ROJA BANDERA ROJA BANDERA www.bandera.org
Verano 2017 Num. 3 - Año 2
Nuevas realidades, nuevas masas
BANDERA ROJA Magacín / verano 2017
Num. 3 - Año 2
$3.00
¿Qué es Bandera Roja? Bandera Roja inició su publicación en 1975 como periódico del MSP y en 1981 pasó a ser el periódico del MST. Durante 40 años ha circulado entre miles de trabajadores, trabajadoras, estudiantes y gente pobre, gracias al esfuerzo voluntario de nuestros militantes, colaboradoras y amigos. Desde 1996 comenzó a publicarse digitalmente como Bandera Roja en Línea (www. bandera.org). Actualmente Bandera Roja cobija los medios de comunicación del MST y se publica como boletín, magacín, en línea y un programa de radio.
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Bandera Roja
Equipo Editorial de Bandera Roja Coordinador Ibrahim García Edición y Corrección Emilia Quiñones Francisco Fortuño Teresa Córdova Nelson Pagán Raúl Báez José A. Rámos
Diseño Miguel Rolón Ibrahim García
¿Qué es el MST? El Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores es una organización independentista y socialista que defiende los intereses del pueblo pobre y trabajador. El MST aboga por la transformación de la sociedad en una de justicia y bienestar para las grandes mayorías de trabajadores. Trabajamos por el socialismo, donde los obreros sean a la vez los dueños y quienes controlen los medios de producción. El MST lucha por el pleno disfrute de los derechos democráticos en una democracia socialista, donde los derechos de cada cual no estén determinados por la riqueza.
/MSTPuertoRico
@MST_PR
Director Distinguido Pablo Soto Carriat
Artículo Principal
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Nuevas formas Raúl Báez Sánchez
El trabajo no remunerado de las mujeres Emilia Quiñones Otal
10 Ahora vienen por más Maria Elena Lara Fontanez
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Walmart destructor de empleos
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Hugo J. Delgado Martí
Choque generacional y lucha de clases Agustín Muñoz Ríos
19 De fugas, válvulas y aviones Francisco Fortuño Bernier
22
Nuevas formas
Transformaciones de clase y resistencias en el capitalismo colonial Raúl Báez Sánchez
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E
n la década del 1970 Roy Brown cantaba “el mundo de tu padre se va…, se van ya los viejos modales, los ricos caudales se van”. Esta letra describía la realidad de un sector de los ricos que veían amenazados sus estilos de vida ante el avance de la lucha de clases y una izquierda independentista radicalizada. Pero en el 2017 esta letra describe una realidad muy diferente, la que vivimos gran parte de la clase trabajadora y los sectores subalternos. El panorama de la clase obrera de las últimas décadas del siglo XX se transformó considerablemente. Es evidente la incapacidad del sindicalismo y las izquierdas en adecuar las hipótesis estratégicas a las nuevas condiciones del capitalismo colonial. Este proceso ayuda a tejer toda una serie de subjetividades que afectan directamente la capacidad de organización
y de movilización. También, en muchos casos, deja obsoletas las formas organizativas previas y obliga a repensar y redefinir las formas de hacer política. En ese sentido, comprender las nuevas realidades de la clase trabajadora es fundamental para las izquierdas independentistas y socialistas que les asignamos alguna centralidad en la articulación de fuerza social. En el siguiente escrito intentamos una primera aproximación a las nuevas realidades de la clase trabajadora en Puerto Rico. No pretendemos realizar un análisis exhaustivo, sino aportar a generar un debate necesario. Confiamos que este debate nos ayude a recalibrar la brújula e identificar qué sectores de la clase trabajadora y el pueblo pobre tienen el potencial de articularse como sujetos políticos del cambio social.
La desindustrialización del capitalismo colonial Durante la segunda mitad del siglo XX la clase trabajadora puertorriqueña se concentraba mayoritariamente en los sectores industriales y en el servicio público. En estas áreas de la economía se encontraban centros de trabajo “clásicos” y una clase trabajadora con ciertos derechos junto a un nivel de vida y consumo aceptable. El carácter de los centros de trabajo y la organización de la producción, con la concentración de un gran número de trabajadores y trabajadoras en un mismo espacio, facilitaba el trabajo de organización. No obstante, la transformación del capitalismo colonial bajo el neoliberalismo trajo consigo una desindustrialización progresiva de la economía. Esto significó la reducción de la fuerza de trabajo empleada por las empresas de la manufactura, sobre todo las farmacéuticas y la biotecnología. No quiere decir que el sector industrial dejó de ser el principal productor de ganancias, por el contrario, y este continúa extrayendo una gran tajada de nuestra maltrecha economía. Tan solo en el año fiscal del 2015-2016 produjo $49,331.9 millones, casi la mitad del Producto Interno Bruto ($102,906 millones). Varios elementos influenciaron este proceso de desindustrialización. En primer lugar, la firma de los Tratados de Libre Comercio, durante la década del 90, por parte de Estados Unidos, dejó a Puerto Rico sin espacio dentro de la división internacional del comercio. Ante la apertura del mercado norteamericano a mercancías de otros países, la manufactura perdió una ventaja que le brindaba la relación colonial en el mercado común con la metrópoli. Muchas corporaciones mudaron sus operaciones a países que les brindaban mejores condiciones para la inversión. En segundo lugar, bajo el modelo neoliberal se dio una concentración de capital en el sector financiero con una indisposición a impulsar una nueva ola de acumulación capitalista por medio de la inversión
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en la producción. Ese sector financiero se conforma con navegar en la crisis bajo el objetivo de sumergir a la clase trabajadora en la precariedad y derrotarla políticamente. Por último, la crisis del modelo de desarrollo económico y la estructura política del capitalismo colonial, de la mano de la crisis internacional, ayudaron a profundizar los efectos que este proceso tuvo sobre las condiciones de la clase trabajadora puertorriqueña. Lo relevante del proceso de desindustrialización es el efecto que tuvo sobre la composición de la clase trabajadora. Se operó un cambio en cuanto a los sectores concretos que componen la clase trabajadora, su peso numérico y su ubicación en la organización del capitalismo colonial. Como veremos, la nueva composición de clase representa un cambio cualitativo en las condiciones de trabajo y explotación que caracteriza el actual modelo de acumulación de capital.
La pérdida de empleos en la manufactura se intensificó con la salida de las empresas que se beneficiaban de la sección 936. En 1995 estas empresas empleaban 172,000 trabajadores y trabajadoras, pero para el 2016 esta cifra había caído a 74,000, una pérdida de casi 100,000 empleos.”
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La composición de la clase trabajadora El proceso de desindustrialización presenta como una de sus tendencias principales el empleo cada vez menor de trabajadoras y trabajadores en el sector industrial y el aumento de la fuerza laboral en los servicios y el comercio. La disminución en la mano de obra se registra sobre todo en aquellas empresas de alta composición de capital como las farmacéuticas, la biotecnología, la electrónica y la investigación, entre otras. La reducción de empleos responde a la aplicación de nuevas tecnologías al proceso productivo, a cambios en la organización del trabajo y al cierre o consolidación de empresas.
