Los garabatos de Valencia

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Abuela Matilde

Los

garabatos Valencia

de

Ilustrado por

A.R. Juliá López-Barrantes



1 LOS GARABATOS

Valencia es una gran ciudad muy hermosa a orillas del mar Mediterráneo. Tiene un cielo muy azul, casi siempre luce el sol, y por la noche se ve una bonita luna y muchas estrellas. Una de las cosas que más me gustan de Valencia son sus árboles. Hay muchos árboles en calles, plazas y parques. Son de todo tipo y condición: frescos y fragantes como 3


los naranjos; extensos y tupidos como los ficus, bajos y rechonchos como los madroños; altos y delgados como las acacias; alegres y luminosos como los chopos; oscuros y solitarios como los tejos… Algunos son mágicos porque en ellos viven los garabatos. Los garabatos de Valencia son unos seres muy especiales. Se parecen bastante a los humanos. Tienen cara con ojos y boca. Unos tienen nariz, y otros no. 4


Tienen pelo en la cabeza. Tienen dos piernas con pies y dos brazos con manos. Pueden tener uno, dos o más dedos en pies y manos. Las diferencias entre sexos no las sabía apreciar. Para mí solo llevaban el pelo más o menos largo, pero eso realmente no señala el sexo. Después de pasar muchos años de nuestra medida del tiempo, los garabatos cambian de aspecto. Cuando les llega el momento del cambio, se meten en unas cuevas mágicas que hay entre las raíces de algunos árboles, están allí un tiempo y salen transformados: los bebés en niños, los niños en adultos y los adultos en viejos. Cuando quieren tener un hijo, la pareja se mete en la cueva mágica, y después de un tiempo sale con un bebé. 5


No he conseguido enterarme de lo que les pasa a los garabatos viejos cuando ya han vivido mucho, mucho tiempo. Hay al menos tres tribus diferentes de garabatos que viven en los árboles de Valencia. Tienen unos nombres imposibles de escribir y de pronunciar, pero yo las llamo: La tribu de los «con bata». La tribu de los «en porretas». La tribu de los «chulis». Conozco bien a los garabatos «con bata», y tenía buenos amigos entre ellos. A los garabatos de las otras tribus los conozco menos.

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2 LA TRIBU DE LOS «CON BATA»

Hace muchos años conocí a una familia de garabatos de Valencia. Pertenecían a la tribu de los «con bata» y vivían en uno de los árboles monumentales más famosos de Valencia: el Ficus de la Plaza del Parterre. Un día por la noche, al cruzar el Parterre tropecé con una raíz del ficus y me caí al suelo. Me di un buen gol7


pe en la cabeza y me desmayé. Cuando desperté era noche cerrada y tenía alrededor un grupo de garabatos que me lavaban y curaban la herida. Me llevé un buen susto. Igual que Gulliver o Blancanieves cuando vieron por primera vez a los enanitos. Eran pequeñitos y todos llevaban batas largas de colores con una fila de botones. Me dijeron que normalmente no se les podía ver y que nunca hablaban con los humanos. Pero esa noche me vieron desmayada en el suelo del Parterre, y pensaron que si no me curaban ellos, podría morirme, así que hicieron una excepción conmigo. Tenía que prometerles que no se lo contaría a nadie hasta que fuera muy vieja y dejáramos de vernos. Solo entonces podría decírselo a mis nietos. 8


Años después, cuando me hice mayor, mis amigos garabatos se despidieron de mí para siempre jamás. Lloré mucho porque ya nunca volvería a verlos ni oírlos. Por eso, una vez cumplida mi promesa de callar durante muchos años, ahora os lo puedo contar a vosotros. Primero me hice amiga de los garabatos que me curaron, y algunas noches iba a verlos al Parterre. Charlábamos sobre 9


cosas de nuestros mundos y nos lo pasábamos muy bien. Así supe cómo vivían los garabatos de Valencia. A lo largo de los años fui conociendo poco a poco a miembros de las otras tribus.

