Ópera de Tenerife. Homenaje a Callas

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ÓPERA

TENERIFE

TEMPORADA 2016-17

s a l l Ca 1923-1977


DepĂłsito legal: TF 58-2017 - FotografĂ­a de portada: Cecil Beaton cedida por Mario Pontiggia

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FEBRERO

EXPOSICIÓN del 14/2 al 20/3

Sala de Prensa/Hall

Una colección de fotografías de la artista que recorren toda su carrera operística así como momentos personales.

entrada libre

MARZO

CONCIERTO 2 JUEVES

PARANINFO Universidad de La Laguna 20:30 h

La soprano Yolanda Auyanet, la mezzosoprano Chiara Amarù y Giulio Zappa al piano nos interpretarán una cuidada selección de arias representativas de la soprano.

entrada SOLO CON INVITACIÓN

Las invitaciones son limitadas y pueden retirarse en: · www.tomaticket.es/paraninfoull · Vicerrectorado de Relaciones con la Sociedad (C/ Viana, nº 50. La Laguna)

CONFERENCIA:

Conferencia a cargo de Arturo Reverter y Victoria Stapells.

MARIA CALLAS, UNA DIVA PARA LA HISTORIA

7 MARTES

Sala de Cámara 19:00 h entrada libre

DIÁLOGO:

SALOTTO MILANESE 10 VIERNES Sala de Cámara 19:30 h entrada libre

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Giovanna Lomazzi y Alejandro Abrante conversarán sobre la artista desde un punto de vista más íntimo.


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Maria Callas interpretando a Violetta en La Traviata 6


EL PASO IMPETUOSO DE UN VIENTO QUE SE ELEVA Ante la idea de hacer un homenaje a La Callas nos preguntamos si se podría añadir algo nuevo sobre ella. Se ha escrito tanto sobre ella, desde la Maria mujer hasta La Callas artista y Diva. Pues sí, después de todo lo que se ha escrito y se ha dicho, de este personaje siempre hay alguien que dice algo nuevo, a veces insustancial y a veces de enorme importancia. La primera vez que tengo memoria de haber oído el nombre de Maria Callas fue siendo muy niño y se debió a un regalo que me hizo mi madre, donde La Divina Callas cantaba una Tosca en La Scala con Di Stefano, Gobi y dirigida por el Maestro Víctor de Sabata. Ahí, oí por primera vez su voz, no particularmente bella, pero con una personalidad única. Una voz que impregnaba todo el drama de su vida en el aria “Visi d’arte, visi d’amore”. Me impresionó tanto que por 20 años se convirtió en mi ópera favorita y en la ópera que más representaciones había visto. Aquella voz dramática dejó una huella imborrable en mi pasión por la ópera, así me hice con una amplia discografía que se ha ido completando hasta hoy. Con el paso de los años conocí a personas con las que compartir esta pasión, sea por la ópera, sea por La Diva. Y, así, estudié su voz, su técnica y su talento interpretativo. Parecía que ya estaba todo escrito, sin embargo no era así. Hace poco más de una década conocí a Giovanna Lomazzi, con quién desde ese mismo momento se estableció una relación de trabajo estupenda y que con el paso del tiempo se ha convertido en una amistad profunda y verdadera de la que me siento honrado y orgulloso. La primera vez que oí hablar de Giovanna fue con el adjetivo “la amiga de La Callas”. Pero detrás de esas palabras no me podía ni imaginar el mundo tan rico de experiencias que había. El testimonio vivo de un tiempo, de una época y de una sociedad que como nos recuerda siempre su protagonista se fue y seguramente para no volver. En uno de nuestros viajes, en Brasil, Giovanna y yo comenzamos a hablar sobre hacer un homenaje en el que se pudiera hablar de la amistad que durante más de 30 años mantuvieron. Han pasado tres años y aquí está el trabajo que hemos gestado durante este tiempo. Un homenaje a La Divina Callas, a la artista y a la mujer. Pero, también, a esta amiga leal y sincera que nos ha dejado su álbum privado y muchas de sus cosas que ha guardado como un tesoro y que nunca antes había sido publicadas. >>

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En una de nuestras conversaciones me dijo que son muchas las personas que han pasado por su vida pero pocas que hayan dejado un sello como Maria. Por desgracia, ella nos dejó demasiado pronto pero su impronta aún está aquí. Muchas veces en los teatros oigo: “allí está la Lomazzi, la amiga de la Callas. Finjo no oírlo, pero ahí está ella, en cualquier modo, está viva y yo soy un testigo de quién fue y de aquella época dorada que vivimos juntas”. En cierto modo, comparto con Giovanna esa sensación. Obvio no las vivencias de haberla conocido en vida, pero me sucede lo mismo cuando escucho la voz de Callas bien sea en un programa, en un anuncio de la TV o en un disco, que me lleva a los tiempos en que siendo niño quería escuchar aquella voz una y otra vez, una voz peculiar que junto con la música te llevaba a otra dimensión, a un lugar cercano a lo divino. Desde aquel instante pensé: “He aquí lo nuevo que se podría decir de La Callas, contar y ver la vida de esas dos mujeres”. Eso sí que era algo nuevo que aportar, y ese era un testimonio que debía permanecer para siempre. Un homenaje que se haría lejos del Milán que las vio crecer, del teatro La Scala que la unió y lo haríamos en una de las más bellas islas del Altántico, Tenerife. Además, sería en nuestro teatro, el Auditorio de Tenerife del que estamos tan orgullosos, un lugar cálido para acogerla. A partir de mi amistad con Giovanna mi percepción de La Divina cambió, se hizo terrenal, humana y mujer. Sólo puedo decir que mi admiración por ella se multiplicó. Nadie como Pasolini, quien la conoció profundamente, la podría defnir mejor: “El paso impetuoso de un viento que se eleva.” Ella marcó un giro copernicano en el mundo de la ópera. Una artista, amada y odiada al mismo tiempo, reverenciada y denigrada, pero lo que sí podemos decir es que no dejó nunca a nadie indiferente. Me gustaría recordar una frase que Luchino Visconti dijo sobre ella: “Un temperamento de actriz, más allá de la grandeza de la cantante... un temperamento de grande trágica”. Esta sentencia marca el espíritu de esta muestra en toda su extensión. Por último, quiero agradecer a todas aquellas personas que han aportado su granito de arena para que se hiciera realidad este homenaje. En especial a Mario Pontiggia y a José Luis Luna por sus fotografías, pero sobre todo a Giovanna, pues sin ella todo esto no hubiera acontecido. Por último, gracias a ti Maria, gracias a ti “MARIA CALLAS”, por cuanto me has aportado a mí personalmente, pero sobre todo por cuanto has legado al mundo. © Alejandro Abrante

