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MEMORIAS
Memorias I VI Foro Internacional RedeAmerica I EMpresa y comunidad
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CONTENIDO Contenido PALABRAS DE BIENVENIDA Beatriz Mejía Ramón Jara
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Desafíos y oportunidades para la agenda post 2015 en América Latina José Luis Samaniego
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Avances conceptuales y prácticos sobre el involucramiento de la empresa en el desarrollo sostenible de la comunidad Margareth Flórez
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COMENTARIOS
¿Compartir el valor creado o crear el valor de forma compartida? Francisca Rivero
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Reflexiones finales Guillermo Miranda
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CIERRE 54
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PALABRAS DE BIENVENIDA BEATRIZ MEJÍA1
Estimados amigos y amigas: en nombre de la Junta Directiva de RedEAmérica quiero manifestar un especial agradecimiento a todas las personas que hoy nos acompañan, así como a los expositores e instituciones que apoyan este evento y a los participantes de múltiples países. Es el momento para hacer un reconocimiento al Nodo Chileno por el entusiasmo, esfuerzo, profesionalismo y rigor con el que han trabajado para hacer realidad este foro, que sin lugar a dudas va a permitir mostrar el compromiso que desde la Red hemos adquirido para contribuir con la disminución de la pobreza en América Latina. Somos una región con gran riqueza, potencial y oportunidades, pero también una región con un alto índice de inequidad, donde millares de personas subsisten en condiciones de pobreza extrema. Desde RedEAmérica estamos convencidos que el sector empresarial, a partir de su cadena de valor, con liderazgo e inversión social, puede contribuir a la disminución de la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. La globalización en el contexto cambiante de nuestros países trae cada año a RedEAmérica la tarea de identificar el tema a desarrollar en el evento anual; es por esto que con el liderazgo del Nodo Chileno y la participación de la Dirección Ejecutiva y una gran cantidad de miembros de la Red queremos hablar de la relación y participación de empresa y comunidad como actores del desarrollo sostenible.
1 Colombiana. Ingeniera Industrial de la Pontificia Universidad Javeriana, con experiencia en la conceptualización, diseño, evaluación y seguimiento de programas y proyectos sociales y comunitarios. Directora Ejecutiva de la Fundación Smurfit Cartón de Colombia desde 1998 y actualmente Presidenta de la Junta Directiva de RedEAmérica.
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Hoy queremos abrir un espacio de reflexión, que nos permita identificar múltiples opciones en la relación empresa-comunidad, desde una concepción ética en la que se conjugue el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y la equidad social como ejes del desarrollo sostenible. Entendemos el sector empresarial como un actor corresponsable para alcanzar condiciones de sostenibilidad sin sustituir la tarea del Estado. América Latina está regida por cambios en el orden político, económico y social; algunos de nuestros países padecen los desastres de la violencia y otros emprenden acciones para enfrentar los escenarios del postconflicto. Si a este panorama sumamos las dinámica infinitas de las comunidades y el acceso permanente a la información, sin lugar a dudas debemos reflexionar de manera permanente sobre el rol del sector empresarial para intervenir de manera eficiente y corresponsable en la construcción de una sociedad justa, donde estén presente los fundamentos del desarrollo humano sostenible. En este contexto cambiante debemos asumir nuevos retos, desde las empresas y especialmente en su relación con la comunidad. Habrán nuevos actores sociales, nuevas dinámicas de interrelación y por supuesto nuevos diálogos. Debemos entender el significado de lo público, comprender el funcionamiento del Estado y hacer un reconocimiento permanente de las políticas públicas para orientar de manera eficaz la inversión social privada en función del desarrollo de las personas con derechos y deberes y por supuesto de la sociedad en general. En RedEAmérica vemos el contexto de cambio con múltiples oportunidades para relacionar la empresa con la comunidad en general, para desarrollar estrategias de valor compartido, para promover el intercambio de prácticas significativas y por supuesto para realizar procesos de mejoramiento continuo que permitan estar vigentes frente al cambio permanente. Confiamos que la agenda para el día de hoy cumpla con sus expectativas y contamos con su participación activa y entusiasta para lograr los resultados que todos esperamos de este evento. Muchas gracias.
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PALABRAS DE BIENVENIDA RAMÓN JARA2
Buenos días a todos. Reciban todos ustedes en nombre de la Fundación Minera los Pelambres, una fundación del grupo Antofagasta Minerals y especialmente del nodo chileno de RedEAmérica nuestra más cordial bienvenida en esta oportunidad a compartir experiencias latinoamericanas con las cuales empresas privadas realizan aportes sustantivos al desarrollo y calidad de vida de las comunidades locales. Hemos puesto mucho esfuerzo en la preparación de este evento, que esperamos resulte provechoso y acogedor para todos nuestro amigos de los distintos países que hoy se dan cita en Chile. Debo confesar que este empeño no fue completamente desinteresado; queremos que este encuentro permita profundizar en Chile una discusión de fondo respecto del rol social que las empresas privadas y el aporte efectivo que nos corresponde realizar, no solo en el crecimiento macroeconómico, sino en el bienestar de quienes nos rodean. No es nuestro rol ni nuestra intención reemplazar al Estado en las tareas de obtener un desarrollo armónico garantizando oportunidades equitativas a los ciudadanos para construir su calidad de vida y la de sus familias. Pero nuestras empresas y sus fundaciones sí aspiran a contribuir en torno a estos objetivos. Creemos que tenemos que cumplir en el desarrollo de las comunidades donde trabajamos con perspectiva de base. Y no es una convicción solo valórica, sino que resulta de un análisis de fenómenos mundiales que hoy nos obligan a mirar el tema global del desarrollo de un modo distinto al habitual. No se trata solo del crecimiento, ni de la gran tarea de cerrar brechas sociales; el desarrollo no es una materia de análisis técnico o de altas 2
Presidente de la Fundación Minera los Pelambres; Director de Antofagasta Minerals.
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esferas políticas, tiene que ver con lo que sienten y perciben las personas, con lo que demandan los ciudadanos con expresiones de descontento que se hacen sentir a través de los continentes. Como nos indicaba hace un par de años el informe de 2012 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, la felicidad de las personas es un objetivo más del desarrollo. El debate público internacional y la institucionalidad de algunos países están abordando hoy estas materias porque se ha visto que se han vuelto totalmente relevantes. Es difícil de abordar, porque involucran subjetividades, procesos en que los individuos constituyen una imagen de sí y del mundo a través de sus experiencias sociales, difícil sin duda, pero no imposible; y la herramienta fundamental para avanzar en la felicidad y avanzar así en el desarrollo, no solo técnico ni teórico, sino percibido efectivamente, es el dialogo. Las políticas estatales, la gestión de las empresas, los movimientos sociales, organizaciones territoriales o productivas, siempre van a estar orientadas desde su propia perspectiva, desde experiencias únicas y miradas particulares. Nosotros creemos en el crecimiento fundado en valores, que es lo que nos interesa comunicar a nuestras comunidades. El único modo de que la relación Estado-empresa-comunidad sea virtuosa es la generación de confianza a partir de diálogos directos, francos, vinculantes, en los cuales reconozcamos nuestros distintos roles, nuestras potencialidades y limitaciones para el quehacer conjunto y nos ordenemos en torno a metas comunes con objetivos compartidos. ¿Qué puede ser más seductor para entendernos que poner la felicidad al centro de la discusión? Pero estos diálogos no son fáciles, son difíciles sin duda, pero no imposibles. Qué interesante la experiencia peruana, por ejemplo, al crear una Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad dependiente de la presidencia del Consejo de Ministros. Qué potente ir más allá de normas, sistemas, y evaluaciones avanzando hacia el consenso construido con pleno respeto a la diversidad de funciones y propósitos, en que personas que son gobierno, que son empresa, que son comunidad, se ven a la cara y dialogan para construir caminos en conjunto, en beneficio de todos. Probablemente tendremos la oportunidad de retomar estos temas en profundidad en la conferencia con que CEPAL nos invitará a mirar más allá del 2015. Pero me quiero detener un momento en otro dato interesante del informe del PNUD 2012: se cree que la felicidad es un valor que las personas adquieren por sí mismas, lo cual puede ser favorecido o dificultado por las condiciones del entorno o la sociedad en que se encuentra. Es ahí donde nosotros tenemos un espacio, un espacio que tenemos que aprovechar. Más allá del complejo entramado de percepciones que se vinculan a estas aproximaciones, me parece fundamental el concepto de autonomía. La felicidad no es algo que se le pueda dar o entregar a una persona, es algo que las personas y las familias tienen que construir, un argumento de tantos a favor del desarrollo de base, por sobre el asistencialismo.
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I PALABRAS DE BIENVENIDA I
Cumplir la ley al pie de la letra, avanzar en procesos y tecnologías innovadoras y seguras, corresponde oportuna, responsable y justamente a cualquier impacto inevitable, son deberes de toda empresa moderna que desee sustentarse en el tiempo. Pero integrarse al lugar donde se realiza la actividad económica, desarrollar un trabajo sostenido con las comunidades vulnerables, no solo para una foto sino para contribuir efectivamente al bienestar autónomo de las personas, constituye nuestra responsabilidad como empresas. Hoy no es un deber, es un querer y los que estamos acá así lo queremos; queremos ser verdaderos vecinos, miembros productivos del territorio, no solo en beneficio de nuestra casa, de nuestras familias de trabajadores y colaboradores, sino como constructores activos de un real capital social. Queremos innovar, aprender, ensayar, evaluar y la experiencia internacional comparada siempre ha sido una gran fuente de conocimiento. Queremos construir alianzas en el trabajo, con objetivos comunes y fortaleciendo confianzas a partir de logros obtenidos; superar las suspicacias con que a veces se relaciona lo privado y lo público. No se trata que el sector público descanse en nosotros, pero creemos ser una herramienta efectiva para incrementar y maximizar la inversión social en el territorio mediante el trabajo conjunto. Queremos construir alianzas con las comunidades, fortalecer organizaciones sociales y productivas trabajando codo a codo en la generación de capacidades y oportunidades, por supuesto y con franqueza, no estamos exentos de conflictos, pero nuestra respuesta creciente ha sido superar la negociación de compensaciones monetarias en respuesta a temores o riesgo percibidos por grupos específicos, que incluso cuando no son reales, afectan la calidad de vida de las personas. Hoy dialogamos de otra manera, nos relacionamos de otro modo, compartimos lenguajes y nos valoramos de una forma directa. La mirada de RedEAmérica, con quien tanto nos identificamos, no es la tradicional, no es la más simple, ni la que instintivamente surge en las empresas cuando miran al barrio, la región o el país en donde están insertos; es el resultado de una reflexión basada precisamente en valores, en logros y aciertos, conocimiento adquirido, sistematizado y compartido. Mucho falta aún por aprender, porque como habíamos dicho, es un proceso que requiere la voluntad de todos, donde la institucionalidad deber se moderna y facilitadora de dichos procesos. Es un nuevo desafío. A ello los invitamos a concurrir y a que este foro sea un verdadero espacio de reflexión, de intercambio de experiencias. Por sobre todo esperamos que surjan ideas y propuestas que deseamos compartir entre nuestros pares, con las comunidades y con los propios estados que acogen nuestras actividades económicas. Muchas gracias y bienvenidos a Chile.
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Desafíos y oportunidades para la agenda post 2015 en América Latina José luis Samaniego1
Me gustaría compartir inicialmente una reflexión que parece simple, pero que en la ejecución es muy compleja y que marca en parte el tránsito en el cual están nuestras sociedades. Para poder tener una sociedad como la de hoy, con economías de escala, con grandes ciudades en varias transiciones, se ha requerido de mucho esfuerzo público y privado, de generar un sistema de señales a través de nuestras principales instituciones, sean democráticas o económicas, sistemas de precios, mecanismos de inversión, que permiten el funcionamiento continuado de este modelo de desarrollo. Cuando tomamos conciencia de la necesidad de transitar hacia un desarrollo sostenible nos encontramos con que esas instituciones no actúan necesariamente a favor y entramos en una importante fase de pilotos, como el Fondo Verde, como las ventanillas especiales de los organismos financieros internacionales, como el empuje que se busca a través de las convenciones para cambiar el paradigma. Pero todavía no estamos en el momento en donde el conjunto de la sociedad ha creado la institucionalidad y los incentivos económicos, precios relativos, mecanismos de inversión que hagan que el nuevo mainstream sea el desarrollo sostenible. Estamos en esta etapa, en este marco, donde podemos ubicar el momento actual de América Latina.
1 Mexicano. Es desde 2004 director de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEP América Latina, Naciones Unidas). Economista de la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UNAM) y Magíster en Economía Política Internacional. Entre 2002 y 2004 fue Director del Centro de Transporte Sustentable de la Ciudad de México; también fue Coordinador de Asuntos Internacionales de la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca de México de 1994 a 2000.
