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¿Cómo pudo suceder?
Mariurka Griffith
Acróstico de ¿Cómo pudo suceder?
Con el corazón en la mano, Ojos llenos de llanto, Me pregunto una y otra vez, O ¿cómo pudo suceder?
Pensamientos que van y vienen, Una y otra vez buscando respuestas, Desesperación que me consume, O ¿cómo pudo esto ocurrir?
Sueños rotos, Un futuro incierto, Consecuencias que enfrentar, Edolor que no se va.
Debo encontrar la fuerza, Encontrar la forma de seguir adelante, Reconstruir mi vida, ? ¿Cómo puedo hacerlo?
**¿**Cómo pude suceder? ? Esa pregunta me persigue, ? Sin respuesta, solo dolor, ? Solo un vacío inmenso.
Capítulo 1
Éramos un grupo de amigos muy unidos, siempre tomábamos tiempo para juntarnos a divertirnos y hablar de cualquier tema en particular. Daniela era bastante tímida y de pocas palabras, pero le encantaba estar con sus amigos. Ella era estudiante de medicina y disfrutaba de su carrera que había decidido estudiar. Juan Pablo era su mejor amigo, estudiaba informática, pero era muy picaflor, con todas las chicas quería tener algo, no podía ver una escoba con falda porque también la atacaba. Isabella, por otro lado, era la novia de Juan Pablo, autosuficiente, venía de buena familia. Ella realmente no le interesaba una carrera en particular, solo le importaba estar con Juan Pablo.
Manuel Pereira era nuevo en el grupo, todos le dimos la bienvenida, sin embargo, encajó muy bien por su forma de ser; sus padres eran empresarios reconocidos, el Sr. Carlos, padre de Manuel, era muy amable, pero la Sra. Luisa la madre de Manuel era autosuficiente y muy prepotente.
Fernanda era la mayor entre todo el grupo, siempre trataba de mantener a raya a Juan Pablo. Ella era profesora de informática y le encantaba trabajar con los chicos.
Samuel Palacio era el mejor amigo de Manuel, nadie conocía a Manuel como él. Samuel le conocía su pasado, su presente, y hasta lo que quizás pudiera planificar en el futuro.
Victoria Cromwell era la exnovia de Manuel Millonaria, sarcástica, pero sobre todo peligrosa. Patricia era la hermana menor de Daniela; ella era muy divertida con todos, se llevaba bien excepto con Daniela que le tenía celos. Ella era estudiante de administración de recursos humanos, por otra parte, la Sra. Andrea era la madre de Daniela y Patricia. La Sra. Andrea era profesora de idiomas, pero también autoritaria, prepotente, dominante.
A la Sra. Andrea le encantaba ir a la iglesia cristiana, le encantaba hacer labor social, ella siempre le enseñaba buenos principios a sus hijas. Andrea
se había separado del padre de sus hijas, sin embargo, tenía preferencia entre sus hijas; ella amaba a Patricia, su hija menor, mientras que a Daniela, su hija mayor, la despreciaba, la maltrataba y la humillaba, cada vez que podía la echaba de la casa.
Un día la Sra. Andrea le echó la ropa a la calle a Daniela porque Patricia se había caído y como no estuvo pendiente, su madre la echó a la calle como un perro. Tuvo que venir el Sr. José y hablar con ella, ya que él era su exesposo para que desistiera de esa locura, sin embargo, él no pudo lograr nada, así que dejó a su hija sola en esa situación mientras él regresaba a su hogar con su actual esposa. No podía llevarla a su casa, así que en eso estaba sola...
Continuó Andrea gritando:
—LÁRGATE DE MI CASA, ERES IGUAL A LA FAMILIA DE TU PADRE, LARGO DE MI CASA AHORA —le siguió gritando llena de ira.
Daniela le decía a su madre:
—Por favor, mamá, no me hagas esto, a dónde voy a ir, dónde voy a dormir —dijo llorando.
—NO ME IMPORTA —fueron las palabras de su madre.
Daniela le tocó pasar la noche en la calle. Una vecina, que era amiga de su madre, la vio llorando y le preguntó qué ocurría y ella le contó:
—MI MAMÁ ME ECHÓ A LA CALLE... yo no hice nada —dijo con lágrimas en sus ojos.
—Algo tuviste que haber hecho —dijo la vecina con desagrado.
Daniela lo repitió con la cabeza baja:
—No he hecho nada.
La vecina era amiga de Andrea y le dijo:
—Bueno, te voy a dejar dormir en mi casa, pero me tienes que pagar.
