Jó Rivadulla
Iván Zigarán
Jó Rivadulla Ilustraciones de Iván Zigarán
El sueño
Es el fin del mundo. Hay fuego por todas partes y cenizas volando en el aire. Cenizas de una ciudad que se derrumba y de la familia y los amigos que ya no están. Entonces aparece el miedo y toma la forma de unos tentáculos viscosos que chorrean un líquido espeso. Y tienen ojos, cientos de ellos, que lo observan todo y están llenos de odio. Hay gritos y luego hay silencio, y luego ni siquiera eso. Hasta el dolor, la tristeza y la desesperación son mejores que este vacío. Ya no hay nada, salvo la risa del monstruo, cada vez más fuerte, cada vez más cerca.
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La noticia —¡Buen día, dormilón! ¿Estás preparado para una gran noticia? —Hola, Laura —dijo Alan. Mientras, a tientas, intentaba dar con sus anteojos en el caos del escritorio, derramó una taza de café viejo sobre el teclado, que protestó con un chisporroteo. Cuando los encontró, vio a su amiga que le sonreía desde la pantalla de la computadora.
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—¿Qué hacés levantada tan temprano? —¿Temprano? ¡Es casi la una, Alan! —¿De verdad? —Alan bostezó y se dejó caer en una silla—. Tuve una mala noche. La sonrisa de Laura desapareció. —¿Los sueños otra vez? —Cada vez son peores. —Estás pálido… ¿te sentís bien? —Sí. Creo. —Deberías ver a un doctor, Alan. O a un psicólogo. Alan asintió. —Bueno, tengo algo que te va a levantar el ánimo. Imagino que no habrás revisado el mail todavía… —Ni siquiera me desperté todavía. —Entonces esto te va a despertar. —Yo no estaría tan seguro. —¡Clasificamos, Alan! Alan se despabiló de repente. —¿Para el torneo de esta noche? ¿¡Los dos!? —¡Sí! ¿Podés creerlo? Es el evento gamer del año. Los mejores jugadores del mundo van a estar ahí, Alan, ¡y nosotros también! —No es broma, ¿no? ¿De verdad me lo decís? —¡De verdad! Ya pedí el resto del día en el trabajo. ¡Tenemos que prepararnos! Alan se puso de pie y comenzó a caminar en círculos. 8
—Tengo que entrenar, y tengo que repasar los combos. ¡Uy! Y tengo que arreglar el teclado. —¿Qué le pasó a tu teclado? —Alguien le tiró café encima. —¿¿Otra vez?? Alan se despidió de su amiga y preparó su habitual desayuno al estilo japonés: arroz blanco con soja (natt ), sopa y té verde. Ese pequeño ritual siempre lo ayudaba a ordenar sus ideas.
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—¡Por acá! —susurró Laura y lo condujo por una callejuela lateral. Corrieron hasta llegar a la avenida costanera que habían cruzado el día anterior—. ¡Mirá! —dijo, señalando hacia el embarcadero—, ¡los barcos ya no están! —Está pasando algo muy raro en este lugar. ¡Tenemos que irnos ya mismo! —Alguien no quiere que nos vayamos —dijo ella. Alan siguió su mirada y vio que había grupos de encapuchados hacia arriba y hacia abajo de la avenida. —¿Acaso todos en este pueblo están metidos en esto? —Seguramente tienen bloqueadas las salidas. ¿Qué hacemos? Alan pensó un momento. —Vamos a la universidad. Necesitamos internet para pedir ayuda. —¿Cómo? Parecen estar en todas las calles. —No necesitamos las calles —dijo Alan, al tiempo que saltaba sobre el edificio más cercano y trepaba hasta la terraza. Laura lo imitó. Protegidos por la oscuridad, saltaron de techo en techo sin hacer el menor ruido. Pasaron por encima de varias multitudes de encapuchados que parecían avanzar en dirección a la posada. Llegaron a la Universidad de Miskatonic y Laura empleó su cuchillo 76
para abrir un tragaluz del tejado que les permitió ingresar en el edificio principal. —¿No te sentís como cuando íbamos al colegio de noche para algún acto, y cuando terminaba estaba todo vacío y raro? —dijo. Alan no respondió. —¿Estás bien? ¡Alan, estás temblando! —¡Tengo miedo, Lau! 77
¡Alan y Laura no pueden creerlo! Quedaron entre los diez finalistas para el Torneo Internacional de Mecabots, la competencia de videojuegos más popular de internet. Mientras transcurre la partida, algo extraño sucede y una vez más los amigos se encontrarán ante un nuevo misterio que tendrán que resolver: intrusos enmascarados, viajes por América, monstruos espaciales y un final inesperado en el que pondrán en juego todas sus habilidades ninja y de expertos gamers para salvar al mundo.
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