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Maria Callas y Giovanna Lomazzi, el reencuentro 10


MI AMIGA, MARIA Recordar a Maria para mí siempre tiene un sabor agridulce, pues el afecto que nos profesábamos ha perdurado en el tiempo y sólo desde él puedo hablar y contar nuestra historia. Me presentaron a Maria en enero de 1953, cuando aún no era la “Callas”, pero ya era un personaje popular en Italia y especialmente en Milán donde todos estábamos orgullosos de nuestro teatro. Maria cantaba Gioconda en ese momento. Mis padres y yo fuimos a cenar al restaurante Biffi Scala, al que solíamos ir todos después de la ópera. Cuando llegamos ella estaba en el restaurante con su marido, Giovanni Battista Meneghini y algunos amigos en común, como Emilio Jani, viejo amigo de la familia que, siendo un fan de la ópera, ya desde muy niña me llevaba a La Scala. En aquel momento Jani nos presentó a Titta y a Maria. Ella se dirigió a mí con un gracioso acento italiano, mezcla de véneto, griego e inglés. En ese momento me regaló una de sus fotografías de La traviata firmada con una dedicatoria que decía: “Con gran afecto que perdurará en el tiempo”. Creo ahora con el paso de tantos años que de alguna manera aquella frase sentenció y selló un futuro de casi 30 años. Cuando pienso en aquel momento, la imagen que me viene de ella es la típica de una soprano clásica: gruesa, poco elegante y patosa. Nunca la olvidaré. El pelo teñido de rojo, una blusa pequeña y ajustada con un toque verde “à la Marie Stuart”-como se decía en aquellos tiempos y un cárdigan verde con dos broches grandes de esmeraldas que había comprado en Brasil. Combinado todo con una falda corta de rayas color óxido y marrón y un voluminoso abrigo de visón. Definitivamente eran prendas y joyas muy costosas, pero poco agraciadas y nada combinables. De esa visión que tengo nada presagiaba a la Diva en la que se convertiría años más tarde. En pocos años fue un icono de la moda, no solamente entre cantantes de ópera y fans, sino también para las mujeres de la alta sociedad de la época. La Callas marcaría tendencia. Nunca he visto a una mujer que haya cambiado tanto como lo hizo ella. A partir de ese momento, no ya Maria, sino la Callas siempre sabía lo que quería, cómo lo quería y hacia dónde iba dirigida su vida. Nunca he conocido a una mujer con tanta fuerza de voluntad y tanta ambición personal y profesional. >>

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Desde aquel momento del Bifi Scala hasta su muerte, Maria y yo, puedo decir, vivimos muchas experiencias juntas: la llegada a la cumbre, momento de la medalla de la Legión de Honor en París, Metropolitan, Ópera Garnier de París, Viena, Berlín, etc., las sombras y las luces del amor enfermizo con Onassis, la desaparición de su voz y, finalmente el encierro voluntario hasta su desaparición en París.

Siendo una década más joven que ella

me subyugaba la personalidad de Maria

En aquellos años de gloria la acompañaba prácticamente a todos sus debuts. Los estrenos de la Scala, los del Metropolitan, el mundo a nuestros pies y por último nuestra experiencia más traumática, el viaje dantesco a Dallas… Puedo decir que a su lado fui una mujer muy afortunada. Tuve la oportunidad de conocer a los que hoy día son grandes mitos y leyendas, no sólo del mundo de la ópera, sino de todos los ámbitos políticos, culturales, etc. Son tantos que no puedo citarlos todos, pero por ejemplo, conocí a personajes como Visconti, Zeffirelli, Bernstein, Rescigno, Pasolini, Liz Taylor, Marlene Dietriech, Grace Kelly, Rainiero de Monaco, Chaplin, Cocteau, los Windsor, Ali Khan, Maurice Chevalier o Gerard Philipe. También personas no tan famosas pero que llenaron nuestras vidas con tantas experiencias como Ana Veronesi, Ileana Desabata, Biki Leonardi, etc. Las relaciones con Maria no fueron fáciles como al inicio, era una mujer que muchas veces establecía relaciones personales obsesivas que se convertían en relaciones dominantes y posesivas. No era mi caso, pero si viví muchos episodios que lo evidencian. Recuerdo a Maria decirme: “No soporto más a Ana”. Siendo una década más joven que ella, me subyugaba la personalidad de Maria, además de vivir en una época en donde nosotras, las mujeres, teníamos un destino marcado, que era casarnos y tener hijos. Mi madre, que era bastante superficial, solía decir que las mujeres debían ser bonitas y tontas. Además, me decía algo que me aterrorizaba: “Recuerda Giovanna: ¡cásate, aunque sea un mal matrimonio, pero cásate!”. Con una frase como esta, demuestra lo que mis padres esperaban de mí. Siendo mujer no podría optar a