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La pérdida de empleos en la manufactura se intensificó con la salida de las empresas que se beneficiaban de la sección 936. En 1995 estas empresas empleaban 172,000 trabajadores y trabajadoras, pero para el 2016 esta cifra había caído a 74,000, una pérdida de casi 100,000 empleos. Al término de un año en el 2014-2015 se perdieron 11,500 empleos adicionales. Tenemos unas compañías que utilizan poca mano de obra, mientras generan una cantidad considerable de ganancias, lo que implica mayor explotación de la fuerza de trabajo. Por décadas el mayor empleador fue el gobierno, pero la baja en el empleo del gobierno central y las corporaciones públicas ha
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sido dramática. En el 2016 solo empleó 159,300 personas. La pérdida de empleos se debe al desmantelamiento del estado benefactor bajo el programa neoliberal. La crisis fiscal y la agenda de austeridad que promueve el PNP-PPD, apunta a que el empleo público seguirá reduciéndose considerablemente. En aquellas áreas donde no puedan despedir trabajadoras y trabajadores, eliminarán derechos y empeorarán las condiciones de empleo, como otra vía de reducir el gasto público. De acuerdo a la encuesta por hogares realizada por el Departamento del Trabajo, actualmente la mayor cantidad de mano de obra se concentra en los sectores de servicios y comercio. Estos emplean una fuerza laboral de 348,000 y 236,000 respectivamente (334,000 y 174,000 según la encuesta de establecimientos). Estas empresas se caracterizan por una baja composición de capital y el empleo de una cantidad mayor
de mano de obra en condiciones de trabajo sumamente precarias. Las mujeres conforman una importante porción de esta clase trabajadora. De una fuerza laboral de 995,000 personas empleadas, la mayoría se ubica en los servicios (164,000), en la administración pública (105,000) y en el comercio (103,000). En el 2014 tuvieron una taza de participación laboral de 35%, de estas, unas 165,000 eran jefas de familia y el 34% solteras. Por otro lado, en Puerto Rico se observa un crecimiento en la cantidad de personas retiradas. En el año 2014 las personas retiradas ascendieron a 361,000, que representa el 42.6% del grupo de personas de 60 años o más. De esta cantidad, 146,000 son mujeres retiradas. Este sector crece cada año proporcionalmente, de la mano de un envejecimiento de la población producto en gran medida de la emigración y a las muertes relacionadas al narcotráfico.
Puerto Rico vive una intensificación de la explotación del capital sobre la fuerza de trabajo y los recursos naturales, en función de garantizar la acumulación de ganancias para las corporaciones que siempre se han lucrado de un modelo de “desarrollo económico” obsoleto.”
Por último, la economía de la colonia ha mostrado reiteradamente su incapacidad de crear empleos. Si bien la tasa de desempleo ha disminuido en los pasados años -de 16.3% en el 2010 descendió a un 11.8% en el 2016- no podemos atribuirlo a un aumento en la oferta de trabajo. En Puerto Rico más del 60% de la población no tiene acceso a un trabajo. Desde que estalló la crisis económica se registra una pérdida de empleos sostenida en todos los sectores. Por ejemplo, observamos un descenso en la tasa de participación
laboral que en el 2016 fue de 40.2% y disminuyó un 2.6% en relación a los últimos 5 años. En el último año 2016 a 2017 se ve un repunte en la participación laboral, pero contradictoriamente el incremento en el número de empleos no ha sido significativo en ningún sector particular. Esta contradicción se explica si consideramos el aumento migratorio sostenido desde que estalló la crisis. Se proyecta que en el 2017 la emigración alcance los niveles de la década del 40’, que ha sido la más alta hasta ahora.
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La precarización de la vida y el trabajo En Puerto Rico se vive una intensificación de la explotación del capital sobre la fuerza de trabajo y los recursos naturales, en función de garantizar la acumulación de ganancias para las corporaciones que siempre se han lucrado de un modelo de “desarrollo económico” obsoleto. La composición de la clase trabajadora está directamente relacionada a este proceso, por los niveles de explotación, condiciones de trabajo y nivel de vida que impone el modelo neoliberal. La precariedad se ha convertido en la nueva realidad de la clase trabajadora y los sectores subalternos.
Las corporaciones de servicio y comercio generan la mayoría de los empleos bajo brutales condiciones de explotación. En estas áreas predomina el subempleo, el empleo por contrato, el part-time y el flexitime. A las trabajadoras se les exige el mismo rendimiento en menos tiempo de trabajo, cobrando el salario mínimo y con derechos marginales muy limitados. Aunque en teoría existe el derecho a sindicación, la ley es letra muerta ante la represión del patrono, haciendo muy difícil la organización. Estas pésimas condiciones de trabajo representan las formas más descarnadas de precarización de la fuerza de trabajo. La nueva ley de reforma laboral del gobierno de Ricardo Rosselló no hace más que empeorar esta situación, eliminando y reduciendo derechos.
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La precariedad bajo el capitalismo no solo tiene que ver con las relaciones económicas, también está directamente relacionada a la calidad de vida que empeora en la medida que el neoliberalismo despliega una ofensiva depredadora.”
Bajo estas condiciones la mayoría de las mujeres trabajadoras tienen dos empleos para poder satisfacer las necesidades básicas del hogar. Con el trabajo no remunerado en el hogar, lo que antes se conocía como doble jornada, en muchos casos equivale a una triple jornada. Con la contra-reforma laboral se ven doblemente golpeadas, se le quitan derechos reconocidos por la legislación laboral como parte de la clase trabajadora y a la misma vez se reducen los derechos alcanzados por las mujeres.
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Las trabajadoras y trabajadores del servicio público también están siendo aplastadas por la avalancha de la precariedad laboral. En los pasados años se implementó la congelación de convenios colectivos, la eliminación de derechos adquiridos, el empleo por contrato, las alianzas público privadas, entre otras. Según el Plan Fiscal el gobierno pretende seguir reduciendo los derechos y el salario en las corporaciones públicas hasta equipararlos a las del gobierno central. Además, anunciaron la eliminación de bonos de navidad, recortes en días por enfermedad y vacaciones, consolidación de agencias, reducción de jornada, despidos, alianzas público privadas, privatización, aumento en costo de servicios, etc. Por último, el ataque a los sistemas de retiro –la reducción en la aportación patronal y el aumento en los impuestos sobre ingresoempeora aún más las condiciones
de vida de las personas retiradas. Aumenta la carga económica sobre estas personas que con el ingreso del retiro no solo satisfacen sus necesidades, también ayudan a sus hijos, hijas y nietos que con un salario de miseria no les alcanza para los gastos básicos como gasolina, renta, agua, luz, compra y plan médico. Algunos
autores
marxistas
describen este proceso de intensificación de la explotación como acumulación por desposesión. Bajo este, el capital busca aumentar su tasa de ganancias abriendo a la inversión y la “libre competencia” áreas que históricamente han estado bajo propiedad social como los servicios de agua, luz, educación, salud, los recursos ecológicos, sistemas de retiro, etc. Los ejemplos más comunes son la privatización de servicios públicos y la reducción en el gasto del gobierno en servicios básicos. Estas medidas traen de la mano la precarización de la vida por medio de la eliminación de derechos laborares, el aumento del costo de vida, la inaccesibilidad a servicios básicos, entre otras. Pero la precariedad bajo el capitalismo no solo tiene que ver con las relaciones económicas, también está directamente relacionada a la calidad de vida que empeora en la medida que el neoliberalismo despliega una ofensiva depredadora sobre los recursos ecológicos. Se restringe el acceso a las playas para la construcción de hoteles y el disfrute privado, la industria de la construcción destruye las tierras fértiles, se contaminan las tierras y las aguas con la mega agricultura, pesticidas y abonos de Monsanto, etc. Así el modelo neoliberal de acumulación somete a la clase trabajadora y a los sectores subalternos a una vida miserable.
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Las izquierdas radicales nos encontramos fragmentadas y atomizadas. Si bien contamos con presencia en diferentes luchas, no hemos podido coordinarlas en un movimiento anti-neoliberal.”
