ALAS DE COLIBRÍ
ALAS DE COLIBRÍ
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escucha el susurro dorado ALAS DE COLIBRÍ.
que, la ingrávida estela del ángel de la vida,
PRIMER VUELO.
va sembrando con ecos de alabanzas intemporales.
Entre la risa y el llanto se abren las veredas
El río las recibe con sonrisa cristalina;
por donde transita el canto.
el árbol las atrapa en sus hojas áureas; el pájaro las guarda en sus plumas albas,
Entre el canto y la palabra
las flores las reciben como aroma
vuelan aires de alas de colibrí
(de rocío.
hasta el alma que como flor se asombra. Miro absorto y maravillado Entre el asombro y el temor
la especial quietud de las luces,
viaja, de noche engalanada, la belleza
galas de íntimo fulgor celeste.
iluminada por resplandores de dolor. Destella un relámpago Entre el dolor y la maravilla
en el pensamiento,
se expande la dorada estela,
en ese instante pasa mi universo;
onda del amor que en la noche brilla.
los dos huyen tras el ángel de la vida dejándome, solo, con mi yo profundo,
Entre el amor y el canto
ahora vestíbulo diáfano del palacio
danzan la vida y la muerte
donde habita mi eternidad.
al son de los versos de la risa y el llanto. Despojado de mis corpóreos ropajes, y de los sellos de la fe y de la esperanza, PLUMAS EN LAS ALAS.
penetro, atraído por mi ser, en tan arcano alcázar.
Es la tarde de reposada queda, sin rumores en el viento,
Todo lo llena una luz divina,
sin cantos de pájaros;
reflejo de mil colores sin nombre;
no hay murmullo de hojas
todo lo llena la voz divina,
aún siendo tarde de otoño.
palabras calladas de mil oraciones;
Todo en anhelante mutismo
todo lo ocupa esa presencia eterna,
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plenitud de vacío concreto donde acaban los mil misterios.
Llegaron cabalgando en rocines de fuego con armadura de hierro,
PRESENCIA.
tremolando estandartes negros de desolación e irónico miedo;
Hay un mundo muy cercano lacrado con el sello de la palabra
llegaron cabalgando
(hierático eco del verbo)
sobre la inmensa llanura
en el corazón del misterio;
cristalizada de sueños efebos;
lo presentimos como aurora crepuscular,
llegaron cabalgando,
lo sentimos, palpitando al mediodía,
en trote asincrónico
cercano, muy cercano,
con la historia sacra del hombre,
tanto que lo ignoramos,
asolando los jardines blancos.
y en la noche cuando lo vivimos
Y un día,
creemos que lo soñamos.
del confín de tanta desolación, surgieron ángeles con vestidura talar
ROMANCE DE LAS ALAS.
portando el caduceo dorado de la refulgente esperanza;
Ángeles y demonios
mas un mal viento lo hurtó
ya están otra vez rondando
olvidándolo en un hontanar
los misterios del trasfondo del alma,
entre escarpadas cimas quebradas.
y en su herido cielo una trápala de cuervos blancos y negros
Vagaba la razón, perdida y fascinada,
trapichean con las luces y las sombras
entre los círculos de agua y fuego
de la amedrentada memoria.
de batallas incontroladas por somáticas entes que la habitaban.
Ángeles y demonios,
La asíntona locura
cuervos y urracas,
pujaba con su lezna ardiente
antaño fueron fantasmas sin nombre
para ser juez y parte;
alimentándose de la sangre negra
tejió su trama, con fidelidad de araña,
cuajada en las abiertas heridas
de hilo vaporoso
laceradas por el alfanje del pasado.
segregado por los hálitos
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del dolor incisivo
tierra y cielo, todo en opacos fríos,
producido por la contienda espectral.
se tiñeron de negros hielos.
En un momento (instante eterno)
Como punta de iceberg misterioso
prendidos en la red de la locura
surgieron, en el piélago del rostro,
quedaron Ángeles y demonios.
una sonrisa horizontal de hielo negro
Un brioso bramido,
y una mirada vertical de cristal bruno
espeluznante relámpago
de dos carbones oscurecidos
del alma que se parte,
que, de vez en cuando
fue el final de escusado drama.
desde una olvidada fuente solitaria, emanan una gota de cristal puro
En el silencio pantagruélico de la nada
que las manos recogían
genero el orate su reino
guardándola en un arca de dolor.
poblándolo de seres andróginos.