Mis primeros amigos garabatos eran una familia de cinco miembros de la tribu de los «con bata»: 10


Papá-garabato era alto, tenía pocos pelos muy tiesos en la cabeza, y su bata llevaba muchos botones desde el cuello hasta los pies. Yo le llamaba Papá-g. Mamá-garabato era alta, tenía el pelo dorado y rizado, y su bata tenía bastantes botones. Yo la llamaba Mamá-g. El niño-garabato era alto y delgado. Tenía el pelo rojizo y rizado, y su bata tenía seis botones. Yo le llamaba Kiko. La niña-garabato era alta y delgada. Tenía el pelo dorado, recogido en dos coletas, y su bata tenía tres botones. Yo la llamaba Kika. El bebé-garabato era pequeño y redondo. Tenía un pelo tieso y negro, y su bata solo tenía un botón. Como aún no sabía hablar, no le puse nombre. Debéis saber que los botones de estos garabatos son mágicos. Se abrochan 11


ellos solos y tienen la propiedad de infundir sabiduría y valor a quien los lleva en su bata. Por eso yo sabía más o menos la edad de cada garabato según el número de botones que llevaba su bata. Cuando no están cosidos en la bata del garabato de esta tribu, los botones no tienen propiedades, se convierten en botones corrientes y molientes.

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Los garabatos «con bata» son muy serios, muy educados, muy obedientes, muy valientes y tienen otras muchas cualidades que a todos nos gustaría tener. Aunque pueden vivir en distintas clases de árboles, esta tribu prefiere los ficus. Por eso, en casi todos los ficus mágicos de Valencia habitan garabatos «con bata» y tienen allí sus casas, sus escuelas, sus tiendas y sus fábricas. No sé ni cómo ni cuándo llegó esta tribu a Valencia. Dicen que siempre vivieron aquí, y aunque es posible que haya garabatos de esta tribu en otras ciudades, no lo saben seguro porque nunca salen de la ciudad En la tribu de los «con bata» manda un sanedrín o senado, formado por los garabatos más viejos, que tienen tantos botones que sus batas parecen de lunares. 13


La ciudad de Valencia está organizada en varios senados potenciales. Cada uno corresponde a muchas manzanas de nuestras casas. Si en un senado potencial hay pocos clanes de garabatos «con bata», entonces se agrupan con el senado más cercano. Los senados se reúnen periódicamente y son los que mandan, juzgan y deciden sobre todos los asuntos de la vida en común de estos garabatos.

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3 LA TRIBU DE LOS «EN PORRETAS»

Primero os voy a contar cómo llegaron los garabatos «en porretas» a Valencia. Esta tribu vivía, y no sé si sigue viviendo, en unos enormes y frondosos árboles que se llaman olmos. Los olmos están repartidos por toda España y llenan las ciudades, los pueblos y también los bordes de carreteras y 15


caminos. Pero los olmos mágicos en los que habitaba antiguamente la tribu de los «en porretas», estaban situados en unos pueblos de Castilla. Hace mucho, mucho tiempo, un hongo atacó a los olmos y les produjo una enfermedad mortal que se llama grafiosis. Cuando el árbol enfermaba se iba oscureciendo, perdía las hojas y al final se quedaba como un esqueleto muerto. Algunos de los garabatos que vivían en aquellos olmos muertos decidieron buscar nuevas tierras y nuevos árboles para vivir con tranquilidad. Un grupo de estos garabatos llegó a Valencia y se enamoró de las palmeras. Aunque siempre habían vivido en árboles, y las palmeras no lo son, pensaron que les daba lo mismo. Era la primera vez que veían algo parecido 16


a un árbol, tan alto y elegante con sus enormes hojas. Y decidieron quedarse a vivir aquí…

Al principio era un grupo pequeño, pero poco a poco fueron llegando más y más garabatos de esta tribu. Aunque pueden vivir en distintas clases de árboles, prefieren las palmeras. Y cuanto más altas son, más 17


Los garabatos son unos seres que habitan en algunos árboles mágicos de la ciudad de Valencia. Son amigos de la Abuela Matilde, y es ella misma la que nos va contando cosas sobre sus costumbres y aventuras. A lo largo de los siete capítulos del libro, se va descubriendo un mundo paralelo al nuestro, con el que convivimos sin darnos cuenta.

VALORES IMPLÍCITOS A través de estas divertidas aventuras, se pretende estimular la imaginación, valorar la amistad sin tener en cuenta las diferencias, conocer y amar la ciudad en que vives, fijarse en la belleza de los árboles y acostumbrarse a usar un lenguaje amplio y culto.

ISBN 978-84-18789-60-1 ISBN 978-84-18649-01-1

A partir de 8 años 9 788418 9 788418

789601 499011

babidibulibros.com


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