Terror japonés orígenes y bases mitológicas

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Cine de terror japonés. Orígenes y bases mitológicas Alejandro Hernández Murillo

Demonio yōkai


Tengo un amigo que dice que yo recurro al cine japonés como los matrimonios cansados de la rutina recurren al sexo duro. Y es que el cine occidental está saturado de fórmulas, la estructura narrativa es muy metódica, los puntos dramáticos ocurren siempre en tiempos específicos. El conflicto antes de los 10 min. El plot point 1 a la media hora, etc. Y en especial las imágenes y tramas del cine de terror son muy repetitivas. La más clásica, por ejemplo, es la anécdota de un grupo de adolescentes arquetípicos (el chavo arrogante drogado, el deportista valiente, la rubia caliente, el idiota desmadroso, la inteligente virgen) que se encuentran atrapados ante un clan de asesinos, dígase Masacre en Texas, The Wrong turn, Las colinas tienen ojos, The Town That Dreaded Sundown, Halloween, Viernes 13, See no evil, Hatchet, Laid to Rest, Behind the Mask: The Rise of Leslie Vernon, entre otros. Las imágenes se repiten una y otra vez. Tienen personajes exitosos que se vuelven de culto y los explotan hasta la saciedad, mencionemos a Leatherface, Freddy Kruger, Michael Myers, Papa Jupiter, Three finger. Y qué decir de lo que llena las salas en la actualidad, películas que toman los personajes clásicos del género de terror como son los vampiros, hombres lobos o fantasmas para meterlos a presión en cintas de teenexplotation como Crepúsculo, Cazadores de sombras, Academia de vampiros, Hermosas criaturas, El encanto de la bestia, El diario de los vampiros, donde Drácula, Carmilla o Nosferatu, han dejado su lado tenebroso y oscuro para convertirse en atractivos y musculosos modelos de pasarela para despertar sueños eróticos entre las adolescentes. Incluso brillan en la noche lo que los hace más encantadores. O de igual manera la fórmula del falso documental que fue original en 1992 con Man bites dog realizada por Rémy Belvaux, André Bonzel y Benoît Poelvoor y se popularizó con El proyecto de la bruja de Blair en el 99. El mockumentary o falso documental está inundando la industria del cine de terror actual con ejemplos como las sagas de Actividad Paranormal, VHS, REC, Grave encounters, Diarios de los zombies, El último exorcismo, El túnel, Apollo 18, Reporte Europa, Afflicted, Devil´s pass y que en México se ha realizado la cinta Archivo 253 de Abe Rosenberg en el 2015, así como cientos más que no tienen para cuando abandonar el estilo del metraje encontrado. Lo más rescatable que se hace en occidente provino de Europa, en Francia hubo una ola de cine de terror con magnífica cintas como lo son Alta tensión (2003), Ils (2006), Al interior (2007), Frontera(s) (2007), Mártires (2008), Vértigo (2009), La horda (2009), entre otros. Pero que desde hace algunos años ya no se ha sabido nada grandioso. Fue una época, tuvo su momento y todavía estoy esperando que resucite. Lo triste es que estos directores franceses los contrataron en Hollywood a hacer refritos por lo que posiblemente ya no sabremos más de un cine de terror francés. La trilogía Fritt Vilt o Cold prey fue una saga de tres cintas proviene de Noruega que si bien es un slasher film y también


la fórmula de los jóvenes perseguidos por una asesino con el rostro deforme, su director Roar Uthaug retomó las imágenes ya vistas para darle más frescura y originalidad. Empero, para mí no es suficiente, como director y guionista conozco la estructura y como les dije, el cine japonés es como el sexo duro: es intenso, diferente y no para cualquier estómago. Hasta hace unos diez años si se hablaba de cine de terror japonés la gente lo relacionaba sólo con Godzilla. Fue necesario que surgiera Ringu de Hideo Nakata en el 98 para que nos enteráramos en occidente que en Asia también se hacía terror y las salas dejaron entrar películas como Ju-on de Takashi Shimizu en el 98, Dark Water (2002) también de Hideo Nakata, Sakebi (1999), Kairo (2001) o Doppelganger en el 2003 de Kiyoshi Kurosawa. Audition y Chakushin ari de Takashi Miike, 1999 y 2008 respectivamente, entre otros. La industria hollywoodense centró su mirada en Asia y notó que eran cintas diferentes, que estaban jalando dinero en taquilla y apasionando público mundial y en vez de traer el cine original a la salas empezaron a comprar derechos y a realizar remakes. Así Ringu vino como El aro, Ju-on como La maldición, Kairo como Pulse, Chakushin ari como Llamada perdida y un sin fin más. Pero lo que pocos conocen es que el cine de terror y fantástico japonés tiene sus orígenes en 1899 con Futari Dojoji El templo de Dojo, con dos actores y Momiji-gari Excursión de las hojas de otoño ambas realizadas por Tsunekichi Shibata y contienen elementos fantásticos como una mujer serpiente y un demo-

