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Editorial

Editorial

FotograFíaS dE CiElo noCturno, por Paco Lendínez y Miguel Díaz

Este pasado invierno, nuestro nuevo presidente, Miguel Díaz, con su amigo Paco Lendínez, han aprovechado los buenas noches para obtener estas fantásticas tomas de cielo profundo. Aunque son principiantes en esta tarea, el resultado es extraordinario: cúmulos abiertos, globulares, galaxias... Imágenes de gran calidad, que deben animarles para seguir mejorando en este fascinante campo de la astronomía.

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El telescopio empleado es un Sky Watcher, N 200/1000 EQ5 Go To, con una cámara Nikon D3100, a ISO 1600.

¡Felicidades por vuestro trabajo!

cÚMulo aBIErto DoBlE, en Perseo

La famosa galaxia espiral M51,

rEMolIno, en Perros de Caza

El venusticio en yacimientos íberos de la región de Murcia

iNdiCios dE uN Culto al PlaNEta vENus asoCiado a uNa diviNidad iBÉriCa dE la FECuNdidad José Ángel Ocharán Ibarra Daniel Iborra Pellín

JUSTIFICACIÓN

Desde hace poco más de una década, diferentes artículos apuntan en la dirección que, en el primer milenio a.C., los habitantes del sur y este de la península ibérica conocían los venusticios y construían algunas de sus edificaciones en dirección a alguno de sus máximos ortos u ocasos (Baquedano y Martín, 2009; Esteban y Escacena, 2013; Esteban, 2014). Sobretodo se encuentran orientaciones al ocaso máximo sur del astro, como se ha visto en otros templos de todo el Mediterráneo (Iborra, 2015; Esteban e Iborra, 2016), pero no son descartables otras orientaciones que, por su similitud a los acimuts de Sol o Luna, tradicionalmente se han atribuido a los otros astros principales por el principio de economía. Sin embargo, las evidencias recientes (y que aquí exponemos) indican que quizá habría que replantear el estado de la cuestión. Un ejemplo claro de ello es el caso de Uruk (Irak). En los textos de una de las ciudades más antiguas de la humanidad (III milenio a.C.), se documenta el culto al planeta Venus en asociación con la diosa Inanna. Además, el zigurat de Uruk se alinea con la salida de Venus en su máximo sur pero, por su práctica coincidencia con el orto solar en el solsticio de invierno, no ha sido relacionado con el planeta sino con el Sol (Tiede, 2020). La semejanza entre los acimuts de solsticio y venusticio es asimétrica, siendo prácticamente idénticos en sus salidas (menos de un grado de diferencia) y bastante diferenciados en sus ocasos (más de cinco grados). En nuestra opinión, creemos necesario explorar la posibilidad de que detrás de las asociaciones tradicionalmente atribuidas al Sol o a la Luna (sobretodo en los ortos) pudiera encontrarse un culto a Venus que, a tenor de los descubrimientos recientes que se mostrarán, podría estar igualmente justificado en algunos casos. Tampoco habría que destacar la existencia de cultos dobles (o triples), pues la semejanza de acimuts entre el solsticio, lunasticio y venusticio es tal que los elementos de contexto serían los que decantarían la balanza en favor de una u otra divinidad, aunque no necesariamente se excluyeran las otras divinidades, pudiéndose darse el caso de cultos complementarios.

METODOLOGÍA

Durante el mes de noviembre de 2021 se visitaron algunos yacimientos íberos de la región de Murcia con el fin de dirimir la posible relación entre los mismos y el venusticio máximo sur al ocaso (que ocurría el día 5 de dicho mes), seleccionando previamente aquellos en los que en planimetría así se parecía pronosticar u otros donde ya se tenían mediciones astronómicas previas o que por sus características morfológicas o elementos de contexto pudieran estar relacionados con la simbología oculada, asociada a Venus por algunos autores (Caro Bellido, 1987) o una divinidad de origen astral. En los oculados se ha visto relación con el culto al planeta Venus desde la época sumeria, ya que el planeta reina tanto en el amanecer como en el crepúsculo. Por ello se mostrarán los casos de algunas cuevas santuario cuyas entradas dobles recuerdan a un par de ojos. Los yacimientos visitados fueron: la cueva de la Nariz (Moratalla), el santuario de La Luz (Verdolay), la cueva de las Brujas (Santomera) y el

templo de Atargatis en Cartagena. Por imposibilidad de realizar más comprobaciones in situ, se aportan simulaciones astronómicas realizadas con ordenador de los venusticios en los santuarios rupestres de Pozo Moreno (Verdolay) Cueva Negra (Fortuna) y Cueva Naia (Nerpio, Albacete). Además, se añaden las ya conocidas alineaciones venusinas de El Cigarralejo (Murcia) (Esteban, 2014) y El Oral (San Fulgencio, Alicante) (Esteban y Escacena, 2013). Se realizaron salidas de campo en diferentes fechas próximas al 5 de noviembre de 2021, el día del venusticio máximo sur al ocaso, el cual ocurre cada 8 años. Por la estacionalidad del fenómeno las diferencias entre estos días son despreciables y, aun así, se aplicaron las medidas correctoras oportunas con sofware informático (Stellarium 0.19.1) y la tabla histórica de declinaciones de Venus de Sprajc (2014) para todos los yacimientos visitados. Las horas que se presentan son siempre las locales.

CuEva dE la Nariz (Moratalla, MurCia)

