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sagitario a*

Primera imagen del agujero negro de la Vía Láctea

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El agujero negro situado en el centro de la Vía Láctea ya no es un fantasma sin rostro. El Telescopio del Horizonte de Sucesos (EHT) ha fotografiado a Sagitario A*, en la que es la segunda imagen directa de estos elusivos objetos súper masivos.

Hace tres años, en 2019, el mismo equipo logró la primera imagen de una agujero negro, ubicado en una galaxia distante, y la imagen actual es muy similar a la anterior, con un anillo de radiación alrededor de un disco más oscuro y con un tamaño casi idéntico al predicho partiendo de observaciones y de la teoría de la relatividad general de Albert Einstein.

El EHT conforma una colaboración internacional de ocho radiotelescopios ubicados en distintos observatorios (ver mapa superior y, en la página siguiente, abajo, el Gran Conjunto Milimétrico-Submilimétrico de Atacama, en Chile, uno de ellos). Gracias a las observaciones combinadas durante largo tiempo ha sido posible obtener la fotografía (en la página siguiente, arriba), que muestra por vez primera el aspecto de Sgr A*, un hito desde que se hallaron los primeros indicios de su existencia, en la década de 1970, cuando los radioastrónomos descubrieron una fuente de radio aparentemente puntual en la región central de la galaxia.

Extraterrestres (X)

El fenómeno OVNI

Miguel Guerrero rupestreguerrero@gmail.com

Antes de finalizar esta serie de artículos no podía faltar un capítulo donde hablemos del fenómeno ovni y sus seguidores. El fenómeno OVNI (Objeto Volador No Identificado) es un mito contemporáneo que comienza a finales de los años cuarenta del siglo XX y que ha acabado siendo muy estudiado. Sin embargo, este fenómeno, también llamado ufología (de UFO, en inglés Unidentified Flying Objects), no es una ciencia ni una disciplina que utiliza el método científico, sino más bien una especie de creencia que trata el estudio del fenómeno ovni a partir del análisis de fotografías, vídeos y testimonios relacionados con el tema. Así, la ufología se dedica a estudiar cualquier anomalía encontrada en el cielo, ya se asocie a un fenómeno meteorológico, a un dispositivo creado por el ser humano o, como se pretende en gran parte de los casos, a un objeto de origen extraterrestre.

antEcEdEntEs

Durante toda la historia de la humanidad se ha tenido siempre una conexión del cielo con lo divino y lo sobrenatural. Por ello, todo “lo que viene del cielo” ha tenido un significado importante para los seres humanos. El ser humano siempre ha tratado de adaptar lo que veía en el cielo a su cultura, relacionando los distintos avistamientos en el cielo con objetos conocidos y cercanos a ella. Algunos ejemplos serían “carro de fuego”, “escudo que vuela”, “nube con ángeles”, etc. Muchos de estos avistamientos se han descrito en diferentes libros y otros han pasado de generación en generación mediante la tradición oral.

Hay algunas teorías, basadas en estas antiguas descripciones, que creen que muchas de las civilizaciones del pasado serían de origen extraterrestre, o al menos, las tecnologías para realizar sus obras serían de origen o inspiración extraterrestre. Hay teorías de que algunas pinturas rupestres, construcciones megalíticas y grabados gigantes, que solo se pueden visualizar desde el cielo (líneas de Nazca), etc, podrían ser también de origen extraterrestre. Según estas teorías, cuyo principal divulgador fue Erich Von Daniken, (fig 1), el origen de muchas de las civilizaciones del pasado (Egipto, Babilonia, etc.) radicaría en estos primitivos contactos. El problema es que estas teorías no son avaladas por egiptólogos y asiriólogos, ni tampoco por arqueólogos. No existe ninguna duda sobre la procedencia del pueblo egipcio ni los pueblos mesopotámicos, ni se aprecian saltos tecnológicos que puedan indicar tales teorías. Por lo tanto, estas afirmaciones deben ser tenidas como meras especulaciones.

Durante la Edad Media no se tienen apenas registros debido al gran analfabetismo reinante, y también debido a que los soportes para escribir (papiros y pergaminos) eran muy escasos y estaban reservados a unas pocas personas que supieran y pudieran escribir. Esta facultad quedaba reservada a los monjes en

Figura 1 –Tapa del sarcófago de Pakal el Grande, quien de acuerdo a Von Däniken representa a un “astronauta antiguo” ascendiendo a las estrellas en su nave espacial.

los monasterios, por lo que las narraciones de sucesos aéreos desconocidos eran muy escasas a pesar de que seguramente habrían muchos “avistamientos” de origen desconocido.

