Sinfónica de Tenerife 10

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Edmon Colomer director

Entre 1997 y 2013 Edmon Colomer ha sido titular de las orquestas Simfònica de Illes Balears, Simfònica del Vallès y Orquesta Filarmónica de Málaga en España, Orchestre de Picardie en Francia, Daejeon Philharmonic en Corea del Sur y principal director invitado del Eastern Music Festival en los Estados Unidos de América. Fue titular de la Orquesta Sinfónica de Tenerife entre 1985 y 1986 y fundador de la Orquestra de Cadaqués en 1988. Convencido del componente educativo y social de la música ha vinculado con frecuencia su actividad profesional a la educación. El 1983 creó la Joven Orquesta Nacional de España (JONDE) y en 2002 el Ministerio de Cultura francès lo nombró “Chevalier dans l'ordre des palmes académiques”. Graba con regularidad para la radio y la televisión en Europa, América del Norte y del Sur, Australia, Corea y Japón y para los sellos Auvidis-Naïve, Assai, Harmonia Mundi, Calliope, Triton, Naxos, Ensayo, Virgin y Philips con las orquestas Joven Orquesta Nacional de España, Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya, English Chamber Orchestra, London Sinfonietta, Orchestre de Picardie, Simfònica de Illes Balears y con los coros de Radio France, de la BBC y Orfeó Català. Atlántida y El amor brujo de Falla, La Peste de Gerhard, Concerto pour orgue y Sinfonietta de Poulenc o las producciones audiovisuales de Cascanueces de Tchaikovsky/Béjart y del Concierto de Aranjuez con Paco de Lucía se consideran hoy

versiones de referencia en un amplio catálogo que también incluye obras de Beethoven, Schumann, Fauré, Ginastera, Guinjoan, Honegger, Milhaud, Weill, Bernstein, Balada, Nillni y Lavista. Macbeth, Wozzeck, Don Giovanni, Ariadne auf Naxos, Don Pasquale, Atlàntida, Picasso et la Danse o Cascanueces/Béjart destacan entre sus producciones importantes de ópera y ballet en Europa y Estados Unidos. En 2014 ha dirigido nuevas producciones de La Cenerentola de Rossini en la Ópera de Toulon y de Il Prigionero de Dallapiccola y Suor Angelica de Puccini en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona.

Anastasia Voltchok piano

“Anastasia Voltchok es una representante de la gran tradición pianística rusa. Su forma de tocar es poderosa, vigorosa y volcánica. No sólo su técnica aparenta no tener límites, sino que parece como si el espíritu de Richter estuviera en la sala” Rocco Zacheo, Le Temps, Ginebra Nacida en Moscú en una familia de pianistas profesionales, Anastasia Voltchok comenzó sus estudios de piano a la edad de 4

años. Estudió con Evgeny Malinin y Larissa Dedova en el Conservatorio Chaikovski de Moscú, con Rudolf Buchbinder en la Academia de Música de Basilea (Suiza) y con Santiago Rodríguez en la Universidad de Maryland (USA), donde obtuvo el título de Doctora en Artes Musicales. Desde su debut orquestal con el concierto para piano de Haydn a los 8 años, Anastasia Voltchok ha actuado por toda Europa oriental y occidental y los Estados Unidos. Ha colaborado con directores como Valeri Guérguiev (Orquesta del Teatro Mariinsky), Michail Pletnev (Sinfónica de Bamberg), Mario Venzago, John Neschling, Michal Nesterowicz, Dennis Russell Davies o Howard Griffiths. Ha llevado a cabo recitales en el Lincoln Center de Nueva York, el Tonhalle de Zurich, el Santa Cecilia de Roma y el Victoria Hall de Ginebra. Ha sido también artista invitada en el Festival de Pascua de Moscú, el Festival de Piano “La Roque-d'Anthéron” en Francia y el Festival de Piano “Arturo Benedetti Michelangeli” en Bérgamo y Brescia (Italia). En la pasada temporada destacan sus colaboraciones con Roman Kofman y la Orquesta Sinfónica Nacional de Ucrania, en Kiev, y la gira con la Kremerata Baltica de Gidon Kremer. Entre sus muchos galardones se encuentra el Primer Premio del Concurso Internacional de Piano en Senigallia (Italia) y el Primer Premio y Medalla de Oro en el Concurso Mundial de Piano en Cincinnati (USA) en 2003. Sus interpretaciones han sido difundidas por toda Europa y los Estados Unidos. Ha grabado para NOVALIS (Schubert/Liszt, Prokof ie v) y p ara GENUIN (C hopin, S chumann, Rachmaninoff). Su última edición fue la grabación de las Variaciones Goldberg de J. S. Bach en octubre de 2014 para Solomúsica.

