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del registro al accionismo
Descampados, demoliciones y ruinas
Lara Almarcegui
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Mi trabajo surge de una cuestión muy directa y es mirar realmente qué es lo que hay alrededor mío, pasear por las ciudades, las ciudades europeas sobre todo y darme cuenta que lo que me rodea sobre todo son construcciones, arquitectura, edificios, diseño, más diseño, más construcciones, más arquitectura. En general, lo que me sucede cuando estoy en una ciudad es que me veo rodeada de diseño por todas partes. La sensación de que hay demasiadas construcciones, demasiados edificios me da mucha claustrofobia. Lo cierto es que casi no lo aguanto. Y lo que he hecho ha sido buscar lugares que de alguna forma se escapan a este exceso de construcciones y de racionalización del espacio. Estos lugares que para mí son toda una alternativa al exceso de diseño, son lugares abandonados, sobre todo, descampados, solares, edificios vacíos, edificios que van a ser demolidos, lugares que quizás tuvieron un diseño pero que ahora mismo están esperando a un proyecto y durante este momento de espera en ellos puede suceder cualquier cosa y por eso ofrecen casi podría decir una opción de libertad, otro espacio diferente. Como trabajo lo que he hecho ha sido buscar estos lugares, presentarlos al público como una alternativa al exceso de diseño y defenderlos, sobre todo, defenderlos. El primer proyecto lo realicé en Arteleku, en el taller, en el año 95. La propuesta del taller era invitar a unos participantes a hacer una exposición en este mercado, el mercado de Bros, San Sebastian que justo iba a ser demolido en este mes. Cuando fui a ver el edificio me sorprendió muchísimo porque me parecía un edificio estupendo con una arquitectura muy, muy atractiva. Me daba mucha pena que fuera a ser demolido y, sobre todo, me daba mucha pena lo que supone para el barrio la pérdida de un edificio así, la cultura que hay en un mercado como este, un punto de encuentro, un lugar donde ha habido generaciones comunicándose, y que todo eso se perdiera con una demolición me parecía tremendo. Y aún más, me pareció tremendo, como artista, que tuviera que aprovecharme de esta demolición para hacer un proyecto y lo que hice fue no estar en la exposición, y en su lugar empezar la renovación del edificio, me quedaban tres semanas y sabía que no podía hacer una buena renovación. Desde luego no quedaba tiempo pero para mí estar en la calle, en el andamio, era una forma de mostrar que las cosas podrían haber sido diferentes y decir que la ciudad quizás podría haber evitado esta demolición. Obviamente, mi acción generó muchas conversaciones en la calle, muchas discusiones, mucha crítica al ayuntamiento y mucha charla acerca del futuro del barrio. Yo en ningún momento quería controlar estas discusiones, solamente que sucedieran en la calle. Otro punto interesante de este proyecto es que era el primer proyecto en el que habiéndome ofrecido un edificio para exponer decidí no utilizarlo y no exponer dentro y en su lugar atacar la propia problemática del edificio, trabajar con el contexto y trabajar con el lugar. Esto es algo que sigo haciendo todavía intentando entrar en los problemas y los temas generados por cada lugar donde expongo. Otro proyecto es el que realicé en Fuentes de Ebro, un pueblecito cerca de Zaragoza. Aquí no había taller, no había Arteleku, fue un proyecto que inicié con una amiga, Begoña Montalbán, completamente alternativo. Y lo que hicimos fue pedir prestada la estación de tren que estaba abandona-
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da desde hacía 20 años, se la pedimos a Renfe y la convertimos en un hotel gratuito durante una semana. Sólo una semana porque teníamos muy poco dinero. La estación estaba en muy mal estado y lo primero de todo, hubo que renovar el interior, limpiar, abrir las ventanas, conseguir muebles, pintar otra vez. Todo quedó un poco parecido a como estaba antes pero arreglado, tuvimos un salón, una cocina, 8 dormitorios. El hotel era muy pequeño. Hubo desayunos, inaguramos el hotel con banda de música del pueblo, una parte del proyecto podía servir para animar. No hay espacio para los invitados al concierto y tienen que estar aquí, en la escalera. Esto fue una acción de tirar agua, los niños por la ventana, que es típico de esta zona de Aragón. Por la noche el edificio, un hogar que había estado abandonado