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Voy a hablarles de cuatro asuntos estrechamente vinculados. Comenzaré con el momento en el que se encuentra América Latina ahora. Ustedes han sido testigos de una buena década que se inició aproximadamente en 2003, que continua hasta la fecha con un poco de desaceleración en los niveles de los precios de materias primas, que son los principales productos de exportación de la región. Tenemos ahora un nivel de crecimiento económico más modesto que en el pasado, lo vamos a ver en los datos, dependiendo fundamentalmente de la exportación de recursos del sector primario, habiendo pasado esta buena década a un proceso de reprimarización de nuestra estructura económica -hablando en general de América Latina-, en donde los motores internacionales del comercio se han ralentizado y por lo tanto las exportaciones de América Latina también, con índices de ahorro y de inversión que han sido más altos que en otros momento de la historia y que nos hablan de un potencial de crecimiento. Hemos visto etapas de volatilidad recientes en los tipos de cambio y también la inflación producto de las revaluaciones cambiarias, de la enfermedad holandesa, tenemos grandes reservas en algunos pocos países y efectivamente estamos redefiniendo una agenda de desarrollo en donde prima la equidad y el combate a la pobreza, todavía por encima del desarrollo sostenible. En el marco internacional estamos en la discusión de cómo transitar a esa sostenibilidad del desarrollo. Si se analizan las tasas de crecimiento anual per cápita y el PIB por país en América Latina, se puede ver que tenemos una desaceleración en los últimos años, producto de la crisis y de la ralentización del crecimiento en China, que es uno de los principales mercados de América Latina, lo cual nos ha ido haciendo bajar la tasa de crecimiento, tanto per cápita como nacional. En la medida en que la inversión no acompaña la dinamización interna de las economías de América Latina tendremos brechas respecto del producto que se puede generar internamente y que también nos marca la brecha en materia de inversión que podríamos estar cerrando para volver a niveles superiores al 25% de inversión respecto del PIB. Si tomamos la cuestión de infraestructura tenemos un déficit que estimamos anualmente de por lo menos 6 puntos del PIB para mantener la infraestructura en los niveles de modernidad necesaria.
Qué nos impide lograr mayor crecimiento Los motores del mercado internacional para el crecimiento han disminuido y fundamentalmente hemos pasado a depender del consumo mucho más confiablemente que de la inversión. Los buenos años que nos permitieron modernizar la estructura económica y la infraestructura nos hicieron sentir demasiado cómodos y se dio un proceso relativo de desindustrialización en América Latina, pasando a depender en gran medida de las exportaciones del sector primario. Y si nos comparamos con las áreas de punta en el mundo, vemos que estamos muy rezagados con relación a los países asiáticos 14
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en materia de participación de exportaciones de alta tecnología; es decir, tenemos una brecha de productividad y una brecha de industrialización importante. También hay otras brechas que la región tiene que transitar para poder alcanzar un mayor dinamismo económico, ojalá apareado con una mayor protección ambiental y un mayor nivel de inclusión social.
Los motores del mercado internacional para el crecimiento han disminuido y hemos pasado a depender del consumo mucho más que de la inversión
Las principales brechas que identificamos: por supuesto la desigualdad. América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo, no la más pobre, pero si la más desigual. Una brecha de productividad donde nos rezagamos no solamente frente a los países asiáticos, sino también frente a la economía norteamericana. Una relativa desindustrialización, una brecha climática importante, que es la síntesis de varias brechas en materia de sostenibilidad, donde hoy la región tiene un nivel de emisiones per cápita de aproximadamente once toneladas, tomando en cuenta el cambio de uso del suelo y el consumo energético, cuando deberíamos estar en dos toneladas per cápita, confluyendo con el resto del planeta si queremos mantener los niveles de seguridad climática necesarios para no rebasar un incremento de 2ºC en la temperatura global. Tenemos una brecha fiscal muy importante en América Latina. Estamos muy rezagados todavía y hay oportunidades de mayor recaudación fiscal, para un gasto que como vemos más adelante requiera dar satisfacción a las aspiraciones emergentes de una región que crecientemente es de clase media y donde los servicios públicos no le están acompañando necesariamente, no están satisfaciendo las expectativas de esa clase media emergente y la brecha de inversión para mantenernos en la punta de la modernidad. ¿Qué pasó con los mínimos de desarrollo acordados en el año 2000, en la Cumbre del Milenio? Ha habido avances notables en el cumplimiento de Objetivos de Desarrollo del Milenio, por ejemplo en materia de reducción de la pobreza. Ha sido un logro grande y notable en América Latina, mucho menos la desigualdad que la pobreza, mucho menor incidencia por lo tanto del hambre. Hay una mayor conciencia de la necesidad de formar a los niños y hemos logrado la paridad de género en materia educativa, tenemos avances en la proporción de los niños que son vacunados y un importante avance en la cobertura de agua potable. Los rezagos están básicamente en tres sectores. En educación, en cuanto a calidad y oferta, en muchas áreas de atención de salud pública y en el tema de saneamiento de aguas en las ciudades también hay un déficit enorme. A pesar del esfuerzo ordenador y cohesionador que tuvieron los Objetivos del Milenio, resulta que los principales déficit están en la provisión de los servicios públicos 15
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todavía y esto está generando un fenómeno en los países de América Latina que es muy importante observar y prevenir: la fuga de la clase media de los servicios públicos. Había un pacto global detrás de los Objetivos de Desarrollo del Milenio que era la cooperación internacional, era la transferencia de recursos de ayuda al desarrollo que se ha vuelto irrelevante. Hoy es mucho menor que las remesas, mucho menor que la inversión extranjera directa, menor que las importaciones, y solo algunos países como Haití y otros con muy bajo nivel de desarrollo reciben beneficios importantes de la ayuda oficial para el desarrollo. Transferencias de tecnología se han dado muy poco y lo vemos en el costo para acceder a la banda ancha en los hogares. Mientras que en Bolivia el costo mensual para las familias puede ser del 70% de su gasto, en países desarrollados como Estados Unidos no llega ni siquiera al 0,2% de ese gasto mensual. Hay una diferencia enorme que está profundizando la brecha digital y por lo tanto las oportunidades de la gente para acceder a información y procesos de producción modernos. Sí vemos un mayor acceso a los mercados de los países desarrollados. Los países de América Latina se vieron favorecidos por el sistema de preferencias y la reducción de los escalonamientos arancelarios. Prácticamente no hubo movimiento en la reducción de los subsidios agrícolas, lastimando las exportaciones provenientes de América Latina y del Caribe y hubo una modestísima ayuda a la facilitación del comercio. Uno podría decir que la esencia del Pacto Global para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio fue muy poco significativa. A pesar de la cohesión de voluntades y claridad de objetivos, los avances que se registraron son necesarios más no suficientes para reorientar nuestras sociedades hacia el desarrollo sostenible. Y esto lo vemos en la evaluación de los veinte años después de Rio y nos damos cuenta que debemos hacer un esfuerzo distinto para ponernos en marcha hacia el nuevo paradigma de la sostenibilidad del desarrollo.
De los Objetivos de Desarrollo del Milenio al desarrollo sostenible Los Objetivos de Desarrollo del Milenio fueron claros y simples para que todos los pudieran entender, tuvieron efecto en la organización de la transferencia de ayuda del norte hacia el sur, establecieron mandatos claros para muchas de las agencias dentro del sistema de Naciones Unidas, pero no hubo una vinculación fuerte con los procesos económicos, porque los avances fueron sectoriales y no integrados. Los estadísticos no fueron consultados en la definición de Objetivos de Desarrollo del Milenio; fue básicamente una propuesta de Naciones Unidas hacia los países a raíz de la Cumbre
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del Milenio y por eso fue percibida como una propuesta desde arriba. Los países se encontraron con una propuesta, la aceptaron, tenía razonabilidad, tenía un plazo cierto, metas claras pero habían algunas inconsistencias en el diseño de las metas.
Transferencias de tecnología se han dado muy poco y lo vemos en el costo para acceder a la banda ancha en los hogares
Por ejemplo, en el objetivo número 7 la integración de políticas para el desarrollo sostenible no tiene métricas, no puede ser medida. Hay otras cuestiones que no están acordadas, como la captura pesquera sostenible; hay otras que no están bien repartidas, como por ejemplo la reducción de los habitantes en tugurios a escala global, esto dejo huecos para poder aterrizarlos entre distintos niveles de gobierno. Finalmente, los objetivos tenían una fuerte dependencia para su cumplimiento de la disponibilidad de montos adicionales de gasto público. ¿Qué ha implicado eso para la formulación de los objetivos de desarrollo sostenible? Por un lado que no sea este enfoque de transferencias norte-sur. No son objetivos que debe cumplir solamente el mundo en desarrollo, esta vez son objetivos universales que abarcan tanto al mundo en desarrollo, como al desarrollado. Pongo dos ejemplos: hace algunas semanas fue noticia el tema de la crisis de contaminación atmosférica en el norte de Francia, como lo fue también en varias ciudades del Reino Unido y en China; el tema de la calidad y el sentido del desarrollo urbano está siendo problemático para el mundo desarrollado y para el mundo en desarrollo. Están apareciendo nuevas pandemias, como las enfermedades no transmisibles y la accidentalidad y eso es compartido por el mundo desarrollado y por el mundo en desarrollo; las artritis, el Alzheimer, las diabetes, la obesidad, son enfermedades emergentes compartidas por ambos mundos. Entonces si hablamos de desarrollo sostenible no es para que lo cumplan los países en desarrollo con financiación de los países desarrollados, es para que lo cumplamos todos. Y no es solamente para los gobiernos, implica a la sociedad civil, implica un cambio profundo en los patrones de producción y consumo. Si pensamos de nuevo en sedentarismo, obesidad, diabetes, esto no solo tiene que ver con la alimentación, tiene que ver con el etiquetado, los productos industriales, las formas de movilidad. Y no es algo que solo los gobiernos vayan a poder resolver, tiene que ser una alianza entre gobiernos y sus sociedades, consumidores y productores. Esta vez la discusión viene de abajo hacia arriba. Los gobiernos se sentaron en el asiento del conductor y van guiando la discusión, por supuesto con todos los problemas que eso implica, de demora, de incoherencia, pero se está avanzando. Se supone que para 2015 debe haber un conjunto razonable
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de objetivos para el desarrollo sostenible para la adopción de la nueva agenda, junto con la institucionalidad que debe acompañar su ejecución. La propuesta de los objetivos de desarrollo sostenible sin una reforma a la gobernanza del desarrollo sostenible a escala global tiene poco sentido. Y en este momento Naciones Unidas funciona como un archipiélago de instituciones en donde no hay jerarquía, y no necesariamente hay coherencia con lo que están haciendo los organismos de Bretton Woods. Tiene que haber un mecanismo para que se ordene el sistema, se manden señales y se gane en coherencia entre todas las decisiones. Tiene que llegar un momento en donde si la Comisión del Cambio Climático está diciendo que tenemos que llegar a dos toneladas per cápita por cuestiones de seguridad climática, el Banco Mundial no debería de estar financiando más carboeléctricas a nivel planetario. Y por supuesto tiene que haber mayor coherencia dentro de los países. Los tratados son formalmente independientes con diferentes membrecías -y es inevitable mientras no haya un esquema más ordenado en Naciones Unidas- y el funcionario de gobierno que hoy habla en Ramsar puede acabar contradiciendo a su jefe de gobierno que hoy está en la Asamblea General, o tener otro discurso en la OMS, o plantear otra cosa en el propio Banco Mundial. Tiene que haber mayor coherencia para los mensajes internacionales a fin de alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible. En este momento en la agenda se están discutiendo 19 temas, son excesivos. Salud aparece entre los grandes temas, erradicación de la pobreza se mantiene, pero podemos decir que salud, seguridad alimentaria y nutrición hacen parte de uno solo, y así hay vínculos trasversales entre cada uno de estos indicadores, como en el caso de ciudades que tiene implicaciones en materia de seguridad, salud, energía y movilidad, entre otros. Este es el estado de la discusión y se está haciendo un gran esfuerzo en los grupos de trabajo de Naciones Unidas para poder reducir el número de temáticas. Se espera que haya 10 temas que se adopten como objetivos de desarrollo sostenible y de estos se considera que por lo menos habrá uno de mujeres, uno de ciudades, habrá uno de gobernanza, estado de derecho y derechos humanos, y habrá uno de salud. Los otros seis son una gran incertidumbre todavía, pero creo que llegaran a tiempo.
Qué podemos esperar ahora en América Latina Si juntamos esta discusión de sostenibilidad con las grandes transiciones, con estas cuestiones imparables que vamos a tener que vivir en la región. Una de ellas es la transición demográfica: en todos los países de América Latina estamos envejeciendo. Esto hace que las tasas de dependencia no sean tan grandes como van a ser en el futuro, es decir que tengamos una población económicamente activa que aporta al PIB más de lo que está reclamando como población pasiva que será
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en el futuro. Entonces hoy es el momento de arreglar los sistemas de protección social, de arreglar los mecanismos tributarios pensando en la población envejecida, de hacer la transición en infraestructura para que nuestras ciudades sean aptas para toda la población y otras cosas por el estilo.
