Aullido Literario. Fanzine literario de la Preparatoria no. 23 UANL. VOL 6.

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Quetz LA CARTA DEL SOLDADO/3

Ale Alaves EL MAR/30

SENTIDOS QUE SE SIENTEN/6

FRÍO/31

UNA TARDE DESPUÉS DEL TRABAJO/7

M.G Cisneros, Aly Pérez y Paola Galván SEÑORITA #64/32

Saidee Sandoval HERMOSA FANTASÍA/8

Karla Mendoza QUERIDO CUPIDO/36

MI PRIMER AMOR/12 Elliot C.S RASPADOS/37

Karenina AMBICIÓN MATERNAL/14 EL GRAN MALECÓN/16

PLÁTICA BAJO LA LLUVIA/ 42

EL VUELO DE LA LIBÉLULA/ 17

Fernando D.S EL VALLE ENCANTADO/45

Aly Pérez DESCONFIANZA/18

Bárbara Mendoza RECOMENDACIONES LITERARIAS/57

Isabella Eligio Acosta LA VACA CON MANCHAS DE COLORES/23

José Alberto Soto Rodríguez LA GRAN ROSQUILLA/58

TE HABLO DE MÍ Y LUEGO DE TI/25

POEMAS/76

LA FALSA JUNGLA/27

ILUSTRACIONES: S.M Isabella Eligio Acosta Karenina

M.G Cisneros MIENTRAS SE QUIERA SE PUEDE/29

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LA CARTA DEL SOLDADO Quetz "Ahora en dónde estoy tengo el lujo de recordar qué día es, porque mantengo mi mente activa junto aquel amigo que un día vimos partir, recuerdo tantas cosas, que ahora te las escribo para que sepas qué, me pueden estar matando pero hasta el último momento te recordaré. Recuerdo nuestro primer beso detrás de aquel roble en medio del bosque, Recuerdo aquel listón llevabas en el cuello siempre iba a juego con tu ropa, Recuerdo cuando en tu casa comíamos galletas deliciosas, Recuerdo que vimos partir a nuestro amigo Tomas a otro país, Recuerdo nuestro primer baile calabaceado, era tan lindo que, a pesar de estar separados, bailábamos como si estuviéramos juntos; Recuerdo cuando compramos el departamento y que cuando vivíamos juntos nos besamos sin miedo, Recuerdo bien cómo peleamos por los colores del tapiz, Recuerdo los pasteles de cumpleaños, las festividades y todo lo que celebrábamos; Recuerdo lo que me dijiste cuando nos reclutaron, Recuerdo el día de tu accidente… lo lamento, no debí mentirte, nunca fue un accidente y se que solo eso no recuerdas, pero yo te avente de las escaleras; pero antes de que pienses cualquier cosa, lo hice por ti solamente, no quería que sufrieras como yo lo haría. Se que no sufres mucho por que solo fue una pierna rota, pero lamento haberte lastimado, de verdad no quería que sufrieras, ahora mismo tengo nauseas, algunos compañeros han muerto, solo quedo yo; como te conté con una bandera blanca Tomás volvió, él cree que mi idea es mala pero tome una decisión. 3


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Sé que has estado esperando otra carta, pero tuve que pensar mucho en esto, él y yo nos salvaremos, pero tendré que salir de mi escondite sé que estaré bien, recuerda que te amo; pronto volveré a casa. Siempre veo tu retrato y recuerdo tu voz. Con esto me despido, volveré pronto cariño” El soldado, al salir de su escondite desesperado y huyendo de mí, intentó llegar hasta el general, pero a pocos pasos de aquel refugio, una lluvia de fuego con balas como si de gotas se tratara lo alcanzó… perforando cada parte de su cuerpo, menos su corazón; en aquel bolsillo estaba esta carta; y según logré escuchar con su último suspiro recordó e imploro el nombre de su ser amado, jurando jamás olvidarlo. Lo lamento mucho pero eso fue lo que pasó. Mire un poco dentro del departamento y en la puerta abrace a aquel chico joven con un yeso en la pierna, era mi antiguo amigo y lloraba sin consolación, nunca quise ser yo el que le diera la noticia, pero frente a mi murió su verdadero amor, se que nunca seré yo su reemplazo; Jaja pero al menos ese soldado ya no me esta estorbando.

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SENTIDOS QUE SE SIENTEN Quetz Sé que la voz es suave sé que tu voz es dura siento que me susurras siento que me pronuncias. Toco tus palmas suaves toco tu bella nariz siento incluso la corona que no tienes y principalmente te siento a ti. Saboreo los bizcochos la miel y tus dulces labios adoro el chocolate siento que te amo tanto. Las flores del campo me encantan su aroma si es natural huelo las estaciones y tu perfume sé identificar. Dicen que los ojos son las ventanas del alma quiero meterme a robar quitarte los pensamientos y siento que me vas a amar. Quiero que sientas los sentidos que siento para ver si sientes lo que por ti siento.

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UNA TARDE DESPUÉS DEL TRABAJO Quetz

Llegando del trabajo, como siempre desde hace un mes, vi a mi amigo viendo la televisión, sus ojos atentos, sus piernas estaban estiradas, él se vela relajado; yo estaba enfurecido, la casa estaba sucia y el piso pegajoso, había jamón en la mesa y otras cosas fuera de la nevera pudriéndose, llevaban un mes así, no tenia tiempo para limpiar pero tampoco era mi responsabilidad, el empezó esto y él debe de limpiar. • Llegue del trabajo muy estresado, después de que casi me despidieron, y mi jefe me regaño por algo que no hice, desde la mañana nada iba bien, simplemente quería llegar a casa y sentarme a descansar, pero al llegar no estaba solo, estaba él, un amigo de la infancia, un amigo que no quería volver a ver, tanto por ser fastidioso como por sus payasadas, se metió a mi casa sin avisar, un amigo el cual soborno a la casera para darle mi llave, no me pregunto como estaba, solo interrumpió a contarme sus éxitos y a decirme que sabía lo fracasado que me encontraba, esos no son amigos, son porquerías que estorban en la vida. Me fui a cocinar para ignorarlo, abrir el refrigerador y saque lo necesario para hacer un sandwich, al terminar mi sándwich.... él me lo arrebató de las manos y se sentó en el comedor, harto de sus quejas y su imprudencia solo suspire y todo se tornó oscuro. • No recuerdo mucho más pero tampoco me importa, me lave las manos y me puse unos guantes, pensé que al menos debería limpiar mi parte, tomé un maletín y mientras limpiaba guardaba las partes de mi amigo, sus ojos tirados frente al televisor, su cabeza sola y sin vida, sus piernas en medio de la sala y su torso lo levanté del sillón; todo lo metí a la maleta junto a aquel sándwich que me quitó.

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HERMOSA FANTASÍA Saidee Sandoval Volví a abrir mis ojos. Un hermoso paisaje se mostraba frente a mí otra vez.El sol parecía reluciente y el cielo estaba completamente despejado, haciéndose notar el hermoso y claro azul del cielo, miré a mi alrededor y logré ver todo aquel césped verde que cubría todo el suelo y algunas montañas en la lejanía. “¿Acaso estoy en un campo?” Me pregunté a mí mismo. Aquel lugar era completamente tranquilo, solo se podía escuchar el ligero susurro del viento, todos los demás sonidos normales eran casi imperceptibles para mí. Era raro. Mas no me iba a quejar de eso. Me senté con cuidado en el fino césped, estirando lo mejor que podía mis piernas, por alguna extraña razón las sentía entumecidas. Aunque también le quite importancia a eso.Volví a mirar aquel cielo despejado, cerré un minuto mis ojos, e inhalé con fuerza, llenando mis pulmones con aquel aire puro del campo. Eso se sentía muy bien. —¡Oye! Escuché a lo lejos. Abrí mis ojos, y extrañado, miré a la dirección donde creía que me estaban llamando. A lo lejos, logré ver a un señor. Le calculaba como unos 37 años, era alto, joven a pesar de su aparente edad y tenía unos ojos igual de azules que este hermoso cielo. Aquel hombre vino prácticamente corriendo hacia mí, se le veía feliz y emocionado, como si estuviera esperando mi llegada con desesperación. Se veía como si fuera un buen perro guardián el cual se emociona de ver al final del día a su querido dueño. Era tierna esa imagen mental. Finalmente llegó a mí.

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—Llegaste— Comentó con una sonrisa en su rostro. Se sentó en el suelo, justo al lado mío y comenzó a hablarme como si nada –¿Cómo estuvo tu día? –. Me pregunto. —Fue un día muy normal creo No sé ni siquiera por qué le conteste. No recordaba haber visto a este señor en mi vida, pero algo en él me hacía entrar en confianza y que me entregara completamente a él. —Entiendo… ¿Fue un día muy malo? Me hinque de hombros. —Más o menos —. Abrace mis piernas con fuerza, llevando mis rodillas hacia mi pecho. —Entonces si fue un día muy malo— Afirmó. Pude escuchar como titubeo un poco antes de hacer su pregunta. — ¿Quieres hablar? — No respondí. Ni siquiera quería responder. Solo mi vista y atención se centraba en las bellas montañas de este prado, podía verlas a la perfección en este punto. Me quedé callado ante su pregunta, con la intención de tal vez no responderle nunca, tal vez tendría suerte con eso. Así que por hoy no quiero hacer, ni decir, nada. Solo por hoy claro. —Está bien, entiendo. Hoy vamos a permanecer en silencio— Accedió. Al parecer se dio cuenta de que hoy no estaba de buen humor. Cerré mis ojos. Disfrutando el ambiente de tranquilidad que abordaba todo el lugar. Esto era prácticamente lo que necesitaba con urgencia. Un lugar en donde relajarme, un lugar en donde pueda disfrutarlo a gusto, un lugar donde pueda finalmente respirar… El señor permaneció en silencio un buen tiempo al igual que yo, en sí, agradecí mucho eso, pero también odiaba el silencio absoluto que se estaba comenzando a formar. Así que hable. —Gracias por estar aquí.

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—No es nada— Me sonrió, regalándome la primera y la más grande sonrisa sincera de mi día. Eso me gusto. —No quiero que esto termine— Me comencé a entristecer. Algo dentro de mí sabía que todo esto iba a terminar en cualquier momento. Todo este paisaje, todo este ambiente y toda esta agradable sensación, sentía que tenía fecha de caducidad, y que se estaba expirando justo hoy. —Pero si ya es hora de irse— Me contestó. — Pe r o s i a c a b o d e l l e g a r — R e c l a m e . Negándome rotundamente a irme. —Ya es hora de irse— Repitió. Me quedé en silencio un momento, volviéndome a sentir completamente triste y frustrado a la vez. No me movía, no podía, solo se me quedaba mirando aquellos ojos azules que me llevaban lentamente a la perdición y desesperación —No quiero —. —Adiós— Se despidió —Ten un bonito día— Volvió a sonreír. —Adiós…— También me despedí de él. Volví a abrir mis ojos. Mi cuerpo se sentía entumecido, podía escuchar el ruido de la ciudad filtrarse por mi ventana, y el horrible olor a alcantarilla se olía del sucio callejón que estaba a lado de mi casa. Podía sentir una vieja madera en mi mejilla, “¿me había quedado dormido en mi 10


escritorio de nuevo?” Me levanté con lentitud, dejando de sentir la madera de mi escritorio en mi cara; mi cuerpo me comenzó a reclamar por la posición incómoda en la que había dormido, me estire y mire el pequeño cuarto en donde estaba. El papel tapiz de las paredes se veía desgastado y el techo se veía con cierta humedad y moho impregnando por todos los lugares posibles. Sí. Estaba de nuevo en mi cuarto. Frote mis ojos con flojera. Me sentía cansado y, de alguna manera, un poco desmotivado. Tome mi mochila, salí de mi cuarto en silencio y baje las escaleras lo más rápido que podía, queriendo salir a la puerta principal lo más pronto posible. Al estar en la planta baja note las inmensas botellas de cerveza regadas por todo el suelo de la sala, y de la entrada. Papá había llegado. Tome todas las botellas vacías que pueda agarrar y las tire al bote de basura que teníamos en la cocina. No era tan difícil hacer eso, por dios. Finalmente abrí la puerta principal y salí silenciosamente de la casa, lo que menos quiero es que me roben ahí mismo en la entrada de mi hogar, o despertar a mi papá y que este se levante de mal humor. Otra vez. Levante la mirada, queriendo ver el cielo de esta horrible ciudad. Solo pude ver un cielo completamente gris y tapado por oscuras nubes negras, no sé si iba a llover o era por la contaminación que hacía que el cielo se viera tan monótono, tan sucio, tan aburrido…Tan triste. Un amargo sentimiento me recorrió desde el fondo de mi corazón, y a la vez, un deseo enorme salió del mismo lugar. —Quiero volver…

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MI PRIMER AMOR Nelly Saidee García Sandoval

Mi primer amor fue robado. Y no, no fue nada trágico como Romeo y Julieta y su suicido amoroso. Que tonto. Cuando hablo de mi primer amor, hablo de aquel amor verdadero. No aquel en donde simplemente uno piensa que la persona es muy linda o que aquel chico era muy guapo. Este amor se siente como un remolino de mariposas. No. Mariposas no. Yo digo que son como pequeños ajolotitos que nadan como locos en mi estómago. Si, eso me gusta mucho. Mi primer amor fue más que un amor de verano. No sé qué fue lo que me atrajo de esa persona. Tal vez fueron sus hermosos ojos, los cuales me vuelven loca. Su manera de hablar me alegra el día. O como a veces, no sabe qué decir, a pesar de que las palabras o los sentimientos negativos desbordan de la comisura de su boca. Amo sus buenos días o aquellos memes de gatitos que manda todas las noches. Amo sus 1.65 centímetros y como prácticamente me veo como un chaneque a su lado. Amo su sonrisa, amo su cabello, amo sus sentimientos, amo sus buenos momentos, amo sus malos momentos, amo sus chistes, amo su manera de pensar, amo sus cicatrices, amo a su gato. ¡Amo! Amo…. 12


Amo. Mi primer amor fue robado. Ya sea por el miedo, o por la ansiedad constante de pensar el qué dirán los demás. No quiero dañar a la otra persona, o lastimarla. O perjudicarla. Tengo miedo de cagar esto también. ¿Qué debería hacer? ¿Olvidarme de este sentimiento el cual me vuelve cursi y empalagosa? o ¿Debería importarme una mierda todo eso y decirle a esa persona cuando la deseo?, cuando deseo su toque o un beso suyo, cuando deseo contarle todo lo que llevo cargando en mi corazón, o cuando deseo tengo el decir esas simples palabras: “Me gustas” Creo que aún no estoy preparada para eso. Mi primer amor fue robado. Mi primer amor… Fue una chica.