El Santuario rupestre ibérico de La Nariz (Moratalla, Murcia), objeto de las intervenciones arqueológicas que dirigimos en los años 2011 y 2013 (Ocharan, 2017), se encuentra en el paraje denominado Umbría de Salchite, en la vertiente meridional del Calar de la Cueva de la Capilla, a media altura de ésta, sobre un cantil de unos 40 metros de altura. Utilizada principalmente como santuario rupestre ibérico entre los siglos III y I a.C., también presenta materiales anteriores (del Bronce) y posteriores (de cronología romana). La cueva de la Nariz (figura 1) es sin duda el ejemplo paradigmático de cueva santuario en la Región de Murcia, y contiene elementos irrefutables para considerarla un santuario rupestre con connotaciones astronómicas. De una parte, la arqueología dio un hallazgo espectacular, al aparecer en una de las cavidades que conforman el conjunto la conocida como diosa de Salchite, la cual presenta en el pecho un esteliforme en forma de asterisco. Por otro lado, según advirtieron Esteban y Ocharan (2016), las dos cavidades principales se orientan a dos efemérides astronómicas bien marcadas: el solsticio de invierno al ocaso una y el venusticio sur al ocaso la otra. No descartaron que la cavidad del venusticio tuviera relación también con uno de los lunasticios. Además, en lo más profundo de ambas cavidades existen sendas piletas naturales que recogen las filtraciones de agua, las cuales fueron modificadas artificialmente mediante la realización en ellas de pequeños canalillos rebosaderos y algunas cazoletas, lo cual indica un uso ritual del agua en la cueva. Además, en la cavidad orientada al ocaso del Sol en el solsticio de invierno se produce un efecto espectacular, pues los rayos alcanzan a iluminar el agua de la pileta, y el disco solar se vería centrado y alineado perfectamente con ella. Sin embargo, la arqueología indica una mayor abundancia de materiales en la cavidad contigua, desde la cual el solsticio de invierno no se vería de una manera tan destacable. La cerámica con la diosa del astro en el pecho apareció, además, en esta otra cavidad. El 13 de noviembre se realizó una visita nocturna a la cueva de la Nariz desde la cual se comprobó la visibilidad del ocaso de Venus en fechas cercanas a su ocaso máximo sur. Esta efeméride se produjo a las 20:23 horas, con un acimut de 233’5º y 1’8º de altura. La declinación correspondiente es de -27º.

En época de máxima ocupación del santuario, finales del siglo III y II a.C., la declinación del venusticio fue entre -26’3º y -26’8º. Por tanto, en

Figura 1 –La cueva de La Nariz, donde apareció la Diosa de Salchite (derecha), cuya simbología permite asociarla a un astro.

este caso la diferencia que se pudo observar y la que hubiera correspondido en el periodo íbero es únicamente de entre 0’2º y 0’7º, ya que la visita al yacimiento se realizó 7 días después del ocaso máximo de Venus. En la cavidad orientada al venusticio se observó perfectamente el ocaso del astro desde lo más profundo de la cavidad (figura 2), junto a la pileta de agua. Sin embargo, dicho venusticio, observado desde la cavidad orientada principalmente al solsticio de invierno, no se pudo contemplar con la misma claridad desde el fondo de la cueva, teniendo que forzarse la visualización pegándose a la pared norte y situándose al nivel del suelo.

En conjunto, la cueva de la Nariz ofrece el contexto arqueológico perfecto para acreditar un más que posible culto al planeta Venus, atendiendo a su orientación astronómica, a la mayor presencia de materiales en la cavidad venusina, a las modificaciones realizadas en las piletas de agua y, sobretodo, a la aparición de la diosa del astro en el pecho. Esto no implica, en cambio, que el culto solar no esté presente, pues en la cavidad solsticial también se aprecia un uso ritual similar, aunque con menor proporción de materiales y ningún soporte simbólico asociable al Sol hasta el momento. Por estos motivos existen indicios suficientes para acreditar una mayor importancia del culto a Venus que al Sol en la cueva de La Nariz lo cual, de por sí, es toda una revelación según el paradigma tradicional de la arqueoastronomía en la zona.

Figura 2 - El venusticio observado desde lo más profundo de la cavidad de la cueva de La Nariz donde apareció la Diosa de Salchite.

El saNtuario dE la luz y la CuEva dE Pozo MorENo (vErdolay, MurCia)

El santuario ibérico de La Luz se localiza al sur de la ciudad de Murcia. Se trata de un santuario vinculado a los influjos religiosos de las corrientes mediterráneas (Lillo, 1993-94) y con un arco cronológico que va del s.V al I a.C, donde se constata un uso cultual al menos desde el s.V (quizá VI) en torno a un pozo para ofrendas y aras de cremación, todo ello cercado por un muro. Este conjunto posteriormente se estructuró en forma de terraza con acceso escalonado desde el oeste. Así muy posiblemente el santuario de La Luz constituiría en origen un loca sacra libera sin ninguna construcción hasta los s.III-II a.C., cuando se levanta el templo de inspiración grecoitálica in antis, de planta rectangular, con cella y pronaos. Esteban (2002) estudió el santuario de la Luz publicando que el análisis del horizonte no había proporcionado ninguna relación solar o lunar evidente, al orientarse la entrada del templo a un punto demasiado al sur para estar relacionado con el Sol y la Luna. Según sus cálculos, el templo se orienta a unos 228º ± 3º, con una altitud de 1º. La declinación resultante sería de -32º ± 2º. Sin embargo, teniendo en cuenta la proximidad de dicha orientación con el ocaso máximo sur de Venus, el día 5 de noviembre se realizó una observación de dicho venusticio desde el mismo santuario. Hay que recordar que, si bien los acimuts de Sol y Venus son casi idénticos en su salida, al ocaso presentan una diferencia de unos 5 grados, por lo que es más fácil distinguir entre una u otra orientación. El ocaso se produjo a las 20:13 horas con un acimut de 231’8º y una altitud de 3º. La declinación correspondiente es de -27’2º. Además, éste ocurría un poco al sur de la cima de la montaña a la que se orienta el santuario (el Morrón Grande de Sierra Espuña). Para la época de ocupación del santuario (entre el V y I a.n.e.), la declinación del venusticio osciló entre -26’3º y -26’7º. Por tanto, el ocaso de Venus ocurriría entre unos 0’5º y 0’9º más al norte, coincidiendo con la parte más elevada de Morrón Grande. Nuestra medición con brújula de precisión de los muros del santuario coincide con la de Esteban ya que, aplicando la corrección de la declinación magnética nos ofrece también un acimut de unos 228º.

Si bien es cierto que la orientación del santuario de la Luz no hubiera coincidido a la perfección con el venusticio en su época de ocupación por unos pocos grados, hay que tener en cuenta que los muros actuales son una restauración y, por tanto, la medición tiene un rango de error relativo en el que sí cabe perfectamente una orientación al venusticio intencionada. Además, la visualización del astro momentos antes de su ocultación hubiera sido perfecta (figura 3).