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La Mañana en Canarias Con Mayer Trujillo de lunes a viernes de 07:00 a 11:00

FM 103.0 GRAN CANARIA FM 87.6 GRAN CANARIA SUR FM 105.1 TENERIFE FM 93.7 TENERIFE NORTE FM 99.0 TENERIFE SUR Y LA GOMERA FM 95.1 LA PALMA Y EL HIERRO FM 98.3 LANZAROTE Y FUERTEVENTURA FM 98.3 LA GRACIOSA

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Maria Callas interpretando a Cio-Cio San en Madama Butterfly 14


nada más, ni tener ambiciones. Tuvo que salir de mí el interés en formarme, estudiando idiomas como el francés y el inglés, que hablo correctamente y tanto me han servido en la vida. Estar al lado de Maria me permitió conocer mundo y realizar todas aquellas ilusiones y deseos que estaban dentro de mí. Con mi potencial y las circunstancias que me rodearon pude escapar del destino que me esperaba. Estaba fascinada por aquella mujer, la había visto cuando era poco agraciada y torpe, admiraba su fuerza de voluntad, su determinación para tener éxito, y para ser bella. Maria, de su infancia, me habló poco. Una vez estábamos dando un paseo y cruzamos un parque. Habían niños jugando y Maria se paró para observarlos. Dijo: “¡Qué afortunados son! Nunca jugué con otras niñas, nunca tuve infancia, no sé lo que significa.” Fue una confesión verdaderamente sincera y rápidamente cambió de tema. Su infancia fue siempre una incógnita. Bromeaba sobre su cambio de Kaloyeropoulos a Callas: Me decía: “Giovanna, ¡Es más rápido de pronunciar!”. Como anécdota puedo decir que en 1960 la acompañé a Ostend, donde tenía que dar un recital, pero se puso mala y lo canceló. En el hotel me enseñó una cicatriz que tenía en la pierna y me dijo: “Esto es por culpa de una silla que mi madre me lanzó”. Para mí, los años verdaderamente de serenidad y tranquilidad de Maria (no sé si los más felices), fueron los años de su matrimonio con Meneghini. Tittaun apodo veneciano para Giovanni Battista- como solía llamarlo, tenía absoluta devoción por ella y ella le estaba profundamente agradecida por su apoyo. Solía decirme una frase que tenía una gran carga de profundidad, que la ausencia de su padre era compensada con la presencia de él. Maria siempre me dijo que nunca iba a encontrar a una persona tan generosa. Las lenguas malévolas muchas veces decían que Meneghini pagaba para que Maria cantase en La Scala. Ella se lo tomaba a broma y más de una vez me dijo: “Si Batista lo hubiese deseado yo habría abandonado mi carrera sin arrepentirme. En la vida de una mujer, el amor es más importante que cualquier triunfo artístico”. Francamente, no dudo que ella lo creía cuando lo decía, pero en el a posteriori y con el devenir de los años la realidad fue muy distinta. Sí, es verdad que lo abandonó todo, no creo que por el amor, pero sí por una pasión. Debido a la diferencia de edad con Meneghini no tuvo una relación pasional como Maria necesitaba. El sexo y la pasión tenían nombre propio: Aristóteles Onassis. >>

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Aún recuerdo cuando Maria me llamó y me dijo: “Ven a donde estoy, tengo que decirte algo”. Fui a su casa y me dijo algo que recordaré siempre; estaba sentada en el despacho de su marido y daba la sensación de que era una mujer de que en ese momento tenía el mundo a sus pies y me dijo: “Giovanna, me he enamorado de Aristo y voy a dejar a Battista”. Un mundo de emociones me embargó en ese momento, tras el impacto inicial, pensé “¡Dios mío, qué va a pasar!”. Battista era una persona a la que tenía tanto afecto. Es difícil para los amigos hacer frente a este tipo de situaciones, pues para mí los Meneghini habían sido como una familia. Maria en Milán estaba rodeada de los amigos de siempre, de los de verdad que la apreciaban y la querían. Para ella fue una época de cambio. Seguramente, por primera vez, era ella misma. Esperaba dejar de ser la Callas para ser Maria. Sin embargo, la historia fue muy diferente. En ese momento dejaba de ser Maria Callas la cantante para convertirse en la Callas leyenda y mito. A partir de ese momento Maria cambió, cambió con todos, incluso conmigo. Estar con Aristo era el único motivo de su existencia. Sólo tenía una idea fija en su cabeza, casarse y tener hijos con él. Como anécdota recuerdo que en 1959 tuvimos que viajar juntas a Estados Unidos. Debía cantar un concierto en Kansas City, Medea y Lucia en Dallas. Ahí me percaté de que no era la profesional de antes, no estaba preparando las óperas, no vocalizaba ni calentaba su voz en el camerino antes de cantar. En ese momento me preocupé.