Ukiyo-e Skeleton


nio femenino. Ahora bien, estas películas más que cine eran representaciones del teatro Kabuki filmadas, como solían hacerse en el resto del mundo antes de que se establecieran las bases de la narración fílmica. Pero se sentaron las bases de lo que era el cine de terror y surgió el género denominado Kaidan eiga literalmente “cine de historias sobrenaturales”. Su origen arranca en el Kabuki donde a manera de crítica a social ante los poderosos se narraba una historia terrorífica. Los espectros castigaban justamente a los culpables, al contrario de occidente donde los monstruos atacan indiscriminadamente. Los Kaidan eiga mantenían una identificación con el verano y el calor, a diferencia de occidente con el frío, la niebla y el invierno. La inspiración básica para el cine de terror japonés nace con Namboku Tsuruya IV en 1825 a partir de una obra kabuki basada en un Tokaido Yotsuya Kaidan de Nobuo Nakagawa caso verídico, titulada Tokaido Yotsuya Kaidan, (Historia sobrenatural de Yotsuya en la región de Tokai) y es la historia de fantasmas japoneses más famosa y ha inspirado cientos de películas, programas de televisión y obras de teatro a tal grado de que en 1937 ya se habían rodado 20 películas sobre ella. También planteó las bases en la caracterización del fantasma japonés de una mujer de cabellos lacios negros, piel blanca y kimono que se ha visto en prácticamente todos los filmes de terror asiático, no sólo japonés sino también chino, coreano o tailandés. La historia que en escena duraba hasta 10 horas, en cine habla de Iyemon Tamiya, un samurái caído en desgracia que envenena a su esposa Oiwa y arroja el cadáver a un pantano para casarse con una mujer adinerada. Posteriormente el fantasma vengativo lo acosa hasta la muerte. Si bien hay demasiadas adaptaciones las más famosas son Shimpan Yotsuya Kaidan de Itoi Daisuke (1928), uno de los directores más destacados en el cine mudo; Yotsuya Kaidan de Kinoshita Keisuke en 1949. Y quizá la más famosa es Tokaido Yotsuya Kaidan de Nobuo Nakagawa en 1959 por ser muy fiel a la versión original, actualizada


Tokaido Yotsuya Kaidan Obra Kabuki. Fantasma de Oiwa


A page of

(1) Benshi un narrador en vivo que hacía las voces de los personajes acompañados con música.

sólo para aprovechar los efectos especiales de la época. Aunque hubieron cambios, dos puntos se mantuvieron fieles: la traición del marido hacia Oiwa a la cual envenena y le deforma el rostro como efecto secundario, y la aparición del cadáver de ésta clavado en una puerta flotando en el agua (suceso real que inspiró a la obra). Posteriormente se vinieron más historias kabuki adaptadas al cine con temas sobrenaturales como Jujiro (Cruce de caminos. 1928). Kasane ga fuchi (La poza de Kasane) en 1924 o La profesora enloquecida de amor, 1926 del gran director Kenji Mizoguchi. Había cineastas como Shigeru Mokudo, Teinosuke Kinugasa, Matsutaro Kawaguchi, entre otros que adaptaron historias de autores kabuki no sólo de Namboku Tsuruya IV sino de Encho Sanyutei con películas como La historia sobrenatural del árbol de los pezones sobre un niño amamantado por un árbol o La lámpara de las peonías acerca de un samurái hechizado por una bellísima joven quien lo va demacrando tras cada noche de amor. Y qué decir de la cinta A page of madness cinta silente del director Teinosuke madness Kinugasa, de 1926 con una idea original del escritor ganador de Nobel de literatura, Yasunari Kawabata. Este filme es producto de un grupo de artistas conocidos en Japón como Shinkankaku-ha o escuela de las percepciones quienes trataban de superar las representaciones naturalistas. La película ocurre en un manicomio. Se narra la historia de un conserje cuya esposa es una de las pacientes. Un día su hija llega al instituto para avisarles que está próxima a casarse. Esto genera una serie de subtramas y flashbacks sobre la historia familiar: la madre asesinó a su propio bebé, la hija desconoce que su padre trabaje de conserje y que su razón es dejarla en libertad para escaparse con ella y formar de nuevo la familia. El filme no tiene intertítulos lo que la hace incomprensible para el público actual. Perdida por casi 45 años se descubrió hasta 1971 por lo que está incompleta. En la versión de salas en el 26 se presentó con la narración benshi (1) de Musei Tokugawa.