El hecho que el ocaso máximo de Venus ocurriera en la cima a la que se dirige el templo, teniendo en cuenta que su localización permitía haberlo orientado a 360º libremente, nos permiten considerar la posibilidad que el venusticio pudo tener una importancia fundamental para la edificación del santuario. Además, otros elementos de contexto, como el conocido como Vaso de Verdolay (Lillo, 199394), sugieren la existencia de un culto astronómico asociable con bastante claridad al planeta Venus, en asociación con una divinidad local similar a Astarté. La presencia de astros y el símbolo de la roseta, cuyo vínculo con la Astarté fenicia “están libres de toda duda” (Escacena, 2011-12), sugieren que la advocación del lugar sería el planeta Venus, personificado en la gran divinidad femenina de la fecundidad. Cabe referir que los días de visualización tanto como astro vespertino y matutino de Venus coinciden, casi con exactitud, con lo que dura de media un embarazo humano, hecho que Iborra (2015) propone como posible origen de la asociación del astro con las divinidades femeninas de la fecundidad (figura 4) A escasos metros del santuario existe una cueva cuyas dos oberturas se asemejan a un par de oculados: Pozo Moreno. Vinculada al agua por la proximidad de surgencias naturales, con materiales ibéricos hallados en superficie y con una orientación al oeste, recuerda extremadamente al caso de la cueva de La Nariz. De época posterior y también a escasos centenares de metros del lugar, existe un santuario con advocación a la Virgen de la Fuensanta donde su mismo nombre nos sugiere un culto relacionado con el agua que bien podría ser herencia de tradiciones ancestrales. Respecto a la cueva de Pozo Moreno, a escasos 20 m del templo de La Luz, también se puede contemplar perfectamente el ocaso del astro en su máximo sur y, según nuestra previsión, de nuevo sobre la cima de un accidente geográfico destacado al oeste, el cercano Cabecico del Tesoro, donde existe un poblado de cronología ibérica. Curiosamente, el templo de La Luz y la obertura sur de Pozo Moreno están orientados hacia una misma dirección, aunque sus visibilidades sean distintas (figura 5).

Figura 3 –Imagen de Venus justo antes de su ocaso alineado con el templo de La Luz, cuya recreación figurada ofrecemos a la derecha, según Lillo (1993-94)

Figura 4 –Astros y rosetas decoran el Vaso de Verdolay, en una escena ritual del templo de La Luz, según Lillo (1993-94).

Figura 5 –La cueva de Pozo Moreno y simulación del venusticio contemplado desde la obertura sur.

CuEva dE las Brujas (saNtoMEra, MurCia)

Situada en una elevación con un poblado de unas 20 o 40 casas que serían un fortín estratégico en la vía Complutum-Cartago Nova, en la cueva de Las Brujas de Santomera aparecieron materiales ibéricos que permiten calificar la cavidad como posible santuario rupestre, cuya ocupación se mantuvo desde el siglo IV hasta finales del III a.C., aunque el poblado presenta materiales hasta el I a.C. Por su orientación y posible catalogación como santuario, así como por la existencia de agua y la realización de actividades metalúrgicas probablemente mágicas y sagradas, se analizó la posible relación del lugar con el venusticio. El día escogido, por motivos climatológicos, fue el 3 de noviembre de 2021. La visibilidad del ocaso de Venus fue perfecta, aconteciendo ésta a las 20:26 horas y con un acimut de 234’3º y una altitud de 0’5º. Esto supone una declinación de -27’2º. Teniendo en cuenta el cambio histórico de la declinación del astro y que, por tanto, en la época de ocupación de la sierra Balumba ésta osciló entre valores de -26’3º y -26’8º, el venusticio observado por los íberos que visitaban la cueva de las Brujas hubiera ocurrido entre 0’4º y 0’9º más al norte. Utilizando medidas sobre plano y las correcciones oportunas, podemos determinar que el ocaso máximo sur de Venus sucedía en la cima de la sierra Montepinar, orográficamente la más destacada desde la cavidad (figura 6). Por tanto, también desde la cueva de las Brujas encontraríamos una relación fuerte con el venusticio, sin excluir la existencia de otras posibles asociaciones astronómicas, ya que también se dispondría de una buena visibilidad de solsticio o lunasticio, sin ocurrir estos, aparentemente, en un lugar tan destacado como el venusticio.

tEMPlo dE atargatis (CartagENa)

González-García, Belmonte et al. (2015) refirieron que, “observado desde el cerro del Molinete, el Cabezo de la Estrella ocupa el horizonte SE, siendo aquí donde se vería la puesta más meridional del planeta Venus”. Se añadía una hipotética conexión entre el nombre y el astro, teniendo en cuenta que en el cerro del Molinete existió un templo a Atargatis, la Dea Syria que en otros contextos se ha asociado a Astarté/Venus. El santuario, ubicado casi en el extremo este del cerro, no hubiera permitido una buena visualización del horizonte oeste, sino más bien al contrario o, en todo caso, al norte. Nuestras medidas sobre plano nos ofrecen una orientación del cabezo de la Estrella desde el Molinete de unos 255º, los cuales, aun otorgándoles unos ± 5º de error relativo, quedarían muy lejos de los 235º por los que, en un horizonte plano, ocurriría el venusticio. Sin embargo, se realizó una comprobación del ocaso del astro el día 13 de noviembre de 2021, ocurriendo éste a las 20:17 horas, en un acimut de 232’5º y una altura de 2’8º (figura 7, página siguiente).

Esta efeméride ocurrió en un lugar nada significativo del horizonte y, teniendo en cuenta la ubicación del santuario y su eje de orientación, creemos descartada la asociación del templo con el astro a un nivel puramente astronómico. Tampoco el cabezo de La Estrella podría tener relación con la efeméride, pues quedaría unos 20º más al norte.

Figura 6 –Venusticio máximo sur (VMS) desde la cueva de Las Brujas y simulación para la época íbera.

Figura 7 –Vista del venusticio desde el Cerro del Molinete, donde se ubica el templo de Atargatis.

El CigarralEjo (Mula, MurCia)

Como ya publicaron Baquedano y Martín (2009), la mayoría de tumbas de la necrópolis de El Cigarralejo se orientan con un patrón asociable al planeta Venus. El primer pico de frecuencia sería el ocaso máximo sur del astro y, el segundo, la salida máxima sur, punto que también sería asociable al Sol o la Luna pero de nuevo, por los elementos de contexto, los autores defienden la prevalencia de Venus.