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AMBICIÓN MATERNAL Karenina Últimamente he pensado

Olvidando lo negativo,

con tenerte algún día,

me parece escuchar tu risa,

verte gateando,

te imagino luciendo mis rizos,

mi niña linda.

en tu cuna dormida.

Al principio fue una locura,

Con grandes ojitos

tan sólo una idea,

que decoren tu rostro,

imaginaba una hermosa criatura

escucho tus pasitos,

esperando que naciera.

simplemente algo hermoso.

Imaginarte es todo un sueño,

Lo hemos discutido,

durmiendo en mis brazos,

pero él no te desea,

te veo tan pequeño

sólo es cohibido,

de mis tantos embarazos.

quizás sólo me mienta.

Conlleva mucha responsabilidad,

También me gustaría

pero no me importa,

que a él te parecieras,

tengo también inseguridad

tan sólo lo usaría

al no seguir las normas.

para que de él aprendieras.

Un gran miedo de perderte

Aquí te espero,

siento en el alma,

mientras me miro a mi misma,

a veces te mantienes inerte

por ti yo muero,

que pierdo la calma.

mi bella Normita.

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EL GRAN MALECÓN Karenina Cerca, a las orillas del mar, donde la ciudad tiene su corazón, alguien de quien te puedes fiar, ese es El Gran Malecón. La cultura abunda en sus mercados, de colores se tiñen las calles, gracias a los puestos creados y sus buenos vendedores ambulantes. Pasar por sus calles hermosas, observar sus bellos colores, estar en sus playas arenosas y recordar sus buenos sabores. La pena se pierde en las olas, y la bebida pierde todo amor, sólo quedan las noches de ronda, llenas de sano buen humor. Está iluminando las calles el cielo, bajo la sombra de los balcones los pájaros se van a todo vuelo por los oscuros callejones. Cerca, a las orillas de mi pensar, donde la ciudad tiene su corazón, alguien a quien puedes escuchar, ese es El Gran Malecón.

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EL VUELO DE LA LIBÉLULA Karenina Hay una libélula en el techo, revoloteando en el aire, sin obedecer sus hechos, sigue su hermoso baile. Se acerca al estanque, donde nadie la observa, inicia un arranque, enojada se va a la hierba. Cerca, se escucha un gemido, lentamente me acerco, resulta ser mi pobre amigo, le han destrozado su pecho. Desde entonces, en el estanque hay una mujer, a cualquiera seduce, más te vale correr antes de que te use.

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DESCONFIANZA Aly Pérez Había pasado una semana desde que decidí encerrarme en mi departamento. No salí desde el día en que llegó ese correo anónimo. Repasaba, una y otra vez, las únicas siete palabras escritas en él: “No confíes en tus ojos, mantente atento”. Al principio, no estaba seguro si creer, supuse que eran mis amigos haciéndome una broma. Un día los llamé y todos sonaban extraños, no sonaban a ellos mismos. Conozco sus

maneras, sus voces cuando mienten. Pero en esa

ocasión sonaban realmente distintos. No sonaban a mis amigos. Fue entonces que empecé a dudar. Abrí la puerta y de inmediato sentí un escalofrío, un miedo inexplicable, así que me encerré de nuevo en mi departamento. Me asomé por la ventana y vi que empezó a llover, la abrí para sacar la mano y sentir la lluvia, pero solo volvió aquella sensación, recorriendo mis manos y todo mi cuerpo. No hablaba con nadie, no salía. Mi familia y mi novia estaban preocupados por mí, siempre iban a mi casa para ver cómo estaba pero siempre los ignoraba. Estaba seguro que ellos no eran quienes decían ser, eran otra cosa que fingía ser ellos, por supuesto. Y decidí que no caería, como de seguro, lo había hecho otra gente. En mi departamento, la comida escaseaba. Podría simplemente salir, ir a la tienda, comprar comida, llegar a casa como si nada y seguir con la rutina que tenía antes de que llegara el correo y simplemente ser feliz, pero cada que lo intentaba, sentía que me va a iba a pasar algo, me invadía un sentimiento de angustia, de preocupación, de alerta. Todos los días, durante las noches, estaba seguro de que alguien, una cosa, trataba de abrir la puerta de mi casa. Una noche aquella cosa, sea lo que sea, lo volvió a hacer, pero esa vez con más intensidad y furia. Duraba varias horas y luego se iba.

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La mañana siguiente, mandé a instalar afuera de mi departamento una cámara de seguridad. Ahora, por medio de mi computadora, podía ver lo que pasaba afuera de mi casa, y, en ese momento, contemplando la pantalla de la cámara, recordé la vez que conocí a Melissa, mi ahora novia. Comencé a escribir en un viejo diario que tenía a un lado. Recordé que tenía ese vestido rojo floreado y que estaba peinada con una coleta, con ese flequillo desordenado que tanto la identificaba. La vi sentada al otro lado de un parque donde había muchos niños, éramos los únicos adultos. De pronto, mi escritura fue interrumpida por el sonido de mi celular, era ella llamándome, y le contesté con mucha duda: —Melissa, ¿realmente eres tú?— dije. —Claro que sí, tonto, ábreme, por favor. Llevas días aquí encerrado...—la interrumpí, no sonaba como ella. —Melissa, ¿puedes ponerte enfrente de la cámara que está afuera? Quiero verte- dije yo, aunque no muy convencido. En ese momento ella se puso enfrente de la cámara. Tenía puesto ese vestido con el que la conocí. —Listo. Ya déjame pasar- me respondió ella. —¡No! Primero dime algo que sólo tú y yo sepamos- dije alterado. —Claro, mi amor. Mira, nos conocimos en un parque con muchos niños, éramos los únicos adultos en ese lugar-dijo ella con un sonrisa— ¡AH! Y tenía puesto este mismo vestido que tengo ahora-. En ese momento sentí más confianza y fui hacia la puerta. Estaba a punto de abrirla cuando me puse a pensar sobre lo que dijo Melissa, la exactitud de sus palabra y esa cara sonriente. Voltee hacia donde estaba sentado momentos atrás, frente a la pantalla de mi computadora, y la cámara del tablero apuntaba exactamente hacia la hoja de mi diario, donde recién había escrito sobre aquella vez en el parque, cuando Melisa y yo nos encontramos. Me empecé a alterar. —¡No, tú no eres ella! ¡Seas quien seas, vete!- grité demasiado angustiado, mientras golpeaba la puerta con brusquedad. Colgué la llamada.

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Melissa empezó a intentar abrir la puerta, también comenzó a golpearla. En ese momento mi mente quedó en blanco, esos golpes, pensé, me eran familiares. Recordé que era la misma secuencia de golpes que hacía aquella cosa días atrás, la que tocaba incesantemente la puerta todas las noches. —¿Eres tú?-susurré para mí mismo- ¡¿Eres tú?!— Dije esta vez gritando y más alterado que nunca. —¿De qué estás hablando, mi amor, a qué te refieres?- dijo la supuesta Melissa- tú realmente necesitas ayuda- dijo, un poco molesta, y en ese momento no se volvió a escuchar más su voz. No sé cuánto tiempo pasó desde que Melissa se había marchado. Todo lo que estaba en mi cabeza, todos los terribles escenarios, se interrumpieron de nuevo por el timbre de mi casa. Fui hasta la puerta y pregunté quién era, y en ese mismo momento voltee hacia mi computador. Vi a Melissa junto a tres hombre tras de ella. Parecían dos enfermeros y un doctor, probablemente un psiquiatra. Entonces ella volvió a tocar la puerta y dijo: —Jorge, ábreme, necesitas ayuda. Yo puedo ayudarte- Se veía diferente, la escuchaba y la notaba diferente a través de la cámara. —Ábreme, por favor— dijo de nuevo, pero esta vez alzó la voz. Ya no era su dulce voz, se escuchaba grave, como si alguien la estuvieran controlando. Entonces reaccioné. —¡No!— grité—sea lo que seas, no eres Melissa. ¡No me puedes ayudar, no eres quien dices ser! En ese momento, me aparte de la puerta. Me dirigí a mi cuarto y removí mis cosas. Se escuchaban lo gritos de la supuesta Melissa al fondo. Cuando menos lo esperaba, escuche que Melissa y los hombres ya estaban dentro de la cara. Rápidamente, cerré la puerta de mi cuarto, fue cuando volví a recordar aquel correo que ocasionó todo esto. Encontré mi caja de herramientas debajo de la cama. Comencé a escuchar la voz de Melissa cada vez más cerca. —Ya sal, mi amor— dijo en tono de tarareo. 20


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No podía más. No sé cómo tuve el valor, el coraje. Tanta fue mi locura y desesperación que no vi el momento en que todo se puso negro. Había tomado el destornillador y lo había clavado en mi ojos. No confío, me dije gritando, con confío en nada de lo que veo. Me estaba desangrando. Melissa y los hombres lograron entrar al cuarto. Desorientado, muerto de dolor, escuché pasos acercándose a mí y sentí unas manos acariciando mi rostro. —Pobre iluso— era la voz de Melissa- se enamoró de alguien que nunca existió-. Aún entonces me dolió lo que dijo, y a la vez me sentí aún más débil, a punto de perder la conciencia por completo. En ese momento, escuché a uno de los hombres diciéndole algo a la falsa Melissa, si es que Melissa alguna vez existió. —¿Qué hacemos con él?— preguntó la voz. —Simple— respondió Melissa— haremos lo que hemos hecho desde hace siglos, cuando personas como él nos dejan de creer. Eso fue lo último que escuché después de sentir que me quitaban el desarmador, y un dolor inmenso que duró un breve instante en mi pecho.

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LA VACA CON MANCHAS DE COLORES Isabella Eligio Acosta Él tenía mal genio, y se convertía en demonio cuando se enojaba tanto hasta ponerse rojo; el hirió los sentimientos de sus hijos, pero no era su culpa, pues su padre era una persona que no podía estar con una sola mujer y su madre lo abandonó junto con su hermano cuando eran pequeños. Hasta que encontró a una mujer y se enamoró, tanto que la cortejo durante años, cuando por fin ella dijo “acepto” en el altar. Su vida de casados no solo se basó como en los cuentos de hadas de un vivieron felices y comieron perdices pues había altas y bajas, tenían peleas como todos, pero se amaban tanto, pues ella era su cordura, lo calmaba y lo hacía entrar en razón, y él, aunque un tanto impulsivo era paciente, se complementaban y eran una familia muy feliz cuando se esforzaban. Después de un día muy largo de trabajo, además de estrés y de que esa vieja gruñona y terca que tenía como jefa lo trajera de un lado a otro pues no lo dejaba en paz ni un segundo. Le enfurecía tanto que; siempre decía que tenía un chip en el trasero, el cual le avisaba a la vieja gruñona cuando iba al baño; porque siempre ella le mandaba a llamar cuando él tenía sus necesidades, pero al final regresaba a su casa con su hermosa esposa y su pequeña hija. Tenían tres hijos, en cuanto dos de ellos estarían esperando en casa, recorrían el trayecto juntos, en su bocho con claxon de vaca, siempre molestaba a su hija con aquella canción “en un bote de vela se callo chabela se tumbo los dientes y quedo chimuela” lo que a la pequeña le molestaba. En una parte del trayecto a su hogar pasaban por un lugar de leche, en la cual había una vaca artificial la cual tenía

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manchas de manos con pintura de colores sobre la caseta de vigilancia, a lo cual su padre gritaba “LA VACAAAA TUKY” y la pequeña se emocionaba, gritaba y reía. La pequeña niña soy yo y el amoroso padre murió cuando la pequeña niña tenía tan solo tres años y no recuerda su rostro, su voz, su olor, a no ser de las fotos que su madre guarda aun en un libro.

