MOVIMIENTOS OBREROS

Page 1

MOVIMIENTOS OBREROS La libertad absoluta en lo relativo a la vida económica y a las relaciones entre patrones y obreros dio lugar a grandes abusos de los patrones. Las condiciones laborales eran durísimas: las jornadas, incluso las de mujeres y niños, llegaron a prolongarse hasta 16 ó 18 horas en locales sin las necesarias condiciones higiénicas y con máquinas que resultaban peligrosas por falta de protección. Para solucionar estos problemas, el Estado empezó a limitar la libertad existente, estableciendo determinados requisitos. En primer lugar, revisó lo relativo al trabajo infantil y a los accidentes de trabajo.

LAS PRIMERAS ASOCIACIONES OBRERAS Se conoce con el nombre de movimiento obrero al conjunto de iniciativas llevadas a cabo por los trabajadores con el objeto de mejorar su situación laboral: salario, condiciones de trabajo y duración


de la jornada. En muchas ocasiones, las organizaciones obreras perseguían objetivos políticos. Gran Bretaña, pionera de la industrialización, fue la cuna de los movimientos obreros. Las primeras manifestaciones fueron violentas y consistieron en la destrucción de maquinaria por parte de los artesanos, quienes consideraban que las máquinas les quitaban el trabajo. A los que actuaron así se les llamó luddistas, pues fueron seguidores del obrero Ned Ludd, quien por primera vez destruyó unos telares.

Pronto, algunos dirigentes reconocieron que era necesario asociarse para conseguir mejoras laborales. Estas asociaciones se consolidaron en 1825, cuando se reconoció el derecho de asociación y, como consecuencia, la creación de sindicatos o Trade Unions, que eran asociaciones locales con obreros de un mismo oficio: hiladores, tejedores, tintoreros, etc. Por el contrario, en el resto de Europa el derecho de asociación fue reconocido tardíamente: en la segunda mitad del siglo XIX. Hasta entonces, las escasas organizaciones obreras tenían carácter clandestino y apenas pudieron mejorar las condiciones de los trabajadores. La participación de los obreros en los movimientos revolucionarios que se sucedieron a lo largo del siglo, especialmente en 1848, fue muy destacada.


La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) Cuando los trabajadores europeos tomaron conciencia de que los problemas del proletariado eran los mismos en todas las naciones, fundaron en Londres la primera Asociación Internacional de Trabajadores (1864), bajo la influencia directa de Marx y Engels. Los estatutos de esta Primera Asociación Internacional, formulados por el propio Marx, contenían las principales tesis del socialismo científico. Pero a pesar del prestigio ganado por la Asociación por el apoyo a las huelgas en los distintos países, fuertes disensiones internas provocaron su disolución. Los conflictos entre socialistas y anarquistas determinaron la expulsión de estos últimos en el Congreso de la Haya (1872). Paralelamente, los anarquistas convocaron otro congreso en Saint-lmier para rechazar los postulados del marxismo. Los conflictos entre socialistas y anarquistas, unidos a la represión que sufriera la AIT después de que los gobiernos achacaran a la Internacional la responsabilidad por los excesos de la revolución de 1871 en París (La Comuna), profundizaron su fracaso. De esa manera, la Primera Asociación Internacional se disolvió en 1876. En 1889 se creó en París la Segunda Internacional, pero tras el estallido de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa, desapareció. EL ANARQUISMO Las ideas anarquistas, con fuerte influencia en el movimiento obrero en la segunda mitad del siglo XIX, tenían como principales exponentes al francés Pierre Proudhon y al ruso Mijail Bakunin. El denominador común de las diversas tendencias anarquistas era el rechazo a toda forma de autoridad y organización. Los anarquistas consideraban que la sociedad surgida de la industrialización era injusta y que, por lo tanto, debía ser destruida. Además de acabar con la economía y sociedad capitalistas, para los anarquistas había que suprimir los gobiernos, el ejército y la autoridad, porque nadie debía tener poder sobre nadie. Los anarquistas se oponían al Estado, al que consideraban la más nociva de las estructuras sociales. Una vez suprimidos el Estado y el sistema capitalista, los seres humanos podrían asociarse espontáneamente en comunidades de trabajadores. Por último, a diferencia del marxismo, los anarquistas abominaban la política, por lo que no llegaron a formar partidos sino sindicatos, y no participaron en el juego electoral ni en la vida parlamentaria.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.