De igual manera, el santuario (Esteban, 2014) presenta una orientación idéntica al máximo pico de frecuencia de las tumbas de la necrópolis, hecho que contribuye a asegurar la intencionalidad de estas y descarta el azar casi con toda probabilidad, pues la disposición del eje principal desde la ubicación del sancta sanctorum apunta a la cima del monte por donde se pondría Venus en su máximo ocaso sur. Estadísticamente, el 70/75% de las tumbas de El Cigarralejo, así como su santuario, estarían orientados a Venus y menos de un 10% presentarían una posible orientación lunisolar, por lo que la hipótesis venusina se vería claramente reforzada.

la Casa iiij1 dE El oral (saN FulgENCio, aliCaNtE)

De igual manera, el espacio ritual Casa IIIJ1 de El Oral de San Fulgencio está orientado al venusticio máximo sur al ocaso, aconteciendo éste en un accidente geográfico destacado del horizonte, la sierra de Pujálvarez. Este edificio singular presenta un altar taurodérmico de idénticas características a los de los templos del sur peninsular de época orientalizante. Por este motivo Esteban y Escacena (2013) comprobaron la arqueoastronomía de dicho espacio sagrado tratando de compararla con la de los templos tartésicos estudiados en su trabajo, algunos de ellos orientados al venusticio (Coria del Río, El Carambolo y Saltillo). No solamente encontraron idéntica orientación al ocaso máximo sur de Venus, sino que, además, éste ocurriría en la cima de una montaña destacada del horizonte por lo que, de nuevo, la hipótesis de un culto al planeta Venus en la cultura íbera se vería reforzada.

otros yaCiMiENtos siMilarEs: CuEva Naia y CuEva NEgra

Por su similitud con las cuevas santuario referidas en el presente artículo, creemos conveniente reflejar la existencia de otros yacimientos, como Cueva Naia (Nerpio, Albacete) o Cueva Negra (Fortuna), las dos vinculadas al agua, con una morfología similar a un par de ojos y ambas dos utilizadas como santuarios rupestres. Cueva Naia se ubica casi en el límite noroeste de la Región de Murcia y, aunque se encuentra prácticamente inédita y sin excavar, ha sido catalogada como santuario rupestre ibérico (Ocharan, 2017). La cavidad presenta una morfología similar a la de la cueva de la Nariz, ya que posee dos espacios separados por un saliente de piedra natural, y cabe referir que ambas se encuentran a menos de 20 km de distancia. Los materiales aparecidos en Cueva Naia permiten datar su ocupación entre los siglos III y finales del I a.C. Por lo que respecta al santuario rupestre de Cueva Negra, en Fortuna, si bien tiene una cronología principal de época romana, algunos autores defienden que pudo ser ocupado desde

época íbera (Moneo, 2003; González Alcalde, 2005; Ocharan, 2015). Siendo un extenso abrigo de unos 74 m de longitud, de nuevo se encuentra dividido en dos espacios por una columna natural de piedra donde, además, existe un afloramiento de agua modificado antrópicamente y en cuya ubicación se concentraron la mayoría de los tituli picti romanos que atestiguan su uso como santuario. Esteban y Ocharan (2018) analizaron astronómicamente el yacimiento, encontrando únicamente una posible relación con la salida del Sol en el equinoccio desde un punto ligeramente al norte de la cima de la sierra de Abanilla. Respecto a la posible relación de ambas cavidades con el venusticio y, ya que no se pudieron visitar durante las fechas oportunas, se realizan simulaciones del ocaso de Venus en época íbera para ambos yacimientos desde las coordenadas de los mismo obteniéndose en ambos casos que se dispone de una perfecta visualización del venusticio sur al ocaso, si bien éste no ocurriría en un punto destacado del horizonte oeste (figura 8).

CONCLUSIONES

La dualidad morfológica externa de los santuarios rupestres estudiados en la Región de Murcia se presenta como una constante según nuestro estudio, siendo incuestionable en los casos de La Nariz, Cueva Naia, Cueva Negra y Pozo Moreno. En el caso de Las Brujas resulta imposible comprobarlo por el derrumbe sufrido en la cavidad, el cual modificó su apariencia exterior. Aun así, nos parece muy destacable que esta dualidad morfológica de las cuevas santuario presentadas se constata en el 80% de los casos con visos probables de haber constituido el 100%. En el caso de la posibilidad de un culto al planeta Venus en época íbera en la región actual de Murcia y zonas limítrofes, se tienen indicadores astronómicos claros en La Luz, La Nariz, El Cigarralejo, Las Brujas y El Oral, lo cual que nos permite presuponer la existencia de otros yacimientos igualmente orientados. Podría ser el caso de Cueva Naia, cuya forma, orientación y materiales recuerda a la cueva de la Nariz, además de estar a menos de 20 km de distancia, o la cueva de Pozo Moreno, también similar y vinculada al santuario de La Luz. Por otra parte, únicamente en el caso del templo de Atargatis en Cartagena los resultados no han sido favorables a nuestra hipótesis de partida. Otro santuario rupestre de la zona, el de La Esperanza, en Calasparra, ha sido completamente transformado al haberse construido en la cueva un templo cristiano, por lo que se hace imposible su medición exacta, si bien su orientación general

de nuevo es hacia el oeste y permite una excelente visualización del venusticio. Por tanto, de los 5 santuarios rupestres íberos localizados y analizados en la Región de Murcia en el presente artículo, en el 100% de los resultados se dispone de una visualización perfecta del venusticio, ocurriendo éste, además, en lugares orográficamente destacables en un 60% de los casos (La Luz, Pozo Moreno y Las Brujas). Además, la iconografía de la Diosa de Salchite, asociada a un astro cuya

Figura 8 –Simulaciones del venusticio visto desde Cueva Naia (izquierda) y Cueva Negra (derecha).

simbología en forma de asterisco ha sido relacionada con Venus desde época mesopotámica, refuerza la teoría que la orientación astronómica de estos espacios en su funcionalidad ritual fue, a nuestro parecer, rotundamente relevante. Nos gustaría finalizar subrayando el dato de la perduración de estos espacios sacros, indiscutiblemente en los casos de los templos cristianos de La Esperanza o La Fuensanta, vinculada ésta a Pozo Moreno y el templo de La Luz. Lo detectamos igualmente en Cueva Negra aún a finales del siglo XX, pues seguía existiendo la tradición de subir a la cavidad a bendecir sus aguas en el día de San Juan (solsticio de verano) y, durante la Cuaresma (relación lunisolar con el equinoccio de primavera), se bendecía con el agua que brota de este santuario. Incluso encontramos iconografía cristiana asociada a la Virgen del Carmen de Murcia que se asocia con dos astros y un creciente lunar. Esta divinidad del catolicismo, patrona de los marineros y con los títulos de Stella Maris o Estrella de la Mañana desde las letanías lauretanas aprobadas por Paulo V, presenta simbología y atributos relacionables con las divinidades locales prerromanas asociadas a Astarté o Tanit, ambas representaciones antropomórficas del planeta Venus sin ninguna duda. Por tanto, a nuestro parecer queda evidenciada la alta posibilidad de un culto al planeta Venus en la Región de Murcia durante la época ibérica, asociado a una divinidad local de manera indiscutible al menos en el caso de la cueva de La Nariz y que, sin excluir otros cultos astronómicos, incluso podría haber superado en importancia a la divinidad solar, como también indica la arqueología en La Nariz. La semejanza de las cuevas santuario presentadas con la simbología oculada, también asociada a la Astarté fenicia y, por tanto, al planeta Venus, refuerza la existencia de un culto local a la diosa de los ojos que, desde Mesopotamia, se relaciona con el tercer astro más brillante del firmamento.

