar a conocer a los cooperantes el trabajo realizado a nivel nacional y las principales necesidades de financiamiento del país. Asimismo, como parte de los esfuerzos por posicionar al país en la temática y aportar al debate sobre el financiamiento climático, El Salvador acogió el II Diálogo sobre Financiamiento Climático en América Latina y el Caribe. Con este mismo propósito, a nivel global se ha participado en las diferentes negociaciones en materia de financiamiento climático en base a los compromisos que establece la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
clausura del ii diálogo regional sobre las finanzas del clima en américa latina y el caribe, julio de 2013.
Nuevos espacios y mecanismos de participación de los actores del desarrollo Liderazgo del gobierno salvadoreño para implementar un diálogo más horizontal con los cooperantes. Como se mencionaba en el apartado anterior, el GOES decidió establecer un diálogo más horizontal con los Socios para el Desarrollo, con el objetivo de crear dinámicas de trabajo coordinado que estuvieran alineadas a las prioridades de desarrollo nacional. Bajo esa mirada, el VMCD ha logrado establecer diversos espacios de diálogo y mecanismos de participación entre los actores del desarrollo. En ese sentido, es importante diferenciar que en el accionar del VMCD, en el ámbito de la cooperación a nivel nacional, han prevalecido dos tipos de espacios. Es decir, se ha instaurado espacios de diálogo a nivel político y otros más técnicos y operativos. Los espacios de diálogo político se han visualizado como aquellos que generan cambios en la dinámica de actuación de los entes involucrados, generando políticas y mecanismos de funcionamiento específicos para la concreción de verdaderas estrategias en la cooperación a nivel nacional. La Mesa Global de Diálogo se considera el principal espacio de diálogo político, cuyo objetivo es fortalecer la relación de Socios para el Desarrollo entre el GOES y la comunidad de cooperantes en el país, en el marco del PNEC y específicamente al principio de responsabilidad mutua. La responsabilidad mutua es parte de los compromisos adquiridos por los actores del desarrollo en el marco del PNEC y se considera como una de las mayores prioridades en términos de eficacia de la cooperación, ya que se vincula con el fortalecimiento de los mecanismos de transparencia, rendición de cuentas, eficiencia y eficacia en el uso de los recursos de la cooperación; con lo cual, se evidencia ante la sociedad los resultados obtenidos de las intervenciones realizadas y los impactos de las mismas en los procesos de desarrollo nacionales. El principal objetivo de los mecanismos de funcionamiento que tiene la Mesa Global de Diálogo es “establecer las bases y mecanismos necesarios que regirán la participación y coordinación entre los actores del desarrollo
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inauguración de la mesa global de diálogo, junio de 2013.
(nacionales e internacionales) pertenecientes a la Mesa Global de Diálogo, a fin de contribuir eficazmente a alcanzar el objetivo del Plan Nacional para la Eficacia de la Cooperación, que es mejorar la eficacia de la cooperación”. Los objetivos específicos planteados en este marco son: 1. Fortalecer el liderazgo del VMCD y su rol como ente rector y coordinador de la cooperación en el país; así como su papel de ejecutor y coordinador de las acciones vinculadas al PNEC, que se realizan en conjunto con STP, MH, Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (SDEMU), Subsecretaría de Transparencia y Anticorrupción, y demás instituciones gubernamentales ejecutoras de fondos de cooperación. 2. Garantizar que el apoyo técnico y político otorgado por los Socios para el Desarrollo, en el marco del PNEC, se dirija al cumplimiento más eficiente de los compromisos asumidos del Plan para mejorar la calidad de la cooperación que recibe el país. 3. Generar las condiciones y fortalecer las capacidades de las organizaciones de la sociedad civil para orientar y fomentar su participación como agentes contralores de los procesos de implementación del PNEC. La primera Mesa Global de Diálogo se llevó a cabo el 21 de junio de 2013 y se constituyó con la instancia para dar seguimiento a los compromisos en materia de cooperación para el desarrollo, la mutua rendición de cuentas,
y la previsibilidad de la ayuda, la cual permitió establecer la hoja de ruta para la implementación del PNEC y los pasos a seguir de cara a la Primera Medición del Plan y el monitoreo de la Alianza Global Post Busan. Por otra parte los espacios de diálogo más técnicos y operativos se han visualizado como aquellos que forman parte de la dinámica propia de la negociación de la cooperación, donde se da el seguimiento a los programas, instrumentos, proyectos y acciones específicas que se establecen con los distintos socios. Es así que con cada socio se han establecido mecanismos de participación como por ejemplo las comisiones mixtas en el caso de la Cooperación Sur-Sur, la reunión de países asociados como es el caso de la cooperación con Luxemburgo, el diálogo político, como es el caso de Japón y algunos otros según cada modalidad de cooperación. Sin embargo, en este apartado será importante destacar dos experiencias específicas de espacios de diálogo que se han podido instaurar con la gestión del VMCD y para lo cual fue necesario reactivar mecanismos de coordinación interinstitucional con los distintos actores del desarrollo para el cumplimiento de agendas comunes y especificas en materia de cooperación.
Espacios de diálogo entre actores de desarrollo La Dirección General de Cooperación para el Desarrollo inició, desde el primer año de su gestión, procesos de interlocución con la sociedad civil nacional, principalmente la vinculada al MODES y con la sociedad civil internacional, específicamente con la vinculada al FOCIS, con quien ha sido posible avanzar en la construcción de una verdadera relación de socios para el desarrollo, a través de la conformación de la Comisión Tripartita, entendida como un espacio de diálogo institucionalizado entre representantes del VMCD, MODES y FOCIS. En la Comisión Tripartita se recogen los temas de interés común en materia de cooperación para el desarrollo y se impulsan los compromisos establecidos en el “Acuerdo de Trabajo Conjuntoentre el Ministerio de Relaciones Exteriores, el MODES y el FOCIS”,16 basado en una serie de puntos mínimos de consenso que han permitido avanzar en la interlocución y dinámica participativa de la cooperación.
