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CAPÍTULO 1
from Mosca y Pulga
by BABIDI-BÚ
Siempre ha sido así y siempre será así
¡Hola, soy Pulga! Bienvenidos al Palacio Real del Reino de Jacaranda. Estamos en la Sala de la Pintura. Cerrad los ojos un momento, e imaginad que estamos en el salón de un palacio muy elegante. Es un espacio con varios cuadros pintados y algunos de ellos están tapados. Excepto uno, mi retrato. Como diría mi hermana mayor, soy una adolescente desaliñada, con trenzas, que viste un chaleco y colores que no combinan entre sí.
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En fin, sí que tiene razón en una cosa. Soy un desastre y aún no os he saludado, así que voy a ello:
¡Buenas tardes o buenos días o buenas noches! En realidad da igual la hora y el año en el que estamos porque esto es una historia atemporal. ¿Sabéis lo que significa eso? Quiere decir que es una historia perdida en el tiempo, que no es lo mismo que decir que esta historia es una pérdida de tiempo. No, no, esta es una historia muy importante.
Así que, vamos a lo importante, ¿cómo estáis? Yo estoy muy contenta. Me presento, soy la princesa Pulga. Creo que ya os lo había dicho. ¿Tenéis ganas de escuchar mi historia? Espero que sí, porque he preparado muchas cosas para contarla.
Sin más rodeos… Os doy la bienvenida al Palacio del Reino de Jacaranda. Creo que eso también os lo había dicho. ¿Estáis a gusto? Yo sí. Me encanta esta salita, es mi sitio preferido para leer, dibujar, pensar… nunca viene nadie y siempre hay silencio.
Un dulce y delicado silencio… A no ser, que…
—¡Pulga! ¿Has acabado el agua? ¡Pulga, responde! No sale agua del grifo. ¡Pulga! ¡Que tengo que aclararme el pelo! ¡Pulga! —Es la voz de Mosca. Yo soy Pulga, creo que ya os lo había dicho. Y esos gritos son de mi hermana mayor, llamándome.
Los hermanos mayores son unos mandones, ¿tenéis hermanos o hermanas mayores? Mi hermana se llama Mosca y tiene dieciocho años. Está en la edad del pavo y no hay quien la aguante. Y a veces le da por hablar como una actriz de doblaje.
—¡Pulga! ¿Has acabado el agua? —Ahora está echándome la bronca. Cree que me he equivocado. Como siempre. Mi hermana mayor está obsesionada con lavarse el pelo, cepillarse el pelo, rizarse el pelo y hacerse mil tonterías en el pelo. Ahora se ha quedado sin agua en la ducha y cree que es mi culpa.
—¡Pues yo no he sido! —le grito—. Yo no me he duchado —le digo.
—¡Que no me hables a gritos —me responde ella, a gritos también!—. Además, deberías ducharte —añade. Yo acerco mi nariz a mi axila. Yo diría que no huele tan mal. Me encojo de hombros y me siento a lo indio, decidida a leer mi libro de viajes, en el que hay un mapa de nuestro país, el Reino de Jacaranda. En el mapa también aparece el Reino de Bermellón. Eso me recuerda que hace varios años nuestros padres murieron en una batalla, defendiendo al Reino de Bermellón de un enemigo invasor. Mi madre era una gran guerrera, y mi padre uno de los mejores caballeros del Reino. La cosa es que desde que estamos solas, Mosca cree que es más mayor de lo que es. Y solo me saca dos años, yo tengo dieciséis, pero me trata como si tuviera cinco. Desde que mis padres no están, parece mi madre.
—¡Pulga, tráeme un cubo con agua! —me grita Mosca, con su voz de actriz de doblaje.
Hago como que no la escucho y sigo leyendo mi libro de viajes. Me va a caer bronca, lo sé. Pero es que a veces una tiene ganas de desobedecer.
Entonces, Mosca aparece con cara de pocos amigos y con el pelo lleno de champú.