La cinta es extraña y compleja, con una narración complicada, anacrónica, planos compuestos por varias imágenes, y en un estilo surrealista sórdido, años antes de Un perro andaluz o La edad de oro de Luis Buñuel, lo cual es lo más clásico del cine surrealismo. Y sin embargo A page of madness prácticamente es desconocida y para occidente no existe. Así poco a poco el cine de terror japonés fue creciendo, surgieron varios directores y estilos. El más famoso quizá es el kaiju eiga llamado “el cine de monstruos” el cual nace en la productora Toho con Gojira, 1954 de Inoshiro Honda. Mundialmente conocido como Godzilla. Y este género es el primer cine japonés que consigue repercusión mundial estrenándose en salas de los cinco continentes, cosa que no ocurría con los demás géneros cinematográficos. El primer Gojira debe su nacimiento al temor nuclear que se tenía a la bomba atómica siendo ésta la culpable de su surgimiento. Era una crítica social a América, no sólo por las bombas de Hiroshima y Nagasaki sino por el incidente de unos pescadores del barco Daigo fukuryu maru afectados por una explosión experimental en el océano. Fue tal el éxito que se vinieron diversas secuelas como Godzilla el rey de los monstruos, Meka-gojira, etc. hasta aparecer en 28 películas y dos remakes, la más reciente Godzilla de Gareth Edwards que se estrenó en el 2014, co-producción Japón-Estados Unidos. Gojira dio camino a diversos monstruos Kaiju como lo son Mosura, MekaGojira, Gamera, Baragon, Kumonga, Varan, entre varios. Tantas películas se han rodado que es imposible hablar sobre ellas en este momento, lo importante y lo que nos convoca ahora son las bases mitológicas del cine de terror japonés, qué es lo que lo hace tan grande y por qué impacta tanto a nivel mundial. Y uno de los motivos principales es la raíz de sus historias que influyen no sólo en los Kaidan eiga, sino en los Kaiju eiga los cuales no son simples monstruos como sucede en occidente, nacidos de experimentos o de la naturaleza. No, en Japón, los kaiju tienen sus bases mitológicas. Unifica toda clase de seres contrarios a las normas morfológicas y hasta morales. En Japón cada variedad de monstruo cuenta con su propio término y pertenecen a la mitología de los demonios Yōkai. Para explicarlo mejor, los demonios yōkai son una clase de monstruos sobrenaturales en el folclore japonés. La palabra se usa para referirse a “embrujo, atractivo, calamidad” y “aparición, misterio, sospechoso”. El rango de los demonios yōkai va de lo malévolo, lo maliciosa o incluso de la buena fortuna que ofrecen a aquellos que los encuentran. Los yōkai nacieron en las aldeas, de boca de los campesinos y los errantes a partir del miedo ante los misterios de la naturaleza. Cada región de Japón, cada isla, incluso cada aldea tenía sus propias leyendas a tal grado que es prácticamente imposible conocer todas ya que se ubican hasta más de cinco millones de demonios yōkai en la mitología japonesa. Algunos afirman que hasta 9 millones. Para dar un poco de historia diremos que de dichas leyendas o relatos sobrenaturales, un monje budista y filósofo llamado Inoue Enryō en 1895 escribió Yōkaigaku kōgi (Disertación sobre los espectros) en la que intentó identificar sus características principales pero su actitud fue la de prescindir de todo lo que evitara que Japón se igualara a los países avanzados de occidente por lo que desechó los aparecidos, los fantasmas y mons-


