Presentación de la Revista Verbo Libertario Jorge Alonso Comentaré el número 2 de la segunda época de esta revista correspondiente al cuatrimestre enero-abril de 2014 publicada por el Centro Social Ruptura. En 42 páginas contiene 10 artículos, una entrada y una especie de reseña. El número anterior, el primero de esta época correspondió al último cuatrimestre de 2013 y contenía un editorial, ocho artículos y un poema. Versó sobre territorios en ruptura y centros sociales okupa, autonomía, diálogo y reflexión crítica, reflexiones sobre la escuelita zapatista, lucha anticapitalista y represión. En julio de 2007 había aparecido el primer número de la época inicial promovida por el colectivo Sacco y Vanzetti. Esta publicación tenía que ver con la reorganización del movimiento libertario tapatío, después del reflujo de la represión de 2004. Así aparecieron cuatro números. Entre 2008 y 2009 el grupo libertario Solidaridad sacó dos números más. La segunda época se ha propuesto realizar comunicación, diálogo y reflexión en resistencia. Quiero destacar la importancia de que tenga esa doble presentación: tanto en papel como de manera electrónica. En esta presentación me basaré en mi subjetiva lectura que comunicará no las formas, que son importantes, pero que dejo de lado, para que sean el gozo de los lectores, y destacaré lo que me fue quedando de cada uno de sus escritos. La apertura al contenido de este número o el texto que funge como editorial nos plantea que vivimos en un clima de despojo creciente y represión. Apunta que desde el poder político y mediático se ha construido al anarquismo como un enemigo para desatar y justificar más represión. Hay una criminalización de los grupos libertarios. En esta perspectiva existe una resonancia entre esta revista y la que acaba de aparecer Rebeldía Zapatista. Se apunta que no es violencia querer vivir con libertad y dignidad. Lo paradójico es que en la actualidad el anarquismo en México se encuentra desarticulado y vive cierta crisis. Sin embargo, sus formas de hacer se han ido generalizando en múltiples resistencias. Se reflexiona que hay que potenciar iniciativas que en lo cotidiano ayuden a seguir avanzando hacia la autogestión de la vida. Este número tiene una salida con una invitación que hace el equipo de brigada callejera a leer el libro El ABC de la trata de personas que se puede adquirir en el Centro Social Ruptura. Marcelo Sandoval aborda “La izquierda espectacular y las reformas neoliberales”. No se refiere a que la izquierda sea impactante, sino que se mueve en las puestas en escena, en la lógica de hacer espectáculo determinadas luchas. Sandoval precisa que esas reformas implican despojos contra la naturaleza, el territorio y la vida, y de alguna manera son la continuación de la reforma salinista que privatizó
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la tierra comunal, ejidal y nacional. Se hace una crítica del llamado de la izquierda a lograr la unidad contra dichas reformas porque lo que se quiere no es que la gente decida por sí misma sino que se someta a formas corporativas, jerárquicas y autoritarias partidistas. El escrito desenmascara ese chantaje utilizado por la izquierda partidista que trata de lograr una gran movilización aduciendo que quien no se movilice bajo su dirección se convertirá en cómplice del despojo. Hay un fino análisis que hace ver que el petróleo no ha sido de la nación sino de unos cuantos burócratas, que la reforma energética no hace sino legalizar lo que ya se venía haciendo desde hace tiempo. Esa izquierda aduce que remite a la historia, pero este escrito muestra que no remite a la historia de la resistencia sino a esa historia oficial elaborada por los opresores. Miriana Mora escribe el texto “De ciudadano a funcionario” donde se examina cómo líderes de organizaciones no gubernamentales han ido pasándose a ser empleados gubernamentales en niveles medios. Varias de esas organizaciones se fueron vaciando en su relación con el gobierno y se pasaron de lo que pregonaban como ciudadano a lo gubernamental. Se nos enfatiza que el gobierno no sólo reprime a los que tiene como en el bando de enfrente, sino que primero los coopta y los asimila a sus formas de hacer. Esos activistas tuvieron a los medios que los alabaron como trampolín para su migración de lo cívico a lo estatal. Esa misma prensa aunque todavía los cobija como funcionarios, a veces los exhibe. Raúl Torres nos presenta “la desarticulación ciclista que se veía venir” en Guadalajara. Reconstruye la historia de los paseos ciclistas que nacieron de forma autónoma y la forma como el gobierno fue logrando el control del espacio público en beneficio de aquellos para quienes la movilidad urbana es un gran negocio. Lo que fue una iniciativa para ciertos grupos y ciclistas se fue inclinando hacia espacios de gobierno que secaron el ímpetu inicial. Eric Alvarado nos habla de “Agricultura urbana, agroecología y autogestión”. Además