"Suite de las fieras", de Atenea Cruz

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suite de las fieras

Atenea Cruz

libros de mano


suite de las fieras

coordinación editorial y diseño : viñetas :

Estudio Mano de papel

Santiago Solís

primera edición , junio de

2013

d . r .© atenea cruz

Prohibida su reproducción por cualquier medio mecánico o electrónico sin la autorización escrita de la autora.

Suite de las fieras /Atenea Cruz

el texto recibió el premio de poesía edición

“ beatriz

quiñones ”,

2012

impreso en méxico printed in mexico

libros de mano

/ Edición de autor


Para Adrián, que desató los perros

Y también para Adriana y Adolfo, cuyas voces me ayudan a adormecer las fieras

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Voy a buscar mi sombra entre la sombra, porque mordí sin tiempo un corazón de niebla, y lo bronco, lo verdaderamente animal que me sostiene está dolido. max rojas

Pero el llanto es un perro inmenso. federico garcía lorca

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Round 12

1) el tiempo y el hambre

En la televisión estarían sus puños apretados dolientes final del golpe, principio de la esquina defenderían sus guantes el derecho a estar de pie permanecer erguido no es metáfora el ojo ensangrentado las pupilas morbosas y sedientas ni las hienas que gritan en las gradas con un jab el retador se agranda en monolito eterno transfigura el boxeador ya sólo tiene manos iguales a las manos de cualquiera va a caer, lo presiente lo teme lo sabemos decido retirarme en el televisor descubro mi reflejo: nunca estuvo encendido. La lona nos recibe con fauces hambrientas.

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Suite del tiempo -

i

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De entre todos los vestidos posibles elegí el del invierno: la sonrisa escondida de los lobos el gesto de la piedra sepultada en la nieve la rabia inmemorial de los árboles arrojados [al fuego. Hice de la nostalgia mi raíz predilecta sin más luz que el recuerdo de veranos pasados con sus discretos dedos amarillos me aniquiló [la tierra. Yo sentí algo perdido un hueco en todo el cuerpo vasto y terrible y una tarde, cuando miraba el cielo supe que esa carencia eran todos los pájaros del mundo. De mi boca sin plumas, desde entonces brotan estalactitas carámbanos de hielo poblaron la garganta la gruta que antes fuera origen de palabras de primaveras viejas y mejores. 12

ii

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La prueba contundente de que existe algún dios es el otoño. Dejémonos de iglesias erigidas sobre trapos [sagrados milagros que se visten de estatuas y de yeso es el otoño, sin lugar a dudas, la más perfecta manifestación de Dios. Acaso un par de cosas sean tan crueles como el ardor fingido que desnuda la rama sin el reposo real de la ceniza. Es propio de los dioses el humor más negro atesorar belleza y decadencia en la misma urna si fuera cierta su piedad remarcada no imperaría esta caída libre y vergonzosa [del tiempo este ir y venir del aire hacia la tierra

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sería gloriosa y rápida la muerte abierto aún el lirio de los labios sin cadenas de carne o de huesos. No impedirían las hojas una silente fuga no habría fruta podrida en las canastas no existiría esta muerte pausada color ocre.

-

iii

-

No es de fiar este marzo de sol resucitado: algo hay de mustio en toda primavera algo falso en el campo, intermitente lápida [dormida. Un mal augurio en el rosal hiberna en el suspiro dócil con que cede al rocío. Esta alegría de pájaros y manos susurra entre el centeno una verdad negada: fue el hambre y no los labios el verdadero inicio de la fruta. Absoluta montaña en Sísifo y sus dedos todas las primaveras son engaño: mausoleo circular de inhumana blancura como la cal vertida sobre los perros muertos para ocultar su aullido de la noche.

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Vienen por mí los caballos del viento…

Reivindicación de las navajas

Vienen por mí los caballos del viento azotan con sus patas la ventana y temo que esta vez no será buena suerte reconocer mi nombre en su herradura

No se maldiga nunca la navaja no oxide algún rencor su hermoso filo no se pronuncie el nombre con desaire no sea vituperada la mano que la porta

no podrán resguardarme las palabras de su risa de cal de su nombre de canto no habrá dónde esconderse

no sean vistas con lástima las venas no se vierta más agua sobre el cuerpo desde hace mucho ahogado no es crimen el hastío la verdad el cansancio no se piense navaja y se diga secreto

no hay forma de escapar de estas paredes perros de la memoria me contagian su rabia y su desvelo toda yo soy mi casa dentro y fuera tomada por la ausencia.

no se olvide que hay horrores tan grandes que es preciso cortarlos desde adentro tajo a tajo no se le niegue al polvo lo que es polvo.