Lucha de clases bajo nuevas condiciones En Puerto Rico aún no ha surgido un movimiento masivo de resistencia a la avalancha neoliberal. En gran medida se debe a que muchas personas todavía encuentran alternativas para sobrevivir la crisis, mientras el gobierno promueve soluciones individuales que fortalecen el sentido común neoliberal y destruyen los lazos de solidaridad.
privadas quedan fuera de la unidad apropiada y no tienen los mismos derechos y condiciones de empleo que los trabajadores sindicalizados.
La incapacidad de masificar la resistencia también está relacionada al estado organizativo del movimiento obrero y de las izquierdas radicales. Con la aprobación de la Junta de Control Fiscal, se observa un retorno de la narrativa nacionalista. En importantes sectores del independentismo resurgen las explicaciones jurídicas y visiones reduccionistas del escenario político y las fuerzas en disputa.
Pero cambiar la brújula mecánicamente a las comunidades ha mostrado no ser la solución. Las ONG como espacio de trabajo y de construcción de fuerza social de cambio presentan serias limitaciones. En la mayoría de los casos conciben el trabajo social más cercano a una visión filantrópica, se convierten en trampolín político de sus líderes o en correas de transmisión del PNP-PPD. Se benefician de la capacidad organizativa y de trabajo de muchas compañeras y compañeros, quienes se ven atraídos a estos esfuerzos por el trabajo directo y la solidaridad. Apelando a este principio ético-político, las ONG reproducen una de las formas de explotación más despiadadas bajo el neoliberalismo: el voluntariado.
Las izquierdas radicales nos encontramos fragmentadas y atomizadas. Si bien contamos con presencia en diferentes luchas, no hemos podido coordinarlas en un movimiento anti-neoliberal. Es evidente la falta de un proyecto organizativo de la izquierda que articule los intereses de la clase trabajadora y los sectores subalternos en un mismo movimiento.
Necesitamos que las fuerzas políticas anticapitalistas intervengan con fuerza en el tablero político nacional como un movimiento político de masas. Para lograrlo, y a la vez recalibrar la brújula en sentido estratégico, debemos preguntarnos qué sectores tienen potencial de articular un movimiento de resistencia antiausteridad y cuáles de estos pueden conformar la fuerza social para una ruptura anti-capitalista.
Los sindicatos más combativos en las áreas estratégicas están sumamente golpeados, disminuidos numéricamente y con poca capacidad de movilización. El retiro de militantes afecta directamente la estructura sindical, porque las personas que se integran no poseen la misma formación, experiencia organizativa, ni cultura de lucha. Esto sin contar que las nuevas trabajadoras que ingresan bajo las alianzas público
La jornada de protestas del 8 de marzo demostró el potencial incuestionable de las mujeres como sector de lucha y resistencia a las políticas de privatización. También, quedó sobre el tablero político el aporte del feminismo radical en la elaboración de una nueva narrativa anti-neoliberal, aportando no solo la fuerza numérica, sino también el posicionamiento decididamente anti-patriarcal y anti-capitalista.
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En las empresas del servicio y el comercio se concentra una fuerza laboral mayoritariamente de jóvenes entre 20 a 40 años. En este sector se encuentran muchas personas con educación universitaria, pero que tienen que aceptar empleos precarios en barras, restaurantes, mega tiendas y escuelas privadas. En estas condiciones hay muchas compañeras y compañeros que participamos de los últimos procesos de lucha en la UPR y el magisterio. La gran mayoría no contamos con organización sindical, lo que limita grandemente la capacidad de movilización desde los centros de trabajo. Pero la experiencia de organización y lucha brinda un potencial que puede ser articulado desde espacios de participación amplios y desde la lucha política.
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No podemos descartar a los empleados gubernamentales, a pesar de la reducción en número, estos continúan siendo centrales para cualquier proyecto de resistencia y cambio social en la colonia. Algunas de las corporaciones públicas mantienen el carácter estratégico por su función de garantizar las condiciones de producción y reproducción del capitalismo colonial. Además, los trabajadores de la AEE, la AAA, el Fondo del Seguro del Estado y el magisterio tienen una importancia estratégica por estar en el centro de la política de austeridad del gobierno. La participación de las retiradas y retirados en la resistencia es fundamental. Además de la defensa del derecho a un retiro digno para las generaciones futuras, también aportan la experiencia organizativa acumulada en el calor del combate. La interrogante es si tendremos la capacidad de articularnos en un movimiento de resistencia anti-austeridad que le ponga freno a las medidas más duras del programa neoliberal. Para construir este movimiento se tiene que contar con la juventud trabajadora que ha sido expulsada por el neoliberalismo de los centros de trabajo clásicos. También con el estudiantado universitario, que junto a los sindicatos más combativos del servicio público y las izquierdas radicales, mantienen una capacidad organizativa mínima para aportar a abrir escenarios de movilización. Pero un movimiento anti-austeridad y anti-neoliberal masivo debe construirse sobre los principios de la democracia participativa y el respeto a la diversidad de concepciones y métodos de lucha.
En ese sentido, si el liderato sindical quiere ganarse la confianza de la juventud radicalizada tiene que desistir de los estilos burocráticos y autoritarios y comenzar a darle autonomía a sus bases y abrir espacios organizativos donde se encuentren con otros sectores en lucha sin monopolizar la agenda. Las jornadas de lucha nacional del 1M demostraron el potencial de estos sectores de movilizar masivamente y golpear contundentemente si actúan de forma coordinada. Sobre todo dejó plasmado sobre el tablero político el potencial explosivo de la juventud trabajadora precarizada. A su paso por la Milla de Oro descargaron toda su indignación y rabia contra todo símbolo de explotación, opresión y enriquecimiento. Pero la respuesta del liderato sindical haciéndose eco de la condena del soberanismo y del independentismo conservador distanciándose de los eventos, aleja momentáneamente la posibilidad de actuar coordinadamente. Al apostar por sus espacios institucionales y abandonar a los sectores radicalizados a la cacería de brujas de la represión, se abrió aún más la brecha que nos separaba. Las izquierdas radicales no podemos seguir aferrándonos a narrativas y formas organizativas que responden a una estructura de clases que el desarrollo del capitalismo colonial va dejando atrás aceleradamente. Debemos comenzar a imaginar un proyecto organizativo que se articule desde estas nuevas realidades de la clase trabajadora y los sectores subalternos.
El trabajo no remunerado de las mujeres Emilia Quiõnes Otal
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P
or fin Llegas a tu casa de trabajar a las 6 o a las 7 de la noche, después de una jornada de 8, 9 o hasta 10 horas, la cafetera está sucia del desayuno, los nenes sin bañar, te mueres de hambre y piensas en pedir delivery pero no te dan los chavos, así que prendes la olla, ayudas a los nenes con las asignaciones, cocinas, sirves la comida, no te esperan para comer, cuando te sientas a comer ya todos han terminado, recoges los platos, los friegas, bañas a los nenes, los acuestas, te quieres sentar a ver televisión pero sabes que si lo haces vas a dormir solo 6 horas. Miras para abajo y te das cuenta de que no te has quitado la ropa del trabajo, te metes a bañar, sales y pones la alarma para las 5:30am. Tu compañero te espera ya en la cama, lleva allí una hora leyendo, no cocinó porque dice que no sabe y te dejó de paso el resto de las tareas. Por la mañana te critica y te dice que siempre te tardas mucho en salir, pero fuiste tú la que vistió a los nenes y la que preparó el desayuno, mientras él se vestía.