todos estos años de repente está en utilización. El proyecto fue un éxito porque hubo muchísimo público y estuvimos llenos todo el tiempo. Tuvimos mucha suerte porque no había presupuesto, fue una cosa de muy, muy pocos medios. En realidad, cuando pensé el proyecto lo que quería era que nos aburriéramos mucho en el hotel, pasar mucho tiempo haciendo nada en un lugar, como herramienta para conocer este sitio. Entonces, yo quería trabajar con lugares, hacer proyectos específicos para lugares pero me preguntaba cómo puedo hacer para conocer bien un lugar. No quiero hablar de sitios que no conozco bien. Llegar a hacer un hotel venía precisamente de una respuesta a esta cuestión que era parte para conocer bien un sitio y saber de él, pasar tiempo, dormir allí y mejor que sea un pueblo pequeño al lado de la capital y aburrirse mucho allí para empaparse de la experiencia del lugar. Lo que pasa es que luego hubo tanta bebida, tanta fiesta, tanta gente que no nos aburrimos nada. En Ámsterdam cuando era estudiante me dieron un estudio y lo que hice fue dejar el estudio e irme a este solar cercano a Askar. Durante casi tres semanas estuve cavando un agujero para ver qué había bajo la ciudad. Me imaginaba que lo que encontraba era piedra, arena, agua, más o menos me lo esperaba pero me interesaba mucho la acción, la idea de una ciudad que está cada día en la calle cavando para saber más. La idea de involucrarme mucho en ese lugar que quiero estudiar, de ahí la necesidad de una actividad física. Este proyecto se hizo sin permiso. Un día fui a la excavación y habían entrado las máquinas escavadoras y habían tapado todo, todo el solar, de forma que el proyecto se acabó. No era nada contra mí, simplemente el momento de construcción del solar había llegado. Un proyecto mucho más reciente es el que hice en Madrid, bajo la calle Serrano, y siguiendo con esta idea de cómo hacer para conocer bien la ciudad, ir, profundizar más en esta pregunta y llegar al subterráneo de la ciudad y de una forma bastante más eficaz, lo que hice fue conseguir un permiso para organizar visitas guiadas a una excavación. Llegó un momento en el que se estaba haciendo, los domingos, cuando paran las máquinas. Esta excavación tenía unos 20 metros de profundidad, era el tercer piso bajo el aparcamiento. Lo que me interesaba mucho era llegar al público lo que llaman la cabeza de la excavación, que es justo donde avanza la maquinaria. Ver un lugar donde la tierra se va a excavar, ese sitio donde la tierra llega a unos 300 millones de años o algo así y no se ha tocado y al día siguiente la escavadora se lo va a llevar. Es un momento único, momen-
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to de cambio, que me parecía muy especial como experiencia del lugar, sobre todo, para los habitantes del centro de Madrid. Como os podéis imaginar conseguir un permiso así es muy complicado porque visitar un túnel con hormigón es algo muy seguro pero un túnel que se está haciendo, es un túnel fresco, en transformación, hay bolsas de agua, bolsas de arcilla y fue realmente especial poder bajar allí. Realicé otro proyecto en Habsburgo, en un pueblecito de Alsacia, en Francia y lo que hice fue localizar este deposito de agua y otra vez con la intención de hacer un estudio, analizar con cuidado este edificio. Averigüé todos los materiales de construcción utilizados para construirlo. Esto es ladrillo, 50m3 de ladrillo, 12 m3 de piedra, 4 m3 de hormigón y algo de acero en el techo. Lo que hice con esta lista de materiales fue pedirlo prestado de forma que aquí aíslo 50 m3 de ladrillo, los 12 m3 de piedra, los 4 m3 de hormigón que hay que mezclar el cemento con la grava y el acero. La idea es parecida a una receta de cocina con los ingredientes de un plato. Estan los ingredientes para construir el deposito de agua. Y lo que me interesaba del proyecto, sobre todo, es que estos materiales me hacen pensar cómo era el deposito de agua antes de ser construido, entorno a 1870, y cómo será si algún día es demolido. La descomposición de la arquitectura me interesaba mucho como una forma de analizar, una forma de criticarla y una forma de destrozarla. Como anécdota rápida os puedo comentar que al alcalde del pueblo no le gustó el proyecto y lo censuró, que es algo que pasaba mucho en Francia a finales de los 90, una cuestión de gusto, pero que sobre todo tiene que ver con el arte en el espacio público que genera muchos problemas. Con el mismo principio realicé una instalación en el interior del Centro de Arte. También hicimos una lista de los materiales de construcción y los colocamos dentro con una referencia a la arquitectura antes de ser arquitectura. En este caso, uno de los problemas que había era un problema técnico, si un edificio tiene que contener sus materiales de construcción podría colapsar porque el
