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Pregón 2019
from Lugia 127 - 128
TRIBUNA
XXX Pregón de la Romería en honor al Santísimo Cristo de Chircales
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Presentación
Reverendo Señor Párroco.
Ilustrísima Señora Alcaldesa y miembros de la corporación municipal.
Señor Juez de Paz.
Señor Hermano Mayor de la Cofradía de Valdepeñas de Jaén.
Señor Hermano Mayor de la Cofradía de Jaén y miembros de las Juntas de Gobierno de ambas cofradías.
Cofrades, familiares, paisanos, amigos/as todos.
¡Buenas noches!
Queridos paisanos:
Quiero comenzar esta presentación dando las gracias a nuestro Cristo de Chircales. Por estar nuevamente aquí. Parece que el tiempo no ha pasado. Pero sí. La vida sigue de manera estresante y con la misma constancia que la primavera llega, nos volvemos a rencontrar una vez más.
Mercedes Peinado Escabias
Hace un año fui yo la encargada de pregonar la romería de nuestro pueblo. Privilegio del cual siempre estaré muy agradecida a Nuestro Señor, por haberme elegido para esta encomienda. Hoy siento que la emoción y la gratitud me desbordan.
Porque haber sido pregonera de la romería de nuestro Cristo de Chircales fue el mayor honor que pudo otorgarme Valdepeñas, en un gesto de cariño y de generosidad.
Me vienen a la memoria, grandes y gratos recuerdos de esa noche inolvidable, rodeada de muchos amigos. Y algunos de ellos, me consta, que tuvieron que hacer grandes esfuerzos para poder estar aquí.
También recibiendo el cariño y el apoyo, de toda mi familia, de todos vosotros.
Y cómo no, un recuerdo grato y muy especial a Don Antonio José Molina Estepa, por el gesto que tuvo de acompañarme con el piano. ¡Gracias Tote!
Después pudimos disfrutar de la extraordinaria actuación de la Coral, dirigida por este gran maestro de la música.
Quiero destacar también el gran honor que esa noche tuvimos todos, porque fuimos testigos de primera, y unos privilegiados, escuchando la magnífica y hermosa marcha que nuestro paisano Don Juan Miguel Molina Estepa le compuso al Santísimo Cristo de Chircales. Con mucha veneración y mucho amor. Gracias Juan Miguel, nuestro Cristo ya tiene marcha.
Quiero tener unas palabras de gratitud para nuestro querido paisano Fernando Illana, que tocó mi corazón en el acto del pregón. Un hecho de especial significado para mí. Fernando es un hijo de Valdepeñas que ama a su pueblo, a su gente, y a su Cristo de Chircales. Gracias Fernando.
También quiero dar las gracias a la hermana mayor, Manoli, y a toda su junta de gobierno, por depositar esa confianza en mi persona. Y cómo no, os agradezco en nombre de mi familia y en el mío propio, por todas las muestras de cariño que fuimos recibiendo. Gracias.
A lo largo del año ha transcurrido una nueva junta directiva, que ha sido elegida para llevar a cabo la labor diaria encomendada. Yo estoy segura de que lo vais a hacer muy bien, con gran acierto. Pues siempre tendréis la ayuda incondicional del Señor.
Enhorabuena al hermano mayor, Don Alberto Bravo y a toda la junta de gobierno. Gracias por vuestra disponibilidad, por vuestra generosidad y por asumir un cargo tan importante y comprometido como es servir a nuestro Cristo de Chircales. Gracias.
Hoy es un día muy especial para mí. Tengo el honor de presentar a la pregonera de 2019. Es tradicional que el pregonero sea presentado por quien lo fue el año inmediatamente anterior. La persona que habéis elegido, como todos sabéis, es nuestra querida paisana Doña Ana Sanz Infante.
Ana nació en 1969, en Jaén, hace 50 años. Y hasta los siete años estuvo con sus abuelos viviendo aquí en Valdepeñas. Pepe Infante y Capilla. Una familia muy querida y respetada por este pueblo. No puedo menos que tener un cálido recuerdo para tus abuelos, que desde su amor más profundo te cuidaron, te quisieron y fuiste para ellos la alegría en su matrimonio ya consolidado.
Recuerdo a tu abuelo. Un hombre fuerte, digno, trabajador. Y de profundas raíces religiosas. Como anécdota puedo decir que la Plaza, donde siempre vivieron, fue testigo de sus largos y continuos paseos diarios. Siempre los dos juntos, tu abuelo y tu abuela. Durante ese tiempo tu madre iba y venía a Jaén, donde realizaba su trabajo en Correos. Enseguida toda la familia os marchasteis a vivir a Jaén.
Recuerdo también a tu madre, Rosarito, gran mujer. Luchadora y trabajadora donde las haya. Dedicando su vida entera a cuidar de su hija, de sus padres, y más tarde también pudo cuidar y disfrutar del regalo de sus dos nietos.
Fue en las Teresianas donde Ana cursó sus estudios. Época de la que dice tener unos recuerdos muy bonitos. Tanto que le hubiera gustado haber trabajado en ese colegio.
