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\u00BFSabes c\u00F3mo afecta tu estado emocional a tu gesti\u00F3n profesional?

OPINIÓN - Boletín de la Oficina de Investigación y Desarrollo Profesional Año 1 • Núm.1 • 10 de abril de 2019

El desarrollo emocional de los maestros y su importancia para el desarrollo emocional del estudiante

Ana Helvia Quintero Presidenta, Junta Editora Revista El Sol

El trabajo docente es cada día más exigente social y emocionalmente. A medida que aumenta la violencia en la sociedad, ésta se refleja en los estudiantes. A la par que aumentan los problemas, también se está más consciente de la necesidad del desarrollo emocional de los alumnos para alcanzar sus logros académicos. Desde hace varias décadas, diversos estudios e investigaciones apuntan a la estrecha interrelación del desarrollo emocional y el adelanto cognoscitivo (Boler, 1999; Damasio, 1994; Kohl, 1994; Scheffler, 1977; Zins, Weissberg, Wang y Walberg, 2003).

Estos estudios han suscitado el que se tome en cuenta el desarrollo social y emocional del estudiante al enseñar. Para esto hay que estar consiente de los procesos a través de los cuales la persona ad-

quiere y aplica el conocimiento, las actitudes y destrezas necesarias para entender y manejar las emociones, sentir y demostrar empatía hacía los otros, mantener relaciones positivas y hacer decisiones responsables.

Ahora bien, las actitudes y destrezas que apoyan el desarrollo emocional del estudiante no se logran a través de la enseñanza de una materia que se añade a la ya cargada agenda de estudios, sino que se desarrollan a través de la forma cómo se enseña y cómo se trata a los estudiantes a través de la enseñanza regular. En este sentido, está en manos de todos los maestros apoyar el desarrollo socio-emocional del estudiante.

RECURSOS PARA QUE EL MAESTRO APOYE EL DESARROLLO SOCIOEMOCIONAL DEL ESTUDIANTE

1. Webinar: How teachers Can Build Social-Emotional Learning Skills –www.edweek.org/go/webinar 2. Teaching the Whole Child http://www.gtlcenter.org/sites/default/files/TeachingtheWholeChild.pdf

En esta se identifican 10 prácticas de enseñanza que promueven el desarrollo socio emocional, así como el aprendizaje académico.

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A continuación, presentamos un ejemplo de prácticas de la enseñanza que apoyan el desarrollo socioemocional del estudiante (Tennessee Department of Education, 2005) -https://gtlcenter.org/sites/default/files/SELToolkit.pdf

Prácticas de la enseñanza social

1. Las reglas de disciplina se ajustan al desarrollo del estudiante.

2. El lenguaje del maestro se dirige a motivar al estudiante.

3. Se le ofrece la oportunidad al estudiante de hacer decisiones responsables.

4. Se desarrolla un ambiente dónde el estudiante sabe que al maestro le importa su bienestar.

Prácticas instruccionales

1. Aprendizaje cooperativo.

2. Diálogo entre el maestro y los estudiantes de los temas que se discuten.

3. Se promueve la reflexión y la autoevaluación.4. Se utilizan una variedad de estrategias de enseñanza.5. Altas expectativas de los estudiantes.6. Promueve el desarrollo de los talentos.

Hay varios estudios que describen la experiencia emotiva de la enseñanza (por ejemplo, Bullough, Knowles y Crow, 1991; Jackson, 1968; Lortie, 1975; Nias, 1989; Waller, 1932 y Woods y Jeffrey, 1996). Sin embargo, hay pocos estudios que aportan a que se entiendan las actitudes y destrezas de desarrollo emocional que los maestros necesitan.

A partir de los años ochenta, luego del libro de Howard Gardner (1983) sobre las inteligencias múltiples, se inició una discusión sobre cómo definir la inteligencia emocional (IE). Diversos autores desarrollaron sus definiciones. Para propósito de este artículo utilizaremos la definición de Mayer y Salovey (1997). Estos plantean que la IE se descompone en cuatro componentes, cada uno de los cuales integra una serie de actitudes y destrezas. A continuación, una breve descripción de los cuatro componentes:

1. Percepción, evaluación y expresión de las emociones (Percibir)- Las actitudes y destrezas asociadas con esta área se refieren a la habilidad de la persona en reconocer, evaluar y expresar sus emociones, a la vez que reconocer las emociones de otros.

2. Utilizar y generar emociones que apoyen el pensamiento (Usar)- Las actitudes y destrezas asociadas con esta área se refieren a la habilidad de la persona en usar las emociones para apoyar la resolución de problemas y la creatividad.

3. Comprendiendo y analizando información emocional; utilizando el conocimiento emocional (Comprender)- Las actitudes y destrezas en esta área permiten reconocer las emociones y la relación entre diversas emociones.