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titaguas Serranía Alto Turia ha obtenido en 2017 la certificación de "Reserva Starlight" otorgada por la Fundación Starlight y avalada por la UNESCO. Esta certificación acredita que no hay apenas contaminación lumínica, siendo un municipio respetuoso con el cielo oscuro para la Observación Astronómica. ‘Apaga una luz y enciende una estrella’ ESCUELA DE CIENCIAS “COSMOFISICA” c/San Cristóbal, 46 - 46178 TITAGUAS Valencia (Spain)

Extraterrestres (IX)

Miguel Guerrero rupestreguerrero@gmail.com

La gran pregunta por la cual ha surgido esta serie de artículos es la de si existe vida extraterrestre. Pero esta es una pregunta incompleta, porque se expresa en tiempo presente. Sería como preguntarse si existen los dinosaurios. Teniendo en cuenta la inmensidad del Universo, tanto en espacio como en tiempo, y las evidencias que hemos visto, la existencia de vida en sus estados más primarios debería ser algo muy común en el Universo.

Si la vida simple extraterrestre es común, entonces también debería existir vida compleja tipo los animales que conocemos, pero por lógica, en mucha menor proporción. Y si existe vida compleja también podrían existir civilizaciones que alcancen a comprender la física y las matemáticas, pero también en mucha menos proporción. Y si existen civilizaciones capaces de entender física y matemáticas, es posible que alguna de ellas haya alcanzado un nivel tecnológico que les haya permitido viajar entre las estrellas.

EN CaPítulos aNtEriorEs…

… hablábamos de que, de existir vida en el Universo, es evidente que la tecnológica debe de ser muy esporádica en comparación con la vida simple. Por lo menos eso es lo que parece, porque nuestra civilización ha tardado mucho en surgir desde que apareció la vida en la Tierra. Nuestro planeta se formó hace aproximadamente 4.600 millones de años y ha tenido condiciones de habitabilidad durante 4.400 a 3.900 millones de años, y seguirá siendo habitable al menos unos mil millones de años más. La vida simple surgió bastante pronto en la Tierra, tardó aproximadamente entre 200 y 800 millones de años después de que se dieran las condiciones adecuadas para ser habitable. Sin embargo la civilización tecnológica capaz de viajar en el espacio ha tardado cerca de 4.000 millones de años en surgir.

En cuanto a lo que se refiere a vida simple y compleja no tecnológica, aunque no la hayamos encontrado en nuestro sistema solar no quiere decir que en nuestro vecindario estelar no exista. Y aunque no existiera en nuestro vecindario estelar, no quiere decir que en el resto de nuestra galaxia no exista. Y aunque no existiera más que la nuestra en nuestra propia galaxia, no quiere decir que no exista en alguna de las otras doscientas mil millones de galaxias. Y ahora hay que sumarle el factor tiempo: que no exista ahora, cuando intentamos detectarla, no quiere decir que no haya existido antes o pueda llegar a existir en un futuro en cualquiera de esos lugares donde apuntamos con nuestros aparatos.

En lo referente a vida tecnológica capaz de enviar señales o viajar entre las estrellas, hay que decir que en esta serie de artículos hemos visto que existen muchos impedimentos para que haya sido posible una visita de extraterrestres a nuestro planeta, especialmente si la visita proviene de otras galaxias. Por eso los que creen ciegamente que los extraterrestres nos han visitado parece que no tienen una noción clara de cuál es realmente la inmensidad del Cosmos. Un avión tardaría unos 17 años en llegar al Sol y un coche unos 150 años. Sin embargo la luz solo tarda poco más de 8 minutos, mientras que a la galaxia más cercana tarda 2,5 millones de años. Algunos piensan que una supertecnología extraterrestre podría ser capaz de detectar cualquier planeta con vida por muy alejado que estuviera, o incluso viajar a la velocidad de la luz o superior a ella, cosa que permitiría que civilizaciones extraterrestres nos pudieran visitar. Pero eso, aunque no imposible, es extremadamente complicado que pueda suceder, y generalmente tiene mucho más de ficción o de creencia que de ciencia.

Porque resulta que no se pueden conseguir ciertas cosas sin desafiar las leyes de la física y de las matemáticas. En el universo que conocemos dos y dos nunca serán cinco, ni aquí ni en la galaxia más lejana. Por muy avanzada que pudiera ser una civilización extraterrestre ésta nunca podrá desafiar la física y las matemáticas. Si es complicado forzar una situación para que 2 y 2 sumen 5, también es muy complicado que una civilización realice viajes programados por el tejido espaciotemporal como sucede con los agujeros de gusano. Hay cosas que aunque matemáticamente sean posibles, físicamente

no lo son. Y es complicado porque ya hemos visto algunas cosas como que la simultaneidad es relativa o que viajar en el espacio implica viajar en el tiempo. La simultaneidad es algo relativo en un universo donde todo se está moviendo a distintas velocidades, y por tanto, estamos desconectados tanto en el espacio como en el tiempo con todos los demás objetos del Cosmos, a menos que éstos estén muy próximos a nosotros (viajando sobre un mismo marco de referencia) como para que no nos afecten en gran medida los desfases temporales.

Aunque una civilización muy superior tuviera una tecnología que le permitiera la comunicación instantánea, al ser relativa la simultaneidad, no se podría garantizar que la comunicación es efectivamente simultánea. Pongamos otro ejemplo de “trampantojo cósmico” (como el del movimiento lateral de un láser que vimos en otro capítulo anterior), al que no le afectaría la relatividad de la simultaneidad, y que matemáticamente es posible pero físicamente no puede ser: Imaginemos un pequeño tubo relleno de punta a punta de pequeñas esferas del mismo tamaño que el diámetro del tubo (pongamos pelotas de ping-pong o canicas). Si introdujéramos una pelota o canica más por un extremo del tubo podríamos observar que, por muy largo que éste sea (aunque alcanzara estrellas o galaxias), la pelota o canica que se encuentre en el otro extremo va a salir de forma instantánea. De manera que con algún sistema tipo morse nos pudiéramos comunicar de forma instantánea con otra civilización de otra galaxia (una pelota=punto, dos pelotas=raya) De esta misma forma se comportan los electrones dentro de un cable, uno sólo no recorre todo el cable, si no que al aparecer uno nuevo todos los demás se desplazan liberando el último, por lo que la velocidad de la corriente en su conjunto es similar a la velocidad de la luz. Evidentemente el problema está en cómo construir un “tubo” así y que además no se vea afectado por los diferentes cuerpos, movimientos (rotación y traslación de los puntos de emisión y recepción) y campos gravitatorios que nos encontramos en el Universo, sin contar con la energía necesaria para mover todas las pelotas y algunos problemas más.

