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Jesús Ramírez Lara

Prólogo

No todas las personas pueden asimilarlo, no tenemos referencias. Y es algo con tanta importancia que posiblemente obligue a la humanidad a replantearse sus creencias básicas, como la religión. ¿Qué somos? ¿Por qué estamos aquí? La mayoría no están preparadas para saber las inquietantes respuestas. En nuestra naturaleza, es más fácil tener fe en lo que los demás la tienen, pero se destacan personas, que a lo largo de su vida han experimentado eventos inusuales. Es difícil tener el conocimiento de temas tan enrevesados como lo es la muerte, el universo, la gravedad, lo paranormal… Y resulta mucho más complejo cuando el ser humano tie-

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ne como moral «ver para creer». Sin embargo, personas con vidas ordinarias, han vivido fenómenos que no todos tienen la oportunidad de vivir. Siempre existirá la incertidumbre del hombre sobre la existencia de la vida en otros planetas.

La gente que experimentan estos fenómenos necesitan sentirse comprendidos ante su historia, algunas quieren contarla para que abramos la mente y aclararemos nuestras ideas a muchas de las cuestiones que nos planteamos y que no tienen respuestas, las cuales nadie se imagina, y la tienen personas inexpertas que encuentran sin buscar.

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Capítulo 1

No te escondas tan lejos

En la sierra de mi antiguo pueblo, mi grupo de amigos de la adolescencia planeamos acampar temprano y pasar allí la noche. Durante el día hicimos muchísimas cosas: almorzamos, bebimos alcohol, algunos más que otros, también jugamos a las cartas, incluso contamos historias de miedo en la noche… Pero la madrugada era muy larga y nos retamos a encontrarnos los unos a los otros en la oscuridad del bosque. Me ofrecí a encontrarlos mientras se escondían en las profundidades de las arboledas. Ellos decidieron poner-

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se de acuerdo y esconderse todos juntos, afuera de los límites que marcaban las normas del juego; pero yo no sabía absolutamente nada. Me dejaron a merced del peligro, completamente solo, con los ojos cerrados apoyado en la dura leña del árbol contando hasta cien…, sin saber cuánto riesgo corría en aquel lugar frío.

Hacía rato que ellos ya se habían escondido, pero yo opté por seguir de espaldas un poco más.

Cuando los abrí me esperé un breve tiempo inmóvil en la misma posición, mirando el tronco del árbol desde muy cerca, y quedándome confuso al escuchar un extravagante sonido detrás de mí, un ruido un tanto discreto, que me instigó mirar hacia atrás. Deliré al observar cómo el terreno se estaba colmando de una neblina anaranjada y abrumadora, que no me dejaba ver el camino por donde se habían ido mis compañeros… Pero entonces, de repente el tumulto extraño que oía antes empezó a crecer más agudo e impertinente, causándome daño en los tímpanos.

Me aproximé despacio y atemorizado hacia esa calina que se iba desvaneciendo, hasta que me tapó las piernas impidiéndome verlas. Yo trataba de entender la situación a la misma vez que perdía la cordura.

Estaba realmente interesado por lo que oía; pero estaba aún más sorprendido con lo que visualizaba. Una especie de esfera detrás de la niebla se tornaba de un naranja casi rojizo.

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Inaudito por todo lo que estaba ocurriendo intenté salir de aquella agobiante zona en busca de aire fresco en el estrellado cielo, pero un extraño y conmovedor movimiento en el lugar de antes me estremeció por completo: volteé, y contemplé una incomprensible bola divinamente redonda, del color del incandescente fuego, llevando en sí misma un centelleante anillo en su centro pareciéndose de esta forma, al planeta Saturno.

Me quedé pasmado en aquel instante, sin saber qué hacer delante del caótico objeto que flotaba a varios metros, a una altura casi de frisar el suelo.

Solo deseaba que fuese mentira, una simple broma de mis amigos. No quería que el pánico fuera dueño de mi cuerpo en aquel siniestro lugar. Llegué a tal punto de desesperación al no poder asimilar lo que veían mis ojos… aquella supuesta «vacilada» de mis amigos ya no parecía algo hecho por un ser humano cuando súbitamente desunió del punto en el que estaba, sin ningún tipo de impulso.

Miré al firmamento intentando hallarlo entre los cuerpos celestes de aquella misteriosa noche; pero era demasiado tarde, se perdió en lo negro, quizás regresó al lugar extraño de donde vino.

Bajé la cabeza sin esperanzas de notarlo una vez más, simplemente me quedé con el recuerdo de cuando

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me sentí solo en aquel bosque y encontré algo que no buscaba, algo que no imaginaba que existiera.

Salí corriendo de allí después de aquel avistamiento, entendí que recuerdos como ese son los pedazos que forman la historia en nuestra vida.

Las ganas de saberlo todo de repente, las ganas de encontrar algo que jamás veremos, las ganas de decir algo que no dominamos. Jamás sabremos cuándo nos volveremos a topar con lo oculto.

