literatura y otros torpedos AĂąo 2 / NĂşm. VI / Tacna Dic. 2012
nube negra
Año 3/Núm. 6/Tacna/Enero 2013
DIRECCIÓN Y COORDINACIÓN: Grupo literario LETRASÉRTICA Yhan Koronel
REDACCIÓN, DISEÑO Y CORRECCIÓN: Gurú Gurú
ILUSTRACIONES: Van Sotelius
PORTADA: Gurú Gurú
CONTRA-PORTADA: “Eutanasia en sí #” Kamil Zetaria
CONTACTO: geneyryodan@gmail.com http://www.letrasertica.wordpress.com/
ÍNDICE EDITORIAL
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HISTERIAS: —La quinta moneda / Juan Quispe Machaca —Traffic / Luis Cèline —Manuscrito hallado en un hueso del siglo vacío / Camilo Gestalt —Vengo con él / Enrique Cuautli —Hecatombe / Luz Luque Bárcena —Noviembre 12 / Richard Navarro —El abuelo y las hienas carroñeras / Santos H. Condori —Aparecen cuando no los ves / Miler Huanca —El Chilly Willy/ El minotauro de la Pobla/ Luis Saavedra Oróstica —Los 7 destellos de Tarata / Yhan Koronel —Un paraíso de bestias / Raúl Miranda —Estampa / Ferdinand D. Kon
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POESIACASO: —Te abrace el fuego / Augusto Aníbal Toledo —Poemas / Daniel Olcay —Poemas / Renato Contreras —Absurdología vital / Enrique Cuautli —Poemas / Alberto Ninaski —Apuntes II / Luis Cèline —Poemas / Marcos Quisbert —Nihil novum sub sole / Charlie, villano elegante —Poemas / Yesebell Sechar —Mirelia me ahorca en la campana de Gauss / Yhan Koronel —Poemas / Cher Santiago —Poemas / Marianna Espezúa —Poemas / Oscar Ramirez —Poemas / Clemente Pedro —Poemas / Daniel Segovia —Poemas / Caroline Valdivia —Poemas / Doris Rosas Calizaya
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RADIACIONES: —Crónica de una visita anunciada / Wilmer Kutipa Luque —Cinematografía en la Ciudad Heroica / Melissa Ascuña —El ocaso de la Hermenéutica / Manuel Vicente Otazú
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RESEÑAS: —Revista Manicomio Suyay n°1 (Julio Meza Días) / Los Huérfanos de Ankat —Mala Hierba (Juan Quispe Machaca) / El Granuja —New York al paso (Segundo Cancino) / Los Nietos del Cura —Monólogo del Aedo (Fernando Chuquipiunta) / El Divino Aymara —Poéticas del desierto (Estos 3 de Tacna) / Wilmer Kutipa Luque
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DRAMATIS PERSONAE
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EDITORIAL
Con este número Letrasértica amplía su espectro de voces que participan de esta nueva instantánea de la escena literaria. Transiciones después de todo, extendemos nuestro repertorio de subjetividades escriturales; y voila! Ahí tenemos todavía el caldo de cultivo en el que se escuecen las voluntades de los más jóvenes. Por lo pronto, bueno sea una advertencia, no por jactancia o corrosividad, sino por el contrario, para estipular un nuevo norte: harto sabido es por todos, que la canallada de los letrasérticos se ha amparado al buen designio de poner de cabeza la literatura actual, aceptando su personalidad rompe-esquemas y su buen sentido del humor; esto debido al enorme ego que sus acreedores retienen en sus inflamados cerebros productivos, que por lo tanto, nos hacen gritar a todo pulmón nuestro carácter y rol histórico que seguirá dando qué hablar. Afirmamos, pues, que Letrasértica es un colectivo de voluntades que se configuran para mostrar sus creaciones, puede que no compartamos los mismos métodos y caminos en la materialización de nuestros ideales, incluso puede que éstas sean de índole varia, con ligeras mutaciones de nomenclaturas alotrópicas, pero en algo que sí creemos rotundamente, es en la necesidad de humectar y seguir sosteniendo el fuego genésico y egocéntrico de una voluntad que deseamos, pueda llegar a todas las almas, a todos los corazones, sobre todo al de los más jóvenes. Y esto lo venimos demostrando con el trabajo en equipo que hacemos con la finalidad de imperar y entrar en la colectividad social con más galope y potencia, con el único y vital propósito de iluminar y generar diálogo. Muchachos después de todo, que de vez en cuando se reúnen para empuñar conversaciones y teorías en parafernalias de materia estética, queda aquí abierto un nuevo portal: la de no desistir en nuestras consignas, manteniéndonos firmes en nuestros juveniles ánimos de que el Ajayu nacional se vaya gestando, tendiendo así redes de una importantísima dinámica intelectual elevándolo a la supernova neuronal. De manera que nuestro trabajo pueda cristalizarse en los nuevos discursos que las generaciones venideras sostendrán, creando así una atmósfera densa y grave, con un espíritu unificado capaz de superar el lamentable momento histórico tiempoespacial que atraviesa nuestra Nación en todo campo de las ciencias y las artes. Esto por cierto, a propósito de que algunos resúmenes se han ido fraguando en las cabezas de espíritus inermes, obtusos al trato directo; y es que sus cuestiones no son para nada desdeñables, cuestiones que responden a inquietudes como: qué es Letrasértica, quiénes la estructuran, por qué Letrasértica, cuál es su propósito, entre otras tantas parecidas que han ido perfumando la escena regional, acaso nacional, causando entropía entre los más jóvenes y adultos. Ya lo venimos diciendo desde nuestros inicios. Estamos llenos de otros tiempos. Por ello deseamos que al menos la Región de Tacna pueda mutar a un poderoso centro gravitacional donde se desarrollan las ideas que serán el caldo de cultivo donde subjetividades mucho más importantes florecerán y discutirán lo que actualmente no se discute. Deseamos que la región de Tacna no sea solo un foco donde se hace Literatura, sino que también se gesten ideas innovadoras en materia política, filosófica, psicológica, y en fin, que se genere y se cultive todos los campos posibles de la Ciencia y el Arte, de modo que el País, la Nación entera se muestren curiosos e interesados por el fenómeno que venimos construyendo, para que puedan emularlo y trabajar todas las regiones de forma paralela y precisa. Aprovechamos la presente para propagar ciertas ideas, ya que Letrasértica no debe ser ignorada ni tomada a la ligera; aunque tímida, debido al conjunto de individualidades, de por sí se trata de un grupo compacto, asequible al trato, asequible a la palabra y la pregunta; al hablar de Letrasértica, primeramente estamos hablando de un momento histórico no sólo para la literatura regional, acaso también la nacional; porque, crease o no, los espíritus que la integran, nos reconocemos transiciones en todo el sentido de la palabra, por lo que con el paso del tiempo, fiel a nuestras consignas de ultramodernidad, en ablución constante, cada uno de nosotros tiene la ambición de reclamar para sí su órbita. Y entiéndase por órbita su lugar en el espaciotiempo nacional. Y esto lo decimos con un ego frío, un fuego genético con ánimos de fecundar los tiempos que nos han tocado sobrellevar. Como seguidores y entusiastas de la obra del genio andino Gamaliel Churata, reconocemos nuestra admiración al anunciador de la ultra-modernidad de un nuevo drama peruano, en tiempos en que al parecer, el mundo
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experimenta una decadencia espiritual. Al igual como tantos otros hombres merecedores de luenga admiración, a quienes respetamos, y de quienes creemos estar siguiendo sus egregias voluntades de brillantes héroes de las artes y las ciencias peruanas, que desembocan en una sola: el progreso impulsado por los auquénidos del Arte y la Ciencia, inspirados por las maravillosas psiques del Amaru, el Katari y la Yacumama. Como hecho que apoya nuestros enunciados arriba inscritos, cabe comunicar al público en general, que los muchachos de Letrasértica hacemos esfuerzos por hermanarnos con movimientos o espíritus con ideales símiles a los nuestros que vienen laborando en su propia esfera. Tal es el caso de nuestros hermanos de Trujillo, Puno, Lima y Arequipa a quienes vamos conociendo y estrechando lazos, tendiendo redes e intensificando y motivando el trabajo orgánico, como un todo. Y esto, no sólo en el interior del país, sino también en el exterior, como en el caso de Chile y Bolivia, con los que constantemente nos mantenemos en contacto informándonos de las movidas en materia cultural, compartiendo ideas y proyectos. Por otro lado, advertimos que en este número se recogen los trabajos de los ya conocidos miembros de Letrasértica, a los que se suman los trabajos de jóvenes estudiantes que aún temerosos, se aúnan a Letrasértica y muestran sus creaciones, como transición primeriza, a los que por supuesto avalamos y les tenemos fe como los nuevos brotes del vergel productivo del Arte. Cabe resaltar también que en este número reunimos las colaboraciones de nuestros hermanos de Arica, Chile. Los muchachos de Cinosargo y la Liga de la Justicia, otra de las camadas que junto con nosotros, compartimos las ubres del trabajo colectivo hermanado. Nos referimos a Daniel Olcay, Renato Contreras, Luis Saavedra Oróstica, Marcos Quisbert, quienes nos han permitido estrechar lazos compartiendo ya recitales y presentaciones de libros tanto en Tacna como en Arica. Ahora sí para terminar, los dejamos con las HISTERIAS (relatos), POESIACASO (poesías), RADIACIONES (crónicas, ensayos) y las RESEÑAS que hicimos a algunos libros publicados en Tacna, y otros que nos han llegado como envío y visita. Y.K.
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Un hombre contaba lentamente
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hasta que tuvo una idea.
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HISTERIAS
Letrasértica VI
juan quispe machaca: LA QUINTA MONEDA Hay una muchedumbre siempre bulliciosa que mantiene sepultado “la esquina dolores”. Es imposible no detenerse en aquel triángulo de surtidas bodegas, o por lo menos eso me sucede a mí, por eso le fui tomando un gusto peligroso a detener el mundo en su vereda y por unos segundos asomar el cuerpo a la intemperie con la sola intención de joderme el alma en el bramido de los motores de la ciudad. Nadie seguramente sabe de la existencia de “la esquina dolores”, a pesar de que es paso obligado de media ciudad. Todos los buses pasan por ella, y se arrastran para coger y llevarte al mismo sitio de donde saliste. Hoy no quiero ir a ninguna parte, tengo cinco monedas en el bolsillo, y una estupenda excusa para quedarme en “la esquina dolores”. Las bodegas que dan a “la esquina dolores”, son pequeñas tiendas donde se ofrecen de las más variadas baratijas, la gente compra con desenfreno y no me queda otra opción que unirme al entusiasmo fanático de cliente feliz, aunque sólo tengo cinco monedas de esas que no valen nada; digo: “mejor un buen plato de lentejas y luego si me sobra, recién puedo pensar en la baratijas” mientras voy planeando en qué gastar mis cinco monedas. Me pongo a caminar de lo más decente posible ¿Qué se puede conseguir con cinco monedas? Algo que no valga nada, “pero hay muchas cosas para alguien que sonríe” me dijeron alguna vez, “sólo tienes que levantar la mirada y caminar derecho, y olvídate ese paso de Cantinflas.” “Hasta puede que valga mucho si persuades tus temores, saques el peine del bolsillo y te lo pases por la cabeza. Todo puede suceder, sólo sonríe como todos”, me digo. Sorteando a la gente y alejado a media cuadra está el mercado más cerca. La puerta es un hervidero aún mayor, los rostros risueños me contagian de optimismo. En la estrada, una camada de mendigos con las manos tendidas, me hace un recibimiento colorido; todos piden una moneda obligando a las almas con exceso de caridad depositar las sobras de su opulencia en los “botecitos” que tienen. Yo no tengo exceso de caridad, sólo quiero comer un plato de lentejas. “Una monedita que le va ir bien”, me dice uno que tiene los ojos perdidos en el fango lechoso de la ceguera y yo, conmovido por aquello, sin dudarlo le doy una de mis cinco monedas. “El desprendimiento hace bien, joven”, me dice una mujer que también acaba de echar dos monedas en el recipiente del mendigo.
Apuro el paso hacia el interior del mercado y no puedo deshacerme de aquellas suplicantes voces. Algunos tenían un acento de autoridad; unos más sumisos, alguno que otro silencioso pero aquel al que le di mi quinta moneda tenía una disciplina y un aspecto más dramático para los pedidos que estoy seguro convencerían hasta el menos caritativo. Ya en el interior unas jovencitas me asaltan con sus ofrecimientos, las respondo con amabilidad a todas: “quiero saber qué venden y todos me dicen que venden menú, yo sólo quiero lentejas”, y todas dicen que tienen, pero la que me tomó del brazo con la delicadeza de una amante me convenció para llevarme a su puesto de comidas. Antes de sentarme le pregunté el precio, ella me dijo que valía cuatro monedas de esas que no valen nada, entonces le pedí que me sirviera. Mientras espero el pedido alguien me toma de los hombros y pregunta: “me puede ayudar a sentarme?”, con mucha prestancia me ofrezco a ayudarle, “me puede coger el bastón?” me vuelve a preguntar, a lo que digo “sí hombre, faltaba más. Siéntese tranquilo que yo me encargo de acomodar su bastón.” Su aspecto era de un hombre no menor de cincuenta años, traía unos lentes oscuros para cubrir ese motivo que no le permitía ver. Presumí de una ceguera u otra enfermedad peor. Tal vez la misma enfermedad del hombre al que le di mi quinta moneda, al fin y al cabo una ayuda siempre es gratificante. “Uno se siente tan bien cuando realiza una buena acción”, me decía la maestra de la primaria. En ese momento lo que más me complacía era no tener que preocuparme por un extraño sentado en mi mesa, no estaré al tanto de mis movimientos, y él no se incomodará de mi presencia, no estará al acecho de mis deficiencias, y lo mejor, no tendré que tramar una conversación para justificar las circunstancias. La muchacha puso el plato de lentejas en la mesa y le pidió al hombre su pedido, “cuánto vale el menú?”, inquirió éste, “cuatro monedas señor” respondió la muchacha. “Tráigame cualquiera pero póngale como siempre un huevo frito encima y no se olvide la gaseosa personal como debe ser”. Refiriéndose a mí, me dijo: “joven, usted es joven no? Perdona si me estoy equivocando”, ante mi tímida respuesta y luego de un silencio agregó “uno tiene que darse sus gustitos que para eso trabaja”, y diciendo esto se sacó los lentes. En ese momento perdí el apetito por el impacto de aquellos mismos ojos lechosos y por el precio de mi caridad. “La esquina dolores” es mi refugio, me pararé a un metro del poste del semáforo e intentaré recordar quién fue el hijo de puta que me enseñó la caridad.
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luis cèline: TRAFFIC Jonás Gutiérrez sueña con un futuro donde los autos puedan volar, piensa que de ese modo el tráfico no existiría más y así podría llegar a casa temprano para besar a su mujer con pasión y desnudarla lentamente haciéndole el amor hasta que su hija arribara del trabajo a las 10 de la noche. Piensa por lo tanto que así sin tráfico, nunca más tendría que calentar la cena. —Y si pudiéramos volar, todo sería mejor si volásemos—completaba Jonás su pensamiento. En el parabrisas podía verse su gran sonrisa reflejada, como si se avergonzara de ello. Jonás piensa todo aquello mientras, fumándose su quinto cigarrillo, oye en la radio las noticias, aprisionado en ese Toyota rojo que su padre le heredó: ese modesto auto que amaba como el recuerdo más preciado de sus padres, al que, por supuesto, cuidaba como si fuese su segunda hija. El caos que originaba el tráfico de las 6 p.m. era estresante, insoportable. Trabajar arduamente era más llevadero que enfrentarse al monstruo de una avenida atiborrada de autos particulares, taxis, buses y demás movilidades, todas intentado llegar a un destino inexplicable, todas separadas por minúsculos centímetros, todas con choferes refunfuñando, distrayéndose y haciendo más llevadero ese trance donde uno cocinaba lentamente su hígado al compás de la impaciencia. Entre la gente que se distraía, Jonás tal vez fuera el más interesante, planeaba vacaciones, soñaba con esas mujeres que no podía poseer, fantaseaba con la vida: “Si yo fuera presidente”, imaginaba, “apuesto que tendría un jaguar con paso privilegiado. Por eso todo los políticos quieren ser presidentes, Bah!”. También se la pasaba recordando cosas, como las celebridades que encontró en el tráfico. Hoy por ejemplo, al avanzar los metros que eran posibles, se encontró al lado de donde volvió a estar sin espacio para continuar, un deportivo azul. “He visto antes ese auto”, recordó y de la gaveta sacó una foto, la de una modelo muy voluptuosa y famosa por sus turgentes proporciones y gran derrière. —Qué puta has sido—le hablaba a la fotografía con cariño—. Ja! Y yo te he visto con estos viejos ojos aparecer de pronto luego de que estuvieras agachada, justo en este tráfico de mierda dentro un auto azul que tenía la ventana abierta.
Quién como ese tipo que te gozó. Yo jamás te hubiese permitido hacer esas cosas. Pero seguramente en un auto deportivo eso es lo normal; ahora mismo en ese deportivo azul alguien debe estar pasándosela muy bien, es sólo que tiene todo cerrado y no veo nada—todo eso dijo y pensó en su hija, pensó en lo duro que había sido con ella al no permitirle que se dedicara al modelaje, a pesar de las súplicas y promesas de ésta, pues para él todas deben ser muy guarras como la que vio. Volvió a ver el deportivo azul. Está vez porque los que estaban detrás de ese auto tocaban las bocinas reclamándole que avanzara. El deportivo no hizo caso. El buen Jonás entonces se decidió a avisarle a su vecino auto de lo que pasaba, alargó la mano y le tocó el parabrisas polarizado; las lunas polarizadas empezaron a descender hasta la mitad donde la fisonomía del conductor, un tirrioso niño bien parecido, se mostraba impertérrito. —Disculpe joven, debe avanzar—dijo Jonás con una amabilidad esforzada. —Ya oí la bocina, viejo—respondía con irreverencia el conductor—, déjeme terminar, si usted me entiende. —¡Puto pituco de mierda!—le espetó al conductor del azul deportivo, a lo que éste le respondió insultando su auto y su apariencia y luego cerró el parabrisas. Jonás no soportó aquello, ya tenía suficiente con el tráfico, iba a darle una buena atizada a ese pituco. Jonás salió de su auto, caminó lo que tenía que caminar y abrió la puerta del deportivo azul. Y como en cámara lenta, vio la escena de felación destruirse y la cabeza de la muchacha ascender; cuando pudo ver el rostro de la muchacha Jonás sintió transportarse a un abismo. Se congeló. Y cuando la muchacha con una voz de vergüenza, sorpresa, angustia le dijo, “papá”, él ya estaba volando hasta que cayó. Noticias de las 10, anunciaba la radio: Tragedia en la Av. X. Hombre de 45 años muere repentinamente de un ataque cardiaco, testigos dicen que bajó de su auto para pedir ayuda al auto de al lado, en el cual iban su hija y el modelo de modas Juliano Boriello…
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camilo gestalt: MANUSCRITO HALLADO EN UN HUESO DEL SIGLO VACÍO Claro que soy peruano, weón, no eh que me haiga shilenizao y todo eso; si yo sólo cuento estas cosas porque sí, porque uno se empapa del lugar donde vive, loco. Casha que en todo caso fue una experiencia alucinante, inolvidable weón. Si yo andaba haciendo la faena nocturna; el culiao del Ángelo que me pidió por favor lo cubriera esa noshe; tenía que ir no má poh, total, eran unas luquitas máh en mi bolsillo. Así regresaba a Tacna forrao e plata. Tenía que azufrar los parrones, 5 cuarteles enteritos, y yo que me andaba cagando de sueño porque el domingo me tiré una tranca terrible que me dejó pa la cagá. Igual le dí no má, todo por mi mamita, paque se sintiera orgulloso de mí y supiera que su hijo manejaba tractoreh y así inflaba su pecho por mi utilidad en la sociedad po. Aunque claro, no era un especialista del todo, pero uno sabe lo que puede y lo que no; o no?. Pero ay, la que me esperaba, culiao. Que soy ahuevonao, cumpa, terrible ahuevonao, aún no casho qué mierda pasó, si yo andaba con loh ojo bien abierto. Lo que pasa es que como andaba azufrando loh parrones, iba de hilera en hilera, todo bakan. Hacía un frío que ni te cuento, 11 de la noshe weón, tu sabes que para azufrar hay que amanecerse, son 5 cuárteles weón; así que ahí estaba yo, bien abrigadito, dándole duro, rrrannnn rrrannnn rrrannnn con el Hércules; ya andaba terminando el primer cuartel, cuando me fijé que no me quedaba azufre, y me dije: no weón, tengo que ir por máh. Y me juí. Me puse a cargar la máquina con máh azufre, volví altiro. Entré por la hilera del segundo cuartel, iba saliendo, iba entrando… cuando zas!: se me aparecen unos enormes conejos, ojoh rojos, gigantescos weón; ehtaban que se comían lah uvas del suelo creo. Y no sé qué chucha hice, pero salí de retro por una hilera y pa!!! Me caigo en la zanja culiá que ayer el agilao del Pedro hizo. Conchemimare, weón, volqué el tractor, caí de perfil; y la azufradora casi me aplasta. Me tenía atascao, atrapao ahí entre el tractor y la azufradora. Casi me dejan como caca, cumpa. Hay que agradecerle a diosito que no me haya muerto, si era pa morirse po. Me salvé por poquito. Sí, si yo sé que soy un gallo con suerte, cumpa. Todo se lo debo a mi madrecita que seguro siempre reza por su hijo culiao. Y ahí estaba yo po, gancho, como doh hora pidiendo auxilio, y ná. Me puse a fumar un cigarrito, y me decía: ahorita pasa el Aquiles, ya viene segurito y me saca de'sta cagá de azufradora. Uy que me dolía duro el pie weono, y mah que andaba aburrío, con lo oscuro que ehtaba la
noshe. No weón, y el suelo que ehtaba helao weono. No, loco. Yo me quería puro dormirme no má cumpita. Y las weás que vi, cumpa, era pa morirse 'e miedo, porque me cagué de miedo po weón. No era ná dulce lo que uno veía. Primero unos burros conshetumare que andaban metiendo bulla, rebuznando por to'os laos. Esos burros culiaos, de día sus gritos no asustan, pero a ver, óyeles en silencio, en medio de una infinidad de grillos, ahí rebuznando fortísimo, weón, a ver si no te da miedo. Y máh cuando eso era sólo el plato de entrada, gancho; podía verlos corretear de aquí pa allá, oía sus pezuñas tronando en la tierra, cumpa. Era insoportable. Apagué mi cigarro y comencé a mirar no má. Eran como 7 conchesumares que andaban tragando las uvas como qué, weón. Sus ojos brillaban, parecían diablos, loco. En serio, parecían diablos; máh que rebuznaban y rebuznaban como torbellinos los culiaos. Sheh! Y no viste cuando se apareció una bestia fea, no sé qué mierda sería, pero cuatro patas tenía, weón, gruñía, quizá era un cerdo salvaje. Se pegaba unoh gritos juertes weón, y los burros maracos salieron cagando de ahí poh shoro. Jaja. Ahora me río, pero ehtaba que me freía de miedo esa noshe. Quizá me comería la cagada esa que vi. Ahí sí que la embarraba; empezaba a imaginar los titulares de mañana: peruano muere devorado por una nueva especie….Yaaaaa! sale pa allá, qué alucinante. Jojo. Y eso no es ná… qué si andaba despierto toda la puta noshe. No podía salirme de esa mierda de asiento. En serio, cumpita, no te obligo a que me creas, pero esa noshe me sentí como en el cuadro del Dalí ese: lah tentaciones de San Antonio, no precisamente por lah tentaciones que me invitaban a la concupiscencia, sino por la cantidad de behtias que me visitaban. Vi de todo esa noshe, cumpa. Lo que más me dejó traumao, en horrible shock, fue la novia que comenzaba a aparecerse desde la ventana de la casa del Jefecito, era blanca blanca, weón. Se movía pa'ca pa'lla, no sé a dónde shusha iba, pero aparecía de ventana en ventana. Y yo me decía: conchemimare, ahorita viene y me caga la weona. No weón, casi me meé del susto, si uno conoce tantas historias de aparecidos y novias que andan puro haciendo maldad a la gente. Comencé a contar 1, 2, 3 mierda…duerme, duerme. De pronto levanto loh ojo y la novia no estaba, desapareció weón. Me dije: me salvé conchemimare. Pero al rato de nuevo se me pareció la vieja culiá esa, andaba dando vueltas en el nogal, decía cosas, vuelta y vuelta, puras vueltas daba la perra e mierda esa. Y puta, que quería estar muerto, socio. Hasta que la conchesumare se acercaba y se acercaba, venía y yo que me cagaba…comencé a gritar: Aquiles!, Aquiles ven conchetumare, dónde mierda estás,
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Aquiles!! Grité y grité para que alguien viniera, pero todo ehtaba ohcuro, y la mierda esa que se acercaba. Estaría a unos 20 metros de mí, se acercaba lentamente la culiá. De pronto escucho risas, por todas partes, weón, risas fuertes, fantahmagóricas, culiao; y yo que me desmayo porque tenía frente a frente la cara blanca de la novia riéndose de mí. Y no sé qué chucha pasaría dehpueh, weón, pero al día siguiente viene el Aquiles con el Bruna y me sacan con el Bala y la Cucaracha. Desperté medio cansao, me jui
a dormir too el día, cumpita. Y yo ni mah quiero saber de azufrar weón. Waaah, las cosas que le pasan a uno, no?, He querido muchas veces que me crean lo que pasó, ni yo sé weono, a veces creo que es mejor no contarlas, porque en este mundo ya nadie cree en las weás raras. Le conté a la Brenda, y sabe qué me dijo?: tas cagao de la cabeza, Hernesto. Sí, weón, esta es la última vez que lo cuento. Le conté eso mismo a mi Jefecito, y el pencazo que me cayó… culiao conchitumare!!! Pa mí que fue ese gorreao quien me hizo toda esa cagá, si supieras, cumpita… en fin.