Oni, monstruo japonés

y monstruos de otro mundo. Él lo consideraba un aspecto sin importancia del que había que desprenderse, por lo que los relatos fantasmagóricos estuvieron a punto de perderse. Fue hasta que el autor Yanagita Kunio escribió Los mitos populares de Japón, Leyendas de Touno en 1909, ya que él consideraba que el mundo sobrenatural era una característica del pasado ideal de Japón. Su deseo era ayudar a los campesinos e impedir que las creencias de las comunidades locales se perdieran por el urbanismo bajo la influencia de la modernización occidental. Era imprescindible retener el folclore nativo japonés. A Kunio le importaba saber qué creían los japoneses porque saberlo arrojaba luz respecto al pasado, los miedos y aspiraciones; o identificar la respuesta dada por la población ante lo desconocido o el deseo de defenderse de algo temible y amenazador. Para ello clasificó a los demonios, fantasmas y monstruos señalando un origen básico. Y gracias a Tono monogatari o Leyendas de Tono, Yanagita Kunio se le ubica como el padre del folclore japonés, fundador de la etnología japonesa e influyó en diversos autores que empezaron a recopilar, en todo el país, otros relatos y mitos populares de la tradición oral del Japón con métodos y de forma sistemática, clasificándolos según su género y ha alcanzado una importancia crucial en las historias de terror del Japón, no sólo en la etnología, sino en la literatura, los manga, la televisión, los videojuegos, el arte, el diseño gráfico, así como en el cine. Se han clasificado en cinco principales tipos los cuales son:


1.- Zoología fantasmal: animales que poseen magia por sí mismos. Cambian de forma e imitan a los humanos, en especial a las mujeres. Algunos de estos demonios yōkai son el Kitsune (zorro), uno de los más importantes en la mitología japonesa. Son espíritus que protegen bosques y aldeas. Seres inteligentes con habilidades mágicas. Adoptan forma humana de mujeres, a veces hacen travesuras y en otras ocasiones son guardianes, amigas, amantes o esposas. En el cine es mostrado infinidad de veces en todos los géneros, no sólo el terror. Kurosawa lo menciona en Ran (1985), incluso en Los 47 ronin de Carl Rinsch de 2013 con Keanu Reeves aparece un personaje Kitsune quien es la mala de la película. En el terror y anime japonés tenemos un ejemplo con Kakurenbo (2004), de Shuhei Morita. La historia versa en una ciudad abandonada en la cual se juega Kakurenbo, donde los niños que deseen participar deben ponerse máscaras de zorros y seguir las pistas que los llevarán al que los llevarán al punto de inicio del juego; una vez que haya siete niños se iniciará el juego de las escondidas por los oscuros callejones de la ciudad. Sin embargo los rumores dicen que los niños desaparecen uno a uno cada vez que participan, y que los culpables de estas desapariciones son ogros. Hikora, un niño, decide jugar y entrar al territorio prohibido para buscar a su hermana quien se extravió en el juego anterior. Está también el Bakeneno y Nekomata para referirse al gato negro, uno de los conceptos más populares en el folclore japonés. Se han realizado innumerables cintas sobre el tema como, por ejemplo, Tokuzo Tanaka con Haunted Castle (1969), Teruo Ishii con Blind Woman Curse (1970) o la actriz Takako Irie quien se convirtió en la quinta actriz en representar al gato negro en cuatro filmes donde se transformaba con deseos de venganza, los cuales son Horror of saga mansion (1953), Ghost cat of Arima palace (1953), ambas de Ryohei Arai; Ghost cat disturbance in Okazaki (1954) de Bin Kato y Ghost cat from night-crying swap (1957) de Katsuhiro Tasaka. Sin embargo la más conocida y como mejor ejemplo cinematográfico de este demonio es Kuroneko (Gato negro. 1968) de Kaneto Shindo, el cual trata de un joven samurái que abandona a su madre y esposa para irse a la guerra. Ellas, más tarde son atacadas, violadas y asesinadas