Orquesta Sinfónica de Tenerife

PRÓXIMO PROGRAMA ABONO 11

Viernes 29 de abril de 2016 20:30 h Auditorio de Tenerife Adán Martín Ole Edvard Antonsen, trompeta Michal Nesterowicz, director Obras de F. J. HAYDN, F. MENDELSSOHN, C. LINDBERG y M. MUSSORGSKY/RAVEL. La Asociación Tinerfeña de Amigos de la Música [ATADEM] organiza una charla sobre las obras que se podrán escuchar en este concierto impartida por José Lorenzo Chinea Cáceres el viernes 29 de abril de 2016 de 19:30 h a 20:15 h en la Sala de Prensa del Auditorio de Tenerife “Adán Martín”.

Patronato Insular de Música TEA Tenerife Espacio de las Artes Avda. San Sebastián, 8. 3ª planta 38003 Santa Cruz de Tenerife Islas Canarias - España Tel.: 922 849 080 / Fax: 922 239 617 info@sinfonicadetenerife.es www.sinfonicadetenerife.es Síguenos: www.facebook.com/sinfonicadetenerife twitter.com/SinfonicaTF La Orquesta Sinfónica de Tenerife es miembro de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (www.aeos.es).

Viernes_15 abril Abono_10 20:30 h

Anastasia Voltchok, piano Edmon Colomer, director La Orquesta Sinfónica de Tenerife es un proyecto cultural del Cabildo de Tenerife. CHAIKOVSKI, STRAVINSKY Y RAJMÁNINOV Documentación: Orquesta Sinfónica de Tenerife


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Parte I PIOTR ILICH CHAIKOVSKI (1840-1893) Romeo y Julieta, Obertura-Fantasía IGOR STRAVINSKY (1882-1971)

Capriccio para piano y orquesta (versión 1949)* Presto Andate rapsodico Allegro capriccioso ma tempo giusto

Parte II SERGUÉI RAJMÁNINOV (1873-1943)

Sinfonía nº 3 en La menor, Op 44 Lento-Allegro moderato Adagio ma non troppo Allegro-Allegro vivace

La OST y la solista: Anastasia Voltchok es la primera vez que interviene con la OST La OST y el director: Edmon Colomer, diciembre 2014; obras de A. Dvorak, G. Fauré, C. Saint-Saëns y B. Smetana Últimas interpretaciones (§): P. I. CHAIKOVSKI Romeo y Julieta, Obertura-Fantasía Diciembre de 2007; Vasily Petrenko, director. S. RAJMÁNINOV Sinfonía nº 3 Marzo de 2010; Josep Caballé-Domenech, director. (§) Desde la temporada 1986-1987 (*) Primera vez por esta orquesta Audición nº 2427

