Año 9 | # 44 | Mayo 2015
Bandera
Socialista
Organo de prensa del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Sección mexicana de la Cuarta Internacional www.prt.org.mx
7 de junio: ¡NO HAY DEMOCRACIA CON DESAPARECIDOS!
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Bandera Socialista #44 Mayo 2015
Editorial 7 de junio: Las elecciones y la crisis nacional Como todos los procesos electorales, la jornada de votaciones del próximo 7 de junio debe de ponerse en contexto: No sólo a raíz del 26 de septiembre, sino desde semanas antes, el régimen político había venido entrando en una crisis interna cada vez más fuerte, haciendo avanzar y consumando las reformas estructurales que van llevando al país a una situación social, política y jurídica peor que la que existía antes de la revolución de 1910. La vorágine de violencia, la otrora llamada guerra contra el narco que no es más que un proceso de militarización generalizada no sólo no ha frenado, sino que (con el silencio cómplice de los medios) se extiende y acelera los casos de desapariciones, asesinatos sumarios (por parte de fuerzas del estado y del narco), levantones, enfrentamientos a cualquier hora del día, feminicidios. Si sumamos la cada vez más preocupante catástrofe ambiental, que tiene en los megaproyectos mineros, carreteros, eólicos, despojo de agua en todo el país; tendremos sólo algunos de los elementos más dramáticos de la gravedad de la crisis social por la que atraviesa el país. Por no hablar del pobre desarrollo de la economía, la devaluación galopante y la represión política creciente, como lo muestra el caso del ataque a las y los dignos trabajadores del campo en San Quintín, Baja California.
que buscan desestabilizar’… En cualquier caso, la constante búsqueda de otros culpables, no hace sino encubrir la verdad: la crisis de seguridad, ambiental, el despojo, las agresiones a los trabajadores, la violencia contra las mujeres, las desapariciones; no son sino consecuencia de la política anti obrera y anti popular que desde hace décadas los gobiernos, en todos sus niveles y de todos los partidos hegemónicos, han implementado. Políticas que han destruido hasta un punto tan trágico los tejidos sociales y solidarios en el país que tienden a tratar de naturalizar el desempleo, la pobreza, el despojo y la violencia a la que nunca nos podremos acostumbrar. Sin embargo, la inhumana represión contra los combativos normalistas de Guerrero en septiembre pasado y sobretodo el inédito y masivo movimiento que exige la presentación con vida de los 43 estudiantes desaparecidos y el castigo a los asesinos; abrió también una grieta en el poder que no se ha podido cerrar. Cuando el movimiento apuntó que Fue el Estado y más puntualmente el ejército, abrió una crisis dentro del régimen a inédita en la historia reciente del país. Los pilares del poder se sacudieron (que no caído) a tal punto que incluso la prensa imperialista pone en duda la pertinencia del gobierno de Peña. A pesar del desgaste natural del movimiento (que no implica su final) y de lo lento que han pasado ya ocho meses de la represión, la crisis del gobierno no cierra. Por más que Peña lo declare, Ayotzinapa no es caso cerrado, no se le dará la vuelta a la hoja hasta que se tenga justicia.
Visto en conjunto, éste cúmulo de agravios pone sobre la mesa una primera condición para contextualizar las próximas votaciones: En amplias zonas del país, no existe un marco de estabilidad política y social mínima como para que se puedan desarrollar elecciones libres, justas y Y es justo en este marco, por el contexto referido, por el momento en transparentes. que sucede y por quienes compiten, ¿Quiénes son los responsables de ésta que las elecciones intermedias desestabilización? Constantemente, en puerta son antes que cualquier desde el Estado se quiere hacer otra cosa, la mejor herramienta notar que siempre para toda crisis para tratar de restabilizar el caos o conflicto son agentes externos en que está sumido México. Esta los causantes: ya sea el crimen es la razón principal por la cual organizado, un grupo de ‘infiltrados’ no sólo el gobierno, funcionarios o ‘agitadores profesionales’, un par y representantes empresariales se de funcionarios corruptos, ‘intereses han lanzado en una campaña de
promoción abstracta del voto. Al final, dentro de cierto margen, no les importan los resultados siempre y cuando la gente acuda a la urna. De más está mencionar que a pesar de que el proceso electoral en curso busca calmar las aguas políticas no se puede tapar el sol con un dedo, la crisis política y social que subyace en el país no puede cerrarse ni con una idealizada jornada cívica. Y es por esto, aunado a la ausencia de una alternativa sólida en lo programático como en su dinámica social; que con toda claridad decimos: Este 7 de junio no vamos a sus urnas. Nos negamos a participar de su juego. Respaldamos invariablemente todas las acciones que en distintas expresiones, el movimiento social en el país está realizando para hacer constar el rechazo al proceso electoral, sea desde el retiro de propaganda electoral como acciones de boicot tales como el impedimento de la instalación de casillas u otras. Y sin embargo, defendemos irreductiblemente todas y cada una de las libertades políticas básicas; máxime cuando los promotores del voto son hoy quienes restringen el ejercicio de los más mínimos derechos políticos y civiles. Es decir que, si bien los debates en torno a las elecciones y en particular sobre el rechazo al proceso, existen quienes “por principio” siempre y en todo momento se oponen a cualquier elección. El problema, consideramos, es más complejo. Pues al tiempo que el proceso electoral mexicano tiende a ser un freno para que los movimientos sociales avancen y se recuperen derechos arrebatados, en otros países (y no sin dificultades), son también espacios de esperanza que concluyen a la vez que abren importantes procesos de politización y organización social desde las bases y los movimientos. Por desgracia, México no es Grecia, el Estado Español o Venezuela; y cualquier paralelismo entre los procesos actuales y las alternativas electorales que levantan la cabeza en otras latitudes con, por ejemplo MORENA no pueden ser sino burdas comparaciones.
Nuestro llamado al repudio al proceso electoral, más que una fórmula de votación o anulación, pasa más por levantar y fortalecer campañas, como las que ya están en curso, que denuncien la caricatura de democracia por la que atravesamos e impulsen la organización popular y el establecimiento de puentes entre las muchas luchas y movimientos de todo tipo que, y a pesar de todo, luchan y resisten. Rechazamos también que en los debates se parta de descalificaciones y chantajes. Es falso que quienes no nos sumamos a estas campañas, quienes denunciemos la ilegitimidad del proceso electoral le “hagamos el juego al PRI”; cuando viejos cuadros priístas se presentan hoy por todos los partidos; y en puntos esenciales no hay diferencia entre quienes se presentan. Por el contrario, el espectro electoral hace palpable la ausencia de alternativas políticas en las elecciones. Debatir ampliamente caminos y salidas, alternativas políticas al tiempo que se defienden derechos políticos elementales es hoy tan importante como denunciar el proceso electoral y el intento de “normalizar” una crisis que se acelera. La construcción de una herramienta política de clase para afrontar el porvenir es urgente, y hoy por hoy, el embrión de ésta herramienta es la OPT.
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Bandera Socialista Director: Andrés Lund Bandera Socialista, es el órgano del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Los artículos firmados no representan necesariamente el punto de vista de la organización. Correo: prt.banera.socialista@gmail.com Facebook: facebook.com/banderasocialista Tweeter: @banderaprt Web: www.prt.org.mx
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Un argumeno para no asistir a las urnas este 7 de junio Andrés Lund Medina Supongamos que este 7 de junio le hacen caso a las órdenes del INE y sacan su credencial, se forman en la fila frente a su casilla y votan. ¿México va a cambiar? ¿El gobierno de Peña Nieto va a abandonar su forma de gobernar con terrorismo de Estado? ¿En verdad ya no habrá más Ayotzinapa, antes Tlatlaya, después Apatzingán, ahora San Quintín? ¿Después de estas elecciones ya no habrá matanzas y desapariciones forzadas? ¿Las contrareformas neoliberales que eliminaron derechos laborales y pusieron a la venta todas las riquezas públicas de la nación se detendrán? ¿Se terminará con la miseria material, ecológica y espiritual de la inmensa mayoría de mexicanos? ¿México dejará de tener los primeros lugares en sobreexplotación, desempleo y exclusión? ¿Se detendrán los megaproyectos que devastan los sistemas ecológicos para saquear nuestras riquezas naturales? ¿Habrá más empleos? -No, nada de eso va a ocurrir. Este 7 de junio tendremos elecciones federales y locales de 500 diputados federales y 640 diputados locales, de 9 gubernaturas, de 993 alcaldías y 16 delegados políticos en el DF. No podemos decir que habrá una renovación política del país ni de sus políticos y políticas porque la gran mayoría de los candidatos llevan años saltando de un puesto a otro y, a veces, de un partido a otro (por lo regular del PRI al PAN, al PRD, a MORENA o a cualquier otro). -Ante este panorama, ¿debemos o no participar en estas elecciones y votar por alguna de las opciones políticas que nos ofrecen? -Creemos que este 7 de junio el pueblo y los trabajadores mexicanos no debemos participar en estas elecciones y ni siquiera debemos asistir a las urnas a votar. Tenemos varias razones para sostener esta opinión. En primer lugar, porque este proceso electoral sólo está sirviendo para que el régimen político mexicano en crisis recupere una legitimidad política muy dañada. En segundo lugar, porque estas elecciones sólo están desviando la atención de la gente a una propaganda política cada vez más demagógica y vacía de contenidos, velando las verdaderas e importantes cuestiones sociales y políticas del país. En tercer lugar, porque en estas elecciones no hay ningún partido que represente y defienda políticamente al pueblo y a los trabajadores. En cuarto lugar, porque estas elecciones
políticas no son tan decisivas e importantes como pueden serlo, en ocasiones, las presidenciales. A continuación trataremos de apuntalar las razones ofrecidas. A través de múltiples y reiterados espots televisivos, el “honorable” INE nos ordena votar. Si alguien duda de ir a votar, lo regañan y lo señalan como irresponsable. Por otro lado, la propaganda vacía de ideas, sentimentaloide y falaz de los partidos políticos institucionales nos convoca a votar por ellos. Demagógicamente, nos pintan un México mejor. Se nos dice que debemos cumplir con nuestras obligaciones ciudadanas y asistir a las urnas este próximo 7 de junio. -Entonces, ¿debemos cumplir como ciudadanos y votar este 7 de junio? -Sostenemos que no. En primer lugar, porque las elecciones próximas sólo servirán para restituir algo de la dañada legitimidad del régimen y del gobierno del PRI. Como sabemos, este proceso electoral ocurre cuando los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa siguen desaparecidos y cuando se ha probado la participación de la policía local, federal y del ejército. Además, miles de mexicanos indignados protestaron en todo el país, demandado que aparezcan, se castigue a los culpables, llegando incluso a plantear la caída del gobierno de Peña Nieto. Creemos que estas movilizaciones abrieron una crisis de legitimidad del gobierno del PRI y de Peña Nieto. Ir a votar, en este contexto, aunque sea en contra del PRI, es restituir la legitimidad del régimen, de los partidos políticos y, en consecuencia, del gobierno. Es preferible para el gobierno y los partidos políticos institucionales encauzar el enorme descontento popular en las urnas a que sigan las protestas masiva y nacionalmente en las plazas públicas del país. Como es notorio, al gobierno y a los partidos políticos ya se les olvidó lo ocurrido en Ayotzinapa pues a ellos sólo les interesan las campañas electorales (=dinero) y las elecciones (=puestos políticos). Por supuesto, no quieren hablar de Ayotzinapa: un crimen de lesa humanidad en la cual el Estado carga una ineludible responsabilidad, porque el delito de la desaparición forzada implica la participación activa o pasiva de oficiales estatales, y esto está totalmente comprobado y difundido en distintos medios nacionales e internacionales. En segundo lugar, creemos que se debe rechazar este proceso electoral porque