Lo que sucede es que a veces, incluso en muchas publicaciones medianamente serias, se va más allá de la ciencia con el pretexto de que alguna “supercivilización” haya podido conseguir tecnologías o ciencias muy avanzadas que desconocemos. Claro, si aceptamos que puedan haber tecnologías extraterrestres que permitan que los objetos materiales, y por tanto los seres vivos, puedan viajar a la velocidad de la luz o más, o atravesar agujeros de gusano, entonces se pueden hacer posibles muchas cosas que vemos en las películas. Pero cuando decimos: “si pudiéramos viajar a la velocidad de la luz...”, lo decimos porque así nos ayuda a comprender algunos conceptos de la física y las matemáticas, pero no quiere decir que esos conceptos puedan llegar a ser posibles. Sería como si dijéramos (para entender un determinado concepto) “si pudiéramos meter 40 elefantes (sin matarlos) en una caja de zapatos, pasaría tal o cual cosa…”. Pero ya no estaríamos hablando de que 2 y 2 son 4 o de que a un efecto le precede una causa, estaríamos hablando de otras cosas que no concuerdan con la realidad que nosotros percibimos, y ahí sí que podemos divagar. Entonces, si hablamos de fantasías, ficción o creencias, y aceptamos que existen divinidades, ¿entonces, por qué no vamos a aceptar que existen extraterrestres que puedan desafiar las leyes de las matemáticas y de la física? Sin embargo la ficción, las fantasías y las creencias no son el objetivo principal que persiguen las publicaciones de nuestro boletín.

ParalElisMo dE CivilizaCioNEs aNtiguas EN NuEstro PlaNEta CoN PosiBlEs CivilizaCioNEs EN El uNivErso

Durante toda su existencia, el ser humano ha sido consciente de que tenía un origen, de que había nacido en algún momento del pasado: todos los pueblos, primitivos o no, tienen tradiciones sobre su propia creación. Pero no se sabía nada de los hombres primitivos, nuestro conocimiento precientífico se basaba en creencias, y en nuestra cultura occidental creíamos que el mundo comenzó con Adán y Eva porque no sabíamos “leer” los registros arqueológicos. Habían señales de la existencia de los seres humanos antiguos, mucha información en los estratos, pero no sabíamos interpretarlos. Al igual que sucedía con el nulo conocimiento que teníamos sobre otras civilizaciones históricas y prehistóricas de nuestra propia existencia, es posible que hayan señales de otras civilizaciones viajando por el Universo que están ahí pero que todavía no sabemos interpretar, o simplemente no nos han llegado ahora, justo cuando buscamos (llegaron antes o llegarán después).

La dimensión temporal es tan importante en este asunto como las dimensiones espaciales, por eso, un paralelismo que nos ayudaría a comprender que no

todo es posible y que hay cosas que no pueden ser, se podría hacer con las pinturas o grabados rupestres. Hace un par de siglos nadie sabía que nuestros antepasados y algunas civilizaciones pasadas dejaron en petroglifos de cuevas y abrigos una serie de señales y mensajes con la intención de que permanecieran en el tiempo. Al principio solo se conocían 4 o 5 pinturas rupestres en toda la Península Ibérica, creyendo que era algo muy poco usual. Sin embargo hoy en día, con el desarrollo de las ciencias y de la tecnología, ya se han documentado miles de pinturas rupestres solo en nuestro país. Lo mismo ha ocurrido con los exoplanetas, lo mismo podría ocurrir con la vida y tal vez podrían haber muchas señales o mensajes de civilizaciones ET circulando por el Universo esperando que “alguien” las encuentre. Parece que pintar en las cuevas y abrigos era algo mucho más habitual de lo que creíamos, y por qué no, también podría ser que la vida exterior pueda ser más habitual de lo que pensamos.

Si nos centramos solo en el factor “tiempo” y obviamos el factor “espacio” (hay miles de cuevas y abrigos donde buscar), veremos lo complicado que es comunicarnos con quien ha dejado un mensaje en la pared de una cueva. Porque no es lo mismo encontrar un grafiti o un mensaje en una pared de una cueva, de alguien pidiendo ayuda con fecha de hace una semana o incluso 2 años, que un mensaje de pinturas rupestres de la edad del bronce o del paleolítico superior. En el primer caso tendríamos un paralelismo que se correspondería con mensajes procedentes de estrellas cercanas y en el segundo con estrellas y galaxias lejanas. En el primer caso podríamos llegar a contactar o encontrar a la persona que dejó el mensaje porque de alguna manera somos contemporáneos, sin embargo en el segundo caso nunca podríamos contactar con las gentes que escribieron esos mensajes. Lo mismo ocurre cuando tratamos de contactar con civilizaciones de estrellas cercanas o con galaxias lejanas. En el primer caso podríamos contactar porque “somos contemporáneos”. Un radio de 20 o 50 años-luz permite contactar mediante ondas electromagnéticas en un tiempo compatible con una vida humana o incluso unas pocas generaciones; sin embargo, contactar con la galaxia más cercana necesita más tiempo que el que ha pasado durante toda la evolución de la humanidad. Además, las pinturas rupestres dejadas en el exterior se deterioran con facilidad (las pinturas se borran con las inclemencias y el paso del tiempo) al igual que las ondas electromagnéticas con el cuadrado de la distancia. La suerte es que las cuevas han conservado en relativa buenas condiciones las pinturas rupestres, pero porque hablamos de miles de años, no de millones.

Si es imposible poder comunicarnos con las gentes que vivieron en el paleolítico, ¿por qué iba a ser más fácil comunicarnos con civilizaciones de otras galaxias, si, precisamente por su lejanía, sus mensajes son mucho más antiguos que los mensajes de estas gentes del paleolítico? Las pinturas y grabados paleolíticos han sobrevivido a duras penas 20.000 años, pero ¿sobrevivirían 5.000 mil millones de años? La respuesta es no, entre otras cosas porque para entonces la Tierra ya se habrá desintegrado. Pues pretender captar “justo ahora” (tiempo que dominamos el electromagnetismo) unas señales extraterrestres provenientes de galaxias a miles de millones de años-luz o más allá del horizonte de Hubble es igual o más complicado.