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firma de acuerdo de trabajo conjunto entre el ministerio de relaciones exteriores, el movimiento de ongs para el desarrollo solidario de el salvador (modes) y el foro de organizaciones de cooperación internacional solidaria (focis), mayo de 2012.
Desde la Comisión Tripartita, diferentes organizaciones de la sociedad civil han entrado al debate y la generación de propuestas en el marco del PNEC, permitiendo que pudieran adoptarse compromisos vinculados al monitoreo y seguimiento de las acciones del Plan. Asimismo, se han llevado a cabo acciones de intercambio de información para alimentar al SICDES,17 lo cual facilita el registro y transparencia de las acciones en los territorios que realizan las diferentes organizaciones de la sociedad civil. Particularmente relevante resulta la realización anual y consecutiva desde el 2010 de la “Semana de la Cooperación”, como un espacio que busca visibilizar el trabajo que en materia de cooperación se realiza en El Salvador por parte del VMCD y las Organizaciones de la sociedad civil, acercándolo a la ciudadanía. Este evento se desarrolla en consenso y coordinadamente con MODES y FOCIS seleccionando una temática particular en cada ocasión.
El Gobierno también promovió el involucramiento de la sociedad civil en los debates nacionales sobre la cooperación a través del apoyo otorgado a la plataforma MODES para su propio fortalecimiento institucional, y fomentó la participación activa de la sociedad civil en los espacios internacionales sobre la cooperación. De esta manera se facilitó la participación de representantes de la sociedad civil salvadoreña en el IV Foro de Alto Nivel de Eficacia de la Ayuda (Busán, noviembre 2011) y en la Reunión de Alto Nivel de la Alianza Global para la Eficacia de la Cooperación al Desarrollo (México, abril 2014). Estos avances han permitido establecer una relación inicial de socios entre actores de la sociedad civil y el Gobierno en materia de cooperación, la cual ha sido marcada por el consenso y la búsqueda de acuerdos mínimos, sin que ésto afecte posiciones y reivindicaciones propias de las organizaciones de la sociedad civil en torno a la labor gubernamental. Estos espacios de diálogo buscan actualmente fortalecerse y ampliarse de cara a generar una mayor institucionalidad y participación, siendo éste uno de los principales retos de cara al futuro inmediato.
Construcción participativa de la Estrategia Nacional de Cooperación Descentralizada La participación de los gobiernos locales en el escenario de las relaciones internacionales y de la cooperación juega un papel relevante, a través de diferentes espacios y formas, incluyendo el ámbito de la cooperación descentralizada, entendida como aquella que tiene su origen y destino en entidades territoriales descentralizadas,18 actuando directa o indirectamente en el ámbito internacional y haciendo uso de su autonomía administrativa y financiera.19 En esa perspectiva el VMCD reconoció que la cooperación descentralizada, por su naturaleza y características, realiza una contribución destacada al desarrollo de los territorios, por lo cual la formulación de una Estrategia Nacional que estimulara y fomentara esta dinámica en El Salvador tendría un
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líneas estratégicas de acción de la encd
gráfico 7
Promover y apoyar iniciativas de cooperación descentralizada en sus diferentes formas y modalidades
Fortalecer el registro, sistematización y el análisis de información sobre los procesos y experiencias de cooperación descentralizada en los que participan territorios salvadoreños
Contribuir al desarrollo de capacidades del gobierno central, gobiernos locales, academias y sociedad civil que participan en los procesos de cooperación descentralizada
aporte valioso al desarrollo local y nacional, permitiendo a los dos ámbitos articularse con mayor vigor y ampliar los vínculos internacionales del país en una lógica de impulso a la democracia y de la eficacia de la ayuda para el desarrollo. Con ese espíritu, se inició el proceso para elaborar la Estrategia Nacional de Cooperación Descentralizada (ENCD) a través de una metodología donde participaron diferentes instancias representativas vinculadas a la gestión municipal, con el objetivo de poder retomar y combinar los diferentes puntos de vista, aportes en materia y experiencia de los diferentes actores participantes: la STP, el Instituto Salvadoreño de Desarrollo Municipal (ISDEM), la Corporación de Municipalidades de la República de El Salvador (COMURES), el Ministerio de Gobernación (MIGOB), el Consejo del Área Metropolitana de San Salvador (COAMSS), la academia, los socios para el desarrollo, la sociedad civil y diversas asociaciones de municipios como los Nonualcos, Cayaguanca, Norte de Morazán, Sur de La Libertad, Trifinio y Golfo de Fonseca. Los diferentes encuentros y talleres de trabajo, a través del diálogo y la reflexión, rescataron el rol que desde hace al menos tres décadas vienen acumulando los gobiernos locales en el marco de la cooperación descentralizada en El Salvador, así como la necesidad de que el Gobierno central juegue un papel activo y creativo en el estímulo del desarrollo territorial, la generación de capacidades, asesoría y respaldo político, incluyendo el nuevo rol por parte de los gobernadores departamentales.
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taller de trabajo para la construcción de la estrategia nacional de cooperación descentralizada.