Esta es la realidad de la mayoría de las mujeres en Puerto Rico. Aquí no existen estadísticas sobre los ahorros que se lleva un hombre promedio teniendo una esclava en el hogar, pero podemos observar los datos de países cercanos como Estados Unidos, Colombia y México. En México se estima que el trabajo doméstico no remunerado tiene el valor del equivalente al 24% del PIB nacional y fue realizado en un 74% por mujeres. En 2010 se encontró que en Estados Unidos las mujeres dedican más de 25 horas semanales al trabajo del hogar y se estimó un valor de 26% del IPB. Las mujeres mexicanas dedican 6.2 horas al día a las tareas domésticas mientras los hombres dedican 1.9 horas. México es un país comparable con Puerto Rico por su religión, situación política y avance del feminismo, aunque los derechos de las mujeres en dicho país han retrocedido en los últimos 24 años. En general, todo este trabajo sin remunerar causa una pérdida a la economía del país y atrasa el desarrollo económico.
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El trabajo sin paga que realizan las mujeres es subestimado, pero se debe tomar en cuenta que incluye la limpieza, el cuidado de los niños y las niñas, la cocina, la compra y trabajos de administración de presupuesto, pago de deudas, etc.”
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) los hombres pasan menos de la mitad del tiempo que le dedican las mujeres realizando tareas domésticas, y sí pasan su tiempo realizando trabajo remunerado, practicando un deporte, viendo televisión o saliendo con amigos. El trabajo sin paga que realizan las mujeres es subestimado, pero se debe tomar en cuenta que incluye la limpieza, el cuidado de las niñas y los niños, la cocina, la compra y trabajos de administración de presupuesto, pago de deudas, etc. Por lo tanto, las mujeres son asistentes personales de toda la familia y a ello dedican en Puerto Rico las horas de trabajo que requiere un trabajo a tiempo parcial. Imagínese que usted está todo el día trabajando en la oficina y su compañero, que se sienta en el cubículo de al lado y gana lo mismo, llega del almuerzo y se tira para atrás a no hacer nada hasta la hora de salida, la mayoría de las
personas estarían molestas con ese trabajador. Pues esa es la situación que se da con el trabajo del hogar, mientras una persona dedica 25 horas semanales a un trabajo la otra le dedica menos de 5 y recibe la misma paga, nada. Uno de los problemas a los que se enfrentan las mujeres al tener que asumir todo el trabajo de la casa es que, al igual que una esclava es vista como un bien o un objeto, en lugar de ser vista como un ser humano, a las mujeres en los hogares puertorriqueños no se les da el respeto de un ser humano. No se espera por ella para comer, no se le agradece por su trabajo, se espera que lo haga sin quejas y que lo haga constantemente. Otro de los problemas que enfrentamos las mujeres es que no tenemos tiempo para dedicar a nuestras carreras fuera del hogar (seminarios, cursos, preparación de material, etc.) o a actividades de esparcimiento para nosotras como tener un pasatiempo, leer un libro, ir a la playa. Se espera que las actividades
de esparcimiento de una mujer estén centradas en sus hijas e hijos, lo que las convierte en otra tarea más. Muchas mujeres no tienen la capacidad de tener siquiera un trabajo a tiempo completo porque los horarios escolares no se lo permiten o tienen que recurrir a otro tipo de trabajo no remunerado que también recae en las mujeres, el cuido de niñas y niños en casa de la abuela. Un estudio en Estados Unidos demostró que del 42% de familias que pagaban por un cuido en 1997 esta cifra ha disminuido a 32% en 2011. Esta disminución se debe a un aumento en la cantidad de abuelas cuidando niños y niñas. Los centros de cuido han aumentado sus precios con la inflación, mientras los salarios han disminuido o se han quedado igual frente a un aumento en el costo de vida haciendo imposible el pago de un cuido para menores de 5 años o para niñas y niños mayores tras la hora de salida de la escuela.
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Se ha demostrado que las mujeres sienten alivio cuando sus madres se retiran porque así pueden dejar a sus pequeñas y pequeños con ellas, lo que revela la presión que puede sentir una mujer con la carga del hogar y el balance entre el trabajo remunerado y el no remunerado. Pero al mismo tiempo existe una queja de las abuelas que cuidan niños y es que ellas también se sienten presionadas por la madre o el padre de cumplir ciertos roles educativos y/o de desarrollo, por lo tanto, se ve de parte del padre y de la madre como un trabajo, pero no se paga. A este trabajo le debemos sumar el del cuidado de personas enfermas, ancianos, etc. que recae igualmente en las mujeres. En momentos en que la crisis económica afecta las condiciones de salud por falta de acceso a la medicina y disminuye la capacidad de las personas de pagar por los cuidados, también
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hay una disminución en las personas que pueden hacerse cargo de sus familiares pues deben mantener un trabajo que pague para poder subsistir. Este trabajo sin paga también limita o elimina la capacidad de las mujeres de participar de organizaciones comunitarias, actividades políticas, continuar sus estudios, entre otros. Por último, debemos hacer un análisis de clase. Las mujeres de clase alta tienen acceso a un sinnúmero de servicios que hacen mínimo su trabajo en el cuidado y atención del hogar: pueden pagar por la limpieza, tener la comida lista, se pueden permitir menos horas de trabajo remunerado, tienen cuido extendido en sus colegios, pueden pagar un cuido privado para los niños y las niñas más pequeñas e incluso pueden tener una persona cuidando a sus hijas en su propio hogar. En cuanto al cuidado de personas mayores o enfermas, igualmente las personas ricas pueden contratar los servicios de ama de llaves, enfermera, etc. Dichos servicios son casi en su totalidad inaccesibles a las mujeres de clase trabajadora quienes no pueden ni pensar en tener a otra persona limpiando en su hogar. En el Movimiento Socialista de Trabajadoras y Trabajadores (MST) proponemos una colectivización de los trabajos domésticos para que no tengan que recaer solo en las mujeres. Proponemos cocinas comunitarias, centros de cuido en el centro de trabajo subsidiados por el patrono, entre otras cosas, pero también, una división de las tareas en el hogar entre todas las partes sin que unos se recuesten del trabajo de las otras. También se ha demostrado que los padres que tienen tiempo de paternidad con paga dedican más tiempo al cuidado de los hijos y las hijas más adelante. Un padre que tiene 2 meses de paternidad crea un vínculo con sus niñas y niños que le hace estar más cerca una vez tiene que regresar a trabajar. Por lo tanto, ambos, el tiempo de maternidad y el tiempo de paternidad, deben aumentar para que las tareas comiencen a distribuirse de forma equitativa. Igualmente se deben crear programas que paguen por el trabajo realizado para que comience a cobrar el valor que no se le da, se puede ofrecer un sueldo a las abuelas que cuidan de sus nietas y nietos, y a las madres solteras que deben dedicar más tiempo aun a las tareas generales del hogar.