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peso de los materiales es enorme. Así que, obviamente trabajamos con ingenieros y colocamos todos los materiales intentando que no pesaran demasiado, por ejemplo, el acero no es muy alto, el aislante si que es alto. En total, distribuimos los materiales para no provocar el colapso del edificio. Con la misma idea realicé un proyecto en Bélgica. Centro Iden encontré una casa que iba a ser demolida, con garaje, unas cuantas habitaciones y dos pisos. Hice un trato con el demolidor para que me guardara todos los escombros de la casa. Así hicimos el proyecto que se llamó “La montaña de escombros” que es exactamente la casa, el mismo volumen y los mismos materiales. Es un proyecto escultórico que ya no habla tanto de lo que hubo antes del edificio sino de lo que hay después de un edificio. La escala que utilizo es simplemente la escala real, la escala de la arquitectura. Si estoy descomponiendo un edificio, el proyecto tiene que ver con la escala de ese edificio que obviamente es una escala enorme para una escultura. Con la misma idea realicé un proyecto en el edificio Secesión en Viena, identificando todos los materiales de construcción de la sala de exposiciones y colocándolos dentro. Esto es, por ejemplo, 98 m3 de ladrillo, el mortero 40 y tantos metros cúbicos, el hormigón 40 y tantos, la escayola, la arena, el cristal, el mármol y el poliestireno. La instalación es muy limpia porque estos son materiales de demolición tal y como se trabajan en Viena tras una demolición. Cuando se demuele un edificio los materiales van a una planta de tratamiento y se separan. Se separan tantísimo que separan el mortero del ladrillo generando un material limpísimo. Con lo que la instalación fue una instalación muy limpia. Algo muy necesario en un edificio como Secesión donde no puedes hacer un proyecto demasiado bruto, quizás, porque por una parte Secesión tiene los frescos de Gustav Klimt, abajo en la bodega, con lo que tienes que controlar mucho los problemas de peso porque tiene turistas en el piso de abajo y, sobre todo, Secesión, hay que decir, ya que estamos en una escuela de Bellas Artes, que es quizás uno de los centros de arte más queridos para todos los artistas de Europa o prácticamente del mundo porque es el espacio alternativo, el espacio llevado por artistas más activo del mundo y todavía lo llevan artistas con lo que realmente es una joya. Todo el mundo le tiene mucho cariño y no puedes hacer mucha barbaridad dentro. Este es el proyecto que hice en el pabellón español de Venecia con el mismo principio de identificar los materiales de construcción del pabellón y colocarlos dentro. El resultado de identificar los materiales fue una cantidad enorme de hormigón, ladrillo y mortero. En Venecia no separan como en Viena así que lo que me encontré es un escombro que tiene cemento, escayola, hormigón que lo tiene todo mezclado y genera una cantidad enorme de residuos. De ahí la montaña bastante sucia que hubo en el pabellón español durante todo este verano. La montaña era tan grande que ocupaba todo el espacio central y de hecho al espacio central no se podía acceder, el público estaba obligado a circular alrededor. En las fotos no sale porque no cabe en las imágenes. El público siempre estaba obligado a ver el pie de la montaña porque no se podía acceder al centro. Un proyecto que realicé en Francia, en relación también a estos temas de