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POETISA 41 TE HABLO DE MÍ Y LUEGO DE TI Isabella Eligio Acosta Me criaron sarcásticos payasos crecí y me rodearon magos ilusionistas, lo que sea, unos vagos y de ellos algo tuve que pagar

Normalizar problemas psicológicos era una carrera de perder o ganar Donde duele más discriminación verbal Que fisica Y tal vez quedar en coma sería algo fatal Pero descansar de ellos sería un precio Que estaba dispuesta a recolectar Y aunque no me salve de su critica

Porque a veces me quieren matar. Así fueron los años de preparación por no decir 25


secundaria primaria tías abuelas infierno cárcel sociedad Mi distracción eran tus ojos llenos de presión social, tus orejas pinchadas de ansiedad, tus labios que mentían y escondían tu verdad tu realidad cubriendo tu cabeza con tus brazos de ser antisocial y aun crees que eras confidencial para mi eras muy especial aunque ahora ya no eres tan genial.

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LA FALSA JUNGLA Isabella Eligio Acosta Todo sucede en la jungla falsa,

Lamentos un tucán de turrón.

chimpancés, orangutanes y jaguares,

Y “Depresión” dice

y sus gustos por la samba y salsa,

la vidente zodiacal,

escandalosos en diferentes lugares.

Con pesas falsas el fanfarrón,

solo quiero ir a casa.

En la cuerda floja el equilibrista “angelical”,

Alegres en un mundo escaso

Y al de pelos arcoíris

De posibilidades. Como tucanes

se le cae el jarrón.

Solitarios, dispersos al fracaso, Tucanes que se enredan,

Último día en la mejor feria local.

En las hojas de cristal,

En nuestra bella jaula “tropical”.

Murmullos que ruedan por detrás,

Nueva ciudad

como tucán con enfermedad mental,

con escándalo de carnaval,

cansada del problema ambiental.

De Punjab a Escocia,

Una basura esta ciudad estatal.

hasta en tierras altas estar, Decorándonos de forma tribal,

El telón de nubes rojas,

Cinco vueltas tengo que recordar

Que me ahorcas de forma terminal,

Para escaparnos tengo que engañar.

Ultima función

Y no creo extrañar mi bella

De la tragedia forestal,

prisión de cristal.

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MIENTRAS SE QUIERA SE PUEDE M.G Cisneros Hay un dicho que dice “Mientras se quiera se puede” y por ende no importaba las dificultades que se atravesaran, mientras ambos se quisieran se podría resolverlo. Aquella persona puede llegar a ti de distintas maneras ya sea por un accidente, obra del destino o por casualidad, nunca se sabe cuándo aparece en la vida solo que lo hará en su momento adecuado. La confianza, amistad y apoyo son una de las virtudes que influyen para saber que esa persona es correcta y que vale la pena. Problemas hay muchos y siempre que exista el suficiente amor nada podrá destruirlo, todo se podrá resolver ya que ambos están juntos y unidos los resolverán sin importar las circunstancias. Altas y bajas, de esos sufre cada pareja e incluso las personas más solas de la vida también las padecen, son cosas que no se pueden evitar pero mientras haya apoyo mutuo todo estará bien. Fuiste un gran pilar para mí vida, tienes un gran valor sentimental en mi corazón y eso ni el tiempo lo quitará, me demostraste que podía salir adelante, que era más fuerte de lo que creía pero sobre todo que tuviera amor propio, me cuidaste y protegiste, cuando más lo necesitaba estabas allí para escucharme y sostenerme de no caer, me motivabas a seguir adelante pero sobre todo nunca me juzgaste, hiciste que me amara de la misma forma en la que tú lo hacías conmigo. Nunca te olvidaré, formarás parte de mí siempre ya que te llevo en mi corazón, se que quieres que haga una nueva vida y lo haré, pero está vez no me enamorare ya que mi alma gemela eras tú, solo tú eres y serás mi gran y único amor y te estaré infinitamente agradecida por todo lo que hiciste por mí. Tal vez y en otra vida podamos ser felices juntos de la forma en la que tanto habíamos soñado.

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EL MAR Ale Alaves Mientras la tranquila marea se llevaba sus desdichas, juntas todas envueltas en pequeñas y saladas gotas de tristeza derramadas por su rostro, no recordaba cuándo fue la última vez que una calma y una esperanza así se sintieron, no lograba recordar cuando se había sentido tan liberada y dichosa por última vez, a pesar de oír sus lamentos, a pesar de toda la carga que llevaba, olvido por unos momentos ese dolor, esa desdicha mientras su sangre se mezclaba con el mar, junto a él era más fácil ver la felicidad que poco a poco se desvanecía, pues no podías pensar en nada más que en su belleza, es una lastima que se apagara tan rápido, la marea se empezaba a alejar, y con ella se llevaba su tristeza, su dolor, sus lágrimas, su sangre, y su vida. En el suelo yacían hojas llenas de sangre y lagrimas, donde venían plasmados sus últimos pensamientos, solo el océano es testigo de aquella joven que sufría, y ahora es el único que la tiene para cuidarla. Suertudo el océano que ahora tiene una belleza más con él, malditos nosotros por dejarla ir.

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FRÍO Ale Alaves

Estaba recostado junto a la ventana con la cortina abierta, entraba el poco sol que había, ya que el cielo estaba infestado de nubes grises, se podía escuchar la lluvia chocando contra el suelo, las hojas de los arboles al compás chocando con el viento, el café frío yacía en la cabecera de la cama, estaba tranquilo recostado, libre de cualquier pensamiento, con una de mis manos acariciaba con amor el fantasma de quien alguna vez fue la razón de mi felicidad, no sabes la envidia que le tengo ahora al mar, no sé cuanto tarde en percatarme en que estaba acariciando a la nada, reaccione cerrando mi mano lentamente, no tenía fuerza de nada, las lagrimas silenciosas empezaron a caer por mis mejillas, la caja de medicamentos quedó en el suelo, estas empezaban a hacer efecto, deje de sentir mi cuerpo, todo se volvía gris y oscuro, siento tanto haberte fallado, y no darme cuenta de lo que pudimos haber logrado, pero no sufras más, pronto estaremos juntos otra vez amor mío. 31


SEÑORITA #64

Tributo al libro de cuentos “63 señoritas condenadas a la desolación” (UANL, 2020) de Erika 32

Zepeda


Mg Cisneros

MAMI Estoy cansada, me duele todo, mis piernas con varices y ni hablar de mi barriga con estrías. A veces quisiera que esto jamás hubiera pasado ¡Qué este bebé jamás hubiera estado en mi barriga! Cada día me retracto del porque me embaracé de ese estúpido que me dejó por mi hermana y lo peor es que su heredera es una réplica exacta de él, aunque ella es una mujer tiene su mismo carácter. Me tiene fastidiada con sus balbuceos y lloriqueos. “Mami… te hice un dibujo” Cómo si yo hiciera dibujos para mantenerla y pagar sus cuentas, ¿Acaso ella me ve dibujando para sobrevivir? NO. Pero la niña busca un pedazo de mi tiempo cuando sabe que no lo tengo y cuando existe lo ocupo para mí misma, ponerme una mascarilla y ver la televisión cómo cualquier adolescente a mi edad hiciera, así como mi madre lo hizo conmigo.

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Aly Pérez

ELLA Todo el tiempo me dice “Sé perfecta/.../camina derecha/.../no comas así pareces cerdo/.../se educada/.../no hables incoherencias/.../cierra las piernas...", pero no puedo por más que quisiera, no puedo, ella no entiende, no puedo ser hermosa, no puedo ser un ella, por más que me lo siga repitiendo no puedo, quiero ser yo simplemente yo, pero tengo que hacerlo para que sea feliz tantas me ha repetido que siempre quiso una mujer en casa pero si quiero cariño de parte de ella tengo que olvidar quien soy. -Es momento, Edgar, la operación es algo arriesgada ¿estás seguro de esto? -Si doctor- suspiró- esto es por mi madre, tengo que hacerlo, es momento de ser mujer aunque no quiera.

UTOPÍA PÉRDIDA Camino sin rumbo. No puedo encontrar mi camino; no existe un mapa con el cual pueda orientarme, me siento pérdida, no sé dónde estoy; antes mi mundo era una utopía, un lugar bello y pacífico en donde vivir, era un sitio agradable a la vista, paredes de mármol, personas festejando por doquier, con grandes banquetes y la música que nos alegraba el alma; había una hermosa vista al mar con un sonido relajante donde parecía que el tiempo no transcurría, se podía ver siempre a aquellas preciosas mariposas que llegaban sin falta cada primavera, durante las noches podíamos apreciar aquel cielo fantástico con grandiosos colores, mi favorito era el morado, me encantaba como resaltaba, me sentía completa, no quería irme de aquí, realmente sería un milagro que esta utopía existiera, sin embargo, este mundo desapareció cuando la muerte vino a reclamar lo que le pertenecía.

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Paola Galván

SEÑORITA No. 64 Camino por la calle y recibo miradas de todas las personas, algunos me ven raro y otros me ven con asco, pero no sé por qué, si hoy me maquillé bien, me puse mis tacones más bonitos y me puse la mejor ropa de mi clóset. Bueno, tan siquiera hoy no me han grita… -¡Maldito maricón! Olvídenlo, la sociedad sigue siendo una mierda

TÚ ¿Sabes que? Estoy harto, harto de que te la pases humillándote cada vez que hablas con otras personas, solo para que se rían un poco. Harto de que sigas quedándote callado siempre, o que cuando tus padres te insultan por ser diferente a ellos solo bajes la cabeza ¡Solo diles lo que te gusta o disgusta! No le tengas miedo a lo que diga la gente ¡encáralos y diles la verdad! Odio que cada día que pasa es peor y que me arrastres a mi en todos tus problemas. ¿Pero sabes que es lo que más odio de ti? Es que jamás te das tu lugar, siempre tienes a otros antes de ti, y así no debería ser. Pero bueno se que no harás caso a nada de lo que te digo, así que solo me queda ser paciente, porque si tu te hundes, yo lo haré contigo A fin de cuentas, sólo soy tu conciencia 35


QUERIDO CUPIDO Karla Mendoza Querido cupido...

verdad que tú solamente eres una ilusión creada por un corazón con esperanzas de florecer.

dime el significado, el significado del corazón flechado condenado a la desolación, el significado de los corazones rotos olvidados, el significado de los corazones muertos y condenados a revivir una y otra vez para caer en el mismo abismo de oscuridad.

Querido cupido… no se en que creer, en el amor creado por hazañas enseñadas al corazón o a las palabras creadas por una ilusión de mi corazón de arcoíris grisáceo. dime ya la verdad, dímela, aunque sea dolorosa yo estaré y te escuchare, yo te escuchare no importa que, yo lo aceptare sea lo que sea.

Querido cupido… dime donde está el amor que prometes y nunca sueltas, dónde queda el amor de una madre y de un padre, dónde queda el amor de una hija y un hermano, donde esta el amor de un esposo a una esposa encadenados por toda la eternidad, sabiendo que ese papel no solamente los condenará a estar juntos sino unirá sus almas y no podrán romper ese candado, ese candado al que todos llaman hijo del amor.

porque ya no hay más que oscuridad y penumbras en esta alma, en este ser humano que cree saber que quiere, pero solamente juega y pierde una y otra vez agotando todas las vidas que le quedan. Querido cupido… el amor es de verdad o es una mentira disfrazada de verdad para hacernos creer en algo que en verdad no existe y nunca existió. Yo aceptare la verdad sea cual sea porque este corazón no le queda nada por lo que creer en ti, porque este corazón es otro más al que llamamos corazón roto.