El infinito reloj de arena
Fueron príncipes: grandes bucos;
fue consumiendo la de todo desierto,
fueron princesas: erimias aladas
grano a grano,
sobre serpientes de fuego;
lamento a lamento;
a su alrededor miles de bufones negros,
tras la arena de hielo negro
grajos, cornejas y buitres
surgió
forman el cortejo bullanguero
el etéreo aire de ardiente viento.
de colérica bacanal nutriéndose de vegetales razones,
Sonrisa horizontal de hálito negro
que florecen regadas por un tenue río
y mirada vertical lasciva e hiriente
nacido de un lejano hontanar
de dos tiznas rojas,
entre escarpadas cimas quebradas.
dejando caer , de vez en cuando, una gota áurea de pureza
Marchaba la comitiva
desde un astro de un universo olvidado,
por la senda de una espiral sinfín;
que sus manos humanas recogían
a su paso todo queda desierto y yermo;
forjando en ellas un arca de dolor.
las llanuras de la mente, siempre abiertas y ya
Fue una ínfima princesa
para siempre sin horizonte,
quien descubrió,
quedan en solitaria espera
siguiendo el tenue rastro
de épocas florecientes y feraces.
de agua y fuego dolientes,
Así, tomadas por tan espectral cortejo,
el tesoro oculto de tan divina arca;
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al abrirla, un diamantino fulgor,
no...
como halo de sol vivificador,
vuela al aire haciéndose polvo;
la envolvió en un capullo de aureolas
sí, no, sí, no...
de pensamientos de luna.
Me he quedado sin flor y sin el blanco del papel;
El infinito reloj del viento
sólo tengo un tallo,
tañía sus más gélidas tormentas
derrotado y destrozado,
cuando del capullo
de pensamiento oscurecido.
se reveló una crisálida euménide alada de colibrí alba:
Fuera
sonrisa abierta de límpido rosa,
las margaritas ríen al sol
mirada clara con el reflejo del cielo
con palabras blancas
sembrando colores en el firmamento.
que un colibrí de primavera embebió cuando era sonrisa fresca
Ángeles y demonios
(nieve y sol) en la tierra
están otra vez rondando
durmiente del invierno.
la inquieta alma del colibrí, embelesada en misterios azules. Mariposas blancas y palomas cándidas jugaban con las luces irisadas
VERSOS NEGROS.
de los enigmas del presente... allí a lo lejos, sin horizonte,
Fuegos artificiales:
quedaba el futuro ausente...
resplandor de colores: farfulla de luciérnagas espurias de efímera presencia engalanando la noche
DESTELLOS.
con ficticios dondiegos...
En un desesperado arrebato
Ya no están...
(desenlace pasional)
...¿y la noche?:
del corazón inquieto
Queda de oscuridad lacónica,
he intentado construir estrofas
de ingrávida bóveda malherida
deshojando margaritas de liras:
por los fatuos relámpagos
Sí...
de luminarias artificiales,
camina sobre el papel;
que han bebido su néctar
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de terciopelo negro.
robadas a una luna hureña.
Ha quedado la noche con manto de bruna soledad,
Más alejados, más profundos,
triste, apagada, gris.
revolotean grajos y cornejas cenicientas barbullando los ecos luctuosos
Palabras artificiales
de las lacerantes habaneras.
engañando a la memoria y a la razón
Por las frondas de tupidas zarzas
estallan encadenando
llegan maldiciones de cielos atrapados;
liras de rígidos versos.
y un macho cabrío ríe con carcajadas
Han quedado las palabras
sus balidos de glosa mohína.
selladas con letra muda; huellas sigilosas, rotas,
La luna, huraña y soberbia, es
recorridas por una voz sombría.
(ametrallada
Queda el verbo taciturno
por los ladridos de una perra en celo
por el sarcasmo silente
copulando con un sombrío grifo
del verso apagado y gris.
que armoniza la velada con timbales.
Llorando estás el colibrí
Y en el centro de tan esperpéntico circo
en una lejana rama
se encuentra la palabra de fuego
de la conciencia escarchada;
avivando los rescoldos (pensamientos)
plañendo su soledad
de la pasión del alma velando al tiempo.
perlas de lánguido pensamiento. ¡Callad, ¿Quién ha encantado sus alas
cesen habaneras y zarabandas!;
para que vuelen
es hora de que cante la sombra
tras quimeras artificiales?.
traslúcida del pensamiento ígneo: las cálidas liras del sueño impulsivo de las alas del colibrí.
TRÁPALAS SILENTES. Bailan los sapos con zapatos de claque;
...Y LAS ALAS BUSCAN.
las ranas, para no ser menos, croan habaneras sobre piedras plateadas
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Iba el aire, persiguiendo
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ninfas de alas blancas,
está reposando el pasado,
dibujando corceles de fuego
como yaciente mártir,
en el rostro del viento.
esperando su ensalzamiento; está llena de fuego y aire,
Buscaba ser memoria en la palabra
caos de recuerdos ancestrales.
que, después de los tiempos, con exaltación lo nombrara.
