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Capítulo 1
¡QUÉ PESADA!
Komache, el koala-mapache más di vertido del bosque, se disponía a salir de su casa, el enorme eucalipto de hojas de menta, color verde alegría:
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¡¡Mamá!! gritó—. ¡Salgo para ju gar un rato con Tibel y Cuaqui! le explicaba a la señora koala.
Komache tenía una a-lu-ci-nan-te pandilla, ¿la recordáis? ¡Eso es! ¡La pandilla Ti CuKo! La formaban sus amigos, la tortuga Tibel, el pato Cuaqui y claro, él, Komache.
—¡Muy bien, Komache, pero llévate a Komachita! le respondió su madre. —¡Pero, mamá… Komachita es muy pesada y tengo que estar todo el rato vi gilándola! —se quejaba Komache. Komachita era la hermana pequeña de Komache, mitad koala y mitad mapachita. Siempre llevaba puestas sus botas ro sas y un lazo a juego con lunares blancos en su oreja derecha (creo que es porque le gustaba muuuucho la feria y, en general, era un poquito presumida). Le encan taba perseguir a su hermano mayor por toooooodas partes, ¡era su héroe! Corría detrás de él, le pedía que la cogiera en brazos para poder abrazarlo mejor, siem pre quería formar parte de sus juegos… Anda, Komache, sabes que a Ko machita le encanta estar contigo. Sé bueno y llévatela insistió Doña Koala.
—Está bien… —continuó Komache—. Venga, vente, komachita lla mó Komache a su hermana pequeña. ¿De verdad? preguntaba la pe queñaja con una enoooorme sonrisa. Que sí… respondió Komache en tono paciente—. Venga, vente, que nos están esperando Tibel y Cuaqui. — ¡¡Valeeee!! — contestó Komachita con mucho entusiasmo al tiempo que pegaba un gran salto para montarse en la espalda de su hermano mayor —. ¡¡Arre caballooo!! — gritaba sonriente Komachita a « lomos » de Komache, pasándole los brazos alrededor del cuello. Su hermano mayor se pegó un pequeño susto porque no se lo espera ba, pero la agarró fuerte para que no se cayera…
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«Qué pesada…», pensó Komache. Pero, como en el fondo la quería mucho, no lo dijo en alto…
Lo único que soltó en su lugar fue: —Komachita, ¡agárrate fuerte que este caballo va a trotar! —Acto seguido, Komache abrió la puerta del enorme eucalipto, hizo como si relinchará, gritó: — ¡Hasta luego, mamá! — pensó que así, corriendo tanto, quizá Komachita se asustaría y se querría bajar, pero en vez de eso… —¡Bien, corre más! —gritaba entusiasmada la hermanita de Komache.
Y mientras corría por el bosque con su hermana a la espalda, Komache pen saba: Creo que el juego solo acaba de empezar…
Capítulo 2.
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ME PERSIGUE, SE ESCONDE, ME IMITA... ¡QUE TRASTO
DE HERMANITA!
—¡Más, más! gritaba Komachita a pleno pulmón. Ella quería seguir montada a caballito en las espaldas de Koma che, pero el koala-mapache más divertido del bosque quería descansar un poco… Komachita, bájate un momento que quiero beber un poco de agua… dijo el hermano mayor mientras se acercaban al lago.
—
¡Joooo! — protestó la hermana pequeña.
—Si te bajas, podrás venirte más veces con mi pandilla le ofreció Komache.
—¡Sí, sí, sí! ¡Yo quiero TiCukear! —repetía a voces Komachita mientras se baja ba de la espalda de su hermano y se ponía a su lado.
—¿Ti qué? —preguntó Komache divertido y extrañado.
—Pues como Tibel, Cuaqui y tú formáis la pandilla TiCuKo, digo yo que Ti Cukeáis, ¿no? —preguntaba Komachita, muy atenta. Komache se echó a reír…
¡Te refieres a que jugamos!
Algo así… Jugar puede hacerlo cualquiera, pero TiCuKear ¡es mejor! Solo po déis hacerlo vosotros, Komache, es que tú… explicaba con detalle Komachita.
—Yo… ¿qué? —quiso saber Komache.
¡Que tú eres el mejor! gritaba Komachita abriendo mucho los brazos para señalar cómo de grande era ese « mejor » . Anda, Komachita, estás un poco loca — continuó Komache — . Pero gracias por la parte que me toca dijo mientras le acariciaba la cabeza a su hermana pequeña —. Ven, vamos a be ber un poco de agua — continuó mientras le ofrecía su mano para acercarse a la orilla del lago. Komache tenía una forma curiosa de beber… Como tenía mucha sed, se acercó a la orilla del lago, se puso de rodillas y metió toda la cabezota dentro del lago para, segundos después, sacarla de golpe.
¡¡Qué bien me siento, ya estoy fresquito!! ¿Y tú, Komachita? pre
guntó Komache girándose hacia su hermana —. ¿Komachita? repitió Komache porque la pequeña… ¡había desaparecido! De repente, alguien le estaba salpicando en la cara… — ¡Komache, creo que esto es tuyo! dijo Cuaqui el pato riéndose, cogien do a Komachita entre sus alas. Lejos de estar asustada, la hermana pequeña de Komache… ¡no paraba de reírse! ¡Gracias, Cuaqui! dijo Ko mache — . ¡Qué susto me he pegado cuando he sacado la cabeza del lago y no la he visto! ¿Qué ha pasado, Komachita? ¡Quería beber como tú, me eché mucho para adelante y me caí al lago! explicaba Komachita empapada pero sin parar de reírse.
—
Te tengo dicho que no me imites… le recordaba Komache con cara de paciencia.
Por toda respuesta, Komachita se en cogió de hombros y sonrió… «Seguro que lo vuelve a hacer», pensó Komache.
— ¿Por qué pones esa cara, Komache? preguntaba su amigo Cuaqui, el pato.
Es que… Me persigue, se esconde, me imita… ¡qué trasto de hermanita!
¿Tu hermana pequeña es como una lapa? ¿Crees que tu hermano mayor no te echa ni cuenta? A Komache y Komachita les pasaba algo parecido hasta que... ¡Aprendieron lo divertido que era pasar tiempo juntos, compartir amigos y... resolver misterios en equipo! Con la ayuda de la pandilla CaLiKo, formada por Carlota, la marmota; Lili, la libélula y Komachita, la Koala - mapachita, descubrirás que la gran deza no tiene nada que ver con el tamaño físico, sino con el corazón y la cabeza. En serio, tu hermana pequeña no es una plasta; ella es como Komachita: aprendiz del mejor súper héroe del mundo... ¡Tú!
Komachita demuestra que lo pequeño ¡puede ser gigante! porque, muchas veces, en lo diminuto está lo importante. Para poder apreciarlo es fundamental llevar puestas las gafas de la atención y el cariño. Con creatividad, curiosidad y alma de niño, ¡la convivencia entre hermanos se convier te en un disfrute súper sano!
A partir de 8 años babidibulibros.com
ISBN 978-84-19602-34-3