estas elecciones sólo están desviando la atención de la gente a una propaganda política cada vez más demagógica y vacía de contenidos, velando u ocultando las verdaderas e importantes cuestiones sociales y políticas del país. -¿Qué cosas no se dicen en la propaganda de los partidos? ¿Qué compromisos eluden? ¿Cuál es la cuestión social en México? -Ningún partido, ni los supuestos partidos de izquierda, está comprometido con terminar con la explotación de los trabajadores, la opresión de las mujeres o la devastación ecológica. Ningún partido institucional es anticapitalista ni consecuentemente antimperialista. Ningún partido institucional habla de que la mayoría de la población, más del 80%, vive en la pobreza, y que ello es indignante. Los partidos institucionales prometen generar empleo, pero abriendo la inversión al capital extranjero, que sólo genera más explotación, desigualdad y saqueo de nuestras riquezas. Ninguno se propone recuperar los derechos laborales perdidos, frenar los megaproyectos, detener el ecocidio o terminar con los feminicidios. Nadie dice que las mejores medidas para terminar con la delincuencia y su violencia son empleos dignos para todos así como educación pública y gratuita para todos los niños, los jóvenes y los que quieran seguir estudiando. Ningún partido político institucional se propone terminar con la miseria, la explotación y todo tipo de opresión; recuperar la Soberanía nacional y defender nuestros recursos naturales para el desarrollo social del país; erradicar la cultura patriarcal, dar fin a la violencia contra las mujeres y promover una efectiva equidad de género. Ningún partido político institucional está realmente comprometido con promover la igualdad y la justicia social, frenar el ecocidio y rescatar el campo, porque todos ellos han asimilado la lógica neoliberal que habla de una necesaria inversión de capitales para el desarrollo económico (de unos cuantos). Estas son algunas cuestiones sociales verdaderamente importantes, de las que los partidos políticos no hablan ni discuten en estas elecciones. -¿Y cuál es la cuestión política de la que tampoco se habla en este proceso electoral? -El principal problema político del país, que ningún partido institucional menciona, es la descomposición del propio Estado mexicano. Un Estado que ya no atiende a sus obligaciones constitucionales (que incluso ha asesinado a la Constitución de 1917), que no defiende la independencia y soberanía
de México, que es incapaz de controlar la violencia que recorre a la nación porque la utiliza para reforzar el control social y la represión. Un Estado político descompuesto que ha desmantelado al Estado social y ha dejado que se colapse al Estado de Derecho. Un Estado en manos de políticos profesionales que sólo sirven a los empresarios y que se dedican a privatizar todo lo público para hacer negocios (privatizando guarderías infantiles aunque no tengan mínimas condiciones de seguridad y luego se incendien con los niños adentro). Un Estado corrupto, en donde es difícil distinguir al delincuente del funcionario público. Un Estado en donde los políticos hacen negocios con el narco. Un narco-Estado incapaz de generar apoyos populares y por ello se dedica a organizar nuevos fraudes electorales y a sofocar cada vez más violentamente las protestas sociales. Un Estado que está naturalizando el terrorismo de Estado como método para gobernar. Por eso Ayotzinapa, Tlatlaya, Apatzingán y la brutal represión a los jornaleros de San Quintín. De esto no hablan los partidos políticos institucionales que participan en estas próximas elecciones ya que todos ellos han sido cómplices, por comisión o por omisión, de que los mexicanos padezcamos un Estado enajenado, violento y contrapuesto a la sociedad. En tercer lugar, creemos que el pueblo trabajador no debe ir a las urnas porque en estas elecciones no hay ningún partido que represente y defienda políticamente al pueblo y a los trabajadores. Al fondo, a la derecha, tenemos al PRI y al PAN. El PRI hace tiempo abandonó su “nacionalismo revolucionario” cardenista y se volvió neoliberal, abiertamente pro-empresarial y subordinado al imperialismo, pero sin dejar de lado sus formas autoritarias de gobernar. El PAN nació contra las medidas nacionalistas y populares del cardenismo y luego fue asaltado por los empresarios del norte del país y la ultraderecha para hacerlo neoliberal y corrupto. En el otro extremo, a la izquierda, encontramos un enorme vacío. El PRD quiso correrse tanto al centro que se pasó a la derecha y se volvió un partido funcional para el sistema, capaz de pactos políticos y electorales con el PAN o con el propio PRI. El resto de partidos son satélites que giran alrededor de estos tres partidos. MORENA es el nuevo partido de López Obrador pero también quiere ocupar el centro (su destino es volverse otro PRD) y por eso pretende reconciliar los intereses antagónicos de los empresarios y los trabajadores, pero a la hora de lanzar candidatos se impusieron empresarios y expriístas.
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Bandera Socialista #44 Mayo 2015 Un argumento... Viene de portada En México falta un verdadero partido de izquierda, clasista, de los trabajadores, comprometido en representar y luchar por sus intereses, por disputar el poder para cambiar radicalmente la política y la economía y ponerlas al servicio del pueblo trabajador. Nosotros estamos convencidos de que es necesario y urgente crear ese partido amplio de los trabajadores y por eso estamos comprometidos en la construcción de la Organización política del Pueblo y los Trabajadores (OPT) junto con compañeros de la resistencia del SME y otras organizaciones sociales y políticas que compartan la necesidad de pasar de la lucha sectorial a la lucha política. En cuarto lugar, no vale la pena ir a ilusionarse con estas elecciones porque en realidad son intermedias y no son tan importantes como pueden serlo, a veces, las elecciones presidenciales. Por eso, llamamos a los trabajadores a no acudir a las urnas este 7 de junio. Aclaramos que no estamos en contra de la democracia o los procesos electorales. En realidad, la democracia -como gobierno del pueblo- es una demanda del pueblo trabajador, y fuente integrante del pensamiento socialista, desde el siglo XIX. Este ideal de Democracia, en su significado radical, cuestionó, y cuestiona aún, a la supuesta «democracia» liberal como gobierno de políticos profesionales que sirven a los empresarios. Como socialistas, seguimos luchando por una democracia que sea gobierno del pueblo, para el pueblo, por el pueblo. Por supuesto, tampoco estamos en contra de derechos políticos como reunirse y organizarse, manifestarse y expresarse por escrito, formar organizaciones políticas, postularse para puestos de cargos públicos, votar, etc., pero luchamos contra los límites que la Dictadura del Capital le impone a una verdadera democracia, contra la burocratización del poder y por ampliar la democracia y la autogestión a todos los espacios sociales (¡incluso en el trabajo!). Sostenemos que una democracia efectiva no es posible con el capitalismo, pero no por ello dejamos de luchar por ella en el presente y en este sistema. Nosotros defendemos un proyecto socialista con libertades políticas, partidos y democracia. Sin embargo, votar este 7 de junio es restituirle legitimidad al régimen, desviar la atención a las verdaderas cuestiones sociales y políticas de nuestro país, apoyar a partidos políticos que no nos representan en unas elecciones intermedias que no son decisivas para el destino del país.
Se nos objetará que no votar es renunciar a los derechos políticos. De hecho, cuando llamamos a no acudir a la urnas este 7 de junio eso es, también, ejercer un derecho político. Hacer una campaña con este punto de vista es hacer política, pero no institucional. Seguir llamando a manifestarnos contra lo que sucedió en Ayotzinapa, marchar apoyando a las Caravanas en defensa del agua, el territorio el trabajo y la vida, luchar la solución a las justificadas demandas del SME, pugnar por la unidad de todos los movimientos para crear una fuerza social y política que dispute el poder, es hacer política pero al lado de los trabajadores que hoy se movilizan. Decir que eso es más importante, en este momento, que unas elecciones que pretenden encubrir estos problemas, es un derecho político y una postura más digna y significativa que formarse en la fila y votar por candidatos que se han colocado al margen de estas demandas y estos movimientos. Todavía es necesario refutar el argumento contrario que plantea que no votar es apoyar al gobierno. Nosotros sostenemos exactamente lo contrario: votar, incluso contra el PRI, en estas próximas elecciones, con un gobierno desprestigiado e impugnado por miles de manifestantes que exigieron “¡Fuera Peña Nieto!”, con un régimen político herido por una crisis de legitimidad, es volver a lo que analistas cínicos llaman la “normalidad democrática”. Formados en la fila para votar se abandonan las grandes movilizaciones y los esfuerzos de unidad de los movimientos sociales para impulsar un verdadero cambio político: todo por un voto individual que es aprovechado en la lucha de los partidos políticos por ganar recursos y cargos. En esta coyuntura particular,
el voto aunque sea contra el gobierno apoya a un régimen político (la supuesta “democracia” liberal) y un sistema (capitalista) que sostienen al gobierno actual. Otro argumento que debemos cuestionar es el que plantea que debemos votar por MORENA porque es un nuevo partido que puede impulsar un cambio en México. Como se sabe (o debiera saberse), MORENA de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) pretende ser un partido pluriclasista, en donde deben confluir los intereses de los empresarios honestos y de los trabajadores nacionalistas. ¿Eso puede ser posible? ¿Puede un partido pluriclasista, de empresarios y trabajadores, impulsar un cambio a favor de los trabajadores? ¿Por qué MORENA tiene más candidatos de empresarios que de trabajadores? Se dice que MORENA es un partido para el cambio, pero no se compromete con las luchas y movilizaciones del pueblo. MORENA confía en un cambio pacífico y electoral, pero los “poderes fácticos” (la mafia en el poder, como dice AMLO) le han hecho fraude electoral dos veces seguidas. Después del último fraude, AMLO prefirió construir MORENA que seguir con las movilizaciones contra el naciente gobierno de Peña Nieto. De hecho, gracias a ello, el gobierno del PRI pudo imponer sus últimas contra-reformas estructurales. Algunos piensan que MORENA es un partido nacionalista pero en realidad es otro partido institucional absorbido por la lógica liberal (canalizar las luchas sociales y políticas a la lucha electoral). Por eso, a diferencia de otros nacionalistas revolucionarios, que en su lucha política se vuelven anticapitalistas revolucionarios, en AMLO lo liberal se impone sobre su ideal nacionalista. Un
verdadero nacionalista y demócrata, con el apoyo de masas que tiene AMLO, ya hubiera llamado a una insurrección política, a una permanente resistencia civil y social (no violenta), contra estos últimos gobiernos neoliberales (del PRI y del PAN) y sus contra-reformas. Sin embargo, a AMLO y su partido (¡no democrático!) sólo le interesan las elecciones y quedar bien con la televisión, que de todos modos se lanzará contra él si realmente llega a tener la posibilidad de ganar la Presidencia otra vez… Pero estas son elecciones intermedias y ya vemos cómo MORENA se encamina a volverse un nuevo PRD con un Caudillo que impone candidatos para ganar votos como sea… Por todo ello, para nosotros la opción política no es un partido pluriclasista como MORENA sino un partido clasista como la naciente OPT. En resumen, estamos convencidos de que este 7 de junio no debemos ir a las urnas a depositar un voto (aunque lo anulemos con una consigna sobre Ayotzinapa o tachándolo todo) pues éste se contabilizará para luego decir que en México hay Democracia y que la mayoría de los mexicanos prefieren votar que manifestarse públicamente o luchar por sus demandas… Exhortamos a los trabajadores a seguir luchando por sus intereses y unirse a la OPT para construir el partido político que no sólo represente y defienda a los trabajadores sino que dispute el poder político para impulsar los cambios radicales que se requieren para hacer de México un país independiente y soberano, igualitario y justo, con una verdadera democracia y libertades políticas, sin explotación ni patriado, ecosocialista.
