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31 de diciembre de 2017 y 7 de enero de 2018 Nº 1218 -1219 • AÑO XXVI
MIGRANTES Y REFUGIADOS, HOMBRES DE PAZ
MENSAJE EN LA JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA
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Semanario de las Iglesias de Granada y Guadix
vozdelPapa
Reconocer a Jesús en los rostros de los niños “Jesús nació de María Virgen en Belén. No nació por voluntad humana, sino por el don de amor de Dios Padre”. Extracto de la bendición del Papa en el día de Navidad.
y en los niños de Yemen, donde existe un conflicto en gran parte olvidado, con graves consecuencias humanitarias para la población que padece el hambre y la propagación de enfermedades.
(…) en la liturgia de la Navidad, la fe del pueblo cristiano revive el misterio de Dios que viene, que toma nuestra carne mortal, que se hace pequeño y pobre para salvarnos. Y esto nos llena de emoción, porque la ternura de nuestro Padre es inmensa. (…)
Vemos a Jesús en los niños de África (…). Vemos a Jesús en todos los niños de aquellas zonas del mundo donde la paz y la seguridad se ven amenazadas por el peligro de las tensiones y de los nuevos conflictos. (…) Vemos a Jesús en los niños que, junto con sus familias, sufren la violencia del conflicto en Ucrania, y sus graves repercusiones humanitarias, y recemos para que, cuanto antes, el Señor conceda la paz a ese querido país.
(…) mientras el mundo se ve azotado por vientos de guerra y un modelo de desarrollo ya caduco sigue provocando degradación humana, social y ambiental, la Navidad nos invita a recordar la señal del Niño y a que lo reconozcamos en los rostros de los niños, especialmente de aquellos para los que, como Jesús, “no hay sitio en la posada” (Lc 2,7). Vemos a Jesús en los niños de Oriente Medio, que siguen sufriendo por el aumento de las tensiones entre israelíes y palestinos. En este día de fiesta, invoquemos al Señor pidiendo la paz para Jerusalén y para toda la Tierra Santa (…) Vemos a Jesús en los rostros de los niños sirios, marcados aún por la guerra que ha ensangrentado ese país en estos años (…) Vemos a Jesús en los niños de Iraq, que todavía sigue herido y dividido por las hostilidades que lo han golpeado en los últimos quince años,
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Bendición Urbi et Orbi
Vemos a Jesús en los niños cuyos padres no tienen trabajo y con gran esfuerzo intentan ofrecer a sus hijos un futuro seguro y pacífico. Y en aquellos cuya infancia fue robada, obligados a trabajar desde una edad temprana o alistados como soldados mercenarios sin escrúpulos. Vemos a Jesús en tantos niños obligados a abandonar sus países, a viajar solos en condiciones inhumanas, siendo fácil presa para los traficantes de personas. (…) (…) Como la Virgen María y san José, y los pastores de Belén, acojamos en el Niño Jesús el amor de Dios hecho hombre por nosotros, y esforcémonos, con su gracia, para hacer que nuestro mundo sea más humano, más digno de los niños de hoy y de mañana.
Editorial
Celebramos el amor de Dios por nosotros Celebramos un Amor incondicional: que Dios es Amor, que Dios en Cristo se ha revelado como Amor y, entonces, todo en la vida tiene sentido. Tiene sentido la vida y tiene sentido la muerte. Tiene sentido la vida porque es la promesa de una vida eterna, y tiene sentido la muerte porque ya no es la palabra definitiva sobre nosotros. Tiene sentido el amor y la belleza, y todo lo que hay de bueno, y de heroico, y de noble en la vida de los hombres, porque es como el poso de la imagen de Dios en nosotros que Cristo ha limpiado y nos ha permitido volver a descubrir. Tiene sentido lo que hay de miseria, de dolor, de pecado, también de consecuencias del pecado, de heridas que hay en nosotros, porque esas heridas no son ya la medida de lo que valemos o de lo que somos. Esas heridas están ahí y nos hacen daño, nos duelen. Pero el amor de Dios es más grande que todo nuestra pecado, que todas nuestras heridas. El Amor de Dios que se revela en Cristo se presenta delante del Padre y se ofrece al Padre. (…) Es Dios quien, en su misericordia infinita, salva el abismo, se acerca a nosotros, se siembra en nuestra humanidad, se siembra en nuestra historia, nace llorando como un niño y muere en la más ignominiosa de las muertes humanas, para unirse hasta tal punto a nuestra condición humana que nada pudiera separarlo de nosotros y arrancarnos así del poder del pecado y de la muerte y transportarnos a la vida para la que hemos nacido, a la vida eterna, a la vida del Cielo.
Son días de contemplar, de adorar. (…) adorar el Amor infinito de Dios, del cual yo no soy digno, del cual, nadie, ningún ser humano somos digno. Y sin embargo, ese Amor nos es regalado, nos es dado, nos es ofrecido gratuitamente. Se une a nosotros del tal manera que forma una sola cosa con nosotros y, unido a nosotros de ese modo, nos transporta a la vida, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios, a la vida divina, que se hace posible ya aquí en la tierra, porque, cuando acogemos su Amor, su Amor crece como en nuestro corazón y nuestro pequeñito corazón se ensancha, se hace grande, se hace capaz de abrazar a todos los hombres, se hace capaz de abrazar a nuestros enemigos, se hace capaz de perdonar como nosotros mismos hemos sido perdonados. Vamos a dar gracias. Vamos a acoger ese Amor en nuestros corazones. Vamos a pedirLe que Él quite todos los obstáculos que pueda haber en ese corazón nuestro, y que Él haga que florezca su vida en nosotros, y florezca en este mundo tan perdido en estos momentos, tan a oscuras, tan roto, en nuestra propia humanidad, tan dividido, tan herido. + Javier Martínez Arzobispo de Granada 24 de diciembre de 2017 Misa del Gallo, S. I Catedral Disponibles las palabras en www.archidiocesisgranada.es
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Sumario Edita: ARZOBISPADO DE GRANADA Plaza Alonso Cano, s/n 18001 GRANADA tel.: 958 215 675 e-mail: mcsgranada@archidiocesisgranada.es www.archidiocesisgranada.es Facebook: Archidiócesis Granada / Secretariado Mcs Granada Twitter: @Archigranada
Directora: Paqui Pallarés García Redacción: María José Aguilar Mateos Colaboradores: Antonio Gómez Casas (Guadix) Ignacio Fernández González
Diseño y maquetación: Secretariado de Medios de Comunicación de la Archidiócesis de Granada
Sumario 02. Voz del Papa Reconocer a Jesús en los rostros de los niños Bendición Urbi et Orbi
11. Textos La familia, hogar que acoge, acompaña y sana Jornada de la Sagrada Familia
03. Editorial Celebramos el amor de Dios por nosotros
13. A fondo Hombres y mujeres que buscan la paz Migrantes y refugiados
05. Mirada • “Memoria, coraje y esperanza” • Próximas celebraciones litúrgicas del tiempo de Navidad en la Catedral • Belén con más de mil figuras en el convento de San Diego de Alhama • Cena de Navidad, para sentirse en familia • Nombramientos diocesanos en Granada • Representación del nacimiento del Niño Dios en la parroquia de Huéscar • Consagrado al Señor como ermitaño en La Rábita • José Mª Calderón, nacional de OMP
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subdirector
18. Cultura “Hacia horizontes más amplios” Prólogo del Papa Francisco 20. Testimonio Un hogar como el de la Sagrada Familia Fundadora Mª del Prado Almagro Roldán 22. Signo y gracia La Solemnidad de Santa María Madre de Dios 23. Luz de la Palabra “Mis ojos han visto a tu Salvador” Jornada de la Sagrada Familia
• Agenda Faldon navidad cas.pdf
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SOMOS UNA GRAN FAMILIA
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CONTIGO FELIZ NAVIDAD 2O17 YAÑPROÓSNPUEERVOO
Mirada
“Memoria, coraje y esperanza”
Presentación en Granada con su autor
En su segunda edición, publicado por la Editorial del Arzobispado, el libro se presenta en Granada tras hacerlo en el mes de noviembre en la Santa Sede. La presentación estará a cargo de su autor, Dr. Guzmán Carriquiry, Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina, y le acompañará nuestra Arzobispo.
