A veces, los chicos resultan ser muy inteligentes, muy buenos compañeros, mejores hermanos. Pero también pueden ser distraídos, hacer preguntas extrañas, estar mirando siempre el otro lado de la realidad. No, no se trata de la edad del pavo. Al igual que Manu, el protagonista de esta historia, tienen vocación de paloma.
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Pablo Médici (Brocha)
A veces, el amor nos visita en un libro, guarda secretos en la lluvia o espera a orillas de un lago. O juega con el viento y olvida todas las cosas. En estas páginas, los poemas invitan a compartir las aventuras del amor y a conocer –y reconocer– muchos de los rostros con que se nos presenta.
Amores
Desde los tiempos más remotos, los monstruos han sido considerados como terribles criaturas ante las que más vale huir. Es cierto que son un poco raros y que su aspecto no es el mejor. Pero si uno es capaz de tratarlos sin temor a lo distinto, entonces se pueden convertir en extraordinarios compañeros.
Desde su nacimiento, en 1965, Pablo Médici (Brocha) ha venido enamorándose de todas las cosas de este mundo. A veces, de su actividad como docente de Plástica. Otras, de bucear en historias y en personas. Así fueron naciendo sus libros: Esa historia que nunca pude contarte, Paloma, Monstruos en el pelo y Amores, poético recuento de todo aquello que suele enamorar a los chicos. Y, como no podía ser de otra manera, en la actualidad sigue soñando romances con las palabras y los dibujos.
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Ser poesĂa, viajero o alma enamorada. Siempre buscando en el viento aquello que nunca se apaga.
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Muchas veces, la lluvia puede ser el estado ideal del tiempo, para que los tĂmidos se animen a expresar sus sentimientos.
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Cuando Estela conoci贸 el mar, sinti贸 por primera vez que a veces los ojos no alcanzan para mirar.
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Heber aprendió de niño que las palabras no se inventaron para nombrar, sino para revelar. Por eso, toma de la mano a las hermanas te quiero, y con un trapito les va sacando las pelusas, tierritas de tanto andar. Luego las deja en el borde de una ventana para que brillen una vez más, en los labios de un niño y una niña que pasean por la vereda.
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Con una ramita, un alambre y un piolín, un niño pesca su propio bostezo reflejado en un lago. Todo parece demasiado tranquilo. El niño ignora que, detrás del agua, un pez también lo espera, enamorado por pescarlo cuando se quede dormido.
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A veces, los chicos resultan ser muy inteligentes, muy buenos compañeros, mejores hermanos. Pero también pueden ser distraídos, hacer preguntas extrañas, estar mirando siempre el otro lado de la realidad. No, no se trata de la edad del pavo. Al igual que Manu, el protagonista de esta historia, tienen vocación de paloma.
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Pablo Médici (Brocha)
A veces, el amor nos visita en un libro, guarda secretos en la lluvia o espera a orillas de un lago. O juega con el viento y olvida todas las cosas. En estas páginas, los poemas invitan a compartir las aventuras del amor y a conocer –y reconocer– muchos de los rostros con que se nos presenta.
Amores
Desde los tiempos más remotos, los monstruos han sido considerados como terribles criaturas ante las que más vale huir. Es cierto que son un poco raros y que su aspecto no es el mejor. Pero si uno es capaz de tratarlos sin temor a lo distinto, entonces se pueden convertir en extraordinarios compañeros.
Desde su nacimiento, en 1965, Pablo Médici (Brocha) ha venido enamorándose de todas las cosas de este mundo. A veces, de su actividad como docente de Plástica. Otras, de bucear en historias y en personas. Así fueron naciendo sus libros: Esa historia que nunca pude contarte, Paloma, Monstruos en el pelo y Amores, poético recuento de todo aquello que suele enamorar a los chicos. Y, como no podía ser de otra manera, en la actualidad sigue soñando romances con las palabras y los dibujos.
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