...me cogió de la mano y me dijo:

“Giovanna, La Callas è finita“

Ella me preguntó: “Giovanna, ¿Qué puedo cantar en el concierto? No sé qué cantar, estoy un poco perdida”. Le sugerí cantar el aria de la locura de Lucia, que así al menos ensayase antes de ir a la ópera. Una vez en Dallas, llegó tarde por primera vez en su vida para las pruebas de vestuario. Ella quería estar con Aristo el mayor tiempo posible. Durante la representación, cuando cantó el aria (que todos conocemos) no pudo con el Mi bemol agudo con el que siempre se le habían venido abajo los teatros. En ese momento, cuando salió del escenario me cogió la mano y me dijo: “Giovanna, la Callas è finita”. Un vuelco me dio en el corazón. Se las ingenió para disimular este

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Maria Callas y Luchino Visconti interpretando Violetta y Alfredo en La traviata 18


hecho al público de Texas, pero de vuelta a su camerino, convocó a Rescigno y probó su voz nuevamente. Aquella noche, en la soledad de la habitación que compartíamos la oí llorar con un llanto lento, profundo y discreto. Para mis adentros pensé: no sólo es un llanto por la pérdida de su voz, sino por el arrepentimiento de las decisiones personales y de las consecuencias intencionales y no intencionales de las decisiones que había tomado. Al día siguiente, salimos, y era otra persona. Lo que si tengo claro es que ella era ese tipo de personas que se enfrentaba a lo que tuviese que enfrentarse después de que una decisión fuese tomada… incluso si su decisión era tirarse por un precipicio, lo hubiera hecho. A partir de ese momento su carrera fue tanto en su vida profesional como en su vida personal una bajada a los abismos. Recuerdo con amargura las dos últimas óperas que vivimos juntas, una Norma en París y I vespri siciliani en Turín. No era ni la mujer, ni la cantante que durante 20 años había acompañado. Fue triste y penoso. Ella estaba aterrorizada y el público la vitoreaba histérico. Ella me escribió una amistosa y melancólica carta que la llevo conmigo y que está en la exposición. La vida nos separó en ese momento, ya que yo tuve que irme al sur de Italia y tuvimos unos años de distanciamiento. Recuerdo aún, cuando la llamé para ir a París y Bruna me dio la noticia de que había fallecido. Con ella murió una época, murió una mujer y quedó su leyenda. Si debo definir cómo era Maria, sólo puedo decir que era generosa, que vivió por y para su carrera, esperando a que llegase el amor que nunca llegó. Cuando terminó la carrera sólo estuvo el vacío. Yo creo que la nostalgia, la melancolía y la tristeza la mataron. © Giovanna Lomazzi

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Maria Callas interpretando Leonora en Il Trovatore 20


LAS PECULIARIDADES DE UNA VOZ MÚLTIPLE El 16 de septiembre de 2017 se cumplirán 40 años de la muerte en París, víctima de un ataque al corazón, de Maria Callas, una de las grandes divas de la ópera del siglo XX. Su trayectoria fue corta pero intensa, minada en buena parte por las oscilaciones de un temperamento y de una humanidad sufrientes y por las veleidades de un corazón enfermo de amor. Dietas y disgustos tuvieron sin duda mucho que ver con la escasa duración de su voz en las mejores condiciones y con una muerte triste y prematura. Sin duda, Callas fue una intérprete de excepción que supo ver y tocar aspectos insólitos en su acercamiento a las partituras operísticas, que alcanzaban nuevas luces en su instrumento y en sus maneras de gran trágica. Si hay calificativos que puedan definir una voz como la suya son los de múltiple, plural, caleidoscópica. No de otra forma ha de describirse un caudal de tan numerosas aristas, de tan variadas tonalidades, amplio, extenso, no siempre igual, de enorme vibración y proyección y gran poder de penetración. Entubamientos, sonoridades veladas, graves abiertos y frecuentemente desgarrados, notas ásperas, durezas en la primera octava eran empleados con un genio indiscutible en un lento proceso de maduración expresiva que conducía a sellar con arte superior las vivencias, sentimientos y situaciones anímicas de sus personajes. Y luego, en los ascensos a la octava alta, de pronto, inesperadamente, esos sonidos desagradables, esos ataques virulentos e híspidos se hacían suavísimos, acariciadores, envolventes y cálidos. La técnica, muy sólida y exacta, el apoyo, soberbiamente regulado, permitían la escalada a una zona aguda vibrátil y vibrante, en la que el timbre tomaba caracteres de campana de cristal, en donde la amplitud de la onda se hacía corpuscular. Las nudosidades primitivas dejaban el paso a un fluido de material líquido, desbordante, como muy bien precisaba Lauri-Volpi. A partir de mediados de los cincuenta es cierto que la tersura, a veces inmaculada, de la emisión se fue perdiendo paulatinamente y las notas más altas comenzaron a adquirir una pátina de estridencia y un vibrato que indudablemente afeaban la línea de canto, en todo caso y hasta el momento de la retirada, de una limpidez innegable. Es ilustrativo apreciar de qué manera la soprano greco-norteamericana se plegaba a cada parte, cómo adecuaba su técnica -pacientemente aprendi-

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da con Elvira de Hidalgo- y su expresividad a las distintas vetas de sus personajes. Sorprendía siempre en ella la habilidad con la que, en virtud de una milagrosa dosificación del aliento y de un prodigioso mecanismo de regulación de intensidades, lograba distintos tipos de colores, para pasar de lo dramático a lo lírico y viceversa, y cómo combinaba ambas facetas dentro de una misma ópera. He ahí el secreto de su Violetta, que reunía en una las tres sopranos que requería Verdi. Producía sonoridades aéreas y realizaba una impecable coloratura en el primer acto, establecía el tono conversacional pedido en el segundo y se entregaba a la muerte, con una concentración dramática excepcional, en el tercero.

