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Capítulo 1
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Buscando un hogar
«Necesitaba saber a dónde se había ido mi familia. ¿Por qué me dejaron aquí? ¡Esta no es mi familia!».
Recuerdo haber estado buscando una casa, un hogar, por mucho tiempo, tanto que pensé que nunca lo lograría porque tuve que pasar por tantos caminos, que me llevaron a muchos lugares, pero ninguno era mi lugar, siempre era el lugar de alguien más. Muchas veces me preguntaba cómo otros lograban encontrar su hogar, ese espacio que les daba tanta seguridad, calor; y me preguntaba cómo era posible que
yo, por más que me esforzaba, deseándolo con todas las fuerzas de mi mente y mi corazón, aún seguía sin encontrar mi lugar, como si no lo mereciera.
¡Oh!, aún no me he presentado, me llaman Minnie, soy una especie de... Bulldog, me llaman Bulldog Francés, no entiendo el porqué, desde que nací en China, en la provincia de Zhejiang; pero está bien, así se lo escucho decir a los humanos, y me parece que tienen razón.
En estos momentos vivo con dos humanos que me cuidan temporalmente. El hombre se llama Golo, es italiano y le gusta cocinar, créanme, ¡su cocina es deliciosa! Me gustan las zanahorias que me da después de cenar.
La mujer se llama Gila y es de Venezuela, es un país latinoamericano. Se lo pasa limpiando y bailando, todo el tiempo.
Ellos viven en Shanghái, muy cerca del mar, es un lugar hermoso. Aquí nos divertimos mucho juntos. También son muy estrictos conmigo, pero son muy buenas personas, en el fondo sé que me quieren y yo me divierto mucho con ellos, aunque no son mi verdadera familia.
Comenzaré a narrar esta historia desde el principio, ¿les parece?
Cuando conocí a mi mamá, recuerdo lo cálida y suave que era, también recuerdo que tenía mucha hambre y también recuerdo a mis hermanos.
Fue un gran desafío llegar a mi mamá, un poco más, puedo hacerlo. ¡Lo logré! ¡Aaah! El mejor lugar de todos.
Vivíamos en una granja de perros, no sé muy bien qué significa, solo sé que había muchos perros, demasiados... El lugar estaba sucio porque los humanos no recogían nuestra caca en muchos días; esos humanos me parecían como si fuesen ratas trabajando. Siempre había un olor muy fuerte y desagradable en ese lugar; pero no me importaba mucho porque estaba con mi mamá y mis hermanos… ¡mi familia!
Otros perros solían hacerme bullying llamándome «¡OREJONA! ¡OREJONA!». Siempre me hacían llorar, pero mis hermanos venían a rescatarme.
—¡Detente! No la llames así —gritaban los hermanos de Minnie.
Pero… cuando regresábamos con nuestra mamá, mis hermanos también se burlaban de mí.
—¡OREJONA! ¡OREJONA! Somos los únicos que podemos llamarte así Ja, ja, ja…, porque eres nuestra hermana —reían los hermanos de Minnie.
—¿No lo entiendo? ¿Por qué hacen eso? —solía decirle a mi mami. Y eso me hacía llorar.
—No llores, seca tus lágrimas, tus orejas son hermosas porque te distinguen del resto, y eso te hace especial. ¿Y sabes qué más te hace ser especial? Ser amable, siéntete siempre orgullosa de ser amable, de tener un corazón noble y lleva tus hermosas orejas a donde quiera que vayas, mi bebé —me decía mi mamá.
¡Aaah! Las palabras de mi mamá.
Pasábamos mucho tiempo jugando, nos divertíamos mucho, también comiendo y durmiendo cálidamente junto a nuestra mami. Siempre diciéndonos:
—Aprendan y compartan el vivir con felicidad y amor, hacia donde sea que les toque ir, mis bebés, durante todo el trayecto del camino.
De repente un día, vino un trabajador y nos recogió, dejando a nuestra mamá en ese lugar.
Nuestro hogar cálido, divertido, sucio y maloliente desapareció y se convirtió en una jaula abarrotada de perros en un mercado chino.
Luego una mujer nos vistió y nos colocó en una caja, estábamos hacinados con mis hermanos y otros perros. No podía respirar bien.
—Solo necesito respirar, por favor —decía, pues me sentía incómoda.
La mujer que nos cuidaba era despreciable. Y ahora que lo recuerdo, se veía como una rana enojada. Nos peinaba tratando de hacernos lucir lindos. Si hacíamos un movimiento en falso, ella nos golpeaba con el cepillo en la parte posterior de la cabeza, pero solo éramos unos cachorros que no sabíamos lo que estaba ocurriendo.