Estudió Magisterio en la Universidad de Jaén. Hizo la especialidad de Infantil y más tarde se preparó por Audición y Lenguaje. Finalizando todos sus estudios con gran éxito y excelentes calificaciones. Es una mujer muy trabajadora y una enamorada del francés. Por eso se sacó el B1. Ahora trabaja en un colegio como maestra de religión. Trabajo que le apasiona y reconforta enormemente.
Ana y Rafa se conocieron siendo muy jóvenes. Se casaron en agosto del 91. Y se fueron a vivir a Castillo de Locubín. En este pueblo vivieron muy felices sus primeros años de casados. Trabajó como directora en la guardería de allí, hasta que, al año siguiente, Rafa, aprobó las oposiciones de Correos. Con lo cual, otro más a la empresa.
Por circunstancias de su trabajo, y dejándose conducir por el Señor Dios, recorrieron algunos pueblos y ciudades de España.
Cuando estaban en Las Rozas (Madrid), allí trabajó de administrativa en una empresa. Y allí recibieron la gran noticia de que iban a ser padres por primera vez. Noticia que cambió e iluminó completamente sus vidas. El pequeño Rafa nació en Jaén, en abril del 94. Ese mismo año destinaron a Rafa padre a Villacarrillo. Al poco tiempo, aumentó la familia y nació Jesús. Que vino a colmar la felicidad en la casa.
En este pueblo vivieron doce años. A los que Ana, califica de maravillosos. Encontraron muy buenos amigos con los que aún siguen teniendo contacto.
Empezó a trabajar como maestra de religión en Villacarrillo. Lleva veintitrés años ejerciendo esta preciosa profesión. Y actualmente ejerce en Jaén. Tiene los colegios de Santa Capilla de San Andrés, Muñoz Garnica, y en Torredelcampo, San Isidoro.
Ana merece los mejores elogios como esposa, madre y educadora. Ella tuvo, por unos años, la tarea de cuidar sola a los niños, porque destinaron a su marido a Jaén.
Como ella bien dice, siempre estuvieron los tres muy juntitos. Hasta que después de unos años, y de un tiempo, y con gran alegría, volvieron a reunirse nuevamente toda la familia por completo en Jaén.
Rafa el mayor ha estudiado en Sevilla, Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, y Jesús, en Granada está estudiando Gestión Forestal y Medio Ambiente Natural.
Hay una frase de todos muy conocida. Quien tiene un amigo tiene un tesoro.
Ana, tú eres esa persona, pues vives rodeada de amigos. Tienes amigos, en Valdepeñas, en Jaén, en todos los sitios y pueblos en los que has vivido. Eres muy afortunada. Porque has entendido la palabra amigo.
Todos los que disfrutan de tu amistad se sienten llenos de gozo. Porque la amistad que les ofreces es fecunda y productiva.
Y a tus amigos los asocias a tus sufrimientos y a tus alegrías. Como en una familia. Compartes tus esperanzas, tus proyectos y tu vida.
Eres feliz cuando llenas tu casa de todos ellos. Y compartís vuestras numerosas comidas, en ese patio tan bonito que tenéis aquí en Valdepeñas. Tus amigos te quieren y te necesitan. Llegan a tu casa, casi sin llamar.
Eres la clase de persona que todos quisiéramos encontrar, y tenerte de amiga. Yo doy gracias por haber tenido la oportunidad de conocerte un poquito
Mercedes Peinado Escabias
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más. Cuando vienes a Valdepeñas te llenas de alegría. Eres una valdepeñera nata. Enamorada de nuestro pueblo.
Pero si comparamos, quizá que encontremos a dos chicos muy próximos a ti, que están por ahí, que creo te superan en cuanto a lo de venir a Valdepeñas. Formáis una familia preciosa, con vuestros dos niños. Que son vuestros dos grandes amores. A los que sé que adoráis.
Como buenos valdepeñeros y desde hace muchos años Ana y Rafa se hicieron hermanos de la Cofradía del Cristo. Desde niños han respirado en sus familias el amor y la devoción a nuestro Cristo de Chircales.
Ahora ellos siguen los mismos pasos con sus hijos, inculcándoles esa veneración y el amor al Cristo. Acompañando a nuestro Señor en todos los actos procesionales que se realizan cada año.
Ana, tú eres la elegida para pregonar la Gloria del Señor. Abre tu corazón. Deja que tus sentimientos se derramen. Y haz grande esta noche que el Señor te ha regalado. Que nuestro Cristo de Chircales te ha regalado. Tú eres una enamorada de este pueblo y de esta gente.
Y sin más dilación te invito para que subas a este escenario.
Pero no puedo finalizar esta presentación sin decir desde lo más profundo de mi corazón: ¡Viva el Santísimo Cristo de Chircales!
Pregón
Reverendo Sr. Cura Párroco, Don Ildefonso Rueda Jándula.
Ilustrísima Sra. Alcaldesa, Dña. Laura Nieto Jaenes.
Y miembros de la corporación municipal. Sr. Juez de Paz Don Pedro Barranco Extremera y demás autoridades de Valdepeñas de Jaén.
D. Juan Infante Martínez, cronista oficial de Valdepeñas de Jaén.
Sr. Hermano Mayor de la Cofradía del Santísimo Cristo de Chircales de Valdepeñas de Jaén Don Alberto Bravo Estepa.