de recordarnos cuestiones fundamentales sobre la agricultura en general, se profundiza en la agricultura urbana desde la autogestión y el ecologismo libertario. Irma Medina se pregunta “¿Cómo seguir resistiendo?” No cita a teóricos sino a su madre y abuela. Hace una resumida historia de vida que la llevó a oponerse a la porquería de organización social en la que vivimos por la que se hizo intolerante frente al sistema capitalista. Se centra en la sobrevivencia económica desde su expresión autogestionaria familiar de comercializar papas doradas y comparte su aspiración de educación barrial. Iván Cruz establece una equivalencia: “Homo artifex=capitalismo”. Elabora una disquisición que lo lleva a recalcar que el motor del capitalismo es la ganancia y que el capitalismo se mete en la subjetividad. La sociedad capitalista se cristaliza en una estructura explotadora cuyos tipos de hacer reproducen el sistema. Nos
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dice que el problema es la alienación de la imaginación que al ser institucionalizada sirve a ese hacer que implica la división entre explotadores y explotados. Aceptando que los capitalistas son artífices del mismo capitalismo, habría que anotar que la ecuación planteada no es tan cierta, es decir que no sólo el homo artifex es capitalista, sino que hay hombres artífices de otra forma de hacer. En sentido estricto artifex se refiere a un artesano, también puede definir a un artista, y hasta a quienes inventan y hacen algo. Pero no hay que olvidar que la gente al vivir va creando algo, y que las personas al hacer, al convertirse en artífices pueden ser también en un sentido no capitalista. Ileana Hernández nos coloca ante sus “Reflexiones sobre anarquismo y medios”. Expone que no es anarquista, pero que escribe ante la satanización mediática de los anarquistas. Considera que hay una violencia en esa representación inventada por los medios. Refuta a los medios que utilizan el término anarquista como algo peyorativo. Opina que el anarquismo mientras no se dogmatice (cosa que sería precisamente lo contrario a su espíritu) tiene la posibilidad de no convertirse en paliativo. Ve al anarquismo como un ejercicio filosófico para la vida práctica. Isaac Sánchez profundiza acerca en torno a “El espacio de la comunicación en la trans-temporalidad”. Invita a romper con la comunicación vertical. Nos hace ver que cuando uno escribe se pone en comunicación de experiencias, historias y significados; se construye un presente simbólico; se camina un porvenir y un pretérito. Al compartir se tejen nuevos símbolos y significados. Plantea que la comunicación se da entre sujetos en distintos momentos del tiempo por lo que hay una trans-temporalidad pues el pasado nunca muere y el futuro está siendo al mismo tiempo que el pasado y el presente. Además, la comunicación escrita es hablar entre el tiempo. Los medios escritos establecen un puente entre las actualidades de la historia. Octavio Alberola escribe sobre “Ser revolucionario hoy”. Convoca a un debate responsable y abierto en torno a las ideas anarquistas, y a no quedarse en ellas sino practicarlas consecuentemente. Llama la atención acerca de la necesidad de considerar la negatividad de nuestra sumisión-integración al sistema económico capitalista y a su ideología consumista que retrasa las lucha emancipadora. Recuerda que la consecuencia libertaria es el rechazo del autoritarismo en todas sus formas, venga de donde venga aun de nosotros mismos. Ese rechazo tiene que ser con actos que demuestren la insumisión al orden establecido. Apela a esa radicalidad que no es la violencia verbal ni física sino la resistencia frente al sistema y en ruptura con él. Sin demérito de todo lo expuesto, paso ahora a presentar el artículo que considero central en este número de la revista por su densidad, complejidad, riqueza, dinamismo y originalidad. Miriam Gámez y Marcelo Sandoval escriben sobre la “organización para la autogestión de la vida”. Nos dicen que la dominación quisiera encerrar en una historia como tiempo homogéneo; pero que
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irrumpen instantes que transtocan lo cotidiano convencional el cual nos impide ser sujetos libres. Esa irrupción genera la rebelión que es un hacer que pone en cuestión lo instituido. Para estos autores las acciones rebeldes rompen la apariencia de un continuo histórico y fisuran con destellos instantáneos la opresión. Se produce creación de lo inexistente que se sale de las relaciones capitalistas. Los instantes rebeldes son formas de auto-organización. Ahí las posibilidades emancipatorias no están por venir sino que ya se viven. Dicha rebelión, por medio de esos instantes, rompe las formas de dominación, las relaciones patriarcales y atentan contra el Estado y el capital. En este escrito se profundiza en la modalidad de esa iniciativa político organizativa que no es un lugar al que se entra, un lugar que