Así, las jornadas de trabajo e intercambio fueron lo suficientemente amplias como para permitir el reconocimiento e identificación de las diferentes iniciativas de cooperación promovidas desde los municipios y los alcances logrados, además de la importancia de vincular estos esfuerzos a las líneas estratégicas definidas como país, respetando en todo momento la autonomía municipal y señalando necesariamente a la ENCD como un aporte inicial a un proceso más amplio vinculado al desarrollo local y a la búsqueda de fortalecimiento municipal. Los aportes formulados, permitieron marcar un objetivo común para la ENCD, en tanto que se trata de una herramienta de política pública que en ningún momento busca sustituir ni reemplazar las iniciativas de cooperación promovidas desde los municipios, sino que sean ellos mismos quienes se empoderen en materia y puedan vincular sus esfuerzos de planificación, gestión y construcción de desarrollo a las líneas estratégicas definidas como país. Es así como el lanzamiento público de la ENCD en noviembre de 2013 y su reciente implementación, busca por una parte contribuir al reconocimiento del rol importante que los gobiernos locales juegan en la cooperación al desarrollo, al mismo tiempo que destaca la necesidad de que ellos participen más activamente en su planificación e implementación, considerando su papel clave para acercar los ciudadanos a sus gobiernos y asegurar una apropiación más amplia de las políticas de desarrollo del país.
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La estrategia constituye un esfuerzo sin precedentes a nivel regional ya que “El Salvador es el primer país a nivel latinoamericano que ha articulado una Estrategia de Cooperación Descentralizada. Esto es interesante porque es el reconocimiento de que la cooperación internacional tiene varias dimensiones y se vincula con un esfuerzo que no es mono-lineal, sino multi-lineal. No se trata simplemente un tema de innovación, es también un tema de experiencias que son replicables en otros países”.20
La transparencia como un legado en la gestión de la cooperación Durante la administración del Presidente Mauricio Funes, la transparencia, la rendición de cuentas y el uso eficaz de los recursos se trazaron como ejes prioritarios para elevar la función de las instituciones gubernamentales que trabajan en la lucha contra la pobreza, crecimiento con equidad e inclusión social.
En ese sentido, el VMCD se sumó a esta visión para implementar un sistema de rendición de cuentas eficiente y eficaz que contaba, precisamente, con mecanismos claros e innovadores que brindaban la información precisa sobre los recursos otorgados por parte de la cooperación internacional.
El Sistema de Información de la Cooperación Entre los primeros pasos que demarcaron la mística de trabajo del Gobierno en materia de transparencia fue la entrada en vigencia de la Ley de Acceso a la Información Pública un instrumento importante “para hacer efectivo su derecho a obtener en forma clara, suficiente, directa y oportuna una amplia gama de información sobre el quehacer del Estado”.
Con estos avances en el campo del marco legal, el VMCD pretendía conocer y dar a conocer lo que el país hacía en materia de cooperación. Sin embargo, la tarea no era tan sencilla debido a que la información existente estaba dispersa y poco sistematizada, lo cual dificultaba la toma de decisiones y la transparencia. Reconstruir con precisión la información hacia atrás era prácticamente imposible. Por tanto se toma la decisión de iniciar un proceso de sistematización de la información a partir del 2009 y de trabajar en el diseño de una plataforma informática que le diera soporte haciéndolo práctico y accesible. La construcción de la plataforma de información fue un proceso de año y medio que culminó en septiembre de 2011. Su diseño respondía a tres grandes objetivos alineados al PQD: 1) Consolidar la información sobre la cooperación que recibe el país y ponerla a disposición de la ciudadanía a través del portal de la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores. 2) Utilizar dicha información para la toma de decisiones en materia de cooperación, evitando la duplicidad y la dispersión de acciones tanto en los temas como en los territorios.
manual de uso del sistema de información sobre la cooperación para el desarrollo en el salvador (sicdes).
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3) Contribuir a la sistematización y actualización oportuna de toda la información vinculada a las intervenciones de la cooperación en el país, facilitando los procesos de toma de decisión y seguimiento, así como la elaboración de evaluaciones. Finalmente quedó aprobado como Sistema de Información sobre Cooperación para el Desarrollo en El Salvador (SICDES), con la misión de “apoyar la gestión eficiente y con transparencia de la cooperación internacional que El Salvador recibe”.21 Una vez listo el sistema, éste se socializó entre técnicos, cooperantes e instituciones de Gobierno con el fin de validarlo y mejorarlo. Hoy día, el SICDES es un portal interactivo que registra información detallada y actualizada sobre los proyectos que se ejecutan con financiamiento internacional no reembolsable, con el fin de facilitar la toma de decisiones sobre nuevas áreas de intervención. Es una herramienta que contribuye al establecimiento de mecanismos de diálogo, intercambio de información y articulación entre los actores públicos y privados que participan en la cooperación para el desarrollo. A través de esta herramienta se puede tener acceso a información sobre: La cooperación concretada, es decir, de todos los compromisos adquiridos por países y organismos internacionales para apoyar proyectos futuros de desarrollo. Los proyectos de Cooperación Oficial al Desarrollo que están ejecutando las fuentes bilaterales y multilaterales activas en el país, los cuales fueron recopilados mediante un proceso de consulta y validación en el que los cooperantes participaron. Muestra los datos básicos de los cooperantes y las entidades ejecutoras, así como el tipo de ayuda otorgada. Un primer acercamiento a la cooperación descentralizada y el registro de la la Cooperación Sur-Sur a través de asistencia técnica, de la cual el país se ha beneficiado o ha ofrecido a otras naciones, así como de un número representativo de organizaciones no gubernamentales, tanto nacionales como internacionales.