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enrique cuautli: VENGO CON ÉL “Causita, tendría tu edad”, me reiteraste con voz ya quebrantada, excusando esa mirada de pendejo, tan viva y profunda para luego clavarla fijamente en el último vaso de ron que tenías ya bien servido en la mano mientras con la otra estrujabas el recipiente vacío como para hacer estallar en mil pedazos ese recuerdo que aún se encontraba ahí, en ese vaso que no se podía beber como cualquier trago. Sólo atinaste a secarlo de un solo sorbo para voltearlo vehemente sobre la mesa de cedro puro y áspero. Vaso y botella quedaron vacíos, mas no los recuerdos de antaño que emergieron ese día producto de la tranca. Lo que el trago hizo aquél día, ahora es un milagro. Aquél verano pasado coincidimos en un trabajito temporal en las playas de la Viña del Var, al noroeste de Santiago de Chile. Contrariamente a lo que suele suceder entre un cocinero y su ayudante, nos hicimos hermanos, causitas, chocheras... Bronca con los rotos, boliches o con los gauchos, entre peruchos nunca jamás, eso era ley, al menos donde trabajábamos nosotros; ni la cajerita chilena, ni esa pendeja nos pudo distanciar cuando los dos plantamos los ojos sobre ella; la mina no se quedó con ninguno de los dos: al fin y al cabo, terminó quedándose con ese boliche de mierda que hasta ahora no capto qué le habrá visto. Los días en las playas de Viña del Mar pasaron entre sol, las olas, la arena, los conciertos nocturnos infaltables, el desfile de las gaviotas, los mariscos y los ceviches bien chilenizados a lo peruano. En sí, no hubo pena ni gloria, sólo el último día antes de que el contrato expire y la PDI nos cache por ilegales, nos fuimos a un barcito para despedirnos a lo peruano, cómo olvidarlo sí fue una despedida bien a lo nuestro: entre tragos, lágrimas y recuerdos. El futuro era incierto, eso de ser causitas ya sólo quedaría en los recuerdos de los buenos momentos que pasamos en esas playas del país sureño. Tú te quedarías en un restaurante peruano allá en Antofagasta (es lo bueno de ser un cocinero peruano, profesional y reconocido en todo Chile), y yo me regresaría a Moquegua para descansar por unos días en la casa de mis padres para luego embarcarme a Lima y así completar mis estudios de bartender en GOURMET BAR. Prometí regresar en el verano siguiente apenas terminada la carrera, pero el trabajar juntos, otra vez, ya quedó como un hecho consumado. Y sí
que pasamos buenos momentos allá, pero más recuerdo ese último día en el bar, cuando entre copas hablamos un poco de todo, mientras la noche como nunca avanzaba sigilosamente con el murmullo de las olas estrellándose pacíficamente entre arenas y rocas, con las estrellas espiándonos desde la inmensidad y el sonido de los ensayos de una orquesta de salsa que se oía apenas, mientras en el bar, en ese antrito, el grupo “Los Maravillosos” de Tacna sonaba en dos parlantitos a full volumen. Después de todo, la estadía en las playas del sur no podía ser mejor ni peor; peor, porque allá no nos encontrábamos de vacaciones ni nada por el estilo, sino por motivos exclusivamente de trabajo y teníamos que sacarnos la mugre por tres meses completos como decía el contrato; mejor, porque son pocos los afortunados en trabajar en zonas tan exclusivas como Viña del Mar, ganar buenos billetes y por lo menos sentir tan cerca a las estrellas mundiales de la música en la semana de nominaciones a los premios. Experiencias inolvidables con las minas, broncas infaltables con los cabritos culeaos, boliches o gauchos de nuestra misma calaña, anécdotas por doquier con los veraneantes que degustaban en la cevichería “La Caleta”, ¡qué vida después de todo! Sin embargo, nos jodía —nos jode— trabajar afuera, aunque se gane bien, aunque aprendes nuevos modales, nuevos dejos, costumbres diferentes… aunque afuera te sientes más peruano que nunca, no es lo mismo. Jode el no poder servir a tu patria, el estar en un país extraño sacándote la mierda por falta de oportunidades en el nuestro. Jode el no estar con la familia, con los amigos y demás parientes. En el bar, a medida que avanzamos con las copas, carcajadas, reflexiones, gritos eufóricos, gritos lacrimosos, lamentos, llantos recuerdos... Los recuerdos de los amigos de infancia, la familia, allá en Tacna los tuyos y en Moquegua los míos, los recuerdos de la niñez, ¡sí eso!, los recuerdos de la niñez siempre son dramáticos, de unos más que de otros, los tuyos más que los míos. Te quebraste al recordar tu infancia, luego huyó de tu rostro esa mirada presumida tan característica, con el recuerdo específico en la mente agarraste la botella, la vaciaste y el ron te lo tomaste de un solo sorbo, intentaste romper la botella, lloraste: “Espero que sea como yo, un pendejazo con las minas, en el estudio, en la pega y con la vida misma también. Mi mamá desde aquél día se enfermó, pero siempre lo recuerda y a veces cuando yo llego a casa de vacaciones,
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después de estar tiempo afuera, ella me ve, me abraza y llora, llora porque cree que soy él quien por fin ha vuelto a casa, llora porque me parezco tanto a él me dice, dice que éramos tan iguales, él un poquito más blanquiñoso nada más, pero en el resto éramos como dos gotas de agua de un mismo caño. Mierda, nunca lo voy a olvidar causita, cojuda también mi vieja por parte, ¿cómo los va a dejar encargado a un chibolo de siete años?, cierto, siete años tenía yo cuando pasó la cosa. Más o menos lo recuerdo, había un compartir o algo así en el complejo deportivo del barrio donde vivíamos antes, en la calle Freyre detrás de la Plaza de la Bandera en Para Chico. Te cuento pues: mamá me dejó encargado a mis dos hermanitos, Carla y él, Richard se llamaba, ¡joder, así se llama! Siempre hablo de él como si estuviera muerto, mierda... Mamá fue a jugar vóley, después de sentarnos bien juntitos en el parque, ahí cerquita nomas, cómo o para qué miércoles me habré movido de ahí pues, no recuerdo muy bien, sólo que al final de la partida de vóley, ya casi al atardecer, mamá lloraba desconsoladamente. Se habían perdido los dos, causita… y fue mi culpa, todo; alguien se los había llevado, yo los había fregado. A Carla la encontramos después de dos meses en una guardería que quedaba por el centro y al otro nada,
hasta ahorita, por eso te digo que tendría tu edad causita, tiene tu edad. Mamá dice que está vivo, no sé cómo lo sabe pero está vivo dice, lo presiente, el instinto de madre supongo, yo no sé, en algún lugar del mundo, cómo y con quién estará, estará trabajando o estudiando o vagando, pasando la vida como rico o sacándose la mierda para sobrevivir, yo no sé causita, no sé, pero eso sí, te lo puedo asegurar que en algún lugar del planeta debe estar jodiendo a todo el mundo, debe ser tan o más fregado que yo, ¿bien jodido soy, cierto? Ahh jajaja, ¡así debe ser él!, estoy seguro, eso de ser pendejazo lo llevamos en la sangre los Barrazueta”. Sí pues causita, yo no sé cómo miércoles pero tiene el mismo peinado de Neymar que tú llevas, dos pendientes de marica como los tuyos, tus ojos despabilados, tu contextura, y hasta parece más jodido que tú, ahora que justo —por esas casualidades de la vida que nunca entenderé— se sienta a mi lado y está empezando a joder a la flaquita del asiento posterior. El bus está ya casi listo para partir hacia la ciudad heroica. ¿Dónde estarás? Vengo con él.
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luz luque bárcena: HECATOMBE “Se acerca el fin del mundo”, me dijo la Marcela. Qué sabe ella si sólo mira telenovelas coreanas en su cuarto atiborrado de pósters de cantantes pop asiáticos. ―Ya, dame la compu Marcela, no jodas pue, vete donde tu amiga la Yudith―le respondí molesto. ―Déjame Rogelio que se acerca el fin del mundo, y tengo que terminar de hacer todas mis cosas―replicó frenética e insoportable. Parecía que ayer la Marcela iba a perder la virginidad cuando se fue con su novio, el más galán del barrio, pero su altanería y buena educación que mamá Inés le proporcionó, hicieron de ella una chica intachable; y ahora, que sacó el primer puesto en el salón, está cada vez más altanera que cuando nació, quizá por eso ayer volvió temprano a casa, llorando. Parece ser que su novio no la soportó más. A mamá Inés no le queda más motivos que compararme con ella. Dice que soy un flojo, un envidioso, y claro, un vicioso adicto a los videojuegos de consola. Lo bueno es que mamá Inés no sabe que la noche anterior conocí Las Cucardas, ese maravilloso lugar del que siempre me hablaba Juanito y los más capos del barrio, era casi igual como me lo imaginé, un circo de mujeres, un baño de mujeres, psicodelia completa; y lo mejor de todo fue encontrar a mis profesores, esos que se pintan de moralistas. Ahora el profe Martínez ya no me jalará en aritmética, porque si no: le contaré a todos mis compañeros lo adicto que es al chongo, y el curita Bartolomé sí que lo sancionará. ―Vaya Martínez, ahora ya sabe lo que le toca, ¿por qué no se llamó una puta particular, una charapita para que lo consuele en vez de hacer escándalos en la escuela? Usted es el pan comido de la semana―dijo el padre Bartolomé enfadadísimo hasta la coronilla. Martínez estaba tan avergonzado porque su mujer y sus bellos hijos lo iban a poner de patitas en la calle, y todo por mi culpa, que me fui de chismoso a contarle la última a todo aquel que se cruzara en mi camino. ―Profesor Martínez, la otra vez mi hermano David me llevó a esos lugares que el padre Bartolomé dice que es el infierno, Sodoma y Gomorra, y me pareció haberlo visto entrando a la del 46, pero lo más probable, profesor, es que me haya confundido; si usted me aprueba el curso profesor, no sé: le prometo
que trataré de no acordarme de ese vergonzoso suceso y lo borraré de mi mente. ―¡Mocoso impertinente!, sabes muy bien que ese no era yo, no busques escusas que igual te desaprobaré. Mejor dile a tu hermano que te lleve a los juegos mecánicos en vez de Las Cucardas; eso es sólo para hombres, y tú eres un pobre mocoso que desaprobara el año, jajajajaja…―comenzó a reírse y con su sonrisa sarcástica se despidió, pero mamá Inés siempre me decía que quien ríe último ríe mejor. Martínez no tuvo mejor suerte que el hecho de que su mujer lo echará de la casa en la más absoluta miseria. Nadie en el pueblo lo volvería a contratar con semejante prestigio que rondaba por los suelos, después de que todos se enteraran que Martínez era adicto al chongo y que andaba de amoríos con la del 46, que por cierto se enteró de su fracaso. En cuanto pudo, la del 46 se fue de amoríos con otro llevándose los pocos ahorros de Martínez y uno que otro terrenito en Viñani. Por mi parte repetí el año, no me quedaba de otra, el desgraciado se desquitó conmigo. Y bah!, ahí estaba yo, soportando los noticieros y a la Marcela que realmente me tenía hasta la coronilla con eso del fin del mundo, y que por eso no dejaba de ver sus novelas puesto que tiene que terminar de hacer todas sus cosas antes de que se acabe el mundo. Tonterías! ―Rogelio, ¿por qué no te preparas? ―me decía devorando su kilo de helado―, siempre paras tan tranquilo, yo que tú aprovecharía todo el tiempo, después del fin del mundo ya no podrás jugar tus videojuegos. Ya sabes Rogelio, tienes que seguir guardando el secreto de que enamoro con el Juan, aunque ya no va ser necesario porque ya se viene la hecatombe, y a mí sólo me falta un par de capítulos pata terminar mi novela, así moriré feliz. Sin embargo, yo sólo pensaba en volver a ese sagrado lugar llamado Las Cucardas, donde me descorcharon; pensaba en cómo haría para decirle al David que me llevara de nuevo, pensaba en cómo conseguir 15 lucas. ¿Qué hago, vender mis juegos y mi consola?, No, ni aunque fuera el fin del mundo. Bah, a mí con huevadas.
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richard navarro: NOVIEMBRE 22 Noviembre 22, 00:00 a.m., las hojas del otoño se tiñen color esperanza. Habitación 2-A, cama N° 5, cuarto piso, pabellón de psiquiatría. Escucho los quejidos del pasadizo sólo cuando el silencio me invade y rapto soledades para alimentar mi niebla. Por eso en cada escalera escribo las grafías de mi nombre, ellos no lo ven, excepto mi enfermera. 06:00 a.m., todos se asean, menos yo; la razón es simple: lo hice mientras ustedes dormían. —¿Dormir?, nunca lo hice. —¿Y en tu niñez, tu adolescencia? —Jamás, soy singular. Habito en mentes, estuve siempre en cama con los ojos fijados en cada movimiento psicofísico. La realidad es compleja y por naturaleza lo son ustedes, casi como este desayuno que me saluda. 08:00 a.m., el tiempo y el espacio me concibieron en matrimonio y aquel maldito reloj, producto humano, no hace más que mentir a sus progenitores. Así, los médicos no hacen más que cumplir su labor para disimular la desgracia pública de la salud; recetan medicinas que ni en su propia institución venden. Llevo más de cinco años escuchando la misma lista, el mismo apellido y hasta la misma postura. —Déjense de vandalismos, dejen que nuevos médicos entiendan mi situación—. Pasado mañana volverán, mientras el hambre come otro apetito; y así descaradamente esta apetencia engulle la mía. Recuerdo el porqué de mi situación, todo era maravilloso, había logrado la cristalidad. Me movía entre banderas y pañuelos blancos; había ganado la guerra; me ascendieron de grado y llegué a ser el jefe. Pasó el tiempo y vi que sentado, mirar y mandar y sólo firmar papeles no era más que una obesidad que poblaba mi nuevo estado. Así que me retiré y me fui al campo, la naturaleza, nuevo ambiente, conocí el amor, tuve familia. Trabajé duro y volvió la guerra, la misma situación. Cada vez era la misma, vivía en círculo, ésta se hacía eterna y eterna. No envejecía. Estoy ya hace siglos y seguro que aquí en unas horas escucharé bombardeos extranjeros, porque como hoy siempre gané la guerra. Así que será en vano que haya tal conflicto y es que de un crujir ahuyentaré a todos ellos y los convertiré en polvo, porque de polvo se hicieron. A esta hora solía —cuando era adolescente— tramar un suicidio; por eso tengo el recuerdo vivo y no hago más que volver en mis lágrimas; cuánto daño hice, cuánto dolor causé, cuántas ambulancias me
transfirieron del nosocomio y es que nunca morí; soy eterno, cualquier acto no acabará conmigo. Sólo alguien puede cegar mi pupila, a ella la veo cantar en cada noche cuando todos duermen, con los ojos, uno al otro compartimos nuestro lecho. Y es que ella siempre salvó mi vida, en cada operación, en cada embalsamiento estuvo presente. 10:30 a.m., nadie viene a mi lado, es la hora de visita; vestidos unos de pollera otros de pantalón, charlan unas horas. Absorto y claro, escucho su pensamiento, de algunos son puros, de otros impuros. Inmóvil, atracado en el catre, espero la noche. 13:00 p.m., todos almuerzan, para mí nadie trae nada, ¿será porque tienen miedo?, yo los saludo a todos cada día, ellos pasan desapercibidos sobre mi cabecera. —Son humanos. 17:00 p.m., la cena vuelve para atizar el hambre. No como hace más de cientos de años, basta la respiración y aquel saludo nocturno de mi enfermera que ansioso espero. 22:00 p.m., vuelven los médicos internos, junto a ellos, al fin llega mi compañera; ella es la única que con un guiño en su mirada sosiega mi cuerpo, viste de ángel; su canto es purificador, el pasadizo se llena de orquesta y mi nombre empieza a lucir mostrando las antorchas sembradas por los años. Esto no me agrada; por primera vez aquella balada es fúnebre, —¿De quién será la despedida?—. Echa alaridos, se posa en medio de mi habitación, realiza el culto y con ademán se lanza sobre mi cuerpo; al fin ambos cenamos nuestros cuerpos. El pasadizo retoma el bullicio de los internos, las farolas arden hasta que nosotros tendidos sobre la sábana, nos hacemos polvo y este mi crujir sólo pronuncia la palabra: vi...da.
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santos h. condori: EL ABUELO Y LAS HIENAS CARROÑERAS Cuando despertaron, el abuelo todavía estaba ahí. Quizá esa sea la razón por la que José Vargas—licenciado del ejército, conocido como el loco—, solía contar que el abuelo perdió la pierna derecha por estar jugando en las vías del tren. Decía recordar sus palabras: «Málditos—con tono endemoniado y extendiendo la mano—. No se lleven mi piernaaaa», mientras brincoteaba persiguiendo con ahínco al tren. Por su parte, Vargas, en las reuniones de camaradería, aseguraba que el abuelo tenía más plata que Atahualpa y que había hecho un pedido de una pierna ortopédica a Estados Unidos, y no llegaba pronto porque la NASA iba a colocarle un microchip con la capacidad de recibir órdenes mentales. Se tejen muchas historias en las tertulias sobre el abuelo. Lo cierto es que el cojito era un buen bebedor de vino tinto, semiseco, anisado, chelas, alcohol puro, o preparado con yupi, y no tenía restricción a la hora de tomar. Lo que le faltaba en cordura le sobraba en picardía. Todas las mañanas el abuelo —de setenta y cinco años—, salía con su lazarillo a pedir limosna por los mercados de abastos: El Grau, Pesquero, Dos de Mayo, el Central, Bolognesi y otros. Ya por las tardes frecuentaba un huarique en el Quinto Barrio del Cono Norte. Había días en los cuales el patacumbia—por consecuencia del alcohol—, se quedaba dormido en la Avenida Internacional, al frente de la botica del Niño Jesús. A todas luces parecía un muerto fresco. Vestía el mismo terno de algodón, tenía una zapatilla, la izquierda, marca Yomax, seminueva; dicho sea de paso no usaba medias. Y con la boca abierta expedía un olor nauseabundo, tal es así que las moscas revoloteaban frenéticamente sobre él. Entonces Nolberto Alabe, adolescente de 13 años, llevaba a rastras a su abuelo hasta su casa. Pero esa tarde, la víspera de año nuevo, el abuelo dormía en la plazuela del barrio y unos jovenzuelos le jugaron una broma, introduciendo cuetillos en los bolsillos del pantalón y el saco. Luego encendieron el pabilo, y echaron a correr mientras el cojito saltaba al compás del estruendo, como si bailara la saya. Y, como de milagro, su borrachera se disipó en un instante. El loco José Vargas tenía una versión inédita de los hechos. Decía que el abuelo alardeaba a voz en cuello: —Antiguos espíritus del mal, transformen
este cuerpo decadente en Mun-rhá, el inmortal—mientras balanceaba el diafragma con sus manos—. Muajajajaja. Y luego de dar un mal paso —fue el castigo de diosito—, tropezaba cayendo en el pavimento de la plaza. Algunos vecinos curiosos le aconsejaban: —Panchito, ya es tarde, ándate a descansar vecinito—. A lo que con voz entrecortada respondía el inmortal: —¡Déjenme! Yo sé lo que hago—y se dormía. Fue entonces cuando Lucas y Rubén aparecieron por ahí; miccionaron sobre el achila (abuelo), y al ver que no despertaba, le rellenaron de cohetones hasta el occipucio —tal como un muñeco de trapo que se estila quemar en el año nuevo—, y cuando empezaron a explotar uno a uno los cohetones, el abuelo, de un brinco, erecto de dolor, gritó: —Me quemo carajú, me quemo… Agua, carajú, agua. Los vecinos al ver el incidente, con cubeta en mano, auxiliaron a Panchito y le dieron el baño de su vida. «¡Qué buena falta le hacía!». Lucas y Rubén se habían ganado el apelativo de las Hienas Carroñeras, ya que bolsiqueaban a los borrachitos accidentales de la zona, paseaban con sus verduguillos artesanales y les quitaban las propinas a los escolares. La policía los detenía un momento, pero al rato los soltaban, argumentando que eran menores de edad y que los montos sustraídos no merecían encierro permanente. Por la noche, Lucas y Rubén hicieron de las suyas, y sin medir consecuencias, le quitaron una botella de cerveza al hijo menor de los Centeno, cuando regresaba de la tienda. El chiquillo, llorando, tocó la puerta de su casa, y de inmediato salieron el Gato, el Pato y el Mono —cada cual con un corte distintivo en el rostro— armados con cuchillos y picos de botella. Cuando divisaron a las Hienas, corrieron como almas que lleva el diablo: diéronles tal persecución —alrededor de la plaza del Quinto Barrio— que los curiosos asomaban la cabeza por la ventana, otros tenían la puerta entreabierta mirando sigilosamente, y sólo algunos observaban cómodamente desde la terraza. Para suerte de males, el abuelo, totalmente ebrio, con su nueva adquisición de muletas, pasaba por ahí, tarareando una canción chicha: «Chofercito carretero llévame, llévame lejos… a donde yo quiero…». —Cállate viejo de mierda —dijo uno de los Centeno. —¡Uy!, ¡Caraju! Chico malcriau carajú, a mí me vas a decir eso. ¡Aurita te mato y no pasa nada!