Kitsune


por samuráis bandoleros. Queman la choza y las dejan muertas, luego un gato negro lame sus cuerpos lo que provoca una espiritualidad de venganza en ellas. Regresan como fantasmas y se aparecen en los caminos atrayendo samuráis a una gran mansión ilusoria donde existió su choza. Ahí los seducen y los matan. Con el tiempo, el joven ya convertido en un afamado samurái lo convocan para atrapar a los asesinos de samuráis. Cuando regresa a su casa y se topa con estas dos mujeres descubre que son los espíritus de su madre y esposa. Considerada la obra maestra de Kaneto Shindo inserta la trama sobrenatural en un contexto realista de la guerra que azotó a Japón durante siglos, de forma que entre ambas cualidades hay una línea tenue y aterradora. Con una hermosa fotografía en blanco y negro denuncia el horror de las mujeres vividas en conflicto político-militares sin recurrir al “femenismo”. Está también Nure-onna, la mujer serpiente. En algunas historias es un monstruo muy fuerte como para romper árboles con su cola y se alimenta de


los humanos. Carga con un bebé el cual usa para atraer a sus víctimas. Si la persona se ofrece a cargar el bebé nure onna los perdona. Si se rehúsan se revela que no es un bebé lo que carga, y ella los mata. Con su lengua les succiona la sangre. De ella existen varias películas, una es Snake Woman's Curse (1968) de Nobuo Nakagawa. La cinta habla de una familia bajo el poder de un terrateniente cruel, su esposa igual de odiosa y su malvado hijo. La pobre familia sufre humillaciones y castigos por parte de los adinerados y con el tiempo buscarán vengarse de sus descendientes a partir de la maldición de la mujer serpiente. El filme presenta a los poderosos como malvados, a los campesinos como esclavos trabajadores y honrados. Los adinerados son malditos y ven como su familia comienza a convertirse en serpientes. Buenas actuaciones, miedo hábil y eficaz pero sin ser gratuito. Con buen maquillaje y efectos especiales de la época. No en vano Nobuo Nakagawa fue uno de los grandes directores del cine de terror japonés con cintas como “El fantasmas de Yotsuya” ya mencionado. Otro ejemplo son los Inugami. Similares a los hombres lobo, son maestros de la magia negra. Se le evoca para actividades criminales como asesinato, secuestro y mutilación. El que lo invoca puede ordenar al inugami que posea a los humanos y los manipule. Las víctimas son forzadas a matarse ellas mismas o a otras personas. Son dominados por la venganza y a veces matan a sus amos. Películas sobre este personaje están Inugami del 2001 de Masato Harada, sobre Akira, un profesor de Tokyo que llega a una pequeña población rural para trabajar. Ahí se enamora de Miki, quien trabaja en una fábrica de papel. En el pueblo existe la maldición del Inugami que recae en la familia de Miki. Akira cree que son sólo rumores pero comienzan a ocurrir asesinatos en el pueblo lo que complica la cosa y se vuelve tenebrosa. Una cinta lenta, misteriosa pero interesante. Vale mencionar que si no se conoce la mitología y no se está acostumbrado al cine japonés es difícil de seguir pero no por eso deja de ser atractiva. 2.- Le continúa en su clasificación los Oni. Los cuales son conocidos como los ogros o duendes de la montaña que se representa como el mal, pero puede de vez en cuando ser la encarnación de una fuerza natural ambivalente. Como ejemplo tenemos Ao oni (2014) de Daisuke Nibayashi basado en el videojuego del mismo nombre. Trata sobre un grupo de estudiantes que se aventura en una mansión abandonada para ver si está encantada y se topan con el ogro que los persigue.

Aoi Oni


Yōkai monsters

3.- Le sigue en la clasificación yōkai, los Tsukumogami, es una clase Yōkai y Obake, los cuales son artículos ordinarios de una casa que han venido a la vida en su cumpleaños número cien. Esta clasificación virtualmente ilimitada incluye Bakezouri (sandalias de la paja), Karakasa (viejos paraguas), Kameosa (viejos tarros de sake), Morinji-ningu'n-kama (las calderas del té), entre otros miles. Ejemplos de estos demonios en el cine se pueden ver en Yōkai Monsters 1: Spook Warfare (1968) de Yoshiyuki Kuroda; Japón Yōkai Monsters 2: 100 Monsters (1968) de Kimiyoshi Yasuda; Japón Yōkai Monsters 3: Along with Ghosts (1969) de Yoshiyuki Kuroda y Kimiyoshi Yasuda donde se pueden ver infinidad de seres yōkai no sólo objetos como paraguas, lámparas o sandalias vivientes sino también la mujer de dos rostros, el famoso Kappa o el rokurokubi (la mujer de cuello extendible). Y es una serie muy importante en la filmografía de los yōkai. Realizados bajo los estudios Daiei se conjuntó varios demonios yōkai mostrando un mundo fantástico a la par del terrenal con igual fuerza de importancia dando a conocer de esta forma un sinfín de personajes. Esta idea de la retomó el prolífero director Takashi Miike con su filme Yōkai daisenso (La guerra de los yōkai, 2005) en la que se narra las aventuras de un niño que es escogido como líder de un escuadrón yokai para enfrentarse a las fuerzas malévolas que desean destruir el mundo. 4.- Los Tengu. Conocidos como los duendes, tienen varios poderes sobre-