El libro “Memoria, coraje y esperanza” en su segunda edición se presenta en la Diócesis granadina tras hacerlo el pasado mes de noviembre en la Santa Sede. La presentación en Granada tendrá lugar el día 8 de enero en el salón de actos del Centro Cultural Nuevo Inicio (Plaza Alonso Cano. Edificio Curia Metropolitana), a las 19:30 horas. La entrada es gratuita
El próximo 8 de enero, el Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina, el profesor Dr. Guzmán Carriquiry, presenta en la Diócesis de Granada su libro Memoria, coraje y esperanza. A la luz del Bicentenario de la Independencia de América Latina, que en su segunda edición está publicada por la Editorial Nuevo Inicio, del Arzobispado de Granada. Le acompañará en la presentación nuestro Arzobispo D. Javier Martínez.
DR. CARRIQUIRY
El libro incluye una presentación del Papa Francisco, bajo el título Hacia horizontes más amplios, en la que incluye interrogantes como “¿qué es lo que está pasando en América Latina?”, “¿en qué queda el apelativo de continente de la esperanza?”, “¿volvemos a confiar en ideologías que han demostrado fracasos económicos y devastaciones humanas?”.
Es el primer laico en ocupar esta alta responsabilidad en la Pontificia Comisión para América Latina, desde que en mayo de 2011 fuera designado por Benedicto XVI. Además de numerosas publicaciones sobre asuntos culturales, eclesiales e internacionales, así como sobre los más diversos temas latinoamericanos, el Dr. Carriquiry ha integrado e integra actualmente otros organismos vaticanos.
La presentación del libro en Granada estará a cargo de su autor, Dr. Guzmán Carriquiry, Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina, quien ha trabajado desde hace 40 años al servicio de la Santa Sede, siendo colaborar cercano de Su Santidad Pablo VI, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y, actualmente, con el Papa Francisco.
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Mirada Próximas celebraciones litúrgicas del tiempo de Navidad en la Catedral
lebramos en la Iglesia el 31 de diciembre con el lema La familia, hogar que acoge, acompaña y sana. En la Eucaristía presidida por nuestro Arzobispo en la S.I Catedral a las 12:30 horas participará la Pastoral Familiar. En el marco de esta Eucaristía los matrimonios renovarán sus promesas de esposos, especialmente en el caso de los matrimonios que este año celebran sus 25 y 50 años de vida conyugal.
Fiesta de la Sagrada Familia, Solemnidad de María, Madre de Dios y Epifanía del Señor. Las celebraciones litúrgicas en el tiempo de Navidad continúan en las parroquias, iglesias y templos de la Diócesis con la Jornada de la Sagrada Familia, que ce-
El nuevo año comienza con la Solemnidad de María, Madre de Dios, Reina de la Paz y por ello Jornada Mundial de la paz. Las Eucaristías en la Catedral se celebrarán como es habitual en festivo y domingos, a las 10, 11 y 12:30 horas. También en la Epifanía del Señor se celebrará la Santa Misa a esas horas en el templo catedralicio, así como el 7 de enero, primer domingo tras la Solemnidad de la Epifanía y, por ello, domingo del Bautismo del Señor.
Belén con más de mil figuras en el convento de San Diego de Alhama
Un año más el convento claretiano de San Diego de Alhama acoge el Belén narrante, una iniciativa del sacerdote diocesano D. Víctor Valero, que después de más de dos meses de trabajo junto a un grupo de voluntarios lleva una década creando y montando esta representación de más de 50 metros cuadrados. El Belén está compuesto por más de 1.000 miniaturas y 200 figuras que representan las principales escenas evangélicas del Nacimiento del Niño Jesús distribuidas en varios espacios evangélicos que retratan escenarios en Nazaret, Aim-Karem, Belén, Jerusalén y Egipto. A su llegada el visitante es acogido a la entrada por una frase que contextualiza la representación: “Por ti me he hecho hombre”, para posteriormente ser guiado por la narración a través de las diferentes partes que componen el Belén. “Este Belén es una catequesis donde se va narrando la historia del Nacimiento de Jesús desde los desposorios hasta la Presentación en el templo, invitando a abrir el corazón para que Cristo pueda nacer en nuestras vidas”, afirmó D. Víctor Valero.
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Entre los monumentos de Alhama representados en el Belén se encuentran la Iglesia Parroquial de la encarnación, el Hospital de la Reina, Pósito, Castillo, la ermita de los Remedios y la Iglesia del Carmen, entre otros. El Belén podrá visitarse todos los días hasta el próximo 2 de febrero, en horario de 17 a 20 horas. Para visitas fuera de ese horario pueden concertarse llamando al 958-350- 207.
Mirada Cena de Navidad, para sentirse familia
Organizada por la parroquia de San José del Barrio de Monachil y la ayuda de las Hermanitas del Cordero, la cena tendrá lugar el 3 de enero, es gratuita y va dirigida especialmente a quienes están solos, no pueden salir de casa o sencillamente quieren compartir junto a otras personas el Nacimiento del Hijo de Dios. La parroquia de San José del Barrio de Monachil no quiere que nadie se quede sin celebrar la Navidad. Por ello, por segundo año, organiza junto con las Hermanitas del Cordero una cena de Navidad dirigida especialmente a quienes no tienen con quien celebrarla, quienes no pueden salir de casa, se sienten solos o, sencillamente, quieran disfrutar de una tarde noche disfrutando de la compañía mutua en familia con la comunidad parroquial. La cena se celebrará el 3 de enero a las 20 horas y está abierta a todo el mundo, también a no creyentes pero que quieran compartir y disfrutar de un momento de compartir juntos. Se cantarán villancicos y se cenará, en una iniciativa organizada por la propia parroquia con las Hermanitas del Cordero.