Ahora vienen por más La realidad de las personas jubiladas Maria Elena Lara Fontanez
C
on la aprobación de la Ley 3 y la Ley 160 en el 2013 el gobierno popular de Alejandro García Padilla pretendió que creyéramos que había “salvado” los sistemas de retiro de los empleados públicos participantes del Sistema de Retiro Central (SRC) y del Sistema de Retiro para Maestros (SRM). No se cansaba de repetir el entonces gobernador que sin esas “reformas“ no habría dinero para pagar las pensiones actuales y las futuras. Según los números que para ese año se brindaban, el SRM arrastraba un déficit anual de 322 millones y el del Retiro Central rondaba por los 700 millones. En realidad, lo que buscaba el gobierno popular con dichas leyes era desmantelar ambos sistemas de retiro basados en pensiones vitalicias con beneficios definidos para convertirlos en sistemas de cuentas individuales con pensiones miserables. Su proyección era ir disminuyendo las aportaciones gubernamentales a los sistemas hasta el año 2042 a partir del cual el gobierno ya no aportaría nada. Con la Ley 3 el gobierno pudo cumplir a cabalidad su objetivo. Le cambió el sistema a todos los empleados públicos que cotizan al Retiro Central obligándolos a aumentar su aportación mensual, alargando los años de servicio y reduciendo drásticamente la cantidad de dinero que recibirán en sus pensiones. Con la Ley 160 no tuvo la misma suerte. Sólo logró desmantelar el Sistema para las maestras y maestros nuevos que
comenzaron a trabajar a partir de agosto de 2014. La intervención del Tribunal Supremo declarando inconstitucional 12 artículos de la ley impidió que los maestros activos perdieran su derecho a jubilarse a los 30 años de servicio y 55 de edad, y a recibir una pensión vitalicia del 75% del salario. No obstante, perdieron totalmente los beneficios adicionales que brindaban las leyes especiales. Las maestras y maestros que se han venido jubilando desde 2014 no reciben bono de navidad ni aportación al plan médico. Tampoco reciben el bono de $100 anual para medicamentos ni el de verano. A los que ya estaban jubilados antes de la aprobación de la Ley 160 les redujeron a $200 el bono de navidad y les eliminaron el bono de $100 de verano. Desde el principio quedó al descubierto la mentira de la “salvación” de los sistemas de pensiones. El objetivo del plan del gobierno popular era abandonar a su suerte a los futuros pensionados aunque eso significase lanzarlos a la indigencia. Mientras, el dinero que se iba ahorrando se utilizaba para pagar la deuda con los bonistas. Ha pasado un poco más de tres años desde la implantación de esas nefastas leyes. Miles de jubilados de ambos sistemas subsisten con pensiones que no alcanzan para cubrir las necesidades básicas ante la imparable alza en el costo de la vida. Pero al gobierno de Puerto Rico y al de Estados Unidos parece no importarle y ahora, vienen por más.
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Ambos sistemas de pensiones están quebrados. Durante décadas han sido saqueados por el gobierno quien ha incumplido con las asignaciones de fondos que por ley le corresponde aportar utilizando el dinero de los pensionados para otros gastos.”
Con la imposición del Plan Fiscal, elaborado entre la Junta de Control Fiscal y el gobierno penepé de Ricardo Rosselló, se pretende arrebatar a las jubiladas y jubilados el 10% de su ya diezmada pensión para que, junto a otras medidas, el gobierno resuelva sus problemas económicos, comience a pagarle a los bonistas y pueda volver a coger prestado en los mercados financieros. Todos tenemos que “cooperar y sacrificarnos” nos dicen como si los efectos de los golpes que ya han sufrido los actuales y futuros pensionados no fueran suficientes.
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Por su parte, el gobernador Rosselló pretende hacer creer que va a lograr ahorros sustanciales reduciendo solamente las pensiones de los que reciben más de $2,000 mensuales. En el SRM la cantidad de jubilados que reciben pensiones mayores a los $2,000 es menos de 1/3 parte de la totalidad de pensionados. ¿Cómo va a generar economías de $200 millones sin tocar a los más “vulnerables”? Según datos recientes ofrecidos por el director ejecutivo, el SRM a partir del 2018 consumirá todos sus activos y le harán falta entre $400 y $500 millones adicionales para poder pagar las pensiones. Si el
gobierno no aporta ese dinero del Fondo General lo que debemos esperar es que prevalezca la enmienda incorporada por la Junta al plan presentado por el gobierno de reducir TODAS las pensiones en un 10%.
Ambos sistemas de pensiones están quebrados. Durante décadas han sido saqueados por el gobierno, quien ha incumplido con las asignaciones de fondos que por ley le corresponde aportar, a la vez que utiliza el dinero de los pensionados para otros gastos. Pero no solo el gobierno ha sido responsable del descalabro, las compañías financieras que se lucran de las inversiones que estos sistemas realizan en los mercados de valores tienen una gran cuota de responsabilidad. Recordemos lo sucedido en el 2008 con la emisión fraudulenta de $3,000 millones en bonos en el Retiro Central. A sabiendas de que no era el mejor momento para hacer la inversión, UBS Financial Services, Santander Securities y Samuel Ramírez & Company Inc. asesoraron a la administración del Retiro para que hiciera dicha emisión. No solo cobraron por asesorar mal, sino que también se lucraron vendiéndose a sí mismos, en claro conflicto de intereses, una alta porción de los bonos emitidos. ¿El resultado? Una deuda gigantesca de $128.5 millones anuales, de 30 a 50 años, para el Retiro Central. Los responsables de ese desastre siguen paseándose impunes como si con ellos no fuera.
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Las mismas compañías que contribuyeron a la quiebra de los sistemas de retiro y otras más son las que, a través de sus representantes en la Junta de Control Fiscal y el gobierno, pretenden adueñarse de una porción sustancial de las pensiones de los jubilados para asegurar sus jugosas ganancias.”
En el Sistema de Retiro para Maestros aunque no hay deudas con bonistas también se hacen inversiones financieras. Para el 2012 la Cartera de Inversiones perdió abruptamente $444 millones. Ante las denuncias y los reclamos nunca hubo una investigación de parte del gobierno para indagar sobre lo sucedido y adjudicar responsabilidades. Ahora, esas mismas compañías que contribuyeron a la quiebra de los sistemas de retiro, y otras más, son las que, a través de sus representantes en la Junta de Control Fiscal y el gobierno, pretenden adueñarse de una porción sustancial de las pensiones de las jubiladas para asegurar sus jugosas ganancias. Mientras, quieren empobrecer más a las jubiladas y jubilados, recortarle $450 millones a la Universidad de Puerto Rico, reducir la jornada laboral de los empleados públicos, eliminarles el bono de navidad, reducirle fondos al plan de salud del gobierno, seguir cerrando escuelas y establecer numerosos nuevos impuestos, a las compañías foráneas, a las megatiendas, a las compañías que
producen semillas genéticamente modificadas, a los mismos bonistas y a otras grandes empresas no se les imponen o aumentan los impuestos. Todo lo contrario, gozan de ayudas y exenciones contributivas por parte del gobierno. Todo esto que está ocurriendo en la isla es evidencia de que, para los capitalistas, una vez las personas envejecen, se jubilan y dejan de producirles riquezas se convierten en una carga para el sistema. Entonces destruyen y privatizan los sistemas de pensiones de beneficios definidos que tantas luchas costaron a los trabajadores del pasado. Se impone que en lo inmediato las trabajadoras y los trabajadores incrementen la lucha por defender su retiro como una conquista de la clase obrera. Y, además, que cobren conciencia de la importancia de luchar por una sociedad socialista en donde todas y todos disfrutemos de un Sistema de Retiro Universal que nos proteja y garantice una vejez digna.