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Viéndose aludidos, los hermanos Centeno, dejando escapar a las Hienas, descargaron toda su furia sobre el infeliz abuelo, que a duras penas se le escuchaba: «Aayy, Aayy». Entonces la vecindad —movidos a misericordia— se solidarizaron y salieron con palos, sartenes y piedras. Sólo en ese momento, el abuelo, al ver que sus verdugos huían, exclamó a viva voz:
—¡Ahora pe!, vengan carajú, no huyan cobardes… —Ya abuelito, cálmate, ya pasó todo, vámonos a la casa—le dijo Nolberto. —¡Déjame, te digo, suéltame, yo sé lo que hago! Esa noche, el abuelo Panchito descansó como un bebé, y al día siguiente, cuando despertamos, todavía estaba ahí.
miler huanca: APARECEN CUANDO NO LOS VES Hay pequeños bichos que caminan a mi alrededor en este momento. Aparecen cuando mi vista está enfocada en cierto punto exacto de un objeto indeterminado; que, como tentáculos exteriores en el campo de mi visión, ellos empiezan a deslizarse por la periferia. Entonces desvío la mirada un instante fuera del centro, y de pronto, los bichos han dejado de moverse. Se han transfigurado en manchas de pared, en papelitos astillados, en migajas de pan, o simplemente son, ahora, parte de otro objeto, un botón de camisa, una grafía de calendario, el ojo tornilludo del interruptor de luz, la hilera de un botín o el envoltorio de mi chicle aplastado junto a la suela de aquél. —Y los bichos que viste anoche —me dije, mirándome en el espejo borde azul—, ¿fueron acaso menos reales? Sí, una mariposita de esas que aparecen de noche, atraídas por la luz; hormigas, muchas de ellas, aunque ello parezca de lo más común, y unos pequeños granos de café con asquerosas patitas ganchudas. Pues sí, maté uno de estos repugnantes bichos que subía por la pared, junto al lugar donde estuve reescribiendo, a máquina, la mitad de un cuento. Le he visto caer pesadamente en ese rincón oscuro entre la mesa y la pared. Más tarde, sin previo aviso, soltándose del techo, algo cayó como un depredador sobre su presa hacia mi rostro. Sentí el picor de aquellas agujillas hincándome la carne cerca de la nariz, y las quité de inmediato batiendo mis manos torpemente sobre la
cara; luego la alimaña cayó al interior de mi camisa abierta, la sentí caminándome el pecho, el vientre, y me erizó de asco el roce de aquellas patitas o alas o lo que fueran. ¿Acaso una sabandija ponzoñosa? Metí la mano bajo la camisa para extraer aquel movimiento cosquilludo que pataleaba. Cuando retiré el brazo, el insecto estaba sobre mis dedos. ¿El mismo que maté en la pared y cayó al piso, hace un rato? Lo volví a matar. Durante muchas horas, en mi cuarto, me atormenté con vanos temores. «¿Es el mismo insecto de hace rato?», pensaba mientras aún seguía sentado frente a la máquina de escribir, sin teclear absolutamente nada, reflejado, y diría que menos solitario. «No, aún no podemos saber, puesto que nunca nos aseguramos de mirar abajo, de buscar ningún cadáver en el piso después de aplastarlos con placer fratricida, hermana cucaracha. No buscamos al primer insecto que matamos porque no tenía la más mínima importancia, no buscamos al primero después de matar al segundo, porque creíamos que era el mismo, resucitado; tampoco buscamos al segundo que matamos, porque, de ser el mismo del principio… ¡no, los insectos no reviven! …y no buscamos, después de pensarlo algunas horas, a ninguno de aquellos dos cadáveres, porque tuvimos miedo de no encontrar nada, un piso vacío, y no porque temiéramos al hecho de que ellas hubiesen podido volver a la vida y haberse escapado a su escondrijo, no, sino porque nos perturbaba la idea de que al igual que los insectos del inicio, que sólo veíamos y no sentíamos, estos últimos, los que creímos haber matado, tampoco existían, a pesar de que los habíamos sentido con los dedos, incrédulos, como un Tomás al tocar las heridas de un Cristo…».
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luis saavedra oróstica: EL CHILLY WILLY La población era conflictiva. Tiempo de las pandillas étnicas: “Los Masas”, “Los Chaperones”, y “Los Grappa Boys”, los cuales armaban verdaderas batallas campales luchando por el territorio. La droga era la leche de cada día. Los patos malos hacían de las suyas en el barrio. Recuerdo un conocido fumón del sector apodado el “Chilly Willy”. Muy temido por aquellos años. Acuchilló a un centenar de personas. Fue asesinado a tres cuadras de mi casa, un domingo en la madrugada. Mi curiosidad me llevó a inspeccionar el lugar. Quería ver algún rastro de muerte. Me encontré unas manchas de sangre. Con los datos que había escuchado y un tanto de imaginación, visualicé la escena. Decían que fue por una botella de grappa. Había señales de que el muerto caminó unos pasos antes de desplomarse en la vereda, en la que observé sorprendido su temible apodo escrito en sangre… “Chilly”. La escena recreada mentalmente era inmensamente perturbadora y a la vez generadora de una extraña sensación de placer. (Esta escena básica, como trauma fantaseado, será importante para el desarrollo del paciente). Hoy como de costumbre salimos a agarrar potos. Un excitante pasatiempo. Es como el ring ring raja, pero en lugar de tocar un timbre, una raja. Luego ¡raja todos los hueones! En la búsqueda por las calles cercanas, siempre hay un culo grande para agarrar. Este deporte también tuvo su versión acuática el otro sábado. La patota nos fuimos a la yapla. El Coyote tuvo una gran idea: Acercarse a una mina, más o menos rica, hacerse el tonto, luego cuando venga la ola, sumergirse y aprovechar la turbulencia para agarrar un rico potito mojado. Logrando un poco de habilidad se puede agarrar una tetita y quizás un chorito. Al salir nuevamente a la superficie hay que hacerse el desorientado. Como la ola nos deja lo bastante lejos del poto en cuestión, pasamos piola. Por si las moscas hay que poner cara de inocentes, así pensarán que fue sin querer. De todas formas nadie nos dijo nada ese día. Quedamos en seguir practicando… Estos deportes extremos me calientan demasiado. Se me para a cada rato. Esto debe ser lo que llaman comienzo de la pubertad y esas hueás. Pasar del quién llega más lejos, con las porno que vemos donde el Batfink, a palpar la realidad, hay un paso importante. Y pensar que en un tiempo más voy a estar culiando como el “Bubu”, ese hueón que se pesca todas las minas. (Este párrafo cargado de pulsión sexual,
quizás no tenga la trascendencia del anterior, en los actos cometidos por el paciente, pero me pareció interesante de transcribir). Entre tantas drogas, peleas, pandillas y asesinatos que habían en mi barrio en esos años, sumado a lo callejero que era de mocoso, podría haber desencadenado en mí una kumanización inminente, además siempre estuvo presente aquel líder negativo que yo odiaba “El brutus”, pero afortunadamente el metal y su delicada sonoridad me salvó ¡Aleluya! Era la vía de escape perfecta en la búsqueda de identidad. Comencé a escuchar casets, coleccionarlos, escucharlos, grabarlos, regrabarlos, estudiarlos, escucharlos. Pronto aparecieron los CD's y los grabadores. Fue pirateo y tráfico entretenido. En mi bicicleta hacía las entregas… Tuve bastante material. Estaba obsesionado por acumular material, eso me daba estatus en la escena. Pronto comencé a disfrutar de la ropa negra, como por ejemplo los jeans negros, los cuales me cocían los cocos en verano. Y mi pieza, escenario de varias sesiones auditivas metaleras, comenzaron a cargarse con tanto mensaje positivo. Más de alguna gorda chacal me tiré bajo el viejo pretexto de la música. Las flacas no las menciono, porque no cuentan, no daban estatus. Era requisito fundamental para ser thrash metal tirarse una “guatona tetona” como decía la letra chilenizada de “killing in the name” de Rage Against The Machine, grupo culiao que tan detestable y posero nos parecía en aquella época. El Reptilio llevaba la delantera en cantidad de música, fanzines y gordas eróticas que llevaba a su pieza… todos lo respetábamos. Pesadillas, obsesión, desesperación y depresión no eran precisamente los nombres de los grupos, sino mi nuevo estilo de vida. (((Suffocation))) Pasaba mis días, de principio a fin, escribiendo a máquina, las carátulas de los casets piratas, los nombres de los grupos, los temas, todo debía quedar perfecto, (((Suffocation))) Pero eso no bastaba, había que saber más y darle un orden a tanta mercancía, me obsesioné por hacerle banderitas de los países de cada grupo, las cuales pegaba al costado del título del álbum (((Suffocation))), definitivamente me hubiese vuelto loco con tantos actos repetitivos en esas cuatro paredes, llenas de adorables posters, pero ahí estuvo la mano del misericordioso para salvarme, llegó a mí el metal cristiano. Un tema de Azeta decía: ¡resucitó, resucitó, de entre los muertos, resucitó! ¡Qué chacal revelación! El metal me salvó, alabado el metal… bendiciones. Desde este complejo penitenciario he reforzado mi compromiso con Jesucristo nuestro señor…
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bendiciones hermanos, soy dichoso. Hoy conozco al señor. Aquí entre mis buenas obras de amor al prójimo: sacrifiqué al Jerry, bueno en realidad lo salvé, ya que lo liberé del infierno, aunque incomprensiblemente opuso resistencia cuando intenté rebanarle el cuello con una Gillette; en el forcejeo le pregunté: ¿Cómo, no quieres recibir al señor? Eso le debe haber hecho reflexionar detenidamente en que debía dejarse abandonar. Así fue como la fe en el paraíso lo hizo recibir la ostia metálica que le introduje en la garganta. Por su cara deduje que aún no estaba muy convencido, pero no tenía mucha opción, así que se murió de muy buena gana… Amén. Hoy me encuentro en el psiquiátrico de alta seguridad. Dicen que yo dije algo que no recuerdo
haber dicho. ¿Qué dije? ¿Que las voces que escuchaba me ordenaron asesinar a Pablo Morsa? Lo despaché en el mismo pasaje en que años atrás murió el Chilly Willy. Eso me excitó bastante. Es bueno hacerse pasar por loco, porque en realidad no lo estoy, estoy más cuerdo que él, que el hijo de Canuto, que pronto estará con Dios, el será el próximo, es la misión que me ha encomendado nuestro señor. (…El paciente ha presentado admirable tolerancia a las caricias eléctricas y cada vez está más compensado, unas sesiones más y ya no será un interno peligroso. Me llama la atención el apodo que me puso. Tras cada sesión me dice: “Gracias, Canito. Dios te lo pagará”... Aún no sé exactamente a qué se refiere…)
EL MINOTAURO DE LA POBLA Sé que me acusan de ladrón y de drogo, pero la cosa no eh na' así poh. Apenah he shoriao en una que otra casa, pero eh pa' comer poh. De repente me compro su pasturri así, pero piola poh. Son terrible 'e sapoh loh gileh de acá. Cuando salgo 'e mi casa así, ¡pah! me quehan mirándome feo ¡¡¿Quí pah?!! le digo yo. Ta' bien que no salga nunca de día y que en la noshe me vean por loh teshoh: con su tele así, con su equipo así y con su ropita que dejan lah viejah en el tendedero, pero eso no quiere na' decir que yo sea un mohtro, si uno igual tiene su corazoncito. Lo que pasa eh que yo soy único en mi especie, cashai. ¡Soy terrible 'e pulento poh! Soy inmortal poh, longi. Yo duermo en el suelo poh ¿Y qué tanta huá? No tengo muebleh poh. Mi casa está entera 'e pelá, lah paredeh son de cartón y sholguán. ¡Pero e' mejor que la peni poh! Igual a veceh
me aburro así y juego a pegarle patáh volaorah a lah baratah que andan por la paréh; igual juego a esconderme de loh pacoh así; y tengo un amigo imaginario ¡Terrible 'e buena onda el longi! ¡Y pá! Compartimoh la pipa así y la pasamoh terrible 'e bien. De repente, me vienen a ver loh cabroh así… ¡Y pá! Yo leh hago su tur por la casa, cashai; y no falta el agilao que se tropieza con el tarro donde hago mih necesidadeh fisológicah poh. Loh locoh salen terrible 'e duroh de aquí poh… y la otra veh un longi se lah ehtaba dándosela de ví'o, me ehtaba robándome la pipa así y yo ¡pa! le pegué su puñalá al machucao. Me lo pitié no máh poh ¿y que huá? ¡Si me ehtaba robándome la pipa poh! Dehpuéh me andaban amenazándome así ¡pah! que va a venir el Teseo a matahme. Aquí lo ehpero poh ¡terrible 'e pollo!
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yhan koronel: LOS 7 DESTELLOS DE TARATA Taqi Onqoy, emblemática escuela imperial localizada en las altitudes sureñas del imperio de Tarata, resguarda celosamente a sus 7 destacadas musas, amautas que inspiran con su laboriosidad intelectual y pedagógica, a todo el Gran Ayllu de Andinia. Muchos viajeros y figuras emblemáticas del alto, bajo y mediano Ande, han visitado su arquitectura, solo por tener ante sus ojos las esbeltas y bellas configuraciones de la carne en aquellas musas, diestras en todo tipo de cienciarte. Ya el poeta imperial del ayllu de Cajamarca, Atanasyus Soil en sus hayllis cantaba la exquisitez junta de estos 7 espíritus que con vigor en las guerras pre-imperiales de Tarata, supieron con honor dirigir el timón del Ayllu, dirigiendo el ejército como mariscalas fulminantes que determinó el triunfo ante los países del sur. Atanasyus Soil las saludaba como las eternas musas de los takanas, diciendo que mientras halla memoria, no dejará el hombre de adularlas con elogiosos trabajo. Y así lo demuestra la ciudad de Warawara, edificada en honor a ellas, inaugurada con un soberbio discurso en loa de los 7 destellos de Tarata por el Gran Quimsama Mayku Meyer Quispe. Incluso el genio andino, Soloferner Guernica, en sus cuadernos de juventud escribió sobre ellas toda una épica en función del Gran Ayllu de Andinia que emergía, no escatimando en versos plúmbeos de holística frecuencia; Inspirándose en su belleza y cono-cimiento para construir y dedicarlas a su nombre la ciudad flotante de Kalamarka. 1)Eutanasia Lunesmartes, oriunda de Chiluyo, autora de todo un Museo donde cuelgan sus pinturas regionales sobre el Mediano Ande y la Amazonía, entre sus trabajos se cuentan todo una gamma de libros de las cuales destacan: Los viajes en el tiempo, La moderna cuántica andina, Configuración y reconfiguración andina, EL poder de 3, El pabellón donde el Amaru, el Katari y la Yacumama durmieron, entre otros. Sus estudios en física destacan por encima de toda su horda de producción científica. El Imperio la galardonó con la Kantuta imperial. 2)Paranoia Martesmier, nacida en Ilabaya, emblemática estudiosa del tejido espaciotiempo y la memoria nouménica de la materia, ha centrado su trabajo en recopilar los antiguos modos de vida incaica y su origen en el tiempo, de los que destacan: Antropología Incaica, Tecnologías pre-incaicas, Taqi Onqoy, Pachacuti, La entropía de las ideas fijas en cambiar el mundo, Sociología de las ideas andinas,
Estructuras posibles de conciliación imperial para un Gran Ayllu, y Célula. Es miembro de la Academía Imperial de Antropología. El poeta Ecker Warawara se suicidó por ella en señal de amor infinito. 3)Vendetta Miercojueves, destacada psicóloga nacida en Sama, entre sus mejores obras destacan: El existencialismo en los engranajes de la personalidad, Meditaciones del Katari, Termofijaciones del espíritu andino, Teoremas de la personalidad ultramoderna, Los Vasos comunicantes entre la Voluntad y el Ego. Ego y Voluntad. Fundadora del Pabellón de Pachamama, instituto que se encarga de concentrar sus esfuerzos en la investigación psicológica ultramoderna. Un retrato suyo pintado por Volnick Wamanpoma se guarda en el Museo del Vrae. 4)Ataraxia Juevesvier, eminente psicobióloga, e investigadora médica, originaria de Locumba, sus trabajos centrados en la utilización de parásitos y fisiología bacterial, han revolucionado el campo de la medicina, poniendo la fauna microscópica en favor de la humanidad; de momento trabaja en la Nueva Enciclopedia de la Medicina Imperial, otros trabajos son: Etnomedicina amazónica, Discursos en loa de una nueva medicina no capitalista, Metafísica de la salud, entre otros. El nanomédico Kori Neoestrada le ha dedicado su último libro Estructuras y sistemas nanomédicos, en señal de aprecio y admiración 5)Saudade Viernesab, oriunda de Basadre, poeta que ha erigido toda una obra en loa del naciente Imperio de Andinia, alterna sus trabajos líricos con su investigación en ciencias marinas: entre sus obras líricas se cuentan: Haylli por Andinia, Metempsicosis vacua, Horro, y Runasimi; sus investigaciones en ciencias marinas han dado fruto en publicaciones como: La florafauna de ultramar en las aguas del Gráu. Famoso es su amorío con el Mariscal Dan Metempsicosis, luego de que este hiciera harakiri en la batalla de Pruvia. 6)Sinergia Sabadomin, natural de Pachía, destacada teórica política, estudiosa de las ciencias socioeconómicas: tiene en su haber una gama de títulos publicados: La naciente socioeconomía del Ayllu, Fractales económicas de Occidente, Radiaciones socioeconómicas para una nueva economía andina, Praxis microeconómica, Políticas imperiales del Gran Ayllu, Discurso en honor del Pusema Mayku. Es miembro de la Academia de Políticas Socioeconomicas. 7)Entropía Dominlunes, destacada ensayista cuya producción se extiende en todos los campos de la ciencia y el arte, nacida en Candarave, en su producción
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destacan sus trabajos de crítica del arte: El ultramoderno espíritu en el arte, Verdad y Literatura, Microtextualidad y Ontología, La obra de Nefelibata Akatanka, Código Mayku. Apunto de morir en la Batalla de Concordia, perdió un ojo y desde entonces luce esos hermosos flecos que muchas veces retratara la joven leyenda de la pintura ultramoderna y a la vez enfant terrible en la Revolución: Ulrik Mamani. De estas sabias mujeres de enigmática naturaleza, se cuenta y no se acaba, son el orgullo del Gran Ayllu de Andinia, jóvenes, inteligentes, hermosas, sus figuras son una gravedad que se hunde y rebota a lo largo y ancho del tejido tiempoespacial del ultramoderno Imperio de Andinia; el colegio Taqi
Onqoy las saluda, junto con su directora y generala de tarata, Desiderata Quorum, con encono, honor y apremio en este su nuevo cumpleaños como los 7 destellos del Ayllu Takana. Mañana harán presencia en el Palacio Warawara recibiendo los honores circunstanciales que el Imperio encomia para ellas, no sin frecuencias nebulosas de orgullo y amor hacia sus tesuras y templanzas psíquicas. Con los tradicionales trajes y sus honoríficas katanas, saludarán al pueblo de Andinia en señal de celeste simbiosis. Se les otorgará la llave de las aguas eternas para preservar sus intelectos y conocimientos en pos del poderoso drama de la triple psique del hombre andino. Mañana, mañana...