A finales del siglo XIX se produjeron una serie de avistamientos de aeronaves, que podríamos considerar como los predecesores de los modernos avistamientos de ovnis. En aquella época se asociaron a dirigibles misteriosos o dirigibles fantasma. Pero es durante la guerra fría cuando se produce al auge del fenómeno ovni debido a una serie de lanzamientos de globos aerostáticos con el objetivo de espiar los progresos de los enemigos. Estos avistamientos sucedieron tanto en los EEUU como en zonas cercanas a la URRS. Entre mayo y noviembre de 1946, miles de suecos, noruegos, finlandeses y alemanes informaron de avistamientos de naves en forma de cohete y también conformas circulares, a menudo con luces brillantes, volando a gran velocidad por los cielos del norte de Europa. Algunos expertos creyeron que estos avistamientos eran producto de los nervios de los ciudadanos europeos en aquellos años en que comenzaba la enemistad con la Unión Soviética y lo que se llamaría la Guerra Fría. Otros expertos, sin embargo, creían que, realmente, eran misiles soviéticos. Sin embargo nadie mencionó a los extraterrestres. Este tipo de espionaje era de alto secreto, pero irremediablemente también debieron de haber cierta cantidad de avistamientos en los EEUU por parte de la población estadounidense. Existe una relación estrecha entre la Guerra Fría y la aparición de los ovnis. Las fechas coinciden sobre los años cuarenta.

Entre esta gran oleada de observaciones que trajo el final de la Segunda Guerra Mundial, destacó por encima de todos los demás un avistamiento acaecido el 24 de junio de 1947. Este avistamiento fue realizado por el piloto privado Kenneth Arnold, que informó sobre nueve inusuales objetos volantes en formación sobre las Mount Rainer, en Washington. Trató de informar al FBI, pero al encontrar cerrada las oficinas relató su historia a un grupo de personas en el que se encontraba un reportero de periódico. Varios años después, Arnold afirmó haber dicho al reportero que los objetos "volaban erráticamente, como un plato lanzado al agua", y así fue como nació el término "platillo volador". Arnold se sintió malinterpretado ya que su descripción se refería más al movimiento de los objetos que a su forma.

El ejército USA se interesó rápidamente por el tema. Ante la posibilidad de que ingenios extranjeros, especialmente soviéticos, estuviesen violando el espacio aéreo estadounidense la administración de Harry S. Truman puso en marcha el Proyecto Signo en 1947. Pero era más fácil que los avistamientos de la población norteamericana se debieran a los propios artefactos estadounidenses que a los soviéticos. El Pentágono y la CIA debieron trabajar muy duro en aquellos días. Había que desviar la atención sobre cualquier sospecha que pudiera alertar a los espías soviéticos sobre los diferentes ingenios en pruebas que sobrevolaban el espacio aéreo americano. A los servicios de inteligencia no les venía mal que la población relacionara “ciertos avistamientos” con los extraterrestres. Pero si la fabricación de las armas nucleares no pudo mantenerse bajo secreto durante mucho tiempo, pese a existir un acuerdo previo de silencio, mucho menos se podría ocultar durante décadas un descubrimiento de capital importancia para toda la humanidad como es la prueba irrefutable de otro tipo de vida inteligente.

Tras estos primeros sucesos, la lista de avistamientos continuó aumentando hasta que su número fue considerado preocupante por la administración de Truman. Esa psicosis colectiva, que hacía que cualquier objeto o evento perfectamente conocido fuera confundido con un ovni, provocó que el gobierno de los EEUU comenzara a investigar para saber si el espacio aéreo estadounidense estaba siendo realmente violado con cierta frecuencia por prototipos de la Unión Soviética. Fruto de estas investigaciones surgieron durante las siguientes décadas varios proyectos de investigación: el “Proyecto Signo”, el “Proyecto Fastidio”, el “Proyecto Libro Azul” y el “Proyecto Libro Blanco”.

El Proyecto Signo comenzó el 23 de septiembre de 1947, y consistía en una investigación acerca del

fenómeno OVNI que contó con el asesoramiento de científicos, un servicio de inteligencia y varias universidades. Examinaron un total de 273 casos OVNI, muchos de ellos se les encontró explicación científica, pero a otros no. Pero sería tras el Proyecto Libro Azul cuando comenzó la Ufología con tal nombre.

