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AGUASCALIENTES BIENVENIDOS AL CENTRO DE MÉXICO

AGUASCALIENTES BIENVENIDOS AL CENTRO DE MÉXICO

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TENER COMO PRIMERA REFERENCIA DE AGUASCALIENTES A LA FERIA DE SAN MARCOS ESTÁ BIEN, PERO NO DEBERÍA DE SER LA ÚNICA. AQUÍ TENEMOS UN BREVE RECORRIDO CON TODO LO QUE HAY QUE HACER Y CONOCER EN ESTA JOYA DEL CENTRO DEL PAÍS.

Texto y fotos: Azucena Pacheco

Un buen punto para comenzar a conocer Aguascalientes es la Plaza de la Patria. A cualquiera emociona saber que está parado en el mero centro geográfico de México. Una columna con un águila de bronce marca el punto exacto y, por supuesto, hay que tomarse una foto ahí. Precisamente desde ese punto lucen majestuosos el Palacio de Gobierno, de 1665, que destaca por su fachada de tezontle rojo, sus balcones de cantera rosa y dos patios con 109 arcos de medio punto que resguardan en sus paredes los murales de la historia del estado. A un costado está el Palacio Municipal. Al frente, la catedral basílica de Nuestra Señora de la Asunción, de 1738, de estilo barroco salomónico, cuya sacristía ostenta obras de Miguel Cabrera. En el coro de la nave central hay un inmenso órgano tubular de madera, único en Latinoamérica, que puedes escuchar en las misas de los domingos.

EL TEMPLO DE SAN ANTONIO DE PADUA ES UNA DE LAS OBRAS EMBLEMÁTICAS DE AGUASCALIENTES, OBRA DE REFUGIO REYES.

Muy cerca de ahí se llega caminando a casi cualquier punto del casco histórico recorriendo una ciudad limpia, organizada y bonita cuyos más importantes colosos están vestidos de cantera rosa, como el imponente Palacio Legislativo, obra de Refugio Reyes, indígena autodidacta cuya arquitectura es piedra angular de la fisonomía de la ciudad. Su obra más emblemática es el templo de San Antonio de Padua.

Aguascalientes también está llena de plazas y plazuelas como la Alameda; el Jardín Zaragoza, también conocido como la Plaza de los Mariachis; la Plaza Fundadores, que casi siempre resguarda eventos culturales y artísticos; y el Patio Jesús F. Contreras, con 12 esculturas de indígenas que contrastan con estructuras de aluminio e iluminación modernistas.

La arquitectura de Aguascalientes es bastante ecléctica, aquí encontrarás ejemplos de edificios coloniales, neoclásicos y barrocos a cada paso. Los más emblemáticos son el Archivo Histórico y el Antiguo Hotel Francia, ambos de Refugio Reyes, este último, excelente opción si quieres hospedarte en el primer cuadro. También están la Casa Terán, el imponente Teatro Morelos, el templo de Nuestra Señora del Rosario y el de San José, entre muchos otros. Nada como caminar sin rumbo por calles como Madero, Zaragoza y Venustiano Carranza, esta última nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco por pertenecer al Camino Real de Tierra Adentro. Calle Nieto es ideal si buscas ropa y artesanías locales; y El Codo, si quieres tomar un café o una cerveza en un ambiente desenfadado y bohemio con mesitas en la calle.

Aguascalientes cuenta con un par de museos excepcionales: el Museo Nacional de la Muerte, único en México, que explica las diferentes concepciones de este fenómeno en nuestro país, desde la época prehispánica hasta la actualidad; y el José Guadalupe Posada, en honor al creador de La catrina, hijo pródigo de este estado. Si eres amante de la historia, te recomiendo el Museo de la Insurgencia, el Museo Regional de Historia y el Museo de Aguascalientes, verdaderas joyas en su materia; si lo tuyo es el arte, hay que conocer el Museo de Arte Contemporáneo y el Centro Cultural Los Arquitos, pero no olvides visitar el Museo del Juguete Tradicional Mexicano, un concepto sumamente interesante y muy original.