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No hay democracia con desaparecidos
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José Martínez Cruz y Marco Aurelio Palma Apodada
El derecho al voto fue conquistado como una libertad democrática. Conseguir que el pueblo ejerza el voto se ha demostrado a través de la historia que es producto de luchas desde abajo en contra del privilegio de las clases dominantes de imponer los gobiernos que sólo les conviene a sus propios intereses. Una vez que se consiguió el voto para el pueblo, pasaron décadas antes de que las mujeres y los jóvenes tuvieran el mismo derecho. La Comisión Independiente de Derechos Humanos de Morelos surgió en 1989, en el momento en que hubo una verdadera insurrección civil contra el fraude electoral de 1988 por ello desaparecieron a nuestro compañero José Ramón García Gómez en Cuautla. Defendimos el voto contra el fraude. No tenemos duda de que el pueblo debe elegir el gobierno que responda a sus intereses, como lo establece el artículo 39 constitucional, los derechos se conquistan mediante la lucha. El voto es un derecho, pero ese derecho es violado sistemáticamente por los dueños del poder. El voto es necesario, pero es insuficiente para transformar la realidad. Luchamos por una democracia participativa, en donde la mayoría decida, y no unos cuantos de los dirigentes de la burocracia partidaria. Este sistema electoral excluyente impide que sea la mayoría de la población trabajadora del país quien ejerza un verdadero poder del pueblo y para el pueblo. Reivindicamos en ese sentido las luchas históricas del pueblo por el sufragio efectivo y la no reelección que estuvieron en el inicio de la revolución de 1910-19, las luchas sufragistas de las feministas que lograron establecer el derecho a votar de las mujeres en 1952 y de los jóvenes que lograron reducir de 21 a 18 la edad mínima para votar.
Durante décadas, sin embargo, el sistema de dominación priísta pervirtió este derecho mediante mecanismos de corporativismo antidemocrático que permitió establecer una verdadera dictadura de un solo partido que provocó crisis recurrentes que resolvió con represión, autoritarismo, mano dura y violencia antidemocrática. El desfondamiento del sistema priista fue capitalizado por la derecha panista que utilizó el voto útil para favorecer a la clase dominante. La vuelta del priismo llegó en medio del neoliberalismo conservador y represivo. El sometimiento a la lógica institucional de un aparato de dominación capitalista ha llevado a los partidos registrados legalmente a adoptar las políticas contrarias a los derechos humanos, sociales, económicos, culturales y políticos de la mayoría de la población. La crisis viene de lejos. 1968 es el parteaguas. 1994 la ruptura. Ayotzinapa es la etapa actual que marca una nueva situación. No puede haber democracia con desaparecidos. No puede haber democracia con feminicidio. No puede haber democracia con militarización y violación a los derechos humanos. No puede haber democracia con hambre, miseria y desempleo. Por eso hay que dar la lucha en defensa de los derechos humanos de todas y todos. Esto es lo que implica luchar por la presentación con vida de los 43 normalistas, de José Ramón. Como en la lucha de Eureka exigiendo que si vivos se los llevaron, vivos los queremos, hoy replicada por miles en las calles, señalando que fue el Estado. Por ello es fundamental la organización consciente, organizada de manera colectiva, democrática, independiente y de lucha, es como
se pueden defender los derechos humanos que hoy son violados desde el poder. En este contexto, las elecciones de 2015 en curso buscan legitimar al sistema antidemocrático para salir de la crisis en que se encuentra. De ahí la importancia de cuestionar severamente a quienes están lucrando con el poder para favorecer todos los procesos de privatización y eliminación de las conquistas sociales. Por eso es que nuestra definición es clara: llamamos a no dar un solo voto a los 10 partidos registrados que han aprobado las reformas neoliberales y a quienes no han hecho nada para oponerse a ello. No promovemos la abstención y la no participación política. La política va más allá de las elecciones y los partidos. Es la lucha por una democracia participativa con pleno respeto a los derechos humanos. Porque hoy ninguno de los partidos, mucho menos el que tiene el gobierno federal, priista, y el estatal, perredista, representan los intereses de la población trabajadora. En
muchos pueblos y comunidades se ha avanzado en el proceso de elección directa de autoridades, mediante la creación de Consejos Populares. Exigimos que se respete ese derecho y se avance en otros lugares donde aún no se ha logrado arrancar el control y sometimiento corporativo de partidos antidemocráticos. Con organización social en las calles este Primero de Mayo se puede lograr cambiar la conciencia de la gente y conjuntar fuerzas para enfrentar al sistema con mayores posibilidades de éxito. Una campaña por la Alerta de Violencia de Género ante el feminicidio, por seguridad ciudadana sin militarización, contra la violencia estructural y la explotación capitalista, implica reconocer y valorar, apoyar y defender el derecho a la protesta social. que se expresa en el llamado al boicot que realizan las madres y padres de familia de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, y otras formas de protesta para quienes asistan a las urnas tachar las boletas con un lema como: Vivos los queremos, Alto al Feminicidio, Fuera Militares y Mando Único, exigimos seguridad ciudadana, no hay democracia con desaparecidos. Sabemos que el gobierno está tratando de criminalizar toda clase de protesta social. No olvidemos que tras ese poder político se encuentra el poder económico del capitalismo que sólo reconoce un derecho por encima de todos: el derecho a la propiedad privada de los medios de producción. Desde donde nos encontremos debemos impulsar el respeto a los derechos humanos y la libertad de expresión de la población. Asumimos un compromiso por la vida, la libertad, la justicia social, la democracia participativa, la autoorganización, la autonomía y la libre determinación, por los derechos laborales, por una vida digna y la igualdad de derechos entre las mujeres y los hombres.
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El papel de las elecciones en el capitalismo Guillermo Almeyra
En los regímenes capitalistas constitucionales las elecciones periódicas sirven a las clases dominantes para elegir cuál sector de ellas gobernará, para seleccionar y renovar el personal gobernante y para medir la temperatura política, es decir, el nivel de conciencia, organización y decisión de los sectores populares. Dado el control por el capitalismo y sus agentes de los instrumentos de mediación –medios de comunicación, academia, escuelas, jerarquías eclesiásticas conservadoras, justicia electoral–, esas elecciones supuestamente democráticas están viciadas desde su origen mismo porque los sectores populares están en ellas en condiciones de inferioridad. Si pese a eso desde finales del siglo XIX los trabajadores han luchado por el voto universal o por elecciones libres es porque intentan siempre luchar incluso en terreno adversario, en condiciones desfavorables, disputar centímetro a centímetro las condiciones de dominación y explotación capitalistas, resistir y defenderse por todos los medios. Incluso en el caso de ganar las elecciones, como mostró el Partido Comunista Italiano que, con más de 33 por ciento de los votos en 1976 se derrumbó en poco tiempo, o como demuestra hoy el caso de Syriza en Grecia, un mayor peso en las instituciones capitalistas no modifica las relaciones de fuerzas entre las clases ni reduce el poder de los financistas, banqueros, hacendados, empresarios monopolistas, trasnacionales, ni de sus fuerzas represivas. Los termómetros – las elecciones lo son– nunca modifican la situación del paciente y, a lo sumo, lo animan o lo desaniman. Los enormes daños y desastres causados por el capitalismo sólo desaparecerán con éste, con la creación de otro poder y de otro tipo de relaciones sociales. Para los pobres, discriminados, explotados y oprimidos el participar o no en las elecciones organizadas por el capitalismo allí donde ellos residen es sólo una cuestión de táctica. En Venezuela, frente a la mitad de la población dirigida por una derecha golpista, las elecciones deben servir para educar y separar del frente reaccionario con argumentos fraternos a los que son simplemente conservadores e ignorantes y aislar a los fascistas y agentes extranjeros. En otros países donde aún hay cierta legalidad y donde los sectores
anticapitalistas y progresistas son minoritarios –como en Argentina, Paraguay o Perú, o en los países de Europa meridional– las elecciones deben ser utilizadas también para educar y organizar, demostrando la posibilidad de una alternativa al capitalismo, para hacer contracultura. Si, de paso, se obtuviese alguna posición electoral, ésta debe ser utilizada también como tribuna, como si uno hablase parado en una caja de Coca Cola, para denunciar, para organizar, apoyar las luchas sociales y proponer leyes favorables a las mayorías. No existe la vía electoral al poder ni mucho menos la posibilidad de construir poder popular desde las instituciones capitalistas. Por eso, por ejemplo, es erróneo el sesgo electoralista que le imprimió el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) en Argentina a su campaña. Ese electoralismo sólo le permitió tener unos pocos votos y diputados más, pero es insuficiente para hacer frente al hecho de que la inmensa mayoría de la población apoya a partidos derechistas y reaccionarios y acepta como natural la ideología capitalista. Será siempre mala, para la izquierda, una elección en la que no se explique qué sucede en escala mundial, qué
repercusiones tendrán esos hechos en el país, el lazo entre las luchas locales y la resistencia antimperialista en otros lugares del continente y la necesidad y posibilidad de romper los lazos de dependencia y de explotación construyendo una fuerza alternativa anticapitalista. Es ceguera sectaria alegrarse por aumentar un punto el propio porcentaje cuando más de 90 por ciento del país y la inmensa mayoría de los asalariados votan aún por diversas facciones capitalistas de derecha. En países, en cambio, como México, donde no existe un estado de derecho y la dictadura del capital es cada vez más feroz y sangrienta, las elecciones sirven para recomponer el frente maltrecho de la oligarquía y lograr la apariencia de legalidad a la camarilla que dirige ilegítima e ilegalmente ese semiestado. Si en algún estado de la República, como en Guerrero, es posible imponer el boicot a esa maniobra y anular las elecciones mismas, demostrando así el aislamiento del régimen, participar en la farsa electoral equivale a respaldar a quienes desde el gobierno, y en nombre del poder capitalista, están destruyendo las bases mismas de la entidad nacional. Si, en cambio, la relación de fuerzas en otros estados no permitiese el boicot, podría ser una alternativa el abstencionismo con
relación a las urnas tramposas junto con el activismo en la realización de asambleas, huelgas parciales, manifestaciones, todo desarrollando la conciencia de la necesidad de construir órganos de democracia directa, como las policías comunitarias, los grupos reales de autodefensa, antinarco y contra la violencia estatal, gobiernos autónomos por voto asambleario y revocación también asamblearia de los mandatos. El objetivo, en un periodo de elecciones que debería ser de consulta popular, pero es en cambio de reorganización del poder de las clases dominantes, debe ser educar a los sectores populares para la alternativa, mostrar que ésta es posible, organizarla, darle cuerpo en realidades locales o regionales, golpeando así la conciencia de los trabajadores y oprimidos de otras regiones menos organizadas del país e, incluso, ayudando a los que en Estados Unidos mismo –en el terreno de los patrones del gobierno mexicano– hoy se sublevan no contra una u otra injusticia sino contra el Estado y el régimen racista, como en Baltimore.