Los objetivos de dichos programas eran tres: Esclarecer si el espacio aéreo estadounidense estaba siendo violado, saber si los platillos volantes podían constituir un peligro para Estados Unidos y obtener, en la medida de lo posible, algún conocimiento o ventaja tecnológica. En 1969, el último de dichos programas, el Proyecto Libro Azul, fue cerrado habiendo reunido decenas de miles de expedientes y con la conclusión clara de que los ovnis no suponían un peligro para la seguridad nacional.

En las investigaciones financiadas por las distintas administraciones participaron expertos en diferentes campos, astrónomos, ingenieros, astrofísicos, etc, entre ellos algunos tan conocidos como Carl Sagan. Pero todo esto se diluye en los años noventa, cuando desaparece la Unión Soviética. Como ejemplo, Greg Eghigian, de la Universidad Estatal de Pensilvania, repasa el número de artículos sobre ovnis publicados en 25 periódicos de Estados Unidos entre 1985 y 2014. Hasta mediados de los noventa eran entre 60 y 160 artículos al año. Pero, a partir de 1998, quedan por debajo de 40, o sea, algo menos de dos artículos por periódico y año. Desaparece la Guerra Fría y también los ovnis. Pero realmente no desaparece del todo el fenómeno ovni, por lo menos fuera de los medios y publicaciones medianamente serias, ha acabado quedándose entre nosotros, y hoy en día tiene gran cantidad de seguidores en internet. Actualmente, según el National Geographic, el 36% de los americanos cree que los ovnis existen, y el 77% afirma que hay evidencias creíbles de que los “aliens” han visitado nuestro planeta.

basE psicosocial y psicopatológica

El fenómeno ovni es un mito que tiene su mayor auge en la era espacial, y que tiene una base absolutamente psicosocial. Los fenómenos desconocidos siempre se han asociado a las condiciones culturales de cada época. En el paleolítico, un fenómeno como este nunca se podría asociar a “platillos volantes”, ya que el plato era un objeto desconocido en esa época, así que debían asociar cualquier objeto volador no identificado con objetos cotidianos que les fueran conocidos. Los testigos, de cualquier época, interpretan erróneamente y transforman imaginativamente fenómenos convencionales por medio de condicionamientos culturales y por la autosugestión.

La hipótesis psicopatológica defiende que el origen del fenómeno estaría en posibles alucinaciones o mala interpretación, sufridas por los sujetos que creen que avistan ovnis y que hacen creer a sus sentidos que lo que ven es real, cuando su origen está en su mente. Así, los casos pueden deberse a personas que en su mente consciente o inconscientemente crean el fenómeno, o recrean un fenómeno o hecho diferente, dándole una interpretación que concuerde con su definición de ovni; aunque realmente la interpretación de lo que está viendo no sucede y es falsa. Estas alucinaciones o malas interpretaciones también podrían ser colectivas, como defienden algunos psiquiatras.

otras hipótEsis dEl fEnómEno oVni

Se han propuesto también otras hipótesis para este fenómeno, más allá de la hipótesis extraterrestre, defensora del fenómeno físico, y de la hipótesis psicosocial, defensora de un exclusivo fundamento psicosociológico. También existe una hipótesis paraufológica, que descarta la naturaleza material de los ovnis, centrándose en su contenido simbólico y en sus aspectos subjetivos, psíquicos y parafísicos.

Algunos autores vinculan los ovnis con las hadas, los elfos y las apariciones de la Virgen. Otros autores plantean que “los ovnis no provienen de otros planetas sino de otras dimensiones, serían el disfraz de un fenómeno oculto inteligente, manifestaciones que aparentan una presunta realidad mimetizándose en función de la época y el contexto cultural en el que se expresan”.

La ufología ha formulado varias de estas conjeturas o hipótesis sobre la procedencia de los casos sin resolver:

HiPÓTesis inTraTerresTre: afirma que la Tierra es hueca y en su interior habita una civilización mucho más avanzada que la humana (fig 2).

Figura 2 –La hipótesis de la Tierra hueca afirma que en el interior de nuestro planeta habitan civilizaciones muy avanzadas.

HiPÓTesis inTerdiMensional: se basa en que los ovnis provendrían de otras dimensiones dentro de otros planos de nuestro universo, o en dimensiones no pertenecientes a nuestro universo, es decir del “multiverso”. Sus tripulantes serían seres pertenecientes a esas dimensiones.

HiPÓTesis inTerTeMPoral: defiende que el origen de los ovnis estaría en tiempos pasados o futuros y que, por tanto, sus tripulantes serían seres (humanos o no humanos) pertenecientes a estos lugares y otros tiempos. Indicándose que estos seres poseerían los medios para poder viajar en el espacio-tiempo.