Querido cupido… dime la verdad, existe ese amor que todos pronunciamos, pero no aceptamos, existe ese amor que todos queremos, pero nunca alcanzamos, es

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RASPADOS Elliot C.S Pásele Pásele Llévele llévele Vengan por sus raspados para el niño, para la niña Vengan por unos raspados Pásele Pásele Vengan para estas noches de calor Llévele llévele Para restar las penas de nuestro exterior Solo denme chance Solo denme un momento Que el hielo no viene del todo cortado Pásele Pásele Llévele llévele que el calor bruto se encuentra, ¿no? Pásele Pásele Que ambos estamos necesitado Llévele llévele Por la crisis que cada uno estamos pasando Así que perdónenme si suena desafilado Perdón si suena raspado Perdón si corta su sonido 37


Mi pobre cuchillo por mucho ha pasado. Perdón si les doy calor con mi manga larga No le tome importancia, no sea desconfiado No tienen idea de lo que he vivido No tiene idea por lo que he pasado. Si alcanza a ver debajo, en la manga, en mi brazo No se asuste, no se espante créame que puedo explicarlo. Es un mal hábito lo he de aceptar Es una fea cortada como usted verá Pero no le tome importancia, no se vaya a asustar que por mucho mis no tan fuertes brazos pasaron ya. Perdóneme si solo hay inconvenientes Juro que nunca es mi intención Pero que eso no le quite el interés que un buen raspado si le doy No tome importancia a lo que dije a lo que antes mencione Ignore a este pobre demente Ignore mis fachas crueles Puede irse si usted gusta Puede no comprar si no le gusta puede verme feo, ya es costumbre Pero más tarde siempre me vuelven a buscar. Y ahí sí me compra 38


Siempre me pasa eso, así es la clientela No es hasta la segunda vez que su gusto los llama Y siempre llega alguien “Oh ya lo veo” Ya vi que le interesa comprarme No es la segunda vez que lo veo Así que déjeme disculparme Lo lamento, porque ya jarabe rojo solo queda Igual lamento que el hielo Se vea sucio o con tierra No tome importancia a estas patas chuecas No tome importancia a los golpes de la vida Mi carrito ya es años, si pudiera hablar ¿que no le contaría? Pero regresando a mis raspados Le doy mi palabra que es de buena calidad Le doy mi palabra que eso no es tierra Hago lo mejor con lo que puedo Hago lo mejor por avanzar Aunque… Estamos algo cortados, de dinero ¿me creerá? Mala mente lo doy muy barato Para que todos me puedan comprar Así que no se asuste si no sabe mucho a fresa A mi parecer eso le da un toque sin igual 39


Perdone el sabor a metal Pero créame que jugoso si que está. Pásele Pásele Llévele llévele Vengan por sus raspados Con un sabor sin igual Le aseguro que nunca antes los ha probado 100 pesos a quien adivine Porque tiene un sabor familiar Para el niño, para la niña O para quien que no me conozca Interesados en responder Sin miedo, sin pena, intenten decir por qué Anímense a sacarme platica, no muerdo como usted ve Si apenas me quedan pocos dientes De solo comer raspados, ¿no cree? No se amontonen No se avoracen de dos en dos por favor Háganme una fila recta Todos recibirán su porción Para los que ya me conocen Que gusto ver sus caras Aquí ya tengo mi clientela Hay al menos uno en cada cuadra. 40


Ahora si me disculpan iré a dar paseo final Iré a dar mi última vuelta Iré a casa de nuevo, iré a casa a ya descansar Pásele Pásele Llévele llévele vengan por sus raspados para el que quiera, para el que desea Venga por unos raspados No se preocupe si no trae cambio Yo siempre cargo conmigo No se asuste si me ve todo chocado Así soy yo, estoy muy bien se lo digo No dude en sacarme platica No dude en hacer sus preguntas El negocio irá sobre ruedas bacheadas Pero mis ganas de avanzar como la vieja moto que hoy lleva mis raspados.

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PLÁTICA BAJO LA LLUVIA Elliot C.S La lluvia, escuchar como las gotas golpean el tejado y como esta fluye a través de las tuberías, dando millones de golpes por segundo que suenan casi parte de uno mismo, se escuchan caer con una fuerza inmensa que tiene el potencial de dañar y herir a cualquiera, pero no a mi. La lluvia es lo único humano en esta casa, es lo único que me recuerda a la humanidad o al menos a lo que mi mente recuerda de ella. Evoca a un recuerdo, un crujido y calor proveniente de un fuego, risas, una fiesta y nada más. Cada detalle me cuesta recordarlo conforme avanza mi trayecto perdido . No extraño mi vieja vida, no puedes extrañar lo que no sabes que viviste, no sé si fue buena, no se si ore bien en mi vida o si fui la peor escoria, supongo que mis acciones me llevaron a arder en este frío invierno constante, vacío en el sin fin de cuartos de una casa que siempre se repite, viviendo un recuerdo olvidado en la tierra de los perdidos, aquel que mata lentamente. El cansancio, mi falta de fuerza, mi motivación, es aquella que me mantiene aun en este lugar pero de cualquier forma siempre me pregunto, ¿qué más da?, ¿a dónde más iría alguien como yo?, no conozco más allá de lo que mi mente se diga a mostrar. No conozco el afuera, no conozco sus peligros ni sus emociones pero el si mis temores, ¿que debería hacer alguien como yo?, que no se conoce a sí mismo, en un mundo que lo sabe todo de mí. Sería presa fácil, “piensa como cazador”, una frase que en mi mente evoca una silueta, ¿a quien?, solo mi mente casi al borde de la fantasía me permite observar un recuerdo lejano, a un hombre sonriente, cortes, vestido con verdes camisas y pantalones cafés que se colgaban a sus hombros a través de tirantes además de portar un cabello largo. ¿mi padre?, lo dudo ya que yo

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nunca tuve una cabellera como la suya, vestimentas similares o una cortesía hacia los demás, pero mucho menos una sonrisa como la suya. La vida, me brindo una cabellera corta que tarda en crecer como la tormenta en acabar, despeinada como un diente de león y así crespa de color café que de lejos podrías confundirla con negro por lo apagado de mi tono, mi rostro mostrándose nulo casi siempre y mis modales son innecesarios si nunca has visto otro ser humano. Dudo que sea mi padre o que alguna vez lo haya sido. ¿De mi madre?, no recuerdo nada, ni siquiera se bien que se supone que debe de ser una madre; la interminable biblioteca incrustada en las paredes del sin fin cuenta tantas historias con madres grandiosas, amorosas y habilidosas, casi relatando las cual perfecta pared pintada sin una sola mancha, pero yo ya no logro encontrar a mi madre en mis memorias, yo no se que fue de ella o si alguna vez...yo tuve una. Aun así, no me molesta no recordarlos, al contrario, en parte me hace sentir mejor no cargar con nada, al no tener nada que extrañar de mi viejo mundo no vivo el tormento constante que lo haría un individuo con hipertimesia, gracias a la vida no le lloro todas las noches a personas que no conozco, gracias a mi fantasía no sueño por salir del sin fin para volver al viejo mundo, gracias a esta lluvia recuerdo que no tiene caso. Supongo que tendré que aceptar que lo único que me queda es la lluvia, la lluvia que me recuerda a la humanidad, aquellas gotas de vida que pasan por mi techo hasta arrastrarse por la parte más baja de mi ventana. Descansaré sabiendo que mañana será un nuevo día, y si, tal vez aun en esta mansión de sin fines cuartos, recámaras, pasillos y túneles tan complicados y rebuscados como una pesadilla en silencio perpetuo, aun bajo la obligación de buscar por las paredes, techos, pisos y ventanas una pista o a caso una salida a esta soledad. Ya mañana será otro día y ya nada me sorprenderá, solo la brújula del anima es la que me muestra un nuevo sendero cada día, un nuevo recuerdo 43


cada día, una nueva plática bajo la lluvia, supongo que así será hasta encontrar lo que la lluvia tiene pero yo no, mi humanidad. Hasta entonces seguiré soñando con un recuerdo sin explicación, buenas noches humanidad.

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EL VALLE ENCANTADO Fernando D.S

Esta es una historia bastante curiosa, y extraña en mi opinión, en ella, hay árboles parlantes, plantas magníficas e incluso una ser poderosa; pero, sobre todo, en ella, hay un valle encantado, que te puede desprender de todos tus problemas, y solo ahí, puedes sentirte libre, ¿Habían escuchado alguna historia como esta? ¿no? Bueno, no se preocupen, yo les contaré… Había una vez, tres adolescentes que vivían distintos problemas, que los alejaban de ciertas cosas importantes: como la imaginación, el cariño de sus padres, entre otras cosas; pero eran muy inteligentes, y sobre todo astutos. La primera de ellos se llamaba Sarah, era una chica dulce, pero paso algo en su interior, que hizo diferente su actitud. La mayoría del tiempo, sus padres no le hacían caso, eran muy sobreprotectores y además, no tenían mucho dinero que digamos para poder comprarle las cosas que ella quería; simplemente no tenía a nadie con quien hablar, ni con sus padres lo hacía, no tenía confianza en ellos para contar ni siquiera como se sentía. Por otra parte, aprendía en clases en línea con solo los libros y tareas que le dejaban sus maestros, y según sus padres, era para que no tuviera, “distracciones”. Pero eso sí, en su tiempo libre, solo se la pasaba en su cuarto viendo las redes sociales, viendo como otras personas tenían una mejor vida que ella, envidiándolas, y hasta imitándolas cuando podía.

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El segundo era Alex, un chico que se relacionaba bastante bien con su familia en todos los aspectos, pero al igual que Sarah, él también tenía un problema, y es que, en la escuela se sentía como un alienigena, no hablaba con nadie debido a que sus compañeros tenían otros gustos, así que, se la pasaba solo en el receso. De algún modo estaba conforme con la familia que tenía, diciéndose en su mente: “¿Para qué tener amigos si te puedes divertir con tu propia familia?” Pero al mismo tiempo, quería saber que se sentía pertenecer a un grupo de personas con las que pudieras pasar el rato, y cuando se sentía así, visitaba un viejo árbol que se encontraba en la cima de una pequeña montaña, era un árbol que le hacía compañía, lo acogía bajo su sombra, y eso le hacía sentirse tranquilo, y también, al estar ahí, olvidaba todos sus problemas, era una gran paz increíble que le dejaba el árbol, podía sentir el aire que sentía a su alrededor. Y para finalizar tenemos a Danna, ella era valiente y tenía un gran corazón, se sentía la persona más afortunada en el mundo… Ella tendría un hermano muy pronto, pero lamentablemente, su madre falleció, junto con él bebe que esperaba… Conforme pasaron los meses, su padre y ella cambiaron demasiado su actitud, su padre se volvió más serio debido a que perdió a su esposa, y Danna se volvió más apática y triste, aunque por fuera se veía bien. Por esta razón no le iba nada bien en la escuela, sus calificaciones eran bajas. A veces, se distraía imaginando en su propio mundo y se desconectaba de la realidad; eso le molestaba mucho a su padre, ya que él decía que imaginar cosas no servían de nada. Mientras que su mamá no pensaba así. Si solo vieran lo unidas que eran.

Siempre soñaba con volver a ver a su

madre algún día, sabiendo al mismo tiempo que nunca pasaría. La extrañaba demasiado.

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Después de clases, iba a sentarse cerca de un río, y se la pasaba imaginando, pensando en cosas que jamás ocurrirían. Una de ellas, el regreso de su madre. Ellos tres serian sellados por un destino, por una profecía, que viene del lugar de donde yo vengo. ¿Recuerdan que les dije que Sarah iba a su cuarto la mayoría del tiempo, Alex iba a un árbol y Danna a un rio? Pues... Estos lugares eran mucho más que eso… Mas para Danna De pronto los tres sintieron algo extraño en sus mentes, como si un espíritu quisiera enseñarles algo, Danna siguió el rio, Alex vio atrás del tronco de su árbol favorito, y Sarah adentro de su armario Dentro del armario, había un túnel que no terminaba, era infinito en la perspectiva de ella, pero este si tenía un final, y cuando llego a él, se dio cuenta de que ya no estaba en su cuarto, si no en un lugar increíble, bello, ¡mágico! Era un lugar que era más que esas palabras, era… Un valle encantado… Paso lo mismo con Alex, atrás del tronco había un hoyo, se metió en él, y también había un túnel, que conducía hacia el mismo valle. Pero con Danna, fueron muy diferentes las cosas, el rio la conducía a una cueva sin salida que ya conocía, pero de pronto, apareció un portal mágico, ella no entendía lo que pasaba, pero se sentía atraída hacia él, así que, sin pensarlo más, lo cruzó, y se dio cuenta de que estaba cayendo del cielo; al final cayó en unos arbustos de este valle. En ese momento, los tres pusieron atención a todo lo que vieron a su alrededor, se sorprendieron al saber, que ya no estaban en los mismos lugares de siempre. Sentían una gran paz y tranquilidad, sentían diferentes sus cuerpos, como si estuvieran libres de todos los cargos y problemas que les rodeaban. Fue ahí cuando yo les hable, el árbol más grande de todos en el valle. En ese momento, los chicos se asustaron al saber que yo hablaba, ya que vivían tanto tiempo en la realidad, que nunca pensaron ver algo así. Luego de un tiempo, Alex me comento: 47