—¿¡QUÉ?! —dijo Daniela, bueno, caminando de un lado al otro con una sonrisa.
La vecina dijo:
—Debes fregar el baño y limpiar la casa, si no estás de acuerdo, dormirás en la calle —dijo con una sonrisa.
Daniela con la cabeza baja aceptó y le dijo:
—Necesito dormir y no puedo pasar la noche aquí en la calle —dijo.
Al día siguiente Daniela despertó temprano. Le dolía todo, ya que había dormido en un mueble viejo y duro.
La vecina se paró y le dijo:
—Buenos días, Daniela, es hora de pagar por la noche donde dormiste, recuerda que esto no es gratis —dijo.
Daniela con la cabeza gacha, dijo:
—Que sí —asintió con la cabeza.
—Ven aquí —dijo la vecina—, aquí están los implementos. Y repitió lo que debía hacer—: Fregar el baño, barrer la casa y pasar coleto —dijo.
Daniela dijo:
—Como usted diga. —La casa era pequeña, así que se dio prisa para terminar rápido y salir de ese lugar.
Pasaron unas horas y la vecina le dijo a Daniela que viniera a desayunar. Daniela se acercó con una sonrisa, estaba hambrienta, el estómago le dolía ya que no comía desde el día anterior.
La vecina le dijo:
—Come. —Era un pan duro, y un café con leche fría; tenía una mosca dentro del vaso—. Te lo comes todo —dijo la vecina con una sonrisa burlona.
Daniela empezó a llorar al ver lo que la vecina había hecho, su madre no le importaba que durmiera en la calle, no le importaba su suerte, decía con suma tristeza.
En ese momento llegó Andrea y le dijo a Daniela con cara seria:
—Ya puedes volver a la casa.
Daniela con la cabeza baja le dijo:
—Gracias, madre. —Terminó de comer eso tan horrible y humillante que le había dado la vecina, agradeció y subió inmediatamente a la casa.
Patricia la veía con rabia y no le dijo absolutamente nada, ni preguntó dónde había dormido la noche anterior. Daniela se sentía triste al ver la actitud de su hermana y la de su madre.
«Solo tú conoces el dolor que siente mi corazón por el desprecio que vivo hoy».
El día transcurrió en perfecta normalidad. Daniela seguía triste y se preguntaba: «¿Será que mi mamá me quiere?, ¿por qué me tra -
ta tan diferente y a mi hermana con cariño?», fueron preguntas que suscitaron mientras estaba en su cuarto, mas no hubo respuesta y sin darse cuenta cerró los ojos y se quedó profundamente dormida con lágrimas aún en sus ojos.
Capítulo 2
Samuel, el mejor amigo de Manuel, hablando entre ellos, se le ocurrió hacer algo.
—Samuel, ¿cómo estás? —preguntó Manuel.
—Todo bien, excelente, disfrutando de la vida, ¿y tú? —dijo con una carcajada.
—Te invito a tomar algo —dijo Samuel.
Cuando llegaron al bar.
—¿Que vas a tomar Samuel? —le volvió a preguntar a Manuel.
—Una cerveza vendría bien —le respondió.
—OK, voy por ella —dijo Manuel.
Mientras Manuel regresaba, Samuel pensaba bien el plan que quería hacer.
—Llegué —dijo Manuel y le entregó la cerveza a Samuel.
—Salud —dijeron y dieron su primer sorbo.
—¿Cómo están las cosas? —preguntó Samuel.
—Estresado, con las responsabilidades de la empresa de mi padre —dijo Manuel dando otro sorbo a su cerveza.
—Mmm... —dijo Samuel con una risa— jajaja. ¿Te gustaría hacer una apuesta conmigo? —le preguntó.
—Mmm... No, no estoy interesado, sabes que no me gusta eso, siempre hay consecuencias —dijo Manuel.
—Anda, vale, el reto termina cuando logres el objetivo —le siguió insistiendo a Manuel.
—Mmmm... —suspiró Manuel preguntando—. ¿De qué se trata?
Aceptando, finalmente preguntó:
—¿Recuerdas a Daniela? —le preguntó Samuel.
—Sí, ¿por qué? —dijo Manuel.
—Bueno, quiero que la enamores y te la lleves a la cama —dijo con una sonrisa—. Tú sabes que ella es bastante tímida, te aseguro que es virgen —dijo Samuel en forma de burla—, jajaja… —Y terminó su cerveza.
—Mmm, no me interesa, eso es un juego muy peligroso, no entro
—volvió a decir Manuel, dudando en aceptar la apuesta.