naturales o con habilidades en las artes marciales. Son demonios en extremo peligrosos y enemigos del budismo. Un ejemplo cinematográfico es Hiruko: El duende (1990) del gran director independiente Shinya Tsukamoto. Basado en el manga de Daijiro Morohoshi cuenta la historia de unos adolescentes perseguidos por duendes, arañas con cabezas humanas y extrañas criaturas que salen del subterráneo. Su ritmo es explosivo, la cámara se mueve de una manera extremadamente acelerada y energética como lo es el cine de Tsukamoto. A veces es gracioso y emocionante. Más que miedo genera energía y adrenalina. Una cinta muy divertida y apabullante. Y como quinta clasificación están las transformaciones humanas, los cuales son personas que se convirtieron en algo terrorífico y grotesco, jalados por emociones extremas como la ira o celos. Y uno de los principales protagonistas del cine japonés son los Yūrei, los cuales son fantasmas japoneses. Espíritus apartados de una pacífica vida tras la muerte debido a algo que les ocurrió en vida, falta de una ceremonia funeraria adecuada, o por cometer suicidio. Una de las cintas más representativas es Ugetsu monogatari o Cuentos de la luna pálida de agosto de Kenji Mizoguchi. 1953. Aquí narra dos historias en paralelo en tiempos del Japón feudal. La del alfarero Genjuro y su cuñado Tobei que desean ser ricos. El primero vendiendo porcelanas y el segundo como guerrero. A fin de lograr sus sueños huyen de la guerra y abandonan a sus esposas, Miyagi y Ohama, las cuales están en desacuerdo con ellos. Ohama, esposa de Tobei es asaltada y violada por unos soldados, se convierte en prostituta. Tobei fracasa como guerrero y halla a su esposa quien le reclama. Intenta suicidarse pero al final se reconcilian. Por otro lado Miyagi, esposa de Genjuro también es brutalmente Ugetsu monogatari

Hiruko: el duende


atacada y la dejan malherida. Genjuro, sin saber de esto, conoce a una mujer que aprecia su arte y lo conquista y se dedican al placer mundano sólo para descubrir que es un espíritu errante que tras haber sido asesinada regresa a la vida para gozar de los placeres. Genjuro, con ayuda de un monje logra huir de su hechizo y regresa a casa donde lo recibe Miyagi. Al día siguiente no halla a su esposa y descubre que ella hacía tiempo había muerto y fue su espíritu quien lo recibió. Ugetsu monogatari no sólo es la película más conocida de Mizoguchi, es, también considerada una obra maestra del cine mundial, una exquisita historia de amor sobrenatural, un filme de gran belleza que fue premiado con el León de Plata en la muestra de Venecia así como en otros festivales. Tenemos también Kwaidan de Masaki Kobayashi de 1964. Kwaidan literalmente Historias de fantasmas narra cuatro historias de la colección de relatos fantásticos de Lafcadio Hern, conocido como el escritor que dio a conocer la mitología yōkai al occidente con obras como Fantasmas de la China y del Japón, El Japón fantasmal, Kwaidan: cuentos fantásticos del Japón, etc. El primer relato “el pelo negro” habla de un samurái que regresa a casa después de una larga ausencia y descubre que la mujer que lo espera es un espectro. La segunda historia “la mujer de nieve” es sobre el espíritu de invierno, llamada Yukionna. Ésta salva la vida de un hombre extraviado en una intensa nevada y le hace prometer que no diga jamás quién lo ha salvado. Poco después éste regresa a la civilización y se casa con una mujer muy hermosa con quien tiene hijos. Viven 18 años juntos y una noche durante una tormenta de nieve él le confiesa que una vez fue salvado por Yukionna quien le declara que ella misma es el espíritu de la nieve y que ha roto su promesa. Lo abandona advirtiéndole que cuide de sus hijos porque si no, regresará y lo matará. La tercera historia es “Hochi, el desorejado”. Un músico ciego que vive en un templo es invitado a interpretar su mejor balada ante un magno y espectral auditorio. Temiendo por su Hanako