VOTES O NO VOTES
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Forjemos unidad de los movimientos por la soberanía alimentaria, la protección de la biodiversidad y la emancipación social Declaración de la OPT La defensa del maíz en contra del dominio de las corporaciones agroquímicas relaciona un conjunto de problemáticas sociales, políticas, económicas, ambientales y culturales, marcadas en conjunto por la disputa de intereses y aspiraciones entre dos bloques antagónicos. Por un lado, la oligarquía capitalista y su aparato estatal, responsables directos de la devastación del campo mexicano a partir del Tratado de Libre Comercio y de la entrega del sistema agroalimentario a unas cuantas corporaciones, proceso que culmina con la implementación de cultivos transgénicos, sobre todo de maíz. Del otro lado, los pueblos originarios y campesinos que generan y sostienen la agrodiversidad, los trabajadores que producen la riqueza y, en conjunto, el pueblo que padece tanto la opresión y explotación de los capitalistas como la crisis alimentaria, económica y ecológica que el sistema capitalista intrínsecamente genera.
En el fondo, la lucha no es solo por presionar al estado y a las corporaciones para bloquear el cultivo de maíz transgénico en México, sino por instaurar un sistema agroalimentario alternativo, orientado hacia la soberanía alimentaria y basado en el fomento de la diversidad cultural y el diálogo de saberes, la ecoeficiencia, el aprovechamiento sustentable de la biodiversidad y el control social del territorio. Semejante tarea es irrealizable si no se liga a su vez a la instauración de un orden social en el que la propiedad social sobre los medios de producción, el bien común, la racionalidad ambiental y la planificación para la satisfacción de las necesidades humanas sustituyan al acaparamiento privado, la explotación, el lucro y las fuerzas ciegas del mercado como rectores de la economía y la vida social. Ante la crisis del capitalismo, un mundo ecosocialista es necesario y urgente. Los partidos que hoy hegemonizan la vida política son, sin excepción, cómplices de los intereses de la oligarquía. Ningún cambio sustancial puede venir de la confianza en el sistema electoral, más aún cuando éste no respeta sus propias reglas y sirve, hoy por hoy, para amansar el descontento y la movilización desatados ante la brutalidad del régimen: ¡No hay democracia con desaparecidos! Tanto las pequeñas conquistas temporales en defensa de la milpa como los grandes cambios sociales que México y el mundo necesitan, solo son posibles a través de la fuerza que emana de la unidad de las luchas del pueblo trabajador. La tarea es hoy profundizar y enriquecer el acercamiento entre movimientos de campesinos contra la precariedad, por la presentación con vida de los desaparecidos, de pueblos originarios por la autonomía, de sindicatos en defensa de la fuente de trabajo, de comunidades contra megaproyectos y por la autodefensa territorial, de mujeres por el derecho a decidir sobre sus cuerpos, de científicos comprometidos con una ciencia crítica e independiente de los intereses de las corporaciones, de productores por una economía solidaria, de estudiantes por la educación pública y demás luchas, no solo sumando esfuerzos, sino trascendiendo nuestras particularidades sectoriales, gremiales y locales para articular un frente social capaz de disputar el país a la oligarquía: ¡La defensa del maíz es clave en esta disputa por el presente y el futuro de México y de la humanidad!
Ley de movilidad: criminalización de la protesta* Juan Carlos Yescas En abril de 2014 la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó por mayoría la Ley de Movilidad, que plantea una serie de mecanismos para la regulación del transporte y la creación de políticas y programas en materia de movilidad. La ley pretende la regulación de “cualquier tipo de concentración humana” y plantea como requisito indispensable “dar aviso a Seguridad Pública (SP) con por lo menos 48 horas de anticipación a la realización de la misma” (artículo 212). También dota a SP para que tome “las medidas necesarias para evitar el bloqueo en vías primarias de comunicación”, sin determinar cuáles son éstas (Artículos 213 y 214); dando la libertad de actuar bajo el protocolo para el “control de multitudes” que ha sido señalado como una violación de los derechos humanos y se suma a una serie de leyes garrote, que se han implementado en otros estados de la república (Quintana Roo y Chiapas) donde el común denominador es el uso arbitrario de la fuerza, donde destacadamente sobresale la Ley Bala implementada en el estado de Puebla y que causó la muerte de un niño en julio de 2014. Amparada en este precepto de movilidad, la ley dicta procedimientos
que atentan contra la libertad de expresión y viola diversos acuerdos internacionales y constitucionales en materia de derechos humanos: Los artículos 19 y 20 de la Declaración Universal de Derechos Humanos; los 19 y 21 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, los 13 y 15 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Aí como los artículos constitucionales 1° (derechos humanos), 6° (derecho de expresión) y 9° (derecho de asociación). La ley prevé el panorama de inconformidad generado por la actual crisis económica y política por la que atraviesa el país y busca limitar la participación ciudadana, inhibir la protesta y castigarla, es decir criminalizar la protesta social. Convirtiendo como sujeto de represión principalmente a los jóvenes y trabajadores, así como a todo aquel que se atreva a protestar. ¡Con su ley o sin su ley tomaremos las calles! *Artículo publicado en el órgano Informativo de la Nueva Central de Trabajadores de marzo de 2015. http:// issuu.com/nuevacentraldetrabajadores8
¡Fuera Monsanto! ¡Soberanía alimentaria ya! ¡Ecosocialismo o barbarie!
Organización Política del Pueblo y los Trabajadores
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Argentina. Las PASO del FIT, Una oportunidad para toda la izquierda Delcaración colectiva Desde las elecciones del 2011 el Frente de Izquierda y los Trabajadores ha contribuido a recrear la gravitación e identidad de la izquierda a nivel nacional. Conformó un bloque de tres diputados en el Congreso y obtuvo representación legislativa en diez provincias. La presencia de este frente es también importante en las principales luchas obreras y populares y obtuvo una llamativa visibilidad en los medios de comunicación. Los resultados conseguidos en los comicios de los últimos meses ratifican esta presencia. Hay que valorar este último logro en las complejas condiciones del contexto actual. El FIT mantiene su presencia en un marco de derechización impuesto por los candidatos con mayores posibilidades de acceder a la presidencia. Scioli, Macri y Massa son promocionados por las clases dominantes para implementar el giro conservador que exige el establishment. El Frente no solo expresa una resistencia a esa involución, también aparece como una alternativa al desbarranque de las vertientes social-demócrata y socialcristiana de la centroizquierda. La izquierda despunta, además, en un cuadro de prolongado estancamiento de la economía y crisis mundial, que acentúa los límites estructurales del capitalismo argentino. La combinación de este escenario con el deterioro de los indicadores sociales y la ampliación de las desigualdades, delinea un contexto pos-electoral que estará signado por ofensivas desde arriba contra los derechos democráticos y las conquistas de los de abajo. Más allá de las diferencias discursivas, todos los candidatos del poder preparan un mismo paquete de devaluación, endeudamiento y ajuste. A lo sumo discuten si esa agresión será implementada con ritmos graduales o mediante un shock. Participar en estas PASO, votar al FIT y bregar por su ampliación es la mejor forma de preparar la resistencia popular contra esos atropellos.
Desde su constitución el FIT ha logrado sortear las fuertes tensiones internas que en el pasado también afectaron a otras coaliciones de izquierda. En la actualidad los principales conflictos derivan mayoritariamente de distintas concepciones de construcción partidaria y de formas de intervención política que no debieran obstaculizar su presencia y desarrollo. Los partidos fundantes siempre denunciaron el carácter proscriptivo de las PASO y resolvieron el orden de las candidaturas mediante acuerdos internos. Pero en los últimos meses no hubo coincidencia y la primacía entre dos listas presidenciales será ahora dirimida en las urnas. Por primera vez, desde la interna realizada por la coalición Izquierda Unida, se definirá en la izquierda una candidatura común a través del voto.
a modificarse en los últimos meses mediante un incipiente proceso de apertura. Dos corrientes del frente abrieron sus listas de la Capital Federal a otras representaciones de la izquierda y apareció la posibilidad de extensión nacional de ese precedente.
Los abajo firmantes, que apoyamos a la izquierda, promovemos estas iniciativas, a las que pueden añadirse otras con la misma orientación, para construir a partir del FIT una fuerza socialista masiva, popular, anticapitalista, antiimperialista, antipatriarcal y ecologista.
Este cambio constituye un paso significativo para atraer a otras fuerzas y movimientos sociales, que abandonan los prejuicios antielectorales, y para superar la autosuficiencia inicial del FIT. Es la actitud que se necesita para erradicar todo vestigio de sectarismo.
Buenos Aires, 15 de mayo 2015
La integración al FIT de movimientos socio-políticos como Pueblo en Marcha y La Dignidad permite avizorar la posibilidad de forjar una corriente dentro del Frente, que aglutine a las organizaciones que sostienen la independencia de clase y el anti-capitalismo desde Las PASO ya han quedado instaladas una perspectiva de socialismo en el imaginario electoral de la latinoamericanista. ciudadanía, permiten un método de selección y dirimir diferencias Entendemos que hay dos decisiones dentro de la izquierda. Además estas claves que podrían adoptarse internas podrán incentivar debates para avanzar hacia la ampliación estratégicos anticapitalistas entre los del FIT. Primero: acordar con el socialistas, que contrastarán con el movimiento Tupaj Katari en Jujuy, conformismo, la mediocridad y la otorgándole una presencia relevante pobreza intelectual que prevalece en en las candidaturas a un dirigente las fuerzas políticas mayoritarias. de alcance nacional, como es Carlos “Perro” Santillán. Segundo: El perfil inicial del FIT -constituido encontrar un camino para integrar al exclusivamente por tres corrientes MST, una fuerza con presencia y trotskistas- representa un obstáculo personería en casi todo el país. Las evidente para su conversión en una divergencias políticas del pasado no fuerza masiva. Ese techo comenzó deberían obstruir esa confluencia.