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Pyotr Ilyich Chaikovski (Votkinsk, 25-IV/7-V-1840; San Petersburgo, 25-X/06-XI-1893) Romeo y Julieta, obertura-fantasía en Si menor. Composición: 1869; estreno: Moscú, 04-III-1870/16-III-1870 bajo la dirección de Nikolái Rubinstéin. Dos amantes frustrados por el enfrentamiento de sus familias y un hombre en conflicto interno con su propio destino. El desamor como común denominador y la tragedia como único desarrollo posible. A Romeo y Julieta, arquetipo de la literatura medieval encumbrado por W. Shakespeare en 1597, acude Chaikovski en el verano de 1869, encontrando el desahogo para la impotencia producida por un deseo inalcanzable. La intrahistoria de esta composición permite intervenir los elementos del drama original desde la desazón de un despechado. Y es que, oculta tras el relato de los amantes de Verona, se halla la infructuosa relación del compositor ruso con la soprano belga Désirée Artôt que, en 1868 llegaba a Moscú formando parte de una compañía de ópera italiana. Chaikovsky, al conocerla, quedó profundamente enamorado de ella, llegando incluso a proponerle la unión en matrimonio. Una pasión que no fue correspondida y que le había motivado composiciones como el Romance para piano, op. 5 en Fa mayor. Désirée Artôt se casaba poco tiempo después con el barítono español Mariano Padilla Ramos, y Chaikovsky quedaba sumido en una profunda melancolía. Una consecuente frustración que también tuvo su reflejo en su música, reflejando su estado emocional en Fatum, poema sinfónico, op. 77 en Do menor y, posteriormente, en la obertura-fantasía Romeo y Julieta. Aunque recibe ese nombre, la obertura está pensada realmente como un poema sinfónico programático, desarrollado en forma de sonata. Así se lo propuso su compatriota Mili Balákirev, líder del grupo de Los Cinco. Se trata de una estructura tripartita que comienza con el tema de fray Lorenzo, un coral homofónico de carácter grave y reflexivo que remite a la tradición ortodoxa. Da paso a un allegro en el que los Capuleto y los Montesco libran batalla por medio del tratamiento antifonal de las cuerdas y las maderas. Y, en medio del conflicto insalvable, aparece el tema del amor con el que se reconoce al Chaikovsky melodista. Huyendo del dolor, el amor de Romeo y Julieta se refugia en la tonalidad lejana de Re bemol mayor, iniciales que, abreviadas en alemán, recuerdan la presencia de Désirée Artôt (DES). Pero es imposible escapar al destino. El frío metal de las espadas en el aire interrumpe el tema de amor en varias ocasiones,

augurando el fatal desenlace. La nueva aparición del tema de fray Lorenzo, esta vez con un carácter agravado, anunciará la muerte de Romeo y el fin de su amada quedará patente con el sentencioso final. Pese a convertirse en la primera gran obra de Chaikovski que obtuvo reconocimiento internacional, no contó con una recepción favorable tras su estreno. Aconsejado por Balákirev, realizó entonces varias revisiones de la partitura, reescribiendo la introducción que, a su juicio, se asemejaba más a un cuarteto de Haydn que a un drama, y retirando una fuga que había pensado en un primer momento. Volvió a someterla a revisión en 1872 y en 1880, año de la versión definitiva. Chaikovski, como otros compositores, recurrió a la fuente inagotable que le brindaba la obra de Shakespeare (La Tempestad o Hamlet), pero encontró en el drama de Romeo y Julieta «una tragedia de inagotables riquezas» que le llevaría a plantearse la composición de una ópera sobre el mismo tema. Pensaba así explorar todas los matices de la historia, al igual que hacía el dramaturgo inglés. Sin embargo, no llevó a término este propósito, quedando solo un esbozo de un dueto de amor datado, posiblemente, en 1878.

Igor Stravinsky (Oranienbaum, 17-VI-1882; Nueva York, 06-IV-1971) Capriccio para piano y orquesta. Composición: 1928-1929; estreno: París, 06-XII-1929 bajo la dirección de Ernest Ansermet. En 1929, con la coincidente muerte de S. Diághilev, Stravinsky iniciaba un viaje introspectivo, superando una etapa fecunda de su vida vinculada al ballet. Un nuevo periodo que comenzó a materializarse en ese verano con la composición del Capriccio, durante su estancia a orillas del lago de Annecy (Alta Saboya, Francia). Este concierto para piano y orquesta le permitió emprender una búsqueda de referentes, abriendo nuevos horizontes expresivos sin que ello supusiera un rechazo a su trayectoria o a sus principios estéticos. Stravinsky se reafirma ahora en la solidez estructural del Clasicismo vienés y se aleja de los postulados románticos decimonónicos sin que ello suponga la negación absoluta de todo lo anterior porque, precisamente, este concierto está profundamente inspirado en las

sonatas para piano del romántico alemán Carl Maria von Weber. Pero, como un collage, la obra está salpicada de referencias a J.S. Bach, W.A. Mozart o P. Chaikovski. El concierto, escrito como una fantasía para piano solista y orquesta, se estructura en tres movimientos interpretados sin interrupción. El presto inicial arranca rotundo y majestuoso para dar paso a un despliegue de asimetrías ágiles que perfilan una célula melódica claramente reconocible en toda la obra. Al intrincado desarrollado rítmico del primer movimiento, sirve de contrapeso el andante rapsodico. En la primera parte, una cantata de Bach recibe un abrazo filial, reconociendo en sus cimientos la belleza del contrapunto. De este modo, Stravinsky enraíza con la tradición, sobre la que despliega un intenso desarrollo que se despeja con la misma serenidad con que lo hacen las obras del maestro de Leipzig. El allegro capriccioso ma tempo giusto regresa a la frescura de sus ballets, invitando incluso al recuerdo del paso de dos de El beso del hada (1928).