La georeferenciación en cada municipio de los proyectos según una clasificación establecida que incluye: cooperante, país, sector, áreas del PQD, departamento beneficiado, nombre del proyecto, ODM y cumplimiento de los principios de la Declaración sobre Eficacia de la Ayuda. Los datos específicos de cada uno de los proyectos incluidos en el sistema, entre éstos: objetivo, descripción, montos, entidad ejecutora, beneficiarios, períodos de ejecución y documentos anexos para descarga. Un perfil detallado de todas las entidades cooperantes y ejecutoras activas en El Salvador. En la sección de las entidades cooperantes se anexan los convenios y acuerdos más relevantes que tiene el país con la fuente citada. La ayuda recibida en períodos de emergencia a partir del 2009. Esto con el objetivo de ser una herramienta de transparencia en la recepción de la asistencia internacional en momentos de emergencia. La oferta de becas gestionadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores dirigidas tanto para el sector público como privado. Otra información importante sobre diferentes tópicos: buenas prácticas, documentos relevantes en materia de cooperación, anuncios, actividades y convocatorias para consulta de distintos públicos. Para facilitar su utilización, se diseñó un manual de usuarios. A la fecha, la plataforma tiene un promedio mensual de ocho mil visitas de estudiantes, periodistas, académicos, instituciones y cooperantes.
A corto plazo, el SICDES puede convertirse en una herramienta útil para la toma de decisiones sobre el desarrollo del país y para tomarle el pulso a la eficacia y la transparencia en la cooperación para el desarrollo, por cuatro razones: Tiene una utilidad estratégica para los sectores que trabajan en la cooperación, pues brinda insumos que favorecen la coordinación de sus iniciativas. Asimismo, reduce la fragmentación y la duplicidad de los esfuerzos, contribuye a alinear las intervenciones de los cooperantes con
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las prioridades nacionales, promueve la apropiación de las entidades nacionales con los procesos de desarrollo, dando cumplimiento a ciertos principios estipulados en la DPEA sobre apropiación, alineamiento y armonización. Constituye una ventana abierta para que las personas –ciudadanos particulares, académicos, inversionistas, funcionarios en cualquier parte del mundo— puedan conocer los flujos de cooperación que recibe y otorga El Salvador, así como el uso que hace de ellos. Transparenta la ayuda internacional que el país recibe en momentos de emergencia, de manera eficaz y oportuna. Fortalece la planificación al disponer de información actualizada, precisa y oportuna sobre la cooperación. Actualmente, el SICDES funciona bajo la responsabilidad de un equipo técnico, encargado de garantizar que las diferentes direcciones del VMCD, alimenten el sistema con la información de cada proyecto al que dan seguimiento.
El establecimiento de la cultura de transparencia y rendición de cuentas La transparencia y la rendición de cuentas fueron apuestas claras de este Gobierno. Desde la propia creación de la Subsecretaria de Transparencia y Anticorrupción, hasta el desarrollo de un marco legal que entre otros dio como resultado el contar con una Ley de Acceso a la Información Pública (LAIP), la promoción de mecanismos de transparencia como la rendición de cuentas por parte de todas las instituciones que conforman el Órgano Ejecutivo y las Autónomas, el fomento de la cultura de participación y de gobierno abierto. La cooperación no fue la excepción en este sentido. El SICDES facilitó el contar con información sistematizada y ordenada que permitía llevar a cabo los ejercicios de rendición de cuentas promovidos por la Subsecretaría de Transparencia y Anticorrupción. Esta iniciátiva que se realiza cada año desde 2010 evidencia la voluntad política de las instituciones de abrir sus puertas para que la población en los diversos territorios, a nivel nacional, conozcan sus logros y dificultades, para que ejerzan de esta forma su ciudadanía y su rol en el control social de sus gobernantes. Así el VMCD estuvo dentro de las 37 entidades gubernamentales pioneras en 2010 en rendir su informe a la población salvadoreña. Por la naturaleza
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entrega de ayuda humanitaria para personas con discapacidad por parte de la república de ecuador en el marco de la emergencia nacional por la depresión tropical 12 e.
de la cooperación además de los salvadoreños estuvieron como invitados principales los socios de cooperación y países amigos. A partir de entonces, el VMCD ha realizado anualmente ejercicios de rendición de cuentas. Desde 2011, como parte de la rendición que hace el Ministerio de Relaciones Exteriores. Ejercicios excepcionales de rendición de cuentas, también se llevaron a cabo en el marco de las declaratorias de emergencia realizadas por el país a causa de los estragos provocados por la Depresión Tropical 12-E, para dar cuentas de la ayuda humanitaria y de emergencia que el país había recibido y que había sido canalizada de forma oficial a través del Gobierno y también con apoyo de los salvadoreños en el exterior. Por otro lado, y como parte de las medidas para hacer más transparente la cooperación, se llevaron a cabo esfuerzos adicionales en el sentido de promover la incorporación de los recursos de la cooperación que recibe el Gobierno al presupuesto nacional para evitar la fungibilidad de los mismos, se promovió el uso de los mecanismos nacionales de compras y adquisiciones con recursos de cooperación y se impulsó prácticas de auditoría sobre los recursos más relevantes como por ejemplo los administrados por la SETEFE y otros.