—Perros estúpidos, no se muevan —nos decía. No puedo moverme, es tan incómodo estar dentro de esta caja, hay mucha gente caminando a nuestro alrededor y hay demasiado ruido. Hemos estado aquí todo el día, estamos en esta caja apretada, y ya tengo sueño. Me voy a dormir ZZZZ.
De repente, escucho una voz y, ¿qué es ese olor? Huele como a frutas, me gusta ese olor. Escuché la voz de una niña pequeña:
—Mamá, mamá, este es tan esponjoso, lo quiero, mira este cachorro, mami, es tan lindo, con estas orejas grandes.
Sí, sí, sí, lo sé, tengo orejas grandes, no es necesario decirlo demasiado alto.
—Cómpralo, cómpralo, cómpralo —gritó la niña.
—Mmm…, no estoy segura, ¿te gusta este? ¡Oh, es una chica! Ok, tal vez ella sirva de mascota, puede ser una buena compañía —dijo la mamá de la pequeña.
—Sí, está bonita, parece un buen perro, la llevaremos —dijo el papá de la pequeña.
Y así de repente, me levantaron por detrás de mi cuello y me pusieron en brazos de la niña. Me sentí realmente cómoda, aunque no entendía lo que estaba pasando.
–Oye, ¿a dónde me llevas? Mis hermanos están en la otra dirección. ¡Quiero volver allí! ¿Cuándo veré a mi mamá? —le decía, pero no recibí una respuesta.
Luego me llevaron a su casa, un hermoso apartamento. El papá de la pequeña me regaló una pe-
queña cama de color rosa, ¡mi propio lugar! Eso fue genial. También empezaron a llamarme Minnie. Siempre me llaman así, y pienso que ese debería ser mi nombre: «MINNIE».
Mi vida en ese lugar era increíble, aunque solía extrañar a mi mamá y a veces lloraba, pero luego recordaba sus palabras: «No llores, seca tus lágrimas. Aprendan y compartan el vivir con felicidad y amor, hacia donde sea que les toque ir mis, bebés, durante todo el camino».
Me vestían de muchas maneras y me tomaban fotos, era un poco raro, pero disfrutaba haciéndolos felices. Creo que soy un perro mimado.
Me gusta jugar con la niña, además de jugar con sus juguetes, porque es muy divertido. Aunque a veces parece que a lo mejor no le agrada demasiado a la pequeña, porque decía gritando: «¡Mamá, Minnie tiene mi juguete!», «¡Mamá, Minnie mordisqueó mi muñeca!», «¡Mamá, Minnie destruyó mis zapatos!».
Hay veces que la niña y su mamá dicen que no quieren vivir en China, creo que es porque no
tienen amigos aquí, siempre están solos en la casa conmigo, mientras papá trabaja fuera.
También me encanta salir a pasear, pero me doy cuenta de que no lo disfrutan tanto como yo. Quizás esto se deba a que son extranjeros aquí. Ellos vienen de Venezuela, su país está muy lejos, y todo es muy diferente, aunque me parece que no intentan encajar y entender las costumbres de aquí.
La niña debe sentirse muy sola, no habla chino mandarín ni inglés, habla solo español, por lo que es muy difícil comunicarse con los demás en China. Tal vez soy su única amiga, no lo sé. A veces siento que parecen distantes conmigo, como si se preocuparan por algo, y que los estoy molestando de alguna manera. Empecé a sentirme sola y a sentir que no me amaban. Muchas veces los escuché discutir sobre cosas que no entendía.
—Yo no la quería —gritó la mamá de la niña.
¡Ah! ¿Qué era lo que ella no quería? ¿Por qué dijo eso? Pero luego había momentos divertidos. Me entrenaron para usar mi caja de baño, también puedo saltar a su cama y dormir con ellos cuando yo quiera, aunque no subo las escaleras porque
dicen que no puedo hacerlo, es por eso por lo que prefiero que me carguen en sus brazos, tal vez... sí soy un perrito mimado, pero en este lugar puedo sentir que soy parte de una familia, es mi hogar.
A veces, paso el día durmiendo en mi cómoda camita… ¡Aaah! Otras veces, me gusta mirar hacia fuera en el balcón, o incluso ver la televisión, incluso tengo un canal favorito, «¡Animal Planet!». A la niña le encanta ver documentales y me sorprendió mucho ver tantas especies de animales viviendo en todo el mundo. Suelo hacer un juego divertido en el que imagino qué tipo de animales sería cada humano que encuentro en mi camino. Es un juego muy gracioso y me divierte mucho.