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raúl miranda: UN PARAÍSO DE BESTIAS fragmento de novela Amadeus Ballesteros, miraba a su tía María sentada sobre unos muebles anticuados y maltrechos por los años que habían sido utilizados. La comida siempre era la misma desde aquella vez que partieron a la selva, un caldo hecho de patas de gallina que, en repetidas veces, ya ni el grasiento sabor tenía. Ella era la que iba y venía desde la cocina trayendo con una solemnidad aquellos platos desabridos —en tradición de familia, era siempre la mujer quien atendía—. A pesar de los años que llevaba, ya era una vieja achacosa con una aspergería fulgurante como de unos veinte años. Amadeus era el huérfano traído de la sierra por la muerte repentina de sus padres y el temor a que los campesinos se cobraran la venganza con el niño. Junto a él, venía su gato y varias monedas antiquísimas, no sólo era lo único que había de heredar, a pesar de que muchos de sus ganados morían de fiebre amarilla. Por eso se vino y como se deterioraba la relación en la comunidad con el paso de los años o cuando en su niñez jugaba en los barrancos con las arcillas que extraían, para elaborar hermosos animalitos y hombrecitos pequeños y con ella se divertía hasta olvidárseles de los animales. Siempre acompañaba a su tía en el que hacer de la casa, aunque ya sufría de enfermedades malignas, y por eso tenía que sacudirse cada rato para acomodarse en la posición que le sentaba bien. Y al día siguiente se repetía la misma rutina. Amadeus, en ese entretiempo, leía libros de hechicería, hechas por los brujos para salvar almas y frenar que Lucifer ingrese a la casa. María sólo los domingos se despojaba de sus vestimentas envejecidas para ponerse una manta larga y una falda azulina hecha por ella misma. Era el momento donde recibía bendiciones. Amadeus Ballesteros terminó de comer chamuscando los huesos y dejando la otra parte en el plato. Para ir a descansar en la hamaca, iba mirando por la ventana, la calle iba desmoronándose de su erguida presencia, con cierta altanería miraba de reojo a su tía con la confianza de siempre, aunque la miopía se quería apoderar de su vista. Su cuerpo era extremadamente delgado, poseía un rictus desde la coronilla hasta el talón de sus pies, y las zozobras de sus penas no se expresaban por la fuerza descomunal que poseía como de un gigante en sus un metro sesenta, y se engrandaba más y sus desagradables posturas y gestos hacían de él un hombre duro,
maltratado por la vida a su adusta y sombría vivencia, con su corte militar y su nariz recta, elevada de sus ojos, escogidas por las cejas que distinguía la armoniosa estructura de sus huesos largos. Y sus pasos a trancos y espatulados. Sin embargo tenía mal humor ya que su locura enfermiza podía causar cierta lástima a otra persona, aunque todas esas represiones había adquirido en la etapa de su niñez; cuando tenía que esconderse en las catacumbas de los cerros, para que no se lo llevaran a la mina ni a los templos como esclavo o, si era tan feo, ser asesinado en la misma comunidad por aquellos blancos que controlaban el país cuyo lema era “exterminio a los indios”, fue ahí donde murieron sus padres, por eso siempre aquella ira nunca pudo controlarla por la rabia que acumuló a lo largo de la vida , y así se convirtió en un ser violento con un rasgo de mal genio. —Nunca más iré a la selva—dijo. Tal vez fue una decisión anhelada de tantos años de dinero fácil, esa frase despiadada se remontaba a que la vida no tenía sentido, sólo deseaba seguir viviendo una vida de anacoreta. Aunque en la selva había dejado plantado unas innumerables cantidades de hectáreas de coca, para su procesamiento a cocaína y, que los negocios iban ampliándose en todo el Huallaga por los carteles de grandes narcotraficantes que a él lo tenían marcado por los negocios ilícitos que había realizado; ahora, nada ni nadie podría cambiar su decisión, con razón o sin razón, aunque la mafia tema que este tirando dedo o aunque pierda miles de dólares, no había ningún razón de contagiarse cruelmente con los mosquitos y las malas noches de dormir sobre la misma cama a tierra mojada en la selva. Sin Meregilda no había ningún motivo para hacerse rico a costa del peligro. —¡No puedes seguir así, Amadeus! —replicó María—, tendrás que buscar trabajo, así podrás estudiar o vivir una vida cómoda. Amadeus Ballesteros no respondió a su tía, sabía que la edad le estaba cobrando impuestos, aunque todavía María era una bellísima mujer de rostro de madona romana, su piel opaca empozada sobre sus ojos llenos de sombras y los reflejos alicientes a durazno, su enfermedad se aproximaba como adivinando a la resignación que pasaría. María tenía la gran responsabilidad de que todo salga bien y buscaba a toda costa el amor en Jesucristo, él podía salvarlo y llevarla a bien puerto y si era posible obtendría la vida eterna. Realizaba un sinfín de preparados como pócimas afrodisiacos traídos de la selva. Además la enfermedad que poseía María era terminal, una
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sarna inmundicia. Por eso la hundía en mil olores de yerbas de malos gustos. También ella creía que nunca saldría del entramado existencial casi inconfesable lleno de placeres tortuosos. Sus quejas silenciosas y pocas sutilmente mencionadas. Podría haber dicho y contado las ocurrencias y porque se estaba quejándose sola sin marido y cuando había cesado ya, las pretensiones y pedidos de mano de todos los lugares; ese sacrificio del pretexto a la enfermedad de su madre le había pasado la factura. No se comentaba pero estaba en boca de todos. Rebeca era concebida digna de admiración, ante la brusquedad e ingenuidad, ella era quien había tomado la batuta de la casa después de la muerte de su tío y, pues su padre la había dejado al borde de la miseria. Amadeus era la adoración de Rebeca, era su hermana quien cuidaba de él; lo acariciaba, dormía, bañaba y trabajaba en todo quehacer de la vida: primero enviarlo al colegio estatal, el único que había en este pueblo, y segundo, llevarlo a la iglesia para que se confesara de los pecadillos que había adquirido en el colegio; pero el día que tenía que distanciarse de Amadeus, cuando se fue a la chacra de Sirena, tuvo que llorar como una niña; todo lo que había hecho en vida no le alcanzaría para vivir. Lo había hecho hasta ahora, siempre atendiendo desde la cocina, sirviendo a su madre y a su hermano. Eso quizá lo mortificó en una red invisible de culpabilidad de algo que sería impagable. El creía conveniente apenas usó pantalón largo que: todo era errado y que no debía existir una vida de cataduras, y que tampoco llevaría en la frente la cruz fatídica de la sombra de la hermana. Cuando obtuvo su primer sueldo; no se escatimó en ahorrarle sus veinte nuevos soles para cumplir los sueños de la infancia de ir al Estadio Nacional y ver un buen partido del Cristal y el Universitario de Deportes; había escuchado en la radio las narraciones candentes y a los exacerbados fanáticos que alentaban a voz en cuello. Muchos jugadores salían lesionados y otros eran tan malos que sólo se cuidaban sus piernas para que sus hinchas lo aplaudieran. Nada más grato era comerse un helado con crema batida, decorada con piquetes de chocolate. Esa primera vez que se atreviera a ir al estadio con su primer sueldo, pasaría por el portón, los policías lo miraban como sospechoso, que algo traía. Al cruzar el umbral de la puerta y envolverse entre los demás asistentes. Creía que era el raro; parecía que mil ojos le iban observando a milímetro y que lo juzgaban por su traje: un pantalón jean, unos zapatos desgastados, y no llevaba ninguna
indumentaria deportiva ni camisera ni buzo con algún cinta, eso le daba palta. Se sentó en la popular donde había hinchas de Cristal, el equipo de sus amores. Abundaban vendedores de helados, de palomitas, de canchitas y gorritas. Hizo un grito moderado a uno de los heladeros y éste le vendió un helado triple junto con una cucharita envuelta en una servilleta; cómo se derretía con el calor. Era soberbio, delicioso e impresionante, y con un suspiro la mano se endureció y cayó sobre el pantalón. Amadeus Ballesteros, horrorizado como otros se burlaban y se reían frente a su cara, miró, se paró, salió lleno de frustración, manchado en su único traje, dejando atrás una regadera de helado que se discurría en el cemento. Llegó furioso a la casa. Rebeca al enterarse de lo sucedido comentó burlonamente: “Hum, no era esa plata para que te compres unas camisas, te parece bien con esa facha que por capricho la tienes; debes creer en Dios”. Amadeus intuyó en esa frase mal intencionada, que los mecanismos que utilizaría para incomodarlo y hacerlo sentir culpable habían que ponerlas a buen recaudo. En la medida que él se iba alejándo de Rebeca, le iba tomando cierta antipatía. Esa libertad que gozaba, casi única, le incomodaba sutilmente a su hermana. Creía que era una injusticia, pero cuando se enamoró de Meregilda, se había convertido en un niño que a gritos pedía que lo aconsejara; persiguiendo, sobornándola a que hablara con Meregilda y con la familia Saldaña. Parecía que se había reconciliado por lo importante de sentirse Rebeca en la vida de Amadeus. Pero ese reencuentro fugaz no duró mucho. Rebeca no tardó en darse cuenta que fue utilizada. Y cuando se enteró que se iría esta vez para la selva, aunque le hablaban bastante de La Rinconada, un pueblo sin ley, dedicada a la minería clandestina, y que podía volverse rico. Esto lo alegró. Amadeus trabajó desde sus once años y mantuvo la casa en apoyos menores, aunque eso a Rebeca no le contentaba por el encierro que padecía entre sus cuatro paredes sobre una casa de olor hediondo a yerbas; y suministrando a la enferma a cuenta de los minutos que marcara el reloj; aborrecía los desvelos, vigilias, gritos, jaquecas que lo ponían de mal humor. Amadeus se inmiscuía de esa responsabilidad. Gozaba de esa libertad, podía casarse y tener hijos y conocer el amor y dar la vuelta al mundo y tener todo el éxito del mundo en su carrera luminosa. Cuando llegó la carta anunciándole que Merigilda había muerto sintió un extraño cosquilleo de culpa: —Ahora qué harás, ¿ya pensaste?—repitió Rebeca. —No te preocupes, todo está bien mientras yo viva —dijo él. —Ah, sí…—respondió Rebeca llevando la ropa de
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su madre. —Regresaré a la tierra de mi infancia, Chiluyo. —Sería retroceder después de lo que lograste, Amadeus; pide que te den tu parte y luego lo vendes o eres un burro y no te das cuenta? —No, la herencia de mis padres es lo único que tengo en la vida para refugiarme. —No comparto contigo eso. No crees que sería esclavizarse románticamente. El talante de los hombres prósperos, es el negocio —alegó Rebeca—, ¿Qué familia puedes tener allá? —Claro, es cierto, está a punto de concretarse. Aburre los cementos de la ciudad y los alcaldes sólo sirven para eso. Mediocres de mierda. —¿Acaso odias a esta familia que te acoge? — Ta m b i é n — r e s p o n d i ó A m a d e u s , eufóricamente.
—Hubiera querido tener un hermano que me entienda y no un primo resentido—dijo ella con cólera en los ojos. Cada uno se dirigió a su cuarto. No se entendían. Pero la mujer postrada en la cama convaleciente, era quien los unía, aunque cada uno tenía un recuerdo distinto de la infancia en dos mundos distintos, sin embargo, ella era una madre. Eran casi dos historias paralelas; uno había crecido entre lujurias y abundancia, mientras que Amadeus había crecido en una casa que se caía a mil pedazos donde la quincha y adobe se deterioraban paulatinamente, así como la condición económica y moral del padre que desencadenó en una muerte temprana; por eso tuvo que lidiar con la vida en diversos frentes con distintas personas: en unas, le tuvieron más compasión, en otras lo criaban con mansalva actitud casi similar a un esclavo.
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ferdinand d. kon: ESTAMPA Desde que Itachi Wamanpoma inventó un modo de hacer que la nieve brote del cielo, no ha dejado de nevar en la provincia de Ite. Ahí estaba presente a todas, pese a que un verano arremetedor tiranizaba esculpiendo los rostros de los comensales con abominables rayos infrarrojos y radiación violeta. A esta hora las hermanas del clan Wamanpoma se ventilaban con abanicos de pluma de suri, mientras degustan un ceviche de conchas negras. Están sentadas, pensativas evocando imágenes del reino flotante. Hacía mucho calor, pero la nieve, que en copos pequeñísimos caía como una ilusión multicolor de rocío, insuflado por los rayos solares que se descomponían en las geométricas formas que los copos tomaban, bendecía los hogares con una brisa ambivalente. Ambas disfrutaban la buena brisa que hacía, mientras terminaban de comer los últimos trozos de pescado y conchas negras cocidos con zumo de limón wando. —Vaya, al final de cuentas, Itachi hizo algo bueno por nosotras, no lo crees? —comenzó a decir Runa Inkaroka, contemplando la imagen pop de 13 colores que en el fondo de la sala oteaba, hecha por el pintor imperial Grin D. Lequeleque, donde primaba el verde y el naranja mezclándose con diminutos pigmentos blancos, amarillos, rosados—. No es que me agrade del todo el muchacho, pero no negaré que esto es suyo, esta hermosa nieve cayendo lentamente; el calor es insoportable, y al menos con esta brisa nívea, una puede estar tranquila, incluso abrigada—volvió a decir, para luego levantarse de la mesa que tenía por mantel un hermoso awayo rojo con filigranas azules y motivos chan-chan. Casi se podía leer en él un pequeño poema breve de Atanasyus Soil, su famoso poema de muerte: Q'antati. —Considero lo mismo, hermana—acotó Frufrú Solester, prima hermana de Runa—, esta sensación de estar entre la suave brisa invernal y el calor encabritado del tata Inti, es todo un placer, creo que deberías escribir algo al respecto, quizá un haylli ¿no te parece? —Sí, pero no me siento motivada aún, prefiero disfrutar de este momento, que a estar preocupándome por escribirlo. —Quién lo diría, el muchachito que tantos problemas nos causaba de niño, ahora se ha vuelto toda una celebridad en la provincia. Mira qué hermosos los ichus revestidos de nieve. Me recuerdan a las chozas de la mamá Florencia.
—Sí… Oye, se me antojó un buen vino. El vino de Tacna es el mejor que hay por aquí, ahora mismo iré a traer uno. —Sería estupendo —contestó Frufrú y luego de una pausa en la que ambas permanecieran diluidas en sus propias reflexiones, Runa preguntó— ¿qué le pasa, hermana? —Nada, era sólo que me preguntaba dónde y qué estaría haciendo Itachi en este momento…. La hermana sin contestar nada a una pregunta que también le anudaba la garganta, deje que el vacío aleteara el pequeño espacio del salón bien iluminado por unas lámparas Kurmi. A darse cuenta que ambas caían absorbidas por la melancolía de un pensamiento que los llevaba a un agujero negro, Frufrú fue despacio a traer el vino. En el trayecto en que recorría del salón a la cocina, pensó en algunas cosas, y de memoria buriló en sus sesos: Dime, Itachi Dónde estás? En qué piensas? Estás vivo? Estás muerto? Volverás? Al regresar, ambas hermanas se juntaron en la mesa, comieron un ceviche de lenguado y calamares fritos mientras anochecía. Tomaron un tomo de poesías de Atanasyus Soil; leyeron sus poemas finales. Suspiraron con los versos que les hacía sentir en el pecho un bosque frondoso. Hablaron sobre las nuevas películas que pasaban en la provincia, sobre historia, sobre el clima, sobre la autóctona botánica de la provincia, cuyas reflexiones debían preparar para el periódico de la localidad. La nieve siguió cayendo. Salieron a mirar la luna llena y las primeras estrellas que se encendían impasibles e n s u p i z a r ra c ó s m i c a . To m a ro n v i n o h a s t a emborracharse. Ebrias del festín que tenían para sus cinco sentidos, echáronse entre los hongos para brindar en nombre de Itachi. Quedáronse dormidas. La nieve siguió cayendo. Por todas partes.
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POESIACASO
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augusto aníbal toledo: TE ABRACE EL FUEGO Yo desearía que me mi vida no fuese más que una ocurrencia exagerada. M. KUNDERA
*E Apacible Una noche (…) de fría temperatura, cielo raso El tugurio era lo comúnmente sano que no podía desprenderse Y fácilmente (algo cierto) Ojos ciegos manos atadas completo, expuesto boca arriba a la noche Y pensar que lo extraño era no estar entre los autos En una oficina, en el ruido acompasado de esos muertos
*E*
Y estar fuera y expuesto a sí mismo Y el tránsito, el tránsito… Me abrasa como el fuego, y pensar ahí marchitándose Comúnmente no sucede, aunque sí oh fuego fatuo ( ((algo hay de cierto)) )
La oscuridad y un sondeo simultáneo, entre silencio y mi estadio paria
Te abrace el fuego, me abrasa el fuego Como días perdidos en el encanto Como recuerdo revivido Extraño el tiempo, nada tiene relevancia Ni la hora o los astros ya conmueven El ruido acompasado de oficina te hace muerto Ahí como recostado
De frío, de frente al fuego
Y perseguidor de pétalos desprendidos En la noche hay un por qué de estar a rastras Respirando huellas El ahora que se apaga Anhelando días En que no se era hombre sino rana Aspa-tritio o llanamente de amalgama U ornitorrinco y buscando ser fiera atrapado en la maraña ( ((tanto in mutaba)) ) Y en el subterfugio, sino no encontraba Sin percatar de lo lucífugo padecimiento Ajeno sin raíces Abrigado en salmuera Contemplando alrededor Cae la mañana
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*E** Reconoces la estructura Su gramatical estrategia Su significancia y estado Reconoces el nombre y predicado En tanto se vive y duerme entre el más común de sus mortales Se ve andar y seguir el influjo Se ve trabajar y soportar el ritmo de engranaje Y sucede que frente y a solas ante el espejo Se ve y no se engrana a la gran semántica Y revisando fotografías de amigos, familiares, con sus hijos… Le viene o le cae a golpe una incertidumbre Si es quien es, por qué no se halla en el recuadro Todo resulta familiar y suyo
* * E **
Y dónde está cuando cree que debería estar Entonces todo es arrastrado al remolino
Alrededor y enfrentado al sondeo
Y la vorágine golpea y confunde
Lo estrepitoso e inconmensurable
Varando todo lo que salga a flote
El murmullo del eco implacable
Le vi y lo saludo y me ve y agradece el saludo
Camina y luego corre… despega
Pero no responde a ese nombre.
Y retrocede y recuesta Y simplemente simple te encontrarás Sentado y guarecido alrededor El aire te tocará y el ruido te tocará Y simplemente encontrarás en ellos algo de paz Alrededor y enfrentado al sondeo La luz enhorabuena y triste y lapidaria.
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daniel olcay: CYDONIA XXX “I'm an alligator, I'm a mama-papa coming for you I'm the space invader, I'll be a rock 'n' rollin' bitch for you…” Moonage Daydream – Ziggy Stardust and The Spiders from Mars Cydonia (((Space Bang))) (((‡Ѳґẅэ ßØħŋ))) §- Trascendencia… más allá de la estética -§ Los genitáculos de la criatura. La cámara. Las ventosas. Encanto. La memoria en los ojos nacarados. La piel viscosa, las luces y el aceite. Ella. La criatura escupe en uno de sus genitáculos y lo utiliza para penetrar la entrepierna de Ella con dureza. Roles pasajeros. Con un segundo miembro, rodea el cuello de su compañera, mientras que con un tercero, arremete contra el ano ya dilatado. Un cuarto genitáculo cubre la boca, gritos y el llanto. ** El cine pornográfico oriental del planeta Tierra …arquetipos//contacto real//coincidencia… §- Perversión -§ Un espejo en una habitación a oscuras. El deseo. Un propósito. Las coordenadas. Una luz parpadeante. §- Analogía -§ …y los satélites planetarios comenzaron a poblarse. §- Ingeniería Robo-erótica -§ Fue posible crear sucedáneos e integrar fluidos seminales/… piel y vellos (dependiendo del cliente, como también de la región galáctica a la cual pertenece)/… la secuencia dinámica del movimiento pélvico/… una voz tranquila que susurre o grite de excitación/… programar incluso la más perversa fantasía del cliente… … la baja temperatura del robot sigue siendo un problema. §- Nota para un posible proyecto -§ La hembra terrícola puede mantener el acto sexual sin estar físicamente excitada.
§- Blooper_Фџ -§ El joven actor saturniano y ella de Venus. Se encuentran por primera vez en el set. Acción!…
El joven con su falo erecto intenta penetrar a su compañera. Intenta. Intenta. Ella ríe y le dice: -Si
quieres, puedes intentar en otro lado… y dejar mi ombligo tranquilo-
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§- Lógica -§ Si lo puedes ver, lo puedes realizar. §- Rockstar-PartyHard -§ Sobre el ombligo de Miss Calisto, Ziggy esnifaba setas machacadas provenientes de Venus. The Spiders from Mars en un bukkake con una groupie que huyó de casa. Con los ojos alocados, Ziggy citaba a Nietzsche… <<Yo soy cuerpo y alma, así habla el niño. Y por qué no hemos de hablar como los niños?>>. El gato de Japón. La rumiante arrodillada con semen en su cara. §- Ética -§ El problema se reduce a la primera ley de la robótica y el sadomasoquismo. §- Blooper_Ф‡ -§ Todo fue muy rápido. Miss Calisto le besaba el ano a su compañera. En menos de un minuto, tenía intestinos marcianos en la boca.
SOUNDTRACK
“In dreams... I walk with you In dreams... I talk to you In dreams... Your mine all of the time We're together In dreams... In dreams” In Dreams – Roy Orbison “… and he came to a door... and he looked inside Father, yes son, I want to kill you Mother... I want to... Fuck you!” The End – The Doors Track 02 I Desnudo y ambiguo huésped en la cárcel líquida. Bajo el agua, el calor es soportable; el sol no existe en la profundidad del cuerpo. Piel y sangre cubren las paredes de la cárcel y la fiebre envuelve al deseo infantil. Su cuerpo es prisionero. La cadena que nace de su vientre se pierde en el muro, aquel muro que respira agitado
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junto a las venas que dibujan historias palpitantes. ((universo// bicéfalo// movimiento// muñones metafóricos)) Sus manos tocan la cárcel viva, la carne viva. Todo se agita en el interior, puede sentir como el líquido ardiente y el aire intentan escapar por aquella tibia geografía, por aquellos labios cautivantes en lo profundo del lugar. Sus dedos buscan la salida, la humedad aumenta, la agitación hierve y la sangre viaja a través del sueño. El feto maduro descubre la excitación y su instinto sabe qué hacer con la sangre que recorre su cuerpo, con el deseo animal de explotar en la asfixia. Desnudo, bajo el agua, se masturba en silencio observando la geografía; tan familiar como ajena. Acerca su cuerpo contra la pared ardiente intentando sentirla con su pene. Su mundo es temblar en la angustia del secreto. Vergüenza, confusión, odio invaden su cráneo ardiente de respuestas. Con fuerza y locura, toma la cadena que nace de su vientre y la enrolla en su pene, retorciéndolo hasta que el dolor y el pudor desaparezcan, hasta que la sangre se pierda bajo el agua. Nadando en sueños líquidos/ ahogarse es la última preocupación. (Un silencio estéril)
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renato contreras:
IMPERIALES
Sigo con los retazos y arde; no importa. Los pétalos y la seda en la espalda no se irán. Sólo espero seguir observando y no viendo. Escuchando y no oyendo. Para así quebrantar huesos con toda propiedad. (Considero la belleza. Y me gusta) (Sopeso lo que quiero. Y me gusta) Ruge el león y dejó de arder Liberado estoy de la carga. (Y me gusta) Me gusta creer que los cuervos me aclaman Me gusta creer que las calles son llamas Me gusta creer que Caín no creía en el destino Me gusta creer en la inocencia de los recién nacidos Una cruz en forma de espada (O espada en forma de cruz) [O forma en espada/cruz de cruz/espada) yace en mi espalda La alfombra roja no podía ser de otra manera…
ZONA TRES
"En un pequeño cosmos donde confluyen Muse Megaman y Tolkien
Tan académico Tan rev(b)elador Tan electromagnético El homúnculo astral se corta la cabeza
En la línea sangrienta discurriente de ego Para un par de efebos enajenados La fuente opera alienándolos a todos
Queriendo un destello cyan o un compendio de tres páginas
Cree/creando que pasarán cosas En ese mutagénico espacio
El séptimo elemento supera la praxis Mientras la evolución se acaba Regresivamente”
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enrique cuautli:
ABSURDOLOGÍA VITAL Una jaula salió en busca de un pájaro. (Franz Kafka)
Te callarás cuando les hayas escupido la última sílaba en sus tragaderos y ya no tengas nada por oír./ Oirás el silencio cuando te pidan un minuto de silencio por tu cuerpo. / La guerra empezó con un tratado de paz y ella con la llegada del primer imbécil cargado con un arsenal de municiones. / Sorprendí a dios clavando a uno de sus hijos en la misma cruz de Jesucristo. / Humanoide, lame tu codo y dime qué sabor tiene la vida —si es que puedes. / Una mafia de libros leíbles salió a cazar hombres incorregibles. / El zorro en el corral asesinado por un cordero. / Al final de la batalla el cuervo se hundió en mis ojos y volé en busca de carroñas. / Lamento esta separación/ lamento tu partida…/ Pero, dime: ¿cómo se siente estar vivo todavía?