4. Manejando y regulando las emociones (Manejar)- Las actitudes y destrezas en esta categoría se refieren a la habilidad de la persona en generar y manejar emociones en ella misma y en otros, dirigidos a algún fin.

La investigación sugiere que cuando el maestro no puede manejar la presión social y emocional de la enseñanza, el clima del salón se deteriora y los estudiantes muestran bajo aprovechamiento y problemas de conducta (Marzano, Marzano y Pickering, 2003). Esto a su vez lleva al desgaste (burnout) del maestro (Jennings & Greenberg, 2009), lo cual a su vez crea un ambiente más punitivo en el salón de clase, disminuyendo las posibilidades de trabajar en desarrollar las competencias emocionales de los estudiantes (Jennings, 2011).

Se ha comprobado, además, que existe una relación entre la inteligencia emocional del maestro y su eficacia como maestro (Hen, Goroshit y Boylan, 2016; Penrose, Perry y Ball, 2007). Por ejemplo, la habilidad de los maestros para trabajar con las emociones afecta el comportamiento de los estudiantes, su compromiso con la escuela y su aprovechamiento académico (Baker, 1999; Durlak, Weissberg, Dymnicki, Taylor y Schellinger, 2011; Hawkins, 1997; Schaps et al, 1996; Wentzel, 2002). De hecho, los problemas de conducta y darse de baja de la escuela, en general, se relacionan inversamente con maestros comprensivos.

¿Cómo entonces apoyar al maestro en su propia salud emocional, que a su vez lo respalde en crear un ambiente en el salón de clase que promueva el desarrollo socio-emocional del estudiante? Jenning (2011) plantea que sorprende la poca preparación que reciben

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los maestros y los futuros maestros (Corcoran y Tormey, 2012) sobre cómo enfrentarse a los asuntos de desarrollo emocional que se dan en la enseñanza. Schonert-Reichl (2017), por su parte, plantea que hasta hace muy poco no se le ha dado importancia al desarrollo emocional del propio maestro. Dada esta situación no debe sorprender el

alto por ciento de “teacher burnout” y la alta proporción de maestros que dejan la profesión. En los Estados Unidos la mitad de los maestros deja la profesión antes de los primeros cinco años (National Commission on Teaching and America’s Future, 2007).

El desarrollo emocional del maestro

Recientemente, se ha planteado la necesidad de desarrollar la IE en los maestros desde su preparación. Corcoran y Tormey (2012) realizaron una investigación que apoya el que se integre el desarrollo de IE en la preparación de los futuros maestros. Proponen que en la preparación de los futuros maestros se integre un componente que desarrolle las siguientes destrezas socio-emocionales:

1. La habilidad de reconocer sus emociones y las de sus estudiantes, estar conscientes de lo que ocurre en su propio cuerpo y mente, y cómo saber tomar el pulso de las emociones de su clase;

2. La habilidad para generar y utilizar emociones para facilitar diversos tipos de razonamientos ante diversas situaciones;

3. La habilidad para entender cómo las emociones se interrelacionan, por ejemplo, cómo el enojo se puede convertir en ira y resentimiento, o cómo poderlo convertir en un impulso para facilitar el aprendizaje y transformarlo en una emoción positiva;

4. La habilidad para utilizar su cuerpo, sus pensamientos y sus interacciones sociales para cambiar su propio estado emocional y el de otros.

Como parte de una reconceptualización en la preparación de los futuros maestros se debe considerar integrar el desarrollo de la IE en la misma. Además, se han elaborado talleres y materiales para el desarrollo emocional de los maestros en servicio. En su artículo, Jennings (2011) describe un programa desarrollado por el Garrison Institute en Garrison, New York, el programa CARE por sus siglas en inglés (Cultivating Awareness and Resilience in Education). Este programa está dirigido a disminuir la tensión del maestro, a ofrecerle herramientas para mejorar la relación con los estudiantes, y desarrollar sus actitudes y destrezas para apoyar el crecimiento socio-emocional de los estudiantes. El programa incluye una combinación de actividades de instrucción

y prácticas, incluyendo tiempo para la discusión y reflexión. Se desarrolla en cuatro días de talleres distribuidos por varias semanas o durante un taller de cinco días en el verano. Durante los períodos de trabajo en el salón de clases, el maestro tiene un “coach” que atiende sus dudas a través de llamadas o correos electrónicos.

El programa CARE utiliza tres componentes principales:

1. Instrucción sobre destrezas que apoyan un estado emocional saludable;

2. Prácticas para disminuir la tensión;3. Ejercicios de oír y de compasión.

El artículo de Jennings (2011) describe cada uno de estos componentes. El Programa CARE ha sido evaluado con resultados positivos en la dinámica del salón de clases. El componente práctico del programa es uno de suma importancia. De hecho, investigaciones han demostrado que los programas de desarrollo emocional del maestro sin aplicar las destrezas en la práctica, tienen poco efecto en mejorar el ambiente del salón de clases (Jennings, Foltz, Snowberg, Sim & Kemeny, 2010).