Si hablamos de desarrollo sostenible no es para que lo cumplan los países en desarrollo con financiación de los países desarrollados, es para que lo cumplamos todos
También es imparable la transición urbana en América Latina, que es el continente más urbanizado hoy del planeta. Acá se están produciendo transiciones vertiginosas que en otras regiones del mundo se demoraron más de cinco siglos, diez siglos en alcanzar los niveles de urbanización que tenemos hoy, nosotros lo hicimos en un siglo. Para mediados del siglo XXI vamos a tener un 90% de la población urbanizada, hoy tenemos el 80% y estamos viviendo transiciones en países como Colombia, Brasil, como Centroamérica, que tenían el 30% de población rural a mediados del siglo 20 y hoy son 80% urbanizados, esto es imparable. Y en la medida en que continuemos siendo una región de ingreso medio también irán aumentando las emisiones en nuestros países si no hacemos un cambio rápido. Esto no lo vamos a poder frenar antes del año 2050, pero podemos establecer las bases para que ese cambio se produzca más adelante. Conforme vamos aumentando los niveles de ingresos, conforme vamos consumiendo más energía, también se van difundiendo cada vez más los patrones de consumo dominantes y esto tiene una contradicción clara con la sostenibilidad ambiental. Un ejemplo se puede ver en el tema de combustibles, cómo el hecho de que existan subsidios para el actual modelo de crecimiento a través de los combustibles fósiles, tiene un efecto absolutamente regresivo. Por ejemplo, en Colombia el gasto del 5to quintil no llega a ser el 4% de ese quintil, pero es cerca del 80% de todo el gasto que en Colombia se hace en materia de gasolinas; entonces el peso que se subsidio a los combustibles fósiles para mantener el paradigma de producción de hoy es un peso que se reparte de manera regresiva y económicamente no tiene sentido más que para mantener el modelo de producción de hoy, que es el que queremos cambiar a un modelo sostenible. Esto es difícil de cambiar. Sin duda impactos que la región va a sufrir en materia de cambio climático también son imparables. Las regiones costeras de los países se van a inundar por subida del nivel del mar. Esto ya lo sabemos, esto es la expansión térmica inercial de los océanos. Esto no es frenable aunque alcancemos los 2 grados de temperatura. Países que tienen mucha costa son vulnerables, como México y Brasil y esto se debe tener en cuenta.
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Cómo se percibe a sí misma Latinoamérica La transición demográfica nos está cambiando el perfil de desarrollo y lo deberíamos pensar muy seriamente. El tema de seguridad ciudadana en las megaciudades se ha posicionado como un tema relevante en toda América Latina. La noción de vulnerabilidad al cambio climático en Centro América, el Caribe, en Colombia y ahora en Brasil son nociones sumamente claras. Y no podemos esperar mucha cooperación porque ya somos una región de ingreso medio, gran parte del esfuerzo tendrá que ser endógeno y si es armonizado y coherente en la región, mucho mejor. Cuáles son las decisiones de la región. Esto lo vimos en Bogotá en la reunión de seguimiento a Rio + 20: uno, no abandonemos los Objetivos del Milenio, pero es necesario pasar al nuevo paquete que son los de desarrollo sostenible. Tenemos desafíos que antes no teníamos, debemos tener un nuevo modelo de desarrollo, en donde resolvamos las brechas estructurales. El tema de la igualdad y el de la sostenibilidad ambiental; como región de clase media el umbral de bienestar es más elevado hoy que antes, el estallido por la cuestión del transporte público en Brasil hace veinte años hubiera sido impensable, hoy se dio porque es insuficiente para esa clase media emergente. Cuentan las instituciones públicas, la política cuenta. Hemos visto que la desregulación no nos ha llevado globalmente por buen camino. Tenemos que medir mejor, seguir insistiendo en el PIB como la única medida del éxito económico puede ser una equivocación muy grande, porque no está midiendo el estado de los patrimonios, no mide la riqueza, mide el flujo de caja, solo la riqueza que se creó en este año, no mide el patrimonio que se perdió para poder crear esa riqueza. Entonces no podemos tomar decisiones balanceadas entre lo que queremos generar y el patrimonio que queremos conservar, o la tasa de explotación a la que queremos usar este patrimonio. Es como vaciar la cuenta de cheques, el PIB muestra los cheques que emitimos, no nos muestra lo que tenemos en la cuenta bancaria. Y por supuesto la gobernanza global para transitar al desarrollo sostenible tiene que cambiar. A nivel interno en América Latina hay un margen de mejora para la recaudación muy grande; hay un margen de mejora respecto a cómo se comportan las finanzas públicas de los países desarrollados, que nos dice que podemos mejorar mucho más. Los países de América Latina recaudan en impuestos ligados a temas ambientales menos de la mitad de los países desarrollados y los países que actualmente cobran impuestos relacionados con temas ambientales están a la cola de sus pares miembros de la OCDE. Chile y México están en el extremo, lo cual también nos marca el margen de mejora que podríamos tener para enviar señales a la sociedad. No hacer solamente pilotos, sino dar señales generales.
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Decíamos que los subsidios ambientales son dañinos y regresivos y no son poco significativos, si estamos pensando en la estructura del Es imparable la transición urbana en gasto y redistribución de ingresos vemos que América Latina, que es el continente más urbanizado hoy del planeta esto va generando inequidad en estos países. Venezuela Ecuador se gastan ocho puntos de la riqueza anual generada en subsidiar a los combustibles fósiles, que ya vimos que como bien de consumo van a los sectores más ricos. Argentina se gasta el 2%, México es el 1%, esto da pie a una reforma tributaria como de hecho se está discutiendo en muchos de nuestros países. Estamos cediendo a un paradigma de desarrollo del siglo XX y no del siglo XXI. Si las ciudades están creciendo así, si estamos en esta transición demográfica, se deben ver como bienes públicos. No son la suma de las casas, es el espacio de la ciudadanización, es el espacio donde efectivamente somos iguales, en el espacio público, en las plazas, en el transporte público. En los servicios públicos también segregamos, ahí estamos minando el ideal democrático. Entonces la mejora de los servicios públicos no es solo un tema de inclusión, es una cuestión de cohesión democrática. En esta transición demográfica y urbanística, las inversiones que se hagan en las ciudades y servicios públicos que van directamente a esas clases medias van a ser de gran visibilidad y yo creo que ahí hay una gran oportunidad de hacer alianzas entre el sector público y el sector privado. Termino diciendo que ha habido innovaciones en América Latina, como el tema de los transportes articulados: Transantiago, Transmilenio, Metrobús, son una innovación latinoamericana y generan nuevos campos para la inclusión. Es un gasto que es socialmente inclusivo, ambientalmente mejor y económicamente bueno. En estos sistemas las estaciones son centros de concentración de población que pueden estar muy bien organizadas pero que están pensadas de manera segregada respecto del funcionamiento de la sociedad. Las estaciones son solamente estaciones cuando podrían ser centros de encuentro, centros comerciales, centros de diversión, aprovechando la infraestructura que está allí. Y el tema de la revolución de los datos puede simplificar enormemente la forma de planificar las ciudades. Hacer encuestas de ingreso-gasto es muy caro; en cambio utilizar los sistemas de geoposicionamiento de los teléfonos móviles permitiría tener el equivalente a encuestas origendestino por día, y ahí poder adecuar la infraestructura, los servicios, los satisfactores en alianzas público-privadas, usando la información y con base en ella tomar decisiones de inversión que hagan objetivamente que los sectores más marginados puedan ser integrados a un nuevo paradigma de desarrollo.
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Memorias I VI Foro Internacional RedeAmerica I EMpresa y comunidad
También uno puede pensar en la tecnología ad hoc para las pymes. Hoy va ganando terreno, por ejemplo, al reducirse el costo de producción por kw / hora las energías renovables, claramente los paneles solares están entrando en una fase de despliegue, pero eso es solo para las grandes redes. Para las pequeñas industrias no hay alternativas todavía para que se puedan desconectar de las grandes redes o para que puedan crear redes entre sí. Porque todavía no tenemos las escalas de tecnología apropiadas para ese nivel de usuario y de desarrollo. Y todos estos ejemplos que uno puede imaginarse podrían ser espacios para esas nuevas alianzas público privadas y por supuesto también ayudar a entender y a impulsar los cambios que impulsen en una mayor y mejor medida, un cambio de paradigma hacia el desarrollo sostenible. Muchísimas gracias.
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Avances conceptuales y prácticos sobre el involucramiento de la empresa en el desarrollo sostenible de la comunidad MARGARETH FLÓREZ1
Quisiera con esta exposición centrarme en cómo está viendo RedEAmérica los avances en el tema que nos ocupa en este foro, que es el involucramiento entre empresa y comunidad. Y para eso voy a tratar de hacer una recapitulación de algunos hechos. Ustedes recuerdan que en 2002 en la región estábamos viviendo los temores que dejaron los ataques a las Torres Gemelas, fue el año en que empezó a circular el Euro en doce países de Europa; los colombianos nos acordamos muy bien que fue el año que la guerrilla secuestró a Ingrid Betancur, la candidata presidencial; fue también el año en que Venezuela se dio un golpe de estado al presidente Chaves, se posesiono el presidente Lula en Brasil, fue creada la Corte Penal Internacional y este fue el año que para nosotros en RedEAmérica hubo un hecho significativo también, que fue la primera conferencia del Banco Interamericano de Desarrollo sobre responsabilidad social empresarial, en Miami. Según la CEPAL, 2002 no había sido un buen año, fue un año marcado por el estancamiento en el proceso de superación de la pobreza. En aquel entonces la CEPAL mostraba que entre 1999 y 2002 la pobreza se había mantenido prácticamente igual. 220 millones de persona estaban en situación de pobreza y de ellos, algo más de 97 millones en pobreza
1 Brasilera. Graduada en Arquitectura y Urbanismo, Magíster y Especialista en Planeación y Desarrollo. Trabajó en la Presidencia de la República de Colombia, en el Plan Nacional de Rehabilitación – PNR y en la Consejería Presidencial para Medellín y su Área Metropolitana. Fue Subdirectora de Planeación del Fondo Nacional Hospitalario - Ministerio de Salud. Además fue Jefe del Área de Gestión Local y Comunitaria y Subdirectora de Programas en la Fundación Corona, así como Directora de la Corporación Transparencia por Colombia. Directora Ejecutiva de RedEAmérica.
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extrema. También según afirmaba la CEPAL, el 2002 se caracterizó, salvo escasas excepciones, por el aumento de las tasas de desocupación en los países de la región y el desempleo se ubicó en el nivel más alto de la década. En ese año de 2002 nace RedEAmérica. 23 organizaciones en aquel entonces aceptan la invitación de la Fundación Interamericana de los Estados Unidos y crean esta articulación del sector privado con una perspectiva de contribución a la superación de la pobreza y la ampliación de la democracia en América Latina. En estos 12 años, de 2002 al 2014, algunas cosas han cambiado y otras no tanto como quisiéramos. RedEAmérica ha cuadriplicado el número de miembros en estos doce años. Hemos logrado construir un tejido de confianza y cooperación entre los miembros y a partir de una diversidad de más de 70 miembros en 11 países se ha construido un conocimiento colectivo importante, que es un acervo para mejorar las practicas de los miembros y además hemos creado un marco de acciones y oportunidades para que se constituya una masa crítica en el sector empresarial, formada y con capacidad para actuar. También hemos construido lazos de cooperación y alianzas que deberán profundizarse y ampliarse entre los miembros y otras organizaciones cooperantes. Quisiera resaltar que en estos doce años la situación de pobreza no se transformó sustancialmente como quisiéramos, pero si hubo mejoras, como la reducción del porcentaje de población en pobreza y pobreza extrema, y la región experimentó por mucho tiempo una mejora en el desempeño macroeconómico. Sin embargo, aún seguimos siendo la región más desigual del mundo y es en ella donde se desarrollan los negocios en los que ustedes están trabajando. Hoy en 2014, a diferencia de 2002, tenemos Estados mucho más enfocados en el desarrollo social y en la reducción de la pobreza. No voy a calificar los resultados, pero sí vemos mucha más acción del Estado encaminada a ese propósito; estamos ante una situación de bono demográfico que ya fue explicada y también ante una retirada de la cooperación, que mencionó el doctor Samaniego, y esto nos genera unas expectativas frente a lo que el sector privado puede hacer como aliado y financiador. También estamos en un momento en que percibimos mayores conflictos por los recursos naturales, existe una tendencia ‘green’, una mayor preocupación por la sostenibilidad ambiental, posiblemente no equiparada a la acción, así como una mayor demanda internacional por el cuidado de los derechos humanos. También existe una mayor posibilidad de conectividad y colaboración, que cada vez es más creciente y en estos doce años ha cambiado muchísimo, así como una nueva corriente de negocios, el share value, negocios de impacto social, negocios inclusivos, negocios con la base de la pirámide, empresas verdes, es una nueva corriente que está presente. Y el tema que queremos enfa24
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tizar hoy y profundizar más en los pocos minutos que tenemos para hacer un planteamiento, es que estamos percibiendo que el contexto de hoy es un contexto de mayor dependencia e involucramiento entre empresa y comunidad. Eso también ha cambiado en estos doce años.
Una tendencia principal es que las empresas como actores sociales están asumiendo directamente su responsabilidad con la comunidad
¿Cuáles son algunos de los elementos que vemos en este punto con relación al contexto actual? Observamos tres tendencias, pero yo diría que hay una que es la primera y las otras dos están atadas a esta primera. La primera es que las empresas como actores sociales están asumiendo directamente su responsabilidad con la comunidad. Esto no era exactamente así hace doce años, o por lo menos la forma en que lo venían haciendo no era igual. Y eso ha llevado a que las fundaciones y los institutos empresariales ligados a estas empresas también están asumiendo un rol distinto, están cada vez más próximos a la empresa y a su estrategia de responsabilidad social empresarial y desarrollo sostenible; esto tampoco era así en 2002. Y en esta medida también la inversión social privada está cada vez más ligada a la estrategia corporativa del negocio. Varios elementos están contribuyendo a que este cambio ocurra, por un lado se debe a la misma evolución de los conceptos de responsabilidad social empresarial y desarrollo sostenible en el mundo de las empresas, pero también al enfoque de valor compartido y a algunos otros factores asociados que están presentes. Cuando empezamos a trabajar este tema, preguntamos a nuestros miembros si ellos percibían que esas tendencias estaban ocurriendo y por qué elementos estaban inspirados estos cambios; los miembros de RedEAmérica reafirman que por un lado esos cambios están motivados por una expectativa, una motivación de contribuir al desarrollo sostenible de los territorios y crear un valor compartido con la comunidad. Cuando les preguntamos qué factores motivan a la empresa para ser un actor social más activo en el desarrollo de las comunidades nos respondieron que la relación con la comunidad se ha vuelto un factor estratégico para la sostenibilidad de la empresa y hay también una mayor madurez en la comprensión de la responsabilidad social empresarial. ARPEL, que ustedes conocen como la Asociación de Empresas de la Industria Petrolera, en su manual también señala otros elementos que están motivando a que esa tendencia se verifique en el contexto actual. Uno es que las comunidades hoy están mucho más conscientes de su poder negociador y del impacto que generan en las operaciones empresariales, y perciben en esas operaciones una oportunidad para reivindicar la mitigación, pero también para reivindicar demandas no atendidas por parte del Estado en esas zonas.