Samuel le insistió:
—No pasará nada, confía en mí —repitió, Samuel se levantó y fue a buscar otras dos cervezas—. ¿Qué opinas? —preguntó Samuel.
—Bueno, está bien, pero cualquier cosa que no me cuadre lo dejo así —dijo Manuel aceptando finalmente la propuesta.
«Nunca pensé que aceptando una simple apuesta encontraría al amor de mi vida».
—Trato hecho —dijo Samuel con una sonrisa, después de tomar otro sorbo de su cerveza.
—¿Cuándo comienza esto? —preguntó Manuel.
—Cuando tú quieras, tomate tu tiempo —dijo Samuel riendo—. Jajajaja.
—Bueno, está bien —respondió Manuel levantando la ceja.
Pasaron los días, todo marchaba con tranquilidad.
Manuel seguía pensando que era una mala idea realizar ese plan que su mejor amigo le había propuesto, no era correcto, pero ya no podía decir que no, pensó suspirando.
Era sábado. Manuel estaba en casa preparándose para salir cuando llamó Samuel. Ring, ring, ring. Manuel se dio cuenta que era Samuel y no quería atender, pero seguía sonando el teléfono. Ring, ring, ring.
—Hola —contestó fastidiado Manuel.
—Hola —dijo Samuel bastante animado—. ¿Qué haces? —le preguntó.
—Manuel —contest ó —, me estoy arreglando para salir, ¿por qué?
—pregunt ó Manuel.
—Vamos al bar, ¿qué te parece a ver si nos conseguimos unas chicas lindas? —dijo con una sonrisa Samuel por teléfono,
—Paso, Samuel, tengo cosas que hacer otro día —negó la propuesta Manuel.
—OK, adiós, nos vemos —terminó la llamada.
Manuel se quedó pensando y suspirando. «No quiero hacerle daño a Daniela, pero ¿qué puedo hacer? Ella no se merece esto».
Empezó a llover y Manuel miró por la ventana pensando en lo que pasaría en los próximos días ya que no podía tardar mucho tiempo más con la apuesta que le había aceptado a Samuel, su mejor amigo.
Mientras veía por la ventana llamaron por el celular. ¿Quién será?, se preguntó en voz alta Manuel con fastidio, miró el nombre del contacto.
—No puede ser, ¿qué quiere está loca?
Seguía sonando el teléfono y Manuel con un suspiro atendió:
—¿Qué quieres? —le preguntó Manuel con desagrado.
—A ti, mi amor —dijo Victoria, su ex estaba loca.
—Yo no quiero nada contigo, déjame en paz, ¿no te parece suficiente todo lo que me hiciste? —le respondió con molestia.
—¡¡Mi amor, sabes que te amo!! No puedo vivir sin ti, además, nadie me hace el amor como tú, mi vida, lo que ocurrió antes fue un error, ¡¡perdóname, por favor!! —dijo Victoria.
—Realmente estás loca, yo no voy a volver contigo jamás, no me vuelvas a llamar más, ¡¿OK!? —Fin de la llamada.
Victoria dijo:
¡La última palabra la tengo yo, mi amor, y tú eres mío! —Lanzó un beso al celular suspirando.
Victoria no dejaba de perseguir a Manuel, no permitiría que nadie más se acercara a su hombre. Manuel era de ella y nadie más, la que se atreviera acercarse a su hombre, morirá.
Al día siguiente se presentó Victoria a la empresa. Manuel estaba en su oficina en reunión con unos inversionistas, Victoria abrió la puerta de la oficina.
Manuel le preguntó:
¿Qué haces aquí, Victoria? —le preguntó exaltado.
Ella contestó:
—Vine a verte a ti, mi amor.
Manuel sentía repulsión al verla, así que llamo a seguridad. En eso, Victoria empezó a gritar como loca diciendo:
¡Tú no tienes derecho de amar a nadie más, si no a mi Manuel! —respondió Victoria a gritos marchándose del lugar.
Una joven estudiante de medicina muy tímida y maltratada por su madre y hermana, con un padre ausente que nunca tiene el valor de defenderla de las atrocidades que le hacen.
Ella lucha por terminar su carrera de medicina para convertirse en una excelente médica.
Pero ella es víctima de una apuesta por dos jóvenes amigos, que realizan sin pensar en las consecuencias.
La exnovia de uno de los jóvenes, millonaria y con ansias de poder, busca vengarse con tal de recuperar a su hombre.
¿Podrán superar las adversidades y obstáculos que los querrán separar?
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