-Disculpe, ¿Quién es usted? ¿Y en dónde estamos? -Descuiden, no hay de que preocuparse, por lo que veo ustedes son los niños de la profecía -¿Qué profecía?, ¿De qué está hablando? – comentó Danna -Ustedes se encuentran en un valle que está lejos de la realidad en la que existen, lejos de una realidad de millones que están conectadas en un mismo universo, pero en donde ustedes están ahorita, es una fracción de una realidad. -Este es un valle mágico, aquí traemos a 3 adolescentes que necesitan tener un momento tranquilo para sí mismos, y es también el lugar, en donde se pondrán a prueba para su mayor reto -Verán, hay una profecía, que ha marcado al valle durante décadas, cada 10 años, 3 adolescentes son escogidos para enfrentar a un espíritu mágico, que ha atormentado al valle por mucho tiempo, -Apareció por primera vez hace 70 años, amenazándonos con destruir nuestro valle, sin embargo, nuestros ancestros pudieron crear una profecía que es esta que les conté, y básicamente, ustedes serán los héroes del valle. Van a pelear con ella y la tendrán que derrotar. sólo así podrán volver a su casa. Nuestros ancestros veían esto como una salvación, pero poco a poco el mundo en el que ustedes están evolucionó, ahora es un pequeño problema y lamentablemente no se puede romper la profecía de alguna forma, así que deben derrotarla o sí no, podrían quedarse aquí para siempre. - Pero ¿qué va a pasar con nuestros padres? ¡Se van a preocupar! -No te preocupes Alex, el tiempo aquí es muy diferente al que conocemos, ustedes se quedarán 3 semanas, pero en el mundo, solo habrán pasado 15 minutos. Sera como si nunca se hubieran ido. -Pero bueno, vengan conmigo, les mostrare donde se quedarán a vivir mientras estén aquí

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En ese momento, encontraron muchos árboles y plantas que también hablaban, y pudieron notar que eran más pequeños que yo, además de animales (estos lamentablemente no hablaban), pero había una gran comunidad de estos. Pudieron observar muchas cosas interesantes, hasta sacaron una lágrima, por ver el hermoso lugar en el que estaban… Cuando los llevé a su casa temporal, me sorprendí al saber cómo era esta, y les contaré un secreto, aquí la casa temporal dependía de la imaginación de ellos y no era de esas casas lujosas con piscina y todo, sino que era una casa igual a las demás, solo que estaba hecha de madera, creo que es una de las casas con menos imaginación que he visto… Después de haberse instalado en ella me quede a platicar con ellos. -Veo que han tenido muchos problemas, Pero ¿Qué ha pasado con su imaginación? En ese momento los adolescentes quedaron confundidos... - ¿Cómo sabe que tengo problemas en mi vida? -Aquí nos damos cuenta, y si, nos ha pasado mucho... -Verán, ya saben que la profecía trae a 3 adolescentes ¿verdad? Ellos respondieron que si -Bueno, estos 3 adolescentes que escogemos, no los traemos aquí porque si, sino porque vemos en su interior, que están confundidos, desgastados, además de la autoestima que la traen baja, así que los traemos para que tengan paz y más tranquilidad, porque la mayoría de los adolescentes que hemos traído no tienen casi o nada de imaginación en sus mentes, se apegan demasiado a la realidad, y eso no tiene que ser así, si pueden imaginar, pero tampoco pueden vivir en un mundo de fantasía, debe haber un equilibrio entre los dos. -Ya veo… -Les contare lo que van a hacer, estos días solamente van a explorar el valle, completo si quieren, y conforme avancen, habrá muchas pruebas a lo largo de su camino, así que deberán enfrentarlas y triunfar en ellas, de lo contrario, se van a tener que quedar más tiempo. 49


Alex y Sarah aceptaron el acuerdo, Danna no se sentía muy bien consigo misma para enfrentar los retos del valle, pero al final no tenía opción, así que acepto el acuerdo y los tres fueron en busca de aventuras por el valle, pero mientras caminaran, ellos no tendrían hambre, sed, y sueño. Mientras estuvieran ahí, claro está. Pasaron por muchas pruebas y miedos que debían enfrentar, entre ellos escalar, trepar, y al mismo tiempo reflexionar sobre lo que han vivido, ya que debe ser muy difícil para ellos vivir los problemas que tiene cada uno en su vida. Aunque lamentablemente, cuando Alex y Sarah veían a Danna, la trataban diferente y mejor se iban debido a lo extraña que era según ellos Danna simplemente se alejó muy triste… Pero fue ahí cuando recordó lo que dije, y entonces pensó… -No me quiero ir de aquí, es un lugar en el que podría vivir, sin responsabilidades, sin problemas, ¡sin nada porque preocuparme! Es aquí cuando pensó que podría sabotear mi plan, no vencer al espíritu para poder quedarse ahí. Entonces se quedó en el mismo lugar en el que pensó el plan por días, con el fin de que nunca cumpliera las pruebas que le pondría el valle, y así quedarse. -Como quiera Sarah y Alex se encargarán- dijo Danna algo confiada Sin embargo, su plan no estaba funcionando, al parecer el Valle fue más inteligente que ella y este comenzó a apresurarla para que pudiera terminar las pruebas. Al final Alex y Sarah lograron terminar todos los retos, pero Danna se tardó un día más en llegar, pero al final, los tres lograron hacerlo -Felicidades, han demostrado que son valientes para cualquier cosa, me siento muy feliz. -Pero ha llegado el momento… En ese momento la oscuridad del espíritu bajo junto con él, y se fue al lugar en el que siempre se iba, una cueva oscura y profunda… 50


Les comenté que el espíritu se encuentra en medio de la montaña más grande del valle, ahí hay una cueva, por lo tanto, deberán cruzar ríos secos, rocas afiladas, y un puente delgado, luego escalarán para llegar a la cueva y deberán encontrarla entre los tres, de lo contrario, no funcionará la profecía… -Al encontrarla tendrán que enfrentarla, pero su verdadero objetivo, es tomar su collar que tiene en el cuello, y romperlo, de hecho, les dije “asegúrense de romper todas las bolas del collar”. Los tres al saber todas las indicaciones, se fueron rumbo a la cueva, solo que, Danna, no estaba muy de acuerdo en todo esto, ella quería quedarse, pero sabía que el mismo valle la acorralaría… Así que después que pasaron los ríos secos y las rocas puntiagudas, llegaron al puente delgado, para después escalar la montaña, pero al hacerlo, no se sentían muy confiados de lograrlo, pero no había de donde escoger, así que después de un largo tiempo, llegaron a la cueva, pero está parecía un laberinto, así que Alex y Sarah se dividieron entre los caminos tratando de buscar a dicho espíritu, Danna no supo que hacer, debido a que no la integraron en el equipo de búsqueda, así que tomó cualquier camino para buscarlo, pero por más que buscaban no la encontraban. Pasaron un par de horas, y la encontraron en lo más profundo de esta, pero no sabían lo que les esperaba… Ellos atacaron, pero el espíritu era muy escurridizo, no podían atraparlo tan fácil, entre los tres buscaban y la encontraban, pero al final no pudieron atraparla. Y sin pensarlo, el espíritu uso su magia oscura para que casi cayeran al precipicio. Al ver que todo podría estar perdido, al espíritu no le basto con solo aventarlos, este usaría su arma mortal, lanzo un rayo a Sarah y a Alex, y de pronto, se comenzaron a debilitar, ya no sentían el valor que sintieron al enfrentar las otras cosas, era porque además de ser un reto mayor para ellos, el espíritu era capaz de quitarles su confianza, ellos cayeron al suelo y se escondieron del miedo que había implantado el espíritu en ellos. 51


Danna se escondió atrás de una roca, y al saber que Sarah y Alex no pudieron contra el malvado espíritu, pensó, ¿Qué seria del valle si este me hubiera dejado en paz? Empezó a sentirse mal, pensando que era su culpa de no haberlos protegido, pensó que no lo podía lograr, pensó que todo estaba perdido porque tenía demasiado miedo. Estaba a punto de rendirse, pero al parecer encontró la forma de derrotar al espíritu, pero este… era muy arriesgado… Sintió una gran desesperación entre ayudar y no ayudar, pero creyó que lo correcto, era salvar a sus amigos… -¡ALLÁ VOY MADRE!- grito Danna Se armó de valor, corrió hacia el espíritu que buscaba a Danna en la entrada de la cueva, con una gran sed de derrotarla , y antes de que le lanzara el rayo a ella, tomó el collar, ¡y lo arrancó con todas sus fuerzas! Pero ella sabía, que esto, le costaría la vida… Lamentablemente al hacer esto, perdió el equilibrio y cayó en donde comenzaba la montaña… Sarah y Alex al recuperar la conciencia revisaron que fue lo que paso, y pudieron ver que el espíritu estaba casi derrotado, pero ¿Qué había pasado con Danna? No pudieron verla, parecía que, su cuerpo se había esfumado en el aire… No lo podían creer, ella había hecho un gran sacrificio, para que los otros adolescentes no pudieran hacer nada por el miedo que tenían, pero ya era demasiado tarde… Así que, sin otra opción, debían terminar lo que Danna había empezado, entre los dos rompieron el collar en pedazos, y también las bolas que había en él collar, según me contaron, al final el espíritu perdió como todas las veces anteriores, y se fue de donde vino, del cielo, pero algo me llamó la atención de esta vez que perdió, un aura de este regreso a la cueva, pero desapareció, supongo que solo fue eso. 52


Ellos habían cumplido su misión, pero al mismo tiempo, habían perdido a una amiga… Estaban devastados por lo que había sucedido, tuvieron muchos problemas con ella durante los retos que se les pusieron, creían que era diferente a los demás, pero, no era así, ella solo quería ser su amiga todo esté tiempo, pero ellos no querían estar con ella, debido a lo diferente que pensaba ella En ese momento lloraron y se arrepintieron de lo mal que hicieron en alejarla, ojalá hubiera una esperanza para poder volverla a ver… Aunque, se notó algo muy extraño en el aire que rodeaba la montaña, este empezó a arrancar hojas de los árboles, y poco a poco formaron el cuerpo de Danna, así que si, al final, ¡no se había ido después de todo! Contentos y emocionados del regreso de Danna, bajaron la montaña hasta encontrarse con ella en el puente, no podían creer que había revivido, estaban muy felices y entusiasmados por la vuelta de ella. -¿Por qué están felices por mi regreso? ¿Qué no me querían?- dijo Danna Sarah y Alex se veían muy pensativos, no sabían que decir… -No importa, desde que murió mi mamá siento que nadie me quiere, quiero pensar que ya me acostumbré -Yo…Me disculpo por cómo te trate… -Creo que actuamos muy mal contigo, ahora me doy cuenta de todo el daño que causamos en ti… -Quieres, ¿que seamos amigos? -¡SI! ¡ME ENCANTARIA! En ese momento, Danna sintió algo diferente en ella, sintió de nuevo el cariño de una persona, Alex, sintió que se siente pertenecer a un grupo, y Sarah, sintió que se siente estar acompañada. Los tres habían resuelto sus problemas, por lo tanto, el valle cumplió su propósito, una vez más. Los adolescentes al regresar estaban muy felices y contentos de lo que habían logrado, yo también estaba muy feliz de lo que habían hecho. Pero ahora ellos debían irse, era el final de su aventura. Así que les comenté… 53


-Chicos, me temo que ya no los veré nunca más: - ¿Por qué? - ¿Se supone que todo lo ves no? Incluso nos viste antes de conocernos, ¿no es así? -Así es, pero ahora que se vayan, ya no podré verlos, solo podré ver a los futuros candidatos para venir aquí, pero los que se van, tardo demasiado en encontrarlos, aparte de que es contra las reglas del valle, así que, esto será un adiós… Al final los cuatro nos despedimos, no me gustan las despedidas, pero es parte de la vida, y solo queda seguir adelante. Créanme que los sigo extrañando, espero que se encuentren bien actualmente… En ese momento, los tres comenzaron a volar hacia el cielo, y los tres se despidieron de mi desde lo alto… Y desde ahí no los he vuelto a ver, y jamás lo podré hacer, pero sé que estarán bien, porque ahora que lo pienso, son fuertes, valientes, y podrán superar cualquier cosa, que se les cruce en su camino… :,) (MIENTRAS TANTO, EN NUESTRO MUNDO) -¿En serio regresamos?- exclamó Alex -Si, ¡lo hicimos!- dijo emocionada Sarah -¡¡Y no ha pasado casi nada de tiempo!!- exclamó de nuevo Alex -En serio, voy a extrañar el valle, y al árbol, fue mi mejor amigo desde hace mucho tiempo…- dijo pensativamente Alex -Esperen un momento, ¿ustedes viven por aquí?- dijo Alex. -¡Por supuesto!- exclamó Sarah -¡SI!- mencionó Danna -¡Que coincidencia!- exclamó Alex -Bueno, ahora que somos amigos, ¿vamos a la plaza comercial que está cerca de aquí?- dijo Sarah. ¡Claro! Mientras guardes el secreto de la aventura que tuvimos jaja.- dice Alex mientras ríe 54