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demolición, es un proyecto que trata más sobre espacio urbano. Lo realicé cuando me invitaron a estar aquí, a Grand Caser. Es un centro de arte, en el antiguo casino de la ciudad, un edificio art decó, de finales del siglo XIX. Cuando pregunté qué proyectos se iban a realizar en la ciudad, proyectos de urbanismo, construcciones y demoliciones, me hablaron de una demolición que iba a suceder justo en el edificio de enfrente. El edificio de enfrente, de los años 50, una especie de copy, interpretación del casino, también amarillo con la fachada redonda, en torno a la rotonda y con esta intención de ser demolida me permitió hacer un proyecto muy, muy sencillo que consistió en invitar al público del centro de arte a presenciar la demolición del edificio de enfrente que curiosamente era una copia del centro de arte. Se trataba de un punto de atención al público y a los habitantes de la ciudad acerca de lo que su alcalde y su ayuntamiento está haciendo en su propia ciudad. Leí una entrevista del alcalde, que me impresionó mucho cuando estuve allí, en la que él decía en una frase, que me parece increíble, “Yo no construyo una ciudad, yo construyo la imagen de una ciudad.” Me sorprendió mucho que lo dijera así tan directamente, que no tuviera ninguna vergüenza de decir directamente “construyo una imagen en lugar de una ciudad” y luego me hizo pensar que, en realidad, en todas las ciudades que conozco bien se ve lo mismo, no se construye la ciudad, se construyen imágenes de estas ciudades. Por ejemplo, Rotterdam es lo que estaban haciendo con la ciudad de Rotterdam. Barcelona, clarísimo, es lo que estaban haciendo en Barcelona, siempre construyendo imágenes. Y esta reflexión me permitió identificar qué es lo que hago, cómo invitada del Ayuntamiento de Sant Acer en Sociedad, pues, demostrar algo, una imagen que no corresponde o esa imagen que construyen ellos. Es otra cosa, es un momento que cambia, que no se puede controlar y que tiene una narrativa y una información sobre la ciudad que no tienen todas estas imágenes en el momento de la demolición. El último grupo de proyectos sobre el que quisiera hablar son los proyectos de descampados directamente, descampados y solares. Si estaba hablando del exceso de diseño y exceso de racionalización del espacio, los descampados son los lugares que ofrecen realmente la mayor pauta a esta racionalización total del espacio. La reflexión sobre los descampados la empecé a hacer cuando vivía en Ámsterdam, seguramente no es casual porque Ámsterdam es una ciudad realmente muy, muy diseñada y en la que parece que los planes casi utópicos de urbanistas, que en otras ciudades se han quedado en el papel, se han llevado a la realidad. Realmente es como una lección de urbanismo y se pueden ver barrios enteros construidos y diseñados por el mismo arquitecto y en la misma época. En definitiva, es una ciudad en la que apenas se puede vivir de tanto diseño, todo es funcional y todo corresponde a un programa determinado. Cuando hice este proyecto, a finales de los 90, curiosamente había varias actividades que estaban permitidas en Ámsterdam, en Holanda, que no estaban permitidas en el resto del mundo, lo que hacía parecer que Ámsterdam era una ciudad de libertad pero al mismo tiempo al vivir en Ámsterdam la sensación de opresión era mayor que en cualquier otro lugar. Precisamente era por este exceso de diseño. Por eso los descampados surgieron por algo realmente necesario o imprescindible. El
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proyecto que hice fue una guía de descampados, un plano de descampados que copiaba los planos de la arquitectura moderna y contemporánea pero en lugar de señalar la arquitectura de la ciudad señalaba los terrenos vacíos y los identificaba. En un plano señalé 26 descampados. Creo que de estos 26 actualmente sólo quedan dos, los demás se han construido todos. Hay un solar diminuto en el centro de la ciudad, al fondo a la derecha está el Reis Museum, o sea, realmente es la zona más turística. Y hay otro mucho más al límite, en la zona portuaria, esto corresponde más con la idea de un “terrain vague”, un descampado periférico que nos podamos imaginar. Creo que de todas las definiciones de descampados la que cuestiona más viene de Solá-Morales y define los descampados como lugares con posibilidades, creo que, la palabra posibilidad es lo que realmente hace de los descampados lugares tan atractivos. Con estas guías, lo que yo hacía era señalar cada descampado y además contar qué está pasando en cada uno de ellos, por qué está vacío, quién es el propietario, qué planes hay, qué está sucediendo en términos de vegetación para demostrar que cada uno de ellos tiene su propia narrativa y es un lugar diferente del resto de la ciudad, único y además diferente de otro descampado. Como os enseñaba en estas imágenes son lugares completamente diferentes que permiten tener una experiencia de la ciudad y de la política del urbanismo completamente diferente y necesaria. Sigo haciendo guías de descampados, la verdad es que he hecho muchas, porque