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También existe una mayor expectativa frente a la contribución que pueda hacer el sector empresarial al desarrollo sostenible, la acción de las empresas es hoy mucho más visible tanto a nivel local como global, y las relaciones con la comunidad son un elemento cada vez más estratégico, cada vez más importante, pero también cada vez más complejo. En esta medida lo que estamos observando son transformaciones tanto en lo conceptual como en lo práctico y estas transformaciones se están viendo tanto en lo que la empresa le puede aportar a la comunidad -y ahí asocio el tema de valor compartido-, pero también sobre el papel de la empresa y transformaciones en los argumentos para mostrar el beneficio que generan estas acciones para el negocio y para la empresa. Y en este escenario también empezamos a percibir que ha crecido la preocupación por los territorios, es decir, las empresas y las comunidades están mucho más preocupadas por el desarrollo del territorio que en el periodo anterior y esto no solo se ve con una perspectiva de inversión social privada, sino también desde el foco del negocio y como una acción articulada. Ahora, sobre esos elementos nosotros podríamos decir que hay un cierto acuerdo en que esto está pasando, pero hay voces críticas y señales de alerta que queremos poner sobre la mesa. Y ahí comienzo a pasar a la segunda y tercera tendencia que estamos observando. La operación de una empresa deja una huella en la comunidad, esa huella puede está representada en los impactos sociales, económicos y ambientales de la operación. La empresa emplea mano de obra, compra y vende dentro de una localidad, establece en esa localidad relaciones de mercado y con las instituciones, el gobierno, las organizaciones sociales, invierte en los programas y todo esto determina una huella que dejan sus operaciones. La responsabilidad de una empresa es mitigar los efectos negativos de esta huella, potenciar los efectos positivos que genera y contribuir al desarrollo sostenible de la comunidad. Si estamos buscando que la empresa atienda estos ámbitos esto supone que la empresa tiene asumir la responsabilidad por los impactos y el desarrollo sostenible integralmente, es decir, con cuerpo y con alma. Por lo tanto toda su acción, de todas sus unidades de negocio, de sus institutos o de sus fundaciones debe estar alineada y articulada. Las fundaciones ya no son un brazo social de la empresa, son parte fundamental de la estrategia de la empresa para contribuir al desarrollo sostenible. Algunos autores que trabajan este tema, muestran algunos niveles de madurez para el involucramiento empresarial con la comunidad y van desde el nivel elemental hasta el nivel transformador donde están articuladas la empresa y la fundación o articulada su contribución al desarrollo sostenible. Cuando la empresa asume ese papel de responder por los impactos, y de contribuir al desarrollo sostenible, vuelvo y digo, las fundaciones son parte de esa estructura y son parte de esa estrategia.
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Y si bien no hay datos para el conjunto de países, si está ocurriendo en Colombia, donde el 47% de las fundaciones están alineadas con Cuando la inversión social privada está alineada a la estrategia corporativa tiene la estrategia corporativa y de las que no lo un mejor desempeño están, las que no son parte de eso, el 22% lo quiere ser en el futuro. Hay estudios en Brasil que muestran la misma tendencia y cuando preguntamos a los miembros de RedEAmérica si consideran que hay una mayor alineación de la inversión social privada al desarrollo de la estrategia y de las fundaciones hacia las empresas, pudimos observar que esa tendencia se está dando en la práctica. Hay distintas formas en que esto está ocurriendo. Hay un estudio de Uniethos que propone mirarlo desde tres categorías. Una es la separación estratégica y funcional, es decir, la fundación y la empresa están separados desde el punto de vista de la estrategia y están separados en su operación, su estructura y su personal, y esto caracteriza mucho lo que pasó con las fundaciones creadas en las décadas de 1960 y 1970, que fueron fundaciones donde la empresa estaba por un lado y la fundación iba por otro. La segunda categoría se refiere a la integración estratégica y separación funcional, es decir que se integran a una misma estrategia pero operan de manera separada. Y la tercera es una combinación, hay una integración estratégica parcial es decir la fundación se dedica a contribuir a la estrategia corporativa pero también a trabajar por los fines públicos de la inversión social privada, que obedecen a los intereses colectivos de la sociedad, pero están separadas desde el punto de vista funcional. En RedEAmérica se pueden encontrar múltiples ejemplos en cualquiera de las tres categorías, pero están más próximas a la segunda y la tercera categoría. Cuando le preguntamos a los miembros sobre este proceso lo identificaron como un proceso de integración. ¿Cuáles son las principales responsabilidades que están asumiendo las fundaciones y los institutos? Fue una de las preguntas que hicimos a los miembros de la red y las primeras opciones son: asesorar a las empresas en su relacionamiento con la comunidad, apoyar a la empresa con temas específicos, ser la inteligencia social del negocio. O sea, hay unas acciones que están desarrollando los institutos y las fundaciones como acompañamiento a la empresa. Nosotros creemos que ese proceso tiene oportunidades, pero también alertas y desafíos.
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Para ampliar el tema de las oportunidades, la IFC (Corporación Financiera Internacional por sus siglas en inglés) plantea algunas ideas que quiero compartir con ustedes. Ellos plantean que cuando la inversión social privada está alineada a la estrategia corporativa tiene un mejor desempeño, es probable que reciba mayor apoyo interno, más recursos de la dirección y de los accionistas y es posible que logre coordinar de manera más efectiva todas las unidades de negocio en temas críticos del día a día que impactan la comunidad. También es posible que logren acceder a competencias propias del negocio en beneficio de las comunidades, los programas se vuelven más resistentes a los recortes presupuestales y cuando la empresa entiende mejor las razones por las cuales apoya esta inversión, pasa a ser más exigente con los beneficios y por consiguiente con las mediciones y los resultados de impacto que busca generar. Desde RedEAmérica, como somos una red temática enfocada en el trabajo con las comunidades y con enfoque especifico, creemos que también se puede dar la oportunidad para influenciar al negocio con los objetivos que nosotros planteamos para el desarrollo de las comunidades y buscar la creación de comunidades sostenibles y procesos más fuertes, que se dé un campo más fértil para que estos conceptos y practicas permeen el negocio en su integralidad. En esta perspectiva creemos que hay un escenario de oportunidades interesantes, pero dependerá mucho de cómo se aplique esta estrategia y qué diseño institucional se adopte para hacer posible ese proceso de integración. Probablemente el punto de mayor cuidado es definir cuál es la medida cierta entre la separación y la integración, cuál es el buen equilibrio que debemos lograr entre los intereses privados del negocio y los intereses colectivos de la sociedad, tener mucha claridad sobre lo que se gana y lo que se pierde en una y otra, por ejemplo la contribución a las políticas públicas puede ser más delicada en un proceso de total integración, que en uno que sea parcial. La creación de alianzas con otros puede ser también más delicada, dependiendo del arreglo institucional que se haga, porque puede haber aliados que se sientan incómodos haciendo una contribución a la estrategia corporativa exclusivamente. Puede haber dificultades con el tema de la legitimidad de las acciones que se emprendan y por lo tanto es muy importante tener claridad sobre lo que se gana y lo que se pierde y como lograr ese equilibrio. Otro asunto que vemos importante para destacar es buscar el balance entre lograr un retorno económico y lograr un retorno social, institucional y ambiental. Como sabemos, cuando hay una integración lo que se busca es maximizar el retorno económico para el negocio, para la estrategia corporativa. En la Red creemos que no siempre es posible generar retorno económico y en ocasiones no solo no es posible sino que no es deseable; es necesario crear primero un retorno social, institucional y ambiental para, en el largo plazo, obtener retorno económico. Y en esta medida, si nuestro propósito es contribuir al desarrollo sostenible, el único retorno que se debe buscar y el único retorno posible
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no es el económico, por eso creemos que hay que tener una comprensión más amplia de los retornos esperados y de la cadena de impactos que genera la operación, para tratar de buscar un equilibro entre el interés privado y el interés colectivo.
La responsabilidad de una empresa es mitigar los efectos negativos de esta huella, potenciar los efectos positivos que genera y contribuir al desarrollo sostenible de la comunidad
La otra pregunta que surge es si hay beneficios para la empresa al involucrarse con el desarrollo sostenible de las comunidades. Yo espero que muchos de ustedes compartan la creencia de que si los hay. Tenemos que aprender a cuantificarlos y a demostrarlos, pero lo que uno percibe es que -y algunos de los puntos que quiero subrayar aquí están mencionados en la literatura internacional-, cuando las comunidades obtienen un beneficio de la operación tendrán un interés significativo en el funcionamiento exitoso de los negocios y ayudaran a superar los obstáculos que puedan afectar la operación. Y esa afirmación también está sustentada en experiencias de miembros de RedEAmérica, que pueden dar testimonio de que así lo es y así ha sido. Creemos que al contribuir al bienestar y desarrollo de las comunidades los beneficios para la empresa pueden incluir reputación, recursos, acceso a otros recursos en entornos desafiantes, facilidades en procesos de aprobación y ayuda para resolver conflictos, reducción de los costos de cierre de las operaciones, así como vinculación, permanencia y compromiso de la mano de obra local. Por eso creemos que contribuir al desarrollo sostenible de las comunidades es contribuir al desarrollo sostenible de los negocios, y de ambos lados se puede ganar. Lo que hay que encontrar es la fórmula adecuada para que esto pueda ocurrir. Cuando preguntamos a los miembros de la Red por los beneficios que esperaba obtener al contribuir al desarrollo sostenible de las comunidades, encontramos que lo esperado es una creación de un ambiente más favorable para el negocio y licencia social para operar; son los dos elementos que se señalan, seguidos de un tema de reputación. Si eso es así quisimos averiguar cuáles podrían ser las opciones más importantes de las empresas para contribuir al desarrollo de las comunidades. Ahí aparecen asuntos como promover el desarrollo de los territorios, las empresas están en estas áreas de influencia y no solo hacen acciones sino que contribuyen al desarrollo sostenible de estos territorios. Luego aparece la realización de inversión en las comunidades y el tercero es transferir conocimientos, información y habilidades propias de la empresa al desarrollo de estas comunidades y los territorios donde están asentadas. Cuando preguntamos qué están haciendo con las fundaciones e institutos
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y que están haciendo de manera individual como empresa, vimos que se complementan muy bien las fortalezas, las capacidades y los recursos entre lo que tiene la empresa y lo que tienen las fundaciones y los institutos para contribuir a esta estrategia corporativa. Hacia arriba (ver gráfico 1) están las iniciativas de inversión social privada, de movilización, de participación en espacios de deliberación, mientras que hacia abajo están capacidades mucho más ligadas a la cadena de valor y a las capacidades empresariales. Y si logramos combinar esos elementos en torno al desarrollo sostenible de las comunidades con seguridad podemos tener un mayor potencial de transformación. Grafico I 1 I
Acciones adelantadas de manera individual por la empresa o con el apoyo de la fundación/instituto
Cuando preguntamos sobre los principales retos que las empresas enfrentan encontramos un tema de lógicas y tiempos, o sea, es un reto para la empresa trabajar con la comunidad pues son naturalmente distintos; sus visiones son diferentes, y estas son en gran parte las fortalezas que tienen aquellos que están ligados al área social, a las fundaciones e institutos y por lo tanto es una oportunidad para complementar esas fortalezas que tiene la empresa, pero también esas carencias que tienen que lograr minimizar. Además nosotros creemos -como una red temática que somos, con un enfoque de trabajo con las comunidades centrado en construir capacidades, en promover vínculos, en dar voz a las comunida-
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des- creemos que el enfoque con que se trabaje también es importante. Los arreglos institucionales son esenciales, pero también el enfoque con el que se interviene es importante, y en esta medida, como lo dijo Ramón Jara en su intervención, la empresa también debe verse como parte de la comunidad, promover los mecanismos de la comunidad, convertirse en un actor que colabora para que esta comunidad genere capacidades propias, genere vínculos, tenga voz y sea actor de su propio desarrollo. Desde la Red creemos que el principal reto hoy, a diferencia de lo que fue en el 2002 cuando fuimos creados como red, es lograr que las empresas hagan la gestión de las relaciones con la comunidad, la mitigación de impactos, el desarrollo de su cadena de valor y la inversión social privada con una perspectiva de desarrollo sostenible de las comunidades. Estamos ante un desafío. Si todavía no hemos logrado entender como sociedad cómo contribuimos al desarrollo sostenible, aquí también estamos para trabajar y encontrar los mejores caminos y eso es lo que hacemos permanentemente en RedEAmérica. Creemos que el gran desafío es contribuir a que las empresas y las comunidades trabajen juntas para lograr ese desarrollo sostenible y empecemos también a buscar no solo el concepto de sostenibilidad en el mundo empresarial sino lograr construir comunidades sostenibles. En eso va la discusión en la Red y quisiera pedir a Claudio Giomi, que representa a Arcor, una organización que tiene presencia en varios países pero que es una empresa argentina, que nos comparta cómo están viendo desde su realidad esos cambios que se están dando en el papel de las empresas y su relación con las comunidades; y también a Alicia Pimentel que viene desde la Fundación de Empresas Polar, de Venezuela, de otra punta de América Latina a contarnos su experiencia en esta perspectiva.