HiPÓTesis de los ProYeCTos seCreTos: es la que defiende que una gran parte de las observaciones no explicadas corresponden a nuevos prototipos aeronáuticos con tecnología furtiva, motores con mínimas emisiones de luz y calor, toberas orientables, hipervelocidad y otros adelantos que no los hacen fácilmente identificables, ni siquiera por pilotos y radaristas civiles.

Figura 3 –La Ufología es una pseudociencia que surgió poco después de la gran oleada de observaciones que trajo el final de la Segunda Guerra Mundial.

¿la ufología Es una ciEncia o una crEEncia?

Como se ha comentado anteriormente, la ufología (fig 3) no es una ciencia ni una disciplina, sino más bien una forma de fe religiosa. Los científicos han recibido los avistamientos de ovnis con escepticismo, a menudo despreciando a la ufología como una pseudociencia. Acusan a los ufólogos de no ser científicos sino, más bien, creyentes que no se apoyan en evidencias válidas sino solo en su fe, que es ciega y poco crítica; y en otros casos como irracionales e, incluso, como enfermos. Por el contrario, los creyentes dudan de la exactitud y certeza de la ciencia oficial cuando trata de las observaciones que ellos testifican. Los ufólogos acusan a los científicos como personas de mente estrecha y, en último término, como miembros de una organización que no solo rechaza sino que conspira para ocultar al público información importante y valiosa.

Pero tras más de medio siglo, la ufología no ha producido ninguna teoría científica digna de ser considerada como tal. Carl Sagan consideraba la ufología como una pseudociencia por motivos como los siguientes:

1- La ufología se basa en lo que no se ha determinado, lo que no se ha podido conocer o identificar, es decir, estudiar todo lo que no es y donde no hay nada que analizar.

2- No persigue obtener nuevos conocimientos, sino el lucro personal de los más conocidos ufólogos, por medio de creación de movimientos esotéricos, pronunciación de conferencias e ingresos por publicaciones de todo tipo. La prueba es que la seriedad de un ufólogo es inversamente proporcional a su volumen de ventas.

3- Esgrime argumentos más persuasivos que demostrativos. Argumentan que siempre queda un porcentaje de casos sin explicación, dichos casos inexplicados son la prueba de que aún existe algo misterioso e incluso por encima de la

capacidad del ser humano. Sin embargo, existen crímenes sin explicación y accidentes de los que no se conocen sus causas, lo que no es una demostración de la existencia de seres superiores o cualquier otro ser desconocido.

4- La ufología, además de que no ha reportado conocimiento alguno, su literatura siempre ha ido por detrás de la ficción científica.

5- La ufología deja en otros la carga de la prueba. Uno de los documentos que suele presentarse como prueba son fotografías, pero imposibles de volver a tomar por otra persona con otra cámara, porque los objetos fotografiados ya no están allí, la verificación es imposible. En los años 70 se comentaba que nunca había sido posible grabar ni fotografiar un accidente aéreo ni automovilístico en el momento de producirse debido a que no todo el mundo tenía una cámara. Sin embargo, con la proliferación de las televisiones locales y después la tecnología digital, millones o miles de millones de personas llevan a todas partes consigo cámaras de cierta calidad, en los teléfonos móviles, y hasta una infinidad de webcams exteriores instaladas en casi todos los rincones del planeta. En España, existe la red de estaciones para la detección óptica de bólidos y meteoritos, Red Española de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos (Spanish Photographic Meteor Network) La entrada del meteorito ruso de Chelyabinsk el 15/Feb/2013, al igual que otras recientes entradas de meteoros en territorio ruso, obtuvo una corroboración de múltiples testimonios independientes, ya que el suceso quedó visualizado y monitorizado por móviles particulares, webcams fijas y las incorporadas en la luna delantera de los vehículos. Hoy nuestro planeta, tanto desde el exterior como desde el interior y a ras de suelo, lo tenemos monitorizado en tiempo real y no sólo con las grandes tecnologías sino también desde las “nuevas tecnologías domésticas”. Por el contrario hoy en día es normal ver en la plataforma de youtube accidentes de todo tipo, y sin embargo los avistamientos de platillos volantes extraterrestres y las de visitas de alienígenas no obtienen la corroboración documental o gráfica de testimonio múltiple. Décadas después, con una avalancha de noticias, libros, documentales y programas de radio y televisión centrados en los ovnis y en los extraterrestres, los materiales de los ufólogos siguen siendo de más interés para antropólogos, sociólogos o psicólogos que para astrónomos, físicos o biólogos.

¿por qué la gEntE VE tantos oVnis?