No es necesario pagar ni llevar nada, pero sí recomiendan su inscripción acudiendo a la sacristía de la parroquia de San José en el Barrio de Monachil. La primera vez que organizaron una cena de Navidad para favorecer que quienes se sienten solos o no pueden compartirla tengan un momento en estas fechas para sentirse acompañados, acudieron hasta 220 personas. De ahí, la inscripción previa para la organización. No obstante, la parroquia de San José del Barrio de Monachil abre sus puertas para acoger a todos quienes deseen pasar un rato en fraternidad y como en una familia. “De ahí surge la idea, de sentirse familia. Veíamos tantas gentes que por motivos de distancia, económicos, e incluso de algunas diferencias con alguna persona en la que no se juntaba con otros…, nosotros mismos deseamos vivir como familia la Navidad: cantar villancicos, descubrir juntos el motivo de la Navidad”, explica D. Miguel Ángel Morell, párroco de San José del Barrio de Monachil. “Todos los párrocos y todos los cristianos vemos que si el elemento que es el hacer familia no lo tenemos en las parroquias, se convierte en una cosa que no tiene alma, no tiene corazón”.
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Mirada Nombramientos diocesanos en Granada
Los nombramientos diocesanos designados por nuestro Arzobispo son los siguientes: D. Mario Camacho Reyes, Canónigo honorífico del Cabildo Catedralicio. D. Manuel España Hidalgo, párroco de la Expectación en Órgiva. D. Francisco Javier Espigares Flores y D. José Antonio Cantos Fernández, párrocos in solidum de San Juan María Vianney. D. Carlos del Río Sánchez, párroco de Inmaculada Niña. D. Alberto Espinar Lara, renovación de Canciller Secretario General.
El Sr. Arzobispo ha designado y renovado algunas de las responsabilidades en la pastoral de la Diócesis de Granada.
Dª Teresa Rodríguez Arenas, renovación de Vicecanciller Arzobispado de Granada. Dª Rocío Lorca Tapia, renovación notario de Curia Diocesana.
Representación del nacimiento del Niño Dios en la parroquia de Huéscar
En total ha sido una cincuenta personas, las que han escenificado el nacimiento de Jesús con todos los pasajes bíblicos: la Anunciación del Ángel Gabriel a María, la aparición en sueños del ángel a José, la posada, el nacimiento en el portal, la aparición de los ángeles a los pastores y su adoración al Niño Jesús y la visita de los Magos de Oriente.
En la mañana del día 25 de diciembre, en la tradicional Misa de Navidad, tenía lugar en la parroquia de Santa María de Huéscar, la representación de los misterios del nacimiento de Jesús en el cual han participados personas de distintas edades de la parroquia, niños, adultos y jóvenes.
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Ha sido un grupo grande de catequistas y familias, que bajo la dirección de Yolanda Rayón Casanova, catequista de nuestra parroquia, las que se ha implicado en este proyecto, para que este momento fuera una verdadera catequesis. José Antonio Martínez Párroco de Huéscar
Mirada Consagrado al Señor como ermitaño en La Rábita
Tras años de peregrinaje personal y de camino interior recorrido, Francisco Jiménez Sevillano fue a parar La Rábita. Hasta allí llegó desde su pueblo natal de Santa Marta de los Barros, en la provincia de Badajoz, para descansar y recuperarse de una erupción en las piernas. Su corazón también respondió con alegría al lugar encontrado: un pequeño cortijo abandonado, donde decidió reposar. Seis años después de llegar a Granada, Francisco recibió la consagración solemne con votos como ermitaño de manos de nuestro Arzobispo D. Javier, en una celebración que tuvo lugar en la fiesta de San Esteban, primer mártir de la Iglesia, el pasado día 26, acompañado por toda la comunidad y vecinos de La Rábita y pueblos cercanos. Han transcurrido seis años desde ese primer instante cuando decidió reposar y curarse de sus heridas en las piernas en la costa granadina. Procedente de una familia cristiana pero sin grandes vínculos con la Iglesia, Francisco ha visto fortalecida su fe en estos últimos años a través de personas y circunstancias con las que el Señor ha hablado claramente a su corazón.
De mediana edad, Francisco ha encontrado su vocación que ha ido madurante en un tiempo que para él ha sido un aliado en su vida. “Con el tiempo, ha sido un despertar hacia las cosas de Dios. Dios ha ido poniendo personas y situaciones en las que ha ido despertando el interés y, sobre todo, la necesidad que el Espíritu Santo puso en mi corazón con una búsqueda más directa hacia el Señor, con más conocimiento”, explica. “A medida que he ido conociendo, he ido amando más al Señor, hasta el día en que el amor al Señor me ha sobrecogido”. Francisco ha dado el paso definitivo vocacional en la consagración solemne de votos como ermitaño el pasado día 26 en La Rábita de manos de nuestro arzobispo y acompañado por los fieles y párrocos de este pueblo y pueblos cercanos. Es el caso de D. Manuel España, párroco de La Expectación de Órgiva, quien ha sido compañía y guía en ese camino de discernimiento y entrega a Dios a través de la contemplación y trabajo como ermitaño. Paqui Pallarés (Más información en www.archidiocesisgranada.es)
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Mirada José María Calderón, nuevo subdirector nacional de OMP
Apostólico de su Santidad en España; José María Gil Tamayo, Secretario General de la Conferencia Episcopal Española; y Anastasio Gil García.
Este cargo de reciente creación, refrendado por el Presidente del Consejo Superior de las OMP en Roma, servirá para apoyar al director nacional en sus tareas ordinarias. Calderón compaginará este servicio con el que ha ofrecido hasta ahora como delegado episcopal de misiones y director diocesano de OMP de la diócesis de Madrid. Toma posesión del cargo en la sede de la nunciatura, en presencia de Renzo Fratini, Nuncio
José María Calderón nació en Madrid en 1963. Ordenado en 1989, ha ejercido su ministerio sacerdotal en diversas parroquias de la diócesis de Madrid. Se licenció en Teología -especialidad en Moral-, y ha sido, entre otras muchas tareas, consiliario diocesano de Acción Católica, consiliario diocesano de Manos Unidas y desde 2007 delegado episcopal de misiones y director diocesano de OMP de Madrid. Muy vinculado al mundo misionero, ha colaborado con las Misioneras de la Caridad como capellán y confesor, y ha tenido experiencias misioneras de verano con jóvenes en países como Etiopía, Cuba, Sierra Leona y República Dominicana entre otros. “Doy gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de conocer la labor de los misioneros españoles en el mundo. Me impresiona la grandeza de ánimo, el espíritu de sacrificio y la alegría por llevar a Jesús a quienes aun no lo conocen”, declara Calderón sobre estas experiencias misioneras.