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COMENTARIOS
Alicia
PIMENTEL2: Frente a esas preguntas a las cuales nos invita Margareth a reflexionar tengo algunas anotaciones. No existe una formula única, no existe porque depende de la característica de la empresa, de su nivel de madurez, de sus principios, de sus valores y de su cultura en general. Particularmente en Fundación Empresas Polar estamos exclusivamente patrocinados por Empresas Polar, una empresa que nace en 1941, que tiene tres negocios, y que luego de aproximadamente treinta años decide crear una fundación. Treinta años después igualmente decide que esta fundación tiene que integrarse a sus tres negocios -un negocio de alimentos, uno de cervecería, malta y vinos y un negocio de bebidas carbonatadas y no carbonatadas-, en unas características y en un entorno particular de país, donde el gobierno lo asume Hugo Rafael Chávez Frías, con unas políticas sociales y una filosofía que hasta ese momento no eran políticamente las que veníamos trabajando en el país; y la organización que ya venía construyendo en los temas de responsabilidad social, con una sólida fundación de aproximadamente cien profesionales dedicados al área, decide integrar la fundación a la empresa. Pero decide integrarla estratégicamente y la separa funcionalmente. Y es allí donde la fundación asume el rol del mejor asesor y aliado de la empresa.
Estas características de gobierno se han extendido por América Latina y es lo que ha llevado a que el concepto de responsabilidad social se vea como un concepto dinámico que debe responder a un entorno y al propósito de una organización, de acuerdo con su nivel de madurez y sus culturas. En Empresas Polar la responsabilidad social está en el ADN, por lo tanto no somos el brazo social de Empresas Polar, somos la sangre en el cuerpo de Empresas Polar. Así lo entiende su presidente ejecutivo y en el rol que nos corresponde como asesores hemos venido preparando a la organización técnicamente para asumir ese propósito en cada uno de sus negocios, de ser negocios sostenibles en comunidades sostenibles. Hay algo que quizás nos está inquietando en este momento y es que las comunidades comienzan a desdibujar el rol de la empresa privada, porque efectivamente la eficiencia en la respuesta de la empresa privada, en relación con el gobierno, es diferente y cada vez más la comunidad comienza a exigirle a la empresa privada lo que es rol y responsabilidad del Estado, no necesariamente de 2 Venezolana. Psicóloga de la Universidad Católica Andrés Bello. Estudios de Maestría en Relaciones Industriales, Universidad Católica Andrés Bello; Especialización en Responsabilidad Social Empresarial, Universidad Metropolitana, Diplomada en Inversión Social Privada en Desarrollo de Base, Tecnológico de Monterrey-RedEAmérica. Es miembro de Alianza Social Venamcham y Miembro del Consejo Consultivo de la Universidad Monteávila. Actualmente es Gerente General de Fundación Empresas Polar.
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la empresa privada. Ya no la están viendo tanto como una empresa que contribuye, Hemos venido preparando gente sino como una empresa que le debe a la dentro de la empresa en las áreas de comunidad. Entonces hay que hacer un responsabilidad social y hemos venido trabajo en la comunidad donde se consopreparándonos dentro de la fundación en áreas de negocios lide el concepto de que la empresa es un vecino, el mejor de los vecinos, dispuesto a contribuir con su desarrollo y que ambos se necesitan, puesto que en una sociedad sana se desarrolla una empresa sana. Si la sociedad no está sana, la empresa no logrará el nivel de desarrollo que desea. La fundación participa en la estrategia desde la formulación de su visión y su misión, pero ejecuta operativamente desde un ente jurídico llamado fundación. Quizá la pregunta de hoy es si esa fundación es necesaria ¿Podría la empresa obviar la fundación, que simplemente es una figura jurídica, e incorporar a estos cien expertos profesionales en su área corporativa? Como gerente creo que hay bondades, de alguna manera existe un paradigma cuando hablamos de una figura jurídica fundacional a cuando hablamos de una figura jurídica empresarial. Quizás allí hay que hacer un trabajo profundo para que esos asuntos que Margareth visualizó como posibles desdibujamientos entre los intereses de la empresa privada y los de la fundación, lo social, se puedan seguir manteniendo, en el caso en que en un futuro una empresa decida que no necesita de la figura legal de su fundación y que más bien incorpora a todo este grupo de profesionales en su áreas corporativas. Y allí vuelvo otra vez a que esto depende de la cultura, de los principios y los valores de quienes dirigen la organización y de las características y la madurez de la organización; de su tamaño, de su composición. En nuestro caso es una empresa familiar, está dirigida por el ingeniero Lorenzo Mendoza, su mamá es la presidenta de la fundación y yo diría que los primeros que han tenido en la sangre y en ese ADN del trabajo social es la propia familia. No me daría temor que mañana la empresa absorbiese la fundación, pero por sus características particulares, en otros casos quizás esta no sería mi opinión. Hace ocho años se nos pidió la integración, asumimos este riesgo pero lo asumimos como reto y lo vimos además como un cambio de los paradigmas filosóficos que hasta el momento se habían manejado en la fundación; una fundación muy altruista, muy filantrópica y que hoy en día se le estaba invitando a entender el lenguaje y los tiempos de un negocio. Pero decirle a una fundación que era parte de un negocio y que además debía generar reputación para el negocio y que esa reputación, quiéralo o no, se traduce en valor económico para el negocio, era inconcebible para algunas personas. Hoy en día contamos con una fundación y unos profesio33
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nales que perfectamente manejan y aceptan estos conceptos y, por el contrario, los colocan a la disposición de la misma empresa. El idioma fue algo que fue muy difícil manejar entre la fundación y la empresa. No nos entendíamos, porque cuando queríamos comunicarle a la empresa las cosas que estábamos haciendo no sabíamos decirlo; no hablábamos de inversión social, no hablábamos de portafolio de productos, no hablamos de riesgos de inversión ni de retornos y este lenguaje tuvimos que aprenderlo, como la empresa también aprendió mucho del lenguaje social. También estuvo el tema del tiempo, que se traduce en un segundo - un bolívar, o un dólar. Y sabemos que en los temas sociales las transformaciones son de mediano y largo plazo. Pero hoy en día creo que es una organización que cuenta con una fundación que la acompaña, e insisto, esto se debe a las características de la organización y a la cultura que maneja, a sus equipos de alto desempeño. Hemos venido preparando gente dentro de la empresa en las áreas de responsabilidad social y hemos venido preparándonos dentro de la fundación en áreas de negocios. De hecho esta tarde, cuando presentemos el caso de Empresas Polar, veremos que uno de los factores de éxito fue colocar a la fundación dentro del comité de negocios de la empresa, para que se entendiese qué cosas del entorno podían en algún momento alterar los planes operativos del negocio y cómo desde de la fundación y el trabajo con las comunidades muchas veces se mitigaban estos riesgos y se facilitaba que el negocio pudiese cumplir con sus planes operativos. Repito, esto no es una formula única y cada organización tiene que asumir de acuerdo con sus características, sus valores y su entorno la mejor fórmula. La nuestra fue hacer parte de la formulación estratégica pero mantenernos operativa y funcionalmente separados. Muchas gracias.
Claudio
Giomi3: Quisiera partir de reconocer que las sociedades y lo negocios se necesitan mutuamente y me parece que eso no es poco. A pesar de que lo digamos rápidamente y asumir que no hay posibilidad de éxito empresarial en sociedades que no sean también exitosas, es un signo de estos tiempos y supone grandes desafíos para todos los que trabajamos en estas áreas.
La pregunta que planteaba Margareth, que tiene que ver con la reflexión de la Red y sobre esta discusión de cómo encontrar equilibrio entre los intereses del negocio y de la sociedad, es parte de los desafíos que tenemos para adelante y sin duda es un tema absolutamente actual. Me parece 3 Argentino. Abogado, licenciado en Trabajo Social, especialista en Administración Municipal y Desarrollo Local, con posgrado en Formación Gerencial. Gerente de la Fundación ARCOR (2000-2006), Gerente Corporativo de RSE ( 2006 – 2010 ) y actualmente Gerente Corporativo de Sustentabilidad del Grupo Arcor. Ex Presidente de la Junta Directiva de RedEAmérica
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que sobre esta discusión deberíamos compartir algunas cuestiones; primero la idea de que las empresas están trabajando sobre la visión y Cuando hablamos de inversión social nos referimos a destinar recursos privados las practicas que tienen con las comunidades, para fines públicos están asumiéndolas como un grupo de interés que es preciso gestionar y le han dado un nuevo significado a lo que se gestiona para las comunidades. Y esto le da un nuevo significado al concepto de relaciones con las comunidades. Muchos de los que estamos acá venimos trabajando en áreas que llamamos de relación con la comunidad, pero este nuevo escenario de visión, de practica hace que repensemos el concepto y la acción de las relaciones con las comunidades. Este nuevo significado es más que destinar recursos o apoyar y financiar proyectos. De lo que se habla es de administrar los impactos positivos y negativos, como se dijo acá, que tiene la empresa en la comunidad, esto de la huella comunitaria; y no es solamente lo que hace un área de la empresa en la comunidad, sino todos los impactos que todas las áreas y la gestión de la empresa tienen sobre la comunidad. En esta lógica, siempre pensando desde la visión que se está planteando la empresa, me parece que se trata es de pensar cómo lograr valor y minimizar riesgo para la empresa, como parte de lo que conocemos como la gestión orientada a la sustentabilidad y la responsabilidad social empresaria. Esto tiene que ver justamente con los desafíos que se plantearon acá de articular e integrar todas las áreas y esto incluye integrar a las áreas de inversión social y fundaciones ¿Cómo hacer para asumir este nuevo papel? Esto para mí es un pendiente, es un tema que está en discusión y ahí hay una vacancia y por lo tanto una oportunidad para pensar esto y esa oportunidad debe asumirse como un desafío para repensarnos. Repensarnos significa asumir que no somos el obispado de la empresa, que no somos los representantes de la comunidad en la empresa, pero que tampoco somos los meros instrumentadores de acciones en la comunidad de lo que la empresa quiere. Me parece que repensarnos y plantear el desafío de cómo agregar valor a esta perspectiva supone hacernos cargo del aprendizaje, del desarrollo que tenemos y este rol de inteligencia social es el que podemos plantearle a la empresa para generar un trabajo alrededor de esta vinculación entre empresa y comunidad. Y creo que en ese sentido, también en el marco de esta discusión, es preciso que quienes venimos vinculados más a la práctica de la inversión social como un campo especifico de trabajo en el ámbito comunitario, también revisemos este concepto y por lo tanto revisemos la práctica que venimos desarrollando.
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Creo que se mantiene como idea de inversión social empresaria, la de que cuando hablamos de inversión social nos referimos a destinar recursos privados para fines públicos ¿Qué hay detrás de esa finalidad? Una causa social que merece ser apoyada y que le da sentido estratégico a esos recursos y que, en esa lógica, cuando hablamos de inversión social, hablamos de que estamos agregando valor y minimizando riesgo para la sociedad, que hacemos aporte para construir una sociedad mejor, pero eso a mí me parece que también tiene una evolución. Acá se dijo que la inversión social de la empresa no puede seguir aportando recursos a causas públicas sin dar cuenta de dónde vienen esos recursos. Esta pregunta se le ha hecho al mundo empresarial, no que deje de ganar dinero sino que dé cuenta de cómo gana dinero, y esto es la responsabilidad social o la gestión orientada a la sostenibilidad, también significa a la luz de esto pensar y repensar el rol de la inversión social privada. Entonces, es destinar recursos, es hacerlo agregando valor y minimizando riesgos para la sociedad, construyendo una sociedad mejor pero creo que a la luz de este tema supone repensar algunas cosas. Por un lado pensar la inversión social alineada con la estrategia de la empresa; pero alinearla con la estrategia de la empresa no es solamente definir el foco de actuación, sino pensarlo desde la estrategia de negocio que la empresa tiene, su perspectiva, su desarrollo, su cuadro de situación. En ese sentido la inversión social empresaria es la expresión de toda la empresa, no solo de un área. Y además de canalizar recursos, que es lo que venimos haciendo, el desafío que tiene la inversión social privada empresarial es orientar a toda la empresa hacia esa finalidad pública y en esta perspectiva vincular la inversión social con el concepto de responsabilidad social. Ahí me parece que el desafío es repensarnos y pensar en un cambio de rol para vincular no solamente a las áreas, relacionadas con la inversión social, no solo trabajar hacia fuera con las metodologías y los criterios que hemos venido sosteniendo en este tiempo, sino que también se abre un fuerte trabajo hacia dentro de la compañía, pensando que debe haber un alineamiento de toda la compañía en función de esa causa social que decidimos apoyar y que eso le va a dar mayor impacto y va a contribuir a la construcción de una mejor sociedad. Esas son las reflexiones que quedan abiertas a partir de esta discusión alrededor de la relación entre la empresa y la comunidad. Muchas gracias.
