Copito era un conejito que le encantaba escribir historias. Copito fue al arroyo, al contar su historia, se escucharon risas. Copito se sintió muy triste y fue a su casa llorando. Copito siguió escribiendo cuentos, pero solo se los leía a las flores de su jardín. Entre los arbustos estaba una conejita llamada Nieve escuchando a Copito contar su historia, decidió acercarse a Copito para felicitarlo por sus cuentos, Copito al principio pensó que Nieve solo quería burlarse de él. Nieve y Copito se hicieron buenos amigos.