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Frente al espejo…

2) la carne que tiembla

Frente al espejo la nueva cicatriz de la impaciencia líneas horizontales surcan el rostro capas de piel y grasa me aprisionan matrioshka roja y blanca más cansada la mujer dentro de la mujer. No me pertenezco los músculos han decidido mis pasos mi cuerpo dicta descanso y hambre hasta lo más sublime es cortado de tajo por sus ansias primarias todo es satisfacerlo hasta la muerte. Ésta que creo ser asoma resignada por los ojos y comprueba que el cuerpo me posee y no al contrario como agrada pensar a los que piensan.

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Confesión

Tomo el flagelo…

Se pierde algo que entre las piernas nace y muere cuyo nombre será siempre desconocido

Tomo el flagelo y mi espalda se crispa

resta una maldición que agria la leche queda una sed de piedras, de gusanos se descarnan los dedos. Nadie toca el dolor y vuelve a ser el mismo.

cada mirada y gesto es buscado por ella con afán de castigo. Y es la carne que se abre con el golpe el fulgor de la lágrima apenas contenida la sangre que resbala que gotea que salpica lo que la inventa límpida. Eligió antes que los placeres convenidos el goce de la unión con lo inmundo para poder volver a la inocencia.

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Sino

Génesis

Ojos enmarañados, pelo sucio cuánto te gustaría, no lo niegues con la negra esperanza en los colmillos vivir domesticado

Cuentan de mí que al nacer era negro cubierto de ceniza hasta las palmas.

no eres tan lejano pariente de los lobos bestezuela exiliada nerviosa ante la sangre y el deseo caminas con los hombres sin conseguir su paso no serás nunca parte de la carne apenas más que un perro apenas animal de compañía.

En la sala de partos se decía que un niño había quemado las manos de los médicos atestiguaban gritos lentos desmayos blancos de enfermeras espanto repetido en las esquinas. Llamaron a esa madre concubina del diablo decían que de su pecho parturiento escurría rojo aceite y no la leche por tanta humanidad agradecida con ojos afilados cercaron su camino y con las manos ciegas arrojaron densas palabras de odio hacia su frente.

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Dicen los que te saben, mamá que hubo quien demandó me nombraras [Condena mientras buscaba a tientas en mi pelo triples números seis enmarañados. Nadie creía posible el tiritar de un niño que de tan negro a veces era rojo. Nadie creyó en mi frío desconsolado. Retorcidas sonrisas esperaban pezuñas cuando mi tierno pie tocaba el suelo.

que mis ojos cafés eran los mismos que abrieran el incendio benditos por tus ojos sin descanso. Tantas cosas dijeron. Madre, tú y yo callamos mi origen de ceniza guardamos el secreto conocido: nací rescoldo de las flores quemadas de tu vientre de una hoguera ya muerta y desangrada.

Decían de mí las voces que en la tarde transmutaba en arroyo para impedirte el paso a las iglesias y de noche era boda con la sombra en forma de sortija en tu siniestra mano abandonada. Pero nada era cierto tú y yo sabemos que el crepitar oscuro de mi boca era el llanto común por el calor perdido

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Amor no

3) amor no

Perdámonos contra el tiempo y el polvo. Sólo tu cuerpo, el mío degollados. Pensemos el sudor como principio único del agua. Ay pero el amor es tan pesado tan negro no quiero ensuciar tus muslos con su rastro ni que manche mis dientes o me amargue la lengua. Prefiero tus manos que abrasan mis lugares comunes. Mejor el hambre de los perros nocturnos la mutilación por los buitres del ansia esta sangre que corre por las piernas. No sobadas palabras sino cuerpos.

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Hablas del fuego…

El aliento a través de la tela los pasillos una puerta que se abre. Elegir tu saliva. Besar en medio de la peste que es el miedo. Adivinar tu carne y esperar. Esperar.

Hablas del fuego me revelas sus formas y colores. Es verdad, sabes todo.

Desnudos de palabras.

Aún eres el incendio.

No nos amemos como si fuera cierto.

Tu alegría es la del niño al desmembrar insectos quieres saber matarás hasta tocar el nombre de las cosas.

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A tu edad uno es el fuego. Todavía no has sentido ese otro calor que carboniza el vientre hasta dejarlo hueco.

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No dejemos entrar al amor a este cuarto‌ Vas a sacrificarme. Acepto. Voy contigo excitada, morbosa consciente de que ahora he cambiado las gradas por la falsa paciencia de la arena.