salud los monjes le escriben en todo el cuerpo conjuros protectores pero olvidan escribir en sus orejas, las cuales pierde. Y “En una taza de té”. Un samurái desea beber de una taza de té pero en el fondo de ésta aparece un rostro amenazador del que no puede librarse. Kwaidan se hizo con miras de acercar el cine de terror a occidente y aunque no logró una magnífica cinematografía alcanza una riqueza fílmica con bases folclóricas muy importantes a tomar en cuenta. Y es de las pocas películas de terror japonés que se conocieron en esa época fuera de Asia. En la clasificación de los demonios Yūrei tenemos infinidad de ejemplos, ya que es quizá el demonio más explotado en la cinematografía asiática (2). Existe Hanako, un espíritu de la segunda guerra mundial que asusta a las chicas en los excusados del baño. Se dice que se aparece cuando se menciona su nombre. Muy explotada en el manga y anime existen tres películas sobre ella Hanako (1995), Shinsei toire no Hanako-san (1998) y Hanako of the Toilet (2013). Por ridículo que pueda sonar un fantasma que sale de un excusado, los japoneses se toman la leyenda en serio y realizan cintas tenebrosas cuya narración genera miedo y sus imágenes son espantosas y lo hacen de una manera creíble por lo que Hanako es una de las leyendas más populares entre las colegialas. También tenemos a Kuchisake onna “La mujer con la boca cortada”. Una mujer que fue asesinada y mutilada por su esposo y se convirtió en yōkai, regresando así para vengarse preguntando a sus víctimas si es hermosa. Si responde no, Kuchisake le cortará la boca con unas tijeras. Si dice que sí la seguirá hasta matarla. Inspirada en ésta leyenda existen varias películas siendo la más famosa Carved del 2007 de Koji Shiraishi. Trata sobre una maestra de la primaria Midoriyama que se entera que a su alumna Mika la secuestró la mujer de la boca cortada. Después, una serie de niños comienzan a desaparecer y con el tiempo se descubre el origen de Kuchisake-onna. Carved es una cinta que logra una excelente atmósfera, impactante, efectiva y tétrica que consiguió hasta cuatro secuelas más, la más reciente en el 2012. Está también la leyenda de Teke Teke la cual es sobre el fantasma de una colegiala que cayó en las vías del tren y fue cortada a la mitad. Se convirtió en un Onryō, un espíritu vengativo y

(2) Las más conocidas son Sadako de la serie de Ringu, o Kayako de la saga de Ju-on. Son tan famosas que he decidido mencionar las menos reconocidas.


(3) Que significa algo como así “abracadabra”.

camina sobre sus manos o arrastra su torso haciendo el ruido de “teke teke”. Si se le halla en la noche y la víctima no es lo suficientemente rápido teke teke la matará. De esa leyenda están las películas como Otoshimono del 2006 de Takeshi Furusawa. Así como Teke teke 1 y 2 de Kôji Shiraishi en el 2009, las cuales son efectivas. Mantienen la influencia del fantasma de Oiwa antes mencionado con los cabellos largos, rostro pálido y algo muy icónico y emblemático del erotismo japonés y muy explotado en la cinematografía nipona: la colegiala con uniforme de marinero y lencería/calcetines forzosamente blancos. El cual es un juego de pedofilia y fetichismo a la par real y alucinado. Muchas de las películas de terror japonés le ocurren a colegialas, al igual varios de sus fantasmas y víctimas son estudiantes o incluso llegan a ser las heroínas de la película. Como pequeños ejemplos, sin deseos de salirnos mucho del tema podemos citar a Blood the last vampire (2001), película de animación de Hiroyuki Kitakubo sobre una chica llamada Saya (por el título se implica que ella es la última de los vampiros) que se infiltra como estudiante, portando el uniforme de marinero oscuro, en la base americana de Yokota en Japón en 1966 para eliminar unos monstruos vampiros. O, como uno de los más representativos en fetichismo del cine japonés, está Eko eko azaraku (3). Nacido de un manga de Shinichi Koga de 1975 a 1979. Es una serie de historias de magia negra cuya protagonista es Misa Kuroi (literalmente “misa negra”), una estudiante, igual con uniforme de marinerito, con poderes mágicos y paranormales. El personaje tuvo tanta fama que se produjeron series de televisión, anime y hasta seis películas desde Eko Eko Azaraku I -Wizard of Darkness de 1995 de Shimako Sato hasta Eko Eko Azaraku B-page de Taichi Itô en el 2006. Su éxito consistía precisamente en ese equilibrio sagaz de estilo de terror psychokiller juvenil con la soft fantasía erótica hacia las colegialas. Sin embargo, regresando al tema, a pesar de que muchas de las cintas de terror japonesas están basadas o inspiradas en la mitología de los demonios