La observación del cielo, tanto diurno como nocturno, son un verdadero espectáculo para los aficionados a la meteorología y para nosotros, los aficionados a la astronomía. Pero un observador novato puede confundir lo que es perfectamente explicable con lo paranormal. Veamos el origen racional de algunos de los supuestos avistamientos de ovnis:

Uno de los objetos más confundidos con ovnis es el planeta Venus. Esto es debido a su llamativo brillo y a que se suele observar al amanecer y al atardecer, cuando todavía no han aparecido las primeras estrellas de la noche o se desvanecen las últimas al amanecer.

También son confundidos con ovnis los meteoros (estrellas fugaces), que son granos de polvo de cometas de menos de 1 mm de diámetro; y los meteorides (bólidos), con diámetros de unos pocos centímetros o incluso metros. Todos ellos “objetos volantes perfectamente identificados”.

También se pueden confundir con ovnis los satélites artificiales. Alrededor de la Tierra hay una gran red de artefactos artificiales que se pueden ver poco después del anochecer o poco antes del amanecer. Los más conocidos por los aficionados a la astronomía son los de la red Iridium, que en ocasiones llegan a ser más brillantes que Venus. Suelen producir un fugaz resplandor de unos pocos segundos que a buen seguro desconcertarán a observadores del cielo poco experimentados. También pueden ser confundidos con ovnis los tránsitos de la Estación Espacial Internacional (ISS). Últimamente también se pueden observar los de la red de Elon Musk. Al contrario que las estrellas fugaces, todos estos avistamientos en el

cielo se pueden predecir con exactitud a través de diferentes webs. De hecho son fenómenos muy disfrutados por nosotros, los astrónomos aficionados.

Hay otros fenómenos que, aunque no se pueden predecir, son perfectamente explicables. Al anochecer o amanecer, las luces de los aviones en ruta también pueden ser motivos de confusión, además, pueden reflejar la luz del sol, generando una curiosa luz que se mueve; si añadimos la estela que dejan los motores, este fenómeno es fácilmente confundible con algo extraño, aunque en realidad todo es perfectamente explicable. La basura espacial son también objetos que se pueden confundir con fenómenos paranormales o de un origen alienígena.

Algunos fenómenos ópticos de origen atmosférico pueden ser también confundidos con ovnis. Como por ejemplo los espejismos, que son fenómenos ópticos muy raros y espectaculares que se deben a la diferencia de temperatura entre diferentes capas de aire, y que pueden mostrar objetos extraños flotando sobre el horizonte. También puede confundirse con ovnis los parhelios y los halos. En los primeros se pueden ver hasta tres soles en el cielo, y en los segundos se observa como un círculo de luz alrededor del Sol o la Luna. La naturaleza de estos casos es perfectamente conocida y están dentro de la categoría de fenómenos de reflexión y refracción de la luz en la atmósfera.

Las nubes también pueden ser objeto de confusión, sobre todo cuando forman extrañas figuras (fig 4). Como por ejemplo las nubes lenticulares que se forman cerca de las cumbres de montañas y que tienen forma de “platillo volante”. Pero hay muchas más cosas que pueden confundir a un observador inexperto. Por ejemplo, un globo que se escapa en un cumpleaños o el aterrizaje de un paracaidista de noche también podrían llegar a ser considerados como ovnis.

En conclusión, mientras nosotros intentamos hablar desde el punto de vista científico sobre las posibilidades e indicios de la existencia de extraterrestres, el fenómeno ovni, aunque venido a menos, sigue vigente entre los que creen en teorías disparatadas. Tiene tanto calado a día de hoy que no nos hemos atrevido a obviarla en esta serie de artículos, ya que es interesante a la hora de describir las creencias y los comportamientos del hombre del siglo XX y XXI. Si hacemos una pequeña búsqueda en internet podemos ver que sólo en Google hay 20.700 millones de resultados a día de hoy, cifra que se dispara a 237.000 millones de resultados con sus siglas en inglés.

Figura 4 –Ciertos fenómenos atmosféricos, como esta singular nube, pueden ser confundidos con ovnis.