Es la mente piélago bravío de sueños soñados
Surgieron mil sonidos incisivos
donde flota la botella,
de infinitas gargantas,
entre encrespadas olas
todas las aves a una rasgaron
de altaneras crestas negras,
el cielo que las encumbra.
como bajel arrogante buscando nuevos horizontes,
Buscaban ser color en la palabra
playas donde renovarse
que, entre astros y estrellas,
de los duros combates.
en cometa irisada las recreara. Pero es tan fuerte el mar, Caminaba el hombre
y tan fuertes, tan fuertes,
tras la estela de un ángel
los ingrávidos elementos
desafiando, con su locura,
que pueblan la mente
los más escarpados desfiladeros.
(el peor de ellos el tiempo, inseparable compañero)
Y subió...y subió...
que es arrojada contra los muros
estigmatizándose
que encadenan la ilusión
su rojo corazón.
en ariscos arrefices y acantilados.
Buscaba la empírea palabra
Se quiebra en mil pedazos.
por la que un día surgió
El aire azul de las alegrías
del Dios poeta que lo creara.
se pierde entre nebulosas, atraído por ángeles guardianes alimentando a rebeldes quimeras;
¿RECUERDA EL ECO?.
mientras el fuego de las desilusiones, ahora más ardiente y pesado,
En la botella vaporosa
lacera con aflicción y pena
de la vegetal memoria
al corazón de los recuerdos.
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Duermen la palabra y el sueño. Lo que pudo ser flores de edén son ahora espinas de cizaña.
La madreselva, con flores
¡Qué difícil retener las alegrías!.
incoloras, serpentea entre las piedras de fuego,
En la bóveda de los puntos cardinales
por donde el lagarto busca
resuena con más fuerza
las lágrimas de su risa.
la carcajada del destino, quien ha engalanado a la vida
Duermen la palabra y el sueño.
de rígido bufón danzante, para perderlo en el laberinto
Mece el viento, con aromas
tramado por el tiempo,
agrios, la cuna del niño;
trastabillando, intentando piruetas
cuna alba vacía de sueños
para alcanzar
que pende de un dogal férreo,
el sutil rayo de luz que no cesa.
cadena de cuentos grises.
Y de nuevo,
Duermen la palabra y el sueño.
sin saber como ni por qué, se encierran los recuerdos
Está desvelado el búho
en una botella vaporosa
(es hora de mediodía)
de la vegetal memoria,
por el recio croar de ranas
para crear, con el aire azul
suspirando por ver llorar
y el intenso fuego,
al sol sus últimas lágrimas.
el espacio de los sueños. Duermen la palabra y el sueño. Y la sombra vespertina COMPAÑEROS.
se ríe de la noche, arada por cometas que se fugan
Bajan los ríos agostados;
llevando sonrisa vítrea
ya no lloran las montañas.
en traje añil de hojalata.
Hay fríos azules plomizos de auroras crepusculares
Duermen la palabra y el sueño
apuñalando la luna.
en cruel mortaja de polvo, hollín de sangre y olvido,
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bajo la dejadez seca de una flor inmaculada.
Sé que está ahí. Y espero (¿o desespero?) en la incómoda silla de las horas; cambiante con el tiempo
ALAS DESEANTES.
va diluyéndose la impaciencia, como sombra de ciprés
Sé que está ahí.
en el mediodía de luz cenital.
Oteo el horizonte, deseándolo íntimo y cercano,
Sé que está ahí.
buscando en él
Jugando con la silueta
esa aurora de pasión roja
huida de la luz,
que abre la vida.
como un niño nonato revoloteando en un mar
Sé que está ahí.
de cálido aire amniótico.
Tras estos muros y estos cristales, arquitectura negra
Sí, está ahí.
con ojos traslúcidos
Mi sombra, creció conmigo
de esperanza inerte y absurda,
y es también dueña de mis recuerdos,
que sólo reflejan luz opaca
siempre me enseño el camino
de sus artificiales piedras.
hacia la fuente de luz.
Sé que está ahí.
Ahí, ahí está;
En la insondable ruleta
atrapada por la sombra cristalina.
de la rosa de los vientos;
Ahí está,
y que llega lo mismo,
refulgiendo como luminaria nova.
con el viento cálido y sereno,
Ahí está
que tras la tormenta
la palabra única;
de cualquier mal viento.
la más intransigente palabra que en el silencio todo lo nombra;
Sé que está ahí.
la palabra angular
Tras una nube de recuerdos.
que llega más allá de los límites
Sé también, porque lo veo,
del alfa y del omega,
que a su alrededor giran
más allá...
negras nubes de misterios.
