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LA INDUSTRIA DEL PLÁSTICO A PUERTAS DEL 2024

Una encuesta de grandes dimensiones, liderada por Tecnología del Plástico, revela las megatendencias que impactan al sector en América Latina.

Tras un año de innovación, desarrollo y sinergias en la industria del plástico, el 2023 culmina con una serie de certezas a propósito de la sostenibilidad, la economía circular y la valorización del reciclaje que, en gran medida, son un abrebocas a un 2024 estratégico y estabilizador para la industria.

A continuación, algunos hallazgos que, junto a 890 líderes y tomadores de decisión de la industria del plástico y en seguimiento a una dinámica liderada por Tecnología del plástico, revelan las tendencias en la industria.

La economía circular: en un foco cada vez más intenso

La industria del plástico reconoce cada vez con mayor claridad la necesidad de adaptar su modelo de producción a enfoques descentralizados que abarquen tanto los procesos de pre como de postproducción. Es precisamente la economía circular, avalada por su capacidad de promover la sostenibilidad y la eficiencia, la que se ha erigido como una prioridad indiscutible en este camino de transformación.

Siendo la circularidad el centro de debate en lo corrido del año, muchas investigaciones e innovaciones centraron sus esfuerzos en encontrar alternativas al mayor y principal reto de la industria: los residuos plásticos. Procesos como el reciclaje químico han estado en la mira y con resultados muy positivos, tal como lo demuestra la instalación de varias plantas nuevas como la megaplanta de Greenback en México.

Lo cierto es que: entender la economía circular es ahondar en que este más que un enfoque sostenible es un nuevo modelo económico, se trata de “generar economía y ganancia con la circularidad de los materiales” como bien lo anunció la editora de Tecnología del Plástico, Laura Flórez.

Alternativas que abogan por nuevos insumos (bioplásticos, resinas de origen vegetal, biometanol), estrategias de circularidad y cierre de ciclo (envasado circular, ecodiseño), tecnologías inteligentes (Blockchain, plataformas digitales, inteligencia artificial) y estrategias de reciclaje (biodegradación, reciclaje químico, masterbatch reciclado), fueron las tendencias más persistentes en la industria del plástico para seguir construyendo una economía circular. En este contexto, el sector de los empaques y/o envases plásticos ha sido protagónico justamente por ser uno de los

Empaques: el epicentro del reciclaje

Con metas cada vez más ambiciosas de reciclaje y reutilización, y la demanda de un público que también es más exigente y consciente de su consumo, el sector de los empaques fue quizás uno de los más innovadores en el año. Con iniciativas como las botellas sin etiquetas para un mejor procesamiento del plástico reciclado, o los proyectos de recarga de envases, o el uso de monomateriales para la producción masiva.

La brecha, ahora, está en encontrar las maneras más eficientes para cerrar el ciclo productivo y de consumo, abogando por preservar la calidad del material sin comprometer su reciclabilidad.

Las convicciones de este sector están centradas en un cambio de mentalidad en el que se mire a todos los lados de la cadena de producción y consumo para aumentar los porcentajes de material recuperado; se trata de que desde la creación misma los materiales estén dispuestos para su posterior reciclaje, a esto se le ha denominado: Re-looping.

No obstante, las preocupaciones por la calidad y seguridad del uso del plástico reciclado en envases siguen acrecentando y la validación de procesos de reciclaje verdaderamente eficientes será necesaria para disminuir la percepción negativa del consumidor respecto a este uso. De allí, la tendencia a apostar por innovaciones en las que la conversión de productos usados resulte en nuevos productos de igual o mayor valor en términos de propiedades, tal como las botellas Dial, botellas Bavaria, empaques Darnel y el café Sello Rojo, entre otras.

Normatividad en construcción

Ahora bien, las apuestas también marchan desde un marco legal con leyes restricctivas que van desde el impuesto a los plásticos de un solo uso y la regulación de la UE sobre los envases plásticos, hasta leyes de promoción como la Ley de economía circular en Ciudad de México.

Aunque a nivel industrial la normativa ha supuesto un gran reto tanto productivo como comercial (así lo expresaron las empresas transformadoras con un 80% menos de ventas en agosto), hoy la industria del plástico ha logrado identificar los pilares sobre los cuales la normativa debe trabajar para alcanzar las metas de sostenibilidad sin quebrantar de lleno la industria plástica. Entre ellos, el más relevante: la optimización de los procesos de producción, haciendo hincapié, una vez más, en preservar una economía circular: reducir el consumo energético, minimizar la huella de carbono, disponer de materiales aptos para reciclar y tener un plan de gestión de residuos (por ello la relevancia de certificaciones como la ISO 14001).

Evidentemente, las posibilidades tecnológicas y de desarrollo son mucho mayores en los procesos/ estrategias de reciclaje y reutilización de los plásticos ya producidos, así que este seguirá siendo el epicentro de la regulación. De hecho, su incidencia es tal que las iniciativas han pasado a manos independientes, pertenecientes a los mismos sectores de la industria, y se han establecido estándares para el reciclaje de plásticos, por ejemplo.

Es así como la industria del plástico, durante el 2023, logró poner nombre y centrar sus esfuerzos bajo una misma linealidad: la circularidad. La brecha, ahora, está en encontrar las maneras más eficientes para cerrar el ciclo productivo y de consumo, abogando por preservar la calidad del material sin comprometer su reciclabilidad. TP

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