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El condenado juega a encubrir su vil acto/ muere mientras huye/ huye mientras la dama yace inerte en la ducha de algún antro y su sangre enfría/ inútiles lamentos para semejante cobardía dicen/ lágrimas del niño que mojan los pecados del otro/ lágrimas que se precipitan con relámpagos y truenos incluidos/ son lágrimas del niño en la plaza/ el niño está solo/ llora enloquecido / llora a los pies de la estatua de la madre de Calcuta/ doblan las campanas inimaginables/ el niño sigue gimiendo/ llueve a mares…/ el condenado no quiere entender porqué…/ el niño no para de llorar/ la tormenta que no cesa/ manchas de semen y sangre que se diluyen con la lluvia y se desvanecen en la tierra y en la nada…/ Lágrimas/ lamentos/ desencuentros…/ Dos condenados lloran en la plaza…/ la madre los contempla con firmeza… / Belcebú se caga de risa… / Hechos consumados/ de nada sirven las plegarias / las atriciones/ los dos infelices se dirigen a una parroquia/ y antes de que pase la tormenta/ confieso: >>>[“Lo mataron mis celos…”]<<< Lo abrazo y lloro/ lloro mientras se acerca la ley/ lloro mientras la sangre de la dama de compañía / tu puta madre / sigue enfriándose en el hotel/ este monstruo ya perdió la partida “La tormenta cesa con el ulular de las sirenas La flor se marchita y muere tras las rejas El huérfano ya marcó al asesino de su madre” [HOMICIDIO]
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alberto ninaski: QUÁKER La frecuencia con que pasan los automóviles en esta mañana enredada por el caos y la perversión del pensamiento se asemeja al tránsito de las moscas cuando se posan en mi taza rellena de quáker y canelas recién evacuadas. Si tuviese la suficiente paciencia para analizar con esmero la calidad de sus neumáticos o el blindaje de sus motores aterciopelados y cimbreantes, me costaría menos adivinar si son de pacotilla o de la beautiful standardized corporation; pero me basta con que sienta que me estorban y provoquen en mí (volcánico organismo acelerado) la respuesta tranquilizante que todos esperan. Por eso, con la "paciencia" de no saber más las cosas, me unto suave y defectuoso en el vidrio lateral del primer auto que escojo; esbozo entonces una sonrisa, una parábola inquietante, casi demencial... mientras voy untando el parabrisas con mi vómito, con mis heces, puedo imaginarme a las moscas haciendo lo mismo en mi desayuno... puedo estar tranquilo porque sé que está tibia, dulce, ¡con tetas calientes!, fresca y pasteurizada... ¡Ah! mi hogar es una linda acuarela...
VVV Las plantas arbóreas se revisten con ergios, el planeta está espetando sus salivas demenciales. A la salida del colegio saludo a su maestra, al final del arcoíris saludo a su duende. Las plantas no se inmutan en lo mínimo. Quizá me dijeran al oído y no las he entendido. Alberto míranos en el viento, Alberto míranos… Pero Albertito es una inmensidad compuesta en la atmósfera del desentendimiento. Engrana la expresión mi estimado leyente, diagrama tu agenda en función de mi vanidad de perro. DE PROFUNDIS Ahora planta eso, ahora hombre leyente, ente o lo que seas tras el verso o el desentendimiento, ahora muérdete y no se lo cuentes a nadie… a nadie. A borbotón encriptando esta psicografía lanzada desde arriba por el diablo hebreo que canta de esta forma: Y es que captando el sonido de su mente me recuerda a mí mismo si yo fui alguna vez yo mismo, no importa corta el abdomen y señale con la sangre del recién sacrificado la dirección alucinante del parásito que blasfema mi nombre y no se identifica, pueda que sea menos deidad hoy en navidad pero estoy seguro de seguir montando caballería omnipotente por estos lares así que mejor nos hablamos como iguales y me respeta al fin, pendejo sádico, olfateador de miserias, qué digo. Padecer es cosa del nenúfar tras el desenchufamiento del corticoide. Así que deberás de atar bien al animal porque peligra su raza. No me entiendas sólo pregunta y guárdame el silencio. No quiero padecer de preguntaína a esta edad del empuñamiento. No me entiendas porque es demasiado lo que yo no entiendo
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luis cèline: APUNTES II para Santiago P. He sentido la calidez del dolor humano al beber un martini: frivolidad, vanidad... Ya no puedo percibir nada similar. Siempre queda escribir sin importar que se escriba, sentir que se escribe una nueva historia, original sería genial, es lo que esperamos, el objetivo; sin sentir que "vivir" es lo único que se busca. Por eso no somos los cimientos de la catedral de Nuestra señora de París. Por eso no somos torres, ni puentes, ni murallas, ni promesas... somos tálamos nupciales envejeciendo en la desdicha de los nuevos recuerdos y los problemas siderales. Por eso sabemos de demiglaces, ápics, de veloutés, de frutas de la pasión. De ayahuasca, de san pedro, de peyote, de marihuana, de cocaína, de ácidos y de hongos. De Luis Hernández, de Storni, de Nerval y de Mayakovski. Hemos evitado cantar con los demás, a pesar de ello cantamos solos. Somos Sinatras desollados, juglares envenenados sin voz sin señas ni lenguaje especial. Cantamos al respirar todas esas sensaciones mundanas que nunca acaban, esas saetas de emociones y sentimientos ulteriores, esos rayos fulgorantes de sol en cada mañana que contaminan a la obscuridad perfecta orlando los paisajes de la mente. Ni desvanecer leyendo a Sylvia Plath, ni acariciar la sonrisa en una fotografía harán de este mundo un sol, ni de nosotros una mágica cima en la montaña. No creo que hablando se resuelvan los dilemas de este mundo, hay que olvidarlo, todo se resuelve apuntándole con alevosía una magnum a dios. Reventarle la testa. Sonreír para la foto de policiales. Explicarle al mundo que patear el tablero desde el inicio del juego nos hace libres de toda estrategia. En fin. El fin de los tiempos está siempre cerca. Los límites de tu pensamiento: el sueño de ser, la melancolía de sentir, la nostalgia de no poder. El fin siempre camina despacio y contigo, adentro de vos. El fin de los tiempos es todo lo vivido y todo lo que no se podrá vivir. El fin de los tiempos es la muerte real de cada uno.
*** Aquellos días escribía sobre mi perro gran camarada de mi vomito que corre como tú y yo detrás de lo desconocido no por ser un can paranoico mas bien porque es un héroe un héroe incomprendido. Como Morrison mi perro no es ejemplo para otros perros mi perro es más como Bukowski claro que sí, sabe apostar bien sus ladridos. Por eso mi perro si no ladra se rasca los sobacos con mis penas. El váter se había convertido en mi médico Es lo que recuerdo de la gran parafernalia: sin ti la distancia es un virus
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marcos quisbert:
AUNQUE NO FUIMOS GRANDES EN NADA
Aunque no fuimos grandes en nada supimos atraer la atención de toda clase de gente honesta, en ropa americana, gafas de soldar que nos hacía grata la estadía en este mundo. No sabían más que comprar chucherías y lavarse una y otra vez las manos. No sabían más que refregar la textura cavernosa entre sus piernas y al beber cerveza, confesar su amor por todos quienes usasen chalas y camisa hawaiana. Aunque no fuimos grandes en nada supimos atraer la atención de hombres y mujeres con cientos de problemas para concluir la obra maestra de sus vidas, en borradores ilegibles, páginas en blanco, trazos incompletos. Nosotros, nos bastaba con sentirnos admirados por estos genios con los que compartimos tardes de sexo y filosofía new age.
YA ES HORA DE QUE NOS VEAMOS LAS CARAS
Ya es hora de que nos veamos las caras, es hora de bajarme los calzones para soñar con que usted me viene a buscar. Es hora de tentar a los chicos que deambulan en las plazas y esperan maquillados, ocultos de las luces neón. Es hora de salir con una botella de licor semi vacía para que un señor esbelto nos recoja en su automóvil y nos libere de los años y la faja que provoca salpullidos. Es hora de brindar por tu imagen de adulto mayor aunque seas una chica aún con ganas de jugar. Pero estamos solos y nadie nos viene a ver. Solos ante nuestra imagen de galán televisivo escuchando radio y bailando ante el espejo y esperando que alguien llame que alguien llame y nos invite a conocernos como una primera y única vez.
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charlie, un villano elegante: “NIHIL NOVUM SUB SOLE”
HOMBRE DEL CREPÚSCULO
¿Que por qué escribo en las horas próximas a la oscuridad? Debieras preguntar mejor por qué te quiero con toda el alma. ¡Bruja!, yo no lo sé. Pero cómo te quiero. A ver. ¿Has visto alguna vez allá, a lo lejos, detrás de las montañas cubiertas de perpetua nieve, extinguirse irremediablemente una pequeña luz? ¿Y has sentido cómo, a medida que decrece, a medida que oscurece, tu corazón también se va apagando y tu alma, lentamente, se adormece? ¿Has imaginado tu propia muerte semejante a aquella luz? ¿Has visto acaso, aflorando en el ocaso, cientos, ¡miles!, de circunstancias turbadoras, hechos, pensamientos, sensaciones arrolladoras –infelices a decir de los demás, felizmente inspiradoras pienso yo– que te sacuden o te conmueven? Yo encuentro en ese espacio mi ideal, la esencia pura y la tranquilidad necesaria para la compostura del corazón. En esas horas escribo. En esa luz, que es la triste muerte del día, únicamente existo. Y esa muerte sucesiva es mía. ¡También, a mí, me pertenece! HASTÍO
¡Qué aburrimiento abate mi alma esta tardía noche que me acompaña! Mi cuarto es una celda sin ventanas, con barrotes invisibles que cumplen su función a cabalidad sin permitirme reposo ni salida. Tumbado en el diván de negro cuero, juego con el humo del cigarro que es mi única diversión. La rutina cotidiana de la vida me parece ahora tan lejana; solo pensar el contacto con otro cuerpo me escarapela la piel y me hirsuta el pelo. El cerrojo de la puerta es mi carcelero; y el golpe de las saetas del reloj, mi personal tortura. ¿Cuándo? ¿Cómo llegó a convertirse todo esto en una prisión de lujo para mi cansado cuerpo, un suplicio interminable para mi osada alma aventurera? Sé que en buena cuenta solo lo imagino. Pero es tan real que no llegaré a dormir mañana y –a ser posible– ninguna otra noche. Si me agobian tanto éstas comodidades que me hacen sentir prisionero de ellas, mejor vivir como los caballos: corriendo y apareándose libremente en la vastedad de su propio universo. Y dormir donde te sorprenda la noche. Y detentar una fuerza única, indestructible. ¡Una vida salvaje! ¡Una vida salvaje y plena! LOS CRISTALES ROTOS
Un segundo sublime, diferente a los del resto del día, es el instante supremo que sirve de sutil alimento al alma, causándole inusual regocijo. Puede sorprendernos muchas veces durante el transcurso de nuestras vidas. Todos esperamos que lleguen a concretarse, pero muy pocos en realidad los sentimos con plena convicción debido a la multitud de reacciones que pueden desencadenar en nuestros frágiles estados de ánimo. Hoy mismo, esta mañana, yo estaba limpiando los cristales de una vitrina con mucho esmero. Pero, en un descuido, toda la torre de vidrio se vino abajo. ¡Qué belleza, el estrépito inconfundible de las cosas cuando se hacen trizas! ¡Una punzada espeluznante y directa al corazón! Oh, Baudelaire fue un inventor maravilloso cuando cometió aquel crimen con su mal cristalero. Porque no hay sonido más espléndido ni espectáculo más inquietante que oír el magnífico ruido de los cristales rompiéndose; y después observar tu cuerpo fragmentado, repartido en mil pedazos diminutos por el suelo. ¿Cuál de todos ellos podría ser yo? Ahora que estoy seguro de haber abandonado mi cuerpo. Oh, alma querida, el
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instante previo a la culminación de mi existencia debe ser similar a éste. Oh, muerte bendita, no permitas que me vaya sin haber experimentado más de estos sentimientos. Y tú, que decías que yo era un espíritu innoble, incapaz de apreciar la belleza aun teniéndola enfrente; que pensabas que mi parsimoniosa vida se deslizaba sutilmente por el tentador borde de los abismos del infierno; tú que jamás viste en mí esa chispa de sensibilidad creyéndola ausente; ¡oh, tú, mi silencio!, no eres más que ninguno de estos cristales rotos que antes provocaron en mí sensaciones tan elevadas y que ahora, sin mayor reparo, arrojo a la basura. IN CRESCENDO
Mañana, pobre alma infortunada, refractaria y perversa, atormentada pero magnífica, acabará, por fin, el desconcierto fulminante de la noche; y el trepidar del corazón, pendiente de un nervioso hilo de sudor y carne, habrá dejado acaso su huella imborrable en la decrepitud del cuerpo, que no se ha dignado resistir. Horribles sensaciones mientras tanto (pero no podría referir donde exactamente) se suceden en un caótico espectáculo a lo largo de la espeluznante jornada nocturna. Con qué minuciosidad procedí a devanarme los sesos y escudriñar en cada rincón de mi intelecto; y descubrí, únicamente, cierta incapacidad del corazón para explicar la belleza. No pude retener sino nostalgias, recuerdos insustanciales, borrosos, incoherentes, indistinguibles; solo nubes o solo sombras. Pero, en el último instante de mi fatal desesperación, súbitamente un golpe seco de ultratumba llama a la puerta que cruje, chirria, se separa del marco y, por último, se abre... ¡Oh maravilla de desconciertos y voluptuosidades ahora libres, girando dentro de mí o en torno a mí hasta el desánimo! ¡Oh alma inmortal, exenta de virtudes! En esta noche agobiante de enigmas irresolubles, la simultaneidad con que se producen y degradan infinito número de cosas: imágenes, sonidos o movimientos, ha sobrepasado los defectuosos límites de mi deleite, logrando abatirme. ¡Pernicioso tedio! ¡Hastío formidable! ¡Sí, formidable! ¡Esta noche aborrezco lo mismo la vida que la muerte! SOLEDAD
Cierta noche, alma desgraciada, que no podrá quedar en el olvido, me visitó una aciaga sombra que yo identifiqué en el acto pues conozco de sobra a la muerte. “¿Vienes por mí, querida?”, pregunté no sin cierto halo de incertidumbre. Oh misterio, imperceptibilidad de movimientos; giros y voluptuosidades, diríamos, invisibles. Por toda respuesta obtuve un gran silencio. “¡Pronto!”, dije, que sea rápido. Ansiaba tanto este encuentro ideal: ¡Frío!, ¡frío! ¡Dolor y nada más! Sutil efervescencia instalándose en el cuerpo, tiempo consagrado a los recuerdos, antesala inevitable de la oscuridad. Todo se diluye alrededor, incluso el tiempo. ¡Mañana!... ¿Qué significa ahora? ¡Nada! Solo otro día que jamás veré. “Me has tocado hondo, vieja amiga, compañera inseparable. ¿Qué fatal destino, por mí, aguarda?” Pero la sombra yace inerte y no responde. Y la desesperanza, cual filoso acero, me desgarra el pecho y destroza mi corazón. ¡Pánico!, ¡pánico! Aterrador silencio. Soledad... ¡Castigo más amargo que haber muerto!
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yesebell sechar: DESCONFIGURACIÓN
Ella tiene la rueda de un automóvil recién comprado / sus ojos se maquillan con piedras molidas de la estrella herida, su sutil profecía canta al abisal del espacioso vidrio que encadenan su destino. Satanás la tienta en cada esquina de frente, de frente se mira el cuerpo tímido y gozoso Ella se aletea esperando mi nido que nunca llega porque mi amor, inocencia torpe, tiene alas
verso que se atropella.
Por la concha-de- su- madre... la hija de puta a quien amo sí existe silenciosamente y desafinada cúbita y dispuesta a la alucinación del guiño mensual de un genio o del gremio humano de los robots también hijos de puta al final humana mía , proyección de la luz infrasaturada María Magdalena, oh mi dulce gotera cómo la humecto con mi mirada lacrimosa si en la estupidez podría encontrar la luz.. Mujer superpotencia astrológica que desnivela mi trayectoria mefistofélica. A descalzos pies brinca al infinito y grita a esta tropa irreductible, leal a la guerra AL PÁJARO DEL VUELO... y eres niña y eres puta y eres niña y eres puta y eres niña y eres puta y trepas trepas trepas...
Fijo la mirada en la hoja el cántaro del pájaro loco invadió tratará de aplastar el mundo en un papel y la noche vendrá cantará su seda aullido de este miedo y yo seré pequeña sedienta Buscando el seno de mamá Me trasformaré soy grande y mujer en el coito de un hombre que nunca amará con fe de pájaro llorar en cuerpo la inocencia última de luces fugas.
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yhan koronel: MIRELIA ME AHORCA EN LA CAMPANA DE GAUSS
Oye la sangre a borbotones alejarse de los rostros azules del mañana ralentizado por los gemidos inservibles de la posteridad más ridícula, no— Oye la sinfonía cósmica que se amarra a los tenues hologramas chirriando el hemisférico desbalance de los abismos silenciosos que se ocultan en las autopistas de los decretos volubles del tiempo, no— Oye la luz que se escarcha en la termodinámica de la historia deslizándose en las precipitaciones arduas de la vacuidad norte, inmolada por la paz verdusca que enmohece las inmensidades líquidas, no— Oye la aplastante alineación de las esferas que sudando dolor salpican la no existencia, la frigidez voluble con que los arcoreflejos eluden las callosidades falsas de ideas bañadas con monoteísmo, no— Oye la inseparable tos de los campos magnéticos celebrando el ego amortiguando el llanto ceremonioso de las multitudes bromato que se extinguen al morir de los alfabetos racionales del instinto, no— Oye el hambre circunstancial, la impaciencia de los hados, los credos las flatulencias que se abalanzan en un sur caído, despanzurrado donde se cuecen los zapatos de la indolencia más cadavérica, no— Oye la violencia que se cuelga de los arboles holísticos de la memoria la voracidad con que los números plagan la totalidad del big bang expandiendo su pelaje cósmico de leche y chocolate maltosas, no— Oye en fin, entonces, tu oído, la península ciega que seca las revoluciones dueña de una oscuridad plutónica en la que tañes tus cabellos fogosos, así posiblemente, repleta de arpones rojos, puedas pintarte los labios alejándote de mi sino insustancial, criadero de nematelmintos. Resolví todas tus posibilidades hasta hacer de ti un cadáver matemático. Los recuerdos fractales de tu bipolaridad, estadísticas tristes que por no entender tu totalidad abstracta me ahorcan y celebran, ahora que en las cero horas la imaginación es una palanca oxidada y la intensidad sólo la encuentro en la muerte hermana que ríe y danza calculando tu personalidad atrabiliaria y despectiva. Mis ánimos convergen en un estúpido espiral, pequeña hermana. Mira cómo me hincho de adjetivos la cabeza pensándote. Ya no te entiendo y obsequiándonos errores estipulamos sostener un infinito falso lleno de implosiones radioactivas, fango dialéctico. Un amor que es una serpiente pelada danzando en un pozo de alcohol sin cabeza y con ojos piadosos mirando los largos caminos. Bebe del mar muerto y trata de diluirte en 3ra persona para mí. Veo el pentagrama yugular de tu alma, lo lleno de gangrenas, de fisuras, de costras, llagas, estruendosos enfisemas — agoto el núcleo de la realidad fotónica que intercala los espacios vitales de luz y de sombra, y ya nada tiene sentido así como el horro de smog me visita y me lleva a un plenilunio de voces extasiadas de las que cuelgan consejos. Ahí acuchillo el éxodo que se ha hecho con todas mis paciencias, ya no exijo el vórtice que te elevaba a la “n” potencia en mi torre, Virgen Vorágine que suturas y rasgas mi osamenta de fuego. Rebuzna en tu locura, truena, expectora, lapida mis sueños de cal.