viendo como desaparecen continuamente me parece que son muy necesarias y realmente ayudan a entender los procesos de la ciudad. Esta es una de las últimas que realicé en Londres, visitando las zonas que se iban a ver afectadas por los juegos olímpicos. No son descampados del recinto olímpico, que estaba aquí, sino descampados a lo largo del río Lee, que no están dentro de la zona olímpica pero como los juegos olímpicos van a ayudar a cambiar todo el barrio, obviamente se van a ver muy afectados. Esta guía señala la necesidad de visitarlos urgentemente ya que están muy amenazados. No voy a contar la historia de cada terreno. Uno de ellos, por ejemplo, con una naturaleza estupenda, cuyo plan era mantenerlo como una reserva natural. No está mal como plan pero es diferente al momento de libertad que tenía cuando hice el proyecto. Una antigua industria química compró una mezquita y en estos momentos tenía muchos problemas para conseguir el permiso para edificar la mezquita. Luego la isla del río. Y otro es un descampado de los antiguos astilleros, ya en la desembocadura. Otros proyectos que he realizado con descampados consistían sencillamente en conseguir el permiso para acceder a un solar cerrado al público. En este caso es la primera vez que lo hicimos en Bruselas en el año 2000 en pleno centro. Un solar con una naturaleza muy, muy salvaje y simplemente al abrir la puerta durante un día, los vecinos se lanzaron entusiasmados a descubrir el lugar. Este proyecto funciona muy bien porque es baratísimo, no cuesta nada, es muy sencillo y cambia completamente la percepción del lugar, la utilización del lugar y el descubrimiento. Intenté mejorar este proyecto haciéndolo más exagerado y más radical y no solamente consiguiendo el permiso para abrir la puerta de un descampado sino que intenté retirar la valla entera del descampado para que el descampado pasa-
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ra a formar parte de la calle. Este proyecto fue mucho más problemático, no sé muy bien por qué, pero retirar una valla entera genera muchos más problemas que abrir una puerta, curiosamente. Esta imagen la saqué una vez conseguimos hacerlo en Burdeos, es un solar realmente muy pequeño, es casi una ruina entre edificios pero sí que forma parte de la calle. Y los otros proyectos sobre descampados los empecé cuando en Rotterdam tuve mi primer encargo, como una artista que trabaja en el espacio público, por fin una vez me invitaron a hacer un proyecto que se quedara para siempre, con un buen presupuesto. Para siempre son de 15 a 50 años en el puerto de Rotterdam. Es un terreno muy pequeño pero maravilloso porque está junto al lago. En un terreno donde te sientas y ves los barcos siempre tiene unas calidades fantásticas. Mi propuesta surgió al ver como han desaparecido tantos descampados, con lo que propuse a los propietarios del terreno que este se quedara tal cual, como descampado y que no se construyera nunca, de forma que el terreno quedó completamente salvaje y protegido gracias a este proyecto. No sé si se ve en el plano. En gris se señalan varios descampados que había en el momento del proyecto en esta zona portuaria. Puede parecer que el proyecto en principio no tiene mucho sentido cuando el descampado está rodeado de otros descampados. Pero luego cuando pasan los años y se empieza a construir a su alrededor queda como el último residuo del lugar sin diseñar. El proyecto de Rotterdam se produjo con muchísimas dificultades, probablemente porque había dinero y a los propietarios del terreno les costaba un poco entender cómo si tienes dinero y tienes un terreno, se lo ofreces a una artista y lo que hace es nada, pues, es algo que generó bastantes discusiones y me costó bastante convencerles. Luego la cosa se hizo un poco menos complicada y al poco tiempo en Bélgica, en Genk, conseguimos preservar otro terreno. Este es un terreno mucho más grande, mucho más amplio, en el centro de la ciudad, con un acceso muy fácil, está rodeado por un carril de bicicletas. Y este terreno está protegido por 10 años. protegido con la idea de intentar ampliar la protección en el futuro. Curiosamente, la Bienal Manifesta fue a parar a Genk hace 2 años y rescatamos este proyecto aprovechándonos de este evento e intentamos empujar al Ayuntamiento a firmar por una protección más larga del terreno y lo que sucedió es que el Ayuntamiento sólo amplió la protección 2 años, o sea 12 años que no es mucho pero se comprometió