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Espacio AMPA: “¡Este AMPA no para!”

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Pasatiempos

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Después de dos años sin poder celebrarse debido a la pandemia, en Arganda del Rey tuvo lugar por fin la XXIII Olimpiada Escolar en la que participaron 4.282 niños y niñas nacidos entre los años 2006 y 2018, llegados de 50 centros educativos de un total de 19 municipios de la Comunidad de Madrid, incluyendo la capital. Se trata de un programa de competición para que todos los niños y niñas puedan disfrutar del espíritu Olímpico y aprender los valores que el deporte genera en todos ellos. Este curso el cole de Valdelaguna ha tenido su primera participación en este encuentro deportivo que une a escolares de todas las procedencias. Nuestro cole nunca había participado anteriormente por lo que tanto los preparativos como el proceso de inscripción no tuvieron tiempo de hacerse extensivos de forma que todos los alumnos estuvieran concienciados para lanzarse a esta aventura olímpica. Finalmente, cuatro niños y niñas participaron llevando el nombre del CRA Los Olivos Valdelaguna en las modalidades de atletismo y judo y dejaron, además, el pabellón muy alto en sus competiciones. Este gran montaje es cada año posible gracias al esfuerzo de los clubes deportivos, así como de las AMPAS y centros educativos. Las familias actúan como delegados acompañantes de los deportistas tanto en el desfile de inauguración como en cada una de las pruebas deportivas. El director del cole, César, se vio envuelto en esta iniciativa que ha entusiasmado a todo el equipo educativo y que, sin duda, hará que el año próximo podamos tener toda la información, la motivación y los preparativos para que cada vez más niños quieran participar representando a nuestro cole. Y es que, a pesar de la pequeña comitiva de un cole pequeño de un pueblo pequeño, nuestros chicos despertaron gran simpatía y fueron ovacionados en la ceremonia de inauguración que tuvo lugar el sábado 26 de marzo en el Estadio Municipal de Arganda, y que contó con el tradicional desfile de participantes, así como con el izado de banderas, la lectura del Manifiesto y el encendido del Pebetero Olímpico. A partir del día siguiente, empezaron las competiciones de cada disciplina que se extendieron hasta el domingo 3 de abril, cuando se celebraron la competición de atletismo y la ceremonia de clausura. Por otro lado, abril ha sido el mes de Santo Toribio, y el AMPA ha participado organizando y coordinando junto con el Ayuntamiento varias actividades para disfrute de grandes y pequeños. El torneo de ajedrez resultó un éxito ya que contamos con la asistencia incluso de jugadores foráneos de muy alto nivel, lo cual resultó enriquecedor para todos los participantes. También tuvimos oportunidad de quedarnos impresionados con el espectáculo de magia que nos trasladó a todos a una dimensión distinta y divertida que nos llenó de asombro. Y a partir de aquí, todo serán actividades interesantes llenas de cultura, naturaleza, aprendizaje y diversión para el tercer trimestre. Como sabéis, retomamos poco a poco la normalidad y nos fuimos de excursión en visita al Museo de Ciencias Naturales donde realizamos unos talleres que nos fascinaron. Nos queda pendiente la celebración del Día del Libro en cuanto cese la lluvia, con la representación escénica de diversos personajes literarios con la colaboración de algunos padres y madres voluntarios. Contaremos también con un taller de aprendizaje del trabajo con esparto, charlas de educación sexual para familias y profes impartidas por un profesional, un taller “Ecocaminantes” por una ruta que cercana al cole para realizar andando, como puede ser la ruta de la Peña Huevera que llega hasta el cementerio y descubrir la leyenda sobre el motivo por el que a los oriundos de Valdelaguna nos llaman abubillos. Y ya cerca de final de curso disfrutaremos la Semana Cultural, que incluiría una maratón de juegos tradicionales, actividades conjuntas con la Asociación de Amigos del Patrimonio de Valdelaguna y quizá un encuentro con los mayores de la zona para que nos cuenten cosas interesantes de las que podemos aprender un montón. Como veis esto es un no parar, ¡¡¡la máquina del AMPA está funcionando a todo motor para que nuestros chicos y chicas y sus familias podamos disfrutar y aprender sin perder un momento!!!! Ahhhhh, que se nos olvidaba, el gran paso que hemos dado pudiendo por fin quitarnos la mascarilla en el cole y volver a vernos las caras, volver a compartir las sonrisas con nuestros amigos y amigas sin límite…

Asociación de Madres y Padres de Valdelaguna

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En qué consiste la virtud de la fortaleza?

Las personas somos vulnerables desde el mismo momento de la concepción. Esta condición trae consigo que somos susceptibles de recibir heridas, lo cual no implica que no seamos capaces de resistir a las mismas y anteponernos a ellas. Es precisamente esta vulnerabilidad la que nos permite desarrollar la virtud de la fortaleza. Esta virtud se trabaja en medio de la dificultad. Una persona fuerte es aquella que además de aceptar y hacer frente al dolor, se esfuerza por conseguir un bien difícil sobreponiéndose a las dificultades que surgen en el proceso y perseverando a pesar de las mismas. Así, en la medida en que vamos renunciando a pequeñas cosas que nos apetecen pero no suponen esfuerzo y apostando por aquellas otras que tienen un valor mayor, vamos creciendo en autodominio, en autocontrol, en perseverancia y en alegría, virtudes directamente relacionadas con la fortaleza. ¿Cómo podemos trabajarla desde Educación Infantil?