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Inflama mis hematomas, detona mi totalidad, soy una nada de uranio. Mi juicio es una araña que recorre tus venas, ríes envenenada de azúcar. En el fondo me entiendes y gustas de avinagrarme en ese ocio que detesto. Me odias, me odias ya lo sé y me ahorcas bien extendido allá en el occipital llanto de tu yugo ventoso donde mis palabras se desgajan como bacterias: mis rimas azuladas incrustándose en tus cariátides de jade desvencijado, mis rimas como moscas desoladas recorriendo el azar de tu denso epitelio. Vamos, extiende tus dendritas que amilanan mi hartazgo, Oh novia psíquica con un beso regálame esos electrones que buscan mi deidad empírica. Nuestros dos cuerpos se achicharran prendidos en una lluvia de petróleo. Giramos, giramos, eo-eo, destruimos las hélices de la modernidad cuántica, tus mil aromas entran como un tren bala en el trayecto de mi razón en un final-inicio que se desangra como plástico al borde del fogón calvario. Laray! las liendres de tu paraíso metódico se han apoderado de mis vergeles, van filtrando la ideas que deben anotarse en los andamios de la estupidez humana. Así me lo has demostrado, y así lo he entendido y mientras tanto, Mirelia sígueme ahorcando en la campana de gauss, entre una ensalada de ecuaciones ahí despacito, despacito; muy muy despacito y ya! >punto<
ESQUIZOFRENIAS CUÁNTICAS EN FUNCIÓN DEL ELÍSEO CAOS DEL EGO
Alucinante en cada retazo de complacencia. De pronto se alejó de mí toda materia conocida Comenzaron a surgir los ejes y las estadísticas fórmulas trigonométricas, círculos concéntricos ventanas de las cuales veía un fondo microscópico en blanco y negro, con minúsculas formas de vida. Largas ecuaciones, pesadillas cuneiformes Comencé a amar los protozoos y el azar el foco de maledicencias y gigantescas amebas que a lo largo y ancho me plagaba de dimensiones. Exacto, así, despacito, poquito a poquito Embelesado por la praxis del universo cuántico de una forma a otra, mi unidad se reconfiguraba: hora un retrato embalsamado en un salón de biología hora un carnaval de sangre en septiembre. Así la gravedad se arremolina, motorizado por el odio que fricciona las faldas de toda forma de energía. Zas, zas! De un salto a otro, hora animal, hora planta hora un sujeto unicelular de intuiciones líquidas Pelmazo! Así me reía deshaciéndome Vomitando cal, desestructurando la carne hasta volverme un mapa de sangre, huesos y grasa. Veme allí perdiendo el tiempo, Soloferner un cadáver de códigos binarios, pequeño script virus que se aleja emanando radiaciónes de hawking.
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cher santiago: VEO MI NOMBRE Y SE ESTÁ QUEMANDO Y esa es la perfección DECLARACIÓN DE INTENCIONES El pescado y el país Las ropas no pueden hacerte daño Los recuerdos salados Sí Un equinodermo también Ella lo intenta Con su calavera Con sus excelencias De martes a jueves La cueca de las cuencas Las duras espuelas Hechas caseramente Esta silla y todas las intenciones Con melodía O sin ella Limpian mis calles Se transmiten entre los días Y los no días [Envió de uso rápido]
¡NO! NO! Es mentira que los fantasmas devoran el mundo Y no pagan por ello También que a la puta le gusta ser puta por 5 años Que el polvo se agita en la memoria y no en las cosas NO! Las estrellas cuando gozan no brillan y no tienen un alma de color Qué se yo! NO! El mundo es menos si hay algo en tu camino que se sea un perro O una lengua desatada Y no saber Y no saber Que hay algo letal en tu aire Cuando llego a ti por tercera vez…
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BUENAS NOCHES, SALOMÉ For the Caigüa of my dreams Ahora sé que una nube Punto filial Es el centro del universo Así como una vez lo fue Cuzco El universo cambia Y sus centros también En Chorrillos en la Av. Prolongación En un segundo piso En una almohada Giran señales que comunican Una parte lejana del universo con otra Lejos de ahí se siente Las mil canciones Que Todo Centro Del Universo Tiene Sonando en otra Almohada.
HUIDA DE LOS AMANTES POR EL VALLE DE LOS ECOS
Venga ese espíritu de cerveza Vengase la desgracia Por el uno por el otro Y si atacáramos el pequeño espacio que salta y sobra del sol Iríase toda la mancha La Gabicha El sosiego Los amantes escaparían del bosque por el valle Pero Por cosas espiritosas Confundirían el camino Abrirían la puerta de la maternidad Así como se abre el refrigerador a medianoche Buscando la incomposición.
EL GUARDIÁN DEL TIEMPO CUIDA DE LAS FECHAS (ANIVERSARIOS LUCTUOSOS DE JÓVENES MATRIMONIOS) 1 año, la trágica comedia 2 años, el sur queda al norte 3 años, querido frío querido amor 4 años, vinos y licores menos dulces 5 años, la tragedia comienza again 6 años, se lo haces al gato 7 años, no conmueves ni a la sombra de tu amado 8 años, te rascas la piel muerta 9 años, en la casa hay un pararrayos 10 años, Survivor Series
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marianna espezúa: DESVARÍOS A LAS 10 No me siento bien Hay un hilo central que todo lo ha enredado. Creo que estoy perdida LLORO Veo el pasar del edificio, una vibración de repente me despierta. No encuentro la respuesta en el peaje cotidiano. ¿Dónde estoy? SUSPIRO Ahí va el tiempo caminando despacio, cada arruga surca mi suerte y mi desdicha. Aun así se mofa de mi aura que ahora es incolora. SIENTO Me detengo ante la sombra de roble y su albedrío, siento una epifanía. ¿Ya está esto escrito? Las lágrimas de sus ramas no responden. GRITO Entiendo que ese danzar de nube se entremezcla con el oscuro y claro. Es un viento despiadado que retuerce mis huesos y penetra mis miedos. TIEMBLO A lo lejos él ríe y yo comprendo que está loco. Él se pierde con el calendario de su cuarto, mientras yo sufro con estos versos que escribo. DESPIERTO Por la noche un gemido trae nostalgia a mi almohada. Un perro canta y un insecto me ladra. Es entonces que entiendo lo que pasa: Todo lo he perdido. Soy llanto, tristeza, suspiro. Hoy grito, tiemblo, despierto. Es cierto: VIVO
ÉL se compone de la luz las estrellas; combina la suavidad de una nube con la luna; conoce la composición del fuego que castiga y el cielo que gratifica; camina despacio bajo la lluvia salta sobre el sol que entibia sus cabellos; sonríe a la tristeza y a ratos muere con la vida; posee sueños que robaron su color al alba; él sabe la fórmula de la materia y la energía; sus ojos cambian de color con el frío viento que lo abriga. SABE LA DIRECCIÓN pero me enamora tanto que no conozca el camino.
LUCIÉRNAGA Soy presente que pasó hace mucho tejido con la tristeza de una araña cubierto con la sabiduría del tiempo. Soy los efectos de una misma causa. No una, soy muchas mujeres en varios tiempos, Nací para odiar a dios y amar lo in-amable. Mira, ésta es mi historia escrita que no veo. A todas partes voy, a ningún lado llego. Soy un ángel, maligna es mi naturaleza porque soy sujeto, carne y verbo. No inventé el sol, el cielo ni la tierra, no soy demiurgo que no oye, no ve, no ama… ¡Mírense, pobres y tristes desgraciados! Implorándole respuestas que el mundo les niega, él se mofa, les da la espalda, se burla… ¿y me dicen loca? Creo en mí, en mis cabellos incendiados y en cada átomo diciendo: “El cielo es el más aburrido invento”.
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oscar ramirez: EGO
Mantengo el criterio de la percepción: ser ave o dolor para el destino prolongado de las madres, porque inorgánico es el cuerpo donde se esconden sus piernas dormidas, donde la piel descubre infantiles muertes, donde trajes y olores adornan pensamientos, donde maraña de viento cubriéndole lomos a lo nocturno, donde el material proceso del engaño sólo entiende de/composturas muy debajo del terral. Infante, criatura incapaz y prohibida, revive aquí nuestra ideología de números que nadie comprende o tolera. El vendaval es palabra que toma mis nombres para existir. Mi logro es abrir un corazón y latir en la anatomía que ningún dios me otorgó por desidia.
MEMORIAS
Se hizo en mi mente una herida profunda. El cuerpo vencido, extremidades en el aire como banderas retumbaban para lograr eternidad. Era una distancia primaria el suplicio, un golpear de medidas moribundas. Dueño de un destino, calló el espacio en sus montañas. Mas, los hombres fueron secreto y testigos, uniéndose en una ternura violenta mientras abrigaban la esperanza del regreso. Fue la muerte de un encuentro veloz, un camino incapaz de recorrer con la aspereza de la piel.
ARTE INFAME
Las letras son un arte infame. Nace aquí vértebra inconclusa que somete lujurias y variados pecados con desvelo practicados. He aprendido a dormir en lo social, a practicar diminutas respiraciones, llevar hábitos, carrozas que persiguen el sexo, conllevar secuelas de miembros devorados por primates, huesos, tragos. Inhalo mercaderes y comercios, soy del mundo grieta. Ha transitado en mí toda inquisición Sin responso o cadáver. La religión que me habita será por siempre única imperfección.
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clemente pedro: PAMPAS SUREÑAS
Nuestra dura y seca tierra sureña, como rostro calcinado se nos muestra, pequeños valles aparecen entonces como delgadas sonrisas de alegres niñas, llenas de vida, serenas y dulces, luego siguen perennes las pampas como costras de las heridas del mundo. En ellas danzan pétalos y hojas secas con nostálgicos y huraños vientos, hojas caídas de esas pequeñas sonrisas, pétalos caídos como leves pestañas de este rostro del mundo… danzando frenéticamente con estos vientos huraños, con estos vientos sureños. Aquí también deambulan zorros errantes, como místicos espíritus, rondan estas soledades con nostalgia e ímpetu, con impostergable hambre y esperanzas vanas. Merodean pensativos entre pestañas y sonrisas de este árido rostro del mundo, casi como tú cuando me ves con tus serenos ojos, casi como yo que me escondo de ti, errante entre estas pequeñas sonrisas.
LA NOCHE Y TUS SUEÑOS
Como un jinete de tristezas y sombras surge de profundas y secretas cavernas, extiende azul su manto a los pequeños valles, asciende a prisa por serpenteantes caminos hacia la gran cordillera. Monta un frío y oscuro potro, lleva siempre cubierto el rostro… inundando va con su gélido aliento los solitarios campos, cubre con su místico halo los más altos picachos que como míticos guerreros, antes de sucumbir bajo el oscuro manto, solemnes dejan ir los últimos rayos de un sol sangriento. Y los valles, tristes cicatrices de tierra… resignadas dormitan en silencio, sólo pequeños ríos susurran en sus mustios abismos, víctimas en el vacío, cantando las últimas historias de este día que se va para siempre. Ahora que la oscuridad lo cubre todo, se encienden tímidas las ciudades, parpadean intermitentes las pequeñas aldeas y las lejanas cabañas andinas tiritando en la fría puna se aferran a las estrellas. A esta hora el oscuro jinete lo invade todo, dejando en los alegres caminos sus huellas de lodo, su gélido aliento como fantasmal niebla recorre las calles, atraviesa sin piedad viejas puertas, invadiendo los pasillos,
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daniel segovia:
caroline valdivia:
MALO
EDULCORANTE
No quiero ser un héroe, no pienso dar ejemplo de gallardía, vivo día tras día esperando la hora de partida, la media noche llega, los espíritus ya vuelan yo marcho por los suburbios, con mi alma criminal buscando hacer el mal, mostrándome ante la audiencia como el malo de la serie, el antagonista de la película, el ser cruel gozoso de su obra atacando entre las sombras, asesinando sueños, tumbando glorias, deseo vivir como villano demostrando en cada lado que soy muy muy bueno siendo malo, y siendo malo ojalá termine en el lado oscuro de la vida donde la maldad reina cada día.
* Otra vez la mañana ha oscurecido las sombras del día azul no aparecen, el silencio de la eternidad no llega, todo se arremolina en mi mente; lo triste de mí pasado está tan presente, y el brillante sol no aparece. Tengo miedo, tengo fe, tengo sed, tengo esperanzas de volverte a ver y que mires y me sonrías como lo hiciste una ves yo sólo deseo el principio sin no me odies por lo que hice con tu espectros sin forma no tengo ganas de ganarme el alma delincuente sólo espero volver del infierno pesado y poder decir alguna palabra con mis ojos y poder oír hablar con mi mirada y pensar que eres como un sueño, un inalcanzable, un imposible, alguien a quien no conozco y que quizás no llegue a conocer / pero algún día el camino nos cruzará y quizás podamos hablarnos.
Ha llovido tanto esta noche, ha llovido y un camino azulado, triste camino, ha llovido. letanías de perros, han caído en cada piedra, en cada arena y con tanta lluvia he llovido lluviosamente lluviana y mi alegría lluvial deja surcos azules, acaso huellas de mi felicidad lejana. ha llovido tanto que la noche se me empoza y me enlaguna, con crujidos de huesos ha llovido con golpes de palabras ha llovido contra cristales ha llovido,
CUESTIÓN De repente una estela cruza mi cielorraso y sé que eres tú carcomiéndome el espacio. Una ola invade y borra mis castillos de arena me encaracola el alma y sale a galope, quién será mi freno sino hay riendas ni jinete que me contenga? Ay, y mi pasión y mi tristeza se enredan mutuamente en su pelea buscándote a tientas en mi noche prohibida para los dos.
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doris rosas calizaya: RE-TE-NI-EN-DO Cerca tan cerca minúsculamente cerca ¿Estás? pregunto En aquella cercanía lejos tan lejos absorbitantemente lejos Así te siento en tu frialdad escalofriante en tu seriedad que debilita rápidamente una de mis sonrisas paralizando mi conducta con un leve quejido de dolor A prisa a prisa Deberé huir cual gallina sin plumaje y gritar a toda vergüenza por mi granja buscando un lugarcillo tibio que cure el vacío de mis plumas. Pronto tan pronto relativamente pronto como sea posible.
LA TINTA DE HOY La tinta debió ser negra porque así lo quería ella La tinta no debió ser azul porque así no lo hubiera querido ella Y sonrío, pensando que tal vez ella no forzó la puerta Ella no hizo ningún leve movimiento Ella guardó silencio Ella no se despidió ¿Por qué entonces su espectro?
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RADIACIONES
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wilmer kutipa luque: CRÓNICA DE UNA VISITA ANUNCIADA: Con Julio Meza Díaz en el manicomio desértico Semanas atrás anduvo por estos lares el escritor Julio Meza Díaz, noble compañero de lides, en una de las estaciones de su largo periplo iniciado en Lima, ¿qué puede interesarle a un literato limeño de una aldea enclavada en el extremo sur donde apenas se respira cultura? Es posible ensayar múltiples respuestas, pero es casi seguro que ninguna atisbe el propósito cuasi altruista que animó a este buen hombre a conocer in situ el interesante fenómeno que se opera en este espacio fronterizo, teniendo a la vecina Arica como epicentro. Lo vimos llegar con la maleta repleta de sueños y de libros, muy seguro de su misión, plenamente convencido de sus ideas, pero más que todo eso trajo su amistad entrañable. Julio se nos presenta entusiasta, siempre con una sonrisa que lo desborda, es de mediana estatura, trigueño, mirada inquieta, de hablar un tanto atropellado y poseedor de un humor aplastante; no se le puede imaginar de otra forma que no sea encaramado en su gracia típicamente limeña. Su objetivo fue llegar a Chile, concretamente a Antofagasta, donde lo esperaban amigos que conoció en un encuentro literario en Lima, los ilustres Joel Rojas y Andrés Olave. Por ello su estadía en Tacna fue breve aunque muy fructífera, lo mismo su paso por Arica que coincidió con la entrega del premio Bolaño y la presentación de la antología tripartita TEA PARTY que reúne a poetas de Chile, Perú y Bolivia, eventos que tuvieron el impulso vital del notable Daniel Rojas Pachas, a quien también conoció en Lima. De modo que su visita a Chile tuvo ribetes de aventura, y es que Julio Meza Díaz es un espíritu quijotesco, más aún porque lleva en su equipaje la revista MANICOMIO SUYAY, esforzada síntesis de sus ideales humanistas. En realidad, esta publicación ha sido la excusa, el leit motiv, que lo arrojó a esta peripecia desértica que tuvo su epílogo en territorio boliviano, pero esa historia no viene al caso, al menos no por ahora. S U YAY e n r u n a - s i m i q u i e r e d e c i r ESPERANZA, por ello la revista que pilotea nuestro camarada quiere inyectar una dosis de ESPERANZA a este mundo loco de locura mala, si cabe la expresión, ¿y cómo? pues tendiendo redes para facilitar el diálogo, el intercambio de ideas, la comunicación necesaria para romper el cerco del silencio, como reza el editorial de su primer número. “MANICOMIO SUYAY, revista de política y otras dudas”, partió de
Lima, pasó por Tacna, se presentó en Antofagasta, detúvose en Arica, regresó a Tacna, cruzó Puno, llegó a La Paz y finalmente a Cochabamba; de un solo trazo engarzó inquietudes alrededor de muchas manos, porque eso es MANICOMIO SUYAY, un esfuerzo inmenso de fraternidad peruano-chileno-boliviana; por ello la labor de Julio Meza me parece una genial quijotada. Los textos de la revista destacan por su rigurosidad, sobresalen los trabajos de los tres autores chilenos mencionados, ellos nos ofrecen oportuna radiografía de la sociedad chilena desde una perspectiva sumamente crítica, léanse los apuntes sobre la “realidad” en una sociedad de control a la chilena, de Daniel Rojas Pachas, y el texto corrosivo de Joel Rojas Araya sobre la persistente mentira de la política chilena en el aspecto educacional; desde luego tampoco se salvan los escritores, Andrés Olave nos grafica el caso del arribismo literario en Chile, por lo demás fenómeno típico en nuestros países. Otro artículo de elevado interés es el dedicado al ex presidente peruano Fernando Belaúnde, no en plan apologizante como se estila sino con afán desmitificador, casi una osadía dada la beatificación que ha sufrido la figura de Belaunde en el imaginario popular; Wilfredo Ardito Vega saca a flote algunas verdades encubiertas, verbi gracia: las mayores violaciones a los derechos humanos ocurrieron en el segundo gobierno de Belaúnde (1980-85), superando al primer Alan García y al mismísimo Fujimori. Sin embargo, pareciera haber un “pacto del olvido” que le escamotea toda responsabilidad al venerable ex presidente, pacto del que sin querer somos cómplices tanto como la clase política y los grupos de poder económico vinculados al –aún vigente– belaundismo. Hay un texto firmado por el boliviano Claudio Ferrufino donde abundan los epítetos innecesarios contra el gobierno de Evo Morales, así lo muestra como una vertiente andina del fascismo hitleriano porque –según Ferrufino– el MAS preconiza el racismo, la hegemonía de los aymaras sobre los blancos y mestizos, aún sobre los quechuas y demás etnias indígenas numéricamente inferiores que habitan el territorio boliviano; esta afirmación resulta desmesurada ya que el MAS es una coalición eminentemente mestiza, sin coherencia ideológica, incapaz de sostenerse fuera del poder y de la figura mesiánica de Evo Morales, por ello no puede ser nada de lo que dice Ferrufino; hay sí otras fuerzas políticas –digamos– radicales que enarbolan una suerte de nacionalismo aymara, tal es el caso del MIP que
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lidera el “Mallku” Felipe Quispe, pero Evo Morales no. Interesante la lectura que hace Germán Atoche del cuento “La agonía de Rasu Ñiti” de José María Arguedas, aunque hay abundantes trabajos al respecto, no está de más leer estos aportes hechos desde el mundo académico. Muy enriquecedora es la entrevista que le hace Julio Meza al historiador del derecho Carlos Ramos Núñez. Los textos restantes por razones de espacio no los comento, pero son igualmente valiosos. MANICOMIO SUYAY llega en el momento preciso, no es casualidad que haya coincidido con la antología TEA PARTY, y menos que Julio Meza haya decidido recorrer el tripartito P-Ch-B. Volviendo al principio –para finalizar esta crónica en espiral–, la presencia de Julio Meza en Tacna permitió consolidar lazos de amistad con los muchachos de LETRASÉRTICA, además de la charla amena que tuvimos –hablo en plano personal– sobre diversos tópicos de la cultura peruana, ambos coincidimos en la pasión por la historia y por la música rock, como también por la obra de ese poeta vanguardista –huanuqueño, hermano de José– llamado Adalberto Varallanos, muerto a los 24 años. En fin, la visita de Julio Meza Díaz nos ha alegrado el alma, nos ha revitalizado, ahora no sé si llamarle Él o Ludo Gun o con algún otro heterónimo que desconozco aún, traigo a cuenta esto porque nos ha obsequiado sus libros SÓLO UN PUNTO (novela), LUGARES COMUNES (poesía) y MATEMÁTICAS SENTIMENTAL (poesía), no recuerdo bien si algún otro más, pero en mi caso estos tres libros los he leído con placer y están a buen recaudo en mi biblioteca con el autógrafo de rigor (acaso sea de Julio Meza, Él o de
Ludo Gun). No diré mucho de ellos puesto que ya han sido ampliamente comentados en diversos medios. SÓLO UN PUNTO es una novela con la que se identificarían muchos de mi generación, los que vivimos de pequeños la década del 80 (crisis económica, terrorismo, etc), luego el fujimorato de los 90s, la década gris, el canto del cisne. Está escrita desde la mirada adolescente, como un ejercicio de exorcismo, donde los personajes-héroes libran su propia batalla contra la opresión, la discriminación, sea del colegio, de la iglesia, del entorno, de la sociedad en suma. LUGARES COMUNES, es un poemario fascinante por la estructura sintética y la tendencia aforística de sus versos, ejemplo: “Soy un ojo/ ese animal carnívoro/ llamado amor/ ha devorado mi cuerpo/ empezó por los dedos/ pasó al corazón/ terminó dejándome en un solo ojo/ para que observara aterrado/ su fuga veloz/ soy un ojo/ y espero con ansias/ al amor”. MATEMÁTICAS SENTIMENTAL sigue el mismo derrotero aunque amplificado con buenas dosis de ironía, humor, donde sin duda se percibe la parte de Ludo Gun que habita en Él, es decir, en Julio Meza Díaz. Estos dos últimos libros son breves, libros pequeños impresos en letras coloreadas, casi como juguetes; seguramente algo del niño (Ludo Gun) que lleva el autor se filtra en ellos. Nos despedimos tras la presentación de MANICOMIO SUYAY, una noche de lunes, en el auditorio del INC donde vimos retratos de Jorge Basadre, Vigil, Modesto Molina, Federico Barreto y otros barones de la cultura tacneña. Él partió a Puno para luego dirigirse a La Paz y terminar su periplo en Cochabamba; yo me quedé (me quedo aún) en este manicomio desértico, con la revista, sus libros y una longa amistad.