Primeras firmas: Claudio Katz / Maristella Svampa / Guillermo Almeyra / James Petras / Eduardo Lucita / Jorge Sanmartino/ Alberto Winaszky / Mercedes D’Alessandro / Jorge Marchini / Ezequiel Adamovsky / Horacio Tarcus / Martín Bergel / Susana Neuhaus / Hugo Calello / Mariano Feliz / Martín Mosquera / Facundo Nahuel Martín / Mario Hernández / Jorgelina Matusevicius / Leandro Rodríguez / Laura Bretal / Juan Carlos Lucatti / Pia Simonetto / Fernando Mosquera Zuñiga /
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Estado Español: Ganar, sin modelo para armar Josep María Antenas*
“Ganar”, algo que hace tres años hubiera sido poco más que un buen título de película de ciencia ficción para el gran público, se nos aparece hoy con todas la letras como el imperioso desafío que tenemos por delante. Tan difícil como posible, tan fácil como imposible. La crisis ha convertido la más alocada de las ficciones en realidad. Nuestra más osada imaginación y nuestros más siniestros temores quedaron sobrepasados por unos acontecimientos que rompen esquemas y legitimidades, y alimentan esperanzas y miedos a la par. “Bien, escuché las campanas repicar, estaba pensando en ganar/en este lugar abandonado por Dios/Cuando mi confianza estaba bien, tropecé y caí/de bruces /Ahora me mantengo erguido y siento ganas de volver/Y el sol brilla dorado/A ponerme una sonrisa en la cara, volver a la raza humana/Y seguir con el espectáculo” canta Van Morrison en su Golden Autumn Day. Aunque no sea la intención del autor, la estrofa podría ser una metáfora del ascenso, desplome y resurrección de los movimientos populares desde los setenta hasta ahora. Tras haber caído muy al fondo después de un largo e intenso retroceso ante el avance neoliberal, la crisis iniciada en 2008 ha abierto nuevas oportunidades, nos ha dado, como diría Daniel Bensaïd “el derecho a recomenzar”. Un derecho ganado a pulso y que si queremos aprovechar hasta el final implica, a diferencia de los años setenta o treinta, ganar. Esta vez sí. Ahí estamos. Back on the show. Con el telón de fondo del auge de Syriza en mayo y junio de 2012, planteada por primera vez por el Procés Constituent de Teresa Forcades y Arcadi Oliveres cuando se lanzó en abril de 2013, el objetivo de articular una nueva mayoría política de ruptura irrumpió de forma definitiva en escena tras la eclosión de Podemos en las elecciones europeas del 25 de Mayo de 2014, y el lanzamiento de Guanyem Barcelona con Ada Colau al frente semanas después. El rápido aumento de las expectativas de voto para la formación de Iglesias de golpe ponía encima de la mesa lo que hasta entonces parecía impensable. Ganar. Pero, ¿qué significa ganar? Y, ¿cómo se gana? Preguntas complejas que contrastan con la asombrosa familiaridad de sus antitéticas. Sabemos muy bien lo que supone perder y como se hace. Hay muchos doctores en derrotas entre nuestras filas. Pero en lo que al triunfo se refiere no hay un modelo para armar, sólo hipótesis que sirven a modo de work in progress estratégico. Si a Podemos le cabe el mérito de haber convertido la idea de ganar en una perspectiva política concreta, sin embargo, ha transmitido una visión excesivamente electoralista y corto-placista de lo que ello significa. Ganar aparece demasiado como sinónimo de victoria en las próximas elecciones generales cuando, en realidad, prevalecer en ellas debería situarse como un elemento, decisivo sin duda, de una estrategia más amplia. Ganar requiere imponerse en unas elecciones generales. Pero no sólo, y no necesariamente en las siguientes. Y para hacerlo se precisa algo más que un buen diseño electoral, dominar las técnicas de marketing y los sondeos de opinión. “No es lo mismo ganar en sentido electoral (obtener una mayoría electoral que permita formar gobierno), ganar en sentido político (tener las capacidades y los medios para poner en práctica el programa de gobierno) y ganar en sentido social (contar con una movilización activa de la mayoría social que oriente, controle e impulse la acción de gobierno y socialice la política)” escribía quien fuera el editor de la
revista Viento Sur, Miguel Romero en julio de 2013, sin imaginar el sentido concreto que acabarían teniendo estas palabras. El debate estratégico abierto en Podemos las últimas semanas, debería ser una buena ocasión para revisar, justamente, el contenido de su propuesta para articular políticamente una nueva mayoría. Ganar debe entenderse, en sentido fuerte, como una dialéctica permanente entre movilización-autoorganización-elecciones. Implica varios procesos y fases interrelacionadas, que se expresan en una compleja triple temporalidad: simultánea, en orden secuencial hacia adelante, y en flash-backs en permanencia. Uno, movilización y autoorganización que erosione la legitimidad de un determinado orden institucional y desencadene una crisis política; dos, construcción de una alternativa política portadora de una nueva fuente de legitimidad y de un proyecto de ruptura y cambio social (de un “instrumento político” que solvente los límites de la resistencia social como gráficamente llamaron los movimientos cocaleros bolivianos al Movimiento al Socialismo, el MAS, cuando fue lanzado en 1998); tres, victoria electoral, algo sólo posible en momentos excepcionales en los que “los grupos sociales se separan de sus partidos tradicionales” como escribía Antonio Gramsci en sus Notas sobre Maquiavelo; cuatro, implementación desde el gobierno de un proyecto de transformación social en medio del refuerzo de la autoorganización popular, que va a topar con la feroz oposición de las clases dominantes domésticas desplazadas del poder gubernamental y de todo el entramado geopolítico y geoeconómico internacional, y con todas las trabas y autozancadillas que cualquier proceso colectivo emancipatorio se encuentra, en forma de degeneración burocrática, luchas de poder, e institucionalización. Conquistar el poder gubernamental por vía electoral por parte de un partido que no pertenezca a la alternancia habitual es enormemente complejo. Un “error del sistema” que ocurre sólo en contadas y excepcionales situaciones. Como en la Grecia actual. No hay que permanecer indiferente cuando sucede o puede hacerlo. Las ansias por un triunfo electoral ocupan por ello ahora mucho de nuestro interés. Algo normal al asistir a una insólita fractura del sistema de partidos. Pero una victoria en las urnas, ni es fácil de conseguir como las dificultades actuales de Podemos muestran, ni de por sí garantiza nada. Abre posibilidades pero no las materializa automáticamente. Una inserción de la política electoral en una estrategia que pivote en torno a la movilización y a la autoorganización y que engarce el corto con el medio y el largo plazo facilita el ansiado triunfo, al dar cimientos sólidos y raíces profundas a un proyecto político. Y, a su vez, permite afrontar en mejores condiciones la increíble aventura que supondría imponerse en unas elecciones. Una aventura que muy pocos transitaron en el pasado y que casi nadie completó con éxito. No hay que perder de vista los objetivos reales. La victoria electoral es un medio, y no un fin, para iniciar un proceso de cambio social. Una palanca para abrir una impenetrable puerta habitualmente sellada a cal y a canto, sin certeza de poder recorrer la tortuosa senda que se esconde tras ella. * Josep María Antentas: Militante de Anticapitalistas, organización hermana del PRT en el Estado Español
Movimiento “Anticapitalistas: ni nacemos ni morimos; nos transformamos Izquierda Anticapitalista celebró su II Congreso el fin de semana del 17 y 18 de Enero. Hemos renunciado a la forma jurídica electoral de “partido” para transformarnos en un movimiento con el apoyo del 82% de los delegados y delegadas que participaron en las votaciones. No era una decisión fácil. Por una parte, es obvio que no tomábamos esta decisión con entera libertad, aunque sí con plena conciencia de su significación. Un sector de Podemos, actualmente en la dirección, ha generado una situación paradójica: mientras “perseguía” a Izquierda Anticapitalista por ser un partido, construía un partido fuertemente vertical, con Secretario General, con una fracción-marca llamada Claro que Podemos como mayoritaria dentro de los órganos de dirección. Al final, Podemos termina constituyéndose como estructura partidaria clásica, mientras que el “partido original”, Izquierda Anticapitalista, se transforma en movimiento, buscando adaptar su forma organizativa a los nuevos tiempos. Una ironía hegeliana: lo que aparece como nuevo envejece rápido, mientras que lo presuntamente viejo se renueva. Una aclaración, antes de proseguir. Abandonar la forma jurídica partido no significa abandonar el agrupamiento en base a unas ideas comunes. Seguimos, somos cada vez más y queremos organizar un movimiento más amplio, abierto, por el socialismo y la democracia.
Brais Fernández y Raúl Camargo
En este último y a la vez primer Congreso, el debate fundamental trató sobre estrategia revolucionaria y sobre las formas que adquiere el movimiento rea de los y las de abajo. ¿Cómo podemos contribuir a construir brechas, posibilidades de cambio radical, partiendo de la situación concreta? Nuestra hipótesis se construye partiendo de los procesos reales de la lucha de clases. Así pues, dos experiencias nos resultan particularmente reveladoras: la experiencia griega, con su dialéctica entre lucha social en las calles y centros de trabajo, combinada con el asalto electoral articulado por SYRIZA, y la experiencia del 15M en el Estado Español, con sus innovadoras formas de auto-organización y movilización popular que son la estructura en la que se inspiran los Círculos de Podemos.