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La valoración general del trabajo realizado por el VMCD Con el objetivo de dejar reflejada la visión sobre el trabajo realizado por el VMCD, como parte del esfuerzo de sistematización se entrevistó a una muestra representativa de actores que han aportado su propia experiencia de trabajo, señalando aciertos y tareas aún pendientes sobre la gestión de la cooperación en el país. En este sentido, los actores entrevistados valoran de manera positiva el trabajo realizado por el VMCD, destacando unánimemente que solo el hecho de su creación, es en sí mismo positivo y estratégico, porque con ello se elevó el nivel de interlocución y se posicionó políticamente el tema de la cooperación para el desarrollo. El VMCD ha sabido vincular la cooperación con los procesos de desarrollo salvadoreños que, aunque se dice fácil, es una tarea muy complicada, misma que se ha podido llevar a cabo gracias al liderazgo y a la calidad técnica del equipo responsable de su diseño e implementación. Lo anterior indica que lograron combinar institucionalidad, interlocución y calidad técnica, sumados a una visión muy clara de orientar las decisiones hacia la eficacia de la cooperación. “Ese es el mayor mérito: que hay una institucionalidad, que hay una visión y que hay una coordinación entre la parte receptora, que podría ser los ministerios de línea, y la comunidad
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internacional. La comunicación es excelente, los sistemas funcionan bien y estamos muy satisfechos con la manera en que funcionan”.22 A lo largo del quinquenio, se ha podido constatar un salto cualitativo en la gestión de la cooperación para el desarrollo, que se ha reflejado en un fortalecimiento de las capacidades. “Han tenido capacidad para actualizar sus esquemas de trabajo, generar nuevos productos, nuevas plataformas, y le han dado un peso específico al componente de la cooperación para el desarrollo dentro de la estructura del ministerio”.
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De igual forma, las personas entrevistadas coinciden en que la relación de trabajo con el VMCD fue muy buena y que a ello contribuyó la calidad
humana y el conocimiento técnico de las personas que están al frente de la cooperación. En general, han sido un gran apoyo, proporcionando información, asesorando, planificando y convocando, todo eso facilitó el trabajo de contrapartes y socios.
El VMCD entabló un diálogo sistemático con todas las instituciones de gobierno y con todos los socios para el desarrollo. “Para nosotros ha sido el mejor o uno de los mejores socios, porque para poner en marcha las políticas sociales incluidas en el PQD, se requería de un montón de plata. Era necesario entrar en diálogo con los cooperantes y nuestro vínculo fue
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el VMCD. No era un vínculo de yo te paso información, sino que nos sentábamos juntos en la mesa”.28
La expresión del cambio en la mirada de los actores La creación del VMCD fue una novedad que denotó que el tema de la cooperación era una prioridad. “En las administraciones anteriores la cooperación para el desarrollo estaba bajo la responsabilidad de una dirección, ahora se ha elevado de dirección a viceministerio, con lo cual, la interlocución sube de nivel y la cooperación se convierte en política nacional”. La creación del VMCD no sólo fue una decisión acertada, sino un hecho relevante porque ha representado un ordenamiento institucional que permite que se visibilice el tipo de cooperación que recibe el país, su destino, los beneficiarios y los actores de la cooperación.
Lo anterior requirió de un diseño organizacional que permitiera ordenar la cooperación por temas y modalidades. En ese sentido, la estructura que se le dio al VMCD fue acertada porque se esforzaron en que la estructura administrativa estuviera acorde y en función de las relaciones internacionales del país, pero también que fuera una estructura capaz de dar respuesta a las necesidades y a las demandas internas del Gobierno, en cuanto a temas y tipo de cooperación.
Por primera vez, la apuesta fue garantizar que los fondos de la cooperación contribuyeran a los temas y prioridades del PQD, es decir, que el cooperante se sumara como socio estratégico del proceso de desarrollo del país. “Esa ha sido una de las transformaciones más serias y es otra de las novedades, porque la cooperación se pone de acuerdo en la forma en la forma que va a apoyar al país sobre la base del plan que el país desarrolla. Eso ha servido para que se apegue a las necesidades propias que hemos tenido como país y como instituciones”.29 Lo anterior fue el inicio de otra gran apuesta: la apuesta por la eficacia de la cooperación, buscando que los cooperantes se sumaran a los planteamientos estratégicos del país, porque anteriormente el cooperante definía el qué y el dónde, “ahora el planteamiento es: este es nuestro plan estratégico, estos son los programas ¿a cuál se suma? ¿en cuál quiere aportar?. Eso le da un vuelco a la cooperación”.30 La cooperación con El Salvador empezó a experimentar nuevas formas de implementación, tratando de dejar atrás los proyectos clásicos en los que se contrata una asistencia técnica, se hace un cronograma, hay una serie de actividades y el donante va controlando desde el punto de vista técnico y financiero la ejecución. En la presente administración, se le dio un vuelco a esta forma de operar y se empezó a promover nuevas modalidades de cooperación como la Cooperación Sur-Sur y Triangular, donde varios países suman sus recursos, talentos, conocimientos y capacidades, para diseñar e implementar un proyecto conjunto.
