Propinas
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Sobre la mesa descansan pétalos
Su belleza es inquietante, son trazos correctos. El aire perfumado viaja por los cuartos y a través de los vidrios empañados la veo dormir.
En su mesita de noche cuelgan de las hojas verdes de un manzano diminuto algunos libros ilegibles y en azul y blanco la fotografía de Marte.
La coincidencia es un tiempo del absurdo, de inmediato se apagan las luces y veo mi reflejo en sus espaldas. Es una pasión vagabunda, yo la miro y ella se deja mirar.
Hay noches en las que está cansada y muchas en las que llora.
Un cine mudo de existencias que no se tocan, más que con un saludo anónimo en las escaleras.
Es una perversión genuina que no daña. Bajo mi mirada se desnuda paciente en un espacio atemporal abrumador, yo le permito que me robe por instantes el alma, ella me deja imaginar.
Nos miramos ciegos a través del vidrio terminado el éxtasis y la oración y descansamos para siempre en el olvido hasta el próximo día.
Atontados
Asustados en los lugares más recónditos, en lo más lejano a donde no llega el viento un silencio nos encuentra.
Desde allí caminamos a tientas de regreso a los latidos que nunca se fueron.
Y miramos con asombro un espejismo horizontal y escuchamos lo que dejamos de oír hace mucho.
Casi me pierdo, suspiramos.
Aún lo siento, hablamos y deslumbrados dejamos de sentirnos solos porque solamente fue un hasta luego.
Pistones
Y las encrucijadas cardinales, sudor y fuerza hacen la mezcla calcárea. Luego el hierro se forja con la presión del infierno y la forma queda al fin vistosa, es fuerte.
El sonido de los martillos acompasados como la muerte sigue, continúa rítmico, no hay un descanso, nadie se detiene hasta rozar el cielo. Que Dios se arrepienta de habernos hecho esto gritan en silencio los que se acercan
sin mostrar su soberbia. Lo hiciste una vez, nos destruiste, dicen y las nubes lloraron nuestra pérdida. Somos más, somos más fuertes, Pronto nos sentaremos a tu lado, te darás cuenta con sorpresa que somos mejores engañando.
Y tú construirás el templo, la torre, la casa, piensan y construyen, te arrepentirás, piensan y martillan.
Y no está ahí, dice uno otro, no lo encuentra yo lo vi, dice alguien desde abajo, el edificio cae.
Todo es distinto
Me he quedado sin manos y mi debilidad me ha hecho fuerte, te puedo tocar con mis ojos tu aroma la percibo de cerca es diferente y la misma.
Me cortaron las piernas, pero corro con mi corazón alado, te abrazo despacio con lo que queda soy suficiente para tus ojos solo incompleto para nadie.
Se quedaron los pensamientos y el sentir distante
de mi espíritu acompasado que suelta todavía música desde mi pecho colorido y travieso.
Como un niño te necesito eres ahora madre, amiga, hermana, amante, mujer enamorada incansable con tu fuerza resisto incapaz de ahogarme.
Ahora los escuchamos más Ellos no están asustados y pasean libres en su aire se abrazan y besan en su armonía, más limpios, más tiernos.
La tierra se alegra también con sus voces, sus colores, y lo que dicen sin temor a ser escuchados.
Había demasiado ruido tanto que hacer con ansias vertiginosas que el tiempo
se desvanecía igual que aceite sulfatado.
Nosotros los de ayer, nosotros los de ahora, aún estamos despertando porque el espíritu desolador permanece a la espera.
En las calles sin asfalto, en silencio.
Somos
Lo habitual es lo que se mira se dice que está bien el drama asusta porque se quiere reír con histeria en una comedia irónica muy mala.
No alcanza la fruta y la silla donde se abraza diáfana, onírica, parpadeante, ya no es un lugar de descanso.
Llenos de formalidades de cabeza a cabeza, hombro con hombro. Sordos, mudos, quietos.
Horrores del espacio
Encrudecidos con colores de abstracción penetrante.
Un sonido en el vacío sonido mínimo amplificado y reducido infinitamente en un universo minúsculo inserto en otro diferente.
La galería.
Ese otro así mismo dentro de lo vertiginoso y paralelo y perpendicular uno y todo en la nada.
Allí los ojos se espejizan y la luz es muda el tiempo existe solo por instantes. La galería. Un fuego fatuo en miríadas y no estamos solos.
Atardecer
Con el descanso de las farolas escuchar que los silbidos transeúntes bailan hasta esfumarse.
Y la visión del sol rojizo calcáreo regala un alivio dulce como pieles que rozan de amor golpeteos melódicos.
El cariño disperso y dormitando en un rincón cobijado hasta mañana, hoy no saldrá de noche, flores hay en la casa
Pero los fantasmas están dentro y fuera presente y perenne canción el claustro por momentos será tuyo y mío mañana, con la luz, sabremos qué hacer.
es un poemario compues to por textos cortos de temáticas diferentes e individuales que se conectan entre sí al abrir un diálogo con la búsqueda constante, la incapacidad, el desarraigo, la calma y el amor. En estas líneas las palabras auscultan, se quejan, agradecen y se dejan acostar sobre planos vertiginosos y geométricos donde a veces solo hay silencio y se da la cara al absurdo.