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melissa ascuña: CINEMATOGRAFÍA EN LA CIUDAD HEROICA: “EL CORAJE EN CAUTIVERIO” Y “¿VERDAD O CASTIGO?” Tacna es una ciudad que, aunque un poco tardíamente con respecto otras ciudades del Perú, se ha caracterizado por el desarrollo de una actividad cultural —casi marginal, al menos en las épocas recientes— muy interesante. Tanto en literatura como en pintura y escultura, nuestra localidad tiene tradición de muchas décadas y gran calidad. Tal vez era el arte cinematográfico el rubro en el que había un silencio alarmante, sólo acallado por la producción de algunos cortos y poco más. En Latinoamérica, el cine está en boga, si bien su difusión (lamentablemente) es escasa aún en sus propios territorios. En el caso peruano, la mejor época estuvo comprendida entre los años del 70 y 80. Luego de la llegada de Fujimori (me refiero a la década, no intento hacer una relación de causa-efecto con este hecho) al poder, la frecuencia de las cintas nacionales ha ido decayendo en cantidad, y lo que es peor, en calidad. La llegada del siglo XXI ha significado una especie de “resurgimiento” para el cine peruano, que alcanzó incluso un cálido recibimiento internacional (si bien limitado al ámbito del festival). Así, tenemos a cintas con planteamientos novedosos y bien construidos como “La teta asustada” (dirigida por Claudia Llosa, ganadora del Festival de Berlín y nominada al Oscar el año 2010 en el rubro de Mejor película extranjera), “Contracorriente” (dirigida por Javier Fuentes-León, ganadora del Premio del Jurado en Sundace), “Octubre” (Daniel y Diego Vega, seleccionada para “Un Certain Regard” en el festival de cine de Cannes 2010), “Paraíso” (Héctor Gálvez, 2010) y “Las malas intenciones” (Rosario GarcíaMontero, 2011), entre otras. Tacna, como había mencionado antes, se había quedado relegada en este apartado. Pero este año nos sorprendió con el estreno de dos cintas, muy diferentes entre sí, tanto en argumento como en planteamiento (y aún en el tipo de público al que van dirigidas). Lo artesanal destaca mucho aquí. Al tratarse de producciones independientes, el presupuesto es muy limitado, y así lo será también, forzosamente, la película en cuestiones técnicas. Es ahí donde el oficio del director se pone a prueba, así como su pulso a la hora de llevar a buen puerto la producción. Ambas propuestas se lanzan por una puesta en escena muy teatral, concentradas en escenas de espacios
cerrados, con actuaciones de gestualidad acentuada. “El coraje en Cautiverio” (Edgar Bedregal, 2012) es un drama histórico de época. Su estructura está dividida en diferentes fragmentos, cada uno protagonizado por personajes distintos, que tienen en común una determinada época histórica y el protagonismo de la mujer tacneña. Algo muy parecido a lo que hizo Luis Cavagnaro Orellana en su obra teatral “Estampas tacneñas” (sólo que aquí el hilo conductor era la vida en Tacna durante los años 30). Se basa en un tópico muy arraigado en la región: el patriotismo exaltado, puesto a muchas pruebas en las que resulta vencedor. Acierta en su enfoque —pues va dirigida a todos los públicos—, en su ambientación que es muy decente, y en su capacidad de apelar a la emociones y conmover al espectador. Pero su principal escollo está en su misma composición. Su atmósfera subraya de manera demasiado abrumadora el fervor patriótico, y los diálogos son muy largos y académicos. La estructura es, como dije, muy original, pero termina por lastrar la tensión dramática, al ser muy anticlimática y carecer de la frescura y vitalidad que le impuso Orellana a su trabajo para preferir un tono más trágico. Es que el discurso narrativo de la película era propio del teatro (hay que recordar Bedregal y el elenco, en su mayoría actores del grupo teatral “Bicentenario”, provienen de una larga tradición sobre las tablas), y lo que funciona en un ámbito no tiene por qué funcionar igual en otro. “¿Verdad o castigo? es la segunda cinta estrenada en nuestra localidad. El argumento de esta otra propuesta está en las antípodas de la anterior. Carlos Vera Munárriz apuesta por una perspectiva más ligera. Aquí encontramos una explosiva historia de amor entre dos personajes, un joven empleado afincado en España que regresa a la ciudad, y su ex-novia, convertida en prostituta. Toda la acción trascurre en una sola habitación, y ésta se desarrolla a través de los diálogos, en donde el alcohol y el amor removerán el pasado y sacarán a la luz inesperadas revelaciones. Podemos encontrar ecos de este film en otras cintas modernas anteriores. Por ejemplo, la acción en espacios cerrados la explota mucho Roman Polanski, como lo hiciera recientemente con mucha maestría en su última película “¿Sabes quién viene?” (2011), y la composición a base de diálogos lo utiliza Richard Linklater en “Antes del amanecer” (1995) y su continuación “Antes del atardecer” (2004).
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“¿Verdad y castigo?” es, además, muy ecléctica. Se disfraza de comedia romántica, pero atraviesa muchos géneros, como el drama, el cine erótico e incluso roza la ironía y el humor negro. La tensión dramática se mantiene en un buen nivel durante sus casi dos horas de duración, en la que bordea con acierto la risa, al asombro y el llanto. El problema radica en el movimiento de la cámara (a veces muy vacilante, otras muy quieto) al que le falta consistencia y eso llega a empañar, restándole fuerza al film. Pese a todas las limitaciones que se puedan presentar, resulta loable el esfuerzo de estos realizadores por dedicarse al cine, en una ciudad dominada por el consumo casero de la piratería, que incluso hizo quebrar los restantes cines de antaño.
Esperemos que estas experiencias cinematográficas no queden sólo como anécdotas y se repitan más seguido, por el bien de la cultura tacneña, y que se pueda crear un público consumidor que haga factible una industria de producción de cine tacneña, si bien no a una gran escala, sí lo suficientemente sólida para contribuir a la cultura tacneña. Felicitaciones sinceras a Edgar Bedregal y Carlos Vera Munárriz, que sigan muchos más éxitos.
*Ojo: Como dato curioso, habría que agregar que ambos films se promocionaban como la “primera película tacneña”.
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manuel vicente otazú: EL OCASO DE LA HERMENÉUTICA “Si no existirá nunca un lector ante el que se encuentre simplemente desplegado el gran libro de la historia del mundo, tampoco hay ni habrá nunca un lector que, con un texto ante sus ojos, lea simplemente lo que pone en él. En toda lectura tiene lugar una aplicación, y el que lee un texto se encuentra también él dentro del mismo conforme al sentido que percibe. Él mismo pertenece también al texto que entiende. Y siempre ocurrirá que la línea de sentido que se demuestra a lo largo de la lectura de un texto acabe abruptamente en una indeterminación abierta. El lector puede y debe reconocer que las generaciones venideras comprenderán lo que él ha leído en este texto de una manera diferente. Y lo que vale para el lector vale también para el historiador, sólo que para él de lo que se trata es del conjunto de la tradición histórica que él está obligado a mediar con el presente de su propia vida si es que quiere comprenderlo; con ello lo mantiene simultáneamente abierto al futuro” GADAMER
En la discusión filosófica de los famosos años 60 se hablaba de existencialismo como si fuera algo casi evidente; y, por otro lado, se entienden cosas bastante diversas bajo este término, aunque no carecen de un denominador común ni tampoco de una coherencia interna. Se piensa en J. P. Sartre, A. Camus y G. Marcel, y se piensa sobre todo en el legado de M. Heidegger; voy a dar a conocer con vigor que, entre tantos filósofos que me intrigan y me suscitan nueva curiosidad, está Paul Ricoeur , el primer Paul Ricoeur que, como buen francés, hace una 'fenomenología existencialista' y a ella pertenecen sus primeras obras, como 'Lo voluntario y lo involuntario' de 1950 donde declara en su obra que el 'cogito' (Descartes) se describe como un 'querer' en el que se descubren las estructuras esenciales de la voluntad en su dimensión práctica y afectiva. Las categorías de 'voluntario-involuntario' son puestas en juego en tal estructura. Por voluntario entiende Ricoeur el querer como origen, el 'cogito' como sujeto del querer en cuanto tal. Lo involuntario, en cambio, es concebido como naturaleza, como inconsciente indefinido. Con lo involuntario entra en escena el cuerpo y su cortejo que se erotizan al complicarse y la mayor excitación es tal complicación, que es el misterio de la
encarnación del espíritu: la unidad del alma y del cuerpo, más allá del acto por el que nosotros los pensamos dualmente. Esta paradoja es superada al concebir que lo voluntario, igual que lo involuntario, configuran la estructura ontológica unitaria de la persona desde dos ópticas convergentes. Esto es magnífico en un autor que intenta hacer ontología y metafísica en una época donde varios nietzscheanos exclamaron que Dios había muerto, que nada era verdadero por y lo tanto, todo estaba permitido. En efecto, mi interpretación de Nietzsche es que este vigoroso filósofo nunca aclaró la cuestión de saber si las ideas antiplatónicas sobre temas tales como la razón, el ser, la naturaleza humana y el origen de la moral, lo obligaban a ser cruel. Quienes habían inventado y repetido la fábula del "mundo verdadero" (Platón, los cristianos, Kant, etc.) habían afirmado vigorosamente que lo único que podía impedir que nos convirtamos en verdaderos cretinos, era el recuerdo de un mundo tal o la creencia en este. Mi amado Nietzsche a menudo tuvo la sensación de que debía de haber algo cierto en esta afirmación, y a menudo se sintió obligado a multiplicar sus muecas, acariciarse la barba, y reemplazar las ideas de Platón por su vitalidad fálica. Hasta aquí hemos llegado, maldito lector, de ti depende cómo interpretarme, pero antes déjame aclarar la descripción de la voluntad de Ricoeur que considera extraña a la esencia humana. Sin embargo, tal como lo han hecho muchos autores existencialistas, Ricoeur incorpora este tema a su reflexión, el mal como posible en la realidad humana por la desproporción del hombre consigo mismo. Y la falibilidad no consiste solamente en la orientación hacia el mal, sino también en la caída en el error. Además, el mal experimentado tiene un lenguaje propio que debe ser indagado si es que se quiere comprender el fenómeno. Esto último es abordado por Ricoeur en 'La simbólica del mal' libro de 1960. Se trata de un lenguaje indirecto y simbólico. El problema del lenguaje del mal y de su carácter polisémico da paso al segundo movimiento: la 'hermenéutica simbólica' que es el terreno donde se mueve el segundo Paul Ricoeur. Hemos dicho que el pensamiento de Ricouer nació con su foco de interés en la cuestión de la persona. Pero debemos advertir que lo que mueve su vocación filosófica es más que una mera antropología banal, o sólo meras cuestiones psicológicas; es el deseo de una ontología, como él mismo nos lo confiesa: “comprender
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mejor al hombre y el vínculo entre el ser del hombre y el ser de todos los entes.” El camino de esta ontología comenzará por la persona, es patente que esta primera verdad, si bien invencible, es abstracta y vacía. Para comprenderse, este 'ego' requiere ser mediatizado por todos los objetos históricos en que se encuentra perdido y desde donde debe volver a encontrarse. De este modo, se plantea la necesidad de recorrer un 'camino largo' que finalmente hará de esta reflexión inicial, vacía, una reflexión concreta. En la estructura misma de esta reflexión, en cuanto no se llega al sentido radical del yo como existente, sino pasando por las objetivaciones de la vida en las que él se halla perdido, se encuentra una exigencia hermenéutica consistente en interpretar el sentido que encierran estas obras. Cabe notar que ya desde aquí se puede vislumbrar el éxtasis de los conflictos o cuestionamientos por venir: las obras del yo podrán ser vistas a partir de más de un sentido o, lo que es lo mismo, distintas interpretaciones de ellas serán posibles. Aquello que se encontrará pasando a través de esas obras a interpretar, será la naturaleza misma del sujeto, entendida de distintas maneras según las distintas interpretaciones. “El símbolo nos habla como un index de la situación del hombre en el corazón del ser en el cual se mueve, existe y quiere. El símbolo da que pensar que el cogito se halla en el interior del ser y no a la inversa. Todos los símbolos de la culpabilidad dicen la situación del ser del hombre en el ser del mundo; la tarea es entonces, a partir de los símbolos, elaborar conceptos existenciales, es decir, no sólo estructuras de la reflexión, sino estructuras de la existencia en tanto que la existencia es el ser del hombre.” Hasta aquí hemos llegado, lector cansado, te sugiero más energía; antes debo explicar la importancia de la hermenéutica que se debe estar preguntando el lector curioso. Es posible que se sienta cierto escepticismo y a la vez se tengan serias dudas acerca del estatus epistemológico; por ser una empresa que reúne un modelo filosófico nada ortodoxo que desde luego no es un método y crítica a este mismo; cuando uno se pregunta qué es la hermenéutica podemos dar una definición general: “actualmente se denomina con el nombre de hermenéutica a una corriente de la filosofía contemporánea que se caracteriza principalmente por la idea de que la verdad es el fruto de una interpretación”. Desde luego esto es una definición
muy básica; la hermenéutica no es una disciplina; tampoco es un método (aunque Dilthey hablase de un “método hermenéutico”); ni un programa de investigación científica (aunque pertenezca al campo de las ciencias humanas). La hermenéutica es la negación de la epistemología; la negación del método entendido como un conjunto de reglas ideales y universales que nos lleven a un acuerdo, o a descubrir algo. La hermenéutica es la negación de un método entendido como punto de vista de Arquímedes desde el cual dominar las cosas, como el ojo del mundo; se trata de la negación del punto de vista platónico, es decir, el rey filósofo haciendo el papel de Dios conocedor de las esencias, de las formas. El supervisor ideal atemporal. La hermenéutica no es un método para conseguir la verdad objetiva. La lucha de la hermenéutica lo es contra la idea de una representación objetiva del mundo. A cambio se nos propone la idea de “diálogo”. Pero dicho de manera sucinta, la hermenéutica filosófica de Gadamer aparece en términos de una filosofía de la cultura que busca con su reflexión ser una importante contribución al futuro de la convivencia humana en las actuales condiciones culturales de globalización, del poder de los medios de comunicación y la informática, del pluralismo cultural y religioso. Amigo intérprete, ten muy en cuenta que Dilthey es la irrupción de la conciencia histórica en el pensar contemporáneo, entendida ésta como la conciencia de la relatividad de lo histórico, y de su importancia al manifestar que todo saber debe analizarse a la luz de la historia; sin esta perspectiva el conocimiento y el entendimiento sólo pueden ser parciales; este filosofo cree superar los falsos dualismos modernos (sujetoobjeto, alma-cuerpo, espíritu-naturaleza), ver la multiplicidad de facultades en el ser humano (sentir, querer, desear, venganza etc.) La vida histórica se presenta aquí como la base de la actividad gnoseológica que las ciencias humanas llevan a cabo y en particular la historia. Hay una forma positiva de humanismo relativista que se sigue del hecho de hacer justicia a la historicidad de la condición humana. Pues, desde la hermenéutica gadameriana la argumentación negativa del relativismo histórico pierde su fundamento real cuando se descubre que la exigencia de una verdad absoluta no es más que un ídolo sacrosanto y metafísico, pues el relativismo sólo tendría validez únicamente desde el punto de vista de un absoluto observar, con ironía digo que sería una visión desde ningún lugar contingente, vacuo, fuera del espacio y tiempo. Aún así, a este respecto, queda aún mucho por explicar o recrear con la metáfora.
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RESEÑAS una elegía, un adagio en pos de la humanidad tripartita, a pesar de que cuyos gobiernos nos hayan encadenado a una serie de sucesos en el pasado —sucesos que hasta ahora tienen su resonancia—; en definitiva, mientras que Bolivia busca una salida al mar por Perú y Chile, y estos últimos reclaman sus derechos marítimos, sale a la luz esta revista que unifica espíritus y “buena onda” cristalizando un importante documento de conciliación por parte de la vox populi. No queda más por decir que advertir al editor que esperamos con gula el segundo número de Manicomio Suyay, animándolo a perseverar en el camino que el mismo se ha trazado, el cual admiramos. Revista Manicomio Suyay (Editorial Ínfima, Lima 2012) De la mano de su editor, Julio Meza Díaz (escritor y viajante), nos llega la visita de un proyecto sin precedentes —conocido por nosotros — Manicomio Suyay, revista trinacional de realidades dialogantes, que da sus primeros pasos con la publicación del primer número. Aquí estuvo, y lo tuvimos en brazos, cargado de párrafos, lo derramamos en el desierto de manera diluvial: ensayos donde las perspectivas dimensionales del juego registro/crítica/y proyección de cada uno de sus textos, se nos aparece como una vorágine de temas y sensibilidades, en las que participan una gama de plumas menesteres de los 3 países del antaño y ancestral registro bélico que datan nuestros populosos libros de historia: Perú, Chile, Bolivia. Véase pues, el gesto del director por establecer un triple diálogo y afluencia de 3 espíritus nacionales, diversos entre sí, pero con unas ganas de trabajar hermanándose quizá en una voz, germen quizá de la sudamericanidad. La revista es un goce desde el principio para quien ama estar enterado de las “movidas” culturales: tanto políticas, literarias, sociológicas, deportivas, etc. Todo ello lo encontramos en esta revista, desde ensayos que hablan sobre el arribismo literario, pasando por remembranzas y balances de figuras políticas, hasta cátedras de historia del futbol nacional. No es invectiva de un clan que se enracima para cuestionar la veracidad de las políticas nacionales, o para criticar los valores ético-culturales de las sociedades mencionadas; simple y llanamente es un ditirambo,
Los Huérfanos de Ankat
Mala Hierba / Juan Quispe Machaca (Khorekhenkhe Ediciones, Tacna 2012) De este modo entra en el mundillo de las letras, con la publicación de esta colección de 13 relatos titulado Mala hierba. He aquí la ópera prima de Juan Quispe Machaca, el big bang con el que nos rebela el bestiario de su alma, plagada de situaciones que muy a su propio estilo narra, forjando a la vez su escritura como estética personal. Este nebuloso documento sociológico, rico en teoremas y ecuaciones psicológicas, se nos presenta como todo un festín para los sentidos. La prosa férrea y tenaz, aparentemente quirúrgica con la que se desenvuelve, casi con gallardía, a pesar de los temas que a cualquiera se le escaparían de las manos. Claro que el autor debe mucho a importantes figuras de la narrativa universal, sobre todo de la cuentística moderna. (No conviene citar nombres
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por parecer pretencioso). El lector advertirá los vasos comunicantes que el autor abre como diálogo con otras escrituras. Muy por el contrario, hay en sus relatos un modus operandi narrativo cargado de un lenguaje cálido que no escatima en gastos líricos para crear atmósferas que colindan con 3 principales directrices que he podido advertir, 3 directrices que obedecen a la dualidad pulso-tono asociado a lo circunstancial-motivacional: lo elegiaco, lo absurdo y lo chicha, aunque claro, estas tres directrices debido a su supremacía y dosis en cada relato, determinan, mezclándose a la vez en un lenguaje y temáticas únicos: la naturaleza elegiaca, absurda y chicha de sus relatos. Veamos, la escritura de Juan Quispe Machaca (JQM) está dictaminada por tonos y pulsos, al referirme a tonos y pulsos, me refiero a lo circunstancial para los tonos y a lo motivacional para los pulsos; según esta clasificación, los relatos de JQM se dividen en 3 tipos que a la vez comparten un mismo lazo que los une y los hace inseparables; el sello quispeniano es tenaz y se sostiene a lo largo de sus relatos. Uno tiene que desmontarlos y clasificarlos para entender con precisión el libro y así rebelar el alma que se esconde tras la escritura como genésica para lecturar y disfrutar la huella única de sus textos. Dicho y hecho: 1)Los cuentos de tono y pulso elegiaco se caracterizan por la añoranza del terruño, la descripción lánguida de los escenarios donde se dan estas historias y el uso de un lenguaje a menudo querellante, que denuncia una nostalgia primeriza de alguien que ha emigrado del terruño a la urbe costeña relievando un choque emocional cuyos rastros se les puede seguir la pista como en “Los Juicios del comisario”, “El retrato viejo de la infancia” o “El camino que el abuelo dejó de señalarme” 2) Los de absurdo, aquí me refiere a los relatos que no exigen mayor argumento que la circunstancia que así misma se presenta en el espacio-tiempo como absoluto y ya, acompañados de una narrativa anonada, escarapelada de artilugios y monólogos que no hacen ni un esfuerzo por buscar la liebre, sino, más bien, aceptan el gato que se les da en su lugar disfrutando del momento, he aquí la estética del absurdo en “Tropiezo”, “El recipiente de vidrio con tapa azul” e incluso “La última noche del torreón tres”. Y finalmente 3) los de tono chicha, y aquí me refiero a chicha a la simple razón de que en estos relatos podemos encontrar los fenómenos internos que se dan en la transculturación, el hecho de que alguien cambie su estilo de vida serrano por el de la ciudad. Y