-De todas formas, no nos creerán, pero está bien.- menciona felizmente Sarah -Bueno, ¡vamos!- exclamó Alex (DANNA VOLTEA HACIA EL PORTAL) -Oigan… ¿Y si nos quedamos allá? ¡Podríamos formar una nueva vida en el Valle!- dijo felizmente Danna -¿Qué? ¡No podemos ir de nuevo!- dijo algo confundida Sarah -Tal vez nos haya gustado, pero no pertenecemos ahí- dijo Alex algo serio -¡Pues yo sí!- exclamó Danna -¿A qué te refieres?- dijo Sarah confundida -Escuchen, desde que perdí a mi madre siempre me la he pasado sola, mi padre no me entiende en nada. Pero en ese mundo, me sentí diferente, sentía que ahí podía ser yo misma. Mi vida simplemente ya no funciona, se rompió, así que, ¿qué les parece si formamos una nueva vida desde cero allá?- dijo Danna -Mira, yo aprendí que debemos seguir adelante, tal vez tengamos obstáculos, pero podremos pasarlos y seguir adelante, ¿verdad que sí, Alex?- dijo Sarah sonriendo -¡Claro!- exclamó Alex -¡PERO YO QUIERO IR ALLÁ! ¡CON USTEDES!- exclamó Danna con felicidad -Entonces lo siento mucho, pero nosotros no iremos contigo- dijo Sarah -Pero, creí que querían estar conmigo…- dijo Danna un poco triste -¡Pero no de esta forma! ¡ENTIENDE!- dijo Sarah algo molesta (EMPIEZAN A DISCUTIR) -¡Chicas, ya basta!- exclamó Alex -¡Ah!, bien. ¡Veo que son muy egoístas conmigo!, ¡Me iré sola entonces!- dijo Danna molesta y un poco triste (DANNA SE VA) -¡No, espera!- exclamó Alex preocupado -Deja que se vaya al mundo del valle, de todas formas, no está abierto el portal- dijo Sarah 55


(SIENTEN LA MISMA SENSACIÓN QUE SINTIERON CUANDO ENTRARON AL PORTAL QUE LOS DIRIGIA AL VALLE) -¡No puede ser! ¡Danna, espera!- grito Sarah desesperada ¿Cómo es posible que el portal siga abierto?- Dijo Alex preocupado (ALEX Y SARAH CORREN HACIA DONDE FUE DANNA) (EN ESE MOMENTO DANNA CORRE POR EL RÍO DIRECTO HACIA EL PORTAL, Y SE DA CUENTA DE QUE SIGUE ABIERTO POR ALGUNA EXTRAÑA RAZÓN. AL LLEGAR, PIENSA EN CRUZARLO, PERO AL MISMO TIEMPO NO QUIERE IRSE DE SU HOGAR). -No me importa, ¡seré feliz allá!- dijo Danna decidida, pero al mismo tiempo triste. (CRUZA EL PORTAL…)

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RECOMENDACIONES LITERARIAS Bárbara Mendoza

Aristoteles y Dante se sumergen en las aguas del mundo De Benjamin Alire Sáenz Edita Planeta México, 2021.

En el país de la amistad (Fragmento) Todo ser humano -cada uno de nosotros- es como un país. Puedes rodearte de muros para protegerte, para mantener a los demás fuera, sin dejar que nadie te visite, sin dejar jamás entrar a nadie, sin dejar jamás que alguien vea la belleza de tesoros que llevas dentro. Construir muros puede llevar a una existencia triste y solitaria. Pero también decidimos darle vistas a la gente y dejarlos entrar para que puedan ver por ellos mismos toda la riqueza que uno tiene para ofrecer. Puedes decidir permitir a los que te visitan ver tu dolor y el coraje que has desarrollado para sobrevivir . Dejar a los otros entrar -dejarlos ver tu país-, esa es la llave de la felicidad.

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LA GRAN ROSQUILLA José Alberto Soto Rodríguez La labor de un panadero es tan complicada como la de cualquier obrero…

Vigésimo cuarto día de trabajo El panadero con el pan, el panadero con el pan —Todos hemos oído la canción. —, el panadero con el pan, el panadero con el pan. Tempranito va y lo saca calientito en su canasta pa’ salir con su clientela por las calles principales y también la ciudadela y después a los portales—Ándale, no te hagas, ¡cántala! —Y el que no sale se queda sin el pan para… ¡Au! —¡¿Qué te crees que andas haciendo?! —Exige saber su jefe… —Pos pan, ¿qué no ve? —Mírame bien, niño. —…tras volverlo hacia él jalándolo de las orejas de burro. —¡Epa! Nomás que no me jale de las orejas y todo… ¡Au! —Si no vas a atender a los clientes, te me puedes largar, ¡¿oíste bien?! —Pero pos si no hay ninguno. —¿Por qué crees? —Pos porque no es temporada de pan, yo qué sé. —¡Porque no los atendiste, pendejo! ¡Ya te he dicho que aquí no quiero que usen el celular! Ahora me lo llevo. —¡Eh! ¡’Pérese! —Exclama al serle arrebatado su mayor posesión, su vida: su celular… Nah, no romanticemos estas baratijas, su patrón tiene razón. —A partir de hoy cuando llegues me lo dejas en la camioneta y te lo doy hasta que vuelva. —No se vale. —Cruzando los brazos como todo buen niño berrinchudo. —Y ya deja de cantar esa cancioncita, nomás estresas. 58


—Pero pos si estamos en una panadería. —No estamos en una panadería… —Ah cabrón, ¿qué no estamos en una…—Le interrumpe. —¡Estamos en mi panadería! ¡¿Me escuchaste?! —¡Sí, señor! —Bien. Ya nomás termina cortando los franceses y yo le sigo. —Ta bien. Solo mírenlo, es un completo novato. En un día de estos lo van a venir echando.

Trigésimo octavo día de trabajo —Ya voy, ya voy…—Dice tras el incesante campaneo que un cliente hace en la caja donde atiende. — ¡Que ya voy, dije! —Harto del sonido, va para dar con lo que esperaba: un niño. —¡¿Qué quieres, niño?! —Una dona por favor. —¿Sí? Pues ve a escoger, allá hay muchas, ¿qué no ves? —Señalando enojado a las repisas llenas de pan. —Pero no hay de chocolate. —¿Cómo que…—¿Dice enojado…— ¿No hay de chocolate? —…o intrigado? —No. —Mmm, qué raro, por aquí ha de haber… A ver, déjame checo… Mmm, cierto. Bueno, mira, déjame checo acá atrás a ver si queda alguna, nomás pérame tantito y ahí vengo. —Vuelve a la bodeguita de la que salió para buscar como un explorador. —Va. —Dona de chocolate… Dona de chocolate… —Se repite por cada pasillo. —Ah, sí, aquí está… —Justo al tomarla, suena el campaneo de la puerta, alguien llegó. — ¡Uh! Nuevo cliente. —Dice entusiasmado, mientras se apresura para llegar a la caja. — Buenos días, pásele, pásele, a la panadería El… ¡Chingado! —Por la ventana, veía que el niño había escapado junto a una bolsa llena de conchas y donas. —¡¿Qué?! —Exclama preocupada, una vieja anciana que estaba comprando. 59


—No, no, digo… Sabe qué, olvídelo. ¿Puede echarle un ojo a la tienda? Nomás voy y vengo por ese niño. —No se preocupe, yo sé la cuido. —Gracias, seño. Déjeme lo... —En un intento por abrir la puerta corriendo, choca y cae contra ella al olvidar que ésta se abre por fuera. —Estoy bien…— Aparenta, sobándose un poco la cabeza al levantarse apurado para abrirla y correr a por él. —¡Ey, niño! —Gritaba… —¡Deténganlo! —…a quienes caminaban en las banquetas a las que había llegado, y en las que nadie lo pelaba… le hacía caso, pues —¡Demonios, hagan algo, maldición! —Estaba cercas de él, tan solo a unos pasos. —Te… ¡te tengo! —Dijo al tomarlo de la camiseta. —Esto me…—Jaló una y otra vez la bolsa, hasta que…— Ay, ¡por favor! —…notó que estaba pegada a la mano del chamaco—Maldita sea. —Jejeje. —Rio, aunque no mejor que Paco cuando le pegó con su propia mano y consecuentemente la bolsa llena de panes, dos por uno. —¡Au! —¡Trae acá! —Jaló fuerte la bolsa, y esta se rompió de donde tenía la pegazón junto a la mano del chamaco, dejando ahí una abertura, afortunadamente, tan solo cayeron tres panes al suelo por la abertura que ocasionó, aunque el niño salió huyendo con ellos, pero ya no valía la pena seguirlo persiguiendo, solo se le caerían los demás panes, así que volvió a la tienda caminando, con cuidado de que no se le cayeran los demás, tapando el agujero con su mano, para llegar y tan solo darse cuenta de que…—¡Maldita vieja! —… le habían robado el dinero del mostrador. —¡Chingado! —¡¿Cómo me llamaste?! —Grita una fuerte e imponente voz, su jefe, don Fernando, quien iba saliendo del fondo de la bodeguita. —¡Ay! ¡No me asuste, hombre! —¡¿Cómo me dijiste?!—Exclamó al acercársele cada vez más y más hasta empujarlo al suelo. —¡¿Qué?! ¡No, no, no, no! Usted no, la vieja. —No te me hagas el graciosito, Paco, ¡ya dame el dinero y te me largas! ¡Maldita sea! —¡¿Qué?! Oh… No, no, esto es un grave error. ¡Wouw! —Soltó cuando fue tomado de la camisa para ser cargado por los anchos brazos de su jefe. 60


—¿Ah sí? Más te vale que hables rápido antes de que te apuñale. —¡El niño! ¡El niño se robó esta bolsa de panes, lo perseguí y en eso una vieja robó el local! ¡Yo no fui! —Rogando con una chillona voz por piedad, no quería morir. —¿Por qué estás tan seguro de que es una vieja? —Porque le pedí que me cuidara el local cuando salí a perseguir al niño y… —¡Ya! —Gritó. —Ya, Paco, a ver… —Pidió, un poco más calmado, bajándolo lentamente al suelo. —Entonces… ¿no me despedirá? —Paco… —¿Sí? —Pregunta asustado. —¿Cómo estuvo eso del niño? —Ah… Sí, pues, este… Pues llegó un niño y me dijo que quería una dona de chocolate y que no había ninguna, entonces pues que ahí voy a la bodega a traerle una, y que para cuando vuelvo acá ya no está, tons le pido a la vieja ésta que me cuide el local en lo que lo persigo, y que ahí voy a perseguirlo, y nada que su mano estaba pegada a la bolsa, con prit o silicón yo creo, y ya pues namás se la quite, se cayeron unos panes y salió corriendo, y pues… yo creo que era un plan de él y la vieja… yo creo. —Dijo nervioso al final, con las piernas temblorosas, esperando por una respuesta… —¡Jajajajaja! —¿Eh…? —¿Qué? —No me va a… —No, claro que no, mi Paco. Todo lo contrario. —¿En serio? —Sí… —Bueno, solo que, ¿qué es exactamente “todo lo contrario” ?, ¿de qué estamos hablando? —Te la ganaste, chamaco. —¿Qué? —La camioneta. —¡¿Qu-qué?! —Pregunta casi boquiabierto. 61


—Sí, me acabas de mostrar tu lealtad persiguiendo a ese niño y darle su merecido, digo, lo golpeaste y toda esa onda, ¿verdad? —Ah… ¡Ah, sí, sí, claro que lo pateé y todo…—Anunció con una aparente voz masculina — Sí, sí, cómo no, fue… ¿gracioso? —Ta bueno, hombre. Toma, las llaves. —Sacándolas de su ruidoso y grasiento bolsillo y mostrándoselas justo en la cara. —Wow, no-no-no sé qué…—Con una mirada incómoda y los brazos abiertos, le cuestiona corporalmente por un abrazo, pero la seriedad de la cara de su patrón dice todo lo contrario, por lo que se conforma con un gracias. —Gracias. —No hay de qué. Mañana comenzamos temprano, damos la primera vuelta a las 6:30, luego me traes y continuas tú solo, mientras yo atiendo acá con el Chuy. —Nice. Cuadragésimo día de trabajo —A ver, entonces, dijo que le apachurrara aquí para… Ah, sí, ahí ta. —Pone la típica canción… Vamos, ¡cántala! —¡I ain’t got nobody! Espera…—Vuelve a presionar al botón del reproductor para buscar la canción. —¡El panadero con el pan…! Jaja, ahora sí. ¡Agárrense! ¡El panadero con el pan, el panadero con el pan… El chamaco andaba todo entusiasmado, era el segundo día en que pasaría por las calles repartiendo el rico y exquisito pan de El Chingado, ¿o no?, ¿cómo se llamaba ese lugar, otra vez? Mmm, ni siquiera lo recuerdo… Bueno, digamos que su panadería, pues. Era tan feliz haciéndolo, paraba casi en cada casa. Era emocionante el abrir la cajuela y ver la sorpresa y admiración de los chiquillos que acompañaban a papá para escoger el pan, no entendía porque su jefe siempre llegaba con una cara larga, era divertido y emocionante, tan solo el que una gorda señora que sale tarde te persiga para alcanzarte y no pises el freno para divertirte lo vale, bueno, aunque ni tanto porque después te denuncia, pero aceptémoslo, estamos en… esta difícil la cosa aquí, sinceramente no creo que la atiendan. Aunque, ciertamente estos eran los primeros buenos días de trabajo, todos sabemos que las cosas en algún momento se ponen feas… ¡Pero, hey! ¡Relajémonos! ¡Aún estamos en la sexta página, no pasa nada! ¡Tú tranquilo, yo nervios! 62