AGENDA
•Guadix. La Oficina de Comunicación de la Diócesis de Guadix ofrece, un año más, un vídeo en el que se resume el año 2017. En 25 minutos se ofrecen imágenes de las noticias más relevantes acaecidas durante 2017 en la diócesis accitana. Este vídeo fue presentado a los sacerdotes en la fiesta de Navidad, el pasado 22 de diciembre, y puede verse en www.diocesisdeguadix.es. •Concierto. Dentro del VIII Ciclo de Música y Tiempo Litúrgico, organizado por la Catedral y el CC. Nuevo Inicio del Arzobispado, concierto de Navidad el 6 de enero, Solemnidad de la Epifanía del Señor, en el templo catedralicio a las 19:30 horas, a cargo del quinteto de cuerda Granada Brass Quintet. Entrada gratuita.. •Cofradía Humildad. La Cofradía del Señor de la Humildad, Soledad de Nuestra Señora y del Dulce
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Nombre de Jesús, celebra solemne Eucaristía a su titular el Dulce Nombre de Jesús, con motivo de su festividad litúrgica, el 3 de enero, en la Iglesia de Santo Domingo-Parroquia de Santa Escolástica, a las 20 horas. Previamente, la imagen estará expuesta en público y devoto besapiés desde las 18 hasta las 19:30 horas, cuando se rezará el rosario. La celebración será acompañada del coro rociero María Auxiliadora de la Alhambra. Tras la misa, en la Casa Hermandad se entregará el nombramiento como 36º Pregonero de la Juventud de la Semana Santa de Granada a Jorge Aranda Rodas. • Nota de Redacción. El Semanario Fiesta volverá a publicarse el 15 de enero. Pueden encontrar más contenidos en la web diocesana www.archidiocesisgranada.es, donde podrán seguir informados de la vida de la Iglesia de Granada.
Textos
La familia, hogar que acoge, acompaña y sana “El misterio de la Navidad nos sitúa ante el portal de Belén, contemplando a Dios hecho carne. Es un acontecimiento que nos invita a acoger a la Palabra que acampa entre nosotros, de abrir el corazón a Dios encarnado en la fragilidad y ternura de un niño. Es una invitación a la acogida llena de afecto y agradecimiento”. Extracto del Mensaje de los Obispos de la Subcomisión para la Familia y la defensa de la vida, en la Jornada de la Sagrada Familia, el 31 de diciembre. Lo señala el evangelista san Lucas de un modo sucinto pero transido de afecto y ternura maternas, re¬firiéndose a su Madre: “Lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada” (Lc 2,7). San Juan formula el tesoro de recibir a Jesús en estos términos: “A los que le recibieron, les dio poder de hacerse hijos de Dios”» (Jn 1, 12). El mismo Señor en el evangelio de san Mateo afirmará: “El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que recibe, recibe al que me ha enviado” (Mt 10, 40). Acoger a otro, acoger a Jesús, acoger al Padre, todo ello apunta a una dimensión intrínsecamente trascendente unida a la acción de acogida, de modo que siempre remite a algo mayor.
Jornada de la Sagrada Familia
Podemos recordar que Betania es el lugar donde Cristo es recibido como un amigo por la familia de Marta, María y Lázaro. Allí Jesús se encuentra como en casa. La liturgia benedictina celebra a los tres hermanos juntos, y les otorga el hermoso título de “hospederos del Señor”. Si cada uno de ellos tiene su propia y específica relación con Jesús es la familia como tal la que se hace sujeto de la hospitalidad, y es enriquecida por la presencia del Salvador. Esta presencia de Cristo provoca el encuentro con Él y es invitación a transformar todas las relaciones entre los miembros de la familias. Los padres y las familias están llamados a acoger generosamente a los hijos. Como afirma el Papa: “La familia es el ámbito no sólo de la generación, sino de la acogida de la vida que llega como regalo de Dios”. Tener un hijo es siempre un don, fuente de gozosa alegría. Los matrimonios y las familias están invitados también a acogerse mutuamente. La hospitalidad es una virtud profundamente familiar. ¡Cuánto necesita el ser humano contemporáneo, dentro de un espacio social mutante, donde se siente tantas veces como un solitario interconectado, la experiencia cálida de ser querido y acogido por sí mismo!
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En los albores del cristianismo san Pablo exhorta vivamente a los cristianos de Roma a practicar la hospitalidad (Rom 12, 13). Ella es capaz de generar un ambiente comunitario presidido por la humildad, el servicio mutuo, la caridad y la estima recíproca. Al final de la carta menciona un caso concreto rogando a la comunidad cristiana de Roma que acoja a Febe en el Señor, en modo digno de los santos (Rom 16, 2). La hospitalidad está siempre unida a gestos concretos. En la antigüedad el primer gesto hospitalario era lavar los pies al huésped (1 Tim 5, 10). La Carta a los Hebreos exhorta de este modo a la hospitalidad: “Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad; por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles” (Heb 13, 1-2).
PRIMER LUGAR DE ACOMPAÑAMIENTO La experiencia de muchas personas es que el primer lugar en el que somos acompañados es la familia. Aquí encuentra su raíz la vocación misionera de la familia. Las familias son invitadas por Dios a acompañar en la fe y en la vida a los que les rodean, ofreciendo cercanía y aliento de una vida familiar transida de la presencia viva de Jesús. Aunque son muchas las familias que ya han reconocido esta misión que Dios les encomienda, todavía hay muchas más que no han descubierto esta hermosa vocación y misión de acompañar a otras familias.
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Es Cristo quien nos enseña el arte del acompañamiento. Como aconteció en el camino de Emaús (Lc 24, 13-35), la Palabra de Dios y los sacramentos son dos referencias fundamentales para aprender a acompañar. En la cercanía y trato personal, en ese “cuerpo a cuerpo”, se ejercita la paciencia de escuchar a los demás. La persona del diálogo es quien sabe escuchar con atención y verdadero interés. A la escucha le sigue el anuncio gozoso del Evangelio, la experiencia de que la Palabra de Dios es capaz de transformar el corazón íntimamente unido a la acción sacramental. El fundamento de todo acompañamiento es el deseo del amor verdadero. El cultivo de las relaciones interpersonales, viviendo, conversando, transmitiendo las claves del sentido de la vida. Capital importancia tiene hoy el acompañamiento de los novios en la preparación próxima y de los primeros años de matrimonio. Junto a estos procesos, que son vitales para la madurez en el amor, es urgente también el acompañamiento de los matrimonios que sufren porque no vienen los hijos, de las familias que padecen situaciones dramáticas como la separación, el divorcio, el aborto, la
hogar que acoge,
acompaña y sana
Bartolomé Esteban Murillo, Sagrada Familia, c. 1665 (The State Hermitage Museum)
(…) La fe es, así, fundamento de la hospitalidad. Los ojos de la fe permiten reconocer en el otro la imagen de Dios. Como afirma Lumen dei: “La fe no sólo mira a Jesús, sino que mira desde el punto de vista de Jesús”.