Sr. Hermano Mayor de la Cofradía del Santísimo Cristo de Chircales de Jaén, Don Bruno Expósito Aranda.
Juntas de Gobierno de las cofradías de Valdepeñas de Jaén, hermanos, hermanas, familiares, amigos y amigas, devotos todos del Cristo de Chircales. ¡Buenas noches!
Querida Mercedes, gracias por tus palabras. Nos conocíamos de vista, pero la tarde que pasamos juntas, hizo que llegáramos a saber más la una de la otra. Fue muy grato pasar ese ratito contigo. Debo decir que desde el primer momento que hablamos por teléfono, de ti solo salían palabras de ánimo y confianza hacia mí. Por lo que hemos hablado y gracias a la presentación que mi gran amigo Fernando hizo de ti en su momento, creo que puedo decir que eres una gran mujer de fe, una misionera en toda regla y en la que el Cristo de Chircales es el centro de tu vida.
En nuestras vidas tenemos algunas cosas que nos diferencian, por ejemplo, tú tienes una familia numerosa, una familia que ahora está completada por tus nietos, es el momento de disfrutar de ellos y a su vez ellos necesitan de su abuelo y su abuela, la mía en cambio es muy pequeña, pero ambas tenemos una coincidencia, nuestras familias nos han educado en
Ana María Sanz Infante
el amor a Cristo y en especial la devoción al Cristo de Chircales.
Tú sabes Mercedes llevar el mandamiento del amor que Jesús nos enseñó:
“Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”, por todos los lugares que te sea posible.
Tu vida a parte de tu familia es eso Amar al prójimo, es una ayuda desinteresada pero que estoy segura que te enriquece más que el mayor tesoro material que puedas tener. Es esa labor que llevas día a día, pero sin prepotencia o de manera interesada, simple y llanamente por el deseo de dar, dar lo mejor de ti. Regalar a los demás nuestra persona, regalar amor. Tenemos el ejemplo de la Virgen María, nuestra fuente de inspiración, ella fue la maestra en el servicio a los demás. Gracias de nuevo, Mercedes.
Gracias a la Asociación Cultural Lugia y a su nueva Junta Directiva, representada por D. José Manuel Marchal Martínez. Deseo que sigáis en vuestra labor de difundir la cultura de Valdepeñas de Jaén, con el esfuerzo y dedicación que siempre ha hecho esta asociación.
Este año es época de estrenos, dos pilares importantes de la historia y la cultura de Valdepeñas, han
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cambiado y ambos lo han hecho con un grupo de gente joven y entusiasta, uno la Junta de la Cofradía de Valdepeñas y otro esta citada asociación.
Gracias a Alberto y a la Junta de Gobierno por haber pensado en mí para realizar este pregón, espero y deseo que esté a la altura de vuestras perspectivas y sobre todo a la altura de lo que se merece nuestro Cristo de Chircales. Para mí como todos sabéis es un honor y un orgullo.
Vosotros estáis comenzando una nueva etapa, es momento de estrenos, también es vuestro primer pregón desempeñando los cargos que jurasteis el 24 de noviembre del pasado año. A algunos ya os conocía a otros no, pero en este tiempo que por estas circunstancias nos hemos tratado más, creo que sois personas jóvenes con muchas ganas e ilusión y, sobre todo, lo principal, con devoción y fe al Cristo de Chircales. Os deseo un buen caminar en esta aventura, nunca desfallezcáis, aunque se os presenten piedras en el camino, cuando estas lleguen (deseo que sean pocas) pensad siempre en Él, en el Cristo, Él os guiará en este recorrido. Siempre sentíos felices de lo que estáis haciendo porque todo lo que hacemos por el Señor fructifica doblemente.
Recogéis el testigo que la anterior hermana mayor, Manoli, ha dejado durante todos estos años, una labor encomiable en la Cofradía del Cristo de Chircales de Valdepeñas de Jaén.
Gracias a Don Ildefonso por su confianza puesta en mí y por su labor evangelizadora que hace en nuestro pueblo y por todo el esfuerzo y cariño que nos demuestra. Entiendo que a veces la tarea no sea fácil, pero puede sentirse feliz porque este pueblo de Valdepeñas lo aprecia y sabe de todos sus esfuerzos por llevar esta parroquia, esta pequeña comunidad cristiana.
También quiero recordar a todos los pregoneros y pregoneras anteriores a mí, todos los que han proclamado al Cristo de Chircales, ahora que yo me encuentro en su lugar, se por todos los torbellinos de emociones y sentimientos que pasaron ellos, aunque todos y todas tuvieron la misma meta, pregonar al Cristo de Chircales de la mejor manera posible desde el amor hacia Él.
Gracias a este pueblo, a su gente, que me ha regalado palabras de aliento y cariño desde el principio y habéis querido venir a escuchar este humilde pregón que sale del corazón y cuya misión es engrandecer y haceros llegar el amor y la grandeza del Cristo de Chircales.
