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Enojo

El enojo es una emoción que generalmente se nos ha enseñado como «mala», ya que a veces la asociamos automáticamente con la violencia, la destrucción y la enemistad. Y es cierto, el enojo que no ha sido bien procesado puede llevarnos a conductas violentas, sin embargo el enojo y la violencia no necesariamente tienen que ir de la mano.

Cuando sentimos alguna emoción en específico es porque hay algo en nuestro interior que tiene un mensaje importante que decirnos. ¿Cuál es el mensaje que el enojo nos quiere dar?

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El enojo es una alerta que nos avisa de que algo nos está molestando. Una reacción natural es defendernos.

Pensemos: «¿Qué pasaría si no tuviéramos esta alerta de defensa?». No tendríamos el filtro que nos hace diferenciar lo que es bueno o malo para nosotros. Por lo tanto permitiríamos que cualquiera nos agreda, sin poner un límite.

Ahora pensemos: «¿Qué hacemos cuando vemos a un niño realmente enojado porque algo le disgustó?». Cuando directamente tratamos de apaciguarlo y lo único que queremos es apagar ese fuego, le transmitimos el mensaje de que esta emoción no se permite, es «mala». Entonces el niño aprenderá a reprimirla cuando la sienta. Ya que si la expresa, se arriesga a ser rechazado por ello.

Por otro lado, cuando nos enganchamos con su emoción –nos desesperamos, gritamos y regañamos–, solamente le estamos modelando nuestra conducta desbordada, la cual será su ejemplo a seguir.

Si podemos reconocer nuestros propios impulsos agresivos y mirarlos con la naturalidad que los caracteriza, quitarles esa etiqueta que tienen de «malos», entonces podremos expresarlos sin la necesidad de violentar o agredir.

Cuando tenemos conciencia de nuestras propias emociones y aprendemos a autorregularlas, entonces con nuestro ejemplo, podremos enseñarle al niño a hacer lo mismo.

«¿Qué necesita un niño cuando está enojado?». Es una buena pregunta para comenzar a desarrollar nuevas actitudes como adultos. Aquí compartimos algunas de ellas:

• Empatizar (conectar) con el niño.

• Validar su emoción y reflejársela (ejemplo: «Te sientes enojado»).

• Poner límites a las reacciones agresivas: aquellas que no son respetuosas hacia uno mismo o hacia alguien más.

• Darle alternativas positivas para ayudarlo a expresar y a tranquilizar su emoción.

De esta manera, el niño aprenderá a conocerse a través de lo que siente, a escucharse, validarse y expresar sus emociones asertivamente: de manera respetuosa para él mismo y para los demás.

En las siguientes páginas podrán encontrar ejemplos concretos de cómo se puede ayudar a los niños a manejar su enojo.

Tommy llama a su mamá, pero ella no le hace caso, ya que está ocupada cocinando.

¿CÓMO REACCIONA

TOMMY?

Desesperándose, insistiendo, demandando.

¿QUÉ EMOCIÓN SIENTE?

Se siente enojado.

Tommy está jugando muy entretenido, y de pronto su mamá le pide que recoja, ya que es hora de ir a casa de la abuela.

¿QUÉ SIENTE TOMMY EN SU CUERPO Y CÓMO REACCIONA?

Se niega a salir, tiene ganas de patalear, gritar, llorar.

¿QUÉ EMOCIÓN SIENTE?

Se siente enojado.

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