pesar de su exitosa carrera, un dolor le acompañó siempre desde su exilio en 1917: se sentía un apátrida. Rusia, la nación que le vio nacer lo había rechazado, aunque nunca dejó de estar presente en sus pensamientos ni en su música. En 1935, cuando se encontraba aliviado de sus obligaciones como concertista, retomó la composición para orquesta, dejando las que quizá sean una de las páginas más concisas, sinceras y, además, desesperanzadoras de su producción musical. Instalado en Villa Senar, su residencia de Lucerna (Suiza), inició la composición de su tercera sinfonía, trabajo que no concluiría hasta la primavera de 1936. Se trata de una obra claramente romántica, alejada a consciencia de las corrientes vanguardistas. Aunque no obtuvo la aprobación inicial del público y contó con una crítica negativa en la prensa, marcó profundamente a Rajmáninov que la consideró como una de sus producciones más íntimas y reflexivas.

El Capriccio nace en un momento álgido para el Stravinsky intérprete. En ese año su presencia en las principales salas de concierto europeas estaba siendo muy demandada, razón por la que se comprende que se aleje de exigencias técnicas más propias de prácticas virtuosísticas, acercándose a posibilidades asequibles, cualidades que el mismo compositor reconocía no poseer. El estreno de este concierto en la Sala Pleyel de París con la nueva Orquesta de París que dirigía Ernest Ansermet, daba inicio a una gira que llevaría al director y al compositor a EE. UU., donde destacaron los conciertos de Boston, en diciembre de 1930, y el de Nueva York, en enero de 1931, junto a la Orquesta Sinfónica de Boston. Con el Capriccio, además debutó en Barcelona al piano su hijo Soulima en 1933, triunfando posteriormente en otras ciudades de Europa.

La sinfonía se estructura en tres movimientos articulados por un motivo melódico de tres notas (sol, la y si bemol). En el inicio del primer movimiento esta célula dibuja con gravedad un canto religioso que remite a la tradición ortodoxa. Esta breve introducción da paso al desarrollo de una forma sonata en la que el tratamiento del material melódico refleja las cualidades líricas del compositor ruso. El tema principal se ha relacionado con los deseos nostálgicos de regresar a su patria, una melodía desgarradora que se transforma con gran riqueza de matices orquestales, transitando hacia un segundo tema con claras referencias a cantos populares de su país y de EE.UU. El segundo movimiento comienza y concluye con el citado leitmotiv. Como en el sueño de la Sinfonía Fantástica de H. Berlioz, las arpas permiten traspasar la barrera que aísla al deseo, una ruptura que queda materializada en la sucesión de pequeños solos instrumentales con nuevos materiales melódicos desarrollados en scherzo. Finalmente, en el tercer movimiento, un cierto optimismo pretende diluir las sombras que hasta entonces habían cubierto la escena. A ello aspiran los arpegios ascendentes que inician una lucha colorística con la secuencia del Dies irae, un elemento significativo que se presenta como sino del compositor. Tras el desarrollo de una fuga este motivo quedará definido, para dar paso a una fanfarria que presagia la esperanza del brillante final.

Serguéi Rajmáninov (Oneg, 20-III/01-IV-1873; Beverly Hills, 28-III-1943) Sinfonía nº 3 en La menor, op 44. Composición: 1935-1936; estreno: Filadelfia, 06-XI-1936 bajo la dirección de Leopold Stokowski. Cuando Rajmáninov inicia la composición de esta obra, habían transcurrido casi tres décadas desde la composición de su segunda sinfonía. Solicitado como intérprete, estaba volcado de lleno en el piano, su principal pasaporte para recorrer el mundo. Sin embargo, a

© José Lorenzo Chinea Cáceres

12:00 h

Un Concierto para REcordar Días 20, 21 y 22 | Escolares Día 23 | EN FAMILIA

12:00 h

El ABC de La Orquesta Días 18, 19 y 20 | Escolares Día 21 | EN FAMILIA

+info www.sinfonicadetenerife.es www.auditoriodetenerife.com 902 317 327 - Taquilla

Taquilla Infanta Leonor: Lunes a Viernes de 9:00 h a 14:00 h Una hora antes de la función


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