¿ENtoNCEs, si quErEMos ENCoNtrar vida Et, dóNdE BusCaMos?

Es de suponer que cualquier civilización querrá encontrar otra vida o contactar con otras civilizaciones, pero no solo estaría bien que nos encontraran, nosotros también queremos hallar vida y señales de otras civilizaciones. Como resulta que hace millones de años no podíamos buscar y dentro de otros dos seguramente tampoco, tenemos que conformarnos con buscar en nuestro presente a pesar de que lo que pudiéramos estar detectando no esté en nuestro presente. ¿Pero dónde buscamos? Se sabe que hay más estrellas en el Universo que granos de arena en todas las playas de la Tierra. Si escondiéramos uno de estos granos de arena (que representa la Tierra) a un metro de profundidad en una playa cualquiera, ¿qué probabilidades tendría alguien de encontrar ese grano de arena? Por otra parte, no es lo mismo buscar vida simple que vida inteligente. Para buscar vida inteligente no hace falta apuntar de forma focalizada (aunque esto ayuda mucho más), con encontrar una señal que llegue a nuestros receptores y después averiguar de dónde proviene, nos bastaría. Sin embargo, para buscar vida simple es preciso hacerlo de forma focalizada, hay que buscar planetas de uno en uno. Pero hay muchos planetas y potenciales objetos habitables.

Cuando alzamos nuestra vista hacia un cielo muy oscuro, en un lugar privilegiado como puede ser el Observatorio del Roque de los Muchachos, en la isla de la Palma, a 2.400 metros de altitud,

donde existe una Ley de Protección del Cielo y la contaminación lumínica es mínima, con tiempo despejado y sin Luna, es posible que podamos ver alrededor de 2.500 estrellas. Nos parece una cantidad de estrellas enorme, sin embargo sabemos que nuestra galaxia contiene entre doscientos y cuatrocientos mil millones de estrellas (figura 1). Si con el objetivo de encontrar vida en otros mundos pudiéramos visitar (viajando instantáneamente) una estrella por segundo, necesitaríamos 83 años, es decir, toda una vida para visitar solamente 2.600 millones de estrellas. Eso representa solo el 1% de todas las estrellas que hay en nuestra galaxia. Pero, por si fuera poco, nuestra galaxia solo es una entre doscientos mil millones que pueblan el Universo. Volvemos a repetir, pero con galaxias: si pudiéramos visitar una galaxia por segundo necesitaríamos 83 años o toda una vida para visitar solamente 2.600 millones de galaxias. De nuevo eso solo representa el 1% de todas las galaxias. Pero hay más, cada estrella tiene muchos planetas orbitando, y se estima que hasta 100.000 planetas y planetoides errantes. Y cada planeta tiene varias lunas, y sabemos que en muchas de estas lunas y planetas errantes también se pueden generar condiciones para la vida. A sí que, la principal pregunta es, ¿dónde buscamos? En primer lugar deberíamos buscar en nuestras proximidades o vecindario estelar. Pero si finalmente no encontráramos nada en él y queremos buscar más lejos, ¿dónde apuntamos nuestros aparatos? Por suerte, y gracias a la ciencia, podemos seleccionar lugares de preferencia. Se estima que solo un 20% de las galaxias son habitables debido a la radiación y luminosidad de su población estelar. De manera que la cantidad se reduce a cuarenta mil millones de galaxias potencialmente habitables. ¿Y en esas galaxias, cuales elegimos y dónde buscamos? Veamos dónde buscaríamos en la nuestra.

Evidentemente hay que centrarse en buscar cerca de nosotros, cosa que ya estamos haciendo. Pero, como hemos comentado anteriormente, tenemos que tener en cuenta que recibir señales de civilizaciones extraterrestres es mucho más fácil en nuestro vecindario estelar que encontrar señales de vida simple. Porque encontrar señales de vida simple requiere viajar a los planetas y sus satélites para comprobarlo, (como estamos haciendo actualmente en Marte y otros satélites de planetas gigantes) o captar indios de vida mediante espectroscopía en exoplanetas, cosa muy complicada pero no imposible. Sin embargo, recibir señales electromagnéticas solo requiere captar ondas de radio. Es evidente que en nuestro Sistema Solar no existe ninguna otra civilización que pueda enviar este tipo de señales, porque si no, ya las habríamos detectado. Tampoco hemos recibido esas señales en un radio de 116 años-luz, que coincide con el tiempo que hace que podemos recibir señales electromagnéticas. Esto es así porque la relativa cercanía de los distintos planetas y satélites del Sistema Solar y de las estrellas cercanas nos permite enviar y recibir señales en un tiempo prudencial y sin que éstas se degraden en extremo debido la ley de la inversa del cuadrado.

Pero si no hemos recibido señales de nuestras estrellas vecinas, sí que podemos buscar signos de vida simple estudiando las atmósferas de los exoplanetas que orbitan en la “zona habitable” (figura 2, ver página siguiente) de sus estrellas. En astrobiología, la zona “Ricitos de Oro” se refiere a la zona habitable alrededor de una estrella. Stephen Hawking dijo que “el desarrollo de vida requiere que las temperaturas planetarias sean las adecuadas, como ocurre en el cuento Ricitos de Oro". La Hipótesis de “La Tierra Rara” usa este principio con el argumento de que un planeta no debe estar ni demasiado lejos ni demasiado cerca de una estrella y centro galáctico para sustentar la vida, mientras que cualquier extremo resultaría en un planeta incapaz de sustentar la vida. Tal planeta se llama coloquialmente “Planeta Ricitos de Oro”. Paul Davies defendió que “los observadores surgen solo en aquellos lugares donde, como la papilla de Ricitos de Oro, las cosas son por accidente, justas”.

Figura 1 –Nuestra galaxia, la Vía Láctea, como si pudiéramos verla desde el exterior. Contiene entre doscientas y cuatrocientas mil millones de estrellas.

Figura 2 –Zona de habitabilidad de algunos exoplanetas.

En la zona de habitabilidad el flujo de radiación incidente permitiría la presencia de agua en estado líquido sobre la superficie de cualquier planeta (o satélite) rocoso que se encontrase en ella. También debería contar con una masa comprendida entre 0,5 y 10 masas terrestres y una presión atmosférica superior a 6,1 mbar. Si es muy pequeña no tendrá suficiente oxígeno y si es muy grande la gravedad haría difícil que la vida surgiera o evolucionara.