yōkai, no todas tienen el folclore como base terrorífica, algunas se inspiran en los problemas sociales que afectan a su comunidad, como lo es el suicidio juvenil—una de los mayores causas de muerte entre los jóvenes japoneses a tal grado de que entre edificio y edificio existen lonas para evitar que los chicos se arrojen por ahí—, como lo hiciera Sion Sono en Suicide club (2002) o The Suicide Manual de Osamu Fukutani y The Suicide Manual 2 de Yuuichi Onuma, ambas del 2003. También varias cintas abordan el tema de las nuevas tecnologías y la utilización de aparatos modernos, así como las redes sociales en esta sociedad cada vez más cercana a la de William Gibson y más alejada de la de Yukio Mishima. Como ejemplo podríamos mencionar Creepy hide and seek de Masafumi Yamada en el 2009 en la que la protagonista Ryoko (Yukie Kawamura) investiga la desaparición de una chica y la única pista es un juego de escondidas en línea, donde las reglas involucran la magia negra y la invocación de demonios. De igual forma sucesos reales acaecidos en el Japón sirvieron de base para su filmografía de terror como lo fue el ataque de gas Sarín en el metro de Tokyo en 1995 por la secta religiosa Aum Shinrikyō (Teruo Ishii filmó Jigoku en el 99 en la que a los terroristas los envía directo al infierno) o el secuestro y tortura de Junko Furuta en el 89, de la que salieron tres películas como lo son Joshikôsei konkuriito-dume satsujin-jiken (Concrete-Encased High School Girl Murder Case) por Katsuya Matsumura en 1995, Shônen no hanzai (Juvenile Crime) por Gunji Kawasaki en 1997 y Konkurîto (Concrete) por Hiromu Nakamura en 2004. Cabe mencionar que entre los variados temas, a los directores japoneses, de una forma u otra les gusta retomar sus orígenes mitológicos y mezclarlos dando una explicación sobrenatural a sus historias como realizara Koji Suzuki con sus novelas de Ringu, que ha visto diversas adaptaciones no sólo

Suicide club


Alejandro Hernández Murillo (1973-?) Autor de los libros K, Sin temor a Fukushima, Flujo temporal en la pálida luz de la luna de agosto, entre otros. Ha realizado las cintas de Espectros Ikiryo no genshou kaidan, Evidencia Hikikomori y Kansšiži.

en la famosa Ringu de Hideo Nakata sino la prácticamente desconocida Ring: Kanzenban que salió para TV en 1995 a manos de Chisui Takigawa, la coreana The Ring virus de Kim Dong-bin en 1999 o los refritos estadounidenses que ya traen una tercera parte con Rings de F. Javier Gutiérrez que se estrena ahora en el 2016, en la que la entidad sobrenatural vivía y extendía su dominio de maldad a través de un videocasete VHS y atacaba a sus víctimas saliendo de la televisión. Como ejemplo también tenemos la mencionada Chakushin ari cuyo fantasma se movilizaba por medio de los celulares o la maravillosa obra de Kurosawa, Kairo donde los yūrei se congregan en las computadoras y se exteriorizan gracias al internet. A manera de conclusión diré que la fuerza del cine japonés si bien tiene raíces muy poderosas como es su folclore, también radica en su originalidad y frescura de sus realizadores, los cuales poseen una libertad creativa que no cuentan los directores en occidente. Es mencionable que a los productores nipones no los presiona los números en taquilla y sus deseos de ganancia no van más allá de la recuperación de la inversión sin obsesionarse por la distribución mundial con deseos de devorar todo el mundo, razón por la cual la mayoría de sus películas no salen fuera de Asia ya que sus ganancias son suficientes para ellos, muy diferente a Hollywood que atiborran los cines mundiales con sus producciones. De igual forma, a los autores japoneses les importa contar su historia sin preocuparse por la aceptación en el público, lo que les da oportunidad de experimentar a sus anchas con resultados irreverentes, extraordinarios e impactantes.

Fire breather


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