Bibliografía:

Peña, J. (2001). Un delirante recorrido por las pseudociencias. Huygens, 28

Arias, E. (2014). ¿Dónde están? Huygens, 111

Artigas, M. (1989). La invasión de la pseudo-ciencia. Nuestro Tiempo, 418, 66-73. https://www.unav.edu/web/ciencia-razon-y-fe/ la-invasion-de-la-pseudo-ciencia

Sandberg, A. Drexler, E. Ord, T. (2018). Disolviendo la paradoja de Fermi. Instituto del Futuro de la Humanidad, Universidad de Oxford. https://arxiv.org/pdf/1806.02404.pdf?_x_tr_ sl=auto&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es

Angulo, E. (2016). La “ciencia” de la ufología. https://culturacientifica.com/2016/03/21/ la-ciencia-de-la-ufologia/

Vicicna, P. Memoria “Ovnis”. Monofrafías.com https://www.monografias.com/trabajos65/ovnis/ ovnis.shtml

El microobservatorio como alternativa para el astrofotógrafo aficionado

Francisco Palencia

Resumen: Las necesidades de congenialidad de espacios de usos múltiples, socialización y seguridad son factores que han impulsado al astrofotógrafo contemporáneo a la construcción de estructuras que rompen con los prototipos tradicionales de observatorios. En este artículo se presenta la construcción de un observatorio que no parece tal: un microobservatorio. La integración de los microobservatorios con el ambiente que los rodea, y su practicidad de uso, hacen del concepto de estos novedosos modelos de observatorio una opción cada vez más atractiva para el astrofotógrafo suburbano, quien busca maximizar su tiempo útil de fotografía y cumplir, de manera simultánea, con los lineamientos de integración que su realidad requiere

Como es bien sabido, el objetivo de contar con un emplazamiento permanente para poder realizar astrofotografía deja de ser una simple aspiración estimulada por la comodidad, y se convierte en una verdadera necesidad cuando es preciso aprovechar al máximo aquellos afortunados momentos que podemos tener disponibles para llevarla a cabo. Existen un sin número de obstáculos que se presentan para lograr este objetivo y, tras treinta años de montar y alinear un telescopio para cada sesión, finalmente puedo considerarme entre el privilegiado grupo de entusiastas de la astrofotografía que cuenta con un observatorio permanente, bastante peculiar (ver fig. 1), gracias al rompimiento del paradigma del observatorio tradicional para uso visual, habiendo optado por el concepto del microobservatorio.

Un microobservatorio es una estructura destinada a contener un telescopio totalmente funcional, pero con la principal característica de que no contiene una montura de altura tradicional -aquella que permite la observación visual-, sino una montura mínima tan baja que solo permite la colocación del equipo de astrofotografía. Esta característica hace que el telescopio quede instalado muy abajo, casi a nivel de piso, impidiendo el utilizar oculares y que no permita observar visualmente a través de él (ver fig. 2).

Las características intrínsecas del microobservatorio cubren perfectamente las necesidades del astrofotógrafo, ya que la observación visual es una actividad que raramente realiza y, en el caso de llegar a requerirse, siempre puede sacarse el telescopio del microobservatorio y montarse en un tripié o montura convencional. El microobservatorio es, en definitiva, una excelente opción para el astrofotógrafo de

Figura 01 - Microobservatorio en dos mitades: el compartimiento fijo inferior y la tapa removible.

Figura 02 - El microobservatorio abierto.

los suburbios que no puede permitirse una construcción muy grande para almacenar y operar su telescopio. Igualmente, su reducido tamaño permite integrarlo fácilmente al espacio que lo rodea, de manera que congenie con los espacios de usos múltiples cuyo sitio comparte. Sin embargo, es importante mencionar que un microobservatorio es sólo recomendable para aquel astrónomo aficionado que ha dominado la astrofotografía de manera remota, sin necesidad de utilizar oculares en ningún momento. En particular, el microobservatorio que presento en este artículo opera remotamente utilizando NINA como software principal, CPWI para operar la montura y PHD2 para guiarla desde la comodidad de otra habitación.

Siendo afortunado de vivir en un una zona que todavía permite mirar al cielo y asombrarse ante él (Bortle 4 en la escala de oscuridad), mis requerimientos de construcción del observatorio se encontraban supeditados a que el sitio ideal donde buscaba levantarlo es también el área de reuniones de la casa, a la cual convergen habitaciones. Por lo tanto, la Autoridad Máxima Relativa a Asuntos de Construcción del Domicilio, entendiéndose por este término a mi esposa, impuso el requerimiento de que el observatorio no debería parecer un observatorio, y que la construcción debería de integrarse a la decoración de la terraza. (ver fig. 3). Tras estudiar la ingeniería que se utiliza en distintos parques temáticos de diversiones para disfrazar y ocultar de la mirada del público instalaciones y servicios y, tras realizar múltiples maquetas para ponderar los diseños en su practicidad y desempeño, se optó por el microobservatorio cuyos requerimientos y pasos de construcción se describen a continuación.