En resumen: nuestra tarea es contribuir a la victoria electoral de Podemos, construyendo Poder Popular, es decir, espacios de base que permitan democratizar la sociedad, avanzar en la gestión social de lo común, repartiendo la riqueza entre los que la generan. Este es un momento histórico excepcional, en el cual hablar de cambio no es una abstracción, sino una necesidad latente. También sabemos que las potencias no se realizan solas: sin militancia comprometida, organizada, formada, implantada en los barrios y en la realidad de las clases populares, no hay transformación posible; a lo sumo, renovación de élites. Por eso
nuestro movimiento es un movimiento activista, militante, que busca construir hegemonía, no una corriente de partido o una estructura electoral. También ha habido un análisis de los límites con los que nos hemos encontrado estos años. Está claro que el modelo de partido anticapitalista amplio que hemos construido se ha topado con ciertos límites que nos han hecho reajustar nuestra perspectiva. En primer lugar, porque el 15M generó formas de politización nuevas, que no miraban a las organizaciones de la izquierda radical (y mucho menos, a la izquierda institucional), como referencia. Luego, que la agudización brutal de la crisis capitalista nos obliga a repensar las líneas entre anti-neoliberalismo y anti-capitalismo, entendiendo que los procesos de ruptura que implican a las grandes mayorías sociales, las decisivas para cambiar la historia, parten del rechazo a la austeridad y la falta de democracia. Reactualizar el movimiento para adaptarlo al programa político que hoy puede abrir grietas irreconciliables con el capital; toda hipótesis tiene que ser ratificada, rectificada y retomada desde la práctica. Muchos debates y muchos combates por explicar. Seguimos siendo de izquierdas, no en el sentido simbólico o identitario (una palabra sin práctica no dice nada), sino porque aprendemos y nos reclamamos de una tradición política y cultural que fue abrazada
por millones de personas, los mismos que consiguieron los derechos que hoy nos arrebatan, pero sin dejar de ser conscientes de que “izquierda”, igual que “comunismo” (sin duda, la palabra que mejor nos define, si las palabras no fueran contaminadas por la historia), han sido muchas veces palabras usadas para intereses indignos; ayer ,de vez en cuando, justificaban dictaduras, a veces hoy se recorta desde la izquierda. Salimos de este congreso más fuertes y con más retos. Este es un desnivel característico de la época en la que nos movemos: nuestras tareas y posibilidades son más grandes que nunca, nuestros medios siguen siendo escasos proporcionalmente para afrontarlas. Estos próximos años serán decisivos para comprobar si somos capaces de compensar ese desnivel. De momento, avanzamos. Brais Fernández y Raul Camargo forman parte del movimiento “Anticapitalistas” y participan en Podemos. 29/01/2015
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Las tareas del ecosocialismo revolucionario Daniel Tanuro*
El concepto de ecosocialismo se basa en una doble constatación paradójica: la solución de la “crisis ecológica”, causada por el modo de producción capitalista, por una parte necesita una respuesta de tipo socialista pero, por otra parte, el balance medioambiental del “socialismo realmente existente” es catastrófico. Voy a desarrollar brevemente estos dos elementos y presentar a continuación algunas propuestas de tareas ecosocialistas tal como se concibe en el seno del la “Red ecosocialista internacional”. Espero demostrar así que el ecosocialismo es algo distinto a cambiar solo de etiqueta : una alternativa necesaria adaptada a los desafíos de nuestro tiempo. Para los ecosocialistas, lo que se denomina “crisis ecológica” no es una crisis de la ecología. No es la naturaleza la que está en crisis sino la sociedad y esta crisis de la sociedad acarrea una crisis en las relaciones entre la humanidad y el resto de la naturaleza. Para nosotros, esta crisis no se debe a la especie humana como tal. No se debe en particular al hecho de que nuestra especie produce socialmente su existencia mediante el trabajo, lo que le permite desarrollarse y dota de sentido a la noción de progreso. Se debe al modo de producción capitalista del desarrollo, o modo capitalista de producción (que incluye un modo capitalista de consumo) y a la ideología productivista y consumista del “siempre más” que se deriva de él. Capitalismo = productivismo El capitalismo no produce valores de uso para la satisfacción de las necesidades humanas sino valores de cambio para la maximización del beneficio. Este beneficio es acaparado por una fracción minoritaria de la población: por quienes detentan la propiedad de los medios de producción. Explotan la fuerza de trabajo de la mayoría social a cambio de un salario inferior al valor del trabajo realizado. Estos dueños de los medios de producción libran entre sí una guerra competitiva sin cuartel que les obliga a buscar permanentemente la forma de aumentar la productividad del trabajo recurriendo a máquinas cada vez más perfeccionadas. El “productivismo” (producir por producir que implica consumir por consumir) es pues una característica congénita del capitalismo. El capitalismo implica acumulación. El economista burgués Joseph Schumpeter lo dijo de forma sencilla: “Un capitalismo sin crecimiento es una contradicción en los propios términos” El capitalismo es un sistema de explotación de alto rendimiento. Mejora continuamente la productividad del trabajo y la eficiencia en la utilización de los (otros) recursos naturales. Pero evidentemente, esta mejora está al servicio de la acumulación: el ahorro relativo en fuerza de trabajo y en materiales está más que compensado por el aumento absoluto del volumen de producción de forma que al final hay un aumento de los recursos consumidos en el proceso. Es la razón por la que inevitablemente la acumulación capitalista provoca simultáneamente el aumento de la explotación del trabajo humano y el aumento del saqueo de los recursos naturales. ¿Cuáles son los límites de la tendencia capitalista al crecimiento? Marx respondió a esta pregunta que “el único límite del capital es el capital mismo”. La fórmula se basa en la definición del capital no como una cosa (una montón de dinero) sino como una relación social: la relación de explotación por la cual una cantidad de dinero se transforma en más dinero gracias a la extracción de una plusvalía correspondiente al trabajo no pagado. Evidentemente , esta relación de explotación necesita un input bajo forma de recursos/1. Por tanto decir que “el único límite del capital es el capital mismo”significa esto: mientras exista fuerza de trabajo para explotar y recursos naturales para arramplar, el capital se puede seguir acumulando empobreciendo, destruyendo, lo que Marx llamaba “las dos únicas fuentes de cualquier riqueza: la Tierra y el trabajador”. De forma general, la única alternativa concebible frente al capitalismo es un sistema que no produce valores de cambio para la maximización del beneficio de los capitalistas sino valores de uso para la satisfacción de las necesidades humanas reales (es decir, no corrompidas por la mercantilización) definidas democráticamente. Un sistema en el que la colaboración reemplaza a la competencia, la solidaridad al individualismo y la emancipación elimina la alienación. Ahora bien, semejante sistema -más que un sistema, una nueva civilización- se corresponde con la definición teórica de una sociedad socialista . Lo repito: en términos generales, no hay otra alternativa concebible. Productivismo capitalista y productivismo burocrático Al mismo tiempo, esta conclusión choca con la dura realidad de los hechos históricos: en efecto, es indiscutible que el balance del socialismo que “ha existido realmente” en el siglo XX es un espanto no solo desde el punto de vista de la emancipación humana sino también desde el punto de vista del establecimiento de relaciones lo más armoniosas posibles entre la humanidad y su entorno natural. Es inútil detallar aquí este punto: todo el mundo ha oído hablar de la desecación del mar de Aral y de la catástrofe de Chernobil. Puesto que este encuentro está dedicado a la lucha contra el cambio climático, añadiría que la ex RDA y la ex Checoslovaquia tenían el triste récord mundial de gas de efecto invernadero emitido por habitante: sus “actuaciones “ en la materia eran incluso superiores a la de los mayores contaminadores del mundo capitalista “desarrollado”: Estado Unidos y Australia. Este balance negativo del “socialismo real” se debe principalmente a la contrarrevolución burocrática que triunfó en los años 20 del siglo pasado bajo la batuta de Stalin. El productivismo de Estado era el resultado de un sistema de primas que se ofrecía a los directivos de las empresas nacionalizadas para incitarles a superar los objetivos del plan. Por motivación económica, estos directivos utilizaban y despilfarraban el máximo de materiales y de energía por unidad producida…: No se preocupaban de las consecuencias en cuanto a la calidad de la producción puesto que los consumidores no tenían libertad de elección, ni libertad de crítica, ni posibilidad de discutir los efectos sociales y medioambientales de una producción que no estaba sometida a ningún “control obrero”. Desde el punto de vista de los daños ecológicos, no hay diferencia entre el productivismo capitalista y el de los estados del ex Bloque del Este. Pero el productivismo capitalista es el resultado de mecanismos muy diferentes: al contrario que el director de una fábrica nacionalizada de la URSS, el jefe de una empresa capitalista optimiza sin parar la cantidad de recursos utilizados por unidad producida a fin de maximizar el número de unidades y considera la reacción del mercado como un veredicto sobre la calidad de sus productos. Efectivamente, el productivismo del capital es racional desde el punto de vista del capitalismo. En el polo opuesto, el productivismo burocrático aparece como una pura creación irracional de la superestructura política: en una economía orientada supuestamente a satisfacer las necesidades, la racionalidad ordenaría que la producción esté guiada por la democracia de los productores/ consumidores; por
esto, como esta democracia es incompatible con el parasitismo burocrático, para funcionar mal que bien, el sistema da estímulos materiales a los parásitos. Esta comparación desemboca en una conclusión importante: el productivismo capitalista es endógeno al modo de producción mientras que el productivismo soviético era exógeno. De ahí se deriva que el desastroso balance medioambiental de la URSS no aporta la prueba irrefutable de que el socialismo es por definición e inevitablemente tan ecocida como el capitalismo. Stalin no lo explica todo Sin embargo, el estalinismo y la existencia de una casta burocrática privilegiada no son suficientes para explicar este desastroso balance. Para mostrar el problema, me contentaré con una cita del más famoso adversario de Stalin: León Trotsky. De todos los teóricos marxistas, sin duda, Trotsky es el que mejor comprendió el fenómeno burocrático, pero apenas tenía conciencia de los límites medioambientales del desarrollo humano; es lo menos que podemos decir. En un célebre discurso, el autor de “La revolución traicionada” dijo del “hombre socialista” que “moverá las montañas, encerrará los mares y desviará los ríos”. No quiero exagerar el alcance de esta cita y sobre todo, su influencia en el curso de los acontecimientos. La cito solo como una ejemplo de que muchos marxistas tenían una mirada mucho menos prudente y realista que Marx sobre el desarrollo de las “fuerzas productivas liberadas de las trabas capitalistas” y lo que esto permitiría realizar/2. En efecto, lejos de fantasear sobre los fabulosos poderes del superhombre socialista, Marx consideraba modestamente que “la única libertad posible (en relación a las leyes de la naturaleza) es que el hombre social, los productores asociados, ordenen racionalmente su intercambio de materia con la naturaleza”. A la luz de esta cita de Trotsky, parece evidente que el balance medioambiental del “socialismo real” debe ir más allá de la comprensión del productivismo burocrático. Hay que ir más