¿Qué huellas dejas?
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Era un día soleado de primavera, y en la mitad del patio del cole estaba jugando Noa. Noa era una auténtica exploradora, siempre llevaba un cuaderno para apuntar las cosas curiosas y asombrosas que observaba en su día a día, aunque sus compañeros no entendían mucho esta inquietud…
Como cada día, Noa recorría el bosque en busca de huellas nuevas que la llevasen a pasar nuevas aventuras junto a su cuaderno, ya que las de su alrededor las conocía muy bien y le aburrían. Pero ese día iba a ser diferente…
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Detrás de un pequeño árbol Noa vio unas huellas muy diferentes a las que solía ver en ese bosque, y escuchó a alguien que no paraba de llorar. Tras el árbol se escondía… ¡UN MONSTRUO! Que lloraba de forma desconsolada y estaba comenzando a crear un pequeño riachuelo bajo él.
—Mmm… Hola, ¿estás bien?
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—¡NOOO! —lloraba y gritaba el pequeño monstruo.
—¿Qué te pasa? ¿Puedo ayudarte? —le contestó Noa, preocupada por su triste llanto.
—Me he perdido… Me fui de mi casa porque era el más pequeño de todos, siempre estaba solo porque era muy diferente, todos sabían hacer muchas cosas, pero yo no sé qué es lo que se me da bien, y quise buscar a alguien que me ayudara… Y ahora… no sé volver —lloraba fuerte el pequeño monstruo.
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—Yo me llamo Noa y soy una exploradora. Me encanta buscar cosas nuevas y soy muy buena observadora. ¿Cómo te llamas tú? ¿Qué necesitas para volver?
—Necesito encontrar a todos mis compañeros para volver, pero se han perdido aquí, y como soy tan pequeño, yo solo no podré encontrarlos… Y… soy Kio.
—Pues no hay tiempo que perder —dijo Noa, emocionada por vivir por fin una aventura de verdad.
—Tengo un mapa mágico, pero no sé cómo funciona…
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—¡Tienes suerte, estás con Noa, la mejor exploradora del mundo!
Y juntos se adentraron en una aventura única y especial.
Los DOS nuevos amigos empezaron a seguir el mapa mágico, hasta que se encontraron unas huellas de COLOR VERDE que llevaban hacia el Bosque de los Sueños. Mientras, Noa seguía apuntando en su cuaderno todo lo que iba viendo en su viaje. ¿Eres capaz de descubrir donde está Milo, el monstruo del Bosque de los Sueños?
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—¡AHH! ¡Qué susto Milo! —dijo Kio, asustado, mientras sale Milo de entre los árboles. —¡Hola! Me he quedado aquí porque sabía que vendrías, Kio, eres un monstruo muy pequeño pero observador.
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