Gracias a mi familia que me ha apoyado y animado para llevar a cabo esta tarea. Vosotros sois mi fuerza y mi alegría de vivir, vosotros me ayudáis a ser mejor persona. Mi familia es pequeña, pero se hace mucho más grande uniendo a mis amigos y amigas que hoy han querido acompañarme y darme sus ánimos a través de sus palabras a lo largo de estos meses y hoy con sus miradas de aliento que me están diciendo: ¡Tú puedes, adelante! Sabéis que sois muy importantes para mí. La verdadera amistad está siempre, somos un grupo de amigos que ha vivido mil batallas y aventuras porque eso es la vida, pero siempre juntos, ayudándonos y dándonos lo mejor de cada uno de nosotros. Gracias por estar aquí.
Me tenéis que permitir que hoy un día tan especial para una valdepeñera y devota del Cristo, recuerde a una persona que no cabría en sí de gozo al ver a su niña ante este atril, mi madre. Gracias a ella soy la persona que soy, ella fue una mujer luchadora que me enseñó el valor y el derecho a la Vida. Hoy sé que estarás feliz.
Esta noche todos los que estamos aquí compartimos muchas cosas, entre ellas quiero resaltar dos. Una el amor que sentimos por este pequeño pueblo de la Sierra Sur de Jaén. Un lugar que todos los que nos visitan no lo pueden olvidar. Por una parte, su gente, personas acogedoras y sencillas, por otro lado, sus paisajes y sus sierras que nos invitan a admirar la maravillosa obra de Dios, los colores como el verde de los olivos, sus aguas cristalinas y frescas del paraje natural de las Chorreras o sus frescos veranos que se prestan a que la gente salga a la calle en esas cálidas noches. Sabéis que vivo en Jaén, pero a mi familia y a mí, nos gusta Valdepeñas, de hecho, siempre que podemos estamos aquí. Yo adoro el pueblo cuando llega la primavera y ya las temperaturas son más agradables, el sol calienta más y estar en el patio de mi casa rodeada de una pequeña parte de la naturaleza. Allí se pueden vivir muchos momentos de paz,
conversaciones familiares o momentos felices con los amigos.
Durante muchos años de mi infancia viví en Valdepeñas con mis abuelos, mi madre trabajaba en Jaén y venía los fines de semana para estar con nosotros, en aquella época no era tan fácil y cómodo viajar. En mi memoria hay muchos retazos de momentos felices, como esos inviernos cubiertos de blanco y desear que llegará mi madre para jugar con ella y hacer muñecos de nieve ¡fue una etapa preciosa! Lo que os quiero decir con esto es que mi vida siempre ha estado ligada a Valdepeñas, soy una más, una sencilla mujer valdepeñera que, aunque haya vivido por varias localidades, siempre he estado conectada a este hermoso lugar.
La segunda cosa que nos une a todos los aquí presentes y la más importante de todas es el amor al Cristo de Chircales, un amor y devoción que adquirimos desde muy pequeños. Una unión de hermandad que une a las cofradías de Valdepeñas y de Jaén, que se convierten en una, en un todo porque todo lo que nos mueve en este caminar que es la vida, es Cristo y para los valdepeñeros en concreto es el Cristo de Chircales.
Recuerdo perfectamente el día que Alberto y Jorge llegaron a casa, en ningún momento podía imaginar que ibais a ofrecerme esta misión.
Mis primeros sentimientos fueron de nerviosismo, emoción algunas lágrimas se me escaparon (aunque los que me conocéis sabéis que eso es fácil en mi), sentí incertidumbre, pero rápidamente os dije, sí, sí quiero hacer esta tarea, deseo llevar al pueblo de Valdepeñas mis humildes palabras para hablaros de nuestro Cristo y digo nuestro porque Él forma parte de cada uno de nuestros corazones.
Soy consciente que era una labor difícil, pero os mentiría si no dijera que me sentí feliz. También tengo que confesaros que, durante la elaboración de este pregón, he tenido momentos de debilidad, de pensar ¿seré capaz? Ahora que ya me encuentro aquí ante vosotros, puedo decir que creo que lo he conseguido y doy gracias a Dios, ahora queda que sepa transmitiros el mensaje, la alegría que Jesús nos da y que nos produce el Cristo de Chircales. Le pido
al Señor que mis palabras fluyan ligeras y lleguen a vuestros corazones.
Tras hablar con Alberto y Jorge, inmediatamente fui a la iglesia a orar, a hablar con el Señor y pedirle que me ayudara, decía la Madre Teresa de Calcuta que la oración ensancha el corazón, hasta hacerlo capaz de contener el don de Dios. Él me había escogido y en ese momento me vino a la mente una frase que se me ha repetido varias veces a lo largo de mi vida. La primera vez me la dijo mi apreciado Don Juan Quiles, que era párroco de Villacarrillo cuando vivíamos allí y me habían informado que me trasladaba a Jaén. Es una frase que Jesús dijo a sus discípulos: “No tengáis miedo”. Fue entonces cuando le pedí al Cristo de Chircales que me diera el don de la palabra para saber llevar este acto de testimonio a todos vosotros.
