Calle Bahondillo Durante siglos fue la calle más dinámica de la ciudad, ya que por ella se accedía a la
población por la colada de santa Ana procedente de Castillo de Locubín, Los Villares o Martos. En la fundación de Valdepeñas (1539) recibió el nombre de calle Larga, en referencia a ser la más larga de las proyectadas en el plano fundacional del arquitecto Juan de Reolid. En 1602 era conocida como calle de Juan de Armenteros (en alusión a uno de los primeros vecinos que la habitaron), y desde entonces pasó a ser conocida como Bahondillo, en alusión a su curso descendente hacia el campillejo de santa Ana y el río de Ranera. En 1895, renombrada, tomó el nombre de Gonzalo Fernández de Córdoba (1453-1515), el Gran Capitán. La calle conectaba el centro urbano con el ejido de santa Ana, donde estaban las eras para el uso agrícola y ganadero, lugar donde a finales del siglo XVI se erigió una ermita dedicada a la santa, que desapareció en el siglo XX. En el edificio de usos múltiples municipal, en el número 55, se levantó en el siglo XVI el Hospital del Salvador, un centro benéfico y asistencial en el que se recogían pobres y transeúntes y en el que se fundó una Cofradía de la Caridad en 1550, una de las más antiguas del reino de Jaén. Es una de las calles más importantes en el calendario festivo y tradicional de Valdepeñas de Jaén, ya que por ella discurren desde hace más de tres siglos las procesiones de recibimiento y despedida de la imagen del Cristo de Chircales.
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Calle Cristo 1969 La calle Cristo es una de las más largas de la población, con casi cuatrocientos metros de longitud y conecta el centro urbano con el paraje del Chorrillo desde 1539. Por ello se trata de una de las calles más antiguas de Valdepeñas de Jaén. El origen de su nombre es incierto, aunque puede deberse a la existencia en ella del huerto que el vecino Miguel Ruiz de Montoro y su esposa Catalina López donaron para la fundación del Santuario del Cristo de Chircales en 1568 y con cuyas rentas se ayudó al culto hasta el siglo XIX. La calle ha recibido distintos nombres. El más antiguo, el de calle del Horno del Vidrio, en alusión al edificio que durante los siglos XVI y XVII se levantó en ella para fabricar piezas de vidrio y que fue uno de los principales centros de su producción en Andalucía. A finales del siglo XIX fue renombrada con el nombre de Calle del General Prim, en alusión al líder de la revolución de 1868. En el tramo más cercano al Chorrillo existe una estrecha Plaza que toma el nombre Zacatín, en alusión al lugar donde se compran y venden ropas. Los textiles tuvieron gran importancia en la historia de Valdepeñas, muchos vecinos se dedicaron a la explotación de la lana (existiendo hasta dos batanes y muchos telares), incluso era tradicional el cultivo de cáñamo, lino o de las moreras para la obtención de la seda.
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Calle Farjas La Calle Farjas fue construida entre los siglos XVIII y XIX en un amplio terreno de monte. Durante ese tiempo hubo gran necesidad de viviendas en Valdepeñas de Jaén, dado el importante crecimiento demográfico que vivió la población. En 1791 un grupo de vecinos solicitó al Ayuntamiento construir casas en los terrenos del Chaparral, que eran de propiedad pública. En la urbanización de la calle, con su prolongación en la actual Calle Chaparral, intervino el arquitecto Miguel de Landeras, que recibió en pago uno de los solares. Poco a poco fueron levantándose las casas, con el compromiso de cada vecino de construirlas antes de cuatro años. La Guerra de la Independencia (1808-1814) contra los franceses paralizó mucho la construcción, ya que el destacamento de soldados enemigos que estaba acuartelado en Valdepeñas asoló el monte, talando muchos de los árboles y carboneando su madera. De esa tala, y de la construcción en la calle de amplias farjas, en las que transformar la leña en carbón, tomó la calle su popular nombre. En 1895 la calle se llamaba Sagunto, en conmemoración al pronunciamiento del general Martínez Campos que restauró la monarquía borbónica en España en dicha localidad valenciana en 1874.
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Plaza del Patín, 1967 El nombre de ‘Patín’ hace alusión al rellano o delantera de una casa situada en desnivel. La casa no pudo ser otra que la monumental casa solariega que la familia Arceo-Gamboa poseyó en este lugar desde la fundación de Valdepeñas en 1539 y que ocupaba toda la cara sur de la Plaza. Casa levantada por el caballero flamenco Joaquim Leclerq (uno de los primeros pobladores de Valdepeñas, y el fundador de los Molinos de santa Ana), sobre la que su sucesor el contador de Felipe II Don Agustín de Arceo fundó un Mayorazgo y la convirtió en su casa solariega desde 1561. La casa fue centro agrícola y ganadero, dotada de amplios espacios para recoger los frutos y granos propios del mayorazgo de esta importante familia, llegando a albergar a finales del siglo XIX un teatro. Desde 1865, por suscripción de los vecinos del Bahondillo se levantó en el centro de la Plaza una fuente con pilar abrevadero, que con el tiempo fue sustituída en el siglo XX, por una fuente ornamental en la que el agua corría desde unos curiosos surtidores en forma de rana, de gran popularidad.
