Aforismos meditaciones y otros escritos

La deforestación de las palabras no solo como ejercicio de meditación, sino como manera de manifestarse.
Dentro de una espiral el tiempo deja de ser para que seamos apertura a la imaginación.
Sigo en constante apertura por si la vida me encuentra.
Pienso en si la naturaleza utiliza a los árboles como nosotros hacemos con las palabras, simplemente para comunicar el sentido de la existencia.
Qué podemos sino necesitar más tiempo cuando descubrimos la realidad de nuestro vacío.
No siempre resulta fácil traspasar los muros de la oscuridad para regresar sedientos de luz.
En cada abertura puede existir un milagro.
¿A quién pertenece la espera? ¿Al tiempo o al espacio?
Si esperas toda una noche, al final te encuentras con una mañana.
Todo vuelve a ser comienzo de algo.
Hay algo superior a nuestras creencias, algo con el poder de cambiarlo todo, con el derecho a no estar, pero sí a existir.
¿Realmente estamos preparados para entender los fragmentos del tiempo?
¿Para visualizar desde la más profunda de las cegueras ese pequeño resquicio en la materia donde en espera ilusoria crecen las preguntas como manera de consolación?
¿Para soportar el mayor acercamiento a la nada, al destello por la fricción de lo oscuro?
Somos instantes dentro de una materia que usamos como movimiento para alcanzar nuestro constante cambio.
Qué difícil pensar cuando todo está bien.
Si alimentásemos la sensatez, existirían menos problemas.
Que seamos dominantes fortalece nuestra extinción.
Mi mayor esperanza es cumplir con el propósito de mantener mi felicidad.
No se me dio inteligencia, aun así, resuelvo el problema de vivir cada día.
Sin apenas darme cuenta sigo respirando.
Vivir en libertad es vivir en la esclavitud de mantener esa condición.
La esperanza es la más antigua de las libertades.
Qué es la importancia sino un estado de necesidad.
La duda se hace infinita cuando existe una respuesta no aceptada.
Cada vez que pienso en la muerte, esta me entrega conocimientos creándome nuevas dudas.
En un vacío cabe tiempo, distancia y desconocimiento. Cuando lo descubrimos queda menos tiempo, la distancia se acorta y el desconocimiento, al igual que el vacío, se hace mayor.
No encuentro una explicación para buscar un razonamiento más libre que la propia mirada hace de nosotros, en un estado no de delimitación, sino de todo lo que aún con demasía de esfuerzo nos traspasa.
El desconocimiento es una forma de olvido.
En el abandono encontramos nuestra miseria.
Lo que realmente tiene valor dentro de este libro no son las meras palabras que lo componen, sino aquello que goza de la importancia necesaria para ser abiertamente descubierto y entendido.
Una clara deforestación de las palabras para un necesitado regreso.