Walmart destructor de empleos Hugo J. Delgado Martí
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agamos una lista: “Pitusa, Topeka, Comercial Ubiñas, La Gloria, La Reina, Supermercados Grande, Farmacias Moscoso, El Amal, González Padín, Thom McCahn, KbToys” Tranquilos que no estoy preparando un “Throw-back-Thursday”, ni una fiesta para rememorar la década de los ochentas. Si quieres leerlo al ritmo que lo hace Laura, la mutante hija de Wolverine, al recordar la lista de sus hermanos caídos no te culpo. Esta lisa contiene algunas de las cadenas, establecimientos desaparecidos, o venidos a menos, provenientes de una época de auge comercial en la isla que fue suplantada por la inundación de Walmarts, Kmarts, Wallgreens, CVS y otros. Que las hordas nacionalistas lo cojan con calma y no se emocionen. Tampoco pretendo idealizar al capitalista local (por qué de nacional ni un pelo) para luego rememorar un pasado de pequeños propietarios que nunca cuajó. Lo que si debe quedar claro es que esos negocios, establecimientos y cadenas representaban una distribución distinta de las riquezas a la que tenemos hoy y que cada
día nos empobrece más. La desaparición de los cascos urbanos, la reducción generalizada en el empleo, el incremento en el costo de la vida y hasta el aumento en los costos energéticos tienen sus raíces en la nueva manifestación del auge comercial en Puerto Rico. Las mega tiendas, que tanto se jactan de crear empleos en Puerto Rico, han sido cómplices de la crisis económica que vive el país y que se manifiesta por medio de la incapacidad del gobierno para pagar una deuda que sobrepasa los 70 mil millones de dólares. ¿Cómo es posible que Walmart, principal empleador privado del país sea responsable del desempleo en Puerto Rico? Para unos la respuesta es obvia, en la medida en que Walmart expande sus tentáculos y consolida la operación de lo que antes eran múltiples servicios en un solo establecimiento aumenta la eficiencia con que se prestan dichos servicios. Pero, al mismo tiempo saca del negocio a cientos, si no miles, de pequeños y enanos comerciantes que emplearían a su vez decenas de miles de trabajadores directos e indirectos.
Claro que Walmart puede ofrecernos precios más bajos prescindiendo de la pesada cadena de suplidores que requiere una red gigantesca de establecimientos por toda la isla, a la vez que estandariza procesos, inventarios y utiliza todo el desarrollo tecnológico a su favor. El problema es que parte de ese ahorro redunda en un empobrecimiento generalizado de la clase trabajadora al destruirse lo que en antaño eran empleos estables y dignos. Que nadie se llame a engaño, el aumento en eficiencia en la distribución de mercancías no va a parar al bolsillo del cliente, sino que este es un mero cálculo de mercadeo para atraer el consumo mientras que las eficiencias van dirigidas a garantizar la ganancia de la empresa matriz que opera en los Estados Unidos. Vamos a dejar la fanfarria y la teoría y metámonos en lo que dice la evidencia. Walmart inicia operaciones en Puerto Rico en el año 1992 con una tienda en Fajardo y un Sams Club en Bayamón. El crecimiento de las tiendas Walmart no se ha detenido desde entonces, diez años más tarde (2002) Walmart contaba con 12 tiendas
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del ingreso funcional, a la hora de hacer un análisis Walmart se las ingenia para de la explotación del sector comercial de la clase trabajadora. Pero algo si podemos concluir, el ingreso evadir contribuciones a pesar per-cápita a precios constantes de las trabajadoras que se jacta de generar 3,000 y trabajadores del comercio se ha reducido en los últimos 40 años. Utilizando el valor del dólar del millones de dólares en ventas año en curso estimamos que el salario per-cápita de anuales alegando que sólo mediados de la década del 70 rondaría hoy los 25 genera cerca de 50 millones mil dólares anuales en contraste con los 18 mil que reflejan los datos del Apéndice Económico de la Junta de dólares en ganancias.” de Planificación. La realidad concreta es mucho más triste, a $10.25 la hora (salario básico en la mentada en total y alegaba emplear 6,400 personas. En el megatienda) y con menos de 30 horas a la semana año 2003 culmina la compra de la cadena de tiendas una cajera promedio podría estar en los 16 mil anuales. Supermercados Amigo con 35 establecimientos en En conclusión, las megatiendas forman parte del toda la isla, aunque ya en el 2001 había abierto su enramado colonial de explotación y saqueo de las primer Supercenter en Cayey. Esta movida elevó la riquezas del lado del consumo, pero también por plantilla de empleados a cerca de 10,000 personas. Ya medio del desplazamiento del comerciante local y para el año 2009 contaba con 57 establecimientos y de la reducción generalizada de la clase trabajadora. alrededor de 14,000 empleos directos. En los últimos Ahora estamos viendo la fase contraria al proceso de años Walmart inició un proceso de reconfiguración expansión de estas compañías cuando se auguran de su oferta cerrando varios supermercados y cierres de algunas de las megatiendas que compiten abriendo nuevos Supercenter. Según un documento entre sí: Sears, Kmart, BestBuy, RadioShack y muchas sometido a la Corte Federal en el 2016 hoy en día otras han iniciado procesos de cierre y cesantías al estar cuentan con 55 establecimientos y 14,300 empleados. siendo desplazadas por el comercio cibernético. Este Es interesante que el auge mayor de Walmart ocurra proceso de canibalismo lo predijo ya José Villeneuve en plena crisis económica, tiempo en el que recibió en el 1996 en un artículo publicado en El Nuevo Día: incentivos económicos, créditos contributivos y trato “además de los pequeños y medianos comerciantes que preferencial sin generar los empleos prometidos pudieran desaparecer, llegara el momento en que una según informó el Centro de Periodismo Investigativo. de esas ‘megatiendas’ se desplome. Es imposible seguir En todo ese tramo histórico los empleos en el sector creciendo en un mercado donde ya casi no hay espacio.” de comercio al por mayor y al detal se redujeron en 33,000 empleos del 2006 al presente. Cabe mencionar que en el año 2010 se derogó la ley de cierre con el objetivo de crear nuevos empleos. Las informaciones encontradas en los comunicados emitidos a la prensa por la propia empresa dan a entender que esto nunca ocurrió: Walmart fue la primera y principal empresa en aprovechar la baja en salarios que representó eliminar la ley de cierre. Ahora sus supermercados operan las 24 horas del día, salvo unas horas los domingos, y sus empleados no reciben el beneficio del pago de hora extras, dobles y triples. Por último, Walmart se las ingenia para evadir contribuciones a pesar que se jacta de generar 3,000 millones de dólares en ventas anuales alegando que sólo genera cerca de 50 millones de dólares en ganancias netas. Eso nos lleva a desconfiar de las estadísticas macroeconómicas, en términos
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“Los Millenials, nacidos desde mediados de la década de
1980, sólo han conocido un mundo en que EE.UU. es la única potencia, con el estado benefactor desmantelándose.”
Choque generacional y lucha de clases Agustín Muñoz Ríos
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n años recientes, hemos escuchado hablar de las generaciones en conflicto, diferencias generacionales, o cómo algún asunto afecta desproporcionadamente a alguna generación. Muchas veces se trata de generalizaciones y simplificaciones. Trataremos de darle claridad al tema. Desde siempre ha existido tensión entre las generaciones que coexisten. En diversos momentos, aquellos de mayor edad se lamentan de la pérdida de valores entre los jóvenes, mientras que estos ven a sus mayores como anticuados. Se pueden encontrar ejemplos de este tipo de tensión en todas las épocas históricas.