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¿Compartir el valor creado o crear el valor de forma compartida? FRANCISCA RIVERO1
Me parece que es importante comenzar a instalar ciertos elementos o conceptos que mas allá de lo conceptual propiamente tal, pueden ayudarnos a tener caminos más claros de por dónde ir. Hoy en la mañana la señora Pimentel, de Empresas Polar, decía que no hay una receta, depende de cómo cada empresa, cada fundación e institución de estudios vinculada a una empresa pueda o quiera llevar a cabo su relacionamiento con la comunidad. Desde esa perspectiva quiero contarles muy sintéticamente que Avina es una fundación latinoamericana presente físicamente en quince países, pero con inversiones en veintiún países de nuestra América Latina. Quiero decir esto porque parte de lo que voy a presentar tiene que ver con reflexiones que institucionalmente venimos haciendo desde la experiencia que Avina ha obtenido en los últimos veinte años. No somos una institución experta hoy día en materia de relacionamiento con la comunidad, ni tampoco en responsabilidad social empresarial, como Avina si lo fue en algún momento de su historia institucional. No somos expertos en nada y trabajamos con aliados múltiples que sí son expertos en sus materias. Tal vez el aporte que hemos hecho -y es parte de la reflexión que queremos compartir esta mañana- tiene que ver justamente con esta mirada de cómo se articula, cómo ser conversa y cómo se abren espacios y procesos
1 Chilena. Profesional con experiencia en el sector público en política social y superación de la pobreza y en diseño de estrategias de intervención en población vulnerable. Consultorías internacionales con organismos multilaterales: BM, BID, PNUD, GIZ y OEA. Docente de la Pontificia Universidad Católica de Chile. A partir de 2012 es la Responsable Nacional de la Fundación Avina en Chile.
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de colaboración que nos parece es el click que hace la diferencia en términos de cómo esto es valor creado o es crear valor de forma compartida. Primero una cosa bastante simple ¿cuál es el valor que pretendemos compartir? ¿el propio? ¿el que se construye con otro, colectivamente y por lo tanto no es solo de mi propiedad o de mi visión de las cosas? ¿Asumimos el valor de otros y por lo tanto nos apropiamos de un bien, de una declaración de otro que nos parece que es pertinente y que hace sentido al quehacer institucional? ¿O es el valor establecido, el valor que está declarado el que está reconocido como tal? Esto lo planteo como pregunta porque determina cómo miramos a los otros y cómo construimos efectivamente procesos de colaboración, entre la empresa, la comunidad, el Estado y las organizaciones de la sociedad civil. El señor Porter y su amigo Kramer, -el señor Kramer que trabaja con Porter en la Universidad de Harvard-, vienen estudiando el tema de valor compartido hace muchísimos años. Yo no quiero entrar a exponer el tema, porque hay bibliografía muy interesante a la que ustedes pueden acceder y se puede revisar. Pero sí me parece muy importante revisar un poco cómo ellos han visualizado el concepto de valor compartido, porque nos abre la puerta para poder entrar a aquellos espacios que queremos empezar a usar y apropiarnos de ellos desde el punto de vista funcional e instrumental. Estos autores nos dicen que el valor compartido solo puede ser resultado de una efectiva colaboración entre las partes y esto es lo que me resulta más interesante y más apropiable del concepto del valor compartido. Desde esa mirada, ellos señalan que hay una serie de componentes que debieran estar presentes cuando se hace referencia al valor compartido o cuando la empresa declara que ese es su enfoque para actuar en la relación con otros. Por supuesto que hay que demostrar un comportamiento responsable, esto significa no solo parecer sino ser responsable, que es una distinción no menor. Se supone que además debemos entregar valor a los proveedores y trabajadores, por lo tanto estamos teniendo una mirada hacia dentro de la empresa y desde ella hacia fuera, en un cierto movimiento de una mirada que no se centra en lo que como empresa hago, sino que también se dirige a los efectos e impactos que yo genero como empresa hacia otros, o con otros, o en contra de otros. También tenemos que examinar -y eso es parte de los componentes del valor compartido en este enfoque- los canales de participación junto a la sociedad, hay que realizar inversiones a largo plazo, inversiones con impacto social -por ahí decimos que benefician tanto a las comunidades como a los accionistas de las compañías- y finalmente hay que preservar el medio ambiente. Esto es tan obvio y está tan presente en nuestras declaraciones, tanto del mundo de la sociedad civil como también de las empresas y también los estados, y sin embargo hacemos tan poco y 38
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nos olvidamos que efectivamente estamos viviendo hoy día limites planetarios que de El valor compartido solo puede ser mantener nuestro actual comportamiento resultado de una efectiva colaboración nos van a llevar a situaciones límites. Y no entre las partes es apocalíptico, ya está lo suficientemente demostrado e informado por los últimos reportes oficiales que ha entregado Naciones Unidad unos meses atrás. Entonces los negocios, la acción estatal, nuestra propia acción como organismos no gubernamentales, la academia, los centros de estudios, las fundaciones en general, tenemos que entender que el futuro de cada uno de nosotros, de nuestras instituciones, está estrechamente unido al futuro del planeta y eso hay que ponerlo en marcha, operativizarlo, no solo mantenerlo como una bonita declaración de lo buenos que somos por preocuparnos por el planeta, o de empezar a marcar con verde y con el signo de reciclaje toda nuestra papelería. ¿Por qué compartir el valor? Yo tengo una impresión, y esto es más personal que institucional, pero me atrevo a hablar por la institución que represento. Parte de la creación del valor compartido se construye en un espacio de dialogo, si estamos hablando de una colaboración eficaz, efectiva entre las partes, hay que hablar, hay que escuchar, hay que crear una instancia de diálogo, estar atento, no solo en el sentido de dialogar para conocerte, saber cuáles son tus requerimientos y responder en un proceso mecánico de comunicación, desde el emisor al receptor y viceversa, para responder a tu requerimiento, sino en la lógica de ir creando efectivamente un conocimiento mutuo profundo y generando espacios de confianza. Vamos a meternos un poquito más adelante en la confianza porque aquí tenemos en Chile un punto que es sensible, bastante complejo de abordar. Ahora podemos dejar de aspirar solo a las mejores prácticas y esto sería buenísimo y es parte de mi aspiración personal y profesional. Dejar de pensar que solo las buenas prácticas nos conducen a algo; cuando uno tiene una buena práctica quiere decir que tiene una mala práctica, mirado antagónicamente. Me encantaría que dejáramos de hablar que hay buenas prácticas porque quiere decir que, de algún modo, las malas prácticas se acabaron y una práctica o varias practicas pueden conducir a la creación de un espacio de confianza, de dialogo y de procesos de colaboración. Entiendo que lo que tenemos que hacer es buscar efectivamente, entre todos porque aquí nadie tiene la verdad, no están los sabios que nos van a inspirar. Ojalá que así fuera y seria muchísimo más fácil, pero el desafío de la vida humana tiene que ver con esta búsqueda de aprender, encontrar, encontrarme con otro y reconocer que efectivamente necesitamos hacer una trayectoria, un camino, juntos, con otro, pero respondiendo a acciones concretas; esto no es solo filosofía, es puesta en marcha.
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Yo me reconozco como una profesional que funciona más desde la perspectiva de la gestión, pero entiendo que tenemos que hacer este espacio de reflexión mutua para acordar dónde queremos llegar, y no solo dónde queremos llegar, sino cómo queremos llegar desde las empresas, con las comunidades y con los otros a estos espacios o lugares deseados una vez abrimos la puerta. Necesitamos que haya una construcción de un país que no solo hable de la responsabilidad social empresarial desde la perspectiva más tradicional, que tiene un rol relevante, importante en términos de mitigación y que en definitiva no cuestiona y no pone sobre el tapete el tema de la distribución de la riqueza. Entonces buscamos que sean inversiones sustentables, que sean inversiones seguras, inclusivas y respetuosas de los límites planetarios.
Cuatro grandes desafíos Voy a pedir disculpas porque voy a dar una mirada un poquito más interna, mirando a este Chile que queremos, pero que sufre, y mucha de la responsabilidad de nosotros que somos chilenos y chilenas está puesta en esa situación en la que hoy estamos. A mi modo de ver personalmente hay cuatro grandes desafíos, que no tienen que ver con mayor crecimiento, mayor productividad, mantener las tasas adecuadas de crecimiento; no tienen que ver con el precio del dólar ni del cobre. Tienen que ver con sentidos más profundos, yo creo que uno de los grandes desafíos que enfrentamos como sociedad, para poder hablar del valor compartido o compartir el valor, primero debemos hacernos cargo de la desconfianza instalada que tenemos en nuestro país, que es transversal a todos los actores. Todos desconfiamos de todos, no le creemos al gobierno, el gobierno no les cree a los partidos políticos, estos no le creen a la ciudadanía, la ciudadanía no les cree a los partidos políticos, las empresas siempre son malas, algo quieren hacer que no me están contando de manera transparente. La comunidad siempre quiere matarme mi proyecto y judicializarlo y por lo tanto voy a estar atento y preparándome en una estrategia más bien de ataque y defensa, en vez de ponerme en disposición de escuchar al otro, en esta acción de conocerse Hay una sensación de abuso que está instalado en nuestro país y que hace que los escenarios sean difíciles, una sensación de abuso bastante transversal. Uno siente que la ISAPRE (Sistema de Instituciones de Salud Previsional de Chile) comete abusos con uno, que Transantiago comete abusos para la movilidad, que el gobierno central comete abusos con los gobiernos locales y regionales. Basta ver los últimos dos eventos desastrosos que hemos vivido en nuestro país como es el incendio de la ciudad de Valparaíso y el terremoto del norte, donde la región aparece con la sensación de abuso por parte del gobierno central, por no haber estado atento cuando correspondía y haciendo las gestiones que correspondían; y los vecinos se siente abusados por el alcalde y este se siente abusado por el concejal que no es de su partido, en fin.
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Hay una expectativa como al descredito, más que a creerle al otro, siempre es como ¿con que me va a salir ahora? Y eso piénsenlo ustedes en Parte de la creación del valor compartido su vida cotidiana. Lo vemos en los otros, pero se construye en un espacio de dialogo, piénsenlo cada día que se levantan si no se hay que hablar, hay que escuchar, hay que crear una instancia de diálogo hacen estas preguntas y con lo primero que nos encontramos es en ¿qué no me está diciendo mi hijo cuando me dice que fue a tal lugar? Eso es parte de esta expectativa en la cual sentimos un descredito instalado. Y por otro lado estamos viviendo, y hay que decirlo, una sociedad fracturada. Vuelvo al ejemplo del terremoto del norte, lo comentaba recién con un aliado y amigo de la Corporación Norte Grande, Claudio López. Él vive en Iquique y vivir el terremoto allí no tiene nada que ver con vivir el terremoto en altos pisos y esta expresión es algo brutal de la segregación que no solo nuestras ciudades tienen internamente, ya no es una expresión que uno ve solo aquí en la región metropolitana, cuando los estudios de Iván Poduje nos muestran las manchas de donde viven los estudiantes por ejemplo de la Universidad Católica y donde los de la Universidad del Desarrollo, o los de la Universidad Alberto Hurtado y uno claramente desde el punto de vista de solo la imagen grafica es evidente cómo está segregado y cómo se distribuye de manera segregada el uso de las ciudades o el uso de los bienes y servicios de la ciudad, que la cuidad o la sociedad pone a disposición. La segregación hoy es, sin lugar a dudas, una de las expresiones de nuestra fractura y por lo tanto lo que tenemos que hacer es contribuir, desde el diálogo, insisto, desde la búsqueda de consensos genuinos a mejorar esta fractura. Las fracturas óseas siempre tienen forma de arreglarse, pero hay que ser rigurosos y son trabajos de largo plazo. No es solo ponernos una bandita, es algo más que eso. Pero tenemos también capital y por eso es bueno decir que esto no es solo una postura negativa, ni pesimista. Por el contrario, quiero reconocer que estamos en una situación compleja, difícil, para enfrentar especialmente el dialogo entre empresa, comunidad y Estado, y desconocerlo sería un poquito ingenuo. Sin embargo, contamos con herramientas que nos pueden ayudar a avanzar en este sentido, creo que hay experiencia y trayectoria de los distintos actores que es muy relevante poner en el debate, visibilizarla. Las comunidades son las que mejor saben de ordenamiento territorial, de procesos de inclusión, de dónde es posible y cuáles serian los impactos o la huella que efectivamente esa operación o esa explotación podría generar en su territorio. Hay que escuchar, viven hace muchos más años que los que las empresas llevan instaladas en esos territorios y de repente no validamos esos saberes. Y también al revés, de repente les pedimos a las empresas cosas que no saben hacer y no las que sí saben hacer, que es producir riqueza, cuidar el capital, tener muy buenos y eficientes
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instrumentos de gestión y por lo tanto hay allí una experiencia y un saber que también debe estar a disposición, por eso digo que ese es sin duda un capital. Tenemos certezas de los cambios, quién no ha sentido aquí que algo va a pasar, que las cosas no son como eran antes. Tengo la convicción de que los procesos de cambio que estamos viviendo no son algo extraordinario desde el punto de vista que están respondiendo a procesos históricos, culturales. Y en este país uno siente en las conversaciones cotidianas, en las conversaciones profesionales, de calle, que todos tenemos en algún nivel de nuestro cuerpo, de nuestra alma, la sensación de que son posibles los cambios, que queremos algo mejor, que tenemos además una aspiración de poder hacer que las cosas sean mejor de lo que son. Ese es un capital espectacular y está, todos sentimos que podemos hacer las cosas mejor; el punto es ponerlo en marcha, activarlo, gatillarlo. Y si hay apertura al diálogo, aun cuando sintamos o digamos lo contrario, me ha tocado estar tanto con comunidades de pueblos indígenas, con el sector empresarial, con académicos, con otros profesionales, colaboradores o colegas de fundaciones y organizaciones de la sociedad civil y también en la organización del Estado hay disponibilidad al dialogo, aun cuando pareciera ser que tenemos muchas barreras para implementarlas, pero las hay.