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Referencias

A, Perry, C y Ball, I. 2007. Emotional intelligence and teacher self-efficacy: The contribution of teacher status and length of experience. Issues in Educational Research, 17, (1), 107-126.

Baker, J. A. 1999. Teacher-student interaction in in urban at-risk classrooms: Differential behavior, relationship quality and student satisfaction with school. The Elementary School Journal, 100 (1), 57-70.

Boler, M. 1999. Feeling Power: Emotions and Education. New York: Routledge.

Bullough, R. V., Knowles, J. G. y Crow, N.A. 1991. Emerging as a teacher. London, New York: Routledge.

Corcoran, R.S y Tormey, R. 2012. Developing Emotionally Competent Teachers. Oxford: Peter Lang.

Damasio, A.R. 1994. Descartes’ Error: Emotion, Reason and the Human Brain. New York: A Grosset / Putnam Book.

Durlak, J.A., Weissberg, R. P., Dymnicki, A.B., Taylor, R.D. y Schellinger, K.B. 2011. “The impact of enhancing students’ social and emotional learning: A meta-analysis of school-based universal intervention.” Child Development, 82 (1), 405-32.

Gardner, H. 1983. Frames of mind: The theory of multiple intelligence. New York: Basic Books.

Hawkins, J. D. 1997. Academic performance and school success: Sources and consequences. Weissberg, R. P., Gullota, T. P., Hampton, R. L., Ryan, B. A. y Adams, G. R. (eds). Enhancing children wellness (pp. 276-305). Thousand Oaks, CA.: Sage

Hen, M., Goroshit, M. y Boylan, M. 2016. Social-emotional competencies among teachers: An examination of interrelationships. Recuperado de https://www.tandfonline.com/doi/abs/.../2331186X.2016.1151996

Jackson, P.W. 1968. Life in the classroom. New York: Holt.

Jennings, P.A. 2011. Promoting Teachers’ Social and Emotional Competencies to Support Performance and Reduce Burnout. Cohan, A. y Honigsfeld, A. (Editoras). Breaking the Mold of Preservice and In-service Teacher Education: Innovative and Successful Practices for the Twenty-first Century. Maryland: Rowman & Littlefield Publishers (pp. 133–143).

Jennings, P.A., Foltz, C., Snowberg, K.E., Sim, H., y Kemeny, M.E. 2010. The influence of mindfulness and emotion skills training on teachers’ classrooms: The effects of the Cultivating Emotional Balance Training. https://files.eric.ed.gov/fulltext/ ED518584.pdf

Jennings, P. A., y Greenberg, M. 2009. The prosocial classroom: Teacher social and emotional competence in relation to child and classroom outcomes. Review of Educational Research, 79, 491–525.

Kohl, H. 1994. “I Won’t Learn from You” and other Thoughts on Creative Maladjustment”. New York: The New Press.

Lortie, D.C. 1975. School teacher: A sociological study. Chicago: University of Chicago Press Marzano, R. J., Marzano, J. S., y Pickering, D. J. 2003. Classroom management that works. Alexandria, VA: ASCD.

Mayer, J.D. y Salovey, P. 1997. What is emotional intelligence. Salovey,P. y Sluyter, D (eds). Emotional development and emotional intelligence: Educational implications (pp. 3-31). New York: Basic Books.

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Nias, J. 1989. Primary teachers talking: A study of teaching as work. London: Routledge Penrose.

Schaps, E., Battistich, V. Y Salomon, D. 1996. Schools as a caring community: A key to character education. Molnar, A. (ed) Ninety-sixth yearbook of the National Society of Education (pp.127-139). Chicago: University of Chicago Press.

Scheffler, I. 1977. In Praise of the Cognitive Emotions. Teachers’ College Record, Vol. 79, Num. 2 pp. 171-186.

Schonert-Reichl, K.A. 2017. Social and Emotional Learning in Teachers. The Future of Children. Vol27, Num.1 pp 137-156Tennessee Department of Education. 2005. Incorporating Social and Emotional Learning into Classroom Instruction and Educator: https://gtlcenter.org/sites/default/files/SELToolkit.pdf

Waller, W. 1932. The sociology of teaching. New York, London: Wiley Wentzel, K.R. 2002. Are affective teachers like good partners? Teaching styles and student adjustment in early adolescence. Child Development, 73, (1), 287-301

Woods, P. y Jeffrey, B. 1996. Teachable moments: The art of teaching in primary schools. Buckingham: Open University Press.

Zins, J.E., Weissberg, R.P., Wang,M.C., Walberg, H.J. (Eds.). 2003. Building Academic Success on Social and Emotional Learning.

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