BR 19 u otros la han tenido fácil, o han agotado los recursos de la sociedad, entre otras acusaciones. Se habla de estas generaciones como de grupos claramente diferenciados, con intereses, perspectivas y acciones con repercusiones en todos los niveles.
tasa de nacimientos (el llamado “Baby Boom”) y apareció un gran mercado para productos familiares e infantiles. En años subsiguientes se seguiría hablando de los babyboomers según entraban a la adolescencia, a la edad adulta, o a la vejez. Sin embargo, aparte del fenómeno demográfico señalado, ¿Choque generacional? es imposible identificar límites claros entre una generación y Esta visión es una simplificación otra de un modo que resulte en de múltiples dinámicas. distinciones tajantes. Evidentemente, las experiencias compartidas por un grupo le dan Además, no existe un referente cohesión y posturas similares. teórico que explique el fenómeno Pero esas experiencias no solo en toda su complejidad. Hay dos responden a la edad: hay otros aproximaciones más o menos factores como la clase social, la útiles. En 1923, Karl Mannheim nacionalidad, el género o el nivel planteó cómo en ocasiones eventos de escolaridad. históricos marcan a los jóvenes y
La idea de las generaciones En los tiempos de crisis actual, se ha generalizado el adjudicar como grupos discretos es un culpas a diferentes generaciones. invento de mercadeo. Luego de la Se escucha hablar de cómo unos 2da Guerra Mundial, las estadísticas identificaban un aumento en la
esto informa sus perspectivas posteriores. Estas perspectivas comunes, sin embargo, varían de acuerdo a la clase social, la cultura, etcétera.
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La idea de las generaciones como grupos discretos es un invento de mercadeo. No existe un referente teórico que explique el fenómeno en toda su complejidad.”
La otra teoría es la desarrollada por Neil Howe y William Strauss en 1991. Sin embargo, se trata de “sociología popular” que pretende explicar fenómenos sociales con fórmulas simples y altisonantes, sin ser un trabajo académico. Desde su perspectiva, todas las generaciones que han existido se agruparían en cuatro arquetipos que se repiten cíclicamente, de acuerdo a la etapa de la vida en la que se encuentran sus miembros en cada punto del ciclo. Aunque sus arquetipos pudieran explicar algunos elementos de las generaciones más recientes, su extrapolación a un ciclo histórico parece dudosa. Además, las características generacionales que plantean no dan cuenta de otras que responden a elementos de clases, étnicos y demás.
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Las generaciones existentes Con esto en mente, podemos identificar cuatro generaciones coexistiendo en la actualidad. En primer lugar está la llamada generación Silente, que conoció el mundo antes de la 2da Guerra Mundial, aunque era muy joven para pelear en ella, vio el comienzo de la Guerra Fría y el estado benefactor. Muchos pelearon en la Guerra de Korea.
A estos les sigue la generación Babyboomer, que ya hemos mencionado. Nacida luego de la Guerra, hasta comienzos de la década de 1960, creció en la bonanza económica de la posguerra, la primera con televisores, autos y electrodomésticos en cada casa. Una particularidad de este grupo es su gran número: hoy se le menciona en discusiones sobre pensiones, pues según van entrando a la vejez se considera que son “demasiados”. Ésta es la generación de los hippies, la oposición a la Guerra de Vietnam y la radicalización de la juventud.
Las generaciones como herramienta de análisis Como dijéramos más arriba, estos modelos generacionales no dan cuenta de todos los fenómenos sociales e históricos. Sin embargo, tomados cuidadosamente y considerándolos junto a otros elementos que hemos mencionado, pueden ayudar a arrojar alguna luz. Si consideramos el desarrollo de las clases sociales en Puerto Rico, podemos identificar en la generación Silente a los trabajadores de las industrias traídas al país durante la década de 1950 que vivieron la disolución de las grandes centrales sindicales y a los protagonistas de la Gran Migración. En la pequeña burguesía, vemos un aumento del estrato de los intelectuales tras el surgimiento del Instituto de Cultura y el crecimiento de la UPR. La burguesía local, con las transformaciones del período, queda convertida en socio menor de la norteamericana.
Luego viene la llamada Generación X: aquellas personas nacidas entre comienzos de la década de 1960 y comienzos de la de 1980. Esta creció durante el período de cuestionamiento a las instituciones de la generación anterior. Se les trató como jóvenes cínicos, cuya crianza fue dejada al televisor. Es la generación MTV, que en su infancia y juventud vio la caída del Bloque Soviético y el fin de la Guerra Fría y el comienzo En la generación Babyboomer, del neoliberalismo. Finalmente, es hay una transición de los la última generación que recibió trabajadores a las 936 y el gobierno, entrenamiento para un mundo preque comienzan a plantear un digital. nuevo sindicalismo en los 1970. Le sigue la generación de los Los sectores pequeñoburgueses e Millenials. Se trata de los nacidos intelectuales, producto de la UPR masificada, que no caben en las desde mediados de la década de diversas profesiones son absorbidos 1980. Este grupo solo ha conocido en el gobierno y algunos se un mundo en que EE.UU. es la única convierten en accionistas menores potencia, con el estado benefactor de empresas. La burguesía continúa desmantelándose y sumergido en como socia de la norteamericana y la tecnología. Les ha tocado crecer recibe el influjo del exilio cubano, para convertirse en adultos en la que marcará sus lineamientos crisis actual. políticos, sociales y culturales.
Con la Generación X vemos a una clase trabajadora cesanteada de las 936 y el gobierno, terminando en el servicio o “reinventándose”. De entre sus estratos más bajos se desarrolla el sector que se vuelve completamente dependiente de las ayudas gubernamentales o del narcotráfico. A la pequeña burguesía le caracteriza una precarización creciente, y se ve la llamada “fuga de cerebros”. La burguesía de esta generación se vuelve privatizadora y empieza a enfocarse en el mercado de bonos de gobierno.
absorber una parte de la clase obrera organizada. Ese sector, babyboomer y pequeñoburgués, es uno de los tipos de melón. En su militancia de juventud vivió grandes persecuciones, en su mayoría bajo el gobierno de Romero Barceló y el Partido Nuevo Progresista. Este sector vive aterrado de regresar a esa realidad y apoya al PPD para derrotar al PNP electoralmente. Por otro lado, luego de su acercamiento a la clase obrera, la pequeña burguesía decidió que no avanzaría por esa vía; abandonó el socialismo en la década de 1980 y desde entonces se esfuerza por aliarse al Entre los Millenials vemos sector “soberanista” del PPD que, trabajadores de servicio y desde su perspectiva, podría apoyar los comienzos de una nueva un proceso de descolonización. Gran Migración. Aquel sector dependiente de ayudas se El melón de la Generación X encuentra encerrado en un ciclo es más pragmático. Es también de pobreza, convirtiéndose en los un sector pequeñoburgués, que “cuponeros” demonizados en los no tiene la experiencia de llevar medios. La pequeña burguesía es la la fachada socialista, que expresa protagonista de la primera oleada las tendencias individualistas de la de aburguesamiento de los centros clase. Entre estos no existe el temor urbanos y la burguesía hereda la al PNP y su apoyo al PPD es incluso especulación en bonos y la política menos vocal; lo común es verles privatizadora. asumiendo puestos de confianza Ejemplo: el melonismo Podemos poner un ejemplo de cómo se interrelacionan la generación, la nacionalidad y la clase en un fenómeno poco estudiado de la política puertorriqueña: el melonismo. Con este término se describe a aquellos sectores independentistas que apoyan al Partido Popular Democrático, que defiende el status colonial. Existen dos tipos de melón, que se pueden definir por su posicionamiento de clase y su generación. El independentismo siempre ha sido pequeñoburgués, aunque en las décadas de 1960 y 1970 asumió el socialismo y logró
en los gobiernos de ese partido. Generalmente se ven a sí mismos como “cambiando el sistema desde adentro”, que no pasa de ser una excusa, dada su complicidad con las políticas neoliberales. Parecen mantenerles en sus puestos los jugosos salarios que devengan. A modo de conclusión Las diferencias en la crianza y lo que le ha tocado vivir a cada cual producen diversas perspectivas sobre los problemas de la sociedad. Es entendible que existan tensiones entre una generación y otra, lo que a veces es un límite a la solidaridad: si el otro no tuvo la experiencia que nos lleva a asumir una postura, no puede entenderla cabalmente. Pero cabe preguntarse: ¿quién es el enemigo? Aún con las diferencias generacionales, la clase trabajadora se enfrenta continuamente a un capitalismo salvaje. Lo que necesita es franquear los escollos entre generaciones y aprender de las experiencias de cada cual, de manera que puedan enfrentar los retos del presente unidas.