Pero la zona de habitabilidad no es garantía de que en todos los sistemas planetarios existan planetas habitables, ni que todos éstos contengan vida. Hay que sumar algunos factores que favorecen la existencia de condiciones para la vida. Algunos de esos factores que no tuvo en cuenta Drake en su fórmula son por ejemplo: . 1- La Luna: Si la Luna no existiera, la Tierra giraría muy rápido y la vida no se hubiera formado tal y como la conocemos. Cuando se creó la Tierra y acabó su acreción, su giro era estrepitoso, completaba una órbita en 3 o 4 horas. Supuestamente, un golpe azaroso de un planeta similar a Marte, conocido como Theia, impactó con la Tierra en un ángulo muy raso o inclinado y dio lugar a la formación de la Luna.

2- Júpiter y Saturno: Tienen un campo gravitacional muy grande que atrae a comentas y asteroides que harían complicado el surgimiento e incluso la evolución de la vida si impactaran continuamente con la Tierra. Un impacto, que no pudieron interceptar los planetas gigantes, fue el que exterminó a los dinosaurios. Esto ocurrió hace 65 millones de años, pero sin los planetas gaseosos a la distancia adecuada, los impactos de asteroides o cometas capaces de extinguir especies, no sucederían cada 50 o 10 millones de años sino que ocurrirían a un promedio de cada 10.000 años, haciendo imposible el mantenimiento de la vida en la Tierra. La presencia de un gigante gaseoso en una órbita cercan a la estrella es importante para el surgimiento de vida en un planeta.

3- La inclinación del planeta respecto a su estrella: La inclinación del eje de la Tierra es de 23º, lo que hace que existan estaciones no tan extremas contra la vida. Con esta inclinación, los inviernos pueden ser fríos y los veranos muy calurosos, pero la vida llega a adaptarse a ellos. Si el eje estuviera más inclinado el surgimiento de la vida hubiera sido más complicado. Posiblemente se hubiera dado algún tipo de vida muy simple, pero no tan compleja como para que permitiera el surgimiento de una civilización.

4- Presencia de un campo magnético: Venus está en el límite interior de la zona de habitabilidad o zona “Ricitos de Oro”, mientras que Marte está en el límite exterior. Ninguno de ellos tiene campo magnético. En el interior de la Tierra, el remolino de hierro líquido genera el campo magnético protector de nuestro planeta. Este campo magnético es invisible pero es vital para la vida en la superficie de la Tierra porque protege al planeta del viento solar y los rayos cósmicos. Este tipo de radiaciones son dañinas para la vida.

Sin tener en cuenta estos factores y algunos más que no hemos mencionado, es difícil darle una resolución satisfactoria a la ecuación de Drake.

BusCaNdo EN NuEstro sistEMa solar

Marte es el principal planeta donde podríamos esperar encontrar vida. Es un planeta cercano, rocoso, y está demostrado que en la misma época que en la Tierra comenzaba a surgir la vida, en Marte también había cuencas acuáticas, lagos, ríos, glaciares y tal vez océanos. La falta de un campo magnético es la principal teoría que se baraja por la cual no existe vida en el planeta. El viento solar acabó con su atmósfera y por tanto con toda el agua que había en su superficie. Está demostrado que Marte tiene agua congelada y agua subterránea. Por todo ello Marte es uno de los planetas en nuestro sistema solar en los que podríamos encontrar algún tipo de vida.

Europa (figura 3, ver página siguiente) también es un serio candidato para albergar algún tipo de vida

simple a pesar de que este satélite de Júpiter está fuera de la zona “Ricitos de Oro” . La sonda Voyager envió las primeras imágenes de Europa a finales de los años 70, donde se pudo apreciar claramente que su corteza estaba compuesta principalmente de hielo. Gracias a las mediciones de la Voyager y especialmente de la sonda Galileo, se ha podido comprobar que bajo de ese hielo existe un océano de agua líquida. El mecanismo que hace que esa agua se mantenga líquida son las fuerzas de marea que ejerce Júpiter sobre esta luna. Se estima que este océano tiene 100 km de profundidad y que tiene más agua que todos los océanos de la Tierra juntos.

Hay otro satélite en Saturno, Encelado, que también es un serio candidato para albergar algún tipo de vida simple, como por ejemplo algún tipo de agente autónomo que complete un ciclo de trabajo termodinámico y que se reproduzca. Las mediciones realizadas por la Sonda Voyager y la Casini, demostraron que hay géiseres en su polo sur. Y se estima que bajo de una corteza de unos 30 o 40 kilómetros de espesor hay un océano de agua salada. Estos géiseres están emitiendo esta agua salada hacia el espacio.

Titán es tal vez el principal candidato para encontrar vida simple. Es otro satélite de Saturno que fue explorado por la sonda Casini y el módulo de aterrizaje Huygens. Estas sondas realizaron importantes descubrimientos sobre este satélite. Titán tiene también atmósfera, aunque no se parece nada a la nuestra, y es una fuente prácticamente inagotable de hidrocarburos que tiene unos ciclos similares a los nuestros del agua. Hay lluvias de metano, tormentas de nieve de metano, ríos, lagos y mares de metano. Se especula con que bajo de la corteza y de toda esa estructura de hidrocarburos hay también un océano de agua líquida. Aunque no está del todo demostrado que las fuerzas de marea de Saturno sean las responsables de esa agua líquida.

Ganímedes (figura 4) también posee bajo su corteza un océano de entre 100 y 200 Km de espesor con más de 100 veces más agua de la que hay en la Tierra. También se especula conque Ganímedes pudiera tener varias capas de agua y hielo alternativas, a modo de capas de cebolla, es decir, sucesivas capas de hielo que separarían un océano de otro. El agua está líquida a causa de las fuerzas de marea, pero también a causa de un núcleo de hielo fundido que genera un campo magnético y calor por desintegración radiactiva.

Calixto es la luna más alejada de los cuatro satélites galileanos. En este caso no hay fuerzas de marea ni núcleo de hierro fundido, pero sí que se sospecha que contenga en su interior un océano de agua líquida. En Calixto está más complicado encontrar signos de vida debido a que no hay calor que explique por qué el agua está líquida. Lo que se cree es que existe algún tipo de anticongelante a base de amoniaco que evita que el agua se congele. Lo que se convertiría en una especie de mar de sosa cáustica, lo que complicaría la existencia del cualquier tipo de vida.

Figura 3 –Océano líquido bajo el hielo de Europa.

Figura 4 –Posible interior de Ganímedes, el satélite más grande de Júpiter y del Sistema Solar. Es el único que tiene campo magnético.

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