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Plaza de la Constitución La Plaza de la Constitución es el corazón del urbanismo de Valdepeñas. El centro neurálgico de la ciudad desde la fundación de 1539. En su perímetro los fundadores ubicaron los principales edificios públicos: el concejo, las carnicerías, la posada, la iglesia, etc. La convirtieron también en el centro de la vida social y económica, y la Plaza ha sido testigo de los principales acontecimientos de nuestra historia. Hasta mediados del siglo XX el Ayuntamiento poseyó una torre que acogía el reloj oficial de la ciudad, lamentablemente perdida con todo el edificio antiguo. En el siglo XVI, antes de que la torre se levantara, el Concejo compró un reloj mecánico que instalaron en la torre de la parroquia para anunciar a todos las horas. Hasta entonces la vida había estado regida por un reloj solar que los más ancianos recordarán colocado sobre el alero de la sacristía. Y que felizmente podemos observar en éstas fotografías como testigo mudo de nuestra historia. La Plaza siempre ha sido conocida con este nombre, pero según las vicisitudes histórico-políticas de cada momento ha ido cambiando de nombre: Plaza de la República, del Generalísimo, etc. Con la Constitución de 1978 recibió su actual nombre.
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Plaza de San Juan La Plaza de san Juan se alza sobre el antiguo ejido este de la localidad, confluyendo en ella los ejidos de los Terreros, del Hoyo de la Cruz y del Chaparral, un amplísimo terreno por el que Valdepeñas fue creciendo desde el siglo XIX y que alcanzó su apogeo en los años 50 y 60 del pasado siglo. En los años 40 Valdepeñas alcanzó el máximo histórico de su población, rozando los ocho mil habitantes y se creó una gran necesidad de nuevas viviendas. Se fueron levantando de forma irregular distintos grupos de viviendas en toda el área este de la población, cuyo corazón se situó en la Plaza de san Juan. El Ejido del Chaparral era protagonista en las dos ferias y fiestas que Valdepeñas de Jaén celebra desde hace muchos años. Por san Juan Bautista y en septiembre, el ejido era el lugar de celebración de las ferias ganaderas, que reunía a cientos de personas comprando y vendiendo ganados. La Plaza de san Juan fue poco a poco urbanizada, y en tiempo reciente acogió en su centro un monumento conmemorativo en recuerdo a las víctimas del Holocausto en Mauthausen (1940-45), de cruel y lamentable recuerdo para varios valdepeñeros. El monumento actual es obra del artista Juan Castro Mesa.
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Calle Real La calle Real es la calle principal de Valdepeñas de Jaén y data de su fundación en 1539. En su origen era conocida como calle ‘Real de la Plaza’ por ser la vía que conducía a la Plaza de la Constitución desde el camino procedente de Jaén por la Fuente de los Chorros y la Plaza de la Almadrá. En esta calle se ubicaron casas principales y establecimientos públicos (farmacias, correos y telégrafos, casino, etc.) desde el siglo XVI, y por ella discurrían las procesiones religiosas en la popular ‘estación’, siendo punto de encuentro y paseo en fiestas populares. En la calle se ubican en la actualidad los dos últimos ejemplos de heráldica familiar antigua de Valdepeñas, con los escudos de la familia López y González de Medina, antepasados del linaje García de Quesada, de gran importancia histórica en la ciudad. Aunque siempre ha sido conocida popularmente como ‘Real’ tuvo otros nombres, como Calle José Antonio (durante gran parte del siglo XX), o como a finales del siglo XIX cuando la calle fue renombrada como de ‘Carlos I’, en honor al rey-emperador en cuyo reinado tuvo lugar la fundación de Valdepeñas en 1539.
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Calle Quesada La Calle Quesada es una de las principales vías del urbanismo de Valdepeñas. Quizá la primera en ser trazada por su disposición central cruzando la trama urbana. El primer nombre por el que fue conocida fue como Calle de Luis Gómez Galán, en recuerdo de un alcalde y regidor del Concejo de finales del siglo XVI que habitó en ella. En 1895 la calle se llamaba Calle de Calderón de la Barca, en honor del dramaturgo y poeta universal del siglo XVII. La calle comunicaba de norte a sur el centro urbano y acogió muchas casas y lugares de interés. Destacando varias casas palacio, el horno y el molino aceitero de la familia López-González y García de Quesada (que ocupa en la actualidad la cooperativa panadera). Otro punto de interés de la calle, ya desaparecido, fue el popular Pilar del Salero, ubicado en la esquina con la calle Nueva. Era una fuente con abrevadero a la que acudían todos los vecinos y que ha tenido en la vida tradicional de nuestros antepasados una gran importancia, y que ha quedado en la memoria de todos.