El proceso colaborativo ¿Cómo iniciamos esto? Yo quiero hacerles una propuesta. Aquí no hay verdades absolutas, todo es variable, todo es ajustable. Quiero contarles un poco un ordenamiento, tal vez de algunas ideas que pudieran estar dispersas y que no me cabe duda que muchos de ustedes ya las han pensado. Aquí no hay novedad, la pólvora no se inventa, es solo una propuesta de ordenamiento. Creo que podemos avanzar creando un marco de actuación, un encuadre diciendo ya, por dónde, poniéndonos de acuerdo en ciertas cosas básicas, que sea por supuesto un marco de actuación transversal a todos los actores, no acomodado a los actores, para que estemos en igualdad de condiciones en la discusión y en el diálogo, para que no existan las asimetrías de poder en la construcción del diálogo y el relacionamiento. Y creo que esto se constituye bajo un principio fundamental que son los procesos colaborativos. ¿Qué entiendo yo por procesos colaborativos? Y aquí voy a cambiar el orden de la frase que me habían dado para la presentación. Antes hablábamos de crear valor, más bien quiero que hablemos del valor de forma compartida, porque entiendo que en la acción de generar procesos colaborativos e ir construyéndolos vamos efectivamente creando un valor que no es del otro, no es mío, no es de alguien, no es el establecido sino el genuinamente creado en conjunto. El proceso colaborativo debe tener al menos cinco componentes: capital social, visión común de futuro, innovación, incidencia y agendas compartidas de acción. Básicamente podemos entrar a 42
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debatir los términos pero insisto, como una acción ordenadora, cuando digo capital social estoy pensando en cuatro elementos: liderazgo, Uno de los grandes desafíos que enfrentamos como sociedad, es hacernos me surge el tema de la arquitectura social, que cargo de la desconfianza instalada que es cómo se componen las relaciones, cómo se tenemos en nuestro país diseña este plan de capital social que está instalado, y por eso hablamos de una arquitectura, de vínculos de calidad, el relacionamiento vincular en la creación de capital social es fundamental. Y por otro lado hay también en el capital social componentes que hablan de agendas diversas, no todos pensamos igual, no todos tenemos los mismos intereses, no todos queremos lo mismo; sino pregúntenle al Ministro de Educación y al movimiento estudiantil. La declaración de a dónde queremos llegar es igual, pero los caminos muy distintos. Si el dialogo no se produce para resolver este tema adecuadamente a través de un proceso colaborativo, los caminos se van a mantener en paralelo y no habrá puntos de intersección, que es lo que buscaríamos. Por supuesto que la diversidad de agendas, de intereses y de formas de entender lo hacen complejo, y díganme ustedes si es fácil hacer gestión de capital social. Por supuesto que no, es un desafío y esto es una buena noticia, porque es demandante y apasionante entrar en esto. Para qué o cómo el componente de capital social contribuye en los procesos colaborativos, ayuda a crear plataforma de vinculación o mesas de diálogos o pongámosle el nombre que queramos, pero ayuda a conformar efectivamente un espacio consensuado de trabajo, pero sobre todo de vinculación -se quién eres, se dónde estás, se desde el lugar que hablas. Habiendo hecho el reconocimiento mutuo para la creación de un vinculo de confianza, ayuda a fijar un marco ético, definimos cuales son los valores compartidos, definimos en conjunto cuáles son ¿Cuando decimos transparencia todos estamos entendiendo lo mismo? ¿Cuando decimos compromisos de sustentabilidad a largo plazo vamos a entender todos lo mismo? Por otro lado el capital social genera movilización, promueve vínculos ganar-ganar. En esto es muy relevante la simetría, buscamos que la relación sea simétrica, que no hayan asimetrías cuando está participando en la plataforma de diálogo un representante del pueblo originario colla junto con uno de los gerentes de sustentabilidad de las empresas que están presentes en su territorio. No debería, pero lamentablemente todavía vemos diálogos que son muy asimétricos. Muchas veces los organismos de la sociedad civil o las fundaciones ayudan a poner ese soporte que ayuda a que la asimetría no sea tan brutal, sin embargo uno debería esperar que ellos no necesiten de un tercero o una mediación para que esto se genere, debería fluir de forma espontanea una relación ganar-ganar sin necesidad de establecer apoyos para evitar la asimetría.
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El capital social busca impactos, identifica masa crítica. El otro componente para generar o gestionar procesos colaborativos es la visión común de futuro, que es una proyección del cambio sistémico, concordada, conversada, transparentada. Sin duda tener una visión conjunta de futuro es muy movilizador, porque te identifica a dónde quieres llegar y por dónde voy a conducirme y este relato movilizador es un relato que te impregna, que te compromete en el largo plazo y por supuesto una visión de futuro tiene una mirada estratégica y analítica. Uno no llega automáticamente, hace un análisis estratégico que ayuda a identificar el dónde, él para qué o el cómo vamos a llegar. Por supuesto la visión común de futuro nos ayuda a tener un contexto y una perspectiva actualizada, estamos en una sociedad y en un escenario de cambios permanentes; basta mirar la tecnología, o lo que pasa con nuestros hijos, como cuando uno revisa las noticias de internet por la mañana: vemos más de cinco o seis o hasta cien descubrimientos en un periodo muy corto. Ese cambio permanente exige hacer permanente el análisis de contexto actualizado, porque si no, nos vamos a quedar con las practicas antiguas, no habiendo entendido y no habiendo observado lo que pasa en el mundo, en la realidad, en mi realidad y vamos a quedar preguntándonos por qué antes si resultaban y ahora no mis relaciones con la comunidad. Y podemos llegar a tener interpretaciones erróneas, como que las comunidades se han vuelto violentas, el terrorismo ya se está instalando en otros lugares. Esas simplificaciones no ayudan, si es que uno no mantiene un análisis de contexto permanente. ¿Y para qué sirve la visión común de futuro? Aglutina, me convoca, me genera este espacio de intercambio y por otro lado supera las divergencias, lo cual cuando uno construye procesos colaborativos es sustantivo. Porque la divergencia va a estar presente y lo que buscamos es dar un paso más allá de la divergencia y no desconocerla, que es un acto de negación de algo que está presente. Los estudiantes de la secundaria no pueden pensar como el ministro porque tienen roles muy distintos y por lo tanto esta divergencia expresada, aunque nos puede parecer brutal cuando la escuchamos por televisión, es natural desde la perspectiva de un actor social que cumple un rol.
El valor desde la perspectiva de la agenda compartida Una agenda compartida de acción me va a permitir generar un proceso colaborativo, básicamente va a facilitar sinergias, puede multiplicar los esfuerzos y hace que nuestro trabajo no solo sea más efectivo sino también más eficiente; articula complementariedad y asume una responsabilidad compartida. Hemos escuchado mucho en los últimos tiempos sobre la corresponsabilidad. Cuando uno está en estos proyectos, que son grandes proyectos de inversión, con impactos altísimos en la comunidad, la corresponsabilidad es un elemento clave para tener en la discusión; de qué me hago cargo y cómo me hago cargo, no solo de parecer responsable, porque mis reportes de sustentabilidad así lo indican, sino porque efectivamente lo soy desde mi ser empresa o mi ser comunidad.
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Las comunidades muchas veces también degradan el medio ambiente, también son poco Tengo la convicción de que los procesos responsables en el manejo de los recursos natude cambio que estamos viviendo no son rales, y eso es parte del asumir responsabilidades algo extraordinario, desde el punto de compartidas. Básicamente lo que entendemos vista que están respondiendo a procesos históricos, culturales como una agenda compartida de acción es que son acciones sintonizadas en un acto de pensar en conjunto, o de pensar juntos, que nos cuesta un poco, unir esfuerzos y tener conciencia del otro. Cuando tengo conciencia del otro el otro está presente, sé que es, y por lo tanto en la medida en que es un otro y necesito generar un proceso articulado y colaborativo, requiero de ese otro, como el requiere de mi y por lo tanto hay un acto de interdependencia humana que favorece la creación del vínculo. El cuarto elemento de los procesos colaborativos, uno que me encanta, es la incidencia. Porque con la incidencia uno tira la piedra lejos, no solo nos quedamos con lo que nosotros podemos hacer, una empresa con una muy buena fundación, con una mirada interesante sobre cómo desde el corazón de su negocio puede generar impacto en la comunidad, con buenas relaciones con la comunidad, con una comunidad comprometida con su territorio. Si no generamos incidencia a partir de esas experiencias se va a quedar como una buena práctica y un bonito proyecto que se va a presentar en muchos espacios como este, pero que no va a dar el salto. Esto lo menciono porque nosotros en Avina también buscamos generar incidencia política con nuestras acciones. Incidencia política tiene que ver con que las cosas que se están haciendo bien influyan en los espacios que tienen que influir, y uno de esos espacios es, sin lugar a dudas, la influencia política. Muchas veces la política pública en varias ocasiones escucha poco lo que están haciendo aquellos que la diseñan y lo digo porque trabajé en el gobierno de Chile durante varios años y sé cómo funciona el Estado por dentro, no lo estoy desacreditando. Muy por el contrario. Ahora, el hacer incidencia implica potenciar el impacto, pero no solo en indicadores de resultados que puedan mostrarme lo eficiente y efectivo que fui con un proyecto de inversión social, sino un impacto que trascienda incluso mi propio espacio territorial, industrial, actoral y vaya más allá, a interpelar a otros actores, industrias y comunidades, porque ven una posibilidad y una oportunidad concreta. Y, por supuesto, lo que más me gusta de generar estos espacios de incidencia es que crean bien común. Cuando uno hace incidencia política, genera cambios sociales, promueve nueva economía, una forma distinta de hacer gestión de nuestro recursos y de nuestra generación de riqueza, garantiza la continuidad de acciones y por supuesto va iniciando un cambio en las reglas de juego. Eso mirado desde el Estado es muy relevante, porque efectivamente muchas veces el
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diseño de política pública no está ni formado ni enterado de lo que está ocurriendo en la relación de empresas con comunidades en ciertos sectores. Las municipalidades o gobiernos locales no tienen la capacidad porque no tienen el soporte que requieren para hacer política pública local y por lo tanto son meros observadores o incluso receptores de beneficios o servicios que esta inversión ha podido generar en el territorio. Por último, la innovación; un tema recurrente, importante, relevante desde la perspectiva que quiero compartir con ustedes, en la cual la innovación es transformación del conocimiento. La innovación no solo es hacer algo que nadie ha hecho; la innovación muchas veces es reciclar una buena idea, recuperar aprendizajes anteriores, es reinstalar prácticas. Innovar no es solo hacer tecnología, innovar también es importante en nuestras conversaciones y en nuestra gestión de los asuntos cotidianos. La innovación por supuesto sirve para modificar procesos, genera soluciones, provoca disrupción. Cuando hay una acción innovadora es un cambio que interpela y por lo tanto rompe, avanza en algo que era como el statu quo sostenido y confortable; permite el salto y el permitir saltos es relevante cuando estamos buscando desarrollos sostenibles de largo plazo, porque si no, nos quedamos haciendo más de lo mismo en el mismo lugar y el mundo pasa y los limites planetarios se restringen. Tres preguntas importantes. Cuando hablamos de esta forma de valor más compartida hay tres preguntas que me gusta mucho traer a la discusión y que son bien pesadas de hacer porque son bien provocadoras y nos incomodan. La primera es ¿cómo se debería distribuir la riqueza desde esta perspectiva que hemos venido hablando, de estos procesos colaborativos? ¿Cómo se debería controlar y regular la distribución de nuestra riqueza? Y finalmente ¿cómo deberíamos generar riqueza? si tenemos a la base el principio de colaboración, la creación de vínculos de confianza, el respeto profundo por la dignidad del otro, el principio de la inclusión, no solo como un acto de ven donde yo estoy sino como un acto de estemos juntos donde queremos estar. Ahí hay algunos elementos que simplemente quiero destacar para ayudar a responder estas preguntas, que no están realmente resueltas; en el caso de Chile dramáticamente alguna de ellas aun no tienen respuesta.
La riqueza la producimos todos ¿Cómo se distribuye la riqueza? Garantizando equidad, tanto en el acceso como en los recursos, como en los excedentes. La experiencia de las empresas B – Margareth hizo hoy una alusión a ellases una expresión de distribución de la riqueza, desde los excedentes de la misma, y como busca impacto social como principio de origen de su ser como empresa. Una empresa B no tiene sentido
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si no distribuye los excedentes producidos, una empresa B no tendría sentido y dejaría de serlo si no viera en la distribución y en la generación de la riqueza que lo que importa es el impacto social que con su acción empresarial está realizando.