La pluralidad de su arte daba para todo,

como las antiguas sopranos absolutas

Maria Callas fue sin duda un fenómeno vocal, una soprano singular e influyente, una intérprete de excepción que supo ver y tocar aspectos insólitos en su acercamiento a las partituras operísticas, que alcanzaban nuevas resonancias en su voz y en sus maneras de gran trágica. A los 40 años de su desaparición todavía permanecen vivos en nosotros, la hayamos visto y oído al natural o no, una serie de rasgos, en algún caso contradictorios, que nos la recuerdan de continuo. Esa voz peculiar, ese estilo concentrado, ese hondo desgarro, esa búsqueda de los pliegues psicológicos de sus heroínas, nos la muestran, pese a su breve carrera, y así quedará ya para la historia, como una artista impar e irrepetible. La pluralidad de su arte daba para todo, en la línea de las antiguas sopranos absolutas, que reunían las características de las sfogato y de las limitato; en la línea de una diva como Lilly Lehmann. Admira todavía, cuando escuchamos sus antiguas grabaciones, el colorido juvenil de su Amina de La Sonnambula, la claridad tímbrica que despliega, la ternura de los acentos en la histórica interpretación de La Scala dirigida por Bernstein. Subyuga la línea de canto desarrollada en lo que puede considerarse un papel para una lírico-dramática coloratura, como Leonora de Il Trovatore, en donde refulge ese especial sentido para el uso del portamento, que se torna sutilísimo en su acercamiento a Norma, uno de sus más grandes personajes, en el que obtenía una irrepetible mezcla de clasicismo y helenismo trágico. Sin exa-

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gerar los acentos, aunque, eso sí, dotando al discurso de un patetismo nunca conocido con anterioridad y del que más tarde han participado, o han intentado participar, sucesoras como Gencer, Sutherland o Caballé. Y hoy artistas más jóvenes como Radvanovsky, Meade o Agresta.

Una cantante capaz de ofrecer

una imagen vívida, de un dramatismo impresionante La soprano dominaba los registros del canto di sbalzo -súbitos saltos interválicos- (ejemplo clásico es su interpretación de la verdiana Abigaille de Nabucco), del trino, de las más variadas agilidades, de la messa di voce -célebre es su “Enzo, come ti amo” de La Gioconda. Sus escalas cromáticas eran ejemplares -Norma y Lucia nos ilustran al respecto-, al igual que sus ataques a plena voz y, en particular, sus filados, sus voces apagadas y etéreas -que más tarde perfeccionaría la citada Caballé. Una cantante capaz de ofrecer una imagen vívida, de un dramatismo impresionante, como la que ofrecía de Medea de Cherubini o como la que, en paralelo, brindaba de la turbia y ambiciosa Lady Macbeth, y, prácticamente al tiempo, la que mostraba, llena de angélica pero consistente ternura, de Gilda, era sin duda una cantante, una artista fuera de serie, que difícilmente se volverá a encontrar. Y que, a ratos, pudo depositar su legado en voces de nuevo cuño a través de clases magistrales como las impartidas, a principio de los setenta, en la Academia Juilliard de Nueva York. Es interesante traer aquí, a guisa de documento de primera mano, lo que nos decía sobre la diva el insigne tenor grancanario Alfredo Kraus, que compartió escenario con ella en el San Carlos de Lisboa en la histórica Traviata de 1958: “La verdad es que Maria se me presentó muy distinta a lo que yo me esperaba, porque lo que imaginaba era una especie de coco, ya que todo el mundo decía <<ten cuidado, porque tiene muy mal carácter, porque tiene envidia, porque esto o lo otro, porque es muy mala colega>>. Y me encontré con la sorpresa de que la Callas, primero, era una gran profesional, aparte de la gran cantante del siglo que ha sido, y en aquella ocasión conmigo se portó como una gran colega, una gran amiga, sin envidias, sin celos, sin problemas de ningún tipo. El día de la primera representación al terminar el aria del tenor, el escenario se vino abajo. La sorpresa de la tarde o de la noche,

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porque nadie conocía a Alfredo Kraus y la gente que no se esperaba nada o esperaba algo malo, se encontró con algo bueno, por lo visto, y el aplauso grande de la serata, fue el que hubo precisamente después de esa romanza. Lo que se puede apreciar porque hay una grabación. Entonces, claro, terminé la romanza y al salir de escena me digo, <<¡Adiós!, la que he organizado, no sé lo que me dirá o hará esta mujer ahora>>. He de reconocer que tenía miedo; sin motivo, porque ella vino a saludarme, me dio la enhorabuena, me abrazó y al final de la ópera no quiso salir sola a saludar, sino que me cogía de la mano. Me decía: <<No, no, Kraus, venga usted también>>. Y así fue. Ella no salió sola a saludar, todos empujándola. Yo decía: <<pero no, señora, vaya usted>>. No quiso”. Son recuerdos que vale la pena recuperar en un momento en el que la figura de la gran soprano toma especial importancia en el año de su cuadragésimo aniversario, recordado precisamente en la tierra de don Alfredo y en paralelo con los actos programados en su memoria, entre ellos el de la conferencia en la que se tratará de evocar su trayectoria artística y humana y poner de manifiesto su impagable legado, extensible al campo de la enseñanza. © Victoria Stapells y Arturo Reverter