No dejemos entrar al amor a este cuarto no permitas que aproxime a tu cuello sus pupilas mejor cuida su hocico: dientes de perro viejo que incluso asĂ­ desgarran. Tapiemos esa puerta donde insiste ignoremos su aullido moribundo no lo dejes entrar ni que amarre la noche a tu espalda y la mĂ­a las convierta en nudo y ya nunca podamos separarnos.

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La falsedad de Circe

Lo podemos decir: todo ha terminado los anhelos la espera

los silencios.

Terminó como empieza: por un beso un punto suspensivo palabras resolladas. Este cuerpo se cierra como ciertos insectos previniendo la muerte.

Sólo me pesa la carne que desconoce el fuego anterior [a la podre me pesa este miedo debajo de la lengua los pezones erectos, expectantes la humedad en los labios desperdiciada pesa el lastre en las jaurías marítimas del tacto* y no saber amar de otra manera sino desde el estómago y el hambre, sino desde el tifón y los derrumbes.

* José Chapa 32

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Canis lupus

Inconfundible, fuerte, el desamparo deja una estela gris en las pupilas un sudor en la nuca, pestilencia hace brotar del bosque amor y fieras escuché aquel octubre tras la puerta cierto rumor dorado una bestia dormía, quizá soñaba un relámpago negro era su ojo parecía mirar más allá de mi carne cayeron de su hocico girasoles adiviné su beso transformé el corazón en una cueva tapizada con fango le dije “Ven” entró

me hice pasar por bestia ofrendando mi vientre a su vigilia éramos tan felices cierta noche un aullido cayeron las cadenas de sus dientes en su hocico hambre y guerra destazó mi entrepierna mi cadera mis muslos abandonó la casa no espero su regreso: el amor (lo sabemos) es un depredador, no mascota faldera.

pero de madrugada oteaba tras el vidrio buscaba en su memoria quién sabe cuáles bosques

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Canino

Ten cuidado del dicho ninguna cosa es fiel hasta la muerte cada amor tiene archivos de amargura alfabéticamente organizados. Hay vitrinas perfectas y pulcrísimas que exhiben carnes magras bellos delicatessen que cualquier perro ansía.

No te engañes: el can jamás va a ser doméstico del todo su hocico apaciguado es un contrato. Y hay rencores tan grandes que ni siquiera un perro los perdona.

Pero no fue Pavlov, la saliva, el silbato lo que adiestró mi oreja sino tu voz en todos los panteones. No volverá esta perra hasta tu patio no lamerá tus pies, ayer estatuas a palos le domaste la mirada pero la perra es perra y su hambre no termina con despojos de carne envenenados.

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Declaratoria antes del fin del mundo

4) la cal de los

Yo, que quise matarte tantas veces y atestigüé en tu contra frente al tiempo que por tu boca vi la anaranjada angustia de las hojas cayendo de mi vientre

huesos

que supe la manzana de mi rostro mientras lo repasabas con tu lengua de víbora amantísima y dormí con tus muertos junto a la jarra de agua que he sabido amar defenestradamente que soy un memorándum que hice sangrar los muros con tus puños que llevé en mis entrañas un hambre duplicada (que después arranqué para poner tu nombre, ya sin dientes)

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Trabalenguas

que no perdono que no poseas caballos ni tu nariz tan larga que es digna de exhibirse en un museo que busco la fisura de tu abrazo y maldigo la casa donde aguardaba el sino de tus ojos de Moira

Triste como los tigres pega su lengua al suelo se le traban las fauces. Avergüenza sus garras cuando traga pastura. Ya no ruge. Camuflada recorre negros campos de trigo. Toda fiera vencida es un rumiante.

que no sé recordarte sin torcerme los dedos que te he visto desnudo bajo el chorro del agua y te encontré pequeño, casi insignificante reconozco que te comprendo menos cuanto más docta soy en la materia oscura de tu ojo.

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Ă­ndice

1) el tiempo y el hambre

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2) la carne que tiembla

............... 18

3) amor no

............... 26

4) la cal de los huesos

............... 38

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suite de las fieras

se imprimió en gráficos digitales avanzados , s . a . de c . v ., con domicilio en monte alegre , núm .

44- bis ,

colonia portales

oriente , benito juárez , d . f ., teléfono

mes de julio de fue de

70

03570,

5672-912 2013.

en el

el tiraje

ejemplares , firmados

y númerados por la autora .

para la formación tipográfica se utilizó : itc galliard , de matthew carter ; y avenir , de adrian frutiger .

firma :

/ 70


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