El proceso colaborativo debe tener al menos cinco componentes: capital social, visión común de futuro, innovación, incidencia y agendas compartidas de acción
Cuando hablamos de cómo se debería controlar y regular la distribución de la riqueza tenemos distintas tendencias. La más tradicional es la sociedad anónima, que tiende a proteger, controlar y regular su capital, y eso es del todo razonable porque tiene que ver con su naturaleza, con cómo fue creada y para qué fue creada. Cuando hablamos de cooperativas, estas controlan y regulan su riqueza desde la perspectiva del trabajo, del aporte que cada uno hace a este bien común que se ha definido jurídicamente como una cooperativa. Uno se podría preguntar cómo desde lo público la regulación de la distribución de la riqueza es un tema que nos atañe a todos, porque todos recibimos o no los beneficios de la riqueza generada, que no solo es producida por las grandes empresas. La riqueza la producimos todos. Entonces también me tengo que interpelar en ese actuar ¿cómo distribuyo la riqueza que estoy generando? de conocimiento, de aprendizaje, mi riqueza profesional, desde el punto de vista de los recursos que recibo y me son pagados. Ahora ¿cómo se debería generar riqueza? Aquí hay algunos puntos que me gusta mencionar porque nos sacan de la lógica más tradicional de cómo se genera riqueza. Yo diría que hay que innovar para generar bienes útiles, hay que innovar para generar bienes públicos y es con lo que quiero terminar esta presentación. Tenemos que innovar con bienes públicos para poder crear riqueza desde la biología de la sociedad, que tiene que ver con mejorar condiciones de vida, de salud, por ejemplo. Tenemos que innovar y generar riqueza desde una perspectiva ética, que garantice la dignidad humana; tenemos que generar riqueza, digo yo, desde la legalidad y también innovando en nuestra normativa legal y jurídica, porque nos interesa que haya control, que haya garantía sobre la protección de los ciudadanos y las ciudadanas, porque es como se debe hacer, porque debemos tener contenciones como sociedad. También podemos generar riqueza desde lo político, y aquí es importante que si vamos a innovar para generar bienes públicos la política cumpla un rol relevante en términos también de la regulación de su fomento y de su distribución. Por eso es tan importante validar y reconvertir la política y volver a enamorarse de la política como un acto humano fundamental. Finalmente también podemos generar riqueza desde el punto de vista de la economía, que es más bien la respuesta
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más tradicional a cómo se genera riqueza, teniendo un modelo económico que así la garantice y la genere en sus procesos productivos con altas tecnologías, entrando a sectores donde vamos a garantizar producción de bienes y servicios. Pero esto es complementario y es tan relevante como lo ético, como la biología de la sociedad, como la legalidad y como la política. Así creo yo que se produce riqueza en una sociedad y en un país. Finalmente yo quiero decirles que la creación de riqueza tiene sentido en la medida en que construimos bienes públicos; y el valor de forma compartida y el proceso colaborativo que desarrollemos entre los diferentes actores nos debiera llevar a crear bienes públicos. En mi querido país, aun el concepto de bienes públicos genera un poco de resistencia en algunos actores o en algunos sectores mas bien, porque creen que crear bienes públicos está en el Estado, como si lo público fuera solo un asunto del Estado. Y no lo es y por eso lo propongo en este espacio, porque me parece que todos debemos tener contribuciones y responsabilidades a través de nuestras propias acciones institucionales, empresariales, comunitarias, desde el proyecto, desde el programa, desde el gran plan político, desde la gran reforma: crear condiciones para la construcción de bienes públicos. Y hay distintas formas de acercarse a la construcción de bienes públicos. Una de ellas es desde el valor compartido en sí mismo, que en el fondo busca crear condiciones para poder aportar y crear valor en la industria, la empresa, en mi gestión, es una forma de crear bien público. Otra forma de hacerlo es mirándolo desde el bien común, que es garantizando y protegiendo, que es la visión más tradicional del bien público. Ahí nuestro enfoque nos lleva a la visión desde el Estado; pero no nos restrinjamos solo a eso, también los bienes públicos son una articulación de voluntades y desde ese punto de vista hay negociaciones que posibilitan su creación. Cuando nos sentamos con anticipación a discutir nuestros proyectos con las comunidades creamos valor público, creamos un bien público en la medida en que respeto mis compromisos, establezco vínculos genuinos, transparentes con la comunidad y voy haciendo un proceso de negociación que posibilita la creación de una buena relación o de un buen vecindario. Bienes públicos es también construcción de ciudadanía. En la creación de bienes públicos hay que apoyar la creación de instrumentos y de corresponsabilidad. Hoy estamos discutiendo muchísimo lo que va a pasar con el Convenio 169 y cómo el reglamento de su Decreto Supremo 66 expresa o no, o es capaz de expresar toda la riqueza que el convenio tiene. Hay que conversar y crear un bien púbico desde ese lugar, desde la creación de la ciudadanía y ahí tenemos un desafío muy grande como país, porque nos cuesta muchas veces adoptar desde el acto de la corresponsabilidad el rol de ser ciudadano; porque me lleva deberes también entonces de repente mejor no serlo porque me posiciono en la cancha desde otro lugar para jugar.
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De los principios a la acción La invitación inicial era ir recorriendo este ordeUna agenda compartida de acción me va a permitir generar un proceso colaborativo, namiento desde el valor compartido, desde la básicamente va a facilitar sinergias, creación de valor. Vamos mirando y generando puede multiplicar los esfuerzos un conocimiento que nos permite a través de ciertos instrumentos, elementos, componentes, marcos de actuación, encuadres, ir construyendo esta acción de colaborar. La invitación que les tengo es para decirles que la equidad -gran tema en nuestro país- y la sostenibilidad de una sociedad, no de una empresa o una comunidad, de todos los que estamos acá y los que están fuera, en todas las regiones de nuestro país, en toda nuestra América Latina, esa equidad y sostenibilidad de una sociedad como en la que estamos, dependen de la cantidad y calidad de bienes públicos que esta produzca y lamentablemente América Latina ha perdido la creación de bienes públicos durante parte importante de su historia. La buena noticia es que la región hoy está ocupándose seriamente de la creación de sus bienes públicos y hay acciones, intervenciones, proyectos, inversiones que buscan recuperar y constituir recursos tan relevantes como nuestro bioma amazónico, como nuestros recursos hídricos, como el recurso glacial, que son recursos naturales muy importantes y que en muchos de nuestros países habían perdido el atributo de un bien público; y que puedan ser restituidos en la medida en que eso contribuya a que haya más equidad y sostenibilidad en nuestras sociedades. Muchísimas gracias.
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Reflexiones finales y cierre GUILLERMO MIRANDA1
Quería entregarles algunas breves reflexiones sobre estos mismos temas en una visión más global que ha hecho nuestra institución, OIT, que es una institución de carácter tripartito que agrupa a empleadores organizados del mundo, a trabajadores organizados del mundo y a gobiernos a través de sus ministerios del Trabajo o de sus Cancillerías. En 2007 se hizo una conferencia internacional sobre cómo crear un entorno sustentable para las empresas. Allí se realizó un gran dialogo, un gran debate que parte de un concepto que para nosotros es clave, el de empresa sostenible, que esta correlacionado con el enfoque general de desarrollo sostenible el cual entendemos como aquella forma que adopta el progreso social, económico y cultural de los pueblos, que satisfacen sus necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias. Nuestra mirada, desde el concepto trabajo decente, sugiere entonces promover la empresa sostenible a partir no solo de su viabilidad económica, sino también de la viabilidad social obviamente medio ambiental. Desde este enfoque levantamos un conjunto de condiciones básicas que permiten hablar del entorno propicio para el desarrollo de una empresa sostenible. Son condiciones que se relacionan entre si y que se refuerzan mutuamente y nuestros juicios son esenciales para que los actores involucrados en el desafío del desarrollo sustentable -empresas, fundaciones, actores empresariales, actores sindicales, sociedad, comunidades- puedan tener puntos de referencia comunes en torno a estas condiciones, para que levanten
1 Delegado de OIT para el Cono Sur y Presidente de la Sociedad Nacional de Minería.
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indicadores, por ejemplo, para que tengan diálogos sobre temas específicos y puedan acordar y haya transparencia en la relación empresa comunidad. Estas condiciones básicas son diecisiete. Yo solo las voy a enumerar y ustedes seguramente van a encontrar identidad con lo que han ido conversando en esta jornada. La primera es paz y estabilidad política, que se puede traducir tanto a nivel global, nacional, territorial, local, buena gobernanza es la segunda, dialogo social efectivo es la tercera, respeto a los derechos humanos universales y a la normas internacionales del trabajo, cultura empresarial es la quinta, políticas económicas acertadas y estables, buena gestión de la economía, la sexta es el comercio e integración económica sostenible, octava entorno jurídico y reglamentario propicio; novena Estado de derecho y garantía de los derechos de propiedad; décima competencia leal; onceava acceso a los servicios financieros; doceava infraestructura material, rol de estado para que no sea suplantado por la empresa y su acción social; tecnología de la información y la comunicación; catorceava educación, formación y aprendizaje permanente; quinceava justicia social e inclusión social; dieciseisava inversión social adecuada y diecisieteava gestión responsable del medio ambiente. Estas condiciones básicas decidimos agruparlas y el año pasado hicimos un estudio comparativo entre estas condiciones básicas bajo un entorno de empresa sustentable con los países de la OCDE, sin tomar el periodo de crisis de estos países. El estudio arrojó resultados interesantes. ¿En qué parte estamos más cercanos los países de la región, América Latina y el Caribe con los países de la OCDE, para la generación de entornos de empresa sustentable? En política macroeconómica estable estamos más cercanos; en cultura empresarial no estamos mal; en oportunidades laborales tenemos una región con baja tasa de desempleo en este periodo y en la adhesión y no fiscalización, ni cumplimiento, pero si adhesión a convenios internacionales sobre derechos humanos y sociales, laborales y medio ambientales Estamos más distantes en comercio e integración económica, en ambiente regulatorio, en derecho, propiedad y cumplimiento de leyes, en competencias, en contaminación ambiental. Estamos muy lejanos en gobernanza, en dialogo social, en educación y capacitación, en protección social, en justicia e inclusión social, en paz y estabilidad política y en tecnología en información y la comunicación. Este análisis comparativo arroja resultados que son evidentes para todos. Tal vez lo más significativo que nos muestra desde otro ángulo es que tenemos un desafío que ya todo el mundo y ustedes hoy en la mañana con Samaniego lo confirmaron, y es que tenemos en la región un problema de desigualdad complejo y difícil. Para la OIT esta desigualdad se origina principalmente en el mer-
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I REFLEXIONES FINALES Y CIERRE I
cado de trabajo. Algunos datos conocidos en este foro así lo determinan: somos una región Tenemos en la región un problema de junto al Caribe de alrededor 600 millones de desigualdad complejo y difícil. Para habitantes, la mitad de ellos son personas ecola OIT esta desigualdad se origina nómicamente activas, 207 millones trabajan y principalmente en el mercado de trabajo alrededor de 21 millones están en desempleo abierto. El empleo generado por iniciativa privada representa alrededor del 80% del total de los trabajadores, existen alrededor de 59 millones de unidades productivas en la región, de las cuales 48 millones son unidades unipersonales, es decir, trabajadores por cuenta propia; 11 millones de unidades productivas son negocios con varios trabajadores, en donde solo 2 millones y medio son de 6 o más trabajadores. Tenemos un rezago de productividad y competitividad muy grande y una alta heterogeneidad productiva. Al ritmo actual la productividad de América Latina será sobrepasada por el promedio mundial al final de esta década. Tenemos una informalidad laboral cercana al 50% de la fuerza laboral, 32,7 en el sector informal, 12,3 en el sector formal, son informales dentro de la formalidad y 5,4 en trabajo domestico. También tenemos indicadores positivos en la última década, que permiten pensar que en medio de estos gruesos problemas avanzamos. La pobreza y la indigencia disminuyo en la última década, la ocupación aumento, bajo el desempleo, aumento la cobertura social, de seguridad y pensiones, los salarios mínimos han subido y hoy tenemos un crecimiento en la dos últimas décadas de alrededor del 3%. Eso nos muestra que tenemos una economía basada en la explotación de recursos naturales y por lo tanto las alzas de nuestro crecimiento están muy dada por los precios de los commodities. En este contexto, sin lugar a dudas, el sector privado y las empresas tienen un rol clave que desempeñar en el desarrollo y la puesta en práctica del modo sostenible de producción y consumo. Y el esfuerzo que están haciendo ustedes, las empresas, las fundaciones, para buscar mejores maneras de dialogar con las comunidades, para encontrar puntos de mutuo acercamiento, de mutua comprensión y particularmente de otorgar capacidades a estas comunidades, son sin lugar a dudas una contribución sustantiva a este gran desafío que tenemos en la región. Felicitaciones por vuestra actividad y por el esmero con el que están trabajando y espero que tengan éxito para que todos juntos contribuyamos a tener una América Latina y Caribe más justos y más equitativos, muchas gracias.
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Memorias I VI Foro Internacional RedeAmerica I EMpresa y comunidad
CIERRE
Presentador:
RedEAmérica y el nodo Chile, compuesto por la fundaciones Minera Los Pelambres, Fundación Pehuén, Endesa Chile, Microfinanzas y Desarrollo y Arcor Chile quieren agradecer la asistencia y participación activa de todos ustedes el día de hoy. Queremos agradecerle también a los expositores que de forma generosa compartieron sus valiosos conocimientos y experiencias, así como también a las organizaciones que hoy nos acompañaron: el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, la Fundación Interamericana, la OIT. Este evento contó con el apoyo de la empresa Sodexo, Antofagasta Minerals, Minera los Pelambres, Gold Corp y Canal 13. RedEAmérica espera que durante este Foro Internacional 2014 se haya generado un dialogo latinoamericano sobre las tendencias de cambio en el rol del sector privado frente a la promoción del desarrollo sostenible de las comunidades y haya servido también como motivación para que el sector empresarial encuentre respuestas y participe en la búsqueda de soluciones transformadoras junto a otros actores. Muchas gracias.
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