a fondo en la crítica, analizar las concepciones teóricas e ideológicas que marcaron al socialismo en diversos grados. En este espíritu, la corriente ecosocialista a la que pertenezco , que se reconoce en el Manifiesto ecosocialista redactado por Michaël Lowy y Joel Kovel, identificó un cierto número de concepciones que merecen un debate y revisión. Voy a citarlas y comentarlas brevemente. Ciencias, tecnologías y progreso La primera cuestión es en relación a la “ciencia” o mejor dicho, a la ciencias, sin mayúsculas. La mayoría de los pensadores socialistas, empezando por Marx y Engels, estuvieron bastante influidos por el cientificismo. Ahora bien, la idea mecanicista de que las ciencias acabarán por poder explicar todo, hasta el menor detalle, es manifiestamente errónea, puesto que el mundo evoluciona constantemente. Además, la velocidad de esta evolución aumenta a medida que se interesa en objetos cada vez más pequeños, de manera que conforme más progresan las ciencias, se enfrentan a nuevos fenómenos que plantea nuevos enigmas. Romper con el cientificismo es una apuesta importante para los ecosocialistas. Se trata de acabar con el proyecto de dominación humana sobre la naturaleza , que implica que la naturaleza sea considerada como una máquina y que el ser humano solo sea visto como el maquinista. Este proyecto ilusorio, instrumentalista y reductor va en contra del principio de precaución, de la modestia y de la prudencia que se impone hoy en día si se quiere volver a equilibrar los intercambios entre la humanidad y el resto de la naturaleza. La segunda cuestión, unida a la primera, es la de la tecnología, es decir la las ciencias aplicadas a la producción. ¿Son neutras o tienen un carácter de clase? Aunque insista en el carácter “históricamente determinado” de todos los aspectos del desarrollo humano, Marx no resolvió estos puntos precisos. La mayoría de los socialistas posteriores consideraron la tecnología como neutra. Los ecosocialistas no lo creen. El fin no justifica los medios: algunos medios son contrarios al fin. Esto también vale para los medios de producción, o sea, para las tecnologías. La energía nuclear, por ejemplo, es contraria al objetivo explicitado por Marx de una sociedad donde los productores o productoras intentan aumentar el patrimonio común de la naturaleza para transmitirlos a sus descendientes como “boni patres familias”. Lo mismo sucede con los combustibles fósiles, con el cultivo a campo abierto de los Organismos Genéticamente Modificados y los grandes proyectos de la geoingeniería, por ejemplo. La ruptura con el cientificismo y la crítica de las tecnologías generan inmediatamente la cuestión de la actitud frente al desarrollo y el progreso. A propósito de esto, Marx no tenía una visión lineal. ¿Y los ecosocialistas? Rechazan la idea adelantada por algunos partidarios del decrecimiento porque hay que salir “salir del desarrollo” pues el progreso es negativo por sí mismo, pero también rechazan la idea de que todo progreso y todo desarrollo sean positivos por sí mismos. Coherentes con su mirada crítica de las tecnologías, profundizan en la tesis de Marx según la cual el capitalismo desarrolla cada vez más “fuerzas destructivas” que productivas. Globalmente, los países desarrollados no tienen necesidad de un desarrollo cuantitativo sino de un reparto de la riqueza necesaria para un desarrollo cualitativo. En este marco, los ecosocialistas conceden una gran importancia a la cosmogonía de los pueblos indígenas y al saber hacer de las comunidades campesinas. Ven en ellas fuentes de inspiración para un progreso digno de este nombre. Un progreso que pone en cuestión la ideología capitalista productivista. Un progreso basado en la comprensión del hecho de que la verdadera riqueza surge del tiempo libre, de las relaciones humanas y de una relación armoniosa con el entorno, no de una acumulación compulsiva de bienes de consumo que a menudo, no sirven para compensar la miseria de la existencia. Centralización y descentralización La cuarta cuestión en discusión es la articulación entre centralización y descentralización. Desde la experiencia histórica de la URSS, el socialismo está muy vinculado a la idea de un plan muy centralizado. No niego que un plan de este tipo no haya sido necesario en los años 20 del siglo pasado, pues el poder revolucionario solo podía mantenerse si la pequeña clase obrera industrial era capaz de suministrar a la mayoría campesina las maquinaria necesaria para mejorar la vida de las comunidades rurales y eliminar las hambrunas tan frecuentes en la historia rusa. Pero la igualdad entre socialismo y centralización debe ser cuestionada. Es evidente que un gobierno deseoso de llevar una política anticapitalista debe
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Bandera Socialista #44 Mayo 2015
vencer, necesariamente, el poder económico de la clase dominante lo que solo es posible por la expropiación de las finanzas y de los grandes medios de producción así como de distribución. También lo es que, a continuación, esos sectores socializados deben funcionar para satisfacer las necesidades, lo que requiere una planificación centralizada. Pero al mismo tiempo, hay que señalar que la democracia y la autogestión no pueden existir sin arraigarse en la base, localmente. Así pues, centralización y descentralización deben articularse. Esta articulación no está ausente en el pensamiento de Marx: al contrario, en la Comuna de París veía “encontrada por fin la forma política de la emancipación del trabajo” y esta experiencia le llevaba a pensar que la “dictadura del proletariado” se concretaría en una federación de comunas. Los marxistas posteriores perdieron ampliamente el hilo de este pensamiento. Los ecosocialistas la recuperan e intentan renovarla, en función de “un socialismo del siglo XXI” El desafío climático hace esta reflexión insoslayable: para tener la más mínima suerte de llevar en dos generaciones la transición energética hacia un sistema al 100% renovables, sin duda es necesario socializar el sector de la energía. Sin esto, los capitalistas intentarán imponer el mayor tiempo posible la utilización de los gigantescos stocks de combustibles fósiles que les pertenecen/3. Pero el recurso a las renovables necesita la interconexión de redes energéticas descentralizadas. Su gestión democrática por las comunidades y en interés colectivo de los y las habitantes es una posibilidad real a la cual los ecosocialistas deben aferrarse planteando reivindicaciones locales concretas de control y de participación, más que agarrarse al modelo obsoleto de la gran empresa nacionalizada. Ecosocialismo y ecofeminismo La quinta cuestión en la que trabajan los ecosocialistas es la del rol específico de las mujeres en la lucha por las relaciones sostenibles entre la humanidad y la naturaleza. Para las feministas de nuestra corriente, este rol no viene de que las mujeres sean por “esencia” más próximas y respetuosas con la naturaleza, como piensan algunas teóricas del ecofeminismo Según nosotras y nosotros, no hay mucha más esencia femenina ecologista que esencia femenina pacifista, por ejemplo. El rol específico de las mujeres les es atribuido por la división sexual del trabajo en el seno de la sociedad y la familia burguesa. Una de las manifestaciones de su opresión es, en efecto, que asumen gran parte del trabajo de cuidados, a menudo de forma gratuita y que no son reconocidas socialmente como trabajo. Además, las mujeres aseguran globalmente el 80% de la producción de alimentos mundial. Las mujeres saben qué implica “cuidar a los seres vivos » Su saber en esta materia les da un papel de primer rango en la transición porque la humanidad precisamente se enfrenta a la necesidad de “cuidar” (el resto) de la naturaleza y una gran parte de la población-en especial en el mundo desarrollado y urbano-no sabe cómo hacerlo. Pero este rol de las mujeres solo se puede valorar en el interés de todos si su opresión es reconocida y combatida. Esto pasa por la lucha autónoma de las mujeres en defensa de la igualdad de derechos en la sociedad en general, por la aplicación del principio “a igual trabajo, igual salario” en el mercado de la mano de obra y el reparto de las tareas domésticas. En ese sentido, los ecosocialistas mantienen un combate feminista. La cuestión del sujeto El tener en cuenta el papel específico de las mujeres plantea otra cuestión que quiero abordar antes de esbozar la conclusión. En muchos aspectos, se trata de una cuestión decisiva para el ecosocialismo: la del “sujeto” de la transformación social. Generalmente, los teóricos del socialismo consideran que la clase obrera –es decir, no solo los obreros fabriles sino todos aquellos y aquellas que están en la obligación de vender su fuerza de trabajo por un salario- es EL sujeto que arrastra después a la pequeña burguesía y a todas las capas oprimidas. Este rol central en cuanto clase revolucionaria se desprende de su lugar en el modo de producción: en efecto como la clase más explotada, la clase obrera no tiene otra perspectiva histórica posible que la gestión colectiva de los medios de producción para satisfacer las necesidades sociales democráticamente determinadas. Este análisis tradicional engendró después la idea de que la clase obrera juega en todas las épocas y en todos los lugares el papel de vanguardia “objetivamente”, aunque no tuviera conciencia de ello. Sin embargo, la lucha en defensa del clima deja ver una realidad completamente diferente: en la primera líneas se encuentra el campesinado, el campesinado sin tierra, los pueblos indígenas y las comunidades en lucha contra los proyectos mineros , forestales o de infraestructura que destruyen su entorno. El hecho de que capas sociales distintas a la clase obrera en sentido estricto jueguen un papel de vanguardia tiene precedentes. La juventud, por ejemplo, a menudo sirvió de detonador para luchas que revelaban una situación social o política insoportable y arrastraban a la clase obrera a salir de su relativa pasividad. Mayo del 68 francés, o la represión de la “noche de las barricadas” en el Barrio Latino desencadenó una huelga general de diez millones de huelguistas, es un ejemplo clásico de esta interacción entre capas y clases sociales. Hay muchos otros. Sin embargo, a lo que nos enfrentamos actualmente en el frente del medio ambiente es diferente y la imagen del detonante no permite aprehenderlo. Un detonante cumple una función temporal: provocar la explosión. Pero frente al cambio climático, vemos luchas constantes del campesinado, de los pueblos indígenas y de las comunidades desde hace muchas décadas y esas luchas, hasta el momento, no han hecho explotar nada de nada en la clase obrera. Por tanto, el problema es más profundo. No se trata simplemente de una “discordancia de tiempos”, de una diferencia entre los ritmos de concienciación de diferentes capas y clases sociales. La explicación es relativamente sencilla. Cuando los campesinos y campesinas luchan contra el agronegocio, cuando los pueblos indígenas luchan contra la apropiación de los bosques como pozos de carbono o como fuente de biomasa, cuando las comunidades luchan contra los proyectos extractivistas que destruyen su espacio de vida y sus recursos…, estos combates por las reivindicaciones inmediatas a favor de condiciones de vida de los grupos afectados, coinciden directamente con lo que debe hacer para salvar el clima. La situación de la clase obrera es muy diferente. En efecto, sobre todo en el contexto actual, en el que la clase obrera está debilitada, desorientada ideológicamente y a la defensiva, las reivindicaciones más inmediatas que plantea espontáneamente para defender sus condiciones de vida, no coinciden con lo que se debe hacer para salvar el clima o más bien con lo que lo desestabiliza. Para crear o salvar empleos, por ejemplo, la mayoría de trabajadoras y trabajadores espera la ampliación de la producción, un relanzamiento económico del capitalismo, nuevas empresas. Por más que sea una ilusión creer que esto reabsorberá el paro, no impide que esta ilusión se imponga a primera vista como la respuesta más lógica y la más fácil