También me encanta comer, siempre tengo hambre. ¡Incluso tengo hambre ahora mismo!
Pero la mayor parte del tiempo estoy solita aquí, en este apartamento. Cuando mi familia regresa, es el mejor momento de mi vida. Me parece ver a una familia de palomas.
Un día, algo aconteció, comenzaron a empacar algunas cosas: mucho equipaje, mi cama color rosa, mis juguetes y mi caja de baño. Estaba con-
fundida y emocionada al mismo tiempo, y entonces me dijeron:
—Nos vamos de viaje, mientras estemos fuera te irás a un lugar nuevo por un tiempo, ahí habrá gente buena que te cuidará —dijo el papá de la pequeña.
No entendía muy bien lo que estaba pasando, pero no importa, ¡es un paseo! Me pusieron la correa y caminamos hacia el auto, ¡estaba tan feliz!
Pero, de alguna manera, también estaba un poco nerviosa. Caminamos hasta llegar a un edificio marrón, y allí, frente a las puertas, había dos humanos sonrientes. Los miré, parecían estar felices de verme.
—¡Hola, Minnie! ¿Cómo estás? Qué linda eres —exclamaron muy contentos los dos humanos.
Luego fuimos a su pequeño apartamento, mi familia arregló mis cosas en ese lugar, mientras los dos humanos sonrientes y yo los observábamos. Luego estuve caminando y oliendo por todo el lugar, se sentía como un espacio agradable, muy claro y olía tan limpio… ¡casi demasiado limpio!
Mmm…, acabo de escuchar que a Gila, uno de los dos humanos sonrientes, le gusta limpiar. Eso podría ser un problema para mi cuerpo peludo.
Golo, el otro humano, les dio bombones y café. Mientras todos hablaban en la sala, yo olfateaba por la cocina. ¡Oh, quiero hacer pipí! Quizás pueda hacerlo aquí mismo…
—¡Ay, Dios mío! se orinó en la cocina —dijo Gila, sorprendida.
—Oh, lo siento muchachos, es porque ella aún no conoce su apartamento, pero lo hará en el lugar correcto la próxima vez, no se preocupen por eso —respondió el papá de la niña.
—Está bien, está bien, chicos, solo necesitan entrenarla para que entienda dónde está su baño la próxima vez. Aquí, mírenme, chicos, tómenla y díganle que este no es su baño. Luego asegúrense de poner el pañal de perro en su caja de baño, lleven a Minnie a la caja y le dicen: «Este es tu baño, este es el lugar para hacer pipí y popó» —explicó la mamá de la pequeña.
—¡¡Guau!! Este será un nuevo desafío interesante —respondió Golo, mientras suspiraba y miraba a Gila.
—Ya limpié el piso, está bien, no te preocupes —respondió Gila.
Mmm…, este es un momento incómodo... ¿podría ser que, porque no hice pipí en mi caja de baño,
estén molestos por eso? Aunque me parecen una buena pareja, estaban felices de conocerme hoy.
De repente escuché:
—Estaremos en Italia por dos meses, necesitamos que cuiden a Minnie por ese tiempo, les traemos su comida y suficientes pañales para mascotas, que son las que deben colocar en su caja de baño —dijo la mamá de la niña.
—Les daremos la mitad del pago hoy y el resto cuando regresemos, ¿de acuerdo? —preguntó el papá de la niña.
—Por supuesto, no hay problema —respondió Golo.
—¿Hay alguna cosa especial que debamos saber sobre Minnie? Como alimentos especiales o medicamentos que necesita tomar —preguntó Gila.
—Nada especial, con ella todo es muy fácil, por ejemplo, a las 21:00 se va a dormir, como una ancianita, es muy callada, no sabe subir ni bajar escaleras, así que hay que cargarla, pues ella se cansa con mucha facilidad; no se le cae mucho el pelo; también le gusta ver la tele en el sofá y dormir en nuestra cama, así que tal vez ella haga lo mismo aquí —dijo la mamá de la pequeña.
Merimeri
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Esta novela está inspirada en un hecho real. Es la historia de una pareja, Golo y Gila, que deben recibir en su hogar a una pequeña perrita french bulldog, muy mimada, y que por las circunstancias que la rodean, se ve expuesta a las diferentes culturas y nacionalidades que existen en el mundo, lo que le permite observar la interacción y conducta entre los humanos.
Es una historia que inspira a confiar, con toda la fuerza de la mente y el corazón, en que todo estará bien. Valorando el esfuerzo y el poder de elegir continuar hacia adelante, respetando las diferencias.