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Valdepeñas de Jaén Un siglo de fotografías en blanco y negro (1875 -1975)
Juan Infante Martínez Calle Tesillo Popular calleja o callejón que une la calle Ladera con la calle Vera Cruz en sentido descendente, con orígenes en la fundación de Valdepeñas en 1539. En el siglo XIX la calle recibía el nombre de calle Estrecha, en evidente alusión a su acceso entre tapias y muros de las viviendas colindantes. En el centro de la calle se alza una coqueta y equilibrada plazoleta o campillejo. El nombre de Tesillo puede proceder de la palabra ‘teso’, que es el corral donde se reúne el ganado. Desde su acceso por la calle Ladera, la calle tuvo una hermosa vista de la monumental torre de la iglesia parroquial, tal y como recoge la fotografía
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Molino Alto de Santa Ana De origen medieval, el actual molino de Santa Ana comenzó a funcionar poco tiempo después de la fundación de Valdepeñas. Toma su nombre por su emplazamiento junto al Ejido y Ermita de Santa Ana, zona de acceso a la población por el oeste. En este lugar confluían las aguas de los manantiales del Vadillo de los Berros y de la Fuente de los Chorros que movían varias paradas de molinos. Llegó a haber hasta tres, dos harineros (Alto y Bajo) y uno aceitero. Desde 1566 los molinos quedaron vinculados al Mayorazgo de los Arceo-Gamboa, que tenían el privilegio del aprovechamiento del agua para los molinos, a cambio del pago de una renta anual de setenta fanegas de trigo al Concejo de Valdepeñas. Por su cercanía al casco urbano de la población, el sitio de los molinos de Santa Ana fue destino de la actividad agraria y preindustrial de Valdepeñas. Restaurado al completo en 2001, y en funcionamiento, alberga un museo etnográfico y de tradiciones y costumbres populares. Acoge actividades culturales, artísticas, gastronómicas, etc.
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Calle Parras La Calle de las Parras ha sido conocida por este nombre al menos desde 1602, llamada así por haber parras sembradas a las puertas de las casas. Su origen está en la misma fundación de Valdepeñas (1539). Desde el siglo XVII discurría por ella un caz de agua con la que se abastecían los vecinos y se regaban los huertos cercanos. En 1655 el obispo de Jaén don Fernando de Andrade y Castro compró unas casas y huertos para construir una casa de descanso, que con el tiempo se convirtió en un palacio en el que residían en verano los obispos de Jaén. El palacio fue construido por el arquitecto Eufrasio López de Rojas, autor de la fachada de la Catedral de Jaén. En el palacio residió hasta su muerte en 1816 el obispo fray Diego Melo de Portugal, muy unido a Valdepeñas por su mecenazgo caritativo y artístico. Aunque siempre conocida como ‘de las Parras’ la calle cambió de nombre varias veces en los siglos XIX y XX: Libertad Nacional (1869), Reyes Católicos (1895) y Capitán Cortés, en recuerdo al militar valdepeñero Santiago Cortés González (1897-1937).
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Santuario de Chircales El origen del Santuario del Cristo de Chircales se remonta a la Edad Media. Ubicado en el paraje de Chircales, a unos kilómetros del casco urbano de Valdepeñas de Jaén, el lugar aparece citado por primera vez en el Libro de la Montería de Alfonso XI de Castilla (+1350). En 1566 un vecino de Valdepeñas, Juan Ruiz Castellano, dona varias tierras para la construcción de un recogimiento de ermitaños “junto a unos villares de piedra de edificios viejos”. En el entorno de la iglesia del Santuario se localizan hasta doce ermitas rupestres, de distinto tamaño e interés, siendo la mayor contigua al edificio principal. Esa dotación dará origen a una fundación religiosa acogida a la influencia de la espiritualidad difundida por Juan de Ávila y sus discípulos formados en la Universidad de Baeza. En el eremitorio vivían seglares y religiosos ermitaños, presididos por un sacerdote como capellán y patrono de la fundación. Entre 1590 y 1609 se construyó la iglesia, que al menos desde 1606 acogía la pintura del Cristo de Chircales, que es de autor anónimo. En este Santuario de Chircales tuvo lugar el 5 de diciembre de 1957 una Misa para celebrar la fundación de la Cooperativa Olivarera ‘Cristo de Chircales’, día en el que se tomó ésta interesante e histórica fotografía.
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