familia,
Jornada de la Sagrada Familia 31 diciembre 2017
soledad, la enfermedad, la muerte, la guerra… Tantas y diferentes situaciones en las que se agradece tanto la presencia y la compañía de los amigos, de las familias que no abandonan a las personas en las dificultades, sino que saben estar ahí y son fuente de consuelo y firme esperanza. LA FAMILIA, SANADA Y SANADORA (…) Cristo es el verdadero samaritano (Lc 10, 25-37) que cura al hombre que yace malherido al borde del camino. Él nos carga sobre sus hombros y nos conduce a la posada de la Iglesia. San Ireneo de Lyon identifica al hospedero (stabularius) con el Espíritu Santo. La familia, como Iglesia en miniatura, está llamada hoy más que nunca a ser posada en el que las personas heridas puedan recuperar la salud. De este modo, el poder curativo y sanador de Jesús ha de llegar a muchas personas heridas en sus vínculos y relaciones familiares. (…) Celebremos, por tanto, con gozo y agradecimiento el día de la Sagrada Familia. Demos gracias a Dios por el don grande que nos ha hecho en el sacramento del matrimonio y en la realidad familiar. Pidamos a la Sagrada Familia que ayude a todas las familias del mundo a ser lugar de encuentro, de acompañamiento, de sanación, en una palabra, a hacer presente el misterio del amor de Cristo en nuestra experiencia cotidiana. Obispos de la Subcomisión de Familia y defensa de la vida
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Hombres y mujeres que buscan la paz “Paz a todas las personas y a todas las naciones de la tierra. La paz, que los ángeles anunciaron a los pastores en la noche de Navidad, es una aspiración profunda de todas las personas y de todos los pueblos, especialmente de aquellos que más sufren por su ausencia, y a los que tengo presentes en mi recuerdo y en mi oración. De entre ellos quisiera recordar a los más de 250 millones de migrantes en el mundo, de los que 22 millones y medio son refugiados”. Mensaje del Papa Francisco para la celebración de la LI Jornada Mundial de la Paz, que celebramos el 1 de enero en la Solemnidad de María, Madre de Dios. Estos últimos, como afirmó mi querido predecesor Benedicto XVI, “son hombres y mujeres, niños, jóvenes y ancianos que buscan un lugar donde vivir en
Migrantes y refugiados paz”. Para encontrarlo, muchos de ellos están dispuestos a arriesgar sus vidas a través de un viaje que, en la mayoría de los casos, es largo y peligroso; están dispuestos a soportar el cansancio y el sufrimiento, a afrontar las alambradas y los muros que se alzan para alejarlos de su destino. Con espíritu de misericordia, abrazamos a todos los que huyen de la guerra y del hambre, o que se ven obligados a abandonar su tierra a causa de la discriminación, la persecución, la pobreza y la degradación ambiental. Somos conscientes de que no es suficiente sentir en nuestro corazón el sufrimiento de los demás. Habrá que trabajar mucho antes de que nuestros hermanos y hermanas puedan empezar de nuevo a vivir en paz,
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en un hogar seguro. Acoger al otro exige un compromiso concreto, una cadena de ayuda y de generosidad, una atención vigilante y comprensiva, la gestión responsable de nuevas y complejas situaciones que, en ocasiones, se añaden a los numerosos problemas ya existentes, así como a unos recursos que siempre son limitados. El ejercicio de la virtud de la prudencia es necesaria para que los gobernantes sepan acoger, promover, proteger e integrar, estableciendo medidas prácticas que, “respetando el recto orden de los valores, ofrezcan al ciudadano la prosperidad material y al mismo tiempo los bienes del espíritu”. Tienen una responsabilidad concreta con respecto a sus comunidades, a las que deben garantizar los derechos que les corresponden en justicia y un desarrollo armónico, para no ser como el constructor necio que hizo mal sus cálculos y no consiguió terminar la torre que había comenzado a construir. ¿POR QUÉ HAY TANTOS REFUGIADOS Y MIGRANTES? Ante el Gran Jubileo por los 2000 años del anuncio de paz de los ángeles en Belén, san Juan Pablo II incluyó el número creciente de desplazados entre las consecuencias de “una interminable y horrenda serie de guerras, conflictos, genocidios, ‘limpiezas étnicas’”,
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que habían marcado el siglo XX. En el nuevo siglo no se ha producido aún un cambio profundo de sentido: los conflictos armados y otras formas de violencia organizada siguen provocando el desplazamiento de la población dentro y fuera de las fronteras nacionales. Pero las personas también migran por otras razones, ante todo por «el anhelo de una vida mejor, a lo que se une en muchas ocasiones el deseo de querer dejar atrás la ‘desesperación’ de un futuro imposible de construir”. Se ponen en camino para reunirse con sus familias, para encontrar mejores oportunidades de trabajo o de educación: quien no puede disfrutar de estos derechos, no puede vivir en paz. Además, como he subrayado en la Encíclica Laudato Si’ “es trágico el aumento de los migrantes huyendo de la miseria empeorada por la degradación ambiental”. La mayoría emigra siguiendo un procedimiento regulado, mientras que otros se ven forzados a tomar otras vías, sobre todo a causa de la desesperación, cuando su patria no les ofrece seguridad y oportunidades, y toda vía legal parece imposible, bloqueada o demasiado lenta. En muchos países de destino se ha difundido ampliamente una retórica que enfatiza los riesgos para la
aFondo seguridad nacional o el coste de la acogida de los que llegan, despreciando así la dignidad humana que se les ha de reconocer a todos, en cuanto que son hijos e hijas de Dios. Los que fomentan el miedo hacia los migrantes, en ocasiones con fines políticos, en lugar de construir la paz siembran violencia, discriminación racial y xenofobia, que son fuente de gran preocupación para todos aquellos que se toman en serio la protección de cada ser humano. Todos los datos de que dispone la comunidad internacional indican que las migraciones globales seguirán marcando nuestro futuro. Algunos las consideran una amenaza. Os invito, al contrario, a contemplarlas con una mirada llena de confianza, como una oportunidad para construir un futuro de paz.