29/ Aurora CubÌas, Subsecretaria de Transparencia. Entrevista realizada el 29 de abril del 2014. 30/ Patricia Alfaro. Entrevista citada
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Principales aportes y avances Los actores consultados (cooperantes, sociedad civil y ministerios sectoriales) han señalado aportes y avances en el manejo de la cooperación relacionados al alineamiento de la cooperación a las prioridades nacionales, la implementación de una agenda de eficacia, el incremento de la AOD, la apertura de espacios de diálogo con los cooperantes y otros actores, la implementación de nuevas modalidades de cooperación, el disponer de mayor información sobre la cooperación, la proyección como país oferente de Cooperación Sur-Sur y el haber abordado temas de relevancia como el cambio climático y la Cooperación Descentralizada. En primer lugar, el VMCD ha logrado alinear la cooperación en torno al Plan Estratégico de Desarrollo, con lo cual, los socios pueden ver el mapa completo y puede decidir conjuntamente con el Gobierno a qué le apuesta, con más claridad y confianza. “El PQD, e incluso el Plan Global Anticrisis, que fue el primer instrumento para 18 meses, nos ayuda a decirle a la cooperación: esto es lo que el país quiere, estas son nuestras prioridades, estas son nuestras áreas estratégicas. Entonces, las diferentes agencias cooperantes y los organismos, vienen y lo toman como eje. Era como poner sobre la mesa qué es lo que este país quería, quién iba a ser el interlocutor con ellos, y las instituciones cooperantes decidían por qué línea se iban (dependiendo de sus líneas o áreas de trabajo). Por tanto, ese fue un instrumento fundamental”.31 En ese marco, el VMCD hizo propio el PQD,
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contribuyendo a marcar el rumbo ante los cooperantes y a fortalecer los programas de los diferentes ministerios. En segundo lugar, hay que decir los actores destacan la participación dinámica en torno a la Agenda para la Eficacia. El Salvador firmó la declaración de París y ha participado en todos los procesos, incluida la reciente reunión celebrada en México: Alianza Global para la Eficacia de la Ayuda. El VMCD diseñó e implementó el Plan Nacional de Eficacia de la Ayuda (PNE), el cual incorpora compromisos para Gobierno y donantes, así como parámetros de medición de cumplimiento de compromisos en base a estándares internacionales (Accra, París, Busan).
El PNE es un aporte al país porque ordena, define las prioridades, permite gestionar cooperación de una forma articulada, ordenada y permite usar esa cooperación de la manera más eficientemente posible. Actualmente, como resultado de la primera medición del PNE, se está en proceso de finalización y validación del documento. Como punto importante también se destacan los espacios de coordinación y diálogo, entre los cuales se encuentran: - La Mesa Global de Diálogo, que permite un encuentro permanente entre Gobierno y donantes que busca monitorear eficacia, identificar oportunidades de mejora y predictibilidad de los compromisos. -La Mesa de Cooperantes, convocada en diferentes momentos para dar a conocer los diferentes planes (Plan Global Anti-crisis, PQD, Franja Costera Marina), y para analizar temas trascendentales como la seguridad y prevención de la violencia.
Se han registrado importantes avances en materia de coordinación con donantes, especialmente en el sector de erradicación de la pobreza y exclusión social, a través de la implementación del Grupo de Trabajo del Programa Comunidades Solidarias, espacio de diálogo y coordinación sobre los avances del programa y las previsiones financieras de los donantes bilaterales y de los bancos. Para efectos de funcionamiento de este espacio, se firmó un Código de Conducta, y se acordó un documento normativo del mismo, que es el Mecanismo de Funcionamiento del Grupo de Trabajo y otros espacios operativos como el Núcleo de Trabajo, Comisión de Asistencia Técnica, y Comisión de Seguimiento y Evaluación. Esta experiencia ha sido muy exitosa, “en el grupo de trabajo de comunidades solidarias participan el Viceministro, el Secretario Técnico, los titulares de todas las carteras de Estado y los titulares de las instituciones de gobierno vinculadas al tema de la política social. Es un espacio con un diálogo abierto y no se si haya otro parecido en el país. Las convocatorias se hacen en conjunto. Es un trabajo de equipo”.32 Se han hecho esfuerzos similares con el Comité Interinstitucional de Financiamiento Climático, Grupo Bilateral del Fondo de Agua y Comité Técnico Gestor del Marco de Asociación Hispano-salvadoreño, entre otros. El VMCD abrió una puerta a la participación de las organizaciones de la Sociedad Civil vinculadas con la cooperación para el desarrollo. Anteriormente las ONG no tenían acceso a la discusión con el Gobierno sobre la cooperación en el país, y mucho menos a que las hicieran partícipes de decidir en qué temas y que orientaciones iba a tener la cooperación. En este sentido, la conformación del MODES fue un aporte importante de la presente administración que permitió un acercamiento de las organizaciones de la sociedad civil a la gestión gubernamental “para conocer qué está pasando con la cooperación en El Salvador. Siempre, a manera de broma decimos: hemos entrado a cancillería!, porque jamás habíamos entrado, a pesar de toda la historia de trabajo que tenemos las ONG”.33
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Este acercamiento posibilitó el establecimiento de compromisos de acompañamiento mutuo. En el 2012 se firmó una Carta de Entendimiento Tripartita entre FOCIS, MODES y VMCD, que contempla compromisos relevantes como: facilitar la participación de las ONG en los procesos de desarrollo, en las consultas, en la formación, y en la generación de opinión. La Carta de Entendimiento facilitó la participación del MODES en dos encuentros internacionales. “Participamos como parte de la delegación oficial en el Cuarto Foro de Alto Nivel sobre Ayuda al Desarrollo, en Busan, y recientemente hemos participado en la Primera Reunión de alto Nivel de la Alianza Global de Cooperación al Desarrollo, que fue resultado del Foro de Busan, y que se celebró recientemente en México”.34 Como MODES han participado en las consultas convocadas por el VMCD para elaborar la Estrategia Nacional de Cooperación Descentralizada, la Estrategia para el Plan de Mejoras de la Cooperación. Han participado asimismo en diferentes jornadas de capacitación impartidas por el VMCD. En el caso del Foro de Busan, el MODES facilitó varios talleres que dieron como resultado una plataforma que denominaron “Claves de la región Centroamericana: hacia el Cuarto Foro de Alto Nivel”. En el caso de México, lograron, como sociedad civil, cuestionar la posición de País de Renta Media, como el único criterio para definir la cooperación de los países desarrollados. “Esa participación ha sido importante porque nos ha permitido poder vincular la plataforma nacional con todo el debate internacional relacionado con la cooperación al desarrollo”.35 Adicionalmente, el VMCD ha propiciado otros espacios de participación, en uno de ellos participan la Unión Europea (UE), FOCIS, MODES y VMCD; y en otro espacio participan VMCD-FOCIS-MODES (encargado de dar seguimiento a la carta de entendimiento se conoce como Tripartita), y la Mesa Global de Cooperación. Otro avance importante, señalado por los diferentes actores es el hecho que el país cuenta hoy con información de lo que se está haciendo en materia de cooperación. Hay un sitio visible y un equipo de trabajo organizando la información por temas, cooperante y destino.