Es importante mencionar que, en la latitud en que se construyó este microobservatorio, no existe la posibilidad de adquirir un domo prefabricado específico para un observatorio, lo que contribuyó a que la elección del material del domo fuera el proceso más determinante y al que mayor atención se dedicó. Finalmente, tras múltiples experimentaciones, se optó por utilizar la parte superior de una perrera tipo “Dogloo”, la más grande disponible -apta para un gran danés-. Las dimensiones de esta casa para perro permiten almacenar con suficiente holgura un telescopio Schmidt-Cassegrain de 200mm, montado en horquilla. Este tipo de perreras están hechas de un material plástico que muestran importantes propiedades como aislante térmico, es bastante ligero y completamente a prueba de agua por su diseño. Su ligereza es tal que el domo puede levantarse fácilmente -importante característica para poder abrir un microobservatorio y cerrarlo con toda sencillez-, y es un buen aislante de calor -lo cual permite proteger la electrónica de la montura y la óptica del telescopio-.

Con el fin de obtener la requerida aprobación estética antes mencionada, tras explorar con diferentes lluvias de ideas el cómo camuflar este domo, e integrarlo con el entorno decorativo de la terraza, se optó por hacer parecer toda la instalación del observatorio como si fuera un horno de piedra tradicional para pan.

El primer paso en la elaboración del domo consistió en recortar a modo la apertura que servía originalmente de puerta a la perrera, colocarle una puerta de hierro que simulara la puerta de un horno, y fijarle un aro de hierro en toda su base que le diera fuerza estructural (ver fig. 4). Esto último permitió - al no utilizarse ya el piso original de la casa para perro-, el poderle fijar bisagras para tapar y destapar el observatorio. Las bisagras seleccionadas fueron de las que se utilizan en la puertas contra incendio, tanto por su fortaleza como por la seguridad que ofrecen.

El segundo paso consistió en la creación de la estructura debajo del domo, que es la que contiene el telescopio. Con el fin de mantener ligera esta estructura, y por ser relativamente fácil de prefabricar dándole una forma irregular, se optó por una estructura metálica que siguiera

Figura 03 -

Microobservatorio integrado en su ambiente simulando un horno de piedra tradicional de pan.

Figura 04 - Construcción del domo.

el contorno del domo. El piso de esta estructura inferior del observatorio también es de metal, ligeramente elevado sobre el nivel del suelo, para que quedara fuera del alcance de cualquier estancamiento de agua pluvial. Para abrir el observatorio es necesario abrir primero la chapa colocada en la puerta de hierro y posteriormente retirar un candado que une las dos mitades del observatorio. Una vez hecho esto, para separar las dos mitades basta un ligero jalón de modo que las bisagras comiencen a abrirse y se pueda guiar al domo a su posición de apertura, quedando el observatorio abierto por la mitad (ver fig. 5).

El tercer paso consistió en aplicarle un aislamiento térmico a toda la estructura externa. El objetivo de este paso es aislar del calor todo el espacio interno del microobservatorio cuando se encuentra cerrado. Se utilizó espuma de aislamiento de poliuretano, el cual es un excelente material para aislar del calor el interior -tanto que es la espuma utilizada para la elaboración de hieleras e interiores de refrigerador-, y se aplica fácilmente en capas hasta obtener el espesor deseado (ver fig. 6).

Una vez endurecida la espuma, a ésta se le dio forma con un cuchillo en una primera etapa muy fácilmente, y con papel de lija en una segunda etapa. Igualmente, bastó abrir la ranura de separación con un cuchillo para que las dos mitades pudieran partirse (ver fig. 7). En esta misma etapa se abrieron también los orificios de ventilación que la perrera tiene en su parte superior. Cabe hacer notar que esta ventila está muy bien diseñada de origen, con unas persianas que impiden la entrada del agua de lluvia, además de ya contar integrado un plato interior debajo de las ventilas que recolectan cualquier goteo que pudiera existir, lo que garantiza que no entrará agua de lluvia en el observatorio.

Figura 05 - Ensamble de las dos mitades del microobservatorio por medio de bisagras. Figura 06 -

Aplicación del aislamiento térmico.

Figura 07 -

Esculpido de la espuma térmica.

El cuarto paso consistió en la aplicación de dos capas de cemento flexible, también conocido como cemento látex premezclado y colocarle un zoclo de protección. Este acabado no sólo es de carácter cosmético, sino que asegura el correcto drenaje de agua y le da resistencia permanente a la espuma de aislamiento de poliuretano solidificada. También tiene la función de prevenir que partículas de poliuretano se esparzan en el medio ambiente (ver fig. 8).