UNA MIRADA CONTEMPLATIVA La sabiduría de la fe alimenta esta mirada, capaz de reconocer que todos, “tanto emigrantes como poblaciones locales que los acogen, forman parte de una sola familia, y todos tienen el mismo derecho a gozar de los bienes de la tierra, cuya destinación es universal, como enseña la doctrina social de la Iglesia. Aquí encuentran fundamento la solidaridad y el com-
partir”. Estas palabras nos remiten a la imagen de la nueva Jerusalén. El libro del profeta Isaías (cap. 60) y el Apocalipsis (cap. 21) la describen como una ciudad con las puertas siempre abiertas, para dejar entrar a personas de todas las naciones, que la admiran y la colman de riquezas. La paz es el gobernante que la guía y la justicia el principio que rige la convivencia entre todos dentro de ella. Necesitamos ver también la ciudad donde vivimos con esta mirada contemplativa, “esto es, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles, en sus plazas [promoviendo] la solidaridad, la fraternidad, el deseo de bien, de verdad, de justicia”; en otras palabras, realizando la promesa de la paz. Observando a los migrantes y a los refugiados, esta mirada sabe descubrir que no llegan con las manos vacías: traen consigo la riqueza de su valentía, su capacidad, sus energías y sus aspiraciones, y por supuesto los tesoros de su propia cultura, enriqueciendo así la vida de las naciones que los acogen. Esta mirada sabe también descubrir la creatividad, la tenacidad y el espíritu de sacrificio de incontables personas, familias y comunidades que, en todos los rincones del mundo, abren sus puertas y sus corazones a los mi-
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aFondo grantes y refugiados, incluso cuando los recursos no son abundantes. Por último, esta mirada contemplativa sabe guiar el discernimiento de los responsables del bien público, con el fin de impulsar las políticas de acogida al máximo de lo que “permita el verdadero bien de su comunidad”, es decir, teniendo en cuenta las exigencias de todos los miembros de la única familia humana y del bien de cada uno de ellos. Quienes se dejan guiar por esta mirada serán capaces de reconocer los renuevos de paz que están ya brotando y de favorecer su crecimiento. Transformarán en talleres de paz nuestras ciudades, a menudo divididas y polarizadas por conflictos que están relacionados precisamente con la presencia de migrantes y refugiados. CUATRO ANGULARES PARA LA ACCIÓN Para ofrecer a los solicitantes de asilo, a los refugiados, a los inmigrantes y a las víctimas de la trata de seres humanos una posibilidad de encontrar la paz que buscan, se requiere una estrategia que conjugue cuatro acciones: acoger, proteger, promover e integrar. “Acoger” recuerda la exigencia de ampliar las posibilidades de entrada legal, no expulsar a los desplazados y a los inmigrantes a lugares donde les espera la persecución y la violencia, y equilibrar la preocupación por la seguridad nacional con la protección de los derechos humanos fundamentales. La Escritura nos recuerda: “No olvidéis la hospitalidad; por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles”. “Proteger” nos recuerda el deber de reconocer y de garantizar la dignidad inviolable de los que huyen de un peligro real en busca de asilo y seguridad, evitando su explotación. En particular, pienso en las mujeres y en los niños expuestos a situaciones de riesgo y de abusos que llegan a convertirles en esclavos. Dios no hace discriminación: “El Señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda”.
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“Promover” tiene que ver con apoyar el desarrollo humano integral de los migrantes y refugiados. Entre los muchos instrumentos que pueden ayudar a esta tarea, deseo subrayar la importancia que tiene el garantizar a los niños y a los jóvenes el acceso a todos los niveles de educación: de esta manera, no sólo podrán cultivar y sacar el máximo provecho de sus capacidades, sino que también estarán más preparados para salir al encuentro del otro, cultivando un espíritu de diálogo en vez de clausura y enfrentamiento. La
Biblia nos enseña que Dios “ama al emigrante, dándole pan y vestido”; por eso nos exhorta: “Amaréis al emigrante, porque emigrantes fuisteis en Egipto”. Por último, “integrar” significa trabajar para que los refugiados y los migrantes participen plenamente en la vida de la sociedad que les acoge, en una dinámica de enriquecimiento mutuo y de colaboración fecunda, promoviendo el desarrollo humano integral de las comunidades locales. Como escribe san Pablo: “Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios”.
aFondo
UNA PROPUESTA Deseo de todo corazón que este espíritu anime el proceso que, durante todo el año 2018, llevará a la definición y aprobación por parte de las Naciones Unidas de dos pactos mundiales: uno, para una migración segura, ordenada y regulada, y otro, sobre refugiados. En cuanto acuerdos adoptados a nivel mundial, estos pactos constituirán un marco de referencia para desarrollar propuestas políticas y poner en práctica medidas concretas. Por esta razón, es importante que estén inspirados por la compasión, la visión de futuro y la valentía, con el fin de aprovechar cualquier ocasión que permita avanzar en la construcción de la paz: sólo así el necesario realismo de la política internacional no se verá derrotado por el cinismo y la globalización de la indiferencia. El diálogo y la coordinación constituyen, en efecto, una necesidad y un deber específicos de la comunidad internacional. Más allá de las fronteras nacionales, es posible que países menos ricos puedan acoger a un mayor número de refugiados, o acogerles mejor, si la cooperación internacional les garantiza la disponibilidad de los fondos necesarios. La Sección para los Migrantes y Refugiados del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral sugiere 20 puntos de acción como pistas concretas para la aplicación de estos cuatro verbos en las políticas públicas, además de la actitud y la acción de las comunidades cristianas. Estas y otras aportaciones
pretenden manifestar el interés de la Iglesia católica al proceso que llevará a la adopción de los pactos mundiales de las Naciones Unidas. Este interés confirma una solicitud pastoral más general, que nace con la Iglesia y continúa hasta nuestros días a través de sus múltiples actividades. POR NUESTRA CASA COMÚN Las palabras de san Juan Pablo II nos alientan: “Si son muchos los que comparten el ‘sueño’ de un mundo en paz, y si se valora la aportación de los migrantes y los refugiados, la humanidad puede transformarse cada vez más en familia de todos, y nuestra tierra verdaderamente en ‘casa común’”. A lo largo de la historia, muchos han creído en este “sueño” y los que lo han realizado dan testimonio de que no se trata de una utopía irrealizable. Entre ellos, hay que mencionar a santa Francisca Javier Cabrini, cuyo centenario de nacimiento para el cielo celebramos este año 2017. Esta pequeña gran mujer, que consagró su vida al servicio de los migrantes, convirtiéndose más tarde en su patrona celeste, nos enseña cómo debemos acoger, proteger, promover e integrar a nuestros hermanos y hermanas. Que por su intercesión, el Señor nos conceda a todos experimentar que los “frutos de justicia se siembran en la paz para quienes trabajan por la paz”. Francisco
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Cultura
“Memoria, coraje y esperanza” Prólogo del Papa Francisco Llega a la Diócesis de Granada para presentar su libro el Dr. Guzmán Carriquiry, quien durante 40 años ha colaborado con la Santa Sede. Es uruguayo y gran conocedor de la realidad latinoamericana, tierra con la que nos une la fe y una historia común. En el Bicentenario de la Independencia de América Latina, el Dr. Carriquiry publicó el libro Memoria, coraje y esperanza, publicado en su segunda edición por la Editorial del Arzobispado. Tanto en ésta como en la primera edición, el Papa Francisco –antes, siendo cardenal Bergoglio- prologó el libro, del que ofrecemos a continuación un extracto para acercarnos a la historia de este “continente de la esperanza”, sobre el que el 8 de enero hablará su autor en el Edificio de la Curia Metropolitana. Hace más de seis años tuve el placer de escribir el prólogo de este buen libro del Dr. Guzmán Carriquiry Lecour, firmando como Cardenal Arzobispo de Bue-
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nos Aires. Ahora presento esta nueva edición como Papa Francisco, Obispo de Roma, venido desde las entrañas de la fe, historia y vida de los pueblos latinoamericanos. En abril de 2015 confirmé al autor de este libro, rioplatense como yo, Secretario a cargo de la Vice-Presidencia de la Comisión Pontificia para América Latina. Hoy me alegra poder acompañar el relanzamiento de este volumen, porque el Bicentenario de la Independencia latinoamericana sigue teniendo vigencia y resonancia. No es sólo cuestión de fecha, porque apenas ayer se celebró este acontecimiento tan significativo sólo en algunos países de América Latina y se avizoran en un horizonte próximo sus conmemoraciones en Chile, Perú, Brasil y toda Centroamérica. Además, el azaros camino de la Independencia de nuestros países, con sus marchas y retrocesos, siempre amenazado por diversos tipos de colonialismo, aún no está incluido.