La implementación del SICDES es un logro importante en el registro público de información sobre la cooperación recibida y otorgada por diversos donantes. Gracias al SICDES, se logró ordenar la información que estaba dispersa, no solo dentro de Cancillería sino dentro de las instituciones ejecutoras. Actualmente, el país cuenta con la información necesaria para saber quiénes están aportando, dónde se está invirtiendo, en qué áreas, en qué territorios, cuántos beneficiarios y cuántas personas participan en los proyectos. El SICDES es un aporte relevante porque ha permitido transparentar la cooperación. El hecho de que haya una ventana que publique lo que la cooperación está apoyando, es un factor que estimula a seguir cooperando.
Por otra parte, los actores saludan el hecho que el VMCD ha realizado importantes esfuerzos por implementar nuevas modalidades de cooperación apegadas a los Principios de París, de armonización y alineamiento. El más importante ejemplo es el Fondo Común de Apoyo Programático
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(FOCAP), por medio del cual, donantes como la UE, AECID y el Gran Ducado de Luxemburgo, ejecutan apoyo presupuestario de tipo programático, por medio del cual los fondos entran al Presupuesto General del Estado y, a diferencia de la clásica modalidad de programas sectoriales, el Gobierno tiene más capacidad de disponer de los fondos de acuerdo a sus prioridades y no a las prioridades del donante. El FOCAP es un apoyo al Programa Comunidades Solidarias, donde entran temas como salud, educación, prevención, género, agricultura; es decir, toda una gama de componentes, rompiendo con la lógica de que el cooperante dice al país que tiene cierto monto para cierto tema o rubro específico. “Como todos éramos nuevos en esta modalidad, fue toda una escuela. De entrada se hizo una matriz de indicadores, se diseñaron los instrumentos y la normativa del programa en conjunto con el VMCD. Se creó un Grupo de Trabajo donde participan las instituciones del gobierno gestoras, ejecutoras y coordinadoras, así como los cooperantes. Se firmó un Código de Conducta, que ha sido un instrumento importante porque no solo se afiliaron los tres cooperantes, sino que la firmó el PNUD y el BID, y se han comprometido a cumplir con la eficacia de la ayuda”.36 Hay evaluaciones al respecto llevadas a cabo por los tres cooperantes y hay resultados positivos. Incluso, Luxemburgo ha dicho que continuará apoyando este programa. Hay que tomar en cuenta que Luxemburgo es una cooperación que se rescató porque ya se iban del país, y con esta administración decidieron quedarse y firmaron para apoyar un nuevo período.
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Una modalidad distinta, pero que ha sido un aporte importante para las ONG, ha sido la creación de un fondo que el VMCD negoció con el Gran Ducado de Luxemburgo. Es un fondo que se sometió a concurso de las ONG para la ejecución de proyectos en áreas prioritarias establecidas por el Gobierno. “Felicitamos que hayan establecido este convenio, esta fue obra del viceministro, en ese momento, Jaime Miranda, porque la cooperación del Ducado de Luxemburgo ya se retiraba, y con todas las negociaciones que hicieron, volvió, y ha vuelto con bastante fuerza, no solo con ese fondo para ONG, sino que también está apoyando a otras redes con fondos hacia programas gubernamentales, alineados con la política de cooperación oficial”.37
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El hecho de que el país pase de ser receptor a oferente de cooperación, es otro salto cualitativo de esta administración. La última evaluación realizada por la SEGIB, ubica a El Salvador como uno de los países que mayores capacidades ha generado en la región de América Latina en materia de Cooperación Sur-Sur. El Salvador, en base a ese resultado, ha ido visibilizando la importancia que tiene este componente para beneficio del país. A través de la Cooperación Sur-Sur el país ha desarrollado capacidades, y ha aportado sus saberes a otros países. En ese sentido, Elaboró un catálogo que muestra las capacidades que las distintas instancias nacionales poseen y que pueden ofertar a otros países. “Se hizo un esfuerzo para sistematizar la información de los diferentes ministerios e instituciones gubernamentales y se elaboró el Catálogo de Cooperación Sur-Sur, con la idea de mostrar qué es lo que tenemos para ofrecer, por ejemplo, nosotros como medio ambiente, en la parte del observatorio ambiental, tenemos excelentes capacidades que ofrecer a otros lugares, porque el personal está muy bien capacitado y lo podemos compartir y hacer ver que tenemos algo que enseñar a otros”.37 “Hemos estado con ellos en el tema de la Cooperación Sur-Sur y estamos súper contentos de que en el catálogo de esa cooperación El Salvador ofrece como asistencia técnica la rendición de cuentas, y la encargada de dar esa asistencia técnica es la Subsecretaría de Transparencia […] A raíz de eso, nos ha buscado la COMISCA, que es la Comisión de los Ministerios de Salud de toda la región, y nos ha buscado la Secretaría General (SIECA), para que les apoyemos en algunas propuestas de elaboración de políticas, o medidas internas para garantizar transparencia y rendición de cuentas en su Secretaría y en su Comisión”.39 Finalmente, los actores afirman que se logró visibilizar y poner en la agenda nacional temas relevantes como la Cooperación Descentralizada y el cambio climático.