de poner en marcha. En algunos sectores contaminantes amenazados, como las fábricas de carbón de Polonia, los sindicalistas incluso llegan a poner en duda el cambio climático porque lo consideran una amenaza para su empleo. La lucha contra el paro, el reto principal ¿Cómo se puede hacer frente a este problema? Los ecosocialistas intentan responder proponiendo reivindicaciones que responden al mismo tiempo a las necesidades sociales del mundo del trabajo y a las necesidades ecológicas (especialmente, la reducción drástica y rápida de las emisiones de gas de efecto invernadero que es indispensable para estabilizar el sistema climático). Simplificando, nos desmarcamos a la vez de los ecologistas que piensan que los impactos sociales de las medidas medioambientales que hay que tomar son un problema secundario y de los sindicalistas que estiman que la prioridad es social, que el medio ambiente es un problema de ricos del que ya se ocuparán más tarde. Estas dos estrategias nos parecen condenadas de antemano. La lucha contra el paro es la principal angustia del mundo del trabajo (condiciona el nivel de los salarios, a organización del trabajo, la defensa del sistema de protección social…). Los ecosocialistas ponen por delante una respuesta general que se articula en tres niveles: · L a extensión del empleo público no deslocalizable (especialmente mediante grandes planes públicos de renovación energética de los edificios, de transformación del sistema energético y la sustitución de todo el parque automovilístico por sociedades públicas de transporte colectivo) insistiendo sobre la descentralización y sobre el control democrático para las personas usuarias y trabajadoras; · La reconversión colectiva, bajo control obrero, de las personas trabajadoras de las empresas inútiles o nocivas (en primer lugar, la industria armamentística y la industria nuclear, pero también la del automóvil, la petroquímica, etc.) hacia otros sectores de actividad; · La reducción radical de la jornada laboral sin pérdida de salario con contratación compensatoria y reducción de los ritmos de trabajo , para trabajar todos, vivir mejor y despilfarrar menos. Esta última reivindicación nos parece de una importancia estratégica suprema. En efecto, como ya lo ha había destacado Marx, se trata a la vez de una demanda social por excelencia y del medio por excelencia con el cual “el hombre social, los productores asociados” pueden “organizar racionalmente sus intercambios de materias con la naturaleza “actuando “de la manera más conforme con la naturaleza humana” Frente al paro, solo un programa de este tipo es capaz de responder al doble desafío social y medioambiental; en particular, el climático. Su puesta en marcha necesita una orientación anticapitalista y apela a otras reivindicaciones que no detallaré aquí: la expropiación de los sectores de la energía y las finanzas -una condición sine qua non de la transición- por una parte, y una política a largo plazo a favor del desarrollo del empleo rural local, en la agricultura orgánica y el mantenimiento de los ecosistemas, por otra parte. Este programa solo puede conseguir influenciar en el movimiento obrero si se articula en el combate de la izquierda combativa contra los aparatos dominados por el social liberalismo o por otras corrientes burocráticas. En efecto, la perspectiva de los aparatos consiste, generalmente, en acompañar la transición energética tal como es concebida por el capitalismo (una transición que en absoluto responde al objetivo de la sostenibilidad, pues es demasiado lenta y reducida principalmente a lo nuclear, a los agrocarburantes y a la captura-secuestro del carbono) pidiendo solamente que esta transición sea justa/4. Por eso, los ecosocialistas incitan a los movimientos campesinos, a los pueblos indígenas y a las comunidades a establece vínculos y a buscar convergencias con la izquierda en el seno de los sindicatos. Dejarse de generalidades para avanzar en un programa de propuestas concretas bien argumentadas para la transición energética y social, por ejemplo a nivel europeo, constituye para mí el principal desafío que los ecosocialistas deben tratar de poner en pie. La tarea es más ardua porque no es suficiente remplazar las fósiles por las renovables: visto el retraso que se han tomado los gobiernos desde hace 30 años, las emisiones de gas invernadero deben reducirse tan intensamente y tan rápido que no se puede hacer sin disminuir la producción material y los transportes/5. Cada cual comprenderá que esta obligación complica todavía más la respuesta ecosocialista al desafío del empleo. El ecosocialismo, un concepto abierto El ecosocialismo puede resumirse como una voluntad de hacer convergir las luchas sociales y medioambientales a partir de la comprensión de que la austeridad y la destrucción ecológica son las dos caras de la misma moneda: el capitalismo productivista. Definido de forma que se trata de un concepto abierto, susceptible de derivaciones estratégicas y programáticas diferentes. De hecho, hoy existen diversas variantes de ecosocialismos.. La variante que yo he presentado, podría definirse de marxista, revolucionaria, feminista e internacionalista. Hay otras y no pretendemos el monopolio, solamente un debate más amplio. 22/04/2015 http://www.lcr-lagauche.org/les-cha-de-lecosocialisme-revolutionnaire/ *Daniel Tanuro: Militante de la LCR en Bélgica y de la IV Internacional. Notas: 1/ La naturaleza pone gratuitamente a su disposición del capitalismo, lo que explica el apetito del capital de las explotaciones mineras, de los bosques naturales, o las reservas de pesca- sobre todo en periodo de recesión o cómo lo que se llama extractivismo atrae los capitales en caída de beneficios . 2/ La ironía de la historia es que el que intentó en parte aplicarla visión de Trotsky fue… Stalin cuando sopeso el proyecto de cambiar el curso de los ríos siberianos del Norte hacia el Sur para irrigar Asia Central… 3/ Recordemos que para tener un 60 de posibilidades de no sobrepasar 2º C de aumento de la temperatura en relación a era preindustrial, es necesario que dos tercios a cuatro quintos de las reservas fósiles no sean explotadas jamás. 4/ Un ejemplo muy claro de esta estrategia de acompañamiento es la opción de la mayoría de las organizaciones sindicales francesas de no contestar la sector nuclear 5/ Los escenarios de transición hacia un sistema al 100% de renovables que se pretenden compatibles con el crecimiento del 2 al 3% anual no tiene en cuenta que la energía fósil necesaria para la transformación de las renovables y los trabajos de mejora de la eficiencia energética de los edificios y de las emisiones que provocan.
Año 9 | # 44 | Mayo 2015
Bandera
Socialista
Organo de prensa del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Sección mexicana de la Cuarta Internacional www.prt.org.mx
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ESTADO DE IMPUNIDAD, Y NOCHE DE IMPOTENCIA Gabriela Corona El día 23 de abril a las 6 de la tarde en las cercanías de plaza sendero en el municipio de Chalco Estado de México, una joven de 20 años de edad saliendo de su cita de entrevista de trabajo en esta misma plaza, vivió una de las peores experiencias que un estado de impunidad, complicidad y simulación pueda permitir que suceda. Al rededor de las 6:05pm al caminar por el estacionamiento saliendo por la parte trasera de la plaza, 4 tipos que se encontraban al interior de una Hommer estacionada en la cercanía con música y bebidas alcohólicas(sin conocimiento de las placas hasta ahora), comenzaron a amedrentar verbalmente a esta chica, después de eso se bajaron y comenzaron a forcejear con ella, como pudo la chica se defendió forcejeo con ellos hasta que entre los cuatro la subieron, después de esto la tuvieron dando vueltas durante varias horas desde las 6:10pm hasta las 12hrs. Al interior de la camioneta la chica fue golpeada, amedrentada, asaltada, vejada sin poder bajar ni gritar, pues los tipos la obligaron a tomarse un estupercaciente que la dejo a merced de ellos. Así mismo la obligaron a quitar la contraseña de su celular y observaron sus fotos, hasta enviaron mensajes por medio de su número a sus familiares y conocidos que tenía ahí registrados. Al rededor de las 12 Hrs la chica después de haber perdido la conciencia durante un tiempo recuerda ser bajada de forma abrupta en una de las colonias más peligrosas en ixtapaluca (chocolines), de ahí y como pudo le marco a una de sus amigas que vivía mas cerca, ya que su familia vive hasta santa Marta acatitla y del lugar
estaban a una hora. Una media hora después se comunica vía mensaje para decir que “esta bien, pero no tan bien y que regresaría a casa”. Esa chica es mi hermana, a quien vi un día después de lo sucedido, con quien no tuve comunicación desde la noche anterior hasta su mensaje en la madrugada y de ahí a medio día. No es casual lo sucedido, justo en esa plaza hace no mas de 3 meses se registro un feminicidio al interior de una tienda de zapatos, y en la cercanía de la plaza se han registrado por lo menos 10 levantamientos forzados de los cuales 5 han terminado en feminicidio, todos de mujeres que salen de trabajar del lugar o van por simple diversión según versión del propio MP. Ixtapaluca es el 3er municipio con más alto índice de feminicidio en su entidad, con un modus operandi similar a lo que le sucedió a mi hermana, y hasta ahora según agentes de MP “lo único que la salvo de la muerte, fue que ella tuvo una actitud sumisa ante los tipos, que lo que han encontrado en este patrón es que cuando las chicas luchan por escapar las terminan matando y abandonando en las orillas de la carretera Chalco o Texcoco”, así con ese gran cinismo es como el sistema argumenta y solapa las conductas de muerte de los agresores que al final como en otros casos ya más avanzados no pueden hacer mucho por que son hijos de funcionarios o amigos de, o hijos de narcotraficantes de la zona oriente del Estado de México. Durante la declaración en la tarde y mi visita en la madrugada para levantar el acta por desaparición
(antes de lograrme comunicar con ella), las preguntas de ley fueron, ¿que hacía ahí? ¿Cómo iba vestida?, ¿Por qué la dejaron ir sola?, ¡que tal que no esta desaparecida y solo se fue con el novio! Como si alguno de estos hechos justificara de alguna forma que mi hermana no llegara a casa y la hubieran lastimado, como si hubiera sido suerte y no un dolor muy grande haberla perdido por horas sin poder hacer mucho, como si lo que ella vivió se lo hubiera buscado por no quedarse en casa, y salir a buscar trabajo. Nunca antes había vivido tan de cerca el estado de impunidad en medio de un dolor asfixiante, donde la paciencia es una necesidad ante tal naturalización de la violencia contra la Mujer, a pesar de ello he de decir encontré sus excepciones, pero eso, solo fueron excepciones y no la regla para la atención de casos de desaparición forzada y feminicidio. Como yo en esa madrugada había otras dos familias que tenían registradas otras dos chicas quienes aún no habían llegado a su casa, y por lo que supe una de ellas nunca llego. El tramite resultó muy tardado, y si el nombre de la chica no estaba en las listas de heridas, accidentes o detenidas, prácticamente no hacían nada, solo te decían, “pues si ya saben que esta feo por aquí, por que las dejan salir”. Eruviel Ávila dice que hay cosas mas importantes que resolver en el Estado de México que el feminicidio, yo le digo, en una noche
hubo registradas 3 chicas entre ellas mi hermana quienes fueron violentadas y sustraídas de su vida cotidiana, tres chicas en una sola noche, donde solo hubo 2 detenidos por faltas administrativas , uno por venta de drogas, y 3 accidentes. Es evidente que el estado es cómplice y que sus instancias existen solo para seguír argumentando a favor de el o los agresores antes de la atención, apoyo e investigación hacia el caso de la víctima. Hay mucho por hacer, lo importante es formar redes, organizarnos, parar esta ola de violencia que solo sirve para castigar el hecho de querer desemvolverse en la vida pública, y que al estado no le importa para nada que las mujeres logremos esto.
¡¡¡Ni una mas, ni una menos!!! ¡¡¡Sigamos luchando contra el feminicidio!!! ¡¡¡No al estado de simulación e impunidad!! Circulo de estudio sobre feminismo y marxismo “las voces de Lilith” A 26 de abril de 2015