CICLO I Bloque II
Fundamentando la Fe
Principios de la Red Asís
7. Fidelidad a sí mismo/a y confianza en Dios La tradición espiritual cristiana ha insistido en la necesidad del conocimiento de lo que uno es para que el proceso creyente sea verdadero. Lo ha llamado de distintas formas –andar en verdad, conocimiento de sí, necesidad de que haya sujeto para que se de la conversión, conocer el corazón…. También la cultura actual insiste en la necesidad de que el hombre sepa quién es, hacia dónde va y cuáles son sus valores. Sobre esta base se edifica la fidelidad a sí mismo. Para algunos esta fidelidad a sí mismo puede ser confundida con egocentrismo o la búsqueda obsesiva de la autorrealización. Pero entendida correctamente, la fidelidad a sí mismo implica la responsabilidad con la propia vida. Supone no depender de satisfacer las expectativas externas, tomar la vida en las manos y ser sincero con uno mismo. Quien quiere ser fiel a sí mismo huye de la superficialidad y la dispersión y, desde la responsabilidad, busca cómo dar sentido a su vida. La fidelidad a sí mismo supone abrazar la incertidumbre y definir la orientación de la vida en función de los valores que consideramos importantes y, consecuentemente, tomar decisiones. La seguridad interior que nace de ser fieles a nosotros mismos es la que nos permite confiar en la vida sin la necesidad de tenerlo todo controlado o de acertar en todo momento. Esto nos permite abrazar la inseguridad inherente a la existencia y ser responsables con el momento concreto que nos toca vivir.
También la confianza en Dios presupone una persona que es fiel a sí misma, a sus intuiciones profundas; una persona que se toma en serio su vida y descubre que Dios lejos de ser un rival posibilita ser yo mismo, y que es fuente de libertad. Dios no es un rival sino quien favorece lo mejor de mí mismo, y quien sostiene todo mi esfuerzo en ser persona. La confianza en Dios no la aprendemos de un día para otro. Es necesario un proceso, con frecuencia lento, en el que es importante la búsqueda de ratos de oración en los que, saliendo de nosotros mismos, pongamos la vida en manos de Dios, la escucha serena de la Palabra, acoger lo que Dios nos da cada día… Son muchos los relatos evangélicos en los que vemos a Jesús, fiel a la misión encomendada por su Padre, enfrentándose al legalismo judío de aquella época. Y todo lo hace movido por una profunda confianza en Dios, su Padre, sin necesidad de tenerlo todo controlado y asumiendo el rechazo, la incomprensión y persecución. Toda la vida de Jesús es obediencia a Dios. Jesús alimenta su confianza en Dios en la intimidad de la oración. En este encuentro con su Padre, Jesús le confía su vida. La manera que tiene Jesús de manifestar su confianza en Dios es llamarle ‘Abba’, forma infantil de dirigirse a su Padre como “papá querido”, que sabe que nunca le va a abandonar
Red Asis
CICLO I
Fundamentando la Fe Bloque II
El conflicto de Francisco con su padre Pedro Bernardone ilustra la dramática entre la fidelidad a sí mismo y la confianza en Dios, o el responder a las expectativas ajenas. El deseo de Pedro Bernardone es que su hijo sea nombrado caballero, o en caso de que esto no pueda ser, que continúe con su próspero negocio de telas. Por contra, Francisco decide, después de un proceso de búsqueda personal, poner su vida en manos de Dios de manera que “Ahora podré decir libremente ‘Padre nuestro que estás en los cielos’, y dejaré de llamar padre a Pedro Bernardone… Saldré desnudo al encuentro del Señor” (II Ce, 1). En Francisco la fidelidad a sí mismo y la confianza en Dios le llevará a despojarse de todas sus vestidos y a compartir su vida con los leprosos. Es probable que nosotros no vivamos esa dramática. La sociedad actual, al valorizar el individuo, nos enseña que no hay verdades universales y que lo importante en la vida es actuar desde las propias convicciones y no
Principios de la Red Asís
desde convencionalismos sociales o bajo el influjo de creencias religiosas. Sin embargo, la vida de Francisco nos muestra que la fidelidad a sí mismo, el deseo de andar en verdad, y confianza en Dios no se oponen sino que se complementan. La fidelidad a sí mismo cuando no se abre a lo trascendente de Dios corre el riesgo de convertirse en individualismo. Y la confianza en Dios cuando prescinde de la fidelidad a sí mismo se convierte en engaño. Conservamos una carta de Francisco a uno de sus primeros compañeros, el hermano León en la que Francisco le aconseja sobre sus dudas: “Esto es lo que te aconsejo: Que hagas, con la bendición de Dios y mi obediencia, como mejor te parezca que agradas al Señor Dios y sigues sus huellas” (CtaL 2-3) Francisco le manda que se comporte siendo fiel a su conciencia. El único criterio es que en lo que haga quiera agradar a Dios y seguir sus huellas confiando su vida en Él. ¿Relativismo o dejarse guiar por el Espíritu, aún a riesgo de cometer equivocaciones?
Para el trabajo personal y en grupo ·¿Cómo vives la tensión entre fidelidad a ti mismo y la confianza en Dios? ¿Cómo oposición o cómo complementariedad? ·Puedes rezar con el Padrenuestro y dejar que afloren sentimientos: confianza, responsabilidad, paternidad de Dios, cuidado de los hermanos…. ·Lee Lc 2, 41-52: ¿Qué supondría para ti, en este momento concreto de tu vida “ocuparte de los asuntos de mi Padre”? ¿Tendrías que hacer alguna ruptura aunque eso supusiese el reproche de otros? ·¿Qué sentimientos te produce la confianza que tiene Francisco en Dios? ¿Cómo la actualizarías en tu vida?
Red Asis