Asimilar la noticia me hizo pensar en muchas cosas, recuerdos, emociones, valores … Valores que por desgracia están perdiéndose en esta sociedad en la que vivimos. Recuerdos que ahora desde la madurez entiendo y valoro más. Los valoro porque esos recuerdos son los que nos van formando como personas. Cuando abrimos esa maleta que llevamos en nuestras vidas, nos damos cuenta que esos recuerdos son los que nos ayudan a vivir. Es cierto que hay buenos y malos, de los malos también aprendemos, gracias a ellos intentamos hacer las cosas mejor, y los buenos nos ayudan porque nuestro viaje es más feliz. Cuando estamos abatidos, recordar lo bueno nos invita a seguir adelante.
La vida es un camino y en el damos muchos pasos, esos pasos son los que nos hacen ser humanos porque tenemos la libertad para que nuestro caminar sea sencillo, difícil o nos haga sentirnos plenos como personas y como cristianos.
A veces nos sentimos insaciables, queremos más de la vida, nos exigimos a nosotros mismos coger infinidad de caminos distintos porque ninguno nos hace felices. Nos sentimos como si nos faltara algo mucho más pleno y gratificante. Tal vez, la felicidad está ahí, en la vida misma y no nos damos cuenta y la buscamos por senderos equivocados.
portante, la felicidad es un regalo de Dios y está en nosotros desde que nacemos, en cada despertar, en la familia, en la naturaleza, en todo lo que nos rodea. Parte de esas cosas que nos deben hacer sentirnos plenos de felicidad, es la familia.
La mía, la que me educó y me enseñó a vivir empezó aquí en Valdepeñas. Mi abuela Capilla, jaenera de pura cepa, se casó y se vino a vivir a Valdepeñas, mi abuelo Pepe era de aquí, y en este pueblo formaron su hogar. Ella rápidamente se hizo a las costumbres de este lugar y como no, el Cristo de Chircales también la enamoró.
Cuando iba a llegar la feria todo se preparaba de manera especial, engalanábamos la casa, la ropa, igual que hacemos ahora, quizá también deberíamos engalanar más nuestros corazones que sean corazones humildes y estén disponibles para lo que el Señor nos quiera pedir. La humildad no es una opción ante la cual cabe declinar la invitación, sino una necesidad que mientras nos falte, nos sentiremos inquietos, sin paz, infelices.
La devoción al Cristo siempre ha estado presente en mi vida, recuerdo como mi abuela nos decía cuando el Cristo entraba a la plaza: “Las luces de la casa tienen que estar encendidas, que el Señor sepa que estamos aquí, que lo esperamos” Aún yo sigo diciéndoselo a mi marido y a mis hijos.
Cuando era pequeña y el Señor pasaba por la casa tengo en mi memoria a mi madre y mi abuela llorando emocionadas, yo no lo entendía si ver al Cristo era una alegría, una fiesta, ¿por qué lloraban? Ahora lo entiendo porque ahora me pasa a mí, lo he comprendido esas lágrimas eran y son lágrimas de alegría, de esperanza y de tristeza porque nuestros seres queridos ya no están y esa imagen del Cristo de Chircales paseando a la luz de las velas, esa luz que portan los devotos, luces que lo acompañan para agradecer, pedir o por el simple hecho de ir con Él. Nuestro Cristo es la luz que nos guía y nos hace salir de la oscuridad de nuestras almas, a veces somos llevados por caminos pedregosos. La luz, la Verdad y la Vida eso es Cristo para un cristiano y para los fieles del Cristo de Chircales. Él pasa desprendiendo aromas a nardos e incienso y ese caminar tranquilo, nos lleva al recuerdo, a la nostalgia y a la gratitud por volver a estar con Él.
Esta devoción y fervor que yo vivía de pequeña ha estado y está siempre, yo fui creciendo, acompañaba al Señor de mantilla (lo hice durante muchos años) , antes lo había hecho mi madre , fotografías encontradas en esas cajas de recuerdos , donde guardamos la mitad de nuestras vidas , me lo han demostrado muchas veces . Cuando ya no podía acompañarlo por distintas circunstancias lo esperaba con mi madre en el balcón, esos años ella me necesitaba y ese era mi sitio y así podía estar con ella y con Él.
Más tarde llegaron mis hijos y ellos también viven esa devoción a nuestro Cristo de Chircales, lo acompañan junto a su padre, mi marido, y lo hacen por su voluntad, por su amor, porque lo han vivido desde pequeños.
¡Cómo le gustaba a mi madre ver a sus niños y a su yerno con sus trajes y sus cetros! ¡Qué orgullosa se sentía! Para ella como cualquier abuela, sus nietos eran su razón de vivir, ellos eran su alegría. Recuerdo que el mejor regalo que le hicimos hace unos años por su cumpleaños fue una foto de mis hijos a los pies de la imagen del Cristo. Se la enseñaba a todo el mundo con orgullo y satisfacción, esa era su familia y su Cristo de Chircales.