es aquí donde encontramos más relatos de esta especie, donde prima un realismo a veces jocoso, angustiante, frío, dualista, que no exige más intelecto para entenderlos que asumir que se trata de la vida real misma y todos sus dramas y embates como en “Impresiones mudas de una madrugada”, “El oportuno desenlace de mis rencores”, “Don Bernardo y su perico”, entre otros. Ahora, por otro lado, los relatos de JQM también pueden dividirse de otras dos maneras según la extensión y volumen de los textos. Por una parte están los 1) relatos cortos, lo suficientemente cortos como para mostrarnos una intensidad temática que nos sorprende y nos atrapa, llamémosles hiporelatos, esto por el argumento de cada uno de estos que bien podrían originar novelas enteras como vorágines; y es en estos hiporelatos donde se encuentra lo mejor de JQM. Hiporelatos que elevan a la narrativa producida en Tacna a la categoría del culto, como por ejemplo “El extraño”, “El recipiente de vidrio con tapa azul” o “Tropiezo”. Y por otro lado, los 2) relatos de una extensión mediana, llamémosles micronovelas, porque me recuerdan a fragmentos de novelas donde aquí pastan las mareas psicológicas de los personajes más complejos y simples, llegando a darle a uno la sensación de estar frente a un capítulo de alguna novela que jamás conoceremos, y con esto me refiero a “Los pormenores de un falso encuentro con Martita” o “Impresiones mudas de una madrugada”. Y en fin, tantas otras clasificaciones que se me ocurren; pero que, sin embargo, pueden prescindirse al momento de leerse el libro. En resumidas cuentas, JQM se nos muestra tímido y enérgico a la vez en cada uno de sus textos. Con este libro pareciera darnos una declaración de guerra anunciándonos la pronta llegada de nuevas tropas y refuerzos para asaltar nuestra mente quizá con argumentos, tonos y pulsos más amenazantes que los hasta ahora mostrados. He cuidado de no revelar el contenido de los relatos, para limitarme sólo a mostrar posibles lecturas según la taxonomía que he intuido como introducción para este libro que extiende las fronteras de la narrativa tacneña, y en definitiva de la literatura regional. El Granuja
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New York al paso / Segundo Cancino (Cuadernos del sur, Tacna, diciembre 2012) Desconcertante, atrabiliaria, fragante, tales son los adjetivos que se me viene fugazmente al leer “New York al paso”, nueva eyaculación del buhonero Segundo Cancino, vate que aún se abate entre su oficio de poeta, profesor universitario y luminaria setentera. Quizá deba leerse el libro como una (re)afirmación del poeta por el terruño que amamantó sus años más juveniles, o, arbitrariamente, como un simple “Hey, jóvenes, todavía puedo alucinar, mírenme” erigiendo así todo un castillo poético para nada desdeñable como un hongo en ablución. Creemos en la primera. Nos explicamos. Al leer el libro hemos encontrado posibles raíces que originan el libro y que a la vez explican su naturaleza, en este punto nos referimos a los fluidos psicosociales que motivaron la escritura del libro. Estuviese o no el poeta en Nueva york, el libro muestra —en un inicio— la tartamudez lírica de un poeta que tropieza con sus deseos de glosar líricamente la “naturaleza” de New York. Trata, sufre, se arrastra, se muerde la lengua, hace todo lo posible por cantar y sentirse un newyorkino más en yankilandia; él poeta nos dice en un inicio: “—Welcome to New York City / el aire perceptible sin brumas / hecho cristal como el sueño / se adhiere a las ventanas a los abanicos / a las agujas de los rascacielos”. Para más adelante decir: “Una ráfaga de viento alborota las velas / y trata de desenredar a las medusas de los periscopios / engendrando en las marismas / y en las escaleras mecánicas / historias sin vitrinas vacías / ni ajadas calcomanías”. Luego continua diciendo: “El Hudson River / el East River / el Harlem River / suelen varar cadáveres en las orillas”. Sin duda, estos pequeños fragmentos hacen alusión al objeto primerizo del
libro, que es glosar las peculiaridades de la Gran Manzana. En el primer fragmento vemos cómo el poeta se admira entre los rascacielos y sus innumerables ventanas, para luego situarse entre las escaleras eléctricas y los periscopios hasta tocar algo característico de los EEUU: lo criminológico, encarnado en los cadáveres que flotan en los ríos. Con estas alusiones el poeta va cantando de manera progresiva y minimalista, asuntos y lugares como B r o a d w a y, R o c k e f e l l e r C i t y, M a n h a t t a n , l o s supermercados, Wall Street, los taxímetros, el Empire State, el Hudson, Brooklyn Bridge, etc. Sin olvidar también las referencias a personalidades como Paul Aster, Faulkner e indirectas a Bob Dylan, Gingsberg, Woody Allen, etc. Mientras tanto, una segunda voz, quizá la misma, como un lazarillo se le acerca y le va susurrando pequeños coros de exultante lírica donde se va acentuando un carácter de crítica nostálgica, al comienzo de manera pixelada para terminar en monólogos senderos de la más pura poesía, con tonos épicos, uno de los mejores dice así: “Coro: en mí país la luna/ después de volar a la deriva / como una lechuza se encoge/en los carteles enganchados/ al otro lado de nosotros/ en los bofedales vendados por la nevada/ en el hocico de las vizcachas/ mordido por los relámpagos/ sobre la gola del cóndor/ pasado por alto por el granizo/ sobre los follajes de piedra/ yace aparentemente caída/ dando pasos hacia el pasado”. Y así se va gestando una simbiosis entre la voz propia y tímida de un poeta en Nueva York que acepta textualmente: “New York New York / formo parte de tu muchedumbre / he dejado de ser” tornándose reiterativo en vaivenes sostenidos por saltos tiempoespaciales, siempre alternando con imágenes y lugares comunes de los alucinados con elementos postmodernos de la tecnología, avatares y ornamentos kitsch del folklore yanqui, seguido de masturbaciones filosóficas ante las figuras y literaturas puritanas del siglo. Una dualidad sonora que expectora sus propios argumentos contemplativos, la voz del extranjero y la voz del terruño, hasta que por fin parece vencer el eco del terruño que termina en una reafirmación por su identidad. En resumen, el poeta venido a New York, desea cantar la modernidad, la tecnología, los espectáculos, en fin, cantar New York New York, hasta que por fin vence en él el coro de la nostalgia, lo propio, la identidad primeriza, el amor por las primeras visiones, y así virtualmente regresa a su identidad absoluta reafirmándola; este conflicto interno o contrapunto se puede entender si observamos atentamente estos versos: “Coro de pregoneros entre el Madison Square y el Empire State/ Coro de jaladores entre el mercadillo Bolognesi y Polvos Azules/ facturan” “—Has
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venido de tu pueblo tan solo a mirar/ aquí se mira no se recuerda/ deberías haber sido advertido”. Quizá estos fragmentos sean clave para entender el libro. Sin embargo, muy alejado del posible argumento del libro, en alternancia, el libro sufre de altibajos poéticos que ponen en duda la sostenibilidad trayectorial del texto; al comienzo el libro se torna aborrecible, nos muestra lugares comunes con su poesía setentera, nada nos recuerda al Cancino de la Memoria del Búho o Estrujamundos. El inicio con que arranca es lenguaraz y pretencioso; lo mejor recién lo encontramos en los COROS, y muy al margen de todo esto, es solo en los Coros donde encontramos lo mejor del libro, poesía pura, canciniana; pero en conjunto, el libro se muestra desafiante, multisensorial, ambivalente, con una plasticidad que exige suma atención debido a su vectorialidad abstracta hacia temas paisajistas y ontológicos; empero, una plasticidad cargada de destellos como incrustaciones de jade multicolor, que a ratos nos llevan a la fruición, y a ratos a la inanidad, debido a una falta de sostenibilidad del texto por sí misma; quizá convenga una relectura. Sea pues, precisa y menester, una segunda lectura; no, una tercera; no, una cuarta, una quinta, una sexta, una séptima y así hasta el infinito. Nunca se sabe. Los Nietos del Cura
Monólogo del Aedo / Fernando Chuquipiunta (Hijos de la Lluvia, Puno 2012) Ciertamente uno ya no tiene la dicha de tropezar con un libro que abogue en pos de la lírica más plástico-mimética, cargado de una aromaticidad cromática, cuando el arte lucha con la propia
naturaleza para hermanarse con ella y la belleza nos parece hallarla en la nieve derritiéndose, o en las nubes que se forman y se mueven en manadas. Sin embargo se nos aparece Fernando Chuquipiunta, poeta andino del hermano departamento de Puno, con su nuevo libro “Monólogo del Aedo”, lírica pura de momentos memorables, poesía cosmogónica, morfogenésica, que nos recuerda a ratos una verdadera música de esferas, de esferas que duermen en los maizales, esferas que pastan y abrevan en los campos elíseos del Ande. Poemas que anuncian el dominio absoluto de la contemplación in situ de la mente, sin simulacros, ante la basta totalidad del campo, no de la ciudad, sólo el campo y el cielo: al campo sí, pero al campo de la sierra orbitada por una flora y fauna de andares metafísicos, fuera del mundo en sí, salido al cielo en su cúpula infinita de astros y elipses que sostienen el universo ontológico del alma sumergida en la bastedad cósmica. Hay deseos de volverse uno con la Naturaleza. Chuquipiunta no esconde su idiosincrasia amalgamada entre lo eremita y lo asceta, quizá deba leerse el libro como el viaje de un chaski que contempla con total diafanidad los parajes que descubre a su paso, léase lo siguiente: “Sobre las sementeras/ revolotean las hojarascas/ al son del pututo/ y los molinos del viento/ develan las mazorcas del orbe”. “En una canción de ausencia y sufrimiento/ no puede haber más palabras/ de las que se necesitan”. “Entre la realidad y el sueño/ se ha detenido el tiempo./ Desde el río imaginario/ cien gaviotas alzan vuelo/ y se llevan parte del universo”. No deja de notarse, ciertamente, la importante influencia que ha marcado en Chuquipinta la poética de la escuela oquendiana, los siguientes versos recuerdan a un autóctono Oquento de Amat: “Ahora que veo pasar / entre los días apesadumbrados/ recuerdo tu mirada tierna / llena de preguntas”. Pero no, “Monólogo del aedo” exige una lectura añeja, una lectura ancestral, desconfigurando los prejuicios y trastornos que nos obsequia la modernidad de estos tiempos difíciles; el libro, pues, se entiende por su naturaleza, no pecamos en afirmar que es ciertamente, más que una crítica ontológica, un llamado humano —demasiado humano— un aullido cósmico por el hombre que poco recuerda y ha olvidado sus raíces citológicas que se amarran a la totalidad de los elementos químicos, que armo-niosamente se configuran para formar las flores, las montañas, los animales, y no a los televisores plasma, los smarthphones, los tablets y un reverendo etcétera que amortajan la mente a un reducido claro de psico-patologías. Saludamos el esfuerzo de Chuquipiunta por recordarnos esto, y minucias puramente complejas que poco a poco iremos
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advirtiendo, conforme nos enfrasquemos en la lectura del libro; acaso en su totalidad nos encontremos ante un arte consumado, un poeta que tiene cierto símil con las mejores sensibilidades de los poetas de las dinastía Tang, a los que por cierto no tiene nada que envidiarles. Finalmente, como balance, no dejan de advertirse ciertos lugares comunes, imágenes y resonancias trilladas que bien merecen el escalpelo y poemas en las que debería precisarse la extirpación; sin embargo, entendiendo que todo poeta, es decir, toda escritura es transición, Chuquipiunta reafirma con total magnanimidad su aliento andino y sideral de logrado acento, y más aún en tiempos en que mientras otros vates buscan cantar lo psicopatológico —la paranoia, la psicosis total y juegos pretenciosos de semiótica y lingüística, junto con la modernidad y sus embates— la figura de Chuquipiunta levanta su perfil adagio obsequiándonos muestras de incalculable lírica que harían palidecer los versos más tronados de enfants terribles que tragedizan el panorama literario, y eso, amigos, es ya un logro de por sí. La dimensión poética que aboga por la lírica más pura, aún tiene y tendrá sus defensores mientras fuerzas centrípetas se reconfiguren y tiendan sus esperanzas en la humanidad, no bélica ni corrupta, sino en la armoniosa. He allí la praxis de la Naturaleza encarnada en el hombre.
que corta la ventolera como cuchillas en celo, —tómese nota — ¿espantable visión de suicidas en picada?, no. ¿Evolución de jinetes apocalípticos en pos de la hydra? Oh! sí, el latigazo estalla en su morrillo, de súbito en violentas sacudidas desplómase la hydra —mírenla como sangra!—, el gentío se arremolina, la bestia profiere maldiciones como versos alejandrinos —póngase por escrito esto— de su vientre infecto emergen bacterias en forma de rimas, oscuro presagio que sacude el desierto, —no es cierto que esto esté ocurriendo, Sancho— contra ellos nada puede el huracán, ni la camanchaca, ni la lagartija, ni siquiera la pobre buganvilla que se desangra sobre el pavimento —otrosí digo— porque el rumor del río travieso y hasta el gruñido del león de espléndida melena han enmudecido, apenas se percibe el lánguido aleteo del animal de los ojos de luciérnaga, el del otrora vuelo fúnebre —consígnese los anexos—. Es el apocalipsis total, la aldea ha sido devastada, sangra la hydra a borbotones, el torrente alcanza el ángulo estrecho de los últimos mojinetes. El fabuloso reino de Ancat, orgullo de linajudos líridas, ha sucumbido ante la embestida de la barbarie alzada. Todo está consumado. Ya puedes anunciarlo Juan de Patmos, estos tres han llegado —fírmese y mándese a publicar—. Wilmer Kutipa Luque
El Divino Aymara
Poéticas del Desierto / Estos 3 de Tacna (Antología. Khorekhenke, Tacna, 2012) Panorama de voces precipitándose sobre el páramo, agítase la aldea, el cielo se encalabrina, espasmos a granel contemplando la sucesión de altazores, kamikazes y dédalos en vuelo bifurcado
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DRAMATIS PERSONAE JUAN QUISPE MACHACA: Estudiante de Ciencias Sociales en la UNJBG. Narrador autodidacta. Ha publicado un libro de relatos “Yerba Mala” (Khorekhenkhe ediciones, 2012). Actualmente trabajo en la edición de su segundo libro. LUIS CÉLINE: Pseudónimo de un poeta nacido en Tacna, actualmente radica en la ciudad lacustre de Puno en una suerte de aislamiento. Estudiante de Gastronomía en el Instituto ESDIT de Puno. Cultiva la prosa y el verso. CAMILO GESTALTL: Muchacho tranquilo y sano, no fuma, no toma, no fornica. Sostiene su existencia en base al trabajo arduo y al estudio de materias oscuras. Trata de escribir cosas buenas, se divierte entre wu y el tao. ENRIQUE CUAUTLI: Nos dice: “Nací en mayo del 91 (hubiera preferido el mayo del 68), tengo 21 años, estudio en la UNJBG. Así como dios para los creyentes, sólo intento crear otros mundos para corregir este mundo de mierda”. LUZ LUQUE BÁRCENA: Tacna, 1991. Estudiante de psicología en la UPT. Ha pertenecido a diferentes grupos de teatro, entre ellos “Memoria y arena” y el “Elenco del teatro municipal”. Cultiva la prosa y el verso. Tiene preparado un poemario pronto a publicarse. R I C H A R D N AVA R RO : P u n o , 1 9 9 3 . Actualmente estudia Letras en la UNJBG. Ha publicado parte de sus poemas en Miscelánea del Tiempo (2009). Cultiva la prosa y el verso. SANTOS H. CONDORI: Estudiante de LEGE en la UNJBG. Gusta de escribir en prosa y en verso. Joven narrador en ciernes que trabaja en un libro de relatos. MILER HUANCA: Estudiante de LELI en la UNJBG. Ha publicado parte de su obra en la plaquette “Rigor Mortis” 2012. Prepara un libro de relatos en el que trabaja a fuego lento y seguro. LUIS SAAVEDRA ORÓSTICA: Escritor y titiritero chileno. El 2009 participó del taller de narrativa contemporánea dictado por el escritor Daniel Rojas Pachas. El año 2010 integra el taller literario "Mas Allá de las Letras" (M.A.L.) y publica la plaquette titulada "Satiroscopio" a través de la Editorial Cinosargo. Actualmente prepara el libro ensayo: Vestigios de un metalero adolescente. YHAN KORONEL: Tacna 1990. Estudiante de
Psicología en la UAP. En el 2012 publicó el poemario “Heridalia” (Sanatorio Ediciones). Forma parte de la antología “Poéticas del desierto, estos 3 de Tacna” (Khorekhenkhe, 2012). Pronto publicará su antología titulada “Directrices” y un par de poemarios. Este año concretará una serie de proyectos literarios que dará a luz. RAÚL MIRANDA CONDORI: Egresado de la UNJBG en la facultad de Ciencias de la Educación, escuela de Lengua, Literatura y Gestión Educativa. Ha publicado el poemario: “El aullido de lo imaginable” (Tacna, setiembre 2011. Editorial Aytilaña). Tiene en proyecto un libro de cuentos: “La oveja negra” y una novela que lleva por título: “Un Paraíso de bestias”. FERDINAND D. KON: Tacna 1990. Aficionado a la literatura. Intenta escribir cuentos, pero le salen sólo estampas. Cosa por lo que reniega, y se lamenta y se disculpa por no poder escribir los relatos que el quisiera. Algún día aparecerá para desaparecer. AUGUSTO ANÍBAL TOLEDO: Tacna, 1981. Bach. en Literatura y Lingüística. Coeditor de la revista literaria Rajarampumpanta (2002-2006). Miembro, desde marzo de 2010, del Instituto Nacional de Investigaciones Académicas del Perú (INACAP). Ganador del premio Basadre (2008) y Casa Zela (2009), ambos en poesía. Tiene en preparación un poemario pronto a publicarse. DANIEL OLCAY JENERAL: Arica, 1990. Estudiante de Psicología en la Universidad de Tarapacá. Miembro del taller literario Cinosargo. Forma parte de la Antología Trinacional “Tea Party” (Chile/Perú/Bolivia, Cinosargo-La Liga de la Justicia Ediciones, 2012). Trabaja en la edición de su primer libro llamado “Asfalto_”. RENATO CONTRERAS FLORES: Iquique, 1991. Estudiante de Licenciatura en Lenguaje y Comunicación en la Universidad de Tarapacá. El 2010 formó parte de los talleres de literatura MAL (Más Allá de las Letras) y también del curso de escritura creativa a cargo del académico Patricio Úbeda. Miembro fundador del Grupo Literario Quijotera. El 2011 es parte de la delegación chilena en la Feria Internacional del Libro en Huancayo, Perú; También, en el mismo año, participa en el Coloquio Internacional: "El orden de los fantástico: territorios sin fronteras" en Lima. Ha publicado la plaquette Yohoho! A través de Cinosargo Ediciones y el 2012 sus relatos fueron seleccionados para formar parte de Game Over: Antología del relato de Videojuego (Cinosargo Ediciones). ALBERTO NINASKI: Puno, 1989. Estudiante de Ciencias Sociales en la UNJBG. Forma parte de la antología
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“Poéticas del desierto, estos 3 de Tacna” (Khorekhenkhe, 2012). En la actualidad viene trabajando en dos poemarios: “El destornillador” y “Zoóticas”. MARCOS QUISBERT: Poeta, Licenciado en Lenguaje y Comunicación. Ha sido beneficiado con la Beca de Creación Literaria del Consejo del Libro y la Lectura por sus poemarios: Prospectivas de Crissolo (2003), Atavíos de hoy (2007) y Cero Glamour (2011). Aparece en las antologías “Heptadárica” (Arica, 2002); Poetas del desierto (Copiapó, 2004); Antología del II Encuentro de escritores (Antofagasta, 2005); Tea Party : Antología trinacional; Perú,Bolivia y Chile.(Cinosargo-La liga de las justicia Ediciones, 2012). Publica su poemario Atavíos (Ed. Moda y pueblo, Santiago, 2009) y Cero Glamour (Ed. La liga de la justicia, Arica, 2011). CHARLIE, un villano elegante: con este seudónimo se nos presenta tímidamente la decadencia de un alma que en su momento cultivó la narrativa y nos mostró parte de su obra en un libro que recordaremos los más olvidadizos. YESEBELL SECHAR: Tacna 1993. Poeta. Estudiante de Psicología en la UAP. Forma parte de la antología “Poéticas del desierto, estos 3 de Tacna” (Khorekhenkhe, 2012). En la actualidad viene gestando un poemario que en su momento dará a luz. CHER SANTIAGO: Tacna 1989. Estudiante de Hotelería y Turismo en la UPT. Intereses: viajes interplanetarios, el suicidio y la caigüa. Deportes: Bodyboard y ajedrez por las noches. En la actualidad trabaja en la gestación de un poemario. M A R I A N A E S P E Z ÚA : P u n o , 1 9 9 3 . Estudiante de Inglés en la UNJBG. Gusta de la literatura tanto como cultivar el verso. Joven poeta, fiel a Bohemia y a Nietzsche. OSCAR RAMIREZ: Lima, 1984. Docente de la especialidad de Lengua y Literatura. Reside en la ciudad de Trujillo. Dirige Ediciones OREM. Ha obtenido diversos reconocimientos, nacionales y extranjeros, por su obra literaria; y sus textos, poéticos y narrativos, se encuentran dispersos en publicaciones virtuales y físicas de varios países. Ha participado de eventos literarios, dentro y fuera del país, y tiene publicados los poemarios Arquitectura de un día común (2009) y Cuarto vecino (2010), el libro de cuentos Braulio (2011), y recientemente su primer libro para niños El gato del libro y otros cuentos (2012). Viene trabajando un libro de relatos fantásticos y dos poemarios que serán publicados en tierras lejanas.
CLEMENTE PEDRO: Queulliri, 1988. Egresado de Ciencias Sociales en la UNJBG de Tacna, Ahora sobrevive encontrando refugio en algún verso libre o en ciertas prosas intermitentes. DANIEL SEGOVIA SOLIS: Tacna 1989. Estudiante de Lengua y Literatura en la UNJBG. Bohemio de pies a cabeza. Gusta con fruición de la Literatura en general. También cultiva el verso y la prosa. CAROLINE VALDIVIA PASTÉN: Tacna 1979. Estudió Literatura en la UNJBG. En 1997 publicó un conjunto de poemas en la revista LA TORTUGA ECUESTRE, asimismo ha sido incluida en diversas antologías de poesía tacneña. DORIS ROSAS CALIZAYA: Tacna. Egresada de la UNJBG en la especialidad de Lengua, Literatura y Gestión Educativa. WILMER KUTIPA LUQUE: Aficionado a las letras. Director de la Editorial Khorekhenkhe. Ha participado en diversos proyectos culturales de carácter beligerante. Ha publicado un libro de ensayos titulado “Diario de Batalla” (Khorekhenkhe, 2012), “Gamaliel Churata, textos esenciales” y la antología “Poéticas del desierto, estos 3 de Tacna”, siempre por Khorekhenkhe. Pronto publicará una antología de la nueva narrativa tacneña “Histerias Colectivas” y un estudio sobre Gamaliel Churata. MELISSA ASCUÑA: Tacna. Estudiante de 5to LEGE en la UNJBG. Ha publicado cuentos y artículos en las revistas KAIZEN y LÁPIZ. Es amante devota del cine y la literatura. MANUEL AUGUSTO VICENTE OTAZÚ: Tacna, 1981. Luego de un intento de suicidio y de abandonarlo todo, incluyendo la carrera de Derecho por estudiar Filosofía pura, decide escribir… va desde lo sagrado a lo profano, producto de ello ha publicado: “Nihilismo”, “El erotismo del vacío” y “Divagaciones existenciales”. VAN SOTELIUS: Wapaka, 1992. Dibuja en sus tiempos libres. Admirador devoto de la obra de Tim Burton y Edward Gorey. Pasa sus días estudiando filología universal, borroneando sus cuadernos con argumentos, guiones y dibujos manga. GURÚ GURÚ: un reverendo etcétera.
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LETRASÉRTICA VI se terminó de imprimir el día 21 de enero del 2012 en la ciudad de Tacna-Perú con un tiraje de 500 ejemplares por encargo de la editorial NUBE NEGRA
nube negra