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Los desafíos para la próxima gestión 1/ El primer gran desafío es fortalecer la institucionalidad de la cooperación para el desarrollo en el país, garantizando la continuidad y el liderazgo del VMCD Los socios reconocían el aporte que había dado a la cooperación la creación del VMCD y por ello consideran necesario que el mismo se consolide en cuanto a sus funciones, se clarifiquen competencias con otras dependencias del ejecutivo y se fortalezca en cuanto a su institucionalidad.
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2/ Apostar a la implementación del Plan Nacional de Eficacia y al Sistema Nacional de Cooperación En este sentido, se señala la necesidad de conformar la Mesa de Cooperantes de El Salvador y dinamizarla con una agenda concreta que le dé forma, contenido y resultados. La creación de esta mesa permitiría avanzar en la armonización, ya que hay avances en el alineamiento, en la apropiación y en la rendición de cuentas. Se ha realizado un ejercicio interesante de armonización, pero alrededor de un programa puntual (Comunidades Solidarias), y se requiere uno más global, liderado por el VMCD. En esta misma línea, sistematizar y formalizar el funcionamiento de las mesas sectoriales y plantearse dentro del VMCD una estructura que tome en cuenta las dimensiones de desarrollo, que incluya una unidad de cooperación para el desarrollo social. “La nueva ley aprobada sobre desarrollo social, nos dice: gestionar a través del Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Hacienda los recursos de la cooperación internacional para complementar el esfuerzo del Estado en la acción social. Este mandato que la ley nos da, habla de la importancia que va a tener o a jugar el VMCD en toda la política social”.40 Asimismo, valorar el replicar la modalidad del FOCAP en otros sectores estratégicos como Cambio Climático, agua y prevención de la violencia. Por otro lado, los socios consideran que es necesario delimitar funciones y competencias con la STP, así como revisar procedimientos en materia de cooperación, como por ejemplo con los referentes al BID. Como parte de la agenda de eficacia, que el VMCD lidere un esfuerzo de coordinación entre donantes con la idea de definir programa y tareas específicas, para mejorar la eficacia y evitar el solapamiento. Siempre en la lógica de coordinación de actores, formar una red con los equipos u oficinas encargadas de la cooperación de cada ministerio, para estandarizar el plan, el marco lógico y las herramientas para la cooperación. Además, para discutir las prioridades y dar directrices sobre las exigencias de la cooperación.
3/ Fortalecer la Cooperación Sur-Sur para que el país siga ejerciendo un liderazgo en la región. Eso significa vincular las intervenciones a un plan global Los socios de cooperación así como los responsables de cooperación de los ministerios, miran en la Cooperación Sur-Sur una apuesta de futuro para El Salvador, pero plantean la necesidad de que la misma se haga con una mirada estratégica y que se pongan para ello los mecanismos necesarios para su gestión.
4/ Redefinir una nueva agenda de trabajo con las ONG para el próximo quinquenio En primer lugar sería importante profundizar los resultados, los compromisos y las apuestas que se tienen de manera conjunta. La conformación del MODES fue un hecho importante, pero es necesario definir una estrategia de largo plazo y analizar la importancia de incluir otros actores como las cooperativas y las asociaciones. Para dar un paso en este tema, es necesario institucionalizar los mecanismos de participación existentes, a través de una Ley de Participación Ciudadana, donde se establezcan los criterios y mecanismos.
5/ Fortalecer los mecanismos para la transparencia y la rendición de cuentas En este sentido señalan la necesidad de mejorar y fortalecer el SICDES, “es necesario hacerlo más amigable y mantenerlo actualizado”. Los socios lo reconocen como una herramienta útil pero que aún puede mejorarse incorporando la información de la cooperación reembolsable y las intervenciones a través de ONG. Es necesario además, articular la información que maneja la STP y el MH (BID, BM, BCIE), ya que sería óptimo poder contar con un sistema único de información de la cooperación, que incorpore información de préstamos bilaterales y multilaterales, cooperación financiera no reembolsable y cómo esa se convierte en inversión pública.
6/ Continuar con el fortalecimiento del VMCD y la profesionalización de su personal Los cooperantes señalan que es necesario continuar con la política de formación y cualificación del personal y hacerlo extensivo al resto de los
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ministerios. Es importante contar con un VMCD cualificado, informado, actualizado, pero debe tratar de retroalimentar a los referentes en cada ministerio. Trasladar o socializar los aprendizajes que dejan los foros y reuniones internacionales en materia de cooperación. Además, es importante reforzar los equipos técnicos del VMCD porque están muy sobrecargados de trabajo y tratar, en la medida de lo posible, de evitar la rotación de personal, para contar con referentes técnicos más estables. Mantener a un técnico permitiría conocer mejor el trabajo, aportar más, sumar experiencia y dar un salto cualitativo en investigación y en propuestas; es decir, hacer el trabajo menos operativo y más estratégico.
Ministerio de Relaciones Exteriores De El Salvador