Dice el Papa San Juan Pablo II que la familia es para los creyentes una experiencia de camino, una aventura rica en sorpresas, pero abierta sobre todo a la gran sorpresa de Dios. Es la base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por primera vez los valores que les guiaran toda su vida. Debemos saber cuidar nuestras familias y enseñar esos valores de tal manera que perduren siempre. La familia, un grupo de unión y amor, algo que debemos cuidar. Actualmente muchas familias se sienten perdidas, desestructuradas por una sociedad que no da valor a esa parte fundamental de la persona. Pidamos al Señor que nuestros hogares sean como el hogar de Nazaret, en ese hogar se respiraba amor, unidad, oración, trabajo, pero, sobre todo, una profunda comprensión y permanente solicitud de todos por todos. Cómo sabéis soy maestra y la asignatura que imparto es Religión y me siento muy orgullosa de ello. Siempre pienso que, aunque vivamos momentos difíciles para estos temas, la semilla estará en los corazones de mi alumnado, en unos niños germinará, en otros no, pero me siento feliz cuando veo a
Coral Polifónica Valdepeñas de Jaén
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mis alumnos ya mayores y me siguen llamando por la calle y me cuentan sus vidas, sus recuerdos de lo que les he enseñado. Eso me demuestra que algo por lo menos ha germinado. Aunque también debemos saber que en todo lo que hagamos tenemos que ser humildes, nunca podemos creernos indispensables, solo valdrá para el Señor cuando lo que hagamos, lo realicemos pensando en el amor de Dios. No es importante lo que uno hace sino como lo hace, cuánto amor, sinceridad, testimonio y fe ponemos en lo que realizamos, hago lo que Dios me ha encomendado, llevar su Palabra.
A mis alumnos les digo, mirad en el colegio podéis aprender matemáticas, lengua, inglés, etc., eso es muy importante por supuesto ya que sirven para vuestra cultura para vuestro desarrollo personal, pero yo os enseño a ser personas, buenas personas porque el mensaje del Evangelio, nos enseña a vivir, Vivir con mayúsculas y Amar al prójimo.
Aquí quiero detenerme y hablarles a mis hijos, a Rafa y a Jesús, a esta joven Junta de Gobierno y a todos los hermanos y hermanas jóvenes de la cofradía en general. Tenéis una tarea importantísima: Por favor, sed testimonio de Cristo, sois los encargados de demostrarles al resto de la juventud que el Cristo de Chircales, no es cuestión de moda, de edad o de ideologías. Coged la antorcha y demostrad que el
Cristo es algo más profundo, es amor, tradición, raíces, es Fe. Solo una palabra lo resume todo, Fe.
Esta nueva Junta de Gobierno del Cristo de Chircales es sabia nueva, fresca y todos debemos apoyarla, ayudarlos. Nosotros los mayores implantamos la semilla y ahora es momento de dejarlos a ellos seguir con esta apasionante obra que es nuestro Cristo y que ellos siembren nuevas semillas en otros.
Hace unos meses tuve la fortuna de conocer y asistir a un concierto de Nico Montero, un padre de familia, director de un instituto en Cádiz, que dedica su tiempo libre componiendo música católica. Sus canciones con ritmo y melodía están destinadas a llevar por todo el mundo al Dios de la Vida, como él dice, y que mejor manera que hacerlo con la música, que es medicina para el alma. Una de esas canciones me impactó y me hizo pensar, yo la trabajo con mi alumnado, pero creo que nos puede servir a todos. La canción se titula “Busco algo más” (os invito a que la escuchéis y reflexionéis en sus palabras).
Son muchos jóvenes y algunos más mayores los que buscamos y nos pasamos gran parte de nuestra vida queriendo conseguir una vida plena.
A veces nos encontramos perdidos, muchos jóvenes se ven sin rumbo, agarrados a falsos ídolos, al consumismo, etc.
La letra de esta canción nos habla de eso, de buscar algo más, de abrir los ojos, los oídos, los sentidos y el corazón a la llamada, a la propuesta de felicidad del Dios de la Vida, Él nos lo da todo, nos da sentido a nuestras vidas. Eso nos da a nosotros el Cristo de Chircales, nunca nos sentimos vacíos, nos llena y si en algún momento decaemos solo con acudir a verlo y hablar con Él, conseguimos que todo cambie, que todo tome otro color, otra mirada, otra perspectiva. Si sentimos que nuestra vida está estancada, acordonada por problemas, miramos al Señor y sus brazos nos acogen.
Hoy es el día de pregonar a los cuatro vientos que llega la romería del Cristo, su fiesta y llega tras la Resurrección, en la Pascua, en la primavera recién estrenada, en el renacer de la vida una vida que está unida a Él: “Yo soy la verdad y la vida”, nos dice Jesús. Es la época cuando los campos se llenen de flores, verdor, aromas y colores.
Desde primeras horas de la mañana de ese primer domingo de mayo, los valdepeñeros despertamos con cohetes, sonidos de música y repique de campanas, con el colorido de las carrozas y con la alegría de saber que ese día tenemos una cita y no es una cita cualquiera, hemos quedado con nuestro Señor.
La romería es eso precisamente, tradiciones que nos llevan a esperar ese domingo de mayo. Costumbres porque ¿quién vuelve al pueblo sin comprar estadales coloridos, que luego regalamos a familiares y amigos? La verdad es que si un año no los compramos es como si no hubiéramos ido.
La romería que nos une de nuevo a todos los valdepeñeros al Cristo de Chircales, aunque es cierto que a lo largo de todo el año peregrinamos a su santuario. ¡Cuántas veces cuando estamos caminando por ese hermoso paraje, hemos llegado allí y nos hemos puesto al cobijo del Señor!