Cultura Las gestas patrióticas de la emancipación americana, así como, en nuestros orígenes, las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe en el cuadro de una epopeya misionera y un mestizaje desgarrado, estarán entre los acontecimientos fundantes de nuestra Patria Grande latinoamericana. Amor y dolor, muerte y esperanza los marcan desde muy adentro en la vida de nuestros pueblos. Son como una concentración determinante de la historia, de su belleza y miserias, de sufrimientos y esperanzas. A ellos hay que volver periódicamente para no quedar “huérfanos de Patria”; ellos son la hermenéutica para mantener, fortalecer y, dado el caso, recuperar nuestra identidad. Sin embargo, todavía hay otro motivo importante para apreciar esta nueva edición. No ha pasado desapercibido para un atento latinoamericano como el Dr. Carriquiry Lecour que, seis años atrás, América Latina estaba concluyendo un ciclo fuerte de crecimiento económico en condiciones internacionales favorables, que vio a más de cuarenta millones de latinoamericanos dejar la pobreza y constituir nuevas clases populares. Una onda larga de depresión provocada por la crisis económica mundial, combinada por cadenas de corrupción y violencias, marcaron una transición hasta nuestra actualidad, en la que América Latina parece quedar en la zozobra y en la incertidumbre, con estructuras políticas resquebrajadas, incrementándose nuevamente la pobreza y ahondándose los abismos de la exclusión social para muchos. Nos duele la Patria que no acoge y custodia, de hecho, a todos sus hijos. Anhelamos, sí, la Patria Grande, pero sólo será grande –se lee en el documento de Aparecida, n. 527- cuando lo sea para todos, y con mayor justicia y equidad. ¿Qué es lo que está pasando en América Latina? ¿En qué queda el apelativo de “continente de la esperanza”? ¿Acaso nos resignamos a un pragmatismo de muy corto aliento en medio de la confusión? ¿Nos limitamos a maniobras de cabotaje sin rumbos ciertos? ¿Volvemos a confiar en ideologías que han demostrado fracasos económicos y devastaciones humanas?
El Bicentenario de la Independencia es una buena ocasión para levantar vuelo y mirar horizontes más grandes. Hacen falta serios y apasionados debates sobre nuestro pasado, presente y futuro. Necesitamos cultivar y debatir proyectos históricos que apunten con realismo hacia una esperanza de vida más digna para las personas, familias y pueblos latinoamericanos. Urge poder definir y emprender grandes objetivos nacionales y latinoamericanos, con consensos fuertes y movilizaciones populares, más allá de ambiciones e intereses mundanos y lejos de maniqueísmos y exasperaciones, de aventuras peligrosas y explosiones incontrolables. (…) Vaticano, 16 de julio de 2017 Francisco
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Testimonio
Un hogar como el de la Sagrada Familia En el día de Navidad partía a la Casa del Padre Mª del Prado Almagro Roldán, Directora General y Fundadora de la Asociación Pública de Fieles Hogar de Nazaret, presente en la diócesis de Granada. Nació en Miguelturra (Ciudad Real) en 1932 y creció en un entorno familiar de profundas raíces cristianas. Tras 20 años de apostolado por toda España inició en Málaga y Córdoba la acogida de menores, y el 3 de junio de 1978 es reconocida esta Obra por la Iglesia de Córdoba, con el nombre de Hogar de Nazaret. Mª del Prado, junto con 8 compañeras más, son las primeras realizando su consagración en la Iglesia de la Encarnación de Córdoba el 8 de diciembre del mismo
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Fundadora Mª del Prado Almagro Roldán
año. Hoy esta Obra está presente en varias diócesis de España, en Ecuador, Perú y República Dominicana y está compuesta por consagradas, consagrados (sacerdotes y laicos) y miembros asociados, sacerdotes y laicos, procedentes de los movimientos de matrimonios, madres, padres y jóvenes de Hogar de Nazaret. En nuestra Diócesis de Granada está presente en la calle Almenillas y en Albolote. INICIOS Pronto conoce al padre José Soto que fundaría la Obra Misionera Avilista, perteneciendo a este movimiento y bajo la dirección de este sacerdote hasta 1975, y recorriendo como misionera los pueblos de Valencia, Cataluña y Andalucía.
Testimonio
Movida por una profunda inquietud de hacer más por su Iglesia, descubre el mundo de la infancia necesitada y se une a un grupo de mujeres que regentean un colegio de niñas y ahí comienza una nueva aventura, descubriendo el plan de Dios en su vida. Partiendo de la realidad y la experiencia familiar que ella misma vivió en su infancia y adolescencia, sueña con ofrecer a las niñas un hogar donde la atención personal y directa a cada una les ayudará a crecer en un ambiente equilibrado, emocional, afectivo, un hogar que se distinguiera por el cuidado de los pequeños detalles, sencillo, acogedor y sobre todo alegre. Así, en 1976 abre el primer hogar en Málaga, pero será en Córdoba en 1978 cuando le dieron la primera probación eclesiástica, constituyéndose el Hogar de Córdoba como sede de la incipiente Fundación. Mª del Prado vivía desde hace 30 años en el Hogar de Chiclana de la Frontera y desde aquí visitaba el resto de Hogares de España y de Ecuador (más de 20 veces estuvo en la misión que la Obra tiene en Quinindé, Esmeraldas). Últimamente, por su avanzada edad, permanecía estable en Chiclana. El 13 de diciembre ingresó en el Hospital por un cuadro clínico que diagnosticaba lenta recuperación, pero ella era consciente de su estado crítico de salud.
FAMILIA ECLESIAL La Familia Eclesial Hogar de Nazaret es una Institución de vida consagrada, misionera, que nace con el deseo de ofrecer un camino de santidad y con una misión: la de atender con la mirada puesta en la Sagrada Familia de Nazaret a niños y jóvenes en situación de riesgo ofreciéndoles un hogar con un ambiente lo más parecido a una familia y trabajando con la pastoral familiar en general. La creación de hogares de acogida es la principal tarea del Hogar de Nazaret, hogares que desean ofrecer un ambiente familiar. “El trabajo, sencillo, cercano a la realidad de las personas que nos rodean, el proceso de educación con cada uno de los niños y jóvenes acogidos en los hogares, el deseo de llevar el Evangelio mediante el contacto directo con cada joven, matrimonio, niño o madre de familia, intentando tener siempre presente que el amor es la máxima de la educación, es lo que hemos querido que impulse todas las actividades que se han llevado a cabo”, explica la Familia Eclesial Hogar de Nazaret. Su trabajo se realiza con movimientos propios de la institución y en colaboración con las parroquias y las diócesis, y se dirigen a grupos parroquiales, familias, misiones de barrio y voluntarios.