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De fugas, válvulas y aviones Emigración masiva y lucha de clases Fransisco Fortuño Bernier
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n términos políticos, la migración puertorriqueña hacia los Estados Unidos es un misterio. Dos teorías compiten por explicar “lo que en realidad está pasando”. De un lado, se nos narra un cuento bastante familiar sobre “la fuga de cerebros”. De otro, reiteramos concepciones basadas en la teoría de la “válvula de escape”. Dadas las estadísticas más recientes, la primera teoría es poco convincente, aunque guarde un poco de verdad. Desmentir la segunda, sin embargo, requiere reconsiderar algunos presupuestos políticos–mejor dicho, lugares comunes–del discurso de izquierdas en Puerto Rico. La magnitud de la emigración, desde los inicios de la depresión en 2006, que sólo tiene como precedente el “éxodo” de mediados de siglo pasado, impone una necesaria reconsideración teórica de la importancia política de este fenómeno.
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El intento de describir la emigración como una fuga de “cerebros”, profesionales y expertos es común entre los “analistas” de nuestra realidad. En la radio, televisión y redes sociales se nos narra una historia que privilegia la experiencia de quienes nos debe “doler” su partida: ¿no se nos parte el corazón ante la odisea a la que se ven sometidos médicos e ingenieros, que ya no pueden llenar sus piscinas? ¿Sustentan las estadísticas esta visión de la emigración contemporánea como epopeya de las clases meritorias y educadísimas? Solo si se las estira como chicle: en el último Perfil del Migrante del Instituto de Estadísticas se indica que, entre los emigrantes en 2015, 53% poseía algún tipo de estudios post-secundarios, un alza de 6% respecto al año anterior. Parecería un cambio significativo, sin embargo, comparado con los niveles de preparación académica en general no resulta tan impactante: en Puerto Rico, de acuerdo con el American Community Survey de 2015, 47.63% de la población tiene dicho nivel. Por lo tanto, aunque la proporción, en el último año al menos, de personas con algunos estudios luego de la secundaria es mayor, tampoco representa una razón tan desproporcionada como para justificar que la fuga “de cerebros” sea la narrativa dominante.
Más aún, cuando se observa la distribución por profesión, queda fuera de toda duda que los médicos ocupan un espacio desproporcional de nuestra atención. Ciertamente, en 2015 los emigrados tuvieron una mediana de ingreso algo mayor que la de la población general. Sin embargo, el propio Instituto estima que la distribución por oficio de quienes se fueron se inclina hacia las de clase trabajadora. Como dato alarmante, entre 1,800 y 4,500 maestros emigraron; muchos más que los entre 615 y 2,345 médicos que se estima salieron. Los márgenes de error de estos datos son altos, así que es importante mirar las proporciones y no las cantidades totales. De esta forma, es posible indicar que los sectores de clase trabajadora deberían de tener un lugar más central en las voces del emigrado: entre trabajadores de ventas y preparación de alimentos nada más, al menos 6,445 personas emigraron; y esos dos renglones todavía quedan fuera del grupo con mayores emigrados: empleados de oficina.
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Por concebir la lucha de clases como un enfrentamiento entre las formas organizativas de las “clases en pugna”, es que se pierde de vista la naturaleza política de la emigración.
Si bien los datos son convincentes y debilitan fuertemente la narrativa usual de la fuga de expertos, cuyo lugar desproporcional en la atención pública solo puede ser adjudicado a las distorsiones ideológicas clasemedieras, no necesariamente desmienten la teoría de la “válvula de escape”. Esta es un distintivo de la forma en que la izquierda habla de, y critica, la emigración. Así, suponemos la sociedad como una inmensa olla de presión: si no fuera por la emigración, capaz de aliviar un poco la cosa, el país herviría hasta estallar. De esta forma contribuimos a explicar la no-resistencia: el pueblo parece no levantarse porque se decide por la “solución individualista”, en vez de tomar el camino de la lucha social. Lejos de ser una descripción correcta de la realidad, esta teoría parte de una premisa errónea: una concepción limitada de las luchas de clases. Para empezar, ninguna sociedad es un sistema cerrado, menos aun la puertorriqueña, cuyo vínculo con la economía estadounidense es indiscutiblemente íntimo. Segundo, las explicaciones de por qué no se da “el estallido” fallan pues, más que observaciones sociológicas, sirven como muletilla pseudocientífica. A la emigración podemos añadir los cupones, por ejemplo, en la larga lista de razones por las que no se ha dado la revolución. Desafortunadamente, con estas “explicaciones”, demasiadas veces, se busca escapar de la introspección y la autocrítica ante los equívocos
y derrotas tanto de la izquierda decisión tomada por una masa de como del movimiento obrero. esa magnitud como un proceso individualista? Solo desde una Ahora, precisamente por óptica nacionalista, que privilegia concebir la lucha de clases como el territorio nacional por encima un enfrentamiento entre las formas de las lógicas observables del organizativas de las “clases en conflicto entre capital y trabajo, pugna”, es que se pierde de vista la es posible adjudicar lo que naturaleza política de la emigración. no deja de ser un juicio moral. Si nos limitamos a ver la lucha de clases como el conflicto entre el “Votar con los pies”, se dice Estado y el movimiento obrero que lo llamó Vladimir Ilich Lenin: (limitado, a su vez, al sector público), cuando en una sociedad con un perdemos de vista que las luchas 45.5% de la población viviendo de clases no se pueden reducir a bajo el nivel de pobreza, 89 mil los choques entre organizaciones personas deciden largarse a vivir supuestamente “representativas”. en un lugar donde encontrarán un Las clases sociales no se enfrentan 40% de pobreza, no vemos gente escogiendo campeones, como que abandonó el barco, ni grillos en la lidia de la justa medieval. que brincaron de la olla. Vemos a una clase trabajadora intentando Si bien los trabajadores reducir la explotación que sufre puertorriqueños no se han por el medio que tienen: el avión. levantado en armas, la realidad Vemos a una clase obrera que no es que, desde el principio de ha abandonado la lucha, sino que la depresión, han hecho algo la ha desplazado hacia un terreno más simple pero no por ello que ni los “pundits” de derechas ni menos político: levantarse e irse. los “estrategas” de izquierdas han podido discernir entre el denso Si Florida y Texas recibieron humo de las ruinas nacionales. 31,646 boricuas en 2015, no fue porque tomaran una decisión individualista: ¿cómo exactamente cualificamos una
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Colaboraciónes Artísticas Portada Lillinette Faviella Ilustraciones Sebastian Ríos Viruet páginas 2 a la 8
Bárbara Díaz Tapia página 9
Pedro Lugo Vazquez páginas 10 y 22
Jean Carlos Jimenez página 17
Emanuel Calandrino página 18
Lizbet Mabel Soto Torres páginas 19 a la 21
¡Libertad para
Nina ahora! ¡Expresa tu solidaridad! Escríbele a Nina a la siguiente dirección:
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