DE BARRIO EN BARRIO Aguascalientes es famoso por la tradición de sus barrios, y San Marcos es el más famoso por muchas razones. Además de asistir a la famosa feria —que en 2020 se llevará a cabo del 17 de abril al 10 de mayo—, disfruta recorrerlo sin tanta gente antes de que estas fechas lleguen.

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Como los demás barrios tradicionales, tiene su templo y su jardín, pero además está su tradicional Plaza de Toros y el recinto ferial, que es sede del Festival de las Calaveras, además de una serie de eventos culturales que conmemoran el Día de Muertos y que culminan con el espectacular Desfile de las Calaveras. Vas a notar El Encino o Triana, que data de 1565, por su estética de pueblito colonial. Allí encontrarás restaurantes típicos, el Museo José Guadalupe Posada y junto a él, el templo del Encino, en cuya festiva plaza se rinde homenaje a su santo patrón, el Cristo Negro.

El barrio de Guadalupe, el más antiguo, ostenta mesones, comedores y tiendas que surgieron cuando era paso obligado hacia Zacatecas y Jalpa. Muchas de ellas son de gran tradición y permanecen hasta hoy.

Hay que visitar la parroquia de Guadalupe, con su barroco exuberante (en el que también intervino Refugio Reyes), y el jardín adyacente; los panteones De los Ángeles y De la Cruz, y el templo del Señor de los Rayos, de un interesante estilo modernista. El barrio tradicional de la Estación también tiene lo suyo. Ahí está la Plaza de las Tres Centurias, con los vestigios de la antigua terminal del tren, que es sede de un interesante centro cultural entre vías, vagones y locomotoras. Muy cerca, en la colonia Ferronales, están las casas de madera de los trabajadores estadounidenses que construyeron la infraestructura ferroviaria hidrocálida, una postal típica de aquí y muy particular.

Cerca de ahí está la zona de la Alameda, donde te podrás deleitar en los baños Ojo Caliente, una singular construcción neoclásica con influencia francesa donde tinas y albercas privadas de todos tamaños se disponen alrededor de un patio adornado con fuentes y arcos para que disfrutes a tus anchas sus cálidas aguas curativas por las que es famosa la ciudad.

PARA COMER A contraesquina de los baños Ojo Caliente se encuentra un clásico: el Gran Hotel Alameda, otro edificio porfiriano que es un símbolo de la ciudad, además de ser la cuna del chile Aguascalientes, el platillo emblemático del estado.

Se trata de un delicioso chile ancho relleno que utiliza ingredientes locales de los municipios de Aguascalientes, como la guayaba y los frutos secos de Calvillo, el precioso Pueblo Mágico que queda a una hora de la ciudad, así como la carne de res y de cerdo, que plasman su vocación ganadera. El bufet del desayuno también es una gloria. Para seguir saboreando comida típica conviene visitar los merenderos. La mayoría se encuentra en el barrio de San Marcos, sobre la calle Mario J. Pani, muchos de ellos están decorados con motivos de fiesta brava y son amenizados con música de mariachi, trío, norteño o banda en vivo, por si andas de ánimo fiestero.

Allí y en la infinidad de restaurantes y cenadurías de la ciudad, podrás disfrutar de delicias hidrocálidas como las gorditas, la birria, el menudo, los tacos de colores (de guisados), el duro (chicharrón), los chaskas (maíz o esquites) o los taquitos y tamales de lechón. Para el postre, no olvides probar la gran variedad de dulces y licores con guayaba de Calvillo.

Para despedirte de Aguascalientes como se debe, busca un punto alto para mirar el atardecer. El de aquí fue nombrado uno de los más bonitos de México por National Geographic y con justa razón. Mira el sol esconderse tras el cerro del Muerto, dejando tonalidades rojas, amarillas, anaranjadas y violetas.

Ahora que sabes que Aguascalientes lo tiene todo, te aseguro que te vas enamorar de este lugar, y no va a ser culpa tuya.

A CONTRAESQUINA DE LOS BAÑOS OJO CALIENTE SE ENCUENTRA UN CLÁSICO: EL GRAN HOTEL ALAMEDA, OTRO EDIFICIO PORFIRIANO QUE ES UN SÍMBOLO DE LA CIUDAD.

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