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MARZO

CONCIERTO 2 JUEVES PARANINFO | Universidad de La Laguna 20:30 h Crear un programa que reúna todo el arte de Maria Callas es una misión casi imposible. Las razones son muchas: quien conoce su trayectoria sabe perfectamente que su repertorio, con los parámetros de hoy, requeriría de tres o cuatro cantantes juntos. En primer lugar porque fue una soprano polifacética: cantó arias para soprano lírico-ligera en óperas como Rigoletto, La sonnambula e incluso Lakmé; por otro lado, poseía una voz dramática con agilidad que le permitía cantar desde Anna Bolena, Maria Stuarda o Norma hasta las heroínas verdianas de La traviata, Il trovatore, Don Carlo y Aida. Pero también triunfaba con roles líricos franceses y del verismo de compositores como Massenet, Gounod, Puccini o Mascagni. Pero lo más sorprendente todavía es que Maria Callas llegó a inerpretar arias y roles de mezzosoprano, como es el caso de Il barbiere di Siviglia, Werther o Carmen, por citar algunas. La flexibilidad vocal y sobretodo la personalidad musical de Callas le permitió interpretar desde el repertorio buffo al repertorio serio/dramático con gran dominio y en perfecta adecuación a las indicaciones y premisas que registraba el compositor en la parte musical, algo infrecuente en los tiempos de Callas. Su extensión vocal le permitió alcanzar las partes extremas de la tesitura, desde los sobre-agudos hasta las notas más graves casi en el registro de contralto, que ella podía resolver también gracias al color casi masculino de su inconfundible voz. Por ello y para lograr reflejar esta amplitud vocal, este programa contará con la soprano Yolanda Auyanet para dar vida a las arias que requieren de una voz más ligera, y de la mezzo Chiara Amarú, para los papeles de tesitura más graves. Este concierto ofrece una amplia selección de piezas que alcanzan desde la ópera buffa, drámatica, belcanto, tragedia burguesa hasta el romanticismo francés e italiano.

© Giulio Zappa

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Yolanda Auyanet Chiara Amarù Giulio Zappa

soprano mezzosoprano pianoforte

I PARTE Col sorriso di innocenza Il pirata Una voce poco fa Il barbiere di Siviglia Tu che le vanità Don Carlo Nacqui all’affanno e al pianto La Cenerentola

Vincenzo BELLINI Gioachino ROSSINI Giuseppe VERDI Gioachino ROSSINI

II PARTE Habanera Carmen Pleurez mes yeux Le Cid Mon coeur s’ouvre a ta voix Samson et Dalila Casta diva Norma

Georges BIZET Jules MASSENET Camille SAINT-SAËNS Vincenzo BELLINI

entrada SOLO CON INVITACIÓN* las invitaciones son limitadas y pueden retirarse en: - www.tomaticket.es/paraninfoull - Vicerrectorado de Relaciones con la Sociedad (C/ Viana, nº 50. La Laguna)

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Maria Callas Maria Callas (Nueva York, 1923-París, 1977) se convirtió en un mito por su portentosa voz, capaz de los matices y colores más insospechados y por su personal forma de abordar la interpretación de los personajes en escena. También ayudaron a la gestación del mito, en buena medida, su desdichada vida privada y su prematura muerte. Callas era descendiente de una pareja griega establecida en Nueva York. De jovencita su madre volvió con ella a su patria donde se formó con Elvira de Hidalgo, que enseguida se dió cuenta de los registros que podía abordar, desde soprano ligera hasta roles de mezzosoprano. El primer éxito lo tendría en 1942 con Tosca y, después de rechazar dos papeles en el Metropolitan Opera se convirtió en la voz de Italia, cuando debutó en la Arena de Verona en 1947 con La Gioconda de Ponchielli. Su carrera estaba lanzada: cantó Turandot, de Puccini, Aida y La forza del destino, de Verdi, y Tristán e Isolda, de Wagner, en versión italiana. Su personificación de la Norma de Bellini en Florencia, en 1948, acabó de consagrarla como la gran soprano de su generación y una de las mayores del siglo. La década de 1950 fue la de sus extraordinarios triunfos en absoluta plenitud de sus medios vocales. Después de unos años delicados, volvería al escenario con Giuseppe di Stefano y en 1974 daría por terminada su carrera. Volvió a Nueva York en la Juilliard School para finalmente instalarse en París hasta su muerte. A pesar de sus éxitos, su vida personal no fue afortunada: su matrimonio con el empresario G. B. Meneghini se rompió al cabo de diez años, y su relación con el millonario griego Aristóteles Onassis tampoco le aportó la felicidad ni la estabilidad necesarias. Aun así, siempre la recordaremos como La Divina o la Diva assoluta que revolucionó el panorama lírico internacional.

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Giovanna Lomazzi Natural de Milán, Italia. Giovanna Lomazzi desde siempre ha estado interesada en la música clásica y en particular en el mundo de la ópera. Estudió piano y es considerada por el mundo de la lírica como una “cazatalentos” de jóvenes artistas en el mundo operístico. Por este motivo, es una habitual en los concursos de canto tanto en Italia como en el extranjero, donde además imparte master y cursos de interpretación vocal. Ha trabajo en diversas instituciones musicales ejerciendo cargos ejecutivos de alto nivel, sea en sus gabinetes de prensa y de relaciones públicas, sea en las direcciones artísticas. Ejemplo de ello serían el Festival de Spoleto, Torre del Lago, Cantiere di Montepulciano, Sagra Umbra, el Festival de Ravello, el Teatro Regio de Parma y el Teatro de la Ópera de Roma, entre otros. Desde el año 2000 ejerce como Vicepresidenta de la Asociación AsLiCo y del Teatro Sociale di Como. Institución que organiza el “Concurso para cantantes jóvenes europeos” más antiguo y relevante de Europa que está a punto de cumplir su 70ª edición. Concurso del que han salido en su día nombres como Mirella Freni, Renata Scotto, Katia Ricciarelli, Piero Cappuccilli o Luciano Pavarotti. Cantantes jóvenes y promesas en su día como Mariola Cantarero, Ismael Jordi o cantantes como Davide Bartolucci, Pablo Ruiz y Pablo Gálvez ganadores recientes. Giovanna Lomazzi conoce a Maria Callas en 1953 y desde entonces las une una gran amistad hasta la muerte de la artista en 1977 permitiendo a ambas disfrutar de una cálida compañía, y poder estar cerca de las etapas fundamentales de la carrera y de la vida de la artista.