a incluir el proyecto en el master plan en el momento que lo hicieran. El master plan es el plan regulador de territorio que cuando se hace realmente fija la función prácticamente para siempre de la zona. Entonces tengo esta promesa de proteger el terreno para siempre pero hasta que no se haga el master plan no lo tengo claro. Y el master plan obviamente se está retrasando debido a la crisis. En estas negociaciones siempre me tengo que adaptar al propietario del lugar, a sus tiempos y necesidades. Quizás, os podéis preguntar qué diferencia hay entre este terreno y una reserva natural que puede haber en la ciudad o en las afueras. La verdad es que es diferente porque en este descampado hay una vegetación que está prohibida en una reserva natural, hay unos chocos que lo que hacen es absorber todo el agua pantanosa que hay aquí y son fatales y en la reserva es lo primero que
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habría que eliminar y luego en una reserva natural todas estas normativas de no traer el perro, no salirse del camino, no poner música, la basura, no recuerdo cuáles más, que no hay en el descampado. El descampado realmente es un lugar abierto y este proyecto realmente. Yo no puedo parar una construcción, si hubiera una construcción aprobada no tengo, por supuesto, este poder pero sí que puedo evitar un proyecto de paisajismo, sí puedo evitar un pabellón, un parasito, un diseño, un ajardinamiento, eso sí. El proyecto realmente consiste en robar y quitar espacio al diseño y al urbanismo. En Zaragoza hay uno de los descampados protegidos con bastante éxito. Este terreno se protegió en el contexto de Expo Agua, una exposición internacional, que encargó proyectos en el espacio público junto al río y, entonces, allí propusimos la protección del terreno que quedó como parte del parque del agua, protegido para siempre. Y ya para terminar quisiera hablar de un terreno que estamos negociando ahora mismo. Esto es un terreno en Eindhoven. El museo de Eindhoven me invitó a participar en una exposición colectiva que intentaba traer una historia del arte comprometido e íbamos a exponer documentación de descampados protegidos y en seguida surgió la idea para qué exponer documentación si todavía podemos proteger un terreno en Eindhoven, una ciudad industrial, una ciudad donde estaba la Phillips. Con el apoyo del museo me pareció que podía funcionar y la semana pasada nos reunimos con el consejero del Ministerio de obras públicas que son los propietarios de estos terrenos. Todavía no tenemos el contrato pero, en principio, esto va a funcionar. Es una isla verde rodeada de autopistas a las afueras de Eindhoven. Quería señalar que este proyecto lo he realizado varias veces y quiero seguir realizándolo porque no estamos hablando ya de un experimento más o menos artístico sino que estamos hablado de proteger terreno, estamos hablando de naturaleza, estamos hablando de pelearse contra la construcción y el diseño y mientras pueda tengo que hacerlo, casi por una obligación. Las Guias Desde mis primeros proyectos he tenido muchas dificultades, no he querido trabajar con la sala de exposiciones y siempre he trabajado fuera, en el lugar que me interesaba, normalmente los descampados enviando al público fuera. Las guías son una de las herramientas para enviar al público a estos descampados. Las guías normalmente se distribuyen en la exposición, son un libro. Están diseñadas como una autentica guía, sin ser una parodia de una guía, creo que son serias pero si que funcionan con mapas muy claros que te ayudan a encontrar los descampados y luego identificando descampado a descampado y contando lo que sucede en cada descampado. La investigación que hay detrás de las guías es grande porque permite averiguar qué hubo en un lugar o qué hubo en un terreno, se puede encontrar quién es el propietario actual, qué planes hay o por qué han fracasado otros planes recientes, es un tema muy complicado. En según que ciudad los departamentos de urbanismo son más o menos transparentes, según el país. Por ejemplo, en Londres, especialmente tenían prohibido hablar con