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Ahí está la fértil palabra
inmutable e inefable de la palabra.
sembrando y engendrando: la voz y la letra, el color y la línea, la piedra y la forma,
ALAS DE JUGLAR.
el sonido y la música, el movimiento y la danza,
Se encuentra el juglar
...
bajo un sinfín de estrellas blancas
Sí, está ahí.
en una bóveda de cielo lapislázuli. Se encuentra el juglar sobre la llanura teñida de esmeralda; y en el aire aromas de poléo y espliego.
INMUTABLE Danzan los astros Mirar y no ver:
la salmodia de los grillos y de las ranas;
ceguedad vacía;
las luciérnagas
todo es provecho para un luctuoso gozo
restriegan sus vientres fosforescentes
de efímera presencia, absurda e irreal.
en el halo de la luna.
Mirar y sentir. Es vuelo sutil
Un cisne azul
el del aroma escondido tras la sombra
se recoge en el trigal,
de la palabra erguida como ciprés.
todavía de caña verde, y meciéndose en este oleaje verde
Sentir para abrir
deja escapar su posesivo canto.
el corazón lleno. Servirá de yunque donde la palabra
Alza el juglar su mano,
martilleará el opaco canto del hombre.
bañada por todos los azules, tratando de alcanzar el sello
Escuchar su música.
de tan refulgente arcano.
Vuelo frágil del aire;
Intento vano.
cadencia de un ritmo de alegrías latentes en el constante devenir de la vida.
Tiende el juglar su mano,
Y ver sin mirar;
de vitral rojo, hacia la tierra
brisa, blanca paz,
tratando de alcanzar
donde el canto es templado con la belleza
la profundidad virginal
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de su eternidad.
la única e indivisible palabra.
Cruel vanidad. Se encuentra el juglar Entonces se abren, extendiéndose
ante el verbo elemental
en el espacio pálido
que anima el canto de su voz
que dejan abiertas las manos,
y la melodía de su canción.
agujeros de soledad
Y tiene alas de colibrí.
por donde penetra el viento bruno de los desiertos desolados.
Quien antes fuera juglar en el valle del tiempo
En un último intento
es ahora poeta
une el juglar sus manos
en el Valle del Colibrí.
y, conteniendo su impotencia con la rabia de los sueños, llora ingenuas lágrimas de ámbar cristalino.
ESENCIAS.
Un rayo de halo verde
Es la palabra ala de colibrí
se refleja
tremolando inquieta en el pensamiento,
en la última lágrima nacida,
y persiguiendo las huellas en flor
a la que un cálido céfiro eleva.
de los aromas primigenios.
Ante los ojos húmedos del juglar
¡A libar!,
queda suspendida –estática gnosis-
¡a libar al alba!
como ínfima porción de arco iris.
antes que los recuerdos tiñan
Detiene su caída la arena del reloj;
de crepúsculos grises
paran su danza los astros;
las antenas nacaradas de conciencia..
el grillo se muda al invierno;
El feraz aire la lleva,
las luciérnagas se entregan
hacia jardines irisados
al fulgir de las estrellas;
por el reflejo de las corolas,
y el cisne azul ora en silencio.
iluminando las ansias de volar.
Liba el colibrí del néctar
¡A libar!,
de esta concluyente lágrima,
¡a libar al alba!,
mientras sus alas pronuncian
que se acercan jinetes
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con espadas brunas
No dejaré que el mal viento
dispuestos a segar el recóndito tallo,
oree el pensamiento de mis ojos.
raíz y tallo, del pensamiento. Cantaré con las brisas cálidas ¡Huye colibrí que no sajen
que del jardín de naranjos y limoneros
también tus alas áureas!.
regalan fragancias de azahar.
Deja las cálidas llanuras, no sea que un águila negra
Volaré sobre las arenas áureas
esté acechando tu vuelo.
que embelesan los corazones
En las altas cumbres
con fascinantes piedras doradas.
está la fontana
No dejaré que la movediza arena
de donde un día emergiste
me atrape para volverme piedra.
(antes que cualquier tiempo). Cantaré en las playas desoladas ¡A libar!,
donde anida la gaviota solitaria
¡a libar en este alba albo
sus dulces sueños de aire y tierra.
que la flor de edelweiss ha florecido para ti!.
Alas de colibrí para cantar; cantar con la palabra: de agua clara, los susurros del río; de brisa cálida, la voz del viento;
VUELO FINAL.
de íntima sencillez, los sueños de la solitaria soledad de la palabra.
Volaré con alas de colibrí sobre quebrados acantilados de aguas pútridas y turbulentas. No dejaré que esos ríos me lleven a mares sin fondo. Cantaré a los riachuelos en el hontanar de donde brotan aguas claras de reflejos plateados. Volaré sobre los vientos gélidos que cortan los azules cielos con melladas espadas grises.
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