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Alejandro Abrante

Intendente de Ópera de Tenerife Natural de Tenerife, España, Alejandro Abrante es Licenciado en Derecho y en Filosofía, y Doctor en Filosofía de las Ciencias Sociales por la Universidad de La Laguna. Tras haber ejercido la docencia y realizado estancias en diferentes centros de investigación de reconocido prestigio, como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), accede a trabajar para organismos internacionales como el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), ONU y Parlamento Europeo. Cursó estudios de lenguaje musical y piano, convirtiendo su pasión en vocación a partir de 2005, momento en el que ocupa la dirección general de una agencia de representación artística en la que, además de llevar la carrera de prestigiosos artistas consagrados, se ocupa también de tutelar los últimos años de formación de jóvenes cantantes de gran potencial. Esta experiencia le permite colaborar habitualmente con los principales teatros españoles y europeos. En 2012 asume la coordinación artística del Festival de Ópera de Tenerife, proyecto que se consolida en 2013 como Temporada estable de Ópera, de la que en la actualidad es intendente. Desde este momento, se aumenta la oferta operística, logrando contar con el apoyo y la participación de profesionales de primer nivel internacional para poner en marcha iniciativas como la Ópera Estudio y el Concurso Internacional de Canto, concebidas para facilitar la transición al circuito profesional a nuevos talentos emergentes. Como testimonio del reconocimiento a su destacada labor de promoción de jóvenes talentos, el Dr. Abrante es invitado a participar como miembro del jurado en varios certámenes internacionales de canto, como en las últimas ediciones del Salice d´Oro, el II Festival Internacional de Ópera “Laguna Mágica” en Chile, el Concurso Brasileiro de Canto “Maria Callas” en Sao Paulo, el Concurso “Voces Verdianas” en Busseto”, el Concurso “Ottavio Ziino” en Roma, Concurso Internacional de Sarzana y el concurso internacional Flaviano Lavò de Piacenza, entre otros

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Arturo Reverter crítico musical

Arturo Reverter Gutiérrez de Terán (Santiago de Compostela, 1941) cursó estudios de leyes, música y canto en Madrid. Colabora con la prensa e instituciones musicales españolas desde mediados de los sesenta. Ha dictado conferencias y cursos por todo el territorio nacional. Dirigió durante cinco años Radio 2 de RNE. consejero de la revista Scherzo y asesor musical de la Residencia de Estudiantes de Madrid y de la ya extinta Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales. Ha dirigido la colección de Guías Península-Scherzo, dentro de la que ha publicado cuatro títulos –Beethoven, Mozart, Brahms y Schubert (Lieder)-, y ha participado en enciclopedias y diccionarios de distinto signo como el de la Música Española e Hispanoamericana de la SGAE. Actualmente dirige y presenta en Radio Clásica el programa Ars canendi. Sus últimas publicaciones, en Alianza Editorial, son El arte del canto, el misterio de la voz desvelado, Alfredo Kraus, una concepción del canto y Las 50 mejores arias de Verdi.

Victoria Stapells musicóloga

Nació en Toronto, Canadá. Estudio música y antropología y es M.A. en Historia por la Universidad de Ottawa. Asentada en Sevilla, ha trabajado como investigadora durante 35 años en el Archivo General de Indias además de otros muchos archivos y bibliotecas españoles; el enfoque de sus investigaciones, publicaciones y conferencias es la navegación colonial y el comercio en Indias. Ha colaborado como asesora y documentalista para entidades privadas y públicas, entre ellas el Ministerio de Cultura, el National Geographic Magazine, y el Pabellón de la Navegación de la EXPO’92. Es critica en España para las revistas Opera Canada (Toronto) desde el año 2000 y Opera (Londres) desde 2006. Trabaja como traductora en algunos de los teatros liricos más importantes de España. Es una apasionada de la música de Wagner.

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Yolanda, soprano Natural de Las Palmas de Gran Canaria, Yolanda Auyanet completó sus estudios con el barítono Jerzy Artysz, quien le daría la formación técnica e interpretativa que le permitiría debutar en Italia como Musetta (La Bohème) con tan solo 23 años. Tras su debut en Bari interpreta Gilda (Rigoletto) en Las Palmas y Violetta (La Traviata) en Madrid y Lima, Gilga (Rigoletto) en Sicilia y Lucia (Lucia di Lammermoor) en Bogotá. A partir de aquí, su carrera se afianza en Italia, cantando en importantes teatros italianos como Maggio Fiorentino, Comunale di Bologna, Carlo Felice de Genova, Regio de Turín, Massimo de Palermo, Arena de Verona, Regio de Parma, etc., pero sin perder de vista el resto de Europa: Staadtsteather de St.Gallen, Konzerthaus de Viena, Opera de Niza, Ginebra, Sevilla, Oviedo, Las Palmas o Tenerife en España. Ha trabajado con importantes directores de orquesta como Zubin Mehta, Michele Mariotti, Alberto Zedda, Evelino Pidò, Bruno Bartoletti, Alan Curtis, Graham Vick, Christopher Franklin, Lü Jia, etc. y directores de escena como Franco Zeffirelli, Ripa di Meana, Nuria Espert, Jerome Savary o Damiano Michieletto, entre otros. Recientemente ha cantado Fiordiligi (Così fan tutte) en Cagliari y fue invitada como solista a Une fête pour Rossini junto a Juan Diego Flórez y Anna Bonitatibus en el Festspielhaus de Baden-Baden. Seguidamente cantó Elisaetta (Roberto Devereux) en Tenerife, Vitellia (La Clemenza di Tito) en Valladolid, Donna Anna (Don Giovanni) en Tenerife y Fiordiligi (Così fan tutte) y Mathilde (Guillaume Tell) en Bolonia. Sus últimos trabajos han sido, Donna Anna (Don Giovanni) en Módena, Piacenza y Lucca, Desdemona (Otello) en Las Palmas y Lucrerzia (I due Foscari) en St. Gallen. También ha cantado en el marco del Rossini Opera Festival de Pésaro el Stabat Mater de Rossini. Su últimas actuaciones han sido Leonora A (Il Trovatore) en Toulon y Tenerife; Maria Stuarda (Maria Stuarda) en Tenerife, Norma (Norma) en St Gallen, Vitellia (La Clemenza di Tito) en el Teatro Real y Anna Bolena (Anna Bolena) en el Regio di Parma. Sus futuros compromisos incluyen, entre otros, Norma (Norma) en el Teatro Massimo de Palermo y en Tenerife, Elisabetta di Vlaois (Don Carlo) en St. Gallen, Marsella, en Tenerife y en Bruselas, Mimì (La Bohème), en el Teatro Real, Alice (Robert le Diable) en Bruselas, Leonora (Il Trovatore) en Lieja y Requiem de Verdi en el Teatro Carlo Felice de Génova.