—…traigo bolillos y tele…—Da una mordida a una dona de chocolate que comía. — también guendermes, besos y conchas de a montón… Espera…— Repentinamente, deja de cantar y pasa a observar fijamente a una exquisita ancianita que iba caminando con un gordo niño enanito —¿No es esa la pinche vieja? —Fuerza sus ojos para tratar de verla. —¡Sí es! Pinche vieja, ¿me viene siguiendo o qué pedo? Nembre, esto no se va a quedar así. —Acelera la camioneta hasta alcanzar a la vieja, luego de ello… Creo que es mejor que nos lo cuente él. — ¡Eh! ¡Vieja! —Le grita desde la ventana, desacelerando un poco al estar a un lado de ella su camioneta. —¡Tenga su pinche dona de mierda! —Toma la dona que estaba comiendo y se la lanza a la cara justo cuando esta voltea para darse cuenta de que no es ella. Muy tarde, Paco, ya valió madres. —Demonios… —¡Ahhhh! ¡Ayuda! —Grita, mientras el niño sale corriendo a algún lado, asustado. —No, no, no, discúlpeme, creí que era otra señ… —¡Ayuda! No le quedó de otra más que presionar el acelerador con muchos nervios para escapar, mientras todos los vecinos de la cuadra salían a ver qué se traía esta viejecilla. Sentía la tensión en cada músculo de su cuerpo, por suerte no chocó. Paró en la esquina de una calle para ponerse a golpear el volante, bueno, al menos hasta que sonó el claxon y se asustó, vaya nenita. Bueno, creo que me equivoqué y lo malo ya se desató, ¡a por la octava página! Cuadragésimo segundo día de trabajo “¡Exclusiva! ¡Tintan regresa para atacar a una vieja!” “¡El panadero empanada a la abuela!” “Mujer de la tercera edad junto a su nieto son asaltados por un repartidor de pan” “¡Pansexual acosa a vieja indefensa!” Y muchos títulos más que… Bueno, véanlo por su cuenta. —¡Paco! —le grita Fernando desde su oficina, en la que, aun estando cerrada la puerta, sus gritos se escuchan clara y perfectamente, como si estuviera a un lado tuyo, por lo que no había manera de escapar de esta. —Sí, ¿don? —abre tímidamente la puerta de su oficina. 63


—¡¿Qué es toda esta porquería?! —¿Qué co… —Su jefe le lanza varios periódicos a la mesa del escritorio. Se acerca para darles un vistazo. —Ouh… —Ahora, dime… ¡¿Qué es esta maldita porquería?! —¡Puedo explicarlo! —¡¿Ah sí?! Espero que sea antes de que te despida. —No, no, no… Espérese… Es que deje que le diga, —A ver. —Ay, pues es que iba yo ahí en la troca y que de repente se me hizo conocida una vieja y que digo “achis, ¿pos quién será? Si mi abue ya está muerta” entonces que la veo mejor y digo “¡no maaaa…!” Que me doy cuenta de que es la-la-la pinche vieja esa que le digo que nos robó, ¿se-se-se acuerda? —¿Era ella? —¡Sí! Estoy segurísimo de que… —traga saliva—sí, era ella. —Mira, Paco. —Apoyando sus codos en la mesa, junta sus dos manos y en la punta de sus dedos reposa su frente. —Está bien pero no está bien lo que hiciste… —Paco nomás estaba como de “ah caray… ¿entonces?” —¡Le diste lo que se merecía, pero debes saber que no podemos perder nuestra reputación! Somos una gran panadería, ¿sabes? Mi… bueno, no sé si mi abuelo o bisabuelo o tatarabuelo o… bueno, el punto es que luego le perteneció a mi jefe, y luego me la pasó a mí… Y no podemos darnos el lujo de arruinar nuestra imagen… Así que, te me vas al Home Depot o a donde sea, y te compras unas latas de esas de aerosol de pintura, y le cambias el nombre a la camioneta, no quiero que vean que es la misma, luego ya yo le cambio el eslogan y todo a la marca porque si no ya no nos van a querer volver a comprar con todo esto de la inclumsivirad. —Ahhh… ok… Bueno ¿gracias? Lo dejo. —¡Espera! —¿Sí? —¡Y te me cortas ese bigotito de Tintan que traes! —¿Bigote? —Sí, bigote. —Enfatiza cada sílaba como Tarzan, como si le enseñara una nueva palabra.

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—Mi…—Voltea a ver bajo su nariz. —¡Oh, sí, claro, mi bigote, sí, mi bigote! — Dice tras creer recordar. —Bueno… bye. Sexagésimo día de trabajo Los siguientes días no fueron para nada fáciles, en especial por esa tediosa canción que antes amó con todo su corazón “El panadero con el pan, el panade…” Los días pasaban y pasaban, y todo empeoraba. —El panadero con el pan, el panadero con el… ¡Ahh! ¡Maldición!, ¿no puedes cambiar la maldita canción? —Golpea la radio, esperando que algo pasase, y vaya que pasó. —¡Ahhh! —El grito de una mujer lo agito, de quien solo reconocía un vestido rojizo en el que contrastaba la luz del carro, a punto de ser atropellada. El freno quedó atascado de tan fuerte que lo pisó. —¡Dios mío! ¡Caray! ¡¿E-e-e-está bien?! —Pregunta, asomándose por la ventana, intentando ver su cara, siendo imposible por la luz que refleja su brilloso vestido. Sin respuesta más que solo un llanto arrodillado, sale a ayudarla, pero escapa. —¡Maldición! —Vuelve a su asiento… —¡Carajo! —a golpear de nueva cuenta la radio. —¡No! ¡No más! ¡No puedo seguir trabajando así! ¡¿Cómo cree que voy a tener los ojos en la calle cuando estoy harto de esa maldita can… ¡Ahhh! ¡Carajo! —Termina al volver a emparejar su espalda con el respaldo del asiento. Está ansioso, estresado, no sabe qué hacer, cómo continuar, tiene hambre. —Mira, Paco, nomás una, hombre, al cabo que una vez al año no hace daño, me la merezco, toma tus cinco minutos. —Convencido, sale del carro y se dirige a la cajuela para tomar una concha de vainilla, le da una mordida, y parece que todo vuelve a la normalidad, ya pasó el mal, ya se puede relajar, aunque parece que se lo tomó muy literal. Bosteza, se recarga en los asientos, comienza a moverse de acá a allá hasta encontrar una posición cómoda y soñar. —5 minutitos, nomás. Deja pongo la alarma y ahorita le sigo… Los 5 minutitos Había una vez, una fea y pobre casa en una alta y marchita montaña, donde nuestro héroe peleaba a capa y espada con un viejo por una manzana. Peleaba ferozmente, aunque no mejor que el viejo, a decir verdad, pues parecía un

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espadachín profesional, dejándolo claro cuando le cortó la mano con la que sostenía su espada. No quería morir, quería llegar a un trato “puedo darte un volcán, un cuerno de buey… un… un… ¡un cochinito! ¿Te-te-te gustan los cochinitos? Son muy lindos y blanditos, ¿ve-ve-verdad?” ofreció en vano, antes de que la espada penetrara su cuello. Con la cabeza degollada, la cual sangraba y salpicaba como una manguera, mientras el viejo mordía con satisfacción su manzana a la par que le daba un sorbo a un vaso de leche, que, de repente, se convierte en tierra con piedras. El viejo se empieza a ahogar, y se libra del dolor al vomitar. La cara de nuestro pobre héroe es manchada por el oscuro vómito del espantoso hombre que, de un momento a otro, se hace cenizas. Es caos, al final, nada más que caos. —¡Ay! —Se levanta del susto. —¡Ay, wey! ¡Qué puto sueño! ¡Qué… ¿qué…— Pregunta boquiabierto, fuera de una desconocida y peculiar casa amarillenta, en el césped, con algo de dolor en su trasero, uno que jamás había experimentado, uno que lo había cambiado. El culo le arde. Cree saber lo que está pasando, pero no quiere aceptarlo. —No, no… No puede ser verdad, no puede…—Sus puños se cierran con tal fuerza que sus filosas uñas desgarran un poco de su carne. — ¡Ahhh! De la casa, la puerta se abre, y sale un hombre trajeado, de quien no puede reconocer su cara por tener su vista llena de lágrimas. —¡Dios mío! ¿Puedo ayudarle en algo? ¿Lla-llamo a una ambulancia? —Grita, preocupado, mientras Paco lo mira con rabia y desesperación. —¿Se encuentra bien, señor? ¿Se-señor? —Dice asustado, al ver que el chavo se levanta con una mirada que lo intimida. —¿Se-se-se… —¡Tú! ¡Hijo de tu puta madre! —Corre hacia él hasta lanzársele encima y estar cara a cara sobre el piso. —¡¿Con qué me drogaste?! ¡¿Qué me hiciste perro estúpido?! ¡¿Qué?! ¡¿No vas a hablar?! —Toma un cutter que traía en su bolsillo. —¿Qué me dices ahora? ¿eh? ¡¿eh? —Le grita al dirigirlo a su garganta. — ¡¿Qué me hiciste?! —Yo, yo, yo… —¡Cállate, puto! —Lo golpea en la cara, rasgándosela cercas de la nariz con el cutter. —¡¿Qué me hiciste?! —No sabes con quién te estas me… 66


—¡¿Qué me hiciste?! —¡Nada! ¡Lo juro! —¡Ahhh! —La ira lo consume, y en un intento por degollarlo con su cutter, ve que no es tan efectivo como su cuchillo con el que parte pan. Trata de cortar su cuello una y otra vez, dándole una muerte lenta y sangrienta. Viendo que nada funcionaba, empieza a clavar distintas partes de su pecho con el cutter, hasta que da con el órgano que más amaba: el corazón… Nah, qué tontería, fue en algún órgano cercano al estómago, lo que sí es que empezó a salir más y más sangre por cada perforación que le hacía, pues no se sació con solo una, hasta que fue suficiente. Cojeando, se hace a un lado del cadáver agujerado, más de lo que a él lo habían agujerado en la primera de sus noches más inolvidables. Voltea al cadáver, parece como si fuera un demonio, todo de color rojo, todo destrozado. Su respiración comienza a acelerar. Su corazón no deja de palpitar. No quiere aceptar está pasando. Sangre chorreando por todos lados, desde su estómago hasta su cuello y brazos, es más de lo que puede soportar, es como una fuente que parece nunca terminar. Asustado, se levanta como rayo, no sabe lo que ha pasado, al igual que la mujer boquiabierta con el teléfono en mano que ve al volverse, ella sí sabe lo que ha pasado. Atormentado, corre por la banqueta hacia el lado contrario de la mujer. Lágrimas, sudor y sangre se deslizan por su cara, con su hombro intenta limpiarlas, aunque es difícil hacerlo, debe concentrarse en el camino, no quiere tropezar y que lo atrapen. Alza la mirada, esperando encontrar una salida, pero no ve nada más que casas exactamente iguales a las del hombre que acaba de asesinar. Sin más remedio, sigue corriendo, esperando que la tortura acabe, a que llegue al final de la calle, pero eso no parece que vaya a pasar, las casas parecen no acabar. No llega a ningún final, más bien, a él le parece llegar. Por cada par de casas que deja atrás, un par de puertas se abren, y los vecinos curiosos y chismosos salen a ver qué pasa, para juzgarlo sin dudar. El lejano sonido de una sirena cada vez se intensificaba más. Sabe que está en problemas, tiene que escapar, pero no encuentra ningún lugar al que llegar, nada parece terminar, todo luce exactamente igual, hasta que, se le ocurre