Desde siempre, todos los sucesos similares a este han sido dejados de lado por los mayores ignorantes: los humanos. Hemos cambiado la realidad continuamente, unos hipócritas, engañándonos a nosotros mismos, haciéndonos creer lo que no vemos y desmintiéndonos lo que experimentamos. Entonces, si me baso en este contexto: la verdad no existe, solo las historias… y esta es la mía.

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Capítulo 2

Mi única anotación

S olía pescar con mi abuelo, tranquilamente, con el azul del cielo reflejando el mar, y con acompañantes olas que rompían fuertemente en la fina arena de la orilla. Un deseado día, yo lo esperaba en una pequeña casa de Colorado Springs. Ansioso por verlo, después de tanto tiempo… ¡ Venía a por mí para viajar a California!

Un trayecto largo, pero quedaban más agotadores recorridos aparte de angustiosas horas de avión. Pero al fin llegamos al lugar que tanto anhelaba mostrarme.

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A él le encantaba pescar y explicarme datos sobre la pesca marítima. De hecho, me regaló una pequeña libreta mientras caminábamos bajo el sol de aquellos montones de arenales que nos separaban del piélago.

—Hijo, anota toda la información que te diga acerca de la pesca en nuestro pequeño viaje por las aguas. Sobre todo, y lo más importante, escribe todo lo que veas y te llame la atención en tu aprendizaje —me dijo con mucho esmero por enseñarme.

Por tanto, destinado a navegar junto a mi abuelo en su preciosa barca rumbo a experiencias marinas, experimenté algo que hizo sentirme insignificante en ese momento.

Cuando miré a los peces desde arriba me encantó; observar las gaviotas desde abajo me relajó; y percibirme en medio del océano me hacía sentirme diminuto en el planeta… En mitad de mi disfrute, algo inexplicable de la infinidad del fondo del mar salió incitando mi atención: un sorprendente objeto redondo brillaba escandalosamente y tornaba sobre sí mismo… Apenas me dio tiempo a reaccionar, pero pude hacerlo. Contemplé que continuaban saliendo varias esferas similares a gran velocidad dirigidas al cielo con exorbitantes destellos de luz blanca que nos cegaban por segundos, hasta que desaparecían con gran presteza.

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Mi abuelo, igual de estupefacto que yo, hizo girar el velero camino a la orilla, pues el pavor le recorría el cuerpo entero. En el fugaz camino de vuelta ninguno de los dos cruzamos palabras sobre lo ocurrido debido al sobrecogimiento de lo experimentado. Así que cuando regresamos de aquel estrafalario encuentro con aquellas cósmicas naves, cogimos aire puro de Carmel Bay. Luego, volvimos a casa.

Pensaba contradictoriamente en la cama de mi cuarto sobre lo que creía haber visto. Recordé que desaparecieron a la velocidad de la luz, un solo parpadeo me hizo perderlas de vista para siempre. Por tanto, ¿qué eran? No le pregunté a mi abuelo, pero él tampoco habló de lo ocurrido en el camino de vuelta, quizás estaba tan anonadado como yo. ¿Ovnis?, ¿vida inteligente ahí afuera?...

En mi mente recreaba una y otra vez el suceso. ¿Por qué lo hacía? No lo sé, empecé a obsesionarme. También seguía oyendo involuntariamente ese sonidito agudo que emitían. ¿Qué era?

Me esforcé mucho pensando, incluso en horas de la madrugada, pero al fin pude darle una explicación lógica, muy profunda: el verdadero significado para mí.

Encendí la luz y me levanté, abrí el cuaderno regalado y comencé a anotar:

Mi cansancio se interrumpe una y otra vez por un ovni que salió del mar. Aún lo oigo y lo recuerdo con

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toda claridad, y sé a qué se debe. Aquel día sentimos los dos algo más. ¡Ahora lo entiendo!, por eso mismo no hablamos del tema.

Mi memoria me hace recordar un mensaje que nunca sucedió en el avistamiento, pero que la recuerdo en este instante. Lo escribiré en la última página de este.

Después de eso cerré el cuaderno para siempre, dejando un aviso en la tapa dura del principio:

Mi Única Anotación

NO ABRIR ANTES DEL 21 DE FEBRERO DEL 2068

A LAS 00:05

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Jesús intenta reflejar en este libro todos sus conocimientos sobre ovnis, e inventa extraordinarias historias en las que les da vida a personajes ficticios que experimentan a lo largo de sus vidas inusuales encuentros con la verdad oculta. Su obra consta de diez insólitos sucesos acerca de ovnis y extraterrestres, diferentes aventuras recreadas e inventadas que se basaron en hechos reales que provenían de experiencias personales, cuestionarios realizados a personas conocidas, documentales, vídeos… y toda la información que pudo adquirir en once años interesándose por este tema. Trabajó en las fantasías más secretas que escondió su mente por mucho tiempo y fue capaz de hacer sus sueños realidad, pues se tomó con más profesionalidad sus pensamientos, y en su ilusión pudo crear un libro que permanecerá para siempre en su vida como señal de que logró plasmar esas maravillosas historias de sus deseos más profundos.

mirahadas.com I N S PIR I N G UC R SOI I T Y ISBN 978-84-19454-89-8 9 788419 454898

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