tendría un dentro y un afuera, sino que se encuentra en la misma vida cotidiana de la gente sencilla. Así, esta organicidad no es un fin en sí mismo ni suplanta a los sujetos que luchan. No hay que dejar de lado que contiene esa dinámica que huye de cualquier formación donde haya dirigentes y dirigidos. Este escrito propone la discusión de una organización . anticapitalista . antiestatal . anticolonial . antivanguardista . antipatriarcal . no jerárquica . no centralizada. Dicho texto tiene el cuidado de no fetichizar la organización, las formas horizontales y asamblearias. Quienes lo escriben están vigilantes para no caer en repeticiones cíclicas, conmemorativas o de reacción-respuesta ante coyunturas. Nos hacen ver que lo importante es la creación de condiciones para la autogestión de la vida. Llaman la atención de no ensimismarse sin crear lo colectivo, de no pensar la autonomía en forma ideologizante. Enfatizan que la organización no se puede pensar al margen de la guerra que se vive todos los días. Hay que reconocer el conflicto y la contradicción de tener que vivir a contracorriente de la reproducción diaria de la realidad instituida en momentos de ruptura que se tienen que hacer más constantes. Insisten en no ver la organización como externa a la cotidianidad, sino como relaciones que van creando lo colectivo. Esa tentativa debe incidir en cada uno de los resquicios de la vida de los sujetos en resistencia. Se tiene que agitar y romper la vida propia en el sentido del apoyo mutuo. La organización autónoma no es algo al margen de las necesidades, capacidades e intereses de una colectividad. Repiten que la organización no se construye fuera del antagonismo social. Así no se puede hablar de ir a la comunidad, barrio, escuela, etc. Se deben pensar formas de encuentro desde la igualdad en alteridad, horizontales con los otros. Si bien habría que cuidarse de no evaluar
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desde criterios cuantitativos, esto no tiene por qué llevar a la autocomplacencia de unos cuantos “libres”. Convendría pensar en cómo es posible encontrarse con más, ser otros con más colectividades. La mirada no tiene por qué estar puesta en futuro sino que se parte de un pasado abierto como potencialidad que recuerda tanto la catástrofe de la historia como las posibilidades emancipadoras. No hay que olvidar que la organización autónoma hunde sus raíces en la tradición de los oprimidos. Este iluminador escrito hace ver que el paso de la heteronomía a la autonomía es un devenir continuo de relaciones sociales otras en la tensión entre alienación o emancipación. Este escrito, como los demás que componen este segundo número de esta época nos ayudan a cuestionarnos en una dinámica libertaria. Son muchas las reflexiones que suscitan estos escritos. Espero que el diálogo de hoy nos haga avanzar en ellas. Yo recapitularé algunas cuestiones que debo pensar más, pero que dejaré anotadas: No es necesario un aparato pesado y verticalista para poder emprender una revolución anticapitalista. Ésta es posible irla haciendo desde la vida cotidiana de la gente común. Sin embargo, así como no hay que entrar a una institución que implique un fuera y un adentro, ni se requiere que alguien de fuera de la gente común venga a decirle lo que debe hacer para que se aliste en las supuestas filas revolucionarias, hay otros adentros que deben irse rompiendo para poder liberarse de introyectadas y asumidas formas que reproducen el capitalismo y favorecen la dominación. En esta forma se explicaría aquella precisión de Benjamin acerca de que el auge fascista da testimonio de una revolución fallida. Hay descontentos que pueden ser manipulados, pero esto no implica que la gente no descubra las mentiras de los que quieren ser sus dirigentes. Otra cosa que atisbo es que no basta con ser gente común para que sus formas de hacer dejen de producir el capitalismo, pues hace falta una constante liberación desde los mismos sujetos para asumir ser gente común no dominada. Hay irrupciones masivas de descontento que pueden propiciar reflexiones que consigan desatar insigths subjetivos en el sentido de la liberación. Así interpreto por ejemplo cómo el 15M en España pasó de manifestaciones y ocupaciones masivas a volver a sus respectivos barrios a resistir. Si bien no hay necesidad de iluminados que enseñen caminos, hay prácticas que por sus resonancias son ocasiones para que otros se hagan preguntas y se animen a ensayar su propio deambular en sentido libertario. Una revista como la que ahora comentamos tiene una gran utilidad para pensar la organización horizontal. Pero también, al comunicar experiencias, sentires y pensares puede conectar con otras experiencias similares o incipientes que se abran a un diálogo con potencialidades
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creativas. Sea como sea, es loable el que exista una publicación como la que ahora nos reúne. Jorge Alonso