Problemática actual

Trigo (2002) considera fundamental la educación en esta virtud si se busca un crecimiento ordenado y sano en todas las dimensiones, pues expone que en la madurez de una persona juegan un papel fundamental las cuatro virtudes cardinales entre las que se encuentra la fortaleza y afirma que nada hace madurar tanto como el dolor o la dificultad. En una sociedad consumista donde se actúa en base al “me apetece” en lugar de al “quiero, aunque me cueste” o “debo, aunque me cueste”, se pone en juego dicho autodominio en tanto en cuanto las personas se dejan dominar por lo externo. De esta manera, al no actuar la voluntad, se produce un debilitamiento de la misma, incrementado por la necesidad de inmediatez a la hora de querer alcanzar cualquier objetivo. Esta situación, unida al hecho de que en las familias de hoy en día predomina un estilo educativo sobreprotector, caracterizado por querer evitar cualquier tipo de esfuerzo y sufrimiento en los hijos, supone una repercusión negativa en el desarrollo de la virtud de la fortaleza en los niños. Teniendo en cuenta las características de la sociedad del S.XXI, hoy en día supone un reto mayor la educación de la virtud de la fortaleza en los colegios, pues el primer ámbito educativo es la familia, célula básica de la sociedad, y para el correcto crecimiento y desarrollo del niño es necesario que escuela y familia vayan de la mano. ¿Se puede empezar a trabajar desde el nacimiento? Sabemos que el periodo sensible para desarrollar esta virtud es de 6-12 años. Sin embargo, se considera fundamental empezar a ponerla en práctica desde los primeros años de la vida por varios motivos. En primer lugar, porque cuanto más pequeño es el niño y menos recursos tiene, más vulnerable es y por tanto más necesita el ejercicio de esta virtud para sobreponerse a la dificultad. Y finalmente, porque la virtud de la fortaleza constituye la base del resto de virtudes, pues sin esfuerzo no es posible adquirir ninguna otra virtud. En Educación Infantil se pueden establecer los pilares trabajando cualquiera de las virtudes expuestas con anterioridad: Desde el orden. Una persona fuerte ha de ser capaz de tener un horario y cumplirlo, planificar todo aquello que debe hacer y priorizar lo importante y no lo urgente. Cuando uno establece un orden en sus prioridades no se deja llevar por el “me apetece” sino por el “debo” y así va construyendo una personalidad sólida y fuerte. El periodo sensitivo para trabajar el orden es de 3-6 años, por tanto, enseñando a los niños a dejar cada cosa en su sitio pondremos las bases para que el día de mañana tengan orden en sus prioridades y luchen por lo verdaderamente importante. Desde el autodominio: esta virtud nos permite aprender a decir que no a todo aquello que pueda suponer un obstáculo en la consecución de nuestro objetivo, así como a aprovechar el tiempo siendo dueños de nosotros mismos y a no tomar la decisión de abandonar en momentos de cansancio. Se puede ayudar al niño resistir y gestionar impulsos que se dan en el momento presente, siendo capaz, así, de retrasar la recompensa. Por ejemplo, si quiere un helado antes de cenar, podemos ayudarle a saber esperar y a entender que primero debe cenar y luego tomarse el helado. Desde la paciencia y la tolerancia a la frustración. Santo Tomás relacionó la virtud de la fortaleza con la paciencia explicando que esta virtud permite aceptar la realidad de una situación difícil, lo que ayuda a la persona a continuar esforzándose y esperando sin dejarse llevar por el desánimo o la tristeza. Por ejemplo, no comprar sin motivo un juguete que el niño quiera en ese momento y esperar a su cumpleaños o a los Reyes Magos. Desde la perseverancia. Esta virtud implica ser constantes en nuestro esfuerzo para conseguir un objetivo. Por ejemplo, animando al niño a que intente atarse los cordones tantas veces como sea necesario. Desde la generosidad. El niño de esta edad se caracteriza por ser egocéntrico y el hacer frente a una situación difícil en la que tenga que buscar el bien del otro puede ayudarle a crecer en fortaleza. Por ejemplo, ceder y darle la última galleta a su hermano. Inevitablemente trabajando esta virtud fomentaremos el crecimiento en otras virtudes como la alegría, pues la persona que lucha por algo bueno siempre está contenta. Dicha satisfacción se deriva de saber que está esforzándose por conseguir algo que realmente merece la pena. En definitiva, ayudando a los niños desde que son pequeños a establecer las bases para desarrollar esta virtud conseguiremos que su voluntad se vea fortalecida en los años posteriores, repercutiendo de manera positiva en su crecimiento y desarrollo como persona y, por tanto, en su felicidad. En palabras de Séneca “per aspera ad astra” . José Ramón Godino Alarcón

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