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SignoyGracia
La Solemnidad de Santa María Madre de Dios La Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, es la primera fiesta mariana que apareció en la Iglesia de Occidente. Su celebración comenzó en Roma hacia el siglo VI, probablemente junto con la dedicación (el 1 de enero), del templo de Santa María de la Antigua en el Foro Romano, una de las primeras iglesias marianas de Roma. Más adelante, el rito romano comenzó a celebrar el 1 de enero la Octava de Navidad, conmemorando la Circuncisión del Nino Jesús. Tras desaparecer la antigua fiesta mariana (Santa María, Madre de Dios), el Papa Pio XI, en 1931, con ocasión del XV centenario del Concilio de Éfeso (431), restituyo esta fiesta situándola el 11 de octubre, en recuerdo de este Concilio, en el que se proclamó solemnemente a Santa María como verdadera Madre de Cristo, que es verdadero Hijo de Dios. Posteriormente, en la última reforma del calendario (después del Concilio Vaticano II), se trasladó la fiesta al 1 de enero, con la máxima categoría litúrgica, de solemnidad, y con el título de Santa María, Madre de Dios. De esta manera, esta antigua fiesta mariana encuentra un marco litúrgico más adecuado en el tiempo de la Navidad del Señor, tiempo de celebración de la maternidad y regocijo de cuantos lo contemplan. Los católicos empezamos así el año pidiendo, además de la protección del Espíritu Santo (con el canto Veni Creator Spiritus), la protección de la Santísima Virgen María.
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La liturgia de la misa proclama como primera lectura la bendición de Moisés que desea la protección de Dios y la paz (Núm. 6,22-27), lo cual permite unir esta celebración a la Jornada Mundial de la Paz instituida por Pablo VI al comienzo del ano civil. SUGERENCIAS PARA EL CANTO Si la exhortación Marialis cultus, de Pablo VI, sugería la conveniencia de subrayar el tiempo de Adviento como tiempo mariano por excelencia, de la Navidad dice que “constituye una prolongada memoria de la maternidad divina”, por lo que los cantos marianos adquieren una relevancia especial, particularmente el día de Navidad y en la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Sin embargo, conviene tener en cuenta que: No se trata de cantar a María sino de cantar con María. Que María, la mejor cantora del Magníficat, cante con nosotros, y nosotros unidos a ella, las maravillas de su Hijo. Con María la Iglesia aguarda al Señor; con María cantamos la venida de Dios a nosotros haciéndola Madre de Dios; con María, de su mano, vamos al encuentro del Señor. Por tanto, no lo olvidemos, no cantamos a María, la fiel esclava del Señor, sino que cantamos con ella las maravillas que ha hecho en ella y con ella en toda la humanidad salvada.
Ignacio Fernández González Sacerdote Diócesis Granada
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“Mis ojos han visto a tu Salvador”
Solemnidad de la Sagrada Familia
Eclesiástico 3, 2-6. 12-14 Salmo 127 Colosenses 3, 12-21
vador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”.
Lucas 2, 22-40
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: “Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción -y a ti misma una espada te traspasará el alma-, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones”.
Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: “Todo varón primogénito será consagrado al Señor”, y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: “un par de tórtolas o dos pichones”. Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Sal-
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.
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LA FAMILIA ES IMPORTANTE PARA LA INICIACIÓN EN LA RELIGIOSIDAD Hoy celebramos la fiesta de la Sagrada Familia. Dios quiso que su hijo naciera y viviera durante años en una familia.
información, no siempre la mejor ni la más acertada, sin presencia ni ayuda pedagógica alguna. Todo esto y otras situaciones, afectan hoy a la familia.
En la familia encontramos las condiciones más aptas para iniciar la vida y formar la personalidad. Si los papás viven con amor, entonces la familia es la mejor escuela para la vida y la formación de los hijos. Son los papás, quienes ofrecen a sus hijos la ayuda necesaria para que éstos puedan crecer tanto física como espiritualmente.
Hemos de aceptar el papel fundamental de la familia como educadora, transmisora de valores, necesarios para consolidar la personalidad de las personas y la moral en una sociedad. No hay ni grupo social mejor dotado que la familia para trasmitir los valores fundamentales en los que apoyar la vida personal y social de los hijos.
Hoy se están dando grandes cambios que afectan a la familia y a la pérdida o confusión de los valores morales, culturales y religiosos que propician la desintegración familiar.
La familia es importante para el afianzamiento cultural de la persona y para la iniciación en la religiosidad. La familia puede ofrecer al niño la apertura a la fe en un clima de afecto y confianza, difícil de encontrar en otro grupo. Si falla esto en la familia, qué difícil que los niños se abran a la fe, a pesar de la instrucción religiosa de la catequesis.
Hoy se discute sobre cómo debe ser la familia y por eso encontramos muchísimas personas que viven en pareja de hecho o sin el sacramento del matrimonio. Vemos también el poco entendimiento que hay entre padres e hijos, causando esto una ruptura entre generaciones; vemos también el olvido de los ancianos, etc. Existen hoy instituciones públicas y privadas que desempeñan las funciones de la familia: cuidado de los niños y su educación. Algunos padres se sienten liberados así de tener que educar a sus hijos y piensan que esta función le corresponde a la escuela, al gobierno o a la Iglesia. Resulta preocupante que en muchas familias los niños no encuentran en su hogar más educador que la televisión o el ordenador a través del cual buscan
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Cada familia ha de encontrar su estilo de orar y dialogar en casa: junto al niño pequeño y junto al adolescente, junto al joven y junto al adulto. Sin amor nada ni nadie puede constituir a la familia en lo que debe ser: espacio humano de encuentro y diálogo, comunión de vida, lugar de realización personal de los esposos y de los hijos.
Ignacio Fernández González Sacerdote Diócesis Granada
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“Los pastores dieron gloria y alabanza a Dios”
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios
Números 6,22-27 Salmo 66 Gálatas 4,4-7
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Lucas 2,16-21
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
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“Hemos visto salir la estrella y venimos a adorarlo ”
Isaías 60,1-6 Salmo 71 Efesios 3,2-3a.5-6 Mateo 2,1-12
Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo». Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenia que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
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Solemnidad de la Epifanía del Señor
“Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel”. Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: “ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo”. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.
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“Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto” Isaías 42,1-4.6-7 Sal 28,1a.2.3ac-4.3b.9b-10 Hechos 10,34-38 Marcos 1,7-11
En aquel tiempo, proclamaba Juan: “Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco aga-
Solemnidad del Bautismo del Señors
charme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo”. Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto”.
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La
familia,
laPuntada Reflexiones para náufragos
hogar que acoge,
Bartolomé Esteban Murillo, Sagrada Familia, c. 1665 (The State Hermitage Museum)
acompaña y sana
Jornada de la Sagrada Familia 31 diciembre 2017