LA séptima hija DEL pescador
Ilustrado por: Yasmina Sosa, Gara Suárez y Víctor Fernández
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HABÍA UNA VEZ….
Un pueblo muy pequeño con sus casas apiladas y desgastadas por el salitre del mar. Eran casas con fachadas coloridas y puertas y ventanas muy llamativas, de distintas formas, tamaños y colores. En aquel pequeño pueblo costero todo giraba en torno al mar. Los veranos eran agradables y sorprendentes, sobre todo, para la séptima hija del pescador, que en el mar encontraba el bálsamo que curaba las heridas e inseguridades de su corazón. Ría, que así se llamaba, llegó un día otoñal de finales de octubre, y fue recibida por sus hermanos y hermanas entre la emoción y el silencio que despierta un nuevo miembro en la familia. Ría era una niña tranquila, amable, tímida y sensible, por lo que todo podría haber ido bien si no hubiera sido porque el mar a veces estaba revuelto, como enfadado, haciendo imposible que su papá, el pescador, fuera a pescar con su pequeño barco, y entonces no había peces para comer ni para vender, ni tampoco comida en variedad. Esos días reinaba el silencio y la desazón en el hogar, sobre todo, en el corazón de su mamá. El otro gran problema era que sus padres
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estaban absorbidos por una magia oscura que los convertía en ogros por instantes. Su papá era poseído por una magia que le obligaba a decir cosas muy feas, y su mamá se llenaba de odio, resentimiento y crítica, que salían de su boca como dardos envenenados.
Cuando la magia llegaba y entraba por la puerta, el amor y las risas salían por la ventana. Ría y sus hermanos se escondían y tapaban los oídos, esperando a que aquella magia oscura desapareciera. La niña creció creyendo que el mundo no era seguro para ella, que las personas podían ser crueles y malvadas, y que quizás merecía todo lo que pasaba porque no era suficiente guapa, suficiente buena o suficiente obediente, pero un día, cuando menos lo esperaba, algo cambió el rumbo de su vida, algo mágico sucedió…
¿DE VERDAD QUE EXISTES?
Era el otoño del décimo cumpleaños de Ría, y aquel preciso día de finales de octubre, la lluvia y una gran tormenta llegaron a horas tempranas, así que todos se quedaron en casa, todos exceptuando a Ría, que se sintió poderosamente llamada por la lluvia, fue como un pálpito interno que la empujó a salir corriendo hacia la playa y sentarse en la gran roca, un lugar privilegiado desde el que ver el mar, los acantilados y las gaviotas, un lugar para imaginar que había una vida distinta, más tranquila pero también más emocionante y feliz. Ría sentía la lluvia en su piel, además de las lágrimas bajando por su rostro, ya que aquel preciso día, la magia oscura había penetrado otra vez en su casa, y su madre, enfadada, le había hecho recordar que ella no era suficiente. Pero aquel día, aquel preciso día, la suerte estaba de su parte, la magia del universo se mostró ante ella. De repente escuchó que alguien con voz dulce y angelical la llamaba:
—Ría, Ría, no llores, ¡sonríe para mí!
Al levantar la mirada, vio a una preciosa chica hablándole desde el mar. Tenía ojos verdes como la acei-
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tuna, y el pelo rojo casi naranja como la zanahoria. Ría se sorprendió al ver aquella sonrisa tan cálida que le despertaba mucha ternura y tranquilidad, pero lo más sorprendente fue descubrir que aquella no era una chica cualquiera, ya que tenía cuerpo humano y cola de pez; aquel maravilloso ser era ¡una sirena!
Ría se frotó los ojos, no podía creer lo que estaba viendo delante de ella.
—¿Eres una sirena? —preguntó con voz temblorosa.
—¡Así es! —contestó la sirena.
—¿Qué quieres? ¿Por qué estás aquí? ¿Vas a hacerme daño? —Las preguntas se agolparon en la boca de Ria.
—¡No, no quiero hacerte daño! —exclamó la sirena con una gran sonrisa en su rostro.
Ría sintió de repente que aquella dulce mirada no quería hacerle daño y que podía confiar en ella, aunque fuera una sirena.
Aquella mañana lluviosa de otoño, Ría estuvo hablando con la sirena durante horas, hablaron de las criaturas marinas, de los seres humanos, del poder de la magia, incluso rieron juntas y pactaron que aquel sería su gran secreto. Ría sintió que algo comenzaba a cambiar en su interior, había encontrado una nueva amiga y compañera, un ser con el que podría ser ella misma, mostrando su vulnerabilidad sin miedo a ser rechazada por ser diferente a los demás.
Ría acordó con la sirena, cuyo nombre era Ada, volver a encontrarse aquella misma noche, y que además no podría contar a nadie la prueba de su existencia. Ada
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eu n tospara ALARGAR-LA -
Ría es una niña solitaria y soñadora, que con tan solo diez años se enfrenta a la aventura más misteriosa e impresionante que jamás pueda haber soñado cualquier niña de su edad. Un día es visitada por una sirena y un tritón que le piden que los acompañe al fondo del mar para derrotar a un ser maléfico, llamado Panic. Solo de esta manera se podrá restablecer el orden y el equilibrio en el fondo del océano, en el cual actualmente hay toneladas de plástico y basura que puede conllevar un desastre natural si no se revierte el daño que los seres humanos le están ocasionando al planeta. Ría descubre que tanto su familia como el fondo oceánico están envueltos en una especie de maldición, y que solo ella podrá vencer, recuperando una antigua cruz sagrada de la cual Panic se había adueñado tiempo atrás.
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¿Podrá una sola niña realizar esta gran misión y devolver el orden a los mares y océanos, además de a su hogar?