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Chiara Amarù, mezzo-soprano Nacida en Palermo, comenzó sus estudios musicales bajo la guía de sus padres formando parte del coro de niños del Teatro Massimo. Posteriomente obtiene el título de canto con honores en el Conservatorio V. Bellini. De 2009 a 2011 asiste a la Scuola dell’Opera en Bolonia continuando con su rica actividad concertística y de ópera. En 2010 debutó en el Teatro Comunale de Bolonia con Idamante nell’Idomeneo y continúa su trayectora como Assunta (Napoli milionaria!, Festival della Valle D’Itria), Madame Balanard (Monsieur Choufleuri, Bolonia), Angelina (La Cenerentola, circuito de teatros Lombardo Bolonia), Amenofi (Moisè in Egitto, ROF de Pesaro), Sang Isabella (L’italiana in Argeri, Comunale de Bolonia y Petruzzelli de Bari), Marianna (Signor Bruschino), Isaura (Tancredi, ROF), Fidalma (Il matrimonio segreto, Teatro Regio de Turín), Malcom (La donna del lago, ROF), Rosina (Il barbiere di Siviglia, Palermo y Turín). Como solista cantó en la Misa en do menor KV 427 de Mozart en el Teatro Lirico de Cagliari y el Stabat Mater de Pergolesi en el teatro Comunale de Bologna. Además, actuó con Andrea Bocelli en el premio Pavarotti d’oro 2010 y en 2013 fue galardonada con el Oscar de la lírica como mejor mezzo. Entre los recientes y futuros compromisos destacan el Requiem de Mozart, Angelina (La Cenerentola), Sara (Roberto Devereux), Isolier (Le comte Ory), Preziosilla (La forza del destino), Meg (Falstaff), Dorabella (Così fan tutte), Aristea (Che originali!), Orfeo ed Euridice, un recital en Pesaro para el ROF, así como su participación en la Gala Rossini en el Teatro Verdi de Milán.

Giulio Zappa, piano Su formación como pianista acompañante de repertorio comienza en Milán en las clases de canto de Bianca Maria Casoni. Se perfecciona con Aldo Ciccolini e Irwin Gage, y con éste último, además en el repertorio de música vocal de Cámara, que ha sido siempre su gran pasión. Desde 1996 desarrolla una intensa actividad concertística, como vocal coach y maestro colaborador en numerosos teatros y festivales en Europa y Asia. Ha tenido la posibilidad de colaborar con artistas de varias generaciones de la lírica italiana y extranjera, como Katia Ricciarelli, Elena Obraztsova, Piero Cappuccilli, Leo Nucci, Enzo Dara, Mariella Devia, Michele Pertusi, Gregory Kunde, Juan Diego Florez, Daniela Barcellona, y numerosos artistas de nueva generación. También ha colaborado con directores de escena y de orquesta de la talla de A. Zedda, Lü Jia, P. Fournillier, M. Mariotti, M. Martone, D. Fo, G. Strehler, M. Hampe, P. Pizzi, G. Vick, etc. En los últimos años se ha dedicado con gran éxito a enseñar a pianistas acompañantes y cantantes, siendo invitado por diversas instituciones como Scuola dell’Opera di Bologna, Teatro Real, Meitar Opera Studio de Tel Aviv, Escuela Superior de Canto de Madrid o Teatro Bolshoi de Moscú. En 2013 es nombrado director artístico de Ópera (e)Studio de Ópera de Tenerife, un proyecto para el desarrollo artístico y proyección de jóvenes talentos para la lírica, además de ser el responsable de la preparación musical. Entre sus recientes y próximos compromisos destacan un concierto en Wigmore Hall de Londres junto a Mariella Devia, recitales con Pietro Spagnoli y Olga Pretyatko en Pesaro, Peralada y Lausanne, el debut en un recital en el Bolshoi de Moscú, el Don Pasquale en Glyndebourne y masterclasses en Moscú (Teatro Bolshoi) y la Universidad de Jaén. 33


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“ ¿ MARIA CALLAS? ELLA FUE PURA ELECTRICIDAD” Leonard Bernstein Recogida por John Ardoin en Callas: el arte y la vida (1974)

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