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nosotros, había tal secretismo sobre el plan olímpico debido al problema del terrorismo que realmente la ciudad no nos dio ninguna información. Entonces cómo consigo esta información? Quizás lo más importante es decir que trabajo siempre con gente del lugar, no tengo un equipo de trabajo en mi estudio, no tengo un estudio en el sentido tradicional en mi ciudad sino que formo equipos en el lugar en el que estoy trabajando. Trabajo con gente que ya habla el idioma, que se mueve por la ciudad, que conoce arquitectos y así vamos consiguiendo todo. Las guías a veces las distribuyo, están a la venta. Otras veces, simplemente, son gratuitas si están en la sala de exposiciones. La idea es que funcionen como guía y que el público se las lleve. No es una ironía contra el turismo o algo así. Las guías me gustan mucho como herramienta porque está toda la información sobre el lugar, las coges y te vas a verlo si te apetece. Las visitas guiadas que funcionan mucho también en arte y se parecen mucho a la idea de una guía publicada, las visitas guiadas me gustan mucho menos porque son muy imperativas, hay un guía, un horario, una cita, hay que participar en un discurso, hay un control por parte del que propone la visita guiada que yo no quiero realizar, mi trabajo es una critica al exceso de diseño y arquitectura, intento dentro detodo lo que puedo no constreñir al público, dejo las cosas abiertas. Por eso las guías me gustan mucho más. Obviamente publicar una guía cuesta mucho más dinero que organizar una visita guiada. O sea, que si no hay dinero y hay prisa yo he hecho las visitas guiadas o si es subterráneo el lugar, muy peligroso, donde es imposible acceder entonces hago visita guiada. En Venecia hubo dos proyectos, la montaña de escombros y una guía sobre un descampado en Murano, una isla junto a Murano que se llama La Saca Sant Matia, que es el descampado más grande de Venecia donde todos los sueños y proyectos de futuro de Venecia se suceden allí. Quizás uno de los proyectos más alucinantes que se quieren en ese descampado, fue la idea de
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un túnel que uniera el aeropuerto en el continente, tierra firme, con Venecia bajo la laguna que ahora ha tenido varias paradas en este descampado. Es un proyecto que se trabajó bastante en serio y se paró hace un par de años. Y luego otro proyecto que existe en el aire desde los años 50, pero en el que no se ha avanzado nada ni se ha puesto dinero hasta ahora, ni nada, es como un sueño de los habitantes de Murano, que es hacer un puente entre el descampado y el continente para librarse de Venecia y no tener que pasar nunca por Venecia, o sea que los habitantes de Murano quieran independizarse de Venecia me parece genial. Y es muy curioso que todo esto se encuentra realmente proyectado en el descampado. Otro motivo para presentar este descampado es que la historia del descampado es alucinante porque es un descampado que se generó con restos de la industria del cristal de Murano. Primero la industria estaba en Venecia, luego cuando Venecia se fue enriqueciendo se sacó toda la industria a Murano para dejar la ciudad limpia y luego Murano se sacó toda la industria del cristal generando esta otra isla. O sea es el resto del resto del resto, el espejo del espejo. Y luego también está hecha con restos lagados del canal. La historia de este lugar es complejísima con unos episodios de contaminación que dan miedo. Y lo que fue es un proyecto que contaba todas estas capas de historia del cristal, de la contaminación, se hizo un proyecto de un parque, se hizo un concurso que se aprobó pero luego el parque no se hizo nunca, esta especie de puente para independizarse. Se trata de contar todo esto invitando a la gente a ver el sitio, conté la historia del descampado a través de una proyección con imágenes, texto y producción de una de estas guías, que estaba al entrar del pabellón, y se supone que la gente la coge y se la lleva. Hasta que punto la gente va allí no lo sé. Si no son de Venecia creo que pocos irán pero bueno al menos sabes que esto está allí.
D escampados, D emoliciones y Ruinas L ar a A lmarcegui
Zaragoza, 1972. Vive en Rotterdam. Licenciada en Bellas Artes por la Facultad de Cuenca, con estudios en la Fac. BBAA de Lisboa, ESBAL y en la Fac. de Arte de Hamburgo, HFBK (invitada por Werner Büttner), en la École des Beaux Arts de Nantes. Realiza un postgrado artístico en De Ateliers 63 de Amsterdam. Becada por la Fundación Marcelino Botín y de la Fonds Beeldende Kunst de Amsterdam. Ha realizado intervenciones en Stedelijk Museum-Amsterdam, Fridericianum-Kassel, CGAC-Santiago Compostela, Secession-Viena, Centro CA2M-Madrid, MUSAC-León, Centre d’Art contemporain Ivry-sur-Seine, Museo Boijmans-Rotterdam,