Llegamos cansados física y espiritualmente y cuando entramos en la ermita nos sentimos curados, salvados, arropados por su mirada, porque el cobijo que el Cristo nos da es Amor, Fuerza y Esperanza.
Ese primer domingo de mayo el Señor nos reúne a todos e incluso acude gente de otros lugares, por
unos motivos u otros, unos religiosos, otros por pasar un día de campo con los amigos, pero por lo que sea al final terminan visitando al Cristo. Porque Él nos invita a convivir, a vivir ese día en común-unión.
Cuando llegamos a Chircales, paseando acompañados por las banderas ondeando al viento, y con los compases de la banda de música, nos acercamos a celebrar la Eucaristía con nuestro Cristo, donde Él se hace presente, escuchando su Palabra, nutriéndonos y recibiéndolo en nuestros corazones, Cristo se convierte en el Pan de Vida. Es en la Misa el lugar donde nos ofrecemos con y por Cristo, es un nuevo momento de convivencia, fraternidad y paz.
Al atardecer de ese domingo toca ya la despedida, justo cuando el sol va escondiéndose y la brisa de los primeros días de mayo va refrescando. Tras haber rezado el Rosario a la Virgen María y haber pasado un día festivo. Llega el momento de recoger y decir hasta el próximo año que si Dios quiere volveremos con el mismo entusiasmo.
Es igual que cuando termina la feria de septiembre, nos quedamos con la alegría de lo que hemos vivido, pero con la nostalgia de lo que ha pasado, del reencuentro con familia y amigos.
Aunque tengo que reconocer que esa época ¡me encanta! El pueblo se queda tranquilo con esos preciosos paisajes otoñales, con sus colores ocres y verdosos y esas tardes lluviosas. Ese tiempo es momento de recogida, una recogida interior.
Esos días de septiembre, me gusta ir a la iglesia a encontrarme con el Señor, ese silencio que hay nos invita a orar, a hablar con Él, a viajar a nuestros corazones, a reflexionar, a saber dar gracias por todo lo que nos regala día a día, pedir por lo que nos preocupa, reconocer nuestros fallos y solicitar su perdón.
Esos momentos de paz son tan necesarios, es decirle: “Señor que te conozca a ti y me conozca a mí”. Que reconozca mis debilidades y tú me ayudes a mejorarlas. Nos ponemos ante ti para parecernos más a tu persona.
También es cierto que no nos podemos quedar solo con esos días, el Papa Francisco nos dice: “No
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sigas a Jesús solo cuando te apetece, búscalo cada día encuentra en El a Dios que siempre te ama, el sentido de tu vida”
Ese júbilo que nos rodea por la fiesta, debemos seguir viviéndolo todo el año, sentir y vivir en Cristo. Sus palabras nos lo dicen en el evangelio de San Juan: “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida.”
El Señor nos invita a que practiquemos con esa luz que Él nos da la misericordia y la caridad y sé que esta cofradía tiene estas obras entre sus metas. Hablar de misericordia en estos días es un tema actual, el Papa Francisco desde sus inicios en el pontificado habla de ella. Vivimos en un mundo en general duro y frío, competitivo, un mundo donde se enfrentan y dividen los hombres y todos estos enfrentamientos ocasionan guerras, odios, etc. y se producen por la falta de amor. Los marginados, drogadictos, madres abandonadas, niños sin familias, enfermos terminales, ancianos, estas personas olvidadas de la sociedad, tienen que ser para nosotros, los cristianos, nuestra prioridad. Podemos orar, celebrar la eucaristía, evan
gelizar, hacer muchas cosas, pero si no lo hacemos bajo el sello de la misericordia, todo estará vacío, será irrelevante.
Misericordia es saber celebrar la Eucaristía y tras recibir a Cristo en nuestro interior, salir al mundo y encontrarnos con los pobres, enfermos y todos los que nos necesiten. Consiste en vivir la misericordia aprendiendo y tomando como ejemplo la misericordia divina.
La otra obra a practicar es la caridad, los cristianos debemos convertirnos en los instrumentos de la caridad de Dios. Esto ocurre cuando nos dejamos sanar y renovar el corazón por Cristo.
La caridad es un don, un regalo que no se puede expresar en el encuentro con los demás si antes no es generada en el encuentro con el rostro misericordioso de Jesús. Él nos dice en el evangelio de San Mateo: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos pequeños a mí me lo hicisteis” Eso es Cristo
Y si miramos la imagen del Cristo de Chircales veremos a ese Cristo en un madero, en una cruz. Él supo llevar su cruz, a veces nosotros también llevamos las nuestras, nos pesan y caemos como lo hizo Jesús camino del Calvario, pero gracias a Él volvemos a levantarnos porque le pedimos que nos ayude a llevarlas, a compartir el peso como lo hizo el cirineo con Jesús.