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intentar atravesar algún jardín o patio de cualquiera de los hogares, quizás y ahí algo cambie. Corrió hacia el pasillo que estaba al lado derecho de cada casa, para dar con el jardín y encontró toda una cuadra llena de casas distintas a las anteriores, pero similares nuevamente entre ellas. —¡Demonios! Bueno, al menos se alejó de las viejas chismosas que se asomaban por la puerta o ventana. El otro día Tras un arduo recorrido y llegar a la panadería tras escapar de la policía, cansado, tuvo que explic… bueno, más bien, mentirle a su jefe con que una pandilla lo asaltó y le robaron la camioneta, causa de la sangre con la que cargaba. Su patrón lo comprendió, y sin más remedio, lo regresó a su puesto anterior. Había sido una mala semana, cada día caía más y más en picada. Perdió la camioneta, su celular, su dignidad y mucho peor (o igual), su virginidad, tan solo le quedaba el mismo y asqueroso puesto con el que empezó, al menos ya no tendría que soportar esa repetitiva y odiosa canción con la que vivía día a día, aunque sí una terrible escena de la que jamás se podría librar. —Buenos días, mijito. —Pronunció una voz familiar, a la de una vieja, pero no de las otras viejas con las que tuvo problemas, era una distinta, una que creía que ya conocía. Ahhh, Paquito, Paquito, ¿qué te traes tú con las viejas? Bueno, esperemos que la tercera sea la vencida. Voltea a verla, y sin dudar, parece saber quién es, pero luce extraña, como si fuera de hule o plástico, caricaturizada o algo por el estilo. —Buenos días, doooñaaa. —Dice sorprendido al llegar a la caja. —Pásele, pásele. —Ay, sí, gracias. Piolín, ¿tú que vas a querer? —Dice a un curioso pajarillo que salió de su hombro. —Yo le recomendaría un cochinito, ¿te gustan los cochinitos? —Interviene el buen Paco. —¡Óigame! ¡¿Cómo se atreve a decir esas babosadas frente a… —¿Qu-qu-qu-qué pasó? 68


—No, nada Porky, no lo escuches. —Le dice a un tierno cerdito con traje que al parecer estaba al lado de la vieja. —¡Vámonos! —Bueno… ¿lindo día? —¡Espere, espere! —Dice antes de abrir la puerta, como si algo se le hubiera venido a la cabeza. —¿Usted…Es… Podría llevarme con su jefe? —Sí, claro, está al fondo a la derecha, en su oficina. ¿Quiere que la acompañe? —No, gracias. Vengan. —Ordenó a los extraños animales. —Va-va-va-vamos. No podía creerlo, unos locos dibujos animados acaban de ir a la bodega a buscar a su jefe ¡imposible! Digo ¿quién querría hablar con ese viejo cascarrabias? A menos que alguien le estuviera haciendo una broma por su cumpleaños, pero quién sabe, no le dio tanta importancia y volvió a apoyarse sobre su brazo en el mostrador, tarareando una canción que sonaba en la radio, hasta que, de pronto, su jefe lo llamó. —¡Paco! —Bueno, más bien, le gritó. —Ay no, ¿ora qué hice? —Se dice así. —¿Sí? —Pregunta. —¿Es cierto lo que dice esta linda ancianita? —Ahhh, ¿qué? —No te hagas Paco, es la mamá del exgobernador Colas. —¿Y? —Hijo de… ¡lo mataste! ¡¿Cómo que “¿y?”, ¿pendejo?! —¡¿Qué-qué? —No te hagas Paco. —Enfatiza más por cada palabra y paso que da con el que se le acerca de manera gradual. —Mataste a ese pobre hombre ¿por qué? ¿Dinero?, ¿fama?, ¿poder? ¿Quién te contrato? —¡Habla, niño malcriado! —Dice la viejecilla llorando. —No, no… ¡No! ¡P-p-p-ero… yo no! —Me mentiste —dice seriamente—, se supone que te habían asaltado, ¿entonces tú los asaltaste?, ¡¿qué más estás ocultando?! ¡Habla carajo! —Le grita al tomarlo de los hombros y agitarlo. —No, no… ¡Yo no hice… ¡Dios! —Comienza a llorar. —Yo no hice nada, se lo juro, yo…—Las manos de su jefe abandonan sus hombros. 69


—Paco, escucha, he hecho mucho por ti, pero ya no puedo seguir creyendo en ti, hijo… llamé a la policía, vienen por…—En ese momento, las palabras dejaron de ser palabras para Paco, estaba impactado, no podía creerlo ni escucharlo, parecía como si estuviera fuera del espacio, en otra realidad, donde solo veía su boca balbucear. Está tan ocupado pensando en su caos que no podía prestar atención, el suficiente caos como para correr y escapar por la puerta, otra vez. —¡Puedes correr, pero no esconderte, Paco! ¡No podrás escapar! —Le grita su jefe desde la puerta, junto a la pobre anciana que ahora tenía otra cara, una más humana. “No puede ser, no puede ser.” Se decía a sí mientras corría por la banqueta y los peatones lo miraban extraño “¡No, no, no!” No podía creer lo que veía, tanto que tropezó con un bote de basura y cayó encima de lo que contenía. —¡Mierda! — Literalmente, jaja. Se levantó, y siguió corriendo sin rumbo ni fin, perseguido por el escalofriante sonido de las sirenas. Vaya que volvimos justo a donde nos quedamos, intentó pasar de página, pero parece que no consiguió lograrlo. Seguía y seguía, pero las calles también lo hacían. Intentó aplicar la misma técnica de aquella ocasión, se escabulló por un pasillo que vio, pero, para fortuna de los policías, estaba en un callejón sin salida. —¡Carajo! —Gritó. Intentaba concentrarse, pensar en alguna salida, pero parecía que no había. “Quizás si escalara por la pared, podría subir y saltar en… espera, ¿qué fue eso?” De un momento, le entra una inquietud, le pareció haber oído algo —¿Qué está pasando?, ¿qu-qué-qué estoy haciendo? — Pensando, intentando encontrar la respuesta, tropieza con una cáscara de banana que le deja como consecuencia la pérdida de dos de sus dientes superiores frontales, pero, determinado, vuelve a levantarse “no, no, espera, escuché…” escucha “…algo…”. Extraño, sacude su cabeza, intentando saber lo que lo que lo molesta tanto, tan solo quiere saber qué “…está pasando”. —¡¿Quin esstá í?! —Intenta preguntar en el pasillo (recuerden lavarse los dientes para que les crezcan sanos y fuertes, no como a Paco que se le rompen apenas cayéndose y luego ya nada se le entiende), sacando su cutter, listo para perforar cabezas. —¡Muégstrate, maldita sea! —Bien, terminemos de una vez con esto, Paco—¡¿Quién eges?! ¡Guéstrate! —No hace falta gritar, deja de hacerlo, y en 70


su lugar, comienza a pensar, “¿estás dentro de mi mente?” ¿Tu mente? Nah, como si tuviéramos una… No, para nada, más bien, nosotros estamos dentro de su mente “¿Qué?” Oh sí, Paco, es solo que aún no lo entiendes, tan solo eres un simple peón dentro de tu propia historia, bueno, aunque ya dejo de serla “¿de-dede qué estás hablando?” ¡Corre, Paco! “¿Qué-qué? ¿A-a-a dónde?” Solo sal del callejón, maldición. El sonido de la sirena se incrementa. Sus pasos se vuelven lentos de tan asombrado que está por la voz que resuena en su cabeza. No puede terminar de creérsela, vio a la Abuelita de los Looney Tones, cree estar hablando con su cabeza, y para su sorpresa, la patrulla aún no está para nada cercas “¡¿cómo sabes todo esto?! ¡¿e-e-eres yo del futuro o algo?!” ¿Del futuro? Bah, qué pregunta más tonta, no, Paco, tan solo estamos en una obra de teatro, somos los títeres del titiritero, tan solo diciendo líneas con una cara que otros se imaginan, solo somos letras, no creo que lo entiendas “¡¿Qué?!” Sí, Paco, mira, mi trabajo es recibir ideas de allá arriba ¿va? Y las digo, luego tú las haces, y finalmente éste las imagina “¡Ahh!” No se confundan, no es el típico ““ahh”” de que comprendió algo, más bien, de dolor, ¿pues qué se creían? Recibió tres balazos en su pierna izquierda. La sangre sale de las perforaciones que las balas del oficial le han dejado, ahora sabía lo que se sentía, irónico. Comienza a arrastrarse por la banqueta para llegar a otro callejón, pero los oficiales no dejan de dispararle, ahora apuntando a sus brazos. “¡Ahhh!” grita, arrinconado en un callejón sin salida “¿Qué quieres de mí?” grita “¡¿Qué quieres de mí?! ¡Maldita sea!” grita “¡¿qué qui…—¡Ahhhhhhh! —y gritó. “Por favor, ¿qué quieres de mí?” —¡¿Qué chingados quieres de mí?! — Vivir, que vivas, que vivamos, es lo único que deseamos: vivir. Por suerte, mi Paco, será así, tendremos un final feliz. “¡Qué chingados!” Paco, tan solo quería darte todo lo que siempre habíamos deseado, viviremos en una bella casa, donde nadie jamás nos volverá a molestar, donde podrás comenzar a volver a repartir pan, donde no serás acusado de ser pansexual, donde ya nadie más te disparará, donde… donde… donde tú, y nadie más, decide cuándo es el final, mientras yo le cuento historias a los niños y… y… “¡¿de qué carajos estás hablando?! ¡Estás enfermo!” ¿O enferma? “¡¿fuiste tú el que me violaste?! ¡¿tú… solo haz que acabe, por favor…, maldición”—¡Haz que acabe! ¡Haz que paren, por favor! 71


¡Ahhh! —Ay, mi Paco, Paco, Paco… no lo entenderías, yo no puedo hacer eso, pero tú sí, tú tienes el poder de terminar la historia, aunque bueno, siempre estaremos en tu memoria :). —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar, como un bebé al que no le cambian su pañal. “No más, por favor, no…” —¡Ahhh!” —grita como todo buen cantante de rock. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — 72


¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar.

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—¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. — ¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! — Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. — ¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame,

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por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. —¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! —Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. —¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. —¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. —¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! —Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar. —¡Ahhh! ¡Haz que paren! ¡Qué paren! —Grita, desesperado por tu ayuda. —¡Dios, por favor! ¡Por… ¡Ahhh! —Gime al recibir más y más balazos. — ¡Ayúdame, por favor… ¡Por favor, maldición! —El sonido del balazo es lo único que logra aplacar su voz un rato y darme oportunidad de describir su doloroso diálogo. —¡Ya…—Pide, con esperanza de que todo termine —Por favor, no más, solo… ¡ahh! —Empieza a lloriquear, una y otra vez, sin parar, y volviendo a comenzar.

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José Alberto Soto Rodríguez Poemas

SEXO A DIARIO Me dormí con mi libreta Y parió letras Nueve segundos después de que la abriera

Muchas eran poetas Otras impías Otras entusiastas y rápidas Y otras amarillentas muy feas

Como se le acabó la tinta me fui con otra Pero esta vieja no dio hijos dio hijas Solo que no fueron bien recibidas

Terminé con ella y me metí con otra No me convenció

Al final, terminé sacando punta Y me gustó Me gustó la verdad pura

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Deleitarse con las pólvoras del general Derrida “No hay nada fuera del texto” Caos y más allá

Días en los que la luna Noches en las que el sol buscan uvas (rusas) este es otro poema, ¿no? Nueve segundos lego de que me viniera letras (o no) a la cabeza.

ANTI-TÍA Raro Poesía de día en carro mama mía

No siento los pies de mis días pasan tan rápido Al lado A un lado

Antes los veía uno por uno: cinco dedos de trabajo, 77


con dos pies para el descanso

Solo que ahora sin el sueño siento como si el día fuera uno y la noche algo algo muy largo como si de Pink Floyd hablásemos

Sobre un dedo cuyo pie ha caducado lanzo un dado y temo miedo de que me alcance el panadero y me asesine ¡ni en tus sueños!

Alto.

CORTINAS DE CORTES BRILLAS De todas las cósmicas estrellas Fíjate que, Si bien Dudo que seas la más bella Eres la que más se observa O la que salen sus ojos a la tierra 78


Buscando lo inesperado A Aladino el mago Insano Para serte un hechicero Que te cumpla tus deseos No creo hacerlo, pero Suena bello, ¿no es cierto?

Para lanzar los dados Buscando a Aladdin Esperando que sea sano Pío de impío como los PIA’s Siendo insano Suena insano

Qué es la vida sino un riesgo Que estamos dispuestos a hacerlo Que corre por tus venas Como un reno Loco por vernos

Así que Tírate dal cielo

CHAT Había una vez Una perrita muy pero muy bonita 79


Que sonaba como un peluche Tan suavecita como los calcetines que hizo abuelita

Gordita como un canario engordado Tan atractiva que Un día ¡El gato se la comió todita!

El gato, muy inteligente Temía que Chuchita escaparía Así como Caperucita Entonces, pensó en hacerse un corte

Tomó un cuchillo Se partió en dos Y se murió Linda Chuchita.

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AÚLLAN: Quetz

S.M

Saidee Sandoval

Bárbara Mendoza

Karenina

Elliot C.S

Aly Pérez

Zury González

Isabella Eligio Acosta

Paola Galván

M.G Cisneros

Fernando D.S

Ale Alaves

José Alberto Soto Rodríguez

Karla Mendoza


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