El quinto paso consistió en colocarle internamente al microobservatorio forro aislante automotriz en toda la mitad inferior. Este recubrimiento es del tipo que se coloca como barrera térmica entre el conductor de un carro y el compartimento del motor. Un material automotriz similar, pero de consistencia más densa, se utilizó para recubrir el piso del mircroobservatorio para impedir la transferencia de calor del piso de la terraza al interior. Una vez realizado esto, se instaló y niveló la nueva montura donde se instalaría la horquilla del telescopio. En vez de tripié o montura convencional, éste se sustituyó con un elevador de motocicleta, cuya altura se ajustó hasta obtener los mayores campos de observación posibles, una vez instalado el telescopio. Estos elevadores son sumamente estables, diseñados para soportar un gran peso, lo cual resultó en una montura sin vibraciones y que no resiente los efectos del viento o movimientos de la montura de horquilla. Encima de este elevador se colocó una cuña ecuatorial, la cual permite a las monturas de horquilla azimutales un seguimiento ecuatorial. Esta cuña también se realizó de manera doméstica con anterioridad, al no existir manera de importar los accesorios comerciales propios de la montura a la región, y cuya descripción detallada va más allá de los fines de este artículo (ver fig. 9).

Finalmente, el observatorio se pintó exteriormente y se le colgaron decoraciones resistentes a la intemperie para guiar al espectador a reforzar el arquetipo de la imagen de horno de piedra tradicional para pan. Cabe mencionar que se realizaron múltiples pruebas mojando con agua el observatorio hasta asegurar su total impermeabilidad, al igual que se monitorearon las temperaturas internas del observatorio antes de instalarle el telescopio. En las semanas de mayor calor del año se optó por instalarle un ventilador que opera proporcionalmente a la cantidad de energía solar que cae sobre la terraza, con el fin de asegurar en el interior del observatorio una temperatura confortable para su electrónica.

Una vez fijada la horquilla del telescopio, se procedió a alinear la montura y fijarla. El observatorio permite contener todo el equipo ensamblado, con excepción del protector contra el rocío, el cual se coloca al telescopio en cada sesión sin mayores contratiempos. (ver fig. 10).

La implementación de microobservatorios integrados al ambiente en donde se encuentran, sólo está limitada por la imaginación de quien lo implementa. Los ingeniosos ejemplos publicados

Figura 08 -

Aplicación de cemento látex premezclado.

Figura 09 - Compartimiento inferior forrado térmicamente y la montura ecuatorial colocada casi a nivel de suelo.

Figura 10 - El protecctor anti rocío puede ser colocado solo cuando el microobservatorio se encuentra abierto.

en las redes sociales son una importante fuente de inspiración, pero se debe tener en cuenta que habrá que recurrir a la inventiva en cada paso de su construcción. Al transitarse un camino no recorrido con cada diseño único, que requiere muchas modificaciones y desviaciones del proyecto original, se deben ir probando e implementando soluciones conforme aparecen los diferentes imprevistos. Estos aparecerán siempre, sin importar la cantidad de planeación y medición previa, por ser este tipo de proyectos tan sui generis, según las necesidades individuales de cada astrofotógrafo. Sin embargo, todo esfuerzo es remunerado al comenzar a realizar la astrofotografía sin necesidad de montar y alinear el equipo cada vez, y obtener resultados satisfactorios de manera recurrente (ver figs. 11 y 12). Y, por supuesto, también es remunerado al recibir la sonrisa aprobatoria de parte de la Autoridad Máxima Relativa a Asuntos de Construcción del Domicilio una vez concluido el microobservatorio.

sobrE El autor: Francisco, o Paco, según lo quieran llamar, es mexicano y reside en el centro de ese país. Se inició en la astrofotografía desde su adolescencia, evolucionando sus prácticas conforme avanzaron las tecnologías. Fue miembro del Consejo Editorial de la revista Sidereus Nuncius de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México, y posteriormente colaboró con el Instituto de Astronomía de la UNAM, elaborando interfases para el telescopio del Observatorio Astronómico Nacional de Tonantzintla. Varias décadas después, aún continúa disfrutando de la astrofotografía desde su casa, mas ya no tanto de desvelarse, por lo que continuamente busca volver más eficiente su proceso de adquisición de imágenes.

Figura 11 - El uso de monturas bajas otorga una estabilidad adicional que facilita las exposiciones largas (NGC2174, Nebulosa Cabeza de Mono).

Figura 12 - La inmediata disponibilidad que da el microobservatorio permite aprovechar al máximo el tiempo fotográfico (M1, Nebulosa del Cangrejo).

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