Junto a esa cruz María, la madre, nuestra madre, la que dijo Si sin dudarlo, que como cualquiera sufrió y sintió ese dolor desgarrador que sentimos las madres ante el sufrimiento o las injusticias a nuestros hijos. Una mujer que escucha, las madres no traicionan, están siempre, ella al pie de la cruz, dos momentos crueles, un hombre inocente que muere en la cruz, ultrajado y la agonía de una madre que acompaña los últimos momentos de la vida de su Hijo.
Me viene a la mente un poema de José Mª Pemán que aprendí cuando era pequeña en mi querido colegio de las Teresianas.
Dice así:
“Estaba la Dolorosa Junto al leño de la Cruz ¡Qué alta palabra de luz!
¡Qué manera tan graciosa de enseñar la preciosa lección del callar doliente! Tronaba el cielo rugiente La tierra se estremecía Bramaba el agua … María estaba, sencillamente.”
María sencilla, como siempre fue su vida, sencilla y humilde. Sufriendo y apoyándose en Juan y a la vez consolando al discípulo amado. Juan que también está junto a la cruz. A los pies de esa cruz hay una inmensa presencia de amor. Solo el amor ha sabido superar todos los obstáculos, solo el amor ha preservado hasta el final, solo el amor engendra otro amor.
No hace falta que os diga que tenemos un precioso lienzo donde se muestra el dolor, la injusticia, pero, sobre todo, lo más importante, lo que supera a todo en la vida, el Amor, que perdona y nos enseña a perdonar.
Jesús durante su crucifixión está atento a los demás, se preocupa del malhechor crucificado junto a Él, de su madre que va a quedar sola, ora para que no se pierdan aquellos que lo están crucificando.
Cristo nos ofrece un amor paciente que sabe esperar, que confía en nosotros, sabe cómo somos, es paciente con nuestras debilidades, pero lo más hermoso es que Él nos ama así.
Muchas veces en nuestras vidas nos quedamos en la zona de confort, donde nadie nos moleste, así estamos seguros pero muchas veces nos invade la tristeza y nos damos cuenta que es fuera de esa zona de confort, de conformismo, donde podemos hacer realidad nuestros sueños porque los miedos nos impiden salir, romper barreras. Para tener el valor de salir y romper con las cadenas, solo necesitamos la Fuerza, Jesucristo es esa Fuerza que te llena de confianza, te da la mano para saltar y para conseguir juntos todo lo que nos propongamos, salir a un mundo con muchas aventuras, pero seguros de que Él siempre nos sostendrá.
Volviendo de nuevo a la música, hay unos fragmentos de una canción que dicen así:
“Gracias quiero darte por amarme Gracias quiero darte yo a ti Señor Hoy soy feliz porque te conocí […] [ …] Toma mi vida, hazla de nuevo yo quiero ser un vaso nuevo”
Eso le pido yo al Señor De Chircales que me haga como hace el alfarero, ser un vaso nuevo, porque gracias a Dios por amarnos sin medida, sin distinciones, gracias Señor por conocerte y haberte acercado a mí, por verte en la naturaleza, en mi familia, amigos, en mi alumnado y en mis compañeros, gracias por dejarte conocer.
Este año la diócesis de Jaén celebra el año de la misión y que mejor ejemplo de misión es nuestra Romería, una manera de llevar a Dios a todos los valdepeñeros y valdepeñeras y a las personas que nos visiten ese día.
El Sr. Obispo dice que el Señor nos invita a llevar la Buena Noticia, el Evangelio, y que no estamos solos, nos acompaña el Espíritu Santo, podemos hacerlo solos, de dos en dos o en comunidad, porque todos somos Iglesia y nosotros ese domingo de mayo celebramos en comunidad en plena naturaleza, el amor de Dios.
Para finalizar este acto y reiterando el honor y orgullo que ha sido haber podido transmitir con todo mi entusiasmo y corazón estas humildes palabras para ensalzar al Santísimo Cristo de Chircales. Quiero pediros a todos los hermanos y hermanas que estemos alegres, que sepamos transmitir la alegría del cristiano. “Estad alegres porque Cristo ha resucitado” ha vuelto a nuestros corazones. Deseo que el Cristo de Chircales nos ayude a propagar esa alegría, el entusiasmo de la Buena Noticia. Nuestra alegría es la mejor manera de enseñar el cristianismo. Cuando los demás vean la felicidad en nuestros ojos, tomarán conciencia de su condición de Hijos de Dios. La alegría del Señor es nuestra fuerza.
Y si alguna vez cuando nos miremos al espejo y lo hagamos con los ojos del alma, nos sentimos defraudados de nosotros mismos, no desfallezcamos porque Cristo nos espera como un padre espera a su hijo, nos recibe con los brazos abiertos para redimirnos. Nos lo dice el himno de nuestro Cristo:
“Padre amante y cariñoso, Eres la esperanza nuestra.”
Por último, solo me queda desear e invitaros a que nos reunamos todos el próximo día 5 de mayo, si Dios quiere, para festejar y celebrar con fervor, buena convivencia, alegría y devoción la Romería al Santísimo Cristo de Chircales, ese Cristo que siempre está y estará en nuestras vidas. Gracias de corazón por permitirme compartir con vosotros, mi amor al Señor de Chircales. Y ahora todos juntos clausuremos este acto